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¿Qué niños vamos a dejarle al mundo?

Escrito por: MANUEL BRAVO V

¿Qué mundo vamos a dejarles a nuestros niños?

¿Qué niños vamos a dejarle al mundo?

Mairieu

Recién llegué de Perú donde tuve oportunidad de mirar diversos tipos de filosofías educativas en acción. Algunas grotescas en el trato al niño, tanto que tuve que salir furioso del aula; otras tan vanguardistas2 que me invadió la envidia: ¡yo quiero eso para los niños de México! El viaje me dejó varias lecciones, pero una de ellas, no me suelta; aquí va.

En la escuela se aprenden muchas cosas que rebasan los contenidos curriculares, son aprendizajes relacionales, culturales, simbólicos. Las escuelas son mensajeras de ideas, valores institucionales y sociales, códigos, algunos conscientes y otros más inconscientes. Los expertos lo denominan el “curriculum oculto”.

¿Y qué les estamos diciendo a los niños en muchas escuelas en el mundo en pleno siglo XXI? Que las preguntas valiosas ya están hechas por otros, y que las suyas son irrelevantes; matamos su innata curiosidad. Que los problemas suelen tener una solución correcta, y no varias; rompemos con su pensamiento creativo. Que el arte de pensar es solamente para los adultos; aniquilamos el pensamiento crítico. Que todos aprendemos igual, y por tanto, quienes no lo hacen al mismo ritmo son más o menos listos que otros. Que las niñas no son buenas en matemáticas y que los niños no son buenos para la comunicación; marcamos preferencias y reforzamos estereotipos3. Que si vienes de una condición humilde no puedes soñar, aspirar, progresar; reforzamos la idea de origen como destino. Que los adultos pueden callar e interrumpir al niño, pues su voz importa poco.

Les decimos que sólo uno enseña, mientras los otros deben aprenderle, matando así el aprendizaje social o colaborativo. Que memorizar y repetir es un hábito necesario, mientras que pensar y expresarse no resulta conveniente; el adulto debe hablar y el niño escuchar. Que el error está prohibido, perdiendo la posibilidad de mirarlo como el inicio del aprendizaje. Que lo importante es ganar, quitando el valor de colaborar o de disfrutar la experiencia misma; generamos culturas individualistas. Que las oportunidades son de unos y que otros nunca las tendrán, por lo que hay que resignarse, renunciar al cambio. Que la ciencia es de los adultos, a lo mucho de los jóvenes de secundaria, nunca de los niños; ignoramos el estado natural del niño como científico, explorador del mundo a su alrededor. Les decimos que aprendemos saberes por materias separadas, contrario a nuestros proyectos de vida y de la estructura misma del cerebro que nos indica que todo está interconectado. Que deben vivir con prisa, pues hay que apresurar la infancia para ser adultitos. Que español y matemáticas son mucho más importante que la cultura, el arte, el autocuidado, el ejercicio, las emociones, el carácter. Que aprender sus intereses (de los niños) son irrelevantes o aburridos. Que la diversión siempre es fuera del aula; matando el gusto por aprender en el aula.

Les hemos dicho que van a la escuela para ser alguien en la vida, cuando ya son alguien en la vida. Que la autoridad siempre tiene la razón y claro, la autoridad les corresponde a los adultos. Ah, y que jugar es irrelevante, pues el juego es de los niños. Lo triste es que detrás de todos estos mensajes hay una visión pesimista sobre las potencialidades del niño.

Lo que aquí sostengo no es novedoso; no seré ni el primero ni el último en denunciarlo. El problema es que en pleno siglo XXI nos seguimos equivocando tanto con ellos. ¿Qué estamos haciendo? Los adultos hemos creado una adultocracia escolar torpe, acotada en conocimientos sobre ellos e indiferente a sus necesidades e intereses. En nuestros roles de padres y educadores a veces somos inconscientes, soberbios, ingenuos y crueles con los niños.

Los niños tienen una capacidad inquisitiva admirable, pero la vamos agotando conforme avanzan en la escuela. Desde Aristóteles ya se hablaba de esta sed de conocimiento connatural de los seres humanos; el asombro (thauma). Quizá como bien apunta Loris Malaguzzi, creador de la filosofía educativa Reggio Emilia: “mientras avanzamos en la escuela perdemos poesía por la vida” y en parte, la vamos perdiendo porque extinguimos sus intereses, su placer por aprender, sus inquietudes, limitamos sus lenguajes.

¿Y qué podemos hacer? Mucho. Aún hay mucho por hacer. A veces, el mejor consejo es no estorbar. Mirarlos es un buen comienzo, pues ellos – al igual que los adultos – buscan la mirada: ¡mira mamá, ya puedo! Entrarle junto con ellos en una actitud científica, como John Dewey nos invitaba, dispuesta a poner las ideas a prueba. Oírlos y mirarlos con el mismo asombro que ellos miran, incluso devolverles la mirada con el mismo gusto y ternura con que ellos nos miran. Cada que realizo grupos focales con niños de preescolar y primaria, siempre hay al menos uno que pide a gritos la atención y el afecto.

Torpemente queremos enseñar cuando ellos ya están aprendiendo, pues los niños sí que tienen innumerables estrategias para aprender. Desde bebés nacemos con un pensamiento hipotético agudo, como lo han planteado las investigaciones de Alison Gopnik de la Universidad de Berkeley4; degustamos, arrojamos y recogemos juguetes y comida para probar qué sucede, hasta que viene alguien a interrumpir el asombro con un regaño. Y con el tiempo crecemos y el habla nos permite compartir estas hipótesis, intereses, gustos y preguntas. Lo que sucede es que hay poco tiempo para que un adulto las escuche, pues hay prisa5 para que aprenda lo que nosotros queremos adoctrinar… ¡perdón, educar! Con demasiada frecuencia, los padres y maestros no los oímos con interés; lo que podemos hacer es eso, escuchar con genuino interés, con infinita atención. Algunas filosofías educativas como los Jardines Experimentales de Israel de Guideon Lewin o los nidos de Reggio Emilia, son ejemplos muy valiosos para reconocer la potencia de una pedagogía de la escucha. Toda la corriente del aprendizaje basado en el juego (Play Based Learning6), así como los modelos basados en proyectos (Project Based Learning), que hoy resuenan como novedosas7 son un buen ejemplo del respeto al niño.

Algunas de estas experiencias educativas ya están en México, sin embargo suelen encontrarse en escuelas con niños en condiciones aventajadas, y uno siempre pregunta: ¿qué hay del resto de los niños? Por lo pronto, como sociedad, lo más importante será cambiar de paradigma hacia una visión optimista del niño y de sus innumerables lenguajes para propiciarles, acercarles y proponerles situaciones de aprendizaje8.

Esta semana celebramos el día del niño, y le pregunto a quien esto lea (profesor, madre, padre, tías, abuelos) con sus actitudes y mensajes ¿qué le está diciendo a los niños que le rodean?

2 Ver por ejemplo, colegio Aleph http://www.colegioaleph.edu.pe/ o Red Solare Perúhttps://www.facebook.com/RedSolarePeru/

3 Una interesante reflexión sobre ello puede encontrarlo en el libro: “Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas (2013)”. Se plantea que ambos sexos nacen con el mismo potencial intelectual, pero son las circunstancias socioculturales las que marcan diferencias desde la niñez, las cuales se agudizan en la etapa adulta, en síntesis, se habla de una discriminación sexual.

