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África, esclava de la intolerancia

Por: Geraldo Elorriaga

La corrupción política, la ignorancia social y el fanatismo religioso impiden al continente avanzar en el respeto a los derechos humanos. Los tímidos progresos de Sudáfrica aportan un rayo de esperanza

Lo llaman derechos humanos, pero suele ser una cuestión de mera supervivencia. Las calles africanas se llenan de individuos que protestan, fundamentalmente, por medidas que amenazan la subsistencia de la población. Las marchas semanales que amenazan al Gobierno sudanés estuvieron motivadas, en su inicio, por la subida de la barra de pan de una a tres libras, unos seis céntimos de euro, mientras que las revueltas sociales en Zimbabue remiten a una subida del carburante y el aceite doméstico. No olvidemos que la requisa de las mercancías de un vendedor ambulante desencadenó la caída del régimen tunecino y el fenómeno de la Primavera Árabe.

La precariedad condiciona tanto la conducta de las masas como de sus dirigentes. La última reforma del Código Penal en Angola, recientemente aprobada, acaba de despenalizar la homosexualidad y ampliar los supuestos necesarios para acceder al aborto legal, incluyendo la violación. El cambio político de la antigua colonia portuguesa evidencia algo más que un talante progresista. El rumbo del nuevo presidente Joao Lourenço parece íntimamente ligado a su necesidad de acceder a las líneas de crédito de los países occidentales.

La lucha por las libertades civiles goza de mayor recorrido allí donde las condiciones económicas y educativas han impulsado el tejido social. Las clases medias han impulsado las demandas políticas y, a menudo, han liderado y reconducido protestas populares que, como en el caso de Sudán, han surgido como respuesta inmediata a medidas impopulares.

Tras la democracia formal de muchas repúblicas impera el autoritarismo de una élite corrupta

La realidad política africana es convulsa porque, a menudo, la fachada institucional tan sólo maquilla un escenario complejo. La democracia formal de muchos de sus Estados no se corresponde con realidades autoritarias donde una elite acapara el poder y se resiste a compartirlo. En este sistema, las reformas legislativas se convierten en papel mojado ante la escasa capacidad para hacerlas efectivas. La corrupción, la falta de una Administración que llegue hasta el ciudadano, las trabas de la burocracia y la ignorancia lastran su plasmación efectiva y el progreso.

Excluidos de la educación

El aborto, la despenalización de las relaciones homosexuales o la equidad de género, además, se enfrentan a la animadversión de la opinión pública, que los considera valores occidentales ajenos a su cultura e, incluso, los rechaza abiertamente. El conservadurismo social se ha convertido en una herramienta de enganche para cultos de procedencia cristiana y musulmana, que suelen condenar a quienes se enfrentan a la corriente mayoritaria. Las minorías religiosas, tribales o sexuales suelen ser las víctimas de esta falta de tolerancia, tan útil para las clases dirigentes.

La educación resulta la clave para la transformación social. Unos noventa millones de jóvenes -la mitad de los menores africanos- no asisten a una escuela, según datos del Banco Mundial, y otros 40 millones la abandonarán en próxima década. La falta de formación mediatizará no sólo su futuro personal, sino también el de los Estados que habitan. Su escasa capacidad crítica no facilitará el cambio de mentalidad y la demanda de un sistema mejor de derechos y libertades.

La mutilación genital femenina es ilegal en Egipto, pero afecta al 90% de las mujeres

El análisis de la situación en seis países nos muestra las lacras y carencias habituales en todo el continente. Algunas son específicas, relacionadas con su turbulento pasado, pero otras son compartidas y hablan del mantenimiento de la violencia como instrumento de dominación, la intolerancia y el sometimiento de la mujer.

Costa de Marfil: Cicatrices abiertas

El crecimiento económico favorece la cicatrización de las heridas de la guerra y aplaca la sed de justicia que aún experimenta Costa de Marfil. Porque el país del golfo de Guinea, uno de los más prósperos de la región, ejemplifica la incapacidad de muchos Estados africanos para dar respuesta a las violaciones de los derechos humanos que causa un conflicto interno. No se han dirimido responsabilidades por la guerra civil de 2011, que provocó masacres y desplazamiento de civiles. Las consecuencias, además, se proyectan en la actualidad, con la proliferación de bandas armadas que extorsionan a la población.

El país también es un modelo de desarrollo legislativo ineficaz, con medias contra la violencia sexual que no resultan prácticas por la pervivencia del estigma social y el difícil acceso a los tribunales. La modernidad de esta potencia emergente también contrasta con la pervivencia de tradiciones como la mutilación genital femenina, que afecta al 88% de las mujeres de la zona septentrional, la poligamia, soportada por el 28% de las esposas, y el matrimonio levirato, que implica el casamiento forzado de la viuda con el hermano del difunto.

