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El deterioro de la Universidad

Por: Adela Cortina

Que la universidad española necesita reformas es indiscutible, como también que es necesario analizar cuidadosamente hacia dónde se debe reformar, no sea cosa que se deteriore en vez de mejorarla; por eso es una buena noticia que se haya abierto un vivo debate sobre ella en el espacio público. De entre la gran cantidad de temas que precisan reflexión, es urgente el que se refiere a la duración de las carreras, por razones obvias.

El Real Decreto, aprobado el 2 de febrero pasado, propone flexibilizar la oferta universitaria, con carreras más cortas y, por tanto, más baratas, para que los alumnos puedan entrar antes a ese mercado de trabajo que les está esperando como al agua de mayo. Todo ello se resume en esa fórmula, difundida desde los comienzos del Plan Bolonia, que no puede ser más falaz y que, sin embargo, la sociedad ha asumido sin más.

Las fórmulas “3+2” y “4+1” inducen a pensar que las carreras siguen durando 5 años, como antes, pero que desde el Plan Bolonia 4 de esos años se dedican al grado y 1 al postgrado, y que el decreto permite dedicar 3 al grado y 2 al postgrado. Pero no es así. Ahora las carreras duran 4 años y con el decreto podrán quedar en 3. Con esos tres años se obtendría el grado y, por tanto, la facultad de ejercer la profesión. La facultad, que no el ejercicio, porque para ejercerla es preciso encontrar un puesto de trabajo.

Los másteres, sean de uno o dos años, no forman parte de la carrera ni son necesarios para ejercer la profesión sino en muy pocos casos. Por ejemplo, en el caso del célebre “Máster de Secundaria”, que debe cursar cualquier graduado que desee dedicarse a la docencia en ese nivel, sea de Humanidades, de Sociales o de “Naturalidades”, por decirlo con Ortega. Se trata del antiguo Curso de Aptitud Pedagógica (CAP), que no complementa los contenidos de ninguna de las carreras, sino que tiene naturaleza pedagógica.

Los másteres no forman parte de la carrera ni son necesarios para ejercer la profesión sino en muy pocos casos ¿Ventajas de la nueva propuesta? Se dice que la nueva modalidad del grado resultaría más barata, lo cual es obvio, siempre que no suban las tasas, y todavía sería más económica si se redujera a dos años, a uno o a ninguno. Sólo que semejantes ahorros no redundan nunca en la calidad en un asunto tan serio como éste, que no puede quedar al cálculo monetario, porque no necesitamos mano de obra barata, sino profesionales bien formados, que se sepan a la vez ciudadanos de una sociedad de la que viven y para la que han de adquirir su saber.

Desde que en los siglos XII y XIII naciera la institución universitaria en ciudades como Salerno, Bolonia, París, Oxford o Salamanca ha ido proponiéndose unas metas que necesitan tiempo, estudio y debate sereno. La primera fue la formación de los profesionales indispensables para las necesidades de la época. Éste era el sentido de obtener una licenciatura, una licentia para ejercer la profesión, habiendo adquirido la facultas exigida para hacerlo. Ni la Academia de Platón ni el Liceo aristotélico, ni siquiera las Escuelas Palatinas creadas por Carlomagno, tuvieron el poder de decidir quién estaba facultado para ejercer la profesión. Un poder que ni puede ni debe ser político, ni puede ni debe ser económico. Las universidades son de la sociedad y están a su servicio, por eso necesitan ser autónomas y ejercer esta autonomía con responsabilidad y rendición de cuentas.

Con el tiempo a esta meta se sumaron otras. Las universidades han de transmitir conocimientos, espolear el afán investigador, cultivar la preocupación por descubrir qué es lo verdadero y lo justo a través del debate abierto, intentando con ello superar el fundamentalismo de quien se niega a argumentar. Han de esforzarse por formar ciudadanos responsables de su sociedad.

Las universidades han de transmitir conocimientos, espolear el afán investigador

Ciertamente, desde fines del siglo pasado se ha producido una revolución en las universidades que, junto con otras variables, introduce la necesaria atención al mercado productivo. Pero “junto con” no significa “reducirse a”. La universidad no puede ser una expendeduría de títulos orquestada desde el mercado, porque lleva en su ADN esas otras metas que está obligada a perseguir. Para hacerlo necesita tiempo y sosiego.

