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Métodos de reeducación en la adolescencia

Crear consciencia sobre los hechos y las consecuencias

Andrés López

No se puede decir que exista un único método para la reeducación de personas que han cometido infracciones penales o administrativas, o ni tan siquiera cuando el hecho no llega al alcance de contemplarse por las normas establecidas, pero representa una conducta incívica o desviada social por parte de sujetos en su menoría de edad. Ante estos casos, habría que tratar la situación con mucha cautela y establecer cauces de conexión entre el educador/a, e inclusive su madre, padre o tutores, en cualquiera que fuera el caso de ostentar la guarda y custodia del menor.

En primer lugar, hay que tener claro que no siempre un método genérico es el más eficaz, si tan siquiera es el que funciona por el hecho de que con otros menores ha funcionado anteriormente. Pues se parte de la base de que cada persona es un mundo, de hecho, su forma de ver el mundo, la realidad social, el papel que desencadena en el contexto participativo social, es muy idiosincrático. A veces, incluso sería necesario echarle un vistazo al contexto familiar, cultural y social donde se desenvuelve el adolescente y a partir de ahí, comprender porque se comporta una persona como lo hace; y es que nadie elige donde, con quien, cuando,… nacer.

De hecho, muchos profesionales buscan las raíces a través de historias de vidas y van más allá de lo que ven en el acto. Digamos que sería como ver un álbum de fotos que comprendería del presente al pasado, y deteniéndose en aquellos aspectos que pueden llegar a intuir que el adolescentes ha ido padeciendo cambios en su desarrollo evolutivo y que se puede observar a través de imágenes, vídeos, etc., Y que se determina en su forma de vestir, de expresarse a través de su imagen, e incluso de quienes se rodean en sus fotos y cómo se distinguen los distintos escenarios sociales. Aspectos que son muy importantes a la hora de considerar que método se debería aplicar con un menor en proceso de reeducación.

Incluso cada método debe responder al acto “desviado” que se comete o se participa en cualquiera de sus modalidades como actor. No es lo mismo el adolescente que decide no asistir a clase para estar con los colegas en un callejón, que el que consume bebidas alcohólicas con su grupo de amigos a escondidas de su padre o madre, o el que le quita las llaves del automóvil a su madre o padre y conduce. Digamos que son circunstancias distintas y por lo tanto, habría que utilizar métodos distintos. Aunque si bien es verdad, que la base de la educación social, tal y como lo estableció el educador Paulo Freire, es aprender a aprender, y para cuyo objetivo en la reeducación debe consistir en crear consciencia entre el hecho presumiblemente erróneo cometido, las consecuencias que pudieran determinar en un fatídico final, y sobre todo, la huella indeleble que podría marcarse en la vida del débil y hábil adolescente que por diferentes motivos le ha llevado a cometer una torpeza, bien imprudente, bien intencionada o bien inconsciente.

Así que el trabajo terapéutico del educador/a social o de otros profesionales de la educación, debe consistir en enseñar y tomar conciencia de que todo eso que un adolescente ignora debido a su falta de conocimiento racional, o bien ante su falta de personalidad para saber adoptar posturas más responsables, debe ser tratado con el más sensible respeto y dedicación. Pues esta fase del diagnostico requiere mucho más esfuerzo que en la aplicación del método en sí. Es decir, si somos capaces de reconocer el problema, sabremos llegar a tiempo y con mejor herramientas para evitar cualquier otra conducta desviada que pudiera llevar a cabo un adolescente.

Para ello, es muy importante reconocer el hecho, verlo desde una perspectiva comprensiva para que sea mejor llegar al adolescente, y utilizar el método adecuado para evitar en la medida de lo posible, que se repitan nuevos episodios. Por lo tanto, el educador/a social debe acercarse a la realidad del problema con don enseñar y aprender, porque incluso un caso incívico conlleva detrás una serie de características que definen a una persona, es decir: “se nos conoce por nuestros actos”.

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 El rendimiento académico y la gestión de emociones ante los exámenes

Por: Antonio Crego

Realizar un examen es una de las situaciones potencialmente más estresantes en la vida académica. Además, experimentar estrés se asocia a un peor rendimiento en las evaluaciones, lo que se traduce en calificaciones más bajas. En una investigación reciente, analizamos cómo el uso de determinadas estrategias de afrontamiento puede ayudar a los estudiantes a gestionar esta situación, contribuyendo a reducir el estrés y a incrementar su sensación de eficacia a la hora de responder a los exámenes.