Mauritania: La tiranía de la ‘zina’

Los caminos de la justicia mauritana son inescrutables y una mujer de aquel país que denuncie una violación corre el riesgo de acabar en prisión. Esta república islámica prohíbe las relaciones sexuales fuera del matrimonio y una interpretación restrictiva de este delito, conocido como ‘zina’, puede convertir a la víctima en culpable. Existe un proyecto de ley contra la violencia y el acoso, pero aún se halla pendiente de aprobación parlamentaria.

A este país, donde convergen poblaciones de origen árabe y otras subsaharianas, se le achaca un importante déficit en el capítulo de los derechos humanos. A la discriminación social, económica y política de las comunidades de origen meridional y piel oscura se suma la pervivencia de formas de esclavitud, derogadas por la ley, pero que permanecen vigentes y afectan a decenas de miles de personas. Además, las prácticas homosexuales, la blasfemia, el sacrilegio y la apostasía son merecedoras de la pena capital. El bloguero Mohammed Mkhaitir permanece en prisión desde hace cinco años tras criticar el uso que, a su juicio, realiza el Gobierno islámico para discriminar a las minorías.

Egipto: La primavera marchita

La Primavera Árabe supuso un soplo de libertad en un país hasta entonces férreamente controlado por el Ejército, un poderoso aparato político, social y económico. Pero la apertura no cristalizó. El triunfo de los islamistas provocó la reacción militar y el golpe del general Al Sisi se tradujo en un regreso a las viejas fórmulas. Amnistía Internacional denuncia prácticas frecuentas como la detención arbitraria, la tortura, las desapariciones y ejecuciones extrajudiciales.

La población sufre la presión de los cuerpos de seguridad y la no menos violenta del Estado Islámico, responsable de matanzas de policías y civiles. Junto a los problemas políticos, existen otros de tipo social ampliamente arraigados. Los problemas de seguridad se ceban con las mujeres; no en vano El Cairo es considerada la capital mundial del acoso sexual. La Administración ha llegado a culpabilizar a las víctimas, acusándolas de provocar su propia desdicha. La mutilación genital femenina es ilegal, pero su índice del 90% de afectadas tan solo resulta superado por Guinea y Somalia. La falta de libertad religiosa se ceba con la minoría cristiana copta, objetivo de terroristas y de la discriminación de una Constitución que confiere al islam la condición de religión de Estado.

Kenia: La excusa yihadista

La potencia de África Oriental, dotada con una variedad de culturas e importante desarrollo asociativo, no escapa a las carencias habituales. La presión del yihadismo radical coarta la libertad de prensa, sometida a la censura por motivos de seguridad, y acentúa la autonomía de los cuerpos policiales, sospechosos de perpetrar todo tipo de abusos con absoluta impunidad. Oscar Kamau y John Paul Oulu, dos activistas de los derechos humanos empeñados en dar a conocer esta guerra sucia, fueron asesinados en 2009, y tales crímenes aún no han sido resueltos. El derecho a la vida aparece condicionado por la frágil situación de las comunidades del norte, afectadas por la sequía y el hambre. Uno de cada tres kenianos sufre desnutrición. Este escenario resulta ideal para que Uhuru Kenyatta, su presidente, arguya que la abolición de la ley que penaliza el sexo gay no constituye una cuestión de derechos humanos. Al parecer, la emergencia humanitaria también impide que él mismo y su partido sean juzgados por las atrocidades cometidas tras las elecciones de 2007.

Uganda: La homofobia más feroz

La celebración de elecciones periódicas y la concurrencia de partidos suele dar lugar a una democracia formal, que no necesariamente implica ser real. Uganda mantiene ese carácter y, al mismo tiempo, mantiene limitaciones a la libertad de prensa, y las fuerzas de seguridad son criticadas por acosar a la oposición. La república ribereña de los Grandes Lagos también sufre problemas comunes a buena parte del continente, como el trabajo infantil, lacra que afecta al 36% de los niños entre 5 y 14 años.

El espíritu conservador de la sociedad, a menudo rentabilizado por las sectas carismáticas, se manifiesta en iniciativas políticas como una ley contra la homosexualidad, aprobada en 2014, que criminalizaba tanto estas relaciones sexuales como a las ONG que apoyaran al colectivo. Estados Unidos y varios países europeos amenazaron con retirar sus ayudas y el Tribunal Constitucional invalidó la norma. Pero la homofobia se ha exacerbado en el país y los medios locales han llegado a publicar cientos de fotos de presuntos gais.

Sudáfrica: Salir del ‘apartheid’

El país más rico del continente es también el más avanzado en materia de protección del individuo, con una regulación excepcional dentro del continente. La Constitución, aprobada en 1994, incluye una Comisión de Derechos Humanos, obligada a abordar todas las denuncias en este ámbito y establecer reparaciones, pero también a investigar de forma proactiva cualquier tipo de atentado contra la libertad y llevar a cabo una acción educativa.

