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Entrevista a Ramón Grosfoguel: «La decolonialidad ha muerto: ¡que viva la decolonialidad!»

POR:  GONZALO ARMÚA, LAUTARO RIVARA

ALAI conversó en exclusiva con el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel sobre la muerte ¿y posible resurrección? de la perspectiva decolonial.

Fue en su último paso por Buenos Aires, invitado a la Feria Internacional del Libro, que nos encontramos con Ramón Grosfoguel. Conversamos allí sobre una serie de temas que le desvelan tanto como a nosotros: el antiimperialismo, la actualidad del pensamiento crítico, la caracterización del gigante asiático, el sombrío panorama social de los Estados Unidos y las complejas perspectivas de futuro para nuestra región, que aún no tiene garantizado un pedazo de sol bajo el cielo del nuevo orden mundial que comienza a emerger.

Varias cosas fueron singulares en ese encuentro: desde la duración inusitada de una entrevista que discurrió por diversos temas a lo largo de casi 3 horas de duración, hasta la beligerancia del polemista que encarna Grosfoguel, tan a contramano de los usos y costumbres que uno podría imaginar en un académico de la Universidad de California en Berkeley.

Grosfoguel fue uno de los fundadores y principales animadores del llamado Grupo Modernidad/Colonialidad, que pasó a mejor vida sacudido por los recurrentes cismas que la política latinoamericana y caribeña impone de forma recurrente a sus intelectuales, o al menos a los que aún se preocupan de participar, de vez en cuando, de lo que hacen los mortales afuera de la torre de cristal. Como él mismo se encargará de explicar, la fractura se produjo por una auténtica «guerra de solicitadas» en torno a la candente cuestión venezolana. 

Grosfoguel es autor de numerosos libros y artículos sobre descolonización, racismo, interculturalidad, economía política, migraciones y tantos otros tópicos. Su último libro, “De la sociología de la descolonización al nuevo antiimperialismo decolonial” (Akal, 2022), aborda muchos de los temas de la primera parte en que decidimos dividir la siguiente entrevista, exclusiva para ALAI.

Gonzalo Armúa y Lautaro Rivara: En varias ocasiones planteaste una crítica a una corriente de intelectuales y académicos que llamás los “decoloniales coloniales”. ¿Cuál crees que es o debería ser el vínculo entre decolonialidad y antiimperialsimo? ¿Por qué se produjo esa ruptura entre un sector de la academia crítica y diferentes procesos populares del continente como los de Venezuela o Cuba?

Ramón Grosfoguel: Siempre he asumido, quizás ingenuamente, que cuando uno dice decolonial presupone allí el antiimperialismo. Porque, ¿de qué te estás descolonizando si no eres antiimperialista? Yo fui en gran medida responsable de la organización de la Red Modernidad/Colonialidad. Pero esa red murió en Venezuela. Hubo allí una división insalvable, porque un sector de la red, encabezada por [Edgardo] Lander, tomó partido por una posición inadmisible, firmando un documento escrito en medio de una agresión imperialista contra Venezuela, durante las llamadas guarimbas. Las guarimbas eran grupos paramilitares que estaban por ese entonces matando gente en las calles, como lo pude ver en el verano de 2019 con mis propios ojos. Esto no solo lo han hecho en Venezuela: lo hicieron en Siria, en Ucrania en el 2014 durante el golpe de estado, en muchos otros lugares. Fue en ese marco que apareció un documento repitiendo las mismas tesis del imperio. Lo mismo volvió a suceder en enero de 2019, cuando el intento de golpe de [Juan] Guaidó. Incluso este grupo se reunió con él, afirmando a la prensa que Guaidó era democráticamente más legítimo que Nicolás Maduro.

Pero hubo mucha otra gente de la izquierda o seudo-izquierda latinoamericana que firmó los documentos también. Pude ver a Lander en Democracy Now, un programa de la izquierda estadounidense, afirmando que lo que Trump decía del gobierno de Venezuela, que era autoritario, que era una dictadura, pues era cierto. Estaba minando el apoyo de la izquierda, el único que queda a Venezuela. Esta gente se dedica a socavar estos apoyos, a desmovilizar a la izquierda.

“Yo fui en gran medida responsable de la organización de la Red Modernidad/Colonialidad. Pero esa red murió en Venezuela. Hubo allí una división insalvable”.

Once meses después, en noviembre de 2019, fue el golpe de Estado a Evo [Morales]. Otra vez aparecieron los mismos documentos contando la misma historia: aduciendo muchos de ellos que no era un golpe de Estado, que era una rebelión popular, blanqueando en suma el golpe de estado imperialista. Incluso hubo tesis risibles que decían que Evo era un machista y que el golpe de estado se produjo porque era un machista. En medio de un golpe, no estaban denunciándolo, no estaban saliendo a la calle a defender al presidente democráticamente electo. Estaban tirándole fuego a la víctima. Entonces, ¿de qué decolonialidad estamos hablando?

Todo esto me llevó a pensar que ya no puedo decir que soy decolonial a secas, habiendo una serie de intelectuales «decoloniales coloniales». Por eso afirmo que soy «decolonial antiimperialista». Para mí aquí hay un antes y un después. ¿Por qué? Aquí estuvimos un grupo de personas, entre ellos la Escuela Descolonial de Caracas, en aquel momento con Juan José Bautista, con Karina Ochoa, Enrique Dussel, que tomamos partido por Venezuela y su gente. Yo siento la responsabilidad de llamar la atención sobre este monstruo de siete cabezas que se llama Modernidad/Colonialidad. Por eso decidimos trazar una línea roja. Por eso digo que la red murió en Venezuela. Ya no podemos trabajar juntos.

G.A y L.R: ¿Por qué crees que esos intelectuales llegaron a esos posicionamientos? ¿Cuál es la razón de fondo?

R.G: Intenté dar respuesta a eso en una serie de videos que llevan por título «La bancarrota de la izquierda». Lo que intento allí es tratar de no caer en el reduccionismo de «esta gente se vendió», de complejizar el asunto y entender que les llevó a esas posiciones. ¿Cómo es que esas personas que en cierto momento de sus trayectorias estuvieron de este lado, cruzaron la avenida y ahora están disparando desde la otra trinchera? Esa gente ya no es parte de la decolonialidad. Hay que dejar de referirse a ellos de esa manera: Dussel me llamó la atención sobre eso. Entonces, ¿qué los llevó allí?

Pensando en el marco categorial, podemos señalar varias cosas. El primero es el abandono de la comprensión de lo que es el imperialismo. Ellos abandonaron esa categoría, o ven al imperialismo como una cosa puramente exterior, abstracta. Algo parecido a lo que hacían [Fernando Henrique] Cardoso y [Enzo] Faletto en su ensayo «Teoría de la dependencia». La teoría de la dependencia tenía dos vertientes: la de Cardoso daba mucho énfasis a las situaciones internas de cada país, debilitando el análisis internacional del imperialismo, priorizando las relaciones de fuerza dentro de los propios estados. Pero tú no puedes desvincular lo que sucede dentro del Estado de las estrategias globales del imperialismo. La otra vertiente provenía de la escuela brasilera: Theotônio dos Santos, Ruy Mauro Marini, Vânia Bambirra y el mismo André Gunder Frank: ellos nunca perdieron de vista la relación centro-periferia, la propia dialéctica de la dependencia, el hecho de que la acumulación de capital a escala global está mediada por el sistema imperialista de super-explotación de las periferias. Yo me identifico, por supuesto, con esta segunda corriente. Entonces, el primer problema de esta línea decolonial-colonial es que carece de una teoría del imperialismo. O a lo sumo ésta aparece de forma laxa.

