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El desempleo juvenil y la educación para el emprendimiento

Por: Miguel De Castilla Urbina

La falta de correspondencia entre las demandas de los sectores productivos y las ofertas de los sistemas escolares, en términos del personal  capacitado para participar eficientemente en las empresas y unidades industriales y de servicios, tiene diferentes  formas de manifestarse según países y el nivel de desarrollo de los mismos.  En la mayoría de los casos, particularmente en los del mundo del subdesarrollo, los sectores productivos impulsados por las demandas de los procesos de globalización económica y los tratados de libre comercio, piden a las universidades y centros de educación técnica productos que estas, debido a diferentes factores, no están en capacidad de ofrecer, lo que está obligando a repensar la viabilidad financiera de estos aparatos si no cambian de misión, o al menos introducen cambios en sus apuestas curriculares y administrativas que ayuden a mitigar las consecuencias de ese desencuentro.

Las consecuencias de la falta de acuerdo entre los dos subsistemas mencionados, afecta no solo a los aparatos productivos y a las propias unidades  académicas, sino que también a la propia clientela estudiantil que logra matricularse y graduarse en las mismas.  La más dramática de ellas se produce cuando él o la recién graduada (o), conforme su perfil profesiográfico, busca empleo en los mercados de trabajo de cualquiera de nuestros países y no logra encontrarlo, iniciándose a partir de esta situación múltiples búsquedas, negaciones y fracasos.  El problema del desempleo juvenil para la población recién graduada, común y casi natural en los países empobrecidos de la periferia capitalista, en los últimos años se ha puesto de moda en todos los sectores de la geografía humana, especialmente en las economías de los países altamente desarrollados como los europeos.  Por ello no es extraño que la Comisión Europea, desde los primeros años del siglo que transcurre, se haya dado a la tarea de generar toda una iniciativa de cara a la construcción y difusión de una ideología llamada del emprendimiento como sinónimo del también llamado espíritu empresarial.

En este orden, en el año 2003, la Comisión Europea publicó el «Libro Verde del Espíritu Empresarial», definiendo al emprendimiento o espíritu  empresarial, como “la actitud en la que se refleja la motivación y la capacidad del individuo, independiente o dentro de una organización, a la hora de identificar una oportunidad y luchar por ella para producir nuevo  valor o éxito económico.  Hace que la creatividad o la innovación se introduzcan en un mercado ya existente y compitan en él y lo cambien, o den lugar, incluso a la creación de nuevos mercados”.

De lo que se trata es, de que la persona que busca trabajo y no logra encontrarlo, no se dé por vencido y por el contrario esté en capacidad de generar ideas que sean capaces de convertirse en los gérmenes de una futura empresa.  Ese es el sentido del llamado espíritu empresarial, como sinónimo de la actitud o conjunto de capacidades de los seres humanos para crear empresas, sea de manera individual o colectiva como si fuesen cooperativas.  Es el emprendimiento como “la actitud y el proceso de crear una actividad económica (empresa) combinando la asunción de riesgos, la creatividad y la innovación, en una organización nueva o en una ya existente”.

En años recientes la difusión de este enfoque propio de la esfera empresarial, ha venido ganando terreno en el campo educativo, llegando al extremo que algunos agreguen a los cuatro aprendizajes propuestos por la Comisión Delors en la Educación encierra un tesoro, un quinto aprendizaje con el nombre de «Aprender a Emprender», y otros ya hablen de una educación para el emprendimiento.

En Nicaragua, donde el Gobierno de la República, la Empresa Privada y los trabajadores en alianza, luchan en contra de todos los espacios donde se reproduce la pobreza, existen múltiples manifestaciones que buscan diseminar las semillas del emprendedurismo a través de artículos de opinión, noticias periodísticas, cursos cortos de capacitación y/o posgrados, los que debieron servir como antecedentes para la elaboración de un currículo, que en todos los niveles del sistema escolar, desde el preescolar hasta todas las carreras de la educación superior, enseñe a investigar, innovar, crear y también enseñe a emprender.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/407852-desempleo-juvenil-educacion-emprendimiento/

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Las neurociencias no revolucionan la educación

Por: Daniel  Brailovsky

El fenómeno mediático y comercial que explota los valiosos aportes de la neurociencia contemporánea como un hito revolucionario del campo educativo, reedita conservadurismos y asordina una mirada política y propiamente pedagógica sobre los desafíos que enfrenta el sistema educativo.

