Los nuevos guiones deberán abstenerse, so pena de ser prohibidos, de «exagerar el lado oscuro de la sociedad»
China/ 04 marzo 2016/Autor: Ismael Arana/ Fuente: El Mundo
La semana pasada, millones de internautas chinos que seguían con devoción los avatares amorosos de los protagonistas gays de la serie ‘Adicction’ se llevaron una gran chasco al conectarse para ver uno de los últimos capítulos: las autoridades habían ordenado la completa retirada de su emisión.
Pese a que la abrupta cancelación generó un torrente de comentarios críticos con esta medida, los responsables de su censura no van a dar marcha atrás, y los productores de esta popular serie online china -que en su primera emisión sumó 10 millones de espectadores- anunciaron que los últimos tres episodios solo podrán ser visionados en YouTube, un canal prohibido en el país asiático.
Sin embargo, el ataque contra esta serie no es un caso aislado ni mucho menos, sino que se enmarca dentro del proceso de endurecimiento del control de las autoridades chinas sobre la floreciente industria de la televisión online, cuyos nuevos estándares en lo relativo a la censura se acaban de equiparar a los de las televisiones tradicionales.
Según el documento de ocho páginas redactado en diciembre pero colgado ahora en la página web de la Asociación de la Industria de Producción de Dramas Televisivos de China, los nuevos guiones deberán abstenerse, so pena de ser prohibidos, de «exagerar el lado oscuro de la sociedad» o de mostrar comportamientos o relaciones sexuales «anormales», entre los que se citan las relaciones homosexuales, el incesto o los devaneos extramatrimoniales.
Además, enumera una amplia serie de temas tabúes, entre los que se encuentran aquellos que puedan dañar la imagen del estado, promuevan un estilo de vida extravagante, socaven la unidad nacional o apoyen supersticiones como la brujería.
Los jóvenes son mencionados de manera expresa en el texto y, con el fin de proteger su moralidad, se destierran de las nuevas producciones los romances entre adolescentes o aquellas imágenes en las que un menor fume o beba alcohol. Surte parecida corren los programas de crímenes que revelen estrategias de la policía, de manera que los delincuentes no puedan beneficiarse de esa información.
Todas estas medidas suponen un desafío para populares plataformas de vídeo como iQiyi y Youku, que durante los últimos años se han beneficiado enormemente de la escasa regulación estatal que existía sobre los canales de televisión online. De acuerdo con un informe citado por el Beijing Times, estas plataformas produjeron el año pasado un total de 805 programas con un total de 12.000 episodios, una cifra que cuadriplica las 200 producciones creadas en 2013.
«Los programas de televisión no deberían mostrar sólo actores atractivos, sino que también tienen que enseñar valores», declaró según el diario pequinés Li Jingsheng, jefe de la división de televisión de la administración de medios estatales, en una conferencia. «No deben ser sólo gratos a los ojos, sino también enriquecedores para el corazón. No deben sólo entretener, sino también ser educativos», añadió.
Este ajuste de tuercas a la televisión online está en línea con el más amplio padecido recientemente por el resto de industrias culturales del país. El motivo, como reza el texto en su introducción «profundizar en la aplicación del espíritu del discurso del secretario del Partido, Xi Jinping, en el Foro de Literatura y Arte» de 2014, un encuentro en el que el mandatario chino pidió a los artistas no ser «esclavos» del mercado y crear un arte al servicio del pueblo.
Desde que esas palabras fueron pronunciadas, han sido varias las decisiones adoptadas para cumplir con el espíritu demandado por Xi. Ejemplos de ello, la prohibición por parte de los censores estatales de la emisión de 120 canciones consideradas «dañinas» para la sociedad, o la suspensión de la emisión de una serie televisiva sobre la dinastía Tang en el que las protagonistas femeninas lucían generosos escotes.
Las críticas a estas nuevos parámetros no se han hecho esperar, sobre todo los de una juventud que prefiere ver los programas de televisión de Internet antes que los canales de la televisión pública sobrecargados con propaganda. Uno de los colectivos más disgustados con ello es el LGTB, que lleva años luchando para que la sociedad china cambie su visión hacia ellos y tengan una mayor visibilidad y aceptación.
Para Chen Qiuyan, una activista que logró en los tribunales que el Ministerio de Justicia modificara la definición de la homosexualidad en los libros de texto, declaró a la CNN que estaba «absolutamente furiosa» con las nuevas reglas. «¿Quienes son ellos para identificar las relaciones homosexuales como anormales? No tienen sentido común», subrayó.
Fuente de la Noticia y la Fotografías: http://www.elmundo.es/television/2016/03/04/56d94f76268e3ef1158b470c.html
Socializado por:
María Magdalena Sarraute Requesens. Doctorado en Ciencias de la Educación, Magister en Desarrollo Curricular, Licenciada en Relaciones Industriales. Docente – Investigadora Educativa del CIM y reconocida por el PEII en la Categoría B, Coordinadora General del Centro Nacional de Investigaciones Educativas, Integrante de la SVEC e Integrante Fundadora de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.