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EEUU: Black Education Leaders Slam Teachers Union For Comparing School Choice To Segregation

EEUU/ July 25, 17/ By: Amber Randall/ Source: http://dailycaller.com

Black school choice advocates and education reformers criticized a teachers union president who compared school choice to segregation during a conference call Monday.

The conference call, led by the American Federation for Children, featured four prominent education leaders — Dr. Howard Fuller, Derrell Bradford, Darrell Allison, and Kevin P. Chavous — who had harsh words for American Federation of Teachers President Randi Weingarten’s claim that school choice policies have a history of racism and segregation.

Chavous, a board member on AFC, called Weingarten out for her “hypocrisy” and said her comments were an insult to minority children who are stuck in bad schools.

“Let’s be clear: the hypocrisy coming out of the mouth of Randi Weingarten reeks. Back in her comments, she has in effect spat in the face of every African American and Hispanic child who’s trapped in the school that doesn’t serve them well, and spat in the face of their parents,” Chavous said during the call. “In addition …as Dr. Fuller said, history didn’t just start last week, or twenty years ago. The private school reality for most American children of color started because black folks weren’t getting a fair shake with traditional public schools”

Weingarten claimed during a speech last week that the school choice was used as a way to keep segregation in place by the South.

“Make no mistake: This use of privatization, coupled with disinvestment, are only slightly more polite cousins of segregation,” Weingarten said.

Dr. Howard Fuller, a professor at Marquette University, said that the debate over school choice boiled down to power and control.

“The fact of the matter is Randi is doing what she can do so that the people that she represents can maintain control and power over a system. And the threat of vouchers and charter schools and all of this, let’s be real, what it’s about is reducing the number of people who are under her control,” Fuller said. “… And I would argue that for those of us who believe that low-income and working class parents ought to have choice, we’re trying to as best we can represent the interest of those families because I believe that having choice empowers them.”

Source:

Black Education Leaders Slam Teachers Union For Comparing School Choice To Segregation

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La distribución de la riqueza no es sólo cuestión de justicia

Por: Tendencias 21

Según un estudio, depende más de la compasión, del interés personal y de la envidia.

Una nueva investigación sugiere que conseguir la igualdad social no es el principal criterio para la redistribución de la riqueza, sino que cuando compartimos nuestros bienes nos movemos más por la compasión, el interés personal y la envidia. Conociendo la importancia de estas actitudes para la gente, es posible deducir entonces su filiación política.

La redistribución de la riqueza está arraigada en la compasión, el interés personal y en la envidia más que en la búsqueda de la igualdad o de la justicia, ha descubierto un estudio de la Universidad de California en Santa Bárbara publicado en PNAS, del que informa en un comunicado.

La redistribución de la riqueza es el principal conflicto del mundo desde hace siglos. Y aunque la búsqueda de la justicia y de la igualdad social parece explicar por qué la gente distribuye o comparte su riqueza, o pretende que sus gobiernos la apliquen, esta investigación ha determinado que en realidad no es así. Hay algo más.

Entender las ventajas económicas y políticas de la redistribución no es algo natural,  según este estudio, aunque los seres humanos hemos aprendido a lo largo de la historia a relacionarnos con los demás para lo mejor y para lo peor. Este proceso ha construido sistemas de neuronas que nos motivan a actuar eficazmente en las situaciones que nos conducen a dar, a tomar y a compartir.

La evolución del espíritu humano ha puesto en evidencia la complejidad de la política pública y de la redistribución de la riqueza que los gobiernos vienen intentando, sobre todo, a partir del siglo XIX. Se percibe por lo general como típico de determinados personajes.

En la concepción social actual, existe el Yo, el Otro  en una situación peor que la mía, y el Otro que está en una condición más ventajosa que la mía. Para comprender la lógica que está detrás del apoyo o de la oposición a la distribución de la riqueza, estos investigadores se han concentrado en tres posibles motivos o causas: la compasión, el interés personal y la envidia.

La compasión

Nuestros antepasados vivían en un mundo sin seguridad social, pero han compensado estos déficits a través de la ayuda mutua: cuando alguien tenía hambre, su vecino compartía la comida y pasaba al revés cuando la situación se invertía, explican los investigadores.

Esta dinámica evolutiva creó una motivación espontánea por ayudar a los que lo necesitan. La compasión es la emoción que anima a esta ayuda basada en la necesidad del otro. Pero al mismo tiempo, las personas tienen en cuenta también su propio bienestar y el de su familia.

De esta forma, un motivo concurrente es el interés personal. Las personas, cuando han ayudado a los demás sin tener en cuenta sus propios intereses y los de su familia, han sido seleccionadas a lo largo de la evolución.

Este interés propio puede limitar el alcance de la compasión y aumentar el apetito de uno por lo que otros tienen. De esta forma descubrimos que el tercer motivo oculto detrás de la distribución de le riqueza es la envidia, centrada en aquellos que tienen más que yo.

Nuestros ancestros tampoco tenían gente sin techo o millonarios en el Pleistoceno, pero a lo largo de la evolución actuaron con otros seres humanos que estaban desamparados. Detrás del afán por la redistribución de la riqueza, rigen hoy los mismos motivos que existían en la época de nuestros homólogos ancestrales. Esos homólogos ancestrales son el Otro peor y el Otro mejor, según los investigadores.

