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Libro(PDF): Hacia la integralidad de la formación: Sistematización de experiencias en el SENA (Vol. 2)

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Aprender con otros. La sistematización como camino de investigación en el SENA, nace de la necesidad de recuperar desde la investigación la riqueza de las prácticas pedagógicas de las y los instructores a través de la producción del conocimiento crítico que emana de la práctica y las experiencias vividas en sus ambientes de formación. La sistematización de experiencias es una herramienta fundamental que permite contar lo vivido en la ejecución de la formación entre instructores, aprendices, familias, emprendedores, empresarios y la comunidad en general, empoderando al instructor para que se atreva a escribir y reflexionar sobre su práctica pedagógica desde una impronta de transformación en los territorios.

Autoras(es): Diego Fernando Borja Montaña. [Presentación]

Carlos Zambrano Martínez. María Teresa González Pastas. Irma Esperanza Zambrano Silva. Edinson Banguera Mairongo. María Consuelo Castillo Lineros. Jonathan Rivera Suescún. Jorge Eliécer Cerón Calderón. Martha Patricia García Ortiz. Silvia Archbold Livingston. Ligia Inés Arango Ramírez. John Freddy Franco Yela. Yamile Camacho Rubiano. Fernando Franco. [Autoras y Autores de Capítulo].

Editorial/Edición: CLACSO. SENA. CEDALC.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 78-987-722-918-9

Idioma: Español

Descarga: Hacia la integralidad de la formación: Sistematización de experiencias en el SENA (Vol. 2)

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2373&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1546

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Libro (Pdf) Geografías del Conflicto: Crisis Civilizatoria, Resistencias y Construcciones Populares en la Periferia Capitalista

¿La pandemia de hoy o el capitalismo de siempre

Fuentes: Tierra viva/Laura Álvarez Huwiler

Nuevo libro: «Geografías del conflicto». Compilado por Daiana Melón y Mariana Relli Ugartamendía, aborda desde la pandemia al modelo agropecuario, de los humedales a la crisis habitacional, la crisis civilizatoria y las construcciones de alternativas populares. Material de libre descarga, compartimos uno de los quince capítulos.

“En esta confluencia de crisis sociales y ecológicas, ya no podemos permitirnos ser poco imaginativos; no podemos permitirnos soslayar el pensamiento utópico. Estas crisis son demasiado serias y las posibilidades demasiado avasallantes como para ser resueltas con las formas tradicionales de pensamiento, que son justamente las productoras de estas crisis”, escribía Murray Bookchin en 1972, sin haber vivido la actual crisis sanitaria desatada por el virus Covid-19. Quizás no imaginó específicamente esta pandemia, pero sí previó, como otras y otros ecologistas, las brutales consecuencias de un accionar cada vez más avasallante y destructor que como sociedad estamos teniendo sobre la naturaleza.

El 2020 ha sido, hasta ahora, aunque con diferencias dependiendo el lugar, un año trágico para la humanidad entera: colapsos de los sistemas de salud, muertes, encierro y la consecuente pérdida de socialización para personas adultas y jóvenes, una crisis económica mundial sólo comparable con la crisis del treinta, con sus correlatos de mayor desigualdad, desocupación y pobreza, por mencionar sólo algunas de las consecuencias más inmediatas de esta pandemia.

Según la propia Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Amina J. Mohammed, “entre 70 y 100 millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza extrema; 265 millones de personas más podrían enfrentar una grave escasez de alimentos a fines de este año, y se estima que se han perdido 400 millones de puestos de trabajo, por supuesto, afectando de manera desproporcionada a las mujeres” [1].

A pesar de los diferentes análisis que pueden encontrarse sobre el origen y desarrollo de la pandemia del coronavirus, gran parte de los científicos y las científicas, incluso los de la “ciencia hegemónica”, coinciden en que es innegable la relación causal entre esta pandemia y los problemas causados por la destrucción de la biodiversidad [2]. Y esta destrucción de la biodiversidad existe gracias a una forma particular que cobra la escisión entre la sociedad y la naturaleza en el sistema capitalista. La sociedad capitalista no solo reproduce una objetivación de la naturaleza previa a este sistema, sino que además la mercantiliza, es decir, la convierte en recurso económico, elegantemente denominado como “recurso natural”.