“[Lo primero] es el abandono de la comprensión de lo que es el imperialismo. Ellos abandonaron esa categoría, o ven al imperialismo como una cosa puramente exterior, abstracta”.

El segundo problema es una tendencia de tipo culturalista, donde todo aparece reducido a la epistemología y se pierde de vista la economía política. Aclaro que soy de los que han llamado la atención sobre la necesidad de descolonizar los paradigmas de la economía política, de hacer una cartografía crítica del legado de diferentes corrientes marxistas. Pero no se trata de tirar a la basura la economía política. Este culturalismo, al estilo del de [Walter] Mignolo, termina en una concepción muy identitaria -en su sentido más colonial- en donde las relaciones de dominación de la economía política no aparecen, o lo hacen de modo muy tangencial.

En tercer lugar, hay un problema con el Estado: son fundamentalmente antiestatistas. El propio [Aníbal] Quijano, que tuvo una enorme influencia en esta red, era antiestatista, anarquizante. Entonces, cualquier cosa que tú hagas dentro del Estado o con el Estado invalida desde ya cualquier proyecto, y se supone que tú no lo puedas apoyar, porque se trataría de un “proyecto de poder”. Pero la cuestión es mucho más compleja, más cuando hablamos de procesos antiimperialistas en nuestra región. El propio Lander hablaba -hace ya casi 20 años- de un apoyo crítico a Hugo Chávez y la revolución bolivariana. Pero había mucha más crítica que apoyo.

Una vez invité a Lander a debatir con un opositor al chavismo, un alemán radicado en Venezuela, en la Universidad de Berkeley. No hubo ningún debate, porque Lander terminó diciendo casi lo mismo que el alemán. Fue realmente muy decepcionante. De hecho, la manera como hablaba Lander de Chávez era, como dicen los venezolanos, bien sifrina. Me refiero a la manera despectiva con la que hablaría un blanco rico de un sujeto popular que no tenía las formas sociales propias de las élites. El decía que prefería que a veces Chávez cerrara la boca, que le daba vergüenza su manera de hablar. Lo mismo que tiempo después le diría el mismo Rey de España, cuando le exigió que se callase. Yo me quedé sorprendido de escuchar a quien se asumía como un decolonial, diciendo cosas tan racistas, elitistas, clasistas y coloniales como aquella. Si algo ha sostenido al pueblo venezolano hasta el día de hoy es la educación antiimperialista que proporcionó a su pueblo la palabra de Hugo Chávez, en programas como Aló Presidente, del que tanta gente se burlaba. En síntesis, aquel antiestatismo anarquizante impregnó todas las concepciones de aquel grupo.

Otro tema es el liberalismo: tienen en el fondo una visión liberal, individualista. Parten de un concepto demoliberal que les impide comprender la política imperialista. No pueden ni quieren ver otras formas de democracia, de democracia popular: creen que el eje principal es autoritarismo-democracia (liberal), y desde allí se terminan posicionando con el imperialismo.

Hay también un anti-extractivisto extremo y ahistórico, como si los gobiernos progresistas y de izquierda de América Latina y el Caribe hubieran creado el extractivismo, cuando es una herencia de la división colonial e imperialista del trabajo. El extractivismo no fue un invento de Chávez, [Rafael] Correa ni Morales. Puede llevar 30, 40 o más años superar este fenómeno. Veamos sino a Corea del Sur: le tomó 40 años abandonar una economía agrícola y reemplazarla por una economía industrial altamente tecnologizada. ¡40 años! Y con el apoyo político y los subsidios de Occidente, que no hemos tenido en nuestros países. Imagínate el esfuerzo y el tiempo que llevaría abandonar una economía monoexportadora con la embestida del imperialismo, en un contexto de bloqueo y una guerra permanente de sanciones. Esto va a llevar tiempo. No puedes simplemente eliminar la materialidad de la economía política con un decreto presidencial o una ley en el parlamento. Si no lo haces, pasas a ser considerado cómplice de la destrucción planetaria y enemigo de la humanidad, y al mismo nivel que cualquier multinacional o gobierno imperialista.

“No pueden ni quieren ver otras formas de democracia, de democracia popular: creen que el eje principal es autoritarismo-democracia (liberal), y desde allí se terminan posicionando con el imperialismo”.

No es que estemos ciegos a los problemas de los gobiernos progresistas. Soy muy consciente de las críticas que es necesario hacer. De hecho pueden ver esas mismas críticas en las clases de la Escuela Descolonial de Caracas. Pero las críticas tienen que ser dentro de la revolución, no contra la revolución. Las críticas son para mejorar los procesos, no para destruirlos. Tenemos que trazar una línea roja con estas posturas destructivas.

G.A y L.R: Incluso se coloca mucho más énfasis en la crítica a los gobiernos populares que en aquellos alineados con la geopolítica de los Estados Unidos y comprometidos con las políticas económicas ultraneoliberales…

R.G: Exacto. Si te fijas, nunca dedicaron atención ni solicitadas contra el gobierno de [Sebastián] Piñera en Chile, ni contra el gobierno narco-paramilitar de [Álvaro] Uribe en Colombia. No: el foco está siempre puesto en la denuncia de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Veamos sino lo que pasó en Ecuador: no quisieron apoyar a Correa porque era extractivista, y terminaron apoyando la política pro-imperial y oenegeista de Yaku Pérez, un tipo apoyado por los Estados Unidos para dividir los votos de la izquierda. Cuando se produjo la segunda vuelta, esta vez entre el candidato de Correa y Guillermo Lasso, ni siquiera llamaron a votar en contra del banquero. Lo mismo sucedió con la instrumentalización de la crítica al patriarcado por parte de cierto feminismo imperialista, cuando se retiró el apoyo a Evo Morales por “machista” en medio de un golpe de Estado, como lo hizo Rita Segato. ¿Qué decolonialidad es esa? ¿Cuál es la descolonización posible si no tienes en claro la cartografía del poder en la región y el rol que juega en ella el imperialismo estadounidense?

Por eso hay que preguntarse por los intereses detrás de estos personajes que desmovilizan a las izquierdas en América Latina. Por eso siempre me pregunto quién es el que paga. Si buscamos y trazamos la ruta del dinero y los apoyos vamos a encontrar varias fundaciones alemanas. En Asia por ejemplo éstas tienen ya un historial de más de 50 años de actuación. Estas fundaciones socialdemócratas canalizan el dinero que el imperialismo norteamericano no puede entregar directamente. La Fundación Willy Brandt, por ejemplo, cumplió ese papel en los años 50, 60 y 70, dado que a la CIA le interesaba y le interesa producir una seudo-izquierda: su rol no es sólo el de apoyar a las derechas y los golpes de Estado.