La percepción que tiene una persona de nuestro tiempo sobre la redistribución, sobre el hecho de que esta última sea deseable o indeseable, depende por todo ello de lo solidaria que sea, de su envidia y de lo que espera obtener de la redistribución, explica este estudio.

La redistribución viene con la compasión

Para testar esta hipótesis, los investigadores han preguntado a los participantes en el estudio si apoyaban o se oponían a la redistribución de la riqueza, y han medido al mismo tiempo su disposición hacia la compasión, la envidia y el interés personal.

De esta forma descubrieron que los que apoyan la redistribución son los que muestran más compasión, y que los que esperan beneficiarse de ella son los que se manifiestan más envidiosos.

Este mismo esquema se repitió en los cuatro países objeto del estudio: Estados Unidos, Reino Unido, India e Israel. El hecho de que los resultados sean similares en países tan diferentes puede deberse a una naturaleza humana evolucionada que es compartida por diversas culturas, según los investigadores.

Este resultado es importante porque si podemos conocer el grado de compasión, de envidia o de interés personal, o lo que una persona espera que puede ganar o perder por la compasión, entonces es posible predecir no sólo su opinión sobre la redistribución, sino también su afiliación a un partido político, ya que la afiliación política es un indicador claro de las actitudes hacia la redistribución de la riqueza, señala el estudio.

Pero si la compasión y la envidia hacen más atractiva la redistribución, estos criterios utilizan itinerarios diferentes y pueden conducir a preferencias políticas diferentes. Cuatro participantes sobre cinco declararon que durante los últimos 12 meses habían ayudado a los pobres. Según los investigadores, la compasión ha sido el motivo, no el interés personal o la envidia.

El hecho es que sólo algunos de los motivos que llevan a la gente a apoyar a un gobierno que propugna la redistribución, son los que inclinan a las personas a ayudar a los pobres. Aunque muchas veces pensamos que el apoyo a la redistribución es la misma cosa que querer ayudar a los pobres, no es verdad.

La envidia, sin embargo, funciona de otra manera. Y puede estudiarse la elección que provoca la envidia. Si los impuestos sobre los ricos aumentan por encima de determinado nivel, entonces los ingresos de los gobiernos empiezan a disminuir porque hay menos incentivos a la inversión y la productividad, decae la actividad económica y sube el paro.

Tomando como base esta idea suficientemente extendida, los investigadores preguntaron a los participantes si preferían reducir los impuestos a los ricos y generar mayores ingresos públicos para ayudar a los pobres, o si preferían subir los impuestos a los ricos y disponer así de menores ingresos para los pobres.

Un participante sobre seis prefiere esta última opción. Esta voluntad de penalizar a los pobres para gravar a los ricos sólo puede explicarse por la envidia de los participantes, según los investigadores.

Por último, está el tema de la justicia. Generalmente se piensa que la gente se pronuncia por la redistribución porque le atrae la igualdad social. Introducido este tema en la investigación, los resultados mostraron que la igualdad no explica sus actitudes sobre la distribución. Sin embargo, la compasión, la envidia y el interés personal, sí.

Referencia
Support for redistribution is shaped by compassion, envy, and self-interest, but not a taste for fairness. Proc Natl Acad Sci USA. July 2017:201703801. doi: 10.1073/pnas.1703801114
Fuente: http://www.tendencias21.net/La-distribucion-de-la-riqueza-no-es-solo-cuestion-de-justicia_a44082.html
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Nace el primer frente en lucha por la educación pública en EU

Estados Unidos/24 de Julio de 2017/Regenaración

En California, Estados Unidos se ha formado el primer frente del país, que esta conformado por sindicatos de profesores, padres y dirigentes comunitarios, su misión es la defensa de la educación pública.

De acuerdo con información que hace publica el medio La Educación, este movimiento se genera como una respuesta al movimiento privatizador que impulsan Donald Trump y la Secretaria de Educación, Betsy DeVos, y los poderosos grupos reformistas del estado, que pretenden convertir en chárter a la mayor parte de los planteles, donde estudian más de seis millones de niños.

En San Diego se reunieron representaciones de esos segmentos del sector educativo, que provienen de Los Angeles, San Francisco, Sacramento, Richmond, Anaheim, San Diego y otros para convenir en la formación de esa alianza. En los próximos meses serán puntualizados los principios filosóficos, programa de acción y estrategias.

Quizá en Los Angeles se realice la siguiente reunión y en octubre la primera movilización estatal.

Los grupos de las diversas regiones de California actuarán con base en demandas y planteamientos comunes y de ayuda mutua. La divisa es: todos para uno y uno para todos.

A partir de ese evento surgió lo que el vicepresidente del Sindicato de Maestros de Los Angeles (UTLA, siglas en inglés), Juan Ramírez, denomina “la nueva visión” del trabajo conjunto entre maestros, padres y líderes comunitarios, cancelando así el tiempo en el que actuaban aislados, cada uno con sus agendas y en sus espacios.

“Factores fundamentales van a ser el respeto a la diferencia y la unidad,” sentenció Ramírez.

“Queremos que se mantenga la educación pública”, manifestó el dirigente de la organización sindical y magisterial más grande de California, con casi 35 mil miembros.

De ahí que se proyecta una larga vida a esta coalición, como lo explica Martha Sánchez, dirigente comunitaria del sur centro angelino y de la Alianza de Californianos para el Poder de la Comunidad (ACCE):

“Este frente no puede caer porque estamos bajo ataque y todos los grupos que nos reunimos somos comprometidos y trabajamos en estos temas, pero de manera aislada. Al pelear de esta manera no estábamos uniendo la fuerza que tenemos y de repente empezamos a observar y llegamos a la conclusión que peleamos por lo mismo y luchamos por las mismas causas y nos sentamos a hablar e hicimos un compromiso conjunto”.

