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¿En qué hemos avanzado y qué nos falta para mejorar la calidad de los docentes en el país?

Por: Semana Educación

El estudio “La profesión docente en Colombia: normatividad, formación, selección y evaluación”, publicado por la Universidad de los Andes, aborda cómo funciona y en qué falla el eje central del sistema educativo: los maestros. Este tema será discutido por los expertos en la próxima Cumbre Líderes por la Educación.

No es una revelación decirlo: los profesores son el componente escolar con mayor influencia en el aprendizaje. Mejorar su calidad eleva también los estándares del proceso educativo. Está más que comprobada la relación entre tener un buen maestro, asistir a una mejor universidad y devengar mayores ingresos laborales en el futuro. Pero, mejorar las condiciones legales, sociales y formativas de la labor docente en Colombia es más fácil decirlo que hacerlo.

Aunque el gobierno ha avanzado a pasos lentos hacia la profesionalización y el aseguramiento de la calidad de los profesores del país, todavía hay grandes déficits en el ámbito de formación y homogenización de las condiciones de calidad de los encargados de educar a los niños, especialmente en las regiones más necesitadas. Un insumo fundamental para entender este retador panorama es el documento de trabajo “La profesión docente en Colombia: normatividad, formación, selección y evaluación”, publicado por la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Andes.

De los profesores del país 14,5 % son provisionales en cargos definitivos.

Este realiza un diagnóstico del estado de la profesión, enfocándose en cinco aspectos: la normatividad que rige la carrera docente, la configuración de su fuerza laboral a lo largo del territorio nacional, la formación inicial de los maestros, los procesos de selección y evaluación y la formación en servicio.

Radiografía del sector

La mayoría de docentes en el país tiene más de 45 años de edad (el 59%), pero una proporción importante, el 28%, está entre los 35 y los 45 años. Solo el 14% tiene menos de 35. En cuanto al género, el 65% de la fuerza docente del país está compuesta por mujeres, principalmente en primaria, donde la relación es de tres profesoras por cada hombre; en secundaria y media la relación es de uno a uno.

Los profesores del sector público están divididos en dos estatutos, el viejo (2277), que cobija a todos los maestros que ingresaron al magisterio antes de septiembre de 2002, y el nuevo (1278), que empezó a regir de ahí en adelante. Esto ha conducido a que el 54,6% de los docentes del país estén bajo el estatuto 2277 y solo el 28,6% bajo el 1278, según cifras de 2014. El restante, que equivale al 16,8%, son profesores provisionales.

El número de maestros de primaria sin educación universitaria es: 3 veces mayor en los municipios con altas tasas de desplazamiento forzado.

Desde 2002 los maestros del sector público son elegidos por la calificación que obtienen en el concurso docente. A veces hay vacantes definitivas sin llenar por ausencia de candidatos elegibles, en ese caso, las plazas son ocupadas por nombramientos provisionales. En Colombia, hay un altísimo número de profesores provisionales en puestos permanentes. En total, solo 2,2% de los docentes son provisionales en cargos temporales (por licencias o incapacidades médicas), mientras 14,5% son provisionales en cargos definitivos.

Lo grave de esto es que, como señala el documento, “la proporción de docentes provisionales está asociada negativamente con el aprendizaje de los estudiantes medido por las pruebas Saber 11”. Por si fuera poco, la proporción de docentes provisionales es más grande en los municipios con mayor índice de necesidades básicas insatisfechas (19,5% para primaria y 23,7% para secundaria y media) y en los que han vivido el desplazamiento (20,5% para primaria y 26,4% para secundaria y media).

“La profesión docente en Colombia: normatividad, formación, selección y evaluación”.

Este fenómeno se suma al hecho de que los docentes en estas zonas están menos preparados. El número de maestros de primaria sin educación universitaria es tres veces mayor en los municipios con altas tasas de desplazamiento forzado.

 

La carrera docente

Todo esto da cuenta de un sistema desigual, con dos puntos mucho más graves: primero, la concentración de la oferta de licenciaturas en ciudades capitales, municipios con más de 100.000 habitantes y en la Región Andina; y, segundo, el bajo rendimiento de estas en las pruebas Saber Pro. Sus egresados están por debajo del promedio de otras carreras en lectura crítica, inglés y razonamiento cuantitativo, y solo los superan leve- mente en comunicación escrita. Aunque esto puede tener que ver con que, por lo general, los estudiantes con peores pruebas Saber 11 tienden a ingresar a las licenciaturas.

La excepción son las escuelas normales superiores, donde por el contrario muestran muy buenos resultados en las pruebas de Estado. En promedio, logran una desviación de 0,15 puntos en las pruebas Saber 11 por encima de los demás estudiantes del sector público, demostrando la importancia en la formación de la fuerza docente del país. Una vez graduados, los aspirantes a profesores en el sector público deben pasar el concurso docente, que incluye un examen “de papel y lápiz”.

