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“¿Por qué el mundo nos mira morir en silencio?”: Mujeres afganas protestan en Kabul. Afganistán

Asia/Afganistán/29-10-2021/Autor: Kevin Muñoz/ Agencias/Fuente: www.elsalvador.com

En Kabul, una decena de mujeres se manifiestan denunciando el “silencio” de la comunidad internacional ante la “situación política, social y económica” de Afganistán.

¿Por qué el mundo nos mira morir en silencio?” o “Derecho a la educación y al trabajo” son algunas de las frases que figuran en las pancartas que llevaban las manifestantes, que se presentaron como miembros del “movimiento espontáneo de mujeres militantes de Afganistán”.

“Cada día la pobreza hace estragos, nuestros hijos mueren, los hombres no tienen trabajo, se suicidan y el mundo se calla”, clamó Husna Saddat, una de las participantes.

A las mujeres en Afganistán se les ha ido quitando derechos desde que los talibanes tomaron el poder. Hace una semana las comadronas afganas pidieron a los talibanes poder seguir trabajando.

Los talibanes han excluido en la práctica a muchas mujeres y chicas de la educación y el trabajo como hicieron en su primer mandato (1996-2001). A las profesionales sanitarias las animan a volver a sus puestos, aunque muchas tienen miedo.

La protesta, que inicialmente estaba prevista para celebrarse cerca de la misión de la ONU en Afganistán (Unama), se desplazó en el último momento a la entrada de la antigua “zona verde”, donde se encuentran los edificios evacuados por varias embajadas tras la toma de poder de los talibanes en agosto.

“¿Por qué y hasta cuándo tendremos que permanecer prisioneras en casa? ¿Por qué nadie nos oye? ¿Por qué las mujeres ya no tienen derecho a participar en nuestra sociedad?”, prosiguió Saddat.

En declaraciones a AFP, Wahida Amiri, declaró que piden al secretario general de las Naciones Unidas “que apoye nuestros derechos, a la educación, al trabajo. Hoy estamos privadas de todo”.

Aunque estas manifestaciones están prohibidas por los talibanes y han sido violentamente reprimidas desde su llegada al gobierno, Amiri se apresuró a añadir que no tienen nada contra los nuevos gobernantes: “Sólo nos queremos manifestar pacíficamente”.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/internacional/mujeres-afganas-protestan-derechos/893686/2021/

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Afganistán: Talibanes prometen reabrir escuelas femeninas en medio de advertencias de protestas

Cerca de 1,1 millones de niñas afganas se han visto privadas desde el pasado 18 de septiembre del acceso a la educación.

Los talibanes, que abrieron los colegios de Afganistán hace un mes, pero excluyeron a las niñas de secundaria, prometieron este lunes que reabrirán “pronto” los centros femeninos entre las advertencias de manifestaciones por parte de activistas.

Cerca de 1,1 millones de niñas afganas se han visto privadas desde el pasado 18 de septiembre del acceso a la educación, y se encuentran a la espera de que los fundamentalistas redacten una supuesta guía que se lo permita.

“Nuestros esfuerzos están centrados en reabrir pronto las escuelas (secundarias) de niñas para que el proceso educativo vuelva a la normalidad”, señaló a EFE el portavoz talibán, Bilal Karimi.

El portavoz explicó que la formación islamista está trabajando en el diseño de un sistema para garantizar la seguridad de las niñas en las escuelas, al tiempo que se respeten los valores y principios tanto del islam como del pueblo afgano.

“Todavía estamos ocupados trabajando en el marco, las directrices y las regulaciones para las escuelas de niñas” y, poco a poco, las escuelas empezarán a abrir con base en estas medidas, precisó.

La prohibición de reabrir las escuelas a las niñas y jóvenes ha causado incertidumbre entre la población afgana, con críticas de activistas de los derechos de las mujeres, que temen volver a la época oscura del anterior régimen talibán, entre 1996 y 2001.

Durante ese tiempo, y a pesar de continuas promesas de que las medidas serían solo temporales, las niñas tenían prohibido asistir al colegio y el papel de la mujer quedó relegado a las tareas domésticas, sin posibilidad siquiera de trabajar.

Amenazas de protestas

“Nos estamos preparando para protestar, bloquearemos carreteras y utilizaremos cualquier método a nuestro alcance para presionar al Gobierno para que permita a las niñas en la educación secundaria”, dijo Matiullah Wesa, fundador y presidente de la Sociedad Civil Camino del Bolígrafo (PPCS, en inglés).

