Page 270 of 441
1 268 269 270 271 272 441

El colegio a la calle: indígnate y actúa

25 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Miyer Pineda

En términos pedagógicos, la respuesta está en la noción de didáctica.

En varios artículos he hecho referencia al problema de la Escuela como dispositivo retórico; ha dejado de ser un espacio de construcción de sentido de la ciudadanía y de resistencia política desde el conocimiento, para volverse una guardería de niños a merced del discurso populista de turno, y dirigida por capataces más que por Maestros.

Es una discusión que se evita porque toca fibras sensibles envueltas en relaciones de poder, y en un escenario de ese tipo, no se dialoga ni se buscan acuerdos sino que se imponen prejuicios. Esa dicotomía afecta el clima laboral y desestimula el liderazgo; si  por un lado van los que mandan y por otro los que obedecen, se obedece pero no se cumple; o se cumple pero sin convicción.

Pero el problema va aún más allá, porque sin diálogo, los que mandan, envueltos en su ego, se pierden de la posibilidad de reflexionar sobre otras visiones que podrían enriquecer la Escuela. De hecho, lo que se percibe es que incluso esas actitudes pueden ser nocivas porque no tienen idea de las dinámicas que se presentan en las instituciones educativas hoy en día.

Con esto se hace referencia, el primer lugar, a esos funcionarios del MEN y de las Secretarías de Educación, tan expertos en visitas y auditorias, y en emitir circulares y directivas, pero tan alejados de la realidad de un entorno escolar; y  en segundo lugar, a esos directivos expertos en interpretar de manera amañada la normatividad que rige horarios y derechos laborales de docentes, desconociendo las implicaciones de esas interpretaciones subjetivas.

Basta con poner como ejemplos el problema del hambre en una jornada única, o el problema del asistencialismo, pretexto poderoso para que muchos padres de familia consideren la Escuela como ese lugar donde pueden deshacerse de sus hijos.

A ninguno de estos funcionarios les interesa esa parte de la historia porque ellos comen bien, y no entienden lo que pasa en muchas aulas: nadie puede pensar con el estómago vacío.

Sin embargo el mundo continúa girando. Y el país descuadernado en el que vivimos, observó, por ejemplo, el desfile del 20 de julio, sin pensar en la millonada que cuesta sostener ese aparato militar, y en los posibles beneficios que tendría la paz en ese aspecto. Observamos ese desfile militar en la TV, y no creemos que haya corrupción en ese honor, y descreemos de ese dicho popular entre las filas que dice que la plata para la comida del soldado, a veces alcanza hasta para la comida del soldado.

Y en las redes, el humor haciéndole frente con valentía a ese otro país fanático y mentiroso, mientras al otro lado del mundo los deportistas son quienes sacan la cara por nosotros, aliviando los comentarios de senadores que no saben ya qué más inventarse para desprestigiar a quienes fueran sus aliados.

Ahora, ¿es posible hacerle frente a estos malestares desde la Escuela? ¿Cuándo entenderemos que urge una educación que resignifique su función social, en la que se discuta la realidad tal como es, y en la que se plantee y se propongan soluciones?

Pero hasta aquí, esto también es retórica barata: discurso y activismo, porque el problema es entonces cómo sacar el colegio a la calle;  cómo hacer para que el saber se encarne y comience a edificar ciudadanos modernos y comprometidos con una ética pública. He ahí la cuestión… Y por eso nuestra propuesta:

En términos pedagógicos estoy casi convencido de que la respuesta está en la noción de didáctica. Para ilustrar la idea, compartiré, por ahora, un par de anécdotas con la comunidad lectora de Palabra Maestra.

El año 2016, el día de las elecciones de nuestro Gobierno Escolar, también realizamos un Plebiscito sobre el proceso de paz pero con una pregunta diferente, cuyo SÍ –de ganar- fungiría como un mandato dirigido a todo frente político que aspirara al poder en este país; se trataba de un mandato desde la Escuela a los políticos de Colombia tan expertos en el manejo retórico pero tan alejados de la ética pública.

Sobre la experiencia escribí un artículo que publicó Palabra Maestra [1], teniendo en cuenta, además, un proyecto didáctico que compartimos en el blog de nuestro proyecto Mnemósine [2]. Fue sorpresivo cuando meses después, el Gobierno comunicó que los acuerdos de la Habana se refrendarían a través de un Plebiscito, aunque no nos sorprendimos mucho porque alcanzamos a prever que en nuestra ciudad ganaría el NO, como efectivamente sucedió.

Mientras en la Escuela alcanzábamos a comprender la importancia de la negociación con las FARC, los adultos se encontraban a merced de una campaña mentirosa y calculada para echar abajo los acuerdos. Pudo más el odio que el perdón; pudo más la estrategia política mentirosa para conseguir votos, que la posibilidad de construir una nación sin guerra.

