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Movimientos estudiantiles: el poder de los jóvenes

Por: Semana Educación

Los estudiantes han logrado generar cambios de gran magnitud en la estructura política y educativa de Colombia. Estos son los que cambiaron el transcurso de la historia.

Desde hace décadas, los jóvenes han abanderado las luchas a favor de la transformación del sistema educativo y social en el país. “La injerencia de los estudiantes en los cambios políticos y colectivos nacionales ha sido y seguirá siendo de gran valor”, recalcó el jurista Alejandro Venegas Franco en un encuentro del movimiento estudiantil en la Universidad del Rosario.

Una influencia que no ha mermado con el paso de los años. En 2016, la capacidad de movilización de estos jóvenes se hizo especialmente notoria tras la victoria del No en el referendo por los acuerdos de paz. Su incidencia y liderazgo en la convocatoria de las marchas por la paz, que inundaron el país, evidenció que el movimiento estudiantil todavía está vigente.

Protestas históricas

Los comuneros de la UIS

En 1964, Colombia entera fue testigo de cómo la determinación de 28 alumnos sin mayores pretensiones que las de reivindicar ciertas insatisfacciones con el manejo de la Universidad Industrial de Santander (UIS) por parte de las directivas, fueron capaces de catalizar el descontento de miles de personas en la Plaza de Bolívar en Bogotá.

Los jóvenes salieron en la mañana del 7 de julio de ese año desde Bucaramanga, con el objetivo de recorrer casi 500 kilómetros a pie, hasta la capital del país. Un éxodo que fue cobrando fuerza a medida que la caminata sumaba pasos y departamentos. Por donde pasaban, los lugareños de Santander, Boyacá y Cundinamarca se agolpaban a los pies del asfalto para apoyar su causa. La prensa local empezó a hacer eco de la noticia y obligó a los grandes medios nacionales a registrar el hecho entre sus páginas. A ellos se les empezó a conocer como los ‘Comuneros del siglo XX’ y a su peregrinaje, la ‘Marcha del Triunfo’.

El 21 de julio alcanzaron la tan ansiada plaza capitalina. De acuerdo con el estudio La marcha de los estudiantes, 1964. Un hito del  movimiento estudiantil en Colombia, elaborado por el profesor Álvaro Acevedo Tarazona, cerca de 500.000 personas los recibieron en las inmediaciones de ese enclave icónico con flores y pañuelos blancos.

A su regreso a Bucaramanga, y tras largas conversaciones entre los representantes de los estudiantes de la UIS y las directivas, se levantó la huelga estudiantil que ya sumaba dos meses y que había sido el detonante de la movilización de los 28 jóvenes. Se acordó dar mayor representación de las asambleas estudiantiles en la toma de decisiones; mejoramiento de la calidad y eficiencia del profesorado; respeto a la libertad de cátedra y expresión y una reforma de los estatutos generales de la universidad, entre otros.

Abanderados del cambio

Los historiadores indican que el movimiento estudiantil de 1971 representa la mayor movilización de esta índole en la historia de Colombia. No solo porque involucró a casi todas las universidades públicas y privadas, sino porque fue la primera vez que una protesta de estudiantes logró congregar a otros sindicatos y gremios bajo una misma consigna: “Por una educación nacional, científica y de masas”.

Aunque las protestas iniciaron en enero de ese año, el hecho que desencadenó el paro estudiantil a nivel nacional fue el asesinato, el 26 de febrero, de 20 personas en la Universidad del Valle, durante una manifestación reprimida por el Ejército. A partir de ese momento, se sucedieron los enfrentamientos entre estudiantes y la fuerza pública de las grandes universidades del país como la Nacional, la del Cauca y la de Cartagena.

La fuerte represión provocó una mayor unión entre las asambleas de estudiantes de todo el territorio que se materializó en la elaboración del Programa Mínimo del Movimiento Nacional Estudiantil, fruto de intensas discusiones ideológicas.

El documento sentó las bases de las reivindicaciones estudiantiles y las aspiraciones políticas y educativas. Constaba de seis puntos, el más importante, el que hablaba de abolir los Consejos Superiores Universitarios, conformados por representantes de los gremios y el clero (sectores extrauniversitarios), y modificarlos por un organismo integrado por estudiantes, profesores, rectores y un portavoz del Ministerio de Educación, cuya función sería la de gestionar las universidades bajo la fórmula del cogobierno.

El gobierno, por su parte, expidió el 25 de junio el Decreto 1259, por el cual le otorgó a los rectores las facultades que antes tenían las demás autoridades universitarias. De acuerdo con los profesores Miguel Ángel Pardo y Miguel Ángel Urrego, la arbitrariedad de los rectores fue denominada como “autonomía universitaria”.

