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En Rosario, Argentina: 4º Congreso Regional de Educación

El evento se llevará a cabo en el Aula Magna de la Universidad Abierta Interamericana

América del Sur/Argentina/ Rosario

El 4º Congreso Regional de Educación organizado por la Fundación Archipiélago y Aptus Propuestas Educativas se realizará el 9 de septiembre en la ciudad de Rosario y ya tiene definido su programa.

El evento se llevará a cabo en el Aula Magna de la Universidad Abierta Interamericana, ubicada en Av. Pellegrini 1618, de Rosario.

El eje del congreso este año es “La formación del profesorado” y contará con las conferencias magistrales de Sandra Nicastro, Débora Kantor y José María Tomé. Asimismo, se llevarán a cabo mesas de ponencias con exposiciones simultáneas de ensayos y experiencias educativas así como stands con libros disponibles a la venta.

En las últimas tres ediciones del congreso pasaron más de 600 docentes, 52 ponencias de casi un centenar de autores, tres publicaciones digitales.

Más info: congreso@archipielago.org.ar

Fuente: https://www.rosario3.com/noticias/Manana-comienza-el-4-Congreso-Regional-de-Educacion-20160907-0048.html

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La secundaria en la encrucijada: El desafío de la incomodidad

Por Gabriel Brener

En un encuentro de capacitación con directivos de secundarias, un director comentó algo que a mi parecer, quedó muy al pasar, diluido por la conversación general. Mi intención es sacarlo del paso, ponerlo de manifiesto. Contó que un alumno dijo, en medio de un debate sobre el sentido que tiene la escuela para él … “ vengo a la escuela para ser alguien”

A mí me cautivó, no podía salir de esa frase, porque la entiendo reveladora, tanto por la apuesta para con la escuela como por la naturalización del fracaso. Ser alguien a través de la secundaria significa crecer y superarse a sí mismo, incluso a lo alcanzado en términos escolares por la familia de origen. Pero también supone asumir la condición de nadie, que la propia escuela contribuyó a sentenciar al excluir durante tanto tiempo a gran parte del universo de adolescentes y jóvenes de los sectores populares, logrando que los propios sujetos asuman como natural y de responsabilidad propia, el estar por fuera (no me da la cabeza) o el una vez adentro volver a quedar afuera (yo no puedo).

Pone en evidencia esta manera de sentirse afuera, de no asumirse como sujeto de derecho y ciudadano legítimo de la secundaria. Porque es un nivel escolar que ha permanecido vedado para muchísimos argentinos durante mucho tiempo. Este año se cumple una década de la ley de educación que establece el derecho de estar en la secundaria y la obligatoriedad del Estado para garantizarlo. Pero la marca indeleble sobre la secundaria tiene que ver con su diseño histórico selectivo, y con la naturalización de la supervivencia del más fuerte, cotizando en forma débil el esfuerzo de los ” recién llegados” a este nivel educativo y con un alza en la bolsa para los elegidos1, confirmando la fuerza regulatoria de la pertenencia social de origen. Confirmando la vigencia de que …Martin pescador no te dejará pasar, a la secundaria, o del ciclo básico al superior (ese gran filtro de “selección natural” ).

Tenemos que animarnos a desarmar aquella escuela del “al que no le gusta se levanta y se va” que fue eficaz en otra época pero no tiene efectos similares en esta. Además puede ser traicionera, habilitando la retirada al mismo tiempo que la sanciona. No porque tenga que gustar lo que hay para aprender como si fuese el sabor de un helado, sino porque vale la pena volver a pensar el sentido de lo que se enseña y aprende en la secundaria. Como una oportunidad de seducción cultural en la que un sospechado de ser “nadie” pueda arrepentirse de su condena hacia la escuela por el sinsentido y pronunciar “ me cabe la de Lengua, porque nos hizo leer poesía y me gustó, quiero más. Además, a veces nos pone bien los puntos, la banco”…

La secundaria es territorio fértil para poner en práctica la ciudadanía, no para postergar su ejercicio para cuando se egrese. Una escuela que se anime a conjugar pasado, presente y futuro. A contramano de la ética bastante protestada de solo invertir a futuro, hay que hacernos cargo críticamente de la estética de consumo y la eternización del presente, del “no sé lo que quiero pero lo quiero ya”3, aprendiendo a surfear entre la lógica del vértigo, propia de esta época y ritmo cardiaco de pibes y pibas, pero también enseñando con los libros de la imprenta y la necesidad de construir relatos y narraciones algo más duraderos, necesarias para construir identidades, para “armarse” como sujetos. Sorteando simplificaciones binarias como si se tratara de una opción entre los libros o las notebooks, y arriesgándonos a sumergirnos a un mundo de saberes que se sienten pasando las yemas por las hojas de los libros, pero también tecleando y pantalleando, con una secuencia lineal, pero también hipertextual y de recorridos múltiples. Es la escuela de la imprenta, medioambiente en la que nos formamos adultos escolares, conjugándose con la cultura cyberdigital de quienes empuñan su celular como una extensión de su pulgar, una prótesis identitaria, asunto clave para comprender a estudiantes de nuestras secundarias, dispuestos a imaginar y vincularnos con un alguien y alejando los prejuicios sobre los nadies.

Hay que practicar una secundaria de la incomodidad. Porque nada se aprende sin atravesar algún tipo de incomodidad, pero además porque es preciso desarmar los prejuicios de una escuela para pocos o para no tantos, y ello supone un adulto que se arriesgue a las preguntas que no traen respuestas de antemano, que se le anime a destrabar ciertos climas que a veces parecen una conjura de lo imposible, de que no puede, que no le da, que este pibe no puede aprender esto, liberando esos saberes que fueron custodiados y para pocos, ampliando derechos, haciendo inteligible aquello de acceso restringido a ese sujeto inesperado que hoy es arte y parte de la secundaria. Incomodidad de animarse a enseñar con las net y de poner a dialogar viejas y necesarias tradiciones de la enseñanza con el rock chabón o de la cumbia, junto al contacto con la poesía a través de la colección Juan Gelman4 en papel, de la incomodidad de poner a dialogar las culturas escolares con las culturas populares, con las culturas juveniles, las mediáticas, etc.

Hay que practicar una secundaria de la incomodidad en la que cada estudiante sienta que la escuela es al mismo tiempo para todos /as y para cada una/a, que es territorio de ejercicio del derecho y no simplemente de su declamación. Incomodidad que supone respetar y sentirse respetado por la elección sexual y una mirada adulta que acompañe y no que sentencie con la prepotencia del ajuste moral que solo auspicia una sola manera de interpretar el género, el amor y la libertad de sentirse y llamarse de ese modo ante el mundo.

Incomodidad para la impronta patriarcal aun dominante en nuestra sociedad que aún es demasiado complaciente con una distribución sexual injusta de las oportunidades, educativas y de las otras, naturalizando aquello de que las alumnas son para las ciencias blandas y para las duras los muchachos (las investigaciones /estadísticas sobre pensamiento y acción del profesorado al respecto y de rendimiento escolar siguen en esa distribución). Hay que bregar por una secundaria que desarme como natural esa manera de repartir la relación con los saberes y las vocaciones, o los estereotipos de una sola manera de ser varón y mujer. Desafíos de una educación corporal más democrática, lejos de complicar y confundir, pueden ser oportunidades para aprender entre chicos y chicas a respetarse y convivir mejor, aprendiendo a cuidar el propio cuerpo y el de los y las demás. Porque si en la secundaria nos animamos a poner en palabras, desnaturalizar y condenar los noviazgos violentos5 estamos actuando en forma directa para que algún día los femicidios6 sean asunto doloroso pero del pasado, democratizando las relaciones entre géneros, que se sostengan por el amor y los proyectos de vida y no queden atrapadas en relaciones de propiedad, violencias y sometimiento

Una secundaria en la que los chicos o chicas se le animen a la incomodidad de que aprender cuesta esfuerzo así como vivir cuesta vida, y que el facilismo muchas veces es primo hermano de la trampa, animarse a la complejidad de aprender más y mejor con adultos dispuestos que ofrecen pistas y medios de orientación. La contraparte de un estudiante que asume ese esfuerzo es un adulto que sostiene y acompaña. Allí reside la diferencia entre un adulto que interpreta la exigencia escolar como un abogado o fiscal que va en busca de pruebas para sentenciar ignorancia, alimentando una pedagogía de la punición y un adulto que asume la responsabilidad ética y pedagógica de una exigencia que se autoriza en la confianza y el asumir un riesgo por el otro, con la convicción de que podrá y si hay tropiezo, servirá como error y fuente de aprendizaje y no como excusa para la sanción como descalificación.

Se hace necesario creer y estar convencidos que la secundaria es uno de los mejores lugares para construir y practicar ciudadanía democrática, desanimando esos pensares y decires que son condenas anticipadas que sentencian como a un “nadie” a quien siente necesidad de mostrar su condición de “alguien”, con dignidad, con el orgullo de lo propio, con las ganas de sacarle punta, enriquecerlo y empoderarlo. Se hace necesario reafirmar la necesidad de una secundaria que fortalezca lazos uniendo lo diverso para confrontar con la adversidad de los destinos anticipados.

1 Ampliar con Bourdieu, Pierre y Passeron, J-C. (2003). “Los Herederos. Los estudiantes y la cultura. Argentina”. Argentina: Siglo XXI Editores. Sobre la elección de los elegidos, herederos pero sobre los becarios.

