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El poder de las imágenes

Por: Eduard Punset

Hay muy pocas posibilidades de que alguien a quien se le piden cien euros para combatir el hambre y la enfermedad en Ghana acceda a desprenderse de su dinero. Pero si circula en su coche por una autopista y ve en la cuneta un cuerpo ensangrentado, le parecerá normal detenerse, transportar al herido a un hospital y pagar los cien euros que costará, como mínimo, la limpieza de su vehículo.

Poner imágenes a un concepto abstracto en el cerebro surte un efecto inmediato. No visualizamos fácilmente el hambre en abstracto en Ghana, pero, en cambio, la imagen de alguien herido en la carretera activa reacciones de solidaridad inmediatas.

En los laboratorios estamos comprobando el impacto, hasta ahora desconocido, de las imágenes en los procesos cognitivos. Las últimas investigaciones aclaran que la imagen cuenta como instrumento de permanencia o duración de la memoria. Sin imagen es difícil que algo se asiente en la memoria a largo plazo. Y sin memoria a largo plazo no se produce la reacción querida: un sentido determinado del voto.

Los políticos acaban de descubrirlo. El vídeo de Al Gore sobre el cambio climático ha tenido una repercusión insospechada en la opinión pública. Y ahora, en España, tanto el Partido Popular como el Partido Socialista están recurriendo a cortometrajes que respalden con imágenes sus propuestas escritas de cara a las elecciones próximas. Sus asesores los han convencido, por fin, de que una propuesta casual se transforma en algo perdurable en la mente del votante si existe un apoyo audiovisual.

Llevo muchos años sugiriendo lo mismo a mis amigos empresarios cada vez que me piden ayuda para organizar un ciclo de conferencias científicas. “No lo hagáis –les repito–, sin preceder o concluir la perorata de un busto parlante con un vídeo explicativo.” Hasta hace poco, lo único que parecía importarles era que algún medio escrito publicase una noticia relativa a la conferencia, sin percatarse de que esa nota aislada no hacía mella en la memoria a largo plazo.

Igual ocurre con la educación de los hijos o incluso con el amor. Para que un código social, como el dar las gracias por algo recibido, se instale en el proceso cognitivo del niño, se requiere repetir una y otra vez el consabido mensaje: “Gracias, abuelo”, “gracias papito”. Con suerte, puede que arraigue. Igual ocurre con el amor. Se equivoca quien crea que su amor puede sobrevivir sin los pequeños detalles que lo sustentan a diario.

En los distintos ejemplos citados hasta ahora, la decisión tomada no responde a un nexo de causalidad real –la imagen no convierte la noticia en algo más verdadero ni la frecuencia de las señales amorosas dan cuenta de una realidad distinta–. De hecho, no tiene nada que ver una cosa con otra. Es nuestra manera peregrina de tomar decisiones. El cerebro atribuye una relación de causa-efecto a hechos que no tienen nada que ver con el resultado.

Otras veces, las decisiones se toman en función de enunciados baladíes. Se trata del poder del marco de presentación, lo que los anglosajones llaman ‘framing effect’. Está comprobado que se compra más fácilmente una medicina cuando el prospecto reza: “Sin efectos secundarios en un 80 por ciento de los casos”, que cuando el mismo prospecto dice lo mismo de otra manera: “En un 20 por ciento de los casos se han registrado efectos secundarios”. Advierto a los lectores de que existen otros muchos ejemplos de decisiones que tomamos simulando relaciones de causa-efecto que son sólo aparentes. Pero esas pocas deberían bastar para no tomar demasiado en serio las decisiones que toman los demás o nosotros mismos.

 

Tomado de: http://www.eduardpunset.es/120/general/el-poder-de-las-imagenes

Imagen: https://www.google.com/search?q=El+poder+de+las+im%C3%A1genes&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiipP6eqq3NAhXJdh4KHUZJBFsQ_AUICCgB&biw=1366&bih=667#tbm=isch&q=dibujo+del+poder+de+las+im%C3%A1genes&imgdii=p-qmB7GlA9eynM%3A%3Bp-qmB7GlA9eynM%3A%3B8d_uH3IKdogaQM%3A&imgrc=p-qmB7GlA9eynM%3A

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Descolonizando saberes y despertando imaginarios en América Latina

16 de Junio/Autor: Mateo Aguado/Fuente:Rebelión

A pesar de haber recibido juicios variables a lo largo de la historia, la noción de bienestar ha sido considerada prácticamente siempre como la meta común y universal del ser humano. Tal y como sostenía Aristóteles, constituye el fin último de la actividad humana, el bien perfecto por excelencia, pues es algo que elegimos siempre por sí mismo y nunca por otra cosa.

En los últimos años, sin embargo, la preocupación social hacia el bienestar humano ha trascendido los ámbitos filosóficos para incorporarse de lleno a las agendas políticas de numerosos países a lo largo y ancho del planeta. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Ecuador y Bolivia, en donde el Buen vivir ha sido formalizado como un concepto alternativo de progreso social alejado del PIB y enraizado en los saberes ancestrales de los pueblos originarios del país y en los derechos de la naturaleza.

El Buen vivir: una vida en plenitud, respeto y armonía

A través de diferentes expresiones, los planteamientos sobre el buen vivir han estado presentes en los pueblos originarios del mundo entero desde hace miles de años. No ha sido sin embargo hasta hace poco cuando, con las nuevas Constituciones de Ecuador y Bolivia, la noción del Buen vivir ha sido expresamente incorporada al constitucionalismo mundial a través, respectivamente, de los términos sumak kawsay (“buen vivir”) y suma qamaña (“vivir bien”).

Según Gudynas (2011), la idea del Buen vivir surgió en base a dos empujes fundamentales: la postura discrepante frente al desarrollo convencional, por un lado, y la búsqueda de alternativas para mejorar el bienestar y proteger la naturaleza, por otro. Sea como fuere, el hito político que ha supuesto la inclusión del Buen vivir en las leyes ecuatorianas y bolivianas ha permitido que por vez primera en la historia hayan sido contemplados como sujetos de derechos y de bienestar los pueblos originarios andino-amazónicos (tradicionalmente olvidados) y la propia naturaleza (o Pacha Mama), configurando con ello un nuevo tipo de contrato social más amplio, justo y sostenible.

