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Libro: La revolución del arcoiris y su escala de grises: movimiento indígena del Ecuador

La revolución del arcoiris y su escala de grises: movimiento indígena del Ecuador

Stalin Herrera Revelo

CLACSO Secretaría Ejecutiva
Karina Batthyány – Directora Ejecutiva
María Fernanda Pampín – Directora de Publicaciones
Equipo Editorial
Lucas Sablich – Coordinador Editorial
Solange Victory y Marcela Alemandi – Producción Editorial
Julián Rebón y Bernardo Mançano Fernandes – Coordinación de la colección
Herrera Revelo, Stalin
La revolución del arcoiris : movimiento indígena del Ecuador / Stalin Herrera Revelo. – 1a ed. –
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO, 2022.
Libro digital, PDF – (En movimiento)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-813-379-9
1. Pueblos Originarios. 2. Movimiento Social. I. Título.
CDD 305.8
Corrección: Licia López de Casenave
Diseño de cubierta: Ezequiel Cafaro
Diseño y diagramación: María Clara Diez
CC BY-NC-ND 4.0
© Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales | Queda hecho el depósito que establece
la Ley 11723.
El contenido de este libro expresa la posición de los autores y autoras y no necesariamente
la de los centros e instituciones que componen la red internacional de CLACSO, su Comité
Directivo o su Secretaría Ejecutiva.
CLACSO
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – Conselho Latino-americano de Ciências Sociais
Estados Unidos 1168 | C1023AAB Ciudad de Buenos Aires | Argentina
Tel [54 11] 4304 9145 | Fax [54 11] 4305 0875 | <clacso@clacsoinst.edu.ar> | <www.clacso.org>
Este material/producción ha sido financiado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Asdi. La responsabilidad del contenido recae enteramente sobre el creador.
Asdi no comparte necesariamente las opiniones e interpretaciones expresadas.

«La potencia de las luchas sociales se destaca en los trazos de la historia reciente y en la geografía denuestra América. Diferentes movimientos y, en ocasiones, verdaderas rebeliones ciudadanas han empujado cambios en los tiempos sociales y políticos de nuestra región…

La política de las calles y de los campos representa así un elemento significativo en la disputa por el futuro y el horizonte del cambio.» (Bernardo Mançano Fernandes / Julián Rebón, p.17-18)

Este interesante LIBRO puedes descargarlo en el siguiente enlace:

 

 

Revolucion-arcoiris

Fuente de la Información: CLACSO / Novedad Editorial: Dos nuevos libros de la Colección en Movimiento

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Ecuador: Exalumnos se acercan a los pobres y necesitados en Navidad

Exalumnos se acercan a los pobres y necesitados en Navidad
Cuenca, Ecuador – diciembre 2022 – Durante el período navideño, grupos de Exalumnos de Don Bosco de Ecuador suelen trabajar en las plazas y parques de varias ciudades del país, con el objetivo de llevar alegría a las personas y niños más vulnerables. Este año se ayudó a 500 familias de la ciudad de Cuenca, con canastas navideñas con alimentos, ropa y medicamentos básicos ya 1.500 niños con juguetes y dulces. Los organizadores de esta iniciativa son: el grupo “Sanando Heridas”, los “Salesianos de San Francisco”, el Centro “San José de Manta” y el Centro de Exalumnos Don Bosco con sus alumnos de la Comunidad Educativa “Carlos Crespi”. Además, la misma iniciativa solidaria se repite con los Exalumnos del “Kennedy” de Quito y con los de la ciudad de Riobamba.
Fuente de la Información: https://www.infoans.org/sezioni/foto-notizie/item/16934-ecuador-gli-exallievi-raggiungono-i-poveri-e-i-bisognosi-per-natale
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Ecuador: Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos hace seguimiento a represión policial a activistas LGBTI+ en Guayaquil

América del Sur/Ecuador/09-12-2022/Autor(a) y Fuente: www.lahora.com.ec

Se investigará a policías que arremetieron contra los activistas mientras efectuaban una protesta pacífica en la ciudad portuaria.

