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Los bastiones de la convivencia

Por: Roberto Patiño

En Venezuela vivimos graves momentos de caos y colapso. La terrible conjunción de la crisis del país, sometido al modelo destructivo del régimen, y los efectos de la pandemia del covid-19 en lo social y económico, castigan diariamente a los venezolanos.

Los testimonios de líderes y voluntarios en las comunidades hablan de la grave situación que estamos viviendo, en la que el hambre, la hiperinflación, la escasez de combustible, el colapso de servicios básicos y la violencia desbordan a las personas. Una de nuestras líderes nos relata: “La comunidad pasa demasiado trabajo, no hay agua, ni luz. No hay nada que comer, jamás me imaginé tanta hambre, miseria en mi comunidad y mi país”.

En Petare, enfrentamientos entre bandas a principios de mayo se mantuvieron por más de una semana, en medio del silencio y la inacción de cualquier autoridad. Así lo cuenta una de nuestras madres: “Las Hermanas se fueron de la escuela. Los vecinos se han ido. Ventanas partidas. Puertas violentadas. De noche es una boca de lobos. No dejan encender las luces a los que habitan por allí… Yo vivo en medio de las dos zonas… y vemos pasar las balas… ha sido horrible. Mis niños lloran, nos escondemos. Son horas seguidas de angustia”.

La escasez de combustible ha generado graves trastornos. Se testimonia el maltrato de efectivos asignados al resguardo y control de las estaciones de servicio, el tener que hacer colas enormes, desde horas de la madrugada o la noche anterior, sin saber si se recibirá el combustible o no, así como el surgimiento de situaciones ilegales en las que se empieza a establecer un mercado negro de gasolina.

La actual situación del país es la de un régimen que impone un modelo de represión y sometimiento que busca reemplazar cualquier forma de convivencia. El Estado persigue y hostiga, criminaliza y excluye. Incluso acusa a organizaciones que defienden los derechos humanos, como Provea y Cofavic, de ser “enemigos internos”.

Pero frente a esta situación debemos resaltar el esfuerzo que la gente, en comunidades y desde grupos de la sociedad civil, realiza todos los días para mantener vivos los valores convivenciales que son atacados todos los días por el poder. Las personas en la calle,  a pesar de las dificultades y de la violencia, mantienen en sus vidas la luz de la humanidad y el reconocimiento del otro.

Frente a la situación de violencia en Petare, se tomaron medidas para reiniciar actividades cuando cesaran los enfrentamientos. Así los afirma Andrés Schloeter: “Con mucho dolor se tuvieron que retirar temporalmente de la escuela para preservar su seguridad. Sin embargo,  estoy seguro que las hermanas volverán con más fuerza a la escuela, nosotros podremos abrir nuevamente las puertas del comedor y todos juntos continuaremos al servicio de nuestra gente”.

También lo vemos en nuestro trabajo en iniciativas como Alimenta La Solidaridad en la que vecinos se organizan en cadenas humanas de distribución para poder llevar los almuerzos en diversos sectores de una comunidad en medio de la cuarentena. En sectores de Petare como Santa Lucía, los vecinos generan grupos de apoyo para las personas de la tercera edad que no tienen acceso a alimentos y medicinas.

En zonas como La Vega, la voluntad de continuar trabajando es la fuerza impulsora que ayuda a seguir día a día frente a las dificultades. Así lo cuenta uno de nuestros líderes: “Vivo matando tigres, con la moto me rebusco. Hay que ser un varón, y como sea hay que resolver. En Propatria, la gente se está organizando ante tanta tragedia, hambre y miseria. No hay agua, ni luz, el sueldo no rinde, no hay medicamentos. El derecho a la vida está pisoteado. Pero lo que seguimos haciendo por nuestros chamos me mantiene en pie de lucha”.

Estas son solo algunas voces que expresan la voluntad de superación de los problemas, negándose a reproducir la cadena de violencia y subyugación del modelo dictatorial.  Frente a la imposición de la violencia, las personas se convierten en bastiones de convivencia y solidaridad, que desde el ejercicio cotidiano de estos valores significan una esperanza cierta de que podremos atravesar la tragedia que hoy nos embarga.

robertopatino.com

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No a la estigmatización de los migrantes retornados

Por: Roberto Patiño

Desde el principio de la crisis del covid-19 en nuestro país, el régimen ha instrumentalizado la pandemia para extremar sistemas de control y políticas de exclusión y hostigamiento. El régimen incluso utiliza el fenómeno de la pandemia para enfrentar a las personas dentro de las mismas comunidades, estigmatizando a quienes puedan estar contagiados como amenaza para el resto, y no como objeto de atención o solidaridad.

