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Huelga general se impuso en escuelas palestinas de Jerusalen ocupada contra política isareli

Palestina/20 de Marzo de 2017/Palestinaliberation.com

Una huelga general se impuso el martes en las escuelas de Jerusalén oriental ocupada en protesta por las políticas de la municipalidad israelí y trata de imponer sus decisiones en las escuelas árabes.

El presidente de la Unión de Comités de escuelas de Jerusalén oriental de los padres, Ziad al-Shamali, dijo que la huelga se produce en protesta por el «Spring Break», que la municipalidad israelí intenta imponer a los estudiantes de la escuela secundaria, así como los intentos en curso para imponer el plan de estudios israelí contra escuelas palestinas.

Shamali afirmó que una huelga general en todas las escuelas de Jerusalén Este se anunció el lunes durante una conferencia de prensa, lo que confirma que el 90% de las escuelas acatado la huelga.

Señaló que este compromiso se logró gracias a los padres de los estudiantes y directores de las escuelas que han cooperado con el sindicato para cumplir el objetivo de la huelga, que es presionar a la municipalidad israelí de dar marcha atrás en sus decisiones.

Hizo hincapié en que los procedimientos de escalado, que no reveló, se tomarán en caso de que el municipio israelí no respondió a las demandas del sindicato para el próximo domingo. │ Diario Palestina Libération ©2016 Global Intellectual Property Registry Nº: 1 607138 370884 All rights reserved. Palestina Libération Media Group|صحيفة فلسطين ليبراسيون│

 Fuente: http://www.palestinaliberation.com/2017/03/huelga-general-se-impuso-en-escuelas.html
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Violaciones israelíes contra 89.799 estudiantes palestinos y 26 asesinados en 2016

Palestina/02 marzo 2017/Fuente: palestinaliberation

El Ministerio de Educación palestino documentó las violaciones israelíes contra 89.799 estudiantes palestinos y 5.528 profesores en 2016.

Según un informe del Ministerio de Educación palestino, 26 estudiantes palestinos fueron asesinados por las fuerzas de ocupación israelíes mientras que 1.810 otros y 101 instructores y empleados quedaron heridos.

Al mismo tiempo, las fuerzas israelíes detuvieron a 198 estudiantes y profesores.

El informe documenta además los ataques israelíes contra 162 escuelas palestinas. Los ataques se llevaron a cabo utilizando munición real, bombas de gas lacrimógeno y / o balas de goma. Como resultado varias escuelas han sido parcial o totalmente puesto fuera de operación.

Las represalias en los puestos de control israelíes condujeron a la suspensión de 4.878 clases.

Siete estudiantes matriculados en las escuelas de Jerusalén, junto con un miembro del personal, fueron, mientras tanto, sometidos a confinamiento en casa.

60 escuelas también habían sido sometidas a ataques agresivos por parte del ejército israelí usando granadas de gas lacrimógeno y fuego de bala. También se registraron casos de fuertes golpes contra escolares y tutores durante esos ataques.

Nueve demoliciones u órdenes de construcción fueron entregadas a varias escuelas palestinas en los territorios ocupados.

El Ministerio de Educación hizo un llamamiento a todas las instituciones de derechos humanos para que tomen medidas urgentes contra esas agresiones israelíes y expongan las incesantes violaciones de Israel del derecho internacional y del derecho de los palestinos a una educación libre y segura │

Fuente:http://www.palestinaliberation.com/2017/03/violaciones-israelies-contra-89799.html

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Palestina: Ley y mujeres en la academia de policía

Asia/Palestina/12 Febrero 2017/Fuente:internacional.elpais /Autor:JUAN CARLOS SANZ

El Gobierno palestino imparte formación universitaria a sus futuros agentes, entre los que hay un 27% de alumnas

En la Universidad al Istiqlal (Independencia) de Jericó están prohibidas las armas. Parece lo normal en cualquier campus, pero este centro situado a orillas del río Jordán en Cisjordania es también la academia de policía palestina. Desmilitarizada de conformidad con los Acuerdos de Oslode 1993 suscritos con Israel, la Autoridad Palestina nació sin Ejército y con unas fuerzas de seguridad que solo disponen de armas ligeras y están limitadas al mantenimiento del orden público. Así que no es de extrañar que sus alumnos-cadetes tengan que desfilar marcando el paso con fusiles de madera.

El general Twafiq Tirawi, de 69 años, antiguo jefe de la muhabarat (inteligencia) y fundador de la academia en 1998, lo advierte de entrada: “Somos una nación bajo ocupación”. Es un lema que repiten de carrerilla todos los estudiantes. El centro de formación policial se transformó hace una década en una universidad que agrupa los estudios de seguridad en Palestina. “Tenemos que seguir construyendo nuestras instituciones mientras tanto”, sentencia, antes de insistir en que los futuros policías palestinos deben educarse en el “respeto a la ley y los derechos humanos para mejorar el trato dado a los detenidos”.

