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Uruguay: Países de la región aprobaron la Agenda Digital para América Latina y el Caribe eLAC2024

En Delegados de los países presentes en la Octava Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe aprobaron hoy en Montevideo, Uruguay, la Agenda Digital para América Latina y el Caribe (eLAC2024) que establece un conjunto de prioridades de política y acciones a nivel regional para los próximos dos años.

La Conferencia fue organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), como Secretaría Técnica, en conjunto con el Gobierno de la República Oriental del Uruguay, a través de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información (Agesic).

En la Declaración de Montevideo, también resultado de la cita, los países se comprometieron a “continuar fortaleciendo las actividades de cooperación regional en materia digital en el marco de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe mediante la elaboración de un programa de actividades de cooperación para el período 2022-2024, facilitando el diálogo, el intercambio de experiencias, la gestión de conocimiento y el desarrollo de capacidades”.

La Agenda eLAC2024 reúne 31 objetivos distribuidos en cuatro ejes, y en ella la perspectiva de género es transversal.

El primero de los ejes de la Agenda está vinculado con la infraestructura, la conectividad, el desarrollo de habilidades y competencias. El segundo se relaciona con la economía digital, el emprendimiento, la innovación y la sostenibilidad, mientras que el tercero incorpora temas como la inclusión y la transformación digital del Estado. Finamente, el cuarto eje se refiere a la generación de nuevas alianzas y contempla acciones vinculadas a la integración comercial, el mercado digital regional y la cooperación.
Delegados de los países presentes en la Octava Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe aprobaron hoy en Montevideo, Uruguay, la Agenda Digital para América Latina y el Caribe (eLAC2024) que establece un conjunto de prioridades de política y acciones a nivel regional para los próximos dos años.

La Conferencia fue organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), como Secretaría Técnica, en conjunto con el Gobierno de la República Oriental del Uruguay, a través de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información (Agesic).

En la Declaración de Montevideo, también resultado de la cita, los países se comprometieron a “continuar fortaleciendo las actividades de cooperación regional en materia digital en el marco de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe mediante la elaboración de un programa de actividades de cooperación para el período 2022-2024, facilitando el diálogo, el intercambio de experiencias, la gestión de conocimiento y el desarrollo de capacidades”.

La Agenda eLAC2024 reúne 31 objetivos distribuidos en cuatro ejes, y en ella la perspectiva de género es transversal.

El primero de los ejes de la Agenda está vinculado con la infraestructura, la conectividad, el desarrollo de habilidades y competencias. El segundo se relaciona con la economía digital, el emprendimiento, la innovación y la sostenibilidad, mientras que el tercero incorpora temas como la inclusión y la transformación digital del Estado. Finamente, el cuarto eje se refiere a la generación de nuevas alianzas y contempla acciones vinculadas a la integración comercial, el mercado digital regional y la cooperación.

Las tecnologías digitales son instrumentos esenciales para impulsar la productividad y el crecimiento de los países y tienen efectos significativos en diversas áreas críticas para el desarrollo como la salud, la educación y los servicios de gobierno, reconocen los países.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye entre sus metas principales aumentar significativamente el acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones y esforzarse por proporcionar acceso universal y asequible a Internet en los países menos adelantados.

Precisamente, el primer objetivo de la Agenda eLAC024 aprobada por los países plantea “promover la disponibilidad de conectividad de banda ancha asequible y de calidad para todas las personas, con especial énfasis en las personas en condiciones de vulnerabilidad, y en las áreas desatendidas y subatendidas, las zonas remotas y de frontera y las áreas rurales y semiurbanas, teniendo en cuenta soluciones complementarias como las redes comunitarias”.

En 2022 se cumplen 17 años de la adopción del primer Plan de Acción sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe, en Río de Janeiro, en 2005. Este plan tuvo el objetivo de consolidar una visión común sobre el rol de las tecnologías digitales para promover el desarrollo. Las Conferencias Ministeriales sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe han sido propicias para renovar los acuerdos regionales en este ámbito.

En la cita en Uruguay, el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, presentó el documento Un camino digital para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe que propone diversas medidas y acciones para avanzar hacia una transformación digital inclusiva y sostenible en la región.

En la Declaración de Montevideo los países agradecieron el liderazgo del Gobierno del Ecuador en el ejercicio de la presidencia de la Mesa Directiva de la Conferencia Ministerial y la coordinación de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe durante el período 2020-2022.

