América del Sur/ Argentina/ 13.04.2020/ Fuente: www.lanacion.com.ar.
Con abril descartado, aún ningún funcionario se anima a aventurarse sobre una fecha estimada para la apertura de las escuelas en este contexto de epidemia del nuevo coronavirus . Sin embargo, la posibilidad concreta de que las clases presenciales se retomen después de las vacaciones de invierno comienza a naturalizarse cada vez con más fuerza entre quienes toman las decisiones de políticas educativas.
De acuerdo al ciclo lectivo vigente, con una duración de dos semanas, el receso invernal está pautado en tres fechas distintas: en algunas provincias comenzaría el 6 de julio, en otras el 13 de julio y, en la mayoría, entre ellas la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires , el 20 de ese mes.
Ya es público que el mismo Alberto Ferández afirma que las clases presenciales serán «lo último» que se retome , lo que da a entender que otras actividades se irán habilitando progresivamente antes que el regreso a las aulas.
Nadie lo dice, pero por lo bajo lo reconocen: «Si la cuarentena se extiende en mayo, se podrían adelantar las vacaciones de invierno y retomar en julio, con la tranquilidad de que lo peor del coronavirus ya pasó», dice un ministro de Educación provincial, que quiere llevar su propuesta al Consejo Federal de Educación .
Los funcionarios son muy cuidadosos y prefieren no afirmarlo en público. Están de acuerdo en que un anuncio así sería contraproducente y alteraría la tensa calma con que las familias atraviesan la cuarentena. Pero saben que esa posibilidad está cada vez más cerca.
Incluso, cayó muy mal en varios ámbitos educativos que la Universidad de Buenos Aires (UBA) anunciara tempranamente, y de modo inconsulto con el resto de la comunidad universitaria, la suspensión de las clases y que el nuevo ciclo lectivo comenzaría en junio y culminaría en marzo, con un receso entre mediados de diciembre y enero. En definitiva, nadie se quiere adelantar.
«La UBA estableció un cronograma académico que hay que ver si puede cumplir», dijo el ministro de Educación, Nicolás Trotta a LA NACION .
«Esto es día a día», aclara Trotta. Y agrega: «No sabemos cuándo podremos volver a clases. Se pueden recuperar los días, lo que no podemos permitir es tener el costo de vida como han tenido otros países».
Trotta muestra ejemplos del extranjero que van en ese sentido: «Hago videoconferencias con ministros de otros países y tampoco lo saben. Hablé con la ministra de Educación de España y no tienen ni siquiera una fecha aproximada», sentenció.
El panorama en Nueva York
Lo señalado por el ministro es así y se ve reflejado en algunas decisiones que se están tomando en el Hemisferio Norte. El puntapié inicial lo acaba de dar la ciudad de Nueva York: «Cerrar nuestras escuelas públicas por el resto del año no es fácil, pero es necesario para salvar vidas. Volveremos a abrirlas en septiembre con el inicio del nuevo ciclo», anunció ayer el alcalde Bill de Blasio . La ciudad ya cuenta con 93.500 contagiados y 6400 muertes .
La decisión adoptada por De Blasio empezó a tener apoyo, sobre todo si se tiene en cuenta que el calendario escolar en los países del norte termina en junio y retoma en septiembre. En Estados Unidos afirman que esa iniciativa será imitada por varios estados.
En Europa sucede algo parecido: es probable que adelanten el fin de ciclo lectivo de modo presencial y sigan con la educación a distancia (que funciona bastante bien), para retomar en septiembre, ya con las escuelas abiertas.
¿La Argentina puede seguir ese camino? Nadie lo sabe, pero es una posibilidad que muchos distritos barajan. «No hay un dato concreto. Afirmar una fecha u otra es arriesgar algo que nadie sabe concretamente», señala un funcionario que participa del comité de crisis en la Ciudad de Buenos Aires. Y agrega: «Hay que seguir apostando a la educación a distancia y fortalecer esa modalidad».
» En las escuelas rurales, sobre todo en zonas donde el virus no ha llegado, se podrían abrir nuevamente las escuelas como parte de esta nueva modalidad de aislamiento comunitario como anunció el Presidente «, señala un ministro de Educación de una provincia del noroeste (NEA). Y agrega: «No hay que olvidar que en esos lugares no cuentan con tanta tecnología y la costumbre para que los alumnos se adapten fácilmente a la educación a distancia», agrega.
Incluso, en algunas escuelas privadas, ya circulan ideas para que al menos los alumnos de los últimos años de la escuela secundaria puedan seguir estudiando a distancia todo el año y así poder despejar aulas y ganar espacio físico para distribuir de mejor manera a los demás cuando vuelvan a abrir.
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