Es de anotar el espíritu meritocrático de este concurso, aunque, según el documento, tiene dos falencias: que la evaluación “no permite verificar las capacidades de la persona como docente” y que el periodo de prueba en el que entran los seleccionados cuando están en su puesto es muy corto, de solo cuatro meses. Los profesores nombrados tienen además que realizar otras dos pruebas: una evaluación de desempeño anual, en la que el supervisor califica las competencias funcionales y comportamentales del docente, y una evaluación de competencias. Este es un requisito para ascender en el escalafón e incluye un video de una clase (que vale el 80%), una autoevaluación (10%), una encuesta a los estudiantes (5%) y el promedio de las últimas dos evaluaciones de desempeño (5%). En cuanto a la educación posgradual, solo el 30% de todos los docentes del país tiene estos títulos.

Solo el 30% de todos los docentes del país tiene títulos de posgrado.

Para mejorar este indicador, el gobierno ha avanzado en los últimos dos años en dos estrategias: financiación de maestrías, con las Becas para la Excelencia, y formación situada, con el programa Todos a Aprender. Ambos han demostrado buenos resultados, pero, como señala el informe, no basta para ampliar la cobertura de la oferta posgradual (que también está concentrada en la región central) sino que hay que mejorar la calidad de los programas.

En este sentido, los autores del documento señalan que el país ha demostrado en los últimos años que es posible articular cambios en el corto y mediano plazo para profesionalizar su labor y mejorar la calidad de los docentes. Aunque todavía falta mucho. Es necesario seguir desarrollando procesos que le faciliten a los docentes los conocimientos, habilidades y herramientas que requieren.

Este será uno de los temas a tratar en la Cumbre Líderes por la Educación 2018, el evento más esperado del sector. Se llevará a cabo en Bogotá el próximo 19 y 20 de septiembre.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/cual-es-el-nivel-academico-de-los-docentes-del-pais/575719

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La calidad un reto mayor para la educación paraguaya

América del sur/Paraguay/26 Julio 2018/Fuente: Prensa Latina
La calidad y proyección de la educación es uno de los temas candentes hoy en Paraguay, país en el que la cifra de la deserción escolar sube y el 60 por ciento de su juventud no estudia.
Según estudios investigativos realizados en enero último, la educación paraguaya presenta desatinos que deben ser solucionadas en la mayor brevedad posible.

Los resultados de las pruebas de Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo señalaron que persisten dos temas centrales que requieren acciones en diferentes niveles institucionales, locales, departamentales y nacionales.

A juicio de la especialista de Investigación para el Desarrollo, Gabriela Walder, la situación actual de la enseñanza es responsabilidad de varios sectores, no solo del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).

Manifestó que los principales temas analizados fueron la permanencia en las escuelas y la calidad de la educación. ‘Estas dos problemáticas requieren una intervención inmediata’, dijo.

Sin embargo, aparejado a ello existe otro problema mayor, según conocedores, y es el analfabetismo.

Datos oficiales indican que actualmente hay cerca de 280 mil paraguayos que no saben leer ni escribir, hecho que no deja de ser preocupante.

La licenciada Carmen Arias Larroza, de la organización privada Investigación para el Desarrollo (ID), expresó que ese fenómeno golpea a la sociedad considerando que Paraguay es uno de los países que puede considerarse beneficiario del Bono Demográfico.

‘Afecta porque la proporción de la población en edad de trabajar (15 a 59 años) es superior a la proporción de la población en edad dependiente (suma de los grupos del niños de 0 a 14 años, más la población adulta mayor de 60 años y más).

En ese sentido, argumentó que esos analfabetos de 15 años en adelante pueden estar en situaciones de discriminación, desarraigo y pobreza.

Sufren la exclusión social, por no poseer la capacidad de poder leer un documento, o mínimamente firmar, y por ende no tendrán la capacidad de defender sus derechos, acotó Arias Larroza.

Especialistas consideran que existe igualmente el analfabetismo funcional que va ‘en franco aumento y asusta’, manifestó el doctor Enrique Bendaña, presidente del Centro de Regulación, Normas y Estudios de la Comunicación (Cerneco).

Consultado sobre las causas de este tipo de analfabetismo, afirmó que la primera de todas, sin lugar a dudas, es la formación docente.

El país necesita una política de Estado en educación, la sociedad tiene que convencer al Gobierno: el Ministerio de Educación debe ser una institución eminentemente técnica y fuerte.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=197323&SEO=la-calidad-un-reto-mayor-para-la-educacion-paraguaya
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Argentina: Uriel Cukierman “Las tecnologías educativas son inversiones altas con resultados muy pobres”

El especialista impulsa el denominado «Aprendizaje inverso», al que define como «una metodología adecuada a las necesidades del aula y a los aprendizajes activos».

Por: www.lacapitalmdp.com/Laura Hojman/25-07-2018

El director del Centro de Investigación e Innovación Educativa de la regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Uriel Cukierman, aseguró que “la innovación educativa no necesariamente implica la utilización de tecnología que por sí sola no resuelve nada” y destacó que esas herramientas aplicadas al aprendizaje “son inversiones altas con resultados muy pobres”.

