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Las niñas que desafían el veto del Talibán en las escuelas secretas de Afganistán

En un desafío al gobierno de los talibanes, mujeres y niñas afganas siguen recibiendo educación en secreto.

Fundadas y en su mayor parte atendidas por mujeres, escuelas secretas han comenzado a emerger, ofreciendo clases online y presenciales a aquellas con la valentía suficiente para asistir.

En esta crónica, la periodista afgana Sana Safi de BBC nos lleva al interior de varias escuelas secretas y también de los corazones y las mentes de mujeres que, pese a los riesgos, se resisten a que se les niegue una educación.

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«Siento que estoy robando una educación. Estoy robando una vida».

Las inquietantes palabras de una adolescente en Afganistán resuenan en el aire cuando me siento frente a la computadora en mi departamento de Londres, conectada a un mundo clandestino escondido tras el velo del secreto.

«¿Puedes ponerte en la parte de atrás para que pueda ver toda la clase?», pregunto a la joven que sostiene un portátil y que entonces desplaza su cámara a lo largo de la estancia para que yo la pueda ver.

Me muestra una clase completa de al menos 30 mujeres jóvenes. Están sentadas en fila, todas vestidas de negro, excepto por sus pañuelos blancos o estampados que les cubren la cabeza.

Su profesora, también vestida de negro por completo, está de pie junto a una pizarra. Por sus trazos, deduzco que es una clase de biología.

A medida que el suave murmullo de la charla en el aula inunda el espacio virtual, se despliega ante mis ojos una realidad oculta.

No solo soy testigo de de esta clase secreta en un lugar no revelado en Afganistán, sino de un acto de desafío contra los gobernantes talibanes, que desde hace un año y medio prohíben la educación secundaria y universitaria para mujeres y niñas.

Mi «montaña rusa»

Mi viaje al mundo oculto de las escuelas secretas de Afganistán ha sido como una montaña rusa de sentimientos.

Al conectarme en una ventana digital a las vidas de estas educadoras y estudiantes recuerdo mi propio pasado en Kandahar, en el sur del país.

Clase clandestina en Afganistán

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES / SANDRA CALLIGARO

Pie de foto,Las clases tienen lugar en aulas ocultas para evitar que las autoridades las cierren.

Nací en Afganistán y cuando era niña también tuve que asistir a la escuela en secreto.

Al hablar con la maestra, los recuerdos oscuros y difíciles me abruman por momentos. Hasta que finalmente logro preguntarle: ¿cuánto tiempo lleva trabajando en la escuela?

«He estado aquí como profesora durante seis meses», responde.

Pero siempre con miedo.

«Mi hermano suele decir, ‘por favor, deja la escuela’. Aunque nadie lo sabe, le preocupa que algún día lleguen los talibanes. Pero fueron mis padres quienes me convencieron de quedarme y enseñar a mis hermanas. Porque comparto su dolor. Mi universidad también la cerraron, así que quiero ayudar a las niñas de aquí a estudiar».

En el aula se observan marcos de ventanas de madera tradicionales y cuadros en las paredes. Parece estar llena de vida, lo que contrasta con mis propios recuerdos de mediados de la década de 1990.

Rechazada a las puertas de la escuela

En aquel tiempo, cuando los talibanes llegaron al poder tras una brutal guerra civil, de la noche a la mañana se despojó de la educación a todas las mujeres y niñas.

Mientras viva, nunca olvidaré el primer día que intenté ir a la escuela bajo el régimen talibán.

Con solo siete años, una mujer me recibió y me dijo: «ninguna niña o mujer puede venir a la escuela».

Yo llevaba un uniforme negro hecho por mi madre con un cinturón amarillo bordado, que tampoco estaba permitido.

Recuerdo haber sentido una gran decepción cuando la mujer me prohibió entrar, porque estaba muy emocionada con mi uniforme.

Mis padres, entonces, comenzaron a buscar una escuela secreta.

Dieron con una pareja de esposos que había convertido su casa en varias aulas.

Todas las mañanas mi madre me llevaba al mercado de hortalizas para luego desaparecer por la parte de atrás y entrar en la escuela secreta hecha de barro. Aprendimos a leer y a escribir con los libros que consiguieron.