Y la historia siguió. Entonces decidimos continuar con el ejercicio didáctico de poner a funcionar un mecanismo de participación ciudadana en el 2017.

Pensamos en el peor de todos los males, el más terrible que tenemos; incluso más atroz que las FARC, el Paramilitarismo o la delincuencia común (ya salvajes de por sí…); se trataba de elegir un mal peor que esos males juntos, así que dimos con ese tumor maligno que se encuentra enquistado en el discurso de los políticos populistas de turno: la Corrupción.

Comprendimos que el político corrupto en Colombia es capaz de distraernos con el discurso de la guerra para poder seguir robando. Discutimos en clase sobre ese problema; sobre lo vergonzoso que resulta para una sociedad desconocer o no entender que se roban al año 50 billones de pesos, mientras nos distraen con telenovelas, músicas baratas y odio al prójimo.

Pero es tan basto el problema que decidimos enfocar nuestra atención sobre las instituciones que son más corruptas y que por esta razón tienen la peor imagen… y adivinen quién ganó: el honorable Congreso de la República. Averiguamos por los salarios de los Congresistas mientras explicábamos sus funciones; buscamos noticias sobre sus escándalos mientras nos indignábamos al comparar su salario con el de un empleado o con el de un pobre.

Decidimos entonces hacer una Consulta Popular que posibilitara bajarle el sueldo a estos funcionarios, mientras conocíamos un intento de revocatoria al Congreso que hizo en alguna oportunidad, Camilo Romero, el actual Gobernador de Nariño, o conocimos el concepto vergonzoso de Parapolítica (que demostró que la democracia se encuentra en nuestro país a merced del asesino), y finalmente, nos acercamos al nombre de una mujer ejemplar, quien se propuso hacer algo para vencer la retórica y combatir la corrupción; se trataba de Claudia López, quién había visto cómo se hundían sus iniciativas para bajar el salario de los honorables congresistas.

Luego de discutir y de conocer muchas preguntas posibles que irían en el tarjetón, entre todos nos decidimos por las seis siguientes porque resguardaban nuestra capacidad de indignación:

1. ¿Está usted de acuerdo con que se disminuya el número de congresistas de 268 a 110, y que el dinero ahorrado en el pago de estos salarios se puede invertir en las necesidades más urgentes de la población infantil? 2. ¿Está usted de acuerdo con que el aumento salarial anual de un congresista no exceda la mitad del porcentaje que se le aumenta a una persona que gana el mínimo y que el dinero que se ahorre en salarios, se destine específicamente a solucionar las causas de las muertes de los niños por hambre y por sed? 3. ¿Está usted de acuerdo con que se le reduzca el 50% del salario a los congresistas? 4. ¿Está usted de acuerdo con que todos los gastos que requiera un congresista, en un 50% sean cubiertos con su propio salario? 5. ¿Está de acuerdo con aplicar la cadena perpetua a los corruptos y sus testaferros, en cárceles de máxima seguridad, ya que sus vergonzosas actuaciones causan la muerte de miles de colombianos? 6. ¿Está usted de acuerdo con que el dinero que se destinaba para la guerra se destine para la educación y la salud de los colombianos?

Y en todas las preguntas ganó el SI. Por supuesto que se trata de un ejercicio didáctico para pensar en la importancia de los mecanismos de participación ciudadana mientras nos indignamos por la falta de Ética de la clase política colombiana; pero el resultado dice mucho de estos futuros electores y ciudadanos.

¿Cuántas veces el proyecto para bajarles el sueldo a los congresistas fue aplastado por esos partidos que dicen luchar contra la corrupción? Nuestra idea nació de la impotencia, y mientras Claudia López comenzaba el proceso de su campaña para vencer al corrupto desde los primeros días de febrero, nosotros una semana después realizábamos nuestra consulta.

Claudia López es de las pocas senadores que ha hecho algo concreto para combatir la corrupción, y por eso es un modelo a seguir. Nos dijo que dejáramos de quejarnos (la forma más elemental de la retórica) y que comenzáramos a actuar…

… Hace unas semanas se me acercó Ariana Alejandra; una estudiante de grado décimo que tiene 16 añitos. Me preguntó si le colaboraba con una firma en uno de los formatos de la consulta anticorrupción que lideraban Claudia López, Angélica Lozano, el senador Antonio Navarro, y muchos Quijotes más. Recogió 239 firmas en esta ciudad de lento amanecer. Salió sola a la calle. A veces salió con la mamá. ¡Qué lección! Llevó el saber del colegio a la calle. Ni siquiera tiene edad para votar Ariana y se indigna ante lo que ocurre: No es ético que estos personajes tengan esos salarios; puede ser legal pero no es ético. Ariana comenzó a actuar, esa fue su lección: indígnate y actúa; esos dos elementos son fundamentales en la enseñanza y en la Escuela del posconflicto. La indignación y la acción van de la mano; la indignación sin acción no sirve de nada porque estamos acostumbrados a cambiar de canal, y la indiferencia se ha vuelto una de las herramientas más poderosas del corrupto.

