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“Los niños solo pueden aspirar a lo que saben que existe”

Por: Observatorio de Innovación Educativa ITESM

Ger Graus OBE cuestiona el modelo educativo tradicional y el papel que juega la sociedad en apoyar a los niños a elegir qué quieren ser en la adultez.

Durante su participación en el Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE), Ger Graus OBE, director global de educación en Kidzania, habló de la importancia de la educación en inspirar a los niños. En su conferencia titulada “Los niños solo pueden aspirar a lo que saben que existe: el papel que jugamos”, Graus habló de la importancia de cambiar la pregunta: “¿Qué quieres ser de grande?» por: “¿Quién quieres ser?” ya que esta última tiene más valor y una asociación emocional. El director dijo que él quería ser Johan Cruyff, un jugador de fútbol holandés que abrió una organización en educación. Cruyff decía que “jugar fuera de la escuela debería de ser una materia en la escuela” lo que inspiró en el futuro a creer que la educación ocurre más allá del aula.

Además, Graus reflexionó sobre cómo ha cambiado el mundo comparando la evolución de carros, aviones, hospitales y demás entre 1920 y 2019 y cómo el aula sigue prácticamente igual. “¿Qué queremos decir cuando hablamos de educación en el siglo XXI?”, preguntó Graus, porque lo único que ha cambiado es que la pizarra (de tiza) se ha convertido en una pizarra (de marcadores).

En cuanto al rol del docente, explicó que los maestros siguen, en la mayoría de los casos, la cátedra, donde el profesor está frente a la clase y los alumnos atienden la clase desde sus pupitres. Además de que se siguen aplicando exámenes para evaluar qué tan bien escucharon al profesor. “En el siglo XXI estamos educando a los niños de la misma manera, con los mismos planes de estudio, y probablemente, con el mismo contenido en gran medida que hace 100 años”, dijo Graus.

Anteriormente la educación estaba pensada para la producción en masa pero ahora debe ser individual, indicó, pero advirtió que el mundo no está preparado para ese cambio. La educación necesita maestros preocupados individualmente por el alumno, ser apasionados por cada uno, de no ser así, no están siendo justos con el niño. “Cuando somos realmente buenos (maestros), una buena educación, un buen aprendizaje, una buena escuela, da esperanza y debemos tener eso en cuenta”, mencionó Graus.

Además anunció la creación del “Un barómetro global de aspiraciones infantiles”, una investigación de Kidzania, un centro de eduentretenimiento para niños de 4 a 14 años, en conjunto con el Tecnológico de Monterrey para analizar las aspiraciones de los asistentes y cambiar la educación. Entre los resultados de esta investigación se encontró que los estereotipos son establecidos en los niños desde los cuatro años. A partir de esa edad, las niñas eligen en Kidzania profesiones en torno al servicio, como enfermeras o maestras, mientras que los niños eligen bomberos o ingenieros. “Esto (establecer estereotipos) no lo hacen las escuelas, lo hace la sociedad, incluidos los padres y la comunidad”, comentó Graus. Parte del problema viene de la falta de confianza de las niñas, particularmente. Esto se reflejó en el estudio cuando observaron que casi todas las niñas eligen actividades por debajo de su rango de edad: las niñas de ocho años eligen actividades de seis años. Por otro lado, los niños de ocho años eligen actividades pensadas para niños mayores.

Por último, Graus habló de la problemática que se genera cuando el sistema educativo tradicional se espera diez años para preguntar a los niños qué quieren hacer con el resto de su vida, cuando los estereotipos ya están formados. Para él, esto es un grave problema para el sistema educativo ya que los estereotipos se cementan, provocando, por ejemplo, la falta de mujeres en ingenierías.

“El objetivo de lo que hacemos es que necesitamos que las niñas y los niños puedan escribir su propia narrativa de lo que es posible. Las niñas deben estar a cargo de su propio destino. Deberíamos dejar de imponerles lo que deberían hacer, debemos dejar que descubran (por ellos mismos) lo que pueden hacer” comentó.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/conferencia-enrique-graus

Imagen: David Mark en Pixabay

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Incendios forestales: el cambio climático y la deforestación aumentan el riesgo global

Por: Tim Schauenberg

Enormes incendios forestales han estado ardiendo en Australia durante meses. Pero el riesgo de incendios está aumentando en todas partes. Una mirada al vínculo entre el cambio climático y esta tendencia devastadora.

Después de meses de calor extremo y sequía en Australia, finalmente llegaron los incendios. Australia experimenta incendios forestales cada año. Pero este año son particularmente extremos, y el verano en el hemisferio sur acaba de comenzar.

Según la evaluación preliminar de los incendios, ocho millones de hectáreas han sido destruidas por las llamas hasta el momento. Veinticinco personas y millones de animales han muerto. Regiones enteras se han quedado sin energía y las nubes de humo ahora cubren la mitad del continente.

