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Para los latinos es cada vez más difícil acceder a educación superior en EEUU

Para los casi 3,4 millones de latinos matriculados en las universidades de Estados Unidos se hace cada vez más difícil el ingreso y el curso de los estudios de educación superior, según un informe divulgado este miércoles por UnidosUS.

El informe, preparado para la organización otrora conocida como Consejo Nacional de La Raza, señaló que siete de cada 10 latinos que ingresan a la universidad son los primeros en llegar a ese nivel académico en sus familias y estas carecen de conocimiento para comprender los trámites necesarios en la obtención de ayuda financiera.

“Este informe nos recuerda que la senda a la educación superior para los estudiantes latinos siempre ha tenido obstáculos y desafíos, mucho antes del brote de COVID-19”, dijo Eric Rodríguez, vicepresidente de Unidos US.

“A pesar del progreso hecho, más debe hacerse para que nuestro sistema de educación superior sea realmente equitativo para nuestros estudiantes más vulnerables. Se calcula que para 2026 un millón de latinos ingresarán al sistema de educación postbachillerato, y es importante que entren a un sistema comprometido en expandir el acceso y la oportunidad para todos los estudiantes sean cuales sean sus antecedentes o circunstancias”, añadió.

El estudio indicó que los estudiantes universitarios latinos son más propensos a provenir de familias y comunidades con desventajas sociales y económicas, por lo cual la accesibilidad de la educación superior es una consideración importante para ellos.

Asimismo, el informe llama la atención acerca de algunas tendencias en el sistema de educación superior de Estados Unidos que contribuyen a tasas más bajas de retención y graduación de los latinos comparados con los estudiantes blancos.

“Los estudiantes universitarios latinos, que en su gran mayoría son los primeros en sus familias en llegar a ese nivel académico, son más vulnerables al aumento de los costos de la universidad, la creciente deuda estudiantil y la reducción de inversiones en colegios y universidades públicas”, explicó.

Entre las características generales del contingente latino de estudiantes universitarios se cuenta la edad promedio de 25 años, y el hecho de que dos de cada tres alumnos latinos concurren a la universidad exclusivamente a tiempo parcial, comparado con tres de cada 10 estudiantes blancos. En parte esto se debe a que 32 % de los estudiantes latinos trabajan 40 horas o más por semana.

La presidenta de UnidosUS, Janet Murguía, señaló que entre 1990 y 2016 la matriculación de latinos en las universidades creció 337 % asando de 782.000 a 3,4 millones de estudiantes.

Pero, añadió, “el papel del Gobierno federal en el esfuerzo por garantizar el acceso equitativo a una educación universitaria de calidad se ha desvanecido, y un sistema cada vez más completo de escuelas produce resultados desiguales, especialmente para las comunidades de color”.

Fuente: https://laoferta.com/2020/09/02/para-los-latinos-es-cada-vez-mas-dificil-acceder-a-educacion-superior-en-eeuu/

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Trump pide recuperar la educación patriótica en las escuelas de Estados Unidos

América del norte/Estados Unidos/08 septiembre 2020/https://www.cibercuba.com/

El presidente Donald Trump abogó por restaurar la “educación patriótica” en las escuelas de Estados Unidos, como una vía para terminar con los recientes disturbios en las ciudades y aclarar las “mentiras” sobre el racismo que, según él, se han divulgado en el país.

“A muchos jóvenes estadounidenses se les ha alimentado con mentiras acerca de que Estados Unidos es una nación malvada plagada de racismo”, dijo Trump en una conferencia de prensa el pasado lunes.

El mandatario responsabilizó de las acciones violentas que han ocurrido en los últimos meses a lo que llamó “adoctrinamiento de izquierda” en escuelas y universidades.

También acusó a su rival en las próximas elecciones, el demócrata Joe Biden, de dar “ayuda moral y consuelo” a quienes se han aprovechado de las protestas contra el racismo policial para hacer vandalismo.

“Joe Biden y su partido pasaron toda la convención difundiendo este mensaje de odio y destrucción, mientras se negaban a decir una palabra sobre la violencia”, alegó.

Trump acusó al partido demócrata de no ser capaz de controlar un “movimiento loco de izquierda radical”.

