Paraguay/divulgcioncientifica/ 20 de Julio de 2016
Ana Cerini. Paraná. Entre Ríos, Argentina
IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la cultura científica.
Si comprendemos la importancia de valorar a los otros que se nos acercan, por lo cual pasamos a respetarlos, podremos decir que nuestros derechos humanos y los de todos los que nos rodean son valorizados y tenidos en cuenta en nuestras conductas cotidianas. Si queremos asegurar la libertad, la vida democrática y afirmar el reconocimiento personal y comunitario que lo importante de cada pueblo son las personas que lo componen, lograremos crecer en nuestra identidad humana y seremos “más buenos” como afirmaba Aristóteles cuando señalaba la razón y la importancia de enseñar ética, no tanto para ser “más sabios”.-
Atendiendo a la consideración de los derechos humanos en la escuela, todos deberíamos preocuparnos por tratar de brindar una experiencia de plenitud de la condición humana.
O sea, poder vivir de modo casi natural el considerar que todo ser es esencialmente digno y merecedor de todo mi respeto.
Muchos podrán decir que si yo no me quiero difícilmente podre querer a otros, o que si no valor mi vida, menos valoraré la de los demás.
Probablemente esto sea cierto, pero también es conveniente entender que podemos formar en esta línea al respecto, ya que si tan sólo lo hacemos en cuanto a hacerlo en el orden de querernos y valorarnos solo a nosotros mismos, tan sólo lograremos personas egoístas, cerradas en sí mismas, no solidarias, ni respetuosas de otros.
Al leer periódicos con noticias nacionales y locales y los comentarios por medio de programas televisivos, cuántas veces hemos manifestado que tales aconteceres demuestran un desprecio por la vida ajena, y que los protagonistas de ellos no han sido formados de manera valiosa y certera desde las instituciones escolares en la consideración de la vida humana, ya que por la familia evidentemente no lo fueron.
Bulling, acosos, golpes, violencia, desaparición, muertes y /o suicidios por no poder superar las situaciones provocantes de tales hechos, resultan ser las consecuencias de tales aberraciones. Y esto nos lleva a considera con profundidad el planteo acerca de que se puede efectuar desde la escuela.
Hasta ahora toda la enseñanza sobre Derechos Humanos ha sido muy valiosa, en atención a todos los horrores que en nuestro país acontecieron y que deseamos que nunca más vuelvan a repetirse, pero hoy, además es necesario considerar la violencia ejercida en las diversas ciudades, barrios, escuelas y hasta dentro de las familias.-
Considero que en esta enseñanza es necesario comprometer a todo el personal escolar, correspondiente a todos los niveles educativos, desde inicial, hasta la Universidad, cada uno con mayor complejidad, pero no por ello menos profundo.
Al decir todo el personal escolar hago referencia a todo el personal de conducción: directivos, secretarios, junto a todos los docentes, los preceptores, alumnos e incluir a las familias y vecinos del barrio. Tengamos presente que los derechos humanos se basan en la dignidad personal, “base de la justicia, libertad y paz en el mundo” tal como lo señalan las Naciones Unidas.
El modo de obrar puede ser múltiple, con charlas, jornadas, encuentros, talleres, afiches, periodismo escolar y sus boletines confeccionados por los mismos alumnos, etc.
Lo importantes es visualizar que efectos produce n los hechos de falta de respeto a los demás en los aconteceres cotidianos, barriales, de la ciudad, del país o en el mundo y desde allí sacar concusiones de la importancia de evitar tales acciones.
Vez pasada leía un periódico de una ciudad en mi país, donde una madre, porque su hija había sacado mala nota azotó a la directora a de la escuela y hasta le fracturo la pierna. …Y quedé pensando ¡qué ejemplo horrendo esa madre brindó a su propia hija que la estaba mirando junto a sus compañeras!
Tengamos presente que la mejor enseñanza viene del ejemplo brindado.
Muchas veces los hijos no atienden tanto las justificaciones, como el ver el modo de actuar de los demás, especialmente si se trata de los propios padres o hermanos mayores, que suelen tener un gran predicamento frente a sus hijos o hermanos menores.
Defenderlos de situaciones de injusticia no implica necesariamente agredir. Se los puede defender con argumentaciones y siempre con el uso de la palabra cordialmente empleada, hasta llegar a acuerdos. En mi modo de ver la palabra tiene un poder enorme si la usamos como se debe. La agresión siempre acarrea más agresión. Y es un malísimo ejemplo que se puede copiar fácilmente.
Los códigos de convivencia han resultado una práctica buena y han dado muchos resultados positivos. Pero además de acordar como actuar, es necesario enseñar a valorar.
La dignidad de cada quien es el fundamento de cómo debe actuar cada uno.
La dignidad no se compra ni se regala, es propia y se la recibe al nacer, por lo que todos la tienen y debe necesariamente ser respetada.
El Dr. Alfonso López Quintas enseña cómo enseñar valores, no tanto dando discursos, sino colocando a los alumnos en situaciones valiosas y llevarlos a interactuar dentro de tales situaciones; a tal interacción, este profesor que habla a los jóvenes de este tiempo, le llama juego. Allí el alumno reconoce lo valioso de los integrantes de la situación y descubre interactuando los valores que allí se implican. A partir de su propio descubrimiento comienza a militar tales valores, que ha asumido y pasa a difundirlos por donde va.
Todo ser con vida debe ser respetado. Las personas por cierto son de gran valía, pero igual trato debe brindarse a animales, cosa y patrimonio de otros que debo respetar.
Solo quien es respetado aprende a hacerlo. Solo quien es amado, ama también. Recordemos que el ejercicio de todo derecho implica responsabilidad en la propia conducta al vincularse con los demás.
Los directivos deben ofrecer en todo momento conductas rectas y respetuosas con sus alumnos y entre ellos con sus colegas, ya que los alumnos observan las conductas de los, mirando sus coherencias e incoherencias y también desde allí aprenden. Observan si las palabras de sus directivos y docentes es en ellos una norma de sus vidas, o es algo que tan solo emplean, como dicen los niños y adolescentes, “de la boca para afuera”.
En una escuela todo el personal debe actuar de modo similar y ejemplar; es el único modo que se puede enseñar valores, portándolos y en conjunto, como un modo de vida!!!
Si los alumnos llegan a preguntarse en su intimidad si ellos mismos son importantes para los demás: compañeros, profesores, ordenanzas, amigos, vecinos,… van a llegar a considerar importante la dignidad de los otros, así como les gustaría que la de ellos también sea reconocida.
Cerramos nuestra reflexión preguntándonos ¿Sos importante para mí? ¿Soy importante para vos? ¡¡¡Gran pregunta que exige respuestas!!!
Fuente: http://oei.es/divulgacioncientifica/?Sos-importante-para-mi-Soy-importante-para-vos-Derechos-humanos-en-la-escuela