Cuando Eimi Haga le entregó a su profesor de historia ninja la tarea que le había mandado le dejó sin palabras: era un papel en blanco, sin nada escrito en él, al menos a primera vista.
Cuando Eimi Haga le entregó a su profesor de historia ninja la tarea que le había mandado le dejó sin palabras: era un papel en blanco, sin nada escrito en él, al menos a primera vista. Sin embargo, la joven estudiante japonesa sacó un sobresaliente gracias a su creatividad y a su agudeza mental.
En realidad, aquel trabajo no estaba en blanco; había sido escrito con tinta invisible.
¿Cómo lo hizo?
Eimi Haga, de 19 años, aplicó una técnica ninja llamada «aburidashi«.
Se trata de una técnica que permite escribir con una tinta que se hace visible cuando se le aplica calor.
Para lograrlo estuvo horas remojando, triturando y exprimiendo frijoles de soja, que se emplean para crear esa tinta.
Después de concentrarse durante dos horas y pensar bien lo que iba a escribir, dibujó las letras sobre un «washi» (un papel tradicional japonés), con ayuda de un pincel fino.
Una vez que las palabras se secaron, se volvieron invisibles.
Pero para asegurarse de que su profesor no tiraba el ensayo a la papelera, le dejó una nota -esta vez en tinta visible- dándole la pista que necesitaba: «calienta el papel».
Las palabras fueron apareciendo a medida que el profesor calentaba el papel sobre su estufa de gas.
«Fue algo que aprendí de un libro cuando era pequeña», le contó Eimi a la BBC. «¡Solo esperaba que a nadie más se le ocurriera la misma idea!».
«Cuando el profesor dijo en clase que valoraría mucho la creatividad, decidí que haría que mi ensayo sobresaliera de los demás», explica.
«Lo pensé durante un rato y se me ocurrió la idea del ‘aburidashi‘».
Eimi Haga comenzó a interesarse por el mundo ninja a raíz de una serie de animación japonesa que se llama Nintama Rantaro y que solía ver en la televisión cuando era pequeña.
Tras inscribirse en la Universidad de Mie, en la ciudad de Tsu, la estudiante de primer año tomó una clase de historia ninja y su profesor le pidió que escribiera un ensayo sobre su visita al Museo Ninja de Iga-Ryu, una de las más conocidas escuelas ninjas de Japón.
¿Quiénes son los ninjas?
Los ninjas practican ninjutsu, el arte marcial japonés de la guerrilla.
La tradición ninja se remonta a cientos de años, a la era feudal de Japón.
Los ninjas eran expertos en espionaje y estrategia.
Se popularizaron en películas y series norteamericanas, como Enter the Ninja, pero ese retrato de ellos puede ser erróneo.
Fuente: Museo Ninja de Igaryu
Más estilo que sustancia
El profesor de Eimi, Yuji Yamada, le dijo a la BBC que se quedó «sorprendido» cuando vio el ensayo.
«Había visto muchos textos escritos en código, pero nunca uno en aburidashi», explicó.
«A decir verdad, tuve alguna duda de si las letras se verían claramente. Pero cuando efectivamente calenté el papel sobre la estufa en mi casa, las palabras aparecieron muy claras y pensé: ‘¡Bien hecho!‘»
«No dudé en darle al trabajo la máxima puntuación, pese a que no lo leí hasta el final porque pensé en no calentar algunas partes del papel en caso de que los medios se interesaran por esto… y saqué una foto».
En cuanto al ensayo en cuestión, la propia Eimi dijo que tenía más estilo que sustancia.
«Estaba segura de que el profesor reconocería al menos mis esfuerzos por hacer un ensayo creativo», explicó.
«Por eso no me preocupaba realmente sacar una mala nota por mi ensayo, aunque el contenido en sí no fuera tan especial»
fuente e imagen: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-estudiante-japonesa-que-saco-un-sobresaliente-por-escribir-un-ensayo-con-tinta-invisible/635638
– Local governments cannot confirm whether some 17% of elementary and junior high school-age foreign children registered as residents in Japan are attending school, an education ministry survey released on Sept. 27 has shown.