Amnistía Internacional constataba en su último informe que la tortura y los malos tratos sufridos bajo custodia policial siguen siendo práctica habitual tanto en Cisjordania (179 denuncias), bajo control del Gobierno de Fatah, el partido del presidente Mahmud Abbas; como en Gaza (434 casos recopilados por la Comisión Independiente de Derechos Humanos), donde ejerce el poder el grupo islamista Hamás.

Los nuevos agentes de seguridad llegan ahora a las comisarías palestinas con doble titulación en ciencias de la seguridad y en derecho, criminología, psicología o lenguas (inglés y hebreo). “Mi sueño es doctorarme en Estados Unidos”, revela Ahmed Rencano, de 22 años, en fluido inglés. A punto de licenciarse en Derecho, este estudiante de Ramala aspira a poder completar en el exterior su “formación militar y civil”.

En la Segunda Intifada (2000-2005), el aparato de seguridad palestino quedó prácticamente arrasado por el Ejército de Israel tras haberse puesto del lado del levantamiento popular. Desde entonces el Gobierno de Abbas ha impulsado la preparación de los nuevos agentes como uno de los pilares de la construcción del Estado palestino.

Mientras los más de 2.000 alumnos de la Universidad al Istiqlal desfilaban recientemente ante el claustro de profesores durante la visita de un grupo de periodistas extranjeros, un caza israelí atravesó con atemorizador estruendo en vuelo casi rasante el campo deportivo de la academia sobre las columnas de cadetes.

El general Tirawi se ufana de que en sus aulas hay un 27% de alumnas. “Este es uno de nuestros mayores éxitos”, confiesa el fundador del centro. En comparación con el en torno a un 10% de agentes enroladas en los cuerpos policiales españoles, las fuerzas de seguridad palestinas parecen tender a feminizarse, aunque aún quedan por debajo del nivel de las fuerzas policiales de Israel, con un 30% de féminas en plantilla.

La enseñanza, el alojamiento y la manutención en las instalaciones del campus —que destaca sobre los estándares palestinos por la amplitud de sus instalaciones— son prácticamente gratuitos durante los cuatro años de duración de la carrera. Pero antes hay que superar duras pruebas selectivas.

“La nota de corte de secundaria es de 6,5, pero yo me presenté con 9,4”, precisa también en impecable inglés Hanna Qalaq, de 21 años, originaria de Tulkarem, en el norte de Cisjordania. Confía en obtener este curso el diploma en Derecho y Ciencias de la Seguridad. “Mi vocación me lleva ahora a trabajar para evitar la discriminación de las mujeres en la sociedad de la que formo parte”, explica cubierta con el velo islámico de su uniforme, como casi todas las demás alumnas. “Pero sobre todo quiero ayudar a que mi país sea independiente”.

Fuente de la noticia:

 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/09/actualidad/1486668149_748180.html

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2017/02/09/actualidad/1486668149_748180_1486669996_noticia_normal_recorte1.jpg

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El futuro de la seguridad palestina se escribe en femenino

Palestina/06 febrero 2017/Fuente: El Comercio

En una peculiar academia entre el río Jordán y el Monte de las Tentaciones de Jericó, cada vez más mujeres se forman para ser las responsables de la seguridad de un futuro Estado de Palestina.

 La Universidad de Al Istiqlal (Independencia, en árabe) es el primer centro de educación superior en Palestina especializado en Ciencias de la Seguridad y tiene la vista puesta en el mañana tanto a nivel académico como, presumen, a nivel social por la igualdad de oportunidades y trato que rige sus políticas.

En sus inmensas instalaciones que se asemejan a una ciudad en constante expansión durante sus diez años de existencia, cerca de 3.000 jóvenes, de ellos un 27% mujeres, se preparan para engrosar las filas de las fuerzas de seguridad palestinas, que se esfuerzan por profesionalizarse en un situación de ocupación israelí que limita sus competencias y capacidades.

«Amo mi hogar, Palestina, quiero ayudar a mi país a ser y tener independencia», dice resuelta ante un reducido grupo de periodistas Hanna Qalaq, una joven de 21 años de Tulkarem (Cisjordania) que está a punto de acabar su cuarto año de Derecho y que, en mayo, cumplirá el sueño de verse graduada.

Qalaq orientó sus estudios hacia los asuntos de seguridad porque siente que «hay una necesidad para las mujeres de contribuir y ser miembros de las fuerzas de seguridad, especialmente en la Policía. Realmente quiero estar en una situación de poder en una sociedad que a veces discrimina».

Tocada con su hiyab, la joven explica que su sociedad es una combinación de religiones (cristianos y musulmanes) y que el hecho de que jóvenes como ella sean parte de este estamento en evolución contribuye a evitar daños o molestias a otras mujeres en su trato con las fuerzas de seguridad.

Pero más allá del lado humano, Qalaq considera importante contribuir a «un Estado en desarrollo».

«Trabajamos para conseguir este objetivo», incide y asegura que aunque quizá para el mundo «no somos un ejército, nosotros así lo creemos y así lo llamamos. Nuestro Estado necesita a gente como yo».

