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Votaré Sí porque educación es vida, convivencia, democracia y paz

Por: Ángel Pérez Martínez

Votaré Sí, por lo mismo que vislumbró y lloró la señora Sandra Inés Henado, esposa del general Javier Alberto Flórez, quien declaró en entrevista para El Tiempo que una vez el médico del Hospital Militar le dijo que en todo el mes de enero del año 2015 no había llegado ningun soldado herido, “ese día se sentó a llorar y entendió que valía la pena, que una mano amputada menos, una viuda menos y un huérfano menos valían la pena”. La vida, dolores y traumas de soldados, guerrilleros y campesinos pobres que se evitaron durante el proceso de negociación en la Habana valen la pena y justifican mi voto por el Sí a los acuerdos. Acepto que los acuerdos no resuelven en el fondo ningún problema estructural de la sociedad, que por sí solos ellos no avalan la paz, pero les reconozco la intención de crear un camino para transitar hacia la paz.

Además, votaré sí porque existe evidencia en diversos países del mundo que una sociedad en guerra y violenta jamás podrá ser equitativa, democrática y de progreso para la mayoría de quienes la conforman.

Votaré Sí, porque necesitamos avanzar y no quedarnos en el pasado violento, dañino y cargado de odio, en el cual algunos quieren permanecer con diversas disculpas y engaños. La evidencia de nuestro desarrollo en los últimos 50 años muestra que la guerra y la violencia son un obstáculo para resolver los problemas de inequidad y de injusticia social entre los colombianos; al contrario, este país en la guerra profundizó y segmentó diferencias entre ricos y pobres, entre campo y ciudad, entre guerreros y pacifistas. Somos uno de los países más inequitativos del mundo, Gini de 56% y uno de los más divididos en América Latina.

Votaré Sí, porque aspiro a que tengamos cada vez menos disculpas para continuar con plebiscitos, elecciones presidenciales y de cuerpos colegiados donde el poder político y el voto lo define en esencia la guerra con frases tan certeras para atraer votantes como aquella pronunciada por la Congresista Cabal: “el Ejército no está para ser damas rosadas, el Ejército es una fuerza letal de combate que entra a matar”. No alcanzo a imaginar el lío que tendrá un docente para explicar a sus alumnos, en una aula de clase, el papel constitucional de las fuerzas armadas en Colombia.

Votaré Sí, porque de muchas maneras, algunas de ellas imperceptibles, la guerra termina imponiendo sus sin-razones y alrededor de ella se amamantan para subsistir y perdurar líderes, grupos y partidos políticos.

Votaré Sí, porque aspiro que se acaben los violentólogos; así como los analistas de la guerra, de las FARC, y de otros actores armados, quienes han gastado lo mejor de sus energías, de su capacidad investigativa y de su pensamiento crítico en interpretar y explicar la violencia política. Bienvenidos los educólogos, los estudiosos de la vida, los investigadores que ayuden a encontrar caminos para disminuir diferencias de todo tipo, los que se imaginen y ayuden a construir felicidad. Bienvenidos los plebiscitos para consultar decisiones educativas de interés nacional, bienvenidas campañas presidenciales donde votemos por propuestas de bienestar social y su financiación (quién paga impuestos y cómo se utilizan los recursos para mejorar equidad). Sin duda alguna, bienvenido el apoyo a los artistas con su inmenso poder para crear belleza, para reparar dolor humano y ayudar a una sociedad enferma con su sensibilidad y sentido crítico.

Votaré Sí, porque entiendo que la justicia transicional es un recurso que se establece de manera temporal para que los Estados puedan realizar acuerdos para recuperar la convivencia, la paz y la protección de derechos humanos, con dos objetivos a futuro: fortalecer el Estado de derecho y garantizar un sistema de justicia que funcione y cuente con el apoyo de la ciudadanía. No entiendo por qué se quiere vincular acuerdos con impunidad por el hecho de no garantizar que 8000 guerrilleros o sus jefes vayan a la cárcel, como si la cárcel en Colombia reparara o ayudara a crear mejores personas.

Votaré Sí, porque se respete la escuela como escenario de vida, de conocimiento y de formación humana. Porque 1084 maestros muertos por violencia política (cerca de 300 en el departamento del Caquetá) son la mayor prueba de la degradación del conflicto y los daños directos al sector educativo. En Colombia miles de maestros tienen miedo a hablar o a tener un sentido crítico de la sociedad, temen por su vida.

Votaré Sí a los acuerdos, porque el temor a las armas, a la violencia y a la denuncia son, en parte, el sustento de la corrupción y del mal uso de los recursos públicos en algunas regiones del país.