El fin del régimen del ‘apartheid’, que discriminaba en función del color de la piel, dio lugar a un nuevo marco normativo con talante progresista. Sudáfrica es el único país del continente que ha legalizado el matrimonio gay. Pero el país del arco iris tampoco escapa a males comunes, como son la inseguridad ciudadana, la brutalidad policial y el clientelismo o la capacidad de la burocracia para distribuir subvenciones en función de afinidades políticas. Además, la violencia sexual adquiere dimensiones alarmantes. Uno de cada cuatro varones adultos reconoce haber cometido abusos contra mujeres, incluida la habitual ‘violación correctiva’ de lesbianas.

Fuente: https://www.laverdad.es/sociedad/africa-esclava-intolerancia-20190411120142-ntvo.html

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Para no olvidar: Las Víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica

Redacción: Telemundo

Durante más de 400 años, más de 15 millones de personas fueron víctimas de la esclavitud.

Fue en el año 2007, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) designó cada 25 de marzo como el día internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos.

Durante más de cuatro siglos, más de 15 millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de la esclavitud y de la trata transatlántica de esclavos, perdiendo todos sus derechos al ser vendidos como objetos, tras ser sacados a la fuerza de sus hogares en África y ser trasladados a América.

La importancia de este día busca crear conciencia con respecto al racismo, los prejuicios y la explotación del hombre por el hombre, principales causas de la esclavitud, además de incentivar la defensa de los Derechos Humanos de las personas y para que nadie sea tratado como objeto de comercio.

Como en cada conmemoración, este año el Secretario General de la ONUAntónio Guterres compartió un mensaje para recordar a las víctimas de la esclavitud y de la trata transatlántica.

En la actualidad, este flagelo sigue manifestándose a través de la llamada «esclavitud moderna», por medio de la trata de personas, el trabajo forzoso y la esclavitud sexual.

La esclavitud moderna no distingue el desarrollo de un país, está presente en todas partes del mundo. Más de 25 millones de personas en la Tierra, viven hoy en condiciones de esclavitud.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/recordando-victimas-esclavitud-trata-transatlantica-20190325-0015.html

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Publicado el Primer ranking de impacto global de universidades según su vinculación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

América del Norte/EEUU/www.universityworldnews.com

El primer ranking de impacto universitario del mundo, publicado por Times Higher Education ( THE ) World University Rankings, revela una nueva jerarquía de instituciones globales basadas en el trabajo de las universidades hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. 

El ranking ofrece nuevas perspectivas sobre el trabajo de las universidades hacia la igualdad de género, la acción climática y las ciudades y comunidades sostenibles, entre otras áreas. 

Según THE , las 12 tablas de la liga, que incluyen un ranking general y 11 tablas sobre los ODS individuales, presentan 551 universidades de 80 países en 17 regiones y seis continentes.

Las universidades número uno en las 11 tablas SDG individuales provienen de Nueva Zelanda, Suecia, Australia, Canadá, Corea del Sur, Taiwán, Irlanda y el Reino Unido. 

Japón es el país más representado de las 76 naciones representadas en el ranking general, seguido por Estados Unidos y Rusia. El ranking principal incluye 462 universidades. 

Sin embargo, Canadá, Irlanda y Australia son los principales países según los puntajes generales promedio. 

Las métricas incluyen las políticas de las universidades sobre libertad académica, el uso de contratos de empleo seguros y su participación en el personal académico de alto nivel. 

El THE afirmó que este es el primer intento mundial del mundo para documentar la evidencia del impacto de la educación superior. 

Phil Baty, director de conocimiento en THE, dijo que las clasificaciones «ofrecen una nueva forma de definir la excelencia: una evaluación que captura nuevas perspectivas únicas sobre el impacto que las instituciones tienen en la sociedad, en contra de sus propias misiones únicas, no solo su investigación y rendimiento docente». 

Ellie Bothwell, editora de rankings globales en THE , dijo que los rankings «reconocen el trabajo fantástico que hacen las universidades por el bien de la sociedad para abordar algunos de nuestros problemas globales más apremiantes, trabajos que a menudo pasan desapercibidos e indocumentados». 

Dijo que los resultados «sacuden nuestra noción de lo que es la excelencia: las universidades de Nueva Zelanda, Canadá y el Reino Unido se encuentran junto a las de Irán, Malasia y Arabia Saudita en estos nuevos rankings pioneros y verdaderamente globales».

Las universidades tuvieron que participar activamente como voluntarios y compartir una amplia gama de datos para clasificarlos. 

La clasificación – que está abierto a todos los estudiantes de universidades acreditadas de enseñanza – se puso en marcha en el ELInnovación y Cumbre de impacto en el Instituto Superior Coreano de Ciencia y Tecnología en Corea del Sur. 

Nueva jerarquía de instituciones globales

Los resultados revelan una nueva jerarquía de diversas instituciones globales en comparación con las clasificaciones centradas en la investigación, con la Universidad de Auckland de Nueva Zelanda ocupando el primer lugar y la Universidad McMaster de Canadá reclamando la segunda posición.

El resto de los 10 mejores se completan con la Universidad de Canadá de Columbia Británica, la Universidad de Manchester del Reino Unido y King’s College London, la Universidad de Gotemburgo de Suecia y el Real Instituto de Tecnología KTH, la Universidad de Montreal de Canadá, la Universidad de Bolonia de Italia y la Universidad de Hong Kong. Kong. 