QUITO. El Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos de Ecuador anunció este 4 de diciembre de 2022 que hará un seguimiento a la represión ejercida por policías contra activistas de grupos Lgbti+ que protestaron por la suspensión de un evento «drag» en Guayaquil.

El Ministerio, en un comunicado, instó a los organismos que brindan seguridad ciudadana a «otorgar un trato adecuado a la población Lgbti+ bajo el principio de igualdad y no discriminación amparado en la Constitución».

Asimismo, anunció que realizará un «seguimiento de los sucesos acontecidos en la ciudad de Guayaquil», donde policías arremetieron contra los activistas mientras efectuaban una protesta pacífica en el malecón de la urbe portuaria.

Varios vídeos difundidos a través de las redes sociales muestran a los agentes rociar con gas lacrimógeno el rostro de un activista, así como forcejear con otros que caminaban por el lugar.

El Ministerio de Derechos Humanos indicó que ha creado espacios de «socialización y sensibilización hacia las instituciones del Estado sobre diversidad sexo genérica», con lo que procura dar «pasos firmes hacia una sociedad justa y comprometida con la erradicación de toda forma de violencia».

Además, la cartera, en su comunicado dijo que asumirá una «posición firme en defensa de la dignidad, impulsando la generación de condiciones de igualdad y equidad para todos» los ecuatorianos. EFE

Fuente e Imagen: https://www.lahora.com.ec/pais/ministerio-mujer-derechos-humanos-seguimiento-represion-policial-activistas-lgbti/

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Tejer las voces, anudar las luchas, defender las semillas

Por: Camila Albuja Salazar

En Saraguro, al sur de Ecuador, la vida parece un mandala. Todo se aprovecha en este sistema ancestral de producción circular. Para llegar a eso, las mujeres debieron luchar y resistir, cuidar el agua y las semillas. En los momentos de tejido, además, las mujeres conversan, se cuidan, construyen soluciones, hacen comunidad.

Con las yemas arrugadas de sus dedos, Mercedes Quizhpe, mujer indígena del pueblo Kichwa Saraguro, una a una va lavando las hortalizas apenas cosechadas de su huerto. Ella, parada en un pequeño banco, con sus manos bajo el fuerte torrente del agua helada y el frío viento de las 6 de la mañana, revisa que cada una de sus hortalizas estén listas para el día de feria. En aquella acción se guarda una historia de resistencia histórica que prioriza el cuidado de la vida por medio de la defensa del territorio y la soberanía alimentaria.

El pueblo Saraguro está ubicado al sur del Ecuador, en la provincia de Loja, y comienza sus labores antes de que salga el sol. A las 5:00 de la madrugada ya se escuchan los ladridos de los perros, guardianes de cada casa, que sin miedo defenderán su morada cuando un intruso pase por ella. El suelo desprende aquel olor tan característico de la tierra húmeda del rocío de la mañana. A su vez, ya se escuchan a las ovejas, que serán una constante en toda la jornada. Con toda esta vida, los cantos de los gallos madrugadores no se escuchan tan solitarios.

El domingo es un día importante para Mercedes. Es el momento de la feria, donde podrá vender sus productos. Ella sabe que no tiene tiempo que perder y muy ágil se pone unas botas de caucho y toma su cuchillo para cosechar. Mercedes prefiere sembrar “de todo, un poquito”, así, las plantas, en su variedad, se nutrirán unas a otras sin desgastar el suelo del que vive. En su huerto sabe bien cómo moverse. Rápidamente identifica qué plantas están listas para la cosecha: un poco de lechugas, un poco de romero, un poco de perejil.

Mercedes Quizphe es presidenta de la fundación Mashi Pierre y coordinadora de la Red de Mujeres Rurales. ‘Mechita’ se define como una warmi (mujer) chasqui del pueblo Saraguro. Hace más de 20 años, Mercedes enviudó y se quedó a cargo de sus 8 hijos e hijas. Al poco tiempo falleció su madre, quien había sido también su refugio. Mercedes tendría que enfrentar una realidad de muchas: según el último censo nacional, realizado en 2010 en Ecuador, 339 656 (4.7%) mujeres son “madres solteras”, según la identificación estatal. Tras su nueva realidad, sus amigas y vecinas la invitaban a cosechar, a actividades y a talleres que, aunque en ese momento no lo sabía, la involucrarían en una vida de activismo por la soberanía alimentaria.