Docenas de incendios arrasan el paisaje australiano. Millones de animales y 25 personas han muerto hasta ahora.

Docenas de incendios arrasan el paisaje australiano. Millones de animales y 25 personas han muerto hasta ahora.

Pero Australia no es el único lugar en llamas. En 2019, la plataforma en línea Global Forest Watch Fires (GFW Fires) contó más de 4,5 millones de incendios en todo el mundo que fueron mayores de un kilómetro cuadrado. Eso es un total de 400.000 incendios más que en 2018.

«El número de incendios y su tamaño varían de año en año, pero la gran tendencia es que el riesgo de incendio aumenta a nivel mundial», dijo a DW Susanne Winter, gerente del Programa Forestal de WWF en Alemania.

Las razones por las cuales los incendios comienzan y se establecen en principio son complejas. Pero los expertos ahora apuntan a una conexión entre el creciente número de incendios y las temperaturas oceánicas más cálidas como resultado del cambio climático.

Los mares más cálidos actúan como aceleradores de fuego

Los gases de efecto invernadero producidos por el hombre han elevado la temperatura promedio de la Tierra en un grado Celsius estimado desde el siglo XIX. La superficie del mar también se ha calentado 0,8 grados centígrados. Cuanto más cálido se vuelve el océano, menos energía y CO2 de la atmósfera es capaz de absorber y almacenar el agua.

«El océano es como el aire acondicionado del planeta», explica Karen Wiltshire, subdirectora del Instituto Alfred Wegener de Investigación Marina y Polar.

Los fuertes vientos conducen el fuego cada vez más profundamente en el monte. Es casi imposible extinguir los incendios en este punto.

Los fuertes vientos conducen el fuego cada vez más profundamente en el monte. Es casi imposible extinguir los incendios en este punto.

Las consecuencias de esto podrían ser devastadoras. Si el mar continúa calentándose, tendrá un enorme impacto en el clima, desde temperaturas extremas, tormentas y sequías hasta inundaciones y temporadas de lluvias tardías que perturban los ecosistemas.

Cuando fuertes vientos desgarran paisajes cálidos y secos como Australia, el riesgo de incendios forestales aumenta significativamente. Pero el riesgo también está creciendo en regiones que alguna vez fueron templadas y frescas.

Incluso el Ártico está ardiendo

Además de los grandes incendios en Europa y California, en 2019 también se produjeron incendios forestales en el Ártico. «El tipo de incendios que nunca habíamos visto antes», dice Clare Nullis de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El fuego se encuentra con el hielo. La cicatriz de la quemadura claramente visible de uno de los muchos incendios forestales en Siberia en 2019.

El fuego se encuentra con el hielo. La cicatriz de la quemadura claramente visible de uno de los muchos incendios forestales en Siberia en 2019.

Alaska experimentó temperaturas récord de hasta 32 grados centígrados, creando condiciones para los incendios. Según la OMM, podemos esperar ver arder los bosques en el hemisferio norte como nunca lo han hecho en los últimos 10.000 años.

En Alberta, en el norte de Canadá, cientos de incendios quemaron durante meses más de 800.000 hectáreas de tierra en el verano de 2019. Según las estimaciones de las autoridades rusas, se quemaron alrededor de 9 millones de hectáreas de bosque en Siberia, un área más grande que todo Portugal. El humo tóxico se asentó sobre pueblos y ciudades.

 Waldbrände in Sibirien im Juli 2019 (NASA/J. Stevens)

Columnas de humo de incendios siberianos en julio de 2019 a la deriva a cientos de kilómetros hacia el oeste desde el este

Los humanos tienen la culpa del incendio de los bosques

Los incendios son en realidad un proceso natural en la regeneración y renovación de los ecosistemas. Sin embargo, el 96 por ciento de los incendios del mundo ahora están siendo provocados deliberadamente o causados involuntariamente por humanos. Solo el 4 por ciento de los incendios se dan naturalmente, por ejemplo, debido a la caída de rayos, según un informe de WWF.

Muchas áreas se limpian utilizando el método de tala y quema para dar paso a la agricultura, la ganadería o la industria, particularmente en la región amazónica. También en Indonesia, más de 27 millones de hectáreas de bosque han sido destruidas desde 1990 para las industrias del papel y el aceite de palma.

Infografik Karte Waldbrände weltweit ES

África

Los datos de Global Forest Watch Fires muestran que muchos incendios afectan a África, desde Sudán del Sur hasta África Occidental. Los expertos dicen que la alta densidad de población ha llevado a un uso cada vez más intensivo de los recursos naturales, lo que significa que los ecosistemas tienen cada vez menos tiempo para recuperarse. Y los incendios también se están volviendo más comunes.

«La razón principal de esto es el uso generalizado de los cultivos itinerantes», explica Winter. «Los propietarios de tierras y los agricultores usan el fuego para limpiar sus campos, a fin de deshacerse rápidamente de la vegetación y hacer que el suelo sea fértil a corto plazo». Algunos de estos incendios pueden salirse de control y provocar incendios forestales más grandes.