Auckland encabeza la tabla de la liga en gran parte gracias a sus mejores puntajes para dos de los objetivos: buena salud y bienestar, y asociaciones para los objetivos. También logra una alta puntuación en igualdad de género. 

El profesor Stuart McCutcheon, vicerrector de la Universidad de Auckland, dijo que está encantado de que el trabajo de su universidad en esta área haya sido reconocido internacionalmente .

“Me enorgullece que las políticas que están arraigadas en la forma en que opera esta universidad hayan sido reconocidas, particularmente en áreas de equidad, bienestar del personal y de los estudiantes, y en nuestros programas académicos, incluso en campos relacionados con la salud. 

“Tenemos la suerte de operar en un entorno legislativo establecido por los sucesivos gobiernos de Nueva Zelanda que apoyan estas prácticas en el lugar de trabajo. 

“Además de esto, se encuentra nuestro propio trabajo sólido e innovador que se alinea con los objetivos de la ONU y que se lleva a cabo en toda la universidad. Parte de esto se inicia en áreas como nuestra Oficina de Equidad y en las carteras de vicerrectores profesionales, y se comparte la implementación con facultades y divisiones como Campus Life. Cumplimos con nuestras políticas: caminamos por la charla «.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU fueron desarrollados y acordados por 194 estados nacionales, proporcionando un marco reconocido internacionalmente para lograr el desarrollo sostenible. 

Papel importante para las universidades

«Las universidades tienen un papel importante que desempeñar en la generación del conocimiento y la capacidad necesarios para lograr estos objetivos», dijo McCutcheon. 

«En consecuencia, son valiosos para las universidades porque nos permiten enmarcar nuestra investigación, enseñanza, operaciones, desarrollo de capacidades, redes y asociaciones de una manera que permite que las contribuciones que hacemos sean reconocidas y comprendidas universalmente». La 

Universidad McMaster, segundo lugar, dijo Ha sido reconocido por su profundo compromiso con los objetivos de desarrollo., incluida la buena salud y el bienestar, el trabajo decente y el crecimiento económico, la construcción de ciudades y comunidades sostenibles, el logro de la equidad de género y la revitalización de las alianzas mundiales. 

El presidente de la Universidad de McMaster, Patrick Deane, dijo: «Somos una universidad global y es nuestra responsabilidad encontrar formas de ayudar a las personas y nuestras sociedades a mejorar y beneficiarse de la investigación y la educación». » 

Necesitamos que nuestro mundo sea más sostenible, más diverso» , con menos pobreza y más oportunidad. «Los ODS de las Naciones Unidas nos dan un marco que apoya estos objetivos y un ímpetu para enfocar nuestros esfuerzos colectivos», dice. 

Japón lidera el ranking principal

Japón lidera el ranking principal con base en la representación general, con 41 instituciones clasificadas, mientras que Estados Unidos tiene 31 y Rusia tiene 30.

Sin embargo, cuando los países se clasifican según los puntajes generales promedio de sus instituciones, Canadá obtiene el primer lugar con un puntaje total promedio de 86.6 sobre 100. Le sigue la República de Irlanda y Australia, con puntajes generales promedio de 85.1 y 81.6 respectivamente. El análisis excluyó a las naciones con menos de cinco universidades en el ranking. 

Cautelosa bienvenida a los nuevos rankings de ‘impacto’ La

Dra. Joanna Newman, directora ejecutiva y secretaria general de la Asociación de Universidades del Commonwealth (ACU), dio la bienvenida al nuevo ranking en el Foro Internacional de Educación Superior en Londres el 27 de marzo. 

Ella dijo que la ACU, una red de 530 instituciones de educación superior de la Commonwealth con 66% de sus miembros en países de ingresos bajos y medios de todo el mundo, había participado en conversaciones con THEen los nuevos rankings. 

Ella dijo: «Creo que es una cosa mixta. En cierto modo, llamar la atención sobre los ODS es una buena cosa, pero las clasificaciones son un instrumento muy contundente que se pierde mucho. La mayoría de nuestras instituciones no podrán ser parte de las clasificaciones y es demasiado pronto para comprobar cómo se está utilizando la información. » 

Esperaba que las clasificaciones de impacto otorgaran un mayor prestigio a la investigación aplicada que está ayudando a abordar los problemas sociales y sociales. problemas económicos en el campo en lugar de solo otorgar académicos por citas altas en el campo de investigación elegido. 

El profesor Richard Follett, vicerrector adjunto (internacional) de la Universidad de Sussex, la universidad más importante del mundo en estudios de desarrollo, dijo: “Como mínimo, el nuevo Times Higher EducationLas clasificaciones de impacto plantearán el problema en la mente de las universidades y donde el componente de divulgación tal vez no esté necesariamente integrado en nuestra propia visión institucional. Creo que eso es positivo ”. 