No es casualidad que carreras como la de Medicina no se vean afectadas por el decreto, además de prolongarse en ese excelente programa MIR, que todas la profesiones deberían imitar. Afortunadamente, aquellos a los que corresponde se percatan de que poner la salud en manos de graduados de tres años es suicida para una sociedad, y ojalá no se les ocurra cambiar de idea. Pero tan suicida es reducir a tres años la preparación de otros profesionales.

Se dirá que al fin y al cabo el decreto no hace sino una propuesta, pero lo cierto es que el final es fácil de adivinar. Las universidades con posibilidades acortarán el grado a tres años y propondrán másteres costosos y competitivos, financiados privadamente o por medio de su comunidad autónoma; las que no tengan esa posibilidad habrán de reducir el grado a tres años y apenas ofertarán másteres. Crecerá la desigualdad y el deterioro de la universidad será inevitable.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2015/02/26/opinion/1424960491_863807.html

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La educación es la clave.

Por: Judith Araújo de Paniza.

Requerimos un compromiso firme con la educación si queremos cosechar frutos diferentes: educación en nosotros mismos, en el hogar, en las instituciones educativas y en la sociedad.

Nuestra educación personal, o reeducación, implica que estemos constantemente revisando nuestros frutos y nuestras acciones. Si no nos gustan los frutos, cambiemos nuestras actuaciones. Si el ambiente que propiciamos es de pesimismo, tensión, amargura, necesitamos revisar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones para que al transformarlos desde el interior, podamos generar optimismo, serenidad y alegría. Y así, en cada situación de nuestra vida, tomar el timón de nuestra existencia, con la ayuda de Dios, e ir dirigiéndola en pos del bien en concordancia con nuestras aspiraciones, sueños y deseos para ir cambiando la realidad propia y de quienes nos rodean.

En el hogar también el asunto de la educación es trascendental, el buen ejemplo, mucho amor, compartir las realidades de los miembros de la familia y normas claras para que se vayan interiorizando los hábitos que nos conducen a vivir de acuerdo a las virtudes y valores que podemos ir fortaleciendo con la ayuda de la gracia. Unión, amor, atención y respeto, son factores importantes para que el hogar sea fuente de aprendizaje positivo. Saber ofrecer, y pedir perdón cuando nos equivocamos, ayuda a que las relaciones se fortalezcan.

Las instituciones educativas también son muy importantes en este proceso, nunca podrán suplantar a la familia como fuente primera de la educación para la vida, pero sí pueden, si tienen las condiciones necesarias, ser un complemento indispensable y de apoyo tanto para los estudiantes como para los padres de familia. Es fundamental que como sociedad le demos la prioridad que merecen, si de verdad queremos progresar. Requieren toda la atención para que sean ambientes físicos, emocionales, espirituales, científicos, artísticos, deportivos que estimulen el desarrollo humano en todos los órdenes. Necesitamos hacer un esfuerzo colectivo si de veras queremos progresar como comunidad. Muchas de nuestras escuelas no tienen lo básico para funcionar bien.

La sociedad también es un espacio educativo o antieducativo cuando se viven antivalores. Necesitamos recobrar el norte poniendo a la integridad, la justicia, el respeto, la higiene, la honestidad, la solidaridad y demás valores, como prioritarios y  trabajarlos con intensidad para reeducarnos y transformar nuestras realidades.
Abramos la mente y el corazón al Espíritu Santo* para que nos guíe en esta tarea y asumamos la educación como la clave de los avances personales, familiares y sociales.

Fuente: http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-educacion-es-la-clave-13373

Imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2015/4/20/424766_10945_1.jpg

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La escuela tradicional se convirtió en obsoleta y exige un gran cambio

Agustina Blanco

El Estado es el garante para elevar los niveles de equidad de la sociedad. El ideal de una república con una democracia representativa conformó el «Estado docente» que, a través de su red de instituciones escolares, ejercía el monopolio de la función educativa, y permitió «educar al ciudadano». La ley 1420 del año 1884 estableció la obligatoriedad de asistir a las escuelas para completar la primaria. Hoy esta obligación se transformó en el derecho de educarse durante toda la vida.

La tecnología en las escuelas es un componente indispensable a considerar, si el sistema busca reducir las brechas de oportunidades. El hecho de acceder a la información y al conocimiento no garantiza su comprensión, su apropiación y su uso. Es necesario dotar a las generaciones jóvenes de herramientas para sumergirse de modo eficaz en el océano de información que hoy está al alcance inmediato de todos, poder diferenciar lo importante de lo irrelevante, lo confiable de lo espurio, así como saber analizar las fuentes de información.

