Page 177 of 204
1 175 176 177 178 179 204

Libro: La política es un arma cargada de futuro: La Economía Social y Solidaria en Brasil y Venezuela.

América del Sur/Brasil /Julio del 2016/Reseñas/politicaspublicas.flacso.org.ar

Resumen:

En cada uno de los países-casos la autora considera los siguientes objetos empíricos que operan en procesos en curso: los discursos sobre la economía social y solidaria, las instituciones e intervenciones públicas estatales y de la sociedad civil; como así también a las organizaciones socioeconómicas de la economía social y solidaria promovidas por tales instituciones e intervenciones.

El libro se organiza en cuatro capítulos. El primer capítulo tiene por objeto desplegar los instrumentos conceptuales construidos para el análisis e interpretación de los casos. Se inicia con una breve presentación de lo que se entiende en América Latina por economía social y solidaria como alternativa contrahegemónica.

Incorpora las contribuciones de distintos autores para construir los instrumentos conceptuales necesarios que permiten leer los casos y avanzar en algún nivel de generalización. Dos son los instrumentos centrales que interpelan y son interpelados por los objetos empí- ricos: el concepto de sostenibilidad y, articulado con éste, el de políticas públicas para la economía social y solidaria.

Los dos capítulos siguientes constituyen el núcleo del trabajo y están organizados siguiendo el movimiento de los tres objetos empíricos que se indicaron: discursos, instituciones, políticas y organizaciones de la economía social y solidaria. A partir de ello se invita a la reflexión de las condiciones que favorecen u obstaculizan el desarrollo de iniciativas constructoras de una estrategia de economía social y solidaria en Venezuela y Brasil.

Por último, en el cuarto capítulo, la autora plantea las conclusiones partiendo de los casos como medio de aprendizaje, reflexionando sobre la potencialidad de una estrategia de economía social y solidaria en América Latina en el contexto de la actual crisis global del capitalismo.

El libro presenta una clara y rigurosa descripción de dos casos emblemáticos para la construcción de otra economía en América Latina. Como señala la autora, el análisis no se limita a los casos en sí mismos (aunque hace un aporte valioso en este sentido), sino que nos invita a reflexionar sobre las condiciones para la sostenibilidad de la economía social y solidaria en el contexto de América Latina, y en particular, sobre el rol de la política pública y las organizaciones de la sociedad civil, en la construcción de una alternativa contra hegemónica.

Fuente: http://politicaspublicas.flacso.org.ar/files/revistas/1386646783_16-gonzalez.pdf

Fuente imagen ttp://www.gbv.de/dms/spk/iai/cov/656071818.jpg

Comparte este contenido:

Brasil: Jornada de Agroecología cumple 15 años y registra avances en educación en el campo

América del Sur/Brasil/30 Julio 2016/Fuente: /Autores: Camila Rodrigues y Michele Torinelli/Traducción: María Julia Giménez

3 mil personas de todo el país participan del evento, además de una brigada de militantes de América Latina y Europa.

Amar el campo al hacer la plantación/ No envenenar el campo es purificar el pan/ Amar la tierra y en ella plantar / nosotros la cultivamos, y ella nos cultiva.  Al ritmo de “Caminos Alternativos”, del poeta Zé Pinto, comenzó el miércoles (27) la 15ª Jornada de Agroecología en Lapa – sur del estado de Paraná, a 70 km de Curitiba – que se prolongará hasta el sábado (30). Más de 3 mil personas de todo el país participan del evento, además de la brigada internacionalista, que cuenta con militantes del movimiento campesino de América Latina y de Europa.

Los 15 años de la Jornada trajeron avances importantes relacionados principalmente a la educación del campo. El dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Paraná (MST-PR) Armelindo Maia, conocido como Beá, enumeró algunos de estos: “Tenemos nuestra escuela de agroecología en enseñanza fundamental y media, más próxima de nuestra realidad; además de universidades con cursos de graduación y maestría”.

Análisis de coyuntura

“Esta Jornada no es sólo de Paraná ni sólo de agroecología. Es un encuentro, un festival que se transformó en una referencia en Brasil y en toda América Latina”, definió João Pedro Stedile, dirigente nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que inició las actividades con un análisis de coyuntura junto a la militante de la agroecología, Vanderlei Ziger.

Stedile destacó los intereses del capital en el golpe en curso en Brasil. “En momentos de crisis, la primera medida es aumentar la explotación sobre el trabajo, disminuyendo el salario, dejando a la mitad de los trabajadores en la calle. La segunda, es disputar la plusvalía social, o sea, los impuestos y los gastos dirigidos a los servicios públicos. Hoy, están en juego R$ 220 mil millones [USD 70 mil millones]. La tercera medida es apropiarse de las empresas públicas y el capital está con el ojo puesto en el Banco de Brasil, en la Caja Económica, en la Petrobras y en las hidroeléctricas como Itaipú [ubicada en la frontera Brasil-Paraguay], que es la mayor fábrica de dinero del mundo. La cuarta medida es apropiarse de los recursos naturales”, explicó.

Para él, el golpe fue una articulación del poder económico para aplicar esas cuatro medidas clásicas y revertir su tasa de ganancia. “No fue un golpe contra Dilma, personalmente”.

“La crisis del capitalismo no es sólo de la forma de producción, sino del Estado burgués. Los gobiernos de todo el mundo no consiguen controlar al capital”, concluyó.

Stedile recordó, además, las acciones ya concretadas por el presidente interino Michel Temer, contra la agricultura y los campesinos, como el fin del Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA), que interrumpió todas las políticas públicas en favor de los campesinos, la aprobación de la ley que autoriza la pulverización de agrotóxicos y la transferencia del Incra [Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria] a la Casa Civil.

“El ‘Fuera, Temer’ es sinónimo de agroecología y reforma agraria”, sintetizó.

Durante su discurso, Vanderlei Ziger resaltó los desafíos para la agricultura familiar, que también implican a la educación, la cultura y la investigación. Según argumentó, cada vez se invierte menos en la educación en el campo. Por otro lado, hay proyectos innovadores que deben ser profundizados, como la Universidad Federal de la Frontera Sur (UFFS) que, aunque ya lleva diez años disputando un proyecto popular, se ve amenazada por visiones volcadas al agronegocio. “Es fundamental que las universidades estén cada vez más alineadas con el proyecto de agricultura familiar”, defendió.

El militante de la agroecología destaca además la necesidad de valorizar los saberes y las costumbres locales, en contraposición a un consumismo que asimila los productos que vienen de afuera sin sentido crítico. En relación a la investigación, señaló que es preciso reconocer la importancia de la conservación de las semillas, fundamental para la autonomía de los pueblos. “Pero las políticas públicas están yendo en sentido contrario. Y lo peor es que quien osa proponer otro proyecto y denunciar el agronegocio, es criminal”, denunció.

“Las Políticas Públicas no se hacen solas. Gran parte de los recursos que pasaron por las manos de los agricultores fue a parar a las grandes empresas. No sirven de nada los recursos de la “bolsa familia” si los beneficiarios no fueron politizados, esa es la cuestión central para nosotros de la agricultura familiar: no sirve multiplicar los recursos para los agricultores si no conseguimos traerlos para estos espacios de formación”, agregó.

Para Ziger, sin embargo, la cuestión debe centrarse en las acciones de lucha en las calles. “Ese es un espacio importante, pero precisamos la movilización. Es importante hacer críticas en el Facebook, en internet, en nuestras asociaciones, aquí. Pero precisamos de gente en las calles consciente, no sin saber lo que está haciendo vestida de verde y amarillo, sino luchando por sus derechos”, llamó.