Finalmente, los países agradecieron al Gobierno de Chile por su ofrecimiento para dar continuidad al proceso de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe y acoger la Novena Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe en 2024.

En la Octava Conferencia Ministerial participaron delegados de 14 países de la región, de seis agencias del Sistema de las Naciones Unidas y de 12 organismos intergubernamentales, además de representantes de instituciones financieras, bancos de desarrollo y agencias de cooperación, del sector privado, de la academia y de la sociedad civil.
Las tecnologías digitales son instrumentos esenciales para impulsar la productividad y el crecimiento de los países y tienen efectos significativos en diversas áreas críticas para el desarrollo como la salud, la educación y los servicios de gobierno, reconocen los países.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye entre sus metas principales aumentar significativamente el acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones y esforzarse por proporcionar acceso universal y asequible a Internet en los países menos adelantados.

Precisamente, el primer objetivo de la Agenda eLAC024 aprobada por los países plantea “promover la disponibilidad de conectividad de banda ancha asequible y de calidad para todas las personas, con especial énfasis en las personas en condiciones de vulnerabilidad, y en las áreas desatendidas y

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Perú: Huelga de hambre del Sutep llega a su sexto día, mientras titular del Minedu minimiza la medida de protesta

Rosendo Serna dijo que la medida del Sutep es una “huelguita” mientras docentes exigen que se cumplan promesas de campaña.

Dirigentes del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú (Sutep), se encuentran en su sexto día de huelga de hambre en protesta al incumplimiento de las promesas del Gobierno del presidente Pedro Castillo.

El secretario general del sindicato, Lucio Castro, reiteró que esperan que se les asigne el 6% del PBI para educación, tal y como lo establece la Constitución Política del Perú y que se atienda a los cesantes y jubilados.

Por otro lado, demandan un aumento de remuneración para los auxiliares de educación y el nombramiento de los docentes contratados por orden de mérito.

Cabe señalar que el ministro de Educación, Rosendo Serna, minimizó la medida indiando que sería una “huelguita” a costa de los maestros que seguirían trabajando.

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Unidad latinoamericana-caribeña, ¿cuándo, si no ahora?

Por Javier Tolcachier 

Hay ocasiones en la historia que deben ser aprovechadas. Son ventanas de oportunidad que indican que el momento de avanzar con decisión ha llegado. La indecisión en tales circunstancias es desaconsejable y hasta reprochable. Tal es el caso actual en relación a la posibilidad de producir un salto cualitativo hacia la unidad de América Latina y el Caribe.

La oportunidad

La historia da suficientes ejemplos sobre coyunturas en las que los pueblos suelen dejar atrás yugos y moldes perimidos. Estas encrucijadas ocurren cuando se evidencia el declive de las fuerzas opresoras o en tiempos en que los conflictos entre poderes dejan abierta una rendija de liberación.

En el primer caso, los problemas acumulados por las contradicciones internas debilitan a la otrora potencia invencible, mostrando sus pies de barro. En esos instantes, se afirma y extiende la certeza sobre un fin de ciclo próximo. En el segundo, crecen en paralelo otras construcciones que desafían la potestad única de la hegemonía precedente.

Así sucedió en la caída del imperio romano de Occidente, en la que diversas tribus invasoras aprovecharon la decadencia producida por divisiones intestinas, corrupción y las dificultades propias de mantener milicias y poder en territorios vastos. Emergieron entonces distintos reinos (franco, turingio, anglo, sajón, visigodo, ostrogodo, bávaro, etc.), que conformarían la base cultural de lo que luego serían los estados europeos. Sin embargo, también aparecía un nuevo imperio, que colocaría su sello de dominación sobre aquellas tierras, el de la iglesia cristiana bicéfala con sus centros en Roma y Constantinopla.

Siglos después, en el desmembramiento del imperio otomano y luego de algunas décadas de nuevo expolio por parte de Francia y Gran Bretaña, alcanzaron su independencia nacional los Estados que hoy configuran el mapa político del Medio Oriente y parte de los Balcanes. Del mismo modo, la mayor parte de los pueblos del Asia, del África y del Caribe, sometidos, explotados y esclavizados por los imperios europeos se abrieron paso a su autodeterminación en la segunda mitad del siglo XX, luego del desvencije que significó la guerra entre las potencias del Eje y las fuerzas aliadas.