El Amazonas

El año pasado hubo más incendios en Sudamérica que en 2010. Grandes áreas de bosques fueron taladas para la agricultura en la región amazónica en 2019. «Estas no fueron causas naturales», dice Nullis. «Los incendios forestales en Brasil tienen motivaciones políticas. Por supuesto, no podemos compararlos con los incendios en África», agregó Winter.

Entre enero y noviembre de 2019, más del 80 por ciento de los bosques fueron destruidos en comparación con el año anterior. Hace treinta años, el Amazonas todavía estaba tan húmedo que incendios como los que vemos hoy no hubieran sido posibles, dice Winter. Sin embargo, el Amazonas se está volviendo cada vez más seco gracias a la tala cada vez mayor.

Más incendios forestales crean un ciclo de retroalimentación: el CO2 liberado alimenta el cambio climático, lo que a su vez aumenta el riesgo de más incendios.

Más incendios forestales crean un ciclo de retroalimentación: el CO2 liberado alimenta el cambio climático, lo que a su vez aumenta el riesgo de más incendios.

El cambio climático y el ciclo del fuego

La deforestación, el cambio climático y el riesgo de incendios forestales están directamente relacionados. «Estamos lidiando con un efecto de retroalimentación», dice Winter. «Más deforestación significa un aumento en el cambio climático, lo que aumenta las posibilidades de que la vegetación se seque, lo que a su vez aumenta el riesgo de incendio».

Los incendios de 2019 en el Amazonas fueron devastadores. En toda América del Sur se han dado más incendios en comparación con 2010.

Los incendios de 2019 en el Amazonas fueron devastadores. En toda América del Sur se han dado más incendios en comparación con 2010.

Y los incendios continúan aumentando los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Según Greenpeace, cada año se liberan alrededor de 8 mil millones de toneladas de CO2. Esto es aproximadamente la mitad de las emisiones causadas por la quema de carbón en todo el mundo.

Los incendios forestales en Australia ya han liberado la mitad de la cantidad de CO2 que el continente produciría normalmente durante un año. Y el humo ahora se está extendiendo a través del Pacífico hacia Argentina y Chile.

Fuente e Imagen: https://www.dw.com/es/incendios-forestales-el-cambio-clim%C3%A1tico-y-la-deforestaci%C3%B3n-aumentan-el-riesgo-global/a-51946276

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Deja que tus estudiantes ¡canten!

Por: Educación 3.0

Daya Ibarrula Moreno es profesora asociada a la Universidad de La Rioja y de Musicalia y defiende realizar actividades en el aula de Música que aúnen voz y percusión corporal cuando no hay instrumentos. Así es como lo hace.

La capacidad creadora artística hace únicos a los seres humanos. Creamos cosas, ideamos objetos que nos pueden servir para buscar comida o para ayudarnos en nuestra vida. Sin embargo, eso también se ha visto en otros animales, como los monos usando palitos para conseguir termitas y comer. Nosotros tenemos algo muy especial: creamos cosas por el mero placer artístico, es decir, para disfrutar, para sacar las emociones que tenemos dentro, para mostrárselas al resto de seres humanos, para compartirlas. El arte no tiene otra utilidad. No sirve para sobrevivir. Un coro en clase sirve para socializarnos aún más, para comunicarnos, para celebrar nuestra imaginación.

Esto es lo que, más o menos, explico en mis clases de música cuando quiero enseñar a componer a mis alumnos, es decir, a crear arte a través de la música.
un coro en clase

Expresión personal

El arte es una expresión de nosotros mismos y de esa imaginación tan maravillosa que poseemos. Y, en concreto, la música tiene algo más. Es algo universal que todos podemos compartir. En la pintura, por ejemplo, necesitamos pinceles, colores y lienzo; en la literatura necesitamos papel y lápiz; en el cine muchos más elementos…

En cambio, para hacer música con solo nuestra voz y los ritmos que podemos hacer de percusión corporal ya podemos crear canciones. A esto, lógicamente, si le sumamos el uso de instrumentos musicales, mejora considerablemente. Sin embargo, no todo el mundo tiene acceso a ellos ni sabe tocarlos. Para tocar un instrumento musical hacen falta muchas horas de estudio a lo largo de años y años. El baile también es un arte que es universal, pero necesita de música para ser ejecutado. Por eso, la música y el baile van tan de la mano, porque todos podemos hacerlo y lo compartimos.

Cantar en música, una herramienta para todos

Por todo esto, decidí hacer música en el aula a través de la voz y de la percusión corporal. Soy profesora de música desde hace más de 9 años en una escuela privada y también profesora de didáctica musical en la universidad. He dado clases a niños desde 4 años hasta adultos, pasando por todas las etapas de niñez y adolescencia. Una cosa que tengo comprobada y que me da mucha pena (sabiendo la felicidad y el autoconocimiento que nos da la experiencia de cualquier tipo de arte en la vida) es que la mayor parte de mis alumnos siente una gran vergüenza a la hora de cantar, quizás porque no lo han practicado mucho o directamente, en algunos casos, nada.

