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En el contexto de la COVID-19, la UNESCO moviliza a 122 países para promover la ciencia abierta y una mayor cooperación

Europa/Paris/Noticias Unesco

En Marzo 2020 la UNESCO celebró una reunión virtual de representantes de los ministerios de ciencias de todo el mundo. Participaron en ella 77 ministros, comprendidos secretarios de Estado, en representación de un total de 122 países, así como la Sra. Mariya Gabriel, Comisaria Europea de Investigación e Innovación, la Sra. Sarah Anyang Agbor, Comisaria encargada de las ciencias de la Unión Africana, el Sr. Moisés Omar Halleslevens Acevedo, ex Vicepresidente de Nicaragua y el Dr. Soumya SWAMINATHAN, Director Científico de la Organización Mundial de la Salud.

El propósito de la reunión era debatir acerca de la importancia de la cooperación internacional en materia de ciencias y de una mayor inversión en esos ámbitos en el contexto de la COVID19.

Se trató ampliamente la importante cuestión de la ciencia abierta, sobre la que la UNESCO ha estado preparando una recomendación internacional desde noviembre de 2019.

La Directora General de la UNESCO, Sra. Audrey Azoulay, hizo un llamamiento a los gobiernos para que intensificaran la cooperación científica e integraran la ciencia abierta en sus sistemas de investigación a fin de prevenir y atenuar las crisis mundiales.

“La pandemia de COVID-19 nos sirve para tomar conciencia de la importancia de la ciencia tanto para la investigación como para la cooperación internacional. Esta crisis también pone de manifiesto la necesidad urgente de mejorar el intercambio de conocimientos a través de la ciencia abierta. Ha llegado el momento de que todos nos comprometamos”, dijo la Sra. Audrey Azoulay.

Según la Sra. Swaminathan (OMS), “la colaboración es fundamental para el conocimiento y el intercambio de datos, así como para lograr avances en la investigación sobre la COVID-19. En un momento en el que las barreras comerciales y los obstáculos logísticos impiden la circulación de bienes esenciales, es importante destacar que se deber permitir que la ciencia dirija la respuesta mundial a esta pandemia”

Por su parte, la Sra. Anyang Agbor (Unión Africana) subrayó que “África necesitaba una empresa de investigación más sólida que pudiera movilizar al mundo universitario y a los sectores público y privado. La Unión Africana reconoció a finales del pasado año que la ciencia abierta podía cambiar la situación en la lucha contra las desigualdades”.

Durante las últimas semanas, la comunidad científica internacional se ha movilizado para responder a la emergencia, compartiendo y poniendo a disposición gratuitamente los resultados de las investigaciones, y mediante una reforma sin precedentes de sus métodos (apertura del repertorio de virus a todos por parte de las principales publicaciones científicas, publicación de más de 1 000 artículos de investigación científica de libre acceso en respuesta al llamamiento de la OMS y creación de consorcios internacionales de investigación en pocos días, lo que permite un rápido progreso y la secuenciación del ADN del virus en pocas semanas).

“Todos dependemos de la ciencia para sobrevivir”, concluyó el Sr. Marcos Pontes, Ministro de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicación del Brasil.

Por lo que se refiere a la ciencia abierta, en la reunión se trataron los siguientes aspectos:

· La puesta en común de los conocimientos y de las iniciativas en apoyo de la investigación científica y la reducción del déficit de conocimientos entre los países.

· La movilización de los encargados de la adopción de decisiones, los investigadores, los creadores de innovaciones, los editores y la sociedad civil para posibilitar el libre acceso abierto a los datos científicos, los resultados de las investigaciones, los recursos educativos y las infraestructuras de investigación.

· El fortalecimiento de los vínculos entre la ciencia y las decisiones políticas para satisfacer las necesidades de la sociedad.

· La apertura de la ciencia a la sociedad incluso cuando las fronteras se cierran.

Fuente: https://es.unesco.org/news/contexto-covid-19-unesco-moviliza-122-paises-promover-ciencia-abierta-y-mayor-cooperacion

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La escuela de las segundas oportunidades

Por: Chema Caballero

Una visita a un colegio de Benín poco común. Aprendizaje rápido y formación profesional para que los jóvenes que nunca estuvieron escolarizados tengan más oportunidades

Salen de las aulas de la escuela de oficios de Kpari (Benín) ordenadamente. Se lavan las manos a conciencia en los grifos de los nuevos servicios y se dirigen a la zona reservada para las clases de panadería. Se ayudan unos a otros a atarse los delantales de mil colores que resaltan sobre las camisetas rosas del uniforme. Se dividen en dos grupos alrededor de una mesa. Unos la limpian y otros mezclan la levadura con agua templada y la dejan un rato al sol, bien cubierta, para que fermente. Luego llegan la harina, el agua, la sal, la mantequilla… Forman una bola con la masa. La colocan en un recipiente, la cubren con un paño y la depositan en un lugar seguro y soleado. Toca esperar a que la amalgama suba.

Por suerte es hora del recreo y eso significa que es tiempo de tomar la bouillie, una especie de papilla hecha a partir de harina de maíz o mijo y, en este caso, enriquecida con cacahuetes y aceite. Todos los alumnos, no solo los de panadería se ponen en fila para coger una escudilla en la cocina. Algunos utilizan cucharas, otros prefieren las manos. Es el desayuno para la mayoría de ellos, aunque el sol ya esté alto. Todos regresan a las aulas hasta que la masa está lista y los panaderos vuelven a salir. De nuevo el proceso: se lavan las manos, depositan la masa sobre las mesas, rociadas con harina, y amasan. Estiran, golpean, añaden mantequilla y, finalmente, dan forma a los panes que colocan sobre bandejas.