La nueva educación incorpora elementos fundamentales como el pensamiento tecnológico, el desarrollo de competencias, la metacognición, la resolución de problemas reales, la evaluación con objetivo de retroalimentación.

El gran dilema que debemos resolver en nuestro país es cuál es el sistema de educación que queremos, y cómo lograr transitar gradual pero sostenidamente hacia un modelo pedagógico apropiado para el siglo XXI. Es fundamental no caer en la simplicidad de creer que sólo trasplantando modelos educativos exitosos, ajenos al contexto nacional, pueden superarse nuestros problemas. Aprovechando la experiencia de afuera, debemos revisar lo existente en nuestro país, evaluar las posibilidades de acuerdo a nuestros recursos, así como qué de lo que tenemos debe ser superado porque constituye un obstáculo para marchar hacia la transformación necesaria.

Argentina requiere acuerdos sociales amplios y una férrea convicción sobre el nuevo rumbo de la educación. El compromiso con el cambio requiere generar las condiciones para poderlo gestionar: el protagonismo del Estado como rector fundamental, una reforma de la estructura burocrática, recursos y conectividad en todas las escuelas. Por sobre todo, mantener el foco en lo que debe ser la gran apuesta, el docente como agente de transformación, comprendiendo su nuevo rol, una nueva carrera de formación, y condiciones satisfactorias en su contratación.

Una nueva publicación

Educar 2050 recientemente lanzó la publicación «El futuro ya llegó. pero no a la escuela argentina ¿Qué nos atrasa y dónde está el futuro de nuestra educación?», escrito por Inés Aguerrondo y Guillermina Tiramonti. Se puede acceder al documento ingresando en educar2050.org.ar/publicaciones

Las autoras forman parte de la organización Educar2050

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1982057-la-escuela-tradicional-se-convirtio-en-obsoleta-y-exige-un-gran-cambio

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Familias que se rebelan contra el sistema y educan a sus hijos en casa

Por: Ana Torres Menárguez

En España hay unos 4.000 ‘homeschoolers’, una opción que no está regulada y que obliga a las familias a vivir en la clandestinidad

Adriana y Antonio son homeschoolers. Educan a su hijo Diógenes, de ocho años, en casa. Creen que la educación no es una ciencia exacta. “No está claro si se aprende mejor con disciplina o con flexibilidad, los griegos ya debatían sobre ello y han pasado más de 2.000 años y no se ha llegado a ninguna conclusión”, opina el padre del niño, Antonio Soria, de 43 años y ex profesor de Filosofía de Secundaria. Viven en el centro de Madrid y su hijo no aprende matemáticas con libros de texto. No siguen ninguna metodología específica. Dejan que sea Dío, como al chico le gusta que le llamen, quien se interese por los temas y pregunte. Entonces ellos se documentan para contestar, le llevan a museos, leen libros o ven documentales. Internet es su mayor fuente de conocimiento.

En España todas las familias están obligadas por ley a escolarizar a sus hijos desde los seis hasta los 16 años. Educar en casa es una opción que no está regulada y que puede ser motivo de denuncia. Por eso, no existe un registro oficial de homeschoolers, pero los expertos calculan que hay unas 4.000 familas. «Hay pocos casos de familias a las que un tribunal haya obligado a escolarizar a sus hijos. La mayoría de denuncias se archivan una vez que la Fiscalía comprueba que no hay abandono», señala Carlos Cabo, profesor de la Universidad de Oviedoy autor de la primera tesis doctoral sobre homeschooling en España.

Según la investigación publicada en 2012 por Cabo, la mayoría de familias viven en la clandestinidad por miedo a posibles denuncias. En 2010 el Tribunal Constitucional se posicionó a favor de una sentencia que obligaba a dos familias de Málaga a escolarizar a sus hijos y resolvió que «la facultad de los padres de elegir para sus hijos una educación ajena al sistema de escolarización obligatoria por motivos de orden pedagógico no está comprendida en ninguna de las libertades constitucionales».