La actual crisis es una oportunidad para que, además de más atención, la clase trabajadora pueda reorganizarse. Un proceso que, según Ziger, ya es posible sentir. Según agregó, el Frente Brasil Popular es un importante espacio para la actuación unitaria, ya fortalecida entre los trabajadores del campo, pero que precisa movilizar a los trabajadores de la ciudad para la lucha común contra el golpe.

Referencias e intercambios

La elección del local no fue aleatoria: Lapa es un municipio donde cerca del 40% de la población aún vive en el campo, organizada en 68 comunidades. Además, la ciudad cuenta con referencias nacionales sobre agroecología, como el Centro Paraenense de Referencia en Agroecología y el Instituto Agroeconómico de Paraná.

Seis de esos locales son espacios para talleres de experiencias agroecológicas, que van a tener lugar el jueves (28). Las y los participantes podrán escoger entre 40 talleres ofertados.  El viernes, habrá seminarios temáticos sobre agroecología, semillas, educación en el campo y soberanía ambiental.

El último día, se elaborará una carta con una síntesis de las propuestas e iniciativas populares para el próximo período.

Fuente de la noticia: http://www.alainet.org/es/articulo/179130

Fuente de la imagen: http://www.alainet.org/sites/default/files/styles/articulo-ampliada/public/joa_pedro_stedile_en_mesa_redonda.jpg?itok=kEh5_Gg0

Comparte este contenido:

Imperialismo y Dependencia

Autor: Theotonio Dos Santos

Año: 2011

Editorial: Fundación Biblioteca Ayacucho

País: Venezuela-Caracas

ISBN 978-980-276-490-7

Sinopsis:Imperialismo y dependencia, publicado inicialmente en 1978 en México por la Editorial Era, es uno de los clásicos de las ciencias sociales latinoamericanas y expresa su proyección internacional. En él, Theotonio dos Santos reúne y reelabora trabajos anteriores:

La crisis norteamericana y América Latina (1972), Dependencia y cambio social (1972) e Imperialismo y corporaciones multinacionales
(1973). El libro ganó también publicaciones en Japón en 1978, en China en 1992, ampliando el alcance de las tres obras de que parte,
editadas en Argentina, España, Portugal, Venezuela, Colombia y México.
Para comprender la importancia de Imperialismo y dependencia
y lograr analizar su actualidad, debemos inicialmente situar su lugar en el conjunto de la obra de Theotonio dos Santos. Podemos dividirla en tres grandes etapas: la primera, que se constituye entre finales de los años 50, el golpe de Estado de 1964 y la clandestinidad en Brasil; la segunda, que se configura en los exilios chileno y mexicano; y la tercera, a partir de su regreso a Brasil. Esta división, no obstante, se conjuga con la larga continuidad que estructura el pensamiento del autor que desarrolla, acumula y lanza nuevas temáticas; se con-
vierte en fundador y exponente de una escuela de pensamiento de enorme repercusión internacional, la teoría de la dependencia; y de su reorientación en el mundo contemporáneo a través de su participación en la formulación de una teoría del sistema mundial.
Descargar libro: http://www.fundayacucho.gob.ve/wp-content/uploads/2015/11/IMPERIALISMO-Y-DEPENDENCIA.pdf
Fuente de la imagen: https://dejacontarte.files.wordpress.com/2013/05/imperialismo-y-dependencia.jpg
Comparte este contenido:

¿Década desperdiciada?, ¿para quiénes?

Por: Emir Sader

Después de agotar la posibilidad de caracterizar la situación actual de los gobiernos progresistas latinoamericanos como una situación de “fin de ciclo” —en la línea del fin de la historia, del fin de la oposición derecha/izquierda, del fin de las ideologías y demás supuestas capitulaciones—, surge la idea de que estamos ante una década desperdiciada. Nada del otro mundo ha ocurrido; los gobiernos de Lula, de los Kirchner, del Frente Amplio, de Chávez, de Evo Morales, de Rafael Correa, habrían tirado todos ellos por la borda una situación excepcionalmente favorable para la izquierda, lo que beneficiaría el retorno de la derecha.

Parece claro que no estamos ante un “fin de ciclo” dado que no surge nada superador, tanto por la derecha como por la izquierda. Más bien al contrario; ya sea en Brasil, Argentina o en el resto de países, lo que emerge son procesos de restauración conservadora, de retorno al viejo neoliberalismo de los 90.

Es por esto que se hace necesario intentar descalificar a los gobiernos que han traído a Latinoamérica avances nunca vistos, para lo cual se lanza la idea de que estamos ante una década desperdiciada. Como si las condiciones hubieran sido las mejores posibles y no se hubieran aprovechado. Hablamos de gobiernos que surgieron a contramano de la notable corriente neoliberal que imperaba a nivel global y que, por cierto, todavía subsiste, pese a la profunda crisis internacional del capitalismo. Mientras en el mundo aumentan las desigualdades, la miseria, la pobreza, la exclusión social, la expropiación de derechos, en nuestros países se ha avanzado en una dirección exactamente opuesta. Se ha disminuido mucho la desigualdad en el continente más desigual del mundo. Nuestros países han cambiado mucho su fisionomía respecto a la que era antes, a pesar de los retrocesos a nivel global.

Según las voces aisladas de la extrema izquierda, esto solo se ha podido llevar a cabo gracias a los favorables precios de los productos primarios de exportación. Pero el caso es que antes el precio de esos mismo productos también era elevado y nada de esto había ocurrido, y aun cuando dichos precios han caído, los gobiernos progresistas han mantenido sus políticas sociales.

Por tanto, ¿para quién ha sido una oportunidad desperdiciada? Para los pueblos seguro que no, puesto que ha servido para que luchen y conquisten sus derechos, apoyados por gobiernos que los defendían. Quizá se trata de una oportunidad perdida para la extrema izquierda, pues ha sido incapaz de probar sus tesis de siempre debido a que carecen de apoyo popular.

¿Son los gobiernos progresistas los responsables del retorno de la derecha? Entonces por qué la extrema izquierda, que siempre cree tener razón, no ha sido capaz de fortalecerse aprovechando el debilitamiento de dichos gobiernos progresistas? Simplemente porque no tienen ningún arraigo popular, porque sus argumentos no han cuajado en ningún sector popular, no están al frente de ninguna experiencia de gobierno significativa, ya sea a nivel municipal, provincial o nacional.

En definitiva, hablamos de una década desperdiciada para aquellos que no han aprendido que el desafío fundamental de nuestro tiempo es superar el modelo neoliberal, construir una alternativa concreta, fortalecerla, generar un polo latinoamericano y mundial de superación del neoliberalismo. Aquellos que no aprenden de la historia, desperdician sus enseñanzas y siguen repitiendo lo mismo que decían hace décadas. Nunca tendrán la perspectiva de repetirla porque no la protagonizan nunca.

Fuente: http://blogs.publico.es/emir-sader/2016/07/26/decada-desperdiciada-para-quienes/
Fuente de la Imagen: http://www.contrainjerencia.com/wp-content/uploads/2015/03/5507029571139ead5b8b457a.jpg
Comparte este contenido:

Brasil, Escola Sem Partido”: la educación fuera del aula

Brasil/28 julio 2016/Fuente: Notas

Como parte de bloque de medidas antipopulares del gobierno ilegitimo de Michel Temer en Brasil, el nuevo ataque es contra el libre pensamiento académico. 

Escola Sem Partido es el nombre que se le da al Proyecto de ley redactado por Magno Malta, representante de la bancada evangélica en la Cámara de Diputados. Está impulsado por Miguel Nagib, de la Procuraduría de São Paulo, que además es fundador, en 2004, del movimiento Escola Sem Partido, el cual argumenta estar “preocupado por el grado de contaminación político-ideológica en las escuelas brasileras”.