Yo sabía por ejemplo que se venía un golpe de Estado en Bolivia dos meses antes. ¿Por qué? Porque empecé a constatar las movilizaciones que en toda Europa comenzaban a instalar que Evo Morales había quemado el Amazonas. No Bolsonaro, sino Evo Morales. Circuló toda una campaña internacional en Europa y los Estados Unidos asociada a estas mismas fundaciones alemanas. Esto es un hecho, más allá de que esta gente sea o consciente o no de quien pone ese dinero. Obviamente es gente que ha escrito cosas importantes, interesantes, que pueden ser útiles. Pero, ¿para qué me sirve un intelectual que a la hora de la verdad se posiciona en la otra trinchera? ¿Para qué sirven sus teorías?

G.A y L.R: ¿Y qué hay de las condiciones materiales que impone el propio ámbito académico, incluso más allá del sostén económico? ¿No hay una colonialidad específicamente universitaria? ¿Por qué se da este alejamiento de la praxis por parte de una intelectualidad latinoamericana y caribeña que en otras épocas formaba políticamente a los sindicatos, hacía parte orgánica de los movimientos populares y hasta ejercía roles de conducción y liderazgo?

R.G: Definitivamente. Todo el sistema académico está organizado para la cooptación de pensadores radicales. Es un sistema que ofrece buenos salarios, otorga privilegios y lleva compulsivamente a publicar en revistas indexadas del Norte Global. Para cuando el intelectual abrió los ojos, ya dejó de ser radical: de pronto escribe lo que hay que escribir para ser publicado, promocionado y premiado. Esta decolonialidad descafeinada es el precio a pagar para tener una carrera académica exitosa. La idea es preservar cierta distancia y pureza que otorga prestigio, permanecer en un limbo y no tomar posición de forma decidida ni por esto ni por aquello. Pero yo no lo veo solo como un solapamiento entre conveniencia y convicción. Yo lo veo como un problema profundamente ideológico, ligado al marco categorial equivocado que ya mencioné.

“Si buscamos y trazamos la ruta del dinero y los apoyos vamos a encontrar varias fundaciones alemanas […] Estas fundaciones socialdemócratas canalizan el dinero que el imperialismo norteamericano no puede entregar directamente”.

Yo me relaciono con la decolonialidad de una manera política. Siempre fui un activista antiimperialista en Puerto Rico, durante toda mi vida. Para mi la decolonialidad es un proyecto político de transformación del mundo, no una moda académica.

G.A y L.R: Hecho el diagnóstico, ¿cómo crees que esta corriente, esta agenda decolonial y antiimperialista se puede masificar? ¿Cómo puede arraigar en movimientos de masas, como lo hizo el marxismo, el nacionalismo popular, el indianismo y otras tradiciones revolucionarias? ¿Cómo llegar a una educación recíproca entre intelectuales y organizaciones populares?

R.G: Hay numerosos movimientos decoloniales que existen y operan actualmente en el mundo. Por ejemplo los movimientos indígenas en Bolivia, que no necesitan de intelectuales decoloniales para ser decoloniales. Los hay indígenas, los hay afrodescendientes, de todo tipo: por ejemplo el del pueblo nasa en Colombia, el de pobladores en Venezuela o Chile, etcétera. Independientemente de que hayamos incidido o no en su formación y debates, como lo hizo Juan José Bautista en Bolivia, lo decolonial nos precede, por supuesto. Debemos tomarnos muy en serio el pensamiento crítico que se produce desde esos movimientos para hacer jirones el pensamiento hegemónico colonial y eurocéntrico. Metodológicamente debemos pensar junto con los movimientos y no sobre ellos: no son algo objetivable.

En Sudáfrica, por ejemplo, construimos una Escuela Decolonial que tuvo un impacto enorme sobre el movimiento social sudafricano: allí lo decolonial ya es sentido común en diferentes sectores de la sociedad. Ha habido huelgas estudiantiles llamando a descolonizar las universidades sudafricanas. En Venezuela también hemos sido una influencia a partir de las Escuelas Decoloniales, contando ahora con un Instituto Nacional para la Descolonización dentro del Ministerio de Cultura, incidiendo en el sistema escolar, en las universidades. Incluso el Plan de la Patria incluyó como uno de sus ejes la descolonización.

Siempre estamos buscando cómo hacer ese vínculo entre la producción intelectual y la producción de luchas políticas y sociales. Yo lo considero un mandato de la huelga que creó mi departamento en la Universidad de Berkeley: nosotros estamos ahí como un caballo de Troya para potenciar los movimientos antiimperialistas en el mundo. Nosotros utilizamos esa brecha en la universidad blanca imperialista, una de las mejor posicionadas en el mundo, y la usamos como plataforma para tener un impacto. Quienes protagonizaron esa huelga en el año 69 eran del Frente de Liberación para el Tercer Mundo: eran estudiantes negros, latinos, asiáticos e indígenas estadounidenses. Nosotros nos consideramos como el Tercer Mundo dentro del Primero.

G.A y L.R: Si tuvieras que sintetizar la agenda decolonial antiimperialista, ¿cuáles serían sus puntos esenciales?

La agenda decolonial tiene diferentes registros. En primer lugar, tiene que ser necesariamente antiimperialista. Ese es el horizonte. Tenemos que ir contra la civilización de muerte que reproduce el mundo que vivimos. Esa civilización a combatir tiene nombre y apellido: es el sistema imperialista mundial. Cuando estos decoloniales de los que hablamos antes hablan de lo civilizatorio nunca lo vinculan a este sistema concreto: la civilización no es una cosa abstracta. El horizonte tiene que ser trans-moderno, debe superar la civilización moderna, capitalista y occidental. Este sistema tiene por supuesto varios ejes de dominación: patriarcales, racistas, pedagógicos, cartesianos, etcétera. Yo identifico 16 jerarquías de dominación distintas. Lo que intento es descolonizar paradigmas como los de la economía política: lo que antes se identificaba como superestructuras son en realidad jerarquías de dominación, principios organizadores de la acumulación de capital. El carácter genocida, racista, feminicida, ecologicida, epistemicida, anticomunitarista, es consustancial al proceso de acumulación y al proyecto civilizatorio occidental. En otras palabras: el capitalismo es el sistema económico de una civilización.

“Debemos tomarnos muy en serio el pensamiento crítico que se produce desde esos movimientos para hacer jirones el pensamiento hegemónico colonial y eurocéntrico”.

El problema con el paradigma del socialismo del siglo XX es que siempre concibió la relación entre el capitalismo y otras formas de dominación como infraestructura-superestructura. Por eso no sólo no se superaron diversas formas de dominación, sino que ni siquiera se pudo resolver lo que se planteaba: la transformación radical del sistema económico. Esto, de nuevo, porque no estamos haciendo frente sólo a un sistema económico, sino a una civilización. Por eso es que jamás vas a lograr destruir el capitalismo histórico reproduciendo sus mismas lógicas sexistas, egocéntricas, dualistas, etcétera. Es por esto que la decolonialidad no es una discusión académica, teórica, es una discusión política que nos plantea una nueva cartografía del poder. Es ahí en dónde Chávez estaba clarísimo. Él decía que había que aprender de los problemas y errores del socialismo del siglo XX para pensar el socialismo del siglo XXI. Eso es lo que Dussel llama la transmodernidad: aún no podemos darle nombre, porque estamos en un proceso de transición. ¿Cuál será finalmente la civilización emergente? Lo veremos en el proceso.

