Page 40 of 183
1 38 39 40 41 42 183

¿Estamos preparados para el regreso a clases?

Por: Roberto Patiño

¡Al fin!, desde este lunes 25 de octubre volvieron las clases presenciales en el país, después de casi dos años de haberse suspendido por la pandemia. Es una buena noticia que esperaban los padres. Sin embargo, esta alegría viene empañada de dudas en medio de un debate nacional que podemos resumir en la siguiente pregunta: ¿estamos preparados para el regreso a las aulas?

En ausencia de datos confiables sobre el verdadero alcance y letalidad de la pandemia en el país, a razón de la política de hermetismo que maneja el régimen de manera criminal, muchos venezolanos nos preguntamos si es seguro la vuelta al colegio. Nos cuestionamos, con suficientes razones, el ánimo de celebración que tiene la red de medios públicos al anunciar una llamada “inmunidad de rebaño” que no coincide con las alertas que han lanzado las Academias de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales y de Medicina, periodistas y ONG, que han mostrado retazos de una realidad sanitaria que no tiene muchos argumentos para celebrar.

Desde esta inquietud nos preguntamos, además, si las condiciones de los liceos y universidades en el país permitirán este regreso en condiciones seguras. No es posible un retorno a la normalidad educativa si no contamos con los servicios de agua y limpieza necesarios para la convivencia de los estudiantes con un virus que sigue en las calles. Más allá de la propaganda proselitista del régimen, ¿están preparadas las infraestructuras?, ¿hay suficiente dotación de equipos de bioseguridad?, ¿podemos volver a educar en medio de una pandemia que no ha sido vencida?

En un ámbito más cercano, tras casi dos años de parálisis educativa, es más que evidente que muchos de nuestros niños y jóvenes se han desconectado del proceso formativo aumentando la temible curva de la deserción escolar. La llamada “educación a distancia” o el programa “Cada familia una escuela” no fueron paliativos suficientes en medio de una condiciones técnicas tan precarias para las familias venezolanas (poca conexión a internet, problemas de luz, falta de equipos técnicos), una realidad que nos hace dudar sobre el nivel alcanzado por los estudiantes durante estos dos años. Era necesario, antes de abrir las puertas de los colegios, pensar con el apoyo de todos, una estrategia intensiva para lograr la nivelación de  los estudiantes.

La formación de los venezolanos debe responder a intereses mayores a la exposición de estadísticas “alegres” y a la ambición de un régimen que quiere imponer una “normalidad” a menos de un mes de las elecciones del 21 de noviembre. No se puede permitir que se inocule, a los niños y jóvenes, drogas que no han sido aprobadas por la Organización Mundial de la Salud, las llamadas “candidatas vacunales” cubanas no han cumplido, de momento, con las rigurosas pruebas que exigen los organismos multilaterales para que sean aplicadas como vacunas.

Se están tomando decisiones muy graves a espaldas de la opinión pública del venezolano, desconociendo y despreciando el trabajo de profesionales sobre el terreno y, lo que es peor, sin contar con el apoyo de un gremio, el de educadores, que no disponen del respaldo suficiente para volver a clases en medio de una pandemia y de una crisis económica sin precedentes.

El verdadero apoyo al sistema educativo venezolano no se logra con micros propagandísticos por la señal de VTV, requiere de un compromiso real, en sueldos, salarios, infraestructuras adecuadas y personal capacitado. Se necesitan planes acordes con la verdadera situación del país, trabajar con una hoja de ruta que sea planificada y ejecutada con el apoyo de los mejores talentos que tenemos.

Nosotros seguiremos acompañando y apoyando el trabajo que realizan nuestros líderes en las comunidades para garantizar la vuelta a clases en condiciones seguras, desde Caracas Mi Convive llevamos años apuntalando el esfuerzo de acompañar a las familias, con recursos y habilidades en la formación constante de los niños y jóvenes en la escuela y en sus hogares, un esfuerzo importante, pero que no puede, ni pretende sustituir el rol rector del Estado y de la sociedad civil en materia educativa.

Toda la sociedad venezolana tiene un compromiso con las nuevas generaciones, el Estado, la sociedad civil, los empresarios, deben entender la importancia en la formación de nuestros niños y jóvenes, la calidad de su formación nos afectará a todos a largo plazo y, lo que es más importante, hay que tener presente que ellos son el vivero de la esperanza para Venezuela y el motor del cambio que todos queremos y buscamos.

www.rpatino.com

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/estamos-preparados-para-el-regreso-a-clases/

Comparte este contenido:

La gestión educativa fundamentada en evidencia científica

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

La educación es un bien público y, como tal, no solo debe ser garantizado como derecho para todos, bajo la responsabilidad esencial del Estado y preservando los intereses colectivos de la sociedad, sino que, además, debe sustentarse en la evidencia científica.

Las ideas que a continuación expongo son el producto de nuestra particular experiencia y su reflexión, acompañado de la lectura de diversos autores sobre estos temas a lo largo de más de 30 años trabajando en el campo de la investigación educativa y psicosocial para tomar decisiones, tanto en el ámbito privado como público. Espero que puedan ser útiles.

Un principio y punto de partida el cual retomo de un artículo previo: una escuela, como un sistema educativo, que no se estudie profundamente tiene muy pocas probabilidades de cambiar para ser mejor.

Hay tres cuestiones importantes que quiero resaltar:

  1. Los seres humanos enfrentamos la realidad, sea esta social y/o natural, de manera permanente, situados en contextos particulares; y, en ese proceso, nos hacemos múltiples preguntas. Preguntas acerca de la realidad misma: sus causas y sus consecuencias; acerca de nosotros y nuestra relación con la realidad. Y como esas, muchas otras preguntas. Dichas cuestiones pueden ser y permanecer en el ámbito de lo concreto o, incluso, en la esfera de lo trascendente. Por supuesto, este proceso se enmarca en una realidad social y cultural, en la cual priman ideas, valores y actitudes muy variadas, en ocasiones incluso, contradictorias; pero como dice Parker Lichtenstein, “puede que sean implícitas, pero a veces, nos ponen a ver lo que queremos ver”.  De esa manera, participamos en un proceso de “construcción colectiva de dicha realidad”, tal y como nos plantearon hace ya mucho tiempo Peter Berger y Thomas Luckmann en su otrora controversial obra “La construcción social de la realidad”.
  2. En ese proceso histórico y permanente en que enfrentamos la realidad en su contexto y en su época, hemos construido diversas maneras de comprender la realidad. Así el sentido común o conocimiento ordinario, el conocimiento mítico – religioso, el conocimiento filosófico y el científico mismo se fueron desarrollando, permitiéndonos proporcionarle un marco a nuestra acción personal y colectiva, y a la búsqueda de explicaciones acerca de la realidad y los problemas enfrentados. Estas maneras de conocer nos sobreviven y, en ocasiones, se sobreponen una a la otra. Cuáles de estas perspectivas prima al momento de analizar una determinada realidad o tomar una decisión, es una cuestión importante. Se puede suponer que, dependiendo de la naturaleza de la realidad confrontada, haremos uso de una u otra forma de conocimientos de manera privilegiada.
  3. El conocimiento desarrollado deberá orientar, con más o menos posibilidad de éxito, nuestro accionar en la realidad.