2 Esta escena pertenece a Luna de Avellaneda, que forma parte del Archivo Fílmico Pedagógico (AFP) “Jóvenes y Escuelas”, una herramienta pedagógica que ha sido entregada por el Ministerio de Educación de la Nación a todas las escuelas secundarias estatales del país y a todos los ISFD, durante 2015. Reúne 41 películas argentinas, latinoamericanas y del resto del mundo, y cuadernillos para docentes , directivos, estudiantes y familias con análisis y propuestas de actividades en tornos a diversas temáticas vinculadas a los jóvenes ( sexualidad, violencias, embarazo en adolescencia, convivencia, relación entre generaciones, arte y cultura, prevención de adicciones, etc.) así como a diferentes tópicos, estéticas y lenguajes cinematográficos. Para conocer el AFP puede ingresarse a http://www.educ.ar/sitios/educar/seccion/?ir=archivo_filmico
3 Parte de un tema de la banda de rock SUMO, “Lo quiero ya” (1987)

4 La colección Juan Gelman está integrada por 80 libros de poesías de más de 500 autores de la Argentina y el mundo, como el citado Gelman, Alejandra Pizarnik, Francisco Urondo, Jorge Luis Borges, Olga Orozco, Atahualpa Yupanqui, Vinicius de Moraes, Octavio Paz, Fernando Pessoa y Rafael Alberti, entre otros. Fue realizada por el Ministerio de Educación y distribuida en todas las secundarias estatales del país.
5 Para ampliar sobre noviazgos violentos ingresar a este material distribuido en las secundarias http://portal.educacion.gov.ar/secundaria/files/2013/03/Cuaderno-ESI-Secundaria-2-webpdf.pdf

6 La cifra de femicidios anuales en Argentina no baja y se mantiene por encima de los 200 desde 2008, ya que el año pasado fueron 286.Los datos surgen del informe 2015 presentado por el Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, de la ONG La Casa del Encuentro, que se realiza en base a las noticias publicadas por 120 medios nacionales y las agencias de noticias DyN y Télam. http://www.telam.com.ar/notas/201603/141526-femicidios-cifras.html

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Gabriel Brener es profesor de Enseñanza Primaria (Normal Nº 4) Lic. En Cs. Educación (UBA) Especialista en Gestión y Conducción del Sistema educativo y sus instituciones (FLACSO). Docente de la cátedra de Didáctica General del Profesorado en la Facultad de Filosofía y Letras de UBA y de la carrera de Especialización en Conducción Educativa del ISFD J.V González, así como profesor del Diploma y de la Especialización en “Curriculum y Practicas Escolares en Contexto”, de la FLACSO y de la Universidad Nacional de Hurlingham. Ex Subsecretario de Equidad y Calidad Educativa del Ministerio de Educación de la Nación. (2013-2015).Co-autor “Violencia escolar bajo sospecha “(Comp. Carina Kaplan ) Ed. Miño y Dávila Bs As. 2009. Co autor de “La escuela inquieta. Explorando nuevas versiones de la enseñanza y del aprendizaje” Comp. Carina Rattero. Ediciones

http://www.alainet.org/es/articulo/178350

Imagen de uso libre tomada de: https://c1.staticflickr.com/9/8158/7472868994_4388aa608e_b.jpg

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Críticas y convergencias con la Teoría de la Dependencia

Por Claudio Katz

Rebelión

En los años 70 Agustín Cueva fue el principal crítico marxista de las Teorías de la Dependencia. Objetó la tesis del desarrollo asociado, cuestionó la visión metrópoli-satélite y mantuvo intensas polémicas con Bambirra, Dos Santos y Marini. Pero a partir de confluencias políticas, en la década siguiente participó de un reencuentro teórico que modificó el abordaje del subdesarrollo.

FUNCIONALISMO SIN SUJETOS

Cueva sobresalió como un intelectual muy creativo. Se forjó en el ambiente localista de Ecuador, absorbió concepciones estructuralistas en Francia y maduró su novedosa mirada historiográfica en México. Compartió ciertas estrategias políticas con los partidos comunistas, pero cuestionó el dogmatismo imperante en la URSS (Prado, 1992).

Sus debates con la teoría de la dependencia comenzaron con tres objeciones al esquema de Cardoso-Faletto. Criticó, en primer término, el uso de criterios funcionalistas para explicar la historia de América Latina, señalando que el “desarrollo hacia adentro” o las “colonias de explotación” carecían de la consistencia explicativa. Retrataban peculiaridades de ciertas áreas o singularidades de los productos exportados, pero no aportaban criterios para la interpretación del subdesarrollo.

Cueva puntualizó que las ventajas o inconvenientes generados por los recursos de cada región no clarifican la lógica capitalista, ni esclarecen las aptitudes diferenciadas para la acumulación. Señaló que sólo los conceptos marxistas de fuerzas productivas, relaciones de producción y lucha de clases facilitan ese análisis (Cueva, 1976).

El pensador ecuatoriano estimó que Cardoso soslayaba los procesos histórico-sociales en todas sus caracterizaciones. Señaló que FHC ofrecía una descripción de las ventajas del control nacional sobre los recursos (México) frente a su administración foránea (pequeños países de Centroamérica). Destacó que también retrataba las conveniencias de ciertas alianzas políticas para incentivar la industrialización (Brasil en los años 60) u obstruirla (Argentina en el mismo periodo) (Cueva, 1973:102).

Pero el teórico andino puntualizó que en ese pantallazo, los desequilibrios de la acumulación capitalista eran tan omitidos como los conflictos entre los grupos dominantes.

Cueva objetó, en segundo lugar, el razonamiento “externalista” de Cardoso. Destacó que su enfoque sustituía el análisis de cada economía latinoamericana por una simple constatación de inserciones en el mercado mundial. Señaló que la contraposición entre situaciones de enclave y control nacional de los recursos nacionales registraba conexiones externas, sin indagar la dinámica endógena del desenvolvimiento de cada país.

Estimó que la omisión de la dimensión agraria ilustraba ese desconocimiento de los procesos internos. Destacó especialmente la ausencia de referencias a los conflictos entre campesinos y latifundistas, que determinaron los principales desenlaces progresivos (México) o regresivos (Perú, Colombia) de la historia regional. Observó que en muchas circunstancias esos procesos fueron más determinante del subdesarrollo que las exacciones externas.

En tercer lugar, Cueva advirtió la total ausencia de sujetos populares en la radiografía expuesta por Cardoso. Remarcó que presentaba al pueblo como un acompañante pasivo de las alianzas tejidas por las burocracias con las clases dominantes.

El teórico ecuatoriano señaló que FHC sólo reconocía cierta gravitación de la clase media, ignorando por completo a los obreros, campesinos o desposeídos. Estimó que ese desconocimiento obstruía cualquier análisis de lo acontecido en un continente convulsionado por rebeliones y resistencias populares (Cueva, 1976).

Con esta temprana percepción del funcionalismo, el externalismo y la omisión de las confrontaciones de clases, Cueva puso de relieve defectos en la obra de Cardoso, que los teóricos marxistas de la dependencia resaltaron con mayor tardanza (Katz, 2016).

EXOGENISMO MECÁNICO

Cueva objetó también la visión externalista del esquema metrópoli-satélite y la interpretación del subdesarrollo como un resultado exclusivo de la inserción subordinada en el mercado mundial (Cueva, 1979a: 7-11).

Cuestionó el énfasis unilateral de Frank en los desequilibrios exógenos, señalando que América Latina no era dependiente por su integración en el mercado mundial, sino por la obstrucción interna a su desarrollo. Observó que el predominio de rentas improductivas generadas por la primacía de las haciendas, plantaciones y latifundios bloqueó más la acumulación de capital, que las succiones coloniales o imperiales .

El pensador ecuatoriano atribuyó los errores de Frank a su asimilación acrítica de los enfoques de la CEPAL, exclusivamente centrados en el deterioro de los términos de intercambio. Señaló que esa mirada indujo a generalizaciones excesivas y a suponer que todas las sociedades latinoamericanas están cortadas por un mismo patrón.

Cueva destacó que el simplificado modelo de satélites y metrópolis omite las diferencias entre economías tan disimiles como Chile y Brasil. Cuestionó también la atención excluyente a l comercio en desmedro de la producción, como principal determinante del subdesarrollo (Cueva, 1986) . Varios autores de la época tipificaron ese defecto con el término de “circulacionismo”.

El crítico andino también cuestionó las conclusiones de su colega alemán. Estimó que la conocida fórmula para describir el retraso latinoamericano (“desarrollo del subdesarrollo”) sugería un erróneo escenario de estancamiento.

Cueva objetó la identificación de una situación dependiente con bloqueos a cualquier expansión y propuso indagar a Latinoamérica como un eslabón débil del desarrollo desigual del capitalismo. Resaltó que la competencia y la inversión son incompatibles con el estancamiento, en un sistema sujeto a espirales de contradicciones (Cueva, 1977: 98-113, 437-442).

El teórico ecuatoriano criticó, además, la desconsideración por los antagonismos entre opresores y oprimidos. Cuestionó la sustitución analítica de las luchas y las sublevaciones por meras clasificaciones de satélites.

Frank no respondió. Se limitó a registrar esos señalamientos como un indicio del impacto generado por su propia obra. Esta actitud fue congruente con el abandono de la Teoría de la Dependencia que consumó al poco tiempo de haberla formulado (Frank, 1970: 305-327).

Posteriormente retomó el tema afirmando que su enfoque nunca privilegió el comercio, ni desconoció las dimensiones endógenas. Pero no aportó argumentos para justificar esa opinión (Frank, 2005).

Las observaciones de Cueva sintonizaron con objeciones de otros analistas, que remarcaron “unilateralidades” del enfoque metrópoli-satélite (Vitale, 1981), su “exagerado dependentismo” (Martins, 2009) o su “pesimismo apocalíptico” (Boron, 2008).

PROBLEMAS DEL PAN-CAPITALISMO

La crítica de Cueva se extendió al diagnóstico del capitalismo comercial instaurado en América Latina desde el siglo XVI. Frank afirmaba que desde esa época predominó en la región un sistema de producción orientado por el mercado. Expuso esa tesis en polémica con las teorías del pasado feudal, señalando que nunca rigió una economía cerrada o meramente rural (Frank, 1970: 31-39, 167-168).

Cueva remontó también el origen del subdesarrollo a la colonia, pero no atribuyó ese problema al comercio. Recordó la devastación sufrida durante la “des-acumulación originaria” impuesta por la conquista y señaló que esa depredación no instauró modalidades capitalistas (Cueva, 1973: 65-78).

El pensador andino criticó la identificación del capitalismo con el intercambio comercial. Contrapuso la asociación de ese sistema con la economía monetaria (Adam Smith), a su presentación como un modo de producción basado en la explotación del trabajo asalariado (Marx). Subrayó que el capitalismo presupone procesos industriales de extracción de plusvalía, inexistentes en esa época no sólo en América Latina, sino también en Europa.

