Page 1418 of 3041
1 1.416 1.417 1.418 1.419 1.420 3.041

La contrarreforma laboral en educación se llama Plan Maestro

Por: Federico Puy, Marilina Arias/La izquierda Diario

Vienen por la jubilación docente y nuestras condiciones de trabajo. La Lista Marrón llama a realizar una gran campaña en todas las escuelas y exige al sindicato UTE que llame a una asamblea de toda la docencia para discutir cómo enfrentarla.

Un hecho importante. En la escuela Técnica Nro. 27 del barrio de Montecastro, quieren sancionar a una estudiante secundaria de la Juventud del PTS por oponerse a la reforma secundaria que destruye el 5to año con «pasantías» gratuitas. El punto de las «prácticas profesionalizantes» que no es más que la mano de obra gratuita de los jóvenes, dentro de la negociación que lleva a cabo a espaldas de los trabajadores la CGT, es un punto de prenda para aprobar el borrador. Los jóvenes secundarios se opusieron con fuerza, tomando las escuelas y movilizando, negándose a ser mano de obra gratuita de las grandes empresas. Con esta sanción el gobierno busca perseguir y escarmentar a quienes se oponen a su plan. Pero los estudiantes la están peleando.

Antes de las elecciones Macri anunció que no habría una “reforma laboral” por ley y al estilo de Brasil, sino que se vería gremio por gremio. Pero con el resultado electoral favorable lanzó un proyecto que es un manual de ataque a las conquistas obreras. Conquistas que nos costaron años y décadas de luchas, con sus secuelas de persecuciones, cárcel y hasta de mártires obreros. Aunque en los 90 las patronales habían avanzado sobre algunas de ellas, y esa precarización continuó durante todo el kirchnerismo, ahora nos quieren dar un golpe mucho mayor. Macri y los empresarios quieren una contrarreforma contra nuestros derechos y conquistas.

La reforma laboral en educación es el Plan Maestro que contiene a la reforma de la secundaria “Del Futuro” y esto se discute en las escuelas. De aprobarse la reforma laboral será un anunció muy importante para luego ir por nuestras condiciones de trabajo, ligadas al estatuto del docente. Los anuncios contra las jubilaciones de “privilegio” son parte de esto.

El Gobierno pretende ir por conquistas de nuestro estatuto relacionadas con las licencias atacándolas con un “Ítem aula” como en Mendoza, pero en todo el país. Una idea de productividad en las aulas, muy alejada de los procesos reales de enseñanza y aprendizaje. El operativo aprender y enseñar, son el mecanismo para fundamentar este plan ya que a partir de los datos del año pasado, lanzaron el proyecto. Todo esto, sumado a que el gobierno ya quiere discutir un módico 10% para las paritarias, se convierte en una declaración de principios.

El plan de Macri es intentar aumentar la edad jubilatoria a los 67 años en el caso de los varones y a los 63 las mujeres y terminar con las “jubilaciones de privilegio” entre las que escandalosamente encasilla a los docentes. El acuerdo con los gobernadores a cambio de ajustes fiscales, como ya se vivió en Tierra del Fuego y Santa Cruz atacando las jubilaciones.

Los docentes que nos agrupamos en la Lista Marrón, que somos clasistas, creemos que es necesario organizarnos en las escuelas con nuestros compañeros, estudiantes y familias y hacer un llamado a la UTE y a todos los que se oponen a la reforma, para salir a enfrentarla de forma urgente mediante una gran movilización unitaria, bajo el planteo de que salir a las calles cuando la reforma ya esté por aprobarse no va a permitir frenarla. Para esto es necesario que se explique muy bien cuáles son los alcances que quieren implementar y cómo influye en nuestras vidas.

Todos los docentes hemos recibido por los grupos de WhatsApp en las escuelas, las intervenciones del Secretario General de UTE Eduardo López y de Sonia Alesso, la secretaria General de Ctera, explicando el problema que el gobierno llama “jubilaciones de privilegio”, en las cuales se encontraría la nuestra. También recibimos una denuncia del propio López al senador Pichetto, quien ingreso al senado por las listas de Cristina Fernandez de Kirchner, sobre este mismo problema. Nuestra pregunta es ¿qué van hacer al respecto? Aún solo dijeron “estado de alerta y movilización”.

Desde la Lista Marrón, con decenas de delegados y congresales en UTE-Ctera que son parte de una oposición combativa de izquierda, y que como parte de la Multicolor, somos miembros de la Directiva de Ademys, nos propusimos impulsar una campaña en las escuelas, a través de consultas, mandatos, asambleas o las propuestas que surjan desde cada una, y plantear que la conducción celeste de UTE se ponga a la cabeza de organizar esta pelea contra la reforma.

Es necesario que sea convocado un plenario de delegados con mandato de las propuestas que discutamos en cada colegio, abierto a toda la docencia y que podamos impulsar una movilización con una convocatoria amplia y unitaria que permita poner en las calles la fuerza de los docentes.

En esta perspectiva, para debatir los pasos a dar junto a trabajadores de otros gremios, también debatimos la necesidad de participar este próximo Jueves en el Bauen ante el llamado que hicieron los trabajadores de Pepsico.

Con este desafío y con el gran apoyo que hemos conquistado los trabajadores para enfrentar todos estos ataques y defender la educación pública, que son las 40 bancas del Frente de Izquierda en todo el país y el ingreso de Myriam Bregman a la Legislatura porteña junto a Patricio Del Corro, llamamos a construir una fuerte corriente político-sindical en el gremio docente a nivel nacional con la perspectiva de dar una salida para el conjunto de los trabajadores a los ataques del gobierno y los empresarios y frente a la tregua de la burocracia sindical traidora. Sumate a dar esta pelea junto a la Marrón- 9 de Abril.

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-contrarreforma-laboral-en-educacion-se-llama-Plan-Maestro

Comparte este contenido:

Ministerio de Educación de Ecuador inauguró el tercer espacio TiNi en Quito

América del sur/Ecuador/18 Noviembre 2017/Fuente: andes.info

TiNi es una espacio de tierra en el que se enseña a los niños y jóvenes a cultivar alimentos con la intención de que tengan un mayor contacto con la naturaleza.

“Tierra de niñas, niños y jóvenes para el Buen Vivir (TiNi)” es el proyecto implementado por el Ministerio de Educación del Ecuador (MinEuc) para generar conciencia ambiental en la comunidad educativa. Consiste en la entrega simbólica de un espacio de terreno para promover y fortalecer la conciencia del cuidado de la naturaleza, sumado al aprendizaje de las materias tradicionales.

Estudiantes, docentes, padres de familia y autoridades del MinEduc, inauguraron el tercer espacio de este programa en la Unidad Educativa Comunitaria Intercultural Bilingüe Mushuk Yachay, ubicado en el sector de Santa María (noroccidente de la capital), que se suma a los existentes en Guayaquil y Cuenca.

El ministro de Educación, Fander Falconí, dijo que al ser el Ecuador un país diverso, pluricultural y plurinacional, todos los estudiantes, niños, niñas, adolescentes, la comunidad y la sociedad en general deben convertirse en guardianes de la Pachamama.

“Tengo la seguridad que ustedes multiplicarán la enorme responsabilidad a sus padres y familiares, para que juntos hagamos de esta buena práctica el cuidado de la Tierra de Todos”, dijo.

Falconí dirigió el acto de juramento para cuidar la tierra y brindarle agua para que en forma recíproca, la tierra nos devuelva sus bondades. Acto seguido, estudiantes y autoridades se dirigieron a un terreno en la parte posterior de la Unidad Educativa donde sembraron plantas como muestra de contribución y cuidado de la naturaleza.

Mónica Reinoso, subsecretaria de Innovación Educativa y el Buen Vivir, explicó que el aprendizaje integra a este proyecto ambiental con materias curriculares como: Lenguaje y literatura, Matemáticas, Estudios Sociales, Ciencias Naturales, Educación Cultural y Artística, Educación Física, Inglés y también de proyectos escolares.

Por su parte, el subsecretario de Educación Intercultural Bilingüe, Pedro Cango, expresó que el proyecto TiNi “es una manera adecuada para fomentar valores de la vida comunitaria y crear conciencia y sensibilidad que inculquen conocimientos como el reciclaje, el cuidado del agua y la importancia vital de los árboles y la naturaleza toda”.

Fuente: http://andes.info.ec/es/noticias/sociedad/1/ministerio-de-educacion-de-ecuador-inauguro-el-tercer-espacio-tini-en-quito

Comparte este contenido:

OIT propone medidas para reforzar lucha contra trabajo infantil

OIT/18 Noviembre 2017/Fuente: Prensa Latina
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) propuso medidas para reforzar la lucha contra el trabajo infantil y poner fin a un mal del que hoy son víctimas millones de menores en el orbe.

Mejorar la protección legal, la gobernanza del mercado laboral, la protección social y el acceso a una educación de calidad, son algunas de las propuestas contenidas en un informe de la OIT y divulgadas en ocasión de la IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil que sesiona hasta mañana en Argentina.