The emphasis is on coping
Can’t you see this in my face?

(Blur. “Coping”. Modern Life is Rubbish)

Según una conocida “leyenda académica”, en el examen final de una importante escuela de negocios británica se pidió a los estudiantes que definieran el concepto de “riesgo”. Un estudiante completó su hoja de respuestas con sólo una frase: “Riesgo es esto”. Le dieron la máxima calificación. Cuando nos enfrentamos a un examen, a veces la mera sensación de que estamos nerviosos ya anticipa que la cosa no va a ir bien. De hecho, una de las fuentes de información que usamos para evaluar la naturaleza de las situaciones en que nos vemos envueltos es nuestro propio cuerpo. Si éste nos envía señales como las que son típicas del estrés (inquietud, tensión, aceleración del ritmo cardíaco, problemas para conciliar el sueño…), deducimos no sólo que la situación puede entrañar algún tipo de amenza, sino también que posiblemente no vamos a ser muy eficaces a la hora de salir airosos de ella. Los procesos que relacionan estrés y eficacia personal son, en realidad, más complejos, pero hay algo claro, diversas investigaciones han puesto de manifiesto que existe una relación entre el estrés académico y el rendimiento de los estudiantes. En general, aquellos estudiantes que experimentan mayores niveles de estrés o que están más “quemados” -es decir, que presentan síntomas de burnout– tienden a recibir peores calificaciones y a presentar un menor nivel de logro académico.

En un estudio que ha aparecido recientemente en el Journal of Dental Education, hemos tratado de arrojar algo de luz sobre los mecanismos que llevan desde la percepción de estrés en estudiantes a la obtención de peores resultados en los exámenes.6 En esta dinámica, dos variables parecen desempeñar un papel central. Una son las estrategias que los estudiantes usan para enfrentarse al estrés; la otra, el grado en que éstos se perciben más o menos eficaces o competentes a la hora de realizar los exámenes.

En nuestra investigación empleamos un cuestionario que incluía medidas de las estrategias de afrontamiento utilizadas por los estudiantes, el nivel de estrés experimentado, su autoeficacia en relación con los exámenes, y el rendimiento académico al finalizar el período de evaluaciones semestrales. Participaron en la investigación 201 alumnos del Grado en Odontología de una universidad española, con edades en torno a los 21 años, de los cuales 138 eran mujeres y 63 hombres. Como dato a tener en cuenta, las mujeres manifestaron mayores niveles de estrés, una menor confianza en su capacidad para responder eficazmente a los exámenes y un mayor uso de estrategias de afrontamiento emocional, lo que nos llevó a considerar la necesidad de controlar esta variable en los análisis. También la edad del estudiante fue usada como variable de control, ya que como en todo, en el afrontamiento la “experiencia es un grado”.

Uno de los resultado más llamativos fue encontrar que las calificaciones que obtienen los estudiantes en la evaluación semestral se encontraban asociados al grado de estrés que experimentaban y a su nivel de autoeficacia, que son dos aspectos psicológicos. En concreto, el estrés reportado por los estudiantes durante el período de exámenes explicaba un 4 % de las variaciones en las calificaciones. Cuando también se consideraba el grado de autoeficacia de los participantes, se conseguía explicar un 5 % adicional de las notas obtenidas. En conjunto, puede parecer que un 9 % no es mucho, pero hay que situar el dato en su contexto. Lo esperable es que las calificaciones obtenidas sean una medida, en teoría y si el sistema de evaluación es “válido”, del nivel de conocimiento adquirido en las diferentes materias que son objeto de examen. No obstante, el 9 % de la variación de los resultados obtenidos por los estudiantes estaría asociado quizá no tanto lo que el alumno sabe, sino a su nivel de competencia para gestionar la situación emocional implícita en el hecho de hacer un examen.

