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Cuba: Vocación para crecer

Cuba/19 de Marzo de 2018/Cuba.cu

La Brigada de Instructores de Arte José Martí (BJM) se enfoca en los desafíos actuales que entraña la gestión de sus cerca de 12 000 integrantes, sobre los cuales debatieron en comisiones este sábado los presidentes provinciales, municipales e invitados especiales al 11no. Consejo Nacional de la BJM, que inició sus sesiones el viernes último para concluir este domingo.

Este sábado los asistentes a la reunión dialogaron con la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, quien ponderó la importancia de las asignaturas de perfil artístico en los diferentes niveles de enseñanza, y dijo que actualmente poco más de 10 000 instructores laboran en el sistema educacional, una cifra que es insuficiente para cubrir la totalidad de las escuelas.

Ante esta realidad, se convocó en noviembre pasado un nuevo curso para instructores de arte, en el cual hoy están inscritos 255 jóvenes, explicó Liliam Mendoza, presidenta nacional de la BJM.

En los intercambios trascendieron propuestas asociadas a potenciar de una manera más armónica la creación y la enseñanza de valores culturales y estéticos, y a vincular la praxis del trabajo del instructor a temáticas más implicadas con los procesos políticos, sociales y económicos del país.

Asimismo, se subrayó la necesidad de contar con estrategias de comunicación y promoción que den a conocer valiosos proyectos y las experiencias particulares de los instructores en sus localidades. También se hizo un llamado a defender el concurso Escaramujo, que ha apelado siempre a lo mejor del arte y el espíritu impulsado por la Brigada.

Durante la jornada también estuvieron presentes en los debates Diosvany Acosta Abrahante, miembro del Buró Nacional de la UJC; Kenelma Carvajal, viceministra de Cultura, y Diango González, presidente del Consejo Nacional de Casas de Cultura.

Como parte del programa del Consejo Nacional, este sábado fue entregada además la distinción Miembro de Honor a personalidades de la cultura, el magisterio, y a instituciones, organizaciones y proyectos que desde el ejercicio de su profesión y trabajo diario contribuyen a la formación integral del instructor de arte y son un referente para su labor.

Ronal Hidalgo Rivera, segundo secretario de la UJC, recibió la distinción a nombre del Buró Nacional de esta organización  a la que la BJM concedió el lauro, teniendo en cuenta el acompañamiento incondicional que le ha dado al movimiento desde su fecha fundacional, hace ya 14 años.

La distinción Miembro de Honor fue entregada también al proyecto vocal Clave de Sol, de la provincia de La Habana, por defender desde su espacio la música cubana y despertar en niños, niñas, adolescentes y jóvenes los deseos de crear y preservar nuestra identidad nacional.

Durante el acto, que tuvo lugar en el Memorial José Martí, se otorgó, del mismo modo, el Reconocimiento Especial —máximo galardón que confiere la Brigada— a los instructores de arte Kirenia García Oliveria (Holguín); Ruth Batista Chivás (Granma); Isvey González Ibarra (Sancti Spíritus); Agustín Adrián Rodríguez Pérez (Pinar del Río); Daniellis Rosabal Pérez; e Indira Fajardo Jiménez (La Habana).

Fuente: http://cuba.cu/educacion/2018-03-18/vocacion-para-crecer/40705

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Cuba: De fiesta la ciencia universitaria

Cuba/17 de Marzo de 2018/Juventud Rebelde

Reconoce la Universidad de La Habana a docentes, trabajadores e investigadores destacados en la producción científica durante 2017.

Tiene apenas 26 años de edad, pero Michael Hernández Beltrán, profesor de la facultad de Física de la Universidad de La Habana integra la lista de los jóvenes científicos que en pocos días recibirán el máximo galardón de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC).

Propiedades físicas de las superredes de grafeno en ausencia y presencia de campos magnéticos, es el título de su investigación, realizada en coautoría con el doctor Melquiades de Dios Leyva, también catedrático de esa casa de altos estudios.

El estudio estuvo enfocado en las nuevas aplicaciones de este cristal de carbono, considerado como el «material del futuro» por exhibir una enorme resistencia mecánica y propiedades electrónicas únicas que lo sitúan entre metal y semiconductor.

El trabajo de Hernández Beltrán se incluye entre las 22 propuestas de la Universidad de La Habana (UH) que merecerán el Premio ACC correspondiente al año 2017.