Los procesos judiciales, señala Cabo en su tesis, suelen comenzar con una denuncia de los centros educativos -en el caso de que el menor haya sido desescolarizado-, de los servicios sociales, de vecinos o incluso de familiares cercanos. «Cuando se comprueba que los menores no están desatendidos, el caso se suele archivar. Hay ocasiones en las que la Fiscalía entiende que hay infracción de ley y el caso pasa a los Tribunales, que suelen fallar a favor de quienes educan en casa», señala Cabo. En países como Reino Unido, Francia, Noruega, Estados Unidos o Canadá es legal educar en casa.

Con ese escenario, hay familias como la de Adriana y Antonio que no quieren esconderse. «La escuela atrofia los intereses que surgen durante la infancia, se pierden las ganas de aprender porque no hay factor sorpresa», cuenta Adriana, de 41 años. Ella no terminó la carrera de Psicología y desde hace años se dedica, junto a Antonio, a la venta de productos por internet. Son autónomos y trabajan en casa.

Es una mañana de jueves, es festivo, pero no para ellos. Dío lee sus cómics de Tintín y avanza en su nuevo proyecto: un videojuego hecho de papel. Dice que de mayor quiere montar una empresa de videojuegos. A sus padres no les preocupa su futuro laboral, tienen «plena confianza» en las capacidades de su hijo y creen que si quiere acceder a la Universidad sabrá cómo hacerlo. Dío toca el piano, va a clases de teatro y se reúne con otros niños homeschoolers en pueblos de la sierra de Madrid. «Seguir horarios y cumplir mandatos no te prepara mejor para la vida», apunta Antonio. «La responsabilidad se adquiere con la libertad», añade. Su hijo decidió voluntariamente dejar de ver la televisión porque le aburría. Durante un año y medio, sus padres le dejaron verla tantas horas como quiso.

El perfil mayoritario de las familias homeschoolers tiene estudios superiores. En la investigación de Cabo, en la que entrevistó a 114 familias, el 56% de ellas aseguraron tener estudios universitarios. «Lo hacen por razones pedagógicas. Apuestan por una educación personalizada, aunque es cierto que no todo el mundo está dispuesto a dedicar tanto tiempo a sus hijos o simplemente no se lo puede permitir», indica Cabo. El 23% de los padres aseguraron ser autónomos, el 13% funcionarios y un 7% asalariados.

«Antes era un tipo de vida que escogían los hippies, pero ahora está mucho más extendido, en parte, como consecuencia de los problemas a los que la escuela no sabe responder como el bulling», opinia Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense y autor del libro La educación en la Encrucijada. Aún así, defiende que el colegio es «la mejor opción» para un niño puesto que enseña a vivir en sociedad y supera las limitaciones de la familia. Crea personas autónomas. «Una escuela es más pública que una familia. Si algo funciona mal se detecta antes. Los malos tratos familiares se suelen conocer a través del colegio», añade.

Maite, que prefiere no dar su nombre real, educa a sus dos hijos en su casa en un pueblo de 7.000 habitantes del País Vasco. Critica que la escuela pública no respeta los diferentes ritmos de los niños, ni sus inquietudes, y que «todos aprenden lo mismo al mismo tiempo». Ella y su marido tienen un negocio de venta de antigüedades, son autónomos. «En el sistema educativo siempre se puede entrar, lo complicado es salir», apunta. Un niño que no ha acudido a la escuela puede presentarse por libre a las pruebas de la ESO cuando cumple 18 años y con 21 a las de Bachillerato. A partir de ahí, puede realizar la selectividad y acceder a la Universidad.

«El mercado laboral no me preocupa, está en permanente cambio. A los de mi generación (tiene 41 años) la carrera nos iba a salvar la vida, y yo jamás he ejercido», cuenta. En su casa tampoco se usan libros de texto, pero ella sí sigue una guía de contenidos para que sus hijos aprendan lo mismo que los otros chicos de su edad. Además de acudir a la biblioteca y utilizar contenidos de internet, especialmente de YouTube, el recurso «más importante» es la gente de alrededor. «Conocimos a un astrónomo retirado y se ha convertido en una fuente de conocimiento inigualable para mis hijos», cuenta. En el pueblo, los vecinos ya no les juzgan ni les miran con extrañeza, pero prefieren mantenerse en el anonimato para evitar posibles problemas con la justicia.

Otra de las máximas expertas en España sobre homeschooling es Madalen Goiria, autora de la tesis doctoral La opción de educar en casa (Tirant, 2014) y profesora de Derecho Civil en la Universidad del País Vasco. «Lo que más les preocupa a los padres es la socialización de sus hijos, la reincorporación a la escuela, el acceso a los estudios superiores o los pasos que deban dar si reciben una notificación de los servicios sociales», explica.