Por eso, soy una firme defensora de la práctica del canto en el aula musical desde la infancia. Si queréis que los alumnos canten, mi consejo es no preguntar nunca cuestiones en clase tipo: ¿Os gusta cantar?, ¿queréis cantar?, etc. Y directamente haced, actuad nada más empezar la clase.

Pizarra blanca con notas musicales

Componer canciones, un trabajo en equipo y democrático

Un ejercicio básico en mis lecciones es el calentamiento. Tanto en una clase práctica de tocar o cantar como una clase más teórica, siempre comienzo con un calentamiento vocal, auditivo y rítmico. Me siento al piano y hago unos patrones de notas que canto con mi voz y que ellos tienen que imitar automáticamente. Es como un juego y les resulta muy gracioso. No se dan cuenta de que están trabajando el oído interno, la memoria musical, la entonación, el ritmo e, incluso, la expresión, ya que puedo hacer matices y diferentes acentuaciones. Todos ellos son pilares básicos de la música vocal y les sirve para perder el miedo y la vergüenza al canto.

Cuando quiero componer en clase, la siguiente parte del ejercicio consiste en pensar el tema de la canción que vamos a crear, es decir, sobre qué va a tratar: contaremos una historia, hablaremos sobre sentimientos, se lo dedicaremos a alguien o a algo en concreto, etc. Hay una gran cantidad de cosas que se pueden decir cantando.

A continuación, les hago analizar qué herramientas musicales vamos a utilizar y, en ese preciso momento, es donde entran en juego todos los conocimientos musicales que se han aprendido a lo largo del curso y de años anteriores: compases, figuras musicales, escalas, acordes, fraseo musical, cadencias, tempo, matices, etc.

Menores se divierten en clase con una profesora

Cómo llevarlo a la práctica

Lo divertido viene cuando se hace la letra. Se puede hacer entre toda la clase también o, para grupos de alumnos más mayores, se puede dividir la clase en diferentes grupos de cuatro o cinco personas y entre ellos pueden pensar posibles letras. Al terminar, las ponemos en común y decidimos una letra conjunta.

La parte de ponerla en práctica es trabajosa pero funciona. Tengo completamente comprobado que cuando las personas trabajan en conjunto en algo que han hecho entre todos de forma democrática, se involucran muchísimo en conseguir su logro y su finalización.

Se divide la clase en grupos según las partes que hemos hecho y a trabajar. Es un trabajo de canto coral, al fin y al cabo. Tenemos que ponernos todos de acuerdo y controlar mucho la atención y la concentración, es decir, la atención al director o directora que lleva el pulso y dirige las entradas y salidas de la canción, y la concentración a no perderse rítmicamente, a no desafinar, etc. A veces sale mejor, a veces sale peor, pero lo importante es el aprendizaje conseguido, no solo musical, sino también emocional y social.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/coro-en-clase/120079.html

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«Tenemos la gran responsabilidad de impulsar un liderazgo femenino»

Por: Observatorio de Innovación Educativa

Con información de Dulce Pontaza / Tec Review

Líderes universitarias de diferentes partes del mundo, compartieron los retos a los que se han enfrentado al ocupar puestos de poder en las universidades.

En el marco de la sexta edición del Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) del Tec de Monterrey, Mamokgethi Phakeng, presidenta de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica); Eva Alcón, rectora de la Universitat Jaume I (España); Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad de Veracruz (México) y Silvia Giorguli Saucedo, presidenta del Colegio de México, reflexionaron sobre los retos y problemáticas que enfrentan las mujeres que ocupan puestos directivos en las universidades.

De acuerdo con datos proporcionados por Sara Custer, editora digital en el Times Hidgher Education, quien lideró el panel, de las 200 universidades más importantes del mundo, sólo 34 instituciones, es decir el 17 %, tienen mujeres líderes en puestos altos,  una tendencia que va a la baja.

“Hay un estereotipo de debilidad en las mujeres, de que no tienen el carácter para tomar las decisiones, que si no se muestran firmes como un hombre fuerte, no van a poder con una institución como las que presidimos. Son estigmas que ahí están, que los tienen tanto hombres como mujeres”, dijo Silvia Giorguli Saucedo, presidenta del Colegio de México.

En el caso específico de Sudáfrica, donde hay 26 universidades, sólo cuatro de éstas son lideradas por mujeres. “Cuando hablamos de la representación de mujeres en liderazgo en educación superior también nos tendríamos que cuestionar, nosotras que ocupamos estos puestos, qué hacemos al llegar ahí, porque una vez que se obtiene esta posición para dirigir una universidad es tu trabajo cambiar el statu quo”, apuntó Mamokgethi Phakeng.