El impulso de un proyecto de ley sobre Dificultades Específicas del Aprendizaje (1) ha suscitado una oleada de reacciones por parte de educadores, profesionales de la salud y científicos sociales que reconocen en esta iniciativa otra expresión de las miradas cientificistas y reduccionistas sobre el aprendizaje escolar. Si bien la iniciativa se funda en la intención de garantizar derechos, evitar estigmatizaciones y ampliar el compromiso del Estado asumiendo mayores compromisos en materia de salud y educación, tras la apariencia científica de los argumentos, el aprendizaje escolar (y sus dificultades) aparece definido como un problema puramente biológico o neuronal. Esto supone valoraciones sobre la sociedad, la cultura y la educación que van desde el reduccionismo y la falacia, hasta la más pura eugenesia o el darwinismo social. Los portavoces de esta perspectiva asumen que hasta el 10% de los problemas escolares se debe a la falta de diagnóstico temprano de un proceso de índole neurobiológico con base genética. La puesta en segundo plano de las principales dimensiones del fracaso escolar (pedagógica, didáctica, social, cultural, económica y política), convive en el debate amplio con argumentos tan escandalosos como la formulación de una explicación neuronal de la pobreza, descripta en términos de “capital mental” (figura teórica que podría leerse como una caricatura fisiológica del capital cultural de Pierre Bourdieu) y que es presentada en forma mediática y bajo el auspicio de grandes empresas por los principales promotores de esta corriente de pensamiento.

Pero ni el proyecto ni sus promotores constituyen el centro del problema, pues éste es la expresión más reciente de un fenómeno más amplio. En perspectiva, se inscribe en el contexto de iniciativas análogas que han visto la luz en los últimos años. Probablemente una de las más pintorescas sea el proyecto de una ley de “educación emocional” que busca “desarrollar mediante la enseñanza formal las habilidades emocionales” (p.e. autorregulación emocional, motivación o aprovechamiento productivo de las emociones), convirtiendo algo tan complejo, inasible y sanamente ingobernable como la emoción en una especie de currículum afectivo normalizador. (2) Esta mirada neopositivista de las dificultades de aprendizaje se reconoce también en el llamado “Trastorno por déficit de atención con hiperactividad” (ADD o ADDH), que con demasiada frecuencia es lisa y llanamente un eufemismo médico para aludir al hecho de que no todos los alumnos se quedan quietos escuchando cuando las clases son aburridas, están mal pensadas o desconocen la necesidad de construir la enseñanza desde la alteridad y el diálogo. La experiencia con el ADD/ADDH, además, ha mostrado contundentemente lo que sucede cuando los problemas de aprendizaje son sacados de contexto y adjudicados a una patología del alumno: severas situaciones de abuso de los medicamentos, adicciones y situaciones recurrentes de estigmatización.

Hasta aquí, nada nuevo. Neurólogos (o psicólogos, o gurúes del credo que fuere) desbordan de entusiasmo y creen que sus postulados están llamados a revolucionar la educación. Ya ha sucedido muchas veces. Y no es curioso que, como en todas las versiones anteriores, muchos de los textos que hablan de neurociencias y educación se digan portadores de visiones críticas acerca de la escuela tradicional, y hasta se autoproclamen revolucionarios. “La revolución del cerebro”, “la nueva educación basada en el cerebro” o “la revolución de la neuropedagogía”, son algunos de los estandartes que sostienen. Para cualquier pedagogo, sin embargo, es evidente que los hallazgos en materia de neurobiología no aportan a la pedagogía lo bastante como para considerarse revolucionarios. La asombrosa posibilidad de observar mediante complejas tecnologías el funcionamiento de un cerebro vivo, es fascinante. Sólo la buena ciencia ficción ha anticipado este increíble avance. Pero creer que este logro se traduce en revoluciones educativas es un exabrupto que desconoce por completo el sentido del hecho educativo.

Pero ya se ha dicho tanto, y tan bien dicho, sobre estas iniciativas como emergentes de un nuevo conservadurismo educativo, que optaré aquí por entrarle al asunto desde otro ángulo. Me gustaría analizar la cuestión a partir de la pregunta por el autoproclamado carácter “revolucionario” de los enfoques neurocientíficos aplicados a la vida escolar, y esbozar algunos argumentos que podrían ayudar a pensar la cuestión desde una perspectiva más que legítima: la propiamente pedagógica.

La enseñanza se enfrenta a enormes dilemas. Los profesores se aferran a modelos “tradicionales” aun cuando desde hace siglos existen voces críticas que intentan desterrarlos de las aulas. Los manifiestos escolanovistas de principios del siglo XX ya expresaban (mucho antes de las resonancias y las tomografías, y de un modo mucho más ordenado y elocuente) todos los principios que hoy proclama la neuropedagogía. Una excelente recopilación de estas ideas clásicas puede hallarse en el libro más reciente de Philippe Meirieu, el punto de partida es su cólera hacia los panfletos que difunden las tesis clásicas de la educación nueva presentándolas como paquetes fáciles de vender. (3) Y traigo a Meirieu simplemente para mostrar que son muchos en todo el mundo los que observan con preocupación cómo los gurúes mediáticos del momento presentan, simplificadas y vulgarizadas, ideas que ameritan pensarse mejor.