Pero los esfuerzos de aquella pareja fueron, por desgracia, efímeros.

Cuando los talibanes se enteraron, asaltaron nuestra escuela y encarcelaron por 15 días a mis maestros, quienes, tras ser liberados, huyeron de Afganistán.

Cinco años más tarde, cuando las fuerzas estadounidenses y aliadas derrocaron el régimen talibán por los ataques del 11 de septiembre, yo estaba entre los millones de adolescentes que reclamamos nuestro derecho a la educación.

Pero cuando los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021, una vez más se coartó el acceso de mujeres y niñas a los centros educativos.

Ahora las niñas pueden asistir a escuelas primarias, pero la educación secundaria las universidades les están vedadas.

Este cruel giro del destino ha erosionado el potencial de estas jóvenes y dejado sus sueños pendiendo de un hilo.

Mujeres afganas estudiando en un aula clandestina

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES / SANDRA CALLIGARO

Pie de foto,Para las mujeres en Afganistán, estudiar es una actividad ilícita que conlleva riesgos.

En el núcleo de las redes de escuelas secretas de Afganistán hay intrépidas educadoras que se ven obligados a trabajar en la sombra.

Como Pashtana Durrani una activista que, desde que entró en vigor la prohibición más reciente, ha liderado la creación de muchas de las nuevas escuelas clandestinas del país.

Su organización paraguas, Learn Afghanistan, tiene hoy 230 estudiantes, todas mayores de 12 años.

“Poder decidir mi destino”

El riesgo para todos los involucrados, confiesa, es enorme. Pero cree que dejar de hacerlo simplemente no es una opción.

«Si no hubiera recibido mi educación, me habrían casado. Mi hermana estaría casada. Mi hermano estaría trabajando en alguna parte pese a ser menor. Pero, gracias a mi educación, me convertí en la matriarca de mi familia y eso me dio poder sobre mi destino», afirma.

Veo cómo los esfuerzos de Pashtana dan fruto a través de la pantalla de mi portátil cuando sus alumnas me hablan en un inglés impecable. Me dicen que estudian de todo, desde biología, química, física y filosofía hasta materias más prácticas como diseño gráfico.

Varias mujeres jóvenes describen sus ambiciones de convertirse en diplomáticas, médicas e ingenieras.

Mientras las escucho, recuerdo los desafíos que implican estos esfuerzos. El miedo a ser descubiertas y el cierre de las escuelas son unas amenazas constantes. Pero más fuerte aún es la determinación de estas jóvenes de aprender y crecer.

La posición oficial de los talibanes sobre la nueva prohibición de la educación es que no se trata de algo permanente.

Dicen que están trabajando para crear un «ambiente seguro» e introducir «los cambios necesarios en el plan de estudios». Pero aún queda saber qué significa eso o cuándo, en todo caso, se levantará la prohibición.

Este viaje virtual me ha dejado una mezcla de emociones: esperanza, frustración, admiración y tristeza.

La lucha por la educación de las niñas en Afganistán está lejos de lograr sus objetivos, pero la determinación de estas personas es un faro de esperanza.

Como me dijo una alumna: «seguiremos resistiendo. Tal vez algún día veamos la luz al final del túnel».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/c0304z0995no
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Afganistán: La educación no puede esperar

Somaya Faruqi, Campeona Mundial de la ECW, reflexiona sobre los dos años transcurridos desde la toma del poder de facto en Afganistán y la prohibición impuesta a la educación de las niñas.

Hace hoy dos años, Somaya Faruqi, entonces una adolescente de 19 años, estaba junto a otras nueve chicas de su equipo de robótica en de Kabul cuando las autoridades de facto tomaron el poder en Afganistán. El equipo había acudido a la capital para participar en una competición de robótica. Nunca imaginaron que aquello marcaría el comienzo de un viaje que las alejaría de su querido país y cambiaría sus vidas para siempre.

Somaya mira fijamente a lo lejos mientras recuerda el momento en el que se dirigían al aeropuerto de Kabul. Junto a ellas había otros miles de personas: hombres armados patrullando las calles, niños perdidos llorando por sus padres, madres buscándoles histéricas por los edificios, cadáveres y heridos por el suelo.