En términos generales, y en sintonía con las ideas de la Antigua Grecia, el Buen vivir podría entenderse como una vida en plenitud: una vida en armonía, respeto y equilibrio con la naturaleza y con el resto de seres humanos (Houtart, 2011; Mamani, 2010). Su noción se relaciona así con la cohesión social, con los valores comunitarios y con la participación activa, factores todos ellos clave en la búsqueda comunitaria de la felicidad y de la realización humana. Pero además, como destaca Ramírez (2010), el Buen vivir también tiene que ver con la disposición de tiempo libre: tiempo para la contemplación y la emancipación así como para que nuestras libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales se amplíen y florezcan de modo que nos permitan alcanzar aquello que valoramos como deseable en la vida. Para Gudynas (2011) son principalmente cinco los objetivos del Buen vivir: i) buscar la calidad de vida; ii) construir un sistema económico justo, democrático y solidario; iii) fomentar la participación y el control social; iv) recuperar y conservar la naturaleza, y v) promover un ordenamiento territorial equilibrado.

El Buen vivir y los Derechos de la Naturaleza

La perspectiva conservacionista de las últimas cuatro décadas ha estado caracterizada por una tensión constante entre el desarrollo socioeconómico, por un lado, y la conservación de la naturaleza, por otro. Este panorama ha sido, al fin y al cabo, el resultado de una concepción antropocéntrica de la naturaleza que ha tendido a contemplar los ecosistemas como un almacén inagotable de recursos a disposición de los seres humanos.

Frente a este tipo de posturas antropomórficas, los Derechos de la Naturaleza recogidos en el Capítulo Séptimo de la nueva Constitución ecuatoriana abrazan un enfoque biocéntrico de la naturaleza centrado en asumir los valores intrínsecos que poseen los ecosistemas como un sujeto propio de derechos, aceptando con ello, de forma inherente,el derecho a existir que tienen todas las especies (y no sólo la nuestra). El paso dado en este sentido por Ecuador ha supuesto un acontecimiento sin precedentes en la forma en que un Estado soberano concibe sus ecosistemas y su patrimonio natural, abriendo con ello la puerta a reconocer la existencia de límites biofísicos al crecimiento humano.

La filosofía del Buen vivir ha logrado de este modo romper con la idea clásica de concebir el bienestar humano como un asunto relacionado con los ingresos y las posesiones materiales inclinándose, por el contrario, a entender la vida desde una ética de lo suficiente (Boff, 2009); una ética que, basada en promover una vida sencilla, equilibrada y espiritual, transcurra y florezca en comunidad y en hermandad con el resto de seres vivos. Bajo el prisma delBuen vivir lo importante no es por tanto el ser humano o el crecimiento económico, sino la armonía misma con la naturaleza y la vida. Como sostiene Albó (2009), el propósito final no es otro que vivir y convivir bien, no vivir cada vez mejor a costa de otros y de la naturaleza.

El Buen vivir como noción exploratoria de alternativas al desarrollo occidental

Aunque existen numerosos enfoques respecto a lo que debe contemplarse bajo el paraguas conceptual del Buen vivir (una noción teórica y compleja que -conviene no olvidarlo- aún está en fase de construcción), parece existir un consenso bastante razonable en concebirlo como una alternativa al actual modelo de desarrollo capitalista (Acosta, 2013; Gudynas, 2011; Mamani, 2010). En esta línea, autores como Acosta (2013) han sostenido que el Buen vivirpodría concebirse como una ventana de oportunidad a través de la cual pensar y debatir sobre nuevas formas de organizar la vida en sociedad; pudiéndose convertir incluso, con el paso del tiempo, en un nuevo paradigma civilizatorio mediante el cual dar respuesta a los grandes retos que en materia de sostenibilidad y justicia el ser humano tiene por delante en los albores del nuevo milenio.

Desde esta óptica contra-hegemónica podríamos interpretar la filosofía del Buen vivir como un importante aporte de las culturas ancestrales andinas orientado a recuperar propuestas tradicionalmente silenciadas por las élites del poder y encaminado a asumir profundas transformaciones sociales que superen los estrechos marcos cognitivos del capitalismo basados en el crecimiento económico y en la acumulación de artefactos como un fin en sí mismo. ElBuen vivir trataría así de romper con la imposición monocultural del saber occidental-neocolonial a través de un reencuentro entre el ser humano y la naturaleza basado en el libre florecimiento de vidas buenas y armónicas que no excedan los límites de los ecosistemas.

Tras rebasar las fronteras latinoamericanas, el debate surgido en torno al Buen vivir y a los Derechos de la Naturaleza está comenzando a impulsar una interesante reflexión política y académica a escala global que podría llegar a sentar las bases para la construcción de un paradigma alternativo al capitalismo que sea capaz de armonizar un desarrollo humano coherente con una naturaleza resiliente y sana. Para lograr tal objetivo será necesario que el Buen vivir se articule con otras iniciativas similares que están comenzando a surgir con fuerza en otras partes del mundo: desde proyectos sociales y comunitarios en Asia y África hasta los discursos críticos con el capitalismo que comienzan a cobrar vigor en occidente (como la corriente del Decrecimiento). A fin de cuentas la noción del Buen vivir podría actuar como un catalizador de nociones dispersas sobre el bienestar, la justicia y la sostenibilidad que ayude a construir una nueva identidad del ser humano sobre el planeta Tierra. Interculturalidad, saberes ancestrales y conocimientos modernos están llamados a entenderse durante el siglo XXI para ayudar a germinar este nuevo paradigma civilizatorio que la lógica humana demanda.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213434&titular=descolonizando-saberes-y-despertando-imaginarios-en-am%E9rica-latina-

Editor: Mateo Aguado

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Educación y Estado

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

La tesis de que la reforma educativa busca que el Estado recupere la rectoría de la educación, no tiene que ver en lo absoluto con resguardar las garantías de un amplio sector de la sociedad para ejercer su derecho a la escuela pública y gratuita, ni con impulsar un proyecto nacional que fortalezca la soberanía, la identidad, la cultura, los valores patrióticos y la democracia en México.

