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Colombia: Indígenas de Marsella regresan a la escuela

Colombia/20 de Febrero de 2017/

Después de una semana sin asistir a las escuelas Alto Cauca, Suratena y La Siria, los hijos de la comunidad indígena embera chamí de Marsella retomarán  clases mañana lunes.

Los padres de los menores se negaron a mandar a sus hijos a estudiar hasta que no se construya un plantel educativo enmarcado en el Sistema de Educación Indígena propio que atienda exclusivamente a esta comunidad estudiantil; el gobernador indígena William Niaza considera que sus niños y jóvenes deben ser formados en un proyecto educativo que reconozca y legitime su propia cultura.

En reunión con la secretaria de Educación departamental Liliana María Sánchez, el gobernador indígena, William Niaza, y una delegación de maestros del resguardo de Suratena acordaron crear una comisión de estudio para elaborar un proyecto educativo comunitario, enmarcado en el Sistema de Educación Indígena Propio, SEIP, que sea pertinente, de calidad y acorde con sus saberes ancestrales.
“Acordamos trasladar las aulas que se encuentran provisionales en Suratena al lote donde están las viviendas entregadas por la Gobernación, y esto tendrá un tiempo aproximado de tres meses, al igual que el proyecto educativo comunitario entre cuatro y cinco meses; estaremos dando respuestas positivas al respecto pero lo mejor de esta reunión es que los niños van a regresar a las aulas”, dijo la Secretaria de Educación de Risaralda.
 Agregó que en el plan de Gobierno departamental está conservar y mantener la cultura de la comunidad y por ello tal como los líderes indígenas lo solicitaron desde el año pasado, 60 maestros embera fueron contratados.
En tanto William Naza, gobernador indígena aseguró que la institución educativa tendrá por nombre Warrarã Deê, que en lengua embera significa casa de los niños.  “Confiamos en la buena voluntad que tiene la Secretaria de Educación, creo que fue muy enriquecedora por las partes, y en cierta medida ha reconocido las razones expuestas”, aseguró  William Niaza.
 Fuente: http://www.eldiario.com.co/seccion/RISARALDA/ind-genas-de-marsella-regresan-a-la-escuela1702.html
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Pacto Universitario por la Paz y llamado a su recuperación intelectual

Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez

El 10 de septiembre de 2016, representantes de 18 universidades publicas con presencia en las regiones de Colombia y 4 institutos universitarios se reunieron a pensar y formular una ruta de trabajo común hacia la implementación de los acuerdos y consolidación de una paz estable y duradera. El Centro de Pensamiento para la Paz y el Ministerio de Educación Nacional, abrieron el espacio que culminó con una agenda regional. El primer acuerdo fue un documento llamado Manifiesto Publico Universitario de Girardot sobre Regiones y Paz, mediante el cual la Educación Superior Publica es ratificada como parte vital y necesaria para promover la humanización que exige la paz en sus localidades y regiones. Las universidades comprometieron sus esfuerzos para trabajar con el mas hondo sentido ético, político, científico y cultural, en aras de impedir que uno solo de recursos genere mas victimas o sea arrebatado por agentes de poder para sus fines particulares.

El 9 de febrero de 2017, siguiendo el trazado del Manifiesto de Girardot, los Rectores de esas mismas universidades y 5 mas, asumieron el compromiso público de apoyar Institucionalmente las tareas de construcción de paz, mediante la firma del Pacto Publico por una Educación Superior Para la Paz, que avance como una Red de Educación Superior por la Paz, en la implementación de los acuerdos de paz firmados con las FARC y en curso con el ELN. Con este pacto quedan vinculados el Ministerio de Educación Nacional y las Universidades Nacional (Bogotá, Arauca), Choco, Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), Cauca, Nariño, Amazonia (Leticia), Popular del Cesar, Cauca, Cundinamarca, Guajira, La Paz (Barranca), De Pamplona, Francisco de Paula Santander, Sur-Colombiana, Magdalena, De los Llanos, e Instituciones como Educación Rural (Pamplona), Tecnológica del Putumayo, Instituto del Deporte entre otros.