Los desencuentros y el paro continuaron hasta el mes de septiembre, cuando el Estado y los estudiantes llegaron a un acuerdo por el que se constituyó el nuevo gobierno universitario y se estableció el cogobierno en la Universidad Nacional y la de Antioquia, disueltos ambos en 1972. A pesar de la brevedad de los logros, el movimiento estudiantil del 71 evidenció el poder de convocatoria de la juventud para presionar a los entes gubernamentales.

El movimiento de la constituyente

Tras el asesinato del aspirante a la presidencia Luis Carlos Galán, el 11 de marzo de 1990 los colombianos estaban convocados a votar para elegir sus representantes en el Senado, Cámara, Asamblea Departamental, Concejo, Alcaldías y juntas administradoras locales.

En total, seis papeletas. Pero faltaba una adicional, o eso consideraron un grupo de estudiantes de universidades públicas y privadas que propusieron la inclusión de la séptima con la leyenda “Voto por Colombia. Sí a una Asamblea Constituyente”. Pretendían el planteamiento de una reforma constitucional que contemplara, por un lado, los nuevos desafíos en derechos y aseguramiento de  la paz en el país y, por otro, la puesta en marcha de una democracia participativa.

Cuenta el columnista de El Espectador Óscar Alarcón que los periódicos publicaron la papeleta entre sus páginas para que el ciudadano la recortara y la introdujera en la urna. Así, la consulta logró el apoyo de unas dos millones de personas, aunque la Registraduría no las reconoció como válidas.

Esta situación de apoyo masivo a la consulta provocó que el  gobierno finalmente legalizara esta papeleta por decreto y se facultara a la Organización Electoral para contabilizar los votos que se depositaran en las elecciones presidenciales del 27 de mayo de 1990. La victoria del Sí precipitó una nueva Constitución, la del 91 y el derrocamiento de una Carta Magna que había quedado obsoleta.

Resurrección estudiantil

Tras 20 años sin apenas injerencia, el movimiento estudiantil logró en 2011 desafiar a un gobierno entero y parar una reforma, planteada por el presidente Juan Manuel Santos y su ministra de Educación de ese entonces, María Fernanda Campo, para reformar la Ley 30 que reglamenta la educación superior en Colombia.

Los puntos más controvertidos que se introdujeron y que provocaron la movilización de los estudiantes fueron los siguientes: consolidar un modelo de universidades con ánimo de lucro, permitir la entrada de capital externo en las instituciones oficiales y autorizar que el gobierno destinara recursos públicos a las privadas.

Ante estas propuestas, los universitarios comenzaron a organizarse dando origen a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane), responsable de las grandes marchas que se convocaron para las siguientes semanas.

La primera fue la del 7 de abril que unió a estudiantes, profesores y sindicatos en torno a varias demandas como mejores condiciones salariales para los docentes, pensionados y empleados; mejoras en derechos laborales y sindicales y rechazo a la reforma que se pretendía incluir en el Plan Nacional de Desarrollo 2010 – 2014.

El gobierno, desoyendo las proclamas de los jóvenes, decidió radicar el proyecto ante el Congreso de la República, generando malestar entre la comunidad académica. 32 universidades públicas del país declararon un paro nacional indefinido hasta que Santos reconsiderara su postura y formulara una nueva reforma con el beneplácito de todos los sectores afectados.

Finalmente, el 11 de noviembre, el mandatario retiró la propuesta y los estudiantes dieron por finalizada la huelga que los tenía apartados de las aulas de clase.

La generación de la paz

Después de la victoria del No en el plebiscito por la paz el 2 de octubre de 2016, la incertidumbre política y las reacciones en contra del resultado se tomaron las redes sociales, que se consolidaron como el nuevo escenario desde donde miles de jóvenes y ciudadanos volcaron su descontento y su malestar.

Fue entonces cuando un  grupo de universitarios canalizó todo ese enfado y frustración en torno al movimiento estudiantil que desde las movilizaciones de 2011 estaba aplacado y disperso. Con una clara vocación social y política, estudiantes de universidades públicas y privadas de Bogotá, como la Nacional y los Andes, convocaron multitudinarias marchas que lograron unir a más de 50.000 ciudadanos en la Plaza de Bolívar bajo un mismo lema: “Queremos la paz”.

El éxito de este llamado estudiantil, promovido por jóvenes que soñaban con ser la primera generación de colombianos que no viviría más el conflicto armado, precipitó que los estudiantes de 30 universidades de todo el país se unieran a esta causa y replicaran la iniciativa y las marchas en sus respectivas ciudades. Juntos elaboraron un manifiesto con siete planteamientos, entre ellos, que las víctimas debían ser el centro de los acuerdos, el cese del fuego se debía mantener y se debía acabar con la polarización, las mentiras y la manipulación que entorpecían el proceso.