El mundo pasó entonces de las 51 entidades nacionales firmantes de la Carta original de Naciones Unidas en 1945, a contar con 127 estados en 1970, hasta llegar a los 193 países soberanos (197 reconocidos) de la actualidad.

Algo similar había ocurrido en el siglo anterior en América Latina, donde la segunda y tercer década del siglo XIX signaron el período de la independencia de la corona española. La precursora Haití ya había conseguido expulsar a los franceses en 1804, República Dominicana se separaría de ésta en 1844, Panamá de Colombia en 1903 y Cuba lograría desembarazarse de España en 1902 y de la asfixiante tutela estadounidense recién a partir de la Revolución de 1959. Tutela que los Estados Unidos de América intentaron arrogarse en toda la región a través de la doctrina Monroe, para suplantar con su hegemonía la de los imperios predecesores. A casi un siglo del discurso con que el quinto presidente estadounidense la diera a conocer, aquella vana e ilegítima pretensión de dominio parece a punto de esfumarse para siempre, lo que ofrece la posibilidad de superar las artificiales divisiones impuestas por las élites republicanas en la América poscolonial.

Balance de fuerzas en la actualidad

Luego de la victoria de Lula en Brasil, el mapa político de América Latina y el Caribe puede agruparse sumariamente del siguiente modo: En Sudamérica, de los doce países independientes (sin contar la Guayana Francesa), nueve califican firmemente en la categoría integracionista (Venezuela, Bolivia, Argentina, Colombia, Chile, Guyana, Surinam, Perú y Brasil) y tan solo tres gobiernos responden todavía al orden neoliberal desintegrador alineado con el imperialismo (Ecuador, Paraguay y Uruguay).

En Centro y Norteamérica, México, junto a Honduras y Nicaragua son hoy firmes pilares de la integración, mientras que otros países, gobernados por derechas variopintas mantienen serias disputas con los Estados Unidos, en gran parte ocasionadas por diferencias de interés geopolítico en torno a las ventajas que otorga la presencia y el apoyo de China, entre otras cuestiones.

En el Caribe, junto a una indomable Cuba, las naciones emancipadas del colonialismo inglés, forman un bloque relativamente compacto de apoyo a procesos de hermandad y comunidad, más allá de sus matices políticos. Probablemente su estatus insular, las dimensiones de su territorio, población y economía, junto a un espíritu de libertad emanado de un pasado de cruel esclavitud, han convencido tempranamente a sus dirigencias que la unidad es el único camino posible de soberanía.

Este panorama propicio se acentúa al observar cómo los anteriores gobiernos adictos al vasallaje en lugares como México, Chile, Colombia o Perú han colapsado, vaciando las instancias de desarticulación. Entidades como la Alianza del Pacífico, el Grupo de Lima o el engendro ProSur han perdido a sus pivotes y hoy se alzan las voces por el definitivo reemplazo de la OEA, el “ministerio de las Colonias” subordinado a las ordenanzas de la diplomacia estadounidense.

En este último caso, el pretendido imperio está buscando maquillar la escena para impedir el ocaso final de una organización surgida al calor de la guerra fría con el objeto de dictar las reglas de alineamiento del continente con la potencia capitalista del Norte. El montaje en marcha pretende resolver la situación con la sustitución del actual secretario general Luis Almagro, por su relación amorosa con una subordinada, frivolizando y obscureciendo la complicidad de la OEA en el golpe en Bolivia de 2019, la final convalidación del doble fraude en la elección inconstitucional y viciada de Juan Orlando Hernández en Honduras y, sobre todo, el feroz y persistente ataque contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y su presidente Nicolás Maduro, por solo mencionar algunas de las fechorías de un largo prontuario reciente.

A la par del deterioro irreversible de las instancias creadas para minar las nuevas estructuras de cooperación y concertación regional nacidas de la oleada de gobiernos populares en la primera década del nuevo siglo, se elevan hoy las voces por la institucionalización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la recomposición de la UNASUR, paralizada desde Abril de 2018, por una acción concertada de seis de sus países miembros, por entonces gobernados por la derecha.

Resistencias a encarar nuevos modelos

El multilateralismo emergente en un mundo interconectado implica una decidida y valiente voluntad de colaboración y reparación, tendiente a superar, de una vez por todas, el capitalismo financiarizado y la crisis sistémica y multidimensional que ha producido.

