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Colombia: ¿Cómo quedó el calendario académico de las universidades públicas tras el paro?

América del Sur/Colombia/12-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com

Por: Redacción Educación

El Sistema Universitario Estatal (SUE) informó que al menos 12 de las 32 instituciones públicas del país deberán culminar el segundo semestre de 2019 en los primeros meses de 2020. Entre ellas están la Universidad de La Guajira, la Universidad Pedagógica, la Universidad Nacional, entre otras.

Jairo Torres Oviedo, presidente del Sistema Universitario Estatal (SUE), informó que al menos 12 de las 32 universidades deberán reponer las clases que quedaron pendientes del segundo semestre de 2019 en los primeros meses de 2020. Oviedo aseguró que el calendario académico de las instituciones se modificó debido a factores como el paro nacional, que comenzó el 21 de noviembre de 2019; actos de corrupción; escasez de recursos; o actos violentos.

Según cifras del SUE, con el cese de actividades se han visto afectados cerca de 100 mil estudiantes. Además, añadió Torres, la cancelación del semestre generó efectos como “que muchos jóvenes no lograron graduarse en diciembre, las implicaciones en la economía familiar y el impacto en las economías locales. (…) Las instituciones también se ven impactadas porque tienen gastos fijos que se deben pagar, aunque no se trabaje».

La Universidad de La Guajira, Universidad del Atlántico, Universidad del Tolima, Universidad Surcolombiana, Universidad de la Amazonia, Universidad Industrial de Santander, Universidad Nacional, Universidad de Pamplona, Universidad Popular del Cesar, Universidad Pedagógica Nacional, Universidad de Caldas y Universidad Distrital, son las instituciones que deberán realizar tres semestres en un año. Estas son las situaciones en las que se encuentran algunas de ellas:

Universidad de La Guajira

Las directivas de esta institución se vieron obligadas a cancelar el semestre por la falta de recursos. «Fruto de la crisis que atraviesa esa parte del país, el departamento de La Guajira le adeuda más de $60.000 millones a la institución. Frente a eso, el plantel académico no tiene cómo funcionar y el rector se vio en la obligación de paralizar todas las actividades», aclaró Torres.

Para encontrar una solución, esta semana se reunieron Carlos Arturo Robles Julio, rector de la institución; Nemesio Roys Garzón, gobernador de La Guajira; estudiantes y sindicatos. Durante la conversación, Roys hizo un llamado al Gobierno para atender la crisis por la que atraviesa la institución, argumentó que si la situación no mejora 9.000 estudiantes se verían perjudicados.

Universidad del Atlántico

En la institución se canceló el semestre el 25 de octubre tras un paro convocado por los estudiantes, luego de que el entonces rector, Carlos Prasca, autorizara el ingreso del ESMAD a las instalaciones de la universidad.

Los estudiantes, además, presentaron un pliego de peticiones entre las que reclamaron la manera en la que se elige al rector y a los decanos. Su propuesta es que la elección sea con voto popular y que incluya la participación de los alumnos.

El retorno a las actividades académicas, que tiene en vilo a los más de 15.000 estudiantes de la institución, se definirá el 14 de enero luego de que se realice la “Gran Asamblea Estudiantil”.

Universidad del Tolima

El 25 y 26 de noviembre se realizó una reunión en la que participaron miembros del Consejo Académico de la universidad, con el objetivo de abordar algunos puntos solicitados por los estudiantes que se habían declarado en paro, desde el 23 de octubre.

En la reunión, además, se confirmó la modificación del calendario académico. La universidad en su página web explicó que “los estudiantes que no alcanzaron a culminar semestre como estaba previsto y que representan un 35% de la totalidad del estudiantado, retomarán sus actividades el 20 de enero de 2020; mientras que el 65% restante que alcanzó a terminar y que representan más de 13 mil estudiantes entre la modalidad Distancia y Posgrados, iniciarán semestre A 2020 el 2 de marzo de 2020”.

Universidad Surcolombiana

El 26 de noviembre de 2019 la universidad fue tomada por el Consejo Académico, hecho que indignó a estudiantes y algunos docentes que calificaron la medida como una decisión arbitraria. Ante los hechos, exigieron la renuncia del rector (e) Pablo Emilio Bahamón Cerquera, como también del vicerrector Administrativo, Camilo Núñez.

Posteriormente, fue declarada la Asamblea Permanente con cese de actividades, es decir, la universidad no cerró sus puertas, sino que en ese tiempo se desarrollaron actividades culturales, académicas y pedagógica. La reposición del segundo semestre de 2019 irá desde el 20 de enero hasta el 8 de febrero de 2020.

El 10 de diciembre de 2019, el Consejo Académico de la universidad anunció la suspensión de manera temporal de las actividades en la institución. Durante la asamblea estableció “que el número total de semanas que deberán recuperarse por parte de los programas de pregrado, para asegurar la adecuada terminación del periodo académico 2019-II, es de cinco, discriminadas de la siguiente manera: cuatro de actividades académicas, más una para la realización de habilitaciones en los casos en que proceda”.

Universidad Industrial de Santander (UIS)

El retraso en el calendario académico de la sede principal de la institución, ubicada en Bucaramanga, se debe a las asambleas estudiantiles que se desarrollaron para discutir el apoyo al paro nacional y desde el 21 de octubre los estudiantes entraron en paro.

Durante 2019, solo se pudo completar el 30% de dicho calendario y 15.000 estudiantes no alcanzaron a finalizar el semestre. Las actividades académicas retornarán el 13 de enero de 2020 y los estudiantes podrán finalizar semestre.

Universidad Nacional

La rectora Dolly Montoya anunció el cierre académico del segundo semestre de 2019, luego de la participación de alumnos de la institución en el paro nacional. Determinó que el 21 de diciembre se cerrará, de manera parcial, las notas.

Además, anunció, que las clases para finalizar el segundo semestre académico de 2019 será del 16 de enero hasta el 14 de febrero de 2020.