Hoy más que nunca, debido a las visibles consecuencias de la actual pandemia, debemos cuestionar esta conversión de la naturaleza en recurso económico, como lo viene haciendo el movimiento socioambiental en las luchas en defensa de los bienes comunes. Pero esta mercantilización de la naturaleza, sin embargo, no es un hecho aislado, sino que es parte de la maquinaria irracional de producir, vender y consumir que en este sistema tiene como fin principal la generación de la rentabilidad capitalista.

Como parte de esta maquinaria irracional, por un lado, los gobiernos, los grandes laboratorios y las universidades vienen persiguiendo, desesperadamente, la vacuna contra esta enfermedad. Aunque, “si este tipo de pandemias echa raíces en las tramas de la producción capitalista, ¿cómo puede una vacuna ser la solución que todos esperamos?”, se pregunta Rob Wallace, investigador en la Universidad de Minnesotta [3].

Por otro lado, en simultáneo, los gobiernos buscan una solución inmediata que revierta la crisis económica que estamos atravesando, como la desesperada búsqueda de inversiones por las cuales los Estados capitalistas compiten, promocionando actividades rentables para las grandes empresas del mundo. Entre estas actividades se encuentran las causantes de un cambio ambiental global, es decir, las responsables de estas pandemias. Y, además, son causantes del cambio climático que ya está generando tantos o más desastres que el propio coronavirus, con sequías, deforestación e inundaciones, por mencionar sólo algunos de sus efectos.

Por lo tanto, cualquier salida que busquemos para terminar con las pandemias, deberá generar cambios profundos en la forma de producción, y, a su vez, debemos discutir quién decide qué y para qué producimos como sociedad. Tendremos que cuestionar si lo define la rentabilidad capitalista o las necesidades de las poblaciones. Pero, además, deberemos reflexionar sobre cuáles son las necesidades de la población, porque en el capitalismo no solo las cosas se fetichizan, sino también nuestras necesidades. Éstas, digamos, adquieren vida propia. Así, por ejemplo, se naturaliza la necesidad de producir por producir y consumir por consumir, transformando a “crecer o morir” o a “comprar o morir” en máximas de la sociedad actual, tal como decía Bookchin (1972).

Para terminar con este mundo de pandemias, entonces, no basta pensar cómo haremos para abastecer todas nuestras necesidades, sino que también debemos cuestionarnos acerca de nuestras propias necesidades.

Sin embargo, sólo podrán impulsar un cuestionamiento de este tipo sujetos libres para elegir sus necesidades, no para elegir ofertas en tiendas de supermercado; sujetos libres para modificar una forma de producción generadora de pandemias y, antes que nada, para modificar la finalidad de esa producción.

Pero lejos de una búsqueda de soluciones profundas, se nos presentan cotidianamente propuestas de salidas falsas a este problema, sean mágicas o simplemente superficiales, como lo son las que impulsan bonos verdes, energías limpias, explotación de la naturaleza en manos de empresas estatales, entre otras.

Una solución profunda no puede reducirse a una discusión de quiénes y cuánto tienen que pagar por destruir la naturaleza, desforestar, verter líquidos contaminantes o agrotóxicos en ríos. Es decir, esta solución no puede limitarse a impulsar políticas que busquen que los precios incorporen el costo de las “externalidades”.

En otras palabras, no se trata de plantear impuestos, propuesta histórica neoliberal, aunque ahora se vista con camisas progresistas. Su ya vieja y conocida proclama de “el que contamina paga” significa determinar un precio para la destrucción de la naturaleza y de nuestros cuerpos. De todos modos, incluso introduciéndonos en la lógica de los profetas de los impuestos verdes y sus amigos desarrollistas, surge el interrogante de cómo calcularían, a la luz de la situación actual, es decir, de una crisis económica y social sin precedentes, los “costos” en cuestión.

Tampoco puede restringirse la solución a una propuesta de “energías más limpias” llevadas adelante por una sociedad irracional, que las transformará en nuevos mercados para el capital. Las propuestas mágicas de un “capitalismo verde” no pueden ser la consigna de quienes busquen una solución real a este mundo de pandemias. Porque aquella irracionalidad, así como la objetivación de la naturaleza y del trabajo humano en tanto recursos para la rentabilidad, son inseparables de la esencia del sistema capitalista en el que vivimos.