Una a una, fue limpiando las hortalizas para que estén ‘bonitas’ para la venta. Orgullosa dice que las hojas secas servirán de abono. “Aquí nada se desperdicia”, menciona en un tono fuerte. Las cenizas de la leña, las plantas que no serán para la venta, las heces de las gallinas y cuyes sirven para hacer abono natural con lo cual cumple con el objetivo de alimentos libres de químicos, además de un sistema de producción circular, muy diferente a lo que sucede en el mundo.

Las cenizas de la leña, las plantas que no serán para la venta, las heces de las gallinas y cuyes sirven para hacer abono natural con lo cual cumple con el objetivo de alimentos libres de químicos, además de un sistema de producción circular, muy diferente a lo que sucede en el mundo.

Isabel Pazmiño, miembro del Banco de Alimentos, asegura que según el Diagnóstico cualitativo y cuantitativo sobre la Situación de las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) en Ecuador del 2017, en el país se desperdicia 939 000 toneladas de alimentos al año. Con ello se alimentaría a 1,5 millones de personas, es decir, el 8,8% de la población. Además, sólo el desperdicio en supermercados está valorado en $144 000. Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), mundialmente el despilfarro de alimentos llega a 1 600 millones de toneladas. Esto también tiene impactos ambientales. “La huella de carbono del despilfarro de alimentos se estima en 3 300 millones de toneladas equivalentes de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año”, asegura el informe.

Según United Explanations, una de las principales causas del desperdicio de comida es el “mito de la perfección”, reforzado por una industria, que enfatiza que los productos en las estanterías son los de “mejor calidad” por su apariencia. Sin embargo, la estética del producto no tiene relación con su valor alimenticio. Pero aún así, esto provoca que muchas frutas y hortalizas, en especial, sean descartadas desde las primeras fases de recolección, ya que según estos estándares, como tamaños específicos o cierto tipo de texturas, no llegarán a ser ni siquiera aceptadas por la industria para exhibirse en los supermercados. La organización Imperfect Food, que se encarga de darles una segunda oportunidad a aquellos alimentos que fueron descartados por su apariencia de los supermercados, asegura que lo imperfecto no son los alimentos, sino el sistema alimenticio.

Mientras tanto, en el horno de piedra de Rosita Medina, parte de las ‘chasquis’, suena la leña quebrarse por las fuertes llamas. Rosita forma parte de la red de turismo comunitario de Saraguro. Desde su mirador en la comunidad Gera, lxs viajerxs además de deleitarse con sus bellos paisajes, también comparten de las actividades de la comunidad. “Hay que ser habilidoso”, dice Javi, uno de los visitantes desde España, que junto a Laia y más amigxs, tratan, con grandes esfuerzos, moler el trigo tal y como la mamá y abuela de Rosita solían hacer, con una gran y pesada piedra.

Al otro lado del pueblo Saraguro, en la casa de Mercedes, de repente el chorro del agua deja de sonar, ella baja del banco, pone sus hortalizas, rápido, pero con cuidado en tres cestos. Limpia el espacio y relata todas las veces que se ha enfermado por lavar las hortalizas en el agua fría en la madrugada. Corre a tomarse una ducha, se cambia de ropa y se pone el atuendo típico de su comunidad. Una falda larga negra con un fajín con bordados dorados, una blusa color rosa pastel bordada, un poncho azul, un sombrero de ala interna que imita la textura de las vacas que acompañan su casa de barro y un distintivo collar de mullos que Mercedes misma lo tejió y simboliza una de las artesanías más reconocidas de su pueblo. Para el pueblo Saraguro es de gran importancia siempre llevar su identidad a todos los espacios que habitan. “Que nos vean con nuestro atuendo es la elegancia de nosotros y con eso demostrar, con esa sonrisa, que nuestra identidad es muy importante, con ese orgullo que llevamos como pueblos y nacionalidades indígenas. Para el mercado es más tranquilo que en las fiestas, pero nuestra identidad no se puede perder en ningún momento”, con alegría comenta Mercedes.