Es decir: ENFRENTAMIENTO – DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO – ACCIÓN son tres cuestiones dinámicas, que establecen entre sí una relación dialéctica en que una condiciona a la otra y viceversa.

Ejercicio profesional y conocimiento:

El estimado amigo Ramón Flores en su libro Formación de Directivos y Docentes: reflexiones y propuestas inicia el capítulo tercero que titula “El juego de la contracultura”, afirmando lo siguiente: “De todos los profesionales, ninguno es más influenciado por la cultura educativa en la que se educa que el docente. Pues este es el único profesional que desde niño ha visto a otros ejercer la profesión que eventualmente ejercerá. Por eso, al entrar en el aula el maestro lleva una visión del estudiante, del maestro, del centro educativo y de la educación. Y esa visión refleja parte de su formación profesional y parte de sus vivencias personales como estudiante”. De esta manera el docente, el director de centro, así como los técnicos y funcionarios del sistema educativo, señala Flores, laboran de “conformidad con lo que aprendieron” en su experiencia personal, “y ¿qué aprendieron?”: que la educación es una actividad marginal, que el currículo es material para impresionar a extranjeros, que el libro es un instrumento político y no un elemento fundamental para educación de calidad, que la educación pública es educación de pobres, que los pobres aprenden menos, que no existe  una correlación entre la promoción y el aprendizaje, que todos los niveles enseñan lo mismo, que el aprendizaje de los estudiantes no es la finalidad del sistema educativo, y que, finalmente, aprendieron que no hay que esforzarse demasiado”.

Puede ser que adquiramos determinados conocimientos en nuestra formación profesional, pero al mismo tiempo vamos teniendo diversas experiencias que nos permiten construir “nuestras propias teorías de las cosas”. Se habla incluso de “teorías implícitas” que se van construyendo históricamente, y que muchas veces, se anteponen al conocimiento teórico formal adquirido en nuestros años de educación formal y profesional.  Se esperaría que esas teorías implícitas puedan ser “sustituidas” a lo largo de la formación profesional, o por lo menos, relativizadas. Esto no siempre es así. Para un exhaustivo análisis del tema recomiendo el texto de J.I. Pozo et al (2006, 2009). Nuevas formas de pensar la enseñanza y el aprendizaje. Las concepciones de profesores y alumnos.

Recordemos, como bien decía Ortega y Gasset: “Las creencias constituyen la base de nuestra vida”.

La gestión pública en nuestro país en el ámbito educativo, de manera general, se ha ido desarrollando de “espalda al conocimiento científico” y sustentándose en las ideas y experiencias personales. Los informes de investigación y evaluación de los procesos y resultados generalmente reposan en los anaqueles de las oficinas, sin ser estudiados y analizados a profundidad para la toma de decisiones. Desde los ámbitos que me ha tocado gestionar dichas acciones se han promovido encuentros, talleres, informes ejecutivos y otras estrategias, para acercar a quien toma decisiones políticas y/o técnicas, a la evidencia científica.

Podemos seguir ignorando lo que la realidad nos plantea, pero ¿hacia dónde esto nos conducirá?

A principios de los años 90, llevé a cabo otro estudio sobre el impacto del Programa radial “Aprendamos matemática por radio” que transmitía la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, a través de Radio Educativa, a un grupo de centros educativos en las regionales de Santo Domingo (Regionales 10 y 15). Durante todo un año se hicieron observaciones de aula que proporcionaron valiosas informaciones cualitativas que permitieron, posteriormente, explicar las diferencias altamente significativas entre una muestra de escuelas que participaron en el programa en contraste con otro grupo de escuelas equivalentes, pero que no habían participado en el mismo. La enseñanza de la matemática a través de ese programa resultó altamente efectiva. Al año siguiente, “extrañamente”, no se siguió trasmitiendo dicho Programa.

Los estudios del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación e Investigación de la Calidad de la Educación (LLECE), Primero, Segundo y Tercer estudio regional comparativo en tercero y sexto de primaria, mostraron que una de las variables que mejor explicaba los resultados de nuestros estudiantes era la percepción positiva que estos tenían del aula y la escuela, así como el número de horas efectivos en que los y las estudiantes son expuestos en el aula. Es decir, a mayor número de horas de trabajo en el aula en un ambiente positivo, mayores logros de aprendizaje alcanzados. Del segundo de estos estudios, incluso, se desarrollaron propuestas interesantes como “aportes para la enseñanza de la lectura, la matemática y las ciencias naturales”. No tuve evidencia de que los mismos fueran utilizados para el desarrollo de la capacitación docente.

Los estudios internacionales PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) y ICCS (Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadanía) muestran que nuestros estudiantes de 15 a 16.4 años, en el primero, y los del antiguo 8º de primaria en segundo caso, no logran alcanzar niveles significativos de aprendizaje en las áreas evaluadas. De igual manera sale a flote el incumplimiento del horario y el calendario escolar, entre otros factores.

Las tres evaluaciones diagnósticas llevadas a cabo por la Dirección de Evaluación y Control del Ministerio de Educación en 3º (2017) y 6º (2018) de primaria, y 3º (2019) de secundaria, han puesto de relieve el bajo porcentaje de estudiantes que alcanza el nivel satisfactorio en las áreas evaluadas. ¿Qué han significado estas recientes evaluaciones?

La evidencia aportada por el estudio sobre el dominio de la matemática que debe enseñar el maestro en el primer ciclo de básica (1º a 4º), realizado en el IDEICE (Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa) en el año 2014, puso de relieve que el 63.3% de los docentes que participaron en el mismo, obtuvo calificaciones por debajo de 65 puntos, que es el “puntaje de corte” para que un estudiante de primaria pueda “pasar la asignatura o de curso”, y que sólo una maestra dio muestra de dominio del contenido de dicha prueba. ¿Es posible esperar que los estudiantes alcancen mayores logros de aprendizajes que los de sus propios maestros? ¿Cuáles orientaciones se tomaron al respecto?

La evaluación del desempeño docente realizada por el IDEICE con la asesoría técnica de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura), mostró que el porcentaje de maestros de aula con resultados por encima de 90 puntos (categoría “destacado”) fue solo el 2.90%; categoría “competente”, 23.90% y el resto, el 73.20%, estuvo en las categorías “básico” e “insuficiente”. Cada docente de aula, como también cada Centro Educativo, pudo contar con un informe personalizado colgado en la web, donde se plasmaban las evidencias por indicadores de calidad. Tengo dudas de que dichos resultados generarán acciones importantes al respecto.

Los resultados en las Pruebas Nacionales, suspendidas desde el año pasado “por razones de la pandemia”, han mostrado año tras año, los bajos logros alcanzados por los estudiantes tanto en el nivel primario como secundario. Esa es una historia de muy larga data.

Todas esas informaciones reposan en informes técnicos, presentaciones, boletines que, de haber sido consideradas con detenimiento, es probable que los procesos de gestión escolar presentaran resultados distintos y nuestros estudiantes mostraran mejores logros de aprendizaje.

