La Secretaría de Organización y Formación Sindical, en cabeza de la integrante del Comité Ejecutivo, Danny Sánchez García con el apoyo del Equipo de Escuela de Formación Sindical del Huila, conformado por los maestros: Aminta Ramírez, Luz Ángela Riaño, Shirley Stella Villarreal, Sandra del Pilar Gutiérrez, Emilia Ortiz, Jesús Camilo Torres, Jhon Jairo Muñoz, Leandro Buriticá, Alexander Hernández, Wilman Durán, Jorge Enrique Méndez y Andrés Augusto Ibarra, desarrollaron durante todo el año un plan de acción encaminado a exigir el cumplimiento de los acuerdos pactados entre FECODE-MEN, articulado con la negociación de los pliegos de peticiones departamental, municipal y del ente territorial Pitalito, respondiendo a las necesidades y las expectativas de los docentes huilenses. Lo anterior, con el propósito de fortalecer el proyecto de formación, actualización y cualificación sindical de los maestros afiliados a la ADIH y de otros líderes de los estamentos de la comunidad educativa como principales aliados en la lucha por la defensa de la educación pública estatal de calidad y a cargo del estado, enfrentando de manera coherente la imposición de la política educativa neoliberal que tanto afecta la dignificación de la profesión docente y la soberanía de nuestras instituciones.
Otra de las tareas que se realizó tiene que ver con el fortalecimiento de los procesos y mecanismos de organización y participación democrática en defensa de procurar el respeto por la ley general de educación al interior de las instituciones educativas, asesorando gobiernos escolares autónomos desde donde se hagan respetar las decisiones que allí se tomen. Aunado a lo anterior se acompañó a las instituciones educativas para hacer respetar los debidos procesos en los Comités de convivencia escolar y convivencia laboral, todo en el marco de la autonomía y la democracia escolar, de tal manera que haya espacios que propicien sanas relaciones de trabajo que eviten el acoso y se garanticen el funcionamiento armonioso de la institución educativa con libertad, respeto, justicia y dignidad.
Por otra parte, de manera coherente, precisa y práctica se enfrentó la contrarreforma educativa neoliberal que tanto daño le ha hecho a la educación pública y que sin ningún debate pedagógico, político o ideológico viene permeando nuestros planes de estudio, currículo, P.E.I., arrebatando las libertades pedagógicas de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra y aplicando evaluación basada en competencias, y no en contenidos yendo en detrimento de una educación científica, de avanzada y democrática que tanto necesita este país para su desarrollo, progreso y sostenibilidad..
Se enfrentaron, de igual manera, las pretensiones de la O.C.D.E, que a través de programas ministeriales viene imponiendo la política educativa neoliberal con los DBA, estándares, competencias, P.T.A., pruebas externas, día E, I.S.C.E., jornada única sin condiciones y ahora E.P.A., que también son pruebas externas, que no corresponden a la realidad del contexto, con cuyos resultados se termina estigmatizando y culpando a los maestros por la baja calidad de la educación, y lo más grave, afectando o incidiendo en la evaluación de desempeño de los compañeros docentes 1278.
El Equipo de Escuela de Organización y Formación Sindical, aclara y advierte que estos programas ministeriales desconocen las grandes conquistas del magisterio nacional y los derechos adquiridos en años de la lucha callejera, menoscabando la esencia de la Ley 115 de 1994 y desconociendo el artículo 27 de la Constitución Política, la cual otorga el control sobre el currículo y la libertad de cátedra. En otras palabras, el poder en la educación. Por las constantes solicitudes de los maestros de base, desde el Comité Ejecutivo de la ADIH y bajo la responsabilidad de la Secretaría de Organización y Formación Sindical y del Equipo de Escuela, se propuso desempolvar la circular 19 de 2014, organizar y publicar la Circular 08, que contiene orientaciones y precisiones frente a la imposición del P.T.A., y publicar la Circular 09, que contiene algunas precisiones frente al programa E.P.A. capacitando al magisterio huilense con talleres sobre autonomía escolar y orientando hacia la confrontación de las pruebas externas.
De esta manera se cumplió con la responsabilidad de fortalecer la formación sindical de todos los afiliados a la ADIH, a través de diferentes documentos, videos, folletos publicitarios, talleres, circulares y otros elementos que permiten la cualificación de la dirigencia sindical, potenciando la comunicación a través de las redes sociales, conformando los equipos de formación sindical municipales y capacitando a los integrantes de los gobiernos escolares, consejos de estudiantes, consejos de padres y asociaciones de padres de familia, en unidad para que el ejercicio sindical sea el baluarte de la educación que alimente el proyecto de vida de las instituciones educativas y de la sociedad.
El sindicato magisterial saludó el aumento de sueldo a los auxiliares y el pago de un bono de S/ 950 que se dará a partir del 1 de enero.
El Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú (Sutep), levantó la huelga de hambre de docentes y auxiliares llevaron a cabo por 14 días luego de que el Congreso atendiera sus demandas en el presupuesto de la República para el año 2023.
Entre las medidas acogidas por el Legislativo están el aumento de sueldo para los auxiliares de educación, el pago de un bono de S/ 950 que se dará el 1 de enero, el proceso de nombramiento docente respetando la meritocracia y la eliminación del artículo 66 del proyecto de ley de presupuesto.
“El sacrificio de los maestros y auxiliares en huelga de hambre por 14 días, poniendo en riesgo su vida y su salud, frente a la traición de Pedro Castillo, ha conquistado el reconocimiento de nuestras demandas. ¡Sin luchas no hay victorias!”, expresó el sindicato del magisterio.
Cabe señalar que esta medida se tomó por la “desateción” del Gobierno al sector educación y por la demanda de destinar el 6% del Producto Bruto Interno (PBI) a dicho pliego, debido a que es lo que manda la Constitución.