La iniciativa del Manifiesto quedó disuelta en el Pacto y se espera del Gobierno la ratificación efectiva de compromisos y búsqueda de conversión de los acuerdos a políticas publicas, que ofrezcan un comportamiento Institucional articulado y atiendan aspectos urgentes como la financiación de las universidades publicas, respeto por la autonomía, garantías laborales al profesorado y trabajadores, y sobre todo, el cese de hostilidades ejercidas a través de la política educativa actual que asfixia con presiones de ampliación de cobertura y formalidades de acreditación y otras gestiones inconexas que bloquean las ideas y responsabilidades sociales de las universidades en cada región.

Las Universidades a la vez aceptan el llamado a asumir responsablemente su participación en la construcción de paz con justicia social y reconocimiento de derechos. Estos compromisos crean un marco de condiciones para que las universidades demuestren ser los referentes éticos reales a las que las victimas puedan acoger sin recelo y las nuevas formaciones políticas sin desconfianza. Hacia adentro tienen el encargo de revisar sus concepciones de poder, eliminar prejuicios, estigmas y maneras autoritarias de comportamiento excluyentes. Es un buen momento para que sus órganos de gobierno promuevan la recuperación de la función intelectual de la universidad y del pensar y actuar en colectivo e impulsen la función del conocimiento como herramienta de transformación de las relaciones de desigualdad y discriminación que padecen las amplias mayorías de población.

Es momento también para que el intelectual universitario, el sujeto académico, se haga oír, suscite debate y controversia, se exponga en el debate publico con sus escritos, con su verbo, con sus logros científicos y culturales, recupere la dialéctica y el argumento y abandone el aislamiento provocado por la muerte que rastrillaba al país eliminado oposiciones. Los intelectuales constituyen la base que da solidez a las universidades, que entiendan que su grandeza no esta en sus métodos de medición, ni sus capacidades técnicas, ni sus edificios inteligentes y menos en los maquillados informes de pacificación y buen vivir fabricado por expertos. La grandeza esta en su capacidad para decir y hacer en la ciencia, la cultura, el humanismo y la técnica con la verdad y con convicción ética.

Los lugares de la función intelectual están atrapados por las estrictas técnicas de aula empeñadas en sacar adelante el saber por fragmentos y resultados llamados hoy productos académicos, que aunque no impacten la realidad, ni refuten o complementen teorías endurecen mitos mercantiles como la indexación, citación, acreditación y certificación, que por su reputación intimidan e invalidan la potencia de las universidades de menores recursos y capacidades, que son en esencia las que pueden prestar su mejor concurso en la construcción de paz real. Estas formas que impregnaron la cultura universitaria anteponen a la sustancia de las cosas y las acciones la formalidad útil al interés particular de autopromoción académica y no del cambio social, que alienta el intelectual cuyo rasgo principal es poder ejercer su libertad de escribir, hablar, actuar, ser soberano para intervenir en el debate publico sin condicionamientos, ni ataduras dogmaticas y cumplir una función social orientada a transformar la realidad representando a otros que no son necesariamente su comunidad política ni académica.

 La universidad y con ella sus intelectuales están sometidos a las exigencias de la sociedad, no las del gobierno, ni las de grupos de poder económico o político y para ser un actor principal de paz tiene el compromiso de mantener autoridad ética y resistir los embates del poder estatal o paraestatal, sin sucumbir a las trampas de premios, apoyo a proyectos, recursos adicionales o compensaciones por su tarea vital. La razón de ser intelectual colectiva de la universidad es contribuir con las herramientas adecuadas a mirar la realidad tal como es y describirla, evidenciarla y poner toda su potencia al servicio de la sociedad para transformarla, además de aprender a ponerse de pie cuando intuya o perciba un solo ataque o agresión contra la dignidad humana. La paz exige palabras, voces múltiples, explicaciones a lo que la gente lucha, hace y dice y el intelectual es ante todo un traductor no un guía, ni un consejero. La universidad y sus intelectuales tienen en sus manos este momento histórico de fin del conflicto armado, para recuperar su misión, mirar con detenimiento las partes de la realidad fragmentada y contribuir a armar el rompecabezas de la memoria colectiva y del proyecto de nación a construir, y aprender y enseñar a imaginar, soñar, construir otros mundos negados y a vivir sin autoritarismos, astucias, ni temor, y si con tranquilidad, fraternidad, con dignidad.