Cueva remarcó la preeminencia inicial en América Latina de regímenes pre-capitalistas estrechamente conectados con el naciente mercado mundial. Objetó el simplificado contrapunto entre los intérpretes de la colonización feudal y capitalista, destacando la imposibilidad de corroborar ambas caracterizaciones. Propuso incorporar la noción de formaciones económico-sociales para resolver ese problema (Cueva, 1988).

Señaló que las articulaciones de variados modos de producción rigieron desde la conquista hasta el siglo XIX (Cueva, 1979a: 60-68). D istinguió especialmente tres modalidades: la servidumbre en la hacienda, la esclavitud en las plantaciones y el trabajo asalariado en los latifundios. Entendió que esta atención por la forma de explotación imperante era más congruente con el marxismo, que la jerarquización analítica del comercio exterior. Rechazó el pan-capitalismo de Frank por reducir cuatro siglos de historia a la primacía de un modo de producción contemporáneo (Cueva, 1978).

El pensador ecuatoriano también destacó que el concepto de formaciones económico-sociales era indispensable para comprender el subdesarrollo desigual de América Latina. Estimó que lo ocurrido en cada proceso nacional se explicaba por la disolución de las bases pre-capitalistas, que precedieron al afianzamiento de los modelos oligárquicos predominantes desde el siglo XIX (Cueva, 1982).

El teórico andino ubicó el origen contemporáneo del subdesarrollo en la consolidación de la gran propiedad rural y describió cómo las repúblicas balcanizadas impidieron el surgimiento de los farmers. Situó la causa central del atraso latinoamericano en la carencia (Ecuador, Brasil) o insuficiencia de transformaciones agrarias (México, Bolivia).

Esta relevancia asignada a los determinantes internos del subdesarrollo sintonizó con otras miradas igualmente inspiradas en el enfoque althusseriano (Howard; King, 1989: 205-215). Todas rechazaban las contraposiciones tradicionales entre feudalismo y capitalismo, subrayando el predominio de mixturas condicionadas por la penetración desigual e insuficiente del capitalismo.

Estas visiones empalmaron con las objeciones dentro de la propia teoría marxista de la dependencia a la omisión de las estructuras internas y con la crítica a la falsa equiparación de situaciones coloniales y contemporáneas (Dos Santos, 1978: 303-304, 336-337; Marini, 1973:19). Estos cuestionamientos resaltaron el olvido de las raíces de la dependencia en el plano productivo (Chilcote, 1983) y convergieron con otros críticos de la tesis del capitalismo vigente en América Latina desde 1492 (Salama, 1976:13). 

Cueva también objetó el desconocimiento del protagonismo que tuvieron las clases populares en la historia latinoamericana . Señaló que Frank ignoró esa incidencia en las luchas por la I ndependencia y en las revoluciones agrarias, nacionales o antiimperialistas de la centuria posterior (Cueva, 1979a: 69-93).

El teórico ecuatoriano abordó el estudio del pasado desde una óptica de los oprimidos (“historia por abajo”), para subrayar cómo ese legado nutrió la cultura de la izquierda. Propició un enfoque que despuntaba también en teóricos marxistas de otras regiones. Los historiadores ingleses, por ejemplo, exploraban en esa época una nueva síntesis entre el papel de estructuras económicas y el rol definitorio de la lucha social (Kaye, 1989).

¿SINGULARIDAD METODOLÓGICA?

Cueva también criticó el status teórico del concepto dependencia. Objetó la enunciación de leyes específicas del capitalismo subordinado, señalando que esos principios sólo se corresponden con la universalidad de los modos de producción, sin aludir al centro o a la periferia. Precisó que las formaciones sociales específicas no están sujetas a ningún tipo de legalidad (Cueva, 1976).

El pensador ecuatoriano formuló estas observaciones en términos genéricos, pero reprochó la errónea búsqueda de leyes peculiares a “un autor tan riguroso” como Marini.

Cueva no cuestionó la existencia de una dinámica específica de la economía latinoamericana. Objetó su presentación como leyes, señalando que esas reglas explican el funcionamiento del feudalismo o el capitalismo, sin extenderse a los ámbitos peculiares de esos sistemas (Cueva, 1979b).

El pensador andino no profundizó en las consecuencias epistemológicas de su planteo. No pretendía iniciar una controversia filosófica, sino aportar argumentos al debate con los teóricos del singularismo regional. Por eso le cuestionó a Cardoso su búsqueda de originalidades latinoamericanas y rechazó la vehemencia identitaria de muchos auspiciantes de las ciencias sociales latinoamericanas.

Cueva tenía preocupaciones inversas a Marini. En vez de lamentar la ausencia de autores localizados en la región, resaltaba el exceso de provincialismo y la escasa absorción de ideas universalistas. Desechaba la existencia de “categorías nuestras” y confrontaba con las mitologías regionalistas (Cueva, 1979a: 83-93).  

En este debate Cueva prolongaba la batalla que había librado en Ecuador contra la ideología del mestizaje. Denunciaba el retrato imaginario de una armónica convivencia entre pueblos, que difundían los pensadores de las clases dominantes. Estimaba que ese idílico universo encubría la opresión ejercida por las elites adineradas y cuestionaba esa demagogia nacionalista desde una postura socialista (Tinajero, 2012: 9-35).

Esta oposición al nacionalismo populista explica la hostilidad de Cueva a la pretensión de elevar el status conceptual de la teoría de la dependencia. Rechazó esa aspiración afirmando que América Latina estaba regida por principios generales del capitalismo.

Para el teórico ecuatoriano las sociedades latinoamericanas era particulares, pero no originales y la indagación de sus dinámicas no implicaba descubrir leyes propias de la región.

Pero sus críticas sólo eran pertinentes para los pensadores que recurrían a explicaciones espiritualistas de la identidad latinoamericana o para los constructores de forzados de destinos nacionales. Ninguno de esos defectos se verificaba en los teóricos marxistas de la dependencia. Las acusaciones de nostalgia nacionalista contra varios integrantes de esa corriente carecían de justificación.

No sólo Dos Santos, Marini y Bambirra postulaban enfoques socialistas con miradas universalistas. Cardoso mantenía afinidades con el cosmopolitismo liberal y Gunder Frank con variantes libertarias de ese mismo ideario. El equívoco de Cueva estuvo muy influido por el tenso clima político de los años 70.

EL BALANCE DE LA UNIDAD POPULAR

Todos los participantes del debate de la dependencia estuvieron personalmente involucrados en la experiencia de la Unidad Popular chilena. Al igual que sus colegas, Cueva tuvo enormes expectativas en un desemboque socialista de ese proceso. Describió esa oportunidad en un país con excepcionales tradiciones de continuidad institucional. Señaló que ese legado facilitó el triunfo electoral de la izquierda, pero fue también utilizado por el pinochetismo para preparar el golpe .

Cueva estimó que la derecha demostró una voluntad de poder ausente en la UP. Esa coalición buscó acuerdos con la oposición y no supo utilizar el respaldo popular para desbaratar la asonada.

El pensador ecuatoriano retrató el papel arbitral de Allende y la confianza socialdemócrata en el legalismo. Pero también criticó la conducta “aventurera” del MIR por su promoción de acciones directas “utilizadas por la derecha” (Cueva, 1979a: 97-140).

Marini extrajo un balance totalmente opuesto. Identificó el triunfo de la UP con la apertura de un proceso revolucionario y responsabilizó al Partido Comunista por la frustración de ese curso. Criticó especialmente la hostilidad de esa organización a cualquier desborde del marco político burgués.

El economista brasileño estimó que Allende quedó entrampado en una tolerancia suicida del golpe. Señaló que el MIR nunca realizó acciones adversas a la UP. Al contrario colaboró con ese gobierno, promovió comités para sostenerlo, alentó la reforma agraria y la continuidad de la producción saboteada por los capitalistas (Marini, 1976a). Reivindicó al mismo tiempo el intento de gestar formas de poder alternativo para contener a Pinochet (Marini, 1976b).

Dos Santos coincidió con Marini. Integraba el Partido Socialista y proponía la unión de toda la izquierda para radicalizar el proceso abierto con el gobierno de Allende (Dos Santos, 2009:11-26).

En una mirada retrospectiva la balanza de la discusión se inclina a favor de Marini. El teórico de la dependencia captó la disyuntiva imperante en 1970-73 entre el debut del socialismo y el triunfo de la reacción. Cueva eludió ese dilema con enunciados contradictorios.

El escritor ecuatoriano objetó tanto la miopía institucionalista como la acción directa, sin aclarar cuál de los dos problemas fue determinante del trágico desenlace. Mientras que la izquierda de la UP fomentaba el poder popular, el sector conservador de ese frente buscaba una alianza con la Democracia Cristiana, para gestar una etapa de capitalismo nacional.

Cueva sugirió una tercera opción sin explicar cómo podría implementarse. Criticó la supresión de etapas intermedias y el desconocimiento de la correlación de fuerzas (Cueva, 1979a: 7-11). Pero Marini tomaba en cuenta ambos problemas al apoyar las iniciativas desde abajo en los cordones industriales y las comunas agrarias.

Tanto Cueva como Marini promovían la conversión de los triunfos electorales de la izquierda en dinámicas radicales de conquista del poder. Pero confrontaron duramente en la definición de las estrategias para alcanzar ese objetivo. Esta divergencia se proyectó a otros planos y generó drásticas críticas (Cueva, 1988) y virulentas defensas de la Teoría de la Dependencia (Marini, 1993; Dos Santos, 1978: 351, 359, 361; Bambirra, 1978: 40-73).

ENDOGENISMO TRADICIONAL Y TRANSFORMADO

Aunque Cueva compartió la estrategia de muchos partidos comunistas, no cuestionó la Teoría de la Dependencia desde ese alineamiento. Su enfoque contrastó con las objeciones formuladas por esa corriente.

Los exponentes del comunismo oficial criticaban el rechazo de Frank, Marini y Dos Santos a la política de alianzas con la burguesía nacional. Señalaban que con esa oposición se negaba la primacía de la lucha antiimperialista, se desconocía la necesidad de los frentes poli-clasistas, se desvalorizaba al campesinado y se omitía la centralidad de la lucha democrática (Fernández; Ocampo, 1974).