Él sugirió que la mejor manera de avanzar sería alinear los sistemas de educación superior con los objetivos de desarrollo sostenible en lugar de solo impulsar el cambio desde abajo hacia arriba. 

Metodología de

los rankings El ranking evalúa a las universidades con métricas basadas en 11 de los 17 SDG de la ONU. Los datos se recopilaron de las universidades y de Elsevier y las métricas se desarrollaron en colaboración con Vertigo Ventures.

Se espera que la iniciativa, que según Bothwell continuará sujeta a la discusión consultiva en curso, se desarrolle a lo largo del tiempo, con un objetivo a largo plazo para reconocer el desempeño frente a los 17 ODS. 

También hay 11 mesas en las universidades que obtienen mejores resultados contra 11 SDG individuales. 

Los 11 ODS incluidos son:

  • • ODS 3 – Buena salud y bienestar
  • • ODS 4 – Educación de calidad
  • • ODS 5 – Igualdad de género
  • • ODS 8 – Trabajo decente y crecimiento económico.
  • • ODS 9 – Industria, innovación e infraestructura
  • • ODS 10 – Reducción de las desigualdades
  • • ODS 11 – Ciudades y comunidades sostenibles
  • • ODS 12 – Consumo y producción responsables.
  • • ODS 13 – Acción climática
  • • ODS 16 – Paz, justicia e instituciones fuertes
  • • ODS 17 – Asociaciones para los objetivos.

Baty dijo: «Este nuevo ejercicio coloca a todas las universidades en condiciones de igualdad, como se refleja en los resultados, que incluyen todo tipo de instituciones, desde centros de poder de investigación de renombre a instituciones locales en países en desarrollo que nunca antes han participado en clasificaciones globales». 

Detalles de la metodología se puede encontrar aquí .

Fuente; https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20190404190925308

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El fracaso de la educación pública aboca a millones de sudafricanos negros a la pobreza

La segregación implantada durante el ‘apartheid’ no se ha revertido pese al ingente dinero invertido en el sistema de enseñanza/Un 20% de los maestros y profesores sudafricanos no acuden a dar clase los lunes y los viernes

Africa/Johanesburgo/elperiodico.com/es

Durante décadas, los sudafricanos negros recibieron del gobierno una educación de segunda, que les privaba de recibir formación adecuada en Ciencias, Matemáticas y otras materias clave para encontrar empleos bien pagados y salir de la pobreza. El gobierno del ‘apartheid’ los condenaba así a seguir siendo la mano de obra barata de la que se aprovechaba la Sudáfrica blanca, y preservaba un sistema de segregación racial en el que la principal función de los negros era servir a sus amos.

Esta situación debería haber cambiado en 1994, cuando el Congreso Nacional Africano (CNA) de Nelson Mandela comenzó a gobernar Sudáfrica. El CNA puso fin a la discriminación, declaró gratuita la educación básica y ha invertido ingentes cantidades de dinero en pagar a más maestros y profesores y acondicionar y construir escuelas e institutos. Sin embargo, un cuarto de siglo después, el pésimo estado de la educación en las zonas donde viven la mayor parte de sudafricanos negros siendo uno de los principales factores para explicar las tremendas desigualdades sociales y raciales en el país austral.

Según un informe del Banco Mundial, Sudáfrica es el país del mundo con mayores índices de desigualdad social. Datos oficiales muestran que esta desigualdad coincide con la división racial que promovió el ‘apartheid’. Los sudafricanos blancos, que representan el 8% de la población, ganan en promedio cinco veces más que sus compatriotas negros, que suponen el 80% del total de sudafricanos.

Pública versus privada

Un estudio encargado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) revela que “el 75-80% de los alumnos” no tienen dinero para buscar alternativas y se ven obligados a acudir a escuelas públicas que no funcionan, obteniendo malos resultados académicos que lastran sus opciones en la vida laboral. Mientras tanto, “el 20-25% de los alumnos, los más ricos, son matriculados en escuelas privadas o escuelas públicas que funcionan y obtienen mejores resultados”.

El informe, presentado esta semana por el FMI, aporta también un dato crucial para entender el impacto de estos números sobre las desigualdades entre sudafricanos blancos y negros: “Un 80% de las escuelas disfuncionales están en los ‘townships’ [donde el ‘apartheid’ confinaba a la fuerza trabajadora negra] y las comunidades rurales”, espacios ambos de abrumadora mayoría negra.

Contra lo que podría pensarse, el problema no es de inversiones, sino de gestión. El gobierno del CNA invierte en educación tanto como los países más desarrollados del mundo. En las escuelas públicas de las zonas pudientes, de mayoría blanca, las asociaciones de padres ejercen sobre maestros y profesores el control que no ejerce el gobierno, y surten las necesidades de los centros con contribuciones económicas privadas. Las cosas son muy distintas en las “escuelas disfuncionales”. Allí los educadores están peor preparados y no están sometidos a ningún control, en parte debido a la influencia de los sindicatos a los que pertenecen, que se han opuesto con éxito a los tímidos intentos del gobierno de hacer rendir cuentas a los docentes.