Según explicó el Doctor Gustavo Cobreiro Suárez, su rector, la UH destaca por tener una marcada tradición científica, avalada, entre otros, por los más de 1 400 artículos científicos publicados en 2017 y los más de 37 proyectos de cooperación científica en los que actualmente participan sus estudiantes, docentes y trabajadores y los más de 3 000 especialistas que se vinculan cada año a la investigación científica.

La UH premió este viernes a siete profesores integrales, seis profesores o investigadores jóvenes integrales y a un catedrático con más de 35 años en el claustro universitario y una amplia trayectoria científica, que recayó en el Doctor Manuel Álvarez Prieto, profesor e investigador titular de la Facultad de Química.

El Ministerio de Educación Superior entregó por su parte diez premios colectivos a investigaciones de relevancia para la comunidad científica y el desarrollo del país.

Durante la ceremonia se resaltaron los sólidos y ascendentes resultados alcanzados por la casa de altos estudios, que este año arriba a su 290 cumpleaños en constante diálogo con la sociedad.

 Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2018-03-16/de-fiesta-la-ciencia-universitaria
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Cuba: Formar maestros, un compromiso permanente con el presente y el futuro de la sociedad

Cuba / 11 de marzo de 2018 / Autor: Yadira Núñez Figueredo / Fuente: Radio Camagüey

Cuando en el mundo las olas de protestas por los precios de las carreras universitarias ocupan los espacios noticiosos de los medios de comunicación en nuestro país los jóvenes disfrutan de los beneficios de una educación gratuita y universal.

Sin embargo, el estudio del magisterio, por ejemplo, ha dejado de ser una motivación para los estudiantes. Sus causas son diversas. ¿Cuánto se hace? Todavía resultan insuficientes las acciones si analizamos la creciente demanda de maestros que hoy enfrenta nuestro municipio para satisfacer las necesidades educativas de las enseñanzas secundaria básica, preuniversitaria y politécnica, por solo mencionar las más afectadas.

En esta problemática, la influencia del medio familiar resulta determinante, al predominar el criterio de estudiar otras carreras, quedando en última o en ninguna de las opciones la pedagogía.

Paradógicamente, en los primeros años de vida en los juegos infantiles por lo general predomina el gusto por esta profesión, quizás es esta una inclinación inherente al ser humano, transformada con el paso del tiempo por la familia.

Pero, en algún momento, usted, mamá o papá, se han detenido a pensar si continuamos enfrentando este problema quiénes serán los futuros educadores de las nuevas generaciones para garantizar la formación de los necesarios médicos, ingenieros y licenciados que tanto requiere esta sociedad.

Precisamente, en la formación vocacional y orientación profesional aún resta mucho por hacer, fundamentalmente en la creación de un mayor número de círculos de interés donde se compartan experiencias de las nuevas y viejas generaciones de maestros y donde se transmita la verdadera esencia e importancia del magisterio.

En este sentido, resulta vital una mayor interrelación de las diferentes enseñanzas a partir del contacto directo de la escuelas pedagógica y la Universidad con los niveles de enseñanza inferiores.

Pero no basta solo con implementar estas estrategias si dentro del propio sector numerosos maestros emigran hacia otros centros laborales en busca de una mejor remuneración o por que su verdadera vocación era otra.

Considero entonces oportuno enaltecer la labor de ese maestro esforzado en todos los escenarios donde se inserten familia, estudiantes y escuelas para realmente garantizar la supervivencia de la profesión rectora de los procesos sustantivos de nuestra sociedad.

Fuente de la Noticia:

https://radiocamaguey.wordpress.com/2018/03/07/formar-maestros-un-compromiso-permanente-con-el-presente-y-el-futuro-de-la-sociedad/

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Firman Cuba e Irán memorando de entendimiento científico

Cuba/10 de Marzo de 2018/ Radio Rebelde

Representantes de Cuba y la República Islámica de Irán suscribieron este lunes en La Habana, un memorando de entendimiento sobre cooperación científico-técnica.

Danilo Alonso Mederos, viceministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y el profesor iraní Saeed Sarkar, secretario general del Consejo de Iniciativa Nanotecnológica (CIN), firmaron el documento en un acto efectuado en el Centro de Estudios Avanzados de Cuba (CEAC).