Este activista y voz de la lucha por los derechos a la educación en Afganistán afirmó que la asociación, que está activa en las 34 provincias afganas y reivindica miles de miembros y simpatizantes desde su fundación en 2009, “no está sola”.

“Líderes comunitarios y miles de personas se han comprometido a unirse a nosotros”, dijo junto con estudiantes, profesores y sus familias, así como otras organizaciones de la sociedad civil.

La PPCS ha lanzado por ahora una campaña en todo el país asiático para que niñas, profesores y miembros de la comunidad reivindiquen este amenazado derecho básico a la educación.

«Queremos decir a los talibanes y al mundo que la educación de las niñas es nuestro derecho fundamental, islámico y humano. Nadie nos puede quitar este derecho y, si los talibanes intentan prohibir la educación de las niñas, será su mayor error y deberán hacer frente a todo el país», dijo Wesa.

El activista y un ejército de voluntarios subidos en sus motocicletas, que comenzaron su andadura en 2009, lograron antes de la llegada de los talibanes el pasado 15 de agosto la reapertura de cientos de escuelas cerradas por la guerra y establecieron 46 centros propios, así como 39 librerías públicas en todo el país.

Estudiantes preocupadas

La prohibición en la práctica de acudir a las clases preocupa a las estudiantes afganas.

“Con su llegada, los talibanes nos arrebataron el derecho a la educación. Estamos realmente preocupadas por nuestro futuro, sobre si podremos continuar nuestra educación o no”, dijo Sana, una estudiante de 17 años.

Sana lamentó que «los derechos de las niñas y de los niños deberían ser iguales», pero los fundamentalistas solo han permitido estudiar a estos últimos.

Nos afecta psicológicamente, pensamos que somos miembros inútiles de la comunidad y una carga para nuestras familias, a pesar de que las mujeres forman el 50 % de la población”, explicó.

En las últimas dos décadas, desde la caída del primer régimen talibán con la invasión estadounidense, Afganistán ha hecho avances sin precedentes en el plano de la educación, especialmente en el caso de las niñas.

Antes de que los talibanes capturasen Kabul, el país asiático contaba con unos diez millones de menores escolarizados, el 40 % de ellos niñas, según datos gubernamentales.

Pero muchos niños en edad escolar siguen fuera del sistema.

“En total, unos 4,2 millones de niños están fuera de las escuelas en Afganistán”, dijo a EFE el portavoz de Unicef para el país asiático, Salam Al-Janabi.

La agencia de Naciones Unidas, subrayó, está trabajando para “mantener una relación constructiva con las autoridades de hecho”.

Fuente: https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/talibanes-prometen-reabrir-escuelas-femeninas-en-medio-de-advertencias-de-protestas-nota/

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UNICEF: Cumplir por los niños de Afganistán

Cumplir por los niños de Afganistán

UNICEF continúa trabajando con sus socios para apoyar a los niños y sus familias en todo el país.

El aumento del conflicto y la inseguridad en Afganistán ha hecho que los niños paguen un precio muy alto. Afganistán ya era uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser niño. Ahora, con una crisis de seguridad, el aumento vertiginoso de los precios de los alimentos, una sequía grave y la propagación del COVID-19, los niños corren un riesgo mayor que nunca.

UNICEF ha estado sobre el terreno en Afganistán durante 65 años con oficinas en todo el país y una variedad de socios que nos ayudan a brindar asistencia vital a los más vulnerables, especialmente a los niños. UNICEF está apoyando a equipos móviles de salud y nutrición en campamentos para desplazados internos, estableciendo centros de nutrición y lugares de vacunación, colocando por adelantado suministros adicionales para salvar vidas y apoyando a los estudiantes en clases de educación basadas en la comunidad.

Los niños no deben pagar por conflictos con su infancia. Los niños de Afganistán necesitan paz.

¿Qué está pasando en Afganistán?

En un contexto de conflicto e inseguridad, los niños viven en comunidades que se están quedando sin agua debido a la sequía. Se están perdiendo las vacunas que salvan vidas. El sistema de salud y los servicios sociales están al borde del colapso y los suministros médicos se están agotando peligrosamente. Muchos niños están tan desnutridos que yacen en camas de hospital, demasiado débiles para agarrar un dedo extendido.