¿De qué hablar en clase el día de mañana? De la necesidad de recuperar nuestra capacidad de indignación, y de la importancia de volverla productiva, votando bien y actuando guiados por un profundo sentido ético y por el inmenso valor civil que implica soñar un país justo, en el que esos padres de la patria dejen de ser tumores, parásitos y sanguijuelas, y comprendan que podrían marcar la diferencia, en el proceso de lograr un país más justo. Ahí nos vemos, y felicitaciones para las Arianas del reino, y a esos Quijotes quienes recogieron las firmas. Y si pueden, visiten nuestro blog www.quebecmnemosine.blogspot.com.


[1] https://compartirpalabramaestra.org/columnas/ya-hicimos-el-plebiscito-con-una-pregunta-diferente


[2] http://quebecmnemosine.blogspot.com.co/2016/07/mnemosinequebec-plebiscitopor-la-paz-1.html

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/el-colegio-la-calle-indignate-y-actua

Comparte este contenido:

Por una educación sin límites

Por: Paula Alejandra Pinzón O.

La inversión de Colombia a la educación es de menos del 5 por ciento del PIB, cifra realmente alarmante para un país que se encuentra edificando un camino hacia la paz. Colombia se ha convertido en un país en el que la educación de calidad es un privilegio.

Un derecho fundamental para la vida de cualquier ser humano, ahora es un sinónimo de lucro. Esto aumenta las brechas de acceso a la educación, las cuales claramente imposibilitan que la sociedad colombiana florezca, se transforme, no solo para reproducir conocimiento, sino para ser productor de este.

Es necesario que se exija creatividad en la enseñanza, un maestro, una escuela o una universidad, no se deben condicionar únicamente a dictar un tema para que el alumno lo entienda y apruebe. La experiencia de aprender debe radicar en el intercambio de conocimiento, la creación y la posibilidad de plantear nuevas preguntas, que estén conectadas considerablemente con lo que estamos viviendo, aún más en un continente y un país que ha soportado por siglos las aflicciones de la violencia.

Cuando la educación deje de ser un negocio, comprenderemos que jamás representará límites, dejaremos a un lado las costumbres que nos apartan de nuestros más recónditos deseos y anhelos, aprenderemos a mostrar novedosas herramientas por medio del conocimiento. Brindará libertad de pensamiento, no nos conformaremos con lo que los demás han declarado por nosotros, seremos constructores de paz y nos hallaremos discutiendo propios planteamientos sin violentarnos. Ideas únicas, para un país que exige respuestas diferentes. Colombia necesita jóvenes sentipensantes, que se enfrenten a las contrariedades de un país desigual. Para reconstruir, no queda más que recordar, para llevar la verdad, es necesario cosechar memoria y cosecharla a través del tiempo, ya que la verdad simboliza y encarna el cambio que aún sigue adormecido.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/por-una-educacion-sin-limites-EG6954868

Comparte este contenido:

La Escuela de Ingeniería en la historia de la Universidad Nacional

Por: Ignacio Mantilla

Una de las seis escuelas que conformaron la Universidad Nacional desde su creación, hace 150 años, fue la Escuela de Ingeniería. Puede decirse que los orígenes de esta escuela son fácilmente rastreables en el Colegio Militar fundado por el general Tomás Cipriano de Mosquera en 1848; colegio que desapareció en 1854, al no encontrar respaldo del Estado. Aunque el general Mosquera, siete años después, en su segundo mandato, decretó la reapertura del Colegio Militar, solo hasta 1866 pudo entrar en funcionamiento, debido a la guerra civil en curso. Y fue este colegio, que concentraba la formación de ingenieros civiles en el país, el que dio origen a la escuela, una de las seis primeras que integraron en 1867 la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia.

La Escuela de Ingeniería tuvo como sede inicial el Convento de la Candelaria de Bogotá, que hoy alberga al Colegio Agustiniano en la calle 11, entre carreras 4ª y 5ª en el centro de la ciudad. Esta escuela de la universidad recibió en su primer año a 36 estudiantes de casi todos los estados de la Unión que fueron recibidos por los primeros diez profesores de ingeniería. La historia de esta escuela de la universidad es rica en aportes importantes para el país, tales como la construcción de carreteras, ferrocarriles, puentes y túneles. Obras que aportaron para que la Colombia de finales del siglo XIX fortaleciera, poco a poco, la producción industrial y su desarrollo económico.