Cukierman, quien además es master en Tecnologías de la Información de la Universidad Politécnica de Madrid y docente de Comunicaciones y Redes en la UTN, sostuvo además respecto a las necesidades de los estudiantes, que el sistema educativo argentino “penaliza al que tarda más en recibirse y considera un castigo repetir”.

En diálogo con Noticias Argentinas, el académico se refirió a los resultados de diversos planes y programas de entrega de computadoras y otras tecnologías desde la gestión de Carlos Menem hasta la actualidad, consideró que “la experiencias e investigación desde ‘Argentina Internet para todos’, del menemismo en adelante, permitieron que la gente que no tenía la posibilidad accediera a una computadora, pero tuvieron fines sociales”.

“Cuando la tecnología es utilizada en forma pedagógica mejora el aprendizaje, son inversiones altas con resultados muy pobres”, aseveró Cukierman para distinguir que “una cosa es el acceso a la tecnología por parte de la sociedad, otro es el uso de la tecnología con fines educativos”.

Consideró además que “pretender analizar a fondo de qué modo se van a utilizar las tecnologías en la educación requiere también saber que tipo de capacitación recibieron los docentes, y también hay que estar preparados porquelos estudiantes saben a veces más de herramientas que el profesor, porque aprende por su propia cuenta, de internet, de la televisión, de sus padres”.

Cukierman, desde el Centro de Innovación de la UTN que conduce impulsa además con expertos internacionales el denominado “Flipped Classroom” o “Aprendizaje inverso”, al que define “una metodología adecuada a las necesidades del aula y a los aprendizajes activos”.

“Estamos acostumbrados a clases donde el estudiante tiene un rol pasivo, con un docente al frente de una clase sentada, y atrás pasa un power point y les da ejercicios para que hagan la tarea en su casa”, indicó.

Apuntó que “en el caso de flipped classroom se pretende que la tarea pasiva la haga en su casa, y en clase se hagan actividades en grupo, los docentes diseñan y publican una en línea, y el tiempo de clase se libera para que se facilitar la participación de los estudiantes en el aprendizaje activo a través de preguntas, discusiones y actividades aplicadas que fomentan la exploración, la articulación y aplicación de ideas”.

Consultado sobre las denominadas tecnologías 2.0 y 3.0, el académico opinó que “son más términos ‘marketineros’ que otra cosa; durante largos años de investigación se convino que hay que hablar de cómo usar los recursos y de qué manera logramos nuestros objetivos como docentes, que es que los alumnos aprendan”.

“Una investigación sostiene que la democracia y la educación no consisten en darle a todos lo mismo sino darle a cada uno lo que necesita”, remarcó.

Empero, objetó que el sistema educativo “penaliza al que tarda más en recibirse, es un castigo repetir y a veces un estudiante necesita ver mejor un tema y lo castigamos”.

“Se ve como algo negativo que alguien tarde más en la educación, como una frustración, en la universidad se ve mal que esta que un estudiante tarde 10 años en recibirse cuando la mayoría trabaja 8 horas, tienen su vida, a veces familia y que terminen la carrera en 10 años es para felicitarlo”, finalizó.

(*): Especial para NA.

*Fuente: https://www.lacapitalmdp.com/cukierman-las-tecnologias-educativas-son-inversiones-altas-con-resultados-muy-pobres/

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Y usted, profe, ¿Qué opina del aborto?

Por:  Manuel Becerra. 

Las alumnas que llevan sus panzas y sus hijos a la escuela son un fantasma que recorre las secundarias populares. Los docentes “progres”, observa Manuel Becerra, oscilan entre el paternalismo y la condena solapada; hacen una pedagogía del tabú, del asterisco, de la excepción. Así todo, lo que pasa afuera del aula entra por la puerta: sexo, drogas y represión policial son los tópicos que los pibes piden hablar. Es momento de que el sistema se haga cargo y asuma la pedagogía de la pregunta empezando por una: ¿cómo impactaría la legalización del aborto en esa problemática?

—¿Ya tenés pensado qué hacer?

—Rodri me dijo que quiere ser papá. Pero yo no sé si quiero ser mamá. Y menos con él.

Hace frío en el buffet de la escuela, afuera hay ruido de recreo, y con Natacha, la profe de Francés, nos miramos. Javier trajo un café con leche.

—Tomalo, hace frío estos días.

Sin agradecer ni mirarnos, Gina toma sorbos lentos. Se hizo un test de embarazo y le dio positivo, después fue llena de vergüenza a una guardia –se puso una campera del Milan de su hermano, anteojos negros, se escondió bajo la capucha– a mentir que le dolía la panza para forzar un análisis: sí, estaba embarazada. Y no estaba muy segura de tenerlo.

