Por: Fernando David García Culebro
En el marco del ciclo de pedagogías críticas, organizado por la alianza del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación, la Cooperativa de Educadoras(es) e Investigadoras(es) Populares de Argentina, el Circulo de Investigadoras(es) del Pensamiento Crítico de América Latina y el MAECC de Oaxaca, México, Enrique Javier Díez, Ensayista y Profesor Titular de la Universidad de León en España, analizó el pasado lunes 25 de julio, el tema: «Pensar la educación en clave de transformación radical».
El doctor en ciencias de la Educación, compartió una visión crítica de la Educación actual a nivel mundial. Comenzó comentando una anécdota muy significativa, donde hace dos meses, el hospital universitario de León, decidió no contratar a personal para atender las necesidades de ese hospital, y proponer al alumnado de último curso que ya estaba acabando su licenciatura, para trabajar de forma gratuita, es decir “lo que podríamos llamar mano de obra, ya no barata, sino esclava”.
Por lo cual, el sindicato de Estudiantes de la Universidad, convocó al resto de los sindicatos para hacer una manifestación y protestar, considerando el sentido común que: “todo trabajo debe tener una remuneración”.
Lo sorprendente es que en la manifestación, (continua Javier Díez), había otra manifestación, manifestándose contra la manifestación que defendía, se supone sus derechos.
El investigador, se acercó a hablar con este grupo, y respondieron taxativamente, que estaban en contra de la manifestación porque estaban conculcando, es decir, que estaban impidiendo su derecho de elegir libremente ser explotados.
Cuando el filósofo les comentó que eso suponía no solo mano de obra barata o esclava, sino dumping, respecto a los salarios del resto de la gente, además precarizar las condiciones laborales, el grupo de estudiantes respondió que, a ellos no les importaba nada los demás, sino, lo que a ellos les interesaba es que contaría en su currículum y su forma de competir en la sociedad es esa.
Enrique Javier Díez, argumenta que, este es el modelo que ahora se está imponiendo en nuestra sociedad. Por ello, la educación debería ser el antídoto más potente frente a la barbarie del neoliberalismo y el neofascismo. Una educación para el bien común, frente al odio, el racismo, la intolerancia, el acoso a la democracia, el individualismo, la competitividad, etc.
Sin embargo, esto que está pasando, donde estos jóvenes que han pasado por un sistema educativo público, que además proclama todos estos valores, defienden al propio modelo.
A partir, de esta anécdota, el especialista en organización educativa (Díez), hizo un análisis de dos modelos educativos que avanzan a nivel mundial en direcciones completamente opuestas, el primero es el que se deriva de la progresiva imposición del neoliberalismo a escala mundial, y viene avalado por las directrices de los organismos supranacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea.
Agregó que, este modelo parte de la base donde la educación es un bien individual y su valor es básicamente económico, es decir, una apuesta individual para prosperar personalmente, y que, por lo tanto, como tal debe estar sujeta a las leyes del mercado como cualquier otra mercancía.
La educación así entendida pasa a estar al servicio de la economía en su doble vertiente, por un lado, debe ser adaptada a las necesidades de la empresa y del mundo laboral y, por otro, debe ser rentable, o sea, gestionada con criterios empresariales, y ser susceptible de negocio privado. Son las personas individuales, las personas interesadas en ellos las que deben invertir personalmente en educación; con lo que se convierten en los nuevos clientes con derecho a elegir y a exigir resultados satisfactorios que rentabilicen su inversión de forma eficaz, es decir, tener más resultados con menores recursos, “el mantra neoliberal por excelencia”, complementó el profesor.
Desde esta perspectiva, una buena escuela por lo tanto, es la que tiene resultados en PISA, es decir, la que se sitúa en la parte de arriba de esos Ránkings nacionales y connacionales. Es un modelo que alienta una pedagogía del egoísmo neoliberal, aseguró.
Por el contrario, el otro modelo, considera que la educación debe ser un derecho universal y un bien común al que todos los ciudadanos y ciudadanas deben acceder y que, por lo tanto, la comunidad, a través de sus representantes, las administraciones, los estados tienen el deber de garantizar que toda la ciudadanía acceda a él, en condiciones de igualdad.
Este modelo por lo tanto, considera que la educación es un factor de desarrollo personal de emancipación social, y una de las herramientas para hacer posible una sociedad cohesionada, inclusiva y además justa. Esta perspectiva que defiende una escuela pública, laica, que ofrece una verdadera igualdad de oportunidades y que, forma personas con capacidad para vivir y participar en una sociedad democrática y centra su preocupación en buscar los contenidos en los valores y metodologías para una educación crítica, inclusiva, emancipadora, decolonial, transformadora, profundizó el doctor Díez.
