América del Sur/Colombia/05 Marzo 2017/Fuente y Autor: wradio
El presidente de la República, Juan Manuel Santos, afirmó que el país está tratando de ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE- con el propósito de mejorar la calidad de la educación en Colombia.
Afirmó que este sábado dará un anuncio «muy importante» sobre la calidad educativa e Colombia relacionadas con las pruebas de Estado.
«Una de las razones por la que estamos ingresando a la OCDE es para compararnos con los mejores en las políticas públicas que son importantes.
La más importante es la educación, por eso, nos comenzamos a medir con las pruebas pisa. Mañana vamos a dar una noticia muy importante, pero sobre otras pruebas, sobre la calidad de la educación.
Con las pruebas que nosotros mismos hacemos y eso creo que es algo que complementa perfectamente lo que estamos haciendo», expresó.
Fuente de la noticia: http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/viene-un-anuncio-importante-sobre-la-calidad-de-la-educacion-santos/20170303/nota/3399351.aspx
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La decisión del gobierno Santos de cambiar la destinación de recursos asignados a la ciencia para orientarlos a la construcción de vías es provechosa para la clase política de las regiones, pero negativa para el desarrollo del país.
«El siglo XX será recordado por tres grandes innovaciones: medios sin precedentes para salvar, prolongar y mejorar la vida, medios sin precedentes para destruirla (…) y conocimientos sin precedentes sobre nuestra propia naturaleza y la del universo. Las tres evoluciones han sido fruto de la ciencia y la tecnología».
Con estas palabras, Carl Sagan inicia el capítulo 18 de su libro póstumo Miles de millones. No hay duda alguna, la ciencia del siglo XX cambió y prolongó la vida. Hoy la esperanza de vida es cercana a 80 años, cuando a inicios del siglo anterior era apenas de 45. Gracias al trabajo científico se lograron, entre otras,importantes mejoras en la alimentacióny sanidad pública, en las vacunas, los antibióticos, los tratamientos médicos y el control de enfermedades. También se transformó por completo la vida con la aparición y generalización de los sistemas de planificaciónfamiliar.
Por su parte, la tecnología, hija mayor de la ciencia, cambió por completo nuestra manera de comunicarnos, desplazarnos, convivir, recrearnos y trabajar. Celulares, televisores, carros y computadores, entre otros, modificaron para siempre nuestras formas de vida. Vivimos en una cultura basada en la ciencia, la cual incide de manera profunda en nuestras formas de conocer, pensar e interpretar el mundo.
Es por ello que todas las potencias de hoy realizaron enormes esfuerzos para constituir comunidades científicas que les ayudaran a interpretar y a construir la realidad, de manera que pudieran crear la tecnología que mejorarála calidad de la vida humana. Así lo hicieron, una a una, todas las actuales potencias económicas mundiales y así lo están haciendo todos los países que crecen a ritmos significativos en las últimas décadas, como China o los países del sudeste asiático. En América Latina, también Chile está fortaleciendo ciencia y educación,convirtiéndose,al mismo tiempo,en el país de mayor crecimiento económico de la región en las últimas siete décadas. Ellos saben que sólo así dejarán de depender de los vaivenes propios de los productos mineros y agrícolas, y se acercarán a la producción y exportación con mayor valor agregado: la proveniente de industrias y servicios.
Desafortunadamente, en Colombia, la ciencia, la investigación y la educación han estado a la zaga del desarrollo. Por ello, parece un chiste de mal gusto que digamos que seremos el país más educado de América Latina para el año 2025 y que al mismo tiempo hayamos estado 87 días sin ministra de educación y 103 días sin director en propiedad de Colciencias. A propósito, ¿cuántos días duraría el país sin Ministro de Hacienda o del Interior? En este simple dato se observan dónde están las prioridades del gobierno actual.
Razón tenía Oppenheimer cuando concluía que la educación era algo demasiado importante para que fueran los políticos quienes tomaran las decisiones esenciales.
Digo lo anterior a raíz una decisión totalmente desconcertante que ha tomado el presidente Santos y mediante la cual anunció que 1,3 billones de pesos del Fondo de ciencia serían destinados a la construcción de vías. El gobierno ha dado un argumento falso para justificar el cambio de decisión. Dijo que no había proyectos suficientes y que, por ello, los recursos no habían sido ejecutados. Esto no es cierto. Proyectos hay muchísimos y de muy alta calidad, pero más del 80% no encuentra apoyo. Lo que sucede es que tenemos un sistema muy inadecuado de financiación de ciencia y tecnología, mediante el cual los gobernadores –por lo general totalmente distantes de la ciencia y la tecnología– deciden con criterios politiqueros qué proyecto aprueban y cuál no. Por ello, se han armado verdaderas mafias en torno al sistema de regalías, tan peligrosas como la que acabó con la vida de Jairo Zapa, director de Regalías en Córdoba, después que se aprobaran en tiempo récord más de 160.000 millones de pesos en proyectos avalados por la gobernación, pero hoy fuertemente cuestionados.