Lo que hemos observado en los meses recientes es la extensión de un Estado totalitario, cuyas políticas educativas no son objeto de diálogo ni están disponibles a la consulta de los gobernados o de los directamente involucrados en la enseñanza: padres de familia, maestros y alumnos; por el contrario, se imponen negando la sobriedad de las mentes y universidades más destacadas de este país, que lejos de ser consejeros de las decisiones importantes en el terreno educativo, se han convertido en la conciencia y la voz crítica de la ciudadanía contra la reforma educativa.

Como todos los sistemas totalitarios contemporáneos, éste busca encarnar sus valores antidemocráticos en una figura demencial, dispuesta a quebrantar cualquier derecho humano para cumplir, en aras de la legalidad y la paz social, los supremos designios del mercado mundial para privatizarlo todo. En este sentido, han encontrado en Aurelio Nuño a la persona sin escrúpulos que necesitan para entregar la instrucción pública al empresariado nacional durante este gobierno, pero alimentan también sus propias ambiciones y las del secretario de Educación mediante planes transexenales.

En este proceso de totalización del Estado, en el que se muestra la clara ausencia de propuestas pedagógicas, éticas y curriculares que den cuerpo a un proyecto educativo propio, no hay nada que regir ni que orientar desde la burocracia estatal en representación de los intereses de la nación. En todo caso, lo que habría que recuperar es la rectoría de los principios educativos, que han sido sometidos por los intereses mercantiles de los empresarios detrás del poder político. Tampoco podríamos decir que estén recuperando la Secretaría de Educación Pública y sus homólogas en los estados con la idea de construir el consenso social, la vida cívica y democrática de la nueva ciudadanía; más bien, estas instituciones han sido invadidas por los cuerpos policiacos desde el poder vertical y centralizado de un Estado oligárquico, contra la autonomía de las entidades federativas para ejercer la gobernabilidad y regir la política educativa, respetando los contextos regionales.

La fórmula aplicada en Oaxaca en el IEPO, y que hoy se quiere generalizar en Michoacán y Chiapas, es un mecanismo más de esta política de control extremo en la que advertimos los primeros pasos por contener cualquier espacio que pueda generar contradicciones ideológicas a un incipiente Estado fascista que no acepta la discordancia y mucho menos la disidencia. Sin embargo, este gobierno sabe muy bien que elempoderamiento de la CNTE no emana de sus posiciones dentro de la estructura en las instituciones educativas estatales ni del manejo de recursos económicos. Hace décadas que los maestros disidentes en Michoacán no reciben un centavo por concepto de cuotas sindicales, y al igual que en Chiapas, las secretarías de Educación, así como las subsecretarías, direcciones y departamentos son encabezados por grupos afines al partido en el poder o cualquiera de sus satélites: Nueva Alianza, Verde Ecologista o PRD, todos ellos promotores acérrimos de la reforma educativa, incluso miembros del SNTE.

Ante esta situación, no ha sido suficiente para el régimen una reforma de carácter administrativo y laboral; la escalada del movimiento magisterial está en ascenso a escala nacional y en el sureste mexicano se desborda la posibilidad de una rebelión popular a la que se suman organizaciones de padres de familia, de comunidades indígenas, pequeños empresarios y la solidaridad de movimientos sociales de gran convocatoria y visibilidad internacional, como el EZLN.

Es en este ambiente en el que el gobierno mexicano experimenta una fase de mayor hostigamiento contra la CNTE, en la que, si bien la reforma educativa no se ha desprendido de sus dimensiones laboral y administrativa, vemos con preocupación la puesta en marcha de una estrategia pro fascista que dispone de todas las corporaciones represivas, incluidos el Ejército y la Marina, para entablar una guerra interna contra los maestros, cuyo objetivo primordial ha perdido de vista la evaluación; ahora se trata del aniquilamiento de la fuerza organizativa que está convocando con éxito a la movilización y organización pacífica de todos los descontentos del sistema.

No obstante, vivimos apenas un proceso inacabado que ya muestra escenarios propios de las dictaduras fascistas europeas, como los que se han visto en la Ciudad de México para disuadir la movilización del magisterio, que no tiene como finalidad última generar el miedo o suspender las libertades sociales, sino que utiliza estos instrumentos de inhibición para privatizar todos los bienes y servicios públicos, despojar de sus derechos laborales a la generalidad de los trabajadores; por tanto, la urgente solidaridad del pueblo mexicano no sólo es por los maestros, sino por todos aquellos agraviados por las reformas neoliberales que hoy están dispuestos a no quedarse callados.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/06/10/opinion/016a1pol

Imagen de uso libre tomada de: https://i.ytimg.com/vi/MFMbhwq1i6Y/maxresdefault.jpg

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Hacerse la América

Por Asociación Italianisudamericani

Un fantasma recorre América Latina.  Es el fantasma de la restauración conservadora.
Macri 480

En su primer semana de “gobierno”, el golpista blando Michel Temer, en Brasil, decretó el fin de la gratuidad de la universidad pública, la desaparición del Ministerio de Cultura, el arancelamiento de la salud pública, una reforma previsional que reducirá los beneficios y prestaciones a millones, la anulación de contratos para la construcción de viviendas populares, la revisión de la diplomacia preferencial hacia Latinoamérica y recortes en el plan Bolsa Familia.

Un poco más al sur, su “colega” argentino Mauricio Macri dedicó sus primeros 5 meses a provocar una monumental redistribución de la riqueza a favor de los sectores económicamente más poderosos en su país al eliminar tributos que rendían tanto la explotación minera como las ventas externas de productos agropecuarios, devaluar un 50% la moneda local y desatar una suba indiscriminada de los precios, acompañada de aumentos del 400%, del 500% y hasta del 1000% en las tarifas de los servicios públicos, el transporte  y el combustible. Al mismo tiempo desactivó centenares de programas sociales; desfinanció la educación pública, la ciencia y la investigación; se desentendió de la atención sanitaria y la prevención; abrió la importación de miles de bienes que compiten con la producción local y está tratando de poner en venta empresas y emprendimientos estatales.