La Organización también considera esencial el diálogo social entre los gobiernos, los interlocutores sociales y otras partes interesadas.

Las políticas del mercado laboral bien concebidas, orientadas hacia los sectores donde persiste la mayor parte del trabajo infantil – en la economía rural y en la economía informal – puede contribuir a contener su demanda, apuntó.

Según la OIT, son necesarias políticas que ayuden a mitigar la vulnerabilidad económica de los hogares. Acelerar el progreso hacia una protección social universal es esencial, ya que la protección social ayuda a prevenir que los hogares pobres tengan que recurrir al trabajo infantil como un mecanismo de supervivencia, añadió.

Las estimaciones mundiales publicadas en septiembre pasado indican que hay 152 millones de niños de entre 5 y 17 años -casi uno de cada 10- ocupados en trabajo infantil, a escala del orbe.

Ese flagelo disminuyó a partir del 2000, pero el ritmo de esta reducción desaceleró entre 2012 y 2016. Según las tendencias actuales, 121 millones de niños seguirán siendo víctimas del trabajo infantil en 2025.

Al adoptar en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la comunidad internacional se comprometió a eliminar todas las formas de trabajo infantil de aquí a 2025.

El informe propuso tomar medidas inmediatas para ‘transformar este compromiso renovado en acción acelerada y relegar el trabajo infantil a la papelera de la historia, de una vez por todas’.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=131766&SEO=oit-propone-medidas-para-reforzar-lucha-contra-trabajo-infantil
Comparte este contenido:

Argentina: La educación en Buenos Aires, como Finlandia o Suiza

América del sur/Argentina/18 Noviembre 2017/Fuente: Aimdigital

La Ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), Soledad Acuña, informó esta semana a la Legislatura Porteña la partida que le corresponderá al área educativa en el Presupuesto 2018. “La funcionaria quiere hacernos creer que estamos en Finlandia o Suiza; pero todos los diputados de la oposición (de diferentes bloques) le ponen en evidencia reducciones”, advirtió a AIM el consejero por la Legislatura en el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (CDNNyA), José Machain.

Esta semana en la Legislatura Porteña, la ministra Acuña presentó el presupuesto en el área de Educación para el año próximo. Respecto a la previsión de gestión, Machain sentenció a AIM que la funcionaria “quiere hacernos creer que estamos en Finlandia o Suiza; pero todos los diputados de la oposición (de diferentes bloques) le ponen en evidencia reducciones en todas las áreas de su Ministerio.

En ese sentido, el dirigente especificó que en 2018, Educación tiene el porcentale más bajo desde el 2007, y añadió que: “Acuña afirma descaradamente que desde el 2011, crearon 15.000 nuevas vacantes (que nadie pudo advertir aún) para el Nivel Inicial”.

“Si fuera así, la información que reconoció a la Justicia en julio de 2017 acerca de la falta de más de 10.000 vacantes en Jardines, da una faltante originaria de más de 25.000  lugares, cuando sólo pretendían reconocer 4.000”, subrayó.

Qué dijo Acuña

La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, defendió la partida de su cartera dentro del Presupuesto 2018. De los $222.382.000.000 para todas las áreas de la administración capitalina, Educación recibirá cerca de $40.000.000.000, lo que implica una inversión de uno de cada $5,5 del total.

De estos $40.000.000.000, $25.000.000.000 serán para salarios, según informó Acuña. El resto se usará para infraestructura y mantenimiento, que incluye la construcción de 10 nuevas escuelas; al Plan Integral de Educación Digital; a dar cumplimiento con el Boleto Estudiantil y hacer frente a las raciones alimenticias, entre otros puntos. Añadió que desde 2008 esta cartera construyó 64 nuevos edificios escolares, “41 de los cuales se encuentran en la zona sur de la Ciudad”.

Acuña defendió la implementación de la Secundaria del Futuro, cuya prueba piloto se implementará el año que viene. La clasificó como “un proceso necesario que no puede esperar”. Sobre las prácticas pedagógicas destacó la necesidad de “cambiar las prácticas docentes, la forma en que acercan los conocimientos a los chicos”. Y resaltó que hay que tener en cuenta “el impacto de las tecnologías”.

La ministra informó que “se incrementó en un 1267% el salario de un maestro de grado de jornada simple en los últimos 10 años”: “Garantizamos el poder adquisitivo del salario docente”, aunque advirtió que “faltan maestros en la Ciudad de Buenos Aires”.

La titular de la cartera educativa subrayó el crecimiento de la jornada extendida alcanzado en 100 escuelas, donde los alumnos tienen nueve horas semanales más de clases. “Se apunta a extender la jornada simple de las escuelas primarias y secundarias estatales para fortalecer los trayectos educativos de los alumnos de sexto y séptimo grado de primaria y primer y segundo año de secundaria. Allí, los alumnos participan de actividades en clubes, centros comunitarios, centros culturales y bibliotecas, y refuerzan los contenidos que aprenden en la escuela”, afirmó.

Entre los ítems más polémicos, la ministra promovió la reforma Educativa que causó la toma de decenas de escuelas, dijo que el proceso fue “participativo”, aseguró que no se “no cambiarán normativas” de enseñanza y afirmó que “19 escuelas” empiezan esa modalidad atada a las pasantías. No obstante, según aclaró la legisladora Lorena Pokoik del FPV, en el desagregado del presupuesto, en lo referido a la Educación Media, “no hay una sola mención a la escuela Secundaria del Futuro”.

“Nos preocupa mucho que esta reforma educativa comience su implementación en el próximo ciclo lectivo porque no se ha cumplido con el artículo 24 de la Constitución de la Ciudad. No es una propuesta que haya surgido producto de los consensos y de la democracia. Hoy sí queda un poco más claro a dónde va esta reforma educativa. Va de la mano de otra reforma necesaria: a la laboral, que el Gobierno nacional ha planteado”, dijo Pokoik durante la presentación.

Además, desde diferentes gremios ya advertiron que pedirán informes por los recortes en programas como Educación Digital. En el mismo sentido cae el gasto por beca estudiantil y el presupuesto para viandas es menor que la inflación.

Fuente: http://www.aimdigital.com.ar/2017/11/10/la-educacion-en-buenos-aires-como-finlandia-o-suiza/

Comparte este contenido:

Presentarán ante Fiscalía de Ecuador denuncias por abusos en escuelas

América del sur/Ecuador/18 Noviembre 2017/Fuente: Prensa Latina
El presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano, y la Comisión Ocasional Aampetra, que investiga denuncias de abusos sexuales en escuelas, denunciarán en Fiscalía a directores distritales, zonales y rectores de centros donde se reportaron esos delitos.
Las acciones se tomarán en virtud de que en muchos casos no se presentaron acciones penales, a pesar de conocer esa clase de hechos, ocurridos en sus respectivos planteles, aclaró en su página el legislativo.

Según resolvió el Consejo de Administración Legislativa (CAL), a tal efecto, será necesario que el Ministerio de Educación remita la información requerida para identificar a los posibles autores, cómplices o corresponsables de los actos de abuso sexual.

Hasta el momento se presentaron 31 expedientes de situaciones registradas en unidades educativas, con delitos sexuales que van desde uno a 100 casos y suman un total de 900.

Las autoridades nacionales han condenado en numerosas ocasiones los hechos, cuyas pesquisas comenzaron a raíz de un caso denunciado en una institución escolar en Guayaquil.

En su segmento televisivo semanal El gobierno informa, el presidente de la República, Lenín Moreno, recordó que la semana pasada, convocó a todas las funciones del estado, para erradicar la violencia sexual es espacios docentes.

‘Agradezco la presencia y disposición para dar la prioridad que este tema merece, a la Asamblea Nacional, al Consejo de la Judicatura, a la Defensoría del Pueblo, Fiscalía y a todos los ministerios del ejecutivo’, afirmó el mandatario.

En ese sentido, recalcó que el acuerdo fue atender el tema con urgencia y de manera integral, para investigar y sancionar todos los delitos de abuso sexual cometidos en escuelas.

Al respecto, aclaró que se desarrollarán mecanismos, mediante los cuales todos los estudiantes cuenten con todo tipo de seguridad y estén a salvo de esos ataques.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=131438&SEO=presentaran-ante-fiscalia-de-ecuador-denuncias-por-abusos-en-escuelas
Comparte este contenido:

Autogestión y cooperativismo, los pilares del Bachillerato Popular en Argentina

Por: Meritxell Freixas Martorell

Casi un centenar de experiencias de educación secundaria popular tienen lugar en el país latinoamericano, muchas de ellas en fábricas recuperadas por los propios trabajadores. Los docentes-activistas han logrado el reconocimiento Estatal y convertirse, así, en actores protagonistas de una transformadora forma de educar.

Carola Rubén tiene 18 años, vive en Buenos Aires y es una de los 200 estudiantes del Bachillerato Popular de Jóvenes y Adultos que se imparte en la primera fábrica recuperada de la capital argentina, IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina).