Los Acuerdos de Oslo de 1994 establecieron que los palestinos no dispondrían de Ejército, Marina ni Fuerza Aérea, ni tampoco de armamento pesado, dejando a las fuerzas de seguridad un papel meramente policial en las áreas bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

En Al Istiqlal, que asienta sus raíces en una academia creada en 1998 por el general retirado Tawfiq Tirawi, hombres y mujeres reciben formación física, militar y académica, pero en ningún momento entrenan con armas, prohibidas en el recinto.

Tirawi soñó hace décadas con este centro que se ha materializado gracias a dinero del Gobierno palestino y una aportación española para su departamento de idiomas.

«No podemos esperar al fin de la ocupación para ponernos manos a la obra», dice el ex alto mando ante la prensa. «Tenemos que ir construyendo nuestras instituciones y los organismos de seguridad son fundamentales para un Estado», destaca.

Y asegura no estar sorprendido ante el alto número de mujeres que se enrolan en la diversa oferta educativa del centro, que incluye entre otras titulaciones psicología de seguridad, ciencias de la seguridad, inglés o hebreo.

«Las mujeres tienen las mejores notas. El trato y la educación son las mismas entre los alumnos, sin embargo, hemos descubierto que son más resolutivas que los hombres y más resistentes», opina Tirawi, quien admite que aún existen problemas de convivencia y que algunas de las expulsiones se deben a faltas de respeto hacia ellas.

A su lado, el presidente de la universidad, Abdelnaser Qadumi, destaca la «dureza» de las pruebas de admisión que cada año permiten la entrada de unos 500 estudiantes, dejando fuera a varios centenares.

La presencia de chicas «no es frecuente en otras zonas de la región como Jordania, Egipto o Arabia Saudí», alaba, remarcando que en esos países la Policía y las fuerzas de seguridad mantienen divisiones de género y que, incluso en Europa, no hay tanta presencia femenina en este tipo de instituciones.

Rawand Alghul viene de la conservadora ciudad de Yenín, al norte de Cisjordania, pero ahora se siente una más dentro de un lugar que representa para estos jóvenes un salto de la «vida civil» a la «vida militar».

«Siento que nuestro deber está aquí. Somos una nación bajo ocupación y nuestro sueño y misión es proteger y defender a nuestro país», dice sobre una labor que considera «simbólica» y con la que espera ayudar no sólo a reducir la brecha entre hombres y mujeres, sino también entre la sociedad y los estamentos de seguridad.
Fuente Noticia: http://elcomercio.pe/mundo/actualidad/futuro-seguridad-palestina-se-escribe-femenino-noticia-1966017

Fuente Imagen: http://estaticos.efe.com/efecom/recursos2/imagen.aspx?lVW2oAh2vjNviH-P-2bppJ-P-2bxFjit8Lb94tA2Q4TncnkXVSTX-P-2bAoG0sxzXPZPAk5l-P-2fU5U5w1GwdV-P-2frRJy08kKV0E5fA-P-3d-P-3d

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¿El fin de los beduinos?

The New York Review of Books

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Una forma de contar la historia de Oriente Medio en su conjunto es describir la lucha endémica entre los nómadas itinerantes y agricultores campesinos asentados; una lucha ya atestiguada en documentos mesopotámicos antiguos. Durante siglos todos los regímenes políticos de la región han intentado, con éxito variable, llevar a los beduinos a asentarse en la tierra. Pero en Israel y en los territorios ocupados vemos, junto con esta política familiar, los persistentes intentos de desarraigar a las poblaciones beduinas que ya se han asentado en la tierra, a veces desde generaciones, y que por lo general tienen reivindicaciones claras a la propiedad de estos sitios.

Hoy en día, la mayor parte del valle del Jordán, sin duda uno de los paisajes más deslumbrantes del planeta, está situado en lo que se conoce como la zona C del territorio palestino ocupado. Esto significa que, con la excepción de la antigua ciudad de Jericó y sus alrededores (que se encuentran en la zona A, bajo el gobierno palestino), el valle está bajo directo y exclusivo control de Israel, en lo militar, legal y político, y también gran parte de ese territorio está absorbido por los asentamientos israelíes o han sido reservados para el futuro de los asentamientos israelíes. También significa que una población palestina de unos 15.000 beduinos que se establecieron en el valle está tácitamente destinada a la expulsión.

Según los acuerdos de Oslo, la división de Cisjordania en tres zonas diferentes fue concebida como una etapa preliminar que conduciría finalmente al cese de la ocupación israelí y la consecución de un estado palestino. La política del actual gobierno israelí parece estar dirigida a la anexión a Israel del conjunto de la zona C, que constituye más de la mitad del territorio de la Ribera Occidental; este objetivo fue declarado expresamente y en repetidas ocasiones por el ministro de Educación, Naftali Bennett, jefe del ultranacionalista partido Hogar Judío y una fuerza importante en la coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu. Como resultado, ahora estamos presenciando en el valle del Jordán un proceso acelerado de lo que debe ser, me temo, llamado limpieza étnica. No es un término que uso a la ligera.