«Las soñadoras afganas», su equipo robótica había aparecido regularmente en las noticias afganas por su trabajo en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) y por su participación activa en la sociedad. Pero de un día para otro ya no estaban a salvo en Afganistán. Así que Somaya y los miembros de su equipo tuvieron que huir y ponerse a buen recaudo en Qatar.

Durante dos meses permanecieron en Doha. «Fue un periodo difícil. La mayoría de nosotras nos sentíamos muy deprimidas. Cada vez que empezábamos a hablar de Afganistán, llorábamos. Era difícil hablar de lo que habíamos presenciado en esos últimos días», recuerda Somaya.

El 18 de septiembre, a las pocas semanas de tomar el poder, las autoridades de facto impusieron la prohibición de que las niñas asistieran a la escuela secundaria. A pesar de sus promesas de reabrir la escuela a todas las niñas en unos meses, la prohibición se ha mantenido estrictamente, y se ha ampliado en los últimos dos años.

Lejos de casa

Somaya terminó el 12º curso en Qatar, desde donde solicitó plaza en la universidad y recibió una beca del Fondo Qatarí para el Desarrollo para cursar estudios de ingeniería en Estados Unidos. Desde niña sólo soñaba con ser ingeniera, pero nunca imaginó que tendría que dejar su país para conseguirlo.

«Lo que había soñado de niña comparado con mi realidad de ahora es muy diferente. Estudio lo que siempre quise estudiar, pero nunca imaginé que tendría que huir de mi país para hacerlo. A veces, me siento culpable de poder estudiar cuando mis antiguas compañeras ni siquiera pueden ir a la escuela en Afganistán, y algunas se han visto obligadas a casarse a una edad temprana», explica Somaya.

Hoy, mientras Somaya cursa una carrera de ingeniería en Estados Unidos, no puede creer que haya pasado un segundo año y que a sus amigas de Afganistán se les haya negado su derecho humano inherente a la educación, a aprender y a perseguir sus propios sueños.

La necesidad de seguir apoyando a las mujeres y niñas afganas

Ahora, con 21 años, Somaya afirma que la situación de las niñas en el país es incomprensible. «A las niñas se les ha prohibido el acceso a los espacios públicos: escuelas, gimnasios, parques; no se les permite hacer nada; sólo quedarse en casa. Muchas se han visto obligadas a casarse», afirma, y añade que la situación está afectando enormemente a la salud mental de las niñas. «La depresión es generalizada. La tasa de suicidios de niñas ha aumentado mucho en los últimos dos años. Es trágico».

Somaya insiste en la urgente necesidad de apoyar recursos de salud mental en línea para ayudar a las niñas y mujeres atrapadas en casa a sobrellevar las penurias que sufren y ayudarlas a recuperarse y mantener la esperanza. «La situación es especialmente difícil para las niñas obligadas a casarse. Tiene que haber más esfuerzos y campañas para concienciar y cambiar las normas culturales que empujan a las familias a casar a sus hijas.»

¿Qué la hace seguir adelante en los días más difíciles?

La resistencia de las niñas afganas que viven en una situación imposible pero se aferran a la esperanza de volver a la escuela algún día. Y, las mujeres afganas en las calles arriesgando sus vidas para protestar por sus derechos.

«La valentía de estas niñas de Afganistán me da fuerzas para usar mi propia voz como activista y como Campeona Mundial de la ECW para amplificar sus voces ante el mundo. También me inspira en mis propios estudios de ingeniería porque conozco el valor de la oportunidad de educación que tengo, una que a ellas se les niega de forma inaceptable.»

Nota: Desde septiembre de 2021, la prohibición ha dejado a 1,1 millones de niñas y mujeres jóvenes del país sin acceso a la educación formal. En diciembre de 2022 se prohibió además la educación universitaria para las mujeres.

Para alzar las voces de las niñas de Afganistán a las que se niega el acceso a la educación y al futuro por el que han trabajado y con el que han soñado. La ECW, en colaboración con Somaya Faruqi, lanza el 15 de agosto de 2015 la campaña #AfghanGirlsVoices, que durará un mes y pondrá de relieve sus voces.