Lo que está en juego con la decisión del gobiernoes el futuro de nuestra sociedad y no la deberían tomar los políticos por una razón muy sencilla que podemos argumentar con una idea de Churchill: Estadista –decía–es aquel que piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Desafortunadamente, en Colombia hay muy pocos estadistas y demasiados politiqueros haciendo todo lo posible por ganar las próximas elecciones, así sea a costa de las próximas generaciones.
Los cinco años que lleva el sistema de regalías,creado al amparo de la Ley 1530 de 2012, es un tiempo suficiente para concluir que es un procesoque tiende a generar corrupciónal ligarse exclusivamente a los poderes regionales. En realidad, se convirtió en una nueva manera de revivir los desacreditados “auxilios parlamentarios”, con los que ahora también se aceita la maquinaria electoral, obviamente con nulos impactos en el desarrollo regional.
La ciudadanía debería respaldar la propuesta del ex rector de la Nacional, Moisés Wasserman: Las regiones, en cabeza del gobernador, deben presentar propuestas para favorecer el desarrollo de la salud y la educación en sus territorios, pero debe ser una comunidad científica la que evalúe y decida técnicamente su viabilidad y conveniencia. Por ello, lo que hay que hacer es fortalecer el Fondo Caldas de Colciencias y asignarle una nueva responsabilidad: evaluar técnicamente las propuestas generadas en las regiones. Si así lo hiciéramos, fortaleceríamos a largo plazo el desarrollo de la ciencia y, al hacerlo, pondríamos a los científicos y políticos a pensar en los problemas regionales y en cómo resolverlos.
Sin embargo, la propuesta de Wasserman tiene un escollo casi imposible de resolver: No serán los propios congresistas quienes limiten el poder que actualmente tienen para aceitar sus maquinarias electorales. Por ello, una excelente ocasión sería un proceso de fasttrack para que, un gobierno que piense en el futuro del país, tome la decisión de fortalecer la ciencia y la tecnología y no las maquinarias electorales regionales. El gobierno de Santos pudo tomar la decisión más importante para el país a largo plazo en las próximas décadas; por ello firmó los acuerdos de paz con las FARC e inició los diálogos con el ELN. Hay que aplaudir hasta el cansancio su decisión y hay que saludar que haya podido sortear la enorme resistencia que tuvo que enfrentar ante el insaciable apetito electoral del Centro Democrático. Pero no está tomando las mejores decisiones en otros frentes. Somos de los poquísimos países del mundo que invierte el 0,23% del PIB en ciencia –mientras que la mayoría invierte más del 3% y algunos hasta el 5%, como Israel o Corea–con el agravante de que ahora le han querido dar un zarpazo a estos menguados recursos. La razón por la que lo hacen es muy sencilla: Invertir en vías y en pavimento genera más votos que invertir en ciencia y tecnología, aunque es menos rentable para el desarrollo a largo plazo del país. Sólo por eso dicha decisión no debería estar en manos de la actual clase política colombiana.
Hans de Wit explica las estrategias para internacionalizar las instituciones de educación superior en Colombia.
Muchos jóvenes sueñan con viajar y estudiar en el exterior. Hacen grandes esfuerzos por vivir experiencias en otras ciudades, aprender idiomas y tomar clases con los profesores sobre los que han leído. Sin embargo, viajar no siempre es una oportunidad para todos: los costos del transporte, del mantenimiento y las barreras lingüísticas les abren una brecha a muchos. Desde luego, viajar no es la única forma de internacionalizar una universidad, de tomar partes del mundo para enriquecer la formación, también está el currículo y el enfoque pedagógico de cada institución.
Semana Educación entrevistó a Hans de Wit, un experto en internacionalización de la educación superior, que ha sido director del centro para internacionalización de la educación superior en la Università Cattolica Sacro Cuore de Milán, para discutir sobre el tema.