Sánchez hizo saber que es un esfuerzo y un programa de innovación creado por la necesidad de formar más fuerza comunitaria para prevenir futuros desastres económicos en cuanto a temas de educación e impedir despidos masivos de maestros y personal calificado necesario en las escuelas.

Pero, sobre todo, el principal objetivo es dar la mayor calidad educativa a los niños.

Ramírez enfatizó que sólo con la unión de padres, maestros y la comunidad puede hacerse frente a la “situación tan grave “ que se vive en la actualidad, con un gobierno federal privatizador y con millonarios que cambian la visión de la educación pública y gastan millones para que sus candidatos ganen elecciones como acaba de ocurrir en la Junta de Educación del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD, siglas en inglés), donde el poder del dinero llevó al triunfo a dos jóvenes inexpertos, que permiten tener a los reformistas tener una mayoría al alcanzar cuatro  de los siete asientos.

“Parece que todo lo tenemos adverso, pero no por eso vamos a dejar de insister, de demandar. No hay que dejar que una crisis se vaya de balde. Hay que usarla para unirnos”, estableció.

CONSIDERAN QUE ES UNA GUERRA A LA CLASE TRABAJADORA

Martha Sánchez considera que el movimiento privatizador e Trump y DeVos “es una guerra a la clase trabajadora, principalmente latina y afroamericana”.

“ Es guerra de destrucción económica y también guerra de clases en donde el rico va a tener oportunidad de tener los recursos que necesita para ser exitoso y el pobre va a seguir condenado a ser obrero de bajo rango y apenas a sobrevivir y tener lo básico para proveerle a su familia”.

Y fue a más:

“ Es una guerra de destrucción física, no sólo moral, pero también para que las personas lleguen a un grado de caos y desesperación que terminen suicidándose o cometiendo crímenes más agresivos que terminen en las cárceles”.

De los nuevos miembros de la Junta de Educación del distrito escolar angelino, Kelly Gonez y Nick Melvoin, Sánchez aseguró que “son títeres de un sistema elitista y están allí porque tienen agenda privada que ejecutar”.

Indicó deben tener responsabilidad fiscal con maestros, padres y alumnos y hacer un recall – elección de destitución- en caso de que no sean transparentes.

“Al final del día fueron elegidos no sólo para representar a las chárter ni a las escuelas con niños con mayores privilegios económicos. Están allí para representar a un sistema de educación pública que sigue siendo la gran mayoría”, remató.

Los temas de educación e impedir despidos masivos de maestros y personal calificado necesario en las escuelas. Pero, sobre todo, el principal objetivo es dar la mayor calidad educativa a los niños. Ramírez enfatizó que sólo con la unión de padres, maestros y la comunidad puede hacerse frente a la “situación tan grave “ que se vive en la actualidad, con un gobierno federal privatizador y con millonarios que cambian la visión de la educación pública y gastan millones para que sus candidatos ganen elecciones como acaba de ocurrir en la Junta de Educación del Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD, siglas en inglés), donde el poder del dinero llevó al triunfo a dos jóvenes inexpertos, que permiten tener a los reformistas tener una mayoría al alcanzar cuatro de los siete asientos. “Parece que todo lo tenemos adverso, pero no por eso vamos a dejar de insister, de demandar. No hay que dejar que una crisis se vaya de balde. Hay que usarla para unirnos”, estableció.

Fuente: http://regeneracion.mx/nace-el-primer-frente-en-lucha-por-la-educacion-publica-en-eu/

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¿Cómo pueden los migrantes acceder a la educación en Estados Unidos?

Estados Unidos/Julio de 2017/Autora: Grecia Ortíz/Fuente: La Hora

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) más de 3 millones de guatemaltecos viven en el extranjero. Muchos de ellos no finalizaron sus estudios en Guatemala.

_2No obstante, existe la posibilidad de continuar estudiando para superarse y casos como el de la guatemalteca Edna Sandoval son muestra de cómo los migrantes pueden acceder a beneficios educativos en Estados Unidos, aunque para ello deben superar algunas barreras como el idioma inglés y adaptarse a un nuevo sistema educativo.

OBSTÁCULOS PUEDEN SER RELATIVOS AL IDIOMA

Edna Sandoval, quien estudia en Estados Unidos, dijo a La Hora Voz del Migrante, que aunque es posible adaptarse a un nuevo sistema educativo, algunos de los obstáculos que se pueden presentar son relativos al idioma, como en su caso le sucedió.

“La barrera del idioma es el reto más grande, por lo menos lo fue para mí, dejando de lado que tienes que conseguir el dinero para pagar tus clases, y también organizar tu agenda para poder trabajar e ir a la escuela al mismo tiempo. Es difícil adaptarse al sistema educativo, porque es diferente al que existe en Guatemala”, comentó.

Aunque la educación es accesible, Sandoval refiere que la falta de educación de calidad como es el caso de Guatemala, dificulta la adaptación en Estados Unidos.

“Te vas a dar cuenta que el sistema educativo de tu país puede ser deficiente, porque aquí tienen un sistema educativo más ordenado”, dijo.