La joven, que había estudiado toda su vida en un colegio tradicional, decidió hace un año pasarse a la educación popular: “Estaba incómoda en mi colegio, no me gustaba el trato de los profesores ni las formas de enseñar”, explica.

Aconsejada por su madre, acudió al IMPA. Recuerda muy bien el día que su actual profesor de literatura española la acompañó en el proceso de inscripción: “Me senté, Fernando me sacó un mate y me explicó cómo era allí la educación popular”. Y la convenció.

Fernando Santana fue uno de los impulsores del proyecto educativo. La iniciativa arrancó en 2004 gracias a la articulación entre el IMPA, vinculado al Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), y la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIPH), una organización social, política y educativa, que concibe la educación como una herramienta de transformación social. El CEIPH coordina seis de los 93 bachilleratos populares que, según el último censo (2015), existen en el país, algunos de ellos levantados en fábricas recuperadas.

El Bachillerato Popular del IMPA toma como referentes la educación popular latinoamericana y las doctrinas del pedagogo Paulo Freire: “Apunta a la formación de sujetos políticos y conscientes desde la promoción de valores como el cooperativismo, la lucha y solidaridad de clase, y la recuperación y apropiación de la historia de la clase trabajadora”, relata Santana.

Para él, una de las prioridades del proyecto es el trabajo autogestionado, retomando experiencias como las de organizaciones sindicales ligadas al anarquismo y al socialismo, vigentes en Argentina desde la década de 1920, las del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) en Brasil, o las escuelas de los zapatistas en Chiapas.

Otras asignaturas

Cooperativismo es la materia central del Bachillerato del IMPA y se enseña durante los tres años que duran los estudios. Además, se refuerza “recuperando el principio de autogestión y también haciendo que la historia de la fábrica sea objeto de estudio, con visitas guiadas o clases dictadas por trabajadores, por ejemplo”, detalla Fernando Santana.

Otras materias que proponen desde el IMPA y que salen del currículum escolar tradicional son Pensamiento Latinoamericano, Desarrollo de Comunidades o Metodología de Investigación. Sin embargo, el profesor asegura que “la diferencia a veces no está tanto en el nombre de la materia como en el enfoque, el método de trabajo y la opción política que cada uno toma al momento de pensarla”.

Con una veintena de alumnos por clase y dos profesores a su disposición, el proyecto prioriza el trabajo en el aula y el seguimiento cotidiano de los trabajos individuales y colectivos.

Para Carola, “lo más enriquecedor son los debates que se dan entre profesores y estudiantes en todas las clases, de la materia que sea. Nos hacen sentir que somos todos pares y que ellos también aprenden de nosotros”, comenta. Para ella la relación con sus docentes es mucho más cercana ahora, hasta el punto que se convierten en verdaderos referentes. De hecho, el próximo año quiere estudiar literatura y ser profesora, como Fernando.

La organización escolar se da en torno a las asambleas mensuales, espacios donde se toman las decisiones que afectan a la comunidad. Estas instancias se dan tanto entre los 40 docentes que integran el equipo, para tratar cuestiones meramente pedagógicas, como entre profesorado y alumnado, para abordar temas más políticos o de la cotidianidad escolar.

Al finalizar los estudios, que son totalmente gratuitos, se entrega a los estudiantes la certificación oficial de la Educación Secundaria.

Obtener legitimidad

El reconocimiento oficial de los estudios impartidos en el Bachillerato Popular del IMPA ha sido una ardua lucha que han librado los docentes desde la puesta en marcha del proyecto. “Hasta nuestra llegada, solo el estado y las empresas privadas podían definir los contenidos y saberes que se tenían que estudiar”, apunta Santana.

De hecho, su batalla histórica fue para lograr que el Estado argentino los legitimara como trabajadores de la educación, por lo tanto, merecedores -como cualquier otro- de un salario a fin de mes pagado por el Ministerio de Educación. Tras siete años persiguiendo el objetivo, en 2011 lo lograron y empezaron a cobrar los primeros sueldos.

Desde entonces, el dinero que reciben se gestiona bajo la lógica del proyecto colectivo: “Mensualmente los trabajadores destinamos una parte de nuestros ingresos a un fondo para cubrir actividades de la organización o dar apoyo económico a los bachilleratos populares que aún no están reconocidos y no disponen de recursos”, explica el profesor. En el caso de IMPA los docentes también entregan “los aguinaldos” [paga excepcional que se entrega en Navidad y festividades relevantes] para cubrir las necesidades del proyecto.

Otros obstáculos importantes que enfrenta la educación popular argentina, en particular, pero también el sector educativo del país, en general, tienen que ver con la falta de políticas públicas destinadas a la juventud y a los sectores más vulnerables. Y cuando las hay, según el profesor, “a menudo se enfocan en la criminalización de los contextos de marginación y segregación social, lo que torna difícil el estar de nuestros jóvenes en la escuela”.

Santana recuerda que los bachilleratos populares surgieron como una forma de resistencia a las reformas educativas neoliberales de mediados de los años 90, para dar respuesta a un proceso que expulsó a miles de personas de las escuelas de todo el país.

Fábrica abierta al barrio

Ubicada en el corazón del barrio de Almagro, la fábrica del IMPA se levantó en 1910 con capitales alemanes. Su máximo desarrollo llegó durante los años 30, con la sustitución de las importaciones de aluminio. La industria se nacionalizó en 1945 y se convirtió en cooperativa a principios de los 60. A partir de entonces, se fue transformando al ritmo que avanzaba la historia de Argentina. En 1997, el último comité directivo llevó a la cooperativa a su momento de máximo de deterioro, aumentando el endeudamiento y los despidos. Ante la amenaza extranjera de convertir el edificio en un centro comercial, los trabajadores decidieron dar la pelea. Un año más tarde, con cuentas en rojo, sin luz, gas ni teléfono, los asociados ocuparon el edificio, recuperaron sus puestos de trabajo y pusieron en marcha un centro cultural que se mantiene vivo hasta hoy.

Máquinas antiguas, reliquias que alguna vez fueron engranajes de la cadena productiva, fotografías en blanco y negro, o carteles publicitarios de algunos productos estrella, como las bicicletas Ñandu que el expresidente Juan Domingo Perón (1946-1955) y su mujer, Eva, se dice que repartían entre los niños. Son los vestigios que hoy conservan las paredes del IMPA y que sirven de testimonio de más de un siglo de historia obrera.

Hoy es la segunda fábrica de aluminio del país, tanto en producción como en comercialización y, tras abrir las puertas al barrio, comparte espacios con otras iniciativas como el centro cultural, una radio y una televisión comunitarias, un espacio de salud, el museo de los trabajadores o el bachillerato popular, entre otras. En total, casi 200 personas trabajan en el edificio.

Una heterogeneidad que convive por el respeto a la autogestión de cada una de las organizaciones, y la defensa de la lucha del IMPA, que todas las organizaciones se han apropiado. La consigna la tienen clara y la resume Fernando: “Siempre que se trate de defender a la fábrica, vamos a estar todos ahí”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/13/autogestion-y-cooperativismo-los-pilares-del-bachillerato-popular-en-argentina/

Comparte este contenido:

Algunas lecciones para América Latina:La Revolución Rusa: Logros, derrotas, fracasos

Por: Atilio A. Borón

Las dificultades de un balance

A cien años de la Revolución Rusa es necesario re-examinar esa experiencia por la importancia que tiene, en sí mismo, el conocimiento de la primera revolución proletaria triunfante en el plano nacional (la Comuna, como se recordará, se limitó a la ciudad de París). Pero también para extraer algunas lecciones que nos parecen de suma utilidad para el análisis de los desafíos que enfrentan las experiencias progresistas y de izquierda en la América Latina contemporánea. En otras palabras, no estamos proponiendo un ejercicio de arqueología política sino una reflexión sobre un gran acontecimiento del pasado cuyas luces pueden servir para iluminar el presente.