Mucho menos puede reducirse a una discusión sobre si la explotación y destrucción de la naturaleza debería hacerse de forma privada –sea ésta con capitales nacionales o extranjeros–, estatal o mixta. Es decir, no importa quién destruye la biodiversidad, sino la destrucción misma. Así como no importa si quien explota a las trabajadoras es un capitalista bueno o malo, si nació en la Patagonia o en Alemania. La destrucción de la naturaleza y la explotación del trabajo humano no saben de banderas.

Por último, sobre todo no encontraremos la solución cuestionando el mal -o sub-desarrollo- que padecemos, ilusionándonos con un mejor o mayor desarrollo. Una ecología crítica no puede someterse a la promoción de un desarrollo sin más, sino que debe desnaturalizar la necesidad de ser una sociedad más y más productiva, es decir, desfetichizar la necesidad de producir de forma eficiente como objetivo en sí mismo, porque la “productividad” así como las “necesidades humanas” no pueden desprenderse del contexto social en el que surgen.

La productividad -o eficiencia- en el capitalismo se nos impone como imperativo, como meta para alcanzar un desarrollo que la sociedad ya no se cuestiona. Y la productividad en el sistema actual implica, en un país como Argentina, la necesidad de producir más commodities para exportar o para atraer inversiones extranjeras. Y, entonces, por ejemplo, para que la minería tenga una producción eficiente, sea más productiva y, por lo tanto, genere más divisas, tendrá que dinamitar montañas y utilizar grandes cantidades de agua y energía, contaminar ríos, es decir, generar “externalidades”, o sea, destruir la naturaleza [4].

Tampoco la agroindustria podría ser más productiva en este mundo dominado por la competencia y la rentabilidad capitalista dejando de utilizar agrotóxicos que generan, entre otras consecuencias, contaminación en los suelos y en los cuerpos de las personas, es decir, otras “externalidades” [5]. Por lo tanto, la búsqueda de una mayor productividad en este mundo gobernado por la rentabilidad capitalista, solo puede traducirse en más despojo y destrucción de la naturaleza. Pero no necesariamente porque todos los empresarios o los gobiernos estén ansiosos por contaminarnos, sino porque esta es la manera de hacerlo en un mundo irracional gobernado por la rentabilidad.

Por lo tanto, en lugar de ilusionarnos con regresar a esa “normalidad” que causó esta pandemia mundial, deberíamos detenernos a observar que cuando la máquina de producir, comprar y consumir se frenó como resultado de la cuarentena, se produjo una caída sin precedentes de la emisión de dióxido de carbono (CO2), una de las principales causantes del cambio climático. Por un momento, la naturaleza respiró, vimos más pájaros y más estrellas. Pero solo por un momento. Porque nuestros gobiernos no están frenando la maquinaria para pensar si podemos como humanidad producir de otra manera, para repensar nuestras necesidades reales y para que pensemos en cómo usar esa capacidad de enfrentar, dominar y destruir a la naturaleza, en reconstruir creativamente una nueva forma de reconciliarnos con ella.

Pero no hay tiempo para estas reflexiones, porque tenemos que pagar la deuda, salir de la crisis, buscar inversores, exportar, destruir montañas, contaminar aguas, incendiar bosques, destruir humedales para producir soja, impulsar proyectos de criaderos industriales de cerdos a gran escala, aunque puedan generar nuevas zoonosis y más. Eso nos dicen los gobiernos y eso es lo que están haciendo para buscar una “reactivación económica”. Es decir, volver a una, y quizás más fuerte, “normalidad” a la cual, como decía una pared de Hong Kong, no podemos retornar porque la normalidad era precisamente el problema.

Pero mientras empresarios y gobiernos buscan nuevos negocios pandémicos, en nuestra contradictoria sociedad se generan voces críticas, etiquetadas por los de arriba como “antidesarrollistas” o incluso “ecoterroristas”. Voces algunas sueltas y otras organizadas en asambleas, que se atreven a cuestionar los “bellos” discursos desarrollistas; que comenzaron a defender lo que quizás aún no identificaban como “bien común”, porque éstos eran sólo “el bosque”, “el cielo”, “el río”, “el agua”; y hubieran seguido existiendo como tales si una empresa o el Estado no hubieran dicho “¡esto es mío, lo voy a destruir para hacer dinero!”.