 

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Mujeres en la ciencia

Por: Ignacio Mantilla

Se celebró la semana pasada el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”. Aunque la fecha reservada para esta conmemoración, el 11 de febrero, pasó inadvertida en nuestro medio, quiero aprovechar este espacio para destacar las razones que tuvo la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2015 para proclamar este “Día Internacional”, que se celebrará todos los años.

Dice la correspondiente resolución que: “con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas decide proclamar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”.

Una pregunta que seguramente todos alguna vez nos hemos hecho es: ¿y para qué sirve un Día Internacional? La respuesta nos la da la propia Asamblea General, en la expedición de las resoluciones en las que designa una fecha como Día Internacional.

En definitiva, la ONU ha aclarado que el propósito de los Días Internacionales es “sensibilizar, concientizar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos lo exijan a sus representantes”.

Pese a los esfuerzos de la ONU en el caso que nos ocupa, la verdad es que las mujeres siguen enfrentándose a barreras en su formación científica, que no parecen fáciles de vencer. Actualmente, las cifras que brinda este mismo Organismo internacional indican que la probabilidad de que las estudiantes terminen una carrera, una maestría o un doctorado en Ciencias es del 18%, 8% y 2%, respectivamente. Para los estudiantes masculinos, en cambio, es del 37%, 18% y 6%

En general, la participación de las mujeres investigadoras (en todas las áreas de las Ciencias) es baja: menor del 40% en los países de la OCDE, con excepción de Portugal y Estonia, pero sin alcanzar siquiera, en estos países, un 50%. Los niveles más bajos (menores del 20%) están en Japón y Corea (OCDE, MSTI – febrero 7 de 2017).

En la Universidad Nacional, las profesoras vinculadas a las Facultades de Ciencias en las diferentes Sedes representan, en todas ellas, menos del 30% del total de profesores de esas Facultades. En la Sede Medellín, por ejemplo, solo 29 de los 134 profesores de Ciencias son mujeres, el 21.6%.

Aun cuando se habla mucho sobre la necesidad de que haya más mujeres investigadoras, poco se hace. Muchos talentos se pierden, otros permanecen ocultos y algunos otros son deliberadamente opacados. Tampoco se intenta atraer a las niñas hacia las ciencias, más bien los esfuerzos se encaminan a estimular y patrocinar reinados de belleza.

Quiero exponer el ejemplo de dos mujeres científicas excepcionales, matemáticas ambas, distanciadas por cerca de 1600 años. Una de ellas, de las primeras mujeres matemáticas de la que se tiene noticia, llamada Hipatia, murió en Alejandría a comienzos del siglo V, linchada por una turba de cristianos, acusada de ser una mujer entregada al pensamiento y la enseñanza libres. A Hipatia se le conoce como la “Mártir de la Ciencia”. Por su irracional y cruento asesinato y por sus especiales aportes en geometría, álgebra y astronomía, la figura de Hipatia se ha convertido en un verdadero mito. Algunos movimientos feministas la reivindican como paradigma de una mujer liberada. Para las ciencias, se trata de un oscuro capítulo que debe presentarse en la historia como un hecho terrible que no debe repetirse. Es un gran contraejemplo. Es la indiscutible evidencia de que la ceguera colectiva humana, que opaca la inteligencia, sí existe.

La otra admirable científica es Maryam Mirzajani, una joven matemática iraní, quien se formó en pregrado en la Universidad de Tecnología Sharif de Teherán y actualmente es profesora de la Universidad de Stanford. Maryam fue galardonada en 2014 con la Medalla Fields, siendo la primera mujer de la historia en recibir este premio equivalente al “Nobel de las matemáticas”. El premio le fue otorgado por sus impactantes, trascendentales y originales investigaciones sobre geometría, teoría de superficies de Riemann y sistemas dinámicos. Su origen y su gran talento producen la admiración de la comunidad matemática mundial, pero despierta también la envidia de algunos matemáticos de primer nivel.

Estas extraordinarias científicas son apenas una pequeña muestra y un indiscutible ejemplo de las valerosas y talentosas mujeres, que a pesar de encontrar condiciones muy adversas o tener oportunidades limitadas, han logrado destacarse como científicas de gran nivel. La Medalla Fields, otorgada por primera vez a una mujer matemática, es también el reconocimiento del importante aporte femenino a las matemáticas y la reivindicación del pensamiento de Hipatia de Alejandría, que tuvo que esperar 16 siglos.