Como propuesta, recalcó que los niños en las escuelas norteamericanas deben aprender que Estados Unidos es “una nación excepcional, libre y justa, que vale la pena defender, preservar y proteger”.

“El único camino hacia la unidad es reconstruir una identidad nacional compartida, centrada en los valores y virtudes estadounidenses comunes de los que tenemos abundancia”, dijo.

«Esto incluye restaurar la educación patriótica en las escuelas de nuestra nación, donde están tratando de cambiar todo lo que hemos aprendido», añadió.

En respuesta a sus comentarios, Joe Biden emitió un comunicado en el que instó al líder republicano a unirse a él, “para decir que si bien la protesta pacífica es un derecho, una necesidad, la violencia está mal; punto”.

“No importa quién lo haga, no importa qué afiliación política tienen. Si Donald Trump no puede decir eso, entonces no es apto para ser presidente, y su preferencia por más violencia, no menos, es clara”, precisó.

Antes de la aceptación de Trump como candidato de su partido a las elecciones presidenciales, que se efectuó durante la Convención Nacional Republicana la semana pasada, el presidente presentó su agenda para un segundo mandato, en la cual uno de los objetivos educativos es enseñar el llamado “excepcionalismo estadounidense”.

Sin embargo, la agenda no explica cómo lograr ese enfoque en la enseñanza.

Por otra parte, los planes de estudios se adoptan a nivel estatal y local.

Fuente: https://www.cibercuba.com/noticias/2020-09-02-u1-e43231-s27061-trump-pide-recuperar-educacion-patriotica-escuelas-estados

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Estados Unidos: The Economic Model of Higher Education Was Already Broken. Here’s Why the Pandemic May Destroy It for Good

The Economic Model of Higher Education Was Already Broken. Here’s Why the Pandemic May Destroy It for Good

Zachary Karabell

Karabell is an author, investor, and commentator. He is the president of River Twice Research. His forthcoming book is Inside Money: Brown Brothers Harriman and the American Way of Power.

With the fall semester upon us, colleges and universities unveiled their plans for students—and many are just as quickly upending those plans. The University of North Carolina and Notre Dame recently announced they were changing…

With the fall semester upon us, colleges and universities unveiled their plans for students—and many are just as quickly upending those plans. The University of North Carolina and Notre Dame recently announced they were changing their on campus plans as COVID-19 cases spiked. Many other universities are sure to follow. Already, universities ranging from Syracuse to Ohio State are suspending hundreds of students for violating social distancing rules, while COVID-19 outbreaks are on the rise on campuses such as the University of Alabama. While there is considerable variety in the actual plans, ranging from mostly in-person to all virtual, they all share one imperative: to maintain an economic model that is as imperiled by the pandemic as the hardest hit service industries.

Over the past decade, colleges and universities have taken on staggering amounts of debt to expand their physical plant and justify spiraling fees. The selling point for the most competitive residential colleges has been not just the education and the credential but the experience, and with COVID-19 and health strictures making a “normal” college experience all but impossible for now, these schools are left with the unenviable challenge of trying to ensure enough student revenue to keep the music going for the next year.

The result is failing at so many levels. The way most schools are structuring the next year compromises education, health and student life to the point where the next year is more likely to unravel the model rather than actually preserve it.

Community colleges, which are by and large non-residential can easily go online; students, mostly older and already in the workforce, are looking for a needed credential and can get that online fairly easily. But for the hundreds of selective and expensive four-year colleges and universities, the campus is part of the package. What’s the point of college without dorm life, cheering at sporting events, and soggy lettuce in the dining hall? What’s true for students is as true for the accountants who know that the economic viability of so many schools is determined by what happens out of the classroom.

Without at least some students in residence, the delicate and extraordinarily expensive armature of higher education could collapse. While administrators undoubtedly are also trying to preserve some of the college experience out of a deep commitment to their educational mission, most of these contortions (students on campus but still taking online classes) seem driven more by economic urgency than anything else. They also appear doomed to failure. Students will break the rules and be disciplined; morale will plummet; and even when students do comply, the educational experience will suffer, making all involved question why any of it is worth the vast amount of money require to attend.