Pero en los hechos las alianzas con las “burguesías progresistas” conducían a esos desaciertos. Esos grupos dominantes adoptaban posturas regresivas de atropello a los trabajadores y de sostén de la represión. El oficialismo comunista no registraba, además, las potencialidades socialistas abiertas con la revolución cubana, que dos teóricos de la dependencia expusieron en un elaborado texto ( Dos Santos; Bambirra, 1980).

Cueva no participó en esas discusiones, ni repitió las acusaciones que recibía el dependentismo por su parentesco con la “ideología burguesa”. Ese cuestionamiento resaltaba el contenido filosófico “idealista” de esa concepción, subrayando su desatención por las problemáticas materialistas de la relación del capital con el trabajo (Angotti, 1981). También alertaba contra la existencia de una confusa variedad de conceptos de la dependencia, que eran aprovechados por los autores pro-imperialistas.

La inconsistencia de estas observaciones salta a la vista en cualquier lectura contemporánea. Pero los disparos verbales sin contenido eran muy frecuentes en una época de razonamientos orquestados en torno a fidelidades o herejías hacia el partido. Cueva se ubicó en un ámbito político próximo al comunismo sin compartir esos códigos. Nunca sustituyó la reflexión por la demolición de los disidentes.

Tampoco crucificó a los teóricos de la dependencia por su resistencia a endiosar a la Unión Soviética, ni estimó que le “hacían el juego al imperialismo” por soslayar panegíricos del “campo socialista”.

El pensador ecuatoriano desenvolvió, en cambio, los argumentos endogenistas sugeridos por varios críticos comunistas de la teoría de la dependencia. Transformó vagas observaciones en sólidos planteos, objetando especialmente la atención unilateral por los procesos de circulación comercial, en desmedro de la dinámica productiva del capitalismo.

Cueva resaltó también la importancia de priorizar el atraso agrario como explicación del subdesarrollo subrayando el peso del latifundio, la gravitación de la renta y la incidencia del campesinado. Postuló que la asfixia endógena generada por el estancamiento agrario era más gravitante que la exacción exógeno-imperial.

Pero a diferencia del endogenismo tradicional, Cueva nunca atribuyó el retraso de la región a la persistencia de resabios feudales, ni planteó la necesidad de una alianza con la burguesía para superar esa rémora.

El teórico andino desenvolvió la crítica al exogenismo de Frank sin compartir los preceptos del endogenismo tradicional. Rechazó el mecánico esquema de etapas históricas sucesivas y razonó con criterios de desarrollo desigual y combinado.

En su madurez Cueva ponderó la atención de la Teoría de la Dependencia al lugar internacional de América Latina, pero continuó señalando la carencia de nítidas conexiones analíticas con los parámetros locales. Resaltó la génesis nacional del capitalismo y subrayó los determinantes internos de la acumulación. Buscó por esa vía aportar fundamentos endógenos al dependentismo.

COINCIDENCIAS CONTRA EL POS-MARXISMO

Con el afianzamiento de las dictaduras la Teoría de la Dependencia perdió gravitación. En los años 80 algunos autores diagnosticaron la disolución de esa escuela, junto al declive de los proyectos emancipación (Blomstrom; Hettne, 1990: 105, 250-253).

Ese retroceso no obedeció a miradas erróneas de la realidad latinoamericana, sino a las derrotas sufridas por los movimientos revolucionarios. Los conceptos de la dependencia no sucumbieron. F ueron silenciados por la contra-reforma neoliberal (López Hernández, 2005). La teoría que dominó el escenario precedente quedó relegada por motivos políticos y perdió interés entre nuevas generaciones distanciadas de la radicalidad anticapitalista.

La derrota electoral del Sandinismo en 1989 inauguró un repliegue de los proyectos socialistas, que se profundizó con la implosión de la Unión Soviética. La Teoría de la Dependencia decayó como consecuencia de ese retroceso.

Cueva y Marini receptaron de inmediato el golpe e iniciaron un proceso de aproximación en numerosos terrenos, aunque disintieron en la caracterización de las dictaduras.

El pensador ecuatoriano definió a esas tiranías como regímenes fascistas, equiparables a la barbarie de entre-guerra (Cueva, 1979a: 7-11). El teórico brasileño resaltó, en cambio, las diferencias con lo ocurrido en el Viejo Continente. Destacó la debilidad de las burguesías latinoamericanas, que aceptaban el rol sustituto de los militares sin forjar bases propias de sustentación política (Marini, 1976b).

Más allá de estos matices, ambos pensadores convergieron de inmediato en la prioridad de la resistencia democrática. Cuando decayeron las tiranías denunciaron los pactos concertados por los partidos tradicionales con los militares para perpetuar la cirugía neoliberal.

Cueva desplegó una intensa polémica con los autores que justificaban esas negociaciones. Señaló que esos acuerdos socorrían a los gendarmes, consagraban su impunidad y garantizaban las transformaciones regresivas del neoliberalismo (Cueva, 2012). Marini expuso la misma denuncia, mediante categóricos rechazos de la tutela militar de las transiciones pos-dictatoriales.

Pero la principal batalla convergente de Cueva y Marini fue la crítica a los intelectuales pos-marxistas (Laclau). Estos autores abandonaron el análisis de clase, desecharon la centralidad de la opresión imperial y consideraron perimida la acción de la izquierda. También redescubrieron la socialdemocracia y se reencontraron con los viejos partidos dominantes (Chilcote, 1990).

En este escenario Cueva y Marini concentraron todos sus dardos en la defensa del antiimperialismo y el socialismo y polemizaron con la presentación mistificada del capitalismo como un régimen inmodificable.

El escritor ecuatoriano también modificó en ese período su valoración del populismo. En vez de resaltar la funcionalidad de esa vertiente para la ideología burguesa, subrayó el fermento que aportaba a las concepciones jacobinas, que en América Latina enlazaban al nacionalismo radical con el socialismo (Cueva, 2012: 183-192).

En el mismo período Marini retornó a Brasil después de 20 años de exilio y enfrentó la hostilidad de los ex dependentistas acomodados en el universo académico. Denunció ese amoldamiento y retomó sus debates con Cardoso ( Marini, 1991) . La confluencia con Cueva fue un resultado natural de esa batalla contra adversarios comunes.

REENCUENTRO CON LA DEPENDENCIA

Cueva y Marini encararon una discusión también convergente con los teóricos neo-gramscianos (Aricó, Portantiero). Esa corriente reformulaba el pensamiento del comunista italiano, para derivar de ese enfoque una visión laudatoria de la democracia. Ignoraba el perfil distintivo de ese sistema político en los diversos regímenes sociales y estimaba que el antiimperialismo y la dependencia eran conceptos obsoletos.

Cueva rechazó esa visión presentado nuevos datos de la subordinación económica y el sometimiento político de América Latina . Ilustró cómo la dependencia se había acentuado con el agravamiento del endeudamiento externo (Cueva, 1986).

El teórico ecuatoriano señaló que el subdesarrollo persistía junto a los procesos de modernización. Resaltó la combinación de pobreza y opulencia vigente en Brasil (“Belindia”) y demostró la inexistencia de una aproximación de la economía latinoamericana con los países centrales (Cueva, 1979a: 7-11).

Con esta exposición Cueva precisó sus caracterizaciones anteriores. Afirmó que en los años 70 había criticado a la Teoría de la Dependencia desde posturas de izquierda, antagónicas con los cuestionamientos derechistas que observaba veinte años después. Declaró su total oposición a estas miradas y revalorizó los aciertos de la concepción que había cuestionado.

Cueva ratificó su proximidad con la Teoría de la Dependencia, aclarando que nunca negó la sumisión latinoamericana al orden imperial. Ratificó su pertenencia al mismo ámbito antiimperialista de los autores que objetó en el pasado. Señaló que sólo pretendió completar el enfoque dependentista, para superar su desconsideración de los determinantes internos del subdesarrollo (Cueva: 1988).

El pensador ecuatoriano expuso esta reconsideración con elogios al trabajo de Marini (Cueva, 2007:139-158) y a las posturas adoptadas por Dos Santos durante su retorno a Brasil (Cueva, 1986). A su vez, Marini reivindicó las críticas de Cueva a los intelectuales pos-marxistas y ponderó sus diferencias con otros autores endogenistas (Marini, 1993).

EL CAMINO INVERSO

Cueva fue el último exponente del endogenismo marxista y el precursor de una síntesis con la Teoría de la Dependencia. Buscó soluciones en el marxismo latinoamericano a los cuestionamientos que afrontaba esa última concepción. Siguió un rumbo contrario a otros pensadores de su tradición, que optaron por el rechazo del esquema centro-periferia y adoptaron una teoría comparativa de los capitalismos nacionales.

En ese curso se embarcó, por ejemplo, el inspirador francés de la Teoría de la Regulación, Alain Lipietz. Este pensador no trabajó específicamente la problemática latinoamericana, pero asimiló en sus inicios el mismo marxismo althusseriano de Cueva.

Con ese fundamento conceptual estudió la dinámica de los modos de producción articulados buscando comprender la singularidad de los modelos nacionales. Desde esa óptica expuso también fuertes objeciones a la Teoría de la Dependencia por su desconsideración de las condiciones internas (Lipietz, 1992: 20, 34-39, 62).

Pero a medidos de los 80 declaró su “cansancio” con el antiimperialismo y las interpretaciones marxistas del subdesarrollo . Objetó el principio de la polarización mundial, señalando que no existe un lugar predeterminado para cada economía en la división internacional del trabajo. Subrayó la existencia de muchos sitios disponibles para situaciones de dependencia o autonomía (Lipietz, 1992: 12-14, 25-30, 38-41).

El teórico francés concluyó este razonamiento ponderando la existencia de una gran variedad de capitalismos nacionales, cuyo rumbo es definido por las elites gobernantes, en función de escenarios sociales e institucionales cambiantes.

Esta tesis nutrió la Teoría de la Regulación -que mixturaba marxismo con heterodoxia keynesiana- y derivó posteriormente en las concepciones social-desarrollistas, que promueven esquemas de capitalismo redistributivo.

