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Por qué hay países en los que es mejor abrir escuelas pese a arriesgarse a un brote

Redacción: El Confidencial

UNICEF ha pedido que se reabran las escuelas en países subsaharianos, pese a que no hay un consenso científico sobre si los niños son igual de contagiadores del coronavirus que los adultos.

En enero, un niño británico de 9 años se contagió del coronavirus durante unas vacaciones en los Alpes. Ya en casa, y como muchos otros niños de su edad que también se han visto expuestos al covid-19, apenas desarrolló síntomas leves. Las autoridades británicas hicieron pruebas a cada uno de los 72 contactos del muchacho, y ninguno dio positivo por el covid-19. ¿Significa esto que los niños, además de quedar relativamente a salvo de las consecuencias más graves de la enfermedad, no son vectores de contagio?

Los científicos no lo tienen claro: hace apenas unos días, un estudio avalado por el Comité científico alemán para la pandemia y con Christian Drosten (el Fernando Simón germano) a la cabeza advertía que, aunque los síntomas de los niños eran más leves, los infectados parecían tener los mismos niveles de virus en su cuerpo que los adultos. La conclusión de Drosten, que apuntala la respuesta alemana al virus, es que las escuelas y guarderías podrían actuar como centros de transmisión del covid-19 si se levantan las restricciones actuales, que mantienen a más de 1,7 mil millones de estudiantes sin acceso a las aulas en todo el mundo.

Esta semana, la propia agencia de las Naciones Unidas para los Niños, UNICEF, pedía ya que se reabrieran las escuelas en países del África subsahariana y el Sahel. Save the Children se unía a la petición. El brote de coronavirus en África, aunque no ha llegado a las cotas de infección de EEUU o Europa occidental, está lejos de haberse superado, con algo más de 32.500 contagios (sin incluir Egipto) y 1.112 muertos. Y sin conocer si realmente los niños son vectores de contagio y las masificadas escuelas posibles reservorios de virus, ¿por qué las propias agencias de la ONU insisten en su reapertura, pese al riesgo de un brote de contagios?

La razón se remonta a 2014 y el escenario es el África occidental asediado por la epidemia de ébola, que dejó al menos 11.323 muertos (las cifras podrían ser mucho mayores) en países como Liberia, Sierra Leona y Guinea.

Un equipo de sanitarios traslada a un fallecido por ébola en Monrovia (Liberia), en septiembre de 2014. (EFE)

Un equipo de sanitarios traslada a un fallecido por ébola en Monrovia (Liberia), en septiembre de 2014. (EFE)

En medio de la epidemia de ébola, un virus hemorrágico mucho menos infeccioso que el coronavirus SARS-CoV-2 pero infinitamente más mortal (cerca del 59% de los que la contrajeron fallecieron, la letalidad en algunas zonas superó al 60%), las escuelas cerraron en Liberia, epicentro del brote. Se suspendió la educación para 5 millones de niños durante nueve meses. Tiempo suficiente para que las consecuencias siguieran marcando el país y una generación seis años después.

Generación perdida

Con el cierre de escuelas en África occidental y la crisis económica en general, el maltrato y el trabajo infantil creció exponencialmente. También la explotación sexual de las menores. Niñas en ambientes más desfavorecidos quedaban embarazadas y sin acceso a métodos de planificación familiar. Paralelamente, miles de niños se quedaron sin acceso a muchos servicios básicos que en estos países se proveen en los centros educativos, desde alimentación a vacunas. Según cifras de UNICEF, cerca de un millón de niños quedaron sin vacunar ese año en Liberia.

Con la reapertura de los colegios, muchos y muchas no regresaban: los primeros, porque quedaban sometidos al trabajo infantil, las segundas, víctimas de la explotación sexual o matrimonios y embarazos prematuros. En 2015, Liberia ordenó una prohibición de asistir a la escuela a aquellas menores «visiblemente embarazadas», bajo la excusa de que podían dar mal ejemplo a otras alumnas. Esas niñas se habían quedado embarazadas durante los nueve meses de cierre de escuelas.

«Aprendimos muchas lecciones difíciles del ébola», afirma el director regional de UNICEF para África oriental y meridional, Mohamed M. Malick Fall, «pero una de las más graves fue que después del cierre prolongado de las escuelas vemos aumentos en la explotación infantil, el abuso infantil e incluso en los embarazos adolescentes; mientras se hace más difícil para los niños más vulnerables regresar a la escuela».

