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El alumnado como activista del aprendizaje

España / 15 de julio de 2018 / Autor: José Blas García Pérez / Fuente: Transformar la Escuela

Últimamente, hay muchos docentes que nos apuntamos al desarrollo de las pedagogías activas en el aula. La emoción y la sinergia con la que este fenómeno está funcionando es motivo de alegría para todos los que creemos que #otraeducacionesposible, y que la inclusión del alumnado en su proceso de aprendizaje, haciéndole motor del mismo, es un buen camino.
METODOLOGÍAS ACTIVAS
Pero es cierto que  todo lo que se planifica como metodología activa, quizá, no lo es tanto.
Para estar seguros, me suelo hacer preguntas, en modo «metametodológico», que me ayudan a visualizar mejor cualquier desarrollo práctico  basado en la actividad del alumnado.
¿Se centra en el alumno? ¿Por qué lo sabemos? ¿Cuál es la evidencia de «ese centrarse en el alumnado»? ¿Aseguro que cada alumno y cada alumna crece desde su nivel cognitivo, competencial, de conocimientos, de motivación  y de habilidades?
¿Tiene en cuenta y respeta los intereses del alumnado? ¿Qué proceso sigo para saber que eso es así? ¿Les preguntamos sobre sus intereses (de manera sistemática) a través de unas dinámicas tangible? ¿Ofrezco alternativas de elección para que demuestren sus preferencias?
¿Planteo la actividad para ser desarrollada de forma cooperativa? ¿Es así porque diseño«dinámicas cooperativas» concretas para una gran parte de las secuencias de aprendizaje que planifico?
El diseño del espacio y su relación con el aprendizaje ¿favorece que mi aula sea un aula interactiva? ¿Promuevo la comunicación? ¿Está organizada en forma redárquica?
En los ejercicios, actividades, retos y tareas, ¿hay acciones que necesitan la expresión y la comunicación? ¿Propongo usos de tecnología para aumentar y expandir la comunicación y la expresión?
¿Parto de la experiencia del alumnado de una forma evidente? ¿Promuevo un aprendizaje basado en las experiencias?
¿Tengo evidencias de que mi alumnado construye conocimiento? ¿Adquiere sabiduría plasmada en que con lo aprendido «sabe hacer» productos (culturales, humanistas, materiales, tecnológicos, artísticos, científicos…)? ¿Compruebo que estos productos tienen trascendencia  y pueden ser transferidos más allá de los muros del aula? ¿Compruebo que son valorados personal (por mi alumnado) y socialmente (por el contexto)?
¿Utilizo recursos variados? ¿Promuevo una socialización «rica» y empoderante para el alumnado? ¿Uno contenidos formales e informales y conecto, de forma fehaciente, aula y mundo real?
Las metodologías activas (nótese el plural) son un conjunto de modelos, secuencias y estructuras organizativas de aula que tienen raíces constructivistas  como base pedagógica. El constructivismo proporciona a las metodologías activas soporte científico y nos ofrece a los docentes pautas para que podamos comprender y dominar cómo se produce el conocimiento humano, así como la estructura y el proceso con el que se desarrolla.

5

Puntos de unión

Cinco puntos de unión de las metodologías activas con las teorías constructivistas.

1

El mundo real es único y complejoLos referentes reales  del aprendizaje son múltiples y suponen una fuente de información valiosa para constituir «su» realidad.

2

El aprendizaje constructivista resalta tareas auténticas (no abstractas) de una manera significativa en el contexto del alumnado.

3

El aprendizaje constructivista se enfoca  en construir conocimiento dentro de la idea del aprender haciendo.

4

El aprendizaje constructivista toma los entornos de aprendizaje como «entornos de vida diaria» en lugar de «secuencia predeterminada de instrucciones».

5

Los entornos de aprendizaje constructivista fomentan la reflexión en la experiencia.

El aprendiz crece a través de

la acción y la experiencia

Las metodologías activas proponen un proceso de enseñanza que se percibe, y se lleva a cabo, como un proceso dinámico, participativo e interactivo del sujeto (cuyo fin último es aprender para la vida). En contraposición podríamos definir  aprendizaje pasivo como aquel que tiene lugar cuando éste se basa en la repetición y la memorización finalista y pasiva (‘memoria a corto plazo’ cuyo fin es la devolución de la información en un modelo examen).

INTERMETODOLOGÍA

Desde una perspectiva intermetodológica es evidente que las pautas proporcionadas por el constructivismo no son las únicas a tener en cuenta en el aula. Las distintas fuentes pedagódicas no pueden constituirse en «secta cerrada», sino en «manantial donde beber» y reflexionar sobre las prácticas que desarrollamos los docentes, siendo audaces para observar la necesidad de soporte teórico pedagógico para cualquier práctica (mínimamente rigurosa y científica) que desarrollemos en el aula.
En las metodologías activas se cambia el foco desde la enseñanza al aprendizaje.  Y lo hacemos, no por ser modernos en el discurso, sino porque la acción está en el «otro lado» del docente,  en lo que el aprendiz mueve para que su aprendizaje sea auténtico, es decir, profundo y útil para su vida.
Por ello, es el aprendizaje el que es esencialmente activo, y eso significa que la persona que aprende algo nuevo se pone en acción como única forma de incorporar la nueva información a sus experiencias previas (o sea, conocimiento previo).
Para poner en juego este conocimiento previo la memoria es importante ayudar al alumnado en la capacidad (necesaria para el aprendizaje)  de evocar experiencias, y hacer esa rememoración evidente, tangible o explícita, como inicio del nuevo aprendizaje que desea promover, es esencial como rol docente.

Cuando moviliza su memoria (sus experiencias previas) también pone en acción y reacción sus propias estructuras mentales, que en muchas ocasiones necesitan ser apuntaladas, reformadas o , incluso, demolidas, para acomodar la nueva información y reconstruir el armazón que sustente el conocimiento a consolidar, colocando las nuevas piezas en lugar sostenible, equilibrado, encajado y con posibilidad de ser de nuevo rememoradas. En este proceso es de suma importancia la guía y el acompañamiento docente que éste ejerce para cimentar un nuevo andamiaje que funcione en el conjunto.
En una metodología activa, al aprendiz hay que ponerlo frente a la nueva información (no a un conocimiento acabado, sino a una información que, por análisis de  sus composición o por síntesis de las piezas que la compone, le ayude a construir su nuevo conocimiento.
¿Cómo? Sócrates nos dio bastantes pistas, y desde entonces sabemos que aprender es, básicamente, un diálogo. Una conversación con él  aprendiz mismo, con la realidad que le rodea y con las personas con las que interactúa. El diálogo, el debate, la confrontación con el objeto de aprendizaje, en reflexión con otros participantes (iguales o diversos)  y con el contexto social donde se sitúa, es generador de acción cognitiva.
Bandura, Vygotsky, Lave y otros también nos dieron motivos de reflexión con las Teorías del Aprendizaje Social. Fernando Trujillo, mucho más próximo en el tiempo y en el afecto, nos ayuda a encajar la idea con una metáfora inspiradora que define como «socialización rica».

Aprender es básicamente un diálogo

Así, pista a pista, paso a  paso,  vamos tutorizando al alumnado para que auto-construya nuevo conocimiento y para que convierta el conocimiento en sabiduría.  ¿Y cómo podemos comprobar que «eso» se produce?
Mediante la observación de que el alumnado es capaz de producir otra acción: la de transferencia de los aprendizajes, bien en situaciones similares a las diversas aplicaciones que hemos aprendido; o bien, haciendo generalizaciones sobre lo que están aprendiendo, anticipando posibles aplicaciones y comparando analíticamente diferentes circunstancias de una manera amplia.
Un enfoque que Robert Swartz denomina de «abrazos y puentes», otra metáfora maravillosa que nos regala uno de  los grandes pensadores de la educación actual.