Adicionalmente, la Escuela de Ingeniería formó a ingenieros e intelectuales de gran preponderancia para la vida económica y cultural de nuestra nación. Uno de aquellos ingenieros formados en sus aulas fue el muy reconocido Julio Garavito Armero, que por décadas se desempeñó como director del Observatorio Astronómico Nacional y desde donde realizó investigaciones en matemáticas y astronomía que le valieron para ser reconocido internacionalmente. Como muchos saben, en 1971 la Unión Astronómica Internacional exaltó su trabajo, bautizando un cráter ubicado en el lado oscuro de la Luna con el nombre de este ingeniero colombiano. De los alumnos de los primeros años de la escuela se destacan por su gran reconocimiento, entre otros, Ruperto Ferreira, posteriormente rector de la misma, cargo equivalente a lo que hoy sería decano de Facultad, quien por varios años asumió la responsabilidad como ministro de Hacienda, y Manuel Antonio Rueda, uno de los mayores impulsores del estudio de las matemáticas a finales del siglo XIX. A este último le debemos uno de los primeros esfuerzos en traducir, editar y publicar gran cantidad de textos matemáticos de fundamental importancia para su estudio en nuestro país.

A diferencia de la Escuela de Minas de Medellín, que desde comienzos del siglo XX formó parte de la Universidad Nacional y donde las matemáticas se estudiaban únicamente para su aplicación a la ingeniería, la Escuela de Ingeniería se desarrolló bajo un modelo francés donde los aspectos teóricos de la matemática se estudiaban con mayor dedicación y profundidad. Por su inclinación hacia el abordaje más extenso de las matemáticas, la escuela cambió de nombre en distintas ocasiones; así, por ejemplo, en 1886 pasó a llamarse Facultad de Ciencias Matemáticas. Después de la reapertura de la universidad, al terminar la Guerra de los Mil Días, cambió su nombre a Facultad de Matemáticas e Ingeniería, nombre que mantuvo hasta terminarse la primera mitad del siglo XX, cuando adoptó su nombre actual, Facultad de Ingeniería.

Los primeros cursos dictados en nuestra escuela demuestran la inclinación teórica de la Ingeniería Civil que allí se estudiaba. Así, el pénsum de la carrera para 1868 se componía de un primer año con estudios superiores de aritmética, álgebra, geometría, trigonometría rectilínea y esférica. El segundo año había que cursar las asignaturas de geometría práctica, topografía, geometría analítica y geometría descriptiva. En el tercero: cálculo diferencial e integral y mecánica. En el cuarto año: geodesia y maquinaria. Por último, en el quinto años los estudiantes tomaban cursos de arquitectura y construcción civil (caminos, puentes y trabajos hidráulicos, entre otros).

Pero fue gracias a la Escuela de Ingeniería, con su formación politécnica, que surgieron formalmente algunas disciplinas en nuestro país, entre las que podemos mencionar la química, la astronomía, la física, la arquitectura y la matemática. También debemos a nuestra Escuela de Ingeniería la influencia en la creación de instituciones de gran importancia nacional como la Sociedad Colombiana de Ingenieros en 1887, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Nariño en 1905 o la Escuela Colombiana de Ingeniería en 1972.

Hoy por hoy la Facultad de Ingeniería es una de las más grandes e importantes facultades de ingeniería del país y ofrece una formación de alta calidad a través de nueve programas de pregrado y 27 programas de posgrado entre los que se cuentan siete doctorados. La labor desarrollada ininterrumpidamente por esta antigua facultad es para nuestra universidad y, por supuesto, para todo el país de gran orgullo y valor. Es la facultad de la Universidad Nacional con mayor número de estudiantes y de egresados.

La Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, es como un cuerpo humano, compuesto de órganos que son indispensables para su funcionamiento. En el caso de la Facultad de Ingeniería se trata de un órgano vital que da a la institución su razón de ser.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/la-escuela-de-ingenieria-en-la-historia-de-la-universidad-nacional-columna-704294

Comparte este contenido:

El colegio colombiano que es ejemplo de paz y reconciliación

América del Sur/Colombia/23 Julio 2017/Fuente:aleteia /Autor:Pablo Cesio

Un lugar donde víctimas y victimarios se juntan para estudiar

Está ubicado en Medellín, una de las ciudades más conocidas y pobladas de Colombia. No surgió ahora, ya tiene más de una década, pero se ha transformado con el paso del tiempo un “laboratorio de paz”.

Se trata del Centro de Formación de Formación para la Paz y la Reconciliación (Cepar), un lugar donde es posible que afectados por el conflicto armado colombiano se puedan encontrar para juntarse a estudiar.

Un claro ejemplo de ello es Carlos Alberto Cano -un excombatiente vinculado a la organización paramilitar denominada Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)- que decidió dejar las armas hace años para empezar a dar clases de matemática.

Actualmente Carlos está en silla de ruedas, pero no es obstáculo para poder enseñar eso que más le apasiona. Del otro lado, sus alumnos, en su mayoría adultos de más de 30 años, también lo escuchan con atención y pasión.