Este hecho evidencia la disposición de ambas partes de colaborar en la esfera de la nanotecnología y también que avanzamos hacia el desarrollo de ambas naciones y pueblos, declaró Sarkar en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias.

Consideramos, incluso, que repercutirá en el aumento de la calidad de vida de los habitantes de los dos países, agregó quien es considerado el Padre de la ciencia tecnológica en ese Estado.

Sarkar y un grupo de expertos inauguraron hoy un laboratorio en el CEAC, cuyos equipos donó el año pasado el CIN, sobre el cual dijo que ayudará al auge de la especialidad y sus correspondientes ciencias asociadas.

El Doctor en física Yorexis González Alfaro, jefe del Departamento de investigación de la citada institución, explicó que se trata de un laboratorio de carácter educativo que permite a los investigadores su formación y entrenamiento en la nanotecnología.

Agregó que constituye un complemento de la estructura analítica de su centro, con equipos de primera generación y con un enfoque de superación profesional.

Fuente: http://www.radiorebelde.cu/noticia/firman-cuba-e-iran-memorando-entendimiento-cientifico-20180305/

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Reformar la Universidad del siglo XXI

Cuba / 4 de marzo de 2018 / Autor: / Fuente: Granma

Las reformas solo son fecundas  cuando penetran en el espíritu de los pueblos.
José Martí

Una universidad anquilosada en un pasado en extremo conservador, con un modelo arcaico de enseñanza heredado del lastre colonial, caracterizaban la región latinoamericana tras la Primera Guerra Mundial, y la casa de altos estudios de Córdoba, en Argentina, no era la excepción. En un contexto de crisis y de enajenación de los problemas de su sociedad, en ella se erige, en 1918, la primera crítica a la universidad tradicional, en lo que se conoce como la Reforma de Córdoba, hecho histórico de enormes ramificaciones en la región, que este año llega a su centenario.

«Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y –lo que es peor aún– el lugar en donde las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara». Aunque breve, este fragmento del Manifiesto de 1918 resulta contundente, y refleja la situación que vivía la educación superior por aquellos años.

 Sus instituciones seguían siendo los últimos «virreinatos del espíritu» –comenta a Granma Jose Luis García Cuevas, asesor del Ministro de Educación Superior de Cuba–, y en ese contexto el movimiento estudiantil de Córdoba toma la universidad. Para ese entonces, ya se había creado la Federación de Estudiantes del centro, y con ello se concretó la implementación de una serie de reformas relativamente revolucionarias para el momento. En junio de ese año, aparece el conocido Manifiesto Liminar, «un llamado que levantó a las universidades de América Latina», una suerte de declaración de principios de los jóvenes, que tomó el pulso a los problemas más acuciantes de la región.

Los postulados del Manifiesto Liminar se centraron, apunta García Cuevas, en la necesidad de renovar la universidad, del cogobierno estudiantil, la gratuidad de la enseñanza y sobre todo en la vinculación de la universidad con la sociedad. «Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda», rezaba el documento del movimiento reformista.

Los ecos del Manifiesto fueron seguidos, entre otras acciones, con desfiles en las calles, la creación del Primer Congreso Nacional de Estudiantes y la huelga estudiantil en todo el país. Pero sobre todo –y eso es lo más importante– tuvo su resonancia en toda la región, en países como Paraguay, Chile, Venezuela y Perú, entre otros.

CÓRDOBA LLEGA A CUBA

En el año 1922, la visita a Cuba del doctor José Arce, médico argentino a cargo del rectorado de la Universidad de Buenos Aires, y sus intervenciones acerca de los sucesos de Córdoba, actuaron como detonantes para impulsar el proceso de Reforma Universitaria en nuestro país. La situación en que sumía a la Mayor de las Antillas la dictadura reinante de Gerardo Machado, y la necesidad de romper vetustos modelos de enseñanza y democratizar el acceso a las universidades, eran caldos de cultivo suficientes.

El líder estudiantil Julio Antonio Mella emprende, entonces, el camino. Así es como surge la Federación Estudiantil Universitaria en 1922, y  un año después se realiza el Primer Congreso Nacional de Estudiantes. De igual forma, en 1923 se proclama la Reforma Universitaria –que al decir del doctor José Ramón Saborido Loidi, titular de Educación Superior de Cuba– asumió tres presupuestos: la lucha contra la cátedra vitalicia, la vinculación universidad-sociedad y la depuración de todo elemento corrupto y práctica docente anacrónica que lastrara el pleno desarrollo universitario.