Escuelas cerradas en toda África

La situación con el coronavirus se augura incluso peor. Todos los países africanos han cerrado sus escuelas a nivel estatal, según el último informe de la UNESCO. Mientras que en países más desarrollados el curso escolar ha seguido a trompicones gracias a internet o a través de sesiones educativas en la radio o la televisión, en países subsaharianos, donde el 85% de la población rural no tiene acceso a la electricidad, es más complejo. Y las medidas de distancia social y la alta tasa de contagio de coronavirus dificultan otras iniciativas para proteger a los menores del trabajo infantil o la explotación sexual.

Cierres de escuelas en el mundo. En morado, totales. En fucsia, parciales. (UNESCO)
Cierres de escuelas en el mundo. En morado, totales. En fucsia, parciales. (UNESCO)

Es el caso por ejemplo de la Academia de Fútbol para Chicas de Kibera (KGSA, en sus siglas en inglés) que educaba desde 2002 a cerca de cien niñas y jóvenes del mayor poblado chabolista de Nairobi (Kenia), con clases normales por la mañana y sesiones de fútbol por la tarde con el objetivo de esquivar el embarazo y el matrimonio prematuro en las jóvenes de la favela. «Cuando una niña practica fútbol, está ocupada con el entrenamiento, no tiene ocasión de quedarse embarazada o cosas peores», explicaba a esta periodista Richard Teka, coordinador de la KGSA, antes de que se cerraran las clases. Ahora, han sido suspendidas, como las de todo el país.

«Su educación es interrumpida, los niños no tienen ya un ‘lugar seguro’ como una escuela. Como resultado, se hacen más vulnerables al abuso, negligencia, violencia y explotación, y es más probable que, especialmente las niñas, dejen la escuela directamente», afirmaba en un comunicado la sección de Save the Children para África occidental y el Sahel.

El coronavirus ha desencadenado una «crisis educativa que no tiene precedentes en cuanto a alcance, duración e impacto«, afirma el responsable de UNICEF para la región, Mohamed M. Malick Fall. En África oriental y meridional «hasta 16 millones de niños ya no acceden a las comidas críticas diarias en la escuela, y la violencia está aumentando». En este sentido, a veces el «remedio» es peor que la enfermedad, y la organización pide que se reabran las escuelas de manera segura, para lo que ha adoptado una nueva orientación técnica denominada «Marco para la reapertura de las escuelas» que proporciona una hoja de ruta segura de esos centros, y que ha publicado junto al Programa Mundial de Alimentos, el Banco Mundial y la UNESCO.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-05-06/cuando-es-mejor-abrir-escuelas-y-arriesgarse-a-un-brote-que-mantenerlas-cerradas_2581156/

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Sierra leona: Volver al cole después de que te hayan dejado embarazada en una epidemia

África/Sierra Leona/28 Mayo 2020/elpais.com

Sucedió tras el ébola en 2015 y puede volver a repetirse con el coronavirus. Entonces se detectó un aumento de madres adolescentes. Los expertos aplican las lecciones de esa crisis para garantizar que las niñas regresen a la escuela después de la pandemia

En abril de 2015, después de que el ébola asolara Sierra Leona y paralizara África Occidental, comenzaron a reabrir las escuelas. Miles de niños regresaron con ilusión al colegio tras nueve meses encerrados en sus casas. Pero Isatu, de 13 años, y sus hermanos no pudieron hacerlo. La adolescente, huérfana a causa del ébola, al igual que alrededor de 9.000 niños más, tenía que cuidar de un bebé recién nacido. Un hombre de veintitantos años que había ayudado a dar de comer a la hambrienta familia de Isatu durante el brote la había violado y dejado embarazada.

Al final del brote, Isatu se vio sola para cuidar de su hijo y de sus dos hermanos pequeños. En lugar de volver a sus clases de matemáticas, lectura y escritura, se pasaba el día vendiendo basura reciclada para sobrevivir. Durante el brote del ébola de 2014-2016, los embarazos de adolescentes se incrementaron nada menos que en un 65% en algunas comunidades de Sierra Leona. Hasta marzo de 2019, las escuelas en este país prohibían a las niñas embarazadas asistir a las clases. Miles de ellas abandonaron sus estudios o no recibieron escolarización en los años siguientes, según dicen los expertos, debido a la combinación de los embarazos de adolescentes, los matrimonios precoces, la pobreza, la pérdida de cuidadores, las actitudes negativas de los padres con respecto a la educación, así como la precaria calidad de la enseñanza.