Quisiera comenzar planteando en primer lugar las dificultades que acechan cualquier tentativa de realizar un balance de un proceso histórico tan complejo como un cambio revolucionario. Se cuenta que cuando al líder chino Zhou En Lai se le preguntó que pensaba de la Revolución Francesa su respuesta dejó pasmado a sus interlocutores occidentales: “es demasiado pronto para saber”. Lo mismo repitió uno de sus compatriotas en un seminario convocado en París para conmemorar los doscientos años de aquella gesta de 1789. [i] Más allá de lo anecdótico estas observaciones son de un cierto valor metodológico a la hora de formularnos la misma pregunta sobre la Revolución Rusa. ¿Cuál es su legado? El pensamiento convencional, inficionado por los valores conservadores de la burguesía y de la academia, emite un diagnóstico terminante: aquella fue una aberración que tenía fatalmente que culminar en el totalitarismo para luego desplomarse por el peso de su extravagancia histórica. Para autores inscriptos en esa corriente interpretativa la Revolución Rusa fue un doloroso paréntesis en la hegeliana marcha de Europa hacia la libertad. Claro que una reflexión más sobria ofrecería una visión diferente: la de una revolución que transformó al país más atrasado de Europa en una fortaleza industrial y militar que jugó un papel decisivo en la derrota del fascismo; que posibilitó erradicar la plaga del analfabetismo que sumergía a la enorme mayoría de la población, sobre todo la femenina, en las sombras de la ignorancia y la superstición; que propició un desarrollo científico y técnico que le permitió neutralizar el chantaje atómico a que había sido sometida por Estados Unidos luego del holocausto de Hiroshima y Nagasaki y, como si lo anterior fuera poco, tomó la delantera en la carrera espacial con el lanzamiento del primer satélite artificial de la historia. [ii]

No sería exagerado decir, en consecuencia, que la historia contemporánea se divide en un antes y un después de la Revolución Rusa. No fue una más de las tantas revueltas populares contra un orden insoportablemente injusto pues marcó un quiebre histórico que desde la rebelión de Espartaco venía signada, hasta la Comuna de París, con la marca de la derrota. Según John Roemer, “la revolución bolchevique fue, pienso, el evento político más importante ocurrido desde la revolución francesa porque convirtió en realidad para centenares de millones, o quizás miles de millones, de personas por primera vez desde 1789 el sueño de una sociedad basada en una norma de igualdad más que en una norma de avaricia y ambición.” [iii] Por supuesto, el pensamiento convencional de la burguesía, y de las ciencias sociales, ha dado su veredicto y, como decíamos más arriba, lo ha instalado como una verdad irrefutable: la RR fue una gran tragedia, un desgraciado error, un monumental fracaso que provocó un sinfín de pesares a la humanidad. Se trata de un diagnóstico para nada inocente. Los pensadores de la burguesía oscilan entre dos actitudes: o se desviven por ignorar a la RR, fingir que no hubiera existido y, cuando esto es imposible, satanizarla sin miramiento alguno. El reverso de ese planteamiento es nada menos que la reafirmación del carácter eterno del capitalismo, o la imposibilidad de la revolución, o su previsible monstruosa degeneración. Para los pensadores del orden vigente lo anterior es prueba irrefutable de que el capitalismo es la Santísima Trinidad de nuestro tiempo: lo que fue, lo que es y lo que será. Es imprescindible desmontar esta tergiversación de la verdad histórica.

Ocaso o continuidad del ciclo revolucionario

A tal efecto comenzaría diciendo que más allá del vergonzoso derrumbe de la experiencia soviética (¡la más grande revolución en la historia de la humanidad se derrumbó sin disparar un solo tiro!, recordaba Fidel) y los avatares sufridos por lo que podría adecuadamente caracterizarse como el «primer ciclo» de las revoluciones socialistas, nada autoriza a pensar que la tentativa de las masas populares de «tomar el cielo por asalto» se encuentre definitivamente cancelada o que con el triunfo del capitalismo ante el colectivismo soviético hayamos llegado al final de la historia, tal como lo propone Francis Fukuyama.

Dos razones avalan esta presunción: por un lado, porque las causas profundas, estructurales, que produjeron aquellas irrupciones del socialismo en Rusia, China, Vietnam, Cuba –irrupciones inevitablemente prematuras, como aseguraba Rosa Luxemburgo pero no por ello necesariamente destinadas al fracaso- siguen siendo hoy más vigentes que nunca. La vitalidad de los ideales y la utopía socialistas se nutren a diario de las promesas incumplidas del capitalismo y de su imposibilidad congénita e insanable para asegurar el bienestar de las mayorías. Otra sería la historia si aquél hubiera dado pruebas de su aptitud para transformarse en una dirección congruente con las exigencias de la justicia y la equidad. Pero, si algo enseña la historia de los últimos treinta años, la época de oro de la reestructuración neoliberal del capitalismo, es precisamente lo contrario: que éste es «incorregible e irreformable» y que si se produjeron progresos sociales y políticos significativos durante la luminosa expansión keynesiana de la posguerra –en donde el capitalismo ofreció todo lo mejor que puede ofrecer en términos de derechos ciudadanos y bienestar colectivo, como lo anotara la inolvidable Ellen Meiksins Woods– aquéllos no nacieron de su presunta vocación reformista sino de la amenazante existencia de la Unión Soviética y el temor a que las masas europeas fuesen “contagiadas” por el virus comunista que se había apoderado de la Rusia zarista. Fue esto lo que estuvo en las bases de las políticas de extensión de derechos sociales, políticos y laborales de aquellos años y no una convicción profunda de la necesidad de producir tales cambios. Diversos autores han insistido sobre este punto al afirmar que la fortaleza del movimiento obrero y los partidos socialistas y comunistas europeos fueron amenazantes reflejos de la existencia del campo socialista tras la derrota del fascismo. Pero una vez desintegrada la Unión Soviética y desaparecido el campo socialista el supuesto impulso progresista y democratizador del capitalismo se esfumó como por arte de magia. En su lugar reaparecieron la ortodoxia neoliberal y los partidos neoconservadores con su obstinación por revertir, hasta donde fuese posible, los avances sociales, económicos y políticos logrados en los años de la posguerra. El resultado es una Europa que hoy es mucho más injusta que hace treinta años.

Los resultados de tales políticas han sido deplorables, no sólo en la periferia capitalista europea –Grecia, España, Portugal, Irlanda, etcétera- sino también en los países del centro que aplicaron con mayor empecinamiento la receta neoliberal, como el Reino Unido y, principalísimamente, Estados Unidos. La clave interpretativa de la victoria de Donald Trump reside precisamente en eso. Como veremos más adelante la reestructuración regresiva del capitalismo ha tenido connotaciones sociales tan negativas que la validez del socialismo como «crítica implacable de todo lo existente» sigue siendo ahora tanto o más contundente que antes. En efecto, el capitalismo actual se puede sucintamente caracterizar por tres grandes rasgos:

a) Primero, una fenomenal concentración de la riqueza, tema central de la obra de Thomas Piketty que comprueba como en doscientos años el capitalismo no hizo otra cosa que acrecentar la proporción de la riqueza social en manos de la burguesía y aumentar la desigualdad económica. [iv] Téngase en cuenta, a modo de ejemplificación, lo siguiente:

a. 8 individuos –no empresas, sino individuos- tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Ni Marx, Engels y Lenin en sus peores pesadillas podían haber imaginado algo así. Pero eso es lo que existe hoy. [v]

b. El 1 % más rico de la población mundial tiene más riqueza que el 99 por ciento restante y la tendencia no da muestras de atenuarse sino todo lo contrario. [vi]

b) Segundo, por una intensificación de la dominación imperialista a escala mundial, sobre todo después de la desintegración de la URSS, para asegurarse recursos económicos no renovables e indispensables para el sostenimiento del modelo de consumo de EEUU y los países del capitalismo metropolitano.

a. Unas mil bases militares de EEUU en todo el mundo y Estados Unidos, el gendarme capitalista mundial, convertido en una plutocracia guerrera cuyas fuerzas están presentes en cada rincón del planeta para preservar la estabilidad del capitalismo global.

b. 80 bases oficialmente contadas en América Latina y el Caribe con una tendencia creciente. [vii]

c. La OTAN reuniendo la mayor acumulación de fuerzas y pertrechos militares sobre la frontera de Rusia desde la Segunda Guerra Mundial. [viii]

c) Una depredación sin precedentes del medio ambiente –la llamada “segunda contradicción del capitalismo” por James O’Connor- de la naturaleza, y tentativas de garantizar de manera exclusiva para EEUU el suministro de petróleo y de agua, recursos que existen en abundancia en América Latina.

Pero si efectivamente no llegamos al fin de la historia consagrando el triunfo final del capitalismo y la democracia liberal y, por consiguiente, cerrando definitivamente las posibilidades de nuevas tentativas de “tomar el cielo por asalto”; si esto es así entonces se torna necesario formular una segunda hipótesis. Aún cuando el socialismo hubiese fracasado irreparablemente en sus diversas tentativas a lo largo del siglo veinte, y suponiendo también que el capitalismo hubiera logrado resolver sus profundas contradicciones, ¿cuáles son los antecedentes históricos o las premisas teóricas que permitirían pronosticar que nuevas revueltas anticapitalistas no habrían de producirse en el futuro? Sólo una absurda premisa que postule la definitiva extinción de la protesta social, o el congelamiento irreversible de la dialéctica de las contradicciones sociales podría ofrecer sustento a un pronóstico de ese tipo.

Lecciones de las revoluciones burguesas

Dado que lo anterior no sólo es improbable sino imposible, una ojeada a la historia de las revoluciones burguesas podría ser sumamente aleccionadora. En efecto, entre los primeros ensayos que tuvieron lugar en las ciudades italianas a comienzos del siglo XVI en el marco del Renacimiento italiano y la revolución inglesa de 1688 –¡la primera revolución burguesa triunfante!– mediaron casi dos siglos de intentos fallidos y derrotas aplastantes. Si bien el primer ciclo iniciado en Italia fue ahogado en su cuna por la por la reacción señorial-clerical, mucho más tarde habría de iniciarse otro, en el norte de Europa, caracterizado por una larga cadena de exitosas revoluciones burguesas.