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Pedagogía del tabú

En las escuelas públicas populares –para diferenciarlas de las de élite– las alumnas embarazadas y madres son parte de la cotidianeidad. En general, aunque no únicamente, son chicas que viven en barrios donde es común la maternidad adolescente. La escuela secundaria, formateada en el siglo XIX con un patrón elitista que la terminó convirtiendo hoy en el agujero negro del sistema educativo, las sigue tratando como excepciones: nos apuramos a armar trabajos prácticos fáciles de resolver, no les contamos las inasistencias, bajamos al mínimo las siniestras exigencias burocráticas para que su bebé no venga con una deserción escolar bajo el brazo. La frase “ese chico no tiene que estar acá”, que parece esculpida en piedra en las salas de profesores, también aplica implícitamente –o no tanto– a las alumnas embarazadas o las que vienen con su hijo o hija a la escuela. Las chicas gestantes y mamás transitan el tabú, lo encarnan, soportan sobre sus pieles todo el peso plomizo del yunque rosa que las manda a ser mamás, porque “tener un bebé es una bendición”. Aunque hayan sido violadas.

Las tradiciones del sistema educativo son, también, las tradiciones de la sociedad donde está inserto. Porque la escuela es una caja de resonancia de lo social, no una cámara de vacío a salvo de él.

El aborto, en ese contexto, está teñido de ilegalidad y clandestinidad: está camuflado tras una burocracia de médicos copados, hospitales amigables, farmacias con contraseña, asesores, consultorías. Para una adolescente, abortar via la escuela sin violar la ley es una pesadilla kafkiana.

Por otro lado, en las escuelas públicas de élite y privadas la invisibilización es mucho mayor. Atravesadas por el mandato de una maternidad supeditada a logros personales –facilitados por la pertenencia de clase–, las chicas de clase media intelectual y de clase media alta no se permiten maternar en su adolescencia. Ellas sí tienen muchísimo que perder. Y tienen los medios para esquivar la clandestina burocracia del aborto.

Lo concreto es que con el aborto ilegal no sólo las mujeres pobres quedan expuestas a clandestinidades precarias, antihigiénicas y que ponen en riesgo su vida. También quedan al borde de la deserción escolar: las chicas pobres no tienen una red social de contención que las acompañen a transitar esa carrera de obstáculos y contra reloj, pero tampoco cuentan con soportes –mujeres– que le cuiden al bebé una vez que nació. Porque, muchas veces, el papá se borró. Porque quedaron solas. Porque tuvieron que decidir entre maternar o estudiar.

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Las alumnas que llevan sus panzas y sus hijos a la escuela son ese fantasma que recorre las secundarias públicas populares. Los docentes oscilamos entre el paternalismo y la condena excluyente, y sin lograr acertarle a la inclusión educativa. Bajo ese signo se arman los trabajos prácticos y las intervenciones pedagógicas hacia ellas.

Bajo su “condición” silenciada, disimulada, puesta entre paréntesis hacemos una pedagogía del tabú, del asterisco, de la excepción. ¿Cómo impactaría la legalización del aborto en esa problemática?

* * *

—¿Son bebés abortados?

—Profe dígale, son angelitos.

En el Museo Nacional de Bellas Artes una alumna y un alumno de primer año se detienen a mirar fascinados un óleo de Lucas Cranach el Viejo. Allí aparece Dios, rodeado de diecinueve cabecitas de querubines, y amenaza con lanzar tres flechas fatídicas a la Humanidad.

Pedagogía de la pregunta

Los propósitos de toda planificación didáctica podrían resumirse en un objetivo central: lograr que las y los alumnos se involucren en la clase, en el objeto que se estudia, que le hagan preguntas, lo manipulen, lo adapten a sus conocimientos previos. La aproximación es espiralada, rara vez directa: una chica levanta la mano en un aula y lanza una hipótesis, intuitiva, tratando de enganchar eso que plantea su docente con algo que le viene rebotando en la cabeza. La función del docente es tomar esas intervenciones e ir corriendo la línea de lo conocido para acercarla a las metas de la clase. Para enseñar. Para que la alumna aprenda.

Cuando los docentes planificamos lo hacemos esencialmente tratando de forzar esa pregunta, implícita o explícita, a través de distintas estrategias. Sin embargo, a veces, cada vez más en un contexto global de sobreinformación y consumo, la agenda pública destruye las paredes del aula y obliga a docentes y estudiantes a hablar de determinados temas. Fuerza “naturalmente” el tan celebrado, prescripto y poco aplicado pensamiento crítico: “¿Y usted, profe, qué opina del aborto?”.

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Lo que pasa afuera de la escuela entra por la puerta: si la sociedad es violenta, encontramos un cuchillo en una mochila; si es desigual, desaparece un celular en el aula; si hay hambre, los pibes buscarán un plato de comida en la escuela. No podemos aislarnos del aborto que, además, forma parte central de la agenda particular de las y los adolescentes, incluso desde la pubertad. Sexo, drogas y represión policial: los grandes tópicos que los pibes le reclaman a la escuela.

La sesión de la Cámara de Diputados del 13/14 de junio fue el corolario de debates maratónicos, de una lucha de décadas que hace algunos años tomó un volumen insospechado. Ya se ha dicho: las mujeres son en este momento, tal vez, el motor de la historia de una forma que nunca antes fue tan explícita, escondidas como estaban tras las cortinas del patriarcado. La marea verde afiló las preguntas de los pibes y las pibas por la Educación Sexual Integral. Abandonada por el Estado nacional, y supeditada a los pocos gobiernos provinciales que decidieron darle impulso, la ley 26.150 cobró una vida y una fuerza inéditas, no ya como bajada, sino como demanda.