The Ministry of Education, Culture, Sports, Science and Technology conducted a survey this past May and June on whether 124,049 school-age children of foreign nationality registered as residents in 1,741 cities, towns, villages and wards across the country as of May 1 this year were attending school. The ministry also looked into the situations of Japanese-language education for school-age foreign children in these municipalities as of May 1 last year.
The survey results show local bodies cannot confirm whether 21,701 children, or about 17.5% of the total, are attending school.
Among these children, local governments are unsure whether 18,654 are attending school for reasons such as the children not being at their registered residences. For another 3,047 of the children, it is unclear whether they are attending school because they have moved out or left the country or are planning to do so. About 1,000 children are not attending any school, the survey shows.
In particular, there are numerous children in urban areas where local bodies cannot confirm their attendance at school. Tokyo has the largest number of such children at 8,040, followed by Kanagawa Prefecture south of Tokyo at 2,382, the central Japan prefecture of Aichi at 1,999, Chiba Prefecture east of Tokyo at 1,564 and the western Japan prefecture of Osaka at 1,516.
Municipalities have confirmed that 101,399 of the school-age children of foreign nationality are attending schools across the country. Of them, 96,395 are enrolled in public or private schools and special needs schools, while 5,004 children are attending schools for foreign nationals and other similar institutions.
The survey also revealed that many local bodies have failed to extend adequate assistance to foreign school-age children. Of the municipalities surveyed, 65.3% replied that they have not taken any particular measure to support foreign school-age children whose school attendance they cannot confirm. A total of 17% answered that they visit the homes of children who they cannot confirm are attending school to ascertain the children’s whereabouts and provide information on school enrollment, while 16.5% call the homes of school-age children if they are unsure whether the children are attending school. Some 12.3% responded that they continually send documents on school enrollment to the homes of such children.
Under Japan’s Constitution, Japanese nationals are obligated to make sure that their children of compulsory education age attend school, and local boards of education are supposed to investigate the whereabouts of schoolchildren who have been absent from school for long periods or whose whereabouts cannot be confirmed.
However, since the parents and guardians of non-Japanese nationals of compulsory school age have no obligation to send their children to school, the question of how to respond to such children who cannot be confirmed to be attending school is left to the discretion of local bodies.
In some cases, foreign children who have been absent from school for a long period are removed from registers or simply abandoned.
In the survey, a record 50,759 children across the country were deemed to need Japanese-language education — an increase of 6,812 from the previous survey in 2016. Of these, 40,485 were foreign nationals and 10,274 were Japanese. These children include 11,008 who cannot receive Japanese language lessons.
A separate survey that the Mainichi Shimbun conducted this past January on 100 municipalities that have large foreign populations showed that it was unclear whether some 16,000 foreign children were attending school, prompting the ministry to launch a nationwide survey.
Source of the notice: https://mainichi.jp/english/articles/20190927/p2a/00m/0na/011000c
El nuevo ministro de educación, Koichi Hagiuda, dijo el miércoles que quiere revisar el sistema de capacitación docente de la nación.
«La enseñanza es un trabajo importante relacionado con el desarrollo de recursos humanos», dijo Hagiuda, ministro de educación, cultura, deportes, ciencia y tecnología, en una entrevista con organizaciones de noticias.
Hagiuda planteó preguntas sobre el sistema actual en el que los maestros recién salidos de la universidad toman sus propias clases en su primer año.
«Me he estado preguntando un poco si es realmente bueno para los niños y los futuros maestros», dijo sobre el status quo.
Por separado, dijo que quiere crear un sistema que evite que los maestros que enfrentan desafíos abandonen la profesión y les permita reiniciar sus carreras después de mejorar sus habilidades.
También mencionó un posible sistema para permitir que los atletas, como aquellos que han participado en eventos deportivos internacionales, trabajen como maestros en las escuelas primarias, secundarias y preparatorias después de pasar por una cierta cantidad de entrenamiento, incluso si no han terminado la universidad. cursos de formación del profesorado.
Hagiuda dijo que ve un sistema como un posible legado de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020.