Imagen: Somaya Faruqi, Campeona Mundial de la ECW

Fuente: ECW

Más información en UNRIC

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Afganistán: La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU debe estar respaldada por una acción concertada para restituir los derechos a las mujeres y las niñas

En respuesta a la aprobación por el Consejo de Seguridad de la ONU de la resolución que exige a los talibanes levantar urgentemente las restricciones que vulneran los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán —votada a raíz de la reciente prohibición de que las mujeres afganas trabajen con la ONU en el país— Joyce Bukuru, responsable de trabajo de incidencia de Amnistía Internacional ha manifestado:

“El Consejo de Seguridad ha aprobado la resolución en un contexto de ataque implacable a los derechos humanos de las mujeres y las niñas en Afganistán. Los talibanes tienen la obligación de cumplir la resolución, levantar de inmediato las prohibiciones y restricciones sobre los derechos de las mujeres y las niñas, incluidos los derechos al trabajo y la educación, y poner en libertad a todas las personas que están detenidas por protestar o denunciar las prohibiciones”.

“Aunque se trata de un paso en la dirección correcta, la resolución no abarca la obligación de rendir cuentas de los responsables de la vulneración sistemática de derechos. Tampoco fija las medidas concretas que deben adoptar los miembros del Consejo de Seguridad para apoyar las iniciativas en curso destinadas a restituir los derechos a las mujeres y las niñas en Afganistán y a hacer rendir cuentas a los talibanes, en cuanto autoridades de facto, por sus violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos de las mujeres y las niñas.”

“Afganistán tiene obligaciones en virtud del derecho internacional de los derechos humanos, pero ninguna de las iniciativas tomadas hasta ahora han detenido los abusos de los talibanes. Esta resolución debe ir acompañada de máxima presión internacional para enviar a los talibanes el mensaje de que los derechos de las mujeres y las niñas no son negociables: son universales e inalienables.’’

Información complementaria

El 5 de abril de 2023, los talibanes anunciaron su decisión de prohibir a las mujeres afganas trabajar con la ONU, ampliando una prohibición anterior de trabajar con ONG. Este anuncio se ha producido en un momento en el que Afganistán atraviesa una crisis humanitaria sin precedentes.

Amnistía Internacional ha documentado anteriormente cómo los talibanes están devastando las vidas de las mujeres y las niñas de Afganistán con la represión de sus derechos humanos. Desde que tomaron el control del país en agosto de 2021, los talibanes han violado los derechos de las mujeres y las niñas a la educación, al trabajo y a la libre circulación; han diezmado el sistema de protección y apoyo para quienes huyen de la violencia de género en el ámbito familiar; han detenido a mujeres y niñas por infracciones menores de normas discriminatorias, y han contribuido al aumento del número de matrimonios infantiles, precoces y forzados en Afganistán.

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/afganistan-la-resolucion-consejo-seguridad-onu-accion-concertada-restituir-derechos-mujeres-ninas/

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UNICEF: La decisión de los talibanes de prohibir a las mujeres afganas trabajar con las Naciones Unidas costará la vida de los niños

La decisión de los talibanes de prohibir a las mujeres afganas trabajar con las Naciones Unidas costará la vida de los niños

NUEVA YORK, 5 de abril de 2023 –  “Afganistán es el hogar de una de las peores crisis humanitarias del mundo. Más de 28 millones de personas, incluidos más de 15 millones de niños, necesitan asistencia humanitaria y de protección este año, un aumento asombroso de 4 millones de personas con respecto a 2022. El hambre y las enfermedades acechan. Y la economía está hecha jirones.

“Sin embargo, a pesar de esta situación devastadora, las autoridades de facto han tomado la decisión inconcebible y confusa de prohibir que las mujeres afganas trabajen con las Naciones Unidas en Afganistán, incluido UNICEF. Inmediatamente después del decreto que prohíbe a las mujeres afganas trabajar con ONG, esta decisión es otra afrenta a los derechos fundamentales de las mujeres y socava aún más la entrega de asistencia humanitaria en todo el país.

“Las mujeres afganas son el alma de nuestra respuesta humanitaria. Están altamente capacitados y en una posición única para llegar a los afganos más vulnerables, incluidos niños y mujeres, enfermos y ancianos, así como personas con discapacidades. Tienen acceso a poblaciones a las que sus colegas masculinos no pueden llegar. Son expertos en nutrición, trabajadores sociales y de salud comunitarios, maestros, vacunadores, enfermeras, médicos y mucho más.