Votaré Sí, porque nada más alejado a los propósitos de la educación que el odio, la guerra, los heridos, los mutilados y la confrontación con intención de hacer daño a la vida humana.  La escuela existe para formar buenos seres humanos, capaces de proteger sus derechos y los de los otros, empezando por el más valioso de todos: la vida. Y la vida se protege con formación en convivencia, en democracia y en la consecución de una paz estable y duradera producto de una sociedad con mayores oportunidades y equidad: desarrollo de ciudadanía.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/votare-si-porque-educacion-es-vida-convivencia-democracia-y-paz-por-angel-perez-martinez/232480

Imagen: http://www.nydailynews.com/latino/marcha-por-la-paz-de-colombia-en-nueva-york-gallery-1.42798

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Colombia: La rectora que le está haciendo el quite a la guerra en Arauca

América del Sur/Colombia/07 de octubre de 2016/www.elespectador.com/Por: Tatiana Pardo

Esta Nominada al Premio Compartir 2016; Emperatriz Montes fue consciente de los estragos que deja la guerra al interior de una familia, luego de que su hermano fuera pasado como un falso positivo , entendió que la educación era la única manera de empoderar a los jóvenes.

En mayo del año pasado, el presidente Juan Manuel Santos y la ministra de Educación, Gina Parody, firmaron el decreto que obliga a todos los colegios del país a crear una materia dedicada a la paz. Una decisión que trajo consigo varios defensores y detractores del tema pues no se tenía muy claro cómo, después de medio siglo en guerra y un país resquebrajado, se podía empezar a enseñar paz en las aulas, si es que la paz se enseña de la manera tradicional, como se hace con la física o química.

La exviceministra de Educación, Isabel Segovia, le dijo a este medio en su momento que esa cátedra era tan solo una arandela más que usan los congresistas para no resolver los problemas de fondo del sistema educativo, como ya pasó con los temas de sexualidad y competencias ciudadanas. “La estrategia de quienes no son capaces de idear transformaciones profundas es llenar el currículo de cátedras que no generan ningún cambio”, comentó.

Sin embargo, desde algunos rincones del país, donde la violencia ha quebrado hogares, roto esperanzas y creado un ambiente de zozobra y abandono, ahí también se quiere enseñar paz; no con una materia más en el currículo sino construyendo un estilo de vida que va calando en la mente de niños y jóvenes desde la cotidianidad: el de la tolerancia, el respeto, la solidaridad y el diálogo como mecanismo para resolver conflictos.

 Uno de esos ejemplos es el de Emperatriz Montes, una mujer oriunda de Arauca, uno de los departamentos más violentados por los grupos guerrilleros de las Farc y el ELN. Después de perder a su hermano, quien en 1993 fue pasado como un guerrillero muerto en combate, entendió que las aulas eran el escenario ideal para empoderar con argumentos a los niños y, tal vez, arrebatárselos a la guerra, los billares y cantinas.

Yo soy Emperatriz Montes Ovalle, administradora de empresas agropecuarias de la Universidad Santo Tomás.  Tengo 44 años y soy la rectora de la Institución Educativa Andrés Bello, ubicada en el corregimiento La Paz, del municipio de Arauquita. Una zona históricamente abatida por la cruda guerra de nuestro país, controlada por grupos guerrilleros, abandonada por el Estado en múltiples formas y ahora, con todas las esperanzas puestas sobre el proceso de paz.

Hemos pasado momentos muy tensos en el departamento pero ya no queremos seguir contando eso porque detrás de cada historia triste, también hay una de valentía, superación, esperanza y motivo de orgullo.Eso es lo que queremos que el país conozca, que todas las adversidades nos fortalecieron, nos unieron, aprendimos que no hay que dejar de soñar y que hay que trabajar todos los días por alcanzar las metas. Nuestro lema: cada adversidad trae una oportunidad.

Ahora nuestra oportunidad está en la educación. Estamos hablando de niños con capacidades de aprendizaje diferentes, que llegaban maltratados a la escuela, a veces con hambre, víctimas de violencia intrafamiliar producto de ese medio tan hostil en el que vivían. Lastimados física y verbalmente. Desesperanzados. Con ganas de irse de aquí.

Es que si los jóvenes tuvieran otras oportunidades en la vida seguro que no se irían a combatir en un grupo armado, pero como no hay inversión en este territorio, no hay presencia del Estado, no hay un sistema de salud digno, no hay carreteras en buen estado, no hay quien les compre los productos a los cultivadores, no hay cómo sacar la cosecha a la ciudad y la tierra cada vez se pone menos productiva entonces el camino más rentable y accesible que siempre han visto es el de la guerra.

