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Opinión: ¿Funciona multar a los padres que llegan tarde?

Por: Sofía García-Bullé

Para las instituciones educativas, este no solo es un problema de seguridad, también es uno de recursos.

En México, la conversación nacional relacionada con eventos recientes de indescriptible tragedia, ha entrado a temas que muchos padres de familia considerarían extremos, como tomar medidas de sanción y reporte formal contra todos aquellos padres que fallen en cumplir los horarios de salida escolar y lleguen tarde a recoger a sus hijos.

Esto es, sin duda, un intento para mejorar las condiciones de seguridad para los niños y estudiantes jóvenes en las escuelas pero, ¿son efectivas estas medidas? o ¿es una medida reaccionaria que ataca un síntoma pero falla en considerar el problema completo? Es cierto que mucho del revuelo consecuente de estas propuestas proviene de que, en México, nunca se han implementado medidas similares a nivel nacional, sin embargo, en países como Estados Unidos, Inglaterra y Australia ya se han puesto en marcha protocolos punitivos para tratar de reducir la impuntualidad en el horario de salida de los colegios.

Antes de considerar este tipo de opciones para el sistema educativo mexicano, sería importante revisar cómo han funcionado en los países que ya las han aplicado.

Australia: Si llegas tarde hay multa (o reporte)

Una de las “soluciones” más populares para reducir los tiempos de llegada de los padres que recogen a sus hijos en la escuela es la de establecer un sistema de multas o reportes a la organización de servicios familiares correspondientes.

Una escuela independiente en Australia llamada Colegio Al Siraat, comenzó a multar con 10 dólares por niño por cada 15 minutos extra que este se quedara en la escuela una vez terminada la jornada escolar. La directora de operaciones de la escuela, Leah Hamel, reporta que la medida ha reducido significativamente la impuntualidad de los padres.

La medida fue puesta en práctica para lidiar con los casos en los que la impuntualidad se había convertido en un patrón, representando un potencial riesgo de seguridad para los niños cuyos padres consistentemente llegaban tarde por un margen más amplio de los 15 minutos.

Este protocolo de seguridad considera también eventualidades, en estos casos, los padres pueden llamar previamente para comunicar una razón legítima por la que llegarían tarde y la escuela no cobrará la cuota por impuntualidad. Esta flexibilidad entre hacer cumplir la responsabilidad de llegar a tiempo y dar espacio para las necesidades de los padres con circunstancias especiales, podría ser en parte el motivo por el cual esta medida ha tenido éxito.

Inglaterra: Cuestión de presupuesto

Es cierto que la primera misión de una escuela es educar, pero esto es imposible si no se cumple primero el objetivo de salvaguardar la integridad física, emocional y psicológica de los alumnos, para que estos puedan tener el desarrollo cognitivo y personal que se supone que sucede en los espacios educativos pero, ¿qué sucede cuando no hay recursos para seguir cumpliendo este propósito cuando suena la campana de salida?

Este problema se presenta en todo el mundo. Denise Gibbs-Naguar, directora de la Escuela Primaria de la Santa Trinidad de la Iglesia en Gravesend, Kent (Inglaterra), puntualizó más certeramente cómo funciona la dinámica desde las escuelas. El factor principal a atender cuando un niño tiene que quedarse tarde porque sus padres no se han presentado, son los recursos, que deberán destinarse a pagar las horas extras de la persona que se quedará a cuidarlo y los que se invertirían en mantener abiertas las instalaciones para el uso de estos estudiantes y sus cuidadores.

“Cuando esto ocurre, a un miembro del personal se le tiene que pagar tiempo extra para supervisar a los niños, la escuela no puede sostener este costo constante sin impactar otras áreas del presupuesto escolar, y por lo tanto, la educación de los niños”, comenta la directora, agregando que además de los costos de mantener un horario extendido también hay consecuencias para los niños, que muestran signos de ansiedad y estrés al no saber dónde están sus padres o por qué se retrasaron.

Tanto la multa como el reporte y la participación de los organismos de servicios familiares, son protocolos que se ponen en práctica después de que el problema, la llegada tarde de los padres a la escuela, ya se presentó. Para entonces solo queda el juego de “repartir” o “deslindar” responsabilidades. Pero también existen medidas preventivas y programas para realizar actividades dentro de la escuela después del horario escolar, el problema: muchos de estos programas son costosos.

México y Estados Unidos: Las escuelas de tiempo completo

Una opción creada para reducir la brecha de la calidad del aprendizaje entre las clases económicas podría ser ahora una de las soluciones de seguridad más óptimas para evitar periodos largos de tiempo entre el horario de salida y la llegada de los padres para encontrar a sus hijos.

Las escuelas de tiempo completo mexicanas surgieron en el 2007; 441 instituciones fueron las primeras participantes del Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC), que ofrecía turnos de 8 horas expandiendo las actividades escolares de tronco común, incluyendo actividades extracurriculares y alimentación dentro del plantel. Para el 2012, el programa ya contaba con 6 mil escuelas participantes, en 2016 sumaba más de 25 mil, cifra que mantiene hasta el ciclo 2010-2020.

Rigoberto Guevara Vázquez, Secretario General de la Sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Tamaulipas, México, encabeza el esfuerzo por expandir las escuelas de tiempo completo en su región. Guevara considera que la implementación de escuelas de tiempo completo sería una buena solución para diversos frentes. Extender el horario escolar ayudaría a mejorar la calidad del aprendizaje en los alumnos, reduciría los riesgos de seguridad para los padres cuyos horarios no coinciden con los de la escuela tradicional, y promovería una jornada completa de 8 horas para los maestros, facilitando que tuvieran mejores beneficios laborales.

Sin embargo, las escuelas de tiempo completo también están faltas de recursos. A partir del ciclo 2020, en México, estas escuelas tendrán 56% menos de presupuesto para equipamiento.

En Estados Unidos los programas después de clase también están bajo ataque. La administración de Trump ha intentado numerosas veces proponer recortes de presupuesto que afectarían seriamente la capacidad de operación de estos programas. Este año, solo dos meses después de que el congreso aprobara la distribución de 1.2 billones de dólares a los programas educativos fuera del horario escolar, el equipo de Trump volvió a proponer reducirles los fondos.