Universidad de Pamplona

Por medio de una resolución, la rectoría de la Universidad de Pamplona anunció que el 15 de enero de 2020 se retomarán las clases en la institución para que los alumnos puedan terminar el segundo semestre de 2019.

La universidad anunció la suspensión de las clases, el 4 de diciembre, luego de que el rector Leonardo Martínez sufriera abusos verbales, señalamientos directos, gritos y agresiones durante una mesa de negociación que se realizó en noviembre de 2019 con los estudiantes.

Hasta el momento, la universidad no ha definido la fecha en la que se retomarán las actividades, por lo que le recomendaron a los estudiantes “estar pendientes de las decisiones del Consejo Académico a través de la página de la Subdirección de Admisiones y Registro”.

Universidad de Caldas

La institución decidió un cese de actividades a raíz del paro nacional, sin embargo, algunas carreras consiguieron adelantar el programa académico hasta en un 63%. Por tal razón, la institución no entregó un balance general de la situación académica.

Informó, además, que para reponer las clases, el próximo 20 de enero se reiniciarán las actividades de recuperación, que irán hasta el 28 de febrero.

Universidad Distrital

El principal motivo de cierre de actividades en esta institución, que inició el 21 de octubre de 2019, se debe a hechos de corrupción, en los que está involucrado Wilman Muñoz Prieto, exdirector de Extensión (Idexud) de esa institución. Tras conocerse el caso, el cuerpo estudiantil convocó a una serie de protestas para exigirle al Consejo Superior la creación de la Asamblea Universitaria, y así poder tener participación en la toma de decisiones y generar control efectivo a los recursos.

A raíz del escándalo, se declaró el cese de actividades y solo se pudieron cumplir 11 de las 18 semanas que cumple el semestre académico. Sin embargo, hasta la fecha la institución no ha anunciado una fecha para reponer las clases del segundo semestre de 2019, situación que afecta a más de 10 mil estudiantes. Recientemente, los alumnos le pidieron a las directivas retomar las clases.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/como-quedo-el-calendario-academico-de-las-universidades-publicas-tras-el-paro-articulo-899073

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Colombia: Universidad pública a cambio de prestar el servicio, la propuesta de Uribe

América del Sur/Colombia/12-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.publimetro.co

La propuesta educativa del expresidente que ya causa controversia se dio a conocer esta semana. Universidad pública a cambio de prestar el servicio es lo que propone Álvaro Uribe.

Sin embargo, la idea no ha tenido gran acogida debido a que muchos lo ven como una estrategia para forzar a los jóvenes a ser parte del las Fuerzas Militares.

Universidad pública a cambio de prestar el servicio

Por eso el expresidente dijo: «Hoy por hoy la Ley permite que tengan un descuento del 30 por ciento de la matrícula». Es decir, que entre los beneficios que ya tienen los estudiantes que presten el servicio es un 30% de descuento en la matrícula.

Ahora, él busca que hagan parte del programa Generación E, que reemplazó Ser pilo Paga.

«Ustedes saben que el Gobierno tiene un compromiso de 320 mil becas y ya han asignado 84 mil. Por lo pronto el proyecto dice que el colombiano que preste servicio militar, al concluir la prestación del mismo, tiene derecho al cupo de la universidad pública», dijo en Semana.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/01/09/universidad-publica-por-prestar-servicio.html

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La tríada del embrutecimiento en Colombia

Por: Renán Vega Cantor

La función fundamental de un libro crítico radica en develar los mecanismos, abiertos o sutiles, de la dominación y la opresión, sin importar ni el tema, ni la dimensión temporal, ni la escala espacial del asunto que se estudie. Esto es lo que hace Efrén Mesa en el libro que ahora presentamos y cuyo tema central es el de las implicaciones de la enseñanza de la historia patria en la vida cotidiana de los habitantes de un lugar profundamente conservador y católico, como lo es el municipio de Aquitania (Boyacá), conocido antes como Puebloviejo, en la época de la Violencia (1946-1965).

Es necesario destacar tres coordenadas principales de esta obra. Primero, los vínculos estrechos entre historia patria, religión y educación cívica, como pivotes de una forma de enseñanza que reafirma el poder de la jerarquía católica y de los terratenientes en la sociedad colombiana. Segundo, los nexos entre la política nacional y lo local, a través de los discursos de los políticos conservadores y de los representantes de la iglesia católica, generadores de odios, sectarismos, exclusiones y violencia. Tercero, la consolidación de la intolerancia cultural, por medio de discursos incendiarios de políticos, afiliados principalmente al partido conservador, y de obispos y curas que generan y legitiman una práctica criminal (a nombre de la pretendida superioridad de los valores religiosos y morales que defienden las jerarquías católicas y los directivos y militantes del partido conservador) que se manifiesta en el asesinato, la persecución, el destierro, la estigmatización y el señalamiento de todos los que son considerados como enemigos de la “patria” y de los sacrosantos valores de la religión católica y de la propiedad privada. Esto viene acompañado de la construcción de un imaginario anti-comunista, con el cual se legitima la persecución de esos enemigos, todos los cuales, pese a las diferencias que puedan tener, son englobados bajo el mote de “comunistas”, que deben ser erradicados de la tierra colombiana, empezando por los liberales, presentados como la encarnación del “demonio rojo”.

 La triada que embrutece: historia patria, religión y educación cívica

Una de las grandes desgracias que hemos padecido los colombianos desde finales del siglo XIX, más exactamente después de 1886, fue la imposición de la religión católica como credo oficial, promovido por el Estado, lo cual le dio un poder inusitado a un estamento privado, la jerarquía católica, en los órdenes ideológico, simbólico, educativo, cultural… En el terreno educativo esa religión adquirió un poder desmesurado en cuanto el control y disciplinamiento de los cuerpos y de los espíritus y eso fue posible mediante la implementación de unos saberes dogmáticos y escolásticos, entre los cuales sobresalía la enseñanza de la doctrina religiosa, como materia obligatoria en todas las instituciones de educación del país, lo que vino acompañado de la condena de todo aquello que fuera considerado laico o no confesional, porque no correspondía al “orden divino” del credo católico.