En su investigación deja claro entre las cerca de 4.000 familias que educan a sus hijos en casa, destacan dos motivos fundamentales. La inadaptación de los niños a la escuela y los problemas de bulling y la disconformidad con las pedagogías. «Muchos lo hacen para evitar que sus hijos sufran, los ven infelices. Otros ven el sistema público demasiado centrado en la memorística y la autoridad, se sienten excluídos del proceso de aprendizaje», detalla Goiria, que cree que se trata de un modelo caduco.

«El sistema no responde a las necesidades del 100% de los alumnos y no existen mecanismos eficaces para salvar a los que se quedan colgados», dice en referencia al 19% de jóvenes entre 18 y 24 años que abandonaron prematuramente el sistema educativo habiendo completado como mucho el primer ciclo de la ESO, según datos de Eurostat de 2017, y que sitúan a España como el segundo país en fracaso escolar por detrás de Malta.

Goiria hace una reflexión: si el Estado no interfiere en el control de la alimentación en los hogares, ¿por qué debe hacerlo con la educación? «El Gobierno no controla la planificación nutritiva de la familia, da por hecho que lo harán bien, y muchas enfermedades derivan de una mala alimentación», apunta. «¿Por qué no nos parece normal que los progenitores quieran dedicar gran parte de su tiempo a enseñar y educar a sus hijos?», lanza. «España ya no es una sociedad analfabeta», zanja.

Fuente: https://elpais.com/economia/2017/10/11/actualidad/1507731627_695560.htm

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Chau, aula: cambiar los espacios para que sea más fácil aprender

Micaela Urdinez

«Nunca hay aula», dice Bárbara Maschwitz, directora de Jardín del Colegio Godspell, para resumir en una sola frase la manera innovadora que tienen de organizar los espacios, en esta institución que tiene 38 años de camino recorrido.

Es que no solo tuvieron que romper los esquemas educativos más tradicionales sino que también se animaron a derribar, literalmente, las paredes de las aulas.

Así funciona hoy el jardín de infantes. Sin paredes, con lugares compartidos y en donde no se distingue en dónde empieza la sala de 3 de la de 4 años. Los chicos van rotando en Learning Spaces (lugares de aprendizaje) en donde se estimulan sus múltiples inteligencias.

«Desde hace mucho tiempo que tenemos lugares de aprendizaje pero hace unos años empezamos a compartir esos centros entre varios grados. Al principio eran dentro de la clase, con un maestro, en donde se trabajaba solamente un tema. Con los años vinieron otras innovaciones que hicieron cambiar estos espacios. Los chicos en este colegio trabajan por proyectos y de acuerdo a eso, es cómo se utilizan los espacios», cuenta Bárbara.

La disrupción es total.

Se modifica el espacio pero también la manera de dar clases. Esto quiere decir que si bien hay momentos en los que el profesor o maestro da un oral porque tiene que explicar un tema, después se trabaja ese contenido en los diferentes espacios que pueden ser de Lengua, Matemáticas o Teatro. Allí, se usan diferentes tipos de materiales, espacios y maneras de aprender.

«La idea de implementar los Learning Spaces tiene que ver con una educación personalizada que rompe con la idea tradicional en la que todos los chicos miran para adelante al pizarrón. Hoy se sabe que todos los chicos son diferentes y tienen sus dificultades, y necesitamos un plan para cada uno. Ahí se arma la clase de una manera diferente, en la que las mesas son redondas, los chicos están distribuidos en los diferentes espacios en la clase y aprenden el mismo tema desde diferentes puntos de vista», explica Simón Maschwitz, responsable de Comunicación.

A través de los sentidos

Es un día soleado de septiembre y en Da Vinci Studio – un gran espacio dentro del corazón del edificio de primaria en el que se desarrollan los diferentes talleres – los alumnos de segundo grado están trabajando sobre la sobre sexualidad, y de dónde vienen los bebes. Hay diferentes estaciones: en una, los chicos juegan con muñecos, en otro miran libros de anatomía, unos miran un documental, otro grupo juega con plastilina y afuera tres chicas simulan el corazón del bebé en la panza de la mamá con panderetas. Pum, pum, pum, hacen al mismo tiempo.