Hace unos 50 años nos lanzamos en lo que podría ser una aventura, la de generar un proceso educativo con base en la reflexión sobre el quehacer diario en el trabajo. En ese momento, no teníamos mucha claridad del cómo, pero si estábamos convencidos de que para lograrlo era fundamental romper con las estructuras jerárquicas patriarcales.
Al comienzo pensábamos que sería un proceso relativamente sencillo y al asumir, en el año 1976, la mayor parte del transporte autobusero de la ciudad de Barquisimeto, decretamos la eliminación de las líneas de mando. Pensábamos, quizás ingenuamente, que, al abrirnos a una participación plena sin intermediarios, la mayoría optaría por una postura madura y responsable al sentirse liberado de la opresión patronal.
A partir de entonces, han transcurrido cerca de medio siglo durante los cuales, a golpe y porrazo, hemos ido descubriendo orientaciones que han permitido que este proceso se haya mantenido y profundizado con el tiempo.
No se trata de orientaciones fijas o rígidas. Más bien, se han ido descubriendo y enriqueciendo, así como también transformándose en la reflexión del quehacer diario, de acuerdo a las necesidades del momento presente.
En diferentes artículos hemos hecho hincapié sobre algunos elementos que han sido fundamentales en nuestro proceso. Uno de tantos se refiere a cómo ir construyendo y profundizando esas relaciones de confianza tan necesarias para que fluya la cooperación mutua.
Sembrar confianza, estando inmersos en una cultura venezolana que tiende a gravitar en relaciones individualistas de aprovechamiento inmediatista, se convierte en un reto. Ante la libertad para actuar que nos damos, permanentemente se corre el riesgo de que cada quién termine haciendo lo que le viene en gana.
En este sentido ha sido fundamental el insistir en ir profundizando relaciones éticas, de respeto mutuo, lo cual implica para nosotros, no sólo el hacernos responsables de las consecuencias de nuestro accionar, sino además, ir relacionarnos con transparencia y equidad, inmersos en el cuido mutuo. Estos fundamentos nos guían en nuestro accionar y en cuanto vamos profundizando en ellos, va floreciendo la confianza mutua, facilitando el poder funcionar dentro de la libertad de actuar que nos damos al no existir líneas de mando.
Ahora bien, nuestros fundamentos éticos no son estáticos. Se van enriqueciendo y transformando con base a las necesidades del momento, según vamos profundizando nuestro proceso educativo. Con el tiempo, hemos ido comprendiendo que la responsabilidad no se limita a tareas concretas sino que incluye, entre otras, nuestra responsabilidad de sembrar y alimentar el proceso educativo e incluso el cuido del medio ambiente. Hemos ido comprendiendo que la igualdad concreta puede ser sumamente injusta y que la equidad es un proceso sin fin que se va construyendo en cuanto reconocemos nuestras diferencias, partiendo de la enorme diversidad existente. Hemos ido comprendiendo, también, que la solidaridad se pudiese manifestar como una relación paternalista unidireccional, de manera que, más bien, nos vamos alentando en una práctica reciproca de cuido mutuo
Se trata de una ética que no emerge del moralismo. No se trata de juzgar al otro o la otra. Se trata, más bien, de una ética que emerge de una necesidad, de la necesidad de ir construyendo esas relaciones de confianza tan esenciales para que funcione nuestro proceso participativo.
En Saraguro, al sur de Ecuador, la vida parece un mandala. Todo se aprovecha en este sistema ancestral de producción circular. Para llegar a eso, las mujeres debieron luchar y resistir, cuidar el agua y las semillas. En los momentos de tejido, además, las mujeres conversan, se cuidan, construyen soluciones, hacen comunidad.
Con las yemas arrugadas de sus dedos, Mercedes Quizhpe, mujer indígena del pueblo Kichwa Saraguro, una a una va lavando las hortalizas apenas cosechadas de su huerto. Ella, parada en un pequeño banco, con sus manos bajo el fuerte torrente del agua helada y el frío viento de las 6 de la mañana, revisa que cada una de sus hortalizas estén listas para el día de feria. En aquella acción se guarda una historia de resistencia histórica que prioriza el cuidado de la vida por medio de la defensa del territorio y la soberanía alimentaria.
El pueblo Saraguro está ubicado al sur del Ecuador, en la provincia de Loja, y comienza sus labores antes de que salga el sol. A las 5:00 de la madrugada ya se escuchan los ladridos de los perros, guardianes de cada casa, que sin miedo defenderán su morada cuando un intruso pase por ella. El suelo desprende aquel olor tan característico de la tierra húmeda del rocío de la mañana. A su vez, ya se escuchan a las ovejas, que serán una constante en toda la jornada. Con toda esta vida, los cantos de los gallos madrugadores no se escuchan tan solitarios.
El domingo es un día importante para Mercedes. Es el momento de la feria, donde podrá vender sus productos. Ella sabe que no tiene tiempo que perder y muy ágil se pone unas botas de caucho y toma su cuchillo para cosechar. Mercedes prefiere sembrar “de todo, un poquito”, así, las plantas, en su variedad, se nutrirán unas a otras sin desgastar el suelo del que vive. En su huerto sabe bien cómo moverse. Rápidamente identifica qué plantas están listas para la cosecha: un poco de lechugas, un poco de romero, un poco de perejil.
Mercedes Quizphe es presidenta de la fundación Mashi Pierre y coordinadora de la Red de Mujeres Rurales. ‘Mechita’ se define como una warmi (mujer) chasqui del pueblo Saraguro. Hace más de 20 años, Mercedes enviudó y se quedó a cargo de sus 8 hijos e hijas. Al poco tiempo falleció su madre, quien había sido también su refugio. Mercedes tendría que enfrentar una realidad de muchas: según el último censo nacional, realizado en 2010 en Ecuador, 339 656 (4.7%) mujeres son “madres solteras”, según la identificación estatal. Tras su nueva realidad, sus amigas y vecinas la invitaban a cosechar, a actividades y a talleres que, aunque en ese momento no lo sabía, la involucrarían en una vida de activismo por la soberanía alimentaria.