“Siempre hemos ocupado puestos importantes, pero no nos asegura llegar a las posiciones de poder”

Por su parte, Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad de Veracruz, dijo que cuando una mujer ocupa un puesto alto en alguna universidad, en muchas ocasiones,  no es bien vista, un aspecto sociocultural que se debe trabajar y mitigar. “En la educación siempre hemos ocupado lugares importantes, pero no nos asegura llegar a las posiciones de poder”, agregó Ladrón de Guevara.

Eva Alcón, rectora de la Universitat Jaume I, señaló que llegar a estos puestos conlleva una gran gran responsabilidad de impulsar un liderazgo femenino. “Creo que sería un error que una vez que llegamos a posiciones de responsabilidad en las universidades copiáramos patrones que han sido tradicionalmente masculinos. El liderazgo femenino es un liderazgo orientado al cambio”. Alcón también señaló que el reto es animar a las mujeres a dar el paso, a no tener miedo y a cuestionarse por qué no pueden tener los mismos derechos y oportunidades que el sexo opuesto.

“Yo creo que ésa es la innovación que nos falta por lograr, la igualdad de oportunidades, la equidad de género es una innovación que tiene formar parte de nuestros sistemas educativos”, compartió la rectora de la Universidad de Veracruz. Agregó que las universidades son los mejores espacios para que las mujeres puedan expresar, discutir, reflexionar y hacer visible esta problemática.

Por último, las panelistas reflexionaron sobre la importancia de que las universidades promuevan el equilibrio entre la vida laboral y la familiar, no solo para las mujeres sino también para lo hombres, porque es importante tener más mujeres en el mundo laboral, pero también más hombres en el mundo doméstico.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/lideres-universitarias

Imagen: AI Leino en Pixabay

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Las protestas francesas muestran que es la visión de Macron la verdadera utopía: Slavoj Zizek

Europa/Francia/12-01-2020/Autor(a): Slavoj Zizek/Fuente: www.rt.com
Por: Slavoj Zizek
Las continuas protestas en Francia ponen al descubierto la bancarrota del sistema que representa Emmanuel Macron. Sería una solución un cambio radical del orden capitalista, que defienden los gustos de Corbyn y Sanders.

Con el avance de las huelgas de los trabajadores del transporte público francés, algunos comentaristas incluso comenzaron a especular que Francia se acerca a una especie de momento revolucionario.

Si bien estamos lejos de eso, lo que es seguro es que el conflicto entre el estado (abogando por una nueva legislación de jubilación unificada) y los sindicatos (que rechazan cualquier cambio de lo que consideran sus derechos difícilmente ganados) no deja espacio para el compromiso.

Para un izquierdista, es demasiado fácil simpatizar con los trabajadores en huelga: Emmanuel Macron quiere privarlos de las condiciones de jubilación que tanto les costó ganar. Sin embargo, también se debe tener en cuenta que los trabajadores de los ferrocarriles y otros transportes públicos se encuentran entre aquellos que aún pueden permitirse el lujo de ir a la huelga. El estado los emplea permanentemente, y el dominio de su trabajo (transporte público) les da una posición sólida para negociar, razón por la cual lograron obtener un sistema de jubilación tan bueno, y su huelga continua consiste precisamente en retener a este privilegiado posición.

Además, uno no debe olvidar que están abordando estas demandas en el gobierno de Macron, y que Macron representa el sistema económico y político existente en su mejor momento: combina el realismo económico pragmático con una visión clara de una Europa unida, además se opone firmemente -racismo y sexismo de inmigrantes en todas sus formas. Por supuesto, no hay nada de malo en luchar por retener los elementos del estado del bienestar que con tanto esfuerzo ha ganado y que el capitalismo global actual tiende a prescindir. El problema es que, desde el punto de vista, no menos justificado, de aquellos que no disfrutan de esta posición privilegiada (trabajadores precarios, jóvenes, desempleados, etc.), estos trabajadores privilegiados que pueden permitirse el lujo de ir a la huelga no pueden sino aparecer como su enemigo de clase. contribuyendo a su desesperada situación, como una nueva figura de lo que Lenin llamó » aristocracia de los trabajadores «, y los que están en el poder pueden manipular fácilmente esta desesperación y actuar como si estuvieran luchando contra privilegios injustos en nombre de los trabajadores verdaderamente necesitados, incluidos los inmigrantes.

Las protestas marcan el final del sueño de Macron. Recuerde el entusiasmo acerca de que Macron ofrece una nueva esperanza no solo de derrotar la amenaza populista de derecha sino de proporcionar una nueva visión de la identidad europea progresista, que llevó a filósofos tan opuestos como Jurgen Habermas y Peter Sloterdijk a apoyar a Macron.

Recordemos cómo cada crítica izquierdista de Macron, cada advertencia sobre las limitaciones fatales de su proyecto, fue desestimada como «objetivamente» apoyando a Marine Le Pen. Hoy, con las protestas en curso en Francia, nos enfrentamos brutalmente con la triste verdad del entusiasmo pro-Macron. Macron puede ser el mejor del sistema existente, pero su política se encuentra dentro de las coordenadas liberal-democráticas de la tecnocracia ilustrada.