Este proyecto no es una carta suelta. Es parte de un proceso de desmantelamiento de la educación pública en Brasil y de privatización de lo que quede en pie. Con el antecedente del vaciamiento de la Secretaría de Educación Continua, Alfabetización, Diversidad e Inclusión, en un país con 13 millones de analfabetos, las políticas del gobierno interino e ilegitimo de Michel Temer avanzan en sintonía con las políticas de la derecha en la región. 

Los sectores más conservadores del escenario político y social impulsan el debate del programa Escola Sem Partido en diferentes estados de Brasil. De hecho en algunos estados ya se está discutiendo las posibles aplicaciones del proyecto a nivel estadual, como en el Estado de Alagoas, donde ya es ley y se la conoce como “ley mordaza”.

Escola Sem Partido no persigue otro objetivo que anular el carácter crítico de la formación académica, censurar toda discusión y posicionamiento político y cortar de raíz cualquier discusión que exista a nivel académico de las perspectivas de género, con el objetivo de mantener el status quo.

En el contenido del proyecto de ley se puede observar claramente las intenciones. Por ejemplo, en su artículo 1, el punto V habla del “reconocimiento de la vulnerabilidad de los educandos como parte más frágil de la relación de aprendizaje”. Los docentes, según esta ley, tendrían una posición de agente opresor sobre los alumnos debido a esa “vulnerabilidad”.

También en el artículo 1, el punto VII (y luego en el artículo 4 con mayor detalle) da la posibilidad a los padres de los alumnos de aprobar o no los contenidos que sus hijos recibirán en las escuelas, tanto laicas como religiosas.

Un punto especialmente grave se destaca en el párrafo que expresa que “el Poder Público no se inmiscuirá en la opción sexual de los alumnos ni permitirá prácticas que comprometan o precipiten el desenvolvimiento de las personalidades, en armonía con la identidad biológica, siendo vedada, especialmente, la aplicación de la teoría o ideología de género”. 

Conforme se avanza en la lectura del proyecto de ley, se puede ver la estrategia de la derecha para criminalizar la posición del docente, así como cercenar el derecho al libre pensamiento. Según el artículo 5, “el profesor no se aprovechará de la audiencia cautiva de los alumnos para promover su propios interés o preferencias políticas”, tampoco “hará propaganda política ni incitará a sus alumnos a participar de cuestiones políticas, socioculturales y económicas”.

Escola sem partido es una política netamente partidaria de la derecha que gobierna ilegítimamente a partir del golpe de Estado en Brasil, y que tiene objetivos claros en cuanto a frenar la democratización de contenidos y los debates en los establecimientos educativos. Se trata de un recorte directo al ejercicio del libre pensamiento.

Es las argumentaciones del proyecto de ley, se destacan argumentos con claras intenciones regresivas, respecto del espíritu crítico que los establecimientos educativos buscan construir. “Es notorio que profesores y autores usan sus cursos para tentar el deseo de los estudiantes hacia determinadas corrientes políticas e ideológicas incompatibles –especialmente de moral sexual- con la educación que reciben de sus padres”, afirma el documento. Además, plantea que es “urgente y necesario adoptar medidas eficaces para prevenir el adoctrinamiento político e ideológico en las escuelas y la usurpación del derecho de los padres a que sus hijos reciban la educación moral acorde a sus propias convicciones”.

En estos días, la discusión se encuentra en consulta pública por el Senado Federal. La votación se realiza a través de una plataforma web en la que pueden participar todos los ciudadanos y las ciudadanas con registro electoral. Al momento, más de 350 mil personas dieron su voto, de los cuales 181 mil se manifestaron en contra del proyecto de ley que propone “neutralidad docente”. 

El viernes 22, la Procuraduría Federal por los Derechos Ciudadanos a cargo de Deborah Duprat, emitió un documento técnico para sumar en la discusión de la Cámara, en el que se deja constancia de la inconstitucionalidad del proyecto de ley. Según el documento, “el proyecto de ley que quiere implementar Escola Sem Partido es inconstitucional, pues impide el pluralismo de ideas y concepciones pedagógicas; y niega la libertad de cátedra”. 

Desde distintos espacios docentes, sindicales y de movimientos sociales se impulsa una carta abierta al senado en contra del proyecto Escola Sem Partido, para los cual convocan a sumar firmas de adhesión en la cuenta de correo profesirescontraesp@gmail.com.

Fuente: https://notas.org.ar/2016/07/27/escola-sem-partido-educacion-no-entrar-aula/

Comparte este contenido:

Pedagogía de la Tierra y Cultura de la Sustentabilidad

América del Sur/Brasil/Julio del 2016/Moacir Gadotti/www.uyitskaan.org/

Por primera vez en la historia de la humanidad, no por efecto de armas nucleares, pero por el descontrol de la producción, podemos destruir toda la vida del planeta. Es a esa posibilidad que podemos llamar la era de la exterminación.

Pasamos del modo de producción al modo de la destrucción; tendremos que vivir de ahora en adelante enfrentando el permanente desafío de reconstruir el planeta. Tenemos quizás un poco más de 50 años para decidir si deseamos o no destruir el planeta. Los paradigmas clásicos que orientaron hasta ahora la producción y la reproducción de la existencia en el planeta pusieron en riesgo no solamente la vida del ser humano, sino todas las formas de vida existentes en la Tierra.

Las alertas se han dado durante varias décadas por científicos y filósofos desde los años ’60. Necesitamos de un nuevo paradigma que tenga como fundamento la Tierra. Por otra parte, vivimos en una era de la información próspera en tiempo real, de la globalización de la economía, pero para pocos, de la realidad virtual, de la Internet, de la eliminación de fronteras entre naciones, de educación a distancia, de oficinas virtuales, de robótica y de sistemas de producción automatizados y del entretenimiento. Vivimos el ciberespacio de la formación continuada.

Las nuevas tecnologías de información y de comunicación marcaron todo el siglo XX. Marx sostenía que el cambio en los medios de producción transformaba el modo y las relaciones de producción. Eso mismo sucedió con la invención de la escritura, del alfabeto, de la prensa, de la televisión y hoy está sucediendo con la Internet.

El desarrollo espectacular de la información, ya sea en lo que dice respecto a las fuentes, ya sea la capacidad de difusión, está generando una verdadera revolución que afecta no solamente la producción y el trabajo, pero principalmente la educación y la formación. El escenario está dado: globalización provocada por el avance de la revolución tecnológica, caracterizada por la internacionalización de la producción y por la expansión de los flujos financieros; regionalización caracterizada por la formación de bloques económicos; fragmentación que divide globalizadores y globalizados, centro y periferia, los que mueren de hambre y los que mueren por el excesivo consumo de alimentos, rivalidades regionales, enfrentamientos políticos, étnicos y confesionales, terrorismo.

El término «sustentabilidad» puede no ser muy apropiado para lo que pretendemos exponer a continuación, que es darle a ese concepto un nuevo significado. De hecho, es un término «sustentable» que asociado al desarrollo, sufrió un gran desgaste. Mientras para algunos es solamente un rótulo, para otros se tornó la propia expresión del absurdo lógico: desarrollo y sustentabilidad serian lógicamente incompatibles. Para nosotros es más que un calificativo del desarrollo. Va más allá de la preservación de los recursos naturales y de la viabilidad de un desarrollo sin agresión al medio ambiente. Implica un equilibrio del ser humano con él mismo y con el planeta, más aún, con el universo.

La sustentabilidad que defendemos se refiere al propio sentido de lo que somos, de dónde venimos y para donde vamos, como seres del sentido y donantes de sentido de todo lo que nos rodea.