Por otro lado, Sucely Pineda, guatemalteca y residente en el estado de Nueva York cuenta que migró junto a su familia hace seis años para estudiar en ese país. Su familia llevó algunos documentos de los grados de primaria que cursó en Santa Rosa.

Debido a que no contaba con estudios de inglés, la joven fue ubicada para que aprendiera junto a otros estudiantes en el curso de nivelación, con compañeros de varios países.

Seis años después asegura sentirse preparada y con la suficiente destreza para desarrollar una conversación en ese idioma, “tengo varios compañeros, algunos de Guatemala y de otros países y a todos nos han dado la oportunidad de estudiar y aprender. Mi sueño es continuar con mis estudios y llegar a la universidad”.

ASÍ FUNCIONA LA EDUCACIÓN EN ESTADOS UNIDOS

Debido a la descentralización del Gobierno la enseñanza escolar depende, en su mayoría, de cada uno de los estados y comunidades locales, que siempre mantienen el contenido de los programas de estudio, así como de los métodos educativos.

El sistema educativo estadounidense se integra por doce años, que se deben efectuar previo a la enseñanza superior y que se divide en tres etapas conocidas como Elementary School, de los 6 a los 11 años, Middle School de los 12 a los 14 años y High School para estudiantes cuyas edades oscilan entre los 14 a 18 años.

Luego de finalizados los años de estudio, el alumno tiene la posibilidad de continuar en la educación superior, según el Departamento de Educación de los Estados Unidos.

En Guatemala en cambio, los niveles comprenden desde el nivel preprimario, primaria, básicos y diversificado y también se integra por doce años de estudios, dependiendo de la carrera a elegir porque algunas requieren menos años, como en el caso de los Bachilleratos.

NIÑOS Y JÓVENES MIGRANTES DEBEN REALIZAR UN EXAMEN DE UBICACIÓN

El guatemalteco Carlos Rodríguez, quien reside en Chicago y tiene experiencia con jóvenes, puesto que trabaja muy de cerca en programas de Estados Unidos, expresó a La Hora Voz del Migrante que todos los niños que llegan a ese país deben estudiar y tienen la oportunidad de alcanzar estudios universitarios.

“Todos los niños deben completar la educación primaria y secundaria, no hay excusas, eso es mandatario, es más a los niños que se les detiene y se les da a sus patrocinadores con la condición de ir a la escuela, porque no vienen a trabajar”, destacó.

Debido a las posibilidades que existen, Rodríguez señala que la voluntad de cada uno de los estudiantes es indispensable para poder alcanzar el éxito.

“Mientras más joven venga el hijo de inmigrantes, más oportunidades tendrá de aprender inglés, mientras más grande y cerca de los 16 vengan, -los jóvenes- menos tiempo tendrán de aprender inglés y de terminar la High School, porque a los 18 ya no tienen como obligatorio ir a la escuela”, añadió.

Según el guatemalteco, al momento de inscribir a un niño migrante en un centro educativo se requiere llevar la documentación de que completó cada año, para que luego se realice un “placement test” para conocer en qué nivel puede ser ubicado.

“Si usted dice que viene a sexto primaria, al grado que sea le ponen un test pequeñito, la maestra va querer saber en qué nivel está. Y pueda ser que diga que un niño tiene un nivel de lectura menor, por lo que puede ser ubicado en otro grado”, destacó.

No obstante, para Rodríguez el éxito de los estudiantes migrantes en Estados Unidos también está vinculado con la enseñanza antes recibida. Con buena formación el adaptarse no les resultará un problema.

ALGUNAS OPCIONES EN EDUCACIÓN SUPERIOR

Universidades estatales
Se caracterizan por ser financiadas por los estados y son instituciones grandes con un elevado número de estudiantes. Ofrecen educación a un precio bajo, aunque no ofrecen fondos públicos a alumnos internacionales, pero sí fondos institucionales en algunos casos.

Universidades privadas
En comparación a las universidades públicas están financiadas por una combinación de fundaciones, donaciones, subvenciones de investigación y las matrículas de los estudiantes, por lo que los precios que pagan los alumnos suelen ser elevados, aunque hay algunas instituciones que ofrecen ayuda a alumnos que no pueden costear los gastos.

Colegios comunitarios
También llamados junior colleges, son centros que funcionan de enlace entre los institutos de educación secundaria y las universidades, que pueden llegar a ofrecer programas de dos años que se pueden continuar en una universidad para obtener un título de grado.

Suelen atraer a los alumnos de las zonas aledañas y se apoyan del financiamiento local en muchos casos, suelen ser económicos.

PUEDEN DAR ORIENTACIÓN
Por otro lado el Departamento de Seguridad Interior también ofrece información destinada a estudiantes extranjeros.

Si usted desea mayor información, puede visitar la página electrónica www.ed.gov, del Departamento de Educación de los Estados Unidos, en donde también obtendrá atención si lo desea.

Fuente: http://lahora.gt/pueden-los-migrantes-acceder-la-educacion-estados-unidos/

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The Evergreen State College Implosion: Are There Lessons To Be Learned?

Por: Michael Zimmerman

En los últimos meses, el Evergreen State College ha sido promovido como el ejemplo arquetípico de los problemas asociados con la corrección política corrompida. Los videos de los estudiantes y miembros de la facultad que usan lenguaje sucio y abusan de los miembros de la comunidad compañeros se han vuelto virales. Las imágenes fijas de los estudiantes que manejan los murciélagos del béisbol y que actúan como fuerza de policía del vigilante se pueden encontrar en todas las esquinas del Internet. Las imágenes de decenas de miembros armados de la Patrulla del Estado de Washington, vestidos con equipo antidisturbios, patrullan el campus ofrecen una mirada aterradora a lo que sucede cuando los administradores del campus pierden el control de una universidad.