Alrededor de 14 millones de personas en Afganistán se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda, y se estima que 3,2 millones de niños menores de cinco años sufrirán desnutrición aguda para fines de 2021. Al menos 1 millón de estos niños corren el riesgo de morir debido a enfermedades graves. desnutrición aguda sin tratamiento inmediato.

Done para apoyar el trabajo de UNICEF para los niños de Afganistán

 

¿Cómo está respondiendo UNICEF?

UNICEF está comprometido a continuar su trabajo por los niños y las familias en todo Afganistán. Para llegar a los niños más difíciles de alcanzar, UNICEF está promoviendo con todas las partes para garantizar un acceso humanitario seguro y sin obstáculos, de conformidad con los Compromisos básicos para los niños en la acción humanitaria .

UNICEF apoya los servicios de agua, higiene y saneamiento de emergencia (WASH), incluida la provisión de agua potable a través del transporte de agua, la construcción y reparación de bombas de mano, junto con la provisión de suministros y promoción de la higiene.

Afganistán. Un niño se lava en un punto de agua instalado por UNICEF.

Un niño se lava la cara en un punto de agua instalado por UNICEF en un hospital de Herat.

Los servicios de atención primaria de salud y nutrición continúan en los establecimientos de salud, así como a través de equipos de salud móviles. A principios de octubre, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos anunciaron que agregarían 100 equipos móviles de salud y nutrición más, además de los más de 160 equipos móviles que ya brindan un salvavidas para niños y madres en áreas de difícil acceso.

Demasiados niños de Afganistán han presenciado escenas que ningún niño debería ver. Los niños y adolescentes están luchando contra la ansiedad y los miedos, y muchos necesitan desesperadamente apoyo de salud mental. Por lo tanto, UNICEF ha ampliado su respuesta de protección infantil al proporcionar servicios inmediatos que salvan vidas a los niños afectados por conflictos y desplazamientos, incluida la provisión de espacios adaptados para los niños y apoyo psicosocial a los niños y sus cuidadores o padres.

Afganistán. Un espacio apto para niños en una escuela secundaria en Kabul.

Los niños participan en una actividad recreativa en un espacio adaptado a los niños de UNICEF en una escuela secundaria en Kabul el 14 de agosto de 2021. UNICEF instaló tiendas de campaña para brindar apoyo psicosocial y actividades recreativas a los niños en medio de la agitación. Los equipos de salud móviles también están llegando al refugio para brindar atención prenatal y posnatal, así como servicios de nutrición y vacunación.

¿Qué pide UNICEF?

Durante el año pasado, la situación de los niños de Afganistán se ha vuelto aún más desesperada. El conflicto, la sequía y COVID-19 han chocado para crear una emergencia humanitaria sin precedentes. UNICEF pide estos cinco pasos importantes:

Asegurar que la asistencia humanitaria pueda llegar a los niños y sus comunidades necesitadas. Para garantizar que no se pierda toda una generación de niños en Afganistán, es vital que sigamos equipados para hacer este trabajo. UNICEF está presente en todo Afganistán y debe poder llegar a los niños necesitados a través de la financiación continua de los donantes y con garantías de total seguridad para su personal y los niños a los que servimos.

Garantizar que todos los niños, especialmente las niñas, tengan acceso a una educación de calidad. En los últimos años, se han logrado avances importantes en el aumento del acceso de las niñas a la educación. Es fundamental que se conserven los avances en educación y que todas las niñas y los niños del Afganistán reciban una educación de calidad.

Preservar los derechos de las mujeres, niñas. UNICEF seguirá abogando por la plena realización de los derechos de las mujeres y las niñas y por su salud física, mental y bienestar psicosocial. Deben preservarse los importantes avances logrados en materia de igualdad de género. Y se debe hacer más para garantizar que las mujeres y las niñas puedan participar de manera significativa en la sociedad afgana.

Poner fin a las graves violaciones contra los niños. UNICEF está profundamente preocupado por el aumento de violaciones graves y la multitud de riesgos de protección que enfrentan los niños. Los niños se enfrentan a graves violaciones de derechos, incluidos ataques a la educación. Deben cesar las graves violaciones contra los niños. Los derechos del niño deben protegerse y los niños no deben pagar por este conflicto con su infancia.