Los estados nacionales, otrora proyectos de unidad de las diferencias en el marco de una creciente autodeterminación de los pueblos, hoy carecen de la fuerza necesaria para resistir por sí solos la continuidad de la depredación de corporaciones transnacionales. De allí que la constitución de bloques regionales con sentido de soberanía y redistribución equitativa sea imprescindible para equilibrar las asimetrías que ha generado la concentración de poder excesivo a partir de políticas neoliberales.

Pero cabe la pregunta si un mero asociacionismo interestatal será suficiente en esta nueva etapa de integración que se avecina. Toda vez que la misma esencia de la democracia liberal al interior de cada uno de los Estados es torpedeada y desarticulada por la propia acumulación del poder real, económico, mediático y sus largos tentáculos al interior de los estamentos militar y judicial, éste último agente principal de un segundo Plan Cóndor regional contra los principales liderazgos populares.

Junto a las premisas desestabilizadoras del declinante hegemón del Norte y sus aliados locales, destaca en el horizonte un nuevo vector opuesto a la integración. Es la tendencia ultraderechista, que escudada en supuestos nacionalismos y apoyada en valores conservadores, logra hoy adhesión en capas poblacionales excluidas y sometidas. De un talante similar, aunque con designios secesionistas, es la otra variante reaccionaria que usa el poder para impedir el avance de las transformaciones.

Previo a acometer posibles salidas a estas encerronas retrógradas, se hace preciso profundizar en la comprensión del fenómeno. Por un lado, en el marco de una mera administración del sistema capitalista, es evidente que solo cabe desesperanza o rebelión para millones de pobres, hambrientos y sufridos habitantes, en particular para jóvenes sin futuro en el esquema vigente. La tibieza del discurso reformista no logra convencer ante los alaridos de la jauría radical cuyo relato simplista, al igual que lo sucedido en otras épocas históricas, conecta de manera eficaz con la irritación y justa indignación popular.

Por otra parte, la derecha ha logrado naturalizar su despreciable argumentación, ha sabido amalgamarse local- e internacionalmente, ha aprovechado (y fomentado) el divisionismo en las filas que propugnan transformaciones sociales verdaderas y cuenta ya con una ola de efectos demostración – otrora poco factibles – de personeros que logran llegar a la cúspide del poder político.

Obviamente, nada de esto hubiera sido posible sin una estrategia definida desde un sector del poder real, que ha visto en esta radicalización conservadora de cariz populista, la táctica apropiada para contrarrestar (o al menos demorar) cualquier intento de cambio sistémico de carácter evolutivo.

Pero también hay factores subjetivos profundos que allanan el terreno para la incursión de las ideologías y las prácticas violentas de la derecha. De modo resumido, son dos las tendencias que operan simultáneamente creando incertidumbre y desestabilización en la conciencia colectiva. Una de estas tendencias es la velocidad de las transformaciones del paisaje externo motorizadas por los rasantes cambios tecnológicos, que modifican los entornos de producción, de organización social y de relación humana, chocando con hábitos arraigados en el paisaje de formación de amplios sectores sociales.

Y por otro lado, la fragmentación social que socava la solidaridad, el lazo cálido y fraterno, dejando a millones de personas en una soledad desgarradora, carentes de cercanía y contención.

Es en este escenario psicosocial de incertezas y sufrimiento en el que proclamas de redención regresivas, aunadas con la sensación de cobijo identitario, encarnan con facilidad en los sectores más vulnerables. Sectores que han sido desatendidos no solo por los Estados neoliberales, sino también por el culto hegemónico, que intenta ahora con una suerte de “contrarreforma” moderna, recuperar parte del arraigo perdido en los sectores populares. Sin embargo, el vacío de sentido y de futuro que experimentan los pueblos, no puede ser llenado con moldes perimidos.

La unidad de los pueblos hacia una nueva revolución

No hay revolución posible sin una masiva participación popular. Este principio se refiere no solo a la bisagra de cambio histórico que suele fecharse en los libros de manera precisa, sino a la continuidad y permanencia de la transformación en el seno del propio pueblo y su orientación de vida.

Sin embargo, “pueblo” es hoy un concepto multiforme, que si bien denomina de manera inequívoca a las mayorías, también engloba una amplia categoría de segmentos socioeconómicos, culturales, de género, generacionales, entre otros. Diversidades que deben encontrar un nuevo denominador común para amalgamarse creativamente en este nuevo tiempo, en el que pertenencias anteriores no ofrecen asidero sólido.