Ante lo cual surge la pregunta: ¿por qué suponer que las revoluciones anti-capitalistas tendrían tan sólo un ciclo vital, agotado el cual desaparecerían para siempre de la escena histórica? No existe fundamento alguno para sostener dicha posición, salvo que se adhiera a la ya mencionada tesis del «fin de la historia» que, dicho sea de paso, no la sostiene ningún estudioso medianamente serio de estos asuntos.

Siendo esto así, ¿por qué no pensar que estamos ante un reflujo transitorio –que podría ser prolongado, como en el caso de las revoluciones burguesas; o no, debido a la aceleración de los tiempos históricos– más que ante el ocaso definitivo del socialismo como proyecto emancipador? De hecho, uno de los rasgos de la crisis actual es que estalló producto de las contradicciones internas, irresolubles, generadas por la desorbitada financiarización del capitalismo y su desastroso impacto sobre la economía real. El desplome del 2008 –del cual aún las economías capitalistas no se han recuperado- no fue provocado por una oleada de huelgas o grandes movilizaciones de protesta en Estados Unidos o en Europa Occidental sino por la dinámica de las contradicciones entre las diversas fracciones del capital. Sin embargo, su resultado fue que, por primera vez en el mundo desarrollado, el tendal de víctimas del sistema reconoció que el causante de sus padecimientos (desempleo, caída de salarios reales, desalojos hipotecarios, etcétera) ya no eran los malos gobiernos (que por cierto los hay), o situaciones meramente coyunturales sino que el gran culpable era el capitalismo. Eso fue lo que plantearon los “indignados” en Europa y el movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos, lo cual revela un inédito salto en la conciencia popular y una promisoria evolución ideológica que les permite identificar con claridad la naturaleza del sistema que los oprime y explota.

Retomando el hilo de nuestra argumentación acerca de los ciclos de las revoluciones sociales quisiéramos expresar nuestro acuerdo con la postura adoptada por el “marxista analítico” John Roemer cuando afirma que el destino de un experimento socialista muy peculiar, el modelo soviético, «que ocupó un período muy corto en la historia de la humanidad» para nada significa que los objetivos de largo plazo del socialismo, a saber: la construcción de una sociedad sin clases, se encuentren condenados al limbo de lo imposible. Tal visión es considerada por este autor como «miope y anti-científica»: (a) porque confunde el fracaso de un experimento histórico con el destino final del proyecto socialista; (b) porque subestima las transformaciones radicales que la sola presencia de la Unión Soviética produjo en nuestro siglo y que, a través de complejos recorridos, hicieron posible un cierto avance en la dirección del socialismo. Dice Roemer que:

“Partidos socialistas y comunistas se formaron en cada país. Sería muy difícil evaluar los efectos globales de esos partidos en la organización política y sindical de los trabajadores, en la lucha antifascista de los años treinta y cuarenta, y en la lucha anticolonialista de los años de posguerra. Pero bien podría ser que el advenimiento del Estado de Bienestar, la socialdemocracia y el fin del colonialismo se deban, en su génesis, a la revolución bolchevique.” [ix]

Es más, tal como lo señala Doménico Losurdo en el texto ya mencionado todas las luchas coloniales, de los negros, de las mujeres, de las minorías y, por supuesto, de los obreros y a favor de la democracia tuvieron su fuente de inspiración en la Revolución Rusa. La extensión del sufragio en Europa de la posguerra no hubiera ocurrido de no haber mediado la toma del Palacio de Invierno y la instauración del gobierno de los soviets. Es decir que la misma democracia burguesa recibió un impulso decisivo desde la lejana Rusia. Además, el genio político de Lenin permitió romper las artificiales barreras que separaban las luchas de los negros y los blancos; de los europeos y de las “naciones agrarias” y los asiáticos. En suma: el revolucionario ruso convirtió a todas las luchas particulares en una sola gran lucha universal por la construcción de una nueva sociedad. Incluso puede decirse, con pruebas en la mano, que el proceso de “desegregación racial” en Estados Unidos fue decisivamente influenciado por la sola existencia de la Unión Soviética. La Corte Suprema de Estados Unidos que había reiteradamente sancionado la legalidad de la segregación en las escuelas públicas de ese país hasta 1952 cambió de parecer ese año tras recibir diversos informes que la exhortaban a ello porque, decían, el sostenimiento de la segregación de niños negros y blancos en las escuelas públicas alimentaba la campaña comunista de la URSS y desalentaba a los amigos de Estados Unidos. [x]

¿Fracasos o derrotas?

Ahora bien: más a allá de todo lo anterior hay un tema central a dilucidar y es establecer una distinción entre el “fracaso” de un proyecto reformista o revolucionario y la “derrota” del mismo. ¿Es razonable decir que todas las experiencias del siglo pasado en realidad fracasaron (tesis que sostienen entre otros John Holloway, Michael Hardt y Antonio Negri) o no sería acaso más apropiado decir que fueron derrotadas? El fracaso supone un problema esencialmente endógeno; la derrota remite a una lucha, un conflicto, una oposición externa que se enfrenta al proyecto emancipatorio. Fracaso por mis propias limitaciones y debilidades; soy derrotado cuando alguien se opone a mis designios. Si bien existe un claroscuro, un área difusa intermedia en la cual fracaso y derrota se confunden es posible, sin embargo, establecer la predominancia de uno o de la otra. En el caso de la RR es indudable que el proceso adoleció de graves incoherencias internas, especialmente tras la muerte de Lenin, pero también lo es que se desarrolló bajo las peores condiciones imaginables: la crisis y la devastación de la primera posguerra, la guerra civil y la intervención, en ellas, de una veintena de ejércitos foráneos que asolaron el país, y luego, estabilizada la situación, la industrialización forzada, la colectivización forzosa del agro y la invasión alemana con su secuela de destrucción y muertes. Bajo esas condiciones, hablar de “fracaso” es por lo menos un exceso del lenguaje y una infame acusación política. Viniendo al caso de América Latina, ¿hasta qué punto podría decirse que la experiencia de la Unidad Popular en el Chile de Allende fue un fracaso? Mucho más apropiado sería decir que fue un proyecto derrotado, por una coalición de fuerzas domésticas e internacionales bajo la dirección general de Washington que desde la noche misma del triunfo de Salvador Allende el 4 de Septiembre de 1970 ordenó, por boca de su presidente Richard Nixon, “hacer que la economía chilena gima. Ni una tuerca ni un tornillo para Chile”. ¿Qué sentido tiene entonces que algunos autores hablen del “fracaso” de la revolución cubana, acosada y asediada por más de medio siglo de bloqueo económico, comercial, diplomático, informático y mediático? ¿Y cómo caracterizar lo ocurrido en China y Vietnam? ¿Podría decirse sin más que son casos de “fracaso” del socialismo? ¿Es posible ya emitir un veredicto definitivo? ¿Por qué no pensar, en cambio, que la RR logró éxitos extraordinarios a pesar de tan difíciles condiciones: alfabetización masiva, promoción de la mujer, industrialización, defensa de la patria, derrota del fascismo. ¿Puede llamarse a esto un fracaso? ¿Por qué no revisar nuestra concepción del proceso revolucionario, dejando de lado la muy popular imagen que lo concibe como una flecha que asciende rada e ininterrumpidamente desde el pútrido suelo del capitalismo hacia el diáfano cielo del comunismo? Álvaro García Linera ha reflexionado mucho sobre el tema, y en uno de sus ensayos dice algo que conviene tener muy en cuenta: “Cuando Marx analizaba los procesos revolucionarios, en 1848, siempre hablaba de la revolución como un proceso por oleadas, nunca como un proceso ascendente o continuo, permanentemente en ofensiva. La realidad de entonces y la actual muestran que las clases subalternas organizan sus iniciativas históricas por temporalidades, por oleadas: ascendentes un tiempo, con repliegues temporales después, para luego asumir, nuevamente, grandes iniciativas históricas.” [xi] O, como dice en otra de sus intervenciones, el destino de los luchadores sociales no es otro que el de “l uchar, vencer, caerse , levantarse , luchar, vencer, caerse , levantarse ” hasta el fin. Esa es la dialéctica de la historia y eso es lo que una correcta epistemología no puede dejar de reflejar en sus análisis. Avances, estancamientos, retrocesos, nuevos saltos adelante, detenciones, otros avances y así siempre. Ese es el movimiento real, no ilusorio, de la historia.