El informe del FMI revela que un 20% de los maestros y profesores sudafricanos no acuden a dar clase los lunes y los viernes, mientras que un 33% de los docentes se ausenta de las aulas en los últimos días de mes. “En las escuelas predominantemente negras, los maestros enseñan una media de 3,5 horas al día”, dice el estudio, que calcula en 6,5 horas al día la media de horas de enseñanza de los educadores en las escuelas en que los blancos siguen siendo mayoría.

El resultado de todo ello es que casi la mitad de las personas entre 25 y 34 años no han terminado la educación secundaria en Sudáfrica, cuyos alumnos quedaron en último o penúltimo lugar en pruebas de lectura, matemáticas y ciencia realizadas con estudiantes de su edad de decenas de países del mundo.

Fuente:https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20190406/el-fracaso-de-la-educacion-publica-aboca-a-millones-de-sudafricanos-negros-a-la-pobreza-7385598

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Aguja e hilo, las armas de un grupo de mujeres kenianas para sobrevivir

África/Kenia/11 Abril 2019/Fuente: Informe21

Jerusa Angokho tenía casi 40 años cuando tuvo que hacerse cargo sola de sus cinco hijos. Sin ninguna profesión, esta mujer originaria del este de Kenia encontró en la costura una vía para subsistir y progresar.

«He aprendido a hablar con libertad. Al principio me daba miedo expresarme, pero ahora sé que puedo crear, coser y luego vender lo que produzca», explica a Efe Angokho, que ahora, con 52 años, se siente «una mujer distinta».

Ella es una de las 30 mujeres que forman parte del proyecto Mrembo Africa («Mujer bella en África», en suajili), un taller con fines sociales que proporciona una profesión y empleo a mujeres kenianas y refugiadas que viven en el barrio bajo de Kangemi (oeste de Nairobi).

En este suburbio de unos 100.000 habitantes, que no cuenta con alcantarillado, miles de mujeres forman parte del sector informal, donde trabajan más del 80 % de los kenianos, una salida que les permite contribuir a la economía familiar con unos ingresos de 500 a 700 chelines kenianos al día (entre 4 y 6 euros).

Frente a esto, nacen iniciativas como Mrembro Africa, cuya impulsora, la keniana Alice Eshuchi, inició sin apoyo del Gobierno o de ninguna otra organización, con el único objetivo de poder obtener beneficios y proporcionar un salario digno a estas mujeres.

«Empezamos en 2016 siendo muy pequeños y enseñando a las mujeres, kenianas y refugiadas, desde cero. Nuestro objetivo es darles poder a ellas para que puedan empoderar a otras», explica Eshuchi.

Con más de 25 años de experiencia en gestión de programas sociales y de empoderamiento de mujeres y niñas, así como otros grupos vulnerables, Eshuchi decidió empezar el proyecto al observar la situación en la que se encuentran las mujeres de este barrio, muchas sin acceso a una educación y con muy pocos recursos.

«Las mujeres aquí son increíblemente creativas, siempre traen consigo nuevas ideas, sólo necesitan la confianza para alcanzar sus objetivos. Tras pasar un tiempo con nosotras, se convierten en empresarias», detalla.

Según el último informe de 2016 sobre pequeñas y medianas empresas elaborado por el Instituto Nacional de Estadística de Kenia, las mujeres son propietarias de más del 60 % de las empresas informales del país, y esta cifra baja al 32,2 % en las formales.

Tener un taller propio es el sueño de Millicent Nakhumicha, de 25 años, que empezó a trabajar con esta organización en 2014, justo después de graduarse, sin contar con ninguna formación específica ni los recursos para seguir estudiando.

«Me quiero centrar en mi carrera, no puedo depender de un hombre, sólo de mí misma», afirma Nakhumicha, quien confiesa que para sus diseños se inspira en la gente que ve en la calle, en la televisión y las revistas, y cuya especialidad son los bolsos y las mochilas.

Esta joven de aspecto tímido se ha convertido también en la modelo de Mrembo Africa, además de en su diseñadora estrella, siendo la encargada de elaborar los bolsos, mochilas y otros complementos que fabrican en el taller, que reconoce son «su debilidad».

«Mi sueño es tener un taller en el que trabajen cientos de mujeres sin recursos y poder ayudarles así a pagar el alquiler, la comida o el colegio para sus hijos», cuenta, ilusionada.

Los pedales de las viejas máquinas de coser -algunas de los años 50- y las bobinas de hilo no dejan de correr en este pequeño taller, donde coloridas telas africanas se combinan en todo tipo de estilos y diseños, incluida moda, accesorios y decoración para el hogar.

En 2018, esta organización entrenó a 42 mujeres y niñas, algunas ya casadas y con hijos, aunque, según reconoce Eshuchi, la tarea «no es siempre fácil» y se dan algunos casos de fracaso entre las participantes en el proyecto.