Ese tema deberá dominar los debates educativos de las próximas décadas. ¿Qué estamos estudiando en las escuelas? ¿No estaremos construyendo una ciencia y una cultura que sirven para la degradación del planeta y de los seres humanos? La categoría de sustentabilidad debe ser asociada a la de planetaridad. La Tierra como un nuevo paradigma. Complejidad, universalidad, y la transdisciplinable aparecen como categorías asociadas al tema de planetaridad. ¿Qué implicaciones tiene esa visión del mundo sobre la educación?

El tema nos transporta a una ciudadanía planetaria, a una civilización planetaria, una conciencia planetaria. Una cultura de la sustentabilidad es también, por tanto, una cultura de planetaridad, o sea, una cultura que parte del principio de que la Tierra es constituida por una sola comunidad de seres humanos, los terráqueos, y que son ciudadanos de una única nación.

1. Sociedad sustentable Nuestra intención es lanzar a continuación el debate a respecto a una Pedagogía de la Tierra, que comprenda la ecopedagogía y la educación sustentable. Ese debate ya tuvo su inicio con el nacimiento del concepto de «desarrollo sustentable» utilizado por primera vez por la ONU en 1979, indicando que el desarrollo podría ser un proceso integral que debería incluir las dimensiones culturales, étnicas, políticas, sociales, y ambientales, y no solamente las dimensiones económicas. Ese concepto fue diseminado mundialmente por los informes del Worldwatch Institute en la década de los 80 y particularmente por el informe «Nuestro Futuro Común» elaborado por la Comisión de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, en 1987.

Muchas fueron las críticas hechas a ese concepto posteriormente, en numerosas ocasiones por su uso reducible y trivialización, a pesar de parecer «políticamente correcto» y «moralmente noble». Existen otras expresiones que tienen una base conceptual común y que son complementarias, tales como: «desarrollo humano», «desarrollo humano sustentable» y «transformación productiva con equidad». La expresión «desarrollo humano» tiene la ventaja de situar el ser humano en el centro del desarrollo. El concepto de desarrollo humano, cuyos ejes centrales son «equidad» y «participación», es un concepto aún en fase evolutiva y que se opone a la concepción neoliberal del desarrollo. Concibe la sociedad desarrollada como una sociedad equitativa que será lograda a través de la participación de las personas. Como el concepto de desarrollo sustentable, el concepto de desarrollo humano es mucho más amplio y, algunas veces, aún un poco vago. Las Naciones Unidas, en los últimos años, pasaron a usar la expresión «desarrollo humano» como indicador de calidad de vida basada en índices de salud, longevidad, madurez psicológica, educación, ambiente limpio, espíritu comunitario y entretenimiento creativo, que son también los indicadores de una sociedad sustentable, o sea, una sociedad capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones de hoy sin comprometer la capacidad ni las oportunidades de las generaciones futuras.

Las críticas al concepto de desarrollo sustentable y a la propia idea de sustentabilidad parten del hecho que el ambientalismo trata separadamente los asuntos sociales y los asuntos ambientales. El movimiento conservacionista apareció como una tentativa elitista de los países ricos en el sentido de reservar grandes áreas naturales preservadas para su entretenimiento y contemplación, la Amazonía, por ejemplo.

No era una preocupación por la sustentabilidad del planeta, pero sí por la continuidad de sus privilegios, en contraste con las necesidades de la mayoría de la población. Ante esas críticas, el éxito de la lucha ecológica hoy depende mucho de la capacidad de los ecologistas de convencer a la mayoría de la población, al sector más pobre, de que se trata no solamente de limpiar los ríos, descontaminar el aire, reforestar los campos devastados para que podamos vivir en un planeta mejor en un futuro distante. Se trata de dar una solución, simultáneamente, a los problemas ambientales y a los problemas sociales. Los problemas que trata la ecología afectan no sólo al medio ambiente, sino que afectan al ser más complejo de la naturaleza que es el ser humano.

El concepto de «desarrollo» no es un concepto neutro. Tiene un contexto bien definido dentro de una ideología del progreso, que supone una concepción de historia, de economía, de sociedad y del propio ser humano. El concepto fue utilizado en una visión colonizadora, durante muchos años, la cual dividió a los países del globo en «desarrollados», «en desarrollo» y «subdesarrollados»… sujeto siempre a un patrón de industrialización y de consumo. Este concepto supone que todas las sociedades deberán orientarse por una única vía de acceso al bienestar y a la felicidad, alcanzables únicamente por la acumulación de bienes materiales. Se impusieron metas de desarrollo por medio de políticas económicas neo-colonialistas de los países llamados «desarrollados», en muchos casos, con un gran aumento de la miseria, de la violencia y del desempleo.

Conjuntamente con ese modelo económico, con sus ajustes a veces criminosos, fueron trasplantados valores éticos e ideales políticos que condujeron a la falta de estructuración de pueblos y naciones. No es de sorprenderse, por lo tanto, que muchos tengan reservas cuando se habla en desarrollo sustentable.

El tema desarrollo llevó a una «agonía del planeta». Tenemos hoy conciencia de una inminente catástrofe si no traducimos esa conciencia en acciones para retirar del desarrollo esa visión predatoria, concebirlo de una forma más antropológica y menos economista y salvar la Tierra.

Parece claro que entre sustentabilidad y capitalismo existe una incompatibilidad de principios. Esa es una contradicción de base que está incluso en el centro de todos los debates de la Carta de la Tierra y que puede hacerla inviable. Se intenta conciliar dos términos inconciliables. No son inconciliables en sí, metafísicamente. Son inconciliables en el actual contexto de la globalización capitalista. El concepto de desarrollo sustentable es impensable e inaplicable en ese contexto. El fracaso de la Agenda 21 lo demuestra. En ese contexto, el «desarrollo sustentable» es tan inconciliable como la «transformación productiva con equidad» defendida por la CEPAL. ¿Cómo puede existir un crecimiento con equidad, un crecimiento sustentable en una economía volcada hacía la ganancia, por la acumulación ilimitada, por la exploración del trabajo y no por las necesidades de las personas? Llevado a sus últimas consecuencias, la utopía o el proyecto del «desarrollo sustentable», pone en duda no solamente el crecimiento económico ilimitado y predador de la naturaleza, sino las formas de la producción capitalista. Eso solamente tendría sentido en una economía solidaria, una economía volcada a la «compasión» y no a la ganancia

Los graves problemas socio-ambientales y las críticas al modelo de desarrollo fueron generando en la sociedad mayor conciencia ecológica en las últimas décadas. Aunque esa conciencia no haya aún provocado cambios significativos en el modelo económico y en los rumbos de las políticas gubernamentales, algunas experiencias concretas apuntan hacia una creciente sociedad sustentable en marcha, como lo demostró la Conferencia de Asentamientos Humanos Hábitat II, organizada por las Naciones Unidas en Estambul, Turquía, en 1997. En esa Conferencia fueron presentadas experiencias concretas de lucha contra la «crisis urbana», como es la violencia, el desempleo, la falta de vivienda, transporte y salubridad, que viene degradando el medio ambiente y la calidad de vida. Esas experiencias apuntan hacia el nacimiento de una ciudad sustentable. Las políticas de sustentabilidad económica y social, poco a poco, van apareciendo, constituyéndose en una esperanza real de que aún estamos a tiempo para enfrentar «nuestros desafíos globales».