En este sentido, uno de los grupos más afectados es sin duda el de los migrantes retornados. Los connacionales que vuelven a Venezuela, luego del intento fallido de mantenerse en otros países del continente por las restricciones derivadas de la cuarentena, se encuentran con enormes dificultades para cruzar la frontera, lo que se suma a la ya dolorosa experiencia de padecimientos y maltratos en su arduo periplo de vuelta.

Los migrantes son recluidos en centros de cuarentena en situación de hacinamiento y agravio y ya son varias las denuncias al respecto que hablan de alimentación deficiente, instalaciones inapropiadas, y el maltrato de las autoridades, condiciones que en vez de frenar el contagio, aumentan las posibilidades de que ocurra

Pero tal vez uno de los aspectos más graves de esto sea la imposición de un discurso oficial que tergiversa términos médicos para hablar de “contagios importados”, por ejemplo, y que criminaliza a las personas al identificarlas como agentes de contagio e incluso “armas biológicas”. Se crea así una nueva forma de exclusión que afecta a grupos vulnerables y en la que vuelven a potenciarse las características dictatoriales y represivas del actual modelo.

Sin duda, se trata de una nueva segregación. La carga de «culpables» que recae sobre los retornados desde la narrativa oficial no solo viola derechos humanos, sino que profundiza el trato discriminatorio contra cualquier venezolano, como ya ocurre con los connacionales de las regiones, a quienes se les trata como «de segunda».

Se repite así el uso natural del régimen de la estigmatización del otro para su «eliminación» y su naturaleza opuesta a la solidaridad y la convivencia. Una condición que ha convertido al Estado y sus instituciones en factores de destrucción, violencia y empobrecimiento de las personas, y que han sido significativos para la existencia de la realidad de crisis y colapso que estamos viviendo.

En nuestro trabajo en el movimiento Caracas Mi Convive enfrentamos esta situación desde la promoción y el ejercicio de los valores convivenciales. Debemos responder desde la sociedad civil generando iniciativas de articulación y encuentro que contrarresten la imposición de sistemas de segregación y exclusión oficiales. De igual forma debemos visibilizar y difundir las situaciones de vulneración de derechos humanos que nos afectan tanto en lo individual como en lo colectivo.

Es fundamental que enfrentemos la nueva realidad del covid-19 en nuestro país desde la solidaridad y el trabajo mancomunado. Solo así podremos atravesar esta situación de manera exitosa, evitando las dinámicas de enfrentamiento, fragmentación y caos que han signado al actual régimen y que han traído tanta tragedia a nuestro país.

robertopatino.com

Fuente: https://www.elnacional.com/opinion/no-a-la-estigmatizacion-de-los-migrantes-retornados/

Imagen: https://www.flickr.com/photos/64484371@N03/47198063492/in/photostream/

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Levantar la voz ante el cerco de la violencia

Por: Roberto Patiño

El modelo tiránico del régimen asedia a los venezolanos con violencia, colapso, crisis hiperinflacionaria y escasez casi total de combustible. La coyuntura de la cuarentena preventiva mundial para frenar el contagio del covid-19 ha sido instrumentalizada por la dictadura para reforzar sus sistemas de control y censura mediática, así como para invisibilizar el descontento y la protesta.

La sociedad es desbordada por la situación. Ante la orfandad de instituciones públicas, coaptadas por el poder, la labor de ONG y redes de apoyo civiles representa la única opción de solidaridad y ayuda para la inmensa mayoría. Aunque estas organizaciones y redes tienen capacidades materiales y logísticas limitadas, de igual forma tienen un papel fundamental para la gente, ya que muchas veces son las únicas instituciones que visibilizan y reconocen a la persona y su situación.

Así lo expresa uno de nuestros líderes del Movimiento Caracas Mi Convive: “El saber que cuento con un equipo que me oye en un momento duro, el recibir un mensaje por parte de ustedes preguntando cómo estoy, cómo me siento… Eso tiene más significado para mí…”.

Esta labor toma un mayor sentido en el actual contexto de libertades cercenadas y violencia promovidas desde el Estado.  En días recientes la comunidad de Petare ha vivido enfrentamientos entre bandas armadas, derivados de las nefastas políticas de “zonas de paz” propiciadas por la dictadura. Muchos han tenido que huir de sus hogares, como si fueran refugiados de sus propios barrios. El silencio y la inacción oficial de los primeros días ha dado paso, el viernes 8 de mayo en la madrugada, a la intervención de grupos del Cicpc y las FAES, que nuevamente han actuado violando derechos humanos, en medio de denuncias de detenciones ilegales y ajusticiamientos.

