Ante los efectos de la pandemia y la crisis ecosocial, parece ineludible plantear un debate sobre la ciencia, para encontrar soluciones compartidas entre ciencia, política y sociedad.
¿Debemos confiar en la innovación tecnocientífica como solución a la crisis civilizatoria que afrontamos?
¿Nos arriesgamos a crear peligrosos espejismos que aumentan nuestra vulnerabilidad?
¿Es posible imaginar aproximaciones científicas mejores para la sociedad?
El binomio ciencia-técnica constituye uno de los grandes logros de la modernidad occidental. No obstante, en los últimos 50 años se está dando un cuestionamiento significativo de la ciencia en diferentes campos: desde la crítica, donde las preguntas planteadas a la ciencia sólo se pueden satisfacer si se reducen a un ámbito puramente técnico-científico, hasta el planteamiento de un enfoque más radical, holístico y probabilístico, que prevé más de una respuesta en función del contexto de referencia y teniendo en cuenta factores no científicos y rasgos como la incertidumbre.
En la actual era del Antropoceno, marcada por problemas complejos, una aproximación exclusivamente tecnocientífica, reduccionista y lineal parece cada vez más inadecuada para proporcionar las respuestas deseadas y apoyar soluciones regulatorias que puedan ser aplicables de manera efectiva, y socialmente aceptables.
Esta mesa redonda propone un diálogo entre voces expertas que ayuden a formular un diagnóstico sobre la situación de la ciencia, en cuyo seno parece cada vez más evidente la subordinación de los elementos científicos más puros a elementos más tecnológicos y por tanto, más comerciales, así como una crítica acerca de los peligros de la tecnociencia, convertida en uno de los principales factores responsables de la crisis ecosocial.
A todo esto, se añade el riesgo ligado al ilusionismo tecnológico, por la ingenuidad que comporta confiar en que lo que nos está amenazando también nos podrá salvar. Finalmente, sería deseable pensar colectivamente el modo en el que puede establecerse un diálogo constructivo y útil entre ciencia, política y sociedad.
Intervienen:
Salvador López Arnal, filósofo y activista. Autor invitado en el número 133 de Papeles y editor de la ponencia de Manuel Sacristán La función de la ciencia en la sociedad contemporánea.
Alfredo Caro-Maldonado. Doctor en biología celular e inmunología. Comunicador científico en @cienciamundana. Miembro del colectivo La paradoja de Jevons.
Zora Kovacic, investigadora y experta en Gobernanza y Ciencia Posnormal en la Universidad de Bergen (Noruega).
ISBN 978-987-722-831-1
CLACSO. Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Cuajimalpa.
Buenos Aires. Ciudad de México.
Abril de 2021
*Disponible sólo en versión digital
Karina Batthyány nos coloca ante una idea sencilla pero que implica una transformación cultural que avanza firmemente: la importancia del trabajo no remunerado dentro del hogar y el estatuto de las mujeres como trabajadoras por esas tareas, que arrastran un estigma histórico de desvalorización y naturalización. La pandemia del coronavirus puso en evidencia su valor fundamental para el funcionamiento de la sociedad y la economía. Para analizar la igualdad y el ejercicio de derechos puertas adentro de los hogares, Batthyány nos propone revisar el concepto de género, la división sexual del trabajo y el rol de la labor no remunerada en las sociedades capitalistas, con el propósito de avanzar juntos hacia la solución de una crisis de cuidados que toca a la sociedad como un todo.
Como alborotadora nata, Avital Ronell se sitúa ante un enunciado despreciado que, sin embargo, encabeza las listas de uso histórico del lenguaje: la queja. ¿Constituye este registro un error o un rasgo existencial de las condiciones de nuestro ser en comunidad? Desviándose hacia una zona minada del pensamiento, este ensayo filosófico se aferra a las expresiones derrotadas y deja que la queja, obstinada por naturaleza, haga girar su ronco motor. La biblioteca masa crítica pone a disposición de las y los lectores un conjunto de textos esenciales para interpretar las nervaduras del presente y desplegar las capacidades colectivas para transformarlo.
Autora: Avital Ronell.
Alejandra Castillo. [Presentación]
Editorial/Edición: CLACSO. TNI – Transnational Institute.
Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2350&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1507
El libro La asamblea de aula para la convivencia democrática participativa, de Julio Carozzo, nos invoca a reflexionar sobre dos aspectos. El primero, sobre la existencia de una realidad educativa jerárquica, autoritaria, vertical, domesticadora y de la posibilidad de propiciar en nuestra práctica profesional, un clima de convivencia democrática y participativa que genere estudiantes activos, analíticos, reflexivos y críticos de esta realidad. El segundo, tomar la decisión de implementar prácticas y estrategias innovadoras orientadas a la consecución de climas de convivencia democráticos y participativos; aun cuando las posibilidades de éxito sean mínimas, el que lo hagamos es el inicio de la visión de una nueva educación.
Autor(es):
Carozzo Campos, Julio Cesar
Editorial/Editor:
Universidad de Ciencias y Humanidades, Fondo Editorial
El director iraní utiliza a auténticos niños de la calle para denunciar que no tienen acceso a la educación
Una premiada historia que se estrena este viernes, 14 de mayo
Unos niños buscan un antiguo tesoro en el sótano de su escuela. Este argumento, que podía ser una película de los Goonies, cambia mucho en manos del director iraní Majid Majidi (Teherán, 1959), ya que los protagonistas son niños que trabajan en la calle y cuya única esperanza de futuro es encontrar ese tesoro… o conseguir una educación que les ayude a salir de la pobreza.
“No hay nada más importante que los niños porque son el futuro de cada sociedad, de cada país –nos cuenta el director por videoconferencia-. Si invertimos en los niños tendremos un país mejor y con más posibilidades de futuro. Pero si no lo hacemos nos espera una sociedad sin identidad”.
“Los niños son los principales recursos de un país –añade-. Son mucho más importantes que los recursos naturales como el petróleo. Y si no cuidamos de esos niños vulnerables, si no les prestamos la atención necesaria, nos enfrentaremos con una generación destruida”.
Una gran historia premiada en Venecia y que figuró entre las 15 cintas preseleccionadas para el Oscar a la mejor película de habla no inglesa 2021. Se estrena este viernes, 14 de mayo.
Buscan un tesoro y encontrarán una educación
La película está protagonizada por Alí, un niño de 12 años y sus tres amigos que trabajan en un garaje y cometen delitos menores para sobrevivir y ayudar a sus familias. Un día reciben el encargo de encontrar un tesoro oculto bajo tierra al que solo se puede acceder por el sótano de la Escuela del Sol, una institución caritativa que intenta educar a niños de la calle, así que Alí y sus amigos deciden matricularse para poder buscar ese tesoro.
La película está basada en la realidad –asegura Majid-. La idea se me ocurrió cuando visité una escuela en el sur de Teherán creada por una ONG y dirigida a aquellos niños que están obligados a trabajar por su situación familiar. Y que es su única oportunidad para estudiar. Conocí de cerca a esos niños y quise hacer pública su situación para ver si conseguimos que haya más colegios para ellos”.
Destacar la habilidad de Majidi para mezclar esta dura realidad con la aventura de esos niños que buscan el tesoro. “La aventura también es una realidad para estos niños -asegura-. No es que yo la haya añadido, sino que la propia vida de esos chavales está llena de emoción, de aventuras, de altibajos… son niños que están trabajando y para ellos cada día es una aventura. Esa parte de la aventura es inseparable de sus vidas”.
Fotograma de ‘Los hijos del sol’
150 millones de niños trabajando en el mundo
Majid Majidi destaca que el trabajo infantil es un problema universal: “Según fuentes oficiales hay 150 millones de niños trabajando en todo el mundo. Si no lo solucionamos en 10 o 20 años nos enfrentaremos con una crisis, con una catástrofe mundial. Porque pueden convertirse en delincuentes o ser atraídos por grupos terroristas como el Daesh o similares. Esos grupos terroristas siempre buscan nuevos miembros dentro de esos niños que no tienen nada. Como artista sentí la necesidad de ayudar a esos niños vulnerables, convertirme en su voz para intentar resolver sus problemas. Mi prioridad es el mundo infantil”.