Ahora la comunidad internacional está lidiando con una nueva crisis sanitaria por la covid-19 que ha agudizado la inseguridad económica y alimentaria, ha cerrado escuelas y ha llevado a un aumento de la violencia de género en el mundo entero. Los expertos señalan que deberían extraerse lecciones de la crisis del ébola y que de inmediato deberían implementarse medidas de respuesta para garantizar que los niños, en especial las niñas, puedan regresar a la escuela una vez que remita la crisis.

Dado que la pandemia y los confinamientos tienen a millones de personas en sus casas, y que países como Sierra Leona ya viven una delicada economía post-ébola, algunas organizaciones en África Occidental como Plan International, Unicef y Street Child se apresuran para facilitar enseñanza suplementaria fuera de las aulas y asistencia económica, además de trabajar con los Gobiernos y los agentes educativos para garantizar que los niños puedan regresar a la escuela. “Creo que es crucial que todos trabajemos colectivamente con los Gobiernos y con todos los actores para planificar la reapertura de las escuelas con mucho cuidado y de un modo muy proactivo para llegar a los más vulnerables”, afirma Robert Jenkins, director de Educación de Unicef.

Se repite la historia

Algunos padres en Sierra Leona comenzaron a sacar a sus hijos de los centros educativos antes de que estas cerraran sus puertas en marzo debido al riesgo de infección por coronavirus. Hoy miles de niños en África Occidental están sin escolarizar, exactamente igual que durante el estallido del ébola. Las comunidades que todavía tienen que recuperarse económicamente de la anterior crisis temen no ser capaces de llegar a fin de mes y dar sustento a sus familias.

Las niñas como Isatu, que ya no tienen padres que las protejan y cuiden de ellas, son algunas de las más vulnerables. “Los hombres y los chicos se aprovechan de ellas ofreciéndoles, por ejemplo, sustento y ayuda a cambio de sexo y, durante ese proceso, muchas se quedan embarazadas”, asegura Sia Lajaku-Williams, nativa de Sierra Leona y directora de programas de Street Child, una organización internacional centrada en infancia y la educación.

Esta y otras entidades ofrecen educación sobre planificación familiar y salud reproductiva. Sin embargo, estos mensajes pueden ser difíciles de comunicar durante una crisis como la del ébola o la covid-19. “Lo que sucede es que las mujeres y las niñas no pueden acceder a los servicios de salud reproductiva”, explica Yeva Avakyan, vicepresidenta adjunta de igualdad de género en Save the Children. “Nosotros abogamos por que estos servicios sigan estando abiertos y siendo accesibles”, añade.

«Los hombres y los chicos se aprovechan de ellas ofreciéndoles, por ejemplo, sustento y ayuda a cambio de sexo y, durante ese proceso, muchas se quedan embarazadas»

Según los expertos, las organizaciones tienen que prestar apoyo a las poblaciones vulnerables ahora con el fin de abordar la salud, la educación y otras necesidades. Unicef y Save the Children están desarrollando planes de estudio alternativos en diferentes medios de comunicación, como la televisión y la radio, para que estos sean utilizados mientras las escuelas permanecen cerradas. Pero sin una escuela física a la que asistir, muchos niños no pueden cubrir sus necesidades básicas, como comer. Lajaku-Williams y su equipo de Street Child, por ejemplo, han respondido estableciendo programas de reparto de alimentos —para la comida y la cena— para unos 800 menores que, de otro modo, podrían pasar hambre mientras las escuelas están cerradas. El acceso a agua potable es otra de las prioridades según Unicef, que intensificará sus esfuerzos en la purificación del agua en África occidental mientras persista la pandemia.