 

In recent months, The Evergreen State College has been promoted as the archetypal example of the problems associated with political correctness run amok. Videos of students and faculty members using foul language and abusing fellow community members have gone viral. Stills of students wielding baseball bats and acting as a vigilante police force can be found on all corners of the internet. Images of scores of armed members of the Washington State Patrol, clad in riot gear, patrolling campus offer a frightening look at what happens when campus administrators lose control of a college.

With a bit of distance, it is well worth looking back and asking what can be learned from this situation. Were conditions at Evergreen so idiosyncratic that any knowledge gleaned has only local value or might Evergreen’s situation provide us with a broader perspective on the current state of higher education? I believe the latter is the case and that therefore it is worth exploring two closely linked facets of the Evergreen experience: the cause of the uproar; and campus leadership.

The story that’s being promoted everywhere is that one faculty member’s resistance to Evergreen’s 2017 incarnation of its “Day of Absence” is at the center of the turmoil. In 2017, instead of people of color voluntarily absenting themselves from campus for a day to demonstrate the importance they play in the community, as had been the case for many years, white individuals were encouraged to leave campus. In mid-March Professor Bret Weinstein argued that:

There is a huge difference between a group of coalition deciding to voluntarily absent themselves from a shared space in order to highlight their vital and under-appreciated roles (the theme of the Douglas Turner Ward play, Day of Absence, as well as the recent Women’s Day walkout), and a group or coalition encouraging another group to go away. The first is a forceful call to consciousness which is, of course, crippling to the logic of oppression. The second is a show of force, and an act of oppression in and of itself.

The implication has been that Professor Weinstein’s comments were so outlandishly racist that people caring about social justice had to rise up and call for his dismissal from his faculty position. If that were the case, however, the question must be asked why it took until 23 May, over two months after his note was disseminated, for the protest to occur. The Day of Absence itself occurred over one month prior to the protest. And, of course, all of this ignores the fact that Professor Weinstein’s note was simply and strongly presenting an alternative perspective to the structure proposed for the Day of Absence while affirming the power and importance of the original configuration as a way of combatting racism.

The reality of what occurred is far more complex, and, in fact, far more insidious than the caricature presented in most media reports. Regardless of what some would have us believe, the exclusion of white people from campus was not a mandate; no one was required to leave. But the pressure for white individuals to leave campus, to demonstrate that they were good allies to people of color, was very real. And many, students, faculty and staff alike, were confused by the structure of the day. How could they not be confused? Consider parts of just three of many notes that were sent to all faculty and staff members prior to the Day of Absence by supporters of the event:

  • I feel strongly about honoring the call for white-identified people to absent themselves from campus…
  • This change to DOA/DOP [Day of Absence/Day of Presence] this year (where allies travel off campus and POC [people of color] stay on campus) is beautiful.
  • I think the role reversal of this year’s DoA is brilliant in that it encourages Evergreen’s white population to take accountability for their active participation in unlearning racial prejudice in a way that staying on campus wouldn’t.

So why was Professor Weinstein the epicenter of the student protest and why did it occur when it did, so long after he offered his critique of the Day of Absence?

The answer to the first question revolves around the unique role that Professor Weinstein has played on campus during his time on the faculty. As much as it might like to think of itself as an open and tolerant environment, Evergreen isn’t very accepting of voices that question the Evergreen orthodoxy. While this might be seen as a terribly ironic situation for a liberal arts college to find itself in, this has been the Evergreen reality for quite some time and the result is that a large number of faculty members, perhaps the majority of them, simply absent themselves from most discussions. Professor Weinstein is not one of those who have opted for self-censorship. He has always been willing to ask questions, to point out what he sees as flaws in ideas, and to offer suggestions for improvement.

He has played that role to a great extent and to the frustration of many this academic year, a year almost completely focused on the twin concepts of equity and inclusion on campus. Indeed, George Bridges, Evergreen’s relatively new president, reformulated a college-wide Equity Council and provided them with a very wide charge. The group consisted of 28 members, six of whom were current faculty members and they set to work to outline a strategic equity plan.

The Council created a plan without any public input and scheduled a meeting in the middle of November to present it to the campus community having announced that it had already received the blessing of President Bridges. The plan, as presented, was built on a statistical analysis of retention, achievement and graduation data and proposed to make significant changes to faculty hiring practices as well as to the structure of the curriculum. The meeting offered no opportunity for open discussion of the plan and was structured as an opportunity to celebrate the plan’s creation. Building on the region’s Salish culture, the meeting concluded with attendees being asked to metaphorically climb into a canoe to embark on a journey to equity. The implication was that if people failed to board the canoe, they would be left behind. Indeed, the sentiment was expressed by some that if you were unwilling to get on board, perhaps Evergreen was not the place you should be working.

Professor Weinstein responded in an email by raising some questions but, more importantly, calling for open discussion of the ideas, strategies and directions outlined in the plan. He did so carefully and politely, never once criticizing any individual. Consider, as an example, the following from one of Professor Weinstein’s early emails:

Maybe it isn’t mine to say because the canoe isn’t from my culture, but this canoe metaphor felt like it was appropriated for the ironic purpose of cloaking an unstoppable train. You are either onboard, or you are not. You can attempt to derail this proposal, or you can accept where the train is going.