Así las cosas, nos decidimos a analizar qué estrategias pueden resultar más beneficiosas a la hora de afrontar los exámenes. En concreto, en nuestro estudio comparamos dos tipos de afrontamiento. Uno, el uso de estrategias “racionales”, como enfocarse en la solución de problemas, tratar de ver las cosas desde una perspectiva más positiva o la búsqueda de apoyo social; el otro, el empleo de estrategias de tipo “emocional”, como “ventilar” o desahogarse descargando emociones, o enfocarse en uno mismo negativamente; de forma crítica, por ejemplo. Los resultados indicaron que el uso de estrategias racionales se asociaba a una reducción significativa en el nivel de estrés percibido por los estudiantes, mientras que el afrontamiento emocional tenía un efecto contrario, vinculándose a un grado mayor de estrés. Las estrategias de afrontamiento llegaron a explicar en conjunto hasta un 25 % de las variaciones en las puntuaciones de estrés de los participantes en el estudio.

El uso de estrategias de afrontamiento no sólo se relacionaba con el aumento o la disminución del estrés que los estudiantes experimentaban, sino también con sus autoevaluaciones sobre su propia capacidad para resolver los exámenes con éxito. Así, el afrontamiento racional apareció ligado a aumentos en los niveles de autoeficacia de los alumnos, y contrariamente, el empleo de estrategias emocionales resultó estar asociado a una disminución en la propia confianza para solventar los exámenes. En este caso, las estrategias de afrontamiento empleadas eran capaces de dar cuenta del 15 % de las variaciones en la autoeficacia de los estudiantes.

Obviamente, el estudio que hemos realizado tiene varias limitaciones, entre ellas las propias del uso de una muestra con unas características específicas -estudiantes universitarios de una carrera determinada-, donde aplicamos medidas basadas en el autoinforme, lo que puede conllevar el riesgo de sesgos en la respuesta. Por otra parte, el empleo de técnicas correlacionales de análisis de datos, que implican asociación entre variables, pero no relaciones causa-efecto necesariamente, también nos lleva a tomar las conclusiones con cautela. No obstante, este estudio apunta a la conveniencia de prestar una mayor atención a los aspectos emocionales implícitos en el rendimiento académico.

Prepararse para un examen de cualquier tipo no es sólo cuestión de estudiar, comprender o memorizar unos contenidos, sino que también exige una cierta preparación psicológica, que por lo general cada estudiante hace de forma “autodidacta” y sin mayor orientación, muchas veces recurriendo al “ensayo y error”, cuando no a soluciones mágicas como llevar amuletos de cualquier índole al examen o realizar rituales que presuntamente atraen la buena suerte. Y no se extrañen de saber que muchos “aprendices de científicos” creen -paradójicamente- en ellos. Nadie les ha enseñado cómo gestionar los nervios, la incertidumbre, las dudas, la sensación de “falta de control”, o incluso la percepción de peligro, que se asocia a la expectativa de no ser capaz de superar un examen. Tampoco nadie les ha dicho, a pesar de sus muchos años de inmersión en el sistema educativo, cómo sentirse más eficaces a la hora de enfrentarse a un período de evaluaciones.

Ahora, aunque modestamente, sabemos algunas cosas más. Tal vez sea bueno entrenar a los estudiantes aafrontar las dificultades intrínsecas a los exámenes de una forma “racional”, tratando de solucionar los problemas que esta situación plantea en cuanto al método de estudio o la planificación del tiempo. La búsqueda de apoyo y orientación, por ejemplo, recurriendo a los docentes en caso de dudas sobre la materia o sobre cuál es la mejor forma de preparar el examen, son estrategias que pueden ayudar, al ser factores que incrementan la sensación de control sobre la situación. Contrariamente, algo que muchas veces hacemos en nuestra vida de estudiantes, como es el desahogar nuestras emociones negativas con otros o el tratar de espolearse a uno mismo con críticas o frases culpabilizadoras, parece no sólo no ayudar sino que crean más estrés ante los exámenes. Por último, es necesario un cierto trabajo de “reestructuración cognitiva” que oriente al estudiante a ver las evaluaciones desde un prisma más positivo, no como un evento potencialmente peligroso y definitivo, sino como un paso más en el proceso de aprendizaje. Como decía William James, el mejor arma que tenemos contra el estrés es la habilidad de elegir unos pensamientos en lugar de otros. Y tal vez también esa sea una de nuestras mejores herramientas para alcanzar un mayor rendimiento, al menos cuando se trata de superar un examen.