INCLUSIÓN

A modo de cierre: Inclusión

Un elemento clave  de comprensión del proceso de aprendizaje es la subjetividad del mismo, ya que cada persona lo construye, reconstruye y modifica según sus experiencias propias, las oportunidades de experiencias ricas que le ofrece su entorno, sus habilidades  cognitivas y el nivel de sus diferentes competencias.
Un ambiente constructivista para el aprendizaje desde paradigmas inclusivos, proveerá al alumnado de múltiples representaciones de la realidad, eliminando barreras de acceso, de comprensión y de expresión, que pudieran ocasionar exclusión al aprendiz. El papel del docente «activo» será, por tanto, de promotor, facilitador y creador de oportunidades de inclusión real para todo el alumnado.
Fuente del Artículo:
http://www.jblasgarcia.com/2018/07/el-alumnado-como-activista-del.html
ove/mahv
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La Reforma Universitaria de 1918, un gran avance de la democracia

Autor: Carlos Mendoza

“El movimiento reformista de 1918 fue una extraordinaria avanzada democratizadora para las universidades argentinas, pero también un importante aporte en igual sentido para las universidades latinoamericanas y de todo el mundo, donde sus ideas se extendieron y aplicaron, incluso en Europa luego de las luchas iniciadas en el “Mayo Francés” de 1968.”

En mi paso por la Universidad Nacional de Córdoba, donde me gradué como ingeniero en 1967, tuve la ocasión de participar en instituciones universitarias (1) que fueron producto de la histórica gesta estudiantil de 1918 y de comprender con esa experiencia el profundo legado de aquellos eventos conocidos como “La Reforma Universitaria”, cuya justificación y contenido quedaron expresados en el Manifiesto Liminar (1) emitido por aquellos esclarecidos, valientes y luchadores dirigentes estudiantiles, entre los que se destacó Deodoro Roca.

El contexto nacional y mundial de aquellos años era de cambios revolucionarios. Se había producido la revolución rusa de 1917, estaba en pleno proceso la revolución mexicana (1910-1920) y en nuestro país ejercía la presidencia el gran líder popular Hipólito Yrigoyen que ganó la primera elección por voto universal de nuestra historia en 1916. No es de extrañar entonces que este contexto haya influenciado al movimiento reformista estudiantil de 1918, que viniera a remover en la muy tradicional y conservadora Universidad de Córdoba a los sectores oligárquicos anquilosados en las cátedras y en la dirección de la universidad y a sus métodos retrógrados, impulsando una revolucionaria democratización y modernización: autonomía universitaria; gobierno tripartito de profesores estudiantes y egresados; nombramiento y renovación por períodos limitados de profesores, por concursos de oposición y antecedentes; libertad de cátedras; extensión de la universidad hacia la sociedad; libertad de expresión, manifestación y organización en las universidades; gratuidad y libre ingreso; entre otras reivindicaciones progresistas.

El movimiento reformista de 1918 fue una extraordinaria avanzada democratizadora para las universidades argentinas, pero también un importante aporte en igual sentido para las universidades latinoamericanas y de todo el mundo, donde sus ideas se extendieron y aplicaron, incluso en Europa luego de las luchas iniciadas en el “Mayo Francés” de 1968.

La combinación de autonomía universitaria y gobierno tripartito, representaron un importante salto cualitativo de la democracia en las universidades públicas, porque permitieron que se gestionaran con un sistema participativo, permitiendo que estudiantes y egresados cogobernaran, conjuntamente con los profesores, algo inédito hasta ahí. En el largo camino histórico mundial de construir una sociedad con una institucionalidad de democracia participativa, superadora de la democracia liberal solamente representativa y delegataria, este aporte de la Reforma Universitaria en Argentina no deja de ser de gran significación. Podemos por ejemplo hacer el paralelo con la necesidad de impulsar la participación de los asalariados en la gestión de las empresas y en la administración pública, como vía para construir una sociedad más democrática, libre y justa.

Las ideas de extensión universitaria hacia la sociedad, impulsaron a su vez que las universidades públicas fueran, por un lado, caja de resonancia de los problemas de la sociedad, pero además que intervinieran externamente y de diversas formas en esa realidad, lo cual se verificó particularmente por parte del claustro estudiantil. Pude participar en eso y constatar su importancia cuando, en 1966, integrando la Coordinadora Estudiantil que dirigió la gran huelga y acciones estudiantiles contra la intervención universitaria impuesta por la dictadura militar de Onganía, la movilización estudiantil logró el importante apoyo de los trabajadores, entre ellos del inolvidable Agustín Tosco, así como de vastos sectores populares en Córdoba, lo cual creo fue a su vez preámbulo de los eventos que se produjeron en 1969 con el “Cordobazo”, que tuvieran gran importancia en que la dictadura militar se viera finalmente obligada a retroceder y llamar a elecciones en 1973. Los diversos sucesos históricos de unidad obrero-estudiantil han sido, en parte no menor, una de las consecuencias de las ideas de la Reforma Universitaria.

En cuanto al aspecto académico, la designación de profesores por períodos de tiempo limitado y su designación y eventual renovación mediante concursos de oposición y antecedentes, la autonomía y el gobierno tripartito, han contribuido a que las universidades públicas en Argentina tengan un reconocido nivel de calidad, a pesar de las permanentes restricciones presupuestarias y las lamentables irrupciones que sufrieron durante las dictaduras militares.

Otros logros como la gratuidad y el ingreso libre han permitido que muchos estudiantes de origen económico humilde hayan podido estudiar en las universidades públicas, aun cuando muchas veces hayan tenido simultáneamente que trabajar, aportando así algo de justicia social en la sociedad capitalista injusta en que vivimos.

La Reforma Universitaria impulsó a que tuviéramos más libertad, justicia, democracia y nivel académico en las universidades y a que quienes pasan por su seno tengan asimismo la oportunidad de elevar su conciencia social y de comprometerse en consecuencia en la sociedad en que viven, para ser así “sujetos activos de la Historia y no objetos pasivos”.

Nota:

(1) Manifiesto Liminar: http://www.tesis11.org.ar/wp-content/uploads/2018/06/Manifiesto-Liminar-3.doc

Carlos Mendoza es el seudónimo utilizado por Carlos Domingo Alonso durante la dictadura militar iniciada en 1976 y actualmente como escritor. Es ingeniero, escritor, especializado en temas políticos y económicos. Fue miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba en representación del claustro estudiantil entre 1965 y 1966 y presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería en esa universidad entre 1964 y 1965. Integró la Mesa Coordinadora Estudiantil que dirigió la huelga general en la Universidad de Córdoba en 1966, contra la intervención de las universidades impuesta por la dictadura de Onganía. Es cofundador y miembro de la dirección de Tesis 11.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243979

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La importancia de las distintas tonalidades del feminismo

Autor: Vicenç Navarro

Uno de los movimientos sociales que, junto con la protesta de los pensionistas, ha tenido mayor influencia en la vida política del país este año es el movimiento feminista, que está adquiriendo mayor intensidad como consecuencia, entre otros factores, de la creciente conciencia sobre el sesgo profundamente conservador y machista de sectores de la judicatura española, claramente expresado en su tolerancia hacia la violación masiva en el caso de “La Manada”, que ha indignado a la mayoría de la población española.

Aunque este movimiento ha alcanzado una visibilidad mediática y una movilización muy notoria en los pasados meses, es un movimiento de larga historia que lleva mucho tiempo luchando por intentar conseguir la igualdad entre el hombre y la mujer, exigiendo el fin de la explotación de la mujer por parte del hombre. Desde la protesta frente a la violencia machista hasta la demanda de eliminar la brecha salarial, este movimiento está hoy adquiriendo una gran extensión cubriendo una amplia gama de demandas. Es un movimiento enormemente positivo que está mejorando la sociedad, rompiendo con el conservadurismo tan extendido en este país.

Su impacto es considerable. No hay duda de que sin la marcha del 8 de Marzo hoy no habría un gobierno en España en el que la mayoría son mujeres, las cuales ocupan ministerios de gran poder y capacidad de influencia. Y es importante también resaltar que tal movimiento está influenciando a todas las sensibilidades políticas en el país, como lo demuestra que en las primarias a la presidencia del partido más conservador que existe en España, dos de las personas que tienen más posibilidades de ganar son mujeres.