2. Educación sustentable La sensación de pertenencia al universo no comienza en la edad adulta, ni tampoco por un acto razonable. Desde la infancia, nos sentimos unidos con algo que es mucho mayor que nosotros. Desde niños nos sentimos profundamente unidos al universo y nos colocamos delante de él con una expresión mixta de respeto y asombro. A través de nuestra vida, buscamos respuestas a lo que somos, de dónde vinimos, para dónde vamos, en fin, cual es el sentido de nuestra existencia. Es una búsqueda incesante que jamás termina. La educación puede jugar un papel preponderante en ese proceso si nos enseña a valorar muchos asuntos filosóficas fundamentales, pero también, se logra explorar al lado del conocimiento esa capacidad que todos tenemos de encantarnos con nuestro universo. Hoy, tomamos conciencia de que el sentido de nuestras vidas no está separado del sentido del propio planeta. Frente a la degradación de nuestras vidas en el planeta llegamos a una verdadera encrucijada entre un caminoTecnozoico, que pone toda la fe en la capacidad de la tecnología de sacarnos de la crisis sin cambiar nuestro estilo contaminador y consumista de vida, y un camino Ecozoico, basado en una nueva relación saludable con el planeta, reconociendo que somos parte de un mundo natural, viviendo en armonía con el universo, caracterizado por las actuales preocupaciones ecológicas. Tenemos que escoger. Esto definirá nuestro futuro. Realmente, no me parece que sean caminos totalmente opuestos. La tecnología y el humanismo no se contraponen. Pero, claro está, hubo excesos en nuestro estilo contaminador y consumista de vida que no es producto de la tecnología, sino del modelo económico. Esto es lo que debe ser visto como la causa, y constituye uno de los roles en el que deberá orientarnos la educación sustentable o ecológica.

El desarrollo sustentable, visto de una forma crítica, tiene un componente educativo formidable: la preservación del medio ambiente depende de una conciencia ecológica y la formación de la conciencia depende de la educación. Aquí entra en escena la Pedagogía de la Tierra, la ecopedagogía. Ésta constituye una pedagogía para la promoción del aprendizaje del «sentido de las cosas a partir de la vida cotidiana», como dicen Francisco Gutiérrez y Cruz Prado en su libro ecopedagogía y ciudadanía planetaria (São Paulo, IPF/Cortez, 1998). Encontramos el sentido al caminar, viviendo el contexto y el proceso de abrir nuevos caminos; no solamente observando el camino.

Es, por consiguiente, una pedagogía democrática y solidaria. La investigación de Francisco Gutiérrez y Cruz Prado sobre la ecopedagogía se originó en la preocupación en el sentido de la vida cotidiana. La formación está ligada al espacio/tiempo en el cual se realizan concretamente las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente. Éstas se encuentran sobre todo a nivel de sensibilidad del individuo, mucho más que en a nivel de la conciencia. Por lo tanto, se encuentran mucho más al nivel de la subconciencia: no las percibimos y, muchas veces, no sabemos cómo suceden. Es necesaria una ecoformación para volverlas conscientes. Y la ecoformación necesita de una ecopedagogía. Como destaca Gastón Pineau en su libro De l’air: essai sur l’écoformation (París, Païdeia, 1992) una serie de referencias se asocian para eso:

la inspiración bachelardiana, los estudios del imaginario, el abordaje de la transversalidad, de la transdisciplinalidad y de la interculturalidad, el constructivismo y la pedagogía de la alternancia. Necesitamos una ecopedagogía y una ecoformación hoy, necesitamos de una Pedagogía de la Tierra, justamente

Necesitamos una ecopedagogía y una ecoformación hoy, necesitamos de una Pedagogía de la Tierra, justamente porque sin esa pedagogía para la reeducación del hombre o la mujer, principalmente del hombre occidental, prisionero de una cultura cristiana predatoria, no podremos hablar más de la Tierra como un hogar, como un abrigo, para el «bicho-hombre», como lo dice Paulo Freire. Sin una educación sustentable, la Tierra continuará solamente siendo considerada como el espacio de nuestro sustento y del dominio técnico-tecnológico, objeto de nuestras investigaciones, ensayos, y, algunas veces, de nuestra contemplación. Pero no será el espacio de vida, el espacio de nuestro abrigo, del «cuidado» (Leonardo Boff, Saber cuidar, Petrópolis, Vozes, 1999). No aprendemos a amar la Tierra leyendo libros sobre esa materia, ni tampoco en libros de ecología integral. La experiencia propia es lo que cuenta. Sembrar y acompañar el crecimiento de un árbol o de una plantita, caminando por las calles de la ciudad o aventurándose en una floresta, escuchando el canto de los pájaros en las mañanas asoleadas o quien sabe, observando como el viento mueve las hojas, sintiendo la arena caliente de nuestras playas, mirando las estrellas en una noche oscura.

Existen muchas formas de encantamiento y de emoción frente a las maravillas que la naturaleza nos brinda. Es lógico que exista la polución, la degradación ambiental para recordarnos que podemos destruir esa maravilla y para formar nuestra conciencia ecológica y movernos hacia la acción.

Acariciar una planta, contemplar con ternura una puesta del sol, oler el perfume de una hoja de pitanga (frutilla), de guayaba, de naranja o de ciprés, del eucalipto… son múltiples formas de vivir en relación permanente con este planeta generoso y compartir la vida con todos los que en él habitan o lo componen. La vida tiene sentido, pero ella sólo existe cuando existe en relación. Como dice el poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade: «Soy un hombre disuelto en la naturaleza. Estoy floreciendo en todos los robles». Eso Drummond sólo podría decirlo aquí en la Tierra. Se estuviese en otro planeta del sistema solar, no diría lo mismo. Solamente la Tierra es amigable con el ser humano. Los demás planetas son, honestamente, hostiles a él, aunque hayan sido originados por el mismo polvo cósmico. ¿Existirán otros planetas fuera del sistema solar que alberguen vida, quizás una vida inteligente? Si tomamos en consideración que la materia de la cual se originó el universo es la misma, es muy probable que así sea. Pero, por ahora, solo contamos con uno que es indudablemente nuestro amigo.

Tenemos que aprender a amarlo. ¿Cómo se traduce en la educación el principio de la sustentabilidad? Se traduce por preguntas como: ¿Hasta qué punto hay sentido en lo que hacemos? ¿Hasta qué punto nuestras acciones contribuyen con la calidad de vida de los pueblos y con su felicidad? ¿Es la sustentabilidad un principio reorientador de la educación y principalmente de los currículos, objetivos y métodos? Es en ese contexto de evolución de la propia ecología que aparece, y que aún gatea, lo que llamamos «ecopedagogía», inicialmente llamada de «pedagogía del desarrollo sustentable» y que hoy ultrapasó ese sentido.

La ecopedagogía se está desarrollando sea como un movimiento pedagógico, sea como un abordaje curricularComo la ecología, la ecopedagogía también puede ser entendida como un movimiento social y político. Como todo movimiento nuevo, en proceso, en evolución, él es complejo y, puede tomar diferentes direcciones, y algunas veces contradictorias. Él puede ser entendido diferentemente como lo son las expresiones «desarrollo sustentable» y «medio ambiente». Existe una visión capitalista del desarrollo sustentable y del medio ambiente que, por ser anti-ecológica, debe ser considerada como una «trampa», como viene argumentando Leonardo Boff.

La ecopedagogía también implica una reorientación de los currículos para que incorporen ciertos principios defendidos por ella. Estos principios deberían, por ejemplo, orientar la concepción de los contenidos y la elaboración de los libros didácticos. Jean Piaget nos enseñó que los currículos deben contemplar lo que es significativo para el alumno. Sabemos que eso es correcto, pero incompleto. Los contenidos curriculares tienen que ser significativos para el alumno, y solo serán significativos para él, si esos contenidos son significativos también para la salud del planeta, para un contexto más amplio.