Fuente de la información e imagen:  https://www.alai.info

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Reflexión sobre desafíos que enfrentan los feminismos en América Latina

Por: Leonardo Frías Cienfuegos

 

Si algo nos han enseñado los movimientos feministas, es que los temas sobre los que se debate son siempre los más actuales en el sentido de la demanda por la igualdad y la equidad, la erradicación de la violencia contra las mujeres o la no discriminación por asuntos de género.

Así lo manifestó Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la UNAM, al poner en marcha la Tercera Conferencia Anual Latin American Interdisciplinary Gender Network (LAIGN), “Irrupciones Feministas Anti-Sistema en América Latina”, realizada en conjunto entre el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), la Universidad de Yale y UNAM-Boston.

En realidad, destacó, siempre se está hablando de derechos humanos, de libertad, de justicia, de ética, de política, y para tratar cada uno de estos temas no hay mejor manera que el trabajo interdisciplinario. Esto asegura, continuó, que a través de los diversos discursos disciplinarios, de las discusiones, del debate, y desde las narrativas de los activismos feministas, se puedan construir microcomunidades enredadas que desemboquen en una reflexión colectiva, una visión de conjunto, y así veamos cuáles han sido nuestros alcances y cuáles son los desafíos.

La Conferencia Anual LAIGN, agregó Valencia García, llega a su tercera edición en la búsqueda de su consolidación como parte de las actividades interinstitucionales de la UNAM, en la que intervinieron 120 integrantes de la red, provenientes de 35 instituciones de América Latina.

Las calles latinoamericanas se inundan con pañuelos verdes y morados, y pancartas demandando justicia. Las feministas provocan a través de la escritura, las artes y la reflexión colectiva; se hacen escuchar en calles, aulas, mercados, parlamentos y redes sociales; se apropian de espacios y de sus cuerpos; resignifican la memoria; intervienen el lenguaje y los símbolos patrios; proponen antimanuales y antimonumentas, así se lee en la introducción y bienvenida del CIEG a dicho cónclave.

Y continuó: “cada movilización es única, pero todas forman parte de un proceso más amplio de luchas antisistema. La tercera conferencia abre un espacio para discutir los desafíos que enfrentan los feminismos y analizar posibles antídotos para estos tiempos de conservadurismo”.

Al respecto, Marisa Belausteguigoitia, titular del CIEG, enfatizó: “estos movimientos son críticos, y la crítica se hace con lo que se deja fuera y desordena el centro, es ese orden de lo que quedó fuera: reflexión desde lo anti, que produce efectos críticos”.

En su oportunidad, Benjamín Juárez Echenique, exdirector del Centro de Estudios Mexicanos (CEM) de la UNAM en Boston, Estados Unidos, dijo que nadie se resiste a la convocatoria de la red que cuenta con una marca irresistible: UNAM-Yale.

Ante esto, añadió que el feminismo no es algo que compete sólo a las mujeres, sino a todos, y tampoco únicamente a la interdisciplina, pues además a los estudios intersección en los que vemos género, junto con situaciones de clase, geografía, economía e ideas políticas.

“Porque no se trata de hablar para quienes tienen las mismas ideas, sino dirigirnos a aquellos que no las tienen, y llegar a construir consensos y acciones; es por eso que el primer motor para la creación de esto fue romper geografías, porque estamos en uno de los centros más importantes del mundo de pensamiento y de acción”.

Finalmente Claudia Valeggia, directora del Council on Latin American & Iberian Studies (CLAIS) de la Universidad de Yale, manifestó que la unión de la mencionada red, así como de la universidad que representa y la UNAM, se dio para generar conocimiento a través de contenidos académicos, culturales y activistas que faciliten un diálogo y ofrezcan posibles soluciones a temas respecto al género.

Se realizaron, detalló, labores en siete grupos de trabajo: Género y educación; Teoría del género y feminismo; Género, economía, pobreza y salud; Género en las artes y las humanidades; Género en la ciencia, la tecnología y la innovación; Género y derechos humanos; y Foro de género y políticas.

Fuente de la información e imagen:  Gaceta UNAM

 

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El emprendimiento: un salvavidas para millones de mujeres en el mundo

El 19 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, impulsado por la organización internacional Women’s Entrepreneurship Day Organization (WEDO). En estos momentos de dificultad e inestabilidad, millones de mujeres tienen que optar por poner en marcha sus propios negocios, a veces pequeños emprendimientos, que resuelven la economía de muchas familias en todo el mundo.

En América Latina, la aportación de las emprendedoras es fundamental para el desarrollo económico, como se ha puesto de manifiesto durante la celebración de la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, el principal foro intergubernamental regional de las Naciones Unidas sobre los derechos de las mujeres y la igualdad de género, coorganizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ONU Mujeres.

Allí los debates se han centrado en la importancia de “la sociedad del cuidado”, ya que las mujeres asumen en gran medida esta función (cuidado de los hijos, de los mayores, del hogar), fundamental para un futuro “que ubique la sostenibilidad de la vida humana y del planeta en el centro del desarrollo”, según ha señalado la CEPAL. Sin embargo, esta labor no está remunerada y en muchas ocasiones impide a las mujeres acceder a sus propias fuentes de ingresos.

Un tema que también ha abordado María-Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, que ha afirmado, en declaraciones a la Fundación Microfinanzas BBVA: «La incorporación plena de las mujeres al mercado laboral -por medio de oportunidades que incluyan, por ejemplo, el financiamiento efectivo de sus emprendimientos- transformará radicalmente el modelo de desarrollo, hará crecer las economías y mejorará sustancialmente las sociedades. La creación de sistemas integrales de cuidados es fundamental para transitar por ese camino, y, al mismo tiempo, reducir la pobreza y eliminar las desigualdades».

Mujeres emprendedoras de la FMBBVA

Los datos obtenidos por el área de Medición de Impacto Social de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), que atiende a más de un millón y medio de mujeres en la región, corroboran que “el número de mujeres ocupadas en trabajos que requieren más interacción personal, como el comercio minorista, la hostelería, el cuidado de personas o el turismo, es muy superior al de los hombres”. Además, el 56% de las emprendedoras a las que atiende la FMBBVA viven solas (son solteras, separadas o viudas) y con personas dependientes a su cargo.

Carmen Matus es una de ellas. Esta chilena trabajaba en una fábrica de zapatos cuando tuvo un accidente que le impidió continuar. Aunque podía haber esperado a recuperarse, decidió que tenía que valerse por sí misma, y empezó a vender ceviche que ella misma cocinaba, en su propia casa. Cuando finalmente cerraron la fábrica, su esfuerzo ya había dado sus frutos. Podía vivir de su negocio, elaborando “comida al paso, casera y con amor”, según sus palabras.

Carmen Matus, emprendedora chilena de Fondo Esperanza, entidad de la FMBBVA

Carmen Matus, emprendedora chilena de Fondo Esperanza, entidad de la FMBBVA

Carmen convirtió la terraza de su casa en cocina, y creó, de la nada y con escasos recursos, La cocina de Abuelita Carmen, con la ayuda de su sobrina y su hijo. A su abuela  paterna le encantaba cocinar: “Una vez que empecé esto me encomendé a ella. Pensé que estas manos tenían que estar bendecidas, igual que las de ella porque cocinaba exquisito”.