México toma medidas extremas: Llamar a servicios familiares

Otro de los recursos más populares en las escuelas para evitar las llegadas tarde al término del horario escolar, es visto por muchos padres como una medida algo extrema. Esta medida es llamar a servicios familiares cuando los padres se retrasan.

En México, las políticas de las escuelas son claras, el personal educativo no está legalmente obligado a permanecer en las escuelas después de la hora de salida. Desde el punto de vista de las instituciones educativas y el aparato gubernamental, no estamos hablando de una responsabilidad compartida.

Funcionarios locales y nacionales ya comienzan a tomar fuertes medidas para evitar que los niños cuyos padres se retrasen se queden en la vía pública. Luis Arturo Cornejo Alatorre, Secretario de Educación del Estado de Morelos, informó que en todos los planteles de nivel básico se cumplirán acciones dirigidas a proteger a los estudiantes ante situaciones de inseguridad y violencia. Los hijos cuyos padres lleguen de 20 a 30 minutos tarde serán entregados al DIF (Desarrollo Integral para la Familia del Estado).

El protocolo propuesto por estos funcionarios puede parecer severo y simplista, pero existe una razón por la cual las escuelas no son capaces de extender su horario para empatar con llegadas tarde cuando estas son frecuentes. Las instituciones y autoridades educativas tienen los recursos para implementar medidas con la intención de proteger la seguridad de los niños si los padres llegan tarde a la hora de salida, pero no para la prevención y la elaboración de estrategias que ataquen el problema antes de que se presente.

Si lo que se busca es un esfuerzo conjunto que forme los hilos de una comunidad que asegure la protección y educación continua de los estudiantes, es necesario destinar recursos no solo a las medidas de respuesta sino a las preventivas, a programas que se enfoquen en la seguridad y actividades beneficiosas para los niños, en cerrar un poco más esa brecha de tiempo entre la finalización de la jornada escolar y la hora en que los padres puedan llegar por sus hijos.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/padres-multas-impuntualidad-escuelas

Imagen: digital designer en Pixabay

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Opinión: Injusticia epistémica en la academia

Por: Sofía García-Bullé

La justicia epistémica consiste en el balance social que atañe a una producción de conocimiento equitativa.

La academia es el lugar donde se produce y distribuye el conocimiento. En teoría, esta producción y distribución debería ser equitativa para todos los que buscan educarse o dedicarse a la enseñanza sin embargo, existen variables que afectan la experiencia de educandos, maestros, personal educativo, investigadores, teoristas y demás miembros de la comunidad académica. Para entender estos factores desequilibrantes es necesaria la introducción del tema justicia epistémica.

¿Qué es la justicia epistémica? Este es el rubro que estudia la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, en la distribución de recursos, contenido y discurso educativo, así como en la facultad y credibilidad de las personas que pertenecen a la comunidad académica. Cuando alguna de estas variables está desbalanceada, hablamos de injusticia epistémica.

El término fue acuñado en 2007 por la filósofa inglesa Miranda Fricker, quien sostiene que en concepto, se trata de una injusticia cometida específicamente contra la capacidad de conocimiento o testimonio de una persona. De acuerdo a Fricker hay dos tipos de injusticia epistémica: La testimonial y la hermenéutica. ¿Pero qué significa cada una y cómo influye en las dinámicas de la academia?

Injusticia epistémica testimonial: cuestión de no creer

Este tipo de injusticia se relaciona directamente con la credibilidad del discurso de una persona. Sucede cuando a una persona no le creen o no la toman en serio con base en prejuicios. Una manera simple de entender la justicia epistémica testimonial, sería el referirse a cualquier caso de crimen en el que una persona de color haya sido testigo y las autoridades no tomaran en serio la historia del testigo debido a un prejuicio de base racial. ¿Cómo se aplica esta instancia de desequilibrio social a la academia?

Existen muchas instancias en la que puede verse este desbalance que anula el conocimiento y aportaciones de grupos de minoría en la comunidad académica, científica, humanista, educativa, artística, etc. Un ejemplo lo encontramos en el trabajo de Rosalind Franklin, que fue utilizado para descubrir la estructura básica del ADN, pero a su persona no se le dio el peso ni la credibilidad científica como para recibir el mismo reconocimiento que a Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins; Jocelyn Bell Burnell descubrió los pulsares, logro que se le atribuyó a su supervisor, Zelda Fitzgerald solo fue conocida a través de las publicaciones de su esposo, Scott Fitzgerald, quién robó del trabajo de ella para nutrir el suyo.

Hoy en día, los casos de injusticia epistémica son menos trágicos, pero aún siguen ocurriendo. En artículos anteriores hemos mencionado cómo la escritora Rebecca Solnit no tuvo suficiente crédito ante un interlocutor quien no creía que era la autora de su propio libro, esto pasó en 2012. En 2016, un usuario de Twitter quiso aleccionar a una astronauta de la NASA sobre física en el espacio. Un caso aún más severo es el de la escritora y cómica Mindy Kaling, quien fue excluida de la lista de productores al momento que la serie The Office fuera nominada a un Emmy en 2007. Kaling tuvo que escribir un ensayo sobre sus contribuciones al equipo creativo e incluir declaraciones de los demás productores para ser tomada en cuenta.

Todas estas historias sobre la minimización y descrédito del trabajo de las mujeres como grupo minoritario está apoyada en una estructura que refuerza la idea de que no es creíble que personas de este perfil ayuden a descubrir la cadena de ADN, caminen en el espacio o escriban libros o series televisivas dignos de premios. Parte de la incredulidad sobre el conocimiento y habilidad de un grupo de personas, y por ende, en el testimonio que representa su trabajo.

Injusticia epistémica hermenéutica: cuestión de no entender

La injusticia hermenéutica se relaciona directamente con la interpretación de ideas, conceptos y sucesos. Sucede cuando no existen recursos cognitivos y lingüísticos para comprender las experiencias propias o de otros, o cuando estos beneficios le son negados a alguien para comprender sus experiencias.

Un ejemplo para entender cómo funciona la injusticia epistémica hermenéutica es el problema del racismo pasivo en las universidades y los espacios de trabajo. Hasta que no surgió el término “código social”, no había forma de poder encuadrar y entender las experiencias de las personas de color en espacios educativos y laborales.