Una a una, fue limpiando las hortalizas para que estén ‘bonitas’ para la venta. Orgullosa dice que las hojas secas servirán de abono. “Aquí nada se desperdicia”, menciona en un tono fuerte. Las cenizas de la leña, las plantas que no serán para la venta, las heces de las gallinas y cuyes sirven para hacer abono natural con lo cual cumple con el objetivo de alimentos libres de químicos, además de un sistema de producción circular, muy diferente a lo que sucede en el mundo.
Las cenizas de la leña, las plantas que no serán para la venta, las heces de las gallinas y cuyes sirven para hacer abono natural con lo cual cumple con el objetivo de alimentos libres de químicos, además de un sistema de producción circular, muy diferente a lo que sucede en el mundo.
Isabel Pazmiño, miembro del Banco de Alimentos, asegura que según el Diagnóstico cualitativo y cuantitativo sobre la Situación de las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) en Ecuador del 2017, en el país se desperdicia 939 000 toneladas de alimentos al año. Con ello se alimentaría a 1,5 millones de personas, es decir, el 8,8% de la población. Además, sólo el desperdicio en supermercados está valorado en $144 000. Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), mundialmente el despilfarro de alimentos llega a 1 600 millones de toneladas. Esto también tiene impactos ambientales. “La huella de carbono del despilfarro de alimentos se estima en 3 300 millones de toneladas equivalentes de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año”, asegura el informe.
Según United Explanations, una de las principales causas del desperdicio de comida es el “mito de la perfección”, reforzado por una industria, que enfatiza que los productos en las estanterías son los de “mejor calidad” por su apariencia. Sin embargo, la estética del producto no tiene relación con su valor alimenticio. Pero aún así, esto provoca que muchas frutas y hortalizas, en especial, sean descartadas desde las primeras fases de recolección, ya que según estos estándares, como tamaños específicos o cierto tipo de texturas, no llegarán a ser ni siquiera aceptadas por la industria para exhibirse en los supermercados. La organización Imperfect Food, que se encarga de darles una segunda oportunidad a aquellos alimentos que fueron descartados por su apariencia de los supermercados, asegura que lo imperfecto no son los alimentos, sino el sistema alimenticio.
Mientras tanto, en el horno de piedra de Rosita Medina, parte de las ‘chasquis’, suena la leña quebrarse por las fuertes llamas. Rosita forma parte de la red de turismo comunitario de Saraguro. Desde su mirador en la comunidad Gera, lxs viajerxs además de deleitarse con sus bellos paisajes, también comparten de las actividades de la comunidad. “Hay que ser habilidoso”, dice Javi, uno de los visitantes desde España, que junto a Laia y más amigxs, tratan, con grandes esfuerzos, moler el trigo tal y como la mamá y abuela de Rosita solían hacer, con una gran y pesada piedra.
Al otro lado del pueblo Saraguro, en la casa de Mercedes, de repente el chorro del agua deja de sonar, ella baja del banco, pone sus hortalizas, rápido, pero con cuidado en tres cestos. Limpia el espacio y relata todas las veces que se ha enfermado por lavar las hortalizas en el agua fría en la madrugada. Corre a tomarse una ducha, se cambia de ropa y se pone el atuendo típico de su comunidad. Una falda larga negra con un fajín con bordados dorados, una blusa color rosa pastel bordada, un poncho azul, un sombrero de ala interna que imita la textura de las vacas que acompañan su casa de barro y un distintivo collar de mullos que Mercedes misma lo tejió y simboliza una de las artesanías más reconocidas de su pueblo. Para el pueblo Saraguro es de gran importancia siempre llevar su identidad a todos los espacios que habitan. “Que nos vean con nuestro atuendo es la elegancia de nosotros y con eso demostrar, con esa sonrisa, que nuestra identidad es muy importante, con ese orgullo que llevamos como pueblos y nacionalidades indígenas. Para el mercado es más tranquilo que en las fiestas, pero nuestra identidad no se puede perder en ningún momento”, con alegría comenta Mercedes.
Para el pueblo Saraguro es de gran importancia siempre llevar su identidad a todos los espacios que habitan. “Que nos vean con nuestro atuendo es la elegancia de nosotros y con eso demostrar, con esa sonrisa, que nuestra identidad es muy importante, con ese orgullo que llevamos como pueblos y nacionalidades indígenas.
El camino hacia la feria en el centro de Saraguro es largo, más aún cuando las muñecas empiezan a quejarse por cargar el peso de los cestos por un tiempo prolongado de casi 20 minutos, aunque sean unas cuantas hortalizas. Cuando la carga es demasiada, Mercedes debe tomar un taxi, que le cobrará aproximadamente $1.50. Un precio representativo ya que ganará entre 50 y 75 ctvs. por una lechuga que tuvo aproximadamente 3 meses de cuidado hasta ser cosechada. Aun así, la retribución por su trabajo empeora con los intermediarios. Según el Centro de Estudios Asia-Pacífico, alimentos como las lentejas, se venden 117% más caro desde que salen del sitio de producción. Es decir, en las ciudades puede llegar a ser vendidas seis veces más costosas. Sin embargo, quienes sembraron y cosecharon estos productos no reciben una ganancia extra del mismo, independientemente de la cadena de comercialización. “Desde antes es duro ver que tú trabajas para ganar y no te pagan lo justo, nunca se paga lo justo, y uno se desgasta el cuerpo, la energía, la mente. Queremos que se reconozca lo justo”, exige Mercedes, quien comienza amistosamente a saludar a sus amigas del mercado.