Sólo a partir de ese momento, aquello que era parte de un “entorno natural”, esas montañas, esos ríos, esos bosques, ese cielo y esa agua, empiezan a transformarse en un proceso de defender lo común.

La idea de “bienes comunes” se opone entonces a la de “recursos naturales”, en tanto representación de la mercantilización de la naturaleza.

Pero no debe enfrentarse para generar una nueva objetivación de la naturaleza, es decir, en tanto lista de “objetos naturales, pero ahora comunes” como algo preexistente a las luchas socioambientales, sino, justamente, para desfetichizar esa objetivación de la relación de dominación, para ir destruyendo aquella relación de dominación como modo predominante de relacionarnos con la naturaleza.

En sus proclamas “contra el saqueo y la contaminación”, esas voces que se multiplican buscan discutir la necesidad de más desarrollo capitalista y defender su derecho a la autodeterminación, porque para solucionar los problemas de raíz, esas voces saben que debemos construir relaciones diferentes, tanto entre seres humanos como con la naturaleza.

Cuestionar la relación de dominación de la humanidad sobre la naturaleza se va aunando así con una lucha contra la propia dominación de una parte de la humanidad por otra. Dominación que, como la maquinaria de necesitar, producir, consumir y comprar, no nos es impuesta desde afuera, sino que la hacemos funcionar a diario como sociedad.

Por ello, no es casualidad que estas voces busquen el modo asambleario como otra forma de hacer política no jerárquica, como otro modo de tomar decisiones, aunque no sin contradicciones, no sin frustraciones, no sin tropiezos, no sin vicios propios “heredados” de una sociedad capitalista, por lo tanto, irracional, patriarcal y jerárquica. Ninguna forma asamblearia, ni defensa ecologista en este mundo puede desprenderse del todo, como las necesidades sociales, del mundo en el que nacen. Pero, ahora, la búsqueda de una sociedad verdaderamente libre, no jerárquica y racional, que pueda definir sus necesidades, se hace sumamente imprescindible. Porque sabemos las y los ecologistas críticos que, si la sociedad actual continúa con este proceso de destrucción de la biodiversidad, es muy probable que, lejos de dominar completamente a la naturaleza como pretendería la soberbia humana, ésta sea incapaz de sustentarnos como especie.

Descarga el libro aquí: https://muchosmundosediciones.files.wordpress.com/2021/05/geografias-del-conflicto-1.pdf

Referencias bibliográficas

Álvarez Huwiler, L. (2017). Minería, dinamismo y despojo. RELACSO, 10.

Bookchin, M. [1999, (1972)]. La ecología de la libertad. Madrid: Nossa y Jara Editores.

Schmidt, M. y Toledo López, V. (2018). Agronegocio, impactos ambientales y conflictos por el uso de agroquímicos en el norte argentino. Revista Kavilando, 10 (1), 162-179.

Notas

[1] Noticias ONU, “La recuperación de la crisis económica debida al Covid-19, a debate en la ONU”, 8/9/2020.

[2] Puede leerse en el informe elaborado por 22 especialistas en el tema, convocados por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas. https://ipbes.net/pandemics, 2020.

[3] El Salto, “Rob Wallace: Las vacunas pueden ayudar, pero hay que intervenir para que la Covid-19 no sea seguida de la Covid-20, Covid-21, etc.”, 16/11/2020.

[4] Para más información sobre las características que asumió la nueva forma de

producción minera a gran escala, puede leerse Álvarez Huwiler (2017).

[5] Para más información sobre las características del agronegocio y sus consecuencias ambientales y en la salud de la población, véase Schmidt, M., y Toledo López, V. (2018).

Laura Álvarez Huwiler. Investigadora del Centro de Investigación en Economía y Sociedad de la Argentina Contemporánea (UNQ) y Profesora en la UNAJ. Correo electrónico: lauralvhu@gmail.com

Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/la-pandemia-de-hoy-o-el-capitalismo-de-siempre/

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Libro (PDF): Los rostros de la migración cualificada: Estudios interseccionales en América Latina

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

 