Las y los adolescentes han decidido que es tiempo de hablar. Es tiempo de hacer un tratamiento riguroso de temas complejos vinculados a la sexualidad. Es tiempo de que la escuela, especialmente la secundaria, se haga cargo de las preguntas de sus alumnos, de que asuma de una buena vez la pedagogía de la pregunta.

No es la tecnología la que pone en jaque a la escuela tradicional: lo que la obliga a repensarse y reinventarse es el avance de los derechos, es la masificación del sistema educativo; son los lentos, imperceptibles y contundentes cambios de hábitos culturales. Internet no incendiará a la escuela hasta sus cimientos. Al contrario: son los pibes y las pibas, cada vez más conscientes de sus derechos, los que la reforzarán.

* * *

—Ya conté cuatro pañuelos celestes acá –una compañera me pasa, por WhatsApp, una foto mal sacada de dos mochilas en la escalera de la escuela.

—Ojo, hay que tener ovarios para anudarse pañuelos celestes en este contexto.

Pedagogía del derecho

Los docentes “progres” miramos fascinados la marea verde, a las adolescentes empoderadas, a la demolición de los tabúes que forman parte de la ritualidad escolar. Adherimos categóricamente a lo que Luciana Peker llamó “La revolución de las hijas”, que celebra el protagonismo juvenil dentro de la lucha feminista. Nos maravillamos ante la toma de autonomía política y sexual de nuestras alumnas, pero lo hacemos fundamentalmente por compartir muchas de esas miradas. Hasta que aparece un pañuelo celeste, una militancia que desentona con lo general, que nos interpela también a nosotros.

¿Qué hacemos con esto?

Las hijas de Silvia Lospennato, Agustín Rossi y Daniel Filmus entraron al recinto de la Cámara de Diputados como protagonistas en las decisiones que tomaron sus madres/padres a la hora de legislar. Las hijas que tienen medios para abortar de forma segura y más desburocratizada –aunque aún ilegal–, cuyos progenitores tienen además la llave de los amplificadores mediáticos. Hasta allí, todo verde. Y en las escuelas públicas de élite, el color casi uniforme. Y también en algunas privadas, provocando tensiones con los esquemas del colegio, y hasta con sus familias. Hijas blancas, con más o menos formación política, ofreciéndole a la democracia argentina argumentos demoledores en oposición a las barbaridades –no caben otros calificativos para mucho de lo proferido dentro del Congreso en la madrugada del 14 de junio– en contra de la ley. No tienen más de 20 años. Vemos a todas las adolescentes con pañuelos verdes. Pero no: es más bien una forma de metonimia, de tomar las partes por el todo, una especie de ilusión óptica.

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En las escuelas públicas populares se ve un escenario matizado: pocos pañuelos verdes, menos celestes, y una gran mayoría despañuelada. Son pibas y pibes de los barrios, para quienes este debate está abriendo un escenario de información compleja, que saben importante y que les atrae, pero no todavía como para militar una posición. Quienes han recorrido los barrios en las crisis lo saben: son las mujeres las que ponen de pie a las familias, a sus maridos, a sus hijos. Son las mujeres solas las que muchas veces, contra la violencia de género y la exclusión total, sostienen hogares haciendo lo imposible. Sus hijas hoy están aprendiendo la enorme complejidad de la soberanía de sus cuerpos. Nunca antes se había tratado detalladamente el tema en sus casas, sus aristas legales en tensión con las morales, las preguntas contundentes sobre el placer sexual y la maternidad, sobre el rol del Estado.

En las escuelas populares las chicas, sin decidirse si se calzan un pañuelo, están reformulando preconceptos instalados. Allí está la demanda más delicada: que la escuela esté a la altura del debate con información rigurosa pero, fundamentalmente, respetuosa de los tiempos y las preguntas de las y los alumnos.

Tal vez las escuelas populares, donde no hay posturas dominantes, se parezcan más a la sociedad en su conjunto y a la no linealidad de sus mecanismos democráticos: minorías militantes con posiciones tomadas, y mayorías silenciosas que están aprendiendo algo nuevo. En este caso, pibas y pibes que están aprendiendo también a opinar, a argumentar, a expresar su voz sobre algo tan íntimo como sus deseos.

La escuela, como agencia del Estado, debe garantizar el derecho de la libertad de opinión, del debate ordenado y sincero, debe orientar el disenso jerarquizando los argumentos. Debe garantizar la aplicación de la ley de Educación Sexual Integral. Debe enseñar que se está discutiendo, también, un derecho que opera sobre la materialidad más personal: el propio cuerpo. Es la hora, también de hacer una pedagogía del derecho.

* * *

La legalización de la interrupción voluntaria del embarazo permitirá a las alumnas embarazadas salir de la clandestinidad y decidir en mayor libertad. Les permitirá sopesar sus propias condiciones, sus propios deseos, y definir su futuro sin condenas legales ni morales. Así, el aborto legal será también una buena herramienta de inclusión educativa. Habremos derribado el tabú echando preguntas sobre él, haciendo florecer preguntas.