Nos dimos cuenta que era el momento de cambiar, de educar de acuerdo al contexto en el que hemos estado siempre. Empezamos a hacer paz cuando implementamos el diálogo como el primer paso a la resolución de conflictos, cuando socializamos con los estudiantes la necesidad de que se formen y se empoderen de sus vidas para que no crean cualquier cosa que les anden diciendo, cuando llamamos a los papás para hablar sobre los métodos de corrección que utilizan, cuando reemplazamos las cantinas y billares por aulas de clase, cuando escuchamos y respetamos la opinión del otro.

Muy seguramente el concepto de paz para un bogotano es muy diferente al de un muchacho de Arauquita, donde siempre ha merodeado la incertidumbre, donde pareciera ser que la violencia nos arrebató todo, incluso la inocencia. Es que es muy difícil hablar de paz cuando siempre se ha vivido en la ciudad, con muchas comodidades, sabiendo que la realidad es otra.

El colegio Andrés Bello no es grande pero sí es importante. Tenemos una planta docente de 26 profesores, una psicóloga, una coordinadora, una secretaria, 504 estudiantes en las nueve sedes que manejamos y una rectora, yo. Estamos esperanzados porque las familias de mis estudiantes también tienen algún familiar que está en la guerrilla y nos están preguntando qué tendrían que hacer para que, después de desmovilizarse, empiecen a estudiar nuevamente. Pero también estamos preocupados: falta firmar la paz con el ELN ¿qué estarán esperando? ¿Cuánto más nos toca seguir esperando? 

Tomado de: http://www.elespectador.com/noticias/educacion/rectora-le-esta-haciendo-el-quite-guerra-arauca-articulo-657796

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En la Universidad Pedagógica Nacional Colombia, Conversatorio “Aportes de la educación especial a la formación de las personas ciegas y con baja visión: una discusión desde el rol profesional”

La Licenciatura en Educación con énfasis en Educación Especial de la Universidad Pedagógica Nacional invita al conversatorio “Aportes de la educación especial a la formación de las personas ciegas y con baja visión: una discusión desde el rol profesional”.

 Especialmente se convoca a quienes aspiran ingresar al programa, ya que podrán ampliar su conocimiento sobre el campo profesional de los licenciados egresados y los educadores especiales.

 Agenda:

 4:00 a 4:30 p. m. Experiencia de vida: Viviana Barrera, egresada con discapacidad visual.

4:30 a 5:00 p. m. Presentación e información de admisiones de la Licenciatura en Educación con énfasis en Educación Especial.

5:00 a 5:45 p. m. Presentación práctica pedagógica Instituto Nacional para Ciegos (INCI) y Universidad Pedagógica Nacional.

  • La paz se escribe con braille
  • La participación de los Educadores Especiales en la construcción de la accesibilidad a la información de las personas con discapacidad visual.

5:45 a 6:00 p. m.: Conversatorio y reflexiones finales.

 Fecha: Viernes 7 de octubre de 2016

Hora: 4:00 a 6:00 p. m.

Lugar: Centro Cultural Gabriel Betancourt Mejía, sala Agustín Nieto Caballero (calle 73 n.º 14-53, Bogotá, D. C.)

Entrada libre.

Fuente:  http://agencia.pedagogica.edu.co/vernoticia.php?idnot=2381

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Miles de estudiantes marchan en Bogotá para pedir la paz

América del Sur/Colombia/6 de octubre de 2016/Fuente: publimetro

Un amplio número de jóvenes, niños y adultos marcha con dirección hacia la Plaza de Bolívar para realizar una protesta silenciosa a favor de los acuerdos de La Habana.

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Colombia: Gina Parody renuncia como ministra de Educación

Colombia/06 octubre 2016/Fuente: Semana

La funcionaria decidió dejar su cargo después de haber sido una de las abanderadas de la campaña por el Sí en el Plebiscito por la Paz. ¿Crisis ministerial?.

La renuncia de la ministra de Educación, Gina Parody, es el primer remezón en la Casa de Nariño de la victoria del No el pasado 2 de Octubre. Y se anticipa que podrán venir más. Se sabía que esa derrota significaría la salida de altos funcionarios. Sin embargo, había un ambiente de calma después de que el lunes, el presidente Santos no aceptó la dimisión del jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, y, por el contrario, lo designó el puente del necesario diálogo que vendrá con el uribismo. No es probable que a Parody, quizás la funcionaria más cercana al primer mandatario, tenga la misma suerte.

A las 7 de la mañana en el Ministerio de Educación, la ministra anunció su renuncia después de dos años de gestión. «En las últimas horas, he presentado al señor presidente de la República, Juan Manuel Santos, la renuncia al cargo de ministra de Educación por considerar que ha culminado un ciclo de servicio a los jóvenes y niños del país», dijo.