La mayor parte de las prácticas “tradicionales” criticadas tienen que ver con el excesivo centramiento de la enseñanza en la figura del docente, que explica y despliega sus saberes, y con el olvido de los intereses auténticos y las necesidades de los alumnos, que quedan relegados a una posición de espectadores pasivos. Algunos partidarios de los enfoques neuropedagógicos suponen que conocer mejor el cerebro equivale a conocer mejor al alumno y sus potencialidades, y creen que este conocimiento devendrá en una revitalización del olvidado lugar del estudiante en el aula. Sin embargo, en este razonamiento hay una falacia evidente: las razones del olvido del lugar del alumno no pueden buscarse sólo ni principalmente en los misterios del cerebro. No sólo porque el organismo no es el cuerpo, sino porque este dilema educativo tiene explicaciones mucho menos lineales, que es preciso mirar pedagógicamente.

Ensayemos entonces una explicación desde la pedagogía, presentando tres argumentos.

Primer argumento: mirar el cerebro, no es mirar al alumno. La enseñanza es dos cosas a la vez. Por un lado, es una relación que involucra el encuentro (emotivo, intenso, comprometido) de personas que ahondan en algo tan íntimo y profundo como el saber, las creencias, las convicciones y la ideología. Y al mismo tiempo, la enseñanza es un sistema político y social, de proporciones industriales, que distribuye credenciales, habilitaciones y títulos profesionales. A la enseñanza le cuesta mucho ser ambas cosas a la vez, pero necesita imperiosamente ser las dos cosas. Necesita ser una relación, porque sin alteridad, no podría haber aprendizaje profundo y significativo. Y necesita ser un sistema público, porque de otro modo no podría estar al servicio de un proyecto social, y sería un abanico atomizado de experiencias individuales. Cuando discutimos sobre las tareas que la maestra manda para hacer en el hogar, por ejemplo, pensamos la enseñanza como una relación. Cuando opinamos sobre la inclusión en el currículum oficial de la educación sexual, en cambio, la pensamos como un sistema. Ambas cosas son necesarias. Pero –y aquí viene el problema– algunas demandas del sistema influyen fuertemente en las relaciones de enseñanza. El ejemplo más obvio: la existencia de contenidos obligatorios, como la mitocondria, los ángulos consecutivos, el Peloponeso, las dicotiledonias, los anticiclones, los afluentes del Paraná, etc. El programa oficial es necesario, pero hace más difícil para los profesores partir del puro interés de los alumnos, y vuelve a la enseñanza más proclive a centrarse en la explicación del docente. Este antiquísimo dilema, como es evidente, no se resuelve conociendo mejor las bases fisiológicas o neuronales del aprendizaje, sino pensando mejor las relaciones entre las dimensiones didácticas y políticas de la educación.

Segundo argumento: conocer científicamente el aprendizaje no es el único modo (ni el mejor, tal vez) de mejorar la enseñanza. Las neurociencias que miran la educación con la esperanza de revolucionarla, emplean la expresión “enseñanza basada en el cerebro”. El punto de partida, dicen, debe ser un conocimiento más detallado de los mecanismos del aprendizaje. Los argumentos que se utilizan en general son parecidos a los de la psicología evolutiva clásica: “si entendemos cómo funciona la mente, educaremos mejor”. En ambos casos el riesgo es similar: se intentan reemplazar los esfuerzos que demandan las relaciones educativas (complejas, cambiantes, políticas, insertas en instituciones) por fórmulas esenciales sobre “el alumno” o “el aprendizaje”.

Desde un lugar muy diferente, las pedagogías críticas (en plumas como las de Paulo Freire, por nombrar un destacado referente) sostienen que el punto de partida de la enseñanza es el marco cultural, ideológico, político y social de los alumnos. Esta idea se reafirma desde muchos ángulos, incluidas las nuevas visiones psicológicas sobre el aprendizaje, representadas en las lecturas actuales de la teoría sociohistórica de Lev Vigotsky, donde el aprendizaje no es escindido de las relaciones sociales en las que tiene lugar. Desde esa visión, está claro que no hay recetas ni verdades absolutas. Hay que saber mirar, y desarrollar en forma más artesanal que metódica una mirada sensible sobre las relaciones que van tejiendo la trama de lo educativo. Y aunque esta idea es más o menos incompatible con la que sostiene que el punto de partida de la educación es el conocimiento del cerebro, paradójicamente muchos autores de la corriente neurocientífica se dicen afines a las pedagogías críticas, y a la corriente de la escuela nueva. Sin embargo, si uno toma algunos de los principios generales de las pedagogías críticas o del movimiento de la escuela nueva, observará que las coincidencias son pocas, y las diferencias muchísimas.