La frágil coyuntura económica del país y la actitud subyacente ante la educación —la creencia de que ellas deberían consagrarse a casarse y tener hijos— también supusieron un desafío para que las niñas volvieran a las escuelas una vez que estas reabrieron. “Mandar a los hijos al colegio cuesta dinero”, explica Tessie San Martin, presidenta y directora ejecutiva de Plan International EE UU. “Hay que proporcionarles dinero para el transporte, el uniforme, los libros y demás. Si una familia no tiene recursos o si sus medios son limitados y tiene… varios hijos, le aseguro que no serán las niñas las que los recibirán”, remacha.

Ofrecer a las familias los recursos para que puedan sustentar a todos sus hijos evita que sean ellas las que tengan que decidir, aseguran varias voces. Por otro lado, las actitudes que rodean la educación femenina están cambiando lentamente en Sierra Leona. Entre 2004 y 2018 la tasa de alfabetización de las chicas entre 15 y 24 años aumentó en más de un 25%, lo cual redujo las diferencias entre sexos en casi 15 puntos. Ese respaldo vital es lo que brindó a Isatu una segunda oportunidad. En 2016 pudo regresar a la escuela secundaria gracias a una ayuda económica y a la asistencia de Street Child. En 2017, sus hermanos también se matricularon.

Lajaku-Williams afirma que, mientras los colegios de todo el mundo permanecen cerrados debido al coronavirus y mientras pequeños como Isatu están de nuevo en sus hogares, lo esencial es apoyar ahora a las comunidades con el objetivo de garantizar que puedan regresar a las aulas cuando estas abran, lo mismo que después de la crisis del ébola. “Fuimos capaces de tener un efecto positivo en sus vidas y de invertir la situación”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/05/22/planeta_futuro/1590138973_509051.html

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Reabren escuelas en Costa de Marfil

África/Costa de Marfil/28 Mayo 2020/prensa-latina.cu

Miles de niños con máscaras faciales están de vuelta hoy en las escuelas de Costa de Marfil, uno de los primeros países de África en reiniciar las actividades lectivas tras un cierre de dos meses por el nuevo coronavirus.
Con un total de dos mil 376 casos y docenas de nuevas infecciones cada día, Costa de Marfil aún no ha contenido el virus, pero las autoridades confían en que los alumnos puedan estudiar juntos con seguridad después de la introducción de medidas de higiene adicionales.

Se trata de una disposición arriesgada porque todavía la pandemia no está contenida, y servirá a los países cercanos para evaluar si esta decisión causa un aumento en la infección, apuntan expertos.

El Ministerio de Educación de Costa de Marfil aseguró en una declaración oficial que aprecia la seriedad de su decisión.

Tenemos el deber imperativo de garantizar que los niños que nos confían puedan completar su educación, dijo el funcionario del Ministerio Assoumou Kabran.

De acuerdo con especialistas del área, África no sufre actualmente un golpe tan fuerte como se esperaba de la Covid-19, pero organismos internacionales advirtieron en las últimas semanas que las medidas de relajamiento pudieran echar por tierra la acertada respuesta dada en los inicios de la pandemia.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=369092&SEO=reabren-escuelas-en-costa-de-marfil
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Tres ‘detectives’, un virus y el paciente que contagió a todo un hospital

Por: Patricia Peiró

Un trío de científicos de Durban, en Sudáfrica, relata de un modo casi novelesco cómo interrogaron durante semanas a sanitarios, pacientes y familiares para rastrear cómo se extiende la covid-19

Durban, Sudáfrica, 9 de marzo. Un hombre acude a urgencias del hospital San Agustín. Tose, le duele la cabeza. Le ingresan y comparte estancia con una mujer que ha sufrido un infarto. Ese hombre acaba de llegar de Europa, la señora vive en una residencia de ancianos. Hacía solo cuatro días desde que el país había confirmado su primer positivo de covid-19 y faltaban dos para que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia. Menos de un mes después, el virus se había detectado en 13 personas dentro de ese hospital y matado a tres, una de ellas, la mujer del infarto. El teléfono del profesor Salim Abdool sonó. Era el departamento de salud nacional.

—Reúne a un equipo para investigar qué está pasando en el hospital San Agustín

El 4 de abril se presentaron en el edificio tres detectives de enfermedades. El profesor Salim Abdool había encargado la tarea a Richard Lessells, Yunus Moosa y Tulio de Oliveira.