Llegó al gobierno prometiendo “pobreza cero”, pero paradójicamente en lo que va del año las estadísticas
(no las oficiales, que desde diciembre último no se difunden) miden que 1.400.000 nuevas personas cayeron bajo la línea de pobreza. Este número aumenta día a día, a medida que fábricas o negocios cierran sus puertas o reducen sus planteles, o el Estado despide a quienes llevaban adelante los programas discontinuados.A Temer hay que darle aún un poco de tiempo para obtener los logros de su amigo Macri. Los pilares en que se asientan ambos mandatos, por lo menos, son parecidos: buena parte de la dirigencia política corrupta (en su mayoría procesados los parlamentarios que suspendieron a Dilma; Macri por su parte arrastrando él mismo viejos procesos por contrabando y con un rol protagónico en los Panamá Papers), jueces corruptos y la prensa hegemónica en cada uno de sus países han sentado las bases para sus respectivos desembarcos en el poder.

Il Figlio

Hijo pródigo de una familia calabresa que en la Argentina hizo fortuna negociando con la dictadura militar y con el gobierno privatista y corrupto de Carlos Menem, el actual presidente argentino no se destaca por su interés por la cuestión social, ni en la cuestión moral o en la defensa de la producción nacional.

Una frase del mismo Macri lo pinta con claridad: al querer diferenciar a la Argentina de su viejo papel de “granero del mundo”, afirma que la quiere transformar en “el supermercado del mundo”. Nótese que el supermercado no produce lo que vende, es solo el último escalón en la cadena de comercialización, no agrega valor al producto y el empleo que crea es ínfimo (tanto en cuanto al volumen de sus ventas como en relación al proceso total de producción y comercio del bien en cuestión).

Es en este marco que a mediados de mayo llegaron a Buenos Aires más de cien empresarios y representantes de grandes grupos industriales italianos (Pirelli, Rosgan, Tenaris Dalmine, Sustech, Soimar Group, Thales Alenia y Petreven, entre otros), junto al viceministro de Desarrollo Económico, Ivan Scalfarotto, y autoridades de la Agencia para el Comercio Exterior, del Ente Nacional para el Turismo y de la Asociación de los Bancos Italianos.

El Gobierno argentino anunció que esta delegación vino a definir inversiones que sostendrán el desarrollo del país, y puso de ejemplo 500 millones de dólares que FIAT piensa invertir en Córdoba. La realidad es otra: esta operación de la FIAT ya había sido decidida y anunciada durante el Gobierno de Cristina Kirchner.

Pero por otro lado, las medidas que ha tomado Macri hasta ahora con compañías como Aerolíneas Argentinas, la empresa satelital ARSAT, la central de energía nuclear Atucha o la misma petrolera estatal YPF demuestran su intención de ir ahogándolas para quitarles contenido y terminar vendiéndolas, tarde o temprano, a precio de saldo, y ese podría ser un buen objetivo para capitales ociosos. Ya lo hizo en los años ’90 Menem con capitales españoles, que terminaron vaciando las empresas estatales, no reinvirtiendo y cobrando tarifas siderales por los servicios que prestaban o por el combustible, desfinanciando así al país y contribuyendo a la debacle de fines del siglo XX. De todos modos, por ahora las prioridades de los empresarios italianos parecen ser otras.

En sus declaraciones a los medios argentinos (La Nación, 18 de mayo), el viceministro Scalfarotto pone las cosas en su lugar cuando llama a los potenciales partners argentinos no “socios” precisamente,  sino “nuestros clientes”, mencionando a las barreras aduaneras argentinas (las pocas que aún quedan) como un obstáculo a resolver para mejorar la relación bilateral.

En la misma nota, el viceministro afirma que “todos los sectores (el automotor, la industria, el agro y la infraestructura italiana) tienen una gran calidad y estamos dispuestos a competir lealmente con todos aquí y en otros lugares del mundo“.

Con esto se confirma que la delegación italiana no viene, como dice Macri, a traer trabajo, sino productos para vender acá.
Muy buen negocio para el “Made in Italy”: podrá ser “Sold in Argentina” en un momento en que a nivel mundial escasean los mercados donde colocar la producción. Pero no tan bueno para los productores (y los trabajadores) argentinos, con cuyos productos (y sus empleos) vienen a competir.

A 11.000 kilómetros de Buenos Aires, hace unos días la SACE (la Sociedad para el Seguro de Crédito a la Exportación italiana) definía así la movida: “la política de Macri podría incrementar en 300 millones de euro nuestras exportaciones hacia ese país, hoy estancadas en alrededor de 1.000 millones de euro” (Il Sole 24 ore, 13 de mayo de 2016). Más claro, echémosle agua. Nada de inversiones, nada de desarrollo, nada de la cultura del trabajo que trajeron nuestros padres o abuelos cuando vinieron a “fare l’America”. Solo negocios para una parte. La Argentina como mercado, los argentinos (y los italoargentinos) como consumidores y el Gobierno argentino como facilitador y socio de esos negocios.

Imagen tomada de: https://enriquezelena.files.wordpress.com/2015/08/neoliberalismo-1.jpg
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Conocimiento científico y yoga

Elsa Beatriz Acevedo Pineda.

El presente artículo pretende despertar numerosas inquietudes, empezando por su nombre; al hacer alusión a dos conocimientos para muchos diametralmente opuestos, cuando en realidad ambos reflejan saberes y cosmovisiones absolutamente complementarios.

La historia del conocimiento inmerso en la filosofía y práctica del Yoga se encuentra profundamente enraizada en la historia del desarrollo de la humanidad y corresponde a una serie de disciplinas como la filosofía, la historia de las culturas, la sicología oriental, especialmente valiosas las que transmitidas de generación en generación forman parte del patrimonio cognitivo de la humanidad en diferentes etapas de su desarrollo.

Por su parte la ciencia y sus derivados tangibles e intangibles plasmados en conocimientos, leyes, investigaciones, experimentos, teorías, comprobaciones y resultados, así como las densas argumentaciones que la sustentan, tradicionalmente ha sido muy esquiva a este tipo de saberes, que se producen no en un laboratorio o Centro de Investigación y Desarrollo, sino que brotan de la conciencia misma de las generaciones más antiguas de nuestro proyecto de civilización.