Un asunto clave para el desarrollo del movimiento estudiantil significó que Mella se percatara de que una revolución universitaria implicaba una revolución social, a esa meta dedicó sus últimas fuerzas, así como a darle acceso al pueblo con la creación de la Universidad Popular José Martí, apunta García Cuevas, y señala que fue en Cuba donde la Reforma de Córdoba tuvo su repercusión más radical.

Por ello, como afirmaría Fernando Vecino Alegret, quien fuera ministro de Educación Superior durante más de 30 años en Cuba, no se puede escribir la historia de la universidad cubana sin acudir a la Reforma de Córdoba. No en vano fue uno de los temas centrales del 11no. Congreso Internacional de Educación Superior, que concluyó recientemente en La Habana.

En ese espacio, el doctor Gustavo Cobreiro, rector de la Universidad de La Habana, apuntó que la más profunda transformación «llegó después de enero de 1959», triunfo al cual contribuyó sobremanera la juventud estudiantil. Desde entonces la educación superior cubana «ha estado en un permanente proceso de reforma».

Ejemplo de ello son –grosso modo– la erradicación del analfabetismo, la Reforma Universitaria de 1962, la graduación de casi un millón y medio de profesionales desde 1959 hasta hoy, el crecimiento y expansión de sus instituciones, la superación constante de su potencial humano, los resultados de la vinculación universidad-sociedad, y de la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo de la enseñanza.

Todo ello bajo el principio defendido por Ernesto «Che» Guevara, cuando en la Universidad de Oriente, en fecha tan temprana como noviembre de 1959, criticó que estas instituciones pudieran convertirse en un «castillo de marfil alejado de las realizaciones prácticas de la Revolución», por lo que la Reforma Universitaria debía convertirse en un pivote para la «gran tarea de la industrialización del país». Así ha sido durante más de 55 años, en los que la universidad cubana, en permanente transformación, ha sido uno de los puntales del desarrollo de la nación.

LA ACTUALIZACIÓN DE UN MANIFIESTO

Poner al día los postulados de la Reforma de Córdoba constituye un compromiso al que se deben los catedráticos e investigadores del mundo, y sobre todo de la región latinoamericana, si se quiere construir la universidad nueva que aporte educación de calidad para todos.

Como dijo a este rotativo el doctor Hugo Juri, rector de la Universidad Nacional de Córdoba, en el contexto del 11no.

Congreso de Educación Superior, la universidad reformista debe ser una parte integrante, total, de la sociedad. «Fue ese el legado de aquellos jóvenes a quienes les tocó hacer una disrupción de lo que era entonces la universidad. Así que nosotros tenemos que replantearnos cuál es la universidad que nuestras sociedades necesitan en los próximos años».

El tema es uno de los ejes temáticos de la agenda que en junio próximo discutirán los profesionales reunidos en la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES 2018), en la Universidad de Córdoba, donde constituye un reto la creación de un nuevo Manifiesto de las universidades latinoamericanas. «Tenemos que hacer cumplir los sueños de los jóvenes reformistas de construir una universidad comprometida con el desarrollo de sus pueblos», dijo el doctor Francisco Tamarit, presidente de su comité organizador.

El doctor Pedro Henríquez Guajardo, director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, insistió por su parte en la importancia de contextualizar los postulados de Córdoba a las realidades y contextos del siglo XXI.

Hay principios que tienen que ver con el cogobierno, con la participación, con el carácter de la universidad, y  tenemos que actualizarlos en cuanto a metas, desafíos y estrategias –precisó Francisco Telémaco Talavera, presidente del Consejo Nacional de Universidades de Nicaragua– en una contemporaneidad que se rige por nuevos paradigmas, pero que debe desarrollar la formación del talento humano desde la educación integral, el compromiso, la formación de valores, la investigación, extensión y vinculación universidad-sociedad, por un mundo que no tenga los niveles de injusticia, inequidad e insostenibilidad del actual.

A cien años de su proclamación, Córdoba sigue teniendo lecciones para dar. Es un grito de rebeldía que corresponde reivindicar por el bien de la educación. Defenderlo, como diría García Cuevas, implica defender nuestra izquierda, «lo que en el mundo universitario significa pronunciarse a favor de Gobiernos que promuevan las transformaciones necesarias para desplegar el potencial de las universidades en nuestra región».