Antes de una sesión extraordinaria de Dieta que comenzará el 4 de octubre, Hagiuda dijo que su ministerio está preparando una legislación que otorgaría estatus legal a las pautas de horas de trabajo para los maestros en las escuelas públicas y facilitaría que los maestros tomen vacaciones prolongadas.
Hagiuda también dijo que su ministerio procederá con la adopción planificada de exámenes de inglés del sector privado para los exámenes de ingreso a la universidad, mientras toma medidas para minimizar cualquier confusión.
Con respecto a un escándalo de amiguismo de alto perfil que involucra al operador escolar Kake Gakuen, encabezado por un amigo del primer ministro Shinzo Abe, Hagiuda, un aliado cercano de Abe, dijo que estaba listo para dar una explicación lo más completa posible.
The education ministry announced Friday that 97.1 percent of 1,074 universities and junior colleges in the nation have been recognized as eligible for a free higher education program (see below) for students from low-income households, a system that will be launched in April 2020.
A total of 31 private universities and junior colleges did not apply to the Education, Culture, Sports, Science and Technology Ministry for accreditation. Institutions with financial difficulties are not eligible to provide free education. The ministry suspects that financial woes were the reason some institutions did not apply. Universities that are struggling financially could have further difficulty attracting students.
The ministry said that 1,043 out of 1,074 national, public and private universities and junior colleges have been certified. Of the 1,043 institutions, 744 are universities and 299 are junior colleges. All national and public universities, including the University of Tokyo and Kyoto University, have been granted eligibility. According to the ministry, the 31 institutions that did not apply were all private schools.
Of the 2,713 vocational schools in the nation, 1,688, or 62.2 percent, were certified. All 57 of the nation’s technical colleges were accredited.
The system will be introduced to prevent a divide in educational opportunities, as the percentage of people who go on to higher education is lower among low-income households. However, some people argue that the system should not serve as a life raft for financially stricken private universities.
In response, the ministry has created a benchmark: Incorporated entities that have liabilities in excess of assets, face payment deficits for three straight years and have a student enrollment of less than 80 percent of the school’s quota for three straight years are ineligible for the program.
“Of the universities and junior colleges that didn’t file applications, nearly 10 are believed to have judged that they couldn’t meet such administrative standards,” said an official of the ministry’s office for higher education support.
Medical and dental universities did not apply apparently because the upper limits on free tuition under the system meant their hefty tuition fees could not be covered.
Part of the revenue from an increase in the consumption tax rate from October will be used to make higher education free. The ministry estimates that up to about 750,000 people will be eligible for the program, and that the annual cost will be up to ¥760 billion.
■ Free higher education program
A program to waive or reduce the tuition and entrance fees of universities, junior colleges, vocational schools and technical colleges, while expanding grant-type financial aid, including for living expenses. Up to about ¥700,000 will be provided in annual tuition fees, and up to about ¥910,000 will be provided in grant-type financial aid. For example, in the case of a family with two parents and two children, the program will apply if the household makes an annual income of less than ¥3.8 million, in principle. Such households with an annual income of less than ¥2.7 million are exempted from residential tax. Speech
Source of the notice: https://the-japan-news.com/news/article/0006021575
El ábaco todavía se enseña en las escuelas japonesas, aunque no tan intensamente como antes. Pero la herramienta centenaria sigue siendo popular, y los torneos nacionales atraen a competidores de elite.
La persona al micrófono leyó los números a gran velocidad, con cada cifra de múltiples dígitos revolviéndose con la siguiente.
En cuestión de segundos, Daiki Kamino levantó triunfante el brazo derecho. No sólo había oído cada número, sino que los había tabulado y llegado a la suma correcta de 16 dígitos: 8,186,699,633,530,061.
Lo hizo todo en un ábaco.
Por esta virtuosidad matemática, Daiki, de 16 años, estudiante de secundaria de Hiroshima, fue coronado campeón en el evento de dictado de cifras en un torneo anual en Kyoto, donde los competidores realizan deslumbrantes hazañas aritméticas simplemente deslizando diminutas cuentas a lo largo de varillas dispuestas dentro de sencillos marcos de madera.