Permítanme mostrarles lo que esto significa en términos humanos. Abu Rasmi Ayyub es un pastor que vive con tres generaciones de su familia extendida en una pequeña aldea, -en realidad sólo un aglomerado de tiendas de campaña y corrales de ovejas-, llamada al-Hammeh, hacia el borde norte del valle, sólo a unas pocas millas de la frontera con Israel en el cruce a la ciudad de Beit Shean. Tiene unos sesenta años y presenta una imagen de gran dignidad y serenidad. La familia de Ayyub traza sus antepasados ​​en la tierra antes de la época otomana, por lo menos a mediados del siglo XIX. Ahora, los históricos pastos de la familia Ayyubs’, al lado de al-Hammeh, se están convirtiendo rápidamente en inaccesibles para ellos debido a la expansión del asentamiento israelí de Givat Sal’it.

Hasta hace unas semanas, al-Hammeh, con sus tiendas de campaña y unos rediles, era un punto minúsculo en el desierto, luchando por sobrevivir, sin comodidades básicas, incluyendo falta de agua corriente. El 27 de septiembre, la Administración Pública, que es la autoridad de ocupación israelí, una unidad del ejército demolió toda la aldea, dejando a la familia Ayyub sin refugio del calor abrumador del día y el frío continuamente intensificado de la noche. Octubre es también el momento del parto anual para los rebaños, así que había muchos corderos jóvenes expuestos al calor y frío; que rápidamente comenzaron a morir. Hay muchas razones para creer que el ejército eligió deliberadamente esa temporada. Las demoliciones son un importante instrumento de despojo en la ocupada Cisjordania.

 

Mapa de Cisjordania; La zona C, de color verde oscuro, es controlada por Israel y constituye el 60 por ciento de la tierra. B’Tselem

El 3 de noviembre al-Hammeh fue reconstruida y por unos pocos días parecía, si no normal, al menos de alguna manera habitable. Cuatro días después el ejército volvió a demoler todo una vez más y esta vez también confiscó las tiendas de campaña y cualquier cosa de valor o utilidad que quedaba. Mientras tanto los vecinos israelíes en Givat Sal’it han establecido un nuevo puesto de avanzada, ilegal incluso bajo la ley israelí, cuidadosamente situado para bloquear la única ruta viable de los beduinos a sus zonas de pastoreo. Los voluntarios de Ta’ayush, grupo activista de paz árabe-judío del que he sido parte durante los últimos dieciséis años, vieron el puesto de avanzada pelado en sus comienzos, sólo fragmentos de un marco de madera y una pequeña cabaña unifamiliar. Se lo dijimos a la policía y la administración civil, que envió agentes para ver lo que estaba ocurriendo. Estos agentes llegaron, tomaron fotos con sus iPads, y estaban dispuestos incluso a reconocer que el puesto era ilegal. Mientras tanto, Givat Sal’it II continuó creciendo. En menos de un mes, tenía cuatro edificios permanentes, varios residentes, y un enlace con el sistema de agua de Israel y de la red de energía eléctrica, todo esto con la complicidad silenciosa de las autoridades. Pronto también tendrá soldados que custodian.

Lo que sucedió después es emblemático de cómo funciona la ocupación de toda Cisjordania. El 17 de noviembre, los beduinos Ayyub, sus casas y corrales de ovejas ahora destruidas por segunda vez, decidió instalar una carpa de protesta no lejos del nuevo puesto. El destino de una tienda de campaña palestina, vieja o nueva, es diferente a la suerte de un puesto de avanzada ilegal israelí. A las pocas horas, llegaron soldados y rápidamente pasaron por su repertorio estándar de gases lacrimógeno, granadas de aturdimiento, balas de goma y gas pimienta (a partir de mi propia experiencia, puedo decir que el spray de pimienta es el peor de los casos si llega a los ojos). Curiosamente, todos los relatos de los testigos coinciden en que entre los soldados, las mujeres reclutas eran, con mucho, lo más salvaje. Las granadas de gas lacrimógeno y paralizantes iban dirigidas directamente contra los activistas, una práctica potencialmente letal prohibida oficialmente por el ejército. Seis palestinos fueron hospitalizados, y dos activistas israelíes fueron detenidos, uno de ellos gravemente golpeado por la policía durante su detención.

Sin hilar demasiado fino en este punto: los colonos israelíes tienen licencia libre para robar más y más tierra y los legítimos propietarios de estas tierras son brutalmente expulsados. Tal proceso se expone con todo detalle en un reciente informe de B’Tselem , la organización israelí de derechos humanos, que trata de la Ribera Occidental en su conjunto. Teniendo en cuenta que las políticas de Israel han sido particularmente devastadoras para las comunidades semi-nómadas en la zona C, los autores observan:

Tal como años de seguimiento de B’Tselem y otras organizaciones han demostrado, las fuerzas de seguridad israelíes regularmente permiten a los colonos asaltar a los palestinos y dañar su propiedad. De hecho, a veces los soldados salvaguardan a los colonos en este tipo de situaciones, proporcionando apoyo y, en ocasiones, incluso tomando parte en el asalto. Todo esto se ve agravado por un sistema de aplicación de la ley ineficaz que no realiza ninguna acción en contra de los delincuentes y no logra justicia para las víctimas. De acuerdo con las cifras recogidas por la organización israelí de derechos humanos Yesh Din, un 85 por ciento de todas las investigaciones sobre incidentes de daño causado a los palestinos (asalto físico, incendio, daños a la propiedad, destrozo de árboles, y toma de la tierra) son cerradas debido a fallas en el procedimiento de la policía. Hay solamente un 1,9 por ciento de probabilidad de que una denuncia policial presentada por un líder palestino llegue a la condena de un ciudadano israelí.