Referencias

  1. Struthers, C. W., Perry, R. P., & Menec, V. H. (2000). An examination of the relationship among academic stress, coping, motivation, and performance in college. Research in higher education, 41(5), 581-592.
  2. Schaufeli, W. B., Martinez, I. M., Pinto, A. M., Salanova, M., & Bakker, A. B. (2002). Burnout and engagement in university students a cross-national study. Journal of cross-cultural psychology, 33(5), 464-481.
  3. Trifoni, A., & Shahini, M. (2011). How does exam anxiety affect the performance of university students.Mediterranean Journal of Social Sciences, 2(2), 93-100.
  4. Stewart, S. M., Lam, T. H., Betson, C. L., Wong, C. M., & Wong, A. M. P. (1999). A prospective analysis of stress and academic performance in the first two years of medical school. Medical Education-Oxford, 33(4), 243-250.
  5. Silverstein, S. T., & Kritz-Silverstein, D. (2010). A longitudinal study of stress in first-year dental students. Journal of dental education, 74(8), 836-848.
  6. Crego, A., Carrillo-Diaz, M., Armfield, J. M., & Romero, M. (2016). Stress and Academic Performance in Dental Students: The Role of Coping Strategies and Examination-Related Self-Efficacy. Journal of dental education, 80(2), 165-172. [acceso al Abstract]

Fuente: Antonio Grego/ investigacionyciencia.es

http://www.redem.org/el-rendimiento-academico-y-la-gestion-de-emociones-ante-los-examenes/

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Puño y letra en el mundo digital

 Por: REDEM/ SINC

En 2015 se vendieron más de 1.900 millones de smartphones, tabletas y portátiles en todo el mundo. En una sociedad cada vez más digitalizada, el papel y el bolígrafo van perdiendo su espacio. ¿Se nos olvidará escribir a mano? Neurocientíficos, educadores y psicólogos confirman los beneficios de la escritura tradicional, especialmente para el aprendizaje infantil, y advierten del peligro de no enseñarse en las aulas.

Carlota sujeta fuerte el bolígrafo. Es consciente de que hoy ha pasado del lápiz al boli que usan los adultos y no pregunta por qué. Ella sabe que, a sus cuatro años, ya es mayor y se afana por mostrar a sus padres las letras que ha aprendido en el colegio. En un pequeño cuaderno va dibujando vocales, sin levantar el bolígrafo del papel, apretando con fuerza.

“Le encanta escribir. Se pasa el día escribiendo y pintando. En el cuarto de juegos tiene una pizarra y le gusta mucho. En cuanto aprende una letra se pasa horas haciéndola”, nos cuenta Paola, su madre. En casa también tienen una tableta electrónica, que la niña y su hermano Jon, de dos años, saben usar con soltura.

En el colegio de Carlota no utilizan estos dispositivos. Sus padres tuvieron que elegir entre matricularla en un centro con un programa educativo fuertemente digital, con 28-30 alumnos por clase –la ratio más alta–, o al que asiste ahora, donde se prima la escritura a mano y las aulas no están tan masificadas. “Lo que no puedes hacer es negarte a la evolución. Los niños tendrán que saber usar las tabletas”, reconoce Santiago, el padre. Por eso, Carlota y Jon juegan con ellas en casa siempre que quieren.

Las teclas han ganado terreno a la escritura a mano y la caligrafía en cursiva está abocada al olvido

El proceso de aprendizaje de escritura y el de lectura están fuertemente relacionados. Primero, los niños empiezan escribiendo las vocales en letra cursiva –los caracteres conservan todos sus ‘rabitos’ y se forman sin levantar el lápiz del papel–. Después, pasan a las consonantes y luego, comienzan a leer.

Un proceso que, en países como Finlandia, está cambiando. Desde agosto de este año, la escritura de tipo cursiva será optativa. Sí será obligatoria la manual de tipo imprenta, que son las letras tal y como aparecen en los teclados. Además, aprender a escribir con un dispositivo electrónico pasará a ser una asignatura obligatoria desde el primer año de colegio.

“La escritura a mano no debería excluirse de los planes de estudio, pero es cierto que la cursiva es una práctica bastante antigua y que hoy en día no se utiliza”, explica a Sinc Dieter Van Thienen, investigador del departamento de Informática de la Universidad Vrije de Bruselas (Bélgica). Desde su punto de vista, es una decisión acertada por parte de Finlandia sacar la enseñanza cursiva del plan obligatorio, siempre y cuando se mantengan las habilidades de escritura manual de los niños.