Parody había pedido una licencia de dos meses para entrar al equipo, liderado por el expresidente César Gaviria, que lideraba la campaña por el Sí. Un papel similar había desempeñado durante el proceso reeleccionista del presidente Santos, cuando se desprendió del Sena para unirse a la campaña, y regresó al Gobierno en calidad de ministra después de la victoria.

En esta ocasión la situación es muy diferente y su salida tiene muchos significados. Parody se apartó de la cartera de Educación, después de quizá las más multitudinarias marchas en las ciudades contra el gobierno de Juan Manuel Santos.

La razón era producto de una mezcla de malentendidos, argumentos de fondo y mal manejo de crisis. Las cartillas de educación sexual “ambientes escolares libres de discriminación’’ generaron un cisma entre el país creyente y el país progresista. El malestar entre padres de familia, profesores y miembros de comunidades religiosas se expresó en las marchas que llenaron las principales plazas de ciudades y pueblos de Colombia.

La ministra fue víctima de ese episodio. Por cuenta de su orientación sexual fue acusada de querer imponer la homosexualidad en los niños. Sin embargo, tampoco supo salir de esa crisis. En uno de los momentos de mayor polarización del país acusó a los padres de familia de haber salido a las calles con mensajes redactados desde las “guaridas de los políticos”, lo cual dejó la percepción de la arrogancia del Gobierno.

La verdad es que los políticos sí se montaron en ese bus. Tanto Álvaro Uribe como Alejandro Ordóñez se sumaron a las protestas. Acusaron al Gobierno de querer imponer una “ideología de género”, un concepto que se utiliza para describir a quienes consideran que la mujer y el hombre no necesariamente tienen que cumplir con los papeles tradicionales.

Uribe y Ordóñez aprovecharon ese momento díficil de Parody para asestarle un golpe emocional al Gobierno. El exprocurador la llamó «mentirosa» y se dedicó a criticarla en los medios. La ministra le respondió en el mismo tono y acusó a la Procuraduría de estar detrás de la conspiración de unas cartillas pornograficas falsas que habían circulado en la costa.

El expresidente también se regodeó. Parody había sido la congresista estrella del uribismo en el pasado. Pero por cuenta del escándalo de la parapolítica se había salido de esa colectividad. Cuando comenzaron las críticas del exmandatario al proceso de paz, ella fue quien salió con más ahínco a defender a Santos. Acusó a su exjefe de tener vínculos con grupos armados ilegales. «Uribe, famoso por su microgerencia, autoriza la entrada del asesino paramilitar Job a Palacio por la puerta de atrás, como los mafiosos», fue uno de sus trinos.

Uribe comenzó a motivar a los colombianos a asistir a las protestas contra el minsterio. Y envió a todos sus congresistas a acompañarlas en varias ciudades. Quienes lo conocen aseguran que su defensa de la familia tradicional es una convicción personal, pero que también se estaba «sacando un clavo».

Frente a la magnitud de las manifestaciones en la calle, el presidente tuvo que salir a ponerle la cara al escándalo. Después de una reunión con los altos jerarcas de la Iglesia católica hizo una alocución de prensa con Parody a su lado. Rechazó que el Gobierno estuviera implantando la ideología de género y desautorizó el uso de las cartillas.

Parody se retiró semanas después discretamente del ministerio para liderar la campaña del Sí. Hay quienes dicen, quizás injustamente, que su papel no ayudó al Gobierno en las votaciones del domingo. Para algunos analistas políticos el quiebre de la tendencia a favor del No se dio por cuenta de las iglesias cristianas y de familias de corte conservador que asociaron el acuerdo de Paz con la ideología de género.

Desde su cuenta de Twitter la funcionaria trinó: «Gracias a los 6,3 millones de colombianos que ondearon banderas blancas y vibraron con la esperanza. Seguiré defendiendo el sueño de la paz».

No se ve viable que a Parody le pase lo mismo que a De la Calle y no le acepten la renuncia. Ni siquiera porque el presidente no quiera mantenerla en el gabinete, pues se sabe que la funcionaria cuenta con su confianza y su apoyo. Sin embargo, ha dicho en privado que está pensando en hacer un doctorado en el exterior y alejarse del agitado mundo político.

La gran pregunta que se hace en este momento la clase política es si la renuncia de Gina es un caso aislado o es la primera de una crisis ministerial. En círculos políticos se dice que otro que podría apartarse del cargo es Juan Fernando Cristo. El ministro del Interior se la jugó a fondo por la paz y desde hace un par de meses decía que quizás había llegado el momento de retirarse. A pesar de su empeño, fue uno de los perderores del domingo, pues fue a hacer campaña a su región, Norte de Santander, en donde el No ganó por más del doble de los votos (282.000 contra 123.000).