Daiki Kamino, de 16 años, centro, ganó un evento después de practicar el ábaco hasta tres horas al día durante ocho años. (Chang W. Lee/The New York Times)
Durante los últimos ocho años, Daiki ha pasado hasta tres horas diarias practicando en el ábaco, o “soroban” en japonés.
“Escucho y muevo los dedos y repito los números en mi mente”, dijo, tratando de explicar cómo puede hacer lo que hace. “Apenas escucho la unidad, como billón o millón, empiezo a mover los dedos”.
Alrededor de 43 mil estudiantes toman clases de soroban en escuelas privadas de Japón, según estimaciones del gobierno, aunque las asociaciones de soroban afirman que la cifra es más alta. Muchos practicantes presentan exámenes para alcanzar certificados avanzados conocidos como kyu o dan, que son similares a los cintos en las artes marciales. Los que sobresalen compiten en torneos nacionales.
Más de 800 concursantes de todo Japón, y unos cuantos de Corea del Sur, se congregaron en un auditorio en Kyoto, a principios de agosto.
El competidor más joven tenía 8 años, y el mayor 69. Al multiplicar y dividir cifras de hasta 16 dígitos, enviaban el sonido de rápidos claqueteos por toda la sala.
Para algunos eventos, los concursantes prescindieron del ábaco e imaginaron mentalmente las cuentas mientras llenaban largas páginas de cálculos.
Uno de los ganadores, un estudiante universitario de 20 años, rompió su propio Récord Mundial Guinness al sumar en su mente 15 cifras de tres dígitos que aparecieron en una pantalla grande en un tiempo de 1,64 segundos.
Hasta principios de los 70, los niños de primaria en Japón aprendían a dominar el soroban, que fue adaptado de versiones traídas de China en el siglo XV. Alguna vez fue una herramienta común entre los propietarios de tiendas, cajeros de bancos y contadores. A finales de los 70, las autoridades de educación, ansiosas por reforzar las habilidades científicas y tecnológicas, redujeron significativamente la enseñanza del soroban.
“A diferencia de la computadora o la calculadora, uno tiene que observar el movimiento de las cuentas con los ojos, y luego pensar con el cerebro y hacer un movimiento con los dedos”, dijo Yasuo Okahisa, subdirector de la Liga para la Educación con Soroban en Japón, organizadora del torneo de Kyoto.
El soroban está formado de columnas de cuentas, con cada columna representando un valor, como unos, cientos, miles y así consecutivamente. Una cuenta en lo alto de cada columna vale cinco, mientras que cuatro en la parte inferior de cada columna valen uno cada una. Los estudiantes suman, restan, multiplican y dividen al deslizar las cuentas hacia arriba y hacia abajo.
Algunos educadores dicen que la principal razón para enseñar soroban es preservar la cultura tradicional.
Pero Yukako Kawaguchi, de 44 años, que dirige una de las aproximadamente 6500 escuelas privadas de soroban a nivel nacional, dijo que los que estudian ábaco intensamente desarrollan un sentido de logro. “Serán vistos como chicos inteligentes en clase, y eso les dará confianza”, dijo Kawaguchi, dos veces campeona nacional de soroban y quien ganó su primera competencia cuando tenía 14 años.
Sin embargo, admitió que sus hazañas con el soroban no eran de mucha ayuda en las matemáticas de nivel superior, como el cálculo. Hoy, aparte de dar clases, utiliza principalmente sus habilidades mentales del soroban para sumar la cuenta del supermercado antes de llegar a la caja. “Es divertido”, dijo Niko Shibayama, de 11 años, que pasa dos tardes y toda la mañana del sábado en la escuela. “Soy muy competitiva. Así que nunca quiero perder contra nadie”.
Su madre, Rutsuko Shibayama, de 44 años, pensaba que la facilidad de Niko con la competencia podría ayudar a que tomara con calma los extenuantes exámenes de admisión escolares. Pero estaba más feliz de que su hija hubiera encontrado una actividad extracurricular que le encantara.