Las tonalidades del movimiento feminista

El feminismo se está expandiendo y penetrando en todos los sectores de la sociedad española, adquiriendo distintas tonalidades y exigiendo diferentes propuestas dependiendo del sector y fuerza política que lo promueva. Lo cual nos lleva a hacer una observación que, aun siendo una obviedad, raramente se menciona. Y es que de la misma manera que entre los hombres hay clases sociales, las mujeres también están divididas por clases sociales. Una mujer burguesa tiene elementos en común con la mujer trabajadora derivados del hecho de que, al ser mujer, ambas están sujetas a la discriminación consecuencia del machismo existente en la sociedad. Ahora bien, tal experiencia y la manera como se expresa, así como las consecuencias que de ello se derivan y las propuestas que se realizan (incluyendo las políticas necesarias para proteger a la mujer y eliminar dicha discriminación) es probable que sean distintas. Y esta realidad es de una enorme importancia.

Las demandas de políticas públicas feministas dependen de quién las haga

Pude ver esta realidad en los años ochenta en EEUU, cuando tuve el gran honor de asesorar al dirigente del movimiento de izquierdas estadounidense –The Rainbow Coalition- Jesse Jackson senior, y también de ser elegido para la dirección de tal movimiento, que incluye los mayores movimientos sociales en aquel país, desde los sindicatos y el movimiento de derechos civiles –The Civil Rights Movement- hasta el mayor movimiento feminista de EEUU, NOW. Pude entonces ver que las peticiones realizadas por la dirección de este movimiento –mujeres de clase media profesional-, muy necesarias, eran medidas muy relevantes para mujeres de clase media/media-alta pero no tan relevantes para mujeres de raza negra pertenecientes al sector de clase trabajadora no cualificada, de renta muy baja. Las leyes del divorcio, para prevenir el cambio sustancial del nivel de renta de un ama de casa (pasando de clase media y media alta de renta alta a pobreza, cuando se divorcia), son de una enorme importancia. Pero para la mujer cuyo esposo está en paro, con un nivel de renta bajísimo, viviendo en gran pobreza, la pensión que el marido tiene que pagar a la mujer en un divorcio tiene un impacto mucho menor y es de menor relevancia para impedir la pobreza en la que la mujer está ya sumergida.

Este comportamiento diferenciado por clase social es una constante en el análisis de propuestas de políticas públicas. Lo es para los hombres y lo es también para las mujeres. Las propuestas feministas que afectan el bienestar de las mujeres pueden tener orientaciones muy distintas en función de quién las diseñe y las proponga. Las escuelas de infancia para niños de 0 a 3 años (que en España se llama “guarderías”) son muy importantes, por ejemplo, para las familias españolas (y decir familia en España quiere decir mujer), pero para las mujeres de clase trabajadora lo son mucho más que no para las mujeres de renta alta, que pueden contratar ayudas en personal de atención que cuiden a los infantes que no tiene la mayoría de mujeres, que pertenecen a las clases populares. Y lo mismo con un largo listado de propuestas.

De ahí que haya distintos feminismos

De ahí que el impacto que las políticas públicas que se propongan dependa mucho no solo de género sino también de la composición por clase social de la fuerza política que la proponga. Y, no me estoy refiriendo a la clase social del político específico que las promueve (aun cuando este factor tampoco puede olvidarse), sino de la clase social de las mujeres que representa. De ahí que las propuestas feministas derivadas de los partidos conservadores (próximos a las clases sociales de mayor renta) o de los movimientos feministas dirigidos o representantes de las mujeres de mayor renta es probable que sean distintas a las propuestas de los movimientos feministas dirigidos o representantes de las mujeres de las clases populares. En España, la gran fortuna del movimiento feminista es que las mujeres que lo han establecido y liderado, como se vio en la marcha del 8 de Marzo, eran personas claramente de izquierdas que, en la convocatoria de la manifestación definieron bien las causas de la explotación de la mujer: el patriarcado y el capitalismo depredador que tiene como objetivo la acumulación del capital a costa del bienestar de la mayoría de la población, que son mujeres. Esta percepción es una de sus fortalezas del feminismo español pues permite, favorece y estimula toda una serie de alianzas y colaboraciones con fuerzas políticas y movimientos sociales dedicados al fin de toda forma de explotación.

El contraste con el mayor movimiento feminista de EEUU

Una de las características del movimiento feminista de EEUU (dirigido por personas de clase media profesional, de educación superior) fue, en los años noventa y principios del siglo XXI, dar prioridad a las políticas de integración de las mujeres en la sociedad, a través de las medidas antidiscriminación del gobierno federal. Estas políticas eran muy necesarias en un país en el que la discriminación por raza, grupo étnico y género es muy acentuada. De ahí que el gobierno federal, presionado por el movimiento feminista y por el movimiento de defensa de los derechos civiles de la población negra, haya aprobado políticas públicas antidiscriminatorias que han tenido un impacto muy positivo y destacable. Como consecuencia de ello, ha habido un aumento muy notable de mujeres en los espacios de decisión de las instituciones públicas (y en menor medida en las privadas). Tras la elección de Obama, una persona negra como presidente de EEUU, faltaba ahora elegir a la candidata Hilary Clinton, para ser la primera mujer presidenta de EEUU. Hilary Clinton era la candidata feminista y presentó su campaña como feminista. Su orientación económica, sin ambargo, era profundamente favorable a continuar y expandir el neoliberalismo. Fue, por ejemplo, como Ministra de Asuntos Exteriores, una gran influencia en la expansión de la globalización económica que estaba debilitando a las clases trabajadoras estadounidenses. Como consecuencia, la gran mayoría de las mujeres de clase trabajadora blanca no se sintieron representadas por ella y votaron a Trump, que canalizó el enfado de la clase trabajadora blanca (hombres y mujeres) hacia el establishment político-mediático neoliberal, representado por la Sra. Clinton. El voto por Trump fue predominantemente un voto en contra del establishment neoliberal. Los intereses de clase de las mujeres trabajadoras blancas (que erróneamente asumieron que defendería el candidato Trump) prevalecieron sobre sus intereses como mujer, tal como lo presentaba la Sra. Clinton. No existe en EEUU un partido de izquierdas con vocación transformadora del capitalismo darwinista existente en aquel país, muy limitado en la protección social que el estado ofrece a la ciudadanía, la mayoría de la cual son mujeres. El permiso de maternidad en aquel país es de dos semanas, comparado con un año en Suecia.

Es importante que se establezca una prioridad en las políticas públicas feministas

En España, tal como está evolucionando la situación política, nos podríamos encontrar en una realidad paradójica en la que las mujeres sean mayoría en el gobierno central (como ya ocurre) y, sin embargo, el nivel de vida de las mujeres, la mayoría pertenecientes a las clases populares no cambie o incluso empeore, a no ser que cambien las políticas neoliberales llevadas a cabo por los gobiernos anteriores. La atención al tema de la brecha salarial es necesario y urgente para mejorar el nivel de vida de las mujeres trabajadoras. Ahora bien, es muy insuficiente (ver: “La necesaria corrección de  la brecha salarial es insuficiente”, Público, 28 de febrero de 2018). En realidad, la brecha salarial, aun cuando importante, no es de las peores de la UE. Las mujeres trabajadoras reciben salarios menores que los hombres. Pero lo que es importante subrayar –y que no se subraya en los medios- es que los salarios de las mujeres trabajadoras (y de los hombres trabajadores) son de los más bajos de la UE. De ahí que luchar por cerrar la brecha salarial es necesario pero insuficiente. Lo que se necesita es complementar la reivindicación de conseguir igualdad, de género, con la demanda de terminar con la explotación laboral, pues la mayoría de las mujeres son trabajadoras con salarios muy bajos.

Tener mujeres en la estructura de poder es necesario pero no suficiente para mejorar su bienestar

La experiencia estadounidense muestra las consecuencias de seguir la estrategia del movimiento feminista liderado por NOW y por la Sra. Clinton, y podría ocurrir en España. El hecho de que la nueva ministra de Economía (una economista de conocida predicación neoliberal) en España sea mujer tiene importancia desde el punto de vista simbólico, lo cual es importante. Pero la mujer de clase trabajadora no se beneficiará mucho de ello. La Ministra Nadia Calviño es de una gran ortodoxia neoliberal y la aplicación de dichas políticas neoliberales dañará a las clases populares, en las cuales las mujeres son mayoría. Lo más relevante para el bienestar de las mujeres de las clases populares es que las políticas públicas no sean de carácter neoliberal. Repito que el hecho de ser mujer tiene una importancia simbólica importante y entiendo el gran impacto que ha tenido. Lo aplaudo. Pero, siendo conocedor de las consecuencias tan dañinas del neoliberalismo, tengo mis reservas que no solo para la mayoría de mujeres, sino también para la causa feminista, sea bueno que el principal personaje para llevar a cabo tales políticas nefastas sea esta economista. Seguro que hay otras mujeres de diferente sensibilidad económica que serían más sensibles a las necesidades de la mujer perteneciente a las clases populares.