Se decía también que una vez se refrendara la paz, la canciller María Ángela Holguín se iría del gabinete. Ella ha acompañado al presidente Santos desde el inicio de su período y creía que ya era hora de dar un paso al costado. Sin embargo, el lunes el presidente le asignó una nueva responsabilidad: estar en el equipo que negociará con el uribismo y los partidarios del No. En La Habana demostró que es una mujer práctica y que su papel es muy valioso en un escenario adverso. No se ve viable que la dejen ir. Otros altos funcionarios que podrían reacomodarse para tener un papel en la crisis son Rafael Pardo, ministro del Posconflicto, y Alfonso Prada, quien se había retirado del Sena a hacer campaña.

Todo el mundo del poder está a la expectativa de lo que pueda pasar en estos días. Después de la derrota del Sí, ya casi nadie se atreve a hacer cábalas.

Una ministra estrella 

Parody puede ser una de las funcionarias a las que mejor les ha ido en esa cartera. Llegó al cargo precisamente después de que se conocieron los resultados de las Pruebas PISA del 2012 y el 2014, que ubicaron en ambas oportunidades a Colombia en el último lugar entre los participantes de la evaluación organizada por la OCDE. Debido a esto, el presidente Santos le encomendó a Gina el reto de convertir a Colombia en “la más educada”, lo que se traduciría en la política de educación más ambiciosa del país en mucho tiempo, pues busca llevar a Colombia para el año 2025 al primer lugar en las pruebas entre los países de América Latina.

En su corta intervención, Parody resaltó su labor: la implementación de la jornada única, la entrega de infraestructura, «que permitirá cubrir el 60 % del déficit de infraestructura educativa del país», según aseguró. Además, sostuvo que durante su período, las oportunidades para acceder a la educación no dependían de la situación socioeconómica de los niños: «Demostramos que lo importante no es cuánto tienen los jóvenes en su bolsillo, sino lo que tienen en la cabeza, permitiendo el acceso de los estudiantes más pobres y talentosos  a educación de alta calidad con el programa Ser Pilo Paga”. Ese programa permitió a cientos de estudiantes de bajos recursos a acceder a las mejores universidades del país.

Según voceros del Ministerio de Educación, Francisco Cardona quedará en el cargo.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/renuncia-de-gina-parody/497734

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El no se impuso, ¿Qué sigue?

05 de octubre de 2016 / Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/

Por: José Antonio Gutiérrez

Con una participación de apenas el 37% del electorado, el NO se impuso, con un 50% de los votos, por un breve margen de menos de un 1%. En circunstancias normales, este resultado se vería como un empate técnico[1]. Sin embargo, la derrota política sufrida por los sectores políticos que han respaldado el acuerdo de paz entre el gobierno de Santos y las FARC-EP no puede ser minimizada. La campaña del NO, en estricto rigor, no tenía que ganar para ganar: le hubiera bastado tener un margen de votos lo suficiente amplio como para poner un signo de interrogación y quitar piso de legitimidad a lo acordado en La Habana. En cambio, lograron mucho más que eso, imponiéndose en el conteo final en una jornada electoral cuyos altos niveles de abstención tampoco pueden atribuirse exclusivamente a la lluvia. La falta de entusiasmo en torno a este acuerdo de paz ha sido más que evidente, pese a que todos los medios de comunicación, la llamada “comunidad internacional” y las principales personalidades de la política y la cultura se posicionaron a favor del SI. No es de sorprenderse que el SI haya tendido a imponerse en las zonas de presencia guerrillera o de fuerte intensidad del conflicto, mientras que el NO se tendió a imponer en las zonas alejadas del conflicto[2]. Pero estas son tendencias, no realidades absolutas: en zonas del Caribe, claramente ajenas al conflicto, se impuso el SI y el NO se impuso en municipios fundacionales de las FARC-EP, como ser Chaparral, Rioblanco y Planadas en Tolima.

Ya habíamos dicho, a contravía del triunfalismo reinante entre los partidarios del SI, que resultaba insensato despreciar la fuerza que el NO podía tener entre los votantes[3]. Pese a que en un principio el espectro del NO era feudo exclusivo de los uribistas, sería un error asumir que pertenecen al expresidente todos los votos en contra al acuerdo, o que todos estos votos representen al “guerrerismo”: aunque esos sean los sectores más visibles, hubo sectores que con argumentos jurídicos también se posicionaron en el campo del NO[4]. No creo que muchos de los votantes contra el acuerdo quieran, genuinamente, volver a la guerra o quieran más derramamiento de sangre. Esto es algo que no debe ser obviado. Acá no se debatió la paz y la guerra, aunque así lo quiera ver obstinadamente un determinado sector –se sabía que, fuera cual fuera el resultado del plebiscito, la decisión de las FARC-EP de abandonar la lucha armada no tiene reversa y en ese sentido se habían ya expresado algunos comandantes de esa guerrilla[5]. Quienes rechazaron el acuerdo tal cual fue negociado en La Habana esperan una renegociación.