En lo que sí coinciden es en algunas de las recomendaciones prácticas propuestas. Repasando el artículo 6 del proyecto de ley sobre Dificultades Específicas del Aprendizaje, por volver al ejemplo, pueden leerse ideas tan interesantes como “brindar mayor cantidad de tiempo para la realización de tareas”, “asegurar que se han entendido las consignas”, “facilitar el uso de ordenadores, calculadoras y tablas”, “ajustar los procesos de evaluación a las singularidades de cada sujeto” o “asumirse como promotores de los derechos de niños (…)”. Se agregan otros del orden de: “evitar copiados extensos y/o dictados” y evitarle a los niños “exposiciones innecesarias frente a sus compañeros”. Todas estas recomendaciones, eclécticas herederas de tradiciones tan diversas como la didáctica clásica, la psicopedagogía diferenciada, el escolanovismo, la educación especial y el sentido común, existen todas ellas desde hace muchísimo tiempo en la teoría y en el currículum oficial, que es donde suelen hallarse referencias a recomendaciones tan específicas. En lo que claramente no se basan, es en un crucial conocimiento acerca del cerebro. Todo parece apoyar la idea de Steven Rosede que la dirección de la utilidad es la contraria: “Esto es menos sobre lo que los educadores puedan aprender de nosotros, y más acerca de cómo su experiencia de la enseñanza puede ayudar a enmarcar las preguntas que los neurocientíficos hacen sobre el cerebro”.

Los conocimientos científicos acerca del aprendizaje siempre han sido un insumo del trabajo escolar. Sirven para acompañar hipótesis de trabajo de los docentes y para brindarles una formación amplia y general. Pero no son el único modo de fortalecer el lugar de los alumnos en las relaciones educativas. Y no lo son, porque en lugar de acercar a maestros y alumnos en una relación más libre, más sincera y más comprometida, estos saberes (psicológicos antaño, neurocientíficos más recientemente) ponen al aprendizaje y a la enseñanza en lugares rígidos y supuestamente asépticos. Puede ser útil saber qué límites impone la biología a los tiempos de un bebé, por ejemplo, o cada cuántos minutos la mente debe descansar, o cuán necesaria es la hidratación para prestar atención. Pero lo cierto es que las acciones de los maestros se significan en sus relaciones con los alumnos, y no hay un modo de estandarizar ni medir en forma absoluta sus efectos.

En el caso puntual de la dislexia, puede ser interesante saber que las dificultades para aprender a leer y escribir (que cualquier maestro detecta y reconoce sin un certificado médico) incluyen en su origen componentes biológicos. Pero ello no cambia el hecho de que el trabajo pedagógico para acompañar el aprendizaje de esos niños y niñas no se nutre de (ni se basa exclusivamente en) el diagnóstico. Resulta difícil imaginar en este caso efectos diferentes a los de la misma estigmatización que se pretende prevenir. La experiencia con el ADD/ADDH ha mostrado claramente a qué puede conducir la medicalización de los problemas de aprendizaje. El terreno para construir esta reflexión no es el de la ciencia dura, sino el de la ética. El lugar de la ciencia no es clasificar a los alumnos según su condición sino, en todo caso, formar parte del amplio conjunto de instancias con las que cuentan los docentes y el Estado, para dar forma a los proyectos educativos.

Por último, el tercer argumento reposa en el hecho de que el fenómeno de las neurociencias en educación es uno de orden discursivo, con todo lo que ello implica: tribus que crean y habitan sus jergas, y lenguajes que, al decir de Foucault, tallan los objetos que nombran. En ese punto, el cruce entre ambas disciplinas (neurobiología y pedagogía) se funda en una serie de malentendidos, el primero de los cuales es la visión deformada que cada una de ellas tiene de la otra. Muchos educadores aceptan con demasiada ingenuidad todo lo que proviene de las investigaciones neurológicas, tal vez por la misma razón que aportaron cinco millones de “me gusta” al sitio en Facebook que promueve la ley de educación emocional. ¿Quién va a estar en contra de hablar de las emociones en la escuela, ante tanta tradición racionalista en los sistemas de enseñanza? ¿Quién se va a oponer a tomar aquello que los científicos descubren como plataforma de la enseñanza, con lo serios y asépticos que se ven en sus delantales, igual que en las propagandas de jabón para la ropa? Los expertos en neurociencias, por su parte, tienen en general una visión algo simplificada de lo que significa educar. Los relatos de sus experiencias en la escuela y algunas estadísticas generales suelen ser toda la evidencia que aportan para reconocer en la escuela un recipiente ideal de los avances en las investigaciones. Los reduccionismos a ambos lados de la relación, entonces, no ayudan.