Colocada en este sentido, la ecopedagogía no es una pedagogía a más, al lado de otras pedagogías. Ella solo tiene sentido como proyecto alternativo global donde la preocupación no está apenas en la preservación de la naturaleza (Ecología Natural) o en el impacto de las sociedades humanas sobre los ambientes naturales (Ecología Social), pero en un nuevo modelo de civilización sustentable desde el punto de vista ecológico (Ecología Integral) que implica un cambio en las estructuras económicas, sociales y culturales. Ella está unida, por lo tanto, a un proyecto utópico: cambiar las relaciones humanas, sociales y ambientales que tenemos hoy. Aquí está el sentido profundo de la ecopedagogía, el de una Pedagogía de la Tierra, como la llamamos.

La ecopedagogía no se opone a la educación ambiental. Todo lo contrario, para la ecopedagogía la educación ambiental es una conjetura. La ecopedagogía la incorpora y ofrece estrategias, propuestas y medios para su realización concreta. Fue justamente durante la realización del Foro Global 92, en el cual se discutió mucho la educación ambiental, que se percibió la importancia de una pedagogía del desarrollo sustentable o de una ecopedagogía. Hoy, sin embargo, la ecopedagogía se ha convertido en un movimiento y en una perspectiva de educación mayor que una pedagogía del desarrollo sustentable. Ésta se inclina más hacia la educación sustentable, hacia una ecoeducación, que es mucho más amplia que la educación ambiental. La educación sustentable no se preocupa solamente por una relación saludable con el medio ambiente, sino también con el sentido más profundo de lo que hacemos con nuestra existencia, a partir de nuestra vida cotidiana.

Conciencia planetaria, ciudadanía planetaria, civilización planetaria La globalización, impulsada sobre todo por la tecnología, parece determinar cada vez más nuestras vidas. Las decisiones sobre lo que nos pasa en nuestro día a día parece que se nos escapa, por tomarlas lejos de nosotros mismos, comprometiendo nuestro papel de sujetos de la historia. Pero esto no está bien. Como fenómeno y como proceso, la globalización se volvió irreversible, pero no ese tipo de globalización. el globalismo. al cual estamos sometidos hoy: la globalización capitalista. Sus efectos más inmediatos son el desempleo, la profundización de las diferencias entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco, la pérdida de poder y autonomía de muchos Estados y de muchas Naciones.

Tenemos entonces que distinguir los países que hoy comandan la globalización, los globalizadores (países ricos), de los países que sufren la globalización, los países globalizados (pobres). Dentro de este complejo fenómeno podemos distinguir también la globalización económica, realizada por las transnacionales, de la globalización de la ciudadanía. Ambas se utilizan de la misma base tecnológica, pero con lógicas opuestas. La primera, sometiendo Estados y Naciones, es comandada por el interés capitalista; la segunda globalización es la realizada a través de la Organización de la Sociedad Civil. La Sociedad Civil globalizada es la respuesta que la Sociedad Civil como un todo y las ONGs están dando hoy a la globalización capitalista. En este sentido, el Foro Global 92 se constituyó en un evento de los más significativos del final del siglo XX: dio gran impulso a la globalización de la ciudadanía. Hoy, el debate con relación a la Carta de la Tierra se está constituyendo en un factor importante de construcción de esta ciudadanía planetaria. Cualquier pedagogía, pensada fuera de la globalización y del movimiento ecológico, tiene hoy serios problemas de contextualización.

«Extranjero yo no voy a ser. Ciudadano del mundo yo soy», dice una de las letras de una música cantada por el cantante brasileño Milton Nascimento. Si los niños de nuestras escuelas entendiesen con profundidad el significado de las palabras de esta canción, estarían iniciando una verdadera revolución pedagógica y curricular. ¿Cómo puedo sentirme extranjero en cualquier territorio del planeta si pertenezco a un único territorio, la Tierra? ¡No hay lugar para extranjero entre los terráqueos, en la Tierra! Si soy ciudadano del mundo, no pueden existir para mí las fronteras. Las diferencias culturales, geográficas, raciales y todas las demás diferencias se debilitan, frente de mi sentimiento de pertenencia a la Humanidad.

La noción de ciudadanía planetaria (mundial) se sustenta en la visión unificadora del planeta y de una sociedad mundial. Ella se manifiesta en diferentes expresiones: «nuestra humanidad común», «unidad en la diversidad», «nuestro futuro común», «nuestra patria común», «ciudadanía planetaria». Ciudadanía Planetaria es una expresión adoptada para expresar un conjunto de principios, valores, actitudes y comportamientos que demuestra una nueva percepción de la Tierra como una única comunidad, con frecuencia asociada al «desarrollo sustentable», mucho más amplia de lo que esa relación con la economía. Se trata de un punto de referencia ético indisociable de la civilización planetaria y de la ecología. La Tierra es «Gaia», un súper organismo vivo y en evolución, todo lo que sea hecho en ella se verá reflejado en todos sus hijos.

La cultura de la sustentabilidad supone una pedagogía de sustentabilidad que tome conciencia de la gran tarea de formar la ciudadanía planetaria. Ese es un proceso ya en marcha. La educación para la ciudadanía planetaria está comenzando a través de numerosas experiencias que, aunque muchas de ellas sean locales, apuntan hacia una educación para sentirnos miembros mucho más allá de la Tierra, para vivir una ciudadanía cósmica. Los desafíos son enormes tanto para los educadores como para los responsables de los sistemas educativos. Pero ya existen ciertas señales, en la propia sociedad, que apuntan hacia una creciente búsqueda no solamente de temas espirituales y de autoayuda, sino de un conocimiento científico más profundo del universo.

Movimiento por la ecopedagogía Esa travesía del milenio se caracteriza por un gran avance tecnológico y también por una enorme inmadurez política: mientras que la Internet nos pone en el centro de la Era de la Información, el gobierno humano sigue siendo muy pobre, generando miserias y deterioración. Podemos destruir toda la vida del planeta. Quinientas (500) empresas transnacionales controlan un 25% de la actividad económica mundial y un 80% de las innovaciones tecnológicas. La globalización económica capitalista debilitó los Estados Nacionales imponiendo límites para su autonomía, subordinándolos a la lógica económica de las transnacionales. Gigantescas deudas externas gobiernan algunos países e impiden la implantación de políticas sociales ecualizadores.

Las empresas transnacionales trabajan para 10% de la población mundial que se sitúa en los países más ricos, generando una tremenda exclusión. Ese es el escenario de la travesía, un escenario aún más problemático por la falta de alternativas. Los paradigmas clásicos están agotando sus posibilidades de responder adecuadamente a ese nuevo contexto. No logran explicar esa travesía, mucho menos, pasar por ella.

Muchos falsos profetas y charlatanes ofrecen soluciones mágicas. Una nueva espiritualidad surge muy bien aprovechada por las merco-religiones. La respuesta dada por el estatismo burocrático y autoritario es tan deficiente como el neoliberalismo del dios mercado. El neoliberalismo propone más poder para las transnacionales y los estadistas proponen más poder para el Estado, reforzando sus estructuras. En el medio de todo eso está el ciudadano común que no es, ni empresario, ni Estado. La respuesta parece estar más allá de estos dos modelos clásicos, pero seguramente no en una supuesta «tercera vía» que desea solamente dar sobrevida al capitalismo sofisticando la dominación política, la exploración económica y provocando una enorme exclusión social. La respuesta parece venir hoy del fortalecimiento del control ciudadano frente al Estado y al Mercado, a la Sociedad Civil fortaleciendo su capacidad de gobernarse y controlar el desarrollo. Aquí entra el papel importante de la educación, de la formación para la ciudadanía activa.