En este sentido, desde Alimenta la Solidaridad, hemos alertado sobre estos hechos, en particular la detención ilegal de Junior Pantoja, un líder social de la comunidad de José Félix Ribas, con una reconocida labor de ayuda en el barrio, en el que participa en el funcionamiento y coordinación de los comedores de nuestro emprendimiento en esa zona.

La detención de Junior repite el patrón de persecución y criminalización de activistas de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, en una política análoga a los sistemas totalitarios.

Esta es otra expresión del cerco de violencia que, desde el régimen opresor, busca arropar a todos los ciudadanos para generar conflicto, rabia, impotencia, anomia. Desde Caracas Mi Convive reiteramos la necesidad de contrarrestar estas políticas inhumanas y crueles desde los valores convivenciales. Por ello utilizamos nuestra plataforma para visibilizar la situación de personas que, como Junior, son agredidos y violentados desde el poder.

Nuestro llamado es a tomar conciencia de la gravísima realidad de represión y violaciones de los derechos humanos que se ha agudizado bajo el manto de la cuarentena.  Debemos sumar voces de denuncia y demanda que deben elevarse por sobre la violencia que el régimen ha establecido como única vía para mantenerse en el poder.

Fuente: https://www.elnacional.com/opinion/levantar-la-voz-ante-el-cerco-de-la-violencia/

Imagen: www_slon_pics en Pixabay

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Educación, una prioridad

Por: Roberto Patiño. 

Transcurrida la primera semana del reinicio de las actividades escolares en todo el país, constatamos con alarma que las estimaciones hechas por distintas organizaciones no gubernamentales, organismos y nuestras propias previsiones sobre la ruinosa situación del sistema educativo se quedaron cortas.

Esta semana, la profesora Luisa Pernalete de Fe y Alegría informó que existen, en este momento, 300 vacantes de maestros en estas escuelas, un incremento de 10% respecto al mes de agosto. Las principales razones son las condiciones laborales de  miseria que viven los docentes, cuyos salarios no les alcanzan para nada.

Sumado a esto, la matrícula escolar va en caída libre por la imposibilidad de los padres de inscribir a sus niños, bien sea porque no pueden alimentarlos o porque no tienen capacidad de comprar los útiles o uniformes. Además, hay que considerar el aumento de la migración hacia otros países, para huir de la asfixiante situación económica y social que vivimos en el país.

Lo hemos comprobado en las comunidades del municipio Libertador, en las que funcionan nuestros comedores de Alimenta La Solidaridad. En un reporte que pedimos a las madres voluntarias nos informaron que muchas escuelas no comenzaron clases. Por ejemplo, en Caricuao 8 de 13 colegios no iniciaron actividades, unos por problemas con la planta física, otros por la falta de maestros y la poca afluencia de alumnos, muchos de los cuales ni siquiera se han inscrito para este nuevo período escolar. Esto solo en las instituciones de educación básica. Ya veremos la situación al iniciar actividades, a principios de octubre, de liceos y universidades.

Aunque esta situación se está viviendo en todos los estratos sociales, no cabe duda de que quienes se ven más afectados son los sectores más vulnerables, profundizando la situación de pobreza y exclusión de la mayoría de la población.

En cierta medida este resultado forma parte de la política de control del régimen, que ahora pretende cubrir la deficiencia de maestros con agentes ideologizantes como los miembros de Chamba Juvenil. Mucho más grave es que permita que la guerrilla colombiana realice censos en las escuelas en las poblaciones fronterizas para proveer a los alumnos de útiles escolares, con una clara intención de conquistarlos para sumarlos a sus filas. Según lo denunció Fundaredes,  20.624 estudiantes fueron objeto de este censo por parte de grupos irregulares.

Ante este panorama es urgente que pongamos el foco en la educación, en garantizar la permanencia de los niños en las escuelas y promover cambios que permitan a los maestros seguir cumpliendo con su labor, porque de ello depende la transformación y el desarrollo del país. Con los chamos en las escuelas podemos hacer seguimiento a otros aspectos: el estado nutricional de los estudiantes, sacar a los niños y jóvenes de las calles para que no se vean tentados a caer en la violencia y a formar parte de bandas delictivas.

Una forma de abordar el problema es propiciando la organización de comunidades, instituciones, gremios. Movilizar a la sociedad en su conjunto y crear alianzas para detener el deterioro de nuestro sistema educativo; buscar juntos soluciones a problemas puntuales que vayan sumando para que se mantengan las aulas abiertas.

Esta grave crisis hay que atenderla ya, mientras, en paralelo, seguimos poniendo todos nuestros esfuerzos para lograr el cambio político necesario que permita un abordaje más profundo de este y otros graves problemas que vivimos.

Fuente del artículo: https://www.elnacional.com/opinion/educacion-una-prioridad/

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