El código social se compone de elementos de conducta, lenguaje de verbal, no verbal, tono de voz y otras variables características que reflejan la historia cultural y personal de alguien. Cuando esas historias no pertenecen, ni empatan con las del grupo dominante, el grupo minoría es exhortado a realizar un cambio de código para encajar.

“El cambio de código social involucra alternar entre lenguajes, usar diferentes registros de tono, hacer un cambio dialéctico”, explica la Dra. Kimberly Harden, profesora del departamento de comunicación de la Universidad de Seattle. Esta supresión de la diversidad cultural en la academia y el recinto laboral supone una forma de velada y persistente de discriminación pasiva, que no había sido factorizada hasta que se generaron los términos que la describen, y esas palabras fueron admitidas en el léxico común.

La injusticia epistémica hermenéutica estuvo presente en los tiempos que académicos y profesionales tenían estas experiencias y carecían de los recursos para entenderlas, explicarlas y comunicarlas. Podría decirse también que siguen presentes en los casos de personas que tienen experiencias similares pero no han estado en contacto con contenidos que describan la situación de discriminación pasiva a la que están sujetos.

Este tipo de injusticia epistémica es más compleja y profunda, ya que no afecta solamente a las personas, ese sería el último paso, más bien perjudica la forma en que construimos la percepción, el conocimiento y el lenguaje, por lo que es mucho más persistente y difícil de erradicar.

¿Cómo combatir la injusticia epistémica?

La injusticia epistémica constituye una problemática muy compleja, no hay remedios simples para un mecanismo que va tan profundo que alcanza nuestra percepción y construcción del conocimiento, pero podemos trazar un camino de inicio para comenzar a deshilvanar los elementos que la disparan.

A nivel social, Miranda Fricker expone una de las prácticas a desmantelar para disminuir la injusticia epistémica. La también Profesora Presidencial de Filosofía en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, explicó en una ponencia que el elemento clave a analizar es la libertad de expresión. De acuerdo a Fricker, la libertad de expresión no es solo el derecho inalienable al discurso, también se extiende a la validación de ese discurso en el proceso de producir conocimiento a través del mismo.

“Para que el mensaje de alguien se escuche, necesita ser escuchado sin prejuicios, para que las bases de una instancia de conocimiento pase y se transmita, necesita ser escuchada sin castigo y totalmente entendida en su significancia”, sostiene Fricker, quien agrega que el origen del problema es no tener esa base común. Sin este entendido, los pensamientos de esa persona, así como su voz y sus experiencias pueden ser exteriorizadas, más no pasarán al foro donde el conocimiento es producido. Bajo este contexto, el trabajo a realizar para reducir las instancias de injusticia epistémica no es algo que esté en la facultad de las personas afectadas por esta problemática, sino quienes la ejercen.

Si el prejuicio es aquello de donde parte esta dinámica cognitiva y social, lo necesario es analizar las fuentes del prejuicio y los mecanismos que lo refuerzan, solo de esta forma la comunidad académica y científica será capaz de integrar al repositorio general los conocimientos producidos por los grupos sociales que viven bajo ese prejuicio.

Al tener la capacidad de aportar a la producción de conocimiento y construcción de la percepción general del mundo, los grupos sociales que son sujetos a la injusticia epistémica tendrán las bases para disputar las condiciones que los ponen en desventaja social y epistémica frente a los grupos dominantes. No es una solución final, como sostiene Fricker, la problemática es muy compleja para abordarla con una sola respuesta, pero sí implica un paso necesario para comenzar el proceso que nos lleve a un mejor balance en la forma en que generamos conocimiento y forjamos nuestra visión del mundo a través de lo que sabemos.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/injusticia-epistemica
Imagen: mohamed Hassan en Pixabay
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Opinión: Injusticia epistémica en la academia

Por: Sofía García-Bullé

La justicia epistémica consiste en el balance social que atañe a una producción de conocimiento equitativa.

 

La academia es el lugar donde se produce y distribuye el conocimiento. En teoría, esta producción y distribución debería ser equitativa para todos los que buscan educarse o dedicarse a la enseñanza sin embargo, existen variables que afectan la experiencia de educandos, maestros, personal educativo, investigadores, teoristas y demás miembros de la comunidad académica. Para entender estos factores desequilibrantes es necesaria la introducción del tema justicia epistémica.

¿Qué es la justicia epistémica? Este es el rubro que estudia la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, en la distribución de recursos, contenido y discurso educativo, así como en la facultad y credibilidad de las personas que pertenecen a la comunidad académica. Cuando alguna de estas variables está desbalanceada, hablamos de injusticia epistémica.

El término fue acuñado en 2007 por la filósofa inglesa Miranda Fricker, quien sostiene que en concepto, se trata de una injusticia cometida específicamente contra la capacidad de conocimiento o testimonio de una persona. De acuerdo a Fricker hay dos tipos de injusticia epistémica: La testimonial y la hermenéutica. ¿Pero qué significa cada una y cómo influye en las dinámicas de la academia?

Injusticia epistémica testimonial: cuestión de no creer

Este tipo de injusticia se relaciona directamente con la credibilidad del discurso de una persona. Sucede cuando a una persona no le creen o no la toman en serio con base en prejuicios. Una manera simple de entender la justicia epistémica testimonial, sería el referirse a cualquier caso de crimen en el que una persona de color haya sido testigo y las autoridades no tomaran en serio la historia del testigo debido a un prejuicio de base racial. ¿Cómo se aplica esta instancia de desequilibrio social a la academia?

Existen muchas instancias en la que puede verse este desbalance que anula el conocimiento y aportaciones de grupos de minoría en la comunidad académica, científica, humanista, educativa, artística, etc. Un ejemplo lo encontramos en el trabajo de Rosalind Franklin, que fue utilizado para descubrir la estructura básica del ADN, pero a su persona no se le dio el peso ni la credibilidad científica como para recibir el mismo reconocimiento que a Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins; Jocelyn Bell Burnell descubrió los pulsares, logro que se le atribuyó a su supervisor, Zelda Fitzgerald solo fue conocida a través de las publicaciones de su esposo, Scott Fitzgerald, quién robó del trabajo de ella para nutrir el suyo.