Podemos decir que hay una comunidad sustentable que vive en armonía con su medio ambiente, no provocando daños a otras comunidades, ni para la comunidad de hoy, y ni para la de mañana. Y eso no puede constituirse solamente en un compromiso ecológico, pero ético-político, alimentado por una pedagogía, o sea, por una ciencia de la educación y una práctica social definida. En ese sentido, la ecopedagogía, inserta en ese movimiento socio-histórico, formando ciudadanos capaces de escoger los indicadores de calidad de su futuro, se constituye en una pedagogía completamente nueva e intensamente democrática.

Las pedagogías clásicas eran antropocéntricas. La ecopedagogía parte de una conciencia planetaria (géneros, especies, reinos, educación formal, informal y no-formal…). Ampliemos nuestro punto de vista. Del hombre para el planeta, por encima de géneros, especies y reinos. De una visión antropocéntrica para una conciencia planetaria, para una práctica de ciudadanía planetaria y para una nueva referencia ética y social: la civilización planetaria. No se puede decir que la ecopedagogía representa ya una tendencia concreta y notable en la práctica de la educación contemporánea. Si ella ya tuviera sus categorías definidas y elaboradas, ella estaría totalmente equivocada, pues una perspectiva pedagógica no puede nacer de un discurso elaborado por especialistas. Al contrario, el discurso pedagógico elaborado es el que nace de una práctica concreta, probada y comprobada.

Laecopedagogía está aún en formación y en formulación como teoría de la educación. Ella está manifestándose en muchas prácticas educativas que el «Movimiento por la ecopedagogía», liderado por el Instituto Paulo Freire, intenta congregar. El Movimiento por la ecopedagogía, nacido en el seno de la iniciativa de la Carta de la Tierra, está dando apoyo al proceso de discusión de la Carta de la Tierra, indicando justamente una metodología apropiada que no sea la metodología de la simple «proclamación» gubernamental, de una declaración formal, pero la traducción de un proceso vivido y por la participación crítica de la «demanda», como lo dice Francisco Gutiérrez. La Carta de la Tierra debe ser entendida sobretodo como un movimiento ético global para llegarse a un código de ética planetario, sosteniendo un núcleo de principios y valores que hacen frente a la injusticia social e a la falta de equidad reinante en el planeta. Cinco cimientos sostienen a ese núcleo: a) derechos humanos; b) democracia y participación; c) equidad; d) protección de la minoría; e) resolución pacífica de los conflictos. Esos cimientos son frutos de una visión del mundo solidaria y respetuosa de la diferencia (conciencia planetaria). El intercambio planetario que ocurre hoy en función de la expansión de las oportunidades de acceso a la comunicación, notablemente a través de la Internet, deberá facilitar el diálogo ínter y transcultural y el desarrollo de esta nueva ética planetaria. La campaña de la Carta de la Tierra agrega un nuevo valor y ofrece un nuevo impulso a ese movimiento por la ética en la política, en la economía, en la educación, etc. Ella se hará realmente fuerte y, quizás, decisiva, en el momento en que representar un proyecto de futuro un contra proyecto global y local al proyecto político-pedagógico, social y económico neoliberal, que no solamente es intrínsecamente insostenible, como también esencialmente injusto y deshumano.

La Tierra como paradigma Gaia, igual vida. Muchos entienden que es ilegítimo considerar la Tierra como un organismo vivo. Esta calidad la Tierra no tendría. Miremos la vida solamente por la percepción que tenemos de la nuestra y de la vida de los animales y de las plantas. Es verdad, no tenemos el distanciamiento que tienen, en el espacio, los astronautas, pero podemos tener el mismo distanciamiento de los astronautas en el tiempo, mucho más dilatado que el nuestro propio tiempo de vida. La «hipótesis Gaia» que concibe la Tierra como un súper organismo complejo, vivo y en evolución, encuentra respaldo en su historia de billones de años. La primera célula apareció hace ya 4 billones de años. De ese tiempo hacia ahora el proceso evolucionado de la vida no ha cesado de presentar complejidad, formando ecosistemas interdependientes dentro del macrosistema Tierra que, por su vez, es un microsistema, si comparado con el macrosistema del Universo. Solamente logramos entender la Tierra como un ser vivo distanciándonos de ella en el tiempo y en el espacio.

La visión que los astronautas tuvieron «de lejos» los cambió muchísimo a ellos y también a nosotros mismos que no vivimos directamente esa fantástica experiencia. No solo ella fue vista como una bola azul en el medio de la oscuridad del universo, pero fue percibida como una sola unidad. Por lo tanto interfirió también en la visión que tenemos de nosotros mismos, como una «única comunidad» (Leonardo Boff), como un «sistema vivo» (Fritjop Capra). Esa visión cambió nuestra conciencia, con el paradigma que nos orientaba hasta entonces. Con la conciencia planetaria nació nuestra conciencia de ciudadanía planetaria.

Es verdad, el paradigma de la razón instrumental nos condujo a la violencia y a la negación de valores humanos fundamentales como la intuición, la emoción, la sensibilidad. Somos humanos porque sentimos, percibimos, amamos, soñamos. Pero hay también un peligro o una trampa en ese nuevo paradigma: él puede llevarnos a la contemplación de la naturaleza y hasta a la mistificación de la realidad, a una espiritualidad canalizada por una religiosidad basada en la pasividad. En vez de la solidaridad y de la lucha por la justicia, estaríamos esperando por un mundo mejor sin trabajo, sin esfuerzo, sin conquista, sin sacrificios. Nuevos valores humanos que no toman en cuenta la complejidad y la contradicción inherente a todos los seres, objetos y procesos destruye la posibilidad de un cambio cualitativo en dirección de un nuevo y necesario proyecto civilizacional. Para dimensionarnos como miembros de un inmenso cosmos, para que asumamos nuevos valores, basados en la solidaridad, en la afectividad, en la trascendencia y en la espiritualidad, para superar la lógica de la competitividad y de la acumulación capitalista, debemos abrir un difícil camino. Ningún cambio es pacífico.

Pero él no se hará realidad, orando, rezando, solamente por nuestro puro y sincero deseo de cambiar el mundo. Como nos enseñó Paulo Freire, cambiar el mundo es urgente, difícil y necesario. Pero para cambiar el mundo es necesario conocer, leer el mundo, entender el mundo, también científicamente, no solamente emocionalmente, y, sobretodo, intervenir en él, organizacionalmente. El racionalismo debe ser condenado sin condenar el uso de la razón. La lógica racionalista nos llevó a saquear la naturaleza, nos llevó a la muerte en nombre del progreso. Pero la razón también nos llevó a la descubierta de la planetarización. La poética y emocionante afirmación de los astronautas de que la Tierra era azul fue posible después de millones de años de dominio racional de las leyes de la propia naturaleza.

Debemos condenar la racionalización sin condenar la racionalidad. Al llegar a la Luna por primera vez, el astronauta Neil Amstrong afirmó: «un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad». Eso fue posible a través de un descomunal esfuerzo humano colectivo que tomó en consideración todo el conocimiento técnico, científico y tecnológico acumulado hasta entonces por la humanidad.

Eso no es nada despreciable. Si hoy formamos redes de redes en el enmarañado mundo de la comunicación planetaria por la Internet, eso fue posible gracias al uso tanto de la imaginación, de la intuición, de la emoción, cuanto de la razón, por el gigantesco y sufrido esfuerzo humano para descubrir cómo podremos vivir mejor en este planeta, como podremos interactuar con él. Es cierto que lo hemos hecho de manera equivocada. Nos consideramos «superiores» gracias a nuestra racionalidad y exploramos la naturaleza sin cuidado, sin respecto por ella. No nos relacionamos con la Tierra ni con la vida con emoción, con afecto, con sensibilidad. En ese campo estamos apenas gateando. Pero, estamos aprendiendo. Estamos presenciando el nacimiento del ciudadano planetario.