La convergencia de esta diversidad ha surgido como una necesidad táctica fundamental para conquistar la preeminencia política en distintos lugares y asoma en el horizonte como una dirección certera para construir un futuro incluyente desde la base social.

Una democracia real, participativa, una pluriculturalidad de múltiples y variados colores y creencias, el fin de las violencias, la reparación de injusticias y la búsqueda de un nuevo paradigma económico equitativo socialmente y proporcionado en términos medioambientales, constituyen sin duda parte del programa que potenciará las posibilidades de desarrollo humano en América Latina y el Caribe.

Un programa revolucionario que podrá ser realizado desde el reconocimiento de la común humanidad más allá de las diferencias, trascendiendo ficticias fronteras hacia una unidad latinoamericana y caribeña de carácter humanista con la participación directa de sus mayorías.

(*) Javier Tolcachier es investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas y comunicador en agencia internacional de noticias con enfoque de paz y no violencia Pressenza.

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Argentina: Qué es la Educación Emocional y por qué buscan impulsarla en las aulas santafesinas

educacion emocionalJuan Ignacio Maggioni y Analía Romero explicaron en qué consisten los proyectos de ley redactados por el psicólogo sanjuanino Lucas Malaisi. Foto: Luis Cetraro


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Colombia: Educación sexual en colegios nuevo intento, las mismas protestas

Un nuevo intento por supuestamente fortalecer la educación sexual en los colegios y las universidades podría naufragar otra vez en el Congreso. Hasta en la coalición de gobierno hay rechazo a la iniciativa. ¿Por qué?

El proyecto de Ley 229 de 2021 hace trámite nuevamente en el Congreso y busca establecer que la educación sexual esté presente en todos los grados escolares hasta llegar a la universidad. La iniciativa no es nueva pero sí lo es el intento que hará el Pacto Histórico para sacarlo adelante aprovechando la nueva conformación del Legislativo.

Sin embargo, en su primer debate en la plenaria de la Cámara de Representantes, la controversia fue tal que incluso resquebrajó la coalición de gobierno, poniendo en riesgo la aprobación del proyecto.

¿Qué propone el proyecto de educación sexual?

La iniciativa busca que la cátedra de educación sexual sea obligatoria para todos los grados escolares en los colegios del país. Esta deberá abordar temas relacionados con los derechos sexuales y reproductivos, la prevención de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, y la toma de decisiones saludables. Además, tendrá un enfoque diverso y de género.

Esta cátedra estaría apoyada por unas cartillas que serían distribuidas a estudiantes y profesores en donde podrán encontrar contenidos pedagógicos relacionados con la educación sexual.

También se propone actualizar los manuales de convivencia de los centros educativos para incluir el enfoque de género, enfoque diferencial por orientación sexual e identidad de género y enfoque restaurativo.

La representante Luz María Múnera, quien está apoyando la iniciativa, señaló en su intervención en la plenaria de esa corporación, que “853.600 adolescentes entre 15 y 19 años se convirtieron en madres entre 2015 y 2021. Así mismo, 36.743 niñas entre 10 y 14 años quedaron embarazadas”, lo que manifiesta una necesidad urgente por fortalecer la educación sexual en el entorno escolar en Colombia.

Gritos en el cielo una vez más

Aunque el proyecto fue retomado por los congresistas Susana Boreal, Alejandro García y Dorina Hernández, todos del Pacto Histórico, ha generado una división con otros partidos de la coalición de gobierno, más exactamente el Partido Liberal y el Partido Conservador.

Los legisladores de estas fuerzas políticas se sumaron a otras colectividades que se oponen al proyecto pertenecientes al Centro Democrático, Colombia Justa Libres y Mira.

Desde esa orilla se ha argumentado que la «ideología de género» y los discursos de libertad sexual son inconvenientes para los niños y que la educación sexual debe estar a cargo exclusivamente de los padres de familia.

Una de las voces más llamativas en pronunciarse en contra es la del expresidente Álvaro Uribe Vélez quien expresó que «anticipar por razones ideológicas la sexualidad de los niños es promover la violación y destruir la esencia de la niñez».

Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal también se ha dedicado a publicar mensajes en contra del proyecto resaltando los puntos más polémicos, según su opinión.