La enseñanza de la religión se convirtió en el soporte de la dominación ideológica y cultural de la iglesia católica y también en uno de los filtros que determinaba quien debía ser considerado como un “buen cristiano”, lo que tenía consecuencias en materia de acceso a la educación, a los empleos públicos y a la participación en cualquier instancia de la sociedad. Esa enseñanza religiosa inculcaba la sumisión, la obediencia, la aceptación de las desigualdades sociales como algo natural, y el respeto irrestricto a curas y obispos y a lo que emanara del Vaticano. Se exaltaba la existencia de un orden sagrado e incuestionable, al que había que someterse sin chistar. Era una enseñanza dogmática sobre ese orden superior y pretendidamente divino que se plasmaba en el catecismo del padre Astete, donde a los estudiantes solamente se les pedía memorizar y repetir las formas canónicas establecidas, sin atreverse a cuestionar, preguntar y mucho menos dudar. Todo lo que decían los manuales de religión era cierto y valido por petición de principio y, en consecuencia, incuestionable.

Bajo esta misma lógica estaba construida la historia patria, cuyos manuales estaban escritos a imagen y semejanza de los catecismos religiosos. No por casualidad durante varias décadas en Colombia se enseñó una materia que se denominaba historia sagrada, la cual simplemente pretendía convertir en procesos reales los acontecimientos imaginarios y literarios, en el mejor de los casos, que se encuentran en la Biblia o en los Evangelios y buscaba establecer unas pautas de conducta ejemplarizante derivada del culto a los santos.

Por eso, cuando en 1936 se efectuó una temerosa reforma educativa, religiosa y constitucional durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo, que tocó someramente el poder de la iglesia católica, sus altas jerarquías y las principales dirigentes del partido conservador condenaron cualquier intento de alterar sus intereses como algo que iba contra los valores de la nacionalidad, y anunciaban la defensa de esos valores religiosos a sangre y fuego, si era el caso. Este es uno de los antecedentes tempranos de la violencia sectaria y partidista que se va a desencadenar en el país después de 1945. Y bajo este prisma se construyó la historia patria durante la República Conservadora (1886-1930), que no fue seriamente cuestionada durante la República Liberal (1930-1946) y siguió siendo dominante en la educación colombiana hasta la década de 1970. Esta historia patria se distinguía por rendirle culto a los grandes hombres (machos), militares, curas, conquistadores, los cuales eran presentados como seres divinos y sobrenaturales, siendo sus herederos quienes eran los dirigentes conservadores o fungían como altos jerarcas de la iglesia católica. La historia patria exaltaba el individualismo, las grandes hazañas y gestas guerreras, de los héroes que con su sacrificio engrandecían la patria. Aquí también, como en los catecismos, se le exigía al alumno que creyera dogmáticamente en esas hazañas y para ello lo único que debería hacer era memorizar fechas, datos, nombres y luego repetirlos como loro amaestrado.

En cuanto a la educación cívica no pretendía formar ciudadanos sino buenos cristianos, pasivos, obedientes e intolerantes, que nunca cuestionaran ni la riqueza, ni el poder terrenal de unos pocos, ni la desigualdad, sino que consideraran que todos esos asuntos eran normales y naturales, porque Dios lo había dispuesto así. La autoridad viene y emana de Dios y los buenos cristianos, a los que se les inculcan los valores de la sumisión, la obediencia y la creencia dogmática en lo que les dicen quienes se proclaman como portadores de la verdad, deben someterse con la cabeza baja, porque todos los que representan a Dios merecen respeto y obediencia, en el hogar, en la escuela, en la parroquia, en la vereda, en la cabecera municipal, en el Departamento o en el país.

Por supuesto, esta triada del embrutecimiento generaba unos individuos pasivos, obedientes, sumisos y, lo que es peor, dogmáticos, con un horizonte mental bastante limitado y conservador, dispuestos a obedecer las órdenes del cura o del gamonal local o del político incendiario de la dirección nacional del Partido Conservador, que llamaban a oponerse a cualquier intento de tocar su poder terrenal, mediante cualquier reforma, como la educativa, por limitada que fuera. Y la reacción fue brutal, como lo ejemplifica en Boyacá el caso de Fray Francisco Mora Díaz, quien sostenía que “la escuela sin religión será para Colombia lo que ha sido para otras naciones: semillero de criminales, fábrica de libertinos y suicidas; antros de donde saldrán los traidores a la patria, porque quien reniega de su religión, con más razón se avergonzará del pedazo de la tierra que lo vio nacer”.

Esa triada del embrutecimiento presentaba a la desigualdad, la intolerancia, el racismo, el fanatismo como fenómenos naturales, resultado de designios divinos. En las zonas agrarias, las más pobres, donde el poder espiritual del cura de parroquia era indiscutible –poder que era complementado en la escuela por el maestro de religión y de historia, a veces encarnado también en los propios sacerdotes–, esos discursos reforzaban la injusticia y la desigualdad.

Todos los aspectos mencionados son estudiados con detalle y rigor por Efrén Mesa, mediante un trabajo sistemático y exhaustivo de fuentes, entre las que sobresalen los textos escolares, los programas oficiales de estudio y las declaraciones de políticos y de curas sobre la enseñanza confesional.

Los vínculos entre el odio político nacional y la violencia local

Un segundo aspecto que debe destacarse de este libro radica en la manera cómo se analizan los nexos existentes entre lo nacional y lo local, en el período que va desde mediados de la década de 1930 hasta finales de la década de 1950. Más exactamente, se develan los mecanismos, tenues y, a primera vista, difíciles de percibir, entre la política nacional y local, entrelazada por el poder de la palabra, principalmente en su forma oral y en menor medida escrita, de los dirigentes políticos del partido conservador y de los representantes de las altas jerarquías católicas. Es en el centro del país, concretamente en Bogotá, donde se hacen las principales invocaciones contra el reformismo liberal de López Pumarejo, por la boca y la pluma de Laureano Gómez, los Leopardos y otros miembros del conservatismo en el lado “civil” y las altas jerarquías de la iglesia católica por el lado religioso. Entre los dos sectores existe un tácito acuerdo de oponerse a cualquier reforma que intente tocar los intereses de los grandes propietarios y los privilegios en materia de educación y de control de los cuerpos que ejercía la iglesia católica.