The Japanese economy has been suffering in part because of an aging population, resulting in an extreme shortage of young labor. To compensate, Japan has begun actively allowing in foreign workers. Government data released in April 2019 show that the number of resident foreigners hit a record high of 2.22 million, 1.76 percent of Japan’s population.
Has Japanese society welcomed these foreign workers with open arms? Not always. Shunsuke Tanabe, a Waseda University professor, explains that “many people in Japan think public security is getting worse as the number of foreign residents increases,” an attitude that leads some to discriminate against newcomers. Many foreigners living in Japan feel alienated, often experiencing verbal or even physical abuse. For example, according to a survey conducted by the Anti Racism Information Center in Tokyo, a human rights organization made up of scholars, students and NGO workers, 167 out of 340 foreigners, including students, claimed that they have suffered from discriminatory acts.
Why is this happening? Although education is not often discussed in connection with immigration, the roots of the problem lie in the secondary school system, which elicits and encourages this type of discriminatory behavior. The Japanese school system incorporates militaristic and conformist ethics and permits strong government control over education through textbook and curricula censorship. Regarding curricula, the education ministry controls all kindergarten through 12th grade educational material. Schools have to follow guidelines called Gakushu Shido Yoryo, which tell schools what and how to teach — and which also excludes comprehensive humanistic education about topics such as human rights. Through this strong control, the ministry works to shape obedient students who will easily conform to social norms, not only in schools but also in their supposedly homogeneous society.
The conformity that is encouraged in Japanese schools not only stifles uniqueness and personal expression among Japanese individuals, it helps shape a social consciousness that is suspicious of outsiders.
The Japanese school system is strictly education-focused rather than highlighting personality-building, and most schools from the junior high school level onward have unreasonably strict rules regarding appearance and behavior; students are regularly required to wear school uniforms and act in accordance with strict rules.
There are very specific guidelines designed to maintain a conservative appearance, such as keeping clean-cut hair with a natural black color, wearing only white shoes and socks, no makeup (although some schools allow natural makeup), no piercings and so on.
Some rules regarding appearance have already caused problems related to the increasing foreign population and to mixed children in Japan. For example, schools have tried to force children who do not have naturally black hair to dye their hair in an attempt to avoid standing out too much.
This seems a bit irrational; however, it is part of the education system’s way of maintaining uniformity and peace in order to avoid possible cultural dissent.
The conformist environment nurtured in the Japanese education system poses a direct challenge to immigrant or mixed students, but it also has a clear role in shaping the attitudes of Japanese adults in ways that are not conducive to creating a welcoming society for immigrants.
Another consequence of Japanese schools’ conformist tendencies is that many students who appear or act differently from the understood norm can become victims of severe ijime (bullying).
According to statistics from the education ministry, there were around 224,540 reports of school bullying in 2015-2016. Japanese students show collective and group-centric behavior in their ijime process, targeting victims because they are different in one way or another. These students might be new to the school, slower at doing things compared with others, prefer being alone (which is considered strange in the group-centric school system), disabled or ill, of mixed heritage or poor, for example.
Even Japanese students who return from living abroad can be victims of ijime. “According to one study,” says University of Adelaide professor Shoko Yoneyama, “two-thirds of 50 returnee children (kikokushijo) who responded to a survey indicated that they had been bullied because of their overseas experience — because of their English ability, lack of competence in Japanese, different manners, attitudes and ways of thinking.”
If Japanese students are so inclined to discriminate against Japanese who have merely lived abroad, this suggests challenges for their future behavior with respect to immigrants hoping to integrate into Japanese society.
If Japanese policymakers really want to successfully promote immigration, it will require reform of some of their most fundamental education institutions and practices, a dimension that receives too little attention in the current discourse.
While taking in foreign workers who will potentially become victims of discrimination, the government needs to implement policies that will reform the education system to prevent unfair treatment toward people of difference by softening the strict and militaristic rules and by teaching its people to embrace diversity instead of over-conformity in the secondary school system.