4 Ver:http://www.alisongopnik.com/Papers_Alison/EmpiricalPapers_CausalLearning.htm

8 Ver: http://www.piccolavita.com/los-100-lenguajes-del-nio/

—-El autor sugiere la siguientes lecturas:
Ball, Philip (2012) Curiosidad. Por qué todo nos interesa. Turner.
Civarolo, Mercedes ( 2013) Al rescate de la actividad infantil. Eduvim.
Hoyuelos, Alfredo (2009). La ética en el pensamiento y obra pedagógica de Loris Malaguzzi. Octaedro.
Miller, Andrew. (2015). Freedom to fail. How do I foster risk taking and innovation in my classroom? Alexandria.
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Panamá: 45 mil estudiantes son afectados por vacantes de docentes sin llenar

Panamá/02 de Abril de 2016/Panamá América

En el sistema de educación público, actualmente 45 mil estudiantes están afectados por la falta de 300 docentes que el Ministerio de Educación (Meduca) no ha logrado nombrar.

A pesar de que hay una extensa lista de maestros y profesores desempleados y dispuestos a laborar, la burocracia de un sistema obsoleto de nombramiento y las pugnas internas entre las autoridades de Educación complican la crisis.

Para los gremios educativos, una de las causas del problema es la práctica ilegal de la «retención de vacantes», que luego se prestan para actos de corrupción y clientelismo político, que el Meduca tampoco ha sido capaz de frenar.

Los gremios anunciaron que mañana, martes 3 de mayo, remitirán nota formal a la ministra de Educación, Marcela Paredes de Vásquez, «para que se investigue a los funcionarios involucrados en esta retención de vacantes», adelantó Humberto Montero, del Magisterio Panameño Unido.

El viceministro Carlos Staff mencionó la semana pasada que ya se habían «girado instrucciones para agilizar los nombramientos» de las vacantes pendientes.

Pero el profesor Montero reveló ayer que «la propia ministra se mostró anonadada» por la cifra de vacantes que siguen sin poder llenarse.

«Ya no podemos esperar más; exigimos que se investigue… pueden ser los captadores de análisis, altos funcionarios en las regionales o los propios directores que están aguantando las vacantes», denunció Montero.

Queja de padres

No obstante, para Eleazar Gómez, secretario de la Confederación de Padres de Familia, el letargo en nombrar a los docentes que hacen falta se debe a acciones apadrinadas por las propias autoridades educativas.

«El Meduca ha creado unos resueltos (1165 y 1231) que complican la burocracia y extienden el periodo de nombramiento porque se impone una lista [de maestros] que debe aportar el Meduca, pero que tarda en llegar y no es precisa», reveló Gómez.

En este sentido, calificó de «inoperante» que haya una lista de 8,000 docentes, pero que no aparezcan con claridad sus números de contacto, dirección o la depuración de sus puntajes actuales.

«Que a estas alturas persista esta situación es una falta de respeto al sistema educativo, y sobre todo a los estudiantes, porque se está violando su derecho a la Educación», sentenció Gómez.

Por su parte, el dirigente gremial Jerry Méndez explicó que a muchos directores de planteles no les queda otra opción que aplicar paliativos que desgastan a sus docentes y no satisfacen las necesidades de los estudiantes.

«No podemos seguir con maestros atendiendo hasta dos grupos al mismo tiempo para tratar de llenar la carencia que debe resolver el Meduca», denunció el profesor Méndez.

Deudas

«Con los estudiantes: El presidente Juan Carlos Varela prometió que la educación sería “uno de los pilares” de su gestión, pero 45 mil estudiantes no tienen profesores. El secretario de la Confederación de Padres de Familia también denunció la falta de más 7,000 sillas en los centros escolares y la mala calidad del grano que distribuye el IMA. “Nuestros hijos tampoco están recibiendo la crema y las galletas nutritivas”, advirtió Eleazar Gómez.

Con los docentes: El Gobierno sigue sin pagar los incentivos adicionales que prometió a los profesores que se apuntaron para la jornada extendida. “Esto ha hecho que muchos ya se estén planteando volver a la jornada regular”, reveló el profesor Humberto Montero, quien señaló también el malestar porque ya no se dan computadoras y otros beneficios»

Fuente: http://www.panamaamerica.com.pa/nacion/45-mil-estudiantes-son-afectados-por-vacantes-de-docentes-sin-llenar-1024393

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Los Ángeles: Les niegan la educación a niños inmigrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras en EE.UU.

Estados Unidos/ 02 de Mayo de 2016/ Hoy

Candelario Jimón Alonzo llegó a Estados Unidos con el sueño de lograr más en la vida de lo que podría ser por los caminos llenos de baches en las tierras altas de su nativa Guatemala. Esta era su oportunidad: Podría terminar la secundaria en Estados Unidos y algún día convertirse en maestro.

Sin embargo, el chico de 16 años se la pasa solo casi todos los días en una casa deteriorada en Memphis, donde vive con su tío; sale ocasionalmente a jugar fútbol y a aprender lo que pueda de inglés con sus amigos.

Las autoridades educativas locales han impedido a Jimón asistir a la escuela desde que intentó inscribirse en enero.

Según abogados, se ha impedido a Jimón y a por lo menos otros 12 jóvenes inmigrantes que huyeron de la violencia en América Central estudiar en secundarias públicas en Memphis porque las autoridades afirman que esos adolescentes carecen de un documento oficial que avale su escolaridad o porque eran demasiado mayores como para graduarse a tiempo.

En lugar de inscribir a Jimón y a los otros menores en alguna escuela secundaria, un distrito escolar falto de efectivo los derivó a una escuela para adultos en el este de Memphis que ofrecía clases de inglés algunas horas a la semana.

Pero antes de que Jimón pudiera siquiera registrarse, el estado clausuró los programas de Desarrollo Educativo General (GED por sus siglas en inglés) y de inglés porque pocos estudiantes se graduaban, lo que en la práctica anuló las posibilidades del chico de acceder a una educación formal.

«La verdad es que yo quería estudiar matemáticas e inglés cuando llegara aquí», dijo Jimón, quien creció hablando español y la lengua indígena quiché. El adolescente, delgado y de voz suave, está en proceso se solicitar un permiso de permanencia permanente.

La portavoz escolar del condado Shelby, Natalia Powers, dijo que su amplio distrito tenía una política que ofrecía a los estudiantes de 16 años o más la opción de inscribirse en un programa GED, pero cuando éste fue cancelado los alumnos tenían disponible en un programa «similar» de una organización local sin fines de lucro.

Sin embargo, los abogados y defensores señalaron que se había negado a los menores la opción de asistir a una secundaria convencional y la organización sin ánimo de lucro de Memphis no enseñaba inglés.

Las escuelas en Estados Unidos continúan como unas de las pocas instituciones gubernamentales en las que se garantizan los servicios a los jóvenes inmigrantes, pero el gobierno federal ha otorgado pocos recursos o poca supervisión para vigilar que eso suceda, en parte porque esas escuelas se gestionan de manera local.

Desde el otoño de 2013, el gobierno federal ha colocado casi 104.000 menores que llegaron solos con tutores adultos en diversas comunidades en todo el país, donde se espera que asistan a la escuela mientras buscan que un tribunal de inmigración les otorgue un permiso de residencia.

Meses después, durante la dramática oleada de cruces irregulares en la frontera, los departamentos de Educación y Justicia emitieron recomendaciones conjuntas en las que se recordaba a los distritos escolares un fallo de 1982 de la Corte Suprema según el cual los estados no pueden negar a los niños la educación pública gratuita, al margen de su situación migratoria.

Los distritos en los que se detecte que han infringido la ley pueden verse obligados a modificar sus políticas de inscripción, pero el proceso no es sencillo. Para empezar, pocos niños migrantes comprenden sus derechos.

Los estudiantes y quienes los defienden pueden demandar a los distritos escolares o quejarse ante los departamentos de Educación o Justicia, pero las investigaciones acumulan tantos retrasos que pueden tardar años y suelen resultar en sanciones civiles, dijo Lisa Carmona, abogada de la organización sin ánimo de lucro Southern Poverty Law Center.