Que florezcan mil, cien mil, millones de preguntas. Que cada piba y cada pibe viva en un país donde tenga derecho a decidir sobre su cuerpo, donde entienda que no tiene derecho a decidir sobre un cuerpo ajeno. Va a suceder, si no es este año será pronto. Y en ese futuro, tan cercano, esta discusión, este mismo artículo, parecerán antigüedades.

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Fuente: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/y-usted-profe-que-opina-del-aborto/

Fotografía: Revista Anfibia

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Brasil: Crecen las escuelas con disciplina militar

América del Sur/24.07.18/Fuente: www.pagina12.com.ar.

El número de escuelas gestionadas por la Policía Militar (PM) creció considerablemente en los últimos cinco años en Brasil y ya existen 122 establecimientos de ese tipo en todo el país, según un reportaje publicado ayer por la revista local Epoca.

Las escuelas son tanto primarias como secundarias y se reparten en 14 estados del país. En 2013, sólo existían 39 centros de enseñanza gestionados por la PM y se estima que en 2019 se inaugurarán 70 más.

En la mayoría de los casos, de acuerdo con lo indicado por la revista, las escuelas fueron transferidas a la PM por las administraciones estaduales y municipales de los lugares en los que se encuentran. Según la legislación educativa brasileña, los alcaldes y gobernadores de las ciudades tienen autonomía para ello.

Las escuelas de la PM se caracterizan por un estricto código disciplinario para los estudiantes, que además deben adaptarse a diferentes tipos de rutina militar. El reportaje se enfoca en la escuela Waldemar Mundim, en el estado de Goiania, centro del país. Allí, niños de nueve años deben asistir con uniforme militar (incluida una boina) y pasar por una revisión de dos agentes antes de ingresar al establecimiento. A las jóvenes con uñas pintadas, por caso, no se les suelen permitir la entrada.

Una vez adentro de la escuela, los estudiantes se forman en fila, lanzan gritos de guerra y cantan el himno nacional. Los oficiales de la PM de Goiania se refieren al colegio como “cuartel”.

“Los alumnos nos ayudan a fiscalizar. Miran el pelo, la barba, los zapatos. Uno de ellos se encarga de los que llegan tarde, que son llamados luego. Es como en un cuartel”, manifestó a la revista el teniente coronel Luzimário Guimaraes, comandante director de la escuela. La sala en que Guimaraes recibe a los padres de los estudiantes está adornada con 30 calaveras de plástico y metal. Además, el establecimiento posee un sistema de cámaras que monitorea la actividad de los alumnos en cada aula.

Sólo en el estado de Goiás existen 46 escuelas militarizadas, con 53.000 alumnos. Inicialmente, la militarización de los colegios fue anunciada por el Gobierno regional como una medida para atajar los altos índices de violencia en áreas periféricas.

Luego, los índices educativos mejoraron en las escuelas de la PM y la propia administración las utilizó como bandera política. En una nota, el Gobierno de Goiás afirmó que los colegios militarizados son “parte del éxito de la educación pública, gratuita y de calidad en el estado”.

“Con nuestra llegada, hay un quiebre cultural”, destacó Guimaraes a Epoca. “Los alumnos venían de una cultura de libertinaje: había chicas que, en la hora del recreo, abrazaban a los colegas y los enganchaban con sus piernas”.

Según el código disciplinario de conducta en las escuelas de la PM, son consideradas transgresiones pintarse las uñas, dejarse el cabello suelto, masticar chicle y doblarse las ropas durante las aulas de educación física, así como mantener contacto físico que denote comportamiento romántico.

En el Waldemar Mundim, los padres de los estudiantes deben pagar 50 reales (aproximadamente 15 dólares) por mes y comprar el uniforme militar a sus hijos, a pesar de que la Constitución de Brasil establece la gratuidad de la educación pública. En otras escuelas militarizadas, la práctica se repite.

Ludmylla Morais, secretaria del sindicato docente de Goiás, manifestó: “Cuando la PM llega a las escuelas, los profesores son silenciados”. Además, denunció que en las escuelas administradas por la PM no dejan entrar a miembros del sindicato. La Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) consideró que la militarización escolar es un grave riesgo para la “consolidación de una educación pública, laica y de valores republicanos”.

Fuente de la noticia: https://www.pagina12.com.ar/130384-crecen-las-escuelas-con-disciplina-militar

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Entrevista a Dolly Montoya: La ciencia y la tecnología jamás han sido una prioridad en el país

Por Eldiario.com

En el marco del Primer Foro Regional de Bioeconomía, realizado la semana pasada por la Universidad Tecnológica de Pereira, se hizo un especial reconocimiento a la profesional pereirana Dolly Montoya, primera mujer en ocupar la rectoría de la Universidad Nacional de Colombia. Montoya es química farmaceútica y pionera en biotecnología en el país, creó el instituto de biotecnología en la Universidad Nacional y lideró el desarrollo de productos a partir de organismos vivos. Esta egresada del Gimnasio Pereira acompañó todo el proceso de formulación del proyecto de la Facultad de Ciencias Agrarias y Agroindustria de la UTP.