Por supuesto, el momento que vivimos generado por la pandemia por el coronavirus es algo excepcional, no esperado y al principio, incomprendido por todos. En ese entorno aún incierto, se hace más perentoria la necesidad de un liderazgo visionario al mismo tiempo que practicante, como bien señalaba Jaime Grinber (1999)[2]. Visionario por el ejercicio de una capacidad de visualización del futuro en medio de incertidumbres, pero practicante en el sentido de ejecutar las acciones necesarias que hagan posible la visión.

Resultan interesantes las cinco características que Grinber expone para el desarrollo de un liderazgo educativo efectivo:

  1. Ser un intelectual de visión crítica, con las habilidades y conocimientos necesarios para crear y facilitar espacios para la participación y el cambio.
  2. Contar con una serie de actitudes como base para el cambio y la transformación desde el aula y la escuela.
  3. Ser un indagador, cuestionador y problematizador de los diferentes actores educativos, respecto a las condiciones en que viven, al mismo tiempo que un buscador y formulador permanente de acciones alternativas, que procuren “desarrollar comunidades de aprendizaje”, donde se pueda experienciar la participación, la equidad, la diversidad y la justicia social.
  4. Un articulador, conceptualizador, creador y promotor de espacios y posibilidades para el cambio crítico y efectivo y, por último,
  5. Impulsor del trabajo en equipo y facilitador de las iniciativas de los diferentes actores educativos.

Estas cinco características planteadas por Grinber, deberán promover en los actores educativos la conciencia y la actitud, la necesidad y motivación hacia el cambio. Si no somos capaces de asumir ese liderazgo que traspase la frontera de lo particular, es muy poco lo que al final podamos conseguir.

La educación es un bien público y, como tal, no solo debe ser garantizado como derecho para todos, bajo la responsabilidad esencial del Estado y preservando los intereses colectivos de la sociedad, sino que, además debe sustentarse en la evidencia científica, dejando de lado las ideas personales, que por muy buenas que estas sean, no nos proporcionarán respuestas distintas a las que ya sabemos. Y es que esa es la función de la investigación científica, proporcionar respuestas distintas a las que son nuestras expectativas personales.

En ese sentido resulta interesante lo señalado por Rita Locatelli[3], a propósito de las diversas facetas de este principio de la educación como bien público:

Como planteamiento/visión: reafirmar una visión humanista de la educación en contraste con un enfoque más utilitario.

Como enfoque político: preservar el interés público y el desarrollo social/colectivo en contraste con una perspectiva individualista.

Como principio de gobernanza: reafirmar el papel del Estado como garante/custodio/encargado principal de la educación a la luz de la mayor participación de agentes no estatales a todas las escalas de la actividad educativa.

Debemos dejar de seguir trillando el camino de las buenas intenciones. Definitivamente eso no ha bastado y, mucho menos, ha sido sufiente.

[1] Revista de Gestión Educativa. Número 1, año 2014. Ministerio de Educación de la República Dominicana. Santo Domingo.

[2] Grinber, J. Liderazgo educativo, desafíos y posibilidades para el futuro de la educación. El papel del docente líder. En Liderazgo educativo DESAFIOS Y POSIBILIDADES PARA EL FUTURO DE LA EDUCACION. EL PAPEL DEL DOCENTE LIDER * por Jaime Grinberg – PDF Descargar libre (docplayer.es)

[3] Locatelli, R. (2018). La educación como bien público y común. Reformular la gobernanza de la educación en un contexto cambiante. En La educación como bien público y común. Reformular la gobernanza de la educación en un contexto cambiante (scielo.org.mx)

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-gestion-educativa-fundamentada-en-evidencia-cientifica-9005861.html

Comparte este contenido:

La UAM bajo el embate de TV Azteca

Por: Miguel Ángel Casillas

De manera reiterada TV Azteca ha lanzado sendos reportajes contra la Universidad Autónoma Metropolitana, primero acusando que en la UAM no había clases y luego afirmando que las autoridades universitarias se oponen al regreso a las actividades presenciales. Falseando la realidad y desconociendo el enorme esfuerzo de miles de estudiantes y profesores que mantienen activos los procesos de enseñanza-aprendizaje, la poderosa empresa televisiva ha encomendado a sus principales locutores que encabecen la ofensiva para golpear a la UAM, se han invertido muchos recursos y dispuesto de tiempo en horarios estelares para publicitar las falsedades contra esta prestigiosa institución de educación superior.

Sin ninguna legitimidad se ha propagado una visión negativa sobre la UAM desprestigiándola ante la opinión pública nacional; estos juicios distorsionados afectan a todas las universidades y su defensa es un compromiso ineludible ante los poderes fácticos. La televisora del Ajusco no puede abrogarse la representación de los alumnos ni hablar en su nombre; tampoco tiene ninguna autoridad académica, científica o ligada al mundo del conocimiento que sostenga sus juicios: es una empresa orientada al lucro y a la enajenación de su público. Entonces, cabría preguntarse por los negros intereses que la orientan para golpear insistentemente a esta universidad pública.

Las acciones emprendidas por la UAM durante la pandemia y ahora en su transición hacia el retorno a las actividades presenciales, como las del resto de las instituciones de educación superior en nuestro país, son encomiables. Sin orientaciones claras en cuanto a políticas educativas, muchas veces sin recursos y sin muchas experiencias previas, las universidades migraron al trabajo a distancia conservando activos los procesos académicos, manteniendo con muchos problemas e improvisaciones, si se quiere ver críticamente, el cumplimiento de sus funciones sustantivas. La educación superior no se detuvo, se continuó con la formación de los estudiantes, la titulación de los egresados, las tutorías y asesorías; el trabajo de investigación tampoco se paralizó, muchos laboratorios continuaron abiertos, los seminarios se desarrollaron en la web, la redacción de informes y resultados se volvió más fluida con los documentos compartidos, se amplió la colaboración virtual y se facilitaron los encuentros académicos por videoconferencia, se siguieron publicando las revistas académicas y se continuaron los trabajos de colaboración y vinculación.

Algunas universidades como la UAM, reconociendo que muchos de sus estudiantes son originarios de los sectores populares y que no disponían de condiciones para enfrentar la enseñanza a la distancia, decidieron ofrecer equipo de cómputo y becas para apoyar la educación mixta de sus alumnos.

Por lo demás, los universitarios y sus familias han hecho, durante la pandemia, enormes esfuerzos para continuar activos en sus estudios y su trabajo académico. Muchos tuvieron que adquirir equipo de cómputo o mejorar el que ya tenían, invirtieron en cámaras, micrófonos, audífonos, luces, y por supuesto sus gastos en conectividad se incrementaron. Miles de jóvenes han seguido las clases, estudiado y realizado sus tareas desde sus celulares. Durante la pandemia los profesores tuvieron que habilitar espacios para impartir sus clases desde sus hogares, muchos aprendimos sobre la marcha el uso de las videoconferencias, hubo poca capacitación y las ofertas institucionales fueron insuficientes. Para los profesores no sólo ha sido complicado preparar las nuevas clases, sino que el tiempo de trabajo se amplificó, pues ahora durante las veinticuatro horas del día reciben y responden mensajes de sus estudiantes y colegas; el llenado de informes y reportes de corte burocrático siguió siendo abrumador en plataformas no siempre muy amigables.