Todo controlado por la religiosa Lelia Inés Bulacio, quien reparte entre los jóvenes las instrucciones necesarias o demuestra, con un par de movimientos precisos, cómo hay que trabajar. Transportado sobre las cabezas, el resultado de la clase se lleva al horno de la casa de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. De momento, gracias a la ayuda de la Fundación Salvador Soler, construyen uno tradicional para la propia escuela. Pronto podrán empezar a hornear en él. Ya solo queda recoger y ordenar los ingredientes y utensilios utilizados y limpiar a fondo las mesas sobre las que se ha amasado el pan.

Entre todos los alumnos destaca Barthelemy, que parece conocer a la perfección cada uno de los pasos a dar. El chico dice que cree que tiene 15 o 16 años, aunque a simple vista parece más joven. Nunca pasó del primer curso en la escuela pública de este pueblo donde la orden religiosa abrió una escuela para ayudar a todos las niñas y niños sin escolarizar a conseguir el diploma de la educación primaria junto al aprendizaje de algún oficio que les permita ganarse la vida una vez terminado el ciclo. La familia de Barthelemy le hacía trabajar en el campo, eran pocos los días que podía acudir a la escuela y cuando iba se enteraba de prácticamente nada, “todo era en francés y yo no lo hablaba entonces”, dice. Por eso terminó por abandonar los estudios sin concluir primero de primaria.

Los estudiantes de la escuela de oficios de Kpari (Benín) limpian la escuela cada día antes de comenzar la lección.
Los estudiantes de la escuela de oficios de Kpari (Benín) limpian la escuela cada día antes de comenzar la lección. CHEMA CABALLERO

“Este es un programa de recuperación de niños con más edad y normalmente, en un medio rural como este, difícilmente puedan seguir después una educación superior. Por eso se los inicia en un oficio, que les enseñe también a ganarse la vida, a trabajar y diversificar un poco el trabajo; que no sea solamente el trabajo de campo”, comenta la maestra panadera.

Hace 23 años que las religiosas llegaron a esa remota área del norte de Benín que se extiende entre la ciudad de Parakou, la segunda del país, y la frontera con Nigeria. “Esta es una zona especialmente vulnerable para la infancia y la juventud porque es una zona de frontera y, aunque la etnia originaria es la batonú, está muy poblada por gente que viene de otras regiones del país en busca de tierras cultivables o deseosa de pasarse a Nigeria donde consigue más trabajo y mejor salario. Todos quieren después volverse a su tierra de origen. La realidad es que no siempre es así, porque vienen y están 25 años aquí, se casan, tienen hijos, esos hijos se quedan aquí y a su vez siguen el ciclo y cuando ya están muy viejos, es cuando se vuelven. Se van los viejos y dejan a la generación más joven aquí. Entonces, tenemos una población que está siempre como de tránsito, y aunque no se vayan realmente, la mentalidad de ellos es que están de paso y por eso no invierten en el desarrollo ni en la promoción ni en la educación de los hijos”, explica la hermana.

Los niños trabajan desde muy jóvenes en el campo o ayudan en la cría del ganado. “Luego, está el hecho de que la etnia batonú es mayoritariamente musulmana y opta por las escuelas coránicas antes que las públicas, lo que tampoco ayuda mucho”. El norte de Benín experimenta una fuerte expansión de este tipo de instituciones que solo enseñan el Corán, a diferencias de las escuelas musulmanas que junto a las materias curriculares tienen algunas horas de religión islámica. Estos niños terminan sus estudios sin aprender lengua, literatura, matemáticas o ciencias, solo el libro sagrado. Estas son algunas de las razones por las que muchos menores de la zona no están escolarizados. “La escuela pública tampoco llega a todos y la educación que ofrece es bastante floja. Tiene un alto índice de abandono porque los chicos repiten mucho, se cansan de repetir y no avanzar. La principal razón es que es en francés y en las casas no se habla francés, tienen que aprender una lengua nueva”.

Es verdad que en Benín se han conseguido avances considerables en la matriculación de niñas y niños en la enseñanza primaria desde que se adoptaran los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en el año 2000, y luego los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero mantener a los alumnos en la escuela sigue siendo un reto importante, señala Unicef. Aun así, se ha logrado que el 55,8% de los inscritos terminen la primaria, lo que supone ya un gran logro.

Proceso de amasado de pan por parte de los alumnos.
Proceso de amasado de pan por parte de los alumnos. CHEMA CABALLERO

Sin embargo, preocupa la gran cantidad de jóvenes que están fuera del sistema educativo. Sobre todo a partir de los 10 años el abandono escolar empieza a ser importante, según datos de Unesco. En los últimos años se consiguió reducir la tasa en 13 puntos, pero todavía son muchos, especialmente chicas, los que no reciben educación. Esto tiene como consecuencia directa que más de la mitad de las mujeres del país (56.1%) no sepa leer ni escribir. Entre los hombres jóvenes la tasa también es alta, aunque algo menor, el 40,1%.