Fuente del Artículo:

http://www.granma.cu/cuba/2018-02-21/reformar-la-universidad-del-siglo-xxi-21-02-2018-17-02-04

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#Cuba: Informatizando escuelas (+Video)

Cuba / 4 de marzo de 2018  /Autor: Redacción / Fuente: Razones de Cuba

¿Sabes qué es un aula inteligente?

Las aulas inteligentes o aulas informatizadas son el futuro inmediato en cuanto a medios técnicos desplegados  con mayores potencialidades pedagógicas.

Están compuestas en cuanto a equipamiento por una Pizarra Digital Interactiva (PDI), módulos de tabletas o minilaptops, una antena wifi, un carro de carga y una computadora para el profesor.

En Cuba, esta tecnología ya se utiliza, pues el Ministerio de Educación de la Isla  está realizando un esfuerzo para crear las condiciones materiales  e ir capacitando a los docentes en el uso de estos recursos tecnológicos.

Se ha creado como estrategia la adquisición en el año 2018  de 29 aulas informatizadas que serán distribuidas por todo el país, para la creación de un centro provincial de capacitación de docentes en ejercicio, y 13 de estas en igual número de escuelas pedagógicas orientadas al adiestramiento de los maestros en formación.

Cuba continúa a buen paso la informatización de la sociedad, esta vez, desde las aulas inteligentes.

 

 

 

 

 

 

Fuente de la Noticia:

http://razonesdecuba.cubadebate.cu/series/cuba-informatizando-escuelas-video/

 

 

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Entrevista a la educadora Lidia Turner: Pedagogía de la ternura, la que enseña a los niños a confiar en sí mismos

Lidia Turner Martí es una pedagoga cubana con tantos títulos y trayectoria académica en su haber que demandaría varias líneas presentarla. Sin embargo, tiene una habilidad que la diferencia de inmediato de otros pensadores de la educación: logra decir de la manera más simple y emotiva las reflexiones más profundas. Habla así de escuchar a los niños y jóvenes, de dar lugar a la creatividad en las aulas y de algo más hermoso todavía: de la pedagogía de la ternura.

Doctora en ciencias pedagógicas, profesora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (Cuba) y autora de numerosos libros y publicaciones, Lidia Turner Martí pasó por Rosario en la semana en que la ciudad le rindió un homenaje al Che en el 85º aniversario de su nacimiento, con una serie de actividades organizadas por el Centro de Estudios Latinoamericanos Ernesto Che Guevara (Celche).

La entrevista se da luego de una larga jornada para esta educadora —que pisa los 80— de encuentros, presentaciones de libros y charlas con jóvenes y maestros. Nada le impide ser generosa con el tiempo y hablar de qué se trata eso de unir educación y ternura en un libro, del momento fantástico que vive Latinoamérica para que los educadores se encuentren en un gran movimiento, y de paso de compartir alguna anécdota de su oficio docente.

—Además de un libro de su autoría, ¿a qué más llama «pedagogía de la ternura»?

—Hemos llamado así a la base de la pedagogía martiana. Es decir, desde hace años estamos investigando, analizando, todas las obras de José Martí (escritor y patriota cubano) para extraer de ahí su teoría. El escribió pero no publicó un libro sobre teoría pedagógica. Las ideas fundamentales de su pensamiento están en cómo trabajar con un ser humano al que estamos educando, para que pueda sacar lo mejor de sí en su proceso de formación. Esa es la síntesis. Estamos probando su obra en la práctica, con niños, en las clases, con maestros o en actividades entre escolares de América latina. La respuesta es la que nos dice si es correcta, si realmente es la que nos da su fruto.

—¿Qué encontraron en común esas pruebas y ensayos sobre la pedagogía de la ternura?

—Lo común es que los niños, los adolescentes y jóvenes tienen tantas potencialidades que pueden desarrollar y que muchas veces pasan por la escuela y no las desarrollan. En este último libro que estamos editando sobre «Educación y ternura», destinado a los docentes y padres, decimos que hay una obra importante que hacer y es la de trabajar bien con los niños todas sus posibilidades. Otra cosa que es común aquí es que los dejemos hacer. Es decir, que si piensan algo, que lo escriban; si quieren decir algo, que lo digan. Es la única manera de ayudar a su desarrollo pleno. Y algo muy importante que es acostumbrar a los niños a que confíen en sus posibilidades. Pensemos en esta clasificación, que a veces hacemos, de aventajados o no aventajados, del que sabe o no sabe. Por el contrario, esta pedagogía va dirigida a la confianza del ser humano en sí mismo, desde las primeras edades; eso le da una gran fortaleza para avanzar en la vida. Hemos tomado también el pensamiento de avanzada de Latinoamérica, donde tenemos tantos grandes pedagogos.