Hoy en día, los casos de injusticia epistémica son menos trágicos, pero aún siguen ocurriendo. En artículos anteriores hemos mencionado cómo la escritora Rebecca Solnit no tuvo suficiente crédito ante un interlocutor quien no creía que era la autora de su propio libro, esto pasó en 2012. En 2016, un usuario de Twitter quiso aleccionar a una astronauta de la NASA sobre física en el espacio. Un caso aún más severo es el de la escritora y cómica Mindy Kaling, quien fue excluida de la lista de productores al momento que la serie The Office fuera nominada a un Emmy en 2007. Kaling tuvo que escribir un ensayo sobre sus contribuciones al equipo creativo e incluir declaraciones de los demás productores para ser tomada en cuenta.

Todas estas historias sobre la minimización y descrédito del trabajo de las mujeres como grupo minoritario está apoyada en una estructura que refuerza la idea de que no es creíble que personas de este perfil ayuden a descubrir la cadena de ADN, caminen en el espacio o escriban libros o series televisivas dignos de premios. Parte de la incredulidad sobre el conocimiento y habilidad de un grupo de personas, y por ende, en el testimonio que representa su trabajo.

Injusticia epistémica hermenéutica: cuestión de no entender

La injusticia hermenéutica se relaciona directamente con la interpretación de ideas, conceptos y sucesos. Sucede cuando no existen recursos cognitivos y lingüísticos para comprender las experiencias propias o de otros, o cuando estos beneficios le son negados a alguien para comprender sus experiencias.

Un ejemplo para entender cómo funciona la injusticia epistémica hermenéutica es el problema del racismo pasivo en las universidades y los espacios de trabajo. Hasta que no surgió el término “código social”, no había forma de poder encuadrar y entender las experiencias de las personas de color en espacios educativos y laborales.

El código social se compone de elementos de conducta, de lenguaje  verbal, no verbal, tono de voz y otras variables características que reflejan la historia cultural y personal de alguien. Cuando esas historias no pertenecen, ni empatan con las del grupo dominante, el grupo minoría es exhortado a realizar un cambio de código para encajar.

“El cambio de código social involucra alternar entre lenguajes, usar diferentes registros de tono, hacer un cambio dialéctico”, explica la Dra. Kimberly Harden, profesora del departamento de comunicación de la Universidad de Seattle. Esta supresión de la diversidad cultural en la academia y el recinto laboral supone una forma de velada y persistente de discriminación pasiva, que no había sido factorizada hasta que se generaron los términos que la describen, y esas palabras fueron admitidas en el léxico común.

La injusticia epistémica hermenéutica estuvo presente en los tiempos que académicos y profesionales tenían estas experiencias y carecían de los recursos para entenderlas, explicarlas y comunicarlas. Podría decirse también que siguen presentes en los casos de personas que tienen experiencias similares pero no han estado en contacto con contenidos que describan la situación de discriminación pasiva a la que están sujetos.

Este tipo de injusticia epistémica es más compleja y profunda, ya que no afecta solamente a las personas, ese sería el último paso, más bien perjudica la forma en que construimos la percepción, el conocimiento y el lenguaje, por lo que es mucho más persistente y difícil de erradicar.

¿Cómo combatir la injusticia epistémica?

La injusticia epistémica constituye una problemática muy compleja, no hay remedios simples para un mecanismo que va tan profundo que alcanza nuestra percepción y construcción del conocimiento, pero podemos trazar un camino de inicio para comenzar a deshilvanar los elementos que la disparan.

A nivel social, Miranda Fricker expone una de las prácticas a desmantelar para disminuir la injusticia epistémica. La también Profesora Presidencial de Filosofía en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, explicó en una ponencia que el elemento clave a analizar es la libertad de expresión. De acuerdo a Fricker, la libertad de expresión no es solo el derecho inalienable al discurso, también se extiende a la validación de ese discurso en el proceso de producir conocimiento a través del mismo.

“Para que el mensaje de alguien se escuche, necesita ser escuchado sin prejuicios, para que las bases de una instancia de conocimiento pase y se transmita, necesita ser escuchada sin castigo y totalmente entendida en su significancia”, sostiene Fricker, quien agrega que el origen del problema es no tener esa base común. Sin este entendido, los pensamientos de esa persona, así como su voz y sus experiencias pueden ser exteriorizadas, más no pasarán al foro donde el conocimiento es producido. Bajo este contexto, el trabajo a realizar para reducir las instancias de injusticia epistémica no es algo que esté en la facultad de las personas afectadas por esta problemática, sino quienes la ejercen.

Si el prejuicio es aquello de donde parte esta dinámica cognitiva y social, lo necesario es analizar las fuentes del prejuicio y los mecanismos que lo refuerzan, solo de esta forma la comunidad académica y científica será capaz de integrar al repositorio general los conocimientos producidos por los grupos sociales que viven bajo ese prejuicio.

Al tener la capacidad de aportar a la producción de conocimiento y construcción de la percepción general del mundo, los grupos sociales que son sujetos a la injusticia epistémica tendrán las bases para disputar las condiciones que los ponen en desventaja social y epistémica frente a los grupos dominantes. No es una solución final, como sostiene Fricker, la problemática es muy compleja para abordarla con una sola respuesta, pero sí implica un paso necesario para comenzar el proceso que nos lleve a un mejor balance en la forma en que generamos conocimiento y forjamos nuestra visión del mundo a través de lo que sabemos.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/injusticia-epistemica

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Producción Científica China Bajo La Lupa

Por: Sofía García-Bullé

En tiempos de alta tensión internacional, el conocimiento puede volverse un arma y los académicos fuentes de información confidencial codiciada.

Las universidades son espacios donde se genera y comparte conocimiento y donde se llevan a cabo grandes descubrimientos científicos y tecnológicos a través de la investigación científica. El propósito de la investigación científica es aportar conocimiento y recursos que contribuyan al  avance de la humanidad. En algunas ocasiones, el proceso de investigación implica la producción y manejo de información altamente sensible y confidencial, por lo que se exige a los científicos evitar verse influenciados o comprometidos por intereses políticos o económicos ya que un caso de deshonestidad académica en este tipo de situaciones puede provocar incidentes internacionales.