«Algunos estudiantes que vienen de otros países podrían estar muy retrasados, pero eso no permite al distrito escolar decir que nunca tendrán éxi6to, así que los ponen en su entorno menos exigente, para siempre», afirmó John Affeldt, abogado gerente de la organización pro derechos civiles sin ánimo de lucro Public Advocates, con sede en San Francisco.

Muchos distritos escolares se han esforzado para encontrar los recursos y el personal para satisfacer las necesidades educativas de esos estudiantes, que a menudo portan traumas emocionales, tienen huecos de instrucción y son mayores que otros alumnos que estudian en inglés.

Para determinar dónde ése no era el caso, AP analizó estadísticas federales para identificar zonas donde el número de niños inmigrantes era relativamente grande en comparación con el número de inscripciones en las escuelas públicas y en comparación con el número de alumnos que estudian formalmente inglés.

En Alabama, California, Florida, Louisiana, Maryland, Massachusetts, Mississippi, New Jersey, Nueva York, North Carolina, Ohio, Tennessee, Texas y South Carolina, trabajadores sociales y abogados dijeron a la AP que se había impedido a los inmigrantes en edad escolar inscribirse, se les había mantenido fuera de las aulas durante meses por elaborados requisitos burocráticos o se los había derivado a reformatorios y programas educativos para adultos.

Se desconoce la cifra total sobre asistencia de menores centroamericanos en las escuelas porque el gobierno no facilita estadísticas sobre condados que han recibido menos de 50 de ellos, lo que implica que no hay información disponible sobre unos 25.000 niños inmigrantes.

Portavoces de los departamentos de Educación y Justicia declinaron hacer comentarios sobre el alcance del problema, pero señalaron que las agencias se mantienen atentas para proteger los derechos civiles de los menores migrantes no acompañados.

Algunos distritos han adoptado medidas extraordinarias para acomodar a los alumnos, que a menudo llegan para encontrarse con sus parientes y a veces han abandonado su país para escapar de pandillas delictivas o la extrema pobreza.

Un distrito en una zona rural de Kansas modificó la ruta de un autobús escolar para garantizar que un grupo de adolescentes que llegaron solos al país asistiera a clases.

Una secundaria en San Francisco reescribió novelas dirigidas a adultos jóvenes para adaptarlas a un lenguaje de nivel básico y despertar el interés por la lectura de los recién llegados.

En marzo de 2015, las autoridades federales extendieron subvenciones por 14 millones de dólares a distritos escolares donde el gobierno había acomodado más de 50 menores que llegaron solos al país.

Sin embargo, esa cantidad equivale a menos de 175 dólares por menor inmigrante al que se radicó en esos condados desde octubre de 2013 y muchos distritos afirman que tienen que cubrir una enorme parte del costo.

En Miami-Dade, Florida, el cuarto distrito escolar más grande del país, las autoridades estiman que educar a cada estudiante nacido en el extranjero cuesta unos 2,700 dólares más cada año.

«Básicamente hemos tenido que ayudarnos entre nosotros porque no hemos recibido gran cosa en lo que a ayuda se refiere de los estados o los federales», dijo Gabriela Uro, directora del Consejo de Escuelas de Gran Ciudad, que representa a grandes distritos urbanos como el de Miami.

Los nuevos alumnos pueden tener un impacto especialmente grande en distritos más pequeños, como el condado de Nobles, en Minnesota, unas 250 millas al suroeste de Minneapolis. El distrito tiene 3.000 alumnos, y desde el otoño de 2013, el gobierno ha introducido al menos a 121 menores no acompañados en el sistema, lo que supone en torno al 3% del alumnado público actual, según datos federales.

El distrito contrató a dos nuevos maestros de inglés y personal de apoyo educativo especial en el último año para cubrir la demanda.

Todos los niños deben asistir a la escuela hasta al menos octavo grado o hasta que cumplan 16 años, de acuerdo con las leyes de enseñanza obligatoria en los 50 estados. En muchos estados, los estudiantes pueden inscribirse aunque sean mayores de 16.

Para los estudiantes que aprenden inglés, el lineamiento señala que los distritos escolares deben proveer en un periodo razonable servicios adecuados de asistencia lingüística para que los estudiantes puedan participar en igualdad de condiciones en el programa ordinario de enseñanza.

Desde enero de 2015, 22 distritos de Nueva York han cambiado sus políticas como resultado de una pesquisa en curso del fiscal general del estado sobre las acusaciones de que las autoridades escolares habían desviado a los alumnos a programas alternativos que no otorgaban títulos o les habían denegado el acceso.

Ni el Departamento de Educación ni el de Justicia precisaron cuántos de los aproximadamente 14.000 distritos escolares de la nación fueron investigados por incumplimientos similares.

«Continuamos comprometidos en trabajar con nuestros socios federales y organizaciones en comunidades para abordar cualquier problema que los niños que llegaron solos puedan enfrentar en relación con el sistema educativo», dijo la portavoz del Departamento de Educación Dorie Nolt.

Fuente: http://www.hoylosangeles.com/noticias/estadosunidos/hoyla-les-niegan-la-educacion-a-ninos-inmigrantes-de-el-salvador-guatemala-y-honduras-en-ee-uu-20160502-story.html

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Clásicos de bolsillo, esa bendición portátil de la literatura

www.lanacion.com.ar/02-05-2016/Por: Cecilia Acuña

A partir de su fusión con Random House, Penguin Clásicos, «inventor de los libros de bolsillo» ha desembarcado en nuestro idioma con más de veinte títulos y en 2017 publicará obras fundamentales de la literatura argentina; busca sumarse a otras colecciones accesibles y eruditas, como El Séptimo Círculo y Minotauro, que han educado y deleitado a millones de lectores locales durante décadas.

Una parte relativamente trascendente de los objetos que utilizamos hoy en nuestra vida cotidiana tiene su origen en las necesidades militares surgidas durante la Segunda Guerra Mundial, como las vendas adhesivas y los libros de bolsillo. Estos dos casos, en concreto, ilustran cómo pequeñas ideas aparecidas en los años 30 terminaron de perfeccionarse y de hacerse realidad gracias a lo que en términos militares se denomina «esfuerzo de guerra», es decir, acciones destinadas más a mantener alta la moral de las tropas que a ir directamente por la victoria en clave armamentística. El pocket book de la colección Penguin -el primero en su tipo- apareció en 1935 gracias al británico Allan Lane, y se vio favorecido por la contienda debido a que su impresión requería de un costo reducido en papel -racionado en su momento- por lo que la empresa fue elegida informalmente como la proveedora de libros para los soldados aliados. Así fue que Penguin terminó por imponerse en el gusto popular durante esos seis años de conflicto armado y una vez finalizada la guerra quedó posicionada en el mejor de los escenarios: no sólo por lo económico, sino también porque muchas editoriales le habían cedido patrióticamente los derechos de sus autores y obras más importantes para que éstas llegaran a manos de aquellos que luchaban en el frente. La posguerra confirmó la revolución de los libros de bolsillo y ubicaron al sello Penguin como el referente histórico del sector en el mundo anglohablante.

El desembarco en habla hispana

Su catálogo se edita en varios idiomas, pero hasta 2015 Penguin continuaba ajena al mercado de libros en español. El escenario se modificó cuando Random House se fusionó este gigante «de bolsillo». Fue así que hace un año se publicaron en España los primeros títulos de lo que se conoce como Penguin Classics, una de las colecciones de la editorial -que se inició en 1946 con una traducción en prosa de E. V. Rieu de La Odisea-que abarca desde clásicos de la Antigüedad hasta obras anteriores al siglo XX. En nuestro país, el sello desembarcó en las librerías en noviembre último, con ocho novelas canónicas de la literatura decimonónica: Drácula, Cumbres borrascosas, Crimen y castigo, Moby Dick, Otra vuelta de tuerca, Frankenstein, Rojo y negro y Madame Bovary. Para este primer semestre de 2016 se espera que publique un total de cuarenta títulos -están disponibles en versión papel y ebook- entre los que se cuentan La Ilíada, El Corán, Hamlet, La educación sentimental, Guerra y paz, La letra escarlata yMujercitas, además de una selección de clásicos españoles como el Poema del Mío Cid, El conde Lucanor, La vida es sueño, El Quijote y La celestina, entre otros.