«Nos llegó una chica de 15 años, había sido violada y tenía un bebé. Estaba traumatizada, pero cuando llegó su confianza aumentó mucho», señala la directora, quien lamenta que muchas de estas madres rechazan a sus hijos al ser fruto de una violación.

Mrembo Africa proporciona a algunas de estas mujeres la única comida que podrán tener ese día, pero con el claro objetivo de que «no sean dependientes» y puedan cosechar ellas mismas su sustento.

«Cualquier mujer puede hacer lo que hacemos aquí. Sólo hay que mirar a cada estudiante y ver de lo que es capaz», concluye Eshuchi.

Imagen tomada de: https://informe21.com/sites/default/files/styles/node_default/public/images/15318519w.jpg

Fuente: https://informe21.com/economia/aguja-e-hilo-las-armas-de-un-grupo-de-mujeres-kenianas-para-sobrevivir

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El fracaso de la educación pública aboca a millones de sudafricanos negros a la pobreza

África/Sudáfrica/11 Abril 2019/Fuente: El periódico

La segregación implantada durante el ‘apartheid’ no se ha revertido pese al ingente dinero invertido en el sistema de enseñanza

Un 20% de los maestros y profesores sudafricanos no acuden a dar clase los lunes y los viernes

Durante décadas, los sudafricanos negros recibieron del gobierno una educación de segunda, que les privaba de recibir formación adecuada en Ciencias, Matemáticas y otras materias clave para encontrar empleos bien pagados y salir de la pobreza. El gobierno del ‘apartheid’ los condenaba así a seguir siendo la mano de obra barata de la que se aprovechaba la Sudáfrica blanca, y preservaba un sistema de segregación racial en el que la principal función de los negros era servir a sus amos.

Esta situación debería haber cambiado en 1994, cuando el Congreso Nacional Africano (CNA) de Nelson Mandela comenzó a gobernar Sudáfrica. El CNA puso fin a la discriminación, declaró gratuita la educación básica y ha invertido ingentes cantidades de dinero en pagar a más maestros y profesores y acondicionar y construir escuelas e institutos. Sin embargo, un cuarto de siglo después, el pésimo estado de la educación en las zonas donde viven la mayor parte de sudafricanos negros siendo uno de los principales factores para explicar las tremendas desigualdades sociales y raciales en el país austral.

Según un informe del Banco Mundial, Sudáfrica es el país del mundo con mayores índices de desigualdad social. Datos oficiales muestran que esta desigualdad coincide con la división racial que promovió el ‘apartheid’. Los sudafricanos blancos, que representan el 8% de la población, ganan en promedio cinco veces más que sus compatriotas negros, que suponen el 80% del total de sudafricanos.

Pública versus privada

Un estudio encargado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) revela que “el 75-80% de los alumnos” no tienen dinero para buscar alternativas y se ven obligados a acudir a escuelas públicas que no funcionan, obteniendo malos resultados académicos que lastran sus opciones en la vida laboral. Mientras tanto, “el 20-25% de los alumnos, los más ricos, son matriculados en escuelas privadas o escuelas públicas que funcionan y obtienen mejores resultados”.

El informe, presentado esta semana por el FMI, aporta también un dato crucial para entender el impacto de estos números sobre las desigualdades entre sudafricanos blancos y negros: “Un 80% de las escuelas disfuncionales están en los ‘townships’ [donde el ‘apartheid’ confinaba a la fuerza trabajadora negra] y las comunidades rurales”, espacios ambos de abrumadora mayoría negra.

Contra lo que podría pensarse, el problema no es de inversiones, sino de gestión. El gobierno del CNA invierte en educación tanto como los países más desarrollados del mundo. En las escuelas públicas de las zonas pudientes, de mayoría blanca, las asociaciones de padres ejercen sobre maestros y profesores el control que no ejerce el gobierno, y surten las necesidades de los centros con contribuciones económicas privadas. Las cosas son muy distintas en las “escuelas disfuncionales”. Allí los educadores están peor preparados y no están sometidos a ningún control, en parte debido a la influencia de los sindicatos a los que pertenecen, que se han opuesto con éxito a los tímidos intentos del gobierno de hacer rendir cuentas a los docentes.

El informe del FMI revela que un 20% de los maestros y profesores sudafricanos no acuden a dar clase los lunes y los viernes, mientras que un 33% de los docentes se ausenta de las aulas en los últimos días de mes. “En las escuelas predominantemente negras, los maestros enseñan una media de 3,5 horas al día”, dice el estudio, que calcula en 6,5 horas al día la media de horas de enseñanza de los educadores en las escuelas en que los blancos siguen siendo mayoría.