Lo que encontraron en ese centro hospitalario fue pánico. «Todo el mundo quería debatirlo todo, era imposible hablar con una sola persona. Pasamos las primeras cuatro o cinco horas pidiéndoles que se calmaran», explica De Oliveira en una conversación de Skype. En esta llamada a tres bandas también participa Moosa: «Los trabajadores tenían ansiedad, los pacientes y sus familiares estaban histéricos y la dirección no sabía muy bien cómo lidiar con todo esto». Les atiborraron a preguntas: ¿había que llamar a pacientes que podrían haber estado expuestos?, ¿qué hacemos si dan positivo?, ¿debemos decirles que se queden en casa?, ¿podemos volver nosotros a nuestra casa?, ¿tenemos que clausurar las salas en las que ha habido casos sospechosos?.

Los tres especialistas en enfermedades infecciosas estaban a punto de realizar un ejercicio pocas veces visto con semejante nivel de precisión: la radiografía de expansión del virus dentro de los muros de un centro hospitalario. «Esto no se podría hacer en un país como España, donde ya hay muchos infectados, solo es una investigación factible cuando el contagio está en sus primeros pasos», detalla De Oliveira, quien recuerda que Sudáfrica estableció un confinamiento tremendamente estricto desde el principio. «No es una investigación que se pueda llevar a cabo si cada día entran 100 nuevos pacientes que saturan las instalaciones», recalca. Sudáfrica es hoy el país del continente con más positivos, casi 24.500 infectados.

Las primeras personas con las que hablaron fueron tres enfermeras. «Eran las que más sabían sobre el alcance de las infecciones», apunta Moosa. Se encerraron con ellas durante varias horas en un despacho en una zona segura del complejo. A partir de entonces fueron ellos los que realizaron las preguntas y cotejaron todo con los datos almacenados en las bases de datos del hospital. Turnos del personal, labores asignadas, síntomas, distribución de los empleados y los pacientes en las habitaciones…

Los profesores Lessells y Moosa a la entrada del hospital, fotografiados por Oliveira.
Los profesores Lessells y Moosa a la entrada del hospital, fotografiados por Oliveira.

Se trata del estudio más completo y específico hasta la fecha sobre cómo se desenvuelve este virus dentro de un hospital. El colectivo sanitario ha sido uno de los más afectados por los contagios en todo el mundo. Su relato se extiende a lo largo de 37 páginas que cuentan de un modo casi novelesco esos días en los que hablaron durante horas con decenas de trabajadores sanitarios, pacientes y familiares. Desmenuzan cómo analizaron los planos del hospital, los historiales médicos, y los resultados de las pruebas genéticas. Cómo llamaron por teléfono a personas que habían pasado por las instalaciones y les pidieron volver a hacerse pruebas si habían presentado síntomas de covid-19. Un examen tan minucioso que el lector casi puede visualizar al virus saltando de persona a persona.

Tres semanas con jornadas de trabajo de 14 horas dentro de San Agustín. «Hemos disfrutado muchísimo cada paso, sabíamos que si no hacíamos bien nuestro trabajo, no serviría para proteger los hospitales», señala De Oliveira. Sus conclusiones arrojan luz sobre uno de los grandes interrogantes en los que los científicos de todo el mundo se han centrado desde el inicio de la pandemia: ¿cómo consigue transmitirse?. «El virus no vuela por el aire. Esta investigación determina claramente que el principal foco de contagio son las manos de los sanitarios que van tratando a diferentes personas y el material que emplean. Si la superficie de una máquina no ha sido desinfectada, es altamente contagiosa», sentencia Moosa.

Hasta el 30 de abril, fecha hasta la que abarca la investigación, este hospital confirmó 119 casos, 80 de ellos de sanitarios. Otra de las conclusiones interesantes es que ninguno de los sanitarios adquirió el virus en la zona de enfermedades infecciosas, sino en otras áreas. Esto puede ser debido a que las medidas se relajan si se considera que hay menos riesgo.

«El virus no vuela por el aire. Esta investigación determina claramente que el principal foco de contagio son las manos de los sanitarios que van tratando a diferentes personas y el material que emplean»

Las lecciones de este proyecto ya se aplican en este centro y en otros en el país, sus autores llevan semanas impartiendo seminarios de formación. Y también se pueden aplicar a otros contextos y para futuras epidemias. «Crear salas específicas de pacientes de covid-19, extremar al límite la limpieza de los utensilios, no mover a un paciente con el virus por todas partes…», enumera Mossa.