Todos estos elementos llevaron a las hermanas a buscar la manera de ofrecer una segunda oportunidad a estos jóvenes. “Dijimos: vamos a armar una centro que recupere esta franja de chicos que quedó excluida del sistema escolar, que ya no pueden ir a la escuela pública normal porque tienen más edad que el sistema permite. Entonces buscamos distintas opciones y nos dimos cuenta de que esto no es algo que podamos hacer solas. Esto hay que hacerlo en red y encontramos que la Agencia suiza para el Desarrollo y la Cooperación junto con una ONG local que se llama Sia N’son, que en lengua batonú quiere decir ‘Una oportunidad para el mañana’, tenían un programa para recuperar a estos chicos que nosotros queríamos recoger”, afirma Bulacio.

Dijimos: vamos a armar una centro que recupere esta franja de chicos que quedó excluida del sistema escolar, que ya no pueden ir a la escuela pública normal porque tienen más edad que el sistema permite

El programa acelera y concentra la enseñanza primaria en cuatro cursos para niños de entre 9 y 15 años que quedaron excluidos del sistema formal. El primer año es en lengua local, en este caso en batonú, y poco a poco se introduce el francés. Al final del cuarto año, los alumnos acceden al certificado de educación primaria y podrían proceder a la secundaria. Pero como esto es bastante improbable, por el medio en el que se encuentran y el poco apoyo de las familias, desde un primer momento se introduce el aprendizaje de oficios. “El primer año es común para todos. Se intenta que el niño conozca el saber hacer artesano tradicional del lugar. Se invita a artesanos locales para que muestren los oficios tradicionales: el trabajo del hierro, de la madera, de la caña, cocina tradicional y también se introduce un poco de arte y de habilidades artísticas. Luego se elige, según la inclinación de los niños y las necesidades del medio, qué oficios enseñar en segundo, tercero y cuarto de manera más sistemática. Nosotras hemos elegido cocina, albañilería y tejido al ganchillo, porque son oficios que no había en la zona, porque costura y peluquería hay miles. Todas las niñas que no van a secundaria o que no vienen a la escuela terminan estudiando peluquería o costura. Todas cosen, todas trenzan, pero no sé a quién”, comenta la religiosa.

Bulacio y sus cuatro compañeras, todas argentinas, tienen el sueño de poder acompañar a los jóvenes que terminan la escuela para que puedan perfeccionar el oficio elegido y luego ayudarles a iniciar su propio negocio. Barthelemy ya se ha anticipado, se ha construido un pequeño horno en su casa y los fines de semana hace pan para lo que utiliza latas de conservas como bandeja para hornear. Dice que ya sabe a lo que se quiere dedicar cuando termine la escuela.

Una de las hermanas anuncia que el pan está listo. Los jóvenes van a por él. Están satisfechos del trabajo realizado, la maestra no tanto, pero todavía les queda tiempo para adquirir más destreza antes de terminar sus estudios. Lo cierto es que los panes son partidos y repartidos entre todos los alumnos, que aprueban con sobresaliente el trabajo de sus compañeros.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/04/planeta_futuro/1588588970_710498.html

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Cómo organizar la vuelta al cole en los países con menos medios

Por: Lola Hierro

Sierra Leona lidera una reunión de alto nivel entre ministros de educación africanos para exponer ideas que ayuden a que ningún niño pierda sus estudios por culpa del nuevo coronavirus

El director de orquesta es un sierraleonés de 31 años, con trenzas que le caen por la espalda y graduado en Harvard. Es David Moinina Sengeh, ministro de Educación Secundaria y Superior de su país, y con el apoyo de la Alianza Mundial por la Educación ha organizado una reunión virtual —no queda otra en tiempos de coronavirus— con una docena de colegas del ramo de otros países africanos y alguno asiático. Reivindica que hay que pasar a la acción sin perder tiempo, ahora que la covid-19 ha afectado directamente a la educación de millones de niños y niñas.

La idea de este encuentro es analizar las consecuencias y la respuesta que se ha dado desde cada país al cierre de las escuelas y exponer sugerencias sobre cómo mitigar el agravamiento de la crisis mundial del aprendizaje. La reunión comienza con dificultades técnicas impropias en un grupo de ministros de educación y de tecnología que quieren apostar por la educación digital para sus jóvenes. Un micrófono que no funciona, una cámara que no se enciende, alguien que no aparece en las pantallas… Gajes del oficio. Poco a poco, la docena de asistentes pueden tomar su turno de palabra y explicar sus estrategias, con Sengeh iniciando la charla.

«El coronavirus debe ser una oportunidad para reimaginar la educación incidiendo en el papel que desempeñan, no solo los profesores, sino también los padres y las comunidades en el aprendizaje de nuestros niños», anima Sengeh. Su país se ha curtido en los últimos años en la gestión de emergencias, la última, el mazazo del ébola en África occidental, que entre 2014 y 2015 dejó casi 12.000 muertos solo en este país y causó estragos en todos los ámbitos, también en la educación. Hubo que inventar maneras de llevar las aulas a los hogares. «Los colegios cerraron en 2015 y no hubo exámenes ni nada. Lo que hicimos fue crear grupos de trabajo con distintas funciones y responsabilidades y desarrollar el aprendizaje por radio por todo el país», explica el ministro. «Era el medio que llegaba mejor a las zonas remotas, hicimos un estudio rápido para ver cómo se podía implementar, revisamos qué materiales hacían falta en los colegios… Y ahora, cuando llegó el corona, ya estaban empleando los recursos que desplegamos la vez anterior», resume.