Schools seem to be trying to solve the square peg and round hole problem by smashing the peg into the hole in order to shore up a revenue model that was already out of control pre-pandemic. By adopting a short-term approach, colleges are likely to create a backlash that will do nothing for them going forward and could hasten the collapse of their economic model that will be more destructive to students and these schools than just cancelling in person campuses entirely for the fall.

The economics of higher education are byzantine. Without students physically present on campus, it would be impossible to justify tuition, room and board that exceeds $70,000 at private schools and similar levels at state schools for out-of-state students. Much of the cost is not faculty and course offerings, as a recent report by the Century Foundation demonstrated. While many private schools do spend more than $20,000 on academics per student, more spend considerably less.

Yet, the experience for the next year is more punitive than rewarding. At most schools, students will have to sign a lengthy document binding them to an astonishingly restrictive set of rules, which if they violate can be met with immediate suspension or even expulsion. Here’s one sample of what Harvard students must commit to: “I will not have guests in my residential suite. I understand that “guest” herein means anyone not assigned to my residential suite….I will only access my own residential building and will not access other residential buildings.” It would have been more to the point, and more honest, had the document been labelled, “No sex please, we’re Harvard.” These rules are echoed across the country.

These rules run to many paragraphs at most schools, and if followed to the letter, entail a commitment by students attending college in the fall to live monastic lives. Given these pretzel-like contortions, it is hard to see what motivates the schools other than trying to preserve an imperiled economic model with a pseudo-opening. Most private and elite state-school charge between $10,000 and $17,000 a year for room and board. The costs of room and board have risen even faster in the past decade than the cost of tuition, which itself has risen much faster than inflation. While some of the increase is driven by competition (who has the most variety at the school dining halls? You have sushi, well we have a charcuterie…), some is also part of the overall explosion of costs and the relentless demands of growth. And new dorms and residences along with student centers and activities in turn are part of the justification for tuitions of $50K a year. And one of the fastest growing cost-center for universities for the past decade has been layers of administrators to manage these increasingly complex ecosystems., which is then exacerbated by decreasing state-funding over the same period.

Being on campus is the college experience for these schools, without which it becomes difficult to justify and demand those fees. Once that unravels, so does the whole economic model.

Universities have been experimenting with online, streaming courses and lectures for the past decade, and some (such as Arizona State University) have already been implementing hybrid models long before the pandemic in order to make distance and life-long learning more feasible for older students who may be working full-time and trying to finish their degrees. But on-line education as the primary model is a fraction of the cost. A student can earn a degree via distance learning for a few thousand dollars a year.

For hundreds of four-year colleges and universities, the model then depends on residential life (either fully in dorms or in proximate off-campuses housing) and all the attendant bells-and-whistles: clubs, parties, extracurriculars, social life and group learning. On-line fees can never make up the gap. Going virtual is a partial pedagogical solution, but it opens up a host of economic problems that most schools are not yet able to confront.

The result for this fall and into 2021 will be an experience for many students that will be worse than if they stayed home, and if schools try to enforce even stricter rules when there are outbreaks, it will become even worse. The disillusionment combined with the on-again, off-again has already led to declining enrollments this fall. If this year goes as badly as now seems possible, it will likely hasten the very unravelling of the economics of higher education that universities and colleges are so desperate to avoid. Given uncontrolled costs, it may be that this reckoning was long-overdue and could lead to a new, more balanced ecosystem. But getting there will be arduous, and students for these next terms are likely to bear the brunt.

Fuente de la Información: https://time.com/5883098/higher-education-broken-pandemic/

 

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Estados Unidos: Escuelas públicas enseñan al aire libre

América del Norte/Estados Unidos/06-09-2020/Auttor(a) y Fuente: lahora.com.ec

La ciudad de Nueva York anunció que atrasaría 10 días el inicio de clases en todo el sistema público para dar más tiempo a maestros y administradores a prepararse.

Mientras tanto, algunos maestros se organizan ya para ensayar al aire libre con aulas de prekinder, como en esta imagen en el barrio de Brooklyn. EFE

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102326758/escuelas-publicas-ensenan-al-aire-libre

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Estados Unidos: Sindicato de maestros decidirá el martes si van a huelga a solo días del inicio de clases

La Federación Unida de Maestros debate sobre concretar la huelga para presionar por el aplazamiento del regreso a clases presenciales, lo que se sabrá la tarde del martes.

