Por: Roberto Patiño
La presencia de la mujer es inseparable del trabajo que venimos desarrollando en Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive desde sus inicios. Muy temprano, cuando creamos el primer comedor de Alimenta la Solidaridad en La Vega, en el año 2016, fue evidente que el grueso de la participación de la comunidad se hacía cuerpo en un liderazgo femenino que asumía los objetivos de la organización como parte de un compromiso que era, a un mismo tiempo, personal y comunitario.
Cinco años después, con 240 comedores en 15 estados del país, 85% del voluntariado que da vida a Alimenta la Solidaridad, Caracas Mi Convive y Sustento está constituido por líderes que han desplegado un esfuerzo caracterizado por la transversalidad, el trabajo en redes y la articulación con sus vecinos.
Esta importancia de las mujeres en el trabajo en los sectores populares, que hoy recordamos durante la celebración del mes de la mujer, explica la razón por la cual pusimos en marcha el Programa de Liderazgo Femenino. Es evidente que todo proyecto de acción, cambio y mejora en la calidad vida en las comunidades, que aspire a conservarse en el tiempo y replicarse en todo el país, tiene que contar con un liderazgo femenino que sepa reconocerse como tal y que disponga, a través de este programa de formación, de las herramientas necesarias para su crecimiento.
Desde hace tres años, el Programa de Liderazgo Femenino ha venido acompañando a ese liderazgo natural que hay en los sectores populares, a través de herramientas de formación que les permite mejorar, potenciar y replicar el activismo comunitario al tiempo que ha sido parte del proceso de construcción y reconstrucción de buena parte del tejido social que se ha resquebrajado por la crisis y la erosión de las libertades políticas en Venezuela.
A lo largo de todos estos años que hemos compartido con nuestras líderes y con las profesionales que las acompañan en su proceso de formación, comprendimos que si hay algo que caracteriza al liderazgo femenino es su diversidad y su compromiso con la comunidad, entendida como una extensión de su propia vida doméstica. La mujer venezolana, cuando asume su rol de líder, cuando se empodera y toma conciencia de sus capacidades como activista y agente de cambio, se compromete en el servicio público con la misma lealtad con la que asume el trabajo por el bienestar de su familia, solo hay que dar oportunidades para que esta fuerza se despliegue.
El liderazgo femenino es diverso y complejo como lo es la vida en sociedad, y en ese trabajo por lo público se pone a prueba y ejercita las más profundas convicciones democráticas, al hacer del consenso, la resolución de conflictos y el trabajo en redes su mejor estrategia de lucha por una nueva Venezuela.
Estas nuevas generaciones de líderes mujeres, que apoyamos con firmeza desde Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive, a través del Programa de Liderazgo Femenino, son un reservorio de valores democráticos, de conciencia cívica, un lugar para el encuentro y el trabajo en redes, un espacio para el auto conocimiento y la reafirmación del compromiso por el cambio dentro de los valores de la solidaridad, el emprendimiento y la democracia.
n este mes se recuerda el esfuerzo por visibilizar las luchas ciudadanas en contra de las desigualdades de género y la violencia de género. En Venezuela aspiramos que el empoderamiento de la mujer se replique, extienda y multiplique por todo el país pues en ellas, nuestras líderes, se concentra buena parte de la fuerza que nos puede ayudar a hacer frente a la crisis y lograr el cambio que tanto necesitamos.
Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/el-liderazgo-femenino-como-potenciador-del-poder-democratico-en-las-comunidades/