El resultado de todo ello es que casi la mitad de las personas entre 25 y 34 años no han terminado la educación secundaria en Sudáfrica, cuyos alumnos quedaron en último o penúltimo lugar en pruebas de lectura, matemáticas y ciencia realizadas con estudiantes de su edad de decenas de países del mundo.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20190406/el-fracaso-de-la-educacion-publica-aboca-a-millones-de-sudafricanos-negros-a-la-pobreza-7385598

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La investigación que pone cifras al descenso de hijos cuando las mujeres estudian

11 Abril 2019/Fuente: El país

Un análisis en 18 países con 670.449 africanas nacidas entre 1950 y 1995 concluye que se habrían producido 13 millones menos de nacimientos con mayor acceso a la educación

A principios del siglo XX la gente nacía y moría constantemente. Los avances médicos, mayor higiene y mejores servicios aumentaron la esperanza de vida. Tiempo después, también comenzaron a disminuir los alumbramientos. La población creció de forma espectacular, incluso cuando comenzaron a bajar las tasas de natalidad. Esto sucedió primero en Europa, y Norteamérica, después se extendió a Latinoamérica y Asia. Parecía que le había tocado el turno a África: los índices de natalidad empezaron a disminuir en el continente en los ochenta, pero esta tendencia se frenó e incluso revirtió en los noventa y los dosmil. Volvieron a aumentar los nacimientos, hubo que revisar las proyecciones de población y se empezó a hablar de la bomba demográfica africana. Ante la falta de una explicación concreta a este aumento, algunos expertos hablan de «misterio».

Hoy hay 1.256 millones de africanos; en 2050 se espera que sean el doble, según las previsiones de la ONU. Un grupo de investigadores austriacos publicó recientemente un estudio en el que trata de arrojar luz a esta incógnita demográfica y achaca en gran medida este freno en el descenso de los nacimientos a la irregular inclusión de la mujer en la educación en África subsahariana. Los expertos concluyen que si las niñas hubiesen tenido un mayor acceso a la educación en la región, habrían nacido 13 millones de niños menos entre 1995 y 2010. Las conclusiones se han publicado en la prestigiosa revista científica PNAS.

«Los años posteriores a las independencias (la mayoría en los sesenta) representaron un periodo de gran esperanza en la región porque muchos países ampliaron sus servicios sociales. Sin embargo, el período inicial de felicidad económica y social pronto fue reemplazado por tiempos más duros relacionados con aumentos de los precios del petróleo, los aumentos en las tasas de interés y el incremento de la deuda externa. Esto dio lugar a medidas de austeridad y recortes masivos en los presupuestos gubernamentales, particularmente en los sectores sociales de salud y educación«, detallan los investigadores.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores han combinado estadísticas demográficas y sanitarias para crear una base de datos con 670.000 mujeres nacidas entre 1950 y 1995 diferenciadas por su nivel educativo. Los autores del estudio han comparado 18 países con un acceso a la eduación irregular y otros con uno más continuo. «Por supuesto, hay varios estudios que analizan el vínculo entre la fertilidad y la educación. Sin embargo, el nuestro se centró enteramente en explicar el freno en el descenso de fertilidad en África subsahariana», especifica el investigador Endele Kebade, que ha liderado este análisis.

Como señalaba un informe de Unicef de 2015«la educación femenina está correlacionada con una disminución en las tasas generales de fertilidad. Las mujeres con educación primaria tienen, en promedio, 0,7 partos menos que las mujeres sin educación». Actualmente el 59% de las niñas y el 61% de los niños acaba primaria en África subsahariana, según datos de la Unesco. La desigualdad económica hace que este porcentaje se reduzca hasta el 32% en el caso de los niños más desfavorecidos. «La educación y el acceso a la información permiten a las niñas tomar decisiones sobre su futuro, incluyendo la familia que quieren formar, y esto se traduce habitualmente en un menor número de hijos, y en una mayor tasa de supervivencia de estos», detalla Blanca Carazo, responsable de Programas de Unicef Comité Español.

El enorme aumento de población africana es algo que preocupa en Europa y son muchas las voces que han alertado de que es urgente una mejora de la educación en el continente. El presidente francés Emmanuel Macron lo resumió así en una intervención hace unos meses: «Siempre digo: ‘Preséntame a la mujer que decidió, siendo perfectamente educada, tener siete, ocho o nueve hijos. Por favor, preséntame a la joven que decidió dejar la escuela a los 10 para poder casarse a los 12». Macron expresó esta idea en el evento Goalkeepers que cada año organiza la Fundación Bill y Melinda Gates durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. El ministro de exteriores español Josep Borrell también argumentó en una intervención sobre migraciones en el Congreso que “la solución es darles oportunidades en su tierra y controlar el crecimiento de la población para que el desarrollo pueda llegar a todos”.

«Debido a que las generaciones más recientes de mujeres jóvenes vuelven a tener mayor acceso a los estudios, este hallazgo sugiere que en el futuro, podemos esperar una aceleración en la disminución de la fertilidad», especifica la investigación. Esto no indica necesariamente un descenso en la población del continente porque también es previsible que aumente la esperanza de vida. Para los autores del estudio, una de las conclusiones es clara: hay que invertir más en unas políticas educativas bien diseñadas. «Los políticos africanos deben dar prioridad no solo a la expansión de la educación sino también a la calidad», puntualiza el investigador austriaco.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/03/20/planeta_futuro/1553108159_027793.html

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