“Por eso –añade-, con que un solo niño no pueda ejercer su derecho a estudiar ya es demasiado. Y por desgracia hay muchos sin acceso a la escolarización. Esos niños obligados a trabajar se privan de la educación porque no hay muchos colegios especiales, como el de la película, que les den esa posibilidad de estudiar y trabajar. Además, después de trabajar pierden la motivación y no tienen fuerzas para ir al colegio”.
“A menos –continúa- que haya iniciativas como la escuela que mostramos en la película. Una escuela que es diferente, porque les proporciona tres comidas al día, les ayuda en sus asuntos sociales y sanitarios. No es solo una escuela para estudiar, sino que también les ayuda en otros muchos temas, porque la mayoría de ellos han perdido a sus padres o están en la cárcel.
“Conseguir que haya más escuelas de este tipo puede ser la única esperanza que estos niños tengan de estudiar” -concluye el director-.
Los protagonistas de ‘Los hijos del sol’
De niños de la calle a actores famosos
Majid Majidi lleva denunciando estos problemas desde Niños en el paraíso (1997), protagonizada por dos niños pobres que pierden los zapatos y no se atreven a contarlo a sus padres. Una gran película que fue nominada al Oscar.
Los actores de Hijos del son niños reales que trabajaban en la calle o vendiendo cosas en el metro. “Los elegí entre 4.000 chavales porque solo ellos podían transmitir su situación -asegura-. Los primeros días no podían creerse lo que les estaba pasando. Pensaban que era un sueño. Porque se les había humillado tanto, se habían aprovechado tanto de ellos, les habían quitado tantas cosas, incluida su propia identidad, que no creían en nada ni en nadie”.
Por eso –continúa- para mí era un reto ganarme su confianza. Pero con el paso del tiempo descubrimos sus talentos y han ganado grandes premios, no solo en Irán sino también en todo el mundo. Por ejemplo, el protagonista, Rouhollah Zamani, ganó el premio a la mejor interpretación masculina revelación en el pasado Festival de Venecia. Ahora es una estrella en Irán y está rodando una serie de televisión”.
“Los niños afganos también han tenido mucho éxito –añade-, y si no fuera por el coronavirus ahora testarían rodando otras películas, porque han recibido varias propuestas”.
“Pero lo más importante -concluye- es que devolvamos la confianza a esos niños, demostrarles que no sobran en la sociedad. En el futuro pueden ser ingenieros, médicos, actores… Y espero que el estreno de esta película en todo el mundo, ayude a que descubramos ese tesoro que son estos niños y su importancia para el futuro en todos los países”.
Fotograma de ‘Los hijos del sol’
La difícil situación de los refugiados afganos
Varios de los niños protagonistas de la película son refugiados afganos. “Cada día hay más inmigrantes afganos en Irán y cada vez tienen más problemas –asegura Majid-. Pero mientras su país siga sufriendo esa inseguridad, es un problema con difícil solución. La presencia de EE.UU. en Afganistán tras los atentados de 2001 y la posterior creación de grupos terroristas que combaten contra esas tropas norteamericanas han aumentado la inseguridad y el flujo de inmigrantes afganos hacia Irán”.
“Son gente que huye de la guerra y de la pobreza –añade-. Hay entre seis o siete millones de afganos en Irán y la mayoría han llegado de forma ilegal. Eso se ha sumado a los problemas que ya tenía Irán. Si miramos el porcentaje de los niños que trabajan en Irán veremos que el 60 por ciento son esos niños inmigrantes, que no tiene acceso a la educación”.
“Creo –concluye- que hace falta más implicación por parte de organizaciones internacionales de derechos humanos para, por lo menos, que esos niños puedan estudiar. Para tener una mínima esperanza de futuro, tanto para ellos como para sus familias. Cada día que pasa esos niños están en una mayor situación de vulnerabilidad”.