Lo dicho hasta ahora tiene también relevancia para entender por qué, en general, la experiencia internacional muestra que los derechos de las mujeres y su integración en las instituciones representativas son mayores en los países gobernados históricamente por partidos progresistas cuya base electoral es predominantemente de clases populares en general y la clase trabajadora en particular, como por ejemplo los países escandinavos, tales como Suecia y Noruega. Son precisamente los países como EEUU, donde los partidos progresistas de izquierda son más débiles y donde la mayoría de las clases populares no vota (la abstención en las elecciones federales alcanza casi la mitad del electorado, habiendo una relación inversa entre participación electoral y nivel de renta del país), donde las mujeres (así como los hombres) tienen menos derechos civiles, y ello a pesar de tener movimientos feministas grandes y de visibilidad mediática mayor. En las últimas elecciones, NOW apoyó mucho más a Hilary Clinton que a Bernie Sanders, el candidato socialista, que fue claramente marginado por el aparato del partido Demócrata, controlado por Hilary Clinton.

Estos datos prueban que la articulación de las demandas y de los movimientos feministas que las generan con las demandas de cambio profundo en la sociedad son más eficaces para conseguir la igualdad entre el hombre y la mujer que no la completa independencia del movimiento feminista, no relacionado y sin formar parte del cambio profundo de la sociedad, como ocurre en EEUU. El movimiento feminista estadounidense es un movimiento muy grande, y sin embargo, los derechos civiles de las mujeres (y de los hombres) son muy limitados. Y continuará siendo muy limitado a no ser que los distintos movimientos reivindicativos existentes en aquel país, incluyendo el feminista, se coordinen y/o sean parte de un movimiento más amplio de transformación, como ha ocurrido en los países escandinavos, donde las izquierdas han gobernado durante la mayor parte del periodo post II Guerra Mundial. Hay todavía mucho por hacer en estos países para alcanzar la igualdad entre el hombre y la mujer. Pero, en una cultura que favorece la igualdad, la desigualdad entre las mujeres es mucho menor que no en EEUU. Esta realidad es importante que se conozca pues su relevancia para el bienestar de las mujeres españolas es enorme. Es importante y urgente que todos los movimientos reivindicativos (incluyendo el de la mujer) se alíen y colaboren en la transformación profunda de nuestra sociedad para eliminar la explotación de la mujer junto con otras explotaciones, como la explotación de clase que también afecta a la mayoría de las mujeres que pertenecen a las clases populares. Desde este punto de vista, el movimiento feminista actual en España representa un punto de referencia internacional pues su horizonte es claro –cambiar profundamente la sociedad- en alianza y no en contraposición a otras fuerzas y movimientos sociales y políticos reivindicativos que comparten tal objetivo.

Una última observación: la importancia del tema social en las propuestas feministas españolas

Una de las grandes aportaciones del movimiento feminista en España ha sido el poner el tema social en el centro del debate político y económico. Y ello es consecuencia de la identificación de la causa feminista con los deseos y aspiraciones de la mujer de clase popular, y que beneficia a todas las mujeres (y a todos los hombres). Hoy el énfasis por ejemplo en la economía de los cuidados es fundamental para mejorar la calidad de vida de la población así como mejorar la eficiencia económica. Si en España hubiera una persona de cada cuatro (como ocurre en Suecia) que trabajara en los servicios públicos del Estado del bienestar (sanidad, educación, servicios comunitarios, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, servicios sociales, vivienda social, programas de integración del inmigrante y prevención de la pobreza, entre otros) en lugar de uno de cada diez, habrían en España 3 millones y medio más de puestos de trabajo, eliminando el desempleo en España. Esto no lo harán las feministas neoliberales o conservadores sino las feministas progresistas movilizada para presionar a las estructuras del poder masculino para que cambien, y se transformen en instituciones al servicio y al cuidado de la mayoría de la población, que son mujeres. Así de claro.

Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2018/07/06/la-importancia-de-las-distintas-tonalidades-del-feminismo/

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La agonía del partido que nunca fue de los maestros

Autor: Rogelio Javier Alonso Ruiz

Se estima que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) tiene aproximadamente 1,619,990 agremiados y está dividido en 61 secciones sindicales, con presencia en las 32 entidades federativas del país. La compleja estructura del SNTE lo posiciona como el sindicato más grande de América Latina, teniendo una influencia que se extiende por toda la geografía nacional y que sobrepasa los ámbitos meramente laborales. La participación política del sindicato ha sido constante desde su creación, pero no es sino hasta 2005, tras diferencias entre la entonces dirigente del SNTE y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al cual se adhería el sindicato, que surge “el partido de los maestros”: Nueva Alianza. No obstante que “el artículo 41 constitucional señala que queda prohibida la intervención de organizaciones gremiales o con objeto social diferente en la creación de partidos y cualquier forma de afiliación corporativa” (Hernández, 2011, p. 405), la injerencia de miembros de comités sindicales en las tareas partidistas turquesa es una realidad.

Si bien la influencia tras bambalinas de la otrora dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, para mover las aguas de la política nacional está fuera de duda, el trayecto del partido Nueva Alianza en la vida política del país no registra triunfos importantes: la mayoría de sus “victorias” se han dado al aliarse con fuerzas políticas mayores.   No obstante lo anterior, nunca el partido había tenido unos resultados tan catastróficos como los obtenidos en las elecciones federales de 2018. Con 92% de casillas electorales capturadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) al momento de escribir este texto, el partido presenta resultados que lo tienen al borde de perder el registro nacional: 1.11% en la elección presidencial, 2.45% en senadurías y 2.63% en diputaciones. Las cifras anteriores, calculadas quitando los votos nulos, como determina la Ley, son insuficientes para alcanzar el 3% mínimo que requiere en alguna de esas tres votaciones para conservar su registro.

Ante estos resultados tan pobres surgen varias interrogantes: ¿cómo un partido como Nueva Alianza, que está vinculado a una de las organizaciones más importantes del país, como el SNTE, pudo obtener resultados tan devastadores? ¿no es la base de agremiados lo suficientemente robusta para cosechar mejores cuentas? Aunque es cierto que los afiliados al SNTE no necesariamente son simpatizantes a Nueva Alianza, ¿por qué no pudo, en ninguna de las elecciones federales que participó, asegurar al menos un número de votantes más o menos similar al número de agremiados de su organización madre? ¿Es de tal magnitud el rompimiento entre los comités sindicales (principales promotores del partido político) y la base magisterial? Si bien la mayoría de los partidos excusará su fracaso en las elecciones de este año en el surgimiento de la arrasadora ola electoral del partido de oposición principal, lo anterior no debe alejarnos la vista de un hecho innegable: el hartazgo del magisterio y su falta de identificación con las acciones políticas de su sindicato y con el partido supuestamente más afín a sus intereses.

El caso de la elección presidencial fue emblemático en cuanto a la lejanía de los intereses de Nueva Alianza con respecto a los de la base magisterial. No obstante que el proyecto educativo de la administración federal saliente se basó en el desprestigio del docente y la consecuente afectación de sus derechos laborales, los dirigentes del partido turquesa decidieron aliarse precisamente con quien ofrecía dar continuidad a las políticas derivadas a partir de la aprobación de la Reforma Educativa. Nueva Alianza decidió ponerse a las órdenes de una campaña electoral coordinada  por el exsecretario de educación que gastó millones de pesos en publicidad oficial y gozaba de un amplio descrédito entre los docentes del país. Incluso, Juan Díaz de la Torre, dirigente en el sindicato y también en el partido político, no dudó en ofrecerle a José Antonio Meade un ejército de maestros para apoyarlo en su campaña electoral. Todo lo anterior, ignorando el profundo resentimiento de gran parte del magisterio en relación a los gobernantes del partido al que se decidió apoyar en los comicios.