El Yoga como escuela de vida, salud, práctica y pensamiento ha permanecido allí de forma milenaria, aparte de cualquier tipo de secreto tecnocientífico protegido por patentes, se trata de un patrimonio libre, abierto, fácilmente apropiable por todos y para todos.

El Yoga como disciplina no inventa, no descubre, no genera revoluciones científicas, no es selectivo en sus contenidos, prácticas y filosofías, por el contrario está allí esperando sea apropiado por las mentes inquietas que buscan profundizar en el verdadero sentido de la vida y del bienestar integral.

El ser humano vive en una búsqueda permanente de sustitutos materiales a los vacíos de una vida, basada en la falsa satisfacción de necesidades cada vez más insatisfechas. En esta búsqueda se olvida de su propio ser de su estabilidad, salud física, mental, espiritual, y lo que es peor del control de sus emociones cuya falta de manejo produce cualquier cantidad de desequilibrios en su salud física y mental.

Como es lógico la práctica científica no escapa a estos desequilibrios por el contrario la celeridad de su desarrollo, se convierte en una gigantesca bola de nieve que arrastra a científicos e investigadores a rebasar sus propios límites del estrés producto de una competitividad acelerada en todos los campos, especialmente entre los seres humanos artífices de tan enorme potencial científico y tecnológico propio de nuestra modernidad.

En estas condiciones el verdadero ser y la profundidad de sus anhelos internos, son minimizados por un torbellino de factores que terminan por pasar su “cuenta de cobro” a los trabajadores de la ciencia. Pero estos son temas de los cuales no se habla y no forman parte de la socialización que acompaña a la producción científica, tampoco se cuantifican en los estudios sobre productividad científica, por lo tanto no existen para numerosas personas del ámbito científico.

Además el campo de la ciencia está inundado por todo tipo de mediciones; bibliométricas, cienciométricas, evaluaciones de rendimiento, competitividad, de capacidad de producir resultados en el menor tiempo posible, así como pertenencia a redes nacionales e internacionales, publicaciones indexadas, asistencia a eventos científicos, conferencias, congresos, seminarios y todo lo que conduzca a la elevación de su categoría en el campo científico e investigativo así como a ganar y mantener a toda costa de su visibilidad.

La otra parte aquella correspondiente a su mundo y paz interior nunca se tiene en cuenta como identidad y propósito de las instituciones dedicadas a la ciencia ya a las innovaciones tecnológicas. Lamentablemente este aspecto tan valioso y sutil jamás se considera como variable sustancial en los procesos de producción de conocimientos.

En estas circunstancias quien desee superar este arcaico panorama desintegrador del mundo interior del ser humano, debe emprender este camino por sí solo, por su propia cuenta y en la mayoría de los casos en absoluto silencio.

Por tal razón; numerosos académicos, científicos, e investigadores buscan cada día más, encontrar nuevos espacios vivenciales que garanticen su bienestar humano de manera integral mediante el acercamiento a nuevas y mejores formas de pensar y vivir. La idea es sobrevivir a esos paradigmas estrechos producto de un alto grado de desconocimiento del ser y su infinita riqueza y potencial interior.

Este paso que podría caracterizarse como una ruptura de paradigmas, representa todo lo contrario, por tratarse de un valioso instrumento de ayuda y apoyo, además de significar una carta de navegación hacia el equilibrio, la salud, física, mental, emocional y espiritual, lo que en nada se contrapone a la capacidad de productividad en el campo científico y si eleva la misma bajo nuevos parámetros teóricos, filosóficos, culturales, psicológicos, y desde luego en lo que respecta a la salud y el equilibrio mente –cuerpo de manera sostenida.

Lamentablemente convivir y mucho más que ello coexistir en un medio signado por la competitividad, así como los índices de productividad y las bonificaciones económicas derivadas de las mismas, produce graves desequilibrios y rompe con la armonía de una vida sana, en paz, saludable y verdaderamente feliz.

Si nuestros trabajadores de la ciencia tuvieran la posibilidad de incursionar en las innumerables técnicas que ofrecen disciplinas milenarias como el Yoga, no solo elevarían sus niveles de producción científica y tecnológica, sino que se convertirían en protagonistas de su propia vida e influenciarían de manera muy positiva en las futuras generaciones.

Porque el Yoga actúa en los planos físico, mental, emocional, psíquico y espiritual a través de sus diferentes escuelas, modelos, estilos y disciplinas, conduciendo como resultado de su práctica y estilo de vida a lo que bien podríamos denominar como una creciente sanación integral.

El vivir en armonía en un mundo carente de la misma indudablemente garantiza una gran fortaleza, que inevitablemente se traduce en ventaja comparativa, para quienes deciden romper paradigmas dañinos y estresantes. Y así como sana, equilibra y tonifica el cuerpo también impacta favorablemente el infinito potencial de nuestro mundo intangible a través de la mente.

Elementos tan sencillos como una respiración en calma hacen posible lo aparentemente imposible, debido a nuestra estructura mental heredada de falsas convicciones que cultivamos y fortalecemos en el transcurso de la vida. Por esta razón cuando ante una situación laboral cargada de estrés se practica la misma, acompañada de la autoexploración serena y calmada, nuestra respuesta al entorno cambia radicalmente convirtiéndonos en personas más asertivas, propositivas marcando gran diferencia con un entorno absolutamente desequilibrante.

Y si a esta respiración consciente le agregamos movimientos relajantes tan solo durante unos minutos, el mundo sería mucho más amable y nosotros más equilibrados, sanos, felices y productivos en cualquier área.

Pero aplacar la mente cuando cabalga despavorida y sin rumbo fijo, no es tarea fácil, por eso es necesario aquietarla, serenarla, apaciguarla para que camine serenamente por los senderos de la paz y la armonía, que tanta falta le hacen a la humanidad. Porque si la mente está en calma, la respiración, los pensamientos, emociones y acciones también lo estarán y por supuesto las decisiones que se tomen serán las convenientes y acertadas.