En Finlandia, aprender a escribir con las teclas de un dispositivo electrónico pasará a ser obligatorio y la escritura cursiva a mano, opcional. / Lucélia Ribeiro

En cuanto a enseñarles a teclear para reforzar sus destrezas digitales, Van Thienen se muestra completamente de acuerdo. “La comunicación escrita hoy en día se hace usando un teclado”, destaca. Y las cifras lo demuestran: el año pasado se vendieron más de 1.900 millones de smartphonestabletas y ordenadores portátiles en todo el mundo, según datos de la consultora IDC.

Distintas áreas cerebrales

Otros científicos muestran sus dudas ante esta medida de las autoridades finlandesas. Aunque la mayoría de los expertos consultados están de acuerdo en que enseñar a escribir con un dispositivo digital es algo positivo para los menores, algunos ven perjudicial que la cursiva sea optativa y pueda desaparecer.

“Es importante para el desarrollo cognitivo”, afirma Donghee Shin, profesor en la Universidad Sungkyunkwan de Corea del Sur. Pero lo cierto es que no existen estudios científicos que demuestren los beneficios de este tipo de escritura frente a la de imprenta. Solo uno de 1929 donde se describe a la cursiva como “más legible para los negocios y las necesidades sociales”, algo obsoleto en el siglo XXI.

Los trabajos que comparan la escritura manual con la digital coinciden en que escribir a mano es importante desde el punto de vista neurológico

Sí son numerosos los trabajos que comparan la escritura manual con la digital, especialmente desde el punto de vista neurológico. Karin Harman James, investigadora del departamento de Ciencias Cerebrales y Psicológicas de la Universidad de Indiana (EE UU), es una de las mayores expertas en este ámbito. “Escribir a mano es importante para el aprendizaje temprano de las letras, así que espero que los sistemas educativos mantengan algún tipo de escritura de este tipo”, comenta a Sinc.

En uno de sus estudios analizó con imágenes de resonancia magnética funcionales qué regiones cerebrales se activaban en niños de cinco años al ver diferentes letras y formas que previamente habían memorizado por tres métodos distintos: escribiéndolas a mano, dibujándolas o con un teclado.

Los resultados revelaron que aquellos niños que las habían aprendido a mano empleaban más tres áreas del hemisferio izquierdo –el giro fusiforme izquierdo, el giro frontal inferior izquierdo y el córtex del cíngulo anterior– que los del teclado. En comparación con los dibujos, la escritura a mano requería también más actividad en el córtex parietal posterior y en el giro fusiforme izquierdo.

Todas estas regiones están involucradas en el proceso de aprendizaje de lectura y escritura. “Tras escribir a mano, el cerebro activa la red que usa para leer y escribir”, confirman los autores en el trabajo. Los resultados reflejaron que facilita la percepción de las letras y es importante para su procesamiento cerebral.

La escritura a mano con bolígrafos y lápices convive con el uso cada vez más extendido de las tabletas y los ordenadores. Entre estos dos tipos de escritura hay diferencias cognitivas y motoras. / Imagen: Jon Lim

Los ordenadores y el dolor muscular

Junto a las diferencias cognitivas están las motoras. “La escritura a mano requiere acciones motoras más complejas que teclear, puesto que cada letra se forma con una combinación de diferentes técnicas que conforman una secuencia única, mientras que con un teclado se produce simplemente apretando una tecla”, compara Robert Wiley, investigador del departamento de Ciencia Cognitiva de la Universidad Johns Hopkins (EE UU).

Los músculos que utilizamos en ambas acciones son muy diferentes. La escritura a mano está controlada principalmente por los músculos que activan la articulación de la muñeca, y también tienen peso los que controlan los dedos para sujetar el bolígrafo. Cuando tecleamos, la fuerza muscular de los dedos es mucho mayor.

“Se utilizan diferentes patrones de activación musculares, principalmente, porque la escritura con teclado es una actividad bilateral, de forma que ambas manos forman parte del proceso, frente a la actividad unilateral que supone escribir con un bolígrafo”, indica a Sinc Sigal Portnoy, directora del laboratorio de Rehabilitación y Función Motora de la Universidad de Tel-Aviv (Israel).