Desde las oficinas locales de Penguin Random House, Mariana Vera, una de sus editoras, cuenta que la mayoría de los ejemplares editados en la Argentina incluyen introducciones a cargo de referentes literarios, cronologías y líneas de tiempo. «Pensando en el lector argentino, hicimos un trabajo de neutralización de las traducciones como para suavizar el español y hacer la lectura más amigable. Son modificaciones sutiles basadas sobre el reemplazo del vosotros y sus conjugaciones por el ustedes, además de la sustitución de ciertos términos en clave local.» Para 2017, la editorial tiene proyectada la publicación de cuatro clásicos de la literatura argentina que incluirán estudios introductorios de críticos especializados: El matadero y La cautiva,de Esteban Echeverría; Martín Fierro, de José Hernández; Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento, y Una excursión a los indios ranqueles, de Lucio V. Mansilla.

Un clásico entre los clásicos: la edición de La bestia debe morir de El Séptimo Círculo
Un clásico entre los clásicos: la edición de La bestia debe morir de El Séptimo Círculo.

La revolución de bolsillo

La importancia de Penguin en el panorama de la literatura universal se debe a que hasta 1935 sólo existían los libros de tapa dura, únicamente accesibles para determinadas clases socioeconómicas. La idea revolucionaria de Allan Lane, un joven británico vinculado con el negocio editorial, fue poner a disposición de todo el mundo sin distinción literatura de calidad mediante la comercialización de ejemplares tan baratos como un paquete de cigarrillos y que no sólo se vendieran en librerías, sino también en kioscos de revistas y estaciones de trenes. De ahí que el éxito de Penguin se cifró en convertir a un público que sólo tomaba prestados libros en las bibliotecas a uno que podía comprarlos sin hacer temblar su economía. El lanzamiento de los primeros títulos –Adiós a las armas, de Hemingway; un misterio de Agatha Christie y Ariel, de André Maurois, entre otros- fue un verdadero hit: sólo durante ese 1935 se vendieron alrededor de tres millones de ejemplares.

La revolución de los libros de bolsillo llegó acompañada de unas tapas tan simples como atractivas, tanto que hoy se han convertido en un ícono del diseño. Edward Young, un joven estudiante de 21 años, fue el responsable de la creación del clásico formato de tres franjas horizontales, dos de las cuales -los extremos- cambiaban de color según el tema de la colección: naranja para ficción, azul para biografía y verde para misterio. Young supo encontrar también en la ilustración de un pingüino el logotipo con el que se identifica a la editorial.

Reconocibles a la distancia, las portadas de Penguin mantuvieron este diseño hasta los años 60, cuando las nuevas tecnologías permitieron introducir ilustraciones, colores y fotografías a las cubiertas que, sin embargo, hasta hoy mantienen la maqueta básica de las tres franjas. Con el paso del tiempo, aquellas primeras tapas se convirtieron en un sello tan importante que cuando en 2015, la editorial cumplió 80 años se multiplicaron los objetos de merchandising inspirados en ese primer diseño. Hoy es posible encontrar toda clase de artículos con la impresión de los libros que, en definitiva, revela una supuesta cultura de su dueño: hay tazas, reposeras, termos, libretas tipo Moleskine, lápices, bolsos, llaveros, portadocumentos, toallas, juegos de mesa, gorras, baberos, paraguas y hasta enteritos para bebés.

Cuadros personalizados que imitan la tapa clásica de Penguin, una de las ofertas de merchandising para el 80° aniversario de la colección, en 2015
Cuadros personalizados que imitan la tapa clásica de Penguin, una de las ofertas de merchandising para el 80° aniversario de la colección, en 2015.

Otras colecciones memorables

En la Argentina, el movimiento de los clásicos de bolsillo accesibles a todas las clases sociales tuvo célebres referentes locales. Aquí repasamos algunas de las colecciones que dejaron una huella indeleble en la educación literaria del ciudadano local.

El séptimo círculo. Entre las aventuras emprendidas por Borges y Bioy Casares, se cuenta la colección de novelas policiales inglesas que los escritores dirigieron desde 1945. Con referencia directa al lugar destinado a los violentos el infierno en La divina comedia, la primera entrega de la serie fue La bestia debe morir, de Nicholas Blake, traducida por Wilcock. Si bien la colección se editó hasta 1983 y llegó a sumar 366 títulos, la curaduría de Borges y Bioy se limitó a las primeras 120 obras.

Tor. Lejos de la sobriedad del Séptimo Círculo, esta editorial es conocida tanto por los más de doce mil títulos que publicó con tapas de tipo sensacionalista como por las dudosas prácticas comerciales de su alma máter, Juan Carlos Torrendell. Desde 1916, y a pesar de los numerosos juicios y escándalos que tuvieron que enfrentar, los libros de Tor no sólo democratizaron el consumo literario local, sino que fueron las piedras fundamentales en la construcción de sus bibliotecas. Hasta 1971, la editorial fue la mayor divulgadora de clásicos: desde las obras de Freud y de Marx hasta las novelas de aventuras de Salgari. Entre las diferentes colecciones de la editorial se destacan la de Misterio, la Sexton Blake, la Serie Amarilla de policiales, la Ultra de ciencia ficción y las Delly y Amapola de novela rosa.

Minotauro. En 1955, el legendario Francisco Porrúa fundó una de las principales editoriales de ciencia ficción en castellano, donde se publicaron por primera vez en español obras de autores fundamentales como Ray Bradbury, J. R. R. Tolkien, J. G. Ballard y Philip Dick, entre otros. Bajo distintos seudónimos, Porrúa se encargó de todas las traducciones y así amplió el universo de autores del género conocidos para el público hispano.

Clásicos Jackson. Cuarenta tomos antológicos que resumen lo más importante de la literatura universal, ésa era la misión de la rama argentina de la editorial estadounidense W.M. Jackson Inc. Cada libro contiene obras de referentes literarios de todos los tiempos como las obras de Aristóteles; las comedias y las tragedias de Shakespeare; los grandes escritores rusos; los poetas líricos castellanos; los escritores místicos; La divina comedia y la literatura epistolar, entre otros. Adolfo Bioy Casares colaboró en la edición de algunas de sus entregas.

Biblioteca de Babel. En 1977 se edita por primera vez esta colección de títulos dirigida y prologada por Borges, bajo el sello Siruela en España y Franco María Ricci en Italia. Con ilustraciones incluidas, entre las 33 obras que componen esta antología señera de la literatura fantástica aparecen Las muertes concéntricas, de Jack London;El crimen de Lord Arthur Saville, de Oscar Wilde; La puerta en el muro, de H.G. Wells;La isla de las voces, de R.L. Stevenson; El ojo de Apolo, de G. K.Chesterton; La estatua de sal, de Leopoldo Lugones; La casa de los deseos, de Rudyard Kipling y Los amigos de los amigos, de Henry James.

Biblioteca básica universal. Dicen que Boris Spicacow, fundador del Centro Editor de América Latina (CEAL), fue el curador de la biblioteca del argentino de clase media. Con la premisa de hacer llegar libros para todos, el CEAL se concentró en publicar obras de calidad a precios accesibles para que pudieran estar al alcance de todas las clases sociales. Entre sus más célebres colecciones se encuentra la Biblioteca Básica Universal, que desde 1968 se dedicó a publicar títulos clásicos del canon literario.