«Este fue siempre un colegio en donde los chicos aprendieron afuera, en el jardín, tirados en el piso, en donde ellos se sientan más cómodos. Y esto tiene que ver con avances que ha demostrado la neurociencia. El ambiente físico tiene que ser compatible con el cerebro. Y el hombre aprende a caminar, a hablar, y todo lo demás, a través de la experiencia, tocando, moviéndose. Entonces es más natural que ellos aprendan en estos espacios», agrega Moira Maschwitz, directora general del colegio.

Hace dos años, se animaron a llevar ese cambio a la primaria, tiraron algunas paredes y sumaron el Da Vinci Studio. «El espacio depende de la meta y no al revés. Si vos lees en un sillón con almohadones, así tiene que ser el espacio de literatura. ¿Cómo es mejor aprender matemática? Sentado. Entonces ahí capaz es mejor que los chicos estén sentados», dice Moira.

En el nivel secundario todas las aulas se caracterizan por tener grandes ventanales que dan al patio y eso le da mucha luz a cada lugar. Hasta el año pasado tenían aulas y pupitres tradicionales. Ya estaban aplicando la pedagogía pero los espacios no acompañaban.

«Este año, la primera etapa fue cambiar los muebles dentro de las clases. Hoy tienen distintos tipos de sillas, bancos, sillones. Lo que más nos pidieron fueron mesas como desayunadores con banquetas. Los chicos a esta edad tienen que poder decir si quieren sentarse solos, en grupo, cerca o lejos del pizarrón. La segunda etapa que se viene es tirar las paredes y poder hacer el Da Vinci Studio. Que las clases sean más chicas y tener puertas divisoras de garage. Cuando necesitás la clase entera, abrís la puerta y cuando querés tener diferentes espacios, lo cerrás», expresa Bárbara.

Godspell College

Pilar, Buenos Aires

En el Jardín de Infantes no existen divisiones de aulas y las salas comparten lugares comunes

Los Learning Spaces (espacios de aprendizaje) se utilizan para que los alumnos aprendan sobre el mismo tema, desde diferentes provocaciones. Los chicos también usan el parque para estudiar

El Da Vinci Studio es un gran espacio dentro del corazón del edificio de primaria en el que se desarrollan diferentes talleres

Fuente del articulo: http://www.lanacion.com.ar/2066056-chau-aula-cambiar-los-espacios-para-que-sea-mas-facil-aprender

Fuente de la imagen: http://bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/52/mes-de-la-educacion-2538452w640.jp

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Artículo 24: ¿La puntilla de las Normales?

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

De acuerdo a la Convocatoria del Estado de México sobre el Concurso de Oposición para el Ingreso a la Educación Básica, ciclo Escolar 2017-2018, quien desee contender por una plaza docente de Matemáticas en Educación Secundaria, deberá contar con título en la carrera normalista de Educación Secundaria con Especialidad en Matemáticas o bien en alguna carrera universitaria como Robótica, Mecatrónica o Estadística Industrial, por mencionar algunas.  Entonces, aquel joven que busque prepararse para enseñar la asignatura en este nivel educativo tendrá dos vías: una carrera normalista o una carrera universitaria. ¿Cuál le convendrá más? En términos de preparación pedagógica, no hay duda que la primera; en términos de oportunidades de trabajo, la segunda es la opción más favorecedora.  Dicho coloquialmente, al estudiar la carrera de Robótica un joven estaría “matando dos pájaros de un tiro”, pues además de tener la posibilidad de ejercer en industrias, empresas o centros de investigación, podrá, aunque no sea su especialidad, desempeñarse como docente del nivel educativo mencionado.

El artículo 24 de la Ley General de Servicio Profesional Docente (LGSPD) establece que el perfil de ingreso para los profesores de Educación Básica “corresponderá al académico con formación docente pedagógica o áreas afines que correspondan a los niveles educativos, privilegiando el perfil pedagógico docente de los candidatos; también se considerarán perfiles correspondiente a las disciplinas especializadas de la enseñanza”. Así pues, aunque es entendible que un joven que desea prepararse para profesor, en vez de elegir una carrera normalista, elija una universitaria, alguien interesado en la calidad del servicio educativo probablemente se haría preguntas como las siguientes: ¿En qué momento un estudiante de la licenciatura de Robótica o Mecatrónica tiene acercamientos con la didáctica de las Matemáticas? ¿Qué le enseñan sus maestros sobre teorías del aprendizaje? ¿Cuándo se le explica la relevancia de la evaluación formativa? ¿Cuándo se le habla sobre las características físicas y cognitivas de los niños y los adolescentes? ¿Cuándo tiene la posibilidad de practicar en un grupo escolar?