Finalmente, lo que parece haber detrás de esta euforia por los avances neurocientíficos como panaceas capaces de revolucionar la educación es la vieja idea iluminista del progreso, siempre solidaria con los afanes de control. La misma idea que Pablo Minini expresó muy bien en su artículo del 24 de septiembre en este diario: una conducta o una emoción generan cierta actividad neuronal medible, y la expectativa de estos enfoques es lograr que la conducta se adapte a la norma. “Lo que en verdad les importa”, dice Minini, “es lo que las neuronas les hacen hacer a las personas. Y cómo un técnico puede controlarlo”. Por eso, desde una visión crítica parece improbable que los aportes de las neurociencias a la educación constituyan algún tipo de revolución copernicana para la educación, la enseñanza y las prácticas escolares. Los modos de la educación de cambiar de paradigma, de atravesar sus “revoluciones”, en general tienen que ver con cosas pequeñas, pero muy trascendentes: cómo establecemos una conversación entre maestros y alumnos, cuánto y cómo sabemos escucharnos, cómo imaginamos el futuro común, qué permisos habilitamos para ser uno mismo dentro del aula y, por supuesto, cómo conciliamos las demandas que la enseñanza presenta a nivel de las relaciones individuales y a nivel de las utopías sociales.

(1) Se trata del proyecto de ley S-1680/15, presentado por la senadora María Laura Leguizamón.

(2) Puede hallarse más información al respecto en el sitio en Facebook del proyecto:https://www.facebook.com/fundacioneducacionemocional/about/

(3) Philippe Meirieu, Recuperar la Pedagogía: de lugares comunes a conceptos claves, Buenos Aires: Paidos, 2016.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-neurociencias-no-revolucionan-la-educacion/

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Delegación de Ministerio cubano de Educación Superior visitará EE.UU.

Centro América/Cuba/22 Octubre 2016/Prensa Latina
La viceministra del Ministerio de Educación Superior (MES), Aurora Fernández, encabeza una delegación cubana del sector que visitará Estados Unidos del 23 al 28 de octubre próximo, se conoció hoy aquí.
Un informe del Ministerio de Relaciones Exteriores señala que Fernández y la Rectora de la Universidad Tecnológica de la Habana (Cujae), Alicia Alonso Becerra, visitarán las ciudades de Washington y Nueva York por invitación del Instituto de Educación Internacional de Estados Unidos.

El viaje de la comitiva cubana, añade la nota, tiene como objetivo explorar áreas de colaboración y la firma de Memorandos de Entendimiento con la Asociación Nacional de Administradores de Investigación Universitaria y la Asociación de Educadores Internacionales.

Igualmente sostendrá encuentros con entidades gubernamentales de la esfera de la educación y se reunirán con directivos y miembros de asociaciones y universidades.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=35574&SEO=delegacion-de-ministerio-cubano-de-educacion-superior-visitara-ee.uu.
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Notas para un estudio comparado de la educación superior a nivel mundial

Autor: Francisco Lopez Segrera 

Año: 2006

Editorial: CLACSO

País/Ciudad: Argentina

ISBN: 978-987-1183-61-6

Sinopsis: Los objetivos de este estudio de educación superior internacional comparada son: referirnos al impacto cualitativo y cuantitativo de la globalización en las instituciones de educación superior (IES) y en los sistemas de educación superior (SES) de distintas regiones y países en los últimos veinte años; destacar cómo son necesarios ciertos niveles de equidad social para lograr una educación permanente para todos y para toda la vida mediante políticas educativas adecuadas; y formular conclusiones y propuestas con relación al compromiso social de las universidades y la construcción de la equidad.

Descargar texto en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/formacion-virtual/20100719073843/03LSegrera.pdf

 

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Los Retos que enfrenta la educación especial en República Dominicana