La oposición en Bogotá, plena de odio, de mentiras, de embustes, adquirió un carácter incendiario, que recurrió a todos los mecanismos para legitimar su cruzada salvadora, que era presentada como la defensa de la patria católica, que estaba en peligro por la emergencia de un proyecto comunista, representado supuestamente por la fracción lopista del partido liberal. Ese discurso del odio, cuya máxima expresión era el diario conservador El Siglo, no estaba circunscrito a Bogotá y sus alrededores sino que llegaba hasta los rincones más distantes de la geografía nacional, y era reproducido a escala departamental por políticos subalternos y por obispos, y luego a escala local por gamonales y curas de parroquia.

En el caso del Departamento de Boyacá, el personaje que más claramente encarnó ese odio banderizo y sectario a cualquier reforma liberal fue el sacerdote dominico Francisco Mora Díaz, quien a través de El Cruzado (nombre terriblemente exacto) difundía las mentiras y odios nacionales a escala regional y luego los curas lo repetían en sus misas y los profesores de religión, de historia y de educación cívica en las escuelas de pueblos y veredas. Este fue uno de los instrumentos prácticos y reales mediante el cual se encadenó lo dicho en Bogotá, que llamaba por ejemplo a matar liberales, masones y comunistas, y los crímenes que se empezaron a llevar a cabo después de 1946 en veredas y villorrios de provincia, con el regreso de los conservadores al control del Ejecutivo, tras la victoria de Mariano Ospina Pérez.

De ese cruzado que era Francisco Mora Díaz dijo Agustín Nieto Caballero, insigne pedagogo liberal, que era como Laureano Gómez pero vestido de sotana y partidario como este de la violencia. Y eso era evidente, porque a propósito de la Reforma Constitucional de 1936 ese cruzado señaló que era “un reto al pueblo católico”, porque a “la escuela cristiana han opuesto la escuela laica, al matrimonio católico el concubinato público, o lo que es lo mismo, el divorcio”. Ante eso, advertía que “primero correrían ríos de sangre antes de consumarse la inequidad” y el deber era oponerse porque “quien permaneciere en actitud pasiva, ya es un traidor al credo religioso”. Un macabro anuncio que por desgracia se haría realidad a los pocos años.

Palabras como estas dichas por un cura, con gran influencia en Boyacá, no se las llevaba el viento, sino que eran atendidas como ordenes marciales por militantes del partido conservador que se encargarían de perseguir y masacrar adversarios, ante el visto bueno de los curas y obispos que decían que matar liberales no era pecado.

Ese discurso del odio se vio reforzado por los acontecimientos del 9 de abril de 1948 que para los curas y los conservadores fue una conspiración comunista, con participación liberal, y frente a la cual se dio la consigna de acabar con los nueveabrileños, porque encarnaban los peores designios que se habían hecho desde 1936, cuando se anticipaban los efectos destructores de la reforma educativa liberal. Después del 9 de abril queda abierto el camino para que los odios sectarios y banderizos que se habían difundido desde años antes fueran plasmados en la persecución y el asesinato de los liberales, identificados en una forma maniquea como comunistas y enemigos de la nacionalidad colombiana y de sus valores cristianos. Por ello, no sorprende que en Aquitania y otros lugares de Boyacá, el mismo 9 de abril y en los días subsiguientes emergieran grupos organizados y armados de campesinos conservadores, conducidos por políticos conservadores o clérigos católicos, que recorrían los caminos persiguiendo liberales, gritando a viva voz “Viva Cristo Rey”, “Viva Laureano Gómez”, “Muera Echandia”, “Viva Juan Roa Sierra”.

Con gran cuidado y muchos detalles se reconstruyen en este libro los aspectos señalados, entretejiendo los acontecimientos nacionales con sus efectos regionales y locales, al considerar el carácter conservador de Puebloviejo.

La intolerancia cultural y los discursos del terror y la muerte

No debe creerse, nos asegura el autor de este libro, que lo acontecido en Puebloviejo fue fortuito u ocasional, sino que respondía la consolidación de un proyecto cultural esencialmente intolerante, sustentado en preceptos y concepciones profundamente retrogradas, anti-modernas, enemigas de la ilustración y de las luces. Para ese proyecto resultaba inaceptable combatir la desigualdad, la riqueza y la injusticia, puesto que eso iba contra el orden divino, puesto que Dios había erigido a la sociedad como desigual y le había dado poder a los ricos sobre los pobres. Esto era así por ley divina y nada se podía hacer para modificarla, y quienes intentaban hacerlo representaban un peligro, que era necesario erradicar a machetazo limpio si era el caso, y como efectivamente sucedió en diversos lugares del territorio colombiano, entre ellos importantes zonas del Departamento de Boyacá.