El gran debate, por lo tanto, sobre el futuro de nuestra educación es hacia cual de esos dos modelos queremos avanzar. Y, esto es lo que realmente me preocupa, explicó, y citó a Gramsci para profundizar: “Si el sistema controla la mente y el corazón, las manos de la gente también serán suyas”. De hecho, pasado el tiempo de la conquista por la fuerza, de los golpes militares, llega el control a través de la persuasión. Ante ello, la McDonaldización es más profunda y duradera, cuando el dominado, es inconsciente de serlo. Asimismo, todo imperio que quiera perdurar, lo que pretende es domesticar fundamentalmente las almas, por decirlo así, complementó.
No nos hemos convertido al neoliberalismo a nivel mundial de forma espontánea, ha sido preciso instalar mecanismos de educación del “espíritu” entre comillas. Mecanismos de los que podemos llamar como decía Michel Foucault, “mecanismos de libre consentimiento”, citó Díez. Que exige la participación activa de los propios involucrados, como estos chicos que antes comentaba, recordó.
De hecho, se nos educa para elegir libremente e incluso desear pertenecer al sistema. Se trata de que cada persona se involucre activamente en lo que el filósofo coreano Han denomina “la explotación de sí mismo; como decían también, Laval y Dardot, profundizó el investigador.
Díez, describió además, algunas estrategias fundamentales para esta dominación:
La primera, consiste en inventar al ser humano del cálculo individualista como categoría básica y universal de la actual sociedad, aquel que busca el máximo interés individual, en un marco de relaciones interesadas competitivas, el argumento que se utiliza es la búsqueda del interés propio, es por una parte, la mejor forma de servir a la sociedad, donde además el egoísmo es visto como una norma y deber social, preocúpate por ti mismo y, tercera, las relaciones de competencia y de mercado se naturalizan, el fin del ser humano parece que es únicamente realizarse uno mismo frente a los demás.
En ese sentido, complementó con dos ejemplos en educación:
El primero, es el que planteaba al inicio, la educación se ha convertido en una inversión individual y rentable, quien invierte es cliente y, por lo tanto exige resultados que rentabilice su inversión y, además se exige entonces, adecuar las demandas de las empresas y del mundo laboral, que tengan empleabilidad futura, desde el bilingüismo, el inglés, etcétera.
Segundo ejemplo, la libre elección neoliberal, la educación privada, financiada públicamente se considera más libertad, más posibilidades, los conciertos, las escuelas Chárter en Estados Unidos, los cheques escolares en Chile, etcétera.
En ese sentido, Javier Enrique, consideró a esto como una anomalía, la mayoría de la educación es pública, garantizada públicamente, sino, no es posible. Pero además, esta educación privada financiada públicamente, lo que hace es segregar, afirmó Díez, y profundizó ejemplificando que, en España el 82 % del alumnado con necesidades migrantes o con necesidades de aprendizaje está en la pública, es decir, quita a aquellos que no les interesa, que no le son rentables.
En el fondo lo que genera es selección escolar, lo que esconde es el rechazo a la mezcla social, a educar a los hijos e hijas con los que no son de la misma clase social y, en definitiva lo que promueve es una ética egoísta y no, la lógica solidaria de la convivencia social que es como vivimos los seres humanos, argumentó.
Estos dos ejemplos, claramente muestran ese primer paso que antes decía y que se refiere a inventar al ser humano del cálculo individualista.
La segunda estrategia, ha consistido en constituir y generar a la empresa como el modelo general a imitar, es decir, han constituido casi una nueva ética, cada persona se concibe a sí misma y se comporta como una empresa. Y de hecho, esto se está aplicando en la educación, así es lo que han denominado la nueva gestión pública. Así, las escuelas, incluso públicas, importan técnicas de gestión y dirección empresarial, el mantra ese que decíamos, hacer más con menos; externalizar servicios, se han convertido en negocios, no solo los comedores, sino prácticamente todo lo que hay en educación, incluso los servicios de inspección en determinados países, etc. Pero también esos mecanismos de rendición de cuentas mediante pruebas estandarizadas que faciliten Ranking, es decir, clasificación de centros, esas pruebas estandarizadas como PISA o incluso el pago por resultados. Esos contratos, programas que se hacen, donde al profesorado se le va pagar por los resultados que tiene el centro. Este modelo se denomina en el fondo McDonaldización.
El investigador, clarificó sus explicaciones diciendo que, el efecto colateral de esto, es que responsabiliza a las propias comunidades educativas, culpabilizándolas de su éxito o de su fracaso y desplaza los problemas de financiación de la educación a problemas de funcionamiento de los centros y a su capacidad para ganarse a los clientes. Claro, ante la falta de financiación por parte de los estados, muchos centros buscan patrocinadores que imponen sus logotipos y sus contenidos, comercializan el espacio educativo.
Más adelante, Díez detalló en este encuentro virtual cómo la empresa se introduce incluso en el currículo escolar. Además de profundizar en las estrategias de dominación que actualmente se están utilizando para que el trabajador se autoresponsabilice y culpabilice por los resultados obtenidos, ignorando las condiciones laborales que subyacen.
Este diálogo entre Javier Enrique Díez y Andrea Zilbersztain se encuentra disponible en el canal de youTube de Otras Voces en Educación, en el siguiente enlace: https://youtu.be/TN6pCMIByWM