¿Cuánto tiempo más logrará al-Hammeh quedarse? ¿Quién puede decir? Ta’ayush está haciendo todo lo posible para ayudarlos. Las demoliciones de viviendas son sólo uno de los cuatro medios principales para su destrucción. La continua expansión de asentamientos judíos es el segundo. Menos del 6 por ciento del Valle del Jordán está ahora disponible para residencia de los palestinos (esta pequeña área residual está en las zonas A y B, que están fuertemente construidas y deja poco o ningún espacio para construcción adicional). Es prácticamente imposible para los palestinos obtener permisos de construcción en cualquier lugar de la zona C.

En tercer lugar, está la confiscación de los medios básicos para la supervivencia, como los tractores, por ejemplo. En Ras al-Ahmar, no muy lejos de al-Hammeh, cinco tractores fueron confiscados por el ejército a principios de noviembre, el día antes de que los residentes palestinos fueran expulsados ​​de sus hogares debido a los ejercicios militares. La excusa, según el comunicado oficial dado a los propietarios: «Sospechoso acto criminal dentro de una zona de fuego», Debo explicar que el 56 por ciento del Valle del Jordán ha sido declarado por el ejército de acceso prohibido para los palestinos, aunque todavía hay algunas familias que sobreviven apenas, en los sitios dentro de estas áreas cercadas. Ra al Ahmar es uno de ellos. Se asienta en un lecho de un río verde rodeado de campos de cebolla; los palestinos son cultivadores y pastores en pequeña escala. Sin un tractor para recoger agua, para traer forraje para el ganado ovino y caprino, y para las innumerables tareas cotidianas, no se puede vivir en Ras al-Ahmar. Sin embargo, la mera existencia de un tractor en Ras al-Ahmar es, por definición del ejército, ilegal, incluso si nunca se mueve de donde está estacionado. En resumen, este es el acoso de exquisita pureza. Recuperar un tractor confiscado es un proceso burocrático prolongado que, aunque efectivo, termina en que el titular es multado, riamente, hasta 7000 shekels (cerca de 2.000 dólares).  

Al-Hammeh después de la demolición de 2016. David Shulman

Por último, y quizás lo más devastador en el largo plazo, es la denegación del agua. Hace mucho calor en el valle del Jordán durante gran parte del año. En verano, las temperaturas diurnas suben muy por encima de los 50 grados. Si los palestinos que viven en pequeñas aldeas como Al-Hammeh tienen la osadía de intentar enlazarse a las tuberías de la Autoridad Palestina que baja desde la ciudad de Tubbas en la Zona A, el ejército llega y rompe las tuberías. Vi hacerlo con mis propios ojos en al-Hadidiya, en agosto pasado. Puesto que la vida en el valle es insoportable sin agua, los palestinos tienen que comprar e importar agua en camiones cisterna a precios enormemente inflados. Recuerde que estos son pastores que subsisten, para quienes el costo de un solo camión cisterna de agua es una gran suma, fácilmente la mitad de los gastos mensuales de una familia en el verano. En pocas palabras, la idea es secar a los beduinos hasta que la sed les obligue a desaparecer, tal vez por la migración a algún lugar de la zona A o incluso fuera de Israel-Palestina.

Consideremos las palabras de ‘Abd al-Rahim Bsharat (conocido como Abu Sager) de la aldea de al-Hadidiya:

Los colonos y el Estado de Israel han cometido muchos crímenes y cometerán muchos más, pero el peor crimen, una monstruosidad moral, es la denegación del agua. Ellos han contaminado nuestros pozos, los llenaron de piedras y tierra, los han secado por perforación profunda y secaron las fuentes naturales. Yo mismo poseía entre sesenta y noventa pozos en las colinas por allí, y todos ellos han sido destruidos. Ya sucedió en la década de 1970. Al mismo tiempo, cientos de metros cúbicos de agua se desperdician en los colonos, en sus jardines y piscinas. Comunidades enteras han sido devastadas, su gente expulsada y desplazada por los campamentos militares y asentamientos. Una vez, un centenar de familias vivían aquí en al-Hadidiya; sólo quedan 14. … En una guerra, está el que mata y el que es muerto, pero ¿que tiene que ver esto con el agua?