Todo bien, pero ¿cómo explicar entonces el derrumbe de la RR? No es tarea para asumir aquí pero sí deberíamos enunciar unos pocos elementos causantes de su colapso. Por supuesto, la degeneración burocrática de la URSS ya era un factor sumamente negativo advertido por Lenin en sus últimos escritos [xii] , como también lo era la política de “coexistencia pacífica” y la tentativa de emular las formas productivas del capitalismo. Esto lo señaló con su habitual fiereza el Che Guevara en su crítica a los manuales de economía de la URSS, los “ladrillos soviéticos” como él los llamaba. [xiii] Pero además de esto estuvo la Tercera Revolución Industrial (microelectrónica, informática, automatización, toyotización, etcétera) que se erigió en un obstáculo formidable para un modelo económico fordista, de total estandarización de la producción en masa que por su rigidez burocrática y la enorme asignación de recursos para la defensa no pudo adaptarse a las nuevas condiciones de desarrollo de las fuerzas productivas. La intensificación de las presiones militares en contra de la URSS, que llega a su paroxismo con la “guerra de las galaxias” de Reagan, obligó a Moscú a desviar ingentes recursos para defenderse ante la belicosidad estadounidense. A esto agréguesele el ataque combinado del más formidable tridente reaccionario del siglo veinte: Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Juan Pablo II, protagonistas de un ataque político y cultural de devastadores efectos ya dentro de las fronteras del campo socialista donde no por casualidad la Iglesia Católica había elegido a un Papa polaco para desde ahí socavar la estabilidad de las democracias populares del Este europeo. Por supuesto, la consideración de estas cuestiones excede con creces los límites de este trabajo, pero no queríamos dejar pasar inadvertido este crucial asunto. Agréguese a ello la asombrosa ineptitud de la dirigencia soviética para explicar que era lo que se estaba haciendo en la era post-estalinista, con Mijail Gorbachov a la cabeza, y qué sentido tenían todos esos cambios y hacia dónde se dirigía al país. En otras palabras, ni el partido ni los soviets eran ya organismos vivientes sino espectros ambulantes sin ninguna capacidad de expresión de la realidad social.

Siete tesis sobre política, reformismo y contrarrevolución en América Latina

Quisiera, por último, concluir esta breve reflexión planteando algunas lecciones de interés para las luchas actuales en Nuestra América. Y lo haré enunciando una serie de tesis, asumiendo que son correctas recordando aquel pionero trabajo de un gran sociólogo y antropólogo mexicano, Rodolfo Stavenhagen, justamente denominado “Siete tesis equivocadas sobre América Latina” y en las que demolía meticulosamente el saber convencional de las ciencias sociales de los años cincuenta y sesenta. [xiv] Por eso me ha parecido conveniente aclarar que, en este caso, confío en que estas tesis sean correctas aunque siempre es conveniente tener la mente abierta para admitir cuestionamientos, reflexiones o experiencias concretas que podrían obligar a reformularlas.

No es casual que nos hayamos planteado esta sistematización al cumplirse cien años de un acontecimiento que Hegel sin duda habría caracterizado como “histórico-universal”: la Revolución Rusa. Su sorpresiva irrupción en la historia, su triunfo, su contribución a la democratización universal (tema negado por el saber convencional de la ciencia política), su degeneración y posterior derrota abren, un siglo después, numerosos interrogantes de gran actualidad. Pero no sólo ella. Otros ejemplos históricos de América Latina son igualmente fuente de inspiración para estas breves páginas en donde estas tesis serán apenas enunciadas y que confío serán motivo de un trabajo de más largo aliento a realizar en los próximos meses.

Sin más preámbulos pasamos entonces a la consideración de las tesis.

a) Primero, como en Rusia, como en Chile, cualquier proyecto, aún los de naturaleza tibiamente reformista, desatarán en nuestros países una virulenta respuesta de los agentes sociales del orden y la conservación. En el caso de América Latina y el Caribe, dada la excepcional importancia estratégica que la región tiene para el imperio y la larga historia de dominación oligárquica, no hace falta una revolución para desencadenar una sangrienta contrarrevolución. [xv] Cualquier idea en contrario, o toda negación de esta, diríamos, ley fundamental de la revolución, es una peligrosa ilusión. Recordemos lo acontecido en numerosos experimentos reformistas en países tan diversos como Guatemala 1954, Brasil 1964; República Dominicana 1965, Argentina 1966 y 1976; Chile, 1973, y lo que ha venido ocurriendo en fechas recientes en Bolivia, 2008; Honduras, 2009; Ecuador, 2010; y Venezuela a poco de iniciado el proceso bolivariano con el golpe del 11 de Abril del 2002, el paro petrolero de fines de ese mismo año hasta febrero del 2003, la abstención insurreccional de la oposición que no presentó candidatos a la elección de la Asamblea Nacional en 2005 y la escalada de violencia iniciada luego de la muerte de Chávez, procesos todos estos que fueron bañados en sangre. Lula una vez observó que en Brasil la oligarquía es tan racista y reaccionaria que el sólo hecho de ver a un negro o un mulato subirse a un avión le provoca un odio visceral capaz de incitarla a cometer los más horrendos crímenes. Por ejemplo, prender fuego a un indio por el sólo hecho de serlo, como se hizo en Brasilia en los años que era presidente, o a jóvenes sospechosos de “portación de cara incorrecta”, como lo perpetró la “oposición democrática” en Caracas en por lo menos tres oportunidades.
b) Segundo, en contextos reformistas, progresistas y mucho más, en los marcos de una revolución, sería fatal caer en la ilusión de pensar que existe oposición leal. La derecha no conoce lo que es eso: su deslealtad es permanente e incurable. Aquí y en todas partes cuando no es gobierno la derecha siempre es conspirativa y destituyente. Como lo recordara Maquiavelo, los ricos jamás van a dejar de ver a cualquier gobernante como un intruso, aún aquellos que se desviven por complacerlos. Mucho más si quien lleva las riendas del estado tiene la osadía de promover políticas contrarias a sus intereses. Y, amenazada, aunque sea superficialmente por iniciativas reformistas, el tránsito desde la oposición institucional a la contrarrevolución violenta se efectúa en muy poco tiempo. La respuesta a la contrarrevolución y sus estrategias criminales y violentas no puede ser la misma que se concede, en épocas normales, a la oposición. Venezuela es, otra vez, un ejemplo de las consecuencias que tuvo el hecho de no reaccionar con la suficiente energía ante las tácticas violentas de la fracción extremista y terrorista de la oposición. Esta política, inspirada en el propósito de evitar el escalamiento de la violencia, tuvo por resultado exactamente eso y colocó al país al borde de una guerra civil. Por otra parte, al no defender adecuadamente el orden público mediante la represión legal de los violentos facilitó que el sector extremista se convirtiese durante meses en la fracción hegemónica de la oposición, subordinando e intimidando a fuerzas opositoras que seguían apostando a los dispositivos institucionales. El resultado fue una larga demora en la pacificación del país, y un muy elevado número de muertos, heridos y propiedades públicas y privadas destruidas por la violencia desatada por el sector terrorista de la oposición, amén de darle pábulos a las campañas internacionales de satanización del gobierno de Nicolás Maduro. [xvi]
c) Tercero, todo proceso de cuestionamiento al capitalismo en el plano nacional origina una respuesta internacional, porque el capitalismo es un sistema-mundo, al decir de Immanuel Wallerstein, signado por el imperialismo, con ramificaciones locales pero completamente internacionalizado y que tiene un “Estado Mayor” que se reúne anualmente en Davos y un conjunto de instituciones de alcance planetario que funcionan como los perros guardianes que custodian los privilegios y las prerrogativas del capital. Casos concretos: el FMI, el BM, la Organización Mundial del Comercio, la Comisión Europea, a las cuales hay que agregar organizaciones informales como el grupo Bilderberg y la ahora desfalleciente Comisión Trilateral. Defender estos procesos transformadores, por lo tanto, sólo podrá hacerse construyendo una adecuada correlación internacional de fuerzas. Puede ser un país grande, como lo fue la República Soviética en los primeros años de la revolución; o pequeñísimo, como la isla de Granada, en el Caribe, pero la respuesta de la “internacional burguesa” será siempre la misma: aplastar a las fuerzas insurgentes, cortar de raíz ese proceso y evitar la propagación del virus revolucionario. Y si para ello es necesario destruir un país se lo destruirá sin miramiento alguno. Se lo hizo, pero no de manera irreversible, en Rusia; se lo hizo por completo en Granada, y se lo está haciendo infructuosamente en Cuba desde 1959 y en Venezuela en los últimos años.