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Una semana para la educación… por los niños y el futuro

Por: Teresa Ortuño

Si todas las mujeres tuvieran acceso a educación primaria se reduciría en un sexto el número de matrimonios infantiles y la mortalidad de este sector.

Se evitarían dos tercios de las muertes maternas y también podrían prevenirse siete millones de casos de VIH/SIDA en la próxima década si cada niño recibiera educación.

Cada año más de escolarización puede aumentar los ingresos de un individuo en un 10 por ciento. Si todos los niños disfrutaran de igualdad en el acceso a la educación, el ingreso per cápita podría aumentar.

Los beneficios económicos de la educación primaria universal superarían con creces el aumento en el gasto público necesario para lograrlo.

En México, mucho se ha avanzado. En el año 2000, sólo el 32.8 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años iba a la escuela. En 2015, con una población mayor, el 44 por ciento de ellos acude a estudiar. Sí, estupendo. Pero aún nos falta el 66 por ciento en Educación Media Superior y Superior.

En el mundo, hay 57 millones de infantes que no acuden a la Primaria. 57 millones de vidas, de personas que difícilmente romperán el círculo de la pobreza. A ellos hay que añadir otros 69 millones que no van a Secundaria.

Es por ello que la UNESCO lanza una campaña para que, en todo el mundo, durante la última semana de abril, se forme conciencia acerca de la importancia de destinar financiamiento a la Educación para cerrar estas brechas.

La Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) es una semana de movilización ciudadana, fundamentalmente de niños, niñas y jóvenes, que pretende acercar las reivindicaciones de la Campaña a la sociedad en general y a los responsables políticos de cada país, y llamar su atención sobre la necesidad de hacer real el derecho a una educación básica de calidad.

salon-clasesMéxico es un país que gasta en Educación el porcentaje recomendado. Pero no gasta del todo bien. La Reforma Constitucional de 2011, que establece la obligación del Estado de brindar Educación Media Superior a todo el que la solicite, requiere, obviamente, que el alumno haya terminado la Secundaria. Se estableció un artículo transitorio en esa Reforma, a fin de que para 2021 (diez años después de emitida), las autoridades mexicanas pudieran estar en condiciones de brindar un espacio a todos los jóvenes.

Sin embargo, no parece que esa expectativa vaya a poderse cumplir cabalmente.

Para ello es que sirven estas campañas, para acentuar la insistencia no sólo en destinar los recursos financieros necesarios, sino para gastarlos bien. Que no se desperdicien.

La Semana de Acción Mundial por la Educación es un momento en que las Organizaciones de Sociedad Civil, como SUMA POR LA EDUCACIÓN, pueden alzar la voz para formar conciencia en el Poder Legislativo y Ejecutivo, así como en los tres órdenes de Gobierno, para analizar y proponer el Gasto Educativo como vía de acceso a una mejor calidad de vida para nuestros jóvenes.

Los gobernantes saben que no alcanza para todo, deben tomar decisiones y priorizar. Sin embargo, no basta el monto. Se ha señalado el desperdicio, y en ocasiones el despilfarro, en algunas partidas. Eso también forma parte de la agenda de exigencias ciudadanas al hablar de destinar mayores fondos a la educación.

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Elogio de la sultana

Con admiración de televidente, entusiasmo de sociólogo y fanatismo por la historia, confieso que he sido he sido cautivado por la telenovela turca llamada Muhtesen Yüsyil, que significa «El siglo magnífico», y que en Latinoamérica se ha conocido como El Sultán.  Soy parte de miles de personas que en Panamá han sido ganadas por esta teleserie, con quienes en reuniones familiares, tertulias espontáneas, incluso debates en las aulas, se arman apasionadas discusiones sobre la trama y los personajes de El Sultán.

 

Esta serie televisiva tiene como trasfondo los acontecimientos que hicieron la historia turca y europea del siglo XVI, en que se cimentaron las bases de la modernidad capitalista a sangre y fuego. Fue la época de conformación de los grandes estados nacionales europeos, regidos por monarquías absolutas, que sometieron a la nobleza medieval centralizando los feudos bajo su poder.

 

En el primer plano, la telenovela narra la vida del sultán Suleimán (1494-1566) y de su familia, durante su largo reinado de casi 50 años. Suleimán, apodado «El Magnífico», consolidó el imperio turco, conquistando con su espada desde la actual Hungría y Croacia, hasta los límites de Irán, gran parte del Mediterráneo y el norte de África. Suleimán fue el rival por excelencia del emperador Carlos V, del Sacro Imperio Romano Germánico, conocido como Carlos I en España (Charclen en la telenovela). Ambos se disputaron el control del mundo europeo.

 

El siglo XVI, constituye el nacimiento del capitalismo con toda su racionalidad instrumental. Esto se reflejó en que las monarquías absolutas, como la de Suleimán,  modernizaron sus estados con una burocracia eficiente e informada. Suleimán se le conoce por su labor codificadora. Fue un protector y estimulador de las artes, en particular de la poesía, a la que él mismo se dedicaba bajo el seudónimo de «El Amante» (Muhibbi). Todo esto sin renunciar al consejo de Maquiavelo, cuya obra El Príncipe es múltiples veces citada en la teleserie, de preferir ser más temido que amado.

 

El siglo XVI en que vivieron, constituyó una especie de primera «ilustración» en todos los ámbitos de la cultura. Aunque en momentos diferenciados, es cuando vivieron Leonardo, Shakespeare, Cervantes, entre tantos otros. En esta centuria gobernaron Isabel I de Inglaterra, Francisco I de Francia, y los emperadores Carlos V y Suleimán. Es el siglo de la lucha entre la reforma protestante y la contrarreforma católica.

 

Disgreciones históricas aparte, la verdadera protagonista de esta maravillosa telenovela es un personaje sorprendente, que en la vida real también hizo aportes novedosos para la época, casi heréticos, y que también reflejaban el inicio de la modernidad en el seno de la familia y de las relaciones entre los géneros: la sultana Hurrem, interpretada magníficamente por la actriz Meryem Uzirli.

 

Por ser Hurrem el verdadero personaje central, por la revolución que introdujo en las costumbres de la sociedad turca, y por ser magistralmente interpretado, es que pensamos que la teleserie debió llamarse, con justicia, La Sultana.

 

Hurrem, el personaje histórico, llegó al harén de Suleimán como una esclava extranjera, de origen ruso o ucraniano. Desarrollando habilidades personales de astucia y conspiración, logró convertirse en la favorita del sultán y luego en su esposa formal, incluso pudo quedarse a vivir junto al emperador cuando sus hijos alcanzaron la mayoría de edad. A pesar de lo establecido por la tradición, según la cual, ella como madre de príncipes,  debía acompañarlos a gobernar una provincia lejana y salir del palacio del sultán..

 

No bastando con eso, Hurrem no se limitó a regir en el ámbito familiar y de la corte del  palacio, sino que influyó notablemente en la política del estado turco, excediendo las atribuciones tradicionales que, como mujer, la circunscribían al manejo interno del harén, un submundo con sus propias intrigas.

 

Lo más atrayente de la telenovela, es que no se trata de una historia o biografía plana, como muchas veces vemos en televisión. Sino que permite apreciar la realidad compleja de las relaciones personales y sociales de la época, no solo entre las clases dominantes y dominadas, sino entre los géneros masculino y femenino. La telenovela no se queda en el esquematismo habitual de dominados pasivos y obedientes; dominantes activos y actuantes;  o de mujeres sometidas y víctimas, buenas como princesas de cuento, o malas como brujas o madrastras.

 

Esta telenovela tiene el mérito de  mostrarnos la complejidad de las relaciones humanas, en las que las personas pueden nacer bajo un determinismo social impuesto por su condición de clase, de género, o de pertenencia a cierto tipo de familia, pero también pueden operar activamente, influir, cambiar parcial o totalmente su destino, a través de determinadas acciones, conspiraciones y alianzas.