Isabel Leticia Leclerc
El levantamiento de información realizado por el Ministerio de Educación en 2013 señala que  cerca de 11,000 escuelas, solo 4,700 (menos del 50%) reportaron estudiantes con necesidades de apoyo especial.
A pesar de los esfuerzos que se implementan para lograr una inclusión sin barreras que garantice a todos los niños y niñas con discapacidad tener acceso a una educación de calidad, todavía no es suficiente. Es la consideración de distintos sectores involucrados con la educación y con las personas que ameritan recursos especiales para el aprendizaje.
El Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis), que en calidad de organismo rector de políticas públicas en materia de discapacidad trabaja de la mano con el Ministerio de Educación para promover la integración de estos niños en las escuelas regulares, entiende que hay muchas necesidades de formación que deben ser cubiertas.
¿Qué se necesita?
El director de Conadis, Magino Corporán, especifica que es crucial la reforma curricular para garantizar la transversalidad de la educación inclusiva en todos los componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje.
También aboga por transversalizar el enfoque de inclusión educativa en todos los programas y áreas del Ministerio de Educación, adecuar todos los centros educativos que aún cuentan con barreras físicas, sensibilizar toda la comunidad educativa sobre derechos de las personas con discapacidad, contar con los recursos humanos preparados, recursos pedagógicos adaptados, incluyendo los del ámbito de las tecnologías de la información y comunicación.
Unicef
Este año el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Educación se aliaron para tratar el tema. Rosa Elcarte, representante de ese organismo en el país, comprende que cuando los niños con discapacidades y sin discapacidades puedan estudiar juntos y jugar juntos y cuando ese escenario ocurra, “estaremos sentando las bases para la generación de sociedades inclusivas”.
A su jucio, el proceso es largo y necesita de toda la sociedad. Esta organización internacional está colaborando con el Ministerio de Educación, por medio de una asistencia técnica especializada a través de apoyo al desarrollo de una normativa curricular inclusiva, así como de las especificaciones pedagógicas para el apoyo al docente que cuente con algún niño con discapacidad en su aula.
La presidenta de la fundación que lleva su nombre, Francina Hungría, considera que aún las escuelas no están preparadas para enfrentar el tema de la inclusión, aunque admite que estamos en un proceso de transición, del que deben formar parte todas las personas afectadas, quienes en su mayoría no conocen las herramientas necesarias para desarrollarse en la sociedad.
Resistencia
Lo lamentable es que al menos un 20% de las escuelas todavía se resisten al cambio porque deben actualizar los modos de enseñanza y de comprender a los alumnos, admite Cristina Amiama, directora del departamento de Educación Especial del Ministerio de Educación, al referir que existen 11,000 planteles a nivel nacional con 18 regionales.
“Se resisten al cambio. No te lo dicen abiertamente, pero uno lo nota. En esas escuelas insistimos y vamos trabajando. Es que el tema de la inclusión conlleva cambios. No es el niño que tiene que cambiar la que tiene que cambiar es la escuela”, alega la funcionaria.
Aunque hay normativas legales que regulan la inclusión, la realidad, según señala, es “que la inclusión es muy difícil hacerla obligatoria porque no es que el niño esté en la escuela físicamente, el problema es que reciba la atención, que aprenda y pueda participar con sus compañeros”.
Alcances
Amiama defiende los “pininos” que da el Ministerio para experimentar avances significativos y a la vez percibe lo que falta por hacer. “Sabemos de dónde partimos, pero lo que si tenemos es puertas abiertas para que traigan sus necesidades”, indicas.
De las 18 regionales que integran el sistema, 13 cuentan con centros de recursos “y estamos apostando mucho por las aulas de recursos y con los centros para autistas”. Actualmente trabajan en la integración de otras 405 escuelas regulares, donde se están promoviendo buenas prácticas en el tema.
En lo formativo, están los diplomados sobre los tipos de discapacidad en varias universidades y los cursos en educación especial que facilita el Centro de Recursos Educativos Para la Discapacidad Visual Olga Estrella.
Disponible en la url: http://www.listindiario.com/la-republica/2016/10/21/439965/retos-en-educacion-especial
 
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‘Panamá requiere un plan educativo estratégico’

Centro América/Panamá/22 Octubre 2016/Autora: Ana María Pinilla/Fuente: La Estrella Panamá

A sus 92 años edad, la docente sigue haciendo política y ofrece propuestas para abordar las urgencias del sector educativo nacional

Susana Richa de Torrijos mantiene vigente su lema: ‘Uno no triunfa solo, sino con un buen equipo de trabajo’. A tres días de cumplir 92 años de edad, la académica y política no duda en seguir caminando para aportar al país su experiencia, por eso se postula para el Tribunal de Honor y Disciplina del Partido Revolucionario Democrático (PRD).

Educadora con 70 años de experiencia y militante de perfil torrijista, no rechaza la política como herramienta trasformadora de cada sector de la sociedad, sino ‘el clientelismo y la sectorización’.

Actualmente, es profesora emérita de la Universidad de Panamá y analiza todos los ensayos escritos sobre Panamá La Vieja porque, asegura, hay algunas contradicciones en la historia que se deben resolver.

Esa es una de las tantas tareas que la mantienen pendiente y preocupada por el barco sin brújula que es hoy el sector educativo.

‘No se justifica que con la cantidad de recursos que tiene el país, hoy estén 500 docentes sin cobrar por más de medio año’, reclama.

Y explica que el problema radica en el Ministerio de Educación, donde cada ministro llega con un plan propio, pero no existe un programa estratégico a largo plazo para que se cumpla a nivel estatal, apunta la docente.

Richa de Torrijos, que ocupó distintos cargos en el Ministerio de Educación hasta llegar a ser ministra, manifiesta que en vez de buscar una solución a largo plazo, a los docentes se les denigra generalizando el error de unos pocos contra la mayoría.