Lo más significativo de este movimiento de estudiantes es que logró unir a una gran número de colombianos de diferentes procedencias, estratos socioeconómicos e incluso inclinaciones políticas en torno a una demanda común, al margen de si en el referendo habían votado por el Sí, por el No, eran abstencionistas o indecisos.

Fue el primer paso para trazar el camino hacia la reconciliación nacional y el preámbulo de la implementación de los acuerdos de paz con los que se inauguró una etapa histórica para Colombia: la del fin del conflicto armado.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/movimientos-estudiantiles-historicos-en-colombia/529694

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La telaraña de las redes

Por: Gloria Hurtado

Sí, caí. Tan estricta que he sido en nunca repetir una mala noticia, o una información alarmante (va a suceder, atracaron, advertencias de peligro), me llegó un whatsapp de una fuente fidedigna con una imagen de atraco a un “supuesto” líder sindical que me pareció tan pero tan atropellador, que lo repiqué. Pero mas que la imagen fue la fuente la que me hizo confiar. “Imposible “ que esta fuente estuviera equivocada, imposible. Solicitaba alertar para prevenir que se le hiciera mas daño. Inmediatamente otra fuente periodística, también confiable, aclaró: “no es verdad, es una imagen de Venezuela, de la Guardia Nacional”. Empecé a “bombardear” a mi primera fuente pidiéndole una aclaración y su respuesta fue aplastante. “Estoy buscando al remitente, pensé que al retwitear iba. Sigo buscando y si lo consigo te lo mando”. Minutos después  “Perdón por la confusión”.

Sí, sentir vergüenza y pedir excusas, qué mas queda. A los mismos que se retwiteó, mandar la “aclaración”. Sin embargo la lección es muy clara. ¡Y enredada! ¿Cómo hay que manejar las redes? ¿Cómo no caer en la telaraña de ellas? Es necesario “vivir conectado” pero ¿en quién creer? Ni siquiera fuentes confiables, aseguran la verdad de la información. En montajes, plagios de whatsapp, memes, hackers, hoy está la “realidad”. La era de la post verdad, de las falsas noticias, del poder de la información pero tergiversada a mas no poder. Las redes son como un monstruo, una telaraña que atrapa, hay que vivir “en ella” pero conservando la  libertad de la credibilidad. ¿Cómo hacerlo? No es fácil.

Pero el que no sea fácil no significa claudicar. No significa renunciar a un elemento actual que hay que saber manejar y enfrentar. Lo mas importante (y peligroso) la inmediatez. En la actualidad lo instantáneo precipita a errores que con paciencia se habrían podido manejar diferente. Tener un mínimo de prudencia y hasta donde se pueda, evaluar, analizar, sopesar antes de retwitear la información recibida. Las exageraciones casi siempre son mentiras. Los “absurdos” que impactan y lastiman por lo general tienen dosis de veneno y maldad. Las “rarezas” pueden terminar siendo montajes de los cuales hay que tener distancia y mesura. Qué tan valiosa es la prudencia en estos casos. Si se puede, una confirmación telefónica, salirse de la multitud para recuperar la individualidad de un contacto, puede ser una medida prudente. Asegurar de viva voz la verdad del remitente es tranquilizador. Pero suena paradójico porque también la inmediatez puede ayudar a solucionar la dificultad.

Lo que si es claro que imágenes de heridos o muertos o desastres (Mocoa o la mujer herida en la bomba del Andino) no aportan absolutamente nada a la información. Lo que buscan es impactar y azuzar el morbo y allí estamos “cargando” de malestar y perturbación a quienes están conectados. ¿Con qué fin? Energéticamente resonar en ondas pesadas y densas, nada aporta y por el contrario contribuye a enredar el ambiente. Lo dicen todos los estudios de Psicología modernos: cargarse de negativo lo único que aporta es negatividad. Buscar equilibrio, prudencia, serenidad, conceptos cada vez mas escasos en el mundo actual, pareciera que son los blindajes necesarios para enfrentar y navegar en las redes. Hay que saber hacerlo y…sobrevivir.

Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos

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Colombia: Educación superior para todos

Colombia / www.elcolombiano.com / 28 de Junio de 2017

Por Sebastián Díaz Bolívar
Universidad de Medellín
Facultad de Derecho. 5° semestre.
sebasbolivar1@hotmail.com

¿Cómo lograr que en un país como Colombia, los miles de jóvenes que sueñan con estudiar una carrera universitaria pero que no cuentan con los recursos para costearla, lo hagan? Por muchos años la respuesta a esta pregunta fueron la universidades públicas con una filosofía en la cual todas las personas, sin importar sus ingresos, pudieran ingresar a la educación superior; sin embargo, las universidades públicas del país más que cumplir con su propósito, se han convertido en lugares elitistas donde solo pueden estudiar quienes tengan los mejores resultados en el examen de admisión dejando a los otros miles por fuera.

El problema de las universidades públicas es que acaparan billones de pesos en recursos administrados deficientemente. Recursos que destinados a un sistema de becas en universidades privadas podrían garantizar el ingreso al doble de las personas. El presupuesto de la Universidad de Antioquia por ejemplo para el año 2017 es de 1 billón 55 mil millones de pesos, para una cobertura de 39 mil estudiantes. Con ese mismo dinero, se le podrían dar becas a 75 mil estudiantes por 7 millones de pesos el semestre en universidades privadas, una diferencia de 36 mil personas, es decir, con lo que le cuesta a la Universidad de Antioquia la educación de 39 mil estudiantes se le puede dar educación de calidad a casi el doble de jóvenes. ¿Acaso el principal fin de las políticas económico-educativas no es garantizar el ingreso a la universidad a la mayor cantidad de personas posibles?

El poder educarse es la posibilidad que tiene un joven de desarrollar todo su potencial y aportarle a la sociedad. Es una pena que lo único que se interponga entre la realización de miles de jóvenes y sus sueños, sean las universidades públicas, que con su burócrata administración, se la niegan. El país debe pensar si sus prioridades son: mantener instituciones derrochadoras o permitir que miles de jóvenes puedan educarse..

*Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.

Fuente:http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/educacion-superior-para-todos-YN6791230

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Y después del paro de maestros ¿Qué?

El paro de maestros dejó una huella en la historia de las movilizaciones sociales en Colombia.

Por: Yesid Gonzalez Perdomo.

Independientemente de los resultados del paro del magisterio, es una realidad que dejamos huella en la historia de las movilizaciones en Colombia en los últimos 20 años. Junto a la MANE y el Paro Agrario los maestros logramos recuperar parte de nuestra identidad como intelectuales de la cultura, viene a mi memoria la historia de los docentes que marcharon desde la costa atlántica hasta Bogotá hace 51 años, la denominada marcha del hambre, que puso en el escenario nacional la penosa situación de los educadores.

Después de medio siglo, y al mejor estilo del eterno retorno, vuelven las manifestaciones pacíficas y coloridas de los educadores del país, retornan para confrontar una sociedad y su desinterés frente a la educación de los niños, niñas y adolescentes.

Con esto no quiero decir que el ciudadano de a pie, ese que está por fuera de los ámbitos académicos no se preocupe por la formación de su descendencia, todo lo contrario, es su principal intranquilidad. A lo que me refiero es que no hemos podido superar nuestra visión individual de la escuela, no tenemos un proyecto nacional educativo que responda a nuestras necesidades y prioridades.

Programas como ser Pilo Paga aumentan aún más esta visión egoísta del sistema educativo, la arbitraria meritocracia maquilla un plan de darwinismo social, es un sistema en donde prevalece el sálvese quien pueda; de esta forma no podremos llegar nunca a una sociedad más equitativa.

De ahí, que el paro de maestros sea fundamental para pensarnos el futuro del país de una manera más compleja, ya que es recurrente que nos concentremos solo en una parte de la solución, por ejemplo, las habilidades, eficiencia y competencias de los profesores.

Informes como el de la Fundación Compartir plantean un tipo de solución, por la misma línea, propuestas de carrera docente como las publicadas por algunos autores en este portal deberían ser tenidas en cuenta o por lo menos discutidas para ayudar a solucionar el problema. El meollo del asunto está en que el docente es solo una parte del proceso educativo, debemos ir más allá, pensar en los estudiantes, los directivos docentes, los padres y madres de familia, la financiación, el modelo pedagógico, el contexto, en fin, para problemas complejos soluciones complejas.

Otro ejemplo que podría ilustrarnos,  fue la propuesta por parte del MEN de un estatuto de profesionalización de la carrera docente, aprobado en el decreto ley  1278 de 2002, y bajo los parámetros de las organizaciones multilaterales como la OCDE  y el BM, éste configuró la evaluación anual de desempeño y la evaluación de competencias para ascenso, el objetivo concreto era mejorar ese sofisma llamado “calidad de la educación”  a través de la presión  al nuevo cuerpo docente, los resultados  han demostrado que dicho estatuto fue un fracaso por no tener en cuenta los otros elementos del acto pedagógico.