Entonces, ¿qué opciones políticas hay más allá de Macron? Hay políticos izquierdistas como Jeremy Corbyn y Bernie Sanders que abogan por la necesidad de ir un paso decisivo más allá de Macron en la dirección de cambiar las coordenadas básicas del orden capitalista existente, mientras permanecen dentro de los límites básicos de la democracia parlamentaria y el capitalismo. ¿Cual es la solución?

Inevitablemente quedan atrapados en un punto muerto: los izquierdistas radicales los critican por no ser realmente revolucionarios, por aferrarse a la ilusión de que es posible un cambio radical de manera parlamentaria regular, mientras que los centristas moderados como Macron les advierten que las medidas que defienden no son bien pensado y desencadenaría un caos económico: imagine a Corbyn ganando las últimas elecciones en el Reino Unido e imagine la reacción inmediata de los círculos financieros y comerciales (fuga de capitales, recesión …).

En cierto sentido, ambas críticas son correctas: el problema es que ambas posiciones desde las que se formulan tampoco funcionan: la insatisfacción en curso indica claramente los límites de la política de Macron, mientras que los llamados «radicales» a una revolución simplemente no son fuertes. suficiente para movilizar a la población, además no se basan en una visión clara de qué nuevo orden imponer.

Entonces, paradójicamente, la única solución es (por el momento, al menos) involucrarse en la política de Sanders y Corbyn: son los únicos que han demostrado que provocan un movimiento de masas real.

La izquierda radical no debería involucrarse en algunos complots oscuros y planear cómo tomar el poder en un momento de crisis (como lo hacían los comunistas en el siglo XX). Debería funcionar precisamente para evitar el pánico y la confusión cuando llegue la crisis. Un axioma debería guiarnos: la verdadera utopía no es la perspectiva de un cambio radical, la verdadera utopía es que las cosas pueden continuar indefinidamente de la forma en que están sucediendo ahora. El verdadero » revolucionario » que socava los cimientos de nuestras sociedades no son los terroristas externos y los fundamentalistas, sino la dinámica del capitalismo global en sí.Tenemos que trabajar con paciencia, organizarnos y estar listos para actuar cuando estalle una nueva crisis, con la creciente insatisfacción popular, con una catástrofe ecológica inesperada, con una revuelta contra la explosión del control y la manipulación digital.

Y lo mismo vale para la cultura. A menudo se escucha que la guerra cultural de hoy se libra entre los tradicionalistas, que creen en un conjunto firme de valores, y los relativistas posmodernos, que consideran las reglas éticas, las identidades sexuales, etc. como resultado de los juegos de poder contingentes. ¿Pero es éste realmente el caso? Los últimos posmodernos son hoy conservadores. Una vez que la autoridad tradicional pierde su poder sustancial, no es posible volver a ella; todos esos retornos son hoy una falsificación posmoderna.

¿Trump promulga valores tradicionales? No, su conservadurismo es una actuación posmoderna, un gigantesco viaje al ego. Jugando con los » valores tradicionales » , mezclando referencias a ellos con obscenidades abiertas, Trump es el último presidente posmoderno, mientras que Sanders es un moralista anticuado.

Fuente: https://www.rt.com/op-ed/477819-france-protests-macron-utopia/

Imagen: Ella_87 en Pixabay

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El acento como base de prejuicio en la academia

Por: Sofía García-Bullé

En los 30 milisegundos que toma decir “hola”, nuestro interlocutor ya está formando un juicio sobre nosotros basado en nuestro acento.

En artículos anteriores hemos hablado del sesgo social en la comunidad académica y de la creencia general de que un académico o científico debe tener cierto perfil y características físicas para proyectar credibilidad en su rol.

Lo anterior motiva a muchos miembros de la comunidad académica a vestir de cierta manera y adoptar actitudes bienvenidas por el grupo dominante, para encajar y avanzar en sus carreras. Pero hay aspectos de su persona que no pueden (o es difícil) cambiar y el cuestionamiento más importante es: ¿deberían? Atributos como la raza, cultura, religión, además del rasgo físico, son algunas características que se proyectan, pero hay un aspecto que dice mucho de nosotros: el acento con el que hablamos.

¿Cómo percibimos el acento?

El acento es una de las primeras características que cualquier interlocutor nota en nosotros, y dice mucho. Escuchar el acento de una persona nos puede decir información sobre el país o región a la que pertenece, en algunos casos, hasta puede indicar una comunidad específica dentro de un mismo estado o municipio; nos habla de los aspectos culturales que forman parte de su persona, pero de ninguna forma nos indica su nivel de conocimiento, su inteligencia, ni su habilidad o presteza para hacer su trabajo. El problema es que, con frecuencia, creemos que sí es indicador.