La experiencia sierraleonesa ahora se puede utilizar en aquellos países que han cerrado sus colegios desde finales de marzo. Que son casi todos: a 10 de abril de 2020, un total de 1.570 millones o el 90% de los estudiantes matriculados desde la educación preescolar hasta la terciaria dejaron de ir a clase, según la Unesco. De ellos, 763 millones son niñas. Y a esta cifra hay que sumar otros 258 millones de niños, adolescentes y jóvenes que no estaban escolarizados antes de la pandemia.

Son, además, países que no siempre tiene los medios económicos y tecnológicos propios del mundo desarrollado, y que sí poseen problemas extra como guerras, sistemas sanitarios frágiles, calidad de la enseñanza cuestionable, desastres provocados por el cambio climático… Todos ellos tienen alguna receta que contar y la mayoría son similares en líneas generales: ante el cierre de colegios, la educación se ha canalizado por radio, como contaba Sengeh, pero también por televisión y por Internet. Muchas veces, con carencias graves, tal y como recuerdan algunos datos ofrecidos por la Unesco: en África subsahariana, el 89 % de hogares carece de ordenador y un 82% no tiene acceso a Internet. Además, 28 millones de estudiantes viven en lugares sin cobertura telefónica.

Todos los ministros que intervienen en la reunión abordan la instalación de lavamanos en  los colegios, cosa que no hace falta en Sierra Leona, pero tampoco en Liberia ni Guinea Conakry o República Democrática del Congo porque los cuatro ya tienen la experiencia previa del ébola e hicieron los deberes en su día. Igualmente, varios mencionan la importancia del apoyo psicosocial para profesores y alumnos más afectados por esta crisis. «Es importante decir que en su día hubo muchos huérfanos por culpa del ébola y tuvimos que desarrollar programas de atención para ellos, y también de alimentación escolar. Y hacer un seguimiento de todo», ejemplifica Mory Sangaré, ministro de Educación de Guinea Conakry, otro país donde ya son perros viejos en gestionar crisis sanitarias. «La covid-19 puede ser una oportunidad para reorganizar nuestras capacidades para responder a emergencias y construir un sistema educativo más resiliente», aconseja.

Cartel informativo del proyecto de educación a distancia del Ministerio de Educación de Liberia.
Cartel informativo del proyecto de educación a distancia del Ministerio de Educación de Liberia. MOE

Uno de los ejemplos concretos es el de Liberia, país que también pasó por el mal trago del ébola. En su caso, el medio elegido para que las lecciones llegaran entonces y ahora a los alumnos liberianos ha sido la radio. El Ministerio de Educación cerró los colegios el 16 de marzo y días después puso en marcha un programa de educación a distancia a través de emisoras nacionales y comunitarias. El proyecto brinda formación continua de asignaturas de primera y secundaria de lunes a viernes en diferentes horarios. Cada asignatura se escucha a través de una emisora y se puede consultar qué clase le toca al alumno y a qué hora en un PDF que el Ministerio ha puesto en circulación. Esta y otras informaciones se difunden en las redes sociales gubernamentales.

El plan del Ministerio de Educación tiene una duración inicial de seis semanas, pero con posibilidad de extenderse. También contempla la instalación de sensores térmicos y materiales higiénicos básicos en las escuelas cuando estas reabran y la oferta de apoyo psicosocial para los estudiantes y maestros que lo necesiten.

Un país que no ha lidiado con ninguna crisis sanitaria reciente es Costa de Marfil. Ahora, ante el confinamiento, han desarrollado un método educativo por televisión. Mi colegio en casa es el nombre de la plataforma en Internet desplegada por el Gobierno costa marfileño para sus alumnos de preescolar, primaria, secundaria y acceso a la universidad. A través de la web se puede navegar para buscar el curso y la asignatura del estudiante para descargar en PDF el temario completo de los libros escolares. Además, cuenta con un canal de Youtube donde se publican lecciones en diversos ámbitos, aunque este solo tiene, por ahora, algo más de 3.000 suscriptores.

Lección en vídeo publicada en Youtube del 1 de mayo de 2020 para estudiantes costmarfileños.

La región de Somaliland tampoco ha pasado por una epidemia reciente, pero carga con otros problemas: conflictos armados, sequías e inundaciones recurrentes, una gravísima plaga de langostas en los últimos meses… El Gobierno puso en marcha el año pasado un programa de acceso a la educación con el apoyo de Unicef y la organización altruista Education Cannot Wait (la educación no puede esperar). Ahora, los esfuerzos radican en llevarla a las zonas rurales y remotas, donde el acceso a Internet no siempre es bueno, y lo están haciendo igual que en otros países: con ayuda de la televisión y la radio. Las lecciones se transmiten en las emisoras nacionales de radio y canales de televisión cuatro horas al día de sábado a jueves. En este caso, el ministro Ahmed Mohamed Dirie añade una idea: los paneles solares y las tabletas electrónicas para las zonas remotas. «Vemos esta pandemia como una oportunidad para alcanzar zonas remotas; estamos distribuyendo entre los niños tabletas que funcionan por energía solar para que puedan funcionar» explica.

PREOCUPACIÓN POR LAS NIÑAS

Se sabe por experiencias anteriores, como la crisis de ébola, que tienen impactos adversos en el aprendizaje de los niños, la finalización de la escuela, así como en su salud y bienestar. El impacto en las niñas, en particular las adolescentes de los hogares más pobres y rurales, es desproporcionadamente más grave. Durante el cierre de las escuelas, las niñas confinadas en sus viviendas pueden estar más expuestas a la violencia doméstica, el acoso sexual y verse privadas de servicios básicos de salud, sociales y escolares. Los embarazos y matrimonios precoces pueden aumentar.