El mercado ‘3 de mayo’, ubicado en el centro de Saraguro, se distingue por dos colores: el celeste y verde. El celeste por el color del que están pintados cada puesto de venta y verde por el color de las arvejas, las lechugas, las vainas, las coles. Se oyen a las personas ofreciendo sus productos y comprándolos. Al fondo suena algo que parece ser una canción ranchera. Este pasillo tiene una característica especial en todo el mercado, es un corredor exclusivo de agroecología sostenido por mujeres. “La diferencia es que las compañeras tienen un certificado que garantiza que todos los productos están sembrados como en mi huerta, nada de químicos, nada de fumigación y hechos por mujeres”, cuenta Mercedes.
Al igual que en el corredor ecológico, y los espacios en los que las mujeres se encuentran, conversan entre ellas. Hablan de la vida, los hijos, la subida de los precios, la huerta, el gobierno, los amores, los maridos, los cuidados, las violencias, los temores. Mercedes sabe de eso. “Ese miedo de muchas compañeras que dicen: no, yo no me quiero separar de mi marido, no voy a salir adelante; pero yo he tenido la oportunidad de pasar por todo eso y sí se puede salir, sí se puede vivir”. La historia de Mercedes es la de muchas mujeres indígenas que han crecido con la frase “aunque pegue o mate, marido es”, que por medio de procesos sociales se fortalecieron para salir de sus entornos de violencia.
La historia de Mercedes es la de muchas mujeres indígenas que han crecido con la frase “aunque pegue o mate, marido es”, que por medio de procesos sociales se fortalecieron para salir de sus entornos de violencia.
Son mujeres admirables, como Rosita, que en su mirador, levanta ágilmente la piedra, de lado a lado, para moler el trigo con el que ella y sus visitantes harán pan. Ese largo y cansado procedimiento lo podría hacer con un molino, pero ella se niega, ya que esa práctica es lo que la comunidad llama “tecnología ancestral” y es una forma de resistencia muy importante para preservar la cultura. “¡No!, hay que hacer como mi mamá y mi abuela sabían hacer. Yo sabía ver cómo lo hacían y ahora estoy recordando. Pelaban el trigo así, sin chancar, sin destruir”.
Ella al ver los intentos de sus visitantes, rápidamente les toma fotografías y les pide que anoten un mensaje de su estadía en su cuaderno de hojas a cuadros. Rosita orgullosa dice: “estamos haciendo conocer cómo es nuestra vida para que lleven el mensaje”, tal y como los chasquis, mensajeros del imperio incaico, solían hacer. Finalmente, antes de despedirse, les ofrece uno de los varios libros que las chasquis han escrito. Entre la multitud, uno resalta frente a los demás.
El libro “Cómo aprendimos a volar” recoge los testimonios de las mujeres indígenas de Saraguro que a través de los procesos colectivos y de militancias han cortado ciclos de violencias. “Con mis compañeras tuve otro tipo de aprendizaje, compartíamos nuestros problemas en las casas, nos dábamos abrazos fuertes, nos confiábamos muchas cosas” menciona el libro. Mercedes, muy segura de sí misma y con una gran fortaleza en el tono de su voz dice: “No me hace vergüenza contar mi historia porque es la que viví y les pasa a muchas mujeres, y les digo que no tienen que pasar lo que yo pasé porque no podía entender”. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), 6 de cada 10 mujeres en Ecuador ha experimentado algún tipo de violencia de género, y son las mujeres indígenas las más afectadas con un 67,8%.
Mercedes en los talleres que da sobre tejido de collares y manillas, con las propias semillas de la comunidad, también enfoca el taller en que las mujeres puedan hablar de las violencias que han vivido, de lo que tienen en común.
Mercedes en los talleres que da sobre tejido de collares y manillas, con las propias semillas de la comunidad, también enfoca el taller en que las mujeres puedan hablar de las violencias que han vivido, de lo que tienen en común. Mercedes les cuenta su historia. Para ella no es solo hacer una pulsera, sino hacer nudos con las mujeres para tejer y fortalecerse entre todas. Una forma de apoyarse es con los cuidados, con las maternidades compartidas. Es lo que llaman “hacer solidaridad”. “Si una vecina o familiar tiene una necesidad nos echamos la manos para ayudar a cuidar a los niños, para que puedan hacer sus trámites. En nuestras comunidades todavía mantenemos eso de ser solidarias, sobre todo con las mujeres”.
Hasta el 2022, desde la Fundación Mashi Pierre, en la que Mercedes Quizhpe es presidenta, se apoyó a las madres que trabajaban en el mercado, al recibir durante las tardes a sus hijxs en la fundación y brindar asistencia con las tareas escolares pero también con actividades lúdicas como proyectos de artesanías, comida y deportes. Se espera retomar estas actividades el próximo año con 8 centros educativos bilingües en diferentes comunidades. Según el estudio de casos del pueblo Saraguro: ‘Impunidad ante la violencia hacia las mujeres indígenas en el acceso a las justicias’, la violencia de género limita la participación de las mujeres, tanto dentro como fuera de la comunidad. Además de generar una afectación psicológica que afecta directamente a la autoestima y provoca estados depresivos, que han provocado casos o tentativas de suicidios. Por ello, el apoyo y el “hacer solidaridad”, es tan importante para estas mujeres.
Mercedes se reconoce como una mujer indígena feminista que ha participado en plantones, marchas y ha fortalecido procesos con mujeres de su comunidad. Con fortaleza relata cuando ella y sus compañeras estaban en un plantón en la provincia de Loja para exigir justicia por una chica que había sido violada en Saraguro. Ellas se enfrentaron a los policías que querían desplazarlas, pero como los collares que tejen, se unieron de brazos, se tejieron entre ellas y no permitieron que las separaran o movieran.