Al momento de escribir estas líneas, en el que se ha computado el 92% de las casillas electorales, parece ser cuestión de tiempo para que se consume la desaparición del partido político que nunca fue de los maestros, sino de las cúpulas sindicales y cuyos principales operadores son los miembros de los comités ejecutivos seccionales. De salvar milagrosamente el registro, el partido político deberá renacer prácticamente de entre sus cenizas  y dar un viraje radical a sus rumbos, si es que no quiere repetir una tragedia como la vivida en estos comicios. Deberá lavar con acciones futuras los errores cometidos en el pasado y recobrar, a muy largo plazo, la credibilidad dentro de los trabajadores de la educación, si es que esto aún es posible.

Nueva Alianza deberá recordar que su principal sustento debe ser el magisterio y, en la medida que ella misma y su organización madre, el SNTE, sigan consintiendo tantos golpes por parte de las autoridades al docente y a la educación pública en general,  los resultados no tendrán mejoras significativas. Mientras se siga permitiendo que impunemente las autoridades afecten el poder adquisitivo de los profesores, apliquen evaluaciones injustas y defectuosas, demeriten el peso de la formación normalista, construyan escuelas sin siquiera servicios básicos y otra larga lista de atrocidades, Nueva Alianza seguirá sumida como una fuerza política prácticamente insignificante en la vida del país, destinada a “ganar” únicamente cuando se adhiere a otras fuerzas políticas. Sólo cuando los docentes observen en el SNTE a una organización auténticamente democráctica y transparente, ferozmente combativa ante los agravios de las autoridades hacia el magisterio, el número de votos recibidos por Nueva Alianza se acercará, probablemente, al número de agremiados al SNTE.

REFERENCIAS

HERNÁNDEZ, Luis. Cero en conducta. Crónica de la resistencia magisterial. México: Brigada para leer en libertad, 2011. Disponible en: http://brigadaparaleerenlibertad.com/programas/cero-en-conducta/

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La respuesta subversiva del movimiento popular a los asesinatos de lideres y lideresas sociales

Autor: Carlos Meneses Reyes

La tragedia colombiana al reproducirse el genocidio de la Unión Patriótica (UP), ahora en cabeza del asesinato de los lideres sociales, hombres y mujeres de arraigo popular, nos coloca en la advertencia del poeta Ilhan Berk, “como si la muerte fuera un asunto cotidiano”.

Pareciera que el número de víctimas que atiborra estadísticas, tanto oficiales, de investigadores, ONG, medios de comunicación, se convirtiera en un propósito; valiendo destacar que las escalofriantes cifras reseñadas de asesinatos de tal a tal fecha, o de los últimos meses o en lo corrido del año etc., reflejara insolidaridad e indolencia, como si el tiempo de vida fuera un fugaz relámpago y viento para miles de dedicados y abnegados activistas de derechos humanos, defensores del derecho de la naturaleza y de los animales, dirigentes naturales nacidos de las propias entrañas del pueblo, a quienes en cualquier parte del mundo elevarían en los estrados de héroes y en Colombia representan un guarismo más de la larga lista de un martirologio de quienes optaron por la noble causa de la defensa de la vida, del ecosistema, de la reivindicación de la tierra despojada, de los derechos humanos de la dignidad y soberanía de la nación.

Se suceden las denuncias y las expresiones de artículos en periódicos y publicaciones similares. Existe verdadera conmoción social, tanto a nivel nacional como internacional, destacando las manifestaciones de rechazo y de advertencias al estadio gubernamental colombiano por parte de organismos como Las Naciones Unidas, para que cese la matanza, se identifique a los responsables intelectuales y se condene a los culpables. Mas no existe una respuesta contundente, ni de fondo.

Al paso de cada día siguen segándose vidas en forma sistemática, continúa, selectiva; denotándose que el verbo asesinar, como acción de matar a una persona bajo circunstancias agravantes, cobarde y con alevosía, no obtiene respuesta eficaz de un Estado fallido, signado en una constante de terrorismo de Estado, adonde confluye de manera inevitable la dantesca permanencia de un conflicto armado interno en ascendencia, que pudo tener un respiro de civilizada concertación, con la entrega de las armas por parte de la antigua insurgencia de las FARC pero que el bloque de poder oligárquico y proimperio torció a un lado con la práctica de la deslealtad, vulnerando los principios del cumplimiento de lo acordado y atravesando, cual talanquera, la oportunidad de una salida política civilizada al conflicto económico, político, militar, ecológico, de más de medio siglo de angustias padecidas por la población.

La permanencia del paramilitarismo

Falso que exista una especie de neo paramilitarismo en Colombia. El fenómeno paramilitar como instrumento de creación contrainsurgente, continúa siendo el mismo desde que fue creado por el bloque de poder oligárquico y que se mantiene con la hegemonía de derecha instaurada desde el “triunfo” electoral presidencial de la derecha que ungió al señor Iván Duque y que abre el periodo de continuismo presidencial neoliberal y militarista bajo el distintivo de Uribe III.

En referencia histórica mediata, el paramilitarismo, que constituyó “la sexta división” del ejército colombiano , además de cumplir la “lavada de cara” de las fuerzas armadas estatales y depositar el trabajo sucio en esa horrenda división de trabajo contrainsurgente, ante el rechazo mundial de unas fuerzas armadas incursas en delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, cumplió un fase de desinstitucionalización y acude ante un estadio de “posconflicto”, que no se dio, a una permanencia en el escenario del persistente conflicto armado interno.

La inteligencia militar y la dictadura mediática los denominó como bandas criminales “bacrim” en un juego de multiplicaciones de expresiones armadas persistentes; que han funcionado como la aceitada maquinaria para la permanencia de formas delincuenciales del narcotráfico, rearmamento de ejércitos privados locales regionales con intereses en la permanencia del estatus quo de propiedad sobre tierras usurpadas debido a una reforma agraria sangrienta de moche de cabezas y motosierra; aplicada en interés del latifundismo, la ganadería extensiva terrateniente, la agroindustria extractiva y el poder político-económico local que representa el monopolio del narcotráfico, la minería ilegal y el usufructo de esos extremos por parte de un comportamiento non sancta de las Fuerzas Armadas estatales en el escenario de ese conflicto. Todo ello aparejado de forma con causal con el fortalecimiento hegemónico de la derecha, políticamente hablando, y gráficamente entronizado en el poder local y regional de los directorios políticos, en consonancia con el utilitarismo de un poder electoral corrupto, que ha logrado el domino de un modelo neoliberal, de privatización a ultranza, en el reinado del capitalismo salvaje de estos tiempos.

Resulta de presentación indisoluble que en la medida en que persista el conflicto armado interno, por la existencia y permanencia de enfrentamientos de fuerzas rebeldes irregulares contra el Estado, en Colombia, el paramilitarismo subsiste. Y subsiste puesto que es el paramento, cual adorno o atavío en el accionar sobre encubierto de las fuerzas armadas estatales. En ello está el meollo del asunto y saber popular de adonde llega el agua al molino.

La judicialización de las victimas

La marca con hierro candente cual tinta indeleble, que reposa sobre el Estado colombiano, de ser un narco-estado funcional, por una economía subterránea de persistencia parasitaria financiera; parece que no ofendiera el honor de una república ni la dignidad personal de sus gobernantes. La respuesta ante los asesinatos selectivos y consecuenciales de líderes sociales, enfoca a denigrar de los líderes sacrificados, enunciando como causa de esos crímenes, ora que obedecen a líos de faldas, ora a rencillas personales, ora a comportamiento antisocial en el entorno de los negocios turbios de la economía ilegal. La injusta denominación y por ende anticipada injusta condena alentada por los medios de intoxicación masiva presentan el antecedente que en los casos más emblemáticos de denuncias de asesinatos de líderes sociales, ya los organismos de inteligencia del Estado los estaban investigando. Los asesinatos de líderes más destacados, que acaparan la atención por el impacto social causado, ahora resultan que en despliegue publicitario la Fiscalía General, en concordancia con el Ministerio de Defensa, los coloca en el intervalo de la duda de tener relación con organizaciones delincuenciales imperantes en sus regiones. Tamaña felonía, por desvió de la función estatal, es inconcebible. Con el san Benito de la Fiscalía, en su ya manoseada práctica, de guardarse la información “para más adelante” procede a la condena por presunción de los lideres asesinados. Esto indigna y por ende configura una respuesta de masas contundente, en el panorama nacional, que, dadas las circunstancias del momento, redundará en una campaña de movilización, de denuncia, de desenmascaramiento y de imposición popular, al logro que las medidas de fondo para erradicación y cese del fenómeno paramilitar vigente en Colombia, de una vez por todas.