Source of the notice: https://www.japantimes.co.jp/opinion/2019/09/11/commentary/japan-commentary/create-immigrant-friendly-japan-start-education-reform/#.XX9kJygzbIV
Durante décadas, Japón y Corea del Sur han sido grandes socios comerciales y, al mismo tiempo, los mayores aliados estratégicos de Estados Unidos en Asia oriental.
Pero en los últimos meses, esa relación ha sufrido un vertiginoso deterioro hasta el punto que este viernes se anunció la decisión de Tokio de despojar a Seúl de su estatus de socio comercial preferente.
La medida adoptada por el gobierno del primer ministro Shinzo Abe dificultará el acceso que tienen industrias que son clave para la economía de Corea del Sur, como las del automóvil o la petroquímica, para adquirir más de un millar de productos nipones.
Esta limitación se suma a una restricción previa impuesta a inicios de julio, mediante la cual Tokio puso límites a la exportación de materiales industriales que Seúl necesita para fabricar semiconductores y pantallas de visualización.
Más allá del daño que puedan causar a una relación comercial que en 2017 superó los US$82.000 millones, se teme que estas medidas generen perturbaciones en la cadena de suministro global de productos de alta tecnología, sumando un problema adicional a una economía global que parece perder fuelle.
Seúl ha amenazado con hacer que la controversia sea resuelta ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y ha advertido que dispone de medidas que puede hacer «mucho daño» a la economía de Japón.
Sin embargo, curiosamente, esta disputa no tiene su origen en ninguna diferencia comercial sino en una controversia histórica que durante décadas ha arrojado su sombra sobre la relación entre ambas naciones.
Colonia y esclavitud
En 1910, la península coreana fue anexada por el imperio japonés a través de un polémico tratado que dio inicio a un periodo de dominio nipón que se extendió hasta el final de la II Guerra Mundial.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEn las primeras décadas del siglo XX ya Japón era una potencia industrial.
Se trataba de la culminación de un proceso que se había iniciado en 1905 con la firma de un acuerdo impuesto por la fuerza desde Japón, mediante el cual la península se convertía en su protectorado.
A partir de entonces Tokio impuso en la península un gobierno conformado por un gobernador y por oficiales militares nombrados por el emperador.
Los ciudadanos coreanos quedaron privados de derechos elementales como la libertad de expresión y de asociación, mientras las autoridades coloniales intentaban impulsar su asimilación a través de un sistema educativo que favorecía la enseñanza del japonés y excluía la formación sobre lengua e historia coreana.
La expansión del imperio japonés y el inicio de la Segunda Guerra Mundial tuvieron fuertes consecuencias para la población coreana.
De acuerdo con fuentes surcoreanas, se estima que hasta 7,8 millones de coreanos fueron reclutados como soldados o como trabajadores esclavosdesde la etapa previa hasta el final de la guerra.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEn octubre de 1945, la llegada de las tropas estadounidenses a Corea del Sur puso fin a más de tres décadas de dominio nipón.
Muchos fueron enviados a trabajar en minas o en fábricas de municiones a lo largo de Asia, mientras otros tuvieron que combatir en las filas del Ejército nipón.
Las mujeres, sin embargo, tuvieron un destino distinto, incluso peor. Decenas de miles de ellas fueron forzadas a trabajar en prostíbulos creados para satisfacer a los soldados japoneses.
Eran llamadas «mujeres de confort» y se estima que hubo unas 200.000 de ellas, incluyendo coreanas, chinas y filipinas.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionDe las mujeres surcoreanas que fueron convertidas en esclavas sexuales del Ejército nipón solamente quedan vivas menos de 50.
No eran prostitutas. Eran esclavas sexuales.
Muchas fueron secuestradas y obligadas a tener relaciones sexuales con los soldados durante años.
La disputa por las reparaciones
Después del final de la II Guerra Mundial, el gobierno de Corea del Sur buscó que Japón pagara algún tipo de compensación por el daño infligido a estos trabajadores.
Así, en el acuerdo para el restablecimiento de relaciones diplomáticas firmado por ambos países en 1965, Tokio aceptó pagar US$300 millones en ayudas y US$200 millones de préstamos para Corea del Sur.