En artículos anteriores hemos hablado sobre cómo el panorama geopolítico puede afectar el trabajo y hasta la integridad física de académicos de diversas áreas del conocimiento. Estas situaciones suelen darse ante el temor constante de los regímenes políticos del uso indebido de la información que pueda comprometer la seguridad nacional de países enteros. A continuación presentamos tres casos en los que malas prácticas y el manejo inadecuado de información confidencial, se extendieron más allá del rubro académico para convertirse en un conflicto entre naciones.

Un conflicto sobre declaración de fondos

El pasado martes 11 de febrero, autoridades federales estadounidenses arrestaron a Charles Lieber, uno de los principales expertos en nanotecnología a nivel mundial. El científico mantenía su posición como presidente del departamento de Química en la Universidad de Harvard cuando aceptó un puesto de asesor en la Universidad de Wuhan, China. El objetivo era apoyarlos como experto en la fundación de un laboratorio y crear propuestas de investigación estratégicas y visionarias.

De acuerdo a los reportes del Buró Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, el Dr. Lieber recibió 15 millones de dólares en fondos por parte de el Instituto de Salud y el Departamento de Defensa estadounidenses; a la vez  que sus empleadores en China, le pagaban 50,000 dólares mensuales para fondos para investigación, pagos que no habían sido reportados por el científico.

El conflicto se debe a que, en Estados Unidos, todo investigador debe revelar si recibe fondos de otros países. Tras encontrar este encubrimiento, el Departamento de Defensa cuestionó al Dr. Lieber al respecto, quien a su vez proporcionó información falsa. Actualmente Lieber se encuentra suspendido de su posición en Harvard y enfrenta cargos federales por mentir al Departamento de Defensa.

¿Un posible caso de espionaje exitoso?

Yanqing Ye trabajó como investigadora en el departamento de Física, Química y Bioingeniería Médica de la Universidad de Boston hasta abril del 2019, posteriormente la Dra. Ye regresó a China. Los problemas con su estancia surgieron recientemente cuando fiscales federales de los Estados Unidos denunciaron que en la aplicación para su visa, la científica ocultó su posición como teniente en el Ejército Popular de Liberación, el ejército nacional de la República Popular China. Sin embargo, el currículum que la investigadora presentó a la Universidad de Boston al aplicar,  incluía información sobre un grado académico obtenido en la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa, la institución de educación superior del Ejército Popular de Liberación.

Los fiscales además sostienen que durante su estancia de investigación en Estados Unidos, la Dra. Ye siguió recibiendo y llevando a cabo órdenes de sus superiores en la milicia china. El gobierno estadounidense levantó cargos contra la investigadora por fraude de visa, realizar declaraciones falsas y conspiración con un gobierno extranjero, pero no ha sido arrestada, dado que se encuentra en China.

Publish or perish”: un cáncer de la academia

Otro caso es el de Zaosong Zheng. El investigador afiliado a la Universidad de Harvard fue descubierto tratando de salir del país con 21 ampolletas robadas de un laboratorio del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston.

Las ampolletas contenían material de una importante investigación relacionada con el desarrollo del cáncer. Tras ser arrestado, el académico admitió haber intentado escapar con estas muestras para publicar la investigación bajo su nombre en China e impulsar su carrera científica. Zhen enfrenta cargos por contrabando y falso testimonio, y actualmente se encuentra bajo la custodia del gobierno estadounidense.

¿Qué pasa cuando solo es un error desafortunado?

Los arrestos y procesos mencionados anteriormente forman parte de un despliegue del gobierno estadounidense ante las sospechas y amenazas de espionaje y robo de información motivadas por las tensiones internacionales entre Estados Unidos y China. El gobierno estadounidense ha comentado repetidamente la necesidad de proteger agresivamente el conocimiento generado en el país que pudiera ser robado y utilizado por otras potencias mundiales. Casos como los anteriores podrían darle la razón, pero, ¿qué tan estrictos pueden ser en términos de colaboraciones internacionales académicas sin caer en un caso extremo de paranoia? y ¿Cómo afectaría esta práctica a la apertura científica y colaboración académica?

En agosto del año pasado, Feng Tao, quien trabajaba como químico en la Universidad de Kansas fue acusado de fraude por el supuesto fallo en comunicar una posición de tiempo completo en una universidad china, mientras recibía fondos federales estadounidenses. A diferencia del caso del Dr. Lieber, por ejemplo, el académico no proporcionó información falsa y aparentemente no mostró malicia ni dolo en la omisión de la información sobre su puesto en China.

Su abogado, Peter R. Zeidenberg, declinó comentar sobre el caso específico del Dr. Tao, pero sugirió que los fiscales estadounidenses podrían estar persiguiendo desmedidamente a académicos chinos con lazos internacionales que solamente cometieron un error de comunicación y no necesariamente son espías. “Los profesores tienen periodos libres en verano, a veces toman trabajos en China durante ese tiempo, y no creen que sea necesario reportarlo”, comentó el abogado. Zeidenberg agregó que el estar desinformados sobre la obligación de reportar asignaciones en el extranjero puede costarle muy caro a profesores y académicos, a los que se les pueden imputar cargos por fraude con penas de hasta 20 años, más aún si se levantan cargos por contrabando, espionaje o conspiración.

Una política de cero tolerancia

A partir del 2018, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Session, inició una estrategia para enfrentar la posibilidad de espionaje internacional, especialmente de China. Hoy en día hay cientos de investigaciones abiertas involucrando el trabajo de académicos de procedencia china o de aquellos que tienen lazos con instituciones de este origen.

En muchos casos se investigan y persiguen conducta que ocurrieron hace muchos años, en los que los criterios de seguridad no eran los que se aplican hoy en día. Frank Wu, profesor de leyes y ex-presidente del Comité de los 100, una organización de chino-americanos prominentes, ha calificado estas nuevas estrategias como innecesariamente agresivas y potencialmente devastadoras para el desarrollo de la ciencia americana, debido a que el país asiático contribuye financieramente a la producción científica de Estados Unidos y, más aún, un enorme número de colaboradores académicos tiene conexiones con China.