En la edificación de esa intolerancia cultural fue fundamental la triada que señalamos arriba, conformada por la enseñanza de la religión, la historia patria y la educación cívica. Como resultado se configuró en gran parte del país, especialmente en las zonas más directamente influidas por el clero católico y el partido conservador, un individuo intransigente, ignorante, sectario, violento, lleno de odio, dispuesto a defender lo que se consideraban los valores supremos de la nacionalidad y de la patria, contra los enemigos. Contra estos no habían medias tintas, no podía conciliarse con ellos y había que eliminarlos. A esa cruzada religiosa contribuyeron esos discursos del terror y de la muerte, y por los cuales se organizaron desde mediados de la década de 1940 grandes bandas de campesinos por parte de dirigentes conservadores y de los propios curas, para que persiguieran y mataran liberales, siendo el ejemplo más tristemente célebre, más no el único, el de los chulavitas. Luego del 9 de abril ese proyecto criminal se amplifica y se justifica con una contra-reforma educativa que apuntaba a convertir nuevamente y en forma masiva a la población colombiana al catolicismo más trasnochado, y para ello eran cruciales la historia patria y la educación cívica como materias obligatorios, y que la educación en general, como en los tiempos de la República Conservadora, fuera organizada y dirigida en concordancia con los presupuestos de la religión católica. Por eso, en los “concursos oficiales” para escoger profesores se exigía que el candidato fuera bautizado, si era casado que fuera por lo católico, que demostrara ser un buen cristiano y además debía ser recomendado por el cura de la localidad. El resultado fue la incorporación masiva al cargo de profesores de personas sin preparación ni idoneidad, sino simples fanáticos y seguidores incondicionales de los curas de parroquia. Y estos fueron quienes deformaron a varias generaciones de colombianos, y los sumieron en la ignorancia, el sectarismo y el fanatismo. Y, en esa dirección, no sorprende, como aconteció en Aquitania, que allí se formaran las llamadas “guerrillas de paz”, conformadas por campesinos conservadores, para combatir las guerrillas liberales, que eran presentadas como chusma comunista. Los dos procesos (el de la formación escolar y el de empuñar las armas en un proyecto contra-insurgente) no estaban separados, sino que eran la expresión de esa cultura intolerante, que devela con cuidado el autor de este libro, y detrás de la cual se encontraba la enseñanza de la historia patria, aunque eso no fuera evidente a primera vista.

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Hemos querido destacar en este prólogo tan solo tres de las principales contribuciones de este libro de Efrén Mesa, sin que eso signifique que allí se agotan sus aportes. Son mucho más, pero solamente hemos querido destacar las cuestiones que para nosotros son más relevantes. Como colofón, habría que agregar que esta obra es un interesante esfuerzo, independiente y crítico, de analizar la “historia patria”, y sus múltiples implicaciones, y para eso los manuales escolares se convierten en una fuente para el estudio de una forma particular de discurso historiográfico, que tanta fuerza tuvo en Colombia durante gran parte del siglo XX.

Muchos de los problemas enunciados en este libro, algunos de los cuales hemos descrito más arriba, no son, por desgracia, para nosotros los colombianos, cosa de un pasado ya ido. Por el contrario, tienen que ver con nuestro presente y nuestro futuro inmediato, en la medida en que proyectos intolerantes y criminales, como los representados por la bacrim de los uribeños y el Centro Demoniaco, se sustentan en instrumentos parecidos a los que se han develado a lo largo de la obra que prologamos. Desde luego, la intolerancia ya no circula en forma preferente a través de la historia patria, pues ésta ya prácticamente se extinguió porque la misma enseñanza de la historia fue abandonada en la educación pública, como resultado de un proyecto de Estado y de las clases dominantes, sino de las mal llamadas “redes sociales”, pero igual se difunde el odio, la intolerancia, se patrocina y apoya el crimen y el asesinato de los que son declarados como “terroristas”, a los cuales, como en las décadas de 1930 a 1950, se les sigue denominando como comunistas y enemigos de la patria. Y, como en la época estudiada en esta obra, ahora la intolerancia es impulsada por un político lleno de odio y rencores, ligado a los peores círculos criminales y mafiosos que han existido en Colombia, cuyas mentiras son amplificadas por el mundo religioso, aunque este lo configuren –y esta sería una novedad con respecto a lo acontecido en las décadas de 1940-1950– ya no solo la iglesia católica, sino principalmente iglesias cristianas y evangélicas, que tienden a consolidarse como mayoritarias. De todas formas, el sectarismo criminal se basa en el mismo patrón, con contadísimas excepciones, de intolerancia, fanatismo e ignorancia que ensangrentó a Colombia a mediados del siglo XX y que sigue suscitando el derramamiento de sangre a comienzos del siglo XXI para satisfacer su apetito de cruzados medievales y de fanáticos anticomunistas. El epicentro principal de ese fanatismo criminal se encuentra en Antioquia, la cuna de la cultura traqueta que se ha consolidado en la sociedad colombiana desde 2002, donde se combina catolicismo puro y duro, machismo, motosierra, racismo, camándulas, grandes terratenientes y ganaderos, anticomunismo, exaltación de los ricos y poderosos, mafia, narcotráfico y la supuesta superioridad del ingenio paisa, que se basa en la lógica perversa y criminal de justificar el aplastamiento de los que son diferentes y piensan distinto. Y eso demuestra que las enseñanzas de la historia patria, con su culto a los héroes y salvadores, perviven en nuestra sociedad, con trágicas consecuencias, similares a las que se develan en esta investigación.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=264093

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Colombia: Abren nueva convocatoria para matrículas en colegios públicos

América del sur/Colombia/09 Enero 2020/Semana

Pese a que la Secretaría de Educación de Bogotá abrió desde el año pasado una etapa de inscripción, en la que se matricularon cerca de 720 mil estudiantes, aún quedan muchos cupos libres. Se espera que en 2020, alrededor de 785 mil jóvenes estudien en las escuelas oficiales de la capital.

Al inicio de cada año, los padres de familia se quejan por la dificultad de obtener un cupo en el colegio público de su preferencia o por problemas con el proceso de matrícula. Pero, al parecer, este año la cuestión es distinta. Pese a que la Secretaría de Educación de Bogotá abrió entre el 9 de agosto y 20 de septiembre de 2019 las inscripciones para los cupos escolares, a la fecha aún faltan muchos estudiantes por matricular.

Según informó la secretaria de Educación, Edna Bonilla, en la actualidad hay alrededor de 723.000 estudiantes de todos los grados con la matrícula formalizada. Sin embargo, 46.000 no lo han hecho porque aún no han tenido o no han pedido la cita en los respectivos colegios.