Los propios científicos implicados financiaron este proyecto con fondos de su departamento de la Universidad de KwaZulu-Natal para garantizar que fuera completamente independiente. «No queríamos ninguna sombra de duda sobre ingerencias ni del gobierno ni de la red de hospitales privados», puntualiza De Oliveira.

Este equipo ya contaba con experiencia previa en rastrear infecciones en centros hospitalarios, por eso fueron los elegidos. Hace 15 años estuvieron involucrados en el análisis de un caso de transmisión de VIH y hepatitis C a 400 niños en uno en Libia. También investigó cómo se había infectado un bebé de VIH cuya madre no lo tenía. Gracias a su rastreo averiguaron que lo había adquirido porque la tía, que sí era positiva, le había amamantado.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/27/planeta_futuro/1590576696_743324.html

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Sudáfrica se alista para reapertura de varios niveles escolares

África/Sudáfrica/28 Mayo 2020/prensa-latina.cu

La ministra de Educación Básica de Sudáfrica, Angie Motshekga, aseguró que durante esta semana concluirán los preparativos para recibir en las escuelas a los alumnos de los grados siete y 12, el 1 de junio.
Antes de esa fecha las escuelas deben asegurarse de que se prioricen los requisitos sanitarios y seguridad.

Ello incluye, detalló, el transporte de estudiantes, el suministro de agua, la higiene básica y el saneamiento, el apoyo psicosocial y el reclutamiento y nombramiento de inspectores y personal de limpieza.

Está previsto que Motshekga firme esta semana directivas que abordan asuntos como la emisión de permisos de viaje con fines educativos, exámenes de grado 12, medidas de seguridad y eventos masivos en las escuelas.

A partir del 1 de junio Sudáfrica entra en el nivel 3 de confinamiento, desde al actual cuatro, más riguroso.

La víspera se reunió el Consejo de Ministros de Educación (CEM), encuentro al cual asistió Motshekga, para planificar la reanudación paulatina de las actividades educativas en el país.

La CEM señaló que a pesar de que algunas escuelas aún no han recibido su equipamiento de seguridad, se avanza en la entrega de equipos de protección personal (nasobucos para todos, profesores y estudiantes).

El Consejo tiene previsto ultimar detalles el próximo jueves.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=369023&SEO=sudafrica-se-alista-para-reapertura-de-varios-niveles-escolares
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La covid-19, un nuevo reto para la Unión Africana

Por: Hedelberto López Blanch.

La Organización de la Unidad Africana (OUA), hoy Unidad Africana (UA) ha tenido que lidiar a lo largo de sus 57 años de fundación con numerosos escollos y dificultades que dejaron los siglos de colonialismo que padecieron sus naciones y ahora deberá enfrentar otro gran reto al extenderse por el continente la pandemia del nuevo coronavirus.

Datos oficiales indican que el Sars-Covid-2 ya ha contagiado a alrededor de 90 100 personas y provocado más de 3 000 muertes en 54 de sus 55 naciones.

Las cifras del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de África revelan que los países africanos más afectados son Sudáfrica con 14 735 casos confirmados, Egipto con 12 519, Marruecos con 7 441 y Argelia con 7 621.

Mientras en el mundo se ha expandido con gran rapidez la epidemia, en este continente el saldo es muy inferior a los primeros pronósticos a pesar de ser el segundo más poblado del orbe.

Los especialistas aseguran que los gobiernos han tomado medidas más rápido que el resto del planeta a lo que se une la experiencia que tienen por haber enfrentado otras enfermedades como la malaria, tuberculosis, cólera, VIH y ébola, además de tener la población más joven del mundo con promedio de 19,7 años lo que ha ayudado a que el saldo mortal no sea mayor en la región.

Resulta que la UA ha tenido un rol significativo en estos resultados pues a lo largo de estos años ha logrado con mayor o menor grado y con fuerzas propias trabajar por la integridad, el avance de sus afiliados, profundizar en la estabilidad y la paz en el continente.