Desde luego, no ayudó la pobre pedagogía de paz durante el proceso de negociación, en el cual hubo más interés en aislar y desacreditar a la insurgencia que en dar capital político a lo que se venía negociando. Ni tampoco ayudó la campaña de Santos, que invitó al pueblo a tragarse sapos. Al pueblo no le gusta tragarse sapos , aunque a veces tenga que hacerlo contra su voluntad. Pero si se le da la opción, dirá que no. Así de sencillo. Podrá decirse que el mensaje de Santos fue tibio o confuso, pero no podía ser de otra manera: en realidad, tanto él como Uribe son representantes de la oligarquía y sus contradicciones, magnificadas por la prensa, son más de forma que de fondo[6]. En la narrativa post-conflicto que están construyendo –antes de que estemos en el post-conflicto-, el Estado aparece como un padre benevolente que perdona a su hijo rebelde sus desafueros pasados. La cuestión es cuanto están dispuestos a ceder o a perdonar. Un acuerdo que no tocaba el modelo y que no tenía, de manera evidente, capacidad transformadora para la mayoría, no tuvo mayor eco y el debate terminó limitándose a la supuesta impunidad para las FARC-EP.

Pero más allá de las limitaciones obvias de la campaña oficialista, el triunfo del NO refleja la debilidad de las partes negociadoras de cara a la población . Santos es uno de los presidentes más impopulares de la historia colombiana[7], y dudo mucho que la colección de politiqueros, vividores y oportunistas encabezando el SI –entre ellos personajes como Samper o Gaviria- hayan contribuido a generar confianza en torno al proceso. Esto, sin considerar la profunda crisis institucional que vive el país. Por otra parte, aunque las FARC-EP cuentan con un respaldo profundo y arraigado en ciertas zonas rurales donde han tenido presencia, el rechazo a ellas por parte de las mayorías urbanas es indiscutible. El repudio a las FARC-EP tiende a aumentar mientras más lejos se esté de ellas –resulta curioso, por decir lo menos, que algunas de las personas más viscerales en contra de la guerrilla sea gente que jamás en su vida han conocido a un guerrillero, lo cual demuestra la fuerza de la construcción que mediante la propaganda oficial se ha hecho. Pero sea cual sea el origen de esta percepción, ella es una realidad que no puede ser ignorada. Resultaba clave, para ganar apoyos al proceso de paz, conectar con la población que vive fuera de las zonas rurales de influencia tradicional y llegar una población mayoritariamente urbana o incluso no urbana pero que está inmersa en otras problemáticas y otros procesos , que son afectados indirectamente por la guerra de maneras diferenciadas. ¿Qué significaba el proceso de paz para ellos, en concreto? La izquierda que rodeó al proceso, dividida como está, débil, marginal, desconectada del sentir y pensar de las mayorías populares, más hábil para alienar y señalar a los que piensan diferente que para generar procesos incluyentes, sin suficiente imaginación, con prácticas añejas, acostumbrada a consignas que han tapado su falta de proyecto para ofrecer al conjunto del pueblo, fue incapaz de hacer esta tarea.

El triunfo del NO vuelve a demostrar que el proceso fue visto como un asunto distante para la mayoría de la población, como algo ajeno. De hecho, el proceso de paz fue “vendido” mucho mejor a la comunidad internacional que al propio pueblo colombiano. Santos parecía más interesado en una agenda externa (buscar fondos internacionales para “Paz Colombia”, su anhelado premio Nobel de la paz) que en los resultados de la misma negociación. La alta abstención indica esa falta de conexión con el acuerdo de La Habana, pero es difícil creer que una mayor participación hubiera revertido la tendencia. Tal vez, en este sentido, no resulta tan descabellado, como se ha querido hacer creer, la posición del ELN de convocar un amplio diálogo nacional para superar el conflicto social y armado –recordemos que las negociaciones con esta otra insurgencia están empantanadas, entre otras cosas, por los mecanismos de participación popular, que demandan sean mucho más fuertes que los que existieron en el proceso de La Habana.