La celebración del “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” debe entonces invitarnos a reflexionar sobre la exaltación que merecen las mujeres por su trabajo científico, su tenacidad y sobre la urgente necesidad de acercar a las niñas a las ciencias.

Finalmente, mi vocación docente me impulsa a dejar tareas. En este caso la pregunta es ¿Y cuál es la diferencia entre un “Día Internacional” y un “Día Mundial”? Como en muchas ocasiones, el profesor no conoce la respuesta y espera aprender de sus alumnos.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/mujeres-en-la-ciencia-columna-680480

Imagen: http://aulaverde.masverdedigital.com/?p=3348

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Jornada única y costos de la educación

Por: Ángel Pérez Martínez

Al Gobierno nacional a través del Ministerio de Educación Nacional, MEN, la ha faltado liderazgo, gestión y recursos para avanzar en la jornada única para más de 8 millones de estudiantes de la educación oficial

Según los datos del MEN, En el 2013 de los 10.629.565 estudiantes de la educación preescolar, básica y media solo el 18 por ciento asistía a colegios con jornada única o completa, de ellos más del 90 por ciento lo hacían en colegios privados.

El gobierno del Presidente Santos en su segundo mandato se comprometió a avanzar en la jornada única para la educación oficial como una estrategia para cerrar brechas entre los estudiantes que asisten a colegios privados de buena calidad y quienes asisten a la educación oficial. Además, a partir de diversos documentos que analizaron la experiencia de Chile, de otros países y la evidencia nacional, el MEN sustentó que cuando los estudiantes permanecen más tiempo en el establecimiento educativo mejora la calidad, la convivencia y la participación laboral femenina; así mismo disminuye el embarazo juvenil y la deserción escolar.

También, desde cuando inició el gobierno, la entonces Ministra de Educación Gina Parody aceptó que para mejorar la calidad de la educación y establecer programas como la Jornada única, el país requería más recursos para la educación preescolar, básica y media, según ella: “mientras Chile invierte 4.500 dólares al año por estudiante. Nosotros, con la devaluación, invertimos alrededor de dos millones y medio de pesos, o sea, 800 dólares. En la OCDE el promedio es de 8.400 dólares por estudiante al año. Por ahí comienza la inequidad, apuntó”.

La Ministra tenía razón en el año 2014 la Secretaría de Educación de Bogotá invertía 4 millones de pesos por estudiante en jornada completa y un estudio realizado por Economía Urbana para el MEN encontró que una canasta de costos ideal para la jornada única en el sector oficial tenía un precio cercano a los 5 millones de pesos para dicho año. Estos costos aún están lejos de los pagos, entre 7 y más de 15 millones de pesos anuales, que realizaron las familias en los tres mejores colegios (privados) de Bogotá, Cali y Medellín, de acuerdo con las pruebas SABER 11, donde se confirma: la calidad en educación es costosa.

Los directivos del MEN en el año 2014 conocían que el desarrollo de la jornada única tenía tres obstáculos de los cuales dependía desde la gestión pública su éxito o fracaso. El primero era aumentar el 30% de la actual infraestructura educativa y las dotaciones escolares; el segundo, mejorar las condiciones de los estudiantes para facilitar su aprendizaje: alimentación escolar (pasar de refrigerio a almuerzo), transporte, espacios recreativos y deportes, bibliotecas y aulas especiales, según proyecto educativo del colegio; y tercero, las condiciones laborales de los docentes, donde existía un dilema: aumentar la jornada laboral a los actuales docentes e incrementar su salario, o nombrar más docentes con el mismo salario que reciben quienes hoy laboran en la educación oficial.