Después de más de un año y medio de pandemia el escenario no es claro; todavía no sabemos si habrá nuevas oleadas de contagio ni hay una propuesta clara de la autoridad educativa para orientar una educación híbrida. Como en otros espacios y según las diversas modalidades en cada estado, el retorno a las actividades presenciales ha tenido que ser negociado con los sindicatos en cada institución.

Una de las fortalezas organizacionales que distinguen a la UAM es la fuerte colegialidad con la que se construyen las decisiones. En esa institución todos los órganos colegiados están involucrados en la implementación de su proyecto de educación mixta, para reconocer la diversidad disciplinaria que exige soluciones diferenciadas. Se trata de una organización cohesionada en torno al cumplimiento de su misión y a dar continuidad a su proyecto académico.

Las universidades se están adaptando a los nuevos tiempos. Durante la pandemia lograron dar continuidad a sus responsabilidades académicas y con imaginación mantuvieron las clases, los proyectos de investigación y las actividades de difusión cultural. Aunque hay mucho por revisar en un balance crítico de lo que ha sucedido con la educación superior durante la pandemia, lo cierto es que las universidades han dado un salto cuántico hacia el futuro.

Quizá la intención de los ataques televisivos contra la UAM sea parte de la zarandeada que ha querido dar el titular del ejecutivo a las universidades. A lo mejor las falsedades que se propagan contra la UAM derivan de la simple ignorancia y de la incomprensión de cómo se desarrollan los procesos educativos en la actualidad. En ambos casos es deleznable la crítica infundada y la descalificación por la mentira.

La defensa de la autonomía universitaria no se reduce al campo político, históricamente incluye al campo económico y al religioso; es una lucha permanente contra el oscurantismo y por la libertad. Hoy que la UAM es objeto de un ataque reiterado debe ser defendida desde todas las trincheras, la universidad pública es la reserva crítica de la nación y no será silenciada.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-uam-bajo-el-embate-de-tv-azteca/

Comparte este contenido:

Los afectos en la vida escolar

Por: 

  • La educación de los afectos tiene un modo particular de proceder en cada escenario educativo, en el aula, en las agrupaciones de nivel, de materias curriculares; en los contextos formales o informales… Todos ellos son espacios donde tomar en consideración cada decisión de enseñanza, desde las que abordar la incertidumbre que significa poner en relación la vida emocional de unos y otros.

Una ‘buena educación’ permite no sólo acceder al conocimiento. Debe permitir también significarlo éticamente, gozarlo y compartirlo.

No siempre se ha entendido de esta manera.  Se ha asociado a erudición, elocuencia, ‘buenas formas’, dominio técnico, gestión estratégica… Todo ellos aprendizajes necesarios, pero que no agotan el concepto. Podríamos afirmar, sin temor a esquivarnos, que “a los adultos que trucaron los motores de Volkswagen no les faltaba competencia lectora, ni matemática, ni científica. Probablemente, de todo ello andaban bien sobrados. Lo que les faltaba era, pura y sencillamente, ética.” (Guadalupe Jover y otros, 2020) y nosotros añadimos… ‘empatía’.

La vida escolar y el ejercicio de la docencia no se entienden sin los afectos

Es difícil imaginar que la educación en las instituciones de enseñanza pueda desplegarse en un clima relacional ‘afectivamente neutral’. No es posible una relación educativa sin un escenario emocional de acogida, simpatía, dignidad y empoderamiento; alejada de toda humillación.

La experiencia de vida escolar así lo pone en evidencia. Costaría encontrar un estudiante que calificara su vida escolar de ‘emocionalmente neutral’. El debate no está, por tanto, en la existencia o no de los afectos en las relaciones educativas, sino en si el componente emocional debe ser objeto o no de educación formal. Curioso cuestionamiento para unas instituciones que tradicionalmente no desdeñan trabajar los afectos desde la vertiente más represiva, la disciplinaria.

“Yo estoy aquí para enseñar, no para educar…” es una expresión frecuente entre algunos docentes, apoyados en corrientes de opinión contrarias al cambio de los procedimientos de enseñanza. “Para educar, ya están los padres”, apostillan también algunas familias. Quizá no sea fácil apreciar que la aplicación a la vida escolar de estas afirmaciones que, por reiteradas, escapan a una consideración en profundidad, inhabilitaría al docente para el ejercicio de su profesión. Obstaculizaría la vinculación afectiva de deseo con el conocimiento; se haría difícil despertar en el estudiante las ansias de aprender.

Una educación plena necesita del ‘deseo por conocer’

Las conclusiones de la investigación educativa coinciden con nuestras propias vivencias, al considerar que, sin curiosidad, sin deseo de aprender, es difícil abrirse al estudio de la realidad y de nosotros mismos.

Tradicionalmente, para tratar de despertar ese interés, hemos utilizado —y lo continuamos haciendo— la presión externa, el miedo a la sanción… cuando todos sabemos que el miedo no promueve aprendizajes en profundidad. El deseo surge de una vivencia emocional positiva con el objeto de estudio, con las personas que lo orientan y con las que lo compartimos. Con “la pandemia nos (…) estamos dando cuenta de lo que deberíamos haber sabido todo el tiempo: que (la presión) no puede crear un camino hacia un aprendizaje poderoso, que las relaciones son fundamentales para el aprendizaje, que los intereses de los estudiantes deben estimularse y ellos mismos deben ser reconocidos.” (Jal Mehta, 2020)

Despertar y apoyar el deseo de conocer practicando una relación basada en el temor y en el miedo es, para algunos, sinónimo de ‘mantenerse neutral’, permanecer en el plano cognitivo, en el de la razón. Curiosa cirugía ésta, que se pretende entronizar.

La crítica que hacemos a esta posición no aboga, sin embargo, por la cosificación disciplinaria de la educación de los afectos. Nos referimos a un tratamiento más cultural, transversal e incorporado ‘con naturalidad’ en la vida escolar. Tendría que ver con crear escenarios educativos democráticos, favorables al estudio indagatorio y riguroso, donde poner en juego acciones de cuidado y atención a los afectos que surgen en las relaciones de enseñanza y aprendizaje. Supone considerar el conocimiento en toda su complejidad cognitiva, emocional y social; significar el aprendizaje en su entorno vital y favorecerlo en un marco ético y empático de actuación.

La tradición escolar no juega a favor

Los sistemas escolares nacen en plena revolución industrial, a mediados del siglo XIX, en respuesta a la enorme demanda de mano de obra ‘cualificada’. Se necesita un aparato institucional (disciplinario, en términos foucaultianos) para ‘formar’ a los operarios disciplinados y obedientes de esta industria.