La responsable de Empoderamiento de la Mujer de la Fundación, Laura Fernández Lord, ha destacado que “las mujeres tienen mayores barreras para acceder a una fuente de ingresos propia, y la probabilidad de estar desempleada es especialmente alta en países emergentes”. Esto hace que poner en marcha sus propios negocios, emprender, sea la mejor salida para ellas, aunque no exenta de dificultades, entre otras, el acceso al sistema financiero.

Ambar Michelle Almonte, emprendedora de Banco Adopem (República Dominicana)

Ambar Michelle Almonte, emprendedora de Banco Adopem (República Dominicana) – FMBBVA

Por eso la FMBBVA tiene entre sus prioridades llevar a estas emprendedoras soluciones que les permitan atender sus necesidades económicas, fortalecer su confianza y crear redes de apoyo. De todas las personas bancarizadas por primera vez en las entidades de la FMBBVA en 2021, el 54% eran mujeres, según datos del Informe de Desempeño 2021 de la Fundación.

Son mujeres que viven en situaciones de pobreza o vulnerabilidad, y que salen adelante, con mucho esfuerzo y dedicación, con pequeños negocios que dan de comer a sus familias o permiten a sus hijos aspirar a una vida mejor. Según Fernández Lord, “de las mujeres nuevas atendidas por la FMBBVA en 2021, un 90% se encuentra en situación de vulnerabilidad (frente al 81% de los hombres). Esto se debe, en parte, a que tienen que asumir íntegramente las tareas del hogar y a que su ocupación es en sectores de baja productividad (el 48% del total de mujeres trabaja en comercio al por menor)”.

El papel de las mujeres emprendedoras es fundamental para conseguir cambios. Ellas son las que construyen el futuro de América Latina y con su esfuerzo lograrán una sociedad más justa y con más oportunidades.

Fuente: https://www.google.com/search?q=El+emprendimiento:+un+salvavidas+para+millones+de+mujeres+en+el+mundo&source=lmns&bih=489&biw=1024&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwiIw_zzs8T7AhV2wikDHYaVBfIQ_AUoAHoECAEQAA

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Cuando la escuela se convierte en un gueto: América Latina tiene las primarias más segregadas del mundo

Cuando la escuela se convierte en un gueto: América Latina tiene las primarias más segregadas del mundo.

América Latina es la región del mundo con mayores tasas de segregación escolar por ingresos entre los estudiantes de primaria. Es decir, es muy poco frecuente la mezcla de niños ricos y pobres en las aulas. Así lo muestra el estudio Segregación escolar por nivel socioeconómico en educación primaria en América Latina y el Caribe publicado a principios de noviembre en la Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. La investigación, que recopila los datos heterogéneos e incompletos de 16 países del continente y los compara con los índices de PISA, muestra como ocho de los diez países con peores tasas del globo son latinos. Panamá, Perú, El Salvador, Honduras, Colombia y Guatemala lideran la lista. La segregación escolar provoca que los alumnos de entornos más desfavorecidos se concentren en los mismos colegios, conocidos como escuelas gueto, y perpetúen sociedades más desiguales.

Pero la imagen no es muy alentadora. Panamá es el país con mayor brecha, con un índice de segregación de Gorard de 0,471. Este marcador muestra el porcentaje de alumnos que tendrían que ser reubicados en colegios de un nivel socioeconómico más alto para lograr un escenario igualitario en las escuelas del país. Es decir, habría que trasladar a casi la mitad de los estudiantes panameños de primaria a mejores colegios para no tener segregación. Le siguen Colombia (0,414), Perú (0,388) y Honduras (0,382).

Sin embargo, en la región conviven países con cifras completamente antagónicas. Mientras que Colombia, Costa Rica y Ecuador son los que más han visto aumentar la segregación en sus aulas, Argentina, Nicaragua y República Dominicana son los que más la han reducido. Les separan entre un 10 y 20%. “No necesariamente por políticas públicas enfocadas a paliar esta situación directamente”, explica Javier Murillo Torrecilla, director del Instituto de derechos humanos, democracia y cultura de paz y no violencia (Demospaz). “Es un tema que ha estado muy olvidado, pero es una zancadilla. Es la primera de muchas, ya que se les impide a los niños acceder al derecho a la educación de calidad. Si la base de la educación no está, es muy difícil que el menor salga de la exclusión o el círculo de pobreza al que pertenece”.

Pero este continente encarna realidades muy diferentes. Aquí conviven los países con mayor segregación escolar con República Dominicana, con una tasa prácticamente igual a la media de la OCDE, y Cuba, con una de las educaciones menos segregadas, a la altura de los países nórdicos. “Una cosa positiva que sacamos es que la segregación no es inevitable. Y que hay países con situaciones complejas están logrando tener unos niveles muy positivos”, apunta Murillo.

Pensar en soluciones y en políticas públicas para cerrar estas brechas requiere de brocha fina. “No hay una solución que sirva por igual”, zanja Martínez. “Lo que hemos visto en España es que la creación de escuelas de alto rendimiento o centros de élite y la mayor financiación de instituciones privadas está aumentando la presencia de escuelas gueto, pero cada país latinoamericano tiene que tener en cuenta qué está fallando: si es la orografía, el acceso…”.

Aunque Cuba y República Dominicana tengan porcentajes muy similares, los datos desgranados muestran dos realidades completamente diferentes. Mientras que en el primero hay menos de un 10% de escuelas sin un solo estudiante pobre, en la isla dominicana, los centros elitistas superan el 15%. “Cada país tiene sus propias fórmulas”, dice la experta.

Alejandra Meglioli, directora del programa regional de calidad e impacto de Save the Children, apunta que la exclusión y la deserción escolar son dos de los “grandes retos del continente”: “Es el reflejo de que vivimos en sociedades muy desiguales. Y una condición retroalimenta a la otra. Los niños que van a escuelas precarias no suelen encontrar mejores oportunidades y son los que necesitan trabajar; necesitan ingresos. Los centros educativos se han convertido en espacios en los que se discrimina, se segmenta y se segrega a la infancia”.

“Estamos condicionando el futuro de nuestros países”

Las escuelas gueto o centros de alta complejidad son aquellas instituciones en las que más de la mitad de su alumnado tiene condiciones económicas complejas. Suelen ser escuelas de bajo rendimiento por las características —ubicados en barrios conflictivos, con población migrante que se incorpora a destiempo y bajos recursos—. “El profesorado está pendiente de apagar otros fuegos, más allá de que saquen mejores o peores notas”, cuenta la experta. “A muchos les preocupa, por ejemplo, que sus chicos no pasen hambre. Por eso es común que los planes de estudio ni siquiera se concluyan”.

La segregación escolar y la desigualdad son dos caras de la misma moneda. Los países cuyas brechas sociales están más pronunciadas suelen tener sistemas educativos similares. Aunque cuando se habla de segregación escolar puede estar vinculada a las capacidades del estudiante, a su grupo cultural o a su idioma, la variable económica es la que suele vertebrar todas las demás inequidades.