En este enfoque se verifican dos problemas que Cueva logró evitar. Por un lado, el abandono del horizonte socialista condujo a Lipietz, a concebir márgenes ilimitados del capitalismo para lidiar con sus propios desequilibrios.

Esa mirada supone que el mercado puede ser mejorado perfeccionando las instituciones, que la rentabilidad puede ser acotada con regulaciones estatales, que la explotación puede neutralizarse y que las crisis son manejables con dispositivos macro-económicos.

Con esos presupuestos de capitalismo auto-correctivo se promueve el régimen de acumulación más conveniente, para un sistema que siempre encontraría soluciones a sus contradicciones. De la descripción inicial de formas variadas del capitalismo se pasa a un diagnóstico de auto-superación de ese sistema, mediante tránsitos de un régimen de acumulación a otro (Husson, 2001:171-182).

El segundo problema de esta modalidad de endogenismo burgués es la omisión de los condicionamientos objetivos que impone la mundialización. Se supone que el capitalismo vigente en cada país constituye una elección soberana de sus ciudadanos.

Al resaltar la determinación puramente interna del curso imperante en cada nación se olvida cómo el capitalismo mundializado modela esas dinámicas nacionales.

La hostilidad a la teoría de la dependencia termina resucitando creencias de libre elección e imaginarios de capitalismo electivo. Cueva sorteó esos desaciertos al intuir las nuevas modalidades de subdesarrollo que genera la mundialización.

LA SÍNTESIS TEÓRICA

El camino de convergencia con Marini seguido por Cueva abrió el rumbo para una síntesis teórica. Ese empalme quedó planteado por el alineamiento de Cueva en el campo del dependentismo, no sólo como reacción frente a las críticas derechistas. El escritor andino reconoció la validez general de la vertiente marxista de esa concepción y distinguió ese enfoque de las simplificaciones de Frank y las inconsistencias de Cardoso.

Esta reconsideración permitió entender que la interpretación endogenista no era incompatible con la caracterización dependentista del subdesarrollo latinoamericano. Convergían de la misma forma que sintonizaron los marxistas de posguerra en la evaluación de la relación centro-periferia. Las mismas afinidades que conectaron a Sweezy-Baran, Amin y Mandel aunaron a los teóricos sudamericanos.

El encuentro de Cueva con Marini permitió decantar la teoría de la dependencia, depurar sus conceptos e incorporar aportes de otros pensadores. Esa síntesis fue un proceso de maduración simultánea. Al mismo tiempo que Cueva revalorizó la obra de sus viejos contendientes, Marini, Dos Santos y Bambirra afianzaron su distanciamiento de Frank y Cardoso.

La aproximación de endogenistas y exogenistas no implicó unanimidad, ni coincidencia plena. Cueva reafirmó su desacuerdo con varios conceptos de Marini. Resaltó el interés de los diagnósticos del ciclo productivo dependiente, pero remarcó la supremacía de la dimensión financiera .

El pensador ecuatoriano tampoco consideró satisfactorio el concepto de superexplotación, que siguió observando como una variante de la pauperización absoluta. Pero defendió enfáticamente a Marini de las acusaciones de “estancacionismo”, recordando que ese defecto signó la obra de Furtado (Cueva, 2012: 199-200) .

En la síntesis de Marini con Cueva se encuentran los pilares de una caracterización integral del status de América Latina. Partiendo de la condición subordinada y retrasada de la zona, esa visión permite distinguir tres niveles de análisis.

En el plano económico la región es subdesarrollada en comparación a los países avanzados. En la división internacional del trabajo Latinoamérica ocupa un lugar periférico, contrapuesto a la inserción privilegiada que detentan las potencias centrales. En el aspecto político padece dependencia, es decir márgenes de autonomía estrechos y contrapuestos al rol dominante que ejercen los imperios.

Subdesarrollo, periferia y dependencia constituyen, por lo tanto, conceptos conectados a una misma condición. Estas tres nociones no aparecen claramente diferenciadas en Cueva y en Marini, pero han sido precisadas por autores posteriores (Domingues, 2012) .

El marxista ecuatoriano y sus pares brasileños sugirieron una nítida interrelación entre los tres conceptos. Señalaron que la subordinación periférica al mercado mundial define distintos niveles de subdesarrollo, que son acentuados por la dependencia política.

Cueva y Marini resaltaron los márgenes reducidos que tiene América Latina -bajo el capitalismo- para modificar su status. Esta óptica difiere del camino abierto al desarrollo que imaginó Cardoso a partir de los años 80. También discrepa del sendero complemente cerrado a cualquier alteración que supuso Frank en la década del 70.

Los teóricos marxistas realizaron, además, exploraciones muy originales de las diferencias existentes al interior de la región. Cueva presentó un esquema de subdesarrollo desigual determinado por el grado de penetración capitalista vigente en cada país. Bambirra expuso una detallada clasificación de esas variedades y Marini investigó las singularidades de la economía más industrializada de la región.

En este abordaje cada autor jerarquizó distintas localizaciones. Cueva centró su atención en los países con resabios pre-capitalistas y Marini en las estructuras de mayor desenvolvimiento fabril.

Por esa razón el primer autor utilizó criterios endógenos aptos para el estudio del subdesarrollo agrario. El segundo privilegió en cambio parámetros de conexión con el mercado mundial, que son más útiles para comprender los desequilibrios de las economías semiindustrializadas.

CONVERGENCIA METODOLÓGICA

Una síntesis de Cueva con Marini permite superar la contraposición entre primacía del abordaje interno o externo en la interpretación del subdesarrollo.

Cueva criticó el externalismo simplificador, indagando cómo rigió en América Latina una articulación variable de los modos de producción, como consecuencia del insuficiente desarrollo capitalista. Analizó la cadena de determinaciones recíprocas que se estableció entre elementos internos retrasados y componentes externos avanzados . Por su parte Marini indagó de qué forma el capitalismo internacional condiciona todas las relaciones internas de la región .

La maduración de ambas miradas contribuyó a dejar atrás posiciones binarias igualmente reduccionistas. El énfasis en la subordinación externa o en la carencia del desarrollo interno -como causa del retraso- debe modificarse según la etapa histórica analizada o la zona específicamente estudiada.

Es evidente que la devastación externa fue el dato central en las primeras décadas de la conquista de América, mientras que la regresión interna prevaleció durante la fase posterior de consolidación del latifundio. A su vez la depredación externo-colonial padecida por los enclaves mineros difirió del estancamiento endógeno-agrario, generado por el afianzamiento de las haciendas.

La Teoría de la Dependencia provee un acertado esquema de explicación de la subordinación sufrida por América Latina. Pero necesita el complemento analítico del endogenismo, para analizar el bloqueo interno generado por la prolongada preeminencia de modalidades pre-capitalistas.

Osorio remarca cómo esa integración combina un abordaje totalizador del capitalismo dependiente, con un estudio peculiar de las formaciones históricas de la región. Destaca que estas modalidades sólo pueden ser esclarecidas evaluando su inserción en el mercado mundial. La teoría marxista de la dependencia define un marco analítico enriquecido por el endogenismo (Osorio, 2009: 94-98) .

La profundización de esta síntesis exige dejar atrás tres equívocos. En primer lugar la visión sin historicidad del esquema metrópoli-satélite, que confunde la situación colonial con la dependencia posterior, suponiendo que una misma contradicción se repite a lo largo del tiempo en estructuras invariables (Osorio, 2009: 86-89) .

En segundo término, corresponde abandonar el diálogo de sordos que se entabló entre las tesis de la colonización feudal y capitalista, desconociendo que la inserción de América Latina en el mercado mundial exigió recurrir a formas pre-capitalistas de producción (Osorio, 2009: 44-47) .

En tercer lugar hay que superar la falsa disyuntiva entre exogenistas puros, que ignoran cómo el capitalismo dependiente internaliza los condicionamientos externos y endogenistas puros, que desconocen la forma en que América Latina quedó inscripta en el mercado internacional (Osorio, 2009: 82-85) .

El empalme de Cueva con Marini, Dos Santos y Bambirra resuelve esos escollos a partir de un abordaje integrado, que asigna alta significación a la lucha de clases en el devenir de la historia. En los cuatro autores lo interno y lo externo no alude exclusivamente a desarrollos económicos, conquistas militares o hegemonías políticas. Se refiere a incidencias y desenlaces de la confrontación clasista.

Estos enfoques se alejan del funcionalismo de Cardoso y del distanciamiento de la acción política de Frank. Razonan en una tradición de atención simultánea al desenvolvimiento de las fuerzas productivas y a los resultados de la batalla social.

La convergencia de endogenistas y exogenistas contribuye a esclarecer también el controvertido status metodológico de la teoría marxista de la dependencia. Al principio Cueva planteó la inexistencia de leyes del capitalismo dependiente, estimando que esas normas sólo rigen para los modos de producción (capitalismo) y no para las modalidades específicas de esos sistemas (dependencia). Marini y Dos Santos definieron, en cambio, leyes de funcionamiento particulares de las regiones subdesarrolladas.

Al exigir una categorización tan restrictiva del objeto estudiado, la visión inicial de Cueva cerraba el camino para estudiar el funcionamiento específico de la periferia. Varios autores propusieron resolver esa encerrona, liberando la concepción de las fuertes exigencias que supone una teoría.

Sugirieron estudiar la dependencia como un paradigma, es decir un modelo aceptado por la comunidad de las ciencias sociales, a partir de las innovaciones radicales en las miradas prevalecientes (Blomstrom; Hettne, 1990) . En la misma línea de pensamiento otros autores postularon caracterizar a la dependencia como una perspectiva, un enfoque o un punto de vista ( Johnson, 1981).

En todas esas visiones se observa a la dependencia con un programa de investigación positivo. Su estudio permite esclarecer las relaciones centro-periferia, más allá del status epistemológico de esa indagación (Henfrey, 1981).

El paradigma de la dependencia y del subdesarrollo estudia, por lo tanto, la dinámica de la acumulación que distingue a la periferia e indaga las modalidades de funcionamiento específico del capitalismo dependiente.