Al finalizar el año 2016, sorprende los pobres resultados alcanzados en el programa de jornada única, por ejemplo, en infraestructura educativa la meta a 2030 es construir 51.134 nuevas aulas de clase, 30.000 aulas en el cuatrenio 2014 a 2018, Gobierno Santos. Según el informe de gestión del MEN 2014- 2016, entre 2015 y 2016 apenas se entregaron 3.571 nuevas aulas, el 18% de la meta. Sin embargo, el número de estudiantes en jornada única promovidos por el programa alcanzó 374.494 estudiantes en el 2014 y 500.000 alumnos en el 2016, que equivale sólo al 6 por ciento de la matrícula oficial. Lo anterior significa que el incremento de jornada única por aulas nuevas sería de 142.840 estudiantes (supuesto de 40 estudiantes por aula) y el resto utilizando colegios existentes que era lo más fácil de hacer y sin costo por infraestructura, a no ser que se mejorará o ampliará nuevos espacios educativos. Destaco que al retrasarse las metas para la jornada única, los costos asociados a alimentación escolar, trasporte y nuevos docentes, entre otros, no se producen.

Más grave, el tema de los docentes y la jornada laboral aún no se define, FECODE plantea que se requieren 100.000 docentes adicionales para la jornada única, el MEN propone 30.000 para el actual periodo de gobierno, sin embargo, la experiencia de los colegios privados de buena calidad en Colombia y de otros países indican que la jornada única en las instituciones escolares, 7 u 8 horas al día, es atendida por un sólo equipo de docentes, que trabajan 6 horas en aula y 2 horas en planeación o apoyo, con un currículo único, el respectivo plan de estudios y un sistema de evaluación integral.

El país tiene que tomar una decisión que es costosa y permanente: mantiene los 330.000 docentes con los salarios actuales y para desarrollar la jornada única agrega cerca de 100.000 más. O busca un acuerdo con el magisterio para ampliar la jornada laboral de los docentes, acompañada de una mejora de sus salarios, lo cual se puede realizar con gradualidad de acuerdo con la meta fijada hasta el año 2030, el MEN debe ser consiente que los docentes que tienen un trabajo extra o ingresaron a la educación oficial incentivados por la jornada laboral se opondrán. En el próximo artículo explicaré porque es mejor esta segunda opción para los docentes y de manera especial para los niños y adolescentes en la garantía del derecho a la educación con calidad.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/jornada-unica-y-costos-de-la-educacion-por-angel-perez/242144

Imagen: http://radiorsd.pe/noticias/minedu-aprueba-aplicar-jornada-escolar-completa-en-36-colegios-de-ancash

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La paz en Colombia abre una oportunidad histórica para avanzar hacia un desarrollo sostenible, afirma la CEPAL

América del Sur/Colombia/Febrero 2017/Noticias/http://www.cinu.mx/noticias/

 La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, señaló que la paz en Colombia debe ejercer como fuerza transformadora para lograr cambios estructurales profundos que sienten las bases de un desarrollo sostenible.

«Deben sentirse orgullosos del proceso de paz. Con todas sus imperfecciones, es el más profundo del siglo XXI«, expresó Alicia Bárcena, quien llamó a empoderar a los jóvenes, que representan el 27% de la población del país, para que construyan la paz y a tomar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible como un instrumento para ello, ya que muchas de sus metas están presentes tanto en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 como en el propio acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En una conferencia ayer en Bogotá en la que participaron el Presidente colombiano Juan Manuel Santos y el economista Joseph Stiglitz, Premios Nobel de la Paz y de Economía, respectivamente, Bárcena destacó que Colombia tiene un gran potencial para superar la visión productiva extractivista, avanzar hacia un uso sostenible de los recursos naturales y lograr un gran impulso ambiental con inversiones en nuevas tecnologías e innovaciones que permitan la consolidación de un desarrollo bajo en carbono y la generación de empleos de calidad.

Al analizar el desempeño económico de Colombia, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL explicó que en 2016 el producto interior bruto (PIB) avanzó un 2%, impulsado por el consumo y por la llegada de remesas, lo que contrarrestó la caída en el valor de las exportaciones (-13% respecto a 2015), debida fundamentalmente al petróleo.

Para este 2017, comentó, la CEPAL prevé una expansión de 2,7%, superior a las estimaciones del Gobierno y de otras instituciones internacionales.

«Apostamos por el proceso de paz», subrayó.

Previamente, entre 2010 y 2015, el país tuvo un crecimiento promedio del 4,5%, por encima de la media de América Latina (2,9%), lo que puso en evidencia su resiliencia ante la caída de los precios de las materias primas registrada en ese período, resaltó la Secretaria Ejecutiva. Ese crecimiento se sostuvo en gran medida gracias al mantenimiento de las tasas de inversión, especialmente en infraestructura.