Aún no logramos imaginarnos todas las consecuencias de ese singular evento. En ese momento sentimos, percibimos, nos emocionamos con ese hecho, pero no conseguimos adecuar nuestras mentes y nuestras formas de vida a ese acontecimiento espectacular en la historia de la humanidad. Percibimos, como Edgar Morin, que es necesario ecologizar todo, y así, ensayaremos la vida en este nuestro planeta cuyos habitantes descubrirán la planetarización. ¿Qué podemos hacer desde ya? Podemos interrogarnos profundamente sobre los paradigmas que nos orientaron hasta hoy y ensayar la vivencia de un nuevo paradigma que es la Tierra vista como una única comunidad. Y continuar caminando, juntos, para que logremos llegar «allá» aún a tiempo. Moacir Gadotti es profesor titular de la Universidad de São Paulo, Director del Instituto Paulo Freire y autor de varias obras, entre ellas: La educación contra la educación (Paz y Tierra, 1979: Francés y Portugués), Invitación a la lectura de Paulo Freire (Scipione, 1988: Portugués, Español, Inglés, Japonés e Italiano), Historia de las ideas pedagógicas (Ática, 1993: Portugués y Español), Pedagogía de praxis (Cortes, 1994: Portugués, Español e Inglés), Perspectivas actuales de la educación (Artes Médicas, 2000) y Pedagogía de la Tierra (Petrópolis, 2000). Este artículo es el resultado de diversos debates en encuentros y en congresos y especialmente en la Conferencia Continental de las Américas, en diciembre de 1998, en Cuiabá (MT) y durante el Primer Encuentro Internacional de la Carta de la Tierra en la Perspectiva de la Educación, organizado por el Instituto Paulo, con el apoyo del Consejo de la Tierra y de la UNESCO, del 23 al 26 de Agosto de 1999, en São Paulo y del I Foro Internacional sobre Ecopedagogía, realizado en la Facultad de Sicología y Ciencias de la Educación de la Universidad del Porto, Portugal, del 24 al 26 de marzo de 2000. El autor viene acompañando ese tema desde 1992 cuando representó la ICEA (Internacional Community Education Association) en la Rio-92 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo), llamada de «Cúpula de la Tierra», que elaboró y aprobó la Agenda 21. En el Foro Global-92, en la misma época, coordinó, al lado de Moema Viezer, Fabio Cascino, Nilo Diniz y Marcos Sorrentino, la «Jornada Internacional de Educación Ambiental» que elaboró el «Tratado de Educación Ambiental para Sociedades Sustentables y Responsabilidad Global». Este texto retoma ideas tratadas en el libro Pedagogía de la Tierra publicado por la Editora Petrópolis de São Paulo.

Fuente:http://www.uyitskaan.org/wp-content/uploads/2015/06/Pedagog%C3%ADa-de-la-Tierra-y-Cultura-de-la-Sustentabilidad.pdf

Fuente imagen : https://quintacohorte2013.files.wordpress.com/2015/05/environmental-protection-326923_1280.jpg?w=551&h=367

Comparte este contenido:

Una periodista siembra ecología entre los niños de Brasil


América del sur/ Brasil/ julio del 2016/eluniversal.com

Marull, natural de Girona (Cataluña), presentó esta semana en la Feria del Libro de Brasilia «Una aventura en el Pantanal» (Franco Editora), su tercer libro infantil, centrado en el ecosistema del vasto humedal que se extiende entre Brasil, Paraguay y Bolivia

Brasilia.- La periodista española Yana Marull se cansó un día de correr atrás de las noticias y las cambió por la literatura infantil, un universo en el que vuelca su experiencia en la formación de conciencia ambiental entre los niños brasileños.

¿Tienes algo que decir?

Inicia la conversación y sé el primero en comentar.

Marull, natural de Girona (Cataluña), presentó esta semana en la Feria del Libro de Brasilia «Una aventura en el Pantanal» (Franco Editora), su tercer libro infantil, centrado en el ecosistema del vasto humedal que se extiende entre Brasil, Paraguay y Bolivia.

Su estreno en esas nuevas artes fue hace dos años, cuando debutó en la literatura con «Ríos que vuelan», un paseo lúdico y didáctico por la Amazonía, en el que enseña la importancia del ciclo del agua y alerta sobre el impacto del cambio climático.

Entre esos dos libros también publicó «El fuego y el cerrado», como los anteriores ilustrado por ella misma y en el que expone, con un lenguaje apropiado para los niños, el peligro que entrañan para el medioambiente el cambio climático y los incendios que genera en la sabana central de Brasil.

«No son solamente cuentos. En el fondo es un trabajo periodístico y de investigación, supervisado por especialistas en medioambiente y que es producto de más de veinte años escribiendo sobre esos temas y recorriendo la región amazónica», explicó a Efe.

Marull inició su aventura periodística en América Latina en 1995, cuando llegó a Ecuador y tuvo su primer contacto con la Amazonía.

Tras cubrir los convulsionados tiempos del entonces presidente Abdalá Bucarám partió hacia Caracas, donde residió durante cuatro años y, en medio del tempestuoso período político que llevó al poder al fallecido Hugo Chávez, creció su interés en la región amazónica.

El periodismo la llevó en el año 2000 a Brasil, donde esa pasión por la Amazonía se convirtió en una especialidad que, poco a poco, comenzó a competir con el frenesí noticioso de un país que entonces parecía despuntar en el mundo de los negocios y la política global.

Sin embargo, el salto del periodismo a la literatura infantil fue provocado por uno de sus hijos, que la invitó a su escuela para que hablara con los alumnos de «esas cosas de la Amazonía» sobre las que escribía, indicó Marull.

«Descubrí entonces que había un nicho no aprovechado, de maestros y profesores que no tenían herramientas para instruir a sus alumnos respecto a la importancia del medioambiente, el cuidado y respeto que merece y lo fundamental que es para la vida», apuntó.

Sus trabajos han sido publicados por diversos organismos, como la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) o el Ministerio del Medio Ambiente de Brasil, así como por organizaciones no gubernamentales volcadas a programas de educación ambiental en las escuelas públicas.

Pese a haber dedicado más de veinte años a la información pura y dura y a la pasión que confiesa tener por ese mundo, Marull hoy se siente aliviada de haberse alejado del «estrés constante» que genera el periodismo.

«Disfruto del periodismo. No ha dejado de ser una pasión, pero tampoco lo hecho de menos», dijo a Efe.

Hoy por hoy, además de investigar sobre asuntos ecológicos en los que centrará su próximo trabajo, Marull continúa dictando talleres y cursos en escuelas y otros organismos, en los que ella misma explica a los niños el objeto de su trabajo y los asuntos que enfoca en sus libros.

Sin «ansiedades ni egos literarios», afirma que ese contacto con los niños al que la ha llevado su nueva actividad es tan desafiante como entrevistar políticos, pero mucho menos agotador y frustrante que «pasar horas esperando a que termine una reunión de ministros y al final nadie te cuente nada».

No obstante, ese universo infantil y la curiosidad permanente de los pequeños le presenta nuevos retos. «Todavía me dan más miedo los niños y su deseo de conocer que los políticos, que por mi propia experiencia todavía me son más familiares y predecibles», dijo.

Fuente:http://www.eluniversal.com/noticias/cultura/una-periodista-siembra-ecologia-entre-los-ninos-brasil_385116

Fuente: http://cdnmed.eluniversal.com//resources/jpg/5/5/1469287462155.jpg

Comparte este contenido:
Page 177 of 204
1 175 176 177 178 179 204