Semana Educación (S.E.): ¿Por qué es importante que las universidades se internacionalizan? Hans de Wit (H.W.): Todos los aspectos que son relevantes en las instituciones de educación superior -la investigación, la enseñanza y el servicio a la sociedad- no pueden ocurrir únicamente en un contexto local o nacional. Las universidades tienen que funcionar en lo regional y lo global. En todos los aspectos de nuestra vida hay una dimensión internacional y otra global. Los productos son cada vez más internacionales, los problemas de la sociedad son internacionales (el clima, la salud). Entonces, no se puede solo trabajar en lo local. Los egresados van a trabajar en contextos que tienen que conocer las dinámicas mundiales. Por eso es importante que los estudiantes entiendan las culturas culturas y los países.
S.E.: ¿Cómo hacerlo? H.W.: Los diferentes aspectos de la internacionalización se pueden vincular. Por ejemplo, los profesores, las investigaciones, las clases, pueden funcionar en colaboración con estudiantes en el exterior. Los estudiantes están en contacto a distancia con otros estudiantes en el mundo; los profesores investigan en cooperación estratégica con colegas en todo el mundo.
S.E.: ¿Qué habilidades tienen que desarrollar las universidades de Colombia para alcanzar la universalización del conocimiento? H.W.: Las universidades necesitan más que el currículo: deben conocer experiencias internacionales; conocer otros idiomas, no solo el inglés; deben incentivar las competencias para la comunicación intercultural con otros países; que conozcan lo que está pasando en el aspecto mundial. Por ejemplo, en enfermería se piensa qué es lo internacional: los pacientes son de diferentes culturas, las enfermedades -como las epidemias, el ébola- tienen un contexto internacional. Por ahora, el enfoque está centrado en la movilidad: en incentivar los intercambios, lo que es muy bueno. Pero, la realidad es que eso solo pasa con un muy pequeño porcentaje de los estudiantes. La internacionalización tiene que hacerse en casa.
S.E.: Es común decir que nuestras universidades se pueden beneficiar de las instituciones de otros países, pero qué cree que puede ofrecerle Colombia a la internacionalización. H.W.: Todavía la perspectiva en países como Colombia es que el conocimiento está en Europa y en Estados Unidos, entonces nosotros tenemos que aprender de ellos; y ellos no pueden aprender de nosotros. La realidad no es así. Muchos de los temas en la investigación ocurren en Colombia -el clima, la salud, etc-. En Colombia y en otros países de América Latina hay un conocimiento muy importante que puede ser útil para investigadores y para estudiantes de todo el mundo. Ahí debe haber un cambio de mentalidad. Nosotros no somos dependientes, también tenemos capacidad, somos buenos en ciertas áreas de investigación y podemos colaborar con otros. La paz es un buen ejemplo. El proceso de paz puede ser muy útil para otros países que están en la misma situación en África, Europa Oriental, Asia. Entonces, también hay experiencias que ustedes le pueden mostrar al resto del mundo.
El pasado 15 de febrero tuvo lugar un acto sin precedentes en la historia de los 150 años de vida de la Universidad Nacional. Se inauguró una nueva sala en el cuarto piso de la Biblioteca Central Gabriel García Márquez, que alberga la biblioteca donada por el Dr. José Félix Patiño, compuesta por cerca de 11 000 libros. En realidad lo que se logró fue trasladar la biblioteca personal del Dr. Patiño a la Universidad Nacional, manteniendo su valiosa unidad.
Y es que mantener la unidad en una biblioteca personal es de gran importancia, pues su integridad cuenta una historia, presenta a su propietario en sus distintas facetas y sus diversos intereses, que a lo largo de la vida han evolucionado con su personalidad. Una biblioteca personal madura y se organiza a partir de nuestro propio crecimiento intelectual. La biblioteca del Dr. Patiño expresa la vida de ese médico, intelectual, académico, humanista y profesor de gran valor para el país.
Al visitar la sala recién inaugurada se puede apreciar esta obra que inició su conformación con un obsequio. En efecto, como lo contó en su apertura uno de los curadores de la biblioteca, hace 80 años, en 1937, con motivo de la primera comunión de José Félix Patiño, don Rafael Martínez Briceño, dueño de la mayor biblioteca personal de la que hayamos tenido noticia en Colombia, y sólo comparable con la del filósofo bogotano Nicolás Gómez Davila, le entregó al niño de 10 años un pequeño libro titulado “El libro de las tierras vírgenes” o “El libro de la selva”, como hoy lo conocemos, de Kipling. Este libro, junto con una biografía de Napoleón (también obsequiada para esa ocasión), es el punto de partida del viaje bibliográfico y erudito que el Dr. Patiño ha realizado durante toda su vida.