 

En ese sentido, la vida de Hurrem, principalmente, pero también de otros personajes de la novela, muestra cómo las mujeres conspiraban entre sí, y contra sí, junto a miembros de clases inferiores o superiores, con sus hijos e hijas, para consolidar o mejorar su posición social. Así mismo, muestra cómo los miembros, varones y mujeres de clases inferiores, podían escalar si elegían bien sus alianzas con miembros, mujeres u hombres, de la clase gobernante. El mundo crudo y duro de la política, en el que todos son agentes activos y terminan influyendo de una u otra manera en los acontecimientos.

 

Manteniéndose fiel a la historia real de la época, y de las vicisitudes de esta dinastía osmanlí, en los trazos generales, por supuesto que la ficción corresponde a  los conflictos interpersonales y grupales, así como los sentimientos subjetivos de los personajes. Pero la grandeza de los directores (Yagmur y Durul Taylan, Mert Baykal y Yagiz Alp Akaydin) y los libretistas (Meral Okay y Yimaz Sahin) está en que podemos suponer que en la vida real, más o menos como aparecen representados, debieron producirse los conflictos políticos, familiares e interpersonales.

 

En la vida real y en la novela, Hurrem debe vencer los obstáculos de clase, de género y familiares (segunda concubina) para imponerse dentro del harén, alcanzar legitimidad social como esposa del sultán y, finalmente, asegurar la sucesión del trono para uno de sus hijos. En el marco de que, en la tradición turca de entonces, según diversas fuentes históricas a las que alude la teleserie, los hijos que aspiraban al trono debían asesinar a sus hermanos y hermanastros para que no hubiera disputa por la legitimidad del gobierno.

 

De ahí la complejidad sicológica del personaje, que a ratos nos simpatiza como heroína que vence los obstáculos y las conspiraciones en su contra, y que en otros momentos  nos repugna por su frialdad criminal. Amorosa hacia sus hijos, pero capaz de asesinar a sus enemigos. Enemiga a muerte de su rival, Mahidevrán (concubina del sultán antes que ella) y su hijo Mustafá, con quien disputa el trono y el derecho de sucesión. Enemiga también de sus cuñadas, quienes la odian por exceder sus límites sociales, y quienes le reprochan que, pese a ser esposa del sultán, sigue siendo una sirvienta, pues no tiene sangre real.

 

En la vida real y en la ficción odiada por muchos, que la llamaban «Roxolana», para remarcar su origen. Pero amada por el sultán – poeta, que le dedicó muchos versos, algunos de los cuales recoge la serie, como los que dicen: «Trono de mi mihrab solitario, mi bien, mi amor, mi luna./ Mi amiga más sincera, mi confidente, mi propia existencia, mi sultana, mi único amor».

 

Esta novela es excepcional, por alejarse del maniqueísmo habitual, por crear personajes sicológicamente complejos, no solo los principales, sino toda la amplia gama que se va sucediendo a lo largo de la telenovela, desde los pashás (la otra vida interesante y paralela a la Hurrem es la de el Pashá Ibraim), beyes, efendis, comerciantes, soldados, eunucos, prostitutas, concubinas, sirvientas, jueces, etc.

 

Junto a la trama, lo otro destacable de esta telenovela, que salta a la vista de inmediato, es la calidad de los actores, que son capaces de representar los cambios de humor o actitud con gestos de la cara sin tener que recurrir a las gesticulaciones exageradas, ni al melodrama o la sobreactuación de los culebrones mexicanos o venezolanos.

 

La calidad de la actuación y la elección adecuada del elenco por los directores, producen la impresión de cada actor nació para encarnar exactamente el personaje que le tocó, y la sensación de que nadie más lo hubiera representado mejor. De entre decenas de personajes que discurren a lo largo de la serie, todos tan notables, se destaca la actuación del eunuco Sumbul, interpretado por Selim Bayraktar.

 

Otro elemento impresionante es el vestuario, en el que se aprecia una inversión millonaria. Según la información disponible en la web, la televisión turca invirtió aproximadamente 500 mil dólares por episodio, y algo más de 2 millones de dólares en vestuario y escenarios. La producción total rondó los 5 millones de dólares, en cuatro temporadas que duró la serie.

 

El Dr. Juan Carlos Mas, en un artículo reciente sobre esta telenovela, sostiene que el objetivo de ella, y de las otras que están de moda (fenómeno llamado por la televisión panameña, como la «turcomanía»), es el de vendernos la grandeza del imperio otomano para legitimar la política exterior del actual régimen turco. Algo de cierto debe haber en ello, pues la televisión turca y los productores que la financiaron no arriesgan presupuestos millonarios en una serie apostando a la incertidumbre de que se va a vender bien, lo cual en este caso ha sucedido. Muchas veces, detrás de los proyectos culturales se esconden inconfesados proyectos políticos.

 

Sin embargo, la realidad es más compleja, pues contrario a lo que supone nuestro amigo, el Dr. Mas, el actual gobernante de Turquía, el Sr. Erdogán, de ultraderecha religiosa, al igual que los sectores más conservadores de la sociedad turca, se opusieron y repudiaron esta teleserie. Bien pensado el asunto, la estructuración de la telenovela, con todas las características descritas, no puede haber sido producto de la mente cuadrada de algún fundamentalista.

 

Se requiere cierto grado de cultura y «modernidad», para armar una trama como la descrita. Apostamos por la hipótesis de que los productores, directores, libretistas y actores están más cerca del espectro político liberal, socialdemócrata e incluso marxista (que es grande en Turquía).

 

Probablemente los responsables de esta teleserie pertenecen a los sectores liberales que aspiran a que la Unión Europea rompa sus prejuicios medievales de «cruzados», que pretenden dividir  a Europa y al mundo entre cristianismo e islamismo. Que exigen de Bruselas, que acepte en sus filas a un país de mayoría musulmana, como Turquía. Después de todo ya comparten en la OTAN, donde son socios, junto a ingleses, franceses y alemanes para masacrar a los pueblos de la región, desde Siria a Irak, pasando por Kurdistán.

 

En ese sentido, la telenovela muestra un imperio Otomano bastante tolerante en el cual, pese a ser el Islam la religión oficial y mayoritaria, se respetaron las costumbres y creencias de los súbditos cristianos y judíos; en una época en que la católica España expulsaba u obliga a la conversión forzada a moros y sefarditas, y mediante la contrarreforma combatía a los protestantes.

 

El Sultán supera en todos los sentidos a otra teleserie creada por Radio y Televisión Española (RTVE),  para narrar la vida del emperador Carlos V, el alter ego de Suleimán, que se estrenó el año pasado bajo el nombre de «Carlos, Rey Emperador«.  Ésta también fue una gran superproducción, con gran elenco, vestuario y escenarios. Pero no lograron la magia cautivadora de la teleserie turca.

 

Lo peor de la serie española, que me hizo cambiar de canal enojado, es que pretendieron que Hernán Cortés fue víctima de los aztecas. Al menos los turcos le dieron un tratamiento menos hipócrita a los crímenes de Ibrahim Pashá, de Hurrem y del propio Suleimán.