Además de enseñar a leer, escribir y las cuatro reglas aritméticas había que trabajar determinadas rutinas comportamentales relacionadas con respetar horarios, mantener la uniformidad de las respuestas, ‘ser funcionales’ en una cadena de producción, acatar las consignas procedimentales y las jerarquías organizativas y sociales… La aceptación o, digámoslo claro, la sumisión a un orden económicamente rentable, que genera beneficios; sobre todo para un sector de la sociedad. En este marco escolar era preciso legitimar un clima afectivo de obediencia, de temerosa evitación de la sanción y de la posible expulsión del prometido paraíso laboral, abierto solo para los estudiantes ‘más educados’.

Los más ‘negacionistas’ de la educación de los afectos defienden que los profesionales de la enseñanza deben centrarse en la instrucción, en impartir ‘doctrina’, en reforzar los comportamientos más adaptados mediante buenas calificaciones, y sancionar otros que pudiesen resultar conflictivos, aquellos que alteran la premisa de la eficacia y rentabilidad de los aprendizajes, para el mejor y más ‘adecuado’ desempeño laboral. Este era, y de alguna forma sigue siendo, el comportamiento primordial exigido al aparato escolar y demandado incluso por algunas familias y el propio alumnado.

Sin perder el propósito, aunque enmascarando su puesta en escena, se encuentra hoy en su máximo esplendor un discurso revisionista, a nuestro juicio igualmente espurio. Nos referimos a un conjunto de referencias prácticas que apoyan explícitamente la incorporación de los afectos, pero con propósitos contrarios al pleno desarrollo personal. Apuestan por trabajar los afectos en el ámbito escolar, a beneficio, esta vez, de la ‘formación’ de operarios para la nueva revolución, en este caso, la tecnológica.

Plantean como objetivo la capacidad de ‘gestionar las emociones’ para adaptarse, con ‘menor sufrimiento’, a la arbitraria e interesada modificación de los desempeños laborales, a la obsolescencia del puesto de trabajo y que se asuma ‘con resiliencia’ la penuria, por ejemplo, de los contratos-basura… Se implantan técnicas de liderazgo estratégico conducentes ‘al éxito’ (sin plantearse el bienestar emocional y la justicia social), técnicas de colaboración para el desarrollo de procesos de producción de ‘bajo coste’ (sin margen para cuestionar el sentido de la tarea que se quiere ‘optimizar’) … y un largo etcétera, conocido por todos.

Al defender el desarrollo pleno de las personas hablamos de un enfoque transformador y crítico de la educación de los afectos. Queremos trascender los requerimientos productivos, mercantiles, de consumo, de compra y venta… a los que se quiere reducir la tarea docente.

¿Quiénes deciden qué afectos deben ser promovidos y cuáles ignorados?

Las argumentaciones anteriores pretenden ayudar a reflexionar en torno a la necesidad de reconocer y trabajar los afectos en las actividades relacionales y de estudio. La pregunta que nos surge ahora es ¿Quiénes deciden qué afectos, orientación y versión de éstos deben ser trabajados desde las escuelas?

Esta cuestión es importante, porque el contenido de la respuesta, sus consideraciones y validación, configuran el modelo de persona que se defiende. No es una decisión neutral. El marco cultural dominante es quien ejerce mayor presión para orientar la respuesta y relega a un según plano la reflexión sobre la medida en que la respuesta supone un avance o no a la formación, éticamente considerada, del buen ciudadano.

De ahí la necesidad de la construcción colectiva de la respuesta, en cada contexto particular, dentro un marco común de definición y sentido de la educación de los afectos, orientado hacia el bien común y la protección de los más débiles, sin concesiones a la injusticia. Presidido por los enunciados de las convenciones internacionales de derechos comunes, la constitución y las leyes educativas, pero significado y validado colectivamente en cada realidad escolar, en cada escenario de aprendizaje.

Una cuestión clave de este proceso sería decidir qué se considera ‘apropiado’ en la expresión de los afectos. Por ejemplo, ¿se admite, o no, mostrar enojo y cuestionar la autoridad?…

Otras preguntas colectivas podrían ser… ¿A favor de quiénes se establece una determinada orientación de los ‘buenos’ afectos y a expensas de quiénes otros? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de considerar ‘apropiados’ determinados comportamientos para aquellos que sufren las decisiones de injusticia social?…  “La noción de afecto tiene las connotaciones de intensidad y dinamismo que alimentan las fuerzas de la sociabilidad. No se puede pensar fuera de las complejidades, reconfiguraciones y rearticulaciones del poder.” (Athena Athanasiou y otros, 2009, p.6)

En la educación de los afectos consideramos por tanto que “la tarea principal no es enseñar a los jóvenes cómo deben sentirse, sino permitirles entender por qué sienten determinadas emociones en un contexto social y político en particular; por qué, quizás, no se supone que se sientan de otra manera; y cómo imaginar de manera crítica otras condiciones en las que podrían darse alternativas muy diferentes.”(Michalinos Zembylas, 2019, p.20)

La educación de los afectos, a nuestro juicio, tiene más que ver con generar condiciones de posibilidad. Configurar marcos de relaciones de enseñanza- aprendizaje que propicien la construcción de personalidades analíticas que cuestionan las normas culturales e históricas sobre las que se han construido las emociones, cómo se expresan, quiénes pueden y logran expresarlas, y bajo qué circunstancias.

Resistirse al sometimiento y crear nuevos escenarios de aprendizaje

Entonces ¿Cómo crear los mencionados escenarios y promover esas condiciones de posibilidad? ¿Qué hacer para configurar entornos en los que sea posible entender la resistencia emocional de los estudiantes, reconocer la insolidaridad afectiva dominante y contribuir a su paulatina transformación?

Mientras la pedagogía de los afectos estudia las referencias culturales, históricas, de poder… la práctica educativa necesita para su desarrollo de muchas más referencias y condiciones estructurales. La educación de los afectos desde una óptica explicativa y transformativa tendrá más posibilidades en un sistema educativo que plantea un currículo abierto, que permite y facilita su desarrollo ajustado a cada realidad. Con un profesorado, que se comporta como ‘intelectual crítico’, acorde con el pensamiento de Giroux, que problematiza el supuesto de que las escuelas son vehículos de democracia y movilidad social, sensible a la diferencia y a la desigualdad, conocedor de las relaciones de poder dentro y fuera de las instituciones educativas y de su vinculación con los “regímenes emocionales” establecidos y legitimados.

La educación de los afectos necesita docentes que construyen su desarrollo profesional con el resto de colegas, afrontando colegiadamente las dificultades que plantean las relaciones de enseñanza-aprendizaje. Profesionales que comprenden el significado emocional del estudio, ponen en práctica un estilo investigativo de enseñanza y aprendizaje, son rigurosos y minuciosos en la detección de las barreras al estudio y capaces de abordar la enseñanza de cuestiones importantes.

Instituciones escolares que fomentan del deseo por conocer, donde los estudiantes aprenden a ser sujetos conscientes de su realidad y aprenden las habilidades necesarias para configurar y vivir verdaderas democracias. “En lugar de considerarlas extensiones del lugar de trabajo, o como instituciones de vanguardia en la batalla de los mercados internacionales y de la competencia extranjera.” (Henry Giroux, 2002, p.34)

Escuelas que no se consideran únicas depositarías del conocimiento y del modo ‘adecuado’ de conducir las relaciones sociales y los consiguientes flujos emocionales. Se definen como un nodo de formación que, junto al resto de agentes socio-educativos, son capaces de colaborar para construir, en su relación con los más jóvenes, proyectos formativos de barrio, ciudad….