En otras palabras, el paro del magisterio debe servirnos como excusa para considerar un gran encuentro nacional por la educación pública, y cierro el discurso frente a la educación pública porque estoy plenamente convencido de que la privada en Colombia no está en peligro. Fecode en su circular 30 plantea una mesa amplia por la financiación de la educación y en el documento final de acuerdos con el MEN que permitió el levantamiento del paro, se acordó crear una comisión de alto nivel para estudiar una reforma estructural del Sistema General de Participaciones, el problema va más allá de la financiación, es necesario revisar su estructura, propósitos y articulación con los problemas más apremiantes del país.

La propuesta es concreta pero dispendiosa, debemos superar las comisiones de alto nivel, los gurús académicos y pedagógicos, para iniciar un proceso amplio de Diálogo Nacional, donde no se quede nadie por fuera, padres y madres, estudiantes, profesores, gobernantes, académicos, empresarios, organizaciones sociales, ongs, sindicatos, economistas, abogados, básicamente porque todos podemos hablar de educación, pero no todos de pedagogía. 

Este espacio de discusión y construcción colectiva debe generar los insumos necesarios para edificar un modelo educativo endógeno, científico, humanista y público desde el preescolar hasta el posdoctorado, el principal objetivo es desarrollar las capacidades individuales y suplir las necesidades de todos nuestros conciudadanos, en resumen, una educación que busque el libre desarrollo del espíritu humano.

Fuente: http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/y-despues-del-paro-de-maestros-que-61465

Imagen: http://www.americaeconomia.com/sites/7.americaeconomia.com/files/styles/ae_main/public/field/image/huelga_profes_colombia.jpg?itok=moAnsvla

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Colombia: El perfil de la eficiencia interna de la educación en el Departamento.

Hay 29 mil 653 estudiantes entre reprobados y desertores. Ibagué aporta el 45 por ciento de los estudiantes reprobados en el Tolima.

América del Sur/Colombia/27.06.2017/Autor y Fuente:http://www.elnuevodia.com.co/

Al dar una mirada sobre las cifras, a los problemas de cobertura escolar se suman los de la baja eficiencia interna del sistema escolar del Tolima, porque no existen las condiciones para retener en las aulas a los estudiantes que se matriculan año a año.

Son 29 mil 653 los estudiantes que en 2016, o “perdieron el año” o desertaron de las aulas en todo el Departamento, incluyendo Ibagué, este último en su calidad de ser el único municipio certificado para administrar los recursos estatales disponibles para la oferta en los niveles de educación básica y media.

En las estadísticas de la Gobernación, estas cifras se contabilizan como “mortalidad académica”, concepto que de por sí es significativo de la ineficiencia escolar. En el balance anual, es comparable con un rubro de pérdidas en las cifras de la rendición de cuentas de la gestión escolar.

Los datos cuantitativos disponibles nos dicen que en 2016 fueron 19 mil 31 los estudiantes que reprobaron en el Tolima, al no lograr “pasar” las áreas y disciplinas del plan de estudios, sobre una matrícula total de 289 mil 103. De ellos son ocho mil 602 los desertores en Ibagué, dato que significa un aporte de la capital equivalente al 45 por ciento sobre total de “reprobados” en el Departamento, término que popularmente se traduce como “pérdida del año escolar”, uno de los indicadores de eficiencia interna escolar.

La reprobación escolar genera deserción interanual y repitencia, dos fenómenos educativos de fracaso escolar y de baja calidad en los aprendizajes de los estudiantes. Es más alta la registrada en Ibagué (7.17 por ciento) que la de los 46 municipios no certificados (6.2 por ciento).

En nuestro medio, no es común que sea utilizado el término fracaso escolar al referirse a problemas de reprobación, pero no se puede ocultar el hecho de que un estudiante, al no lograr las calificaciones requeridas para ser promocionado de un grado al otro, está cayendo en un problema de rendimiento académico que guarda efectos personales y sociales preocupantes.

El fracaso escolar debe entenderse “como fenómeno de malestar y desigualdad que se deja sentir más allá de la escuela… es un fracaso social… es la insuficiencia detectada en los resultados alcanzados por los alumnos”, dice el español Valentín Martínez-Otero, de la Universidad Complutense de Madrid (2009,p.69).

¿Cuáles son los factores incidentes para que usted hubiese reprobado el grado Sexto?, se preguntó en 2017 a los estudiantes que han reprobado en la institución La Sagrada Familia, de Ibagué, en desarrollo de la investigación titulada ‘Los factores incidentes en la reprobación escolar en los estudiantes del grado Sexto’, de la autoría de Enrique Prada Vergara, coordinador académico de esta institución.