Ellos también tienen un pasado removedor ya que en su mayoría han sido desmovilizados del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las propias Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Al principio no fue fácil y hubo una tarea de reforzar los vínculos de confianza. El propio Carlos recuerda que cuando llegó a dar el curso por primera vez tuvo que enfrentarse a un grupo de víctimas del conflicto armado colombiano, quienes al conocer su procedencia decidieron inmediatamente abandonar el salón, recuerda, reproduce El Tiempo, medio colombiano que a través de un reportaje reproduce la historia de este profesor y sus alumnos.

Luego, la situación fue cambiando y fue posible que Carlos pudiera desarrollar sus clases dando la cara y sin tapujos.  Una de las actuales alumnas tiene 54 años y ha sido víctimas de las propias AUC. Fue capaz de perdonar y ahora comparte su presente rodeada de libros y compañeros que también han sido excombatientes, otros exhabitantes de la calle y hasta con prostitutas.

“Hice mucho daño, pero ese hombre del pasado ya no existe, para desmovilizarse no solo hay que entregar las armas, también hay que desmovilizar el corazón y no mirar atrás, sino para el futuro”, afirma Carlos.

También reinserción social

El Cepar ha logrado convertirse en un modelo educativo y centro de formación de personas vulnerables. Lo que al comienzo había era un lugar destinado a excombatientes de las AUC, posteriormente incluyendo a desmovilizados de otras guerrillas colombianas.

El desafío no era sencillo y tras adaptación mediante hoy en día es posible afirmar que este centro es pionero en Colombia en cuanto a sus objetivos, entre otras cosas, lo significativo de ser el espacio donde víctimas y victimarios se vuelvan a mirar a los ojos para estrechar no solo lazos de aprendizaje, sino también de amistad.  

“Empecé a estudiar para demostrarle a la sociedad que era capaz de hacer cosas distintas a disparar un arma. Con el tiempo supe que era bueno para dar clases, para guiar a otros excombatientes y a víctimas. Este espacio, más que un colegio, es un laboratorio de paz”, concluye Carlos.

Por estos días el país sudamericano conmemora un nuevo aniversario de su Independencia y el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Oscar Urbina Ortega, también hizo una reflexión acerca del perdón, la reconciliación y la paz.

“Así como hace 207 años hubo colombianos que se comprometieron con la libertad de nuestra patria, hoy los colombianos comprometámonos y demos el primer paso hacia la reconciliación con Dios, con nuestros hermanos y con la creación”, expresa.

Este centro de estudio, principalmente quienes lo integran en su día a día, parece estar en la misma sintonía y representa una muestra de que en Colombia también es posible estudiar al lado del victimario con una mirada a futuro a pesar del lastre del pasado y del dolor.

 

Fuente de la noticia: https://es.aleteia.org/2017/07/22/el-colegio-colombiano-que-es-ejemplo-de-paz-y-reconciliacion/

Fuente de la imagen: https://i2.wp.com/res.cloudinary.com/aleteia/image/fetch/c_fill,g_auto,w_620,h_310/https://aleteiaspanish.files.wordpress.com/2017/07/web3-medellin-co

Comparte este contenido:

Por una educación sin límites en Colombia

América del Sur/Colombia,  22 de julio de 2017. Fuente:Taller de Opinión. Autora:  Paula Alejandra Pinzón

La inversión de Colombia a la educación es de menos del 5 por ciento del PIB, cifra realmente alarmante para un país que se encuentra edificando un camino hacia la paz. Colombia se ha convertido en un país en el que la educación de calidad es un privilegio.

Un derecho fundamental para la vida de cualquier ser humano, ahora es un sinónimo de lucro. Esto aumenta las brechas de acceso a la educación, las cuales claramente imposibilitan que la sociedad colombiana florezca, se transforme, no solo para reproducir conocimiento, sino para ser productor de este.

Es necesario que se exija creatividad en la enseñanza, un maestro, una escuela o una universidad, no se deben condicionar únicamente a dictar un tema para que el alumno lo entienda y apruebe. La experiencia de aprender debe radicar en el intercambio de conocimiento, la creación y la posibilidad de plantear nuevas preguntas, que estén conectadas considerablemente con lo que estamos viviendo, aún más en un continente y un país que ha soportado por siglos las aflicciones de la violencia.

Cuando la educación deje de ser un negocio, comprenderemos que jamás representará límites, dejaremos a un lado las costumbres que nos apartan de nuestros más recónditos deseos y anhelos, aprenderemos a mostrar novedosas herramientas por medio del conocimiento. Brindará libertad de pensamiento, no nos conformaremos con lo que los demás han declarado por nosotros, seremos constructores de paz y nos hallaremos discutiendo propios planteamientos sin violentarnos. Ideas únicas, para un país que exige respuestas diferentes. Colombia necesita jóvenes sentipensantes, que se enfrenten a las contrariedades de un país desigual. Para reconstruir, no queda más que recordar, para llevar la verdad, es necesario cosechar memoria y cosecharla a través del tiempo, ya que la verdad simboliza y encarna el cambio que aún sigue adormecido.