Para el pueblo Saraguro es de gran importancia siempre llevar su identidad a todos los espacios que habitan. “Que nos vean con nuestro atuendo es la elegancia de nosotros y con eso demostrar, con esa sonrisa, que nuestra identidad es muy importante, con ese orgullo que llevamos como pueblos y nacionalidades indígenas.

El camino hacia la feria en el centro de Saraguro es largo, más aún cuando las muñecas empiezan a quejarse por cargar el peso de los cestos por un tiempo prolongado de casi 20 minutos, aunque sean unas cuantas hortalizas. Cuando la carga es demasiada, Mercedes debe tomar un taxi, que le cobrará aproximadamente $1.50. Un precio representativo ya que ganará entre 50 y 75 ctvs. por una lechuga que tuvo aproximadamente 3 meses de cuidado hasta ser cosechada. Aun así, la retribución por su trabajo empeora con los intermediarios. Según el Centro de Estudios Asia-Pacífico, alimentos como las lentejas, se venden 117% más caro desde que salen del sitio de producción. Es decir, en las ciudades puede llegar a ser vendidas seis veces más costosas. Sin embargo, quienes sembraron y cosecharon estos productos no reciben una ganancia extra del mismo, independientemente de la cadena de comercialización. “Desde antes es duro ver que tú trabajas para ganar y no te pagan lo justo, nunca se paga lo justo, y uno se desgasta el cuerpo, la energía, la mente. Queremos que se reconozca lo justo”, exige Mercedes, quien comienza amistosamente a saludar a sus amigas del mercado.

El mercado ‘3 de mayo’, ubicado en el centro de Saraguro, se distingue por dos colores: el celeste y verde. El celeste por el color del que están pintados cada puesto de venta y verde por el color de las arvejas, las lechugas, las vainas, las coles. Se oyen a las personas ofreciendo sus productos y comprándolos. Al fondo suena algo que parece ser una canción ranchera. Este pasillo tiene una característica especial en todo el mercado, es un corredor exclusivo de agroecología sostenido por mujeres. “La diferencia es que las compañeras tienen un certificado que garantiza que todos los productos están sembrados como en mi huerta, nada de químicos, nada de fumigación y hechos por mujeres”, cuenta Mercedes.

Al igual que en el corredor ecológico, y los espacios en los que las mujeres se encuentran, conversan entre ellas. Hablan de la vida, los hijos, la subida de los precios, la huerta, el gobierno, los amores, los maridos, los cuidados, las violencias, los temores. Mercedes sabe de eso. “Ese miedo de muchas compañeras que dicen: no, yo no me quiero separar de mi marido, no voy a salir adelante; pero yo he tenido la oportunidad de pasar por todo eso y sí se puede salir, sí se puede vivir”. La historia de Mercedes es la de muchas mujeres indígenas que han crecido con la frase “aunque pegue o mate, marido es”, que por medio de procesos sociales se fortalecieron para salir de sus entornos de violencia.

La historia de Mercedes es la de muchas mujeres indígenas que han crecido con la frase “aunque pegue o mate, marido es”, que por medio de procesos sociales se fortalecieron para salir de sus entornos de violencia.

Son mujeres admirables, como Rosita, que en su mirador, levanta ágilmente la piedra, de lado a lado, para moler el trigo con el que ella y sus visitantes harán pan. Ese largo y cansado procedimiento lo podría hacer con un molino, pero ella se niega, ya que esa práctica es lo que la comunidad llama “tecnología ancestral” y es una forma de resistencia muy importante para preservar la cultura. “¡No!, hay que hacer como mi mamá y mi abuela sabían hacer. Yo sabía ver cómo lo hacían y ahora estoy recordando. Pelaban el trigo así, sin chancar, sin destruir”.

Ella al ver los intentos de sus visitantes, rápidamente les toma fotografías y les pide que anoten un mensaje de su estadía en su cuaderno de hojas a cuadros. Rosita orgullosa dice: “estamos haciendo conocer cómo es nuestra vida para que lleven el mensaje”, tal y como los chasquis, mensajeros del imperio incaico, solían hacer. Finalmente, antes de despedirse, les ofrece uno de los varios libros que las chasquis han escrito. Entre la multitud, uno resalta frente a los demás.