Con una extensión de 30 221 000 kilómetros cuadrados, 1 300 millones de habitantes que hablan 2 000 lenguas diferentes, la Organización ha tenido progresos relevantes pese a los años de colonialismo, esclavitud, empobrecimiento, dilapidación de los recursos naturales por corporaciones transnacionales y millonarias ventas de armas a las partes en conflicto, entre otras adversidades.

Específicamente, el continente comenzó a liberarse a fines de la década de 1950 y principios de 1960, después de siglos de colonialismo donde primaron las luchas por las independencias nacionales, contra la esclavitud, el saqueo de los territorios y de sus riquezas.

El 25 de mayo de 1963, 31 líderes africanos se reunieron en Addis Abeba y firmaron la Carta de Principios de la OUA, después de un proceso en el que comenzaron a dejar a un lado las diferencias regionales e ideológicas que habían sembrado los colonialistas. Aun quedaban muchos desafíos como la liberación de otras naciones, la lucha contra la discriminación racial y contra el régimen del apartheid.

Analicemos que cuando aún se habla sobre África, muchas personas piensan en pobreza extrema, subdesarrollo, hambre, tráfico de personas o enfermedades. Esa imagen, aunque no es menos cierta porque cuenta con 38 países de los 50 menos desarrollados del mundo, se debe fundamentalmente a los largos siglos de colonialismo y de neocolonialismo.

Esto se ha debido primordialmente a que los medios de comunicación hegemónicos, pagados y controlados por las antiguas naciones colonizadoras y por grandes transnacionales que han saqueado el continente, solo hablan o escriben de África noticias o sucesos peyorativos sin exponer los avances sustanciales desarrollados en casi todas esas naciones.

No es menos cierto que el continente, pese a disponer de abundantes recursos naturales, no ha podido mejorar más la vida de sus ciudadanos porque gran parte de las ganancias se las llevan las compañías transnacionales y también por la incidencia de la corrupción en algunos gobiernos.

Otro factor que ha influido es que las estructuras económicas son altamente dependientes del exterior, mientras los programas de ajustes estructurales impuestos por Occidente para que puedan recibir inversiones, obligan a abrir sus mercados a productos de las naciones ricas, no subvencionar la producción local y pagar una deuda externa que colapsa a varios países.

No obstante, África fue la región que más rápido se recuperó de la recesión económica mundial de 2008. En los últimos 10 años el Producto Interno Bruto (PIB) global alcanzó 5,7 %, y antes de la pandemia varios organismos económicos estimaban que alcanzaría 2,6 billones de dólares en 2020.

El Banco Africano de Desarrollo (BAD) destacó que el número de personas de África que vive en pobreza extrema con menos de 1,25 dólares al día, se redujo del 33 % en 1992 a 22 % en 2019, entre los que destacan Argelia, Etiopía, República Democrática  del Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Angola, Gabón, Senegal, Namibia y Guinea Ecuatorial.

En ese sentido, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres instó al mundo a solidarizarse con el continente para que la pandemia no revierta los logros obtenidos con tanto esfuerzo por los africanos.

Al aprobar en 2013 la llamada Agenda 2063, la UA se encuentra enfrascada en buscar avances más tangibles para que el continente alcance un crecimiento integrador con desarrollo sostenible y de bienestar para todos sus ciudadanos.

En el contexto pandémico que vive el planeta, resulta halagüeño citar al director de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África, Stephen Karingi, quien afirmó  al diario británico The Guardian: “se debe reconocer que las autoridades africanas han estado «haciendo mucho» para contener el brote”. La Unión Africana ha sido esencial en esta enorme tarea.

 

Fuente del artículo: https://rebelion.org/la-covid-19-un-nuevo-reto-para-la-union-africana/

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South África: Education post-COVID-19: customised blended learning is urgently needed

Education post-COVID-19: customised blended learning is urgently needed

Many well meaning education benefactors and commentators in South Africa have expressed that in the light of the COVID-19 pandemic online self-guided learning could solve some of the current teaching problems and address the educational backlog. What learners need, the reasoning goes, is to get free internet access to educational support materials on offer online.

Nothing could be further from the truth.

In fact, self-guided online learning is doomed to fail. Research shows an exceptionally high drop-out rate – even in developed countries. Learners simply have no incentive to keep at their studies without peer pressure, a teacher at hand or a structured learning environment.