La biblioteca de José Félix Patiño expresa vivamente su trasegar a través de sus intereses como lector, estudioso e investigador. Están las lecturas de juventud, los libros de texto en los que se sumergió como estudiante de medicina en la Universidad Nacional y la Universidad de Yale. Muchos de ellos poseen el autógrafo de sus profesores. Están los volúmenes del maestro e investigador en cirugía, las fuentes conceptuales para la gran Reforma Patiño de la Universidad Nacional (que emprendió como rector), y las de sus siempre vigentes propuestas sobre educación médica. También están los libros del humanista, amante de la ópera, experto en María Callas.
La personalidad del Dr. Patiño, intelectual cálido y generoso, se complementa asombrosamente con su pasión por los libros antiguos. De acuerdo con la información de los curadores de la biblioteca, ésta posee cerca de 400 libros de historia, literatura y medicina editados entre los siglos XVI y XIX. Su colección de Plinios (Historias Naturales) es con seguridad la mejor y mayor del país. Está la edición italiana de 1516 de Alessandro Benedetti. También llega a esta nueva sala la famosa edición de Johann Froben de 1530, el más importante editor del siglo XVI. Y la primera traducción al español de “La Historia Natural” de 1624 con la valiosa firma de su traductor, don Geronimo de Huertas y, también, la primera edición publicada en inglés, de 1601.
Entre otras muchas joyas, están dos pequeños volúmenes que pertenecieron al General Francisco de Paula Santander, con sus autógrafos, a quien debemos la creación de la Universidad Central de Bogotá, antecedente de la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos.
Y como una muestra del valor de los libros médicos, el Dr. Patiño entregó un libro de 1685 en donde se encuentra la teoría compendiada del padre de la cirugía moderna, el francés Ambrosio Paré. También tenemos en la biblioteca el primer tratado de cirugía en español. Se trata de “La práctica y teoría de cirugía en romance y en latín”, de Dionisio Daza, editado en 1678. Así, cerca de 200 libros antiguos de medicina que atesoró el profesor Patiño por largo tiempo, algunos heredados de su padre, también médico, o que llegaron a su biblioteca a través de su esposa, constituyen hoy un acervo de inmenso valor.
Ya se ha iniciado, por parte de la Universidad, la digitalización profesional de los libros antiguos de la colección. Gracias a esto, podremos disfrutar con detalle, en las pantallas táctiles de la sala, los valiosos volúmenes de más de 400 años de antigüedad que donó el profesor Patiño.
La nueva biblioteca también tiene una sección que mostrará a sus visitantes la colección de libros antiguos de la Universidad Nacional, los grabados de la colección Pizano y algunas bellas esculturas.
Además de la donación de sus libros, el Dr. Patiño entregó a la Universidad su exuberante colección de música clásica, con la discografía completa de María Callas. Esta colección se organizará de la mejor forma en la sala de música de la Biblioteca, para que estudiantes y visitantes en general disfruten de otro aspecto de la personalidad de nuestro exrector.
Los curadores de la biblioteca, Mariana Patiño y Gustavo Silva, han querido que esta biblioteca exprese de la mejor manera una vida intelectual que por tantos años le ha aportando al país en general y a la Universidad en particular. La Universidad quiso que la Biblioteca José Félix Patiño abriera sus puertas en el corazón de la Ciudad Universitaria, exactamente el mismo día del cumpleaños 90 del Dr. Patiño. La inauguración fue un emotivo acto en el que, contrario a lo común, fue el homenajeado quien entregó 11 000 regalos para investigadores, profesores, estudiantes y visitantes de todo el mundo.
Arquitecta, holandesa y convencida de que la sociedad actual requiere nuevas formas de entender la educación y las escuelas. Así es Rosan Bosch, que desde su sector, la arquitectura y el diseño, hace su aportación para impulsar un cambio que describe como necesario.
El estudio que dirige, Rosan Bosch Studio, ha trabajado reformando espacios y creando entornos de aprendizaje innovadores y atractivos en escuelas de todo el mundo. Y aunque, para ella, el diseño no es un fin en si mismo, sí es una herramienta para impulsar el cambio educativo. En esta labor, reconoce que a veces se siente como una especie de “Don Quijote” contra las aulas. Eso sí, en femenino.
Desde su estudio en Copenhague y recién llegada de México, Bosch explica en un perfecto español y con un discurso claro, inspirador y reivindicativo sus experiencias y sus ideas sobre educación.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Ahora estamos trabajando mucho en Latinoamérica, concretamente en México, Colombia y Argentina.
¿Cómo ves la educación en estos países?