El libro “Cómo aprendimos a volar” recoge los testimonios de las mujeres indígenas de Saraguro que a través de los procesos colectivos y de militancias han cortado ciclos de violencias. “Con mis compañeras tuve otro tipo de aprendizaje, compartíamos nuestros problemas en las casas, nos dábamos abrazos fuertes, nos confiábamos muchas cosas” menciona el libro. Mercedes, muy segura de sí misma y con una gran fortaleza en el tono de su voz dice: “No me hace vergüenza contar mi historia porque es la que viví y les pasa a muchas mujeres, y les digo que no tienen que pasar lo que yo pasé porque no podía entender”. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), 6 de cada 10 mujeres en Ecuador ha experimentado algún tipo de violencia de género, y son las mujeres indígenas las más afectadas con un 67,8%.

Mercedes en los talleres que da sobre tejido de collares y manillas, con las propias semillas de la comunidad, también enfoca el taller en que las mujeres puedan hablar de las violencias que han vivido, de lo que tienen en común.

Mercedes en los talleres que da sobre tejido de collares y manillas, con las propias semillas de la comunidad, también enfoca el taller en que las mujeres puedan hablar de las violencias que han vivido, de lo que tienen en común. Mercedes les cuenta su historia. Para ella no es solo hacer una pulsera, sino hacer nudos con las mujeres para tejer y fortalecerse entre todas. Una forma de apoyarse es con los cuidados, con las maternidades compartidas. Es lo que llaman “hacer solidaridad”. “Si una vecina o familiar tiene una necesidad nos echamos la manos para ayudar a cuidar a los niños, para que puedan hacer sus trámites. En nuestras comunidades todavía mantenemos eso de ser solidarias, sobre todo con las mujeres”.

Hasta el 2022, desde la Fundación Mashi Pierre, en la que Mercedes Quizhpe es presidenta, se apoyó a las madres que trabajaban en el mercado, al recibir durante las tardes a sus hijxs en la fundación y brindar asistencia con las tareas escolares pero también con actividades lúdicas como proyectos de artesanías, comida y deportes. Se espera retomar estas actividades el próximo año con 8 centros educativos bilingües en diferentes comunidades. Según el estudio de casos del pueblo Saraguro: ‘Impunidad ante la violencia hacia las mujeres indígenas en el acceso a las justicias’, la violencia de género limita la participación de las mujeres, tanto dentro como fuera de la comunidad. Además de generar una afectación psicológica que afecta directamente a la autoestima y provoca estados depresivos, que han provocado casos o tentativas de suicidios. Por ello, el apoyo y el “hacer solidaridad”, es tan importante para estas mujeres.

Mercedes se reconoce como una mujer indígena feminista que ha participado en plantones, marchas y ha fortalecido procesos con mujeres de su comunidad. Con fortaleza relata cuando ella y sus compañeras estaban en un plantón en la provincia de Loja para exigir justicia por una chica que había sido violada en Saraguro. Ellas se enfrentaron a los policías que querían desplazarlas, pero como los collares que tejen, se unieron de brazos, se tejieron entre ellas y no permitieron que las separaran o movieran.

Mercedes y sus compañeras se identifican como Chasqui Warmi Quna y realizan activismo a favor de la vida desde la protección de las semillas, el turismo comunitario y sensibilización sobre la violencia de género. Han realizado talleres de liderazgo, artesanías, pesticidas ecológicos, autoconocimiento desde una mirada crítica al sistema patriarcal y capitalista . “El turismo comunitario no es barrer la casa para que venga el turista, es barrer la casa para la familia y juntos compartir actividades”, dice Ricardo, hijo de Mercedes. Esta serie de actividades son importantes para su comunidad porque mantienen su cultura y se oponen a un sistema que todo el tiempo exige producción a gran escala. Mercedes explica que sería muy sencillo introducir la maquinaria, pero esto provocaría que se pierdan los procesos sociales que se forman, por ejemplo, en una minga. Mercedes reafirma la importancia de la protección de la tecnología ancestral que ayuda a prevalecer su cultura. “Para nosotras es ir y apoyar desde tu sentir, desde el compartir, relacionar con las otras personas, de reír y armar fuerza, eso teje a la comunidad”.