El miedo al espionaje y al robo de conocimiento por parte de Estados Unidos, viene no solo de la noción de China como un enemigo potencial en la arena científica, sino en la idea de que solo en Estados Unidos se produce conocimiento tecnológico de punta, lo cual aumenta el peligro de que otras potencias mundiales intente apropiarse de este. Tomando en cuenta el panorama geopolítico actual, las medidas precautorias para proteger la información pueden ser útiles, pero es crucial que las autoridades y las instituciones de educación superior encuentren una forma de asegurar un buen uso de la información en las instancias de cooperación científica internacional sin dejar de habilitar las plataformas que hacen posible esta cooperación y generan el conocimiento científico en primer lugar.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ciencia-china-bajo-la-mira-estados-unidos

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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Tres series gratuitas para aprender historia mundial

Por: Sofía García-Bullé

Los contenidos digitales han abierto nuevas posibilidades para registrar y divulgar la historia en formatos ágiles, interesantes y entretenidos.

La enseñanza de la historia es una disciplina con muchas áreas de oportunidad. En países como México, por ejemplo, existen problemas tanto con la preparación de los docentes para impartir la materia, como en los recursos y materiales didácticos disponibles para dar la clase. En Estados Unidos, hay regiones en las que aún se lucha por programas académicos que reflejen la realidad histórica americana por completo.

Para aquellos maestros que encuentren un reto difícil en recopilar material certero y entretenido para sus alumnos en las clases de historia, les compartimos tres programas educativos para fortalecer su selección de contenidos. Todos los programas incluidos en la lista pueden accederse gratuitamente vía YouTube.

1. Historia a profundidad: IT’S HISTORY!

Producido por Mediakraft Networks, este canal de YouTube surgió en 2014 y se especializa en narrar episodios específicos de la historia mundial a detalle. El show es producido en Munich por un equipo de expertos en historia, es narrado y escrito por el historiador Indiana Neidell.

Neidell combina su trayectoria como actor de voz, músico y personalidad de redes para relatar episodios históricos como la Guerra Fría, la Revolución Industrial y la Revolución Cultural China en una forma clara, concisa y amigable, apta tanto para expertos que quieren saber más sobre historia mundial como para principiantes que se inician en la materia.

La compañía de producción también tiene disponibles canales hermanos que abordan específicamente la Primera y Segunda Guerra Mundial. La mayoría de los capítulos de estas series cuentan con 36 opciones de idiomas en los subtítulos, incluyendo inglés, español, francés, alemán, árabe, chino y coreano, entre otros.

2. No son caricaturas, son créditos extra: Extra Credits

La idea del canal Extra Credits surgió en 2008 cuando el co-creador Daniel Floyd elaboró dos presentaciones de video para sus clases de Historia del Arte y Teoría de los Medios en el Colegio de Arte y Diseño de Savanna (Savannah College of Art and Design). En julio del 2010 comenzaron a transmitir el show Extra Credits por YouTube, cubriendo temas sobre producción de videojuegos y cultura popular. En el 2013 incluyeron el tema de historia mundial por capítulos bajo el título Extra History.

Siete años después, Extra History tiene hoy una de las bibliotecas de contenido histórico más amplias y variadas en YouTube y Twitch, cubriendo desde piezas de personajes como Simón Bolívar, Mary Seacoal y Yi Sun Sin, hasta eventos históricos complejos cuyo entendimiento requiere tocar temas de Economía y Sociología, tales como el episodio de la Compañía del Mar del Sur en el siglo XVIII.

La mayoría de los capítulos tiene de 7 a 15 opciones de idiomas para subtítulos, casi siempre ofreciendo español latinoamericano, peninsular o genérico.

3. Una opción latina: Bully Magnets

Producido por Andrés Alba, Antonio Romero, Enrique López y Luis Felipe Ángeles, Bully Magnets abrió su canal de YouTube en el 2010 con la intención de divulgar contenido histórico en un formato breve, amigable y característicamente divertido, dirigiéndose especialmente al público joven.

Su contenido es variado y abarca desde temas de interés académico como la conquista de México y el descubrimiento de América, hasta la vida de un Papa que odiaba a los gatos o un día en la jornada laboral de un verdugo en tiempos de la Revolución Francesa. El canal tiene una de las bibliotecas con contenido histórico más amplias de habla hispana, y varios de sus videos cuentan con subtítulos en español y en inglés.

Las fuentes y materiales estandarizados siempre serán la primera solución para enseñar historia en las escuelas, pero como auxiliar a estas fuentes primarias, contenidos digitales como estos son de gran ayuda para mantener el interés de los alumnos en el salón de clases.

¿Tú como maestro usas contenidos digitales auxiliares en el aula para reforzar el aprendizaje de la historia? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/historia-video-gratis

Imagen: USA-Reiseblogger en Pixabay

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Busca AMLO tirar puentes, ¿rescatará la historia?

Por:  Sofía García-Bullé

El mandatario mexicano hace un intento por recuperar el conocimiento histórico.

El pasado miércoles, el presidente Andrés Manuel López Obrador causó revuelo una vez más en los titulares al anunciar su iniciativa para retirar los “puentes”, la práctica de mover el asueto de un día festivo al lunes o viernes más próximo. El motivo citado para esta propuesta fue su preocupación por la falta de conocimiento histórico en los niños.

“Los niños en las escuelas hablan de puentes pero no del por qué no asisten a la escuela un viernes o lunes como acaba de suceder, y resulta que hoy, el 5 de febrero, nadie recuerda que se promulgó la Constitución”.

López Obrador calificó de lamentable que las fechas cívicas y el conocimiento histórico que se desprende de las mismas haya caído en el olvido y agregó que propondrá reformas para recuperar ese conocimiento, que considera parte importante para la identidad nacional. La intención es sin duda loable, pero queda la duda de si la estrategia del presidente mexicano ataca solamente un síntoma o la enfermedad completa que implica el estado de la educación histórica en México.

Sin maestros no hay historia

El problema de la educación histórica en México es mucho más complejo que no recordar las fechas por las que se está dando un “puente”. El problema surge de que hay muy pocas ofertas educativas y aún menos oportunidades laborales para los historiadores. Debido a esto, el número de historiadores que hay en México no alcanzaría ni para cubrir el 2% de las clases de Historia en el sistema educativo mexicano. ¿Cómo es la preparación del maestro de Historia de México entonces? ¿Necesita ser historiador? Si no es así, ¿tenemos definido cuál es el perfil idóneo para este rubro de la educación?