 

Hay necesidad de fomentar la ciencia, la tecnología y la innovación, pero el presupuesto para Colciencias es escaso. ¿Cómo se explica esta situación?

Lo que pasa es que nosotros tenemos una dificultad como país y es que no hemos entendido que el conocimiento genera riqueza y que la biodiversidad más conocimiento genera muchísima más riqueza. La educación, la ciencia y la tecnología se colocan como un renglón de los programas de todos los mandatarios, pero realmente no hay conciencia de que solamente si se invierte en esos renglones nos podemos desarrollar de manera adecuada. ¿Porqué hay corrupción y tanto vicio en la sociedad? Porque no estamos formando bien a nuestros niños en los jardines y en los colegios y de eso no solo son responsables los educadores, también la familia. El ejemplo que damos es clave porque los niños todo lo repiten. Si tienen un papá honesto o sino lo tienen, eso lo repiten, aprenden de sus maestros y de la sociedad y este ambiente social que tenemos no permite que los niños se formen realmente como agentes de cambio ético con una conciencia social.

 

¿Porqué ese rezago en los programas educativos, de ciencia y tecnología?

Porque las prioridades se definen con recursos y la educación, la ciencia y la tecnología jamás han sido una prioridad en el país. Todo se invierte en otras cosas pensando que nos podemos saltar ese tramo de la educación y la investigación para llegar derecho a la aplicación, lo cual es una visión de muy corto plazo. Debemos tener una visión de más largo plazo, sino sembramos ahora el futuro de las próximas generaciones en el respeto al medio ambiente, no les va a tocar nada y ni siquiera les podremos entregar lo que nosotros recibimos con respecto de los recursos naturales y el medio ambiente. Mínimo tenemos que dejarles que lo que nosotros recibimos, ojalá que sea posible que reciban ese medio ambiente más enriquecido.

¿No es claro el futuro de las actuales generaciones?

Éstas están en una sin salida: no tienen empleo los muchachos de 16 a 23 años, donde está la franja de desempleo más grande y realmente nos falta un espacio en la educación, que no suplen ni el colegio ni la universidad, pero que tienen que suplirla la formación técnica y tecnológica y valorarla de la mejor manera como en los países desarrollados. Aquí se cree que ser técnico o tecnólogo no tiene valor social, y realmente uno puede ser un técnico o un tecnólogo llegando a lo superior del ser humano, ampliar su conciencia y su trabajo, para eso no siempre hay que llegar a la universidad. Porque desde todos los puntos donde uno se ubique puede desarrollar y aportar. A las áreas técnicas y tecnológicas hay que darles valor y formación y que todos crezcamos también ahí.

 

¿Qué se debe hacer para mejorar los recursos de regalías destinados a ciencia, tecnología e innovación?

Es radical, si el sistema nacional de ciencia y tecnología no se independiza de los avatares políticos no podemos estabilizar el desarrollo del país. Debe haber una política de estado para eso y ello implica que si hay recursos para ciencia y tecnología, que los administre el sistema, no la política. En este caso puede ser Colciencias, la organización de ciencia y tecnología. Si somos una sola organización donde están los científicos, los académicos, la academia, los empresarios y todos los que nos interesa empujar y los separamos de la política, realmente podemos dar. Mi experiencia de vida me dice que si nos juntamos actores que tenemos los mismos intereses, de manera permanente, los resultados son maravillosos. Y eso no es una sumatoria, es fundirse y crecer.

¿Cómo califica la Red de Nodos que está operando en la región?

Es la forma de trabajar, no hay otra. Empezamos en el 2001 a aplicar y a transferir lo que venimos haciendo. Van 18 años y tenemos un Spin Of, muchas empresas de base tecnológica de bajo costo, muchos éxitos con muchos socios, pero duramos 20 años acumulando conocimiento y estructurando la universidad y el grupo nuestro para que eso se pueda dar. Eso no ocurre de la noche a la mañana, por eso debe ser una política de estado, no de gobierno. Los gobiernos quieren mostrar goles para conseguir votos, el Estado tiene otra misión que es velar por el interés general de la ciudadanía.

 

¿En otro campo, cuáles son sus retos como rectora de la Universidad Nacional?

Un primer reto es mejorar la administración y la forma como actuamos en la universidad, que seamos más común-unión o sea que podamos compartir más, que veamos los espacios donde cada ser humano que aporta le da brillo a esa comunidad, que tengamos más conciencia de que la orientación debe estar basada en la formación del estudiante. Y, por supuesto, nos toca hacer una fuerza enorme por la consecución de recursos y por articular el sistema nacional de innovación y que todos los actores trabajemos y que seamos una comunidad para que podamos crecer de manera simultánea.

 

¿Qué significó para usted ser a primera mujer rectora de la Universidad Nacional?