Aunque en la academia el tema del imperialismo no se tiene casi nunca en cuenta, los decidores de la política de Estados Unidos saben que esto es así. Dos perlas apenas para ratificar lo dicho: las declaraciones de Karl Rove, principal consejero del presidente George W. Bush cuando dijo “Nosotros ahora somos un imperio, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras usted está estudiando esa realidad –si quiere, juiciosamente- nosotros actuaremos otra vez, creando otras nuevas realidades que usted puede estudiar también. … Nosotros somos los actores de la historia, y usted, todos ustedes, deberán conformarse con tan solo estudiar lo que nosotros hacemos.” [xvii] Y la más reciente, de apenas ayer, del Secretario de Estado de Donald Trump, Rex Tillerson, cuando dijo que “ EEUU dice que está estudiando la forma de derrocar a Maduro. Las diferentes agencias de información e inteligencia de Estados Unidos están evaluando qué acciones pueden tomar para forzar al presidente de Venezuela a abandonar el poder de forma voluntaria o imponer un cambio de Gobierno en el país.” [xviii]

La omnipresencia del imperialismo es tan agobiante que ha terminado por ser naturalizada. Es como el aire: está en todas partes y tal vez por eso se torna invisible. La inmadurez política de las fuerzas populares todavía no ha comprendido esta importante lección y no perciben la forma en que el imperialismo actúa de manera coordinada y en un tablero de ajedrez planetario. Basta para ello contraponer la organicidad de Davos con la absoluta inorganicidad del Foro Social Mundial, que en una opción suicida votó en contra de la creación de un organismo de coordinación mundial de las luchas populares, por temor a re-editar la experiencia de la Tercera Internacional. El internacionalismo de las fuerzas populares es condición necesaria para librar esta batalla exitosamente. De ahí la importancia de la ideas de Fidel, del Che y de Chávez que se plasmaron en la UNASUR y la CELAC y en otras iniciativas integracionistas y latinoamericanistas.
d) Cuarto: la existencia de un partido revolucionario, el “Príncipe Colectivo” de Gramsci, es esencial para el éxito del proceso revolucionario. Esto no significa asumir como modelo de partido el teorizado por Lenin en el ¿Qué Hacer? (uno de los cuatro modelos de partido del autor), pero sí de una formación política preparada ideológica y prácticamente para asumir la dirección del proceso. La ausencia de ese partido (en la Bolivia de la Asamblea Popular de Juan José Torres en 1971, o en Venezuela antes de la creación del PSUV); su fragmentación (los seis partidos de la UP en Chile); o la dilución o abandono de sus ideas, como ocurriera con el PT en Brasil o la SD en Europa y en América Latina (el PRI en México, el APRA en el Perú, Liberación Nacional en Costa Rica) en cualquiera de sus variantes es fatal para el futuro del proceso revolucionario. Esto no significa minimizar otros formatos de organización política, como los movimientos sociales, con los cuales es imprescindible lograr una virtuosa articulación. Pero a la hora de plantearse la conquista del poder estos no pueden sustituir al “Príncipe Colectivo” capaz de ofrecer una visión totalizadora e integral del proyecto emancipatorio, superadora de los particularismos de los movimientos y de las enormes limitaciones del espontaneísmo de las masas, capaz de producir heroicas acciones de rebelión y resistencia pero incapaz de asegurar la conquista del poder, el problema número uno de toda revolución según los clásicos del marxismo.
e) Quinto: la educación, la concientización política al estilo Paulo Freire es una condición esencial del triunfo de cualquier proyecto reformista o revolucionario. Es lo que plantea Lenin en su cuarta teorización sobre el partido: la primera se plasma en el ¿Qué Hacer?; luego el POSDR-bolchevique como partido típico de la II Internacional; en la inminencia de la RR aparece la tercera teorización, y el partido se eclipsa y el protagonismo lo asumen los Soviets; la cuarta teorización, a comienzos de los años veinte tiene al partido como educador, como formador de la nueva civilización, creador del “hombre nuevo” del Che. [xix] Y esta es la tarea fundamental, que desgraciadamente no hicieron, o hicieron de modo incompleto y mal, los procesos emancipatorios del “ciclo progresista” que se iniciara con el ascenso de Hugo Chávez Frías a la presidencia de Venezuela. En todas estas experiencias se cayó en el error de pensar que el “boom de consumo” crearía conciencia política; que los gobiernos que se esmeraran por realizar una profunda política social que sacara de la pobreza extrema a millones de personas cosecharían la lealtad y la gratitud de los redimidos. Lo lograron, pero sólo parcialmente porque una parte significativa de esos sectores populares incorporados al consumo y empoderados con nuevos derechos no se identificaron con los gobiernos que habían acudido a socorrerlos ni cerraron filas en torno de sus organizaciones partidarias o sus candidatos. Un sector nada desdeñable, obnubilado por su renovado poder adquisitivo, hizo suyas las aspiraciones y orientaciones político-ideológicas de los conservadores sectores medios. En palabras de Frei Betto, estos procesos progresistas más que ciudadanos crearon consumidores, y estos actuaron políticamente en consecuencia. Imitaron no sólo las pautas de consumo de las capas medias sino también sus orientaciones políticas.
f) Sexto: para que el partido y el gobierno de una revolución puedan cumplir su misión histórica se requiere un denodado esfuerzo para evitar la deformación burocrática y fortalecer el debate y la democracia protagónica de base. Esta degeneración tiene profundas raíces sociológicas y no es nada fácil de contrarrestar. Lenin se percató de la gravedad del problema en los últimos años de su vida. Mao lo advirtió a tiempo y por eso lanzó su Revolución Cultural concebida para abortar la deformación burocrática de la revolución china. Era una idea correcta pero que desató una dinámica política que se le escapó de sus manos y produjo consecuencias desastrosas. Pero, insisto, la lucha contra el burocratismo y el sustitutivismo, cuando la dirección reemplaza al protagonismo de la base, es una tarea de excepcional importancia. Lo anterior es tanto más importante si se recuerda que el estado, todo estado, aún el revolucionario, es una institución que abriga en su seno tendencias esencialmente conservadoras. La burocracia lo es, y no hay estado sin burocracia y la lógica weberiana de la misma hace que el funcionariado, aún el de los estados revolucionarios, llegue inclusive a ser poco amigable con los procesos de cambio, desconfíe de la iniciativa de las masas, prefiera las discusiones “a puertas cerradas” y manifieste una tendencia a buscar soluciones “técnicas” cuando toda la vida social está inficionada de la política. Esto supone, en consecuencia, que los gobiernos progresistas deben alentar la organización autónoma de la base popular. Cuestión muy difícil porque aún los gobiernos más radicales se sienten amenazados cuando sus propias organizaciones, identificadas con el proyecto emancipatorio, actúan de manera independiente y temen los efectos desestabilizadores que pudieran derivarse de sus demandas. Este puede ser un problema, sin duda. Pero otro más serio es cuando esas organizaciones de base están controladas “desde arriba” y maniatadas por el poder porque, en tal caso, su utilidad política es igual a cero. Su debilidad y su docilidad ante las directivas gubernamentales lejos de fortalecer al gobierno terminan debilitándolo. Es una dialéctica compleja y difícil, y la reacción de los gobernantes siempre es de suma suspicacia en relación a este tema. En línea con esto por algo decía Chávez: ¡”Comunas o nada!”
g) Séptimo: recordar que una cosa es el acceso al gobierno y otra completamente distinta, mucho más ardua, la conquista del poder del estado. Este es el entramado de fuerzas sociales de las clases dominantes en sus diversas expresiones: en la economía, la política, la prensa, las fuerzas armadas, las instituciones judiciales, los gobiernos locales, la iglesia, etcétera. Es lo que en la ciencia política norteamericana autores como Peter Dale Scott llaman “deep state”, un gobierno en las sombras, electo por nadie, responsable ante nadie, que no deben rendir cuentas y que articula los intereses más poderosos de la sociedad. Llegar al gobierno es un buen paso adelante, pero si no se complementa con la dinámica avasallante de la calle, es decir, con la organización y movilización política de las clases y capas populares y su concientización, es bien poco lo que un gobierno de izquierda podrá hacer. La neutralización, esterilización o expropiación de aquellas fuentes no democráticas de poder político es esencial para garantizar el futuro de cualquier reforma y mucho más de cualquier revolución. Tal vez uno de los rasgos más salientes de la coyuntura actual en países como Brasil, Argentina y Perú sea el hecho de que el poder real y sus agentes conquistaron el gobierno, revirtiendo un proceso inconcluso por el cual las fuerzas de izquierda que habían llegado al gobierno fracasaron en sus proyectos –en caso de que los hubieran tenido- de conquistar el poder.