De acuerdo con el mensaje del Secretario General de la ONU , todos los países deberían estar dispuestos a recibir refugiados afganos; abstenerse de deportaciones; y garantizar que los niños y las familias que se ven obligados a huir tengan acceso a los servicios esenciales. Se debe permitir que los civiles busquen seguridad y protección, incluida la solicitud de asilo. Ahora es el momento de la solidaridad y el apoyo.

 

Cómo puedes ayudar

UNICEF lanzó recientemente un llamamiento por US $ 192 millones y está instando a los donantes a intensificar su apoyo a las familias vulnerables y los niños que luchan en medio de una creciente crisis humanitaria.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/emergencies/delivering-support-afghanistans-children

 

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Carlos Sanguino: Niñas que sufren, niñas que luchan contra la violencia sexual

El relato de vida de Nzadi está lleno de terror y miedo, y quizá por ello habla con voz serena y sabia. Su voz es una de tantas voces de niñas que han sufrido violencia sexual en todo el mundo, y que sufren terribles violaciones de derechos humanos en conflictos armados en lugares como Afganistán, Níger o Nigeria.

La violencia sexual se ceba con las niñas en todo el planeta. Según Naciones Unidas, la violación y el abuso sexual afectan a cerca de 1.000 millones de mujeres y niñas a lo largo de su vida. La Organización Mundial de la Salud afirma que el 35% de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja o violencia sexual fuera de la pareja.

Según Unicef, alrededor de 120 millones de niñas, algo más de una de cada 10, han sufrido “relaciones sexuales forzadas u otros actos sexuales forzados” en algún momento de su vida. En algunos países como Indonesia, Singapur, Jordania o India las relaciones sexuales forzadas de una niña por parte de su marido son legales. El abuso sexual de menores está marcado por el género, ya que en torno al 90% de los autores son hombres y las niñas suelen presentar tasas de abuso entre dos y tres veces superiores a las de los niños.

La guerra contra las niñas

“Estaba pasando por la calle y empezaron a llamarme, yo me negué a ir. Entonces me dijeron que si me negaba me matarían. Sacaron un cuchillo y unas pistolas, no tenía otra opción, acepté porque eran muchos hombres, pero fue su jefe el que los había enviado para que fueran a llamarme porque quería tener relaciones sexuales conmigo (…). Era un hombre muy mayor, yo tenía solo 15 años. No es normal que un hombre mayor se acueste con una niña de 15, pasé demasiado miedo”.

Las palabras guerra e infancia no deberían estar nunca unidas, pero por desgracia ocurre con frecuencia. La violencia sexual se utiliza como arma de guerra contra la infancia y sus familias para aterrorizarlos e intimidarlos, a menudo con fines políticos y militares. En otras ocasiones se utiliza para realizar limpiezas étnicas o castigar a la población civil por su presunto apoyo a las fuerzas opositoras.

En algunos países como Indonesia, Singapur, Jordania o India las relaciones sexuales forzadas de una niña por parte de su marido son legales

Según Save the Children, 72 millones de niños y niñas —el 17% de los 426 millones que viven en zonas de conflicto a nivel mundial, es decir uno de cada seis— viven cerca de grupos armados que ejercen violencia sexual contra ellos. El riesgo de sufrir violencia sexual por parte de la infancia es casi diez veces mayor ahora que hace 30 años (8,5 millones en 1990). El 98% de las víctimas son niñas.

El tránsito a las escuelas

Cuando una menor de edad prepara cada mañana su cartera para ir al colegio, espera divertirse con sus compañeras de clase, aprender cosas nuevas y jugar en el recreo. ¿O no? ¿Acaso teme por su seguridad, tiene miedo de sufrir tratos humillantes y violentos y espera simplemente superar un día más?

Las escuelas son un reflejo de la sociedad. Las mismas formas de violencia —física, sexual y psicológica— que las mujeres sufren a lo largo de su vida están ya presentes en el día a día de muchas niñas, tanto en sus centros escolares como en torno a ellos. Aunque la mayoría de los casos de violencia sexual se producen en el entorno más cercano, a manos de familiares y conocidos, también a diario, hay niñas que son agredidas o que sufren violencia sexual de camino a la escuela. En países azotados por la guerra, hay quienes son secuestradas por grupos armados, y algunas resultan heridas o muertas cuando se dirigen a su centro escolar o cuando este es blanco de ataques.