¿La hegemonía actual de las teclas frente al lápiz perjudicará de alguna forma al sistema muscular relacionado con la escritura? Portnoy admite que, de momento, no existen estudios al respecto. Sí que se ha asociado teclear con trastornos musculoesqueléticos, como el dolor en las articulaciones pero, en su opinión, se debe a las largas horas que pasamos delante de un ordenador en el entorno laboral.

“Grandes textos de la historia tendrán que convertirse a formatos de imprenta para que la gente pueda leerlos”, se lamenta Cain ante el declive de la cursiva

“Hoy encontramos, guardamos, analizamos y visualizamos todos los datos en el ordenador, de modo que el trabajo de oficina de hace solo unas décadas, que consistía en abrir cartas, tener carpetas físicas, armarios y otros útiles de oficina, se ha sustituido por un teclado y un ratón”, resume la experta. Utilizar siempre los mismos músculos relacionados con el ordenador provoca que estos no descansen y se resientan, sobre todo las articulaciones.

De las tablillas a las tabletas

Pero más allá de diferencias entre una y otra escritura, la gran pregunta que subyace en este contexto digital es si a base de teclear se nos va a olvidar cómo se escribe con un lápiz y un papel. La opinión de los expertos es unánime: dependerá de si lo seguimos practicando y, sobre todo, de si sigue enseñando en los colegios.

“Si no se enseña y no se utiliza en las escuelas, desaparecerá con el paso del tiempo”, pronostica Jeff Cain, director de Tecnología Educativa en la Escuela de Farmacia de la Universidad de Kentucky (EEUU). A su juicio, dentro de solo unas décadas, se olvidará la escritura cursiva tradicional, que ya está atravesando un profundo declive. Las consecuencias culturales que acarreará van más allá de perder un tipo de escritura. “Es triste pensar que muchos de los grandes textos de la historia tendrán que convertirse a formatos regulares (de imprenta) para que la gente pueda leerlos”, se lamenta.

Si la cursiva deja de enseñarse, quizá en el futuro no se entiendan los manuscritos antiguos, como este, digitalizado por la Biblioteca Nacional de España: Tratado de las enfermedades de mujeres por el doctor Pedro Castello, catedrático en el Real Colegio de Cirugía Médica de San Carlos de Madrid, 1817. / BNE

Desde que hace 6.000 años, en Mesopotamia, se desarrolló el sistema de escritura, el ser humano no ha parado de trazar grafías en cientos de alfabetos y soportes, como piedras, barro, hojas, láminas, tablillas de madera, pieles, papiros, pergaminos, lienzo y papel. ¿La llegada del ordenador terminará con esta evolución antropológica?

“La máquina de escribir se creó en 1872 por el inventor norteamericano Christopher Soles, lo que significa que solo llevamos usando el teclado unos 140 años”, recuerda a Sinc Yuichi Higashiyama, investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad Yokohama City (Japón). “Se supone que nuestro cerebro no puede evolucionar y cambiar drásticamente en un período tan corto de tiempo”, opina.

La mano, más rápida que las teclas

Tampoco las tecnologías son, hoy por hoy, tan perfectas como para que prefiramos siempre un teclado a un papel y un bolígrafo. Los expertos recuerdan que sigue siendo más rápido y más flexible escribir algo en un trozo de papel que con un teclado. “No puedo imaginarme que la escritura a mano deje de ser una opción, a menos que los medios digitales con los que introducimos datos sean mucho más fáciles de utilizar y preservar”, señala a Sinc Amanda Smith, codirectora del laboratorio Software Usability Research en la Universidad Estatal de Wichita (EE UU).

Un estudio que codirigió refleja las dificultades de escribir en un smartphone utilizando el dedo, tanto para adolescentes y jóvenes, como para gente mayor. Algo similar ocurre cuando nos piden que firmemos con el dedo al comprar con tarjeta de crédito: la firma suele parecerse muy poco a la original.

Sigue siendo más rápido escribir algo en un trozo de papel que con un teclado, y aún no nos hemos habituado a trazar letras con el dedo en dispositivos táctiles

En el estudio de Smith, el dispositivo no reconocía bien la escritura en pantalla porque confundía los trazos de unas letras con otras similares. El problema se agudizaba con los participantes cuyos dedos sudaban más de lo normal. Sin embargo, escribir de forma táctil puede resultar útil para quienes sufren un trastorno motor y no son capaces de sujetar un bolígrafo.