Egresada de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, en Santiago de Veraguas, y fiel defensora de la profesión que ejerció hasta el semestre pasado en la Universidad de Panamá, también afirma que el docente debe estar bien formado e identifica a su alma mater como una cuna de maestros de excelencia.

‘A instituciones como esa hay que dedicarle recursos e ideas’, considera Richa de Torrijos.

¿Y EL DINERO?

‘En este país sale dinero para todo, pero ¿y para educación?’, se pregunta con la respuesta ya en la mente.

Para ella, la forma en que se ha pensado la dinámica educativa está equivocada, un mal al que se le suma la falta de estructura de los colegios, donde es necesario construir centros educativos con espacios para todo.

SUSANA RICHA DE TORRIJOS

Fue docente, ministra de Educación y legisladora

Candidata al Tribunal de Honor y Disciplina en el Partido Revolucionario Democrático (PRD).

Es profesora emérita de la Universidad de Panamá. Como legisladora, propuso e impulsó 15 leyes.

Actualmente, una clase dura entre 35 o 40 minutos y a las doce del mediodía, los estudiantes deben retirarse de la escuela porque ya viene el otro grupo. ‘No hay espacio para las actividades extracurriculares, para que el muchacho cree un sentido de pertenencia con el lugar donde estudia’, subrayó la educadora.

La ausencia de espacios de desarrollo, sumado a las limitaciones económicas, expulsa a los jóvenes de la vida educativa. ‘Los muchachos tienen expectativas, pero el sistema los defrauda’, y esto sucede, asegura, tanto en la ciudad como en las comunidades del interior del país.

Para la educadora, quien ha sido merecedora de decenas de condecoraciones, es vital que los jóvenes desarrollen el intelecto, que va más allá de memorizar, método que forma parte del pasado, cuando deberían ser los procesos históricos de Panamá temas de debate en cada aula de clases y una oportunidad para interiorizarse en la historia.

En ese punto, lamenta, ‘me he quedado sorprendida de lo que no saben los estudiantes en la universidad’.

‘Si se quiere fortalecer la identidad panameña, los estudiantes deben profundizar en sus asignaturas de historia’, advierte.

Pero nada es casual y la académica no vacila en afirmar que el punto de no retorno y atraso en la educación panameña fue no implementar la Reforma Educativa de 1979.

‘La reforma fue satanizada como comunista, era buena e implicaba la transformación estructural de todas las escuelas, aplicando la práctica y la teoría. Se trabajaría en las relaciones sociales, trabajando en una formación integral. Era una reforma a largo plazo, un plan de Estado que además garantizaba los equipos y recursos en la infraestructura’, defiende.

Cree que las actualizaciones de los planes formativos para el estudiante y el educador son necesarias, pero sin que se confunda con privatizar la educación, por considerarlo ‘una oportunidad de negociado para ciertos sectores y para acrecentar las diferencias sociales’.

Susana Richa de Torrijos es una entusiasta de la historia, la vivió y la construyó. Es el estudio de la historia panameña y de los hombres y mujeres que hicieron posible la plena soberanía nacional, la firma de los Tratados Torrijos Carter y la ampliación del Canal lo que permitirá resguardar ese legado, subraya convencida y pide a las nuevas generaciones no claudicar, y a los gobernantes, decisión política para dirigir los recursos del Estado hacia una educación integral y de calidad.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/panama-requiere-plan-educativo-estrategico/23966953

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Costa Rica: Congreso de ANDE recibe propuesta del Movimiento Pedagógico

Centro América/Costa Rica/22 Octubre 2016/Internacional de la Educación

El 73 Congreso de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), afiliada a la Internacional de la Educación, recibió de manos de su comisión de Movimiento Pedagógico un borrador de la propuesta de políticas públicas alternativas en educación que se está elaborando.

El Congreso reunió a miles de educadores que de forma presencial o virtual participaron de la inauguración del 73 Congreso en la capital de Costa Rica y que continuará con mesas de trabajo y talleres que se realizarán durante tres días más.

En la inauguración participó la Ministra de Educación, Sonia Marta Mora, quien saludó a la ANDE y recordó la instalación de la mesa paritaria producto de la segunda convención colectiva de la cual la ANDE es titular y fue recientemente firmada.

La ministra repasó la inversión en infraestructura, la reforma del consejo de educación superior privada para asegurar que se cumpla con las normas de calidad, así como el trabajo que se realiza para mejorar la formación continua del personal docente.

“Necesitamos personas que ingresen a las carreras de educación con vocación y en busca de mayor calidad de la educación”, dijo Mora ante miles de educadores afiliados a la ANDE.