El sindicato que representa a los maestros de las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York decidirá el martes si da luz verde a una huelga en protesta de las clases presenciales, que iniciarán este 10 de septiembre.

La junta ejecutiva de la Federación Unida de Maestros dijo el lunes por la noche que había autorizado más negociaciones, pero que el martes se daría la votación de la autorización de huelga.

La votación será seguida de una reunión con los delegados de cada escuela pública de la Ciudad de Nueva York el martes por la tarde.

El presidente del UFT, Michael Mulgrew, no ofreció certeza de que los maestros volverán a la escuela la semana que viene.

«Sabremos en breve, durante los próximos días, si vamos a tener una guerra importante, incluso una guerra más grande, con la Ciudad de Nueva York», expresó.

«Tenemos el trabajo de un acuerdo así que podemos intentar seguir adelante con toda la planificación para abrir nuestras escuelas, pero eso aún no se ha determinado», agregó.

Mulgrew señaló que la falta de suministros sanitarios, equipos de protección y un adecuado sistema de ventilación son carencias que preocupan a los maestros.

«No podemos permitirnos enviar a los estudiantes y al personal de regreso a ningún edificio hasta que hayamos hecho todo lo posible, incluido un programa riguroso de pruebas de virus, para comprobar que están a salvo», dijo Mulgrew.

«Los miembros de la UFT saben que las huelgas de empleados públicos son ilegales, pero estamos decididos a hacer lo necesario para proteger a nuestros estudiantes y las familias de la Ciudad de Nueva York», agregó.

El alcalde Bill de Blasio, por su lado, estima que la huelga no es un tema sobre la mesa.

«La UFT ha hablado de esto durante el fin de semana y dejó en claro que no se planea una votación de huelga», dijo. «He hablado con Michael Mulgrew. Para mí está claro que no está en la agenda de esta reunión».

De Blasio dijo que se han inspeccionado 1, 300 edificios escolares para garantizar que sean seguros para los estudiantes y maestros, lo que representa aproximadamente el 88% de todos los edificios escolares, además de que se aprobaron planes de aprendizaje para 247 escuelas y se han distribuido 324, 000 iPads gratis a los estudiantes que lo necesitan.

El alcalde dice que las inspecciones continuarán, junto con el impulso continuo para adaptarse al aprendizaje al aire libre, pero el rechazo ha sido intenso por parte de los sindicatos que representan a maestros y directores.

El plan de aprendizaje combinado bajo el escrutinio establece que los estudiantes tengan dos maestros, uno para el aprendizaje en persona y otro para el aprendizaje remoto, aunque los líderes sindicales estiman que no es realista y prevén la escasez de educadores.

La semana pasada, el Consejo de Supervisores y Administradores Escolares (CSA) calificó la apertura de las escuelas como «indefendible».

«Lamentablemente, el DOE ha creado una posible crisis de personal con solo dos semanas antes del primer día de clases», dijo la CSA en una carta dirigida a De Blasio y al canciller Richard Carranza.

«Aplaudimos a su administración por su enfoque en la ciencia durante esta pandemia. Le pedimos que también se concentre en las matemáticas. A medida que los líderes escolares procesen esta nueva guía, distribuida el mismo día en que se les pidió que compartieran los horarios con las familias, muchos se verán obligados abandonar sus planes cuidadosamente considerados y comunicar a sus superintendentes que su escuela simplemente no tiene suficiente personal para comenzar el año. Ahora deben comunicar a las familias que sus maestros en persona no enseñarán a demasiados estudiantes de forma remota».

Fuente: https://www.telemundo47.com/historias-destacadas/sindicato-de-maestros-decidira-el-martes-si-van-a-huelga-a-solo-dias-del-inicio-de-clases/2091197/

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Estados Unidos – Doomscrolling: Una amenaza para la salud mental

Doomscrolling: Una amenaza para la salud mental

Aunque progresivamente diversos países han iniciado la “desescalada”, esta cuarentena por COVID-19 nos ha dejado varios estragos, entre ellos, el uso tal vez excesivo de contenido online al convertirse en la fuente principal de nuestra información, entretenimiento e interacción. En artículos anteriores hemos hablado de cómo la enorme cantidad de contenidos en redes y sitios en Internet son un factor clave para desarrollar adicción a la información.