“Con una de las operaciones más grandes sobre el terreno, UNICEF tiene como objetivo llegar a 19 millones de afganos con servicios esenciales solo este año. Brindamos tratamiento a niños con desnutrición severa. Nos estamos asegurando de que las familias tengan ropa abrigada y que las comunidades tengan agua segura para beber. Y estamos llevando vacunas que salvan vidas y otros suministros a los centros médicos. 

“Las trabajadoras son vitales para el éxito de nuestro trabajo. Sin ellos, el desastre humanitario que se desarrolla dentro de Afganistán se intensificará y morirán más niños.

“UNICEF se hace eco del Secretario General de la ONU al condenar enérgicamente la decisión de las autoridades de facto de prohibir que las mujeres afganas trabajen con las Naciones Unidas en Afganistán.

“Instamos encarecidamente a las autoridades de facto a que revoquen la decisión y revoquen todas las medidas que restringen los derechos de las mujeres y las niñas al trabajo, la educación y la libertad de movimiento”

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/talibans-decision-ban-afghan-women-working-united-nations-will-cost-childrens-lives

 

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Prohibir a las mujeres afganas trabajar con la ONU viola los derechos humanos

António Guterres condena enérgicamente la decisión de los talibanes, que es una grave discriminación, y destaca que el personal femenino es fundamental para las operaciones de las Naciones Unidas en el país, incluida la prestación de ayuda humanitaria.

El Secretario General de la ONU condena enérgicamente la decisión de los talibanes de prohibir a las mujeres afganas trabajar con las Naciones Unidas en Afganistán.

“Se trata de una violación de los derechos humanos fundamentales inalienables de las mujeres”, dijo el portavoz de António Guterres, Stéphane Dujarric.

El vocero indicó que también viola las obligaciones de Afganistán en virtud de la legislación internacional sobre derechos humanos, e infringe el principio de no discriminación, que es un principio básico que sustenta la Carta de las Naciones Unidas.

“El personal femenino es esencial para las operaciones de las Naciones Unidas, incluida la prestación de asistencia vital. La aplicación de esta decisión perjudicará al pueblo afgano, millones de personas que necesitan esta asistencia”, explicó Dujarric.

Revocar la decisión inmediatamente

En ese contexto, Guterres “hace un llamamiento a los talibanes para que revoquen inmediatamente la decisión y anulen todas las medidas que restringen los derechos de las mujeres y las niñas al trabajo, la educación y la libertad de movimiento”.

Las autoridades talibanas de Afganistán emitieron el martes una orden por la que se prohíbe seguir trabajando a las mujeres nacionales que formen parte del personal de la ONU.

Tras la caída de Afganistán en manos de los talibanes en agosto de 2021, la ONU mantuvo su compromiso de permanecer y cumplir su mandato para entregar ayuda humanitaria, al tiempo que pedía un apoyo unido de la comunidad internacional para la población del país.

A pesar de los contactos iniciales relativamente constructivos con las autoridades talibanes, las decisiones tomadas el año pasado por los líderes fundamentalistas han incluido la prohibición de que las mujeres accedan a la educación superior, trabajen para las ONG y accedan a muchos espacios públicos.

Un miembro del personal de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU habla con mujeres desplazadas en la provincia oriental de Nangahar, en Afganistán.
© UNOCHA/Charlotte Cans
Un miembro del personal de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU habla con mujeres desplazadas en la provincia oriental de Nangahar, en Afganistán.

Prohibición inaceptable

En respuesta a las preguntas de los periodistas durante una rueda de prensa el mismo martes, Dujarric dijo que una comunicación oficial procedente de los dirigentes talibanes había indicado que la orden se aplicaría a todo el país.

«Esperamos escuchar voces firmes del Consejo de Seguridad«, dijo, señalando que la Misión de la ONU en Afganistán opera bajo el mandato de este órgano de las Naciones Unidas.

Para el Secretario General, cualquier prohibición de este tipo es inaceptable y «francamente inconcebible», dijo Dujarric.