From what I have read, I do not believe this proposal will function to the net benefit of Evergreen’s students of color, in the present, or in the future. Whatever type of vehicle it is, I hope we can find a way to discuss this proposal on its merits, before it moves farther down the line.

In response, he was branded a racist and an obstructionist. A faculty member who sat on the Equity Council explicitly called him a racist in two different faculty meetings. When Professor Weinstein asked for an opportunity to defend himself, he was told that a faculty meeting was not the appropriate venue for such a defense. When he asked what the appropriate venue was, he was told that no such venue existed because he was a racist. Neither the president nor the interim provost interceded to make it clear that leveling such charges against a fellow faculty member was unacceptable within the college community. When Professor Weinstein spoke privately with both of those administrators about these incidents, they both acknowledged the inappropriateness of the behavior but each said that it was the responsibility of the other to do something about it. Neither administrator took any public action in response.

But even that tells only part of the story. As mentioned above, the Equity Strategic Plan was built on a statistical foundation. When the validity of that foundation was called into question, including by a robust analysis by an Evergreen alum currently in graduate school, the same faculty member who publicly called Professor Weinstein a racist began attacking scientists generally claiming that their reliance on data was dismissive of the concerns of students. President Bridges, upon being presented with the alum’s statistical critique, promised a response but none has been forthcoming.

Despite all of this, Professor Weinstein continued to call for open discussion of the strategic plan with no response other than personal attacks on him being ratcheted up. It became clear why Professor Weinstein’s appeal for dialogue drew such enmity when the same faculty member who publicly called him a racist was reported to have said that the Equity Council didn’t want such discussion because the plan might not survive such scrutiny intact. A number of senior administrators voiced the same fear with one going so far as to say that expecting a public review of the plan after it had been approved by the Equity Council which had so many people of color on it was an example of white supremacy.

Although Professor Weinstein had a fair number of colleagues supporting him behind the scenes, his was the main voice heard on campus. His voice was neither strident nor impolite but it was relentless. And its dominant message was a plea for discussion. On the few occasions when he raised any specific objections to the plan, he did so by arguing that he thought the proposed action would actually harm rather than help students of color. In an environment where you were either on the equity canoe or you were lost at sea, Professor Weinstein’s voice was seen by many as a disruptive force that needed to be silenced which explains why he became the center of attention once the protests began.

But none of that explains why the protests occurred when they did. For that we need to go back to the beginning of the 2016-17 academic year. Evergreen’s academic year begins with an all-campus convocation. That event includes a talk by the author of a book all incoming students read over the summer. This year a number of students attempted to take over convocation and refused to permit the speaker to address the campus community. President Bridges managed to convince the students that they’d have a chance to be heard after the College’s invited guest spoke. Afterwards, the president sent out a note to the full campus community apologizing for his actions saying that he should have let the students speak when they wanted – that their voices were every bit as important as that of the author of the common read.

Fast forward to the day following the 2016 presidential election. Two campus events were scheduled for that day: a board of trustees meeting; and the dedication of the newly remodeled and renamed Purce Hall. Students upset by the election surrounded the trustees and berated them for their racist attitudes. The meeting was cancelled and hours later the building dedication was similarly disrupted – despite the fact that Purce Hall was named for Evergreen’s immediately preceding president, an African American who served as president for 15 years. Despite the chaos associated with both events, no students were brought up on disciplinary charges.

Fast forward to the installation of Evergreen’s new police chief, Stacy Brown, herself a graduate of Evergreen, early in winter quarter. This event, too, was disrupted by students and during the disruption the vice president for student affairs was pushed and a microphone was wrestled from her hands. She was almost knocked to the ground by two students. Because of the way the vice president was treated, disciplinary proceedings commenced against the two students who pushed her. No other student faced disciplinary consequences for the disruption.

Fast forward to the week prior to the protests. There was an ongoing, mostly online discussion among students about limiting a program to be taught the following fall to students of color. One student objected asking how it would appear if the reverse were ever to be the case; if a program were to be limited to white students. (The program in question was to be taught by the faculty member who publicly called Professor Weinstein a racist.) The student raising the objection received a good deal of abuse and then, he claimed, he was physically confronted in the cafeteria. This student, himself a student of color, went to the campus police department to file a complaint against the two students he said assaulted him. The police began an investigation later that evening and one of the students interrogated was the leader of the protest that soon followed. Given that one of the complaints raised by the protestors was that the police were targeting certain individuals, black trans students in particular, and given that the students accused of pushing the vice president and accosting the student in the cafeteria were black trans individuals, it seems reasonable to assume that the protests were, in part, designed to deflect unwanted attention for possibly inappropriate actions.

It’s also worth exploring the climate in which the Evergreen student protesters were immersed, a climate that encouraged their behavior. A series of anecdotes will make my point.

Let’s begin with the faculty member who publicly called Professor Weinstein a racist. On 14 November, two days prior to the meeting at which the Equity Council’s strategic plan was released, she made the following post on Facebook: “SERIOUSLY JUST BE QUIET. ONLY APPOINTED/APPROVED WHITES CAN SPEAK (AND ONLY WHEN SPOKEN TO). When that post, a post by a member of the Equity Council, was brought to the attention of President Bridges, he opted to do nothing publicly.