El perfil del alumno más desaventajado suele ser parecido en todo el continente: rural e indígena o afrodescendiente. Ítalo Dutra, asesor regional de Educación para Unicef, lamenta la falta de inversión pública. “Existe una enorme crisis de aprendizaje en la niñez y adolescencia de nuestro continente, que afecta siempre a esta población más desfavorecida y vulnerable”. Para el funcionario, los motivos detrás de estas cifras tienen que ver con la obligatoriedad tardía de la enseñanza en la región (a partir de los ochenta) y con el olvido de los pueblos campesinos. “Los colegios rurales suelen ser centros sin infraestructuras, con maestros peor cualificados… Y es ahí donde merece una inyección de presupuesto. Estamos condicionando el futuro de nuestros países”, advierte.

Fuente: https://elpais.com/america-futura/2022-11-21/cuando-la-escuela-se-convierte-en-un-gueto-america-latina-tiene-las-primarias-mas-segregadas-del-mundo.html

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Venezuela: Comparando en Educación

Comparando en Educación (I)

Lourdes de Urbáez

Para comenzar este artículo es bueno recordar que al ser humanos siempre le ha servido comparar, sobre todo en el momento de la toma de decisiones. Establecer diferencias y/o semejanzas entre un fenómeno y otro; determinar cuáles aspectos de esos fenómenos se van a comparar, establecer el propósito de esa comparación, van perfilando a la comparación, que si se utiliza aplicando el rigor científico, como una metodología de Investigación, la cual no es simplemente establecer una comparación, pudiera ser un aporte para evaluar y mejorar desde el desempeño en el aula hasta el diseño de políticas educativas

La utilización del método comparativo no es de muy reciente data, ni exclusivo de la educación. Bonilla y otros (2011) expresan:

Comte, Spencer y Durkelei, asignaron el método comparativo a la historia, llamándolo método histórico comparado, según el cual la comparación debía ayudar a la obtención de leyes precisas, relaciones determinadas de cualidades. (p.21)

De acuerdo a este planteamiento, ya autores como  Comte(1798 – 1857), Spencer (1820 – 1903) Durkeleim (1858 – 1917), estaban en la reflexión del método comparativo considerándolo pues ya era una práctica de importancia grande en los estudios de Historia.

No toda comparación es científica, ni puede considerarse como una metodología científica de investigación. Hay ciertas condiciones a tomar en cuenta para esta consideración, de acuerdo a los mismos autores citados:

La comparación debe responder a una reflexión, a un ejercicio del pensamiento, a inferencias de los datos que se comparan, con criterios cualitativos y/o cuantitativos pero previamente establecidos y de allí se desprenden las diferencias y semejanzas de los fenómenos comparados o a las variaciones de un mismo fenómeno, si éste es el objeto de la comparación (IDEM p.23 al 24).

Cuando los fenómenos comparados son educativos, entonces se está hablando de Educación Comparada, que por supuesto, involucra lo histórico, geográfico, político, económico, social, entre otros., y en su fin último destaca agrupar, integrar, proponer algunos esfuerzos que beneficien el desarrollo del proceso educativo.

Siendo tan complejo el tema educativo, complejos también serán los ámbitos abordados por la educación comparada, que pueden referirse a políticas educativas, formación docente, ámbitos educativos, proyectos educativos ámbitos locales, virtualidad, presencialidad, por mencionar algunos.

El amplio abanico de posibilidades de la Educación Comparada se expresa, además en diferentes tipos de estudios comparativos como los clasifica y explica Rosa María Masson, 2007 (Anexo), en el cual señala cuatro niveles en los que se estudian países, políticas educativas, tendencias educativas, comparación entre países y regiones, contextos educativos locales.

La Educación Comparada, entonces, en sus investigaciones requiere establecer un claro objetivo y definir qué se va a comparar, pues como expresa Masson, es muy amplio el campo de estudio y requiere definir cuáles son las áreas específicas que se van a comparar y analizar.

Unido a esto, son diferentes los enfoques en los que se insertan los estudios comparativos en educación, los cuales presentan características específicas que requieren de una selección cuidadosa para cada nivel a investigar.

Por tanto es todo un mundo de posibilidades investigativas que ofrece la Educación Comparada; permite abordar el proceso educativo desde sus diferentes factores y elementos, ya que su incidencia va más allá del aula, la escuela, la enseñanza, incluso; pues su acercamiento a la educación es global y compleja.

La Educación Comparada requiere de una búsqueda de información muy completa y densa, una indagación científicamente sustentada, que interprete los fenómenos a la luz de otras disciplinas, de diversas miradas de un mismo fenómeno, con la objetividad propia de la ciencia.

Por la complejidad, que no es complicación de la Educación Comparada, ésta tiene nexos con los campos de otras disciplinas, tal como lo afirma Epstein (2010) compilado por Navarro:

Aún más, la educación comparada depende y tiene lazos fundamentales con los campos de la historia, la filosofía, y todas las ciencias sociales. La educación comparada usa y adapta las teorías, métodos, y perspectivas analíticas de las ciencias del estudio del ser humano. (p.9)

Y es que precisamente, uno de los nudos de discusión que se generan en torno a la Educación Comparada es con relación al campo de estudio. La educación está entretejida con muchas ciencias, de las cuales se nutre pero que también se dejan nutrir por ella, sus campos, objetos, principios, teorías y perspectivas.

Ya Castellanos (1968) destacaba esta importancia multirelacional de la Educación Comparada con otras disciplinas cuando expresa:

“El ámbito  de estudio de la Educación Comparada es muy amplio. Actualmente la opinión dominante es que su núcleo debe ser: el estudio de las tendencias y de las teorías educacionales; el proceso de enseñanza-aprendizaje y los sistemas educacionales de los distintos países; el todo con proyección al futuro.” (p.25)

Esta autora venezolana, estudiosa de la Educación Comparada y la Educación Universitaria, reconoce la amplitud de los campos de la Educación comparada, pero no para quedarse en la mera comparación, sino con miras a una toma de decisión futura que tribute al desarrollo de la educación.

Hay en el ámbito internacional expresiones de inquietud y dedicación por la Educación Comparada en todas partes del mundo; aún así, Fernández Lamarra y otros (2005) en un balance de la Educación Comparada en América Latina considera que aún es limitada la producción de los mismos, con relación a esto manifiestan:

“Sin embargo, la mayor parte de los trabajos de carácter comparado que se han tenido en cuenta para realizar este balance, fueron y son llevados a cabo por organismos internacionales, en especial la UNESCO… Los mismos han sido elaborados a partir de estudios de casos nacionales y además como contribuciones a conferencias y reuniones internacionales. El balance regional de la producción académico-científica y la enseñanza de la disciplina, por lo tanto, es todavía deficitario. A la escasa producción de investigaciones de educación comparada se agrega el limitado intercambio entre investigadores y especialistas de la región.” (p.162)

Aún siendo de real importancia los trabajos que puedan realizar los organismos internacionales, se requiere de una formación a nivel académico que estimule la producción investigativa y el intercambio que propenda a ampliar enfoques y teorías, políticas y tendencias de la educación a nivel nacional en los diferentes países.