Todos somos parte de la energía universal pero jamás nos educaron para serlo y mucho menos para entenderlo, apropiarlo y practicarlo. Somos hijos del temor, las inseguridades, las angustias de diferente tipo, de los miedos irracionales, porque nacimos y crecimos en ambientes que los alimentan y día a día los fortalecen, haciendo del ser humano un cúmulo de temores, personales, familiares, escolares, laborales, afectivos e interpersonales, alimentando y multiplicando la toxicidad implícita en los mismos.

En un ambiente tan profundamente tóxico es natural que lo que hemos venido exponiendo desde la teoría y la práctica, resulte fuera de foco o poco trascendente, pero casualmente allí es donde descansa el meollo de muchas crisis generacionales de nuestro proyecto humanista. Para no ir más lejos el eterno dilema de la guerra y la paz, de la armonía y la desarmonía, de la salud, la enfermedad, la vida y la muerte.

Si reconocemos que la vida es un flujo constante que nos lleva, nos trae y nos enfrenta a numerosos retos y dilemas, nadie dudaría ni siquiera por un minuto en reconocer que si empezamos por transformarnos a nosotros mismos, estaremos transformando también a nuestro contexto generalizado. Porque el futuro del mundo también es nuestra tarea y de las generaciones que nos siguen, de ahí la importancia de una verdadera formación humana integral, pero, ¿cómo lograrlo? La respuesta es clave y sencilla; conectándonos con nosotros mismos para poder desde allí conectarnos con el mundo exterior de manera verdaderamente constructiva y equilibrada.

En consecuencia hay que aprender a vivir y vivir para aprender, aprender a crecer y crecer para poder vivir plenamente, desarrollando conductas constructivas y positivas, viviendo plenamente en un permanente autodescubrimiento, fomentando una visión profunda y proyectando aún en las circunstancias más adversas la paz interior como parte de la paz universal. Y en este largo viaje el Yoga la meditación y las técnicas afines son maestros y guías por este camino lleno de complejidades de la vida cotidiana.

Cuando enfocamos el yoga como filosofía de vida desde el campo de los estudios de ciencia y sociedad, no estamos hablando de campos antagónicos, opuestos y ajenos el uno del otro, todo lo contrario nuestro enfoque humanista basado en la investigación y experiencia en ambos, nos permite reconocer en los mismos realidades complementarias en proceso de crecimiento, fortalecimiento y retroalimentación mutua. Porque el conocimiento es ilimitado nosotros somos los que nos empeñamos en ponerle límites irracionales y cambiar este paradigma es tarea de todos a través de una apertura mental sostenida.

La forma, la manera y estrategia de lograr un enfoque integrador entre el conocimiento científico y el yoga como disciplina y patrimonio universal, es posible a través de la educación en todas y cada una de sus etapas. Porque el Yoga así como otras disciplinas, conocimientos y tradiciones orientales se considera como un valioso saber profundo de la vida, por esta razón actualmente tiene tan alta aceptación en las diferentes ramas de las ciencias de la salud, como valioso apoyo alternativo y complementario, recomendada por médicos y psicológicos así como por diferentes terapias tanto tradicionales como alternativas.

Porque el Yoga al permitir el conocimiento de otras conceptualizaciones filosóficas, culturales en materia de salud física y mental, actúa como apoyo al desarrollo de nuestros conocimientos científicos. Y en alguna parte, en algún momento el Yoga se termina cruzando con otras disciplinas del conocimiento universal.

Lo anterior exige una gran apertura mental así como la búsqueda de mejores formas de vida, de equilibro y salud integral en nuestro tiempo. Teniendo en cuenta esta apertura conviene recordar que el Yoga actúa y conduce a profundos efectos liberadores, siendo el primero de ellos lograr su aceptación, apropiación y práctica integral, como producto social del conocimiento y patrimonio de la humanidad.

Por otra parte el ser humano directa o indirectamente en algún momento de su vida, se cruza con el Yoga, bien sea en la salud, la enfermedad, la alegría o el dolor, la vida o la muerte. Porque la vida va mucho más allá de las compensaciones de índole material, y el ser y su forma de ser, están urgidos de un nuevo paradigma de bienestar, salud física, mental, quietud así como la sanación de su cuerpo y sus emociones buscando con ellas fluir al compás de la sinfonía universal del equilibrio.

Y en el caso concreto de la producción de ciencia y tecnología resulta obvio que no escape a esta búsqueda, porque la celeridad de la vida de los trabajadores de la ciencia, le imprime un altísimo estrés lo cual necesariamente se transfiere al funcionamiento de su salud física y mental, sobrevienen entonces las crisis de hipertensión, se elevan los niveles de azúcar, las enfermedades del aparato digestivo, se debilita es sistema inmune y toda unas serie de enfermedades psicosomáticas que afectan sensiblemente su calidad de vida.

En estas condiciones y aunque cueste aceptarlo, quienes practican yoga y disciplinas afines, no sólo adquieren y desarrollan evidentes ventajas comparativas dentro de sus colectivos laborales, sino que se convierten en multiplicadores de las mismas así como ejemplos a seguir en diferentes espacios de su cotidianidad. Son personas relajadas, centradas, serenas, equilibradas con gran serenidad, claridad y aptos para tomar las decisiones más acertadas aún en los momentos más críticos. Traduciendo las mismas en un nuevo perfil de liderazgo sostenido muy inusual por cierto en un sistema que produce y reproduce todo lo contrario.

Además de lo anterior es importante tener en cuenta que la ampliación de estos horizontes mentales toca todos los campos de la ciencia y de manera especial a la divulgación científica, ante la cual se abre el enorme reto de incursionar en campos que aunque parecían ajenos, son complementarios como saberes milenarios, la idea se concentra en la socialización y apropiación de los mismos desde la óptica científica, porque el yoga y otras disciplinas afines también han entregado a la humanidad valiosos conocimientos.

Esta sería una novedosa forma de innovación que sacaría al conocimiento científico de los estrechos marcos que siempre lo han caracterizado, y de manera muy especial a la innovación como producto social, elevando la misma del marco productivo, al psicosocial con sus múltiples aplicaciones, beneficios, enseñanzas y experiencias.