A veces pienso que un buen día vamos a llegar a producir un nuevo equilibrio de poder en el valle del Jordán. La situación se parece mucho a la vida bajo el terror del estado en las colinas del sur de Hebrón cuando empezamos a trabajar allí en el año 2000, al comienzo de la segunda Intifada. Hoy, el sur de Hebrón, aunque todavía bajo un régimen de terror, se ha estabilizado, y los agricultores y pastores palestinos permanecen, milagrosamente, en su lugar. Hay un poco de esperanza de que ellos y su forma de vida puedan sobrevivir. Tal vez algo como esto puede tomar forma en el valle del Jordán. En un mal día (es decir, casi todos los días), creo que estamos en presencia de la extinción implacable de la sociedad y la cultura palestina en el valle.

Supongo que uno podría preguntarse por qué los israelíes están tan decididos a deshacerse de 15.000 pastores palestinos inocentes en esta parte de Cisjordania. En una realidad de hiper nacionalismo desenfrenado, probablemente no es una pregunta útil. Sólo este año, las demoliciones casi se han duplicado en comparación con el año 2015. A mediados de octubre, el ejército había destruido 242 edificios palestinos en el valle, lo que hace cientos de personas sin hogar, muchos de ellos niños. Unos dos mil sufrieron pérdidas significativas por las demoliciones que, como hemos visto, también incluyeron corrales de ovejas y la infraestructura de agua.

Sigue Abu Saqer:

Somos gente sencilla. Queremos pastar nuestras ovejas, alimentar a nuestras familias, educar a nuestros hijos. Sólo eso. A finales de 1980, en el momento de los acuerdos de Oslo, había esperanza, pero al final, el desastre se hizo aún más terrible. Ellos están haciendo todo lo posible para expulsarnos. El Tribunal Supremo de Israel dictaminó que la situación aquí se debe congelar, y que no haya más demoliciones, pero los soldados no prestan atención. Cuando un soldado viene a derribar mi casa, ¿dónde está el juez? El año pasado hubo demoliciones [el 26 de noviembre, 2015], y siempre están amenazando por más. Mi hija fue herida delante de mis ojos por un joven israelí (un soldado). ¿Qué se supone que debo sentir? ¿Cómo se supone que voy a vivir con el pueblo israelí, en lo que dicen es la única democracia en el Medio Oriente?

Un proyecto de ley presentado a la Knesset, con el apoyo de todos los partidos de la derecha y que ya ha pasado el primer voto (de tres), tiene como objetivo la legalización de las muchas docenas de los llamados puestos de avanzada ilegales repartidos por toda Cisjordania, así como miles de viviendas construidas en los asentamientos israelíes que se ubican en tierra palestina de propiedad privada. El proyecto de ley es un intento transparente para permitir lo que sólo puede ser llamado el robo gubernamental a gran escala. Incluso si finalmente se anuló en los tribunales, habla elocuentemente de la intención del gobierno. Si usted es uno de los beduinos palestinos que tratan de sobrevivir en la pequeña porción de territorio dejada para asentamiento palestino en el valle del Jordán, su vida pende de un hilo.

Fuente: http://www.nybooks.com/daily/2016/12/07/israel-palestine-the-end-of-the-bedouins/

Fuente:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=220293&titular=%BFel-fin-de-los-beduinos?-

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/JjAmB_OGym7BgFuIyFBgGSiJr2Cc0SVV4busClLOoPWB6wg5u1noPR5CgaZaUaL7LCFCtA=s85

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El oficialismo estadounidense judío reprime la libertad de expresión para silenciar a los críticos del sionismo por Peter Beinart

Asia /Palestina/Diciembre 2016/Peter Beinart/https://www.rebelion.org/

El oficialismo estadounidense judío reprime la libertad de expresión para silenciar a los críticos del sionismo
Haaretz
 Traducido del inglés para Rebelión por J. M
Según la nueva Ley del Senado del «Acto de Conciencia del Antisemitismo» Henrietta Szold, Hannah Arendt y Martin Buber también podrían definirse como antisemitas.

 

Cada año que pasa el oficialismo estadounidense judío plantea una mayor amenaza para la libertad de expresión en los Estados Unidos.

La razón es simple. Cada año que pasa el control israelí sobre Cisjordania crece permanentemente. Y así, cada año que pasa, más progresistas estadounidenses cuestionan el sionismo.

Después de todo si el Estado judío condena de forma permanente a millones de palestinos de Cisjordania a vivir como no ciudadanos, en la legislación militar, sin la libre circulación o el derecho al voto para el Gobierno que controla sus vidas, no es de extrañar que el número de estadounidenses que detestan la discriminación, aprecian la igualdad y se sienten incómodos con lo que ocurre, crezca.

Y cuantos más estadounidenses expresan su incomodidad, más trabajan las organizaciones judías estadounidenses para clasificar el antisionismo como antisemitismo, que es castigado por ley.

El último ejemplo es la Ley de la conciencia del antisemitismo, que el Senado aprobó por unanimidad el 2 de diciembre. La Ley –impulsada por el AIPAC, la Liga Anti-Difamación y las federaciones judías de EE.UU.- instruye al Departamento de Educación de Derechos Civiles para seguir “la definición de antisemitismo establecida por el Enviado Especial de Vigilancia y Lucha Contra el Antisemitismo del Departamento de Estado en la hoja informativa emitida el 8 de junio de 2010″.