* Paula Alejandra Pinzón OFundación Universitaria Luis Amigó. Facultad de Comunicación y Publicidad. paula.pinzonos@amigo.edu.co

Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/por-una-educacion-sin-limites-EG6954868

Comparte este contenido:

Colombia: “Los profesores del sistema público están muy solos en el salón de clase” Entrevista a Emmanuel Neisa, fundador de la agencia pedagógica Click.

América del sur/Colombia/22 Julio 2017/Autor y fuente: Semana

Emmanuel Neisa es un joven de 33 años que hace seis años fundó con su hermana Lisa la agencia de contenidos pedagógicos ‘Click’. Estos dos hermanos formados entre Colombia y Francia crecieron en el seno de una familia vinculada a la educación. Desde que eran niños veían a su madre, profesora del Liceo Francés de Bogotá donde ellos también estudiaron, enfrentarse continuamente a extensas jornadas laborales en casa para preparar las clases, corregir evaluaciones y repensar las herramientas que emplearía a la mañana siguiente con sus estudiantes para enseñarles su materia.

Esta cercanía con la labor docente fue uno de los detonantes que motivó a estos dos hermanos a dedicarse a la elaboración de material educativo, pero desde la relevancia que les atribuye el sistema educativo francés. Esto es, como explica Emmanuel, poniendo los materiales en el centro del aprendizaje. “El Ministerio de Educación certifica cuáles son las metodologías acordes con los lineamientos  y dentro del gran abanico de ofertas, el docente escoge el modelo que más se adecúa a sus necesidades. Lo que quisimos es traer la experiencia de educación que vivimos nosotros y adaptarla al contexto colombiano”.

Semana Educación habló con este francés para conocer cómo está el sector de los contenidos pedagógicos y cómo puede lograr una empresa posicionarse en este ámbito tan competitivo.

Semana Educación: ¿Qué es Click?

Emmanuel Neisa (E.N.): Es una agencia de pedagogía en la que desarrollamos estrategias para aprender y creamos materiales de educación, buscando apoyar a los docentes y a la gente que lleva a acabo procesos de formación con jóvenes, niños y adultos. Trabajamos con diferentes formatos: libros, talleres, aplicaciones y material audiovisual. Además, tenemos diferentes temáticas, como por ejemplo el tema de la ciudadanía. Nosotros creamos los equipos, proyecto por proyecto y a partir de ahí, armamos los equipos con docentes, artistas, científicos, filósofos según el producto y las necesidades de las personas que nos contratan.

S.E.: Describa uno de sus últimos proyectos para ejemplificar qué hace una agencia de pedagogía.

E.N.: Santiago Gamboa, diplomático en la Delegación de Colombia ante la Unesco y en la embajada de India, tuvo la idea de adaptar un poema indio del siglo XII que se llama ‘Conferencia de los pájaros’. Lo que hicimos nosotros es pensar qué podíamos hacer con ese texto y, tras dos años de trabajo, elaboramos un libro que busca la participación activa de los niños y su acercamiento a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Tienen que investigar, dibujar, colorear y hacerse una serie de preguntas sobre la identidad y la diferencia. El libro funciona ahora en algunos colegios como proyecto de aula para temas de cátedra de paz y es una herramienta para que los profesores puedan llevar a cabo el proceso de enseñanza. De un simple texto de siete páginas se hizo un currículo de 80.

S.E.: Como empresa, ¿les ha resultado más fácil generar alianzas con el sector privado o el público?

E.M.: Por el momento hemos trabajado con colegios privados, varios organismos internacionales y con el gobierno, aunque con este último no ha sido fácil. El problema es que hay poco espacio para la innovación. En los organismos públicos se está llevando a cabo un proceso de reflexión sobre qué queremos mejorar en educación pero no sobre cómo queremos hacerlo. Cuando nos acercamos a un colegio privado hay muchos más recursos para financiar proyectos de creación de contenidos pedagógicos y las decisiones se toman de forma mucho más rápida. Con el sistema público, en cambio, muchas veces es un ir y venir de oficina en oficina y esa adopción de textos no pasan. Los profesores del sistema público están muy solos en el salón de clase en términos de herramientas pedagógicas.

Emmanuel Neisa, fundador de Click.

 

Emmanuel Neisa, fundador de Click. 

S.E.: ¿A qué se refiere con que los profesores están muy solos?

E.M.: El gobierno lo que hace es dar unos lineamientos y unos estándares que los profesores tienen que cumplir. Les dicen qué tienen que hacer y después se pide al docente que cree sus propias estrategias para poder aterrizar esos lineamientos en el aula de clase. El problema es que el nivel de los profesores es muy desigual y no todos tienen acceso a los mismos recursos. No debería ser el trabajo de un profesor crear sus materiales de educación, sino que habría que facilitarse y que, además, no sean una camisa de fuerza. Esas herramientas le tienen que permitir tener una plataforma para llevar a cabo procesos más profundos y pertinentes de formación. Cada docente debería poder escoger entre una serie de herramientas y elegir cuál va a emplear para realizar el proceso de aprendizaje en clase.