En África subsahariana la violencia sexual expone a las niñas al riesgo de embarazos no deseados, con posibles implicaciones perjudiciales para su propia salud y la del bebé. En Suazilandia, el 17,4% de las niñas de 13 a 17 años han sido expulsadas de las escuelas por haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales. Una quinta parte de estas violaciones tuvo lugar en la escuela o de camino a ella.

El peligro está en casa

Un total de 15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo. En la inmensa mayoría de los países, las adolescentes son el grupo con mayor riesgo de verse forzadas a mantener relaciones sexuales (u otro tipo de actos sexuales) por parte de su marido, pareja o novio actual o anterior. De acuerdo con los datos disponibles para 30 países, tan solo un 1% de ellas ha pedido alguna vez ayuda profesional.

En numerosas ocasiones, la violencia es ejercida por los propios familiares. En la capital de Nicaragua (Managua), ocho de cada 10 víctimas de agresiones sexuales son niñas y adolescentes. Dos tercios de las jóvenes afganas no están escolarizadas, el 80% siguen siendo analfabetas, más de la mitad ha sufrido violencia machista en su propia familia y el 75% afrontan matrimonios forzosos, en muchos casos antes de los 16.

Niñas refugiadas

“Me acosaron mucho. Un contrabandista fue muy insistente. Me dijo: ‘Te enviaré a Alemania en avión, pero dame a tu hija’. Por supuesto, no lo hice, pero sigo teniéndoles miedo”.

Hay alrededor de 26 millones de personas refugiadas en el mundo, y las niñas y mujeres representan la mitad del total. Esta cifra nos confirma que, lamentablemente, todos los años miles de ellas huyen de sus países de origen buscando refugio en nuevos lugares para escapar de amenazas internas, como la violencia y la persecución, guerras civiles o falta de oportunidades económicas, entre otros. Y cuando no pueden salir del país la situación no es mejor. En Afganistán, en torno a cinco millones de personas se han visto desplazadas internamente por el conflicto, el 80% son mujeres, niñas y niños.

Al dejar su hogar no solo arriesgan su vida y se exponen —mucho más que los adultos— a ser víctimas de explotación, sino que también se separan de todo lo que les resultaba familiar y cercano: sus amigos, sus juegos, sus comidas, sus familiares y su escuela. Cuando una niña se convierte en refugiada, tendrá la mitad de posibilidades de cursar educación secundaria.

¿Cómo podemos mejorar la vida de estas niñas?

Los retos que tenemos por delante para lograrlo en todo el mundo son complejos. Diez agencias internacionales proponen un conjunto de medidas que abarcan siete esferas de intervención.

Por otro lado, Naciones Unidas plantea estas recomendaciones en los Objetivos de Desarrollo Sostenible:

  • Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo
  • Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación
  • Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina
  • Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles

Pese a todo, numerosas niñas en todo el mundo deciden plantarle cara al futuro y tener una vida mejor. Su resiliencia y coraje nos anima año tras año a seguir apoyándolas en su lucha por sus derechos humanos y por una vida mejor. Jamás es tarde para una persona.

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La educación afgana, en el precipicio: “Ser mujer o niña te convierte en pecadora”

El veto talibán a la enseñanza femenina es solo la punta del iceberg del retroceso de muchos otros derechos en su vida diaria

Se atribuye a Fray Luis de León el célebre “como decíamos ayer” con que saludó a sus alumnos al regresar a clase tras varios años encarcelado. El espíritu del fraile español sigue sin aparecer por Afganistán, donde los talibanes mantienen, de momento, el veto a la educación de la mujer salvo en los cursos de Infantil. De la Universidad de Salamanca a la de Kabul hay 8.100 kilómetros por carretera y una distancia académica mucho mayor tras el hachazo dado por el régimen de la guerrilla yihadista. El nuevo rector, Mohammad Ashraf Ghairat, es un antiguo portavoz talibán que no cuenta ni con experiencia ni con preparación suficiente, según algunos profesores de la institución. Las redes sociales han ardido en críticas en los últimos días tras el nombramiento.

“Todo lo que les preocupa es la separación por géneros, el burka…”, denuncia Talwasa, una profesora de 30 años que imparte en esa institución Lengua y Literatura Pastún, la lengua mayoritaria entre los talibanes. El nuevo rector “es alguien de mentalidad muy cerrada” y “siempre en contra de las mujeres”, confirma Najibullah Afghan, de 26 años y profesor del Departamento de Español. A los 300 profesores que calcula que se marcharon con el ascenso de los fundamentalistas puede unirse un importante boicot por parte de otros muchos si Ghairat no se sale de la senda que todos sospechan que va a seguir.