Significado de una respuesta subversiva ante la ola de asesinatos

En Colombia está proscrita la participación política directa y popular y por ende cualquier protesta pública es judicializada y calificada de “terrorista” dentro de la dictadura mediática de la guerra contrainsurgente y el “enemigo interno”. Con esa denominación justifican la existencia de un ejército que combate internamente a su mismo pueblo y que ha degenerado en un ejército de invasión, dada la aplicación de una doctrina militar y el adocenado y ya reiterativo comportamiento de unidades militares de potencia extranjera, capturados “en caliente” por el accionar beligerante insurgente; traído a colación ante el fracaso del fin del conflicto.

Acudo a los estudios de dos sociólogos sobre el tema: Miguel de Unamuno, con su obra “La Rebelión de Las Masas” y el francés Gustav Le bon con sus aportes de fenomenología política; transcribiendo apartes de anterior ensayo de mi autoría sobre la caracterización de lo subversivo en el escenario de la protesta de masas.

En su turno impositivo, el militarismo desplaza al Ministerio del Interior, concibiendo una normativa tendiente a reglamentar las manifestaciones de protesta social en Colombia; en las cuales los manifestantes participantes no podrán llevar gorras, sombreros, ni cachuchas, ni gafas negras que oculten el rostro, ni botellas de agua; tampoco sombrillas, ni celulares que permitan la comunicación…; ni pasamontañas; ni el bastón de mando popular-palo artesanal bellamente adornado por los campesinos catatumberos y las guardias indígenas- prohibiendo quizás también el que en acto de espontaneidad se quiten la camisa y se la enrollen en la cabeza, para cubrírsela de lo que sea; acto subversivo al que le aplicarán la mínima de la tarjeta amarilla de la garrotera sobre viniente; a ello agregado el que las mantas o pasacalles no podrán ser sostenidas con varas, potencialmente objetos contundentes contra las fuerzas policivas. Medidas todas innocuas, cual extraño mundo de Subuso, solo dignas de tenerse en cuanta ante el estatuto legal de la imposición de la judicialización de la protesta social en Colombia; cuando precisamente en ese momento un grupo de ciudadanos y ciudadanas están haciendo un uso excepcionalmente soberano de las mismas; por ser ellas los actores en el escenario natural de las protestas.

Las múltiples formas de violencia que aquejan al pueblo colombiano se expresan por actores en la protesta callejera. Sabiéndolo de antemano, que no pueden judicializar como violento a todo aquel o aquella, que por múltiples y justificadas razones, ocultan su rostro: un ejercicio directo al derecho alhabeas data, es decir, el derecho a la intimidad e identidad de la imagen; en momentos en que en Colombia el terrorismo de estado selectivo, continúa suministrando la información a fuerzas paramilitares y paraestatales; cuando el dedo acusador contra la impunidad les hace variar de un comportamiento de ilegalidad y contrainsurgencia a uno de supuesta legalidad. Son las medidas militaristas de guerra con que pretenden limitar el auge de la protesta política en Colombia.

Que pese al maquillaje de las encuestas la institucionalidad policial en Colombia es sinónimo de temor, criminalidad y violación a los derechos humanos. Que una policía militar como la colombiana aplica prácticas militares. Ejemplo el Escuadrón de la Muerte ESMAD.

Sí corresponde enunciar que la virulenta reacción de los manifestantes contra los efectivos policiales desnuda consecuencialmente los niveles de rechazo, indignación ante la perplejidad por tan fatal acumulado histórico de impunidad que con o sin estatuto militar especial ha imperado en Colombia.

Lo subversivo. En Colombia están estigmatizadas ciertas expresiones del acontecer político. Como con marca de hierro incandescente, la dictadura mediática sataniza a lo rebelde, lo insurgente, la beligerancia, lo subversivo, las formas de lucha política y de masas.

Lo subversivo como pensar

Se puede catalogar como el resultado del razonar práctico ante la importancia de una necesidad, por una situación crítica, mayoritariamente planteada.

Se trata de la manifestación del pensar individualmente considerado que termina por concluir que, ante un estado de cosas planteado, denigrante, injusto, alienante, surge la necesidad de cambiar, de transformar de raíz, esa anacrónica situación. El individuo se arma (en el sentido menos militarista) en su interior y no utilizo el término “se blinda”, por ser esencialmente militarista. Es decir, el individuo se consolida ideológicamente en lo que considera que es auténtico, valioso y cosmogónicamente necesario para cambiar. Logra la reivindicación de individuo como ser social. Digamos que opera en él (o ella) una especie de revolución interna, por el cambio, por lo Nuevo. Asume un reto de ciudadanía. “La subversión humanizadora aparece breve en el tiempo, como un soplo de vida nueva”, enseña la Teología de la Liberación.

Lo subversivo como práctica

Existe una dualidad conceptual en el pensamiento subversivo. Se bifurca, se divide en dos: Uno, el analizado, imbuido de una fuerte conciencia interna de la necesidad de un cambio. Bulle en una lucha de contrarios interna, por la supresión de un orden de “valores”; por la creación de un nuevo orden moral; por superar la opresión; por cambiar lo que se vive; por la imposición de un nuevo futuro. Por aquello que irrumpe en lo consecuencial, ya convencido que se encuentra encerrado en un status quo asfixiante y alienante, imponiéndose lo categórico de un cambio radical. Otro, ese impulso interno, se transforma así en una consigna y practica consecuencial de un accionar social, real, expresado en una movilización de fuerza social y colectiva. Ese accionar social es accionar de la ciudadanía, que no concibe estar de espalda a la realidad. En eso radica la eficacia del pensar original subversivo: en su proyección de movilización como fuerza social; como fuerza de la colectividad. Corresponde al empoderamiento de ciudadanía. Es el paso a lo transformador. De allí la importancia de la subversión, planteada en la consecuencia lógica de una nueva institucionalidad; en la consecución de un orden alternativo. Pero ese accionar dialéctico, no queda allí. El acto subversivo creador de dinámica social colectiva puede ser violento, pacifico, dialógico. Depende del análisis concreto, de la situación concreta (…).

La valiente exsenadora Piedad Córdoba-en su momento- ante el conflicto estudiantil llamó a la juventud universitaria colombiana, a la subversión. A su vez, el Papa Francisco I, lanza también desde Brasil ese llamado subversivo.

Ante el ejercicio de una oposición radical se conocerán los diagnósticos más avanzados de la rebelión sociopolítica. La acción de las masas en contraposición a las normas e igualmente respuesta al comportamiento por el estado de cosas inconstitucionales.

Comencemos por ubicarnos en el doblez hombre-masa. En el papel del individuo que ingresa al torrente de la masa. Opera en él una mutación de interacción, que hace no sea el mismo. El dicho popular “a donde va Vicente, a donde va la gente…”, es gráfico de ese momento. Independiente de la motivación interna que lleva al protestante, al manifestante, al inconformista, a los indignados; una vez en la coparticipación masiva se generan variantes en su cualificación individual. Opera una variante en la personalidad del hombre medio o promedio. Esto funciona a toda forma activa y pudiéremos afirmar, inconsciente.