Lo que pasa en Latinoamérica no es tan diferente de lo que ocurre en otros sitios del mundo. La gente se ha enterado de que la sociedad ha cambiado y de que hay una necesidad de cambiar nuestra manera de pensar la educación y de trabajar con la educación. Ha cambiado la sociedad y el deseo de lo que los padres quieren para sus hijos. Esto quiere decir replantear el aprendizaje y la forma de preparar a los niños para el día de mañana. Es una combinación de varias cosas.
Lo que yo he observado, sobre todo en Latinoamérica (en algunos países, pero generalizo) y que me gusta mucho, es que hay una energía bastante fuerte, la gente va por delante del cambio. Son países con muchos retos, desafíos y problemas – en Colombia, por ejemplo–, pero hay mucha energía y la sensación de que estamos mejorando nuestro mundo, de que vamos a estar mejor mañana.
Esto es muy distinto en España. En España la gente se siente desmotivada, y piensa que las cosas están bien si mañana siguen como hoy. Eso ocurre porque la mayoría piensa que mañana todo estará peor que hoy, por eso quieren mantenerlo como está.
O sea que en España falta motivación…
Hay gente que quiere un cambio en España, entiéndeme bien, pero se habla mucho, se habla más de lo que se actúa. Aun así, hay algunos sitios puntuales que marcan la diferencia. Creo también que es una tendencia de Europa. Nosotros trabajamos en muchos países distintos y se nota que hay una diferencia cultural en esto.
“Nuestro objetivo es cambiar el sistema educativo al máximo”
¿Se están fijando países latinoamericanos como México o Argentina en el modelo nórdico de Europa, en cuanto a la educación y al diseño de colegios?
Los países que mencionas están en una situación en la que tienen que cambiar. Lo sienten como una necesidad muy urgente. En Argentina, más del 50% de los niños no terminan la educación secundaria. Esto es un hecho, y tiene unas consecuencias enormes. Lo peor es que no tengo claro quién aprende más, si los alumnos que abandonan o los que se quedan. Por eso el cambio se concibe como muy urgente.
La innovación, el cambio, surge en lugares que sienten una gran necesidad. Fíjate que muchas veces los proyectos no pasan en las ciudades más grandes, sino en ciudades justo al lado, que perciben una competencia muy fuerte con las ciudades grandes. Esto es así en México y en Argentina, ellos han detectado una necesidad más grande y por eso hacen un esfuerzo mayor.
Yo creo que nosotros representamos un cambio internacional, más que nórdico. Hacemos proyectos tanto en EEUU como en Europa, por lo que representamos un cambio de sistema fundamental cuando se piensa en aprendizaje, en educación. Lo entendemos completamente de otra manera.
Nuestro objetivo es cambiar el sistema educativo al máximo posible. Nosotros entramos y vamos mirando el paisaje y pensando: ¿cómo podemos llegar lo más lejos posible aquí?, ¿cómo podemos “liberar” el máximo de niños posible? Y, a partir de ahí, hacemos una estrategia.
“La dirección de un centro es importante: si ellos no apoyan y empujan el cambio, no va a pasar”
De vez en cuando te dejan trabajar con los profesores, ¡es que no siempre te dejan! Pero está clarísimo que si no puedes hacer un proyecto que incluya a todos los actores, es menos efectivo. El diseño tiene influencia sobre tu comportamiento, tu manera de sentir, pero lo más importante es juntarlo con un cambio, con la forma de actualizar las escuelas. Lo que intentamos es utilizar el proceso de diseño para crear un proceso de aprendizaje, por ejemplo, de los profesores y la dirección. La dirección de un centro es importante, si ellos no apoyan y empujan este cambio, no va a pasar.
Sin dirección de un centro no hay cambio, pero sin la implicación del profesorado tampoco, ¿no?
Tengo que decir, aunque hay gente a la que no le gusta, que sin un acuerdo de la dirección no hay cambio, pero que hay sitios donde los profesores no quieren cambiar, y entonces todavía se puede cambiar porque se pueden cambiar los profesores. Y esto pasa, porque hay profesores que dicen “yo no quiero trabajar de esta manera, yo quiero tener mis 30 alumnos ahí sentados, les doy unos deberes, me escuchan cuando hablo y no quieren funcionar de otra manera”. Estos profesores, al final, se van y se buscan un trabajo en otro tipo de escuela.
“Es importante que la dirección quiera el cambio. Luego empiezas a trabajar con los profesores”
Eso es como cuando trabajas en una empresa y cambia su manera de trabajar. No puedes dejar de realizar el cambio porque haya trabajadores que no quieran este cambio. Por eso es importante que la dirección lo quiera, y luego empiezas a trabajar con los profesores. Muchos tienen problemas con el cambio porque tienen miedo y no saben cómo hacerlo. Ellos fueron a una escuela que enseña de la misma forma que el centro en el que están trabajando hoy. Ten en cuenta que normalmente un profesor es una persona a quien le gustaba ir a la escuela, ¡para muchos de ellos funcionaba bien ese sistema! Los demás, los que odiaban la escuela… ¡nosotros no nos volvemos profesores!