La negativa del régimen talibán a permitir la vuelta a las clases a las mujeres y la ausencia de cualquier tipo de plan al respecto no hace más que incrementar la incertidumbre sobre el futuro de la mitad de la población de un país de 40 millones de habitantes. El portavoz del gobierno, Zabihullah Mujahid, dijo la semana pasada que andan perfilando lo necesario para que puedan regresar a las aulas. Eso ocurrirá “lo antes posible”. Fue todo lo que concretó. Pero el cerco a la educación es solo la punta del iceberg del cambio sufrido por la mujer en Afganistán en las últimas semanas.

“Ser mujer o niña en Afganistán te convierte en pecadora”. Esta es la primera frase que suelta Dewa, de 17 años, antes incluso de que el reportero la interpele. “En algunas situaciones mi vida cambiaría mucho si fuera un chico”, añade refiriéndose a la liberación que supondría el poder equiparar su vida, a la sombra de su padre —una especie de “guardaespaldas”—, a la de sus hermanos. Todo pese a que su entorno familiar es liberal comparado con la media del país. “Mi padre quiere que sea médica”, una profesión con mejor encaje en la mentalidad conservadora del país, pero “mi sueño es ser astronauta”. Lo ve complicado en todo caso “bajo la mentalidad estúpida talibán”. “No podemos mostrar nuestra valía”, comenta con soltura en inglés al tiempo que asegura ser la número uno de su clase. Con los pies en la tierra más que en la luna, se conformaría con estudiar Económicas.

Dewa, de 17 años, durante su entrevista en Kabul con EL PAÍS.
Dewa, de 17 años, durante su entrevista en Kabul con EL PAÍS.LUIS DE VEGA HERNÁNDEZ

“¿Qué será de mí, me quedaré aquí convertida en un ama de casa?”, se pregunta convencida de que nunca va a rendirse mientras se sube una y otra vez las gafas, que se le resbalan nariz abajo. Pero la presión en la calle impone su ritmo y el amor de esta joven por la moda occidental ha quedado de momento aparcado. No luce ni faldas, ni pantalones vaqueros, ni colores vivos.

El número de escuelas se triplicó en Afganistán en los 20 años transcurridos desde que en 2001 fuera descabezado el anterior Gobierno talibán. Los menores escolarizados, además, pasaron de un millón a 9,5 millones, según cifras de Unicef. Pese a los avances, en zonas rurales la escolarización presentaba importantes problemas.

Mariam, de 16 años, y Yousuf, de 12, son hermanos. Él volvió a clase el pasado 18 de septiembre, como el resto de alumnos y alumnas de primaria. Ella sigue esperando. Cuando la guerrilla se hizo con el poder en Kabul, las clases se interrumpieron. Estaba en plenos exámenes y dejó sin hacer los de Historia y Pastún. “Hasta el momento todo son promesas, planes y anuncios”, lamenta Mariam en el salón de su casa en la capital junto a su hermano. Se queja también de la desaparición en el nuevo gabinete del Ministerio de la Mujer, que ha sido sustituido por otro para preservar la moral y contra el vicio. La chica teme que el cerrojazo a la educación vaya más allá y acaben por impedirles trabajar y hasta salir a la calle sin la compañía de un hombre. “La existencia de mujeres en el Gobierno y en la vida laboral es muy importante”, reflexiona.

Ninguno de los dos había nacido cuando entre 1996 y 2001 los talibanes ya impidieron a las mujeres acceder a la educación y cercenaron otros importantes derechos. “Mis compañeras y yo estamos preocupadas, nerviosas y temerosas” ante la llegada de los “extremistas”. Todas las asignaturas se las imparten profesoras salvo una, Sharía (el equivalente a religión), de la que se encarga un profesor.