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Esclavas del señor. Relatos de vida de mujeres que se emanciparon del Opus Dei

FERNANDO ÁLVAREZ-URÍA

En los últimos veinte años la publicación de biografías y autobiografías ha conocido en España un incremento exponencial.Las narraciones autobiográficas, un género que hasta ahora había tenido un especial predicamento en los países anglosajones, de raíces protestantes, proliferan ahora en los países de la Europa del sur, los países en los que impera el catolicismo. A las memorias de varones singulares, especialmente de políticos e intelectuales, se suman, como consecuencia de las luchas por la emancipación femenina, las biografías y autobiografías de mujeres. Existe sin embargo un subgénero, con frecuencia olvidado o relegado, pues se nutre de relatos secuenciados a lo largo del tiempo, en los que se recogen narraciones de vida en las que reflejan experiencias en organizaciones religiosas. Tal es el caso de algunos libros de mujeres que durante años fueron socias numerarias del Opus Dei, y que han optado por dejar de pertenecer a esta organización piramidal implantada en numerosos países del mundo. Sus testimonios, sistemáticamente silenciados o ignorados por los suplementos culturales y las revistas de libros, son una contribución especialmente valiosa para poner de manifiesto no sólo los esfuerzos de algunas mujeres para emanciparse de las tutelas de religiosas, sino también para desvelar la lógica de funcionamiento de pretendidasorganizaciones comunitarias que durante demasiado tiempo han permanecido protegidas por una espesa niebla de silencio y secretismo.

He seleccionado aquí los libros de cuatro mujeres españolas que fueron especialmente sensibles al sexismo que ejerce la Obra, en este caso en el interior de la organización, pues lo sufrieron en su propia carne. Las cuatro nos transmiten una percepción negativa de la prelatura personal fundada por Escrivá de Balaguer, a la que se adhirieron en un momento determinado, y a la que entregaron años de desinteresada dedicación. Nos referimos concretamente a los libros de María Angustias Moreno, María del Carmen Tapia, Isabel de Armas, y, en fin, al más reciente de Ana Azanza Elio/1. Estos libros no son siempre de fácil acceso, lo que refuerza la vieja imagen conspiratoria, de la que participan muchos enemigos del Opus Dei, que aseguran que los tentáculos de esta institución fundamentalista se extienden a periódicos, editoriales, librerías y bibliotecas.

Uno de los principales objetivos de la reaccionaria cruzada de recristianización en la que trabajan los discípulos de Escrivá radica en instituir un aura de santidad en torno a la Obra, lo que implica eliminar por todos los medios cualquier rastro de crítica que la pueda ensombrecer o empañar. En estas cuatro trayectorias de vida, que confirman buena parte de los análisis sociológicos realizados hace años por Alberto Moncada y Joan Estruch, las coincidencias en las críticas dan pie para objetivar regularidades discursivas, e incluso toda una formación discursiva articulada en torno a la siguiente lógica: todas estas mujeres creyeron de buena fe, cuando se afiliaron al Opus Dei, que optaban por santificar sus vidas, y contribuir a extender los valores cristianos, colaborando activamente en una organización benéfica, reconocida por la Iglesia. Tras sufrir una experiencia dolorosa, de constante mortificación del yo, denuncian el funcionamiento de una institución jerárquica, rígida, casi militar, en la que Escrivá, déspota severo, oficiaba como sumo pontífice, como autoridad sacralizada. Se refieren también a toda una serie de mecanismos de coacción y de manipulación de las conciencias, destinados a asegurar el sometimiento de los miembros de la Obra a la voluntad de los superiores. Todas ellas denuncian en sus libros el sexismo, el recurso a la santa intransigencia, para amordazar las libertades de los numerarios, y, en este caso, de las numerarias. En fin, concluyen que el Opus Dei, lejos de ser una institución cristiana, abnegada, y altruista, funciona como una secta antidemocrática, autoritaria, ansiosa de conseguir dinero y poder, una secta que, protegida por un mar de silencio y encubrimientos, se aprovecha de la buena voluntad de sus afiliados para extender sus tentáculos a lo largo y ancho de la vida social, una congregación religiosa muy alejada, en fin, de los ideales de pobreza y caridad que preconiza el verdadero cristianismo evangélico.

El libro de María Angustias Moreno, El Opus Dei. Anexo a una historia, data de diciembre de 1976, es decir, es posterior a la muerte de Monseñor José María Escrivá de Balaguer, marqués de Peralta, fundador del Opus Dei, que ha sido primero beatificado y posteriormente canonizado por la Iglesia católica. María Angustias señala sin embargo en el prólogo que la mayor parte de los apuntes que sirvieron de base al libro ya estaban redactados con anterioridad al momento en el que se produjo la muerte de Escrivá. La autora del libro permaneció en el Opus Dei como socia numeraria entre 1959 y 1973, es decir, cerca de catorce años, y con su estudio trata de proporcionar un testimonio meditado y madurado que sirva, entre otras cosas, para romper la muralla de silencio impuesta por el fundador, y por sus seguidores, sobre el funcionamiento de esta organización eclesiástica.

María del Carmen Tapia, por su parte, publicó en inglés en 1983 un conocido artículo en el que denunciaba el carácter sexista del Opus Dei/2. Tras el umbral, tal es el título de su importante y valiente libro, resulta un testimonio enormemente clarificador, pues su autora, que fue colaboradora directa de Escrivá en Roma, nos introduce en el centro del puesto de mando de la organización. En el número 36 de Vía di Villa Sacchetti, en el elegante distrito del Parioli, de la Ciudad Santa, se encuentra la casa central de la sección femenina delOpus Dei, la casa en la que la autora vivió seis años como numeraria. La puerta de la casa está cerrada, pero la autora invita a los lectores a entrar, a traspasar el umbral, para ir desvelando con ella los secretos inaccesibles a las personas que no pertenecen a la Obra. María del Carmen Tapia fue Vicesecretaria de San Miguel y Delegada de Italia, pero fue también durante diez años directora regional del Opus Dei en Venezuela, al frente de la sección de mujeres.

María de Carmen Tapia pidió el ingreso en el Opus Dei en 1948, cuando trabajaba como secretaria del sacerdote Raimundo Panikkar en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en donde el Opus Dei aún cuenta en la actualidad con un enorme elenco de presuntos investigadores. Tapia permaneció en esta organización hasta 1966, cuando en Roma fue obligada por Monseñor Escrivá a pedir su dimisión. Estuvo por tanto 18 años en la Obra, en la que desempeñó importantes puestos de responsabilidad. En su libro considera al Opus Dei como una iglesia dentro de la Iglesia, con todas las características de una secta. Su testimonio es de gran valor no sólo por la singular proximidad que tuvo con el Fundador, y por los importantes puestos que desempeñó, sino también porque explícitamente quiere llenar una laguna sobre las mujeres en esta organización: “no hay nada de fondo escrito sobre las mujeres del Opus Dei, escribe, si se exceptúa el testimonio de María Angustias Moreno referido solamente a España”. El libro está escrito como si se tratase de una autobiografía en la que resume los casi 18 años del itinerario personal de la autora en el interior de una institución religiosa que, siguiendo al sociólogo norteamericano Lewis Coser, se podría definir como una institución voraz, una red institucional que exige de los miembros una entrega total a la causa. María de Carmen Tapia considera al Opus Dei como la organización más conservadora, retrógrada y sectaria de la Iglesia Católica Romana. El viaje narrado es personal, pero la autora de libro hunde el escalpelo, como si se tratara de un cirujano experimentado, en la piel de este gran tinglado eclesiástico, como si se tratara de una lección de anatomía, para realizar la anatomía de su lógica de funcionamiento. Uno de los medios a través del cual el Opus Dei encamina a sus adherentes al fanatismo, escribe, es precisamente “abolir de sus mentes, bajo pretexto de formación, todo aquello que, de cerca o de lejos, se asemeja a la más velada crítica a la institución”. Al igual que María Angustias Moreno, con quien en múltiples ocasiones coincide, María del Carmen Tapia nos presenta en el libro una crítica de la secta en la que militó, y hace su denuncia no sólo para descargar su conciencia, sino también, y sobre todo, por el bien de la Iglesia católica, en la que sigue confiando.