Aunque, curiosamente, has acabado de todas formas trabajando con centros educativos…
Yo no estaba especialmente contenta con mi escuela. Lo pasé bien hasta los 12 años porque fui a una escuela Montessori, pero a los 12 tuve que entrar en una normal y te puedo decir que no me gustaba mucho…
Decías que cuando empiezas a trabajar con un centro educativo, entras con tu equipo a la escuela para “liberar a los niños”.
Es que yo veo que tanto los niños como nosotros, como adultos, tenemos una curiosidad innata. Esta curiosidad nos da la posibilidad de motivarnos para aprender casi cualquier cosa. No sé si sabes ir en monopatín, pero es bastante difícil. Te caes, es duro, y cualquier niño sigue y sigue hasta que lo consigue. Y hay muchísimos ejemplos.
“Lo que hacemos en las escuelas ahora es disciplinar a los niños, porque así funciona la sociedad”
Lo que hacemos en las escuelas ahora es disciplinar a los niños, porque así funciona la sociedad: “tienes que aprender a callarte y hacer lo que te digo”. Les decimos, por ejemplo: “no leas todo el libro, sino hasta la página 10, y no empieces la 11 hasta que empecemos todos”, o “no puedes escribir sobre este tema porque no toca ahora, tienes que escribir sobre este otro tema que yo te digo”, etc.
Para mi es como encarcelar primero tu cuerpo (diciendo qué puedes hacer, cuándo… “¿puedo hacer pipí, o no?”), luego creamos una prisión sobre nuestra imaginación y fantasía (“tu tienes que escribir sobre este tema y no otro”), y también encarcelamos nuestra motivación y nuestra pasión. Por encima de todo, hacemos a nuestros niños dependientes de otra persona. Primero aprendemos cómo aburrirnos, y a lo largo del tiempo cogemos toda la iniciativa de los niños. Por ejemplo, yo tengo gente que trabaja en mi estudio que viene de España y son mucho más dóciles, están esperando.
¿Sí?
Sí, cuando estamos en la oficina están esperando que le des un trabajo, te preguntan: ¿qué vamos a hacer?”. Y así no funciona mi estudio, aquí tienes que ser independiente, pensar, trabajar por tu cuenta, encontrar trabajo, pensar como solucionarlo tú mismo, no hay alguien que te diga qué camino seguir; el camino lo eliges tú. Es un poco exagerado, claro, las personas que trabajan en mi estudio son buenas porque las he escogido yo para trabajar aquí, pero es un ejemplo para explicar que así funciona el trabajo en el mundo moderno.
Les estamos robando todas esas cosas a los niños, y cuando salen de la escuela como adultos tienen que reaprender a ser creativos, innovadores, independientes, a pensar, a tener iniciativa, a encontrar su motivación y aprender a aprender. Es una locura, es muy inefectivo, la escuela es una institución obsoleta.
“Los adultos tienen que reaprender a ser creativos, innovadores…lo que les robado la escuela de niños”
Por eso, el trabajo que hacemos nosotros con las escuelas no trata de diseño, el diseño es una herramienta para obtener un cambio físico del comportamiento de la gente en la escuela y dar a los niños la libertad de actuar sobre ellos mismos, sobre como se sienten, etc. Por eso a veces digo que soy una especie de “Don Quijote” contra las aulas. ¡En femenino, claro!, “Doña quijote” contra las aulas.
¿Cuáles son las tendencias que intuyes que veremos en las escuelas dentro de pocos años?
Yo creo que van en dos direcciones. Son muy contrarias, como la sociedad. Por un lado, hay gente que enseña en las escuelas de forma conservadora. Son personas que quieren mantener lo que tienen hoy porque piensan que funciona, piensan que si lo resguardan bien puede mantenerse.
“Con los avances que se dan en la sociedad, no podemos retrasar los cambios en las escuelas”Pero, con los avances que se están dando en la sociedad, no podemos retrasar el cambio en las escuelas, el ritmo de tener una sociedad más global. No podemos volver atrás. Aunque no queramos, así es. Comunicamos de otras formas, los niños crecen en una sociedad que comunica de otra forma. Las escuelas con las que trabajamos nosotros reconocen que las habilidades que tenemos que aprender no sabemos cuáles son, por tanto enfocan el aprendizaje a aprender a aprender. Por eso, en lugar de aprendizaje memorístico, se aprenden habilidades básicas, de pensamiento crítico, de buscar, de comunicar y de colaborar. Yo creo que esta es la tendencia. Hay alumnos que van rápido en adaptarse a este modelo, y otros van más retrasados.