Fotograma de ‘Los hijos del sol’
“Los jóvenes cineastas necesitan tiempo para demostrar su valía”
El cine iraní es uno de los de mayor prestigio en todo el mundo y preguntamos a Majid como lo ve en la actualidad. “A nivel de producción el cine iraní atraviesa un buen momento –confiesa-, ya que se ruedan entre 130 y 140 películas al año. Pero artísticamente no tienen la calidad de antes. Aunque eso no solo pasa en Irán, sino que es igual en todo el mundo. Creo que las jóvenes generaciones de cineastas necesitan un poco de tiempo para poder demostrar su valía”
“En Irán –continúa- seguimos teniendo grandes cineastas, como Asghar Farhadi, pero creo que ya pasó la edad de oro del cine iraní, que fue la década de los 90 y los primeros años de este siglo. Pero insisto en que creo que es por ese cambio generacional. Con tiempo espero que recuperemos este peso. Para que una cinematografía sea exitosa tiene que tener grandes estrenos, conseguir que las películas se vean y que lleguen a los corazones y espero que nuestros jóvenes cineastas tengan la oportunidad de tener esos grandes estrenos”.
En cuanto a sus influencias reconoce que: “Siempre me ha interesado el cine neorrealista italiano, el cine del sur de Francia y, a nivel nacional, el cine de Kiarostami que ha sido un ejemplo a seguir para mí y para muchos cineastas de todo el mundo. Lamentablemente le perdimos, pero su influencia continúa en el cine actual”.
Majid Majidi en un momento del rodajeFuente: https://www.rtve.es/noticias/20210513/hijos-del-sol-gran-pelicula-majid-majidi-denuncia-trabajo-infantil/2089252.shtml
El presente informe fue elaborado por Guatecambia y la Fundación María y Antonio Goubaud Carrera con el apoyo de DW Akademie y el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).
El contenido expresado en esta publicación es responsabilidad exclusiva de sus autores y el mismo no necesariamente refleja las opiniones de DW Akademie ni el BMZ.
Reseña:
En estos últimos dos meses de campaña electoral, las redes sociales se han visto plagadas por discursos racistas y de odio. Este fenómeno, que no es exclusivo de Guatemala, se ha convertido en una forma agresiva de atacar y desprestigiar a aquellos líderes, influencers o blogueros que por su etnia, género, religión u orientación sexual tienen un discurso diferente y contrahegemónico y se atreven a expresar, en las redes sociales, su opinión, su modo de pensar diferente y apoyar la
diversidad de etnia, clase, religión o género.
En otros casos, es un discurso destinado a difundir comentarios racistas o discursos de odio contra colectivos, a quienes por su condición de etnia, género, raza o simplemente por el hecho de ser extranjeros o por no pertenecer al grupo dominante del país, se les considera indeseables, inferiores o desechables, y por ello son sujetos de agresión verbal o física.
En otras palabras, el surgimiento de un discurso ideológico racista o propio de la ideología de la supremacía blanca que se ha generalizado en Estados Unidos, como una forma de depreciar, desprestigiar, descalificar y excluir al otro, ya sea física, jurídica o económicamente, vuelve a emerger de una forma inusitada también en otros países europeos.
Los discursos de odio y las prácticas racistas se expresan en casi todas las plataformas de las redes sociales, especialmente en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube y pueden tener dos modalidades: la discursiva de la agresión verbal, insulto y humillación a los agredidos y la de incitación al odio a través de palabras o acciones que llaman a acciones violentas o que estimulan el odio, la violencia o la agresión física contra algunos colectivos. En la jerga cibernética reciben el nombre de discursos de odio o expresiones de odio y de racismo, que significan la dispersión del odio y del racismo a través de las tecnologías modernas, en donde el anonimato y la inmediatez de la respuesta enardece aún más los discursos o las prácticas discriminatorias en contra de minorías, que muchas veces no son tales y representan, como en el caso de Guatemala, amplias mayorías de la población.
Foucault es, sin duda, el filósofo del siglo XX que trae nuevamente a la reflexión el espacio, continuando la preocupación -tal como lo hace explícito- de ciertos historiadores que, como Marc Bloch y Braudel, realizaron la historia de los espacios rurales o marítimos. Foucault mostrará que no es suficiente decir que el espacio predetermina una historia, al tiempo que la refunda y que esa historia se sedimenta en él, sino que será necesario estudiar en detalle el anclaje espacial en tanto forma económico-política.
Autor/a:
García Canal, María Inés
Editorial/Editor:
Universidad Autónoma Metropolitana, DCSH/UAM-X, Unidad Xochimilco
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