“Tenemos que trabajar juntos en el respeto a los derechos humanos de las mujeres, en que no haya exclusión de la personas sexualmente diversas, en el respeto a las personas con alguna discapacidad, por el reconocimiento del aporte y diversidad de la cultura afro y el respeto y dignidad de la persona adulta mayor”, señaló la ministra.

Mora dijo que hay que revalorizar al educador como persona clave en el desarrollo no sólo de la educación, sino la democracia y la vida en sociedad, teniendo como centro al educando.

El congreso también recibió las palabras de Luis Chavarria, presidente de UNDECA y sub coordinador del Bloque Unitario Social y Sindical Costarricense (BUSSCO), del cual ANDE es parte, y señaló que “la clase trabajadora del sector público está alerta ante las amenazas de los proyectos de ley que atentancontra el empleo público. «Iremos a huelga indefinida en el momento en que intenten aprobar algunos de esos proyectos de ley», dijo el sindicalista del área de salud.

También se realizó un homenaje a las educadoras recientemente asesinadas en la provincia de Limon tras la ola de violencia que se ha incrementado en los últimos años en esa provincia y en general en el país. El enfrentamiento de bandas delictivas tuvo como consecuencia el asesinato de forma violenta de dos educadoras en el mes de septiembre.

Como invitada especial participó, además, Fátima Silva, viepresidenta del Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latina, en representación de los sindicatos docentes de la región.

Silva saludó los logros de la organización costarricense en relación al cambio de ser asociación a ser un sindicato recientemente realizado.

La educadora brasileña enfatizó la necesidad de la defensa de la educación y defensa de los derechos de las y los trabajadores de la educación en estos tiempos de amenazas neoliberales. “Nuestra lucha es garantizar la educación pública a la actual niñez y también a la futuras generaciones”, dijo Silva.

Para la educadora, la construcción hecha por el movimiento pedagógico en Costa rica con participación de miles de educadores es una propuesta pedagógica que garantiza el presente, piensa en el futuro pero teniendo en cuenta el pasado, dijo. “Esto que se hace aquí en Costa Rica también se realiza en América Latina: pensar la educación, defender la educación con el magisterio y la comunidad educativa. El movimiento pedagógico realizado por la ANDE es un modelo que nos gusta mostrar en otros países, es una propuesta construida por los protagonistas de la educación.

Fátima Silva, quien también se desempeña como Secretaria de Relaciones Internacionales de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) de Brasil, expresó su rechazo contra la ola conservadora que se mantiene en algunos países de América Latina. “En la Internacional de la Educación defendemos el carácter público de la educación. Las políticas públicas son las más amenazadas por la ola de derecha. Hay un fuerte desprestigio a la profesión docente diciendo que deben ser evaluados porque el bajo desempeño de nuestros países es responsabilidad de los educadores y esto es mentira”, enfatizó la representante internacional.

Por su parte Gilberto Cascante, presidente de la ANDE, inició dando las gracias al auditorio y a su afiliación por lo difícil que es ser docente en este momento. “Ser docente es de valientes, es una profesión que constantemente está siendo maltratada, manipulada con una carga laboral mucho mayor que el salario que se recibe”, dijo Cascante. Las políticas que le han impuesto a Costa Rica el Banco Mundial, el FMI y la OCDE han deteriorado la calidad de vida de los educadores, afirmó.

“No es verdad que defendemos privilegios, no se llaman pluses salariales, se llaman derechos de la clase trabajadora”, dijo enfáticamente refiriéndose a la forma en que los medios tradicionales y un sector de la clase política conservadora se refiere a los componentes salariales de los educadores.

Cascante hizo énfasis en situaciones latinoamericanas como el golpe en Brasil o el retroceso político en Argentina para el sector de empleo público. También mencionó la necesidad de que en Colombia las escuelas sean territorios de paz y la solidaridad con los docentes en lucha en Honduras, como parte de su pertenencia a la Internacional de la Educación.

Este Congreso encuentra a la ANDE como parte firmante de la segunda convención colectiva de educadores. Esta convención se firmó este año y representa un avance para los derechos de las y los educadores.

En el acto inaugural del Congreso se realizó la entrega oficial de parte de la Comisión del Movimiento Pedagógico a la directiva de la propuesta de política pública alternativa que se ha venido trabajando desde hace dos años entre las bases de la ANDE. La vicepresidenta de ANDE Amalia Vargas hizo entrega a Gilberto Cascante de un documento preliminar que luego será revisado y posteriormente entregado a las autoridades públicas de educación. En ese documento se plasman las primeras conclusiones de un proceso de construcción de política pública para una educación más inclusiva, sin discriminación y que tenga en cuenta las necesidades del alumnado y también de las y los trabajadores de la educación.

Fuente: http://www.ei-ie-al.org/index.php/1369-congreso-de-ande-recibe-propuesta-del-movimiento-pedagogico

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