El gran problema que veo es que hay muchas escuelas privadas que hacen estos cambios, porque es su necesidad, la ven y tienen la libertad de cambiar. Pero las escuelas públicas no cambian tan rápido, y eso es una lástima y genera una desigualdad en la sociedad. La gente con menos recursos que no tiene acceso a las escuelas privadas está obligada a continuar en un sistema que no les prepara bien para el mundo que viene. Es, pues, doblemente negativo. Es una lástima, por eso me gusta por ejemplo el trabajo que hacemos en Argentina con el gobierno. Se trata de todas las escuelas públicas, vamos a ver a dónde llegamos, pero tienen ganas de cambiar y están empujando.
Esta es la sensación que muchos maestros tienen con la innovación. ¿Qué le dirías a los maestros que se plantean “¿Qué puedo hacer yo desde aquí?”?
Siempre se puede hacer un pequeño cambio. Se trata de hacer un cambio de chip, un cambio en la manera de pensar. Pero es muy difícil si el entorno físico no cambia. No es sencillo cambiar el comportamiento. Es como probar de dejar de comer dulces en tu casa y que toda tu familia esté delante de ti comiendo dulces todo el día. Sí, tu puedes hacer cambios, hay muchos profesores que lo hacen, he visto ejemplos maravillosos. En Colombia, he visto escuelas públicas pobres en el campo que hacen proyectos geniales con sus alumnos, porque tienen profesores inspiradores que lideran esos cambios, y lo harían en cualquier sitio.
Lo que pasa es que no todos los maestros no son así, inspiradores e innovadores. Además, no les toca un profesor inspirador a todos los niños, porque la mayoría de personas no son muy inspiradoras, así es. Entonces: ¿qué pasa con los niños que no tienen la suerte de encontrarse con una persona así? Ahí, tú puedes cambiar el entorno físico para garantizar que el niño tiene un paisaje de aprendizaje (nosotros le llamamos así) donde puede desarrollarse de forma independiente. Eso quiere decir que, cuando un niño está en una escuela pública y no tiene el mejor profesor, él mismo puede tomar la iniciativa para mejorar.
Ahora el problema es que puede haber un niño con mucho talento pero le matan un poco la creatividad. Ni siquiera si tiene esa capacidad puede desarrollarla. Deberíamos intentar, por lo menos, que el entorno físico facilite que puedan hacer aquello que les interesa, mejorar, saber cómo son, como se concentran, qué necesitan para obtener algo, como manejar la motivación con proyectos y objetivos…
Un logro más en este inicio de año de la Secretaría de Educación Departamental, gestionando la inclusión de Casanare en el Programa Nacional de Alfabetización del Ministerio de Educación Nacional a través del modelo educativo A Crecer, modelo que por primera vez será implementado por el Ministerio en Casanare.
Por esta razón la secretaria de Educación Sandra Patricia Rincón, invita a las alcaldías e Instituciones educativas, para que se vinculen, socializando en cada uno de sus municipios e invitando a los interesados en participar, para que se matriculen y envíen los listados antes del 15 de marzo, fecha máxima otorgada por el Ministerio para no perder el número de cupos asignados.
El Programa Nacional es una estrategia, coordinada desde el Ministerio con la participación de las secretarías de educación departamentales, que es financiada con recursos del presupuesto nacional e implementada a través del modelo educativo especializado “A Crecer”.
En dicho modelo se atienden con ciclo 1 a las personas iletradas de 15 años y más, propiciando su vinculación y continuidad con los ciclos y niveles de la educación básica, como condición para promover el mejoramiento de las condiciones de vida de la población más necesitada.
A la fecha en Casanare, 2507 jóvenes y adultos están siendo beneficiados con ciclo 1 y 2 de alfabetización, pero no con el modelo A Crecer, de los municipios de Aguazul, Maní, Monterrey, Orocué, Paz de Ariporo, Tauramena y Villanueva, la idea es aprovechar los 1700 nuevos cupos para ampliar la cobertura a los demás municipio no certificados del Departamento.