Aunque los beneficios de la era digital son innegables, olvidar la escritura a mano perjudicaría el aprendizaje infantil. “Sería negativo para los niños porque aprenderían peor el alfabeto, de forma más lenta y menos completa, y eso afectaría a su capacidad lectora”, advierte Wiley, que ve consecuencias a nivel cerebral para las nuevas generaciones.

Pero esa situación solo se daría si desaparecieran de los colegios los rotuladores, los lapiceros y los sacapuntas, algo que, a corto plazo, no parece que vaya a suceder. Los especialistas recalcan que la escritura tradicional y la digital no son excluyentes en ningún caso y que deben ir de la mano.

Ajena a este debate, Carlota ha conseguido trazar la “i” minúscula con su punto sin confundirse y la muestra con una sonrisa de satisfacción. A su lado, entre suspiros, su hermano de dos años juega con la tableta. Se le resiste el puzle de la ballena azul. Carlota deja el bolígrafo y le ayuda. Por algo es la mayor; ya sabe escribir con boli.

Fuente: http://www.redem.org/puno-y-letra-en-el-mundo-digital/

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Estados Unidos: La guerra contra la educación pública

 Por: David Brooks

educacion

En este país de guerras hay una que sí -más allá de la retórica oficial- determinará el futuro de esta democracia: la gran disputa nacional en torno a la educación pública.

La ofensiva de los auto proclamados reformadores de la educación está compuesta por algunas de las fuerzas más poderosas del país, entre ellos los hombres más ricos de Estados Unidos, el gobierno federal, el sector financiero, los grandes medios y cabilderos, quienes afirman que el problema central de un sistema de enseñanza público en descomposición son los maestros de baja calidad y sus sindicatos que defienden el statu quo.

La solución que proponen, financiada por miles de millones en fondos privados, es sujetar el sistema de educación a un modelo empresarial guiado por ejecutivos, donde se evalúa a los docentes exclusivamente en torno a exámenes estandarizados y se mide todo por esquemas de datos bajo normas que se aplican al sector privado. A la vez, se busca aplicar el “libre mercado” al sector educativo, con esfuerzos para privatizar algunos segmentos y contratar cada vez más servicios del sector privado en la enseñanza pública.

En esta “guerra”, el enemigo son los maestros y sus sindicatos, a quienes culpan de resistir el cambio, proteger sus intereses mezquinos, que ponen encima de los de sus estudiantes, y de culpar a factores socioeconómicos por sus deficiencias.

Tal vez la expresión mejor conocida de este argumento fue la película documental Esperando a Superman, de 2010, que presentó un sistema educativo compuesto de maestros mediocres y complacientes, casi como burócratas, padres de familia frustrados y sindicatos del magisterio con el solo interés de proteger a sus agremiados. Según la película, la única y mejor solución son las llamadas escuelas chárter, que reciben fodos públicos, pero son administradas de manera privada, exentas de varias regulaciones, entre ellas, la obligación de contratar sólo profesores sindicalizados, y algunas pueden ser operadas con fines de lucro (hay más de 4 mil chárters en 40 estados del país, y ahora suman 5 por ciento de las escuelas públicas). Los críticos acusan que son la punta de lanza de la privatización.

Ineficiencia y mediocridad

El argumento sobre la mediocridad e ineficiencia de la educación pública ha sido nutrido por informes de instituciones y personalidades muy destacadas, desde el secretario del rubro, Arne Duncan, a algunos de los medios más influyentes del país. Bill Gates se ha obsesionado con el hecho de que el sistema de enseñanza pública ya no produce la calidad de trabajadores de alta capacitación técnica que requiere el país para competir a nivel mundial, algo que Barack Obama ha reiterado al insistir en que los estudiantes estadunidenses no pueden competir con los coreanos. Un grupo de trabajo del prestigioso Consejo de Relaciones Exteriores, encabezado por la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice y el ex jefe de educación pública de la ciudad de Nueva York Joel Klein, dio la alarma de que el pobre desempeño educacional estadunidense en el contexto global representaba “una grave amenaza a la seguridad nacional”.