La ley de masas enunciada por Le bon, informa el fenómeno de las masas como de una colectividad amorfa. Es forma colectiva de comportamiento. No es forma de comportamiento de los individuos, cuando se comportan en instantes o momentos colectivos. Motiva un alma colectiva; por donde el individuo y su propia identidad, se confunden. En esos momentos afloran los acuerdos atávicos, a lo pasado originario, a los prejuicios. Gobiernan los impulsos, los instintos. ¡Resaltan los imaginarios! Por ello la violencia que se genera es acción directa de las masas. Por lo mismo se predica que las masas participantes, sin importar el número de quienes las engrosan, califican como minorías esencialmente cualificadas. Importa precisar cuándo se pasa de lo espontáneo a lo organizativo de masas. Diferenciar de la aglomeración y el bullicio, a la protesta dirigida, conducida, organizada. Claro que ello es posible e implica el juego de la responsabilidad política de los dirigentes. Diferente a la responsabilidad punitiva. Algo diferente es controlar y evitar que la acción desvié en saqueo o en la responsabilidad individual por el saqueo, en que degeneró la acción.

De manera que cuando se difunde la noticia que el canta-autor Caetano Veloso a sus 71 años, desfiló con los indignados brasileros con la cara encubierta, nos manda a los indignados e indignadas colombianas a seguir su ejemplo.

No va a permitir el movimiento popular y de masas la entronización de otro genocidio estilo UP. ¡A la Calle! o ¡A la carga! que es también mandato gaitanista de la Colombia Humana.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=244008

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Elitismo educativo: ¿Escuela pública o privada?

Autor: José Serur

En una ecléctica y, de principio, medio sospechosa cena, a la que fui amablemente invitado en un excéntrico piso de la calle de Ámsterdam en la colonia Condesa, conocí a un grupo de educadores de México y de otras partes del mundo que en realidad no tenía ni la menor idea que encontraría. Mis anfitriones, viejos colegas universitarios, habían dispuesto con absoluto detalle una mesa redonda de tal forma que todos pudiéramos interactuar magistralmente. La suntuosa mesa estaba pletórica de deliciosos y delicados platillos mexicanos que, a la vista de los comensales, sin duda aseguraba una espléndida cena de gran deleite gastronómico.

En cuanto a los invitados (20 personas), puedo decirles que eran una mezcla casi surrealista entre intelectuales mexicanos, algunos empresarios, un distinguido funcionario de la Secretaría de Educación Pública, y un exótico grupo de extranjeros de muy diversos orígenes, en su mayoría académicos de bachillerato y universitarios, procedentes de Hamburgo (Alemania), París (Francia), Hertzelia (Israel), y una inimaginable pareja de Denver, Colorado, que recién había llegado a México para asistir en los próximos días a un congreso sobre “Desarrollo de Tecnologías y su impacto en la Educación” y que, de primera impresión, he de confesar que me pareció un tema insufriblemente aburrido. Sin embargo, ante mi incredulidad al momento de presentarse cada asistente, la velada prometía una plática interesante y mucha diversión. Como es de imaginarse, en un encuentro como estos, la conversación siempre comienza haciendo alusión a trivialidades climáticas, seguido del automático tema referente al “problema de la inseguridad” en México ‒aseverando uno de los presentes que “¡nuestro país estaba al nivel de Irak y Siria!”‒, la victoria del “TRI” ante Alemania, el “mentado muro fronterizo” del repudiado Trump y su nuevo amiguito Kim Jong-Un.

Así, ya roto el protocolo, entre chalupas poblanas, yendo y viniendo de un tema a otro, se destacó la participación de uno de los honorables invitados y que refería a las sistemáticas transformaciones en la educación pública que se han obligado a implementar muchos países desarrollados, en virtud de los tiempos modernos, considerando que la educación más que enfocarse en las ocupaciones prácticas y tecnocráticas, debe poner atención en el desarrollo de las potencialidades psíquicas y cognitivas de cada joven, y la felicidad como único objetivo importante, aunque en México nos parezca sorprendente. Asimismo, comentaban que en sus países ser maestro es la profesión más valorada, respetada y casi venerada por la sociedad. Los académicos universitarios se encuentran en el pico de la pirámide del reconocimiento social; el aprendizaje y el conocimiento son de las políticas de Estado más esenciales; y qué decir de las prestaciones económicas que les permiten vidas muy dignas a los ciudadanos. Como padres de familia de cualquier sector socioeconómico, sin duda prefieren la educación pública por su calidad y alto nivel competitivo, razón por la cual se pugnan por asegurar un lugar. Como dijo uno de los invitados, “es más, en Israel ni siquiera existen escuelas y bachilleres privados, todos los jóvenes son educados por el sistema público sin excepciones”.

De pronto, el académico alemán que estaba sentado a unos lugares continuos del mío, preguntó en voz alta y en tono de inocente duda si “alguno de nosotros teníamos a nuestros hijos estudiando en una escuela pública del sistema mexicano”. Los rostros de los presentes se transformaron cual exorcismo y se hizo un silencio sepulcral. Bajé la cuchara con sopa de hongos que empezaban a convertirse en alucinógenos por lo que vi venir, de modo que para no regarla, instintivamente giré mi vista al alto funcionario de la SEP, quien sólo desvió la mirada como harían la mayoría de los políticos mexicanos de elevado rango y que, desde luego, me atrevería asegurar que ninguno inscribirá a sus hijos en escuelas públicas, porque en México estamos lejos de poner el ejemplo.

Nuestro incrédulo amigo alemán sorprendido ante la falta de alguna respuesta positiva, reaccionó con extrañeza al no comprender cuál era la razón de que nadie de los ahí presentes, mexicanos, teníamos a nuestros hijos en las escuelas públicas, a lo que contestamos con la frase típica de que “su nivel académico es muy bajo”, “la mala calidad de los maestros”, y frases necias como esas. El académico con cierta incomodidad en su rostro interrumpió y comentó lo siguiente: ”Ahora entiendo. En México hay educación de primera clase y otra de segunda clase, la de primera es para quienes pueden pagarla y la segunda para aquellos que no pueden. Vaya, en conclusión, la educación es un tema de estatus y clases sociales” (…). He de confesar que me quedé helado, y luego añadió que en la mayoría de los países europeos resultaría inimaginable una situación de esas dimensiones, algo que ni siquiera la misma sociedad permitiría. ”Si le dieran la mejor educación a los que menos tienen quizás México tendría otro destino”, concluyó al final. Mi amigo alemán no volvió a abrir la boca en toda la cena. En la incomodidad del momento de pronto recordé una conferencia sobre “la adolescencia”, organizada por una ONG para padres de familia y a la que había ido unos meses antes en un centro educativo privado, donde los asistentes al presentarse con el público debíamos mencionar en cuál colegio estaban inscritos nuestros hijos, a lo que todos, sin excepción, mencionaron diversos nombres de escuelas particulares, y ante tanta pedantería (incluyéndome por supuesto) por un instante pensé en tono irónico hacer la broma intencionada de que mis hijas estudiaban en la Escuela Benito Juárez en el horario nocturno, y me imaginé claramente cómo las miradas de vergüenza social se clavaban en mí, condenado a la exclusión. Luego, reconocí que ¡jamás hubiera sido una opción para ellas!, por lo que asumo que yo también participo de esa complicidad arrogante al formar parte de una clase privilegiada.

Pero analicemos el problema, ¿por qué en México una selecta minoría tiene la oportunidad de recibir una formación de alta calidad académica, mientras que gran parte de la población es víctima de una educación masiva mediocre? ¿Por qué rechazamos de manera automática la educación pública y damos tanta importancia al estatus? En México la calidad de la educación siempre ha sido desigual y fragmentada, de manera que elegir una escuela para nuestros hijos se orienta a lo que económicamente la familia es capaz de pagar. Pareciera, absurdamente, que entre mayor prestigio o cara sea una institución, mayor nivel educativo nos ofrecerá.

Quizás, querido lector, opinar sobre el tema educativo resulta algo trillado, pero necesitamos comprender bien la importancia de la calidad de la educación, y cuáles son los patrones de socialización que nos han impuesto, cuáles los diversos contextos de relación entre dominados y dominantes, que sólo acentúan la desintegración social.