Considerar las trayectorias vitales y académicas de los/as sujetos/as de investigación desde lo interseccional y lo multidimensional permite abordar con una mirada crítica tanto el estudio de las políticas públicas de atracción de personal altamente cualificado, como los programas universitarios de internacionalización de la educación superior que involucran los desplazamientos en la región por razones de estudio de una población joven. En este sentido, estas temáticas se abordan desde la discusión teórica sobre la pertenencia a clase social y la accesibilidad a programas de movilidad académica, y la construcción de categorías por parte del Estado y de las instituciones públicas que jerarquizan y clasifican a los estudiantes y sus trayectorias según su condición jurídica/migratoria. Es oportuno destacar y rescatar, para finalizar, que centrar nuestra mirada analítica latinoamericana en algunos desplazamientos cualificados invisibilizados nos ha permitido construir una agenda de investigación alternativa orientada a desarrollar una mirada epistemológica desde el Sur. En tal sentido, este libro constituye un paso más en el compromiso con los desafíos que actualmente plantea el estudio de la migración cualificada en nuestra región. De la Introducción

Autor: Claudia Pedone. Carmen Gómez Martín. [Coordinadoras]

Claudia Pedone. Yolanda Alfaro. Ana Inés Mallimaci Barral. Antonella Delmonte Allasia. Cecilia Jiménez Zunino. Isabel Izquierdo. [Autoras de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. CONICET. RMMCAL.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-862-5

Idioma: Español

Descarga: Los rostros de la migración cualificada: Estudios interseccionales en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2368&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1541

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Las Hurdes: de tierra sin pan a tierra de mujeres

El libro “Las Hurdes: Tierra de Mujeres”, publicado por la asociación AlmaHurdes y que va ya por la tercera edición, cuenta en primera persona las vivencias de las mujeres hurdanas de la generación que encontró Buñuel cuando realizó su famoso documental sobre la comarca extremeña.

“Nací en la provincia de Salamanca y en Ciudad Rodrigo me echaron al hospicio. De allí me trajeron a Riomalo de Arriba y me criaron de teta. El gobierno le daba una paga a las mujeres que criaban a uno de esos niños. Luego, la que quería se quedaba con él y la que no podía, porque tenía familia, lo devolvía al hospicio cuando lo destetaba”. Así comienza la historia de Melinda Martín Gil, una de las 27 protagonistas del libro “Las Hurdes: Tierra de Mujeres”. Melinda fue una de las que devolvieron al hospicio, aunque luego, a los dos años, volvió a ser recogida por otra familia hurdana convirtiéndose en lo que se conocía en aquella época (años 30) como niña pila de pan (pilos de leche para los lactantes). Melinda dice que tuvo suerte porque la madre que la crió la quería. Desde niña trabajó los helechos, como el resto de la familia, con el que se hacían las camas. Vivían de los huertos y de las cabras, durante la guerra siempre había castañas para comer. La vida era trabajar y los domingos, al llegar de pasar todo el día en el monte con las cabras, Melinda se preparaba y se iba al baile. Allí conoció a su marido con el que se casó a los 18 años. Después venían los hijos: “Las mujeres iban a recoger al niño. A mi Pili me la cogió Metria, una mujer que se fue a vivir para Miranda. A todos los demás me los recogió Juana. Ellas les cortaban la vida, los lavaban y los vestían. Tuve ocho partos en casa y todos nacieron bien”. Aunque el hijo más pequeño se le murió a los dos años de bronquitis, otro de sarampión a los tres años y su mellizo también de meningitis.

Era una vida sin relojes, Melinda dice que el primero que tuvo se lo trajo su hijo cuando se fue a trabajar a los pinos en Navarra. Ella nunca salió de Extremadura. Normalmente eran los hombres los que emigraban y las mujeres se quedaban en la casa a cargo de todo: la casa, los mayores, los huertos, los animales y los hijos.

Como este testimonio el libro recoge también el de Marina Mateos Sánchez, Emérita Martín Moriano o Mercedes Gordo Hernández, por citar solo algunos nombres. Todas ellas hurdanas nacidas entre los años 20 y 40, la generación de nuestras abuelas. Mujeres valientes que vivieron una vida que nos parece imposible ahora. En un territorio físico muy particular (“aisladas del mundo por montañas de difícil acceso, cubiertas de tupidos matorrales de brezo y jara“) y con unas condiciones socioeconómicas distintas de las que había en el resto del país.