Esta necesidad de consumir una gran cantidad de contenidos durante la mayor parte del día, toma un giro oscuro cuando la mayoría de la información que circula son malas noticias. Desde la cobertura de la pandemia, hasta la de problemas sociales cuyo punto de ebullición ha llegado, es prácticamente imposible que una gran mayoría de los contenidos que recibimos mientras recorremos nuestra feed sean negativos, estresantes o deprimentes.

Sin embargo, debido a nuestros patrones de consumo de contenidos ya establecidos desde antes de la pandemia y la suma de estos eventos, continuamos desplazándonos a través de este cluster de noticias. A esto se le llama doomscrolling” o “doomsurfing”, y podría estar afectando nuestra salud mental más de lo que nos percatamos.

¿Qué es el doomscrolling y por qué puede ser dañino?

En una época de incertidumbre como la que vivimos actualmente, la información es uno de nuestros mecanismos más básicos de defensa. Estar informados nos hace sentir seguros, nos da las herramientas para saber cómo navegar una crisis. Pero el exceso de información sobre una situación negativa puede tener efectos psicológicos adversos, sostiene Graham Davey profesor emérito de Psicología en la Universidad de Sussex.

Davey explica que la forma en la que la información es presentada y cómo la acceden los usuarios ha cambiado significativamente en los últimos 15 a 20 años. Estos cambios tienen un efecto de detrimento en la salud mental de las personas.

“Nuestros estudios también muestran que este cambio en el humor general  exacerba las preocupaciones personales de los lectores, aún si esas preocupaciones no están directamente relacionadas con las noticias que reciben”.

De acuerdo con el profesor, las noticias actualmente se vuelven cada vez más visuales e impresionantes, además de estar mucho más a la mano gracias a la existencia de los teléfonos celulares y las tabletas. Estar expuestos constantemente a este tipo de noticias puede ser una experiencia intensa y causar síntomas como estrés, problemas para dormir, humor voluble, comportamiento agresivo, depresión o hasta estrés post-traumático.

“Nuestros estudios también muestran que este cambio en el humor general exacerba las preocupaciones personales de los lectores, aún si esas preocupaciones no están directamente relacionadas con las noticias que reciben”, afirma Davy. El profesor explica por qué es tan difícil dejar de navegar este océano de noticias negativas. Además de ser entretenido, el cerebro humano está diseñado para poner atención a noticias que nos asustan o nos agitan, a este principio se le llama sesgo negativo.

Loretta Breuning, ex profesora de administración en la Universidad Estatal de California y autora del libro “Hábitos de un cerebro feliz”, explica la tendencia cognitiva hacia el consumo de contenidos negativos. “En la naturaleza, nuestra supervivencia depende de encontrar recompensas y evitar el daño, pero evitar el daño tiene prioridad”.

Breuning, argumenta que el cerebro humano es naturalmente atraído a la información problemática porque está programado para detectar amenazas, no obviarlas. Lo anterior vuelve complicado ignorar las noticias negativas y ponerlas en pausa para buscar contenido positivo, nuestros cerebros están predispuestos, y la manera en que consumimos noticias lo refleja.

¿Cómo dejar de hacer doomscrolling?

No existe una única solución para detener por completo el problema del doomscrolling. Pero sí un conjunto de hábitos que podemos comenzar a aplicar para disminuir tanto el tiempo que pasamos consumiendo malas noticias como sus efectos.

Hábitos para disminuir el doomscrolling

Iniciar y mantener conversación en redes en vez de solo consumir contenido puede ser de ayuda para reducir el estrés producido por las noticias negativas. Un estudio que data del 2016, mostró que los usuarios que pasan más tiempo solamente leyendo y consumiendo contenido en forma pasiva sin iniciar conversación, son más propensos a desarrollar estrés que las personas que son más proactivas al momento de consumir contenido.

Conversar y exteriorizar tanto preocupaciones como temas positivos en línea puede generar un sentimiento de acompañamiento, el cual puede ser un apoyo auxiliar para generar menos tensión al momento de navegar contenidos.

Otra medida puede ser diversificar las aplicaciones y curar la calidad del contenido que se consume, tener aplicaciones que no se relacionen con contenido informativo, ser conscientes acerca de las horas que pasamos en línea y las actividades que realizamos, de forma que podamos poner límites al tiempo que pasamos en aplicaciones con contenido informativo.