De esta manera la divulgación científica no solo propiciaría un interesante diálogo intercultural de saberes, formas de vida y de interpretación del mundo tangible e intangible, sino que realizaría una acción comunicativa y de apropiación profundamente transformadora.

Un proceso en tal sentido terminaría por aislar cuando no a anular falsos conceptos, dañinas dicotomías, cerrando abismos cognitivos que poco a poco pierden su razón de ser, lo cual implica intensificar investigaciones que conduzcan a nuevas formas de apropiación del inmenso aporte y valor de culturas milenarias al beneficio de la humanidad.

Para nadie es un secreto que negar los mismos ha sido una actitud arrogante y estrecha, romperla implica profundos cambios en las formas de pensar, analizar, estudiar y valorar todo este enorme bagaje de disciplinas milenaria que tantos beneficios han aportando al desarrollo de la humanidad. En este sentido vale la pena preguntarse si alguien se atrevería a incluir en las agendas de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación así como en sus actividades y eventos una conferencia sobre las aplicaciones científicas del Mindfulness del Yoga, o de los principios del Ayurveda en la producción científica?

En consecuencia, necesitamos ampliar las fronteras de la ciencia de su producción, desarrollo, aplicación, apropiación, socialización, y democratización, a través de nuevas formas de diálogo, reconocimiento y valoración de saberes, bajo nuevas cosmovisiones que indiscutiblemente exigen una gran apertura hacia el inmenso espacio del conocimiento universal.

Fuente: http://www.oei.es/cienciayuniversidad/spip.php?article6759

Imagen de uso libre tomada de: https://static.pexels.com/photos/24746/pexels-photo-24746.jpg

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Frente a los dolorosos hechos que nos golpean

Por: Alberto Croce

Frente a los dolorosos hechos que desde ayer nos golpean con contundencia, más allá de expresar mi repudio, siento necesidad de escribirles a los y las jóvenes. A tantos que conozco a lo largo y ancho del país.

A tantos y tantas con quienes marché en las calles defendiendo los derechos humanos, pidiendo por el boleto educativo, gritando «Ni una Menos», cantando y festejando los logros de las políticas públicas del kirchnerismo, embarrándonos en los barrios cuando las inundaciones de La Plata, Luján o Pilar.

Trabajando juntos en las Semanas por los derechos de los jóvenes, la Escuela Latinoamericana de Actoría Social Juvenil, las reuniones del Movimiento Argentino de Estudiantes Secundarios, las de la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación y la Red Estudiar es tu Derecho…

Quisiera tenerlos hoy muy cerca y abrazarlos muy fuerte.

Yo sé que son valientes y fuertes, pero esto que nos está pasando es demasiado duro.

No se trata de una operación política o mediática. Es un desastre ético que nos pone en el peor lugar. Y un corazón joven que se inaugura en las luchas, no merece estas cachetadas injustas.

Soy de una generación que tuvo miles de héroes que fueron capaces de todo por sus compañeros de militancia. Bancarse torturas impresionantes para no delatar a sus compañeros. Y dar la vida cuando llegó el momento porque la causa que los movía era más importante que la propia vida y eso, algunas veces, sólo se demuestra entregándola.

Estas lacras llenas de dinero robado y pactado con otras lacras que sólo les importa enriquecerse a toda costa, no son de los nuestros. Debimos haberlos eyectado nosotros mismos hace rato y no pudimos o no supimos hacerlo. Pero no fuimos cómplices de estos hijos de puta. Al menos yo no me siento cómplice. Aunque me siento estafado por ellos.

Estas basuras han hecho de la política una herramienta de enriquecimiento y no la conciben sino con el manejo del dinero en el que ponen su confianza, utilizándolo sin ningún tipo de límites.

Quiero decirles que yo aprendí de mis maestros que la riqueza de uno está en donde uno pone su corazón. Y mi corazón está puesto en cada uno de ustedes. Cuando esto sucede, verdaderamente, es mucho más difícil que los intentos por comprarnos sean exitosos. Ustedes son «mi riqueza» y no la basura que estos tipos guardan en las «bolsas negras».

Muchos me han dicho y me siguen diciendo que soy ingenuo. Desde que yo era adolescente vengo escuchándolo.
Y me lo dicen porque no creo en este tipo de opciones que, para mí, no es una «manera de hacer política» porque eso NO ES hacer política.

Tampoco justifico el «robar para la corona» ni el enriquecerse para poder enfrentar a los grandes poderes del mercado… No creo en que debamos transformarnos en aquello que queremos expulsar del poder para cambiar la sociedad y hacer un mundo mejor.

Es cierto que la honestidad cotidiana no nos conduce al enriquecimiento económico desmedido. Pero, al menos a mí, me ha llevado a poderlos mirar a los ojos, cada vez que nos encontramos, con paz interior y con las convicciones que siempre intenté sostener.

Así intenté vivir desde muy chico. Quizás porque mis padres me enseñaron que era preferible ser honesto que ser rico por corrupción.

No nací de una familia rica. Y cuando pudieron «estar un poco mejor» trabajando duro, las políticas del poder los doblegaron y esquilmaron una y otra vez. Por eso mi opción fue luchar por una sociedad más justa para todos y no para el éxito individual.

Las situaciones en los que la corrupción se vuelve una tentación, siempre aparecen y a veces nos rodean. Creo que la única forma de que no nos venzan es tener muy claro por qué y por quiénes se lucha y cuáles son las cosas que le dan sentido a nuestras vidas.

Por eso, si les sirve de algo, hoy quisiera abrazarlos a todos. Y volver a ratificar las convicciones que nos juntaron en muchos momentos.

Me han escuchado muchas veces decir que no se puede pretender sistemas de vida que exijan un heroísmo continuo de quienes lo viven. Nadie lo resiste.

Pero ahora, pero hoy, sí se lo requiere. Hoy tenemos que ser verdaderamente «héroes» para que esta mierda no nos doblegue, pase lo que pase.