En este abordaje tienen cabida las distintas variedades históricas de modos de producción y formaciones económico-sociales que rigieron en América Latina. Este enfoque incorpora, además, nuevos conceptos como el patrón de reproducción, para estudiar los modelos peculiares del capitalismo dependiente, en los períodos contemporáneos (Osorio, 2012:37-86) . Las investigaciones iniciadas por Marini y Cueva inspiraron este fructífero desarrollo reciente .

BALANCES Y DECLIVES

La importancia de la convergencia de Cueva con Marini fue percibida por varios analistas. Registraron cómo las divergencias entre ambos autores se redujeron al compás de sus coincidencias políticas. Ese empalme esclareció las desinteligencias precedentes y permitió superarlas a fines de los 80. Los dos teóricos se reencontraron en el escenario neoliberal, desenvolviendo una batalla común en defensa del socialismo ( Gandásegui, 2009.

En esta convergencia definieron un abordaje similar para caracterizar la lógica del subdesarrollo y para desentrañar las causas de las brechas que separan a las economías avanzadas y retrasadas (Chilcote, 1981). En el nuevo marco político se decantaron las viejas posiciones ( Moreano, 2007) y se verificó que expresaban variantes de una misma matriz conceptual (Bugarelli, 2011).

Este empalme puede ser visto como otro ejemplo de la revisión más general de las interpretaciones que contraponían las lecturas “productivista” y “circulacionista” de Marx (Munck, 1981). La síntesis consumada ilustró la maduración del pensamiento social latinoamericano, que comparte ópticas antiimperialistas para el estudio de la región.

El contrapunto entre dependentismo y endogenismo perdió sentido a fin del siglo XX. Pero la maduración de Cueva también expresó el declive de un enfoque afectado por la definitiva extinción de los estadios pre-capitalistas.

El endogenismo ilustró la dinámica latinoamericana de la época colonial y clarificó la gravitación del atraso agrario en la era del imperialismo clásico. Pero tuvo escasa gravitación para indagar lo ocurrido durante de posguerra y no tiene relevancia para comprender el actual período de dominio pleno del capitalismo.

En esta etapa se han disuelto todos los resabios de los modos de producción articulados en formaciones económicas diferenciadas. En el siglo XXI sólo pueden distinguirse modelos, variedades o patrones de acumulación del capitalismo vigente en cada país. Ninguno de esos esquemas mantiene resabios pre-capitalistas.

El endogenismo se debilitó con la extinción de esas rémoras en el sector agrario. E l caso mexicano -tan observado por esa corriente -ilustra la reorganización radical de la vida rural bajo el patrón del agro-business, el fin de la auto-suficiencia, la sustitución de la vieja alimentación por las importaciones y la especialización en nuevos productos rentables.

Lo mismo se verifica en todas las economías andinas. El tipo de conflictos que genera esta transformación -desigualdad, éxodo rural, desposesión, lumpenización, narco-tráfico, informalidad laboral- es típico del capitalismo contemporáneo.

La propia definición endogenista del crecimiento como expansión del capitalismo explica su pérdida de significación. La consolidación de ese sistema quita utilidad a todas las observaciones precedentes sobre el desenvolvimiento insuficiente de ese modo de producción.

El declive endogenista también obedece a la pérdida de centralidad de las economías nacionales como consecuencia de la mundialización. Esa expansión recorta drásticamente todas las explicaciones del subdesarrollo en clave nacional (Chinchilla; Dietz, 1981).

Esa referencia era primordial para explicar cómo se articulaban varios modos de producción en cierto espacio regional bajo la custodia del estado. Pero la gravitación de la economía global redujo primero y anuló después la autonomía de esos procesos (Barkin, 1981). El avance de la internacionalización acrecienta drásticamente la primacía de los factores exógenos y explica la pérdida de interés en el endogenismo.

Pero ese declive colocó todos los interrogantes en el polo opuesto. ¿Qué ocurrió con los enfoques que enfatizan el condicionamiento externo como causa del atraso latinoamericano? ¿Cómo se relacionó la escuela del Sistema Mundial con la Teoría de la Dependencia? Abordaremos este tema en nuestro próximo artículo.

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Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

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Argentina: Los terciarios marcharán al Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires

Argentina/08 septiembre 2016/Fuente: La Izquierda Diario

El programa que impulsó el PRO en la Ciudad de Buenos Aires con el supuesto argumento de dar respuesta a la falta de docentes en las escuelas, generó un gran revuelo en los profesorados de formación docente. La propuesta del macrismo es precarizar a los jóvenes en formación pagándoles $6000 para que estén en un aula haciendo sus prácticas, pero también que cumplan con los nuevos estandares meritocráticos ya que para acceder a este “beneficio” el gobierno impone una serie de requisitos imposibles de cumplir para cualquier joven trabajador. El fracaso fue contundente: de las 500 vacantes, solo 33 estudiantes de toda la Capital Federal se anotaron para ingresar a este programa. Mientras tanto la falta de docentes, el deterioro de las escuelas, los sueldos de miseria, entre otros temas siguen poniendo a nuestra educación en una situación crítica.

En las últimas semanas se realizaron asambleas en varios profesorados para discutir esta medida, con la participación de estudiantes agrupados y no agrupados, en muchos de ellos el rechazo a este plan fue contundente: en primer lugar se cuestiona el carácter inconsulto de esta medida, pero también que aceptar algo así sería avalar a la precarización de sus trabajos y su formación. También se votó movilizar este 8 de Septiembre a las puertas del Ministerio de Educación, junto a docentes autoconvocados y la Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET) que nuclea a los centros de estudiantes de distintos profesorados, para expresarle al gobierno el descontento por esta medida.

Distintas posturas se expresaron en las asambleas, los militantes de la Juventud del PTS nos pronunciamos por el rechazo. Está planteada la necesidad de unificar el reclamo con todos los sectores de la comunidad educativa: docentes de prácticas, maestros de grado y estudiantes puedan debatir y elaborar un Programa que dé respuesta a la emergencia educativa y sea una herramienta para que los estudiantes en formación puedan finalizar su carrera. Un proyecto que sea acorde a las necesidades concretas y para que no se vulneren sus derechos.

Practicas pagas para nivel PEP desde taller 3 y 4 y PEI, acorde al estatuto docente.
Salario igual al cargo inicial docente, regimentado por el estatuto que contemple vacaciones, aguinaldo y la actualización del mismo sujeta a las paritarias.

Que se clarifiquen las funciones a cumplir dentro del grado asignado en carácter de tareas administrativas y pedagógicas como acompañante dentro del grado.
Que este programa acredite los talleres 3 y 4, manteniendo los criterios evaluativos y requisitos de cada Normal.

Que se mantenga para las residencias 5 y 6 la resolución n° 1506/MEGC/15, contemplando para ella la apertura de más cátedras y que se aplique efectivamente en todos los normales.

Aprobación del proyecto de Ley de becas, que fue presentado y cubre otras demandas de los estudiantes.

¿Qué pelea tienen que dar los estudiantes terciarios?

El sábado 3 de Septiembre se reunió la Coordinadora de Estudiantes Terciarios con representantes de los Normales N° 1, 2, 4, 5, 7 ,8 y 11. El punto álgido del debate fue alrededor del Programa de Estímulo Docente, en donde se expresó que cinco institutos Normales de formación docente votaron a favor de rechazar el programa y reformular uno que contemple las necesidades de los estudiantes. Los demás, plantean el no rechazo, pero si la reformulación.

Las posturas de las distintas organizaciones políticas que intervienen en la CET, frente a cuál es el desafío de los estudiantes terciarios para enfrentar las políticas del macrismo son claras: CienFuegos, Patria Grande y Nuevo Encuentro creen que es simplemente una discusión semántica plantear el rechazo o no rechazo, y plantean sentarse a negociar con el gobierno. Fue así, que la voz de los estudiantes que en sus asambleas rechazaron el programa, fue silenciada por el consenso que generan estas agrupaciones, sólo desde la Juventud del PTS se denunció este método poco democrático hacia los estudiantes no agrupados. Pero también dejaron en claro su posición respecto a la movilización del 8 de Septiembre al Ministerio de Educación, la agrupación Simón Rodríguez propuso realizar en el marco de la movilización una asamblea o radio abierta donde los estudiantes, organizaciones y sindicatos docentes pudieran intervenir y definir en conjunto que programa o proyecto necesitamos. Pero los expertos en semántica se pronunciaron en contra argumentando que si participan muchos estudiantes se les podría escapar de las manos, que mejor sería esperar al congreso de la CET, que es algo así como un encuentro entre militantes de distintas organizaciones, dentro de cuatro paredes para que nadie se entere.

La asistencia de cientos de estudiantes de todos los terciarios y docentes, es un escenario auspicioso para intercambiar y pensar entre todos como conquistar nuestras demandas, pero evidentemente para estas organizaciones generar espacios de organización y debate no es un desafío que pueda fortalecer la pelea por nuestras demandas. La CET no es un reflejo de las discusiones reales que dan los estudiantes en sus asambleas, ya que no son tomadas en cuenta. Estos métodos alejan a los estudiantes no agrupados e imposibilita la confluencia de distintos sectores en lucha. El desafío es claro: la única forma de pelear contra los planes del macrismo para la educación, contra el desfinanciamiento, por vacantes, por mejores salarios, por una formación de calidad y por todas nuestras demandas, es con miles de estudiantes y docentes en las calles, con el conjunto de la comunidad educativa porque somos los únicos que podemos defender la educación pública.

Este jueves 8 de Septiembre se movilizarán a las puertas del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires (Paseo Colón 255) a las 17h.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Los-terciarios-marcharan-al-Ministerio-de-Educacion-de-la-Ciudad-de-Buenos-Aires

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El medio ambiente y el desarrollo sostenible, ausentes en la educación Argentina

Argentina/08 septiembre 2016/Fuente: Noticias Iruya

La UNESCO subrayó este martes que se requiere una transformación profunda de la educación para hacer frente a los desafíos que afronta la humanidad y el planeta.

En su informe anual de seguimiento de la educación en el mundo, el organismo hace un llamado a un avance más decidido en este campo y advierte que de mantenerse la tendencia actual, la educación primaria universal se conseguirá recién en 2042.

Del mismo modo, señala que el acceso universal al primer ciclo de la educación secundaria se alcanzará en 2059 y al segundo ciclo, en 2084.