Mercedes y sus compañeras se identifican como Chasqui Warmi Quna y realizan activismo a favor de la vida desde la protección de las semillas, el turismo comunitario y sensibilización sobre la violencia de género. Han realizado talleres de liderazgo, artesanías, pesticidas ecológicos, autoconocimiento desde una mirada crítica al sistema patriarcal y capitalista . “El turismo comunitario no es barrer la casa para que venga el turista, es barrer la casa para la familia y juntos compartir actividades”, dice Ricardo, hijo de Mercedes. Esta serie de actividades son importantes para su comunidad porque mantienen su cultura y se oponen a un sistema que todo el tiempo exige producción a gran escala. Mercedes explica que sería muy sencillo introducir la maquinaria, pero esto provocaría que se pierdan los procesos sociales que se forman, por ejemplo, en una minga. Mercedes reafirma la importancia de la protección de la tecnología ancestral que ayuda a prevalecer su cultura. “Para nosotras es ir y apoyar desde tu sentir, desde el compartir, relacionar con las otras personas, de reír y armar fuerza, eso teje a la comunidad”.
El domingo avanza y Mercedes, con la compañía de Cuco, un perro café pequeño, de orejas levantadas y mucha seguridad en sí mismo, la escolta por las calles de Saraguro. A esta altura del día, se llenaron de carpas, automóviles y vendedorxs. Mientras Mercedes ‘ojeaba’, recuerda con ternura que no siempre fue la lideresa que es hoy. Mercedes le tenía terror a hablar. Recuerda un momento de su infancia, en un colegio religioso y mestizo, en el cual por no responder la encerraron en un cuarto oscuro, lleno de palos y basura. “Cuando empecé a dar talleres le perdí el miedo a hablar. Así empecé a decir lo que sientes, a no quedarte callada. Ahora ya no tengo miedo. Por eso no puedo callarme, así no diga con palabras técnicas nosotras somos personas sabias y ese conocimiento está guardado en nuestro práctico vivir”.
La voz, aprendizajes y sabiduría de Mercedes ha trascendido del pueblo de Saraguro y ha llegado hasta diferentes ciudades del país, una de ellas, Quito, capital del Ecuador. Relata llena de anhelo cuando en el 2012 caminaron desde Zamora Chinchipe a Quito, junto a 66 compañeras por la defensa del agua. Un tramo que demoró aproximadamente 15 días de caminata. Al llegar a Quito en este septiembre, diez años después, se asombra al recordarse sentada junto a ONU Mujeres en la capital del Ecuador, denunciando las violaciones de derechos que sucedían en Saraguro.
Si no tenemos una buena alimentación, no tenemos una buena educación, ni una buena salud. Todo eso ha sido un proceso de lucha que hemos tenido, ya que los gobiernos nos quieren impedir que nuestras semillas sigan produciendo.
“En estos encuentros he tenido la oportunidad de contar las experiencias que he tenido que vivir, una historia de lucha por nuestros derechos como mujeres, sobre la alimentación y la salud que está dentro de nuestras comunidades. Como se dice: diciendo y haciendo. Haciendo en la práctica. Si no tenemos una buena alimentación, no tenemos una buena educación, ni una buena salud. Todo eso ha sido un proceso de lucha que hemos tenido, ya que los gobiernos nos quieren impedir que nuestras semillas sigan produciendo. Ellos dicen: ustedes no producen a grandes cantidades porque sus semillas no sirven y nos quieren implantar las semillas transgénicas de grandes productoras, de grandes capitalistas que nos quieren dominar”, menciona con rabia Mercedes.
Todo esto sucede a pesar de que el artículo 13 de la Constitución ecuatoriana establece que “Las personas y colectividades tienen derecho al acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales”.
El enojo que siente Mercedes le recuerda el origen de las manifestaciones de 2015. Ese fue el año de la “huelga nacional y el levantamiento” contra una serie de enmiendas constitucionales, el rechazo de la minería a gran escala, la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, nuevas leyes de tierras y aguas, y en defensa de la educación intercultural bilingüe. El conflicto duró semana y el Estado respondió con represión y detenciones. “Yo me salvé por mis nietos”, menciona. Mercedes siempre estuvo al frente con su tambor en Saraguro. Sin embargo, una noche sus hijas decidieron vender empanadas y café a los militares, ya que ahí encontraron una oportunidad de tener un ingreso económico que les hacía mucha falta. Por ello, Mercedes quedó al cuidado de sus nietos. “Empezó la guerra y me salvé de que me llevaran presa. Yo quería ir a protestar a Quito, pero no me dejaron por la fuerte represión que se vio aquí”. En aquella noche, 29 personas del pueblo de Saraguro fueron criminalizadas y encarceladas. Entre ellas, 14 mujeres indígenas, según el informe de la Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador. Durante su detención policías y militares las agredieron por medio de golpes en partes sexuales, jalones de cabello, humillación y amenazas de violencia sexual: “la Policía les levantaba la blusa, les sacaban el anaco”, dice el informe. A quienes fueron criminalizadxs se lxs conoce como ‘los 29 de Saraguro’ y eran pobladores, campesinxs, madres, padres de la comunidad. Sin embargo, no se judicializó a los policías que agredieron física y sexualmente a lxs manifestantes.
“Todo ha sido una lucha fuerte de estar yo en Quito, en las mesas, con otras compañeras, la lucha social de defender un territorio, de hablar, de amanecer con la ceremonia. Todos estos espacios me han dado la oportunidad de participar como una mujer emprendedora, fuerte y valiente”. La jornada cierra con una ligera llovizna, con la luz de la luna y el constante sonido del tambor de Mercedes, en la parte central de su casa. Ese tambor le ha acompañado en los movimientos sociales, pero también en el sostenimiento espiritual. Termina el día en las tierras altas del sur de Ecuador.
*Este artículo fue realizado en el marco de Semillera, el programa de becas y mentorías para periodistas de LatFem, con apoyo de We Effect. Se trata del primer concurso de crónica latinoamericana y caribeña sobre mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes que defienden el derecho a la alimentación, el medioambiente y la tierra.