Ratificando que nuestras opciones pasan por otro lado. Y que vale la pena renunciar profundamente a toda forma de corrupción violenta, y reafirmar a la Política como camino y espacio por generar sociedades más justas en donde el poder y la riqueza se distribuya entre todos y todas.

Justo hoy que la lucha contra la corrupción de los que están en el poder en Argentina corre el riesgo de naturalizarse y de «legalizarse». Justo hoy, tenemos que salir a condenar este sistema corrupto, con la vergüenza de haber tenido entre nosotros a esta mierda…

Sí. Justo hoy. Y no bajaremos las banderas.

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Sin educación ni salud, ¿qué recogemos?

España/16 junio 2016/ Autor: Antonio Virella Gomes/ Fuente: El País

Nos quejamos de las olas migratorias, pero mientras en los países de origen no mejoren las condiciones de vida, estas serán una constante

Atender los sistemas educativos y de salud, evitar la malnutrición y el hambre, garantizar el acceso al agua potable son objetivos vinculados a las necesidades más básicas, a derechos humanos elementales y, a pesar de ello, parece redundante, por no decir inútil, insistir en que no se hace lo suficiente al respecto.

Por doquier en Europa, éstas no son las prioridades que se exponen públicamente cuando los focos se dirigen a los países más pobres y desafortunados. Ahora se dice, ya sin pudor alguno, que somos los europeos quienes nos encontramos amenazados por ellos, pues debemos enfrentarnos a oleadas migratorias, al fanatismo, al terrorismo yihadista, a la barbarie más virulenta e irracional. Como si todo ello no lo padecieran los pueblos más indefensos en mayor medida.

Gobiernos y centros de reflexión se concentran en esas amenazas y se articulan mecanismos para contrarrestarlas. Pero, ¿habrá alguna contención duradera si no se aumenta la inversión en educación, salud y, en fin, en justicia social en dichos países?. Cuando los sistemas públicos abandonan estos sectores las consecuencias son mucho más amplias que las consideradas habitualmente.

Por un lado, otros actores ocupan el vacío dejado por los Estados y la cooperación occidental. En África del norte, en la franja saheliana y cada vez más hacia el sur y al este del continente, la financiación procedente de países del Golfo Pérsico, iniciada en los años ochenta, atiende, a través de ONG, de entidades religiosas o de fondos institucionales, parte de la demanda de la población. A cambio, se transmiten valores y arraigan prácticas en muchos casos ajenas, hasta entonces, a las culturas y tradiciones religiosas locales. Esas nuevas ideas contrastan asimismo con principios heredados de las metrópolis colonizadoras o defendidos por ellas en las últimas décadas, en relación con lo que debería ser una democracia o respecto a ciertos derechos fundamentales y a la igualdad de género. Sin olvidar que la limitada efectividad real de esos principios y derechos ha contribuido a que las poblaciones no se hayan apropiado de ellos, no los hayan defendido y lleguen a considerarlos instrumentos de dominación por parte de otros.

Cuando los Estados, aún en su modestia, prestaban mayor atención a estas necesidades existía una red de solidaridad vertical o jerárquica. Los Gobiernos financiaban y mantenían sencillas escuelas y básicos puestos de salud para una población relativamente poco numerosa. Al desaparecer estas redes, tomaron su lugar redes horizontales, para hacer frente a estas necesidades. Las actuales redes horizontales recuerdan mucho a las tradicionales de base cultural y comunitaria. Requieren un concepto muy extenso de familia pues cuantos más lazos se establezcan mayor es la posibilidad de que sumando esfuerzos y fracciones menores se puedan atender las principales carencias de sus miembros. Los efectos de esta solidaridad son positivos pero también se producen consecuencias que lo son menos.

Ese requisito de contar con una amplia red de individuos es un factor que incentiva la natalidad, para alcanzar un número elevado de hijos. Por otro lado, las redes horizontales exigen mucha inversión económica en ritos que confirman y consolidan los vínculos que las conforman: bautizos, iniciaciones, bodas, funerales, conmemoraciones de eventos relacionados con los orígenes de esa familia, etc. Cualquiera de sus miembros debe hacer lo posible por sufragarlos y quien pueda hacerlo en mayor medida dirigirá a este fin sus recursos económicos. Lo hará incluso cuando deba endeudarse para ello, si está en condiciones que lo permitan; o en detrimento de sus ahorros personales, previstos para una futura inversión de la que podría beneficiarse el ámbito familiar nuclear. Mediante estos y otros modos, las redes horizontales contribuyen al igualitarismo, al reparto de los recursos pero también impiden la acumulación de capital para que, individualmente, se supere ese estado de pobreza relativa. Dicho de otro modo, en estos estadios de desarrollo económico, cuando el estado garantiza ciertos servicios, libera a los individuos de cargas familiares e incentiva la iniciativa personal o, si se quiere, privada.

Otro fenómeno que ilustra esto mismo es el destino de las remesas de los emigrantes. Un estudio del Banco Central de África Occidental publicado en 2015 sobre las remesas en los países francófonos de la subregión indica en qué las utilizan las familias. El 54,6% de lo que reciben se destina al consumo en el hogar familiar, 6,4% a gastos en educación y 3,4% a gastos sanitarios; a las ceremonias religiosas y celebraciones familiares, el 8,7%; el 15,8% se destina a inversión inmobiliaria y 5,5% a otras inversiones. Respecto a los gastos que hacen las familias, las remesas suponen el 40,4% del total de su consumo corriente, el 22,3% del total de sus gastos en educación y el 16,5% de sus gastos de inversión.

Estos porcentajes nos señalan que el consumo es el destino principal de las remesas. Muchas comunidades viven gracias al dinero que envían sus emigrantes. Viven, pero poco queda disponible para inversiones productivas, lo cual relativiza el potencial del concepto de «codesarrollo», mediante el cual los agentes de la cooperación internacional apoyan y complementan la contribución de los migrantes al desarrollo en origen. En consecuencia, mientras en estos países, en esas comunidades, no mejoren las condiciones de vida, las oportunidades de empleo y los servicios sociales públicos, la migración será una constante. Y se incrementará con el crecimiento demográfico.

Fuente:

http://elpais.com/elpais/2016/06/10/planeta_futuro/1465572751_539396.html

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