Sin olvidar, además, el valor que en la educación de los afectos tiene el modo particular de proceder en cada escenario educativo, en el aula, en las agrupaciones de nivel o de niveles, de materias curriculares; en los contextos formales y académicos o informales. Todos ellos son espacios donde tomar en consideración cada decisión de enseñanza, desde las que abordar la incertidumbre que significa poner en relación la vida emocional de unos y otros.

(*) Esta reflexión es fruto de la participación en el debate colectivo mantenido a lo largo del 2020 en el Grupo de Trabajo online ‘Darnos aire’. Educación y laboratorios ciudadanos. Medialab-Prado

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/porotrapoliticaeducativa/2021/11/08/%e2%80%aflos-afectos-en-la-vida-escolar/

Comparte este contenido:

Fin de las restricciones en Reino Unido y EE.UU.: ¿qué debes tener en cuenta para estudiar en estos países?

Por: ABC

Miles de familias españolas optan por enviar a sus hijos al extranjero durante su etapa escolar para que tengan una completa inmersión y formación del idioma. Este tipo de aprendizaje marca una diferenciación clave tanto en el ámbito académico transformándose en mejores oportunidades de cara al futuro como en el desarrollo personal del alumno generando más independencia, autonomía y madurez. Asimismo, este tipo de cursos académicos ayudan al estudiante a desarrollar habilidades sociales y conocer nuevas culturas.

Con la llegada del Covid-19, la demanda de formaciones en el extranjero comenzó a disminuir. Sin embargo, la evolución de la pandemia, en términos de vacunación y descenso de los casos ha ido devolviendo la normalidad a las aulas. De hecho, con el levantamiento general de las restricciones, desde el centroapuntan que han registrado un aumento del 35% de las solicitudes para este tipo de cursos escolares.

Entre los destinos educativos favoritos de las familias españolas se encuentran EE.UU. y UK, pero algunas pueden estar reticentes a la hora de iniciar las gestiones para enviar a sus hijos a cursar sus estudios en el extranjero porque desconocen cuál es la situación actual de estos colegios y cuáles son los trámites necesarios para acceder a estos países puesto que sus medidas se van flexibilizando de una forma diferente.

Relajación de las restricciones

En el inicio de la pandemia, EE.UU. no permitió durante un período de tiempo la entrada a personas que no tuvieran un visado y este hecho dificultaba el acceso al país como turista o para estudiar allí. Con la mejora de la situación, desde este 1 de noviembre, Estados Unidos ya admite la entrada al país sin necesidad de tener un visado.

En el caso de Reino Unido, el país ha ido eliminando las restricciones progresivamente y, en este momento, no se necesita ningún tipo de prueba para entrar al país. La única medida que se mantiene se trata de la realización de una prueba de antígenos al día siguiente de la llegada. Esto incrementa la entrada tanto de nuevos alumnos como de la planificación de las familias para visitar a sus hijos.

¿Cómo es la actividad en estos centros?

La situación actual de los colegios en ambos países es bastante similar y se asemeja también al estado actual de las escuelas españolas. Las actividades han vuelto completamente a la normalidad, las extraescolares, la convivencia en residencias o bien, las excursiones y viajes fuera de los colegios.

En Estados Unidos, los colegios están muy bien supervisados y existen muy pocos casos de Covid-19. En los espacios cerrados es obligatorio el uso de mascarilla pero, si el alumno está vacunado y ha estado en contacto estrecho con un infectado, no es necesario aislamiento o cuarentena.

Por el contrario, el uso de mascarilla en espacios cerrados se ha eliminado en Reino Unido y ya no se hacen grupos burbuja en las aulas. En su caso, para controlar la incidencia se realizan test periódicos para conocer la salud de los alumnos y detectar posibles casos positivos.

¿Por qué son los destinos favoritos?

En el caso de Reino Unido, es un destino educativo destacado principalmente por su larga tradición académica de reconocido prestigio por organismos como la Quality Assurance Agency. La educación británica es el modelo base para el resto de sistemas angloparlantes: aprendizaje personalizado y diversidad cultural. Asimismo, los más de 500 internados británicos se distinguen por sus instalaciones de calidad y por su disciplina organizativa.

El sistema estadounidense es popularmente conocido por su educación práctica, dinámica y personalizada. Los colegios cuentan con clases muy reducidas de alumnos internacionales e hispanoparlantes para fomentar la integración entre los alumnos y la multiculturalidad. Las escuelas de EE.UU. cuentan con medios más avanzados y son pioneros en el uso y aplicación de las tecnologías. Además, proporciona opciones diversas y ajustadas a las necesidades de cada alumno, desde los más brillantes a los que necesitan un programa más específico.

«La mejora de la situación sanitaria ha hecho que muchas familias pierdan el miedo a que sus hijos viajen y vivan fuera de casa, apostando por este tipo de formación que otorga a los jóvenes unas competencias y habilidades en su desarrollo personal, además del idioma, que posteriormente les puede abrir muchas oportunidades laborales», afirma Ana Pedrero, directora de Año Escolar en Astex.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-restricciones-reino-unido-y-eeuu-debes-tener-cuenta-para-estudiar-estos-paises-202111040111_noticia.html

Comparte este contenido:

La escuela está atrapada

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

Está acorralada y atrapada para no alcanzar los propósitos que ella misma define y que la sociedad espera que lleven a cabo.

Con el ajusticiamiento de Trujillo hace ya 60 años, la escuela se convirtió en uno de los espacios preferidos de la “lucha política de oposición”. Los maestros, como otros profesionales, fueron concebidos como “frente de masas”, espacios sociales desde los cuales se procuraba el apoyo del pueblo hacia determinadas causas político – ideológicas. Así nacieron los diversos frentes “estudiantiles”, como de “profesores y otros profesionales”, impulsando, de ese modo, las luchas y movilizaciones políticas. Cursaba el sexto grado de primaria en la Escuela República Dominicana del Barrio de Villa Juana entonces, cuando eliminada la tiranía, Esta fue prácticamente destruida, como una manera de “borrar” la memoria trujillista. Incluso, años más tarde, los murales de José Vela Zanetti, pintor y muralista español exiliado en nuestro país por más de una década, que adornaban las paredes del fondo de las aulas, fueron borrados con pintura de aceite. Muchos de sus murales aún hoy permanecen en varios edificios gubernamentales y en la sede central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Esta escuela era considerada un modelo de educación con sus talleres (electricidad, ebanistería y carpintería, repujado de piel y otras actividades manuales), su piscina, el gimnasio bajo techo, su gran salón de acto, su biblioteca y sus aulas. A pesar de las diferentes reformas educativas, ésta no sido recuperada como en aquel entonces era.