Ni estudia ni trabaja

“¿Cuál es nuestro futuro si la mitad del país nos quedamos en un espacio ambiguo, sin educación ni trabajo?”. Shahnaza, profesora de Geografía e Historia de 25 años en un colegio privado, vive en un permanente estado de “depresión” porque el cerco a los derechos de las mujeres va mucho más allá del sector de la Educación. Cuenta que la semana pasada un talibán que vigilaba el jardín Babur de la capital le apuntó con su rifle porque consideraba que no iba correctamente vestida. Todo pese a que iba cubierta hasta los pies con un chapán [una vestimenta típica de la zona que se lleva por encima de la ropa] negro y sobre la cabeza, un pañuelo verde que dejaba entrever parte de su cabello, como muestra en la foto que guarda de ese día en el teléfono. “Si nos apuntan solo por no vestir como quieren, ¿cómo nos van a dejar volver a clase?”, se pregunta.

Sara Qamoos, de 26 años, ha estudiado Administración de Empresas y en los últimos años ha compaginado las clases con su trabajo en un proyecto vinculado a Naciones Unidas para el desarrollo de Kabul. Ahora no puede defender su trabajo de fin de carrera y el proyecto donde estaba empleada está congelado. Tampoco puede acudir al gimnasio, pues solo está habilitado para uso masculino, ni salir con sus amigos a cenar de la misma forma que lo hacía antes. Las limitaciones que antes no se imponía ella ni su familia al vestir llevan en la entrevista forma de prenda larga de color negro. “Todas tenemos miedo”, concluye. Sara acude a la entrevista con su hermana Sahar, de 22 años y estudiante de Lengua y Literatura, que reconoce que es el primer día que pisa la calle desde que los talibanes se hicieron con las riendas de todo el país.

En cuanto se lo permitan, Shahnaza retomará su magisterio sin una pizca de autocensura, asegura. “Tengo que tener coraje por mis alumnos y por mi trabajo”, se revuelve en la silla de una cafetería mientras acaricia el vaso de un zumo de naranja sin apenas probarlo. “No pienso aceptar que los talibanes nos dominen ni física ni mentalmente”.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2021-10-01/la-educacion-afgana-en-el-precipicio-ser-mujer-o-nina-te-convierte-en-pecadora.html

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Los talibanes refuerzan las restricciones a los derechos de las mujeres afganas

Por: Democracy now

El nuevo rector de la Universidad de Kabul, designado por los talibanes, anunció el lunes que se prohíbe por tiempo indefinido que las mujeres asistan a clase, ya sea como profesoras o estudiantes. Además, la primera escuela de conducción de automóviles para mujeres de Afganistán informa que sus actividades se han estancado desde la toma de poder de los talibanes en agosto.

Nilab Durrani: “Desde el colapso del Gobierno anterior, no hemos inscrito ni a una sola estudiante nueva, ni tampoco nadie se ha comunicado con nosotros para registrarse. Las alumnas que habíamos admitido nos llaman y nos preguntan si pueden volver a clase, pero están preocupadas por su seguridad”.

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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Afganistán: la educación de las niñas debe ser un hecho, insta a la jefa adjunta de la ONU

Afganistán: la educación de las niñas debe ser un hecho, insta a la jefa adjunta de la ONU

Asegurar que todas las niñas afganas puedan ser educadas debe ser «una condición cero» para los talibanes, antes del reconocimiento internacional de su autoridad de facto, dijo el viernes la subsecretaria general de la ONU, Amina Mohammed.

La Sra. Mohammed habló durante una mesa redonda sobre el apoyo a un futuro para la educación de las niñas en Afganistán, celebrada al margen de la Asamblea General de la ONU.

Destacadas mujeres defensoras de Afganistán y de la comunidad internacional también participaron en el debate, que se llevó a cabo tanto en línea como en persona, y fue moderado por la corresponsal de la BBC, Laura Trevelyan, de la sede de la ONU en Nueva York.

‘Frente y centro’

Cuando se le preguntó si la ayuda internacional a Afganistán podría estar condicionada a la educación de mujeres y niñas, la Sra. Mohammed respondió «absolutamente», afirmando que la cuestión «sigue siendo una prioridad» en las discusiones en curso con las autoridades de facto.

“Aquí es donde tenemos que tener determinación: ese reconocimiento viene con su capacidad para ser parte de una familia global. Eso tiene un cierto conjunto de valores y derechos a los que se debe adherir. Y la educación está al frente y en el centro, especialmente para las niñas y las mujeres «.

El subjefe de la ONU instó a la comunidad internacional a aprovechar la experiencia de las mujeres afganas y apoyarlas para evitar un retroceso de dos décadas de avances en la educación de las niñas.

Una ‘condición cero’

La Sra. Mohammed también recordó a las mujeres afganas que la ONU todavía está sobre el terreno, dando resultados para la gente.