Para las personas que nunca visitaron esta comarca extremeña, Las Hurdes se sitúa en el norte de la provincia de Cáceres, limítrofe con la provincia de Salamanca. En la actualidad viven en ella unos  6.000 habitantes distribuidos en 40 núcleos de población, muchos aún de la apicultura y otros tantos también del turismo. Que es un lugar mágico lo dijeron ya Lope de Vega, Unamuno, Buñuel y un sinfín de fotógrafos, músicos y pintores que se acercaron a Las Hurdes atraídos por una leyenda construida al amparo de la miseria del lugar y de la atracción poderosa que ejerce la naturaleza en las personas que allí habitan.

Miguel de Unamuno lo resumió en una frase: “Si en todas partes los hombres son hijos de la tierra, en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres”.

El libro

Pero como suele pasar con las leyendas, las mujeres quedaron olvidadas. Así nos cuenta Jesús M. Santos que surge la idea del libro ”Las Hurdes: Tierra de Mujeres“, un trabajo colectivo realizado por la asociación cultural AlmaHurdes: “ la frase de Unamuno ocultaba, tras el genérico “los hombres”, a quienes más han tenido que trabajar por la pervivencia de la comarca. Las mujeres la han mantenido viva y en pie. Los varones se vieron obligados en su mayoría a la emigración y a ellas les correspondió la atención de los hijos, de la casa, de los mayores, de los huertos y el ganado; hacían y acarreaban el carbón, recogían el estiércol de las caballerías para abonar el huerto… Ellas mantuvieron también las tradiciones y los valores de una vida de escasez y abnegación, e incluso, muchas veces, de pobreza”.

En sus más de 300 páginas se respira esa vinculación íntima de las mujeres con la tierra, una tierra áspera, poco fértil, con cultivos en bancales, cuyo trabajo había que combinar con el cuidado de las cabras y las abejas. Los testimonios están recogidos con mimo, Jesús dice que las mujeres colaboraron activamente en la corrección de los textos, y aunque recuerdan momentos de verdadera dureza, siempre transmiten una nota de buen humor y optimismo.

Aún así, como señala Jesús, la lectura del libro no deja lugar para la nostalgia: “ Se vivía mucho peor. Los mayores se sienten orgullosos de las generaciones más jóvenes. Hay algo, sí, que echan en falta: el compromiso con los vecinos, la actitud más proclive a la solidaridad y a la empatía. Incluso en este territorio tan concreto y reducido se alude al creciente individualismo, a cierto aislamiento, a la pérdida de un sentimiento de pertenencia a una comunidad más fuerte, intensa e íntima”.

Tierra con alma

Aunque el libro se centra en el testimonio oral de sus protagonistas, la inclusión de sus retratos, obra del fotógrafo alicantino José Benito Ruíz, permite acceder a la personalidad de las entrevistadas desde otra perspectiva. No fue tarea fácil, señala Jesús, “dado el carácter reservado de la mujer hurdana”. A la postre, y así se vio el día de la presentación del libro en Pinofranqueado, las mujeres se sintieron reconocidas, admiradas y queridas al ver sus retratos expuestos. La exposición que acompaña el libro, que estuvo en Cáceres hasta la semana pasada, ha tenido una muy buena acogida y ha generado buenos debates, no solo acerca del pasado de Las Hurdes sino sobre su identidad y proyección futura.

La asociación cultural AlmaHurdes trabaja ya desde hace unos años para dinamizar la vida cultural de la comarca. Formada por una veintena de voluntarios y voluntarias, organizan exposiciones, charlas y caminatas en la zona. Como dice el presidente de la asociación, Jesús M. Santos, “Las Hurdes son un territorio físico, pero también un espacio emocional cargado de símbolos con capacidad para dinamizar su reconocimiento e incluso su propia economía”.

Transformada por la reforestación y acosada por los incendios, esta tierra ha podido mantener la riqueza de su flora y su fauna. Algunos pueblos conservan pequeños núcleos de arquitectura tradicional, pequeñas viviendas levantadas con la técnica de la piedra seca, la superposición de pizarras sin argamasa, que caracterizan los espacios más representativos de aquella manera de convivir entre las personas y, con frecuencia, el ganado.