An even more disturbing Facebook post by this faculty member generated no response from the administration but actually gained defenders from the faculty ranks. The post was in response to a note written by Professor Weinstein’s wife, Heather Heying, also a faculty member at Evergreen. After Professor Weinstein was warned by Evergreen’s police chief to stay away from campus because his safety couldn’t be guaranteed, and after administrators were held hostage in their offices by a student group, the interim provost wrote a note saying that if anyone felt unsafe, they should come and speak with him or one of the deans. Professor Heying thought this note was both insensitive and disingenuous since obviously her husband was unsafe in the eyes of the police chief and he was advised against setting foot on campus. The faculty member responded to this note by posting this on Facebook: “Oh lord, Could some white women at Evergreen come and collect Heather Heying’s racist ass. Jesus”

Administratively, Evergreen has an uncomfortable relationship with the concept of free speech, especially for a liberal arts college and even more so for a public institution. A year and a half ago, long before the current protests, the vice president for student affairs and another senior administrator were going around campus removing posters they felt would make people uncomfortable. The posters neither incited violence nor constituted hate speech, but in the eyes of those administrators, they deserved to be censured.

The response made by the vice president for student affairs when student protestors were roaming the campus armed with baseball bats and tasers made it clear that differences of opinion could be frightening. She wrote to students living in the residence halls, in part:

We are aware of a small group of students coordinating a community patrol of housing and campus. We acknowledge and understand the fear and concerns that are motivating these actions. We also understand that these students are seeking to provide an alternative source of safety from external entities as well as those community members who they distrust.

Yes, she went on asking students to put down their baseball bats (“Community patrols can be a useful tool for helping people to feel safe, however the use of bats or similar instruments is not productive.”) but simply giving credence to the idea that the presence of fellow students not involved in the campus protest could warrant a “community patrol” is troubling.

An event that occurred the week following the student protests provides yet another example of what free speech means on the Evergreen campus. Unrelated to any of the activities that had taken place, a small group of Christian fundamentalists came to campus, as they do every year and as they do on virtually every campus, and began reading Bible verses. The following paragraph comes from a note the vice president for student affairs sent the campus community praising the community’s response to these visitors: “During the counter-demonstration many of the students who engaged did so in reasonable ways to respond to the speech of the demonstrators that they found objectionable and hurtful.” What were the “reasonable ways” students responded. The videos of the incident show students surrounding those preaching and shouting at them, making it impossible for anyone to hear what they were saying.

The administrative message from all of this is very clear: freedom of speech is only for speech with which you agree and aggressively silencing those with whom you disagree is fair game.

Given all of this, can there be any surprise that students acted as extremely as they did? Given their role models, can there be any surprise that they refused to let President Bridges speak, even when they asked him a direct question? Given that, very early in the process, President Bridges used foul language when discussing Professor Weinstein with students (and then immediately said, “Don’t put this on tape!), can there be any surprise that students used similar language in response? Given that President Bridges praised them for their courage for demonstrating, capitulated to virtually all of their demands and promised that no one would be punished for their behavior, can there be any surprise that the protesters continued to make additional demands?

Make no mistake about it. Overt racism and institutional racism are serious problems in our society, problems that need to be addressed. But meaningful corrections can only occur in response to real problems. When, as has been the case on the Evergreen campus, requests for examples of racism are met with the charge that such requests are in and of themselves racist, it is unlikely that any progress will be made.

The Evergreen campus has become a place where identity politics takes precedence over every other aspect of social intercourse. It has become a place where it is acceptable for colleagues to levy personal attacks on colleagues in response to differences of opinion and even in response to calls for dialogue. It has become a place where it is acceptable to shout down those with whom you disagree. And it has become a place where the administration watches from the sidelines, apparently fearful of antagonizing anyone.

But that is not what leadership is about. Leadership means treating all members of a community with respect and demanding that others do the same. It also means publicly holding community members responsible for their behavior. Finally, it means having and upholding a set of principles, even when doing so might be uncomfortable.

Evergreen is not alone in the constellation of institutions of higher education facing these problems. It is, however, a place that has allowed extremists to dominate and discussion to die. Others will do well to learn from the mistakes made on this campus.

A personal note: I served for five years (2011-2016) as provost and vice president for academic affairs at The Evergreen State College. During the 2016-17 academic year, President Bridges changed my appointment such that while I retained the title of vice president for academic affairs, I was assigned to work on off-campus issues. In that capacity, I was uninvolved in the protests that took place this spring. As of 1 July 2017, I no longer hold an administrative appointment at Evergreen and thus I feel free to publicly share my perspective on the situation, something I felt uncomfortable doing while still ostensibly a part of the administration.

Fuente: http://www.huffingtonpost.com/entry/the-evergreen-state-college-implosion-are-there-lessons_us_5959507ee4b0f078efd98b0e

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Forman vínculo educativo escuelas de México y EU

América del Norte/23 Julio 2017/Fuente:elmanana /Autor:Staff

Visita personal de South Texas College la Universidad Tamaulipeca

Con la finalidad de crear vínculos y establecer convenios de colaboración con empresas e instituciones líderes, no solo nacionales sino internacionales, la Universidad Tamaulipeca recibió la presencia de Mario Reyna, Decano de Negocios y Tecnología de South Texas College.

La finalidad de esta visita fue sostener una charla con autoridades, así como conocer las instalaciones de la Universidad; fue el Dr. Pedro Ollervides Cuevas, Director General Académico de la Universidad Tamaulipeca, quien le dio la bienvenida, en representación del rector Oscar W. Aguiilera, así como Cruz Aracely Torres, Directora General Administrativa, y Directores de cada facultad de la escuela.