Igualmente, la aplicación de programas de protección especialmente diseñados para ellas pueden mitigar estos impactos. Por ejemplo, un programa centrado en el género en Sierra Leona durante la crisis del ébola se adaptó rápidamente para convertirse en una clase diaria de una hora en habilidades para la vida, salud sexual y reproductiva y aprendizaje vocacional. Las clases se llevaron a cabo en espacios seguros en las aldeas y atendieron a 4.700 niñas adolescentes. Tras la crisis, las tasas de matrícula escolar disminuyeron solo un 8% en las aldeas que habían recibido las clases, en comparación con el 16% en aquellas que no.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/07/planeta_futuro/1588844575_060709.html

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COVID-19 is exacerbating the problem of educational inequity in Nigeria

Africa/ Nigeria/ 12.05.2020/ Source: nairametrics.com.

 

The Coronavirus pandemic (COVID-19) has no doubt adversely affected the global economy. It has forced many businesses to temporarily shut down and governments across the world to place a restriction on movement while exempting providers of essential services who are to strictly observe social distancing rules while providing services as a way to contain the spread of the virus.

Unfortunately, the educational sector is a part of the receiving end. According to UNESCO, an estimated 1.725 billion learners have been affected as a result of school closures, representing about 99.9% of the world’s student population as of April 13th, 2020.

Embracing technology: To cushion the effects of the pandemic, the world is embracing technological innovations. Virtual interactions are increasingly adopted to replace face-to-face engagements and limit the total disruption to many sectors. UNESCO has recommended the use of distance learning programmes, open educational applications, and platforms by schools and teachers to reach learners remotely.

These could include integrated digital learning platforms, video lessons, Massive Open Online Courses (MOOCs), and broadcast through radio and television. The success of these recommendations hinges on the use of high-technology or low-technology solutions, which are based on the reliability of local power supply, internet connectivity and digital skills of teachers, students, parents, and caretakers.

But every student can’t afford this: As pleasant as this solution is, it is said that students from under-served low-income communities will be left out and unable to access learning during this period. In Nigeria, many states have embarked on airing school lessons on radio and television and this is highly commendable.

Non-governmental Organizations (NGO) like Teach for Nigeria, are partnering with government agencies to facilitate implementation and adoption. For example, in Ogun state, Teach For Nigeria is working with the government to deliver classes on TV and have deployed online capacity building workshops for teachers on programming using Scratch (a block-based visual programming language and website targeted primarily at children). This is in a bid to develop skills for STEM education. However, inadequate resources for deployment to under-served communities remain a challenge.

Poverty is a major factor: As stated by the World Poverty Clock, the nation currently has about 50% of her population living in poverty, with many of the citizens struggling to afford three square meals, especially at this time, despite the palliative measures by the government. This means that there are a lot of students who do not have access to either radio or television, coupled with the issue of erratic power supply. Such students also have no internet access nor educational technological resources, a situation that is creating a gap in their academic progress for as long as this pandemic persists.

Obviously, COVD-19 is magnifying the educational inequity in Nigeria as only those with access to digital learning resources will keep learning in the comfort of their homes while those without access (the majority) are left behind.

This learning crisis is widening the social gaps instead of narrowing them. Students are now being disadvantaged by the pandemic. In the future, this gap will show up as weak skills in the workforce, thereby making it less likely for this category of young people to get well paid and satisfying jobs. When this happens, these young people will become nuisances in the society, championing courses that aren’t noble just to make ends meet. This reminds me of a saying by late Chief Obafemi Awolowo (a Nigerian nationalist and statesman) which goes thus:

“The children of the poor you failed to train will never let your children have peace”

COVID-19: Leapfrogging Educational Inequity in Nigeria

We must act now: Now is the time to bridge the gap of educational inequity by ensuring adequate funding of the education sector. The effect of the pandemic is just one out of many implications of educational inequity, we don’t know what awaits us in the future, so it is highly important that we provide an equitable and inclusive learning environment for the students to ensure continuity in learning for all, irrespective of their socio-economic background. One of the palliative measures that can be adopted includes a public-private partnership with non-profits and other government agencies who are working to salvage the situation. Such efforts can be supported through the provision of funds at this critical time. We should not forget that education is the bedrock of every society as education is the solution to whatever problem we might have.

Based on this, it is suggested that portable solar radios be provided to each family especially in remote places. This will ensure continuity in learning for the majority of learners who are unable to access digital learning resources during this period. Also, teachers need to be trained on how best to deliver radio lessons. Such training can be done using virtual platforms. Sincere appreciation goes to the teachers working assiduously in delivering lessons on radio despite the short notice and lack of training for such context because teaching in a conventional four-walled classroom is quite different from teaching on radio and so it is important to know how best to carry it out so as to achieve best results. This wakeup call will definitely propel us to keep ruminating on other solutions at bridging the gap of educational inequity during this period and making it happen by all means.

Let us remember that whatever the problem is, education remains the solution. The future is in our hands to decide, let us join hands together to make the world a better place through quality and inclusive education.

Source of the notice: https://nairametrics.com/2020/04/18/covid-19-is-exacerbating-the-problem-of-educational-inequity-in-nigeria/
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COVID-19 and the Education Sector in Ghana: A Brief Analysis.