 

Activistas palestinos e israelíes huyen del gas lacrimógeno disparado por soldados israelíes durante una manifestación contra la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania el 17 de noviembre de 2016. Majdi Mohammed / AP

Suena bastante inocua. Hasta que nos fijamos en lo que dice la hoja informativa. Siguiendo la definición urdida por el disidente soviético devenido al ala de extrema derecha israelí Natan Sharansky, la hoja de datos define el antisemitismo entre otras cosas como “negar al pueblo judío su derecho a la libre determinación y negar a Israel el derecho de existir».

Esto es una locura. En todo el mundo numerosos pueblos desean la «libre determinación.» Los kurdos han estado buscando su propio estado desde finales del siglo XIX, más o menos el mismo período en que eclosionó el sionismo de los judíos.

También la querían los vascos. Los sijs se han estado agitando por su propio país, en el Punjab, desde la creación de la India. Los igbos del este de Nigeria, concretamente crearon uno, Biafra, durante tres años entre 1967 y 1970.

Existen argumentos razonables a favor de estos esfuerzos por la libre determinación. También hay argumentos razonables a favor de exigir a los kurdos, vascos, sijs e igbos vivir en países multiétnicos con base a una identidad nacional que sustituya a la propia.

De cualquier manera la intolerancia no tiene nada que ver con ello. Si oponerse al deseo de un pueblo por la autodeterminación te hace intolerante a ese grupo, entonces un montón de líderes judíos estadounidenses deben reportarse a la oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación ahora mismo.

Después de todo los palestinos quieren su propio estado. Muchos líderes judíos estadounidenses se oponen a ello. ¿Por qué no están esos fanáticos líderes bajo el mismo principio que están intentando transformar en ley?

La verdad es que el sionismo político -la creencia de que judíos deben disfrutar de la mayor seguridad y la libre expresión en su propio Estado- siempre ha sido motivo de controversia, incluso entre los judíos. A principios del siglo XX muchos judíos ortodoxos llamaron al sionismo una violación de la ley judía.

Muchos judíos estadounidenses reformistas argumentaron que los judíos eran una fe, no un pueblo, y por lo tanto no tenían otra patria que no fuera Estados Unidos. Otros prominentes pensadores judíos -incluyendo a Judah Magnes, que fundó la Universidad Hebrea, Henrietta Szold, que fundó Hadassah y los filósofos Hannah Arendt y Martin Buber– argumentaron que un Estado judío despojaría a los palestinos y llevaría a la guerra. En cambio argumentaron a favor de un estado binacional. Eso no les hizo antisemitas.

A medida que avanzaba el siglo XX estos argumentos contra el sionismo se desvanecieron. El Holocausto reforzó el asunto de un país de refugio judío. Israel se convirtió en un hecho establecido y en muchos sentidos en un éxito extraordinario.

Luego, en 1993, el presidente de la OLP Yasser Arafat declaró que «La OLP reconoce el derecho del Estado de Israel a existir en paz y seguridad». En 2002, la Liga Árabe se ofreció a «firmar un acuerdo de paz con Israel» si se retraía a las líneas de 1967 y daba una «justa» y «acordada» solución a los refugiados palestinos.

Una vez que los líderes palestinos y árabes incluso declararon públicamente que podrían aceptar un Estado judío junto a uno palestino, el histórico debate sobre el sionismo disminuyó.

Estando ya en el siglo XXI nunca nació un Estado palestino (un fallo del cual ambas partes son culpables). Ese fracaso, combinado con décadas de crecimiento de los asentamientos israelíes, ha convencido a muchos progresistas de que ahora es imposible un Estado palestino.

Por lo tanto, en su opinión, la única manera de que los palestinos de Cisjordania pueda conseguir sus derechos se encuentra en un estado que incluya Cisjordania, la Franja de Gaza y al propio Israel, que no privilegie a los judíos.

Este no es mi punto de vista. A pesar de todo sigo considerando la solución de dos estados más realista que la alternativa binacional. Pero usted no tiene que ser un antisemita por estar en desacuerdo.

El antisionismo nunca murió. Siempre ha habido personas -judías y no judías- que se oponen a cualquier tipo de Estado judío dentro de cualquier frontera. Pero el antisionismo está creciendo debido a que la profundización de control israelí de Cisjordania hace que sea más difícil conciliar el sionismo con los derechos humanos básicos de los palestinos.

Ante el creciente número de estadounidenses que niegan que el sionismo sea compatible con la democracia liberal, grupos de judíos estadounidenses oficialistas podrían tratar de hacer al sionismo más compatible con la democracia liberal. Podrían cuestionar públicamente la ocupación no democrática de Israel de Cisjordania. Pero eso requeriría confrontar con Benjamin Netanyahu y muchos de sus propios donantes.

Por lo que han elegido un camino más fácil: conseguir que el Departamento de Educación equipare el antisionismo con el antisemitismo y así amenazan a los militantes del campus que están desafiando al Estado judío con sanción legal. El proyecto del Senado afirma que «nada de este acto… será interpretado para disminuir o infringir cualquier derecho protegido por la Primera Enmienda».