Uno de ellos es el que dice busca: “el reconocimiento y la eliminación de estereotipos, roles y normas que condicionan el desarrollo de niños, niñas y adolescentes”. Para Cabal, este objetivo del proyecto de ley se orienta a «dirigir la identidad sexual de los niños de todas las edades».

El trámite del proyecto sigue aplazado mientras que la bancada de gobierno busca cerrar las grietas que ponen en riesgo su futuro. 

https://cambiocolombia.com/articulo/pais/educacion-sexual-en-colegios-nuevo-intento-las-mismas-protestas

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Bolivia – Educación difunde la lista de unidades educativas de alta demanda: son 588 a nivel nacional

Educación difunde la lista de unidades educativas de alta demanda: son 588 a nivel nacional

Santa Cruz es el departamento con mayor cantidad de establecimientos de gran demanda, le sigue Cochabamba, La Paz, Potosí, Tarija, Beni, Chuquisaca, Oruro y Pando.

La Paz, 17 de noviembre (Unicom – Minedu).- El Ministerio de Educación difunde, a través de sus redes sociales, la lista de unidades educativas de alta demanda de Educación Inicial y del primer año de escolaridad de Educación Primaria y Educación Secundaria, para la gestión educativa 2023. Un total de 588 establecimientos son parte de este inventario, a nivel nacional.

Santa Cruz es el departamento con mayor cantidad de establecimientos en esta lista, con 184; le sigue Cochabamba con 125; luego La Paz con 82; Potosí con 68; Tarija con 38; Beni con 37; Chuquisaca con 23; Oruro con 18; y Pando con 13.

Los padres y madres de familia y/o tutores que deseen que sus hijos e hijas estén en alguno de estos centros educativos deben descargar y llenar el formulario de preinscripción, que se encuentra disponible en la plataforma virtual del Ministerio de Educación, en el siguiente enlace: https://ue-alta-demanda.minedu.gob.bo/.

La actividad es realizada en cumplimiento del Artículo 9 de la Resolución Ministerial 001/2022, “con el fin de brindar, a los padres y madres de familia, las condiciones adecuadas para el proceso de inscripción de sus hijos e hijas a unidades educativas de alta demanda”, indica el instructivo 124/2022.

De acuerdo con el cronograma oficial, este proceso se llevará a cabo hasta el viernes 02 de diciembre, fecha hasta la que los progenitores y/o tutores podrán hacer llegar el formulario de preinscripción de manera física hasta el establecimiento educativo de su interés. El sorteo de los cupos se realizará entre el 6 y 7 de diciembre.

Conozca la lista de los colegios de alta demanda, en el siguiente link:

https://cutt.ly/AMPu8uj

Fuente de la Información: https://www.minedu.gob.bo/index.php?option=com_content&view=article&id=6279:educacion-difunde-la-lista-de-unidades-educativas-de-alta-demanda-son-588-a-nivel-nacional&catid=182:noticias&Itemid=854

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Argentina: Hebe, la voz y la injuria

Hebe, la voz y la injuria

Ricardo Forster

La voz de Hebe se levantó cuando la mayoría callaba. La inflexión intempestiva de su palabra, nacida del dolor, reivindicó la dignidad en un país atravesado por la mayor de las indignidades y por las diferentes formas de la complicidad. Hebe fue un grito que rompió el muro del silencio. Fue una voz destemplada e injuriosa como sólo sabe amasarla el habla popular que no buscó eufemismos para golpear en el corazón de la injusticia y del terror pero que tampoco se calló cuando, ya en democracia, muchos exigían cerrar los expedientes de la Dictadura. Hebe ha sido y seguirá siendo por siempre, junto a otras voces de otras madres y abuelas, la conciencia de los silenciados, la palabra de los asesinados, la irreverencia de los que no se sometieron al poder ni aceptaron la irreversibilidad de la historia que se ofrecía como una política del olvido y la reconciliación.

Hebe, como las otras madres y las abuelas, y eso más allá de sus discrepancias que han sido duras a lo largo de los años, constituye lo mejor de nosotros mismos, el gesto de la rebeldía en aquellos momentos en los que pocos se atrevían a desafiar a los perros de la noche. Hebe, en su lenguaje directo y muchas veces cargado del barro del habla popular, allí donde el insulto reemplaza a la venganza, pero reafirma la condición juzgadora que no acepta las componendas ni las políticas del olvido, ha dirigido sus dardos contra la impunidad y no ha dejado nunca de señalar a los responsables y a los cómplices del terrorismo de Estado. Ella ha sido y sigue siendo una voz que acusa a los profetas de la memoria corta, a los adalides de reconciliaciones fundadas en el borramiento de las responsabilidades.