S.E.: ¿Cómo cree que se podría solucionar este problema?

E.M: Habría que estimular el sector de contenidos educativos en Colombia. Lo que vemos es que cuando el gobierno detecta una falencia en el sistema educativo va y busca una metodología en Singapur, Estados Unidos o Chile. Si nos estamos planteando ser el país más educado de la región en 2025, tenemos que poder generar nuestros propios contenidos. No entiendo cómo se puede hablar de calidad sin meterse en la conversación de los contenidos, en cómo se está enseñando en el aula. Dentro de esta discusión, los contenidos son los grandes olvidados. La idiosincrasia colombiana es muy especial y hay que reflejar esa realidad en los contenidos para que el aprendizaje sea significativo para el estudiante.

S.E.: ¿Cómo deberían ser esos contenidos adaptados a la realidad colombiana?, ¿en qué deberían centrarse?

E.M.: Estamos atravesando un momento muy especial en la historia de Colombia dónde hay que plantearse de qué manera miramos al pasado y con qué estrategias construimos el futuro. Hacen falta herramientas para potenciar la capacidad de análisis de los jóvenes, entender cómo nuestro proceso histórico nos ha traído hasta aquí. Tenemos que poner la imaginación en el centro de la educación y promover desde ahí que nuestros jóvenes puedan solucionar conflictos de forma diferentes. En un país que está tan polarizado, que vive entre los blancos y los negros, entre peñalosistas, petristas, uribistas, santistas, hay que darle la capacidad a los jóvenes de entablar un diálogo pacífico y constructivo alejado de esa forma violenta que tenemos de relacionarnos y que se ponga en los zapatos del otro. De ahí se desprende la empatía y la comunicación asertiva.

S.E.: ¿Qué papel juegan las grandes editoriales internacionales en la creación de contenidos educativos?

E.M.: Los contenidos pedagógicos y los currículos en Colombia se hacen a través de grandes editoriales, la mayoría extranjeras, que monopolizan el sector con materiales muy similares. No hay una oferta diversificada ni innovadora, por lo que un docente no tiene mucho para escoger. Las empresas colombianas que se adentran en este sector son muy poquitas. En conclusión, tenemos a un Ministerio lanzando ideas, lineamientos y estándares y por otro lado dos o tres empresas respondiendo como ellas consideran, lo que no deja mucho espacio para poder ofrecer cosas diferentes a los maestros.

Imagen: http://www.ideeleradio.org.pe/wp-content/uploads/2016/09/Emanuel-Niesa-Ideeleradio-800×500-6.jpg

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-emmanuel-neisa-de-la-agencia-click-creacion-de-contenido-educativo-en-colombia/532581

Comparte este contenido:

La estigmatización de la universidad pública

Por: Julián de Zubiría

Las instituciones de educación superior que no son privadas son esenciales en la consolidación de la democracia. La sociedad no debe permitir que se sigan estigmatizando, como viene sucediendo en Colombia.

En días pasados, los dos principales medios de comunicación del país incluyeron en sus titulares a la Universidad Nacional, en tanto algunos de los sindicados de los actos de terrorismo del Centro Comercial Andino resultaron ser egresados de dicho centro educativo. Subsisten serias dudas sobre este proceso, pero tendrán que ser los jueces quienes tomen las decisiones y no unos medios que no deberían conocerlos, ni una población que carece de elementos para juzgar, a no ser por los divulgados previamente por los mismos medios masivos. La democracia se debilita cuando quien juzga carece de conocimiento o cuando al juzgado no se le garantiza el debido proceso.

Andrés Salazar, representante de estudiantes ante el Consejo Superior de la Nacional, comentó en radio que, el día del examen de admisión, su mamá se había quedado rezando porque temía que si ingresaba “se lo iban a volver un tirapiedra o guerrillero”, prejuicios que suelen ser más comunes de lo que se piensa. De manera irresponsable y amarillista, estas descalificaciones se divulgan, una y otra vez, en algunos de los principales medios de comunicación del país. Sin embargo, si se analizan con cuidado, quedan desmentidos por completo.

En la Universidad Nacional han estudiado algunos de los más grandes empresarios del país, como Ardila Lülle, Luis Carlos Sarmiento o Nicanor Restrepo. También lo han hecho científicos del nivel de Manuel Elkin Patarroyo o Salomón Hakim; grandes artistas como Salmona o filósofos como Antanas Mockus, entre muchos otros. La lista sería interminable.