Además, se estima que muchos más no han iniciado el proceso. De acuerdo con las cifras de estudiantes inscritos en 2019, que fue del orden de los 785.000, más de 62.000 no han buscado cupo.

«Desde el 7 de enero, los padres de familia tendrán una nueva oportunidad para solicitar cupo escolar para sus hijos o para solicitar traslado de colegio», señaló Bonilla.

Quienes no han oficializado o solicitado su cupo, pueden consultar la oferta disponible en www.educacionbogota.edu.co y pedir la cita para ser atendidos de manera personalizada.

Pese a que la página web ha presentado un servicio intermitente por el incremento de solicitudes, la Secretaría de Educación informó que las molestias se subsanaron y que el portal estará funcionando las 24 horas. También recordó que no se deben no entregar retribuciones económicas a cambio de cupos, ya que el proceso de matrícula es gratuito.

La apertura de la convocatoria no tiene un cierre definitivo porque se debe garantizar el derecho a la educación de los jóvenes. La invitación es a adelantar el proceso con rapidez para obtener cupo en el colegio de preferencia y no atrasarse con el calendario académico, que iniciará el 20 de enero.

Cabe recordar que si los estudiantes son asignados en una institución educativa ubicada lejos de su lugar de residencia, los padres podrán solicitar en el transporte escolar de la capital.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/abierta-nueva-convocatoria-para-matricularse-en-colegios-publicos/647346

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Colombia: la nueva plataforma de MinEducación para contratar docentes

América del Sur/ Colombia/ 07.01.2020/ Fuente: mba.americaeconomia.com.

«Sistema Maestro» oferta las distintas vacantes a nivel nacional con el fin de que los docentes puedan participar de las convocatorias a través del mérito.

Una de las grandes apuestas para la educación nacional es reducir la desigualdad. Para ello, una de sus estrategias frente a la calidad, es garantizar que los maestros lleguen a todos los territorios del país. Maestros, bien sea dicho, evaluados bajo criterios de mérito y experiencia profesional. El Banco de la Excelencia era una de las plataformas que hacían esto posible, salvo por algunos inconvenientes frente a efectividad y rápidez. De ahí que el Ministerio de Educación haya modificado esta iniciativa y lanzado un nuevo mecanismo llamado «Sistema Maestro».

Se trata de una plataforma en la que las Entidades Territoriales Certificadas (ETC), ofertan sus vacantes definitivas a los docentes de aula y orientadores con mayor mérito. A través de un mapa georeferenciado, los aspirantes pueden participar colgando información sobre ellos como experiencia, calidad profesional, estudios, entre otros. El sistema preselecciona a tres de ellos con el fin de escoger, al final, el postulado que más resalte.

«El mayor puntaje lo tendrán los docentes acordes con las tablas de ponderación: la urbana, la rural (prioriza los años de experiencia en la zona y permite aplicar equivalencias por la experiencia docente) y la de difícil acceso (prioriza los años de experiencia en la zona, permite aplicar equivalencias por la experiencia docente y el arraigo territorial)». Así lo estableció la cartera a través de un comunicado.

Esta vez, el sistema ofrece amplia información para los docentes aspirantes y las instituciones. Se debe a que los maestros, a falta de conocimiento sobre las regiones ofertadas, después de haber aplicado al empleo los docentes terminaban por renunciar a la oferta a causa de desinterés o negativa de los sitios. Esto teniendo en cuenta las condiciones del terriorio colombiano, tanto para la educación urbana, rural y la de difícil acceso.

Fuente de la noticia: https://mba.americaeconomia.com/articulos/notas/colombia-la-nueva-plataforma-de-mineducacion-para-contratar-docentes

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Colombia: ‘Sistema Maestro’, la nueva plataforma del Gobierno para contratar docentes por mérito

América del sur/Colombia/ 04 Enero 2020/Semana

Con el anterior sistema de vinculación, la contratación de un docente podía tardar hasta nueve meses, además cerca del 70 por ciento rechazaban o dejaban el trabajo. El nuevo aplicativo busca agilizar el proceso y aumentar el tiempo de permanencia de los profesores en las regiones.

Cada año es usual escuchar quejas no solo por supuestas irregularidades en la elección de los docentes que van a ocupar las vacantes en determinados sitios, sino también por la dificultad que tienen los profesores para poder aplicar por una plaza que favorezca sus condiciones de salud, familiares o de cercanía.

Para poder aplicar a una vacante definitiva, con nombramiento provisional, cualquier docente debía entrar a la plataforma llamada ‘Banco de la Excelencia‘, donde las entidades territoriales publicaban los puestos disponibles.

Sin embargo, al aplicar a la vacante en esa plataforma, los docentes no podían saber el lugar de la institución educativa que solicitaba al profesional, razón por la que en muchas ocasiones cuando el candidato era elegido y conocía la región donde había sido elegido, rechazaba el puesto y el proceso de contratación docente se retrasaba, afectando principalmente a los estudiantes.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación, el 70 por ciento de las vacantes que se nombraban con este sistema eran rechazadas por los docentes. Por tal motivo, en conjunto con las secretarías de educación, hicieron un diagnóstico del proceso, identificando que la provisión de las vacantes no se estaba dando de manera ágil y efectiva, afectando la oportunidad de llegada y la permanencia de los maestros, especialmente en las zonas rurales.

Teniendo en cuenta ese panorama, el Ministerio de Educación anunció la entrada en funcionamiento del ‘Sistema Maestro‘, una plataforma que permite seleccionar a los maestros bajo criterios de mérito, teniendo en cuenta estudios y experiencia docente, así como el posible arraigo de los aspirantes con la región donde podría ser contratado.

«El docente va saber a qué aplica. Aunque parezca obvio, antes no podía saber si la vacante era en Boyacá, Atlántico o Amazonas. Entonces sucedía que, después de todo el proceso, la región asignada no se aplicaba a su proyecto de vida y no se trasladaba, lo cual atrasaba todo el trámite», explicó la ministra María Victoria Angulo.