Pero eso es exactamente lo que hace el proyecto de ley. En palabras de Michael Macleod-Ball, jefe de personal de la Unión de Libertades Civiles de América, Washington DC, un cargo legislativo, se «abre la puerta a considerar las declaraciones políticas y actividades anti-Israel como posibles causas de investigaciones sobre derechos civiles».

Es una vieja historia: cuando la gente en el poder teme un debate trata de criminalizarlo. No funcionará. Si el sionismo significa un control permanente de millones de palestinos que carecen de derechos básicos, los sionistas perderán gradualmente la contienda de ideas en los Estados Unidos. Y el oficialismo judío estadounidense que optó por silenciar a los oponentes del sionismo y no la lucha por un sionismo que pudieran defender con honestidad, tendrá que asumir parte de la culpa.

Fuente: http://www.haaretz.com/opinion/.premium-1.757284

Fuente Imagen:

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Histórica lucha de Palestina en la ONU

Asia/Palestina/01 de diciembre de 2016/Fuente: tele sur
En dos ocasiones el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha desconocido la soberanía de Palestina al rechazar su ingreso como Estado de pleno derecho. Solo la Unesco la reconoció como Estado observador en el 2011 pese a la oposición de Estados Unidos y sus aliados.

Durante años el pueblo palestino ha luchado por su derecho a ser reconocido como un país libre, soberano e independiente. Su ingreso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sería un acto de justicia histórico tras años de sufrimiento por la ocupación israelí en su territorio, que ha dejado miles de muertes.

En varias ocasiones, la mayoría de los países miembros de la ONU se han pronunciado y han votado a favor del ingreso de Palestina como Estado de pleno derecho, pero el Consejo de Seguridad se ha opuesto, en especial Estados Unidos, que por ser uno de los cinco miembros permanentes tiene derecho a veto.

El Consejo de Seguridad de la ONU está compuesto por cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, la Federación Rusa y China), y diez miembros no permanentes, que son electos por períodos de dos años.

Según cifras de la Organización para la Liberación de Palestina, más de 130 países reconocen a Palestina como un Estado independiente.

Los intentos de ingreso a la ONU

El 23 de septiembre de 2011, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbás, hizo una petición ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para unirse como Estado de pleno derecho. Sin embargo, el intento fracasó pues solo se consiguieron ocho de los nueve votos que se necesitaban de los 15 miembros del Consejo de Seguridad. Como era de esperar, Estados Unidos amenazó con usar su derecho a veto.

El 31 de octubre de ese mismo año, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) aprobó la admisión de Palestina como Estado Miembro tras la votación de los 194 países miembros, donde 107 votaron a favor, 14 en contra y 52 se abstuvieron. Entre las naciones que se opusieron estaban Israel y Estados Unidos, este último dejó de contribuir con el financiamiento de la Unesco.

Abbás entrega petición al Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon en 2011

El 29 de noviembre de 2012 Palestina hizo un segundo intento por ingresar a la ONU. En esta ocasión el organismo internacional reconoció a Palestina como “Estado observador no miembro” mediante una resolución adoptada con 138 votos a favor, 9 en contra y 41 abstenciones. Nuevamente Estados Unidos votó en contra junto a sus aliados de Canadá, Israel, República Checa, Panamá, Palaos, Estados Federados de Micronesia, Nauru y las islas Marshall.

Antes de la votación, el mandatario palestino, Mahmoud Abbás, recordó que 65 años atrás la Asamblea General de la ONU había reconocido el Estado de Israel, por cual era su deber moral e histórico reconocer el Estado de Palestina.

La resolución de Palestina como Estado observador fue patrocinado por unos 60 países que reclamaban los derechos inalienables del pueblo palestino de convertirse en un Estado independiente, soberano, democrático y contiguo y las fronteras definidas antes de 1967, que incluyen a Cisjordania, Jerusalén  y Gaza.

En la resolución de 2012 también se expresó que no se abandonaba la esperanza de que el Consejo de Seguridad aprobara la solicitud presentada en 2011 para la admisión de Palestina a la ONU como Estado de pleno derecho.

Suecia reconoce a Palestina

El primer ministro de Suecia, Stefan Lofven, informó este viernes que su país reconocerá al Estado palestino, de manera que se convertirá en el primer país europeo de peso en tomar esta decisión.

«El conflicto con Israel solo puede ser resuelto con una solución de dos Estados negociada en conformidad con el derecho internacional», dijo Lofven. Agregó que «una solución de dos Estados requiere el reconocimiento mutuo y la voluntad de convivencia pacífica. Por lo tanto, Suecia reconocerá el Estado de Palestina».

Conoce los países que han apoyado la adhesión de Palestina a la ONU:

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Historica-lucha-de-Palestina-en-la-ONU-20141003-0113.html

Imagen: www.telesurtv.net/export/sites/telesur/img/multimedia/2014/10/03/1316792980_0.jpg_1496576422.jpg

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