By Peter Anti Partey (IFEST – Ghana)

 

Education is a merit good. Countries spend huge sums of their revenue on education. Research abound on the impact of education in relation to poverty alleviation. Empirically, education is the mechanism that is used to transform economies. It is therefore not surprising that most countries in the developing world are seriously pursuing the knowledge economy agenda. This scientifically explains the numerous interventions that governments over the years have made in the Ghanaian education sector. Paramount among them is the introduction of the Free Senior High School policy which sought to open access to thousands of students who would genuinely not have had access to secondary education due to financial constraints.

 

Though lots seem to have been carried out in the education sector, the advent of COVID-19 seems to have revealed some endemic problems in our educational system. The closure of schools in the country has affected close to 10 million students at all levels of the education ladder. To mitigate the impact of the closure of schools and ensure continuity in learning coupled with prior experience from previous pandemics in other countries, government through the Ministry of Education rolled out different forms of interventions. These include providing free online library services, online learning platform (icampusgh.com) and virtual learning being aired on various television and radio station in the country. Again, the Ministry has facilitated the zero-rating of most educational platforms for most of the tertiary institutions in the country. This intervention is meant to ensure that the cost of data does not serve as a hindrance to any student who would want to access online education in Ghana. These interventions are all geared towards the objective of ensure that, academic work is carried out during the period of the pandemic.

 

Despite these efforts by the Ministry, our development trajectory has made it practically impossible for all students to benefit fully from these interventions. This is because, the extent of digital divide in the country is so huge that, even the provision of zero-rated online educational platforms will mean nothing to majority of students who do not have access to any electronic device to benefit fully from this intervention. Also, most students and teachers are not technologically savvy to be able to utilize these platforms fully. This brings to the fore the concern that, as a people we have a penchant for policy sloganeering instead of policy robustness. A country with an ICT policy in education which also rolled out a policy of “one laptop per child” between 2009 and 2012 should not be struggling to reach the masses of students when it matters most. But characteristically of us, we politicized the distribution of the laptops and did not pursue the policy after some time. Consequently, in 2020, most of our students in sub-urban and rural Ghana are finding it difficult to join their colleagues to access various e-learning platforms.

 

Again, until recent developments, our educational system had been built solely on examinations. The 9 or 12 years of education of the child meant nothing if he/she fails the Basic Education Certificate Examination or the West African Senior School Certificate Examination (WASSCE) respectively. This mode of assessment has created a dilemma, I dare say, in the minds of all relevant stakeholders as to the way forward for our students since we are at the end of the academic year and students would still have to progress to the next level of their educational journey. Globally, three models have been adopted by various countries depending on their unique circumstances to circumvent the issue of school examination and progression during this period. These models are: Cancellation of examinations, Postponement of examinations and Reviewing of the examination format. Countries that philosophically place much emphasis on the total educational journey of the student have resorted mostly to Models 1 and 3 (Cancellation of examination and Reviewing of examination format). For instance, in Norway, examinations have been cancelled for students in both junior high and high school. This was made possible since written exams forms only 20% of the final grading of the student. In Northern India, students from grades 1 – 8 will be progress to the next level without any examination. In the USA, SAT has been cancelled leading to the review of the admission criteria for entering the universities whereas emphasis has been placed on the students’ course work and other relevant modalities.

 

In Ghana however, there is still uncertainty as to the way forward since we have adopted model 2. The question is; “for how long would these examinations be postponed?” It is true that, WASSCE is a sub-regional examination and hence a determination would have to be made by the examination body, however, one would want to ask, what proposals have the government and the Ministry in charge of education made to the relevant authorities as to the unique way we would want to handle this in our education sector. Clarity and a clear cut roadmap with feasible timelines would help students, parents and all relevant stakeholders plan accordingly (this should be carried out bearing in mind the challenges of the school placement process and various timelines in our educational system). There have been proposals to aggregate the 30% school-based assessment used by WAEC for grading students. I must say that, this proposal by all standards, violate the principles of assessment as espoused by experts because of issues of standardization, reliability, validity, clarity, significance etc. which mostly might lead to under-prediction of grades especially for students of disadvantaged backgrounds.

 

The proposal would therefore be to adopt Model 3 and review the examination format for BECE candidates focusing on the core subjects and resorting to an online examination well-structured to meet the needs of all candidates. Their scores coupled with the assessment from their schools can be used to place them for their secondary education. This can easily be done since the principal focus of that examination is for placement. For those writing WASSCE, the principal objective of that certificate is continuation to tertiary institutions. It will therefore be prudent for the universities to review their admission process and introduce an entrance examination for those who would want to continue their education. The certificate can be awarded when issues normalize for all students after they have sat for that comprehensive examination. The advantage will be that, students will be ready for the next level of their education and would not have to wait for their certificates. These are proposed to ensure that, the already distorted academic calendar does not exacerbate.

 

For tertiary education, the surest way is for the various tertiary institutions to revamp their online education platforms and reach their students who are residential and non-residential. The Ed-tech take off propelled by COVID-19 should be embraced by our institutions of higher learning. The Student Loan Trust Fund (SLTF) should be thinking of providing additional support to students to enable them own the digital devices needed for their learning. The proposal is to open up a request form for students who would need such digital devices (android phones, laptop, etc.) to apply for and be supplied with, as part of their student loan.