Como algunos de los lectores sabrán, la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, celebra este año el aniversario 150 de su fundación. Queremos que su sesquicentenario sea la oportunidad para que la institución deje de ser “uno de los secretos mejor guardados del país” y que toda la sociedad, a la que le debe su existencia, pueda conocer mejor esta extraordinaria universidad. Y quiero precisamente aprovechar este espacio para compartir, durante algunas semanas, los avatares históricos del alma mater, de sus facultades y áreas del conocimiento.
A finales de 1830, mientras el general Francisco de Paula Santander vivía en el exilio, ocurrió un afortunado encuentro entre nuestro hombre de las leyes y el barón Wilhelm von Humboldt, por aquel entonces reputado ex director de Educación de Alemania. Su charla amable fue breve pero familiar, dado que Santander había trabado amistad cercana con su hermano menor, el científico y expedicionario Alexander von Humboldt.
Este crucial contacto le permitió a Santander dar el primer paso para acercarse a las ideas renovadoras sobre educación que Wilhelm von Humboldt había implantado con éxito en su famosa reforma educativa de 1808 en Alemania. El general visitó asiduamente al intelectual alemán durante varios días. En estos encuentros y en su visita a la Universidad de Berlín, sugerida por Humboldt, Santander conoció ese novedoso modelo universitario, contrapuesto al modelo francés que se había adoptado en un buen número de universidades europeas.
Con nuevas fuerzas y muchas ideas, el general regresó a su patria, investido como presidente de la Nueva Granada, el 7 de octubre de 1832. Una de sus principales metas como presidente, y tal vez la que más le preocupó, fue mejorar la educación (y ojalá fuese así para todos los mandatarios). Para lograrlo, el general Santander reformó el sistema de Instrucción Pública del Estado, que paradójicamente intervino el Plan Educativo expresado en la Ley del 28 de marzo de 1826 y el Decreto del 3 de octubre del mismo año, ambos impulsados por el propio Santander a su paso por la Vicepresidencia de la Gran Colombia.
La ley que organizó la Instrucción Pública en 1826, como lo he mencionado en una columna anterior, significó un avance fundamental, pues eliminó el dominio religioso de la educación y dio ese poder al Estado. También extendió la educación a las regiones con la creación de centros de enseñanza de todos los niveles, entre otros, la Universidad Central de Bogotá (antecedente de nuestra actual Universidad Nacional de Colombia), la Universidad Central de Quito y la Central de Caracas. Desde la reforma educativa del 26 Santander fue un ferviente impulsor de la enseñanza del inglés y el francés y un convencido absoluto de los beneficios de la educación superior pública, pues defendía la idea de que el ejercicio de la ciudadanía, el desarrollo de la República y, en general, la felicidad de los pueblos solo podía alcanzarse y afianzarse con una educación pública integral en todos sus niveles.
Sin embargo, como presidente, trabajó por más de dos años redactando y discutiendo un nuevo código de Instrucción Pública que fue presentado al Congreso en 1834. En este proyecto Santander expresó su más avanzado pensamiento sobre la educación. Estaba convencido de que las universidades debían tener autonomía y no solamente pretendía hacer de éstas centros con tendencia científica e investigativa, sino que, liderada por ellas, la educación debía convertirse en un poder más del Estado. Según esta concepción, la educación en las universidades, como servicio o como deber social, se ejercía con autonomía en todos los órdenes, desde la cátedra, pasando por la selección de profesores y empleados hasta las decisiones del gasto de los recursos entregados por el Gobierno. Este revolucionario ideal universitario pretendía que el dominio del Estado, que se había vuelto asfixiante y definía hasta los textos de enseñanza, se reemplazara por la confianza absoluta en la madurez intelectual de la universidad, pero bajo la vigilancia del Gobierno, como correspondía a los establecimientos oficiales.
Pero a las ideas del general, en materia de educación, solo se les dio importancia en los inicios de la década de los 60 del siglo XIX, muchos años después de su muerte, cuando los liberares radicales empezaron a discutir una ley que organizaba la Universidad Central de los Estado Unidos de Colombia (así fue su denominación en los proyectos de ley discutidos). Finalmente, fue durante el Gobierno del presidente Santos Acosta, cuando el Congreso de la República aprobó la Ley 66 del 22 de septiembre de 1867, que dio vida a la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia.
Desde sus antecedentes en esa Universidad Central de Bogotá, encontramos la huella de Santander como el primer defensor de una institución pública y nacional de educación superior, con la concepción autónoma de la educación, formulada por Wilhelm von Humboldt y defendida por Santander.
La Universidad Nacional de Colombia tiene una gran deuda con Santander. En el sesquicentenario de nuestra fundación, queremos hacerle un homenaje difundiendo su legado entre nuestras jóvenes generaciones.
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