Créditos
Dirección: Flor Alcaraz, Vanina Escales y Agustina Paz Frontera
Coordinación institucional: Mariana Paterlini
Jurado: Azul Cordo, María Paz Tibiletti y Edward Rodwell Arrazola
Edición y mentorías: Flor Alcaraz y Vanina Escales
Novena sesión del Comité Regional de Naciones Unidas en Gestión Global de Información Geoespacial para las Américas (UN-GGIM: Américas)
Esta reunion busca fortalecer los procesos nacionales y promover la cooperación intrarregional en materia de gestión de datos geoespaciales y estadísticos.
Esta reunión es organizada entre el Comité Regional de Naciones Unidas en Gestión Global de Información Geoespacial para las Américas (UN-GGIM: Américas) y la CEPAL, la cual cumple el rol de Secretaría Técnica.
El objetivo de esta reunión es compartir los avances y proyectar las acciones futuras de la agenda de trabajo de este comité regional, enfocada en fortalecer los procesos nacionales de gestión de información geoespacial; apoyar la integración de la información estadística y geoespacial; y promover el uso de información geoespacial como soporte a la atención de desastres. Igualmente, examinar las oportunidades de colaboración entre países y también desde otros organismos geoespaciales de la región, que participarán del evento.
Este comité forma parte de la arquitectura regional de la instancia global de Naciones Unidas sobre esta materia (UN-GGIM), que reporta al ECOSOC y que cuenta con una nutrida agenda de trabajo enfocada a fortalecer el uso de la información geoespacial para dar soporte a la toma de decisiones y las políticas públicas, con especial atención a la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. UN-GGIM: Américas se creó en el año 2013 con el objetivo de potenciar los procesos nacionales de gestión de información geoespacial en los países de la región, a partir de la implementación de los lineamientos que genera el Comité de Expertos de UN-GGIM a nivel global. La presidencia para el período 2021-2025 recae en Chile a través del Sistema Nacional de Coordinación de la Información Territorial (SNIT) del Ministerio de Bienes Nacionales de Chile, organismo que conduce el desarrollo de la infraestructura nacional de datos geoespaciales (IDE-Chile).
Es la primera vez que esta reunión regional se realizará en las dependencias de la CEPAL, con la participación de las delegaciones de 22 países, integradas por los directores de las agencias geoespaciales nacionales y otros organismos expertos en la materia.
28 Nov 2022
Palabras de bienvenida y apertura
10:00 a 11:10
▪ Sofía Nilo Crisóstomo, Presidenta de UN-GGIM: Américas
▪ Rolando Ocampo, Director de la División de Estadísticas, CEPAL
▪ Stefan Schweinfest, Director de la División de Estadísticas, Naciones Unidas
▪ Paloma Merodio, Copresidenta UN-GGIM
▪ Javiera Toro Cáceres, Ministra de Bienes Nacionales de Chile
– Foto oficial
– Verificación quórum y aprobación de la Agenda
Sesión 1: Presentación de informes regionales
11:00 a 12:00
Sofía Nilo Crisóstomo, UN-GGIM: Américas
Reporte 2021-2022 UN-GGIM: Américas
Rolando Ocampo, CEPAL
Reporte 2021 2022 CEPAL
Sesión 2: Nuevas herramientas para la diseminación de información geoespacial regional
12:00 a 12:30
Sofía Nilo Crisóstomo, UN-GGIM: Américas y Alvaro Monett, CEPAL
Presentación nuevo Sitio Web UN-GGIM Américas
Jesús Suniaga, CAF, Álvaro Monett, CEPAL y Antonio Campuzano-IPGH
Presentación del Sitio Web IDE Américas
Sesión 3: Situación, necesidades y desafíos de los Estados Miembros del Comité Regional
El libro póstumo de Hebe de Bonafini, una reivindicación a las Madres
Desde mayo del año pasado trabajó en las memorias de las Madres de La Plata con la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense. La publicación saldrá a la luz en marzo próximo.
Hebe de Bonafini
A mí me gustaría que esto sirva como una reivindicación de las Madres que lucharon en La Plata y mucho. Con ese criterio lo estamos haciendo, para que se las recuerde. Porque si no parece que son solo un grupo de Madres de Capital, pero hubo Madres en todo el país, y en La Plata hubo Madres muy trabajadoras, hubo muchas. Recordamos a las que trabajaron, a las que pusieron el cuerpo, a las que no faltaron a la plaza, a las que nunca dijeron que no a nada. Porque son compañeras que hicieron mucho y que trabajaron mucho para reivindicar a sus hijos.
Me gustaría que sirva para eso. Para que las familias lo lean y se sientan orgullosas, porque algunas de las familias no saben nada de lo que hicieron esas abuelas. Algunas familias sí saben y me sorprenden, porque a veces me vienen a ver y me dicen, y eso me pone contenta. A veces vienen sus nietos, sus bisnietos. Pero yo quisiera que todas las familias supieran qué hicieron. Porque esta historia no terminó todavía, y hay mucho que hacer en eEscrito original de Hebe Bonafiniste país. Y cada vez que se haga algo, van a tener que acordarse de las Madres, y de todas las Madres. De las que no vendieron a sus hijos, de las que los reivindicaron siempre por lo que fueron, por lo que hicieron y por lo que nos dieron, por todos esos pibes y pibas maravillosas que corrían de un lado para el otro, como mi nuera que venía y me decía: “¡Mi suegra! ¿No me da una manito?”, otra que una manito tenía que darle. Eran trabajadoras, contentas, felices de lo que hacían. Y me transmitieron esas ganas a la lucha, esas ganas de pelear siempre. De cualquier manera y con lo que había. Porque esa es otra cosa también, luchar sin plata no es muy fácil, pero se puede. Y ellos me lo mostraron, me lo demostraron. Nada de interés en la riqueza, en el capitalismo, que cada vez es más salvaje y más asesino.