Durante esta reunión se tocaron diversos temas que apoyarán al futuro de ambas instituciones educativas y a su vez se intercambiaron ideas acerca del futuro en el que se encuentra inmersa la educación alrededor del mundo.

Cabe destacar que esta visita significa un fortalecimiento de nuevas colaboraciones educativas para la Universidad Tamaulipeca y el South Texas College, en el que los estudiantes serán pieza fundamental de todo, ya que después de estudiar su  educación de preparatoria y universidad, podrán preparase con posgrados para ser competitivos en el campo laboral.

Además, el Decano del South Texas College tuvo la oportunidad de conocer la oferta educativa de la institución, los convenios de colaboración, así como los servicios que ofrece esta casa de estudios a la sociedad, como el Centro de Atención Psicológico y Psicopedagógico, el Centro de Lenguas Extranjeras, así como los diferentes laboratorios de ingeniería donde los alumnos pueden realizar sus prácticas de clase.

Es de esta manera se demuestra la importancia que siente la Universidad Tamaulipeca por egresar jóvenes preparados y con los conocimientos que el campo laboral requiere para ejercer su profesión de la mejor manera posible, además de estar en constante búsqueda por ofrecerle a sus alumnos la mejor educación.

Fuente de la noticia: https://www.elmanana.com/formanvinculoeducativoescuelasdemexicoyeu-3903076.html

Fuente de la imagen:

 https://manana.blob.core.windows.net.optimalcdn.com/images/2017/07/21/crop_w0_h0_rey20170721_02_02_visita.01-focus-0-0-628-524.jgp

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Educación privada en Estados Unidos se torna muy cara para la clase media

América del norte/Estados Unidos/22 Julio 2017/Fuente: El comercio 

La matrícula promedio en las escuelas primarias privada subió en 448% al incrementarse de US$4.120 en 1979 a US$22.611 en 2011

Por estos días, la educación privada en Estados Unidos es solo para los niños ricos. Mientras la tasa de matrícula para los niños de familias de ingresos medios en las escuelas primarias privadas estadounidenses ha disminuido significativamente durante las últimas cinco décadas, el nivel para las familias de altos ingresos ha sido bastante estable, según un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica publicado este mes, una tendencia que podría llegar a perpetuar la creciente grieta de riqueza de la nación.

El cambio es más evidente en las áreas urbanas, donde la brecha de matriculación entre los niños de familias de ingresos altos y medianos aumentó de 5 puntos porcentuales en 1968 a 19 puntos en 2013, según el estudio, que usó datos de encuestas nacionales sobre la matrícula escolar primaria privada por ingresos familiares durante el último medio siglo.

Parte del descenso en la matrícula de la clase media coincidió con el cierre de muchas escuelas católicas, aunque no está claro cuánto de eso se debió a los cambios en la composición religiosa de las ciudades y cuánto provenía de la lucha de la Iglesia Católica para mantener escuelas con las mismas tasas de matrícula relativamente bajas que las parroquias han ofrecido históricamente.

Pero no solo los cierres de las escuelas católicas causan la caída en la matrícula de clase media. El aumento de la matrícula ha mantenido la educación de la escuela privada fuera del alcance de la mayoría de las familias estadounidenses, para quienes el ingreso de los hogares ha aumentado a un ritmo mucho más lento.

«La combinación de la creciente desigualdad de ingresos y el aumento de las matrículas ha hecho que las familias de clase media no puedan pagar la educación privada», dijo Sean Reardon, profesor de pobreza y desigualdad en la educación de la Universidad de Stanford, y coautor del estudio con el economista de la Universidad de Harvard Richard Murnane.

Medida en dólares de 2015, la matrícula promedio en las escuelas primarias privadas no sectarias –donde el porcentaje de estudiantes de familias de altos ingresos ha aumentado sustancialmente– subió de US$4.120 en 1979 a US$22.611 en 2011, según el documento.En tanto en 2015 el ingreso real de las familias del percentil 90 de la distribución del ingreso fue 65% más alto que en 1973, las familias del percentil 50 vieron solo un aumento de 21% y las del percentil 20 sufrieron una caída de 8%, señalan los autores.

Viviendas caras en suburbios
Las familias de mayores ingresos «viven cada vez más en los suburbios o inscriben a sus hijos en escuelas privadas», escriben los autores en el informe, y explican cómo, para muchas familias acomodadas, tiene más sentido económicamente comprar viviendas más caras en los suburbios donde hay escuelas públicas de mejor calidad, en lugar de enfrentar gastos de matrícula crecientes cada año.

Menos del 10% de los niños estadounidenses asiste a un colegio de primaria o secundaria privado, señalan los autores. Sin embargo, los cambios en la matrícula en las últimas décadas reflejan cómo el aumento de la desigualdad en la riqueza familiar ha contribuido a la creciente segregación escolar basada en el ingreso.

Los autores también señalan que los padres que envían a sus hijos a escuelas privadas pueden estar menos involucrados en la calidad de sus colegios públicos locales. Y si los niños de las escuelas privadas reciben o no una educación superior, de todos modos, estos chicos están creando relaciones con compañeros de familias ricas y bien conectadas que podrían resultar invaluables años más tarde en un mercado de trabajo competitivo.

Fuente: http://elcomercio.pe/economia/mundo/educacion-privada-eeuu-torna-cara-clase-media-443806

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