Esos factores son: “Por mal comportamiento en las clases o presentar problemas disciplinarios (75%), el ser irresponsable y perezoso con tareas, trabajos escritos, talleres y diferentes actividades académicas programadas (70,1%), por tener inasistencias, no venir a estudiar, evadir clases (71,9%)”.

Pero surgen otras preguntas en este respecto: ¿Qué tal que al docente que repruebe a más de la mitad de sus estudiantes se le acusara de un acto de “mortalidad académica”? ¿Cuántos serían los incriminados?

Los municipios con las más altas tasas de reprobación

La reprobación escolar se incrementó en el país, al entrar en vigencia el decreto nacional 1290 de 2009, que se aplica desde 2010 en el Tolima, norma que autorizó a cada establecimiento educativo para establecer los criterios de promoción de los estudiantes.

Está el caso de Ibagué, donde comenzó la reprobación escolar en el primer año de vigencia del decreto con siete mil 943 reprobados (6.30%), y a partir de ese año creció de manera paulatina, hasta llegar a ser de nueve mil 570 en 2013 (8.14%) y de ocho mil 602 en la vigencia 2015 (7.17 por ciento de reprobación).

Con datos de 2016, reportados por Lila Camelo Romero, de la Dirección de Cobertura de la Secretaría de Educación del Tolima, es posible establecer los cinco municipios con la tasa de reprobación escolar más alta, así:

1. Alvarado, 10.05 % equivalente a 165 reprobados sobre una matrícula de mil 642 estudiantes; 2. Herveo, con una tasa de reprobación de 9.81 por ciento, 156 reprobados sobre una matrícula de mil 590 estudiantes; 3. Piedras, con una tasa de reprobación de 9.64, con 105 reprobados en una matrícula de mil 89 estudiantes; 4. Ambalema, tasa de 9.24 por ciento, con 111 reprobados y una matrícula de mil 201; 5. Espinal, con una tasa de reprobación de 9.21, equivalente a mil 345 estudiantes reprobados sobre una matrícula de 14 mil 611.

10 mil 622 desertores

La tasa de deserción escolar es otro de los indicadores de eficiencia interna y en cuanto a este fenómeno, la cifra total de estudiantes que abandonaron las aulas durante 2016 en el Tolima es de 10 mil 622. De este total, el 37 por ciento pertenece a instituciones educativas de Ibagué, donde la tasa intraanual fue de 3.29 por ciento, equivalente a tres mil 950. Esta tasa es ligeramente superior en los 46 municipios no certificados restantes, con un 3.9 por ciento (seis mil 672).

De mayor a menor, los cinco municipios con las tasas más altas son: 1. Ambalema, 8.16 por ciento; 2. Villarrica, 7.05; 3. Planadas, 6.85; 4. Rioblanco, 6.23, y 5. Anzoátegui, con 6.15 por ciento (2016).

Es pertinente volver a los resultados de la investigación sobre deserción escolar elaborada en 2010 por investigadores de la Universidad Nacional, que dice: “Quizá no haya tema en el campo de la educación tan complejo y difícil como este del abandono escolar. Por momentos se cree que se conoce lo suficiente, sus causas, sus desarrollos y consecuencias, pero de pronto una mirada un poco más cuidadosa pone en evidencia relieves y aspectos que pueden volver a sorprendernos. En la multidimensionalidad de su territorio se juegan decisiones absolutamente cruciales y dramáticas, que de hecho tienen la potencialidad de cambiar el curso de una vida. Además, no es el retiro escolar un asunto del azar, existen patrones sistemáticos y formas en que sus determinantes se reproducen, como también existen manera distintas y complejas de materializarse”.

¿La última vez que te retiraste temporalmente de tus estudios fue por alguna de las siguientes razones personales? Es una de las preguntas hechas a los 46 mil 530 estudiantes de los 139 municipios que comprendió la muestra.

“Tenías dificultades académicas (26,7%) y No te gustaba el estudio o no querías estudiar (26,2%) fueron las razones personales más mencionadas como causales de retiro temporal en el país. Los escolares de sedes con alta deserción y sedes rurales también optaron mayoritariamente por dichas opciones. Igualmente, sobresalen el alto porcentaje alcanzado por la opción por enfermedad entre los indígenas (34,7%) y los afros (24,7%), así como el significativamente alto porcentaje obtenido por las opciones No te gustaba el estudio o no querías estudiar (43,7%) y Considerabas que los estudios que tenías ya eran suficientes (49,3%) entre los estudiantes afros, así como también el alto porcentaje alcanzado en el ítem No te gustaba el estudio o no querías estudiar entre los hombres en comparación con las mujeres (30,9% vs 22,2%)”.Son resultados que siguen siendo válidos y que dan mucho para pensar sobre este fenómeno.