La principal originalidad del Opus, frente a los jesuitas y otras órdenes religiosas que conocieron una gran expansión durante la contrarreforma católica, es precisamente la búsqueda de la santificación de los miembros en el ejercicio de la actividad profesional en el mundo. El Opus Dei responde por tanto a un proceso de secularización de las sociedades modernas, se enfrenta a la laicidad, sin renunciar a participar plenamente en la vida social y política. El objetivo no es sin embargo propiamente moderno, pues lo que pretende la Obra es la recristianización de la sociedad para hacer frente a los avances de la secularización y al laicismo. Se podría decir que el modelo en el que se mira el Opus Dei como en un espejo es a la vez la Institución Libre de Enseñanza y la Asociación Católica de Propagandistas, más conocida como la Acción Católica. De la ILE retoma el interés por las élites y su formación intelectual. De la Acción Católica la voluntad de recristianizar el mundo moderno, en la línea marcada por el pontificado de León XIII. Frente a los que identifican la modernidad con la salida de la religión, el Opus, que se formó, consolidó y expandió a la sombra de la dictadura franquista, adopta una imagen de marca caracterizada por partir de la secularidad para recatolizar a las sociedades sin Dios.

El libro de Isabel de Armas, Ser mujer en el Opus Dei. Tiempo de recordar, se publicó en 2002, y en él transmite con claridad la sensación liberadora que invadió a la autora cuando abandonó el Opus Dei, una organización en la que, como ella misma expresa, no dejaba espacio para respirar: “allí dentro nos atiborraban con frases hechas, consignas, reglamentos, normas, intenciones semanales y mensuales…”.Isabel de Armas, una joven como Carmen Tapia “de buena familia”, pues las dos provienen de familias de la alta burguesía madrileña, tuvo su primer contacto con el Opus Dei cuando aún era muy joven, en 1960, cuando estaba cursando el quinto curso de bachillerato. Estudió en un colegio de monjas, en el Colegio de la Asunción de la calle Velázquez en Madrid, y entonces el Opus le pareció un mundo más moderno y más abierto que el de las monjas. Idealista, educada en los valores religiosos cristianos, le atraía de la prelatura personal la idea de un cristianismo secular. Estudió en la Escuela Oficial de Periodismo, y señala que en esta elección de carrera tuvo mucho que ver la Obra. Tras el plan de estabilización de 1959, en la España franquista de los años sesenta, se produjo un impulso modernizador en el que ejerció un fuerte peso el turismo masivo, y el nacimiento de la contracultura. En el ámbito católico el Papa Juan XXIII inició un proceso de aggiornamento de la Iglesia católica y convocó el Concilio Vaticano II que se abrió en Roma el 11 de octubre de 1962. Toda una serie de teólogos que habían sido relegados por el Vaticano, especialmente holandeses, alemanes y franceses, intentaron airear los santos recintos enrarecidos de la Iglesia, acartonados y apergaminados, momificados por el paso del tiempo. Un signo de identidad de la nueva contracultura secular era entonces la incorporación de las mujeres a la vida social y política, es decir, el cuestionamiento del estatuto de las mujeres identificado con la maternidad y con el encierro en la intimidad del hogar.

Isabel de Armas y Serra, periodista de profesión, fue numeraria del Opus Dei durante cerca de nueve años, más concretamente entre 1966 y 1974. El día de San José, el 19 de marzo de 1966, tuvo lugar su admisión como numeraria adscrita. Entraba así en una organización vertical, antidemocrática, regida fundamentalmente por varones que han adquirido las órdenes sagradas. Y es que el Opus Dei es una sociedad autoritaria, dirigida por clérigos, una institución que a su vez se inserta en la organización jerárquica de la Iglesia católica presidida por el Santo Padre, el obispo de Roma, rodeado a su vez de cardenales, abades, obispos y arzobispos, e incluso de una guardia pretoriana, la guardia vaticana, con sus vistosos trajes diseñados por Miguel Ángel, un cuerpo en el que tampoco hay cabida para las mujeres. Isabel de Armas publicó más recientemente otro libro, La voz de los que disienten. Son libros importantes, pero silenciados sistemáticamente en un país que no acaba de emanciparse de las telarañas tejidas durante siglos por la Iglesia católica.

El libro de Ana Azanza Elio, titulado Diecinueve años de mi vida caminando en una mentira: Opus Dei, se edito en Úbeda en el año 2004. La autora, doctora en filosofía y profesora en un instituto de enseñanza secundaria en Andalucía, escribe el libro para evitar que otras personas cometan el error que ella misma cometió al convertirse en numeraria del Opus Dei, es decir, “entrar en un sistema que reprime al máximo los mejores sentimientos de las personas”.

Perteneciente a una familia de la burguesía de Pamplona, muy vinculada al Opus Dei, Ana Azanza señala que tuvo relación con la Obra cuando tenía 14 años, y que ingresó en ella cuando tenía tan sólo 16, es decir, una edad especialmente inmadura en la que la manipulación de las conciencias, en nombre de una presunta vocación sobrenatural, resulta especialmente fácil. El Opus Dei promete a los adeptos que respondan a una presunta llamada de Dios para incorporarse a sus filas la felicidad y la santidad, es decir, podrán disfrutar de la felicidad en la vida eterna, en el más allá, pero a cambio deben entregar por entero en este mundo su vida a una organización militante que los acoge con júbilo para instrumentalizarlos sin escrúpulos. Como señala Ana Azanza “en el Opus solo piensan en su propio prestigio”. El control de las vidas de los numerarios es total, lo que contradice la libertad del cristiano, pues, como escribe en su libro, “es imposible que el Espíritu Santo esté donde no hay libertad”.

La presencia de miembros del Opus Dei en el campo de la política, y también en el mundo académico, especialmente en las Universidades y centros de investigación, como el CSIC, no deja de resultar inquietante a la luz de estos testimonios, y más si se tiene en cuenta que el artículo 58 de las Constituciones de 1950 del Opus Dei, traducidas por Agustín García Calvo en el libro de Jesús Infante sobre la Santa Mafia, establecía textualmente que “tanto los socios numerarios como los supernumerarios consultarán con los superiores toda clase de cuestiones importantes de tipo profesional y social, aunque no constituyan materia directa de voto de obediencia”. En esta España, que avanza con demasiada lentitud hacia la democratización de las instituciones y la separación entre la Iglesia y el Estado, nos inquieta tan sólo pensar en la imagen orwelliana de un Gran Hermano que a través de socios y simpatizantes extiende sus redes de poder desde el Secretariado General en Roma hasta los centros neurálgicos de los gobiernos autonómicos y del Estado, así como sobre organizaciones públicas y privadas, sirviéndose de la coartada de contribuir a la mayor gloria de Dios. En el interior de este proyecto totalitario, en el que “unos mandan sobre otros y deciden los más mínimos detalles de la existencia de los demás”, a las mujeres se les asigna un papel muy preciso: someterse humildemente a la voluntad de sus superiores varones, especialmente eclesiásticos, y negarse a si mismas para convertirse en las esclavas del Señor. Afortunadamente no siempre triunfa este programa de dominación masculina. Estas cuatro mujeres, sensibles, sinceras, ilustradas, prueban con las denuncias que valientemente formulan en sus historias de vida que aún en las condiciones mas adversas es posible optar por la libertad.

Notas

1/ Cf. María Angustias MORENO, El Opus Dei. Anexo a una historia, Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1992, 5ª ed.

María del Carmen TAPIA, Tras el umbral. Una vida en el Opus Dei, Ediciones BSA, Barcelona, 1992.

Isabel de ARMAS, Ser mujer en el Opus Dei. Tiempo de recordar, Foca Ediciones, Madrid, 2002.

Isabel de ARMAS, La voz de los que disienten. Apuntes para San Josemaría, Tres cantos, Foca, 2005.

Ana AZANZA ELIO, Diecinueve años de mi vida caminando en una mentira: Opus Dei, El Olivo, Úbeda, 2004.

2/ Cf. María de Carmen TAPIA, “Good housekeepers for Opus Dei”, National Catholic Reporter, 27-05-1983, pp. 10-13.

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