El Dr. Sebastián Plá Pérez, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, explicó que un profesor de historia debe tener sensibilidad, conocimiento de la materia, conocer los contextos y ser intelectual. “Debe darse al profesor la libertad de ser un intelectual, quitarle ese yugo de funcionario público que le están poniendo hoy en día con los temas de evaluación tan centralizados”, expresó el también especialista en enseñanza de la historia. Agregó que ser maestro de Historia no debe solamente repetir los conocimientos proporcionados por el Estado o una institución educativa, pero que sí debe de existir un “piso académico” con conocimientos básicos del cual el estudiante pueda partir. De acuerdo a Plá, lo que diferencia a un maestro de Historia de un repetidor, es la capacidad no solo de conocer sino de discutir y dar contexto a los contenidos relevantes en una clase de Historia.

La historia está en las fuentes

El registro histórico es la única herramienta que tenemos para acceder al conocimiento de eventos del pasado. Nuestra visión sobre el transcurrir de los ayeres se forja completamente alrededor de estas fuentes y esto influye también en la forma en que construimos el presente histórico usando el contexto proporcionado por eventos previos.

Por eso las fuentes en las que nos basamos para enseñar historia son tan importantes, y de acuerdo a expertos en historiografía, estas a veces se quedan cortas.  En el 2014, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), diagnosticó una serie de errores en los libros de texto gratuitos de historia para los niveles de primaria y secundaria. Estas fallas abarcaban incluso nombres y fechas importantes equivocadas, como errar los años en los periodos presidenciales de Benito Juárez, Porfirio Díaz y Francisco I. Madero.

En 2018 se incluyó una imagen de la banda estadounidense Nirvana para ilustrar el concepto de “jóvenes mexicanos de los 90’s”. Patricia Galeana, directora del INEHRM agregó que la educación secundaria cuenta con altos índices de reprobación de la materia de Historia. Galeana declaró: “Cuando vemos a los jóvenes en segundo y tercero (de secundaria) ya se les olvidó todo lo que vieron en quinto y sexto”.

¿Qué soluciones podrían funcionar?

Los “puentes” vacacionales como los conocemos surgieron en el 2005, durante el mandato del presidente Vicente Fox con el objetivo de incentivar el turismo y disminuir el absentismo escolar de los niños cuyas familias tomaban los días de la semana hábil posteriores  o anteriores al asueto. Esta decisión, y la que ahora propone AMLO en 2020, tienen mucho que ver con la asistencia de los estudiantes a la escuela y casi ninguna relación con la calidad de la enseñanza de la historia en México, sin embargo, sí se puede hablar de un mayor interés en este sexenio por preservar y difundir el conocimiento cultural e histórico.

El manual de la Nueva Escuela Mexicana, de la Secretaría de Educación Pública (SEP), muestra un panorama más completo sobre cómo la SEP quiere mejorar la impartición de conocimiento, tanto general como histórico, durante el presente sexenio. La idea de rescatar el conocimiento histórico como parte fundamental de la identidad nacional es integrar a la familia en la enseñanza y remembranza de la historia. Partiendo de que la teoría no es suficiente, y a través de actividades asignadas por el docente, se busca involucrar a la familia en conversaciones con el tema de la historia fuera del salón de clases, o motivarlos a realizar visitas a sitios históricos o arqueológicos ligados a las fechas en las que hay asueto.

En artículos anteriores hemos sugerido que la educación histórica no solo debe servir para incentivar la adherencia a una identidad nacional, sino también un sentido crítico hacia los componentes cívicos y políticos de la historia. Para un problema tan complejo como el de la enseñanza y aprendizaje de la Historia en México no necesitamos una solución, necesitamos varias: Una mejor preparación para los maestros de Historia, mejores materiales didácticos, mejores programas académicos que conceptualicen esta materia como un transcurrir de eventos que forman el presente y no como un conjunto de fechas y eventos que hay que memorizar para pasar una prueba; estrategias de enseñanza que sepan aprovechar el conocimiento histórico como herramienta tanto como generar un sentido de pertenencia a una nación como para la reafirmación de un sentido crítico que convoque a la acción positiva y no solo a la repetición de datos.

La iniciativa de López Obrador podría verse como ingenua o insuficiente ante las circunstancias, pero habría que ver si su estrategia para rescatar la enseñanza de la Historia incluye no solo tirar puentes, sino construir nuevas rutas hacia una conciencia histórica mexicana a través de la educación.

Fuente e imagen:  https://observatorio.tec.mx/edu-news/amlo-puentes-escolares

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Pedagogía Queer y bullying

Por: Sofia García Bullé. 

En 2008, Darla Linville, profesora asociada del Colegio de Educación de la Universidad de Augusta, escribió un artículo en el que se planteó preguntas que persisten hasta hoy en la búsqueda de un ambiente educativo más justo e inclusivo: ¿Cómo la teoría queer ayuda a explicar las narrativas de estudiantes de preparatoria que se identifican como LGBTQ o heterosexuales? ¿Cómo explican las contradicciones y contranarrativas que exponen en políticas prácticas y pedagogías en las escuelas? ¿Las prescripciones de teoría queer concuerdan con los deseos de los estudiantes para con sus escuelas? ¿Hay una mejor manera para que las escuelas sean más amigables con los estudiantes LGBTQ?

Especialistas en educación, sociología y teoría queer, han escrito diversos ensayos sobre cómo cambiar prácticas educacionales, currículum, pedagogías y estructuras escolares en torno a este tema. A pesar de vivir en teoría más abierta y flexible con las experiencias de vida que no son heteronormadas, estas filosofías e impulsos de cambio para la integración de las  personas ajenas a la heteronormatividad chocan con la forma más elemental que tenemos de construir el sistema educativo y de practicar la enseñanza.

Las ideas que promueven la diversificación y la inclusión no se llevan bien con las demandas de estandarización y uniformidad que forman parte del sistema de valores básico de la mayoría de las escuelas. Aquellos que busquen llevar temas relacionados con el balance social al ámbito educativo deben trabajar cuesta arriba para pedir un marcos teóricos y prácticos que den espacio a la experimentación, a la apertura y a la empatía a experiencias de vida diferentes a la “norma”.