“Pueden estar seguros de que continuaremos amplificando sus voces y poniendo como condición cero que las niñas deban tener una educación antes del reconocimiento de cualquier gobierno que entre” , dijo.

La educación es ‘todo’

Los talibanes tomaron el poder en agosto y recientemente confirmaron que mientras las escuelas secundarias estaban reabriendo, solo los niños regresarían a las aulas. Las maestras del país tampoco pueden regresar al trabajo.

Esta semana, el portavoz de la administración dijo que se necesitaría establecer un «ambiente de aprendizaje seguro» antes de que las niñas pudieran regresar a la escuela secundaria, según informes de los medios.

Para la ingeniera Somaya Faruqi, capitana del equipo de robótica de niñas afganas que ha competido en todo el mundo, la educación significa “todo”.   

“Mi generación creció con un sueño: lograr grandes cosas para nuestro país mediante la educación. El mundo tendrá todo que ganar si nos apoya ”, dijo la Sra. Faruqi, quien abandonó Afganistán tras la toma de posesión.   

La educación es tanto un derecho como una inversión en el futuro de un país, dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF . 

‘Momento importante’

Antes de la toma de posesión de los talibanes, UNICEF operaba en áreas de Afganistán bajo el control del grupo. Dijo que la agencia se enteró de que muchos miembros del Talibán creían que la educación era importante para sus niños y niñas. 

Aunque UNICEF triplicó el número de escuelas abiertas en Afganistán, con la asistencia de 10 millones de niños, cuatro millones de ellos niñas, el país ya se estaba quedando atrás en la oferta educativa. COVID-19 ha impactado aún más el progreso.  

“Las niñas y los niños en muchas provincias están comenzando a regresar a la escuela, pero no vemos que las niñas regresen a la escuela secundaria”, dijo la Sra. Fore.

«Entonces, este es un momento realmente importante para que las autoridades de facto estén pensando en cada región, en cada aldea rural: cómo llevar a los niños, todos los niños, niñas y niños, a la escuela».

Tanto la Sra. Fore como el Secretario General Adjunto de la ONU hablaron de la promesa de la tecnología digital y el aprendizaje a distancia como una solución para ampliar las oportunidades educativas.

«En las comunidades rurales, hay desarrollo de habilidades y hay programas basados ​​en la comunidad, y podemos hacer más con la educación a distancia y el aprendizaje remoto», dijo el jefe de UNICEF.  «Necesitamos que las maestras regresen a las escuelas y necesitamos más maestras».

Sin compromisos sobre los derechos de las mujeres

La ganadora del Premio Nobel de la Paz y Mensajera de la Paz de la ONU, Malala Yousafzai, sobrevivió a un intento de asesinato de los talibanes cuando era una adolescente que hacía campaña por la educación de las niñas en su Pakistán natal.   

La Sra. Yousafzai temía el regreso de las atrocidades contra las mujeres, así como el terrorismo y el extremismo, tanto en Afganistán como en la región, e instó a la comunidad internacional a garantizar que se respeten los derechos de las mujeres.

“ No podemos comprometer la protección de los derechos de la mujer y la protección de la dignidad humana.  Este es un compromiso que ha hecho la ONU, que están allí para trabajar por la protección de la dignidad humana ”, dijo.

“Así que ahora es el momento de ceñirnos a ese compromiso y asegurarnos de que sus derechos en el gobierno estén protegidos. Y uno de esos derechos importantes es el derecho a la educación ”.

‘Escucha a la gente’

Fawzia Koofi, la primera mujer vicepresidenta del Parlamento de Afganistán, fue también la primera niña de su familia en ir a la escuela.

Ella cree que otros países predominantemente musulmanes de la región podrían presionar a los talibanes sobre la educación de las niñas, porque lo que está sucediendo en Afganistán difiere del resto del mundo islámico.

“Dentro de los talibanes puede haber personas que tengan una interpretación diferente de los principios islámicos, o incluso una interpretación hecha por ellos mismos, que no puede convertirse en parte de la política del gobierno”, dijo la Sra. Koofi.

“Cuando estaban peleando, probablemente tenían una política diferente. Pero cuando están en el gobierno, tienen que escuchar al pueblo de Afganistán ”.

Fuente de la Información: https://news.un.org/en/story/2021/09/1101132

 

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