Tomemos el inglés, por ejemplo, aun siendo el mismo idioma, este se representa a través de argots diferentes. Imaginemos que estamos en una conversación con tres personas, una de origen británico, otro americano y un australiano. ¿Cuál de estas tres personas, hipotéticamente, sonaría más “inteligente” o “culta” en una plática? Según un estudio realizado en Bélgica, una muestra selecta de personas asoció el acento británico con la inteligencia y el prestigio, mientras que el americano fue más asociado con sencillez y camaradería.

“Encuentro que la gente se sorprende de mi profesión simplemente por la manera en la que hablo. Si me oyen primero y luego se enteran cuál es mi trabajo, usualmente quedan impactados”.

Lo importante a denotar aquí, es que estas aproximaciones no dicen mucho sobre cómo son realmente nuestros interlocutores, nos revela más bien cómo los percibimos nosotros. Si no estamos conscientes de esta bifurcación cognitiva, tendremos menos herramientas para evitar desarrollar prejuicios. Si el idioma es el mismo (inglés, como en el ejemplo anterior), ¿por qué hacemos diferencias entre las formas de pronunciarlo? La lingüista y autora, Rosina Lippi-Green, se refiere a esta jerarquización como “la ideología de lenguaje estándar”. Bajo este contexto, la gente tiende a creer que el argot con el prestigio social más alto, es la forma más correcta y válida de usar determinado lenguaje.

Esto facilita que al escuchar distintos acentos del mismo idioma, descalifiquemos las que ostentan menos prestigio, y hagamos un juicio de valor con respecto a las habilidades lingüísticas, inteligencia, conocimientos, clase social, carácter y capacidades de quienes hablan en esta forma de lenguaje “menos correcta”. Así es como caemos en una discriminación basada en la lingüística.

¿Cómo afecta la discriminación lingüística a los miembros de la comunidad académica?

De acuerdo con un estudio realizado por James Emil Flege en la Universidad de Alabama, toma solo 30 milisegundos decir “Hola”. En ese breve instante, las personas que nos escuchan ya están procesando información acerca de cómo nuestro acento nos distingue y produciendo impresiones al respecto. Es cierto que nada de lo registrado en esa primera interacción está escrito en piedra. Las personas y sus juicios de valor no son inamovibles ni inflexibles, y las personas pueden estar abiertas a aceptar información que contradiga esas primeras impresiones. Pero lo que es innegable, es que este es un camino cuesta arriba para los académicos con acentos que no pertenecen a la jerga de más prestigio.

“Encuentro que la gente se sorprende de mi profesión simplemente por la manera en la que hablo. Si me oyen primero y luego se enteran cuál es mi trabajo, usualmente quedan impactados”, dice Peter Lacrombe, profesor de matemáticas en la Universidad de Derby, Inglaterra. Lacrombe pertenece a la región centro oeste de Inglaterra, apodada “Black Country”, su historia está cercanamente ligada con la Revolución Industrial.

Black Country se distingue por su cultura de trabajo y su economía de industria pesada, los originarios de la región son, en su mayoría, de clase trabajadora y tienen un acento diferente a sus vecinos de Birmingham. Los “Yam Yam”, como normalmente se les llama a quienes provienen de Black Country, son asociados más con la industria minera y el carbón, que con la academia. Lacrombe describe la sorpresa al revelar su vocación como algo irritante, pero lo que realmente encuentra pesado es la base del pensamiento discriminatorio que culmina en la declaración: “No suenas como profesor”.

No hay respuesta para una declaración como esta, excepto, tal vez, preguntar cómo se supone que debe sonar un profesor. Lacrombe sostiene que el mero cuestionamiento pone en duda un aspecto fundamental de la sociedad actual, atrapada en una percepción ligada a la diferencia de clases socioeconómicas. Cuando alguien le dice que no suena como profesor están asumiendo que su lugar está en una fábrica y no en una universidad. Este es el racismo y clasismo sutil que causa fatiga racial y social en los miembros de la academia que no cuentan con rasgos de los grupos sociales dominantes presentes en la academia.

¿Cómo combatir la discriminación lingüística en la academia?

“Si no sueno como profesor, es tu problema, no el mío”. Lacrombre argumenta que el problema de los acentos no se encuentra en quien los habla, sino en quien usa este rasgo particular para hacerse un juicio sobre la capacidad de un profesor o su pertenencia a la academia. Todos los que trabajan en el oficio de la educación comprenden la necesidad de tener cierto nivel de lenguaje, con respecto a los contenidos, a la elección de palabras. Si las palabras que usamos reflejan nuestro nivel de conocimiento y argumentación, ¿por qué el acento con las que lo pronunciamos sigue siendo un medidor de estos atributos? Porque deja ver aspectos de nosotros que son particulares, diferentes a nuestros interlocutores. El choque cultural no viene del acento, viene de la reacción del interlocutor de escuchar ese acento como algo diferente y ajeno a la comunidad académica.