Si bien la presencia de profesionistas con poca o nula formación pedagógica no es un fenómeno desconocido en las escuelas mexicanas, la situación anterior ha sido aceptada por la LGSPD, promulgada en septiembre de 2013. Aunque el abandono oficial a las Escuelas Normales, el desprestigio público de la figura del docente y la represión a estudiantes normalistas (rurales sobre todo) son factores de peso, a partir de la LGSPD la matrícula normalista se ha desplomado de manera alarmante. Recientemente, un estudio de Medrano, Ángeles y Morales (2017) ha revelado que para el ciclo escolar 2015-2016 se presentó el número más bajo de alumnos normalistas en casi medio siglo (44 años); tan solo en los primeros cuatro ciclos escolares del sexenio del presidente Peña Nieto, la matrícula normalista ha tenido una disminución de casi 20%, situación que no obedece a la contracción de la población infantil y juvenil esperada para los próximos años, pero sí a los factores que se mencionaron anteriormente, entre los que destaca la apertura de las plazas docentes a licenciados no normalistas.

Lo establecido en el artículo 24 de la LGSPD no sólo trae consecuencias negativas para las Escuelas Normales, sino también para la Educación Básica y el magisterio como gremio. Si lo que se desea es incrementar la calidad del servicio que se ofrece en las escuelas de Educación Básica, no parece adecuado abrir las puertas a profesionistas que únicamente tienen una preparación “afín”, y no especializada, para estar a cargo de un grupo escolar. En cuanto a las afectaciones al gremio, la entrada de profesores que no comparten un origen, que carecen de una identidad profesional docente, que ven a la docencia como una opción secundaria a su proyecto laboral,  sin duda será un terreno propicio para embestidas que pretendan acelerar la de por sí creciente desprofesionalización del magisterio, algo que, en cambio, sería más difícil con un cuerpo magisterial conformado por integrantes que valoran su profesión y la ven como un proyecto de vida: ¿defenderá igual la dignidad de la profesión docente quien encontró esta ocupación como una alternativa que quien desde joven sintió la vocación por estar en las aulas?

La disminución de la matrícula normalista, además de generarse por el hecho de que un universitario tenga pase a los exámenes de ingreso al servicio profesional docente, posiblemente se intensificará en un futuro, pues, tal como se establece en el documento Aprendizajes clave para la formación integral. Plan y programas de estudio para la educación básica, las universidades “deberán construir la oferta académica [docente] de la que ahora carecen” (SEP, 2017, p. 42). Ante esto, un eventual enfrentamiento entre universidades y escuelas normales sería totalmente disparejo: en cuanto a tamaño, por ejemplo, mientras las primeras concentran a más del 90% del estudiantado superior, las segundas apenas alcanzan un escaso 3%; aunado a lo anterior, se agregan las diferencias en presupuesto, infraestructura, personal y cuerpos académicos, entre otras, a favor de las universidades.   Así pues, dadas las condiciones actuales y la proyección a futuro, no es descabellada la posibilidad de que las universidades tomen la batuta de la formación docente, llevando a las Normales a un plano secundario, si no es que a su extinción.

Mientras la Ley General del Servicio Profesional Docente permita el ingreso al servicio de profesionistas con perfiles semiespecializados o ajenos a la labor docente, no se podrá esperar una recuperación de la matrícula normalista. Si lo que la Reforma Educativa buscaba era precisamente incrementar la calidad de la educación, entonces es incomprensible que se consienta que los nuevos maestros puedan contar únicamente una formación “afín” a la labor educativa, y no exigir, en cambio, una preparación especializada para esta tarea. Así pues, se quiere una educación de calidad, pero contradictoriamente se da pie a que los nuevos docentes sean egresados de escuelas que no privilegian la preparación pedagógica. Es comprensible que los jóvenes, al momento de elegir una carrera, dada la difícil situación económica por la que atraviesa el país, privilegien los aspectos económicos  y de versatilidad laboral, en detrimento, en este caso, de la especialización en la labor docente.