Así que con ese interés queremos hacer esto, que ojalá sirva para que esta ciudad sepa, se entere. Para que en las escuelas, sobre todo donde no se habla de las Madres, se sepa cuántas Madres hubo en esta ciudad de La Plata. No solo las madres que tienen hijos desaparecidos, sino las que trabajaron y lucharon por sus hijas y sus hijos. Porque desaparecidos en esta ciudad hay miles, ahora, Madres que trabajaron, treinta y… tantas, por eso hay que reivindicarlas. Porque pusieron lo mejor que tenían. Así que bueno, por ellas y para ellas es esto.
Colonia: un lugar para los nietos y las nietas
Lo de la colonia sí que es algo que no se conoce bien. No se ha hablado nada. Y hay un montón de fotos, que son casi toda la vida de la colonia porque en realidad, está todo en las fotos. La familia Salomone fue la que nos prestó la quinta. Haydeé, Gladys Ponti, una familia que vivía por calle 36, que tenían dos hijos desaparecidos, que él era abogado. Estaba Poce, también Zulema Peña que tenía auto. Ellas eran las que buscaban a los chicos en las casas. Casa por casa. Y traíamos cosas que hacían otras Madres también, Virginia Matheu también. Entonces llevábamos tortas, comida, todo lo necesario. Y ahí había pileta, había cancha de básquet, había mucha comodidad y la pasábamos re bien con los chicos. La hicieron entre mi hija Alejandra, Ana Sabio (que está en Suecia) y Claudia Bellingeri. Organizaban a los chicos que venían, se encargaba cada una de cuidarlos, de que no tomaran frío, de secarlos, de decir basta de agua, ahora jugamos a esto o aquello. Eso lo hacían las chicas, nosotras no podíamos hacer eso, eso lo hacían ellas, los hacían jugar, todo el día se divertían. Yo me bañaba también con ellos. Y eso se hacía varios días en la semana, en el verano. No sé si era una contención, pero era algo bueno para los pibes, que estaban todos con esa confusión de qué pasaba con los padres, que cada abuela le decía una cosa diferente. Las abuelas pobres, lo que más querían era que los chicos estuvieran bien, que disfrutaran, que se juntaran con otros pibes. Tampoco era bueno que se juntaran nada más que entre ustedes (solo entre hijos de desaparecidos), era bueno que se juntaran con otra gente también. Pero a veces era difícil, no era fácil eso.
Y no era que tampoco eran todas abuelas que venían a la plaza. Muchas de ellas eran muy pobres y algunas tenían un montón de hijos, más los nietos que les habían quedado. Entonces era más complicado eso. Nosotras llevábamos todo, la comida, todo, todo. Y todo eso lo hacíamos con dinero que juntábamos entre nosotras, porque en La Plata había Madres que tenían bastante dinero y ponían, nunca se fijaban. Todas las que podían ponían un montón. Y ponían el auto también. Virginia Barbero, que aprendió a manejar de grande, manejaba rarísimo, era muy gracioso. Para ir a algún lado iba atrás del micro que iba al lugar. Entonces era una locura, te subías con Virginia y no llegabas más, tardaba un montón. Porque, claro, aprendió de grande. Zulema Peña también, manejaba en cuadradito, pero no como Virginia que iba atrás de los micros. Zulema sabía ir así, así (haciendo líneas rectas), no agarraba un diagonal ni de casualidad. Para Zulema, las diagonales no existían. Pero más allá de lo divertido, era una mujer que tenía el auto las 24 horas dispuesto, como Haydeé Ramirez Abella. Zulema y Haydeé eran las dos que ponían el auto las 24 horas.
Fuente de la Información: https://www.pagina12.com.ar/501978-el-libro-postumo-de-hebe-de-bonafini-una-reivindicacion-a-la
Acto de solidaridad con Julian Assange en Bogotá, Colombia: El periodismo contrahegemónico desde las regiones
Traigo desde Cali, uno de los epicentros de la resistencia y del levantamiento popular de 2021 en Colombia, el mensaje de solidaridad con Julian Assange y el reclamo de que su humanidad y su palabra no sigan siendo encarceladas por orden del imperio estadounidense y de que se respete realmente la libertad de pensamiento, de expresión e información.
La lucha de Julian Assange por desencriptar la verdad para develar al mundo los crímenes de ese imperio es una lucha contra la hegemonía política y financiera mundial y sus cómplices, aquellos abyectos y sumisos que en todas partes del planeta cacarean la libertad de prensa y dicen defenderla, mientras la niegan, la cercenan, la violentan, como ha ocurrido en Colombia, cuya historia de más de dos siglos de segregación es también la historia de medios hegemónicos dedicados a cumplir su rol de brazos ideológicos de oligopolios, a defender sus poderes.
En 2021 la represión despiadada, a sangre y fuego, ordenada por el régimen de Iván Duque contra el pueblo que en las calles exigía derechos, dejó, tan solo en Cali, mi ciudad, más de 50 muchachos y muchachas asesinados, y en el departamento del Valle del Cauca, de donde procedo, 18 jóvenes más masacrados, y centenares de heridos, torturados, desaparecidos, detenidos.
Esa realidad fue encriptada, silenciada por los medios de comunicación masiva de las élites del sistema bicéfalo feudo-burgués existente en Colombia, en cumplimiento de su función de ser cancerberos del gobierno de derecha de turno, que, salvo contadas excepciones, presentaban a quienes protestaban en las calles como vándalos y terroristas, y ocultaban los asesinatos cometidos contra el pueblo por las Fuerzas Armadas del Gobierno usando las fórmulas falaces de siempre, sin investigación, con superficialidad, apegados a los boletines de prensa oficiales.