Fuente:http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/especiales/educacion/332246-el-perfil-de-la-eficiencia-interna-de-la-educacion-en-el-departamento.

Imagen:http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/sites/default/files/imagecache/Noticia_600x400/foto_grandes_400x300_noticia/2017/06/24/DATA_ART_11392018_BIG_CE.jpg

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Desigualdad a la luz de Saber 11, exministra Parody.

Consecuencias de haber negociado todo con las Farc bajo el interés del Gobierno y no del Estado.

Por: Daniel Mera Villamizar.

En octubre de 2015, la entonces ministra de Educación celebro que “hemos logrado un sacudón a la calidad de la educación; los resultados de Saber 11 muestran la respuesta de los estudiantes frente al programa de becas Ser Pilo Paga”. De aguafiestas, anote que “el sistema responde por todos los estudiantes”, no solamente por los pilos, y que para un “entendimiento público más fidedigno” se necesitaban otros datos básicos, que el MEN tampoco ofreció en 2016.

Pues bien: aquí están algunos de esos datos y ratifican la enorme desigualdad educativa que se esconde detrás del promedio nacional del puntaje global en Saber 11, la estadística favorita para seguir engañándonos. Es como si a nadie le importara el promedio del quintil inferior o del 60 % de la mitad. Como si la distancia entre el quintil inferior y el superior no entrañara un reto mayúsculo de política pública, con variables de rural y urbano, y nivel socioeconómico.

En 2015, calendario A, el promedio global fue 250 (sobre 500); el del 20 % inferior, 191;  el de los quintiles 2, 3 y 4, 246; y el del quintil superior, 321.

Debería consternar un poco ese promedio de 191, que cerca de 120.000 bachilleres salgan con tan bajas competencias académicas. La entonces ministra vendió un “sacudón a la calidad”; así que es de suponer que observó una mejoría respecto de 2014. No fue el caso del quintil inferior, que bajó de 196 a 191 (en 2016 se movió a 194), ni del 60 % de la mitad, que bajó de 247 a 246. El único que subió fue el quintil superior, de 315 a 321 (versus 349 de calendario B). De hecho, el puntaje promedio de los colegios oficiales bajó levemente de 245 en 2014 a 244 en 2015. Sin embargo, “sacudón…”.

Si nos importan los 120.000 bachilleres del quintil inferior, ¿qué hacer? Una acción que este Gobierno prometió a partir del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, artículo 200, fue cerrar brechas; y en educación uno de los indicadores es el promedio del resultado en la prueba de matemáticas de Saber 11, a nivel municipal, con línea base de 2014 y metas en 2016 y 2018. Otro indicador relacionado es el porcentaje de cobertura neta en educación media. Planeación Nacional, DNP, estableció la brecha y el nivel de esfuerzo para superarla, y trata de realizar seguimiento.

¿Quiénes son los responsables del esfuerzo? He ahí la cuestión. Se requería un acuerdo sectorial entre DNP y el Ministerio para redirigir inversiones hacia cada uno de los cuatro indicadores en educación para cierre de brechas. Ya no se hizo ese acuerdo sectorial y muy pocos se hicieron. No hubo una política pública para cierre de brechas en educación. No es sexy hablar de los perdedores o los condenados en ruedas de prensa. Pero así como un país con aspiraciones no debe cometer la torpeza de desperdiciar el talento que ha sobrevivido a la desigualdad, tampoco puede éticamente ignorar a los que no podrán evitar el 20 % inferior.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/armas-coca-e-interes-nacional-columna-698775

Imagen: https://1.bp.blogspot.com/-3Z62EtVFHTU/V8v8fCvVk0I/AAAAAAAANEo/7nWW63L2Tzcs3Siczw0nCBlsswPK1m6QwCLcB/s400/Lwo%2BParodya%2Beducativa.jpg

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Colombia: Cali busca estrategias para mejorar calidad educativa

Colombia/27 de junio de 2017/Fuente: http://www.elpais.com.co

Implementar estrategias que permitan mejorar la calidad educativa en la capital del Valle del Cauca, fue una de las recomendaciones que hizo el programa Cali Cómo Vamos en su informe más reciente de educación, donde se analiza el desempeño de la ciudad en esta materia.

En 2016 se matricularon en Cali un total de 376.674 estudiantes, cifra 3,6 % inferior a la registrada en 2015.

De acuerdo con el documento, por segundo año consecutivo la educación en Cali presenta reducciones en la cobertura en los niveles de preescolar, primaria, básica y media. Comparado con otras ciudades capitales del país, la cobertura educativa en los niveles mencionados se encuentra por debajo de capitales como Bogotá, Manizales, Pereira y Medellín.