Además, muchos docentes aceptaban el trabajo, pero por falta de adaptación no continuaban con sus labores y regresaban sus lugares de origen. Angulo destacó que con el nuevo sistema de georreferenciación de las vacantes, se busca mejorar el tiempo de permanencia de los docentes vinculados.

Adicionalmente, otro de los beneficios es poder contar con una contratación más rápida y transparente. Según el diagnóstico del Ministerio, el proceso de vinculación de un docente podía tardar hasta nueve meses, debido al desconocimiento por parte de los aspirantes de la zona y sede donde se encontraba la vacante, o falta de cumplimiento de requisitos.

Para mejorar estos aspectos, el ‘Sistema Maestro‘ permitirá a los profesores cargar los documentos que acreditan sus estudios y experiencia, asegurando la transparencia del proceso de selección de los docentes, pues las entidades territoriales podrán hacer seguimiento a la hoja de vida del aspirante.

De esta manera, cada entidad territorial podrá contar con tres aspirantes por cada vacante ofertada. Si así lo determinan, podrán realizar una fase de entrevista, estudio de caso, prueba comportamental o de competencias para seleccionar al candidato más idóneo.

Para verificar la efectividad de la nueva plataforma y su método de puntuación para los aspirantes, el Ministerio y la Federación Nacional de Departamentos realizaron una prueba piloto en Boyacá y Arauca, en donde se ofertaron 180 vacantes y se tuvo una participación total de 1.700 aspirantes. El 75 por ciento de los docentes seleccionados son habitantes de la zona.

«Esto evidencia la importancia de valorar el mérito de los aspirantes con criterios diferenciados, según la ubicación de las vacantes, dando igualdad de oportunidades a los aspirantes», concluyó la ministra Angulo.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/sistema-maestro-nueva-plataforma-del-gobierno-para-contratar-docentes-por-merito/646512

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Colombia: Mujeres decididas a ser algo más que amas de casa

América del sur/Colombia/04 enero 2020/El país

Historias de emprendedoras del Chocó colombiano que han hecho realidad sus sueños de autonomía

Durante décadas, los chocoanos han vivido mirando al mar. En él se encuentran su pasado, su presente y las oportunidades de su futuro en forma de pesca y turismo sostenibles. Una realidad en la que el papel de la mujer es cada vez más importante.

Con la ayuda de ONG y líderes locales, mujeres de diferentes localidades del departamento del Chocó, en Colombia, están tomando la iniciativa y formándose para emprender. Juntas han aprendido a organizarse y a sacar partido a los infinitos recursos que ofrecen sus tierras, en un lugar donde la selva se mezcla con las aguas del Pacífico.

Entre sus objetivos está impulsar el desarrollo de sus comunidades y avanzar en el empoderamiento femenino. Estas son las historias de varias colombianas que, de la mano de su comunidad, están cambiando la realidad en la que viven y cumpliendo sus sueños de independencia y autonomía.

Chachita y la promesa del turismo

En la costa de Nuquí se encuentra La Posada de Chachita, una cabaña con vistas al océano escondida entre los manglares. Chachita es el nombre con el que se conoce a Ruthnibet Martínez Caizamo, una líder comunitaria que está detrás del proyecto Posadas Nativas Corredor Turístico Arutepa.

Chachita tiene una red con varios alojamientos. El sendero por los manglares que conduce a una de ellas lo hizo junto a su familia. “A hombro”. Detrás de tanto trabajo hay un objetivo: el de formar una red de establecimientos por todo el Chocó que funcionen como empresas responsables con la comunidad y la naturaleza y mediante las que los nativos puedan valerse por sí mismos.

“Queremos fomentar un turismo sostenible manteniendo la autenticidad de los habitantes locales. Si nosotros no empoderamos a las comunidades, este turismo lo desarrollará otro y se llevará toda la riqueza que tenemos”, explica. “Pero una golondrina no hace el verano, hace falta que estemos todos”.

Esta líder comunitaria denuncia la falta de medios, pero cree que con el esfuerzo colectivo y mediante la organización podrán lograr sus objetivos. “Otras comunidades están soñando, soy un ejemplo a seguir para ellas. Aquí no hay que esperar a que a uno le den la cuchara: si usted le pide cucharas a una institución, no le dan nada. Piensan que es haragán. Pero si usted pide como empresa plataformas para desarrollarse, servicios para mejorar la calidad como la energía o la conectividad, infraestructuras… Eso sí que se apoya”.

A unos kilómetros de sus posadas, siguiendo la costa hacia el sur, en el corregimiento de Partadó, una asociación formada por seis mujeres y tres hombres participa en la red impulsada por Chachita. Han conseguido atraer a viajeros interesados en un tipo de turismo diferente: les abren las puertas de sus casas, les ofrecen su misma comida y les invitan a participar en su día a día.

“Esto empezó por una amiga que tuvo un sueño, el de renovar las casas de nuestros padres”, cuenta Clara Inés Perea, miembro de la asociación. “Con esta idea empezamos a reunirnos y a hacer talleres de capacitación para organizarnos”.

Uno de los atractivos principales de las posadas nativas son las Noches de Vichera. “Contamos chistes y cuentos, comemos y bailamos alrededor de una fogata en la noche. Se trata de una tradición muy antigua, de nuestros abuelos y tatarabuelos”, añade. “Nos ha servido mucho porque ahora nos vienen a visitar. Estábamos abandonaditos, no existíamos”. Ofrecen, también, sus mermeladas tradicionales, que han llegado a venderse en restaurantes como el afamado Leo de Bogotá.

Aunque insisten en que estas actividades son las que han realizado toda la vida, en realidad han ido más allá. De la mano de Cachita, diferentes organizaciones locales han recibido formación para profesionalizar su actividad. “Hemos organizado talleres de danza y de música para aprender a tocar los tambores y hasta el joropo”, explica Betsaida Mosquera, otra de las mujeres pertenecientes a la asociación.