“Recorrer Las Hurdes en este tiempo es un ejercicio formidable para comprender la relación entre el ser humano y la naturaleza” – concluye Jesús-. “Ese es el elemento central que ha elevado a la comarca a la condición de símbolo, de metáfora de la España rural o vacía. La leyenda que ella ha suscitado se ha amplificado a través de los escritores, los artistas, los fotógrafos o los cineastas que la han recorrido y la han recreado para convertir ese territorio singular en un mito”.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/saltamontes/las-hurdes-de-tierra-sin-pan-a-tierra-de-mujeres

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Libro: Zona de Tumultos. Memoria, Arte y Feminismo (PDF)

Zona de Tumultos

Libro

Memoria, Arte y Feminismo

Nelly Richard

Richard, Nelly
Zona de tumultos: Memoria, arte y feminismo. Textos
reunidos de Nelly Richard: 1986-2020 / Nelly Richard. –
1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO,
2021.
Libro digital, PDF – (Legados)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-722-905-9
1. Arte. 2. Memoria. 3. Feminismo. I. Título.
CDD 305.43

 

«Me ha tocado seleccionar y ordenar los textos reunidos en esta colección editorial en tiempos que son de crisis y excepción. Pese a haberse visto interferido por la pandemia (el vaciamiento de las ciudades y el aislamiento de los cuerpos; el disciplinamiento social y la precariedad de las vidas indefensas), el espíritu de la revuelta social que estalló en Santiago de Chile en octubre de 2019 sigue activo como desborde, advertencia y promesa.»Nelly Richard p.9)

Descarga estas maravillosas Memorias, compiladas por su propia autora en este enlace: Zona-de-tumultos

Fuente de la Información: CLACSO – Novedad Editorial – Colección Legados

 

 

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Memorias de Venezuela N.º 76 Especial Bicentenario de la Batalla de Carabobo

Reseña:

La batalla entre los ejércitos de la República de Colombia y del reino de España en el sitio de Carabobo, hace 200 años, fue preparada mucho tiempo antes de dispararse el primer fusil el 24 de junio de 1821. Durante los meses previos, Simón Bolívar y su estado mayor habían planificado varias maniobras militares para dividir y restar fuerzas a sus adversarios.

Los republicanos no eran vistos ya como una facción sediciosa y rebelde, sino como un ejército organizado que defendía militarmente a una república. Bolívar trabajó para legitimarla políticamente, dotándola de instituciones para llevar a efecto los cambios que la sociedad reclamaba. Esto último no fue posible del todo: la esclavitud no fue abolida y los derechos políticos siguieron en manos de la élite, que legisló salvaguardando sus privilegios.

En este especial de Memorias de Venezuela dedicado al bicentenario de la batalla de Carabobo abordamos el contexto en que se dio: la escena internacional, el esfuerzo para dar identidad y leyes a la república de Colombia, y la voluntad bolivariana por la unidad americana.

Dedicamos un espacio a la memoria de la guerra vista no por quien la planifica, sino en la mirada de la padece en mayor medida. Finalmente, incluimos información para despejar dudas en torno a Carabobo con datos provenientes de fuentes históricas.

Autor(a): Centro Nacional de Historia

Editorial/Edición: Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno

Año de publicación: Mayo 2021

País (es): Venezuela

ISSN 1856-8432 Depósito Legal N.° PP200702DC2753

Idioma: Español

Descarga: Memorias de Venezuela N.º 76 Especial Bicentenario de la Batalla de Carabobo

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Libro (PDF): Narrar las primeras experiencias laborales : un aporte de maestros y profesores al conocimiento profesional

RESEÑA:  CLACSO

 

Las narrativas de este libro, encierran las vivencias de jóvenes docentes en sus primeros pasos en la vida profesional. Se agrupan en cuatro ejes temáticos: Atención a la diversidad, Vínculos profesionales en relación con alumnos, la familia y la institución, Derechos humanos y educación ciudadana y La construcción del rol docente. Ellas reflejan las emociones, las inquietudes, cuestionamientos y alegrías que conllevan los comienzos de la carrera, que como todos los comienzos no están exentos de dificultades.

Autor(es): Sallé, María Cristina – Compilador/a o Editor/a  Elgue, Mara – Compilador/a o Editor/a
Editorial/Editor: ANEP
Idioma: Español
País de Edición: Uruguay
Descarga: Libro (PDF): Narrar las primeras experiencias laborales : un aporte de maestros y profesores al conocimiento profesional
Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/
 

 

 

 

 

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