—¿De alguna manera propone recuperar el pensamiento latinoamericano en materia de pedagogía?

—Claro, en una charla reciente mencioné a uno muy importante: Simón Rodríguez. Hay que conocerlo, pero también tenemos que unirles otros tantos como Gabriela Mistral o el mismo Maestro Iglesias. En Cuba, estamos investigando y analizando sus aportes a la educación, porque es con ellos con quienes se enriquece. Y ese es el movimiento que debemos desarrollar: tomar nuestra visión pedagógica progresista y enriquecerla con la actual.

—Y de los maestros actuales, ¿qué rescata?

—El espíritu de innovación. Martí decía que en los maestros «crear» era la palabra de los jóvenes, igual que buscar cosas nuevas, nuevas formas y siempre innovar. Pero también eso lo dijo Simón Rodríguez con su «inventamos o erramos». Es decir, esa idea debe darse con la creatividad, el niño y el maestro. Simón Rodríguez afirmaba que hay que enseñar a los niños a ser preguntones porque si no lo son se pueden convertir en estúpidos, en charlatanes que repiten lo que les dicen. Eso hoy tiene una vigencia tremenda. Creo que la pedagogía actual está en tomar al niño, al adolescente no como objeto, sino como un sujeto que actúa, que aprende y al que hay que escuchar. La demanda de la educación actual pasa porque aprendan por sí mismos, que no aprendan sólo porque les enseñan sino que puedan apropiarse de formas para aprender.

—Latinoamérica está viviendo un momento muy interesante de cambios políticos, con Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay y la Argentina, entre otros países. ¿Cómo formar un movimiento pedagógico que los aproveche?

—Este momento es muy importante para la unidad de los educadores. Existe una organización que se creó en «Pedagogía 90» (congreso internacional) a solicitud de varios países y que es la Asociación de Educadores de Latinoamérica y el Caribe (Aelac), que ahora debe cobrar mucha más vida porque tenemos las condiciones para eso. Hay que dialogar, discutir, pasarnos experiencias de un país a otro. Esas son las primeras cosas que nos debemos los educadores. Es un momento ideal para ganar en intercambio.

—¿Qué la unió a la educación?

—Cuando estudiaba yo no pensaba en ser maestra. Llegué a dar clases por una necesidad. En esa época si no trabajaba no podía estudiar (antes de la Revolución). Por ahí llegué a la docencia, trabajando en una escuela con niños de primero y segundo grados. Pero después que se ha trabajado con niños ya no los puedes dejar. Soy de las que piensa que la vocación no nace con la gente, sino que se hace con la práctica. Ya hace 40 años que enseño en la Universidad de Ciencias Pedagógicas de La Habana y no lo dejaría por nada. Uno siente el gusto de compartir, de influir sobre todo en los jóvenes.

—Si tuviera que elegir una anécdota que la haya unido a la educación, ¿con cuál se quedaría?

—Tengo un montón. Pero si tuviera que elegir, diría que una de las grandes emociones de mi vida fue y es que cada vez que estoy en lugares diferentes, en la propia Cuba o en el extranjero, y que puedo tener alguna dificultad o problema que resolver, el que me ha salvado en ese momento es un antiguo alumno. Es verdad que llevo como 60 años dando clases, pero hay momentos que estoy en un lugar, que no sé que hacer y es ahí cuando alguien me dice: «Profesora, ¿le pasa algo?» o surge esa pregunta: «Profesora, ¿usted se acuerda de mí?». También me ha ocurrido estar en un aeropuerto y que alguien se me acerque y me diga: «Yo fui su alumno». Cuando eso ocurre, a un maestro le reafirma lo grande que es su labor. Volvería a ser docente, maestra si tuviera que escogerlo. Porque es con el vínculo con el ser humano y con la comunicación con lo que uno puede ayudar. Me parece que esa es la alegría que sienten los educadores.

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