Explorar todas las vías

De una población de unos 40 millones de personas en Afganistán, la ONU está tratando de llevar ayuda humanitaria a 23 millones de hombres, mujeres y niños.

«Seguiremos buscando todas las vías para garantizar que podemos llegar a las personas más vulnerables, especialmente mujeres y niñas», indicó el portavoz.

Personal femenino esencial

La decisión centrada en el personal de la ONU es sólo la última de una preocupante tendencia de edictos que socavan la capacidad de las organizaciones de ayuda para llegar a los más necesitados, añadió.

«Huelga decir, pero desgraciadamente es necesario decirlo, que el personal femenino es esencial para que las Naciones Unidas presten asistencia vital», afirmó.

«Tales órdenes, como hemos visto hoy, violan los derechos fundamentales de las mujeres e infringen el principio de no discriminación», aseguró.

El lugar «más represivo» para ser mujer

En marzo, Roza Isakovna Otunbayeva, representante especial de la ONU y jefa de la Misión de Asistencia de la ONU, declaró ante el Consejo de Seguridad que Afganistán bajo el régimen talibán sigue siendo el «país más represivo del mundo [para] los derechos de la mujer».

«En un momento en que [el país] necesita todo su capital humano para recuperarse de décadas de guerra, la mitad de sus potenciales médicos, científicos, periodistas y políticos están encerrados en sus casas, sus sueños aplastados y sus talentos confiscados», declaró en una sesión informativa ante el Consejo.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2023/04/1519962

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El nuevo año escolar empieza sin clases en Afganistán

Asia/Afganistán/24-03-2023/Autor(a) y Fuente: www.jornada.com.mx

Kabul. Las escuelas afganas reabrieron este martes para el nuevo curso escolar, pero debido a la falta de comunicación de las autoridades talibanas, los alumnos no acudieron a los establecimientos, que siguen estando prohibidos a las adolescentes, constataron periodistas de la AFP.

Las autoridades decidieron la reanudación el martes de las clases de primaria y secundaria pero no lo anunciaron públicamente, con lo que los alumnos no acudieron a las escuelas, constataron periodistas de la AFP tras visitar siete centros en Kabul.

«Nuestro director nos mandó una carta del ministerio de Educación, pero como no se hizo ningún anuncio público, ningún alumno vino», dijo a la AFP Mohammad Osman Atayi, profesor de un centro de secundaria en la capital.

El anuncio no supone ningún cambio para las chicas de entre 11 y 18 años, quienes tienen prohibido el acceso a la educación secundaria desde el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021.

Hubo un breve momento de esperanza para las cientos de miles de adolescentes afectadas el 23 de marzo de 2022, cuando las autoridades habían prometido reanudar las clases para mujeres, pero horas después se retractaron.

«Estoy deprimida y rota», explicó a la AFP Sadaf Haidari, de 15 años. «La educación es nuestro derecho fundamental. Tenemos que ir a la escuela (…) pero los talibanes nos quitaron todo».

Las autoridades aseguraron que la prohibición, que no afecta a la educación primaria, era temporal y que las clases se reanudarán una vez se defina un programa basado en los preceptos islámicos.

Sin embargo, algunos responsables talibanes afirman que los religiosos ultraconservadores que aconsejan al líder supremo Hibatullah Akhundzada son profundamente escépticos respecto a educar a las mujeres.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2023/03/21/mundo/el-nuevo-ano-escolar-empieza-sin-clases-en-afganistan/

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Vídeo: La lucha de las niñas afganas refugiadas por recibir educación

Desde que los talibanes recuperaron el poder de Afganistán en agosto de 2021, miles de familias han encontrado refugio en el vecino Pakistán. Muchos afganos decidieron huir de su país para que sus hijas tuvieran educación, ya que los talibanes prohibieron el acceso de las niñas a instituciones educativas. Pakistán no ofrece perspectivas reales de integración o empleo a los refugiados, sin embargo, muchas familias afganas se han asentado en el país, como lo informan nuestros corresponsales.

Fuente: https://www.france24.com/es/programas/en-foco/20230317-la-lucha-de-las-ni%C3%B1as-afganas-refugiadas-por-recibir-educaci%C3%B3n

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