Alicia Bárcena destacó además que la tributación directa, que si es progresiva fomenta la igualdad, ya alcanza el 50% de la recaudación total, y señaló que la reforma fiscal llevada a cabo en el país constituye también un ejemplo para la región. En materia macroeconómica, persisten no obstante otros desafíos en materia de inflación (5,75% a fines de 2016), déficit en cuenta corriente (-4,5% en 2016), desequilibrio fiscal (-0,4% en 2016) y desempleo (9,8% en 2015), apuntó.

Frente a ello, «Colombia ha hecho enormes esfuerzos en la formalización del trabajo y en la reducción de la pobreza, que disminuyó de 49,7% en 2002 a 27,8% en 2015», dijo Alicia Bárcena. En tanto, la desigualdad, si bien ha bajado, se mantiene en niveles altos, con un índice de Gini de 0,52 en 2015. En materia ambiental, la máxima representante de la CEPAL recordó además que Colombia es el único país de la región que tiene más del 50% de la superficie de su territorio cubierta por bosque natural.

Alicia Bárcena invitó a superar la fragmentación y la polarización social, a trabajar para lograr la reintegración social y laboral exitosa de los ex combatientes, a fortalecer las capacidades institucionales y a apostar por políticas industriales, mientras que a nivel externo llamó a fortalecer la integración regional y la gobernanza global ante el nuevo contexto hemisférico y las incertidumbres mundiales.

Fuente:

http://www.cinu.mx/noticias/la/la-paz-en-colombia-abre-una-op/

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/O83Kv8CWDk84uKyzCLLFB91jjndE7aSdvCIXzdreIPCD7VVZ9ajC_5IHjCkYwQDS-oiBCw=s156

 

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Colombia: Que la paz no acabe con la Amazonía

Colombia/Febrero de 2017/Fuente: AVAAZ

Los expertos lo advirtieron, hoy las comunidades locales lo confirman: la retirada de las FARC de la Amazonía está dando entrada a grupos de ganaderos, explotadores de madera ilegal, cocaleros, y mineros – y están acabando con el bosque.

El gobierno tiene la obligación de proteger los territorios ¡Es parte de los acuerdos que Santos tanto defendió!

Los líderes comunitarios nos informan que miles de hectáreas están siendo destruidas cada día. El gobierno no considera que esta situación sea prioritaria, pero si miles de nosotros exigimos una respuesta inmediata, se verán presionados a responder.

Fuente: https://secure.avaaz.org/campaign/es/deforestacion_11/?pv=70&rc=fb

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La joven Universidad Nacional celebra su sesquicentenario

Por: Ignacio Mantilla

La importancia e influencia que, desde sus orígenes, la Universidad Nacional de Colombia ha ejercido en la construcción de la nación y su actual impacto social en el país como la principal institución de educación superior pública, hacen que la celebración del sesquicentenario de su fundación se convierta en la mejor oportunidad para expresarle a todo el país nuestro agradecimiento por su continuo apoyo. También es la ocasión adecuada para mostrar nuestro potencial como la Universidad del Estado que se ha constituido en patrimonio de todos los colombianos.

En los actos de celebración del cumpleaños 150 de la institución, que comenzaron esta semana y que se extenderán durante todo el año 2017, están programados eventos académicos de diversa índole y de todas las áreas del conocimiento. Será también un año para compartir con los lectores muchos de los logros de la Universidad en los diferentes campos del saber, así como para informar sobre algunas de sus proyecciones futuras.

El primer acto conmemorativo se realizó esta semana en la Sede Medellín con la sesión inaugural de la Cátedra Sesquicentenario, actividad con la cual se mostrará cómo a través de la formación, la investigación y la extensión la Universidad se vincula con las regiones y hace importantes aportes a nuestra sociedad.

Con todo el entusiasmo que produce esta celebración, quiero detenerme para compartir algunos datos sobre la antigüedad y el concepto de universidad en el mundo occidental.

Hay una visión de universidad, propuesta por el médico y profesor José Félix Patiño Restrepo, exrector de la Universidad Nacional. Esta visión considera a la universidad el principal motor del progreso de la sociedad y, más importante que eso, en el crisol de las culturas que han marcado nuestra civilización.