Desde aquella época, la escuela dominicana fue acorralada y, finalmente, atrapada por la actividad política partidaria. De mis conversaciones con maestros y directores de escuelas, afloran muchos ejemplos de esta triste realidad. Y triste, porque lo que impera en muchas escuelas no tiene nada que ver con aquello de que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultos aprendan, se desarrollen plenamente para la vida. La escuela, en sentido general, pasó a ser un espacio de trabajo público para recibir un salario, dejando de lado y como una cuestión secundaria, la función de enseñar.

Como espacio de construcción de ciudadanía, desde la perspectiva de las sociedades democráticas y de enfoque de derechos, enfocada desde la concepción curricular que prevalezca, no tengo la menor duda de su dimensión política. Esa es una cosa, la otra es “mellar” su función de enseñar y aprender, aún en lo que respecta a la dimensión señalada anteriormente.

A pesar de los extraordinarios esfuerzos desarrollados por dotar al sistema educativo de los planteles escolares necesarios, todavía hoy muchas escuelas carecen de los recursos más elementales, como son agua potable y energía eléctrica permanente. A esas carencias se le suman muchas otras que están relacionadas directamente con el desarrollo de los aprendizajes, tales como espacios suficientes para correr y ejercitarse, bibliotecas y materiales didácticos, laboratorios, instrumentos musicales, etc, etc, etc.  La escuela, en sentido general, y pese al 4% del PIB, se mueve aún en la precariedad y la pobreza.

Qué decir de la escuela, como cuerpo docente. En ese ámbito la Evaluación del Desempeño Docente 2017-18, muestra un menú de carencias todas ellas sustantivas y propias de un profesional de la educación, empezando por el dominio de la herramienta de planificación del trabajo de aula, cuestión esta fundamental; pero además, la activación en los alumnos de los conocimientos previos necesarios para la comprensión de la clase a impartir, el desarrollo de normas claras de convivencias en el grupo de alumnos, el uso óptimo del tiempo destinado a la clases, la vinculación y relación de los contenidos tratados en la clase con los de otras asignaturas, la utilización de los errores cometidos por los propios estudiantes para profundizar en el aprendizaje, el adecuado cierre evaluativo de la clase, entre otros aspectos que son herramientas elementales de la didáctica. Estas falencias también se han verificado en quienes deben supervisar y hacer el acompañamiento pedagógico del cuerpo docente escolar.

En el ámbito de la gestión escolar, también se han verificado limitaciones y dificultades en quienes tienen la responsabilidad de gestionar la escuela como una unidad e institución para los aprendizajes. Sus directivos no han desarrollado todas las competencias y habilidades necesarias para gestionar los procesos de supervisión y acompañamiento al maestro de aula, quedándose atrapados en las cuestiones burocráticas y administrativas de la escuela. Muchas de estas cuestiones surgían y eran analizadas en el marco de la “Escuela de Directores”, programa que estuvo funcionando por varios años y en el cual los mismos directivos de las escuelas tenían la oportunidad de analizar su gestión, puntualizando tanto en los aspectos positivos como negativos, al mismo tiempo que generando nuevas posibilidades para el cambio de gestión.

Por otra parte, la escuela está atrapada ante unos líderes gremiales que entienden tener el privilegio de decidir, qué se puede y qué no se puede hacer, de los proyectos y acciones que provienen de los organismos centrales del ministerio. Directivos de esos distritos educativos, en varias ocasiones, me ponían de manifiesto que las directrices provenientes de la dirección provincial o nacional del gremio no han dado autorización para que dichos programas sean ejecutados en “sus escuelas”. Algunos maestros, por temor a las “represalias”, decían sentirse impotentes ante tales situaciones. Aunque no de manera generalizada, en algunos distritos se ha impedido que un docente, que mediante concurso aprobó y le fue asignada la dirección de una escuela, pueda asumirla, pues el director o directora distrital tenía ya a otra persona para dicho cargo.

En los cuestionarios sobre factores de contextos de los aprendizajes de los estudios nacionales e internacionales, aparece la información del porcentaje de inasistencia de estudiantes y docentes, incluso con niveles bastante significativos, dándose como razones para explicar lo segundo, reuniones de la cooperativa de maestros o del sindicato, como incluso, jornadas de capacitación organizadas desde el propio ministerio.

Si cada dirigencia del sistema, con independencia de si se trata o no de un cambio de partido en el gobierno, decide cambios esenciales en las políticas, lo único que se logra es interrumpir procesos e iniciar nuevas líneas de acción, que por supuesto, mandarán un mensaje muy claro al cuerpo docente de las escuelas: en educación no hay que tomarse muy en serio las políticas educativas, estas se abandonan y cambian por el simple cambio del incumbente de turno.

Desde el Plan Decenal de Educación 1992-2002 a la fecha, son millones de pesos y dólares invertidos en el desarrollo de políticas que no terminan, que no se evalúan, y que son sustituidas por nuevas políticas provenientes de los “buenos deseos” de los nuevos funcionarios. Así, el barco de la educación no tiene un rumbo claro. Los maestros y docentes acuñan una frase muy precisa y clara, y que pone de relieve esta situación cada vez que hay cambio de autoridad: “estamos en espera de lo que van a bajar del ministerio”. Eso significa que ellos ya saben que las políticas van a cambiar.

Ése y no otro, es el drama de la escuela dominicana, está acorralada y atrapada para no alcanzar los propósitos que ella misma define y que la sociedad espera que lleven a cabo.

Como bien dice un estimado amigo: “a nadie en el país parece que le duelen si los niños, las niñas y jóvenes, como los jóvenes adultos pobres, aprendan, pues al final de cuentas, esos seguirán siendo pobres toda su vida”.

Termino con dos preguntas por el momento:

¿Cuándo las autoridades del ministerio o las autoridades nacionales entenderán que la escuela debe preservarse por encima de los intereses políticos corporativos y personales, por el bien de la propia sociedad y de su propia gestión política?

¿Cuándo la sociedad en su conjunto exigirá respeto a la institucionalidad de la escuela y a su misión sagrada de enseñar?

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-escuela-esta-atrapada-9003524.html
Comparte este contenido:

Aprendizajes fundamentales imprescindibles. Las tablas de Moisés

Por: Sergio Martínez Dunstan 

El primer periodo de evaluación del ciclo escolar 2021-2022 fue objeto de análisis en la colaboración anterior de mi autoría. Sobre el mismo asunto, días después, la Secretaría de Educación Pública (SEP) expidió un documento. Encuentro puntos convergentes con el artículo de opinión que escribí derivado de su lectura. Verbi gratia la sucesión de los acontecimientos a partir del sustento normativo. A fin de contrastar con mi artículo de opinión, transcribo el proceso de evaluación expuesto a través de una línea del tiempo.

  • 22 de junio, Acuerdo Número 16/06/21;
  • 20 de agosto, Acuerdo Número 23/08/21;
  • 30 de agosto – 10 de septiembre. Evaluación diagnóstica;
  • 13 de septiembre – 29 de octubre. Primer momento: Plan de Atención;
  • 29 de octubre. Primera Sesión CTE: Análisis de la evaluación diagnóstica;
  • 03 – 23 de noviembre. Segundo momento: Plan de atención y aplicación de proyectos en primaria y secundaria;
  • 30 agosto – 30 de noviembre. Primer periodo de evaluación.
  1. Propuesta y
  2. Propuesta del docente.
  • 26 de noviembre. Adecuaciones al Plan de atención para el segundo y tercer trimestre:
  1. Identificación de los alumnos no alcanzados en el periodo de recuperación.
  2. Identificación de aprendizajes fundamentales al grado.