Así que la verdad sobre la barbarie ocurrida en Colombia en 2021, con antecedentes en levantamientos populares en 2019 y 2020 también brutalmente reprimidos, no fue difundida por los medios de prensa del sistema, que, por el contrario, la tergiversaron. Fue divulgada por centenares de hombres y mujeres del pueblo que, a riesgo de sus vidas y de su libertad, estuvieron en los puntos de resistencia, no solo en Cali y el Valle del Cauca, sino en muchos lugares del país, mostrándole al mundo a través de redes, influenciadores, medios alternativos y algunos portales de investigación social lo que realmente estaba ocurriendo.
Sólo así, con la comunicación popular con transmisiones virtuales dispuesta en disímiles puntos de ciudades –como Cali, Bogotá, Ibagué Popayán, Pereira, Cartago, Tuluá, Buga, Yumbo, Jamundí–, Colombia pudo conocer que los asesinados por las balas oficiales superaron el centenar, una cifra que los historiadores del presente apenas empiezan a consolidar, que los abusos de la Policía y del Ejército ocurrieron por miles, y que elementos paramilitares dispararon contra los manifestantes, amparados por policías, como sucedió en Cali.
Solo así, con gente del pueblo, principalmente jóvenes, dotados de teléfonos y valentía, de tecnología elemental y sin más recursos, se pudo transmitir al mundo la verdad de la barbarie protagonizada por un régimen cuyo jefe, Iván Duque, se pavonea hoy impune por escenarios internacionales, mientras centenares de madres y familias luchan contra la impunidad y el olvido en el país.
Ese ejercicio comunicacional espontáneo, genuino y rebelde en las calles de Colombia estuvo respaldado por centenares de pequeños medios alternativos que hicieron su aporte igualmente importante para el quiebre de la desinformación y la estigmatización inmisericorde que a lo largo de más de tres meses de 2021 imperó en Colombia desde los pulpos mediáticos tradicionales.
De esa magnitud fue la lucha contrahegemónica desde las regiones en 2021, en el marco de la cual desde el portal Periodismo Libre de Cali, entre muchos otros, hicimos nuestro modesto aporte textual y audiovisual de denuncia y desde el cual seguimos reconstruyendo historias y documentos, en una brega absolutamente desigual en procura de que no haya impunidad. Esa lucha se materializará pronto en el libro Memorias de la Barbarie, un compendio de cien testimonios de madres y familias laceradas por la represión y revictimizadas por el aparato judicial y por las hegemonías comunicacionales, que no solo silencian sus luchas, sino que vituperan la memoria de los jóvenes asesinados y tuercen la verdad sobre los muchachos y las muchachas torturados, detenidos, desaparecidos.
Y es precisamente en esa tarea de desencriptar la verdad, como hiciera Julian Assange frente a los crímenes del imperio invasor y violador de los derechos humanos en el mundo, que desde el Valle del Cauca estamos promoviendo el Colectivo Colombiano Periodismo por la Verdad, con el que el 4 de noviembre de este año realizamos en Cali el Foro denominado Nuevo Poder, Periodismo Alternativo y Democratización de la Información, un espacio de reflexión, entre muchos que urge generar en el país.
Se trata de una conjunción de algunos medios y periodistas congregados en torno de la filosofía de la veracidad, es decir, de la búsqueda de la verdad, del ejercicio crítico del oficio y del compromiso con las causas nobles y justas de la humanidad, como lo es la de la más profunda solidaridad con Julian Assange, y como lo es también la de no silenciar la verdad, práctica de la inmensa mayoría de los medios del establecimiento oligárquico en nuestro país, “la prensa del sistema”, como la llamara la icónica revista Alternativa que en 1974 ayudara a fundar García Márquez y que en su época se convirtió en dique contra el abuso de poder y la violencia oficial en los gobiernos que siguieron al excluyente régimen del Frente Nacional.
En el foro hicimos un llamamiento al gobierno del presidente Gustavo Petro y de la vicepresidenta Francia Márquez para que defina una urgente y sólida estrategia comunicacional que contribuya, primero, a mantener informado al pueblo colombiano de manera veraz, masiva y eficaz sobre sus importantes propuestas y realizaciones y, segundo, a desarrollar una permanente pedagogía que contrarreste la manipulación y la desinformación en que están empeñados los medios de comunicación corporativos hegemónicos.
Nos encontramos hoy en un momento de rupturas en la historia colombiana, en el que las resistencias sociales de los años precedentes se transformaron en 2022 en luchas políticas por cambios estructurales en la institucionalidad y en la sociedad colombiana, y entendemos que esos cambios también deben ser comunicacionales.
Los medios de las élites reclaman a diario la libertad de prensa, pero es sabido que desde que se inventó la imprenta esa libertad de prensa es solo la voluntad del dueño de la imprenta, esto es, los grandes pulpos financieros y empresariales con sus medios de comunicación como adláteres y defensores de su sistema de privilegios, el mismo sistema que en el plano imperial invade países, viola derechos humanos en nombre de la democracia y que encarcela y amordaza a quienes, como Julian Assange, se atreven a develar esa realidad. Es la libertad de prensa solo de ellos.
Frente a esa dictadura de la manipulación y la arbitrariedad, desde las regiones colombianas emergen todos los días nuevos espacios comunicacionales, que ayer denunciaron el régimen del terror instaurado por un gobierno represivo, y que hoy no solo exigen castigo para los culpables, sino que lo documentan en la lucha contra el olvido y están dispuestos a contribuir a empujar el tren de las transformaciones sociales en marcha, en procura de que haya verdadera democracia, empezando por la democracia informativa y comunicacional.
Muchas gracias por escucharnos.
*Ponencia presentada en el foro ‘Assange, WikiLeaks y periodismo: la libertad de expresión encarcelada’, realizado en el Auditorio Alfonso López Pumarejo de la Universidad Nacional, sede de Bogotá, el martes 22 de noviembre de 2022, en solidaridad con Julian Assange.
Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/acto-de-solidaridad-con-julian-assange-en-bogota-colombia-el-periodismo-contrahegemonico-desde-las-regiones/
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