Hemos escuchado como cliché que la educación es base fundamental del progreso, la igualdad, el bienestar, la libertad, la identidad e integridad del ser humano, para la convivencia en sociedad. La mayoría de los pensadores y los filósofos a través de los siglos han abarcado ampliamente la problemática de la educación de las masas, y los sociólogos más reconocidos en la actualidad reconocen que la escuela es el espacio clave y absoluto de la integración social y la amalgama de las clases sociales, así como de los valores de ética y moralidad cívica de una sociedad preocupada por la cooperación y el concepto del bien común. Aquí quizás se encuentra el principio del quiebre social de nuestro país, pues por más que usemos la misma camiseta verde en el Ángel de la Independencia cuando gana “nuestra” Selección, somos una sociedad elitista llena de racismo y resentimiento. Produce un escalofrío inquietante pensar que exista una absoluta desintegración social sólo por el hecho de ser pobre, sólo por haber nacido “morenito”. Aun cuando vivamos en una sociedad con diversos matices y diferencias culturales que, precisamente son las que enriquecen una sociedad, es intolerable una condena social automática por parte de la gente y el mismo gobierno, el cual divide y segrega dejando a la deriva, desprotegido y vulnerable, a quien menos tiene.

Por las razones que sean, muchos de nosotros tenemos un estatus al que no estamos dispuestos a renunciar. Y aquí no juzgo a nadie. Todos queremos darle lo mejor a nuestros hijos. En México, quizás, lo grave no son las diferencias, porque eso es parte fundamental de los grupos sociales y los seres humanos; ése no es el verdadero motivo de desigualdad, opresión, ni la falta de libertades y oportunidades, sino que el gobierno sea incapaz de dar una educación “de calidad”. En nuestra sociedad encontramos muchos méxicos, muchas realidades heterogéneas, muchos estilos de vida, y así con esas características, tenemos un gobierno que sólo gobierna para unos cuantos.

Con todo lo expuesto hasta ahora, pareciera que nacer siendo mexicano y pobre, estás condenado a la tragedia. ¿Por qué México si es de las primeras economías del mundo, junto con Francia, Alemania, Japón, y generamos una cantidad brutal de dinero, no puede garantizarle a nuestros hijos (por el simple hecho de nacer mexicanos) una educación y salud gratuita y de calidad? La educación de calidad no debe estar en manos de quienes sólo tienden a ocupar posiciones privilegiadas ni mucho menos en las lógicas del mercado. De ahí que el futuro de la educación en México dependa en que ésta sea incluyente; es una realidad que las brechas sociales no van a desaparecer, pero la educación pública debería ser un contrapeso para aminorar el elitismo, la exclusividad, y la desigualdad, imperantes en nuestro país. ¿Queremos cambiar la perspectiva? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a involucrarnos en este gran desafío social?

Fuente: https://www.enlacejudio.com/2018/07/11/elitismo-educativo-escuela-publica-o-privada/

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La educación ecosocial se abre paso

La finalización de este agitado curso 2017/18 en la Comunidad de Madrid y el comienzo del verano ha desembocado, como cada año, en una amplia oferta de actividades de formación para el profesorado que, por lo general, son englobadas en la categoría genérica de “escuelas de verano”.

Víctor Manuel Rodríguez

Aunque los propósitos y contenidos de estas actividades abarcan un sinfín de temas y movilizan a un gran número de profesionales –tanto organizadores y ponentes como asistentes-, creo que merece la pena hacer notar que no han sido pocas las propuestas que se han dirigido al cuestionamiento más profundo de los enfoques epistemológicos sobre los que descansan nuestros planteamientos educativos. Reflexionar en profundidad sobre los análisis de la realidad que subyacen en las propuestas curriculares es, para muchas personas, un imperativo. Y además, urgente. Como lo es preguntarnos de nuevo –o no dejar de preguntarnos nunca- sobre el tipo de escuela en la que queremos educar a nuestras hijas e hijos, alumnas y alumnos.

En un momento en el que a muchos nos parece que el debate educativo se escora demasiado hacia las propuestas metodológicas, organizativas y de gestión, y en el que la comunidad educativa tiende a enzarzarse en encendidas polémicas, desde mi punto de vista bastante estériles, sobre si las aportaciones que pretenden ser innovadoras y quienes las desarrollan son más bien galgos o podencos, algunas y algunos profesionales siguen cuestionándose el papel de la escuela en un mundo que cada día va dando pasos más decididos hacia la desigualdad, la xenofobia, el miedo al otro y la destrucción de la naturaleza.

La idea de una educación emancipadora, crítica, con compromiso social ha presidido muchos de los debates que han tenido lugar en estos primeros días del verano. Su necesidad parte de la constatación de que nuestras sociedades caminan sin rumbo o al menos con un rumbo profundamente equivocado y casi suicida; de que el desarrollismo a ultranza está agotando los recursos del planeta y las fuerzas de millones de personas y territorios; de que la insolidaridad y el rechazo al diferente se viste de progreso y posmodernidad; de que la hipocresía y la mentira presiden los imaginarios hegemónicos y anulan la participación real de la ciudadanía en la construcción de unos entornos más limpios, más justos, más cohesionados y, por ello, más habitables.

En estos días muchas compañeras y compañeros, docentes o no, han compartido análisis, temores y certezas y de una u otra forma se han conjurado para hacer frente a esta deriva reaccionaria. Porque también han imaginado escenarios posibles, no tan distópicos como en general nos quieren hacer ver. Han conocido iniciativas ciudadanas a las que ya cabe denominar de “resistencia”; han compartido el trabajo de movimientos sociales y personas que siguen –seguimos- pensando que otro mundo es posible y que es imprescindible trabajar para que así sea. Propuestas de auto-organización y cooperación; de cambio en los modelos de producción alimentaria; de relación con la naturaleza, con el entorno próximo o con la tecnología; propuestas de incorporación de perspectivas eco-feministas en la escuela o fuera de ella; alternativas para cambiar las formas y los contenidos del consumo o para decrecer en la esfera material sin renunciar o más bien apostando por una mayor calidad de vida…
Muchas personas queremos otra escuela y tratamos de entender o imaginar cuáles han de ser los ejes sobre los que es preciso construirla. Y en algunos encuentros muy recientes hemos hablado de ello. Veamos algunos ejemplos de aquellos en los que hemos participado.

En la 43ª Escuela de Verano de Acción Educativa, llamada “La escuela habitada: educación, ecología y justicia social”, sus promotores han planteado un encuentro en el que los profesionales, a partir de la reflexión acerca de las relaciones entre la sociedad y el resto de los elementos que conforman el ecosistema general, puedan profundizar en la investigación y el intercambio de experiencias educativas para mejorar la situación, conseguir una cultura centrada en la vida, que tenga en cuenta los límites de la Biosfera, que respete y promueva la diversidad…

ESenRED, el espacio de articulación de Escuelas hacia la Sostenibilidad  en Red, celebró su 4º Simposio en el CENEAM. Más de 100 docentes de las 14 redes de ESenRED territoriales y unos 20 técnicos y técnicas de la administración, debatieron acerca de la educación que necesitamos en la era del Antropoceno. Se compartieron experiencias, saberes y dificultades de las escuelas ante la crisis ecosocial.

El colectivo de Pedagogías Invisibles ha centrado su encuentro de 2018 en las “Pedagogías feministas”, entendiendo que nuestros contextos educativos y nuestras prácticas pedagógicas reclaman revisión y transformación para afrontar los retos contemporáneos y desarrollar prácticas que sean igualitarias e inclusivas con todas las personas que participan en cualquier espacio de aprendizaje. Han analizado cómo el feminismo, en intersección con el arte contemporáneo, puede destruir el proyecto patriarcal hegemónico del sistema educativo.

También en FUHEM hemos querido aportar nuevos argumentos al debate pedagógico. En el curso desarrollado en nuestra V Escuela de Verano, “Educación Ecosocial. Hagamos posible lo deseable”, hemos querido analizar los principales retos a los que se enfrentan las sociedades modernas, en términos de sostenibilidad, cohesión y justicia social, inclusión y participación democrática. Hemos
compartido iniciativas de transformación de la práctica educativa que puedan ser experimentadas o promovidas en otros contextos y tratado de configurar redes futuras de colaboración y apoyo mutuo.

La perspectiva de seguir trabajando en esta senda resulta muy esperanzadora. Y la posibilidad de crear redes de profesorado y otros profesionales implicados nos impulsa a continuar y nos ilusiona. Parece que, en efecto, la educación ecosocial se abre paso.

Fuente http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/07/12/la-educacion-ecosocial-se-abre-paso/

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