“Ellas han venido realizando un ejercicio de fortalecimiento, para ofrecer sus servicios como una empresa”, señala Luis Alberto Angulo, miembro de Riscales, una de las organizaciones que buscan capacitar a los habitantes de la región. “Es un avance muy significativo en una zona que fue azotada durante años por la violencia”.

Dora y el valor del mar

El mar es el principal sustento de los habitantes del Chocó. Cada día, los pescadores salen al océano cargados con sus equipos de pesca tradicional (los mismos que han usado durante generaciones) para hacerse con su manutención y con el género que luego enviarán a otras regiones de Colombia. Se trata de una actividad en la que juegan un papel fundamental, de nuevo, las mujeres.

“En Cabo Marzo tenemos una excelente pescadora, se llama Dora. Es tremendísima en la mar. Pesca, maneja los motores y los arregla mejor que muchos mecánicos, le hace a todo. Tiene un equipo de trabajo con tres lanchas y 15 hombres a su cargo. Trabaja de sol a sol”, cuenta Carmen Yaneth Asprilla Martínez, trabajadora de la pesquera La Merluza, en Bahía Solano.

Cabo Marzo quedó prácticamente deshabitado en los años 2000 por el conflicto entre la guerrilla y los paramilitares. Ahora, este corregimiento del municipio de Juradó se ha recuperado y cuenta con un campamento en el que trabajadores como Dora y Carmen Yaneth pasan temporadas de entre 20 días y un mes, pescando y recogiendo el fruto en centros de acopio, facilitados por organizaciones como la Fundación MarViva.

“Llevo 24 años yendo allá. La primera vez a los 15 años, muy jovencita. Empecé yendo a cocinar, después como monitora y heladora, y ahora a veces salgo a faenar, aunque normalmente recibo el pescado”, explica Carmen Yaneth. Ella es la encargada de mantener la cadena de frío para que las capturas lleguen a la pesquera en buenas condiciones y se envíen a restaurantes como WOK y Takami, en las principales ciudades colombianas, y a supermercados de la cadena Éxito.

Yaneth Asprilla Martínez, trabajadora de la pesquera La Merluza, en Bahía Solano.
Yaneth Asprilla Martínez, trabajadora de la pesquera La Merluza, en Bahía Solano. JUAN F. SAMANIEGO

Muy unida al trabajo de los pescadores del Chocó y a gran parte de los planes de mejora que se llevan a cabo en la región está Lorena Marmolejo Hurtado, coordinadora local de pesca responsable de la Fundación MarViva. Su trabajo consiste en que a los trabajadores de los proyectos no les falten nunca recursos, ideas o motivación.

“Empezamos con cuatro iniciativas y ahora tenemos muchas nuevas”, explica la coordinadora local de MarViva. “Toda la comunidad está muy agradecida por el trabajo realizado. Han aprendido a cuidar el pescado, comercializarlo y proteger los recursos naturales. A ser responsables para que nuestros hijos puedan conservar el recurso de la pesca en el futuro”.

Aminta y los números de la gastronomía

Uno de los proyectos en los que participó Lorena Marmolejo fue la creación del restaurante Asociación Afroinnovadora Productos del Mar, que une los dos grandes sustentos de la región para las próximas décadas: el turismo y el mar.

Un total de 11 mujeres del corregimiento de El Valle, en el municipio de Bahía Solano, son las protagonistas que han hecho realidad este restaurante, en el que se ofrecen productos locales cocinados de forma tanto tradicional como creativa. Así, en su menú pueden encontrarse desde tortas de pescado hasta sushi, carpaccio o ceviche. Una manera de mantener viva la gastronomía del Chocó (un lugar en el que la mayoría desayunan, comen y cenan pescado) con un valor añadido para los turistas.

Detrás de este proyecto común hay más de dos años de trabajo, formación y esfuerzo. Se han organizado talleres para aprender de cocina, comunicación, buenas prácticas, trabajo en equipo, sostenibilidad y un largo etcétera. Todo con el objetivo de formar un proyecto consolidado que pueda sostenerse y generar ingresos.

En El Valle, para muchas familias la economía es prácticamente de subsistencia. “Yo soy ama de casa y mi esposo es agricultor. Vivimos de la tierra, cultivamos arroz y plátano y criamos pollitos allí en la granja”, describe Aminta Córdoba, la tesorera del grupo. “Nos da para el sustento de la familia, pero es difícil comercializar la cosecha. Por eso queremos organizarnos bien y tener un grupo bien consolidado, que se pueda sostener”.

A Aminta Córdoba la eligieron como tesorera sus compañeras por su lucidez y su buena cabeza para los números. El grupo cuenta también con una vocal, una secretaria, una vicepresidenta y un presidente, Martín Mosquera, que les ha apoyado durante el proceso de creación del proyecto.

Los planes van más allá de montar el restaurante en El Valle. “La idea es que podamos fortalecer el mercado local y después salir de acá y tener restaurantes en Medellín, una ciudad con mucha más gente donde va a haber comercio durante todo el año”, explica Martín Mosquera. “Lo interesante es que podamos mostrar todo el proceso del trabajo, desde que se captura hasta que llega a la mesa. Cómo trabaja el pescador, a qué hora se levanta, cuáles son sus herramientas o cómo lo captura”.

Para el grupo de mujeres, el restaurante es la materialización de un objetivo común en el que han volcado todas sus expectativas y su ilusión. “Pertenecer a un equipo era uno de mis sueños, y yo sentí que tenía la oportunidad junto a mis hermanas, compañeras, de hacer que este grupo saliera adelante”, reflexiona Fansieni Palacios, otra de las integrantes.

Y dice en voz alta algo que comparten muchas de sus compañeras, protagonistas de estas historias: “Es importante para una, también como mujer, empoderarse para no ser nomás ama de casa, sino demostrar lo que una siente y quiere”.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/23/planeta_futuro/1577111233_427134.html

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