“No suenas como profesor”

La solución no está solo en promover más diversidad en los espacios de trabajo académicos. Esta práctica ha sido realizada durante décadas, y aunque se ha traducido en algunas instancias de inclusión y oportunidades para las minorías sociales, no se ha visto un cambio estructural real solamente con la intención de aumentar la diversidad. Es necesario un cambio de narrativa y este no puede lograrse sin un esfuerzo conjunto tanto de las minorías como de los grupos dominantes.

La discriminación lingüística es solo un inciso en un enorme aparato de inequidad con aspectos sociales culturales y económicos. Educar a las personas a que sean sensibles a las diferencias culturales en la comunidad académica como algo positivo no va a resolver los problemas sociales que implican el racismo, el sexismo, la homofobia y otras formas de inequidad. Pero favorecer ese cambio de narrativa puede ayudar a que los grupos de minoría social se sientan bienvenidos en la academia, como también a iniciar un diálogo y los mecanismos necesarios que abran camino a cambios más significativos.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/acento-academia

Imagen: erd Altmann en Pixabay

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«Si queremos alumnos indagadores, el profesor tiene que serlo también»

Por: ABC

La clave del éxito, aseguran expertos, es planear la educación como algo a largo plazo.

«Si queremos alumnos indagadores, el profesor tiene que ser indagador; si queremos alumnos audaces, el profesor tiene que ser audaz». Así explica el experto en gestión académica Juan Luis Yagüe, director general del Grupo de Colegios Casvi, la importancia que tiene el profesorado en el sistema educativo y en los resultados académicos del alumnado.

Para ello, es necesario «involucrar a los docentes» en el «proyecto educativo de los centros escolares», admite el director. «El profesorado tiene que estar comprometido con la educación, con los niños y las familias y ser vocacional», estima.

«Nuestro objetivo es que todos los profesores trabajen en la misma dirección», señala. Según Yagüe, la «educación cambia» y los profesores deben ir «adaptándose, formándose y entrando en las nuevas metodologías y tecnologías». «Nosotros como colegio siempre les hemos hecho ver que estamos con ellos», reconoce.

Por eso, cuando decidieron dar un giro internacional al colegio formaron a los profesores en la metodología del Bachillerato Internacional. «Más que los idiomas, que son importantes, es necesario fomentar una mentalidad internacional para que el alumno sea capaz de desenvolverse en un mundo global», precisa.

Cambio de rol

En ese sentido, el profesor deja de ser «el que explica, como en la educación tradicional donde predomina la memorística, para fomentar que el alumno vaya aprendiendo a medida que va indagando». Esto es lo que se conoce como «metodología constructivista» donde «el propio alumno va generando su propio aprendizaje y el profesor cambia su rol».

«El docente ya no da una clase magistral sino que incita al alumno para que vaya aprendiendo y reflexione sobre lo aprendido y generar así un pensamiento crítico», expone el director de Casvi.

«Antes el alumno no podía aprender más de lo que le enseñaban», apunta. Por tanto,«el profesor era el tope, ahora es el que garantiza los mínimos», indica. «Si algún niño o niña tiene especial interés por una asignatura, el profesor de esta manera no le frena sino que fomenta su curiosidad por aprender», añade.

«Al final los niños quieren aprender mucho más que lo que nosotros queremos enseñarles, con este planteamiento conseguimos no solo que aprendan unos contenidos, sino también una serie de habilidades que son fundamentales para la vida», detalla el director.

Uso de la tecnología

Una de las claves del éxito académico para Casvi es la visión a largo plazo. «Esto incluye el compromiso del profesorado, la estrategia del colegio y el proyecto educativo», explica Yagüe. «No vemos un alumno de 3 años, sino un alumno que acaba 15 años después con las habilidades necesarias para desenvolverse en el mundo».

En relación a la tecnología, para el director de Casvi es una «herramienta más que está en la sociedad y que «debemos introducir en el aula» pero «sin ser radicales». «En el aprendizaje se debe dar cabida a todo». Por ello considera que en los libros en papel hay «mucho conocimiento» y que se pueden «combinar con la tecnología». «Nuestros libros de textos a partir de 5º no existen en papel, están hechos para iPad», subraya.

En esa línea, cuando a un profesor le cuesta el manejo de un iPad o le cuesta ver una nueva tecnología, «le decimos ‘no pasa nada, estamos contigo, no estorbas, te necesitamos’ porque hay muchas fórmulas para ayudarle: desde cursos formativos hasta la ayuda de otros profesores», puntualiza.

«No llenamos la clase de portátiles porque lo diga un ministro», expresa. «Nosotros tardamos dos años en introducir los iPads en las aulas, porque antes queríamos que los profesores tuvieran confianza en el manejo del dispositivo», reconoce el experto.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-si-queremos-alumnos-indagadores-profesor-tiene-serlo-tambien-201911270143_noticia.html

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