Si bien el triunfo del SI no significaba el triunfo del “castro-chavismo”, tampoco el triunfo del NO significa el retorno a la guerra total. Quedan dos caminos por delante frente a este impase: una renegociación de los acuerdos, que implicaría a las dos partes tragarse sus palabras previas de que nada era re-negociable e incluir una participación más amplia incluyendo, entre muchos otros, a sectores del uribismo[8], o la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, propuesta inicial tanto de las FARC-EP como del uribismo, propuesta que en el actual contexto político podría resultar desastrosa para las fuerzas progresistas . Nada asegura que la nueva Constitución sea más progresista que la del ’91, y todo pareciera indicar que se impondrían fuerzas reaccionarias que dejarían su impronta en la Carta Magna por décadas. Así las cosas, lo más probable es que termine renegociándose condiciones más draconianas para los insurgentes, mientras el ELN toma nota de los acontecimientos.

Después de esta dura derrota, volvemos entonces a la pregunta del millón ¿qué hacer? Responder esta pregunta requiere de un ejercicio de autocrítica profunda por parte de la izquierda: no es suficiente criticar a terceros, sea la lluvia, sea la oligarquía, sean los medios, sea el imperio. Como para variar, los principales medios, sectores oligárquicos y las principales potencias del mundo (incluido EEUU) estuvieron de acuerdo con el SI al plebiscito. Hay también que abandonar la arrogancia de esa izquierda que presupone que cuando los sectores populares no están de acuerdo con ella, es porque son brutos, tienen la cabeza lavada, son irracionales, son guerreristas, pasionales, etc. En vez de vociferar “caverna” o “guerrerismo” hay que aceptar con humildad estos resultados y tratar de entender el mensaje de fondo que se entrega a quienes creen en la posibilidad de construir una sociedad más libre, más justa y más igualitaria.

Hay que dar un paso atrás y tratar de pensar nuevamente el proyecto de sociedad que se ofrece al conjunto del pueblo, pero también hay que entender que ese proyecto no puede ser sencillamente ofrecido a las masas con la benevolencia paternalista del despotismo ilustrado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Se requiere que el pueblo, sus mil luchas, organizaciones, expresiones, deseos, ocupen el centro del quehacer político. No se trata solamente de ofrecer una alternativa al pueblo o “venderle” un acuerdo, se trata de construir esa alternativa junto a él. La paz, por sí sola, ya no es el máximo convocante para la sociedad colombiana, así haya quienes la hayan utilizado para re-elegirse o para candidatearse en las próximas elecciones[9]. Toca enfatizar ese componente de “justicia social” que siempre se insistió que era un aspecto crucial de la paz, el cual estuvo apenas tímidamente representado en la paz ofrecida por los acuerdos de La Habana. Es necesario conectar la paz con las condiciones de vida de la mayoría de la población, mayorías que tienen interés en una Colombia mejor, en una Colombia más humana, más participativa, más igualitaria, pero que no se ve reflejada en lo acordado en La Habana o que lo desconocen porque es un proceso distante. Para lograr ser relevantes, toca abandonar la arrogancia y los vicios autoritarios de cierta izquierda, y encontrar la manera de contribuir a que las masas se conviertan en protagonistas de su propia historia y no verlas solamente como un rebaño que se acarrea para implementar decisiones tomadas por las “mentes superiores”. Una tarea formidable pero que requiere un cambio de mentalidad en quienes apuestan por una nueva sociedad. Más allá del plebiscito, el sol volverá a salir, el mundo seguirá girando y los problemas sociales de las mayorías seguirán ahí –mientras esto sea así, hay esperanza para un proyecto transformador que realmente convoque al conjunto del pueblo.

Notas:

[1] Puede consultarse el resultado electoral pormenorizado en la página de la Registraduría http://plebiscito.registraduria.gov.co/99PL/DPLZZZZZZZZ…1.htm

[2] Se pueden revisar los datos en la página de la Registraduría ya mencionada. Mientras el NO se impuso en Caquetá, municipios como Solano, Cartagena de Chairá y San Vicente del Caguán, votaron mayoritariamente por el SI (aunque con un margen estrecho). Lo mismo ocurre en Norte de Santander (donde el NO se impuso en prácticamente todas partes menos el Catatumbo) o en Arauca.

[3] http://anarkismo.net/article/29580

[4] Ver, por ejemplo, el artículo de José Gregorio Hernández Galindo http://www.razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-….html

[5] Ver las declaraciones del comandante fariano Carlos Antonio Lozada http://www.elespectador.com/noticias/paz/farc-sostienen…40303

[6] Sobre este asunto, recomiendo la lectura de Jaime Jiménez entre las similitudes de la campaña oficialista del SI y la del uribismo por el NO http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217480&titular=a…-del-

[7] Curiosamente, la falta de legitimidad y popularidad de Samper fue una de las razones por la cual la insurgencia no negoció con él. Hoy se negocia con el igualmente impopular Santos, mientras Samper ha utilizado el proceso de paz y sus contactos con sectores de la izquierda liberal para intentar rehabilitarse.