El domingo avanza y Mercedes, con la compañía de Cuco, un perro café pequeño, de orejas levantadas y mucha seguridad en sí mismo, la escolta por las calles de Saraguro. A esta altura del día, se llenaron de carpas, automóviles y vendedorxs. Mientras Mercedes ‘ojeaba’, recuerda con ternura que no siempre fue la lideresa que es hoy. Mercedes le tenía terror a hablar. Recuerda un momento de su infancia, en un colegio religioso y mestizo, en el cual por no responder la encerraron en un cuarto oscuro, lleno de palos y basura. “Cuando empecé a dar talleres le perdí el miedo a hablar. Así empecé a decir lo que sientes, a no quedarte callada. Ahora ya no tengo miedo. Por eso no puedo callarme, así no diga con palabras técnicas nosotras somos personas sabias y ese conocimiento está guardado en nuestro práctico vivir”.

La voz, aprendizajes y sabiduría de Mercedes ha trascendido del pueblo de Saraguro y ha llegado hasta diferentes ciudades del país, una de ellas, Quito, capital del Ecuador. Relata llena de anhelo cuando en el 2012 caminaron desde Zamora Chinchipe a Quito, junto a 66 compañeras por la defensa del agua. Un tramo que demoró aproximadamente 15 días de caminata. Al llegar a Quito en este septiembre, diez años después, se asombra al recordarse sentada junto a ONU Mujeres en la capital del Ecuador, denunciando las violaciones de derechos que sucedían en Saraguro.

Si no tenemos una buena alimentación, no tenemos una buena educación, ni una buena salud. Todo eso ha sido un proceso de lucha que hemos tenido, ya que los gobiernos nos quieren impedir que nuestras semillas sigan produciendo.

“En estos encuentros he tenido la oportunidad de contar las experiencias que he tenido que vivir, una historia de lucha por nuestros derechos como mujeres, sobre la alimentación y la salud que está dentro de nuestras comunidades. Como se dice: diciendo y haciendo. Haciendo en la práctica. Si no tenemos una buena alimentación, no tenemos una buena educación, ni una buena salud. Todo eso ha sido un proceso de lucha que hemos tenido, ya que los gobiernos nos quieren impedir que nuestras semillas sigan produciendo. Ellos dicen: ustedes no producen a grandes cantidades porque sus semillas no sirven y nos quieren implantar las semillas transgénicas de grandes productoras, de grandes capitalistas que nos quieren dominar”, menciona con rabia Mercedes.

Todo esto sucede a pesar de que el artículo 13 de la Constitución ecuatoriana establece que “Las personas y colectividades tienen derecho al acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales”.

El enojo que siente Mercedes le recuerda el origen de las manifestaciones de 2015. Ese fue el año de la “huelga nacional y el levantamiento” contra una serie de enmiendas constitucionales, el rechazo de la minería a gran escala, la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, nuevas leyes de tierras y aguas, y en defensa de la educación intercultural bilingüe. El conflicto duró semana y el Estado respondió con represión y detenciones. “Yo me salvé por mis nietos”, menciona. Mercedes siempre estuvo al frente con su tambor en Saraguro. Sin embargo, una noche sus hijas decidieron vender empanadas y café a los militares, ya que ahí encontraron una oportunidad de tener un ingreso económico que les hacía mucha falta. Por ello, Mercedes quedó al cuidado de sus nietos. “Empezó la guerra y me salvé de que me llevaran presa. Yo quería ir a protestar a Quito, pero no me dejaron por la fuerte represión que se vio aquí”. En aquella noche, 29 personas del pueblo de Saraguro fueron criminalizadas y encarceladas. Entre ellas, 14 mujeres indígenas, según el informe de la Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador. Durante su detención policías y militares las agredieron por medio de golpes en partes sexuales, jalones de cabello, humillación y amenazas de violencia sexual: “la Policía les levantaba la blusa, les sacaban el anaco”, dice el informe. A quienes fueron criminalizadxs se lxs conoce como ‘los 29 de Saraguro’ y eran pobladores, campesinxs, madres, padres de la comunidad. Sin embargo, no se judicializó a los policías que agredieron física y sexualmente a lxs manifestantes.