Nada de esto es novedoso. Ya lo decía con toda claridad Maquiavelo cuando observaba que la grandeza de la república romana reposaba sobre el equilibrio entre el Senado (es decir, la nobleza) y el Tribuno de la Plebe, o sea, el pueblo. En términos contemporáneos diríamos el adecuado balance entre las instituciones del estado y la calle. Pregunta: ¿era la situación económica del Brasil mucho peor que la que caracterizaba a Venezuela en 2016? No. Y entonces, ¿por qué cayó Dilma, indefensa, ante una caterva de bandidos y corruptos como los que la juzgaron y depusieron de la presidencia y en cambio no cayó Maduro, acosado por una ofensiva política, diplomática y mediática en medio de una gravísima crisis económica? Respuesta: porque cuando el bolivariano sale al balcón del Palacio de Miraflores tiene un millón de seguidores dispuestos a pelear por su gobierno y cuando Dilma abría el balcón del Palacio del Planalto en la plaza sólo estaba el jardinero haciendo su trabajo. Su gobierno y el de Lula habían desmovilizado a todas las organizaciones populares, comenzando por el PT, siguiendo por la CUT y así sucesivamente. Y cuando las hienas del mercado se abalanzaron sobre Dilma la presidenta estaba indefensa, a merced de sus verdugos.
Conclusión

Lo expuesto más arriba permite apreciar como algunos de los problemas que atribularon a la Revolución Rusa desde sus inicios se reproducen, por supuesto que con características diferentes habiendo transcurrido un siglo, en los procesos reformistas y emancipatorios de América Latina. Los actores no son los mismos; el sistema internacional experimentó profundas mutaciones; el marco geopolítico latinoamericano que nos sitúa como el “patio trasero” del imperio es radicalmente distinto al que prevalecía en Rusia con el triunfo de la revolución, pero la dinámica de la lucha de clases y su expresión en el plano del estado y, como decía Gramsci, y de “las superestructuras complejas” revela sorprendentes paralelismos y recurrencias que constituyen útiles lecciones que sería por lo menos imprudente no tomar adecuadamente en cuenta y que conforman el andamiaje básico de lo que con cierta cautela podríamos considerar como una “sociología de las revoluciones”.

A un siglo del emblemático cañonazo del Aurora nuestra región enfrenta una encarnizada contraofensiva imperialista dispuesta a barrer con los avances registrados desde finales del siglo pasado. El proyecto norteamericano no podría ser más ambicioso: cerrar el odioso (para Washington, por supuesto) paréntesis abierto por la Revolución Cubana y restablecer la “normalidad” en el hemisferio, entendida ésta como una dócil colección de gobiernos sumisamente plegados a los designios, mandatos y prioridades de la Casa Blanca. Para evitar tan fatídico desenlace será preciso hacer memoria y recordar las enseñanzas de los padres fundadores de la Patria Grande: Bolívar, San Martín, Artigas y tantos otros, y más tardíamente, las de Martí. Pero también tomar nota de los avatares corridos por otros procesos revolucionarios, y el caso de la Revolución Rusa por muchos motivos es de una especial trascendencia para nuestros pueblos. En este trabajo procuré explorar ese terreno, en la esperanza de que otros se sumen a esta empresa colectiva para, a partir del conocimiento de la experiencia soviética poder discernir las formas más efectivas para profundizar y radicalizar nuestros procesos emancipatorios y evitar cometer algunos errores que, como lo demuestran los casos de Argentina y Brasil, están ocasionando grandes sufrimientos a nuestros pueblos y amenazan con desandar el camino recorrido en las últimas dos décadas.

Notas:
[i] Efectivamente, la Revolución Francesa nos legó la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la consigna de “libertad, igualdad, fraternidad”, la república como forma política pero también el colonialismo en África y en Indochina, la cruel venganza en contra de Haití por haberse tomado en serio las banderas de la Revolución Francesa, la salvaje represión de la Comuna y la tortura “científica” aplicada inescrupulosamente en la Guerra de Argelia.

[ii] Extendería desmedidamente este trabajo la enumeración de la gran cantidad de estudios y libros publicados sobre la Revolución Rusa. Bástenos a los efectos de esta presentación mencionar además de los clásicos textos de V. I. Lenin, León Trotsky y Rosa Luxemburgo el monumental estudio de E. H. Carr, Historia de la Rusia Soviética (sobre todo los tres primeros tomos); John Reed, Diez días que estremecieron al mundo (Madrid: Akal, xcxcxc); Víctor Serge, El año I de la Revolución Rusa (México: Siglo XXI Editores, xvxvxvxv); Catherine Merridale, El tren de Lenin. Los orígenes de la revolución rusa, (Crítica, 2017); Edmund Wilson, Hacia la estación de Finlandia (Madrid: Alianza, 1972); Barrington Moore Jr., Terror and Progress. Some sources of change and stability in the Soviet dictatorship (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1954); Domenico Losurdo, Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra ( Madrid: El Viejo Topo, 2011); Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez, compiladores 1917. La Revolución Rusa cien años después (Madrid: Akal, 2017); Osvaldo Bertolino y Adalberto Monteiro, compiladores: 100 Anos Da Revoluçao Russa. Legados e Liçoes (Sao Paulo: Editora e Livraría Anita y Fundaçao Mauricio Grabois, 2017); Isaac Deutscher, Stalin, biografía política (México: ERA, 1965) Sheila Fitzpatrick, La Revolución Rusa (México: Siglo XXI Editores, 2005), entre tantos otros.

[iii] Roemer, John E. A Future For Socialism (Londres: Verso, 1994), p. 25.

[iv] Ver su El Capital en el siglo XXI (México: FCE, 2014). A resultados coincidentes llega, desde una perspectiva marxista, Xabier Arrizabalo Montoro. Ver su notable libro Capitalismo y Economía Mundial (Madrid: Instituto Marxista de Economía, 2014)

[v] Se trata de Bill Gates, Amancio Ortega, Warren Buffett, Carlos Slim, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Larry Elisson y Michael Bloomgberg.

[vi] Informe de Oxfam a la Cumbre de Davos, Enero 2016

[vii] Sobre esto ver nuestro América Latina en la Geopolítica del Imperialismo (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg,4ª edición, 2014). Desgraciadamente hay negociaciones en curso entre el gobierno de Mauricio Macri y la Casa Blanca tendientes a consentir la instalación de tres nuevas bases militares estadounidenses en territorio argentino.

[viii] Sobre la OTAN y América Latina ver de Mahdi Darius Nazemroaya, Otan. La globalización del terror (prólogo de Atilio Boron) {Managua, 2015}

[ix] Roemer, op cit. pp. 25-26

[x] Las reflexiones volcadas en estas páginas fueron inspiradas, en buen grado por la lectura de la ya mencionada antología recientemente publicada en Brasil por Osvaldo Bertolino y Adalberto Monteiro y por las discusiones habidas en el Seminario Internacional que sobre el tema organizara en Junio de este año la Universidad Federal de Río de Janeiro, a quien le agradezco la oportunidad de participar en dicho evento.

[xi] ¿Fin de ciclo progresista o proceso por oleadas revolucionarias?, en Rebelión, 24 de Junio de 2017. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228311

[xii] Ver V. I. Lenin, Contra la burocracia y, en el mismo tomo, Diario de las Secretarias de Lenin (México, Pasado y Presente, Nº 25, 1977)

[xiii] Sobre la “coexistencia pacífica” ver su “Carta a los pueblos del Mundo en la Tricontinental”; sobre la economía de la Unión Soviética, ver la recopilación de sus notas en un texto tan incisivo como mordaz: “Apuntes Críticos de Economía Política” (La Habana, Ocean Press, 2006) .

[xiv] En Política Externa Independiente, publicación trimestral de Editora Civializaçao Brasileira S. A. , Nº 1, Mayo, 1965.

[xv] Cf nuestro Estado, capitalismo y democracia en América Latina (Buenos Aires: CLACSO, 2003)

[xvi] El 2 de Agosto del 2017, un par de días después de realizada la elección a la Asamblea Nacional Constituyente, del dirigente de Acción Democrática, Henry Ramos Allup declaró su intención de presentarse como candidato en las elecciones de gobernador que serán efectuadas en Diciembre del corriente año. De este modo, se desmarca claramente de la fracción terrorista encabezada por Leopolo López, María Corina Machado, Henrique Capriles Radonsky y Freddy Guevara. Muchos otros seguirán los pasos de Ramos Allup. De todos modos no deja de llamar la atención que la violencia hubiese cesado de la noche a la mañana, lo que confirmaría las sospechas que una parte de los revoltosos –no los que se manifestaban pacíficamente- eran jóvenes para militares o sicarios contratados para cometer toda clase de fechorías con la complicidad de las autoridades municipales controladas por la derecha. Tal vez se agotó el financiamiento y las protestas “espontáneas” de la oposición, de “esa” oposición violenta y criminal, cesaron de inmediato una vez que el dinero dejó de fluir.

[xvii] Entrevista concedida a Ron Suskind, NYTimes Magazine, Octubre. 17, 2004), citada en Karen van Wolferen, “ Karl Rove’s Prophecy: “We’re an Empire Now, and When We Act, We Create our Own Reality”, en http://www.globalresearch.ca/karl-roves-prophecy-were-an-empire-now-and-when-we-act-we-create-our-own-reality/5572533

[xviii] http://www.publico.es/internacional/crisis-venezuela-secretario-eeuu-dice-estudiando-forma-derrocar-maduro.html

[xix] Hemos examinado en detalle este asunto de las cuatro versiones de la teoría leninista del partido en nuestra larga “Introducción” al ¿Qué Hacer? (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2004)

Atilio A. Boron: Sociólogo, Politólogo. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Argentina.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=234120

Comparte este contenido:
Page 1418 of 3041
1 1.416 1.417 1.418 1.419 1.420 3.041