[8] Como anécdota, el nunca bien ponderado pero casi siempre lúcido William Ospina decía en una polémica columna en las pasadas elecciones presidenciales que, en su infinita capacidad de equivocarse, la izquierda creía que el mal menor era Santos debido a la negociación de paz. En cambio, de manera preclara, Ospina afirmaba: “Yo he abogado 20 años por la paz negociada, pero, con el perdón de las Farc, nada me parece más inverosímil que la paz de Santos. La paz, para que sea verdadera, tiene que ser otra cosa, y ya muchos han advertido que si la paz sólo puede hacerse con el enemigo, una paz sin Uribe es como una mesa de dos patas”. Creo que el resultado del plebiscito y la perspectiva de renegociar con el uribismo, de alguna manera, reivindica la posición de Ospina que en ese momento provocó un voladero de plumas e hizo que se le descalificara con toda clase de epítetos abusivos. Ver su columna http://www.elespectador.com/opinion/de-dos-males-column…95794

[9] Humberto de la Calle ha recibido una dura paliza en sus intentos de ser el candidato de la paz.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217516

Fotografía: news.vice

Fuente artículo: http://insurgenciamagisterial.com/el-no-se-impuso-que-sigue/

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Colombia: Ministerio de Educación y Gobernación de Atlántico lanzan programa de Educación Inicial «Transición es una nota»

Manatí (Atlántico) / 05 de octubre de 2016 / Fuente: http://www.mineducacion.gov.co/

La inversión de esta apuesta es de $842 millones de pesos, de los cuales la Entidad Territorial Certificada ETC, aporta $307 millones y la Nación $535 millones.

Mineducación. Con el objetivo de potenciar el desarrollo integral de las niñas y niños en primera infancia del Atlántico, el Ministerio de Educación, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF y la Gobernación de Atlántico, implementarán el programa «Transición es una nota» que busca que los niños y niñas de este grado reciban una atención integral.

«Empezar la vida escolar es uno de los primeros retos para los niños y niñas que determinará el resto de la trayectoria educativa. Por este motivo, queremos que el inicio se de en condiciones de calidad y calidez, y esto consiste en garantizar: Experiencias pedagógicas de calidad, seguimiento a su estado de salud y nutrición, alimentación adecuada, acompañamiento a los docentes en el aula, espacios agradables y seguros y apoyo psicosocial cuando lo requiera» afirmó Víctor Saavedra, Viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media.

La inversión de esta apuesta es de $ 842 millones de pesos, con la cual se beneficiarán 1.784 niños y niñas del departamento que actualmente se encuentran iniciando su vida escolar, ellos contarán con un refuerzo a su alimentación, con material pedagógico adecuado para su edad y adicionalmente con un equipo especialista para potenciar su desarrollo.

«De estos $ 842 millones, la Entidad Territorial Certificada ETC aportará $307 millones y la Nación $535 millones. Esta inversión nos permite reafirmar nuestro compromiso con la educación inicial del departamento del Atlántico donde 21 establecimientos estarán siendo acompañados de esta ambiciosa apuesta, por 70* maestros que harán parte de este proceso», precisó el Viceministro.

Las cifras actuales indican que una vez los niños ingresan al grado transición, el 2% de los niños del departamento abandona el sistema educativo en su primer año (3,25% nacional). Además la tasa de repitencia de primero de primaria es de 4,36% en el departamento, esto indica que un inicio educativo con dificultades afectará el resto de la trayectoria educativa (4,22% nacional).

Además hay un ingreso tardío de los niños y las niñas al grado transición. Para el año 2015 la cobertura bruta del grado transición en el departamento sólo alcanzó el 95%, mientras que en primaria fue de 112%.

«Por esto queremos invitarlos a continuar aunando esfuerzos alrededor de la calidad de la educación inicial del departamento, porque es un reto en el que debemos seguir trabajando» puntualizó el Viceministro.

Transición integral Atlántico:

Municipio Establecimientos Maestras de Transición Número de niños en transición
CAMPO DE LA CRUZ 4 14 375
CANDELARIA 2 8 207
LURUACO 7 17 404
MANATÍ 1 7 173
REPELÓN 4 13 313
SANTA LUCÍA 2 5 155
SUAN 1 6 157
Total General 21 70 1784

Fuente noticia: http://www.mineducacion.gov.co/1759/w3-article-358234.html

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