En términos de cobertura bruta (relación porcentual entre los alumnos matriculados en un nivel de enseñanza específico, independiente de la edad que tengan, y la población escolar que tiene la edad apropiada para cursar dicho nivel) Cali registra porcentajes de 66,4 % en transición, 86 % en primaria, 81,3 % en secundaria y 58,6 % en media, cifras inferiores a las de las principales ciudades.

En cobertura neta (mide la proporción de niños en un rango determinado de edad, que están asistiendo al colegio, respecto a la población que en esa edad debería asistir al colegio) las tasas de Cali también son inferiores a las de ciudades como Bucaramanga, Bogotá, Manizales y Cartagena. “La cobertura debería ser del 100 %, una tasa de cobertura del 100 % significa que atendiste a todos los niños que estaban disponibles para estudiar”, indicó Marvin Mendoza, jefe del programa Cali Cómo Vamos.

Según el análisis, de acuerdo con información preliminar de la Secretaría de Educación de Cali, el porcentaje de niños y jóvenes por fuera del sistema educativo en 2016 se registró en 27,3 %, cifra 2,8 puntos porcentuales superior frente a 2015. Cali Cómo Vamos estima que son unos 120.000, con base en datos de población del DANE.

Otro indicador que preocupa es el de la deserción escolar. De acuerdo con el Ministerio de Educación Nacional, en 2016 se registró en Cali una tasa de deserción intra anual (estudiantes que abandonan en el transcurso del año escolar) de 5 % en el nivel de transición, 3,1 % en primaria, 5 % en secundaria y 3,5% en educación media, cifras superiores a las registradas en 2015.

El informe de educación también hace referencia a las pruebas Saber, donde indica que en 2016 los estudiantes en Cali obtuvieron resultados superiores a 2015 en las Pruebas Saber 3, 5, 9 y 11. Sin embargo, a medida que se avanza en el ciclo educativo, el porcentaje de estudiantes con resultados satisfactorios y avanzados en lenguaje y matemáticas se reduce.

¿Cómo mejorar?

Para Ramón Atehortúa, exrector del colegio Santa Librada y asesor en temas educativos, es necesario fortalecer académica y pedagógicamente a los docentes.

Asimismo considera que se deben generar cambios en los establecimientos educativos, como por ejemplo en el número de estudiantes por curso, que a veces supera los 50 alumnos. También añadió que se debe garantizar que los niños permanezcan en el mismo colegio desde transición hasta 11º.

“Eso se garantiza ofreciendo transporte a los estudiantes, alimentación, material didáctico o bibliotecas. Hay factores pedagógicos y de infraestructura determinantes en el mejoramiento y para poderlos aplicar se requiere plata y voluntad”, dijo Atehortúa.

Para Luz Marina Londoño, secretaria ejecutiva de la Comisión Vallecaucana por la Educación, “se debe trabajar mucho el tema de los modelos pedagógicos, que se pueda vivir mucho más la educación desde la práctica y la experiencia, más que desde la teoría”. Añadió que para combatir la deserción debe haber un trabajo mancomunado entre el Estado y las familias.

A su vez, Jhon Jairo Caicedo, presidente de la Federación Nacional de Personeros Estudiantiles, manifestó que la vinculación al sistema educativo de los estudiantes extra edad, es una de las tareas que se debe emprender, “ya que la mayoría de estudiantes en deserción escolar están en extra edad, superan los 18 años”.

Por su parte, César Ocoró, subsecretario de Calidad Educativa, de la Secretaría de Educación, indicó que parte de los $360.000 millones que invertirá Cali en educación, a través de un empréstito, se destinarán a calidad, además de infraestructura.

“Hemos mejorado en pruebas Saber y Pisa, pero no nos quedamos allí, estamos estructurando el proyecto ‘Cali con calidad y pertinencia educativa’, en el cual trabajaremos cuatro subcomponentes que son: gestión escolar, mejoramiento de los aprendizajes, clima escolar y comunidad más escuela. Vamos a ir desde la parte pedagógica a acompañar al maestro, a transformar sus prácticas de aula”, aseguró Ocoró y anunció que en agosto empezaría la ejecución.

Asimismo, indicó que Cali contará con cinco colegios y seis Centros de Desarrollo Infantil nuevos, porque también se busca fortalecer la educación inicial.

El funcionario añadió que se debe revisar la cifra de niños por fuera del sistema educativo porque “no es lógico que 120.000 estén por fuera”.

Fuente de la Noticia:
http://www.elpais.com.co/cali/busca-estrategias-para-mejorar-dad-educativa.html
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