También resulta interesante saber que algunos de los más importantes líderes de la derecha colombiana han sido formados en las universidades públicas del país. Entre ellos, Álvaro Uribe, quien se graduó en Derecho de la Universidad de Antioquia, o Laureano Gómez, egresado de Ingeniería de la Nacional. La explicación es en extremo sencilla: la Nacional tiene 50.000 estudiantes de pregrado, otros 10.000 en postgrado y más de 100.000 egresados. En ese gigantesco grupo de personas está representado todo el país político, religioso y regional. Por ello, no debe extrañar que se exprese una gama muy diversa de ideologías y creencias. En contra de lo que piensa una amplia parte de la población, eso habla muy bien del carácter democrático y libre de la formación que de tiempo atrás se ha desarrollado en sus aulas.

Lo que sucede es que en un país que tiene tan baja calidad en su educación es muy frecuente que la gran mayoría de la población nunca llegue a leer ni a pensar de manera crítica. Como no lo hace, su mente es presa fácil de maniqueísmos y prejuicios.  Como los niños, una amplia parte del país tiende a pensar en “blanco y negro”; y a dividir el mundo entre “buenos” y “malos”. Conserva una visión única y elemental de las cosas. Y en esa historia “única”, los estudiantes de la Universidad Nacional son vistos como “tirapiedras”, de “izquierda” y “terroristas”. La realidad es rica en colores, matices, tensiones y contradicciones; pero esa diversidad sólo se valora con formación de alta calidad. Sin ella, no son visibles ni la complejidad, ni las contradicciones. En consecuencia, es esencial comprender que la educación de calidad es una condición sine qua non para consolidar la democracia, la tolerancia y la pluralidad en Colombia.

La desvalorización de las universidades públicas es impulsada por los grupos de interés que vienen cambiando soterradamente el modelo de financiación en la educación superior. Ya no queda duda de que hay sectores interesados en entregarle los recursos públicos a las universidades privadas. El problema es que quienes piensan así tienen mucho poder y por ello han podido diseñar estrategias para que los dineros no se trasladen hacia la educación pública.

 Cuando se les pone a elegir a los jóvenes, ellos tenderán a optar por las privadas. De un lado, porque saben que si acceden a ellas, su salario futuro será mejor; y del otro, porque también reciben de los medios una imagen por completo desdibujada de las universidades públicas. Para lograrlo, los interesados han desarrollado una agresiva campaña en contra de la educación pública. Por eso, cuando se refieren a la Nacional, hablan de las pedreas, de los paros y de semestres que se “pierden” o “atrasan”; en cambio, guardan silencio cuando se trata de sus invaluables aportes a la investigación, la ciencia, el arte, la paz o la cultura.

Sin duda alguna, la Nacional es la mejor ranqueada en investigación y la que más aporta a la ciencia y a la cultura del país. También aparece una y otra vez en las listas de universidades que más valor agregan a los jóvenes en lectura crítica, pensamiento, razonamiento numérico y competencias ciudadanas.

Sin embargo, en un momento dado del 2016, y según informaba el exrector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, José Fernando Isaza, el 73% del gabinete del Presidente Santos había egresado de una sola universidad. En las democracias es esencial la valoración y el reconocimiento de las diferencias. Por ello, es equivocado que una sola universidad esté sobrerrepresentada en el poder.  Sea cual sea dicha universidad. Obviamente, no era la Nacional, la cual no ha tenido a uno solo de sus egresados en los más altos cargos del gobierno en el cuatrienio anterior.

Hay que denunciar la estigmatización de las universidades públicas, pero hacer lo mismo con las privadas es parte del problema, no de la solución. Hay universidades, públicas y privadas, de muy baja calidad, las cuales tendremos que transformar por completo. Hoy los jóvenes no solo tienen derecho a la educación; lo tienen a una educación de alta calidad que les garantice a ellos y al país el desarrollo integral y sostenible. Bienvenidas las universidades privadas de calidad. Ellas contribuyen significativamente al desarrollo individual y colectivo. Lo único, es que deben gestionar sus propios recursos; no deben crecer a costa de quitarles recursos y estudiantes a las universidades públicas.

Los que quieren acabar la universidad pública están debilitando nuestra frágil democracia. La estigmatización y el ahogo financiero son parte de dicha estrategia. Lo que necesitamos es fortalecerlas pedagógica y financieramente para consolidar la calidad y defender el derecho a estudiar de toda la población, independientemente de su condición socioeconómica de origen. Invito a los estudiantes y a los demócratas a que luchemos para que cada día sean más fuertes. Las democracias necesitan la universidad pública para garantizar la movilidad social. Para que la gente llegue lejos, gracias al esfuerzo y dedicación personal y no a la cuna en la que nació. Eso, en últimas, es la democracia.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/univerisdad-nacional-estigmatizacion-de-las-universidades-publicas-en-colombia/532873

Comparte este contenido:
Page 270 of 441
1 268 269 270 271 272 441