La prioridad de mantenernos informados es innegable, pero para mantener nuestra capacidad de pensamiento crítico y la estabilidad mental para superar un estado de crisis prolongado es necesario otorgarle al cuidado de la salud mental un lugar más alto en la escala de prioridades. Mantener hábitos de consumos de noticias más saludables, es sin duda, un buen primer paso.

Fuente de la Información: https://observatorio.tec.mx/edu-news/doomscrolling

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Estados Unidos: Restrictions on private school reopenings thwart desperate parents

Restrictions on private school reopenings thwart desperate parents

Private schools are the latest to be hit in the intersecting conflict of religious liberty, a public health crisis, and elected officials. Many states, but especially California, are treating private and other religious organizations differently than secular ones. It is unethical, immoral, and unconstitutional.

This continues to occur, even months into the pandemic, and even as schools are attempting to reopen. The state of California has a COVID-19 monitoring list for schools, in an effort to keep track of where the virus is spreading and what areas and school districts are most impacted. The state allows schools to open in counties that have been off the list for two weeks.

Santa Cruz County’s COVID-19 case rates have continued to decline, but the county has threatened to refuse to allow schools to open next week, even private schools. As much as a monitoring list makes sense, it should be the right of private schools, which are not funded by the state or property taxes, to reopen regardless of where they are on the list.

Still, California presumes to control every institution. St. Abraham’s Classical Christian Academy is one of those schools that would like to reopen. With the help of First Liberty Institute, St. Abraham’s has petitioned Santa Cruz County health officials to allow it to reopen.

The additional layer of irony here, some would say even hypocrisy, is that Santa Cruz County does allow schools to open as child care centers, allowing upward of 12 students so long as there is no actual, formal education component involved. California has approved gatherings of up to 14 children and two adults but fails to allow most schools, particularly private schools, to reopen. Not only is this blatantly hypocritical, but it’s just nonsensical.

Attorneys filed a lawsuit in federal court Aug. 17 against California Gov. Gavin Newsom on behalf of multiple private, religious schools of different faiths. As they argued in one court filing, “In-person instruction in a religious setting is essential to the promulgation and practice of their religion” and Newsom has, “by executive fiat, prohibited in-person instruction at nearly all religious schools in California.”

The suit, too, points out the irony and inconsistencies: “At the same time, however, Defendants have allowed in-person instruction to continue — and, indeed, to swell — at tens of thousands of tutoring and enrichment centers, education and athletic camps, childcare facilities, and other extra-curricular activity providers. In some cases, this in-person instruction involves the very same students and the very same school buildings that have been closed to formal school instruction.” The arbitrary nature of these decisions is enough to make one consider the possibility that they are purposeful and made out of religious bigotry.

California has been the epicenter of controversy over reopening schools, churches, and businesses, but other states, such as Oregon and Maryland, are experiencing the same issues due to elected officials’ penchant for authoritarianism. The Oregonian reported that, on Aug. 20, a federal judge denied a request for a temporary restraining order to allow several private Christian schools to reopen. Gov. Kate Brown’s COVID-19 executive order currently bans faith-based gatherings of more than 25 people. Like California’s guidelines, these, too, seem arbitrary and unconstitutional.

In Maryland, in-person schooling has also been challenged. With significant outcry (and kudos to the Washington Examiner’s own Tim Carney for reporting on this), a Montgomery County restriction on private school reopenings has been rescinded.

For many families that abhor virtual learning and can’t afford private schools, “pods” or “micro-schools” could have been a welcome option in the absence of in-person school. However, the state banned parents from hiring a nonrelative to facilitate school over 20 hours a week without a license, which often can take several months to acquire. To top it off, officials imposed a hefty fine of up to $5,000 to desperate parents who violate this arbitrary regulation.

COVID-19 caught parents, educators, children, and government officials off guard, but that’s no excuse for arbitrary restrictions that lack consistency and continuity across secular and private institutions. Whatever their intents and purposes, they appear to target people of faith and desperate parents.

Fuente de la Información: https://www.washingtonexaminer.com/opinion/restrictions-on-private-school-reopenings-thwart-desperate-parents

 

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