 

The educational sector is hit also from the front of the private schools’ setup. Most private schools have not been able to pay their staff and some have even resort to downsizing and termination of appointment of teachers. Recently, the private schools professional body appealed to government to assist them with a stimulus package to enable them meet their recurrent expenditure. Though this is a call in good faith, adherence to it is likely to open the flood gate for all others in the private sector to also seek for support from the already tight government revenue. It is therefore advocated that, government should facilitate so that these private schools can access financial support from both local and international institutions on the basis of their ability to repay within a reasonable timeframe. I would also appeal to parents who still owe fees to redeem themselves. One way that these private schools can continue to ask for an agreed school fees from parents would be to find ways of engaging the students online. This even though not novel, would help them come to some agreement for an amount to be paid for such services rendered.

 

Change is difficult. However, when the opportunity presents itself, authorities should gladly take advantage of the circumstances and effect the needed change. This is the time to redefine education in Ghana. We have lagged in our quest to use technology in our educational system. While most educational institutions globally were quickly switching to their various online platforms to enable them continue to deliver education to their students, we are yet to fully achieve same. A call to our policy makers to be guided by the principles of equity and fairness in rolling out policies bearing in mind the level of disparities in our society should never be in vain after life return to normalcy. Our social support systems are weak and that is what might lead to our total destruction and not a pandemic.

Source of the article: Equipo de Ove

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Coronavirus en África: qué hay detrás de la aparente resistencia del continente africano a la pandemia

Coronavirus en África: qué hay detrás de la aparente resistencia del continente africano a la pandemia

África

Desde que se reportó el primer caso en África, el 14 de febrero, medios de comunicación en todo el mundo, expertos, gobiernos y hasta la Organización Mundial de la Salud (ONU) han pronosticado una «catástrofe» en el continente.

Aunque expertos advierten que todavía es muy pronto para cantar victoria, el «desastre inminente» que vaticinó John Nkengasong, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, aún no ha ocurrido.

Mientras que Europa contabiliza más de 1,5 millones de casos confirmados, Estados Unidos supera los 1,3 millones y América Latina se acerca a los 250.000, el continente africano ha reportado alrededor de 55.000 contagios.

Su relativamente baja cifra de muertos sorprende aún más: hasta el 8 de mayo, esta región del mundo había registrado poco más de 2.000 muertes, un saldo muy inferior al de otros continentes o incluso si se compara con una ciudad como Nueva York, que ya ha superado las 20.000 víctimas mortales.

Estos números impresionan más si se toma en cuenta que África es el segundo continente más poblado del mundo con sus 1.200 millones de habitantes.

Fuente de la Información: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52575102

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La resiliencia comunitaria, la esperanza de África

Redacción: Iagua

Epidemias y pandemias han marcado la historia africana. La COVID-19 llega al continente solapándose con otras enfermedades endémicas, serias deficiencias médicas y objetivos aún no conseguidos en acceso al agua y saneamiento. La población africana conoce bien el poder que tiene el espíritu comunitario. Es su más poderosa arma en la lucha contra la pandemia de la que todos podemos aprender.

Un viaje al frente de la lucha contra el ébola. Beni, región de Kivu del Norte, República Democrática del Congo. Hospital general de Beni. Photo: World Bank / Vincent Tremeau

La pirámide demográfica en países africanos presenta una población mucho menos envejecida que la de los países desarrollados. Esto apunta a que algunos epidemiólogos lo consideren un factor tendente a reducir la mortalidad por la COVID-19 atendiendo a las estadísticas mundiales que se han generado hasta ahora. Ocurrió con el coronavirus del SARS, en 2002-2003, y la gripe H1N1, en 2009. Sin embargo, al igual que en otras enfermedades, la vulnerabilidad del sistema inmunitario de los africanos más pobres, debilitado por la malnutrición, y la simultaneidad con otras enfermedades endémicas, amenazan en sentido contrario. Es el caso de muchas regiones de África en las que la falta de acceso pleno al agua y al saneamiento plantean el peor escenario para la propagación y mortalidad de la pandemia.

Un solapamiento letal


El acceso al agua segura es esencial para la supervivencia. © 2016 European Union (photographer: Jose Cendon).

Las pandemias que llegan a África suelen solaparse con las endemias propias de determinadas zonas, por lo que los pronósticos de riesgo se vuelven más inciertos. Un ejemplo lo constituyen las enfermedades debidas al mal estado del agua, como la diarrea, una lacra que diezma y deja sin defensas al organismo de la población infantil africana; y las enfermedades respiratorias como la neumonía infantil y la tuberculosis que, asociadas con el sida, otra de las endemias lacerantes de África, incrementan la vulnerabilidad de la población de forma dramática.

En su boletín semanal sobre brotes epidémicos y emergencias médicas, la OMS señala que la COVID-19 llega a África coexistiendo además con más de 90 brotes epidémicos, como el ébola en la República Democrática del Congo, el sarampión en la República Centroafricana y la fiebre amarilla en Uganda, entre otros.

A las alertas de la OMS se ha añadido la de la FAO sobre las plagas de langosta que se ciernen sobre la agricultura de los países del este de África, como  Somalia, Kenia, Uganda, Sudán del Sur y Etiopía. A causa de las lluvias generalizadas que cayeron a fines de marzo, los enjambres de este insecto devorador de cultivos amenazan con extenderse de junio a julio coincidiendo con el inicio de las cosechas. Esto representa una amenaza sin precedentes para la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de los campesinos de una de las zonas geográficas más amenazadas por el cambio climático.

Falta acceso al agua, saneamiento y servicios médicos


En el África subsahariana, el 40 % de la población vive en zonas urbanas, la mayor parte de las cuales han experimentado un crecimiento desordenado. ©UN Photo/Christopher Herwig.