Esto es crítico cuando hablamos del nivel básico de educación, donde las conductas adecuadas para los estudiantes son instruidas con una base en el género. Desde el primer momento en el que iniciamos el aprendizaje de socialización, ya estamos encajonando estudiantes y sus acciones de acuerdo a una visión social binaria sobre sus cuerpos. Les enseñamos primero sobre su sexo y el género que debería estar alineado a este, y luego, sobre su carácter, el cual ocupará un valor secundario en comparación a los dos primeros atributos, quizás por el resto de sus vidas. ¿Cómo afecta esto a los estudiantes que no tienen una identidad heteronormativa?

Una minoría en desventaja

La teoría queer y la inclusión de la comunidad LGBTQ en los espacios, tanto públicos como educativos, es un tema delicado. El propósito de este texto no es discutir los juicios de valor de las personas con valores conservadores, o que argumentan la libertad religiosa como un derecho inalienable, eso se ha debatido ampliamente en arenas que tratan temas más de índole social que educativo. Sin embargo, no es posible ignorar el impacto que estos temas sociales tienen en la experiencia educativa y personal de los estudiantes que no son heteronormados.

Un estudio realizado en 2017 por el Centro de Investigación Familiar de la Universidad de Cambridge, descubrió que 45 % de los alumnos LGBTQ sufren de acoso escolar, solo por identificarse como LGBTQ. El porcentaje sube a 64 % cuando se trata de alumnos transgénero. En Estados Unidos, el acoso escolar homofóbico y transfóbico oscila entre el 22 % y el 87 % dependiendo de variables como las inclinaciones políticas del estado donde se encuentran los estudiantes, las políticas de las escuelas donde estudian, además de los valores personales y preparación profesional de maestros y personal educativo.

“Los estudiantes que se sienten seguros estaban más atentos en clase, son más eficientes”.

En México, 61 % de los estudiantes LGBTQ reportan incidentes de acoso escolar con base en la homofobia en sus escuelas, y 92 % de los estudiantes han sido víctimas de agresiones verbales debido a su orientación sexual, apariencia física, atuendo o falta en el cumplimiento de reglas sociales ligadas a estereotipos de género.

La escuela no es solamente un lugar para transferir conocimiento, también es un lugar para formar personas, e independientemente de que exista o no un acuerdo entre los valores y normas sociales que deben aprender los estudiantes, no es viable una formación de calidad en un recinto donde no se garantice la integridad física y emocional de todos los alumnos.

Un estudio publicado realizado por académicos de las universidades de Otawa y Concordia (2016), encontró que el desempeño escolar de los estudiantes aumenta cuando se sienten seguros y bienvenidos en el aula. “Encontramos que los estudiantes que se sentían seguros estaban más atentos en clase, eran más eficientes”. Argumenta Caroline Fitzpatrick, una de las co-autoras del estudio. Fitzpatrick agregó que los alumnos participantes también reportaron menos indicios de depresión. Sostuvo que asegurarse de que los estudiantes estuvieran comprometidos y atentos, podría contribuir a largo plazo a que tuvieran un índice de éxitos más alto en diversas capacidades intelectuales como matemáticas o lectura de comprensión.

¿Cómo equilibrar el campo educativo?

Para tener un ambiente escolar más equilibrado, sano y seguro para el alumnado LGBTQ, son necesarias medidas constantes y efectivas que perduren en la experiencia educativa de los estudiantes. El problema no se resuelve con una junta con padres y maestros o un seminario para alumnos, cada vez que sucede un incidente perjudicial para un estudiante no heteronormado.

Un cambio significativo podría iniciar desde la elaboración de currículum y selección de contenidos para el plan escolar. Un currículum y contenidos que humanicen y visibilicen a las personas no heteronormadas, es un excelente recurso para promover un trato justo entre los alumnos. Cabe mencionar que visibilizar y reconocer el derecho a la existencia pacífica de todos los alumnos no necesariamente significa coincidir en todo.

Uno de los argumentos más prevalentes en contra de pedagogías y contenidos queer en las escuelas es que atenta contra valores conservadores y religiosos, que comúnmente vienen de familias que se identifican como tradicionales. La idea no es antagonizar a este grupo de personas, es llegar a un punto en el que pueda ejercerse un respeto mutuo y un ambiente constructivo entre los alumnos que son heteronormado y los que no lo son. Este método ha resultado ser efectivo en para disminuir otros desbalances sociales como el sexismo pasivo en las escuelas.

Otra medida necesaria es entrenar al personal educativo en pedagogías inclusivas, resolución de conflictos, inteligencia emocional y social. Independientemente de sus valores personales, su primer deber es procurar el bienestar y educación de los alumnos. Este conocimiento les daría herramientas para lidiar con cualquier problema de convivencia en clase, no solamente los relacionados con el bullying hacia el alumnado LGBTQ.

No todos los maestros están capacitados o tienen un sistema de creencias personales que los habiliten a ser un apoyo o un mentor para un alumno LGBTQ. Así como es necesario reconocer las habilidades que estos maestros tienen para enseñar, su carácter de personas y su derecho a asegurarse un sustento a través del magisterio, también es imperativo concientizarlos acerca de su responsabilidad con todos sus alumnos, no solo los que concuerdan con su sistema de creencias.

Es imperativo que en caso de no ser la persona indicada para el trabajo, faciliten el acercamiento con otro miembro del personal educativo, con el perfil y las capacidades de ofrecer tanto mentoría como acompañamiento a estudiantes no heteronormados. Para asegurar el concurrir de una experiencia de educativa de calidad, las instituciones educativas, por su parte, necesitan estar conscientes de la existencia de un panorama social diverso dentro del salón de clases, e implementar tanto políticas como prácticas humanas que consideren las diferencias como una fuente de riqueza cultural y oportunidad de diálogo, más que un mecanismo para disparar situaciones como bullying y otras formas de violencia escolar.

¿Has tenido situaciones en tu escuela en la que sea necesario un enfoque que llame a la diversidad? ¿Cuál ha sido tu experiencia? Compártenos tus impresiones sobre el tema.

Fuente del artículo: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-queer

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