Fui muy emocionante porque se reconoce una tradición académica, yo llevo muchos años ayudando a construir universidad, apoyando y haciendo proyectos nuevos y creo que se cumplió una doble condición: tener una mejor hoja de vida en el proceso, por el aporte académico, y ser buenos seres humanos, como éramos todos los candidatos. Pero yo he insistido más en la ciencia y en la tecnología, además el hecho de ser mujer despertó en el país una esperanza para las mujeres en cuanto a que las científicas también podemos llegar.

¿En general cómo ha sido su recorrido por la Universidad?

No es fácil resumir 35 años de vida sin parar. Cuando salí del Gimnasio Pereira entré como estudiante de química farmaceútica, luego salí a la industria y estuve como jefe de planta de una empresa farmaceútica y como directora técnica de otra, pero dije que eso no era lo mío, yo quería ser investigadora. Me fui a estudiar con mis recursos a México y afortundamente estuve en un grupo maravilloso muy avanzado en biotecnología y allá aprendí que era eso y muchísimas cosas. El mentor en mi colegio fue don Antonio y en la maestría el profesor Rodolfo Quintero y luego lo que he hecho es unir, unir y unir esfuerzos de cuatro facultades, luego de ocho y ahora de todas para hacer proyectos en bioeconomía. Pero hay que tener una parte de conocimiento muy sólido que nos tocó estructurar, conseguir infraestructura y laboratorios para generar el conocimiento que hoy ya tenemos disponible para servir a la sociedad y el cual debemos seguir trayendo.

¿Y en ese campo hay que estar en permanente movimiento?

Esto es una dinámica que nunca para y que lo obliga a uno a vivir en la incertidumbre. Y lo digo de buena manera porque vivir en la incertidumbre lo impulsa a uno a avanzar y a avanzar, pero cuando uno se ubica en la línea de confort y sigue haciendo lo mismo no avanza. Como decía Einstein: haciendo lo mismo no vamos a obtener resultados diferentes.

Fuente de la entrevista: http://www.eldiario.com.co/seccion/PUNTO+FINAL/la-ciencia-y-la-tecnolog-a-jam-s-han-sido-una-prioridad-en-el-pa-s1807.html

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Uruguay: Uruguay recibe a expertos australianos para hablar sobre agricultura y juventud

América del Sur/Uruguay/24.07.18/Fuente: www.eldiario.es.

Uruguay recibió hoy la visita de jóvenes agricultores australianos en el marco de una jornada de debate sobre los principales retos que afronta el sector agropecuario, tales como «alimentación, crecimiento de la población global, cambio del medio ambiente o cambio climático».

En ese marco, la integrante de la Climate Wise Agriculture Anika Molesworth destacó «los principales retos» que vive el sector y cómo «la gente joven puede aportar para afrontar estos retos».

«La gente joven tiene nuevas ideas, son muy creativos, pueden usar nuevas tecnologías (…) Ellos traen todas estas nuevas habilidades a la agricultura. Es muy importante que traigamos a la gente joven y hagamos que se involucre en esta industria», dijo la especialista australiana a Efe.

Otro de los temas en el que se puso más énfasis durante el encuentro titulado «Jóvenes que promueven conciencia agropecuaria: un encuentro entre agricultores de Australia y Uruguay» fue el cambio climático, para el cual Molesworth ve fundamental la «formación» de los más jóvenes y «compartir información entre diferentes países».

Los asistentes al evento tuvieron también la oportunidad de escuchar el testimonio de Tristan Baldock, miembro de Karinya Ag. Australia, quien trató, entre otros temas, la forma en que se puede unir la población rural a la urbana.

«Hay que empezar por la educación de los jóvenes, y cuanto más joven mejor, para construir los cimientos de los lazos entre lo rural y lo urbano, y darles la reapreciación y reconexión con la comida», detalló Baldock a Efe.

Este joven agricultor considera que la problemática en materia agropecuaria que se vive en Australia y Uruguay presenta «similitudes», como «desconexión social, sequías, acceso a mercados o infraestructuras».

Uno de los problemas que comparten es el cambio climático, un fenómeno que, según Baldock, «no se puede frenar».

«El clima ha estado cambiando durante millones de años. Ahora, estamos viviendo un periodo de cambio acelerado (…) No creo que podamos pararlo, el reto para la agricultura es adaptarse a él, incluir tecnologías y cambiar nuestros hábitos de cultivo», subrayó.

En el evento estuvo presente también el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca uruguayo, Enzo Benech, quien aseguró a la prensa que en Uruguay hay «un poquito» de conciencia agropecuaria.

«Nosotros somos un país que vivimos de la actividad agropecuaria y tenemos permanentemente conflictos (…) Necesitamos trabajar mucho más en esto, trabajar la educación, lo necesitamos como Uruguay y como habitantes del planeta», afirmó.

Benech se refirió también al cambio climático, sobre el que destacó la «gran población bovina» que tiene el país y el consecuente problema del «efecto de los gases invernaderos, especialmente metano».

Fuente de la noticia: https://www.eldiario.es/economia/Uruguay-expertos-australianos-agricultura-juventud_0_795821348.html

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