Se ha dicho que los orígenes de la universidad moderna se encuentran en la fundación de la Universidad de Bolonia, en 1088, a la que posteriormente se sumaron las fundaciones de universidades como la de París en 1090, la Universidad de Oxford en 1096 o la de Salamanca en 1218. Sin embargo, el doctor Patiño Restrepo rastrea el origen de la universidad mucho más atrás, en la Alejandría helenística, a comienzos del siglo III a.C. Esto tiene que ver con que si aceptamos que la universidad es la comunidad de maestros y alumnos dedicados a adquirir, crear y difundir el conocimiento, entonces tendríamos que remontarnos más allá de la Edad Media europea, en donde comúnmente se establece el nacimiento de la institución universitaria.

Así, podemos encontrar una institución con los mismos fines, formalmente organizada en esa época. En el año 290 a.C. se fundó el legendario Museion o Templo de las Musas y comenzó el desarrollo de la Biblioteca de Alejandría. Tolomeo I y Tolomeo II convocaron a una gran cantidad de científicos y artistas del mundo conocido para convertir a Alejandría en la capital de la cultura y la ciencia. El Museo de Alejandría, que incluía la Biblioteca, se constituyó en una comunidad de maestros e investigadores y una gran cantidad de alumnos, conformando de esta manera una verdadera escuela. Los maestros eran los principales intelectuales del mundo occidental de aquella época: artistas, matemáticos, astrónomos, médicos, filólogos y filósofos que vivían en las propias edificaciones del Museo y de la Biblioteca.

Como lo resalta el doctor Patiño, en la escuela médica del Museo de Alejandría se llevaron a cabo disecciones anatómicas que desarrollaron el conocimiento de la morfología y la fisiología humanas. En el Museo enseñó Euclides, uno de los más grandes geómetras y matemáticos de la antigüedad, fue allí en donde escribió «Los Elementos», el gran compendio de geometría; se dice que este trabajo es hoy el segundo en número de ediciones publicadas después de la Biblia.

El Museo de Alejandría es, en este sentido, la primera universidad que tuvo la humanidad, universidad entendida como comunidad de maestros y estudiantes con el respaldo de una gran biblioteca. Esta fue una academia que tal vez tuvo mayores recursos y más actividad que las propias universidades europeas del siglo XI. Así pues, la historia de la universidad se remonta a más de 1000 años atrás, a aquel Museo de Alejandría y su gran Biblioteca de la era helenística que se extendió entre el siglo IV y el siglo I a.C.

Ahora bien, ya en nuestro país podemos decir que la universidad colombiana encuentra sus orígenes en la Colonia con una incuestionable influencia de las universidades españolas de la época. Su origen eclesiástico con claro dominio de los agustinos, dominicos y jesuitas se concentró en los estudios teológicos – tomistas, las artes y las humanidades. El acceso a dichas instituciones era más que limitado, pues solo acogían clérigos y en muy contadas excepciones seculares benefactores de la iglesia.

Bajo esta visión se creó en 1580 la Universidad Tomística (origen de la actual Universidad de Santo Tomás), dirigida por la Comunidad de los Dominicos. Sin embargo, se tiene noticia de que años antes de la fundación de la Universidad Tomística se organizó en el Claustro de San Agustín (hoy parte de nuestra Universidad) la Universidad San Nicolás de Bari, que  pronto desapareció. Posteriormente, avivados en conflictos entre comunidades religiosas se fundó en 1622 la Universidad Javeriana que en sus inicios tuvo el carácter de institución pública. Las otras dos universidades clericales de la época fueron el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, fundada en 1653, y la Universidad de San Buenaventura, Cali, en 1715.

Como puede verse, la Universidad Nacional es entonces una institución muy joven en el mundo de las universidades. Esto lo reafirmé la semana pasada cuando recibí la honrosa visita de mi colega Daniel Hernández Ruipérez, rector de la Universidad de Salamanca (y matemático de formación), quien me informó sobre los preparativos que lleva a cabo para celebrar, el próximo año, el cumpleaños 800 de su Universidad.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/la-joven-universidad-nacional-celebra-su-sesquicentenario-columna-679354

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