Esos fondos, sin embargo, no fueron a parar a manos de aquellos trabajadores que habían sido esclavizados sino que fueron utilizados por el gobierno militar que entonces regía el país para la construcción de autopistas, fábricas y acueductos.
No sería sino hasta finales de la década de 1980, después de que Corea del Sur logró democratizarse, cuando muchos de los que habían sido sometidos a trabajos forzados acudieron a la justicia para buscar ser resarcidos.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionUna sentencia contra Nippon Steel & Sumitomo Metal abrió el camino para otras decisiones adversas a las empresas japonesas.
Aquellas primeras demandas fueron introducidas ante juzgados de Japón, que terminaron desechándolas con el argumento de que las compensaciones ya habían sido pagadas tras el acuerdo de 1965.
Allí se señala textualmente que todos los reclamos relacionados con la era colonial se consideran «resueltos de forma completa y definitiva».
Ante el rechazo de las cortes japonesas, a partir del año 2000 las demandas comenzaron a ser presentadas ante tribunales en Corea del Sur.
Allí los juicios tampoco prosperaron inicialmente. Sin embargo, en 2004 un tribunal ordenó al ministerio de Exteriores de Corea del Sur a hacer públicos los documentos relacionados con el acuerdo de 1965.
Posteriormente, esto llevó a la creación de una comisión nacional que estudio el tema, la cual concluyó que el tratado no incluía las compensaciones por los «actos ilegales en contra de la humanidad».
Además señalaba que gran parte de los US$300 millones que había pagado Japón debieron haber sido entregados a las víctimas del trabajo esclavo.
Como consecuencia de todo este proceso, el gobierno de Corea del Sur terminó distribuyendo después unos US$547 millones entre unas 72.600 personas.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionGigantes industriales como Nissan están incluidos en las demandas que revisa la justicia surcoreana.
Pese a todo, hubo muchas víctimas que no recibieron nada.
Las cosas dieron un giro en 2012, cuando la Corte Suprema dictaminó que quienes fueron sometidos a trabajo forzado tenían derecho a demandar a las empresas japonesas y ordenó a los tribunales inferiores revisar decisiones anteriores a la luz de ese fallo.
Esa sentencia encendió las alarmas en el propio gobierno surcoreano y llevó al ministerio de Exteriores a emitir una opinión en la que advertía al máximo tribunal acerca de una «catástrofe irreversible», en caso de que se autorizara la incautación de bienes pertenecientes a las empresas japonesas.
El Ejecutivo surcoreano temía ser considerado como un país que desconoce los acuerdos internacionales y que rompe sus promesas.
Muchos años pasaron antes de que la Corte Suprema volviera a decidir sobre este tema hasta que finalmente, en octubre de 2018, emitió un fallo a favor de Lee Chun-shik, un nonagenario surcoreano que en su adolescencia fue llevado a Japón para trabajar como esclavo en la fabricación de acero.
Esa empresa para la que trabajó se llama Nippon Steel & Sumitomo Metal y es en la actualidad la mayor fabricante de acero de Japón, con propiedades en muchas partes del mundo, incluyendo una participación valorada en unos US$9,6 millones en NPR, una acería en Corea del Sur.
Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionEl gabinete del presidente surcoreano, Moon Jae-in, se reunió de emergencia este viernes tras el anuncio de las medidas tomadas por Japón.
Aunque aquella decisión de la Corte Suprema solamente ordenaba el pago de US$89.000 para Lee y para las familias de otros tres demandantes, el fallo abrió la puerta a otras decisiones similares.
En noviembre del año pasado, hubo dos sentencias similares en contra de Mitsubishi Heavy Industries, mientras que hay una decena de casos que se ventilan en tribunales inferiores en contra de unas 70 empresas japonesas, entre las cuales hay verdaderos gigantes mundiales como Nissan, Toshiba o Panasonic.
Así las cosas, las demandas de los surcoreanos que fueron esclavizados van dirigidas en contra de los grandes de la industria japonesa.
Una probable explicación de por qué, más allá del costo económico de estas compensaciones, esta disputa entre Japón y Corea del Sur tiene muchos componentes de historia y de orgullo nacional.
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