“Todo ha sido una lucha fuerte de estar yo en Quito, en las mesas, con otras compañeras, la lucha social de defender un territorio, de hablar, de amanecer con la ceremonia. Todos estos espacios me han dado la oportunidad de participar como una mujer emprendedora, fuerte y valiente”. La jornada cierra con una ligera llovizna, con la luz de la luna y el constante sonido del tambor de Mercedes, en la parte central de su casa. Ese tambor le ha acompañado en los movimientos sociales, pero también en el sostenimiento espiritual. Termina el día en las tierras altas del sur de Ecuador.

*Este artículo fue realizado en el marco de Semillera, el programa de becas y mentorías para periodistas de LatFem, con apoyo de We Effect. Se trata del primer concurso de crónica latinoamericana y caribeña sobre mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes que defienden el derecho a la alimentación, el medioambiente y la tierra.

Créditos

  • Dirección: Flor Alcaraz, Vanina Escales y Agustina Paz Frontera
  • Coordinación institucional: Mariana Paterlini
  • Jurado: Azul Cordo, María Paz Tibiletti y Edward Rodwell Arrazola
  • Edición y mentorías: Flor Alcaraz y Vanina Escales
  • Dirección de arte y diagramación: Jimena Zeitune
  • Desarrollo web: Mercedes Jáuregui
  • Prensa y comunicación: Carolina Rosales Zeiger

Fuente de la información e imagen: https://marcha.org.ar

Fotos: Katherin Nohemi Aguas Guerrero 

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La violencia en Guayaquil pone en jaque a la educación

La narco violencia extorsiona a centros educativos, asalta a los estudiantes y libra batallas en los techos de las escuelas. 10 centros educativos han regresado a las clases virtuales.

La vida de Alejandra cambió cuando su padre fue asesinado a unas cuadras de su casa en el barrio Isla Trinitaria, un sector deprimido de Guayaquil. Es la segunda de cuatro hermanos, y lo que más le gustaba era estar en la calle con sus amigas en los alrededores de la casa, pero debido a la violencia tiene miedo a salir hasta para ir al colegio. No es la única. El Ministerio de Educación suspendió las clases presenciales en las ciudades de Guayaquil, Durán y Samborondón después de 24 horas de terror que vivieron por atentados con bombas de manera simultánea el 1 de noviembre. 763.000 estudiantes dejaron de asistir a la escuela.

La medida se mantuvo por varios días y aunque el estado de excepción y toque de queda decretado por el presidente Guillermo Lasso logró contener los crímenes violentos, que por primera vez en el año en Guayaquil han pasado de siete homicidios diarios a dos, la educación virtual todavía es obligatoria en 10 centros educativos públicos que están en las zonas más conflictivas de Guayaquil y Durán, donde no existen condiciones de seguridad para que los estudiantes regresen a clases presenciales. La asistencia es voluntaria para el resto del sistema escolar.

El temor trasciende de los últimos episodios violentos. La escuela ha dejado de ser un lugar seguro en Ecuador, ocurren sicariatos en las puertas de los colegios e incluso han colgado dos cuerpos decapitados frente a un establecimiento educativo en la provincia de Esmeraldas. Los padres están en la encrucijada de decidir entre la educación de sus hijos o la seguridad. Hay centros educativos que son extorsionados a pagar “vacunas” de hasta 200 dólares mensuales y a los padres de cinco dólares semanales.