Eso implica que los objetivos trazados dentro del plazo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se cumplirán con medio siglo de retraso, lamentó la UNESCO.

Por otra parte, el estudio deja claro que se debe prestar más atención a las cuestiones ambientales.

En este sentido, menciona que en Brasil, Argentina, Uruguay y México, más del 60% de los estudiantes mayores de 15 años apenas tiene conocimientos básicos sobre cuestiones del medio ambiente.

En los planes de estudio de la mitad de los países del mundo no se hace ninguna mención explícita al cambio climático ni a la sostenibilidad ambiental. En los casos de Argentina y Haití tampoco aparece ningún término relacionado con el desarrollo sostenible.

Fuente: http://noticias.iruya.com/a/sociedad/educacion/18653-el-medio-ambiente-y-el-desarrollo-sostenible-ausentes-en-la-educacion

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Sobre la jornada extendida, o como destruir una buena iniciativa

Por: Laura García Tuñón

El Gobierno de la Ciudad anunció la implementación del Programa de Jornada Extendida, pero lo que aparece es la voluntad de tercerización de la educación bajo la contratación de ONGs que realizarán actividades, en la mayoría de los casos, fuera de los edificios escolares. Esta decisión también esconde que no se han construido los edificios necesarios para transformar las escuelas de Jornada Simple en Jornadas Completas. Enmascarar esto, llevando a los chicos a clubes, iglesias o centros comunitarios para que personas contratadas por ONGs se hagan cargo de ellos, no es precisamente garantizar una mayor profundidad de la enseñanza y deja serias dudas sobre el proyecto pedagógico que lo sostiene.

La ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, junto al Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, anunciaron la implementación del Programa de «Jornada Extendida» destinada a ampliar el horario en las escuelas primarias y secundarias. Con bombos y platillos, el Jefe de Gobierno dijo: “Estamos dándole impulso a uno de los programas más lindos y gratificantes que tenemos”, y destacó que “cada rato, minuto y hora que los chicos están en clase, no están en la calle, sino aprendiendo y extendiendo su jornada educativa”. “El espíritu del programa es que los chicos estén más tiempo dentro de la escuela y sus clases, en coordinación con la currícula y los contenidos pedagógicos”, complementó el Jefe de Gobierno y reafirmó su “compromiso” de “llegar en estos cuatro años a todas las escuelas primarias y secundarias”.

Desde 2006, con la promulgación de la Ley Nacional de Educación, somos muchos los que estamos exigiendo que se cumpla con su artículo ARTICULO 28 que dice que: Las escuelas primarias serán de jornada extendida o completa con la finalidad de asegurar el logro de los objetivos fijados para este nivel por la presente ley.

La Ciudad de Buenos Aires tiene 455 escuelas primarias, de las cuales 262 son de Jornada Completa, pero con la particularidad de que los Distritos Escolares (DE) con las poblaciones con necesidades básicas insatisfechas son las que menos escuelas de este tipo tienen. Como ejemplo, el DE 4 (La Boca, San Telmo) tiene 11.376 chicos y chicas en Jornada Simple y 7155 en Jornada completa; el DE 8 (Bajo Flores) tiene 13.677 chicos en Jornada simple y 4975 en completa. Mientras que el DE 15 (Villa Urquiza, Saavedra) tiene 1566 chicos en Jornada simple contra 5645 en completa.

Ampliar la Jornada de clases, en especial para los sectores más desfavorecidos, no sólo sirve para mejorar la educación, sino para permitir que los padres puedan trabajar mientras sus chicos están en un lugar seguro con garantía de educación y almuerzo. Es necesario posicionar a la escuela como verdadero espacio de enseñanza, revalorizando su función como institución integradora, constructora de ciudadanía y potenciadora de vínculos y lazos sociales, planteando un horizonte educativo innovador, ampliando el tiempo escolar en beneficio del fortalecimiento de una propuesta educativa.

Pero en la propuesta del Ministerio, lo que aparece nuevamente, es la voluntad de tercerización de la educación y la contratación de ONGs que se harán cargo de los chicos 3 veces por semana y en la mayoría de los casos fuera de los edificios escolares. Todos los trabajadores de la educación sabemos que «el aula» no es solo el salón con bancos y pizarrón dentro de un edificio escolar. Que existen múltiples espacios en donde se enseña y aprende. El aula es todo espacio con criterio pedagógico donde un grupo de sujetos se junta para enseñar y aprender. Pero esta decisión esconde que no hay suficientes espacios dentro de las escuelas, y como dijo la ministra -poco felizmente- las escuelas son como «camas calientes, sale un turno y entra otro» y por ello es necesario buscar otros lugares. Queda de manifiesto que no se han construido los edificios necesarios para transformar las escuelas de Jornada Simple en Jornadas Completas, con comedores, patios, bibliotecas y espacios para música, plástica, Tics, necesarios. Y enmascarar esto, llevando a los chicos a clubes, iglesias o centros comunitarios para que personas contratadas por ONGs se hagan cargo de ellos, no es precisamente garantizar el programa «más lindo» de la educación de la Ciudad.

Además, como el mismo gobierno admitió, deberán “coordinar” estas prestaciones con las actividades que se desarrollen en las clases, lo que nos indica que no son parte de un mismo proyecto pedagógico. Muchas otras dudas surgen de la propuesta. ¿Quiénes llevarán a los chicos de un lugar a otro? ¿Cómo se organizarán las familias los otros días que los chicos no están en la Jornada extendida?, ¿Dónde almorzarán? ¿Quién supervisará pedagógicamente estas horas?

La Jornada extendida y completa es un buen lugar para el aprendizaje. Una escuela que amplía su tiempo de estudio para los estudiantes y que mejora las condiciones laborales de los docentes, que transforma sus dinámicas de trabajo optimizando el tiempo escolar es el desafío para convertir nuestras escuelas de jornada simple en completa. Significa que la extensión de la jornada no implica un agregado de horas que se planifican de manera aislada y con agentes externos a la escuela, sino, que las prácticas pedagógicas se reorganizan para brindar mayor profundidad en el abordaje de los contenidos de la enseñanza y diversidad de oportunidades de aprendizaje.

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Atgentina: Coca Cola en escuelas y hospitales. El marketing que enferma: Tuve tu veneno

www.lavaca.org/07-09-2016

Amables promotores entregan folletos que presentan como material educativo sobre nutrición y diplomas con el logo de la empresa para los niños que se portan bien en la consulta. ¿Cómo entró y quién saca del hospital público a Coca Cola? Tal la pregunta que realiza Soledad Barruti en una de las notas de la nueva Mu, edición 102, que ya está en los kioscos, y que aquí reproducimos.

Datos: en un país en el que se consumen 80 litros de gaseosas per cápita, hay 620.000 niños de colegios primarios que reciben en la escuela el marketing de Coca Cola, que usa 6 hospitales públicos para promocionar sus productos.

Los visitadores de Coca Cola aparecieron en el Hospital Penna hace unos tres años. Para el médico Fernando D’Ippolito el programa empresario coincidió con un momento especial: recién recibido, estaba a suerte y verdad con su vocación, con esa atención lúcida de los estrenos que sirve para confrontar la teoría con lo que hay alrededor. Estaba haciendo la residencia en medicina general porque quería dedicarse a lo que se dedica ahora: la atención primaria de las familias que no tienen acceso a la salud porque básicamente no tienen nada: ni gas, ni agua segura, ni alimentos frescos, ni calles por las que transiten colectivos o ambulancias. Enseguida se dio cuenta de que había llegado al lugar perfecto.

A pocas cuadras del hospital está la villa 21-24, la más importante de la Capital Federal: entre Barracas y Pompeya, ocho manzanas donde viven 60 mil personas. Su trabajo se abrió como un caleidoscopio a las necesidades: guardias, internaciones, consultorios externos y hasta la supervisión de cursos y talleres de nutrición que estaba seguro podían mejorarles la vida. “Está entre los problemas más urgentes que tienen: el alimento y sus consecuencias. Estamos hablando de niños que almuerzan chicitos con jugo, siguen con un pancho, galletas y gaseosas. Comida, comida: con suerte a la noche”, dice D’Ippolito ahora en un tono que seguro no tenía tres años atrás: exhausto. No resignado, más bien sin fuerzas para activar las ganas; esa íntima tragedia que se detona cuando uno se cruza cada vez con algo peor. “No sabría decir bien por qué pero tengo los números que lo hacen evidente: desde que empecé las personas pesan más, no menos, sufren porque no pueden atender adecuadamente su diabetes o su hipertensión. Se esfuerzan, hacen lo que pueden, pero enseguida se desmoralizan. Más si son chicos”.

El esfuerzo y la frustración: eso veía una y otra vez, sobre todo cuando le tocaba una de las prácticas más simples y a la vez más importantes de pediatría, el control de talla y peso de los niños.

Fue en alguna de esas prácticas, un día de semana cualquiera, cuando se cruzó con la representante de la empresa por primera vez. Era una chica joven, y traía regalos; y en un hospital público como ese, donde siempre falta de todo, alguien que trae algo, lo que sea, es bien recibido. “Si no entendí mal se trataba de una nutricionista, y como suelen hacer los visitadores médicos, entregaba el material, pero antes pedía firma y sello”.

Material que entregaba la empresa dos años atrás: recetarios membretados con el logo de la marca. Coca Cola en rojo y abajo el blanco clásico para que el médico indique, ¿qué? ¿Un antibiótico? ¿Un calmante? ¿Una dieta?

“Pero peor es el otro: mirá”, dice D’Ippolito y muestra el diploma al buen comportamiento. “Hoy a …. se le otorga este diploma porque el Dr/Dra ….. le pidió que 1. Sacara la lengua, 2. Tosiera o 3. Respirara hondo; Y LO HIZO SIN LLORAR NI PROTESTAR”, dice el cuadro. Así: con los espacios a completar, las instrucciones, y las mayúsculas. Con un corazón sonriente y con el logo en cursiva de la marca, enfrentado a la firma del profesional que lo complete.

“Cuando lo recibí me alarmé”, dice. “Me alarmé porque es una marca directamente vinculada a las enfermedades que los médicos intentamos sanar, como la obesidad en los niños, y porque estaban entregando un certificado que aplaude la obediencia a una orden de conducta. Es Coca Cola diciéndole a un chico cómo se tiene que portar”.