En el África subsahariana, el 40% de la población no tiene acceso al agua salubre. Esto significa que 300 millones de personas están expuestas a las enfermedades características del agua contaminada, y que las expectativas de mantener programas eficientes de higiene personal son remotas.

Por otra parte, un 40 % de la población vive en zonas urbanas, la mayor parte de las cuales han experimentado un crecimiento desordenado. ONU Habitat estima que 570 millones de africanos viven en tugurios en condiciones de hacinamiento sin los mínimos servicios de suministro de agua y saneamiento, y para los que la cobertura médica es un bien remoto. En estas condiciones, el confinamiento y distanciamiento social son objetivos difíciles de conseguir.En las zonas rurales subsaharianas el confinamiento genera problemas se supervivencia notables. La OMS estima que en África, más de una cuarta parte de la población, la gran mayoría mujeres, sobrepasa los 30 minutos andando para ir y volver a una fuente de agua. En total pasan 40.000 millones de horas al año fuera del hogar buscando agua y, pese a ser una lacra inaceptable, este tiempo es el que emplean muchas mujeres y niñas para socializar entre ellas.

Los países africanos tienen los sistemas de salud más precarios del mundo. En general, en todo el continente, no llega al 50 % la población que tiene acceso a servicios médicos eficientes. Sus sistemas sanitarios funcionan por debajo de la mitad de sus posibilidades en cuanto a recursos humanos y materiales, por lo que son incapaces para hacer frente a un aumento exponencial de pacientes con necesidad de cuidados intensivos.

La Unión Africana ha reaccionado con rapidez ante la COVID-19. Los 55 estados miembros han sido conscientes de la importancia de aprender de lo ocurrido en China, Europa y EEUU y lanzar un programa de medidas coordinado con la OMS y con instituciones científicas y médicas internacionales. El plan se basa en sistematizar la vigilancia, los test de detección, la prevención, la gestión de los centros médicos y las estrategias de comunicación con la población. Este programa, multilateral e integrador, está reflejado en el documento Africa Joint Continental Strategy for COVID-19 Outbreak que se aparece como una experiencia de cuyos resultados todo el mundo puede aprender para esta crisis y las futuras pandemias que puedan surgir..

El poder de la comunidad


La concienciación de que lo bueno para uno ha de ser bueno para la comunidad está sólidamente enraizada entre los africanos, especialmente en las comunidades rurales. © Carlos Garriga / We Are Water Foundation.

La concienciación de que lo bueno para uno ha de ser bueno para la comunidad está sólidamente enraizada entre los africanos, especialmente en las comunidades rurales. La experiencia de la Fundación en el proyecto que llevó agua potable y educación en la higiene en Brakna, en Mauritania, lo demostró.

Brakna es una de las regiones más deprimidas del país, con una tasa de pobreza superior al 40%. Allí la población lleva décadas afectada por crisis recurrentes de enfermedades, como la diarrea o la malaria, y severas sequías que aceleran la desertización y abocan al país a un círculo vicioso de inseguridad alimentaria, malnutrición y pobreza.

 


En Brakna, Mauritania, donde la Fundación desarrolló uno de sus proyectos, el 62 % de la población utilizaba fuentes no seguras de agua. ©Carlos Garriga /We Are Water Foundation.

En Brakna, en noviembre de 2017, el 62 % de la población utilizaba fuentes no seguras de agua debido a su imposibilidad de pagar el suministro o por la lejanía de sus casas de las fuentes salubres. La falta de acceso a productos para la potabilización del agua era una de las causas de la prevalencia de la diarrea que alcanzaba al 21% en la zona de intervención del proyecto.

El trabajo de la Fundación, en colaboración con Save the Children, tuvo como objetivo mejorar el acceso al agua y las prácticas de higiene para reducir la desnutrición infantil. Se distribuyeron 250 kits de higiene entre los hogares más pobres, alcanzando a unas 1.500 personas. El kit contenía cloro para el tratamiento del agua, jabón para promover el lavado de manos, un recipiente para almacenar el agua y detergente en polvo.

Las distribuciones de kits se realizaron con sesiones educativas en las que se explicó cómo utilizar los productos, las prácticas de higiene básicas de lavado de manos y las prácticas culinarias seguras.

El proyecto logró sus objetivos de beneficiar al resto de los aldeanos gracias a su espíritu participativo. Esto facilitó la formación y gestión de comités comunitarios que monitorizaron las buenas prácticas y las transmitieron a más de 43.000 habitantes repartidos en 124 aldeas de la región. El convencimiento de que el empoderamiento comunitario es la mejor herramienta para combatir las crisis sale fortalecido en todos los proyectos de ayuda que se desarrollan en África, asegurando así su plena sostenibilidad.


La celebración por la consecución de agua y saneamiento es un sentimiento que se enraiza y comparte como el logro comunitario de un pueblo que está obligado a sobrevivir día a día. © Carlos Garriga / We Are Water Foundation.

Esta experiencia se hace extensiva a los 12 proyectos que la Fundación ha desarrollado en la África subsahariana. En todos ellos la celebración por la consecución de agua y saneamiento es un sentimiento que se enraiza y comparte como el logro comunitario de un pueblo que está obligado a sobrevivir día a día. Esto permite al extraordinario pueblo africano lograr una resiliencia ejemplar para el resto del mundo, una de sus principales armas para luchar contra el coronavirus y de la que todos deberíamos aprender para superar la crisis que estamos viviendo.

Fuente: https://www.iagua.es/noticias/fundacion-we-are-water/resiliencia-comunitaria-esperanza-africa

 

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