In South Africa in particular, with socio-economic disparities and related problems, the drop-out rate would be even higher. More so in key subjects like mathematics and physical science where prior knowledge, conceptual understanding and self-motivation to succeed are critical.

The only answer, in the country’s unequal teaching environment, is a customised version of blended learning. Blended learning integrates computer-assisted online activities with traditional face-to-face teaching (chalk-and-talk).

When used by a trained teacher, this approach can add valuable new dimensions to the learning process. It can allow learners to work at their own pace and teachers to fill content gaps.

Blended learning in South Africa

In many developed countries, blended learning is a well-established practice. It has enabled these countries to adapt to the demands of the current pandemic. Digital remote learning and teaching is backed up by dependable infrastructure and skilled, motivated teachers.

By contrast, the differences between South African schools have been thrown into sharp relief. The binary system of a privileged minority of schools and the rest remains, despite the political changes more than 25 years ago.

More than 80% of public schools are under-resourced. They are ill-equipped to respond to the teaching and learning challenges of the 21st century – let alone the latest demands of the pandemic.

The current lockdown has suddenly compelled teachers to adopt predominantly online, blended learning teaching practices. But nearly 90% of all households in South Africa are still without access to the internet at home. Very few schools had adapted to blended learning before lockdown and few schools would be able to adopt it during the lockdown. Therefore the schools that had fewer resources and skills will fall even further behind.

This is especially disappointing since the current cohort of pupils (born after 2000) have long expressed their preference for a blended learning model. Even the recent recognition by the South African government that science, technology, engineering and mathematics are important in the Fourth Industrial Revolution has had little effect on the skills development of teachers, infrastructure or modernisation of resources in schools.

Therefore, in the South African context, mainstream blended learning is not the complete answer. We need to go beyond blended learning.

Customised blended learning model

Since 2002, the Govan Mbeki Mathematics Development Centre in Nelson Mandela University in Port Elizabeth has wrestled with these challenges.

The bad news is that there’s no way to make the teaching and learning of maths and science easy. But we’ve developed a number of interventions that have lifted the twin burdens of poor training and lack of infrastructure from the shoulders of teachers. Skills development linked to the use of user-friendly and interactive digital resources has allowed teachers to focus on attaining a high quality of teaching with subsequent learning successes.

Over the past decade, the centre has experimented with various combinations of online and offline self-directed teaching methods. It has worked specifically on blended learning for mathematics and physical sciences in secondary schools.

The greatest success has been a blended learning system that uses a combination of online and offline interactive resources with pre-installed apps that are aligned with the South African school curriculum. These can be used as a guide for teaching, home-schooling, after-school study and tutoring. We call it techno-blended learning: a structured approach, using mostly offline apps in an integrated way, with the full participation of a trained or experienced adult mentor or guide.
One of the centre’s more recent interventions is a mini personal computer called the GammaTutor™. This’s an offline device pre-loaded with interactive learning material. These resources have been specifically designed for South African school conditions.

The GammaTutor™ software package is primarily intended for teachers: when plugged into any data projector, a TV or digital screen, it doubles as a flexible maths and science teaching assistant in the classroom and a learner support resource for after school hours. It fits in the palm of a hand, requires no data and is navigated by the click of a mouse. Its small size makes the device easy to keep safe and to take where it’s needed.

What needs to be done

It’s well known that major educational challenges exist in schools as a result of the country’s multi-language society – particularly in the teaching and learning of mathematics. The GammaTutor™ application offers mathematics concept explanations in eight indigenous languages.

The device covers the full curriculum for high school maths and physical sciences, presented in video, PDF or animated PowerPoint format – along with glossaries, exam revision support, translations from English into indigenous languages and many additional teaching support materials. It can be used for interactive teaching online and remotely.

The response from teachers, learners and stakeholders to this approach of teaching and learning has been overwhelmingly positive. Where these interventions have been applied, in pilot schools in the Eastern Cape province, the results have been gratifying. Marks have improved significantly and successful learners have been able to progress to university.

The new urgency for remote teaching caused by the COVID-19 pandemic has created an opportunity for the country to adopt policies to accelerate blending learning practices among teachers and learners. The Govan Mbeki Mathematics Development Centre offers lessons learned through more than a decade of research.

Fuente de la Información: https://theconversation.com/education-post-covid-19-customised-blended-learning-is-urgently-needed-138647

 

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