Autores como Alexander López (2008) consideran que la Educación Comparada está íntimamente relacionada al proceso de globalización, pues requiere acercarse a los diferentes países y regiones con amplitud de criterios a sabiendas de que cada vez se amplían más las fronteras y esto permite realizar los estudios comparados entre países y regiones y además construir consensos globales.

“Un gran reto para el método comparativo es desarrollar las estrategias para explorar la especificidad de la globalización como fenómeno emergente. Esto equivale a enriquecer su consistencia lógica y empírica para transformarse y ser capaz de atender la ampliación de las fronteras tanto hacia lo internacional como hacia el propio individuo.” (p. 5)

Un reto metodológico que el autor considera fundamental para la Educación Comparada en la actualidad,  está relacionada con el abordaje de lo internacional, lo mundial, propio de la globalización pero que al mismo tiempo otorgue igual importancia al abordaje de lo individual puesto que los supuestos nacionales no pueden ser arropados por lo que a nivel global está ocurriendo en el mundo.

Es por ello que en párrafos anteriores Fernández Lamarra expresaba su preocupación por la escasa producción de investigaciones en el nivel nacional por parte de investigadores y académicos interesados en el estudio de la educación en sus propios países y regiones.

Se infiere, entonces, de acuerdo a los autores citados en este artículo, que la Educación Comparada se erige como una importante disciplina para conocer los procesos educativos en el mundo que permita construir alternativas a nivel internacional, regional y nacional.

BIBLIOGRAFÍA

CASTELLANOS, María y Otros. La Educación Comparada. Aportes para la Educación Superior Comparada: Venezuela – Cuba. Compilado por: Castellanos. UCV – Litopar – Artes Gráficas. Caracas. 1968.

EPSTEIN, Erwin. Complilado: Marco Aurelio Navarro. Educación Comparada, perspectivas y casos. Sociedad Mejicana de Educación Comparada. Méjico. 2010.

FERNÁNDEZ L y Otros. La Educación Comparada en América Latina. Revista Española de Educación Comparadada. No. 11. 2005. Disponible en: www.uned.es/undex.php/REEC/article/view/7408/7076

LÓPEZ, Alexander. Retos Metodológicos de la Educación Comparada en la Sociedad Global. Revista Universidad Sociedad del Conocimiento. 2008. Disponible en: www.uec.edu/rusc/5/1/dt/esp/lopez.pdf

MASSON, Rosa María. Una visión integradora para realizar estudios comparados en educación. (Ponencia) II Encuentro Nacional I Latinoamericano de Estudios Comparados en Educación. Buenos Aires 2007

MOLLIS, Marcela. Compilado: BONILLA, Luis y Otros. Educación Universitaria para el Siglo XXI. Centro Internacional Miranda y Ministerio del Poder popular para la Educación Universitaria. Caracas.2011.

 

ANEXO

Tipos de estudios comparados
Nivel Características
Primero ·         Estudios monográficos.

·         Caracterizan la educación en un país o países.

·         La finalidad es obtener conocimientos de todo el sistema de educación o de un nivel de educación en específico.

·         Valoran comparativamente la relación que existe entre la política declarada (nivel de aspiración) y la realidad educativa.

Segundo ·         Estudios comparativos entre países y regiones.

·         La finalidad es establecer semejanzas, diferencias y las perspectivas de desarrollo de la manifestación de la educación escolarizada que se estudie en el marco de las interacciones existentes entre la educación y la sociedad.

Tercero ·         Estudio de localización de los problemas, las corrientes y las tendencias educativas en el contexto internacional y/o regional.

·         Caracteriza, establece las regularidades y valorar la relación causa– efecto en el marco de las interacciones existentes entre la educación, la política, la economía y la sociedad de la región que se estudie y de los países que se incluyan en la muestra.

Cuarto ·         Valora la relación entre lo establecido en la política y el sistema educativo y las diferentes alternativas teóricas y prácticas que desde los contextos educativos locales proponen los sujetos que en ellos participan.

Fuente: MASSON, Rosa María. (2007. p.16)

Continuaremos….

Fuente de la Información:  Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación / CII OVE

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El agotamiento emocional aumenta en las mujeres de Latinoamérica

Por: Carolina Flechas Anzola

«¡No aguanto más!», se repetía mentalmente Diana Pino Villaroel, durante la etapa más restrictiva del confinamiento en Chile en el 2020, al ocuparse de su trabajo y hogar al mismo tiempo, ella es una de las muchas mujeres que en Latinoamérica padeció «burnout», más conocido como agotamiento emocional extremo.

El síndrome de «burnout» cada vez está afectando a más mujeres, en especial a aquellas que se dedican a trabajar desde la casa o en la oficina, a la crianza de los hijos y a las distintas labores de cuidado a las que se enfrentan cada día.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el «burnout» se ha manifestado como el síndrome del trabajador quemado, pero en las mujeres esto llega a un desgate emocional. Un síndrome que figurará en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) relacionado con estrés crónico, desgaste físico, despersonalización de las tareas, bajo rendimiento y cuadros de depresión y ansiedad.

Durante la pandemia se incrementaron las tareas que realizaba la mujer. Cifras de ONU Mujeres señalan que, a nivel mundial, antes de la covid-19 ya hacían al menos dos veces y media más tareas domésticas y de cuidados no remunerados que los hombres.

El informe Women in the Workplace 2021 (Mujeres en el lugar de trabajo 2021), de la firma Mckinsey&Company, muestra que el 42 % a nivel mundial padece agotamiento frente al 35 % de los hombres. En el 2020, el 32 % de las mujeres se sintieron en estado de «burnout», en comparación con el 28% de los hombres. En el 2021 la diferencia creció a 7 puntos porcentuales.

Agotamiento en las mujeres en Latinoamérica

«Fue acostarme una noche a dormir y sentía mucho dolor de cabeza y tensión en el ojo izquierdo. Cuando me desperté al día siguiente mi ojo estaba totalmente rojo e inflamado, se me había estallado una venita», recuerda Diana.

Para ella al principio era una maravilla poder tener a sus hijos y a su marido en casa todo el tiempo, pero luego todo se multiplicó y empezó a requerir más atención, lo que se mezcló con el trabajo y fue aumentando la saturación.

«Me daban ganas de llorar ante cualquier crítica», comenta esta chilena que teletrabaja para una compañía española de 2:00 a.m. a 10:00 a.m., es ama de casa y cría dos niños (uno de 7 años y el mayor de 16 con un nivel medio de discapacidad mental). Llegó al límite cuando su ojo izquierdo le advertía de un derrame.

«Todos los días dormía muy poco y al estar pendiente de los niños, que se conectaran a clase, la comida y demás me ponía muy ansiosa. Cuando me desperté con el ojo rojo fuimos a urgencias y el médico me dijo que mi sistema nervioso había colapsado», cuenta.

No son «supermujeres», necesitan apoyo

En América Latina un 76 % de la población padece el síndrome de «burnout». En un estudio de la OCDE «¿Cómo va la vida en América Latina?» de 2021, México es el primer país del mundo en «burnout» laboral con un 75 % en donde 8 de cada 10 mujeres lo padecen superando a países como China (73 %) y Estados Unidos (59 %).