Por otra parte, coincido en la relevancia del tema pero tengo mis dudas en las tres últimas viñetas de la relación anterior. Hace falta mayor información.

En otro orden de ideas, los periodos de evaluación y comunicación de resultados lo identifican según la fecha de publicación en el Diario Oficial de la Federación (29/03/2019). Convendría llamarlo como se le conoce oficialmente, Acuerdo Número 11/03/19. Asimismo, recomiendan tomar en cuenta el logro de los educandos conforme a los criterios para la evaluación de los aprendizajes establecidos en el Título Tres del Acuerdo Número 26/12/20 relativos al tipo de comunicación y participación que se mantiene con las alumnas y los alumnos de preescolar, primaria y secundaria (sostenida, intermitente o prácticamente inexistente).

Según lo referido en la lámina 06, los aprendizajes a tomarse en cuenta son aquellos que por su naturaleza son esenciales para avanzar en el trabajo cotidiano y construir nuevos aprendizajes más especializados y complejos. Más adelante, se habla del “reforzamiento para la recuperación de aprendizajes fundamentales no alcanzados en el grado anterior” y reitera la posibilidad de que el plan de atención de los educandos podrá ampliar sus alcances por lo que resta el ciclo escolar. En la última diapositiva, titulada “Características”, refiere la selección de contenidos fundamentales, viñeta 4, y en la siguiente refuerza la misma idea de contenidos fundamentales. ¿Estamos hablando de lo mismo? ¿aprendizajes esenciales? ¿aprendizajes fundamentales? ¿aprendizajes imprescindibles? ¿contenidos fundamentales? ¿Y dónde quedan los aprendizajes fundamentales imprescindibles? Sería conveniente evitar este revoltijo de palabras distintas que aluden al mismo concepto y definición. De lo contrario, habría que clarificar lo necesario. Yo sólo veo Aprendizajes Fundamentales Imprescindibles (AFI) y, siendo concordante en la expresión, los Contenidos Fundamentales Imprescindibles. De no ser así, que la SEP aclare lo que tenga que aclarar.

En este mar de confusiones, surgen más. Si los AFI abarcan los campos formativos de pensamiento matemático así como lenguaje y comunicación en el caso de preescolar. Y las asignaturas de Lengua Materna, Español y Matemáticas para los casos de primaria y secundaria. ¿Cómo se evaluaría y se asentarían las calificaciones en el resto de las áreas curriculares establecidas en las boletas de evaluación? Una colega, me respondió la interrogante: los docentes elaboraron los AFI en el seno del Consejo Técnico Escolar. ¿Y eso?, ¿fue una instrucción generalizada? Luego entonces, ¿la SEP realizó un trabajo incompleto? ¿Porque la existencia de AFI en ciertas áreas? ¿Los podemos tomar como AFI? ¿Fue sólo una ocurrencia de cierta autoridad educativa? En teoría, los AFI tienen fecha de caducidad: el 30 de noviembre. Salvo en lo previsto en el Acuerdo 22/06/21 que contempla la ampliación del plan de atención de los educandos. Si ese fuera el caso, ¿cuál plan de estudios se atendería? ¿La RIEB 2011? ¿los aprendizajes clave? ¿la nueva escuela mexicana? ¿Los AFI? ¿Todos? ¿O sólo algunos de ellos? En dado caso, ¿cuáles tendrían razón de ser o existir?

Aunado a lo anterior, en el Acuerdo 16/06/21 dice que “en todos los grados y niveles se priorizará un enfoque que fortalezca y asegure los aprendizajes fundamentales para garantizar la permanencia y tránsito de las alumnas y alumnos”. Resultaría por demás esclarecedor contrastarlo con lo establecido en el Acuerdo 11/03/19, Artículo 6, en donde se sitúan a los aprendizajes esperados como los referentes de evaluación.

Por encima de todo, la relación que guardan con los aprendizajes esperados (unidad mínima curricular). Y ni qué decir de los aprendizajes clave entendidos como las competencias que deben mostrar y demostrar los estudiantes al término de sus estudios también conocidos como los rasgos del perfil y el perfil de egreso.

Hay maestros que me han dicho que no conocían y no sabían nada de los AFI. Otros refieren que sólo les dieron la referencia para que los consultaran en línea y por su propia cuenta. Algunos mas han expresado que les dieron el archivo electrónico sin más explicación al respecto. Supuestamente, la evaluación diagnóstica, promovida por la SEP en colaboración con las entidades federativas y el Mejoredu, toma como base los aprendizajes fundamentales. Pero una revisión somera a las tablas descriptivas utilizadas para dicha evaluación, los aprendizajes fundamentales de la evaluación diagnóstica guardan poca relación con los AFI. Quizá un análisis más profundo pudiera aclarar la situación. Muy probablemente se encuentren ciertas relaciones por su  origen, los planes y programas de estudio oficiales.

Pienso en los Aprendizajes Claves para la Educación Integral porque el Plan de estudios del 2011 dejó de utilizarse por indicaciones de la propia SEP. Es el momento de aclararlo y, de una vez por todas, que se cumpla con lo prometido: elaborar el modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana. ¿O ya desistieron en dicha empresa?

Los aprendizajes fundamentales imprescindibles son, a final de cuentas, aprendizajes esperados. Sí, pero del grado anterior al que se encuentre cursando el alumno. Hubiera sido conveniente brindar la fundamentación teórica y metodológica.

Los aprendizajes fundamentales imprescindibles (AFI) los determinó la SEP. La Ley General de Educación faculta a la SEP para la determinación de los planes y programas de estudio y recomienda considerar la opinión de los gobiernos de los Estados y de diversos actores sociales. Los AFI no son precisamente otros planes y programas de estudio pero sí hubiera sido conveniente que se derivaran de una previa consulta o someterlos por dicho tamiz. Aunque comprendo que fue una situación emergente que se atendió de manera urgente y prioritaria.

Tal parece que hizo falta una campaña de divulgación para darlos a conocer y capacitar a las maestras y los maestros amén de los directores y supervisores escolares y el resto de las figuras educativas implicadas en los procesos de enseñanza y aprendizaje como por ejemplo los asesores técnicos pedagógicos. Los AFI son y existen porque la SEP lo dijo la SEP, punto. Al menos lo hubiera decretado para que se hubiera cubierto con las formas. Son las tablas de Moisés del siglo XXI.

Carpe diem quam minimun credula postero

Facebook: SergioDunstan
Twitter: @SergioDunstan

Blog: http://www.sergiodunstan.net

Fuente: http://www.educacionfutura.org/aprendizajes-fundamentales-imprescindibles-las-tablas-de-moises/
Comparte este contenido:
Page 40 of 183
1 38 39 40 41 42 183