Contra esa voz se ha organizado -no podemos olvidarlo ni dejar de decirlo en la hora de su despedida- una campaña brutal y despiadada que ocupó las tapas de los principales diarios. Ellos, los medios concentrados, esperaron pacientemente su turno como las hienas que no han hecho ningún esfuerzo y que sólo se preparan para lanzarse contra la víctima inerme. Pero se equivocaron. No conocían a Hebe ni la significación de su nombre y de su voz en el interior de la vida argentina. Nunca comprendieron (al igual que la derecha siempre cómplice de lo peor) quiénes fueron esas madres “enloquecidas” que giraron alrededor de la Pirámide de Mayo exigiendo la aparición con vida de sus hijos e hijas. Nunca creyeron que ese puñado de mujeres indefensas, débiles en apariencia, hubieran podido desafiar al poder más horroroso y homicida que se desplegó, durante años, en nuestra tierra, mientras los actuales adalides de la libertad de prensa y la mayoría abrumadora de los jueces se apresuraban a festejar y sostener a la Dictadura.

Y ellas, sus voces, entre las que estaba desafiante y potente la de Hebe, estuvieron allí para salvar al país de su peor miseria: la del silencio absoluto, la de la complicidad abrumadora. Ellas nos recordaron que existían los resistentes y que entre los pliegues de un territorio abrumado por la represión emergían los rostros de quienes se cubrían con unos pañuelos blancos en los que habían escrito, con letra temblorosa y dolida, los nombres de sus hijos desaparecidos. Ellas han sido el agua pura en medio de la ciénaga contaminada. Ellas hablaron cuando los grandes medios de comunicación –los mismos que se lanzaron contra Hebe y contra lo mejor de una historia que fue impiadosa con ella y con sus hijos- se callaron. Cuando, peor todavía, eligieron ser cómplices de la mentira y del horror. Y la voz de Hebe, con su intemperancia, con su radicalidad que parecía excesiva, con sus inflexiones atravesadas por lo inclaudicable de una lucha sin reclamos de violencia ni de venganza por mano propia, estuvo siempre ahí para injuriar cuando la injuria se convirtió en la única garantía de una memoria amenazada por los cantos de sirena de aquellos que proclamaban que ya era llegado el tiempo de mirar hacia adelante sin rencores ni reproches. Dura, exagerada, inclemente, extrema, caprichosa, injuriosa como sólo sabe injuriar quien fue brutalmente dañada, todo eso ha sido la voz de Hebe. Pero también ha sido una voz de la memoria, de la recuperación de valores que fueron pisoteados por el odio de los poderosos, de una militancia infatigable que buscó reconstruir los puentes con los jóvenes y con los humildes en nombre de las voces desaparecidas de sus hijos que volvieron a encontrarse con la historia y con las nuevas generaciones a través de la voz de las madres. Una voz que, nacida de una historia quebrada y dolorosa, también supo y sabe de equivocaciones que no podían ser ajenas a la extraordinaria dureza de una travesía sin mapas previos ni certezas probadas, pero que siempre actúo desde la profundidad de una convicción inclaudicable cuando la mayoría miraba hacia otro lado: la convicción de luchar contra viento y marea por la verdad, la justicia y la igualdad en una tierra arrasada.

Una voz, entramada con otras voces inaudibles para una parte de los argentinos y argentinas, que se alzó contra la violencia que se cebó en miles de cuerpos de hombres y mujeres que fueron arrasados por una represión alucinada por mentes febriles para hacer del país una tierra para pocos en la que no quedaría ni siquiera el recuerdo de sus rebeldías y de sus resistencias. Los esbirros del 76 creyeron que su política de arrasamiento y de terror terminaría por minar hasta el nombre de aquellos que lucharon por la igualdad y la justicia. No imaginaron, ni siquiera en sus delirios pesadillescos amparados por la noche del horror, que un puñado de madres enloquecería su estrategia de sometimiento y de olvido. Nunca creyeron que serían desafiados por quienes sólo tenían su dolor y su amor como armas para confrontarlos. Las creyeron “locas”, alucinadas caminantes de rondas fantasmagóricas a las que muy pocos argentinos siquiera les prestaron atención mientras el país se preparaba para el Mundial de futbol y para el jolgorio de la plata dulce. Creyeron que nadie se atrevería a rebelarse contra la impunidad de un poder desenfrenado en su capacidad destructiva. Se equivocaron. Ellas insistieron incluso después de que las garras homicidas desgarraron los cuerpos de algunas de las primeras madres que se atrevieron, más allá de toda valentía, a gritar su dolor y a exigir por la vida de sus hijos e hijas.