La Unesco resalta la necesidad de visibilizar los problemas que atraviesan las mujeres, el apoyo de las instituciones y seguir insistiendo en que se repartan las tareas del hogar con los hombres.

«La carga adicional de trabajo doméstico, de cuidado a niños y otros miembros de la familia no ha cambiado, preocupa muchísimo la salud mental», explica Mary Guinn Delaney, asesora regional del organismo para América Latina y el Caribe.

Además la incertidumbre económica también afecta su bienestar pues las presiones vienen a nivel social, laboral y familiar al querer que sean «supermujeres», como asegura Delaney, y «no podemos seguir exigiéndonos más si no tenemos un sistema equitativo en la casa que apoye a la mujer».

El psicólogo clínico Pedro Pablo Ochoa señala que se debe «cambiar el rol de que el hombre solo trabaja, para que las mujeres puedan acceder a otros espacios». Además de que se estigmatiza aún más el papel de la mujer cuando se sienten mal anímicamente: «vivimos en un medio que nos demanda todo el tiempo que tenemos que estar bien y no siempre podemos estar bien».

La crianza y el cuidado es trabajo

Ana Lucía Pinzón, una colombiana madre de mellizas, sufrió este síndrome cuando la crianza, trabajar en la casa y el temor ante la covid-19 le generaron cuadros de ansiedad.

«En ese momento yo asumí el papel de mamá y niñera de dos niñas de meses, cuando empiezas a vivir todos los días la misma rutina y sumado a la pandemia sentí que se me desconectó la cabeza del corazón y del cuerpo», dice esta mujer que decidió dejar su carrera de publicidad y mercadeo para dedicarse a la crianza y el hogar, mientras su marido siguió ejerciendo de médico.

«Se me olvidó ser mujer, esposa, amiga y todo se redujo a ser una cuidadora, lo que me obligó a buscar ayuda», cuenta.

Su rol le llevó a entender que cuidar del hogar no debe ser algo discriminatorio porque «la gente cree somos unas mantenidas, que no hacemos nada y nadie sabe el trabajo que hay en un hogar», señala Ana Lucía, quien armó un proyecto en Instagram con el que quiere empoderar a las amas de casa: «@amadecasaentacones»

Para ella, el hecho de que los hombres participen pasa por la educación: «Eso mismo hice con mi esposo, mostrarle cómo funciona. Es aprender a involucrarlos, hay que hablarlo y es necesario».

Cambiar las normas de género

Según ONU Mujeres, el desbalance de tareas no remuneradas sumado a un contexto económico adverso explica por qué muchas mujeres han regresado al mercado laboral bajo esquemas más flexibles o permanecen en sus empleos, pero con un desgaste emocional mayor, que las lleva a padecer «burnout» o a la tendencia de la renuncia silenciosa.

«Si no abordamos las diversas causas estructurales de esta sobreexigencia seguiremos viendo mujeres con problemas de depresión y demás causas. ¿Cómo prevenirlo? Es un proyecto de largo aliento que empieza por cambiar esas normas de género que van reproduciendo este modelo para construir hogares más equitativos», explica Delaney.

Fuente de la información e imagen: https://efeminista.com

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UNESCO: 3 habilidades socioemocionales en las que destacan los estudiantes latinoamericanos

3 habilidades socioemocionales en las que destacan los estudiantes latinoamericanos

Apertura a la diversidad, autorregulación escolar y empatía fueron las habilidades que se midieron en estudiantes de América Latina y el Caribe en un estudio realizado por UNESCO.

El Estudio Regional Comparativo y Explicativo 2019 (ERCE 2019), iniciativa del Laboratorio Latinoamericano de la Calidad de la Educación (LLECE), se realiza desde 1995 y en su cuarta versión aparte de medir competencias en Lenguaje, Ciencias y Matemáticas, se encargó también de medir por primera vez a gran escala las habilidades socioemocionales de los estudiantes de la región.

El apartado de las habilidades socioemocionales del estudio estuvo a cargo del Centro de Medición MIDE UC de la Pontificia Universidad Católica de Chile, centro universitario de investigación que proporciona información para guiar la creación e implementación de políticas públicas relacionadas a la educación.

Apertura a la diversidad

En el estudio se definió la apertura a la diversidad como la disposición para aceptar a alumnos de distintos grupos sociales, países, etnias, colores de piel o con alguna discapacidad.

A nivel regional, el 85% de las respuestas se concentraron en las dos categorías más positivas, “me gustaría un poco” o “me gustaría mucho” que llegue un estudiante de otras etnias, religiones, etc.

Gráfico de líneas de la UNESCO sobre Apertura a la diversidad en estudiantes de sexto grado

 

En tanto, Cuba y Costa Rica fueron los países con mayor porcentaje de respuestas positivas, con 93% y 92% respectivamente.

Autorregulación escolar

Definida como la capacidad de seguimiento de las normas de la clase, la de pedir ayuda cuando se necesita y la de perseverar. En esa área, el 74% de las respuestas estuvieron entre las dos categorías más positivas, “varias veces” o “casi siempre”, los estudiantes realizaron acciones en las que se autorregulan, como salir a jugar solo después de haber terminado una tarea o revisar un examen antes de entregarlo.

Gráfico de líneas de la UNESCO sobre Autorregulación escolar en estudiantes de sexto grado

Por otro lado, sólo el 5% de las respuestas estuvieron en las dos categorías negativas. Cuba fue el país que presentó más autorregulación y Brasil el que menos.

Empatía

Se refiere a la habilidad de comprender los puntos de vista de otras personas y a experimentar emociones congruentemente con la situación que pasa el otro. Considerando el total de respuestas, el 55% de ellas se concentra en las dos categorías más positivas, “varias veces” o “casi siempre”, mientras que un 45% en las dos más negativas, “a veces” con un 30% y “nunca o casi nunca” con un 15%.

Gráfico de líneas de la UNESCO sobre la empatía en estudiantes de sexto grado

Como dato interesante, los estudiantes cubanos reportaron una media de niveles de empatía más altos que la media regional.

Otros puntos a considerar:

El estudio también identificó algunos factores que influyen en la obtención de estas habilidades:

  1. La educación preescolar: este factor se asoció positivamente con todas las respuestas. Socializar a temprana edad permite a los niños participar en ambientes seguros con sus pares, por lo que son más abiertos a la diversidad.
  2. Interés demostrado por el docente: se relaciona a lo que hace el profesor en la sala de clases. Acciones como animar a los estudiantes, estar atento a sus preocupaciones y reconocer sus avances con comentarios positivos, están muy relacionados a la obtención de mejores resultados.
  3. Clima del aula: los alumnos que van a escuelas donde el profesor tiene dificultades para iniciar la clase y mantener el silencio, o donde en general prevalece el desorden, reportan niveles más bajos de obtención de estas habilidades.

El estudio llegó a la conclusión de que es es necesario mejorar la instrucción de los docentes en relación a las habilidades socioemocionales, necesarias para convertir a los niños y niñas en ciudadanos activos y con la capacidad de llevar adelante sus propios proyectos de vida.

 

Fuente de la Información: https://eligeeducar.cl/acerca-del-aprendizaje/3-habilidades-socioemocionales-en-las-que-destacan-los-estudiantes-latinoamericanos/

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