En la guardia y en la escuela

Hoy el material que quedó de entonces no es el único que se puede encontrar en el hospital. En la entrada de la guardia que recibe 120 mil enfermos al año, Coca Cola dejó un almanaque 2016 que devela otras formas de publicidad no convencional que inevitable o estratégicamente llegan a ese target al que aseguran ellos ya no le hablan: los menores de 12. Entre las típicas acciones –cuidar el agua, reciclar envases, trabajar con las comunidades donde establecen sus plantas- el cuadernillo da cuenta también del concurso intercolegial de baile, Baila Fanta y del torneo intercolegial de fútbol, Copa Coca Cola. Dos acciones que se llevan adelante desde hace años, porque sirven a la marca para subrayar el mensaje al que más fuerte se abrazan: hay que moverse. No importa que una botellita de gaseosa tenga 66 gramos de azúcar: si los chicos bailan, saltan, corren atrás de una pelota hay quienes dicen que lo queman, le ganan a las calorías, no engordan, y pueden, al otro día, seguir tomando.

Vida activa, vida saludable, vida feliz.

Eso recalcan también en el programa de educación con el que lograron desde 2008 ingresar a las escuelas públicas de 16 provincias con un alcance estimado en 620 mil niños. Dale juguemos se llama y fue desarrollado por la marca a través de la Fundación Alimentaria y avalado por el Comité Olímpico y la Federación Argentina de Cardiología. “Con el consentimiento de autoridades educativas provinciales, se capacitan docentes y se entrega material áulico y deportivo para los recreos. Son las autoridades escolares y sus docentes quienes implementan el programa. De acuerdo a nuestros lineamientos globales de marketing responsable, este programa se realiza sin presencia de nuestras marcas frente a los alumnos”, asegura Francisco Do Pico, que hace un año pasó de encargado de comunicación de Monsanto a ocupar un sillón similar en Coca Cola, en donde parece que no creen que algo que dice que fue hecho “para Coca Cola Argentina” tenga presencia de marca.p

Insólito.

“Aunque no más que lo que me enteré después”, dice D’Ippolito abriendo la puerta a un enigma que nadie parece dispuesto a resolver:“Las visitadoras de Coca llegan al hospital casi todos los meses. No se sabe quién las deja entrar ni cuál es el propósito: entregan folletos, hablan con los médicos, recopilan firmas y sellos. Tal vez hacen estudios de mercado. O estadísticas. O buscan hospitales aliados, ¿cómo saberlo?”.

Les preguntamos.

“Coca-Cola de Argentina brinda exclusivamente información sobre los ingredientes de sus productos. El principal objetivo del relacionamiento con los profesionales de la salud es escucharlos y responder a sus inquietudes respecto a los productos e ingredientes del portafolio de la compañía, siempre mediante información basada en la evidencia científica disponible y explicada por profesionales de la salud”, dice Do Pico, no sin antes aclarar que visitadores médicos no son porque para Coca, “la función de un visitador médico es promover fármacos de venta bajo receta, para así lograr la prescripción médica de los mismos. A tal efecto son contratados por laboratorios farmacéuticos”.

En el consultorio

El Hospital Penna, el Fernández, el Gutiérrez, el Garrahan, el Güemes y el Italiano: Coca Cola logra ingresar a todos, y en todos, los médicos -principalmente los pediatras que suelen ser los más requeridos- llaman a las nutricionistas de la empresa, las visitadoras. No hay quien no las haya cruzado, no se haya sorprendido, y no haya terminado aceptando que si bien al principio le resultó algo casi ofensivo –¡Coca Cola ingresando a los hospitales!- al final como se trata de personas amables pidiendo unos minutos nomás de los que depende su sueldo, les abren la puerta de sus consultorios y les prestan un poco del tiempo que casi ni tienen.

“Yo las recibo por educación, porque me da lástima dejarlas ahí afuera. Pero nunca entendí el objetivo de la visita: que justo esa empresa, Coca Cola, se interese por querer hablar con médicos cuando es obvio que nosotros sus bebidas a los chicos no se las vamos a indicar”.

“A mí me hablaron de sodio en el agua

“A mí de azúcar

“A mí del jarabe de maíz”

“A mí del aspartamo”

“A mí de la alegría”.

“A mí de hidratación”

Y así.

Intentar entender la estrategia de marketing más polémica del momento no es fácil. Pero puede ser entretenido.

La ciencia del marketing

La primera vez que Vanesa Miquel se topó con el asunto fue a través de una colega que había sido contratada por Coca Cola. Nutricionista ella también lo entendió todo: la oportunidad laboral en un contexto que siempre parece difícil y lo perfecto que sería para la marca si resultaba bien. Entonces no lo dudó. Como era docente de la universidad de la Universidad de Concepción del Uruguay, en Rosario, pensó que para desarticular la trampa, que termina estallando nada menos que en cuerpos que enferman año a año un poco antes, exponerlo frente a sus alumnos. “Les di clases utilizando ese material que es espectacular para desarrollar pensamiento crítico: tanto el contenido como el propósito de la marca y la ética profesional están expuestos en esos folletos”.

Porque lo que entregan las nutricionistas a los médicos, lo que Do Pico llama información basada en evidencia científica, son folletos y cuadernillos que resumen el punto de vista de la empresa sobre distintas temáticas, con referencias a documentos que los apoyan.

Ahí está en papel ilustración La Ciencia de los Azúcares: 24 páginas en las que se presentan temas conflictivos, como el azúcar y el jarabe de maíz de alta fructosa, señalados cada vez con más elementos como los responsables de las pandemias de obesidad y diabetes tipo 2, que en algunos países alcanzan a la mitad de la población y en otros es solo cuestión de tiempo, pero con una astucia dialéctica que podría llevar a conclusiones increíbles. “Los carbohidratos –los azúcares, almidones y fibras que se encuentran en las frutas, verduras, cereales y productos lácteos- son una parte importante de una dieta saludable (…) Las bebidas endulzadas con endulzantes calóricos suministran calorías –energía- de los azúcares que son carbohidratos simples. Los carbohidratos son nutrientes esenciales para la vida”.

Si A es parecido a B, y B es un poquito parecido a C, ¿A es igual a C? Definitivamente, sostiene página a página este cuadernillo.

Mientras en distintas revistas científicas se publican estudios que demuestran que los edulcorantes no calóricos no solo no disminuyen el consumo de azúcar, sino que suman sustancias como aspartamo, ciclamato o acezulfame K que probablemente gatillan problemas parecidos como el aumento de peso, Coca acerca a los médicos un vistoso collage que niega rotundamente nuevos paradigmas.

En otras entregas la apuesta está en la hidratación: la importancia de atenderla antes de que sobrevenga la sed (que muchas veces, aseguran, llega tarde) y de saciarla con bebidas que mejor si son saborizadas porque así los chicos “toman entre un 45 y un 50 por ciento más de líquido que si es solo agua”.

“Y lo hacen con referencias: eso me sorprendió”, dice Miquel, “es una jugada astuta de la marca: hacen una lectura propia de distintas publicaciones científicas para hacer publicidad”.

Sin dudas esa estrategia que Coca Cola ha sabido desplegar creando incluso institutos y sociedades, es lo más cuestionable.

Las visitadoras de Coca Cola a las que ellos prefieren no llamar así tienen, como cualquier visitador médico, objetivos: una cantidad de profesionales con los que hablar, relaciones que establecer y material que a su vez les piden a ellos que repartan entre sus pacientes a fin de ampliar la educación nutricional. Así, los consultorios pediátricos de los hospitales públicos de nuestro país tienen pilones de hojas infomerciales que por supuesto llevan a cuestionar, cómo es posible que ingresen, que ocupen el tiempo de los médicos, que dejen cosas.

“Es una locura”, dice Sergio Auger, que también es médico hasta diciembre era el director del hospital Santojanni y desde entonces es el coordinador de Hospitales del Ministerio de Salud. “Para que ingrese alguien a un hospital público tiene que haber un convenio escrito con la dirección. No es que puede pasar quien se le ocurra con un carrito a ofrecer sus productos”.

¿Conoce alguno?

“No. En mi gestión jamás se acercaron de esa empresa a proponerme algo así. Tampoco estoy al tanto de que dentro del Ministerio exista algún convenio marco que lo habilite. Y si me lo propusieran no lo aceptaría”.

¿Tiene Coca Cola algún acuerdo con el sector público en Argentina?

No, dice Do Pico.

¿Entonces?

“Convenio no hay”.

“Si hay nadie lo quiere hacer público”.

“Yo creo que entran así nomás”.

“Libremente”.

“Ven luz y pasan”.

Lo que enferma

El último informe sobre enfermedades no transmisibles del Ministerio de Salud (publicado en febrero de 2016), que ubica al sobrepeso como uno de los problemas más graves por los que atraviesa el país, con el récord regional de niños menores de 5 años obesos, sostiene que hay una asociación comprobada entre el aumento de peso y la ingesta de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas. De estas en especial sostiene que:

Se estima que en 2010 el consumo de bebidas azucaradas causó en el mundo 184 mil muertes. 133 mil debido a diabetes, 45 mil debido a enfermedades cardiovasculares y 6.450 debido a algunos tipos de cáncer.

La mayor cantidad de estas muertes ocurrieron en América Latina.

En Argentina, por cada millón de adultos, hay 74 que mueren por el consumo de bebidas azucaradas: es de los países con mayor mortalidad atribuida al consumo de bebidas azucaradas de la región.

En nuestro país el consumo per cápita de bebidas elaboradas por la compañía más grande de gaseosas en 2011 fue de 80 litros: 2,5 veces más que en 1991 y 1,5 veces más que en 2001.

La empresa más grande es por supuesto Coca Cola, que a plena luz del día, anda suelta por los hospitales, se pasea por los consultorios e intenta convencer a los médicos de que ellos no solo no son un problema, son casi la solución.

¿Permitirá Jorge Lemus, el mismo ministro de Salud que autoriza la publicación de un informe con esta contundencia, que este tipo de promoción continúe?

Ecoportal.net

La Vaca

http://www.lavaca.org/

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