Una voz de la dignidad que reclamó para sí el derecho irrenunciable a injuriar a quienes habían cometido el peor de los crímenes y a aquellos que, disimulando sus complicidades, quisieron, una vez acabada la noche de la dictadura, bañarse en las “aguas puras” de una inocencia agusanada. Hebe recordó, nos recordó, que las voces de los insepultos seguían allí, entre nosotros, clamando por una justicia que se les negaba mientras el mismo gobierno democrático que en un principio había juzgado a los principales responsables después retrocedió impulsando las leyes de la impunidad que confluirían con los vergonzosos indultos del menemismo. Hebe, con sus palabras roncas, duras, extremas, injuriosas, inclementes y atravesadas por los ecos de Antígona, nunca se calló, siempre estuvo ahí exigiendo una justicia que parecía imposible. Supo de desencuentros con las otras madres pero también supo de un empecinamiento que golpeaba duro contra las formas encubiertas de la complicidad sabiendo, como lo sabía alguien que se forjó a sí misma desde el dolor y la fuerza intempestiva que nació de la ausencia de sus hijos, que muchos de los que actualmente se ofrecen como defensores de los derechos humanos y de la transparencia republicana fueron cómplices de los perros de la noche, sacerdotes mediáticos del culto a la muerte que dominó los años de la dictadura.

Su odio, el de los cómplices, esperó con paciencia el momento para descargarse contra esa voz profética que incomodó desde siempre no sólo al poder sino, también, a una sociedad que prefería el olvido y la desresponsabilización. Hebe siempre les recordó sus bajezas y sus negociados. Nunca dejó de gritarles la impudicia del encubrimiento ni la cobardía de tantos “buenos vecinos y vecinas” que siguieron viviendo sus vidas mientras el país era un infierno y que luego declararían su absoluto desconocimiento ante el horror que se desarrollaba delante de sus ojos. Hebe alteró siempre la buena conciencia de miles de argentinos empapados de inocencia. Y eso, Hebe lo sabe, no se perdona. Ni ayer ni hoy.

Por todo eso fue también su voz la voz de un sueño; la búsqueda de alguna forma de reparación y no sólo el testimonio de un dolor inconmensurable y sin redención. Ella soñó junto a otras madres con un proyecto que les permitiese construir vida y dignidad donde había desolación y miseria. Creyó que sus pañuelos podían encontrar otros sentidos y otras prácticas. Su decisión, y el arrojo para llevarla adelante, fueron acertados, algo que sólo podía salir de una fuerza nacida de lo más profundo de cuerpos débiles y ajados por las terribles pruebas de la vida. Hebe, su voz, se volvió a levantar para construir dignidad. Y esa decisión no queda entredicha ni es cuestionada por la acción envilecida y traidora de quien o quienes recibieron, cuando nunca lo hubieran imaginado, el amor de Hebe.

La prensa canalla siempre cebada mientras algunos jueces escupen sobre la memoria y la derecha habla impunemente de “curro”. Se prepara, con su eterna mezquindad y sus escribas a sueldo, para tomar por asalto la causa de los derechos humanos. Sus mandíbulas están abiertas y despiden el aliento fétido de la revancha, esa que persiguen desde el día del retorno de la democracia. Pero se equivocan una vez más. Hebe, ahora, somos todos los que seguimos soñando con una sociedad más justa. Si existe una causa sagrada e inviolable en un país que supo conocer todas las formas de la injusticia, esa causa ha sido y sigue siendo la de las Madres de Plaza de Mayo (sea la de la Asociación o la de Línea Fundadora que, a los ojos de la historia, son iguales en dignidad y en coraje). Por eso, hoy, ahora y siempre… todos somos Hebe.

Fuente de la Información: https://www.pagina12.com.ar/499511-hebe-la-voz-y-la-injuria

 

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