En suma, el artículo 24 de la ley en cuestión representará quizá la concreción de un proceso de debilitamiento sistemático que apunta hacia la extinción de las Escuelas Normales.  Restó valor a la formación normalista, afectando así no sólo la matrícula, sino la relevancia social de estas instituciones. Transmitió la idea de que la labor docente es tan sencilla que hasta un profesionista con escasas o nulas nociones pedagógicas puede desempeñarla. En tauromaquia, la puntilla es un pequeño puñal que se que se emplea para quitar la vida de los toros derrotados y moribundos, que previamente han sido torturados físicamente, pero se aferran a la vida. Se emplea cuando la estocada propinada por el torero, si bien generó un daño severo, no fue suficiente para matar al toro, por lo que se hace necesario el uso de esta arma para lesionar órganos nerviosos relacionados con la respiración y el latido cardiaco de la bestia.  ¿Algo similar pudiera representar, a mediano plazo, el artículo 24 de la LGSPD?

 

REFERENCIAS

DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN. Ley General del Servicio Profesional Docente. México: autor, 2013.

MEDRANO, V., ÁNGELES, E. y MORALES, M. La educación normal en México. Elementos para su análisis. México: INEE, 2017.

SEP. Aprendizajes clave para la educación integral. Plan y programas de estudio para la educación obligatoria. México: autor, 2017.

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Los mercaderes del templo de la educación

Por Emilio Nieves Torres

La aprobación del proyecto 1441 en la Cámara de Representantes evidenció que la prioridad de los legisladores de mayoría es privatizar las escuelas y que los privatizadores puedan hacer negocios con la educación. Esto quedó confirmado cuando el representante del Partido Independentista Puertorriqueño, Denis Márquez, presentó la enmienda de que las escuelas  chárter “no podrán cobrar gastos, mensualidades ni matrícula”. Esta era la oportunidad de los representantes de mayoría para derrotar el argumento de que los que administren escuelas chárter quieren hacer negocios con la educación y tener ganancias. Sin embargo, demostraron que su lealtad es con los privatizadores, no con los niños.

La escuela chárter puede cobrar matrícula, establecer una mensualidad y pedir fondos para mantenimiento, limpieza, libros, equipo, tecnología, entre otros gastos. Es lamentable e indignante escuchar, al gobernador Ricardo Rosselló y a legisladores mercadear al estudiante con una suma de dinero. Convierten a los alumnos en clientes de la empresa.

El proyecto 1441 es la legislación más peligrosa para la educación pública porque deroga la Ley 149 que viabiliza la autonomía escolar, dando paso al marco legal para la privatización de todas las escuelas. Entrega el 10% de las escuelas a las entidades privadas. El otro 90% se mantiene en lista de espera para convertirse en chárter.

El Gobernador y los legisladores que apoyan este proyecto parten de la premisa de que la escuela pública no funciona, no sirve y que hay que implosionarla. Sin embargo, son los mismos que van a las escuelas a entregar medallas, certificados, trofeos y otros regalos en las graduaciones, cuadros de Honor, ferias científicas, olimpiadas de matemáticas, “spelling bee”, oratoria, entre otras actividades en las que celebramos el éxito de nuestros estudiantes de escuela pública. Esta es su mayor hipocresía. Su verdad es que la escuela pública es buena para politiquear y mercadearla.

Lo peor de toda esta legislación es que les quita el poder a las comunidades escolares y se lo otorga a la compañía privada y a la contratista que dirige el Departamento de Educación. Mediante la “Carta Constitutiva” el privatizador logrará que la empresa contratista le garantice sus ganancias, la eliminación de los derechos laborales de los trabajadores de la educación y las diversas modalidades de discrimen y segregación contra los estudiantes.

Los maestros de Puerto Rico siempre han demostrado un compromiso social con las comunidades. Si su interés fuese exclusivamente económico estarían conformes con un “aumento” de $125.00 mensuales y con tener trabajo sin protestar.  Pero los maestros tienen los valores de la solidaridad y la justicia para luchar para que los estudiantes tengan una educación pública y de excelencia. Cuando los maestros participan de un paro o una huelga lo hacen por esos valores y la convicción de que su sacrificio es la mayor expresión de compromiso con la educación pública. Puede ser que el gobernador y los legisladores repitan la historia crucificando al Maestro. Pero tengo la certeza de que nuestros discípulos y el pueblo se unirán a los maestros en la defensa de la educación pública, sacando a los mercaderes del templo.

Fuente del Artículo:

https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/losmercaderesdeltemplodelaeducacion-columna-2407051/

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