El padre de Alejandra era vendedor de “H”, como le llaman a la heroína, la droga que más se comercializa en las calles de Guayaquil. Y la banda contraria a la que él pertenecía lanzó una amenaza de venganza contra su hija. “Tiene miedo de cruzar la calle, donde debe tomar el bus, porque del otro lado están esas personas”, comentó resignada Fernanda, su madre. “Debo respetar este momento y permitirle que vuelva a las clases virtuales”, añadió. Hace casi dos meses de eso y será así por lo que resta del año escolar hasta febrero próximo o hasta que sienta que la situación es más segura para la familia. “Nosotros hemos vivido la violencia frente a frente, no es preciso decirles a los niños lo que está pasando, lo vivimos en el barrio, ya sabemos diferenciar entre camaretas y disparos”, explica la madre. Sus otros dos hijos que van a la escuela también han sufrido intermitencia en los estudios.

En las zonas más empobrecidas de Guayaquil, donde el control policial significa un riesgo hasta para los mismos uniformados, lanzan panfletos con advertencias de poner bombas si no pagan la “cuota” y firman con los logos de las bandas. El miedo de los padres también es por el riesgo de ser asaltados en los exteriores de las escuelas o ser víctimas de una bala perdida por los enfrentamientos armados entre bandas como ocurre en el barrio de Socio Vivienda 2, donde más de 3.000 estudiantes están en clases virtuales desde septiembre, después de varias balaceras en la que los delincuentes se subieron al techo de la escuela a disparar. “Mis hijos buscaron en Youtube cómo cubrirse de una balacera”, relata Fernanda.

La madre de Brianna, una estudiante de séptimo año de la escuela Antártica del sector de Pascuales, al norte de Guayaquil, prefiere que “se mantenga la virtualidad hasta que todo realmente se calme”. Mientras, su hija de siete años anhela ir a la escuela y no solo por lo que aprende. “Extraño ver a amigos, jugar y hacer los deberes. Volver a clases por internet ha sido un poco raro”, dice.

El Ministerio de Educación asegura que la seguridad le corresponde a la Policía y al Ministerio del Interior, y han intentado aplicar un Plan Escuela Segura, que por ahora consiste en aumentar el patrullaje en los establecimientos de las zonas más violentas, pero sin mayor éxito. Los centros educativos también han comenzado a informar sobre qué hacer en caso de escuchar disparos y en algunas escuelas realizan simulacros. La guía no es muy extensa, porque la única alternativa, según una maestra que vivió el terror con sus estudiantes de estar en la mitad de un enfrentamiento, es “pecho a tierra y no levantarse hasta que no se escuche ningún disparo”.

https://elpais.com/internacional/2022-11-15/la-violencia-en-guayaquil-pone-en-jaque-a-la-educacion.html

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Ecuador: Profesor corta el cabello de estudiantes “por disciplina” y autoridades educativas lo suspenden

Por: Miguel Vázquez/msn

La disputa entre profesores estudiantes sobre si debe ser obligatorio llevar el cabello corto a las escuelas continúa dando de qué hablar y es que en esta ocasión un maestro decidió cortar el cabello de todos los jóvenes que lo llevaban largo, hecho por el cual, fue suspendido bajo el argumento de haber violentado a los alumnos.

El profesor fue suspendio bajo el argumento de haber violentado a los alumnos

El profesor fue suspendio bajo el argumento de haber violentado a los alumnos© Quinto Poder

Los hechos ocurrieron en el Colegio Ramón Barga Naranjo, en Latacunga, provincia de Cotopaxi, Ecuador, en donde el docente fue grabado justo en el momento en que corta el cabello de los jóvenes con unas tijeras, mientras éstos se agachan en un bote de basura para que el pelo no caiga en el suelo.

Fue la usuaria de Twitter, Sybel Martinez quien publicó el video asegurando que el profesor utilizaba “el maltrato como forma de disciplina”, por lo que pidió la intervención de las autoridades educativas.

Como era de esperarse, el video pronto se hizo viral dividiendo la opinión de los internautas, entre quienes apoyaron la decisión del maestro, y quienes lo criticaron fuertemente por cortar el cabello de los menores sin su consentimiento ni el de sus padres.

De acuerdo con medios locales, luego de que el video se hizo viral, el profesor fue suspendido, mientras las autoridades educativas realizan las investigaciones correspondientes.

Fuente de la información e imagen:  https://www.msn.com
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