Noventa por ciento de los alumnos estadunidenses están en planteles públicos, alrededor de 50 millones actualmente. El gasto federal, estatal y municipal en enseñanza supera 600 mil millones dólares al año. Como afirma David Denby en The New Yorker, “el debate sobre el futuro de la educación es en parte sobre empleo, poder y dinero, y ahora es parte de la lucha ideológica entre el gobierno, como garante del bien comunitario, y la competencia del mercado como un creador potencial de excelencia”.

Por lo menos desde hace una década -algunos dicen que esta guerra empezó hace 20 años- este movimiento reformista ha sido financiado en gran parte por empresarios y sus fundaciones, la más sobresaliente la de Bill Gates (Microsoft), la familia Walton (de Walmart), Mark Zuckerberg (Facebook) y Eli Broad (su fortuna es de la aseguradora Sun Life) y Michael Bloomberg (de Bloomberg y actual alcalde de Nueva York). Estos han invertido miles de millones en programas de privatización de escuelas públicas (las llamadas escuelas chárter), en financiar think tanks, agrupaciones de cabildeo, centros de expertos, medios y periodistas, y en el apoyo y cabildeo de autoridades locales, estatales y federales, logrando imponer su agenda a escala nacional.

Ellos ya definen y determinan en gran medida el debate sobre las políticas en el sector en este país, y tienen entre sus filas a los jefes de educación de casi todas las principales ciudades del país, hasta el propio secretario del rubro, Arne Duncan, y su jefe, Barack Obama (como también a su antecesor, George W. Bush).

Privatización o escuelas chárter

Junto con ellos se ha integrado a este movimiento reformista un sector de nula experiencia y, anteriormente, ningún interés en la enseñanza pública: el financiero, que ahora también financia escuelas chárter, promueve reformas para establecer el modelo empresarial y condiciona sus contribuciones sustantivas a políticos en torno al apoyo a iniciativas favorecidas por los “reformadores”.

Desde 2002, la pieza central del movimiento reformista ha imperado sobre el panorama de la enseñanza pública, cuando el entonces presidente George W. Bush promulgó la ley No child left behind o NCLB (ningún niño dejado atrás), donde se establece el uso de los resultados de exámenes estandarizados estatales a estudiantes para medir el desempeño de maestros y escuelas, que en algunos casos puede llevar al despido de docentes y hasta la clausura de planteles. Por tanto, con cada año se obliga a que los maestros y administradores dediquen cada vez más tiempo, esfuerzo y atención a estos exámenes, ya que determinan, cada vez más, su futuro.

Al llegar Obama a la Casa Blanca, su secretario de educación formuló un programa, Race to the top o RTTT (Carrera a la cima), que promueve una competencia entre estados para ampliar el uso de estos exámenes, la elaboración de más medidas y programas para la evaluación estadística de estudiantes y maestros con base en los exámenes, y la creación de más escuelas chárter a cambio de fondos federales.

NCLB y RTTT son las coronas del movimiento reformista empresarial, y sus consecuencias se sienten a lo largo y ancho del país. Su argumento fundamental es que, con base en estas reformas, los maestros por fin serán evaluados objetividad, y con ello hay un proceso de rendición de cuentas en el sistema.

Mero negocio: antirreformistas

El problema, según los críticos de estas “reformas”, es que ni el diagnóstico de los reformadores, ni sus recetas están basadas en los hechos, lo cual ha llevado a críticos a considerar que las reformas tienen más que ver con negocios y una visión neoliberal que con la función y propósito de la educación pública. Citan numerosos estudios, investigaciones y datos que demuestran que las reformas no han generado los resultados prometidos, que el diagnóstico está viciado por graves errores en evaluación. Subrayan que el eje del modelo de reforma, los exámenes estandarizados, no puede ser usado para medir el desempeño de maestros y escuelas, según expertos nacionales y hasta directores de algunas de las empresas que se dedican a eso, incluyendo la Rand Corporation y la agencia de investigaciones sobre métodos de evaluación escolar de la Academia Nacional de Ciencias.

Por otro lado, en años recientes se ha revelado que en Nueva York, Houston, Chicago, Washington y otros lugares los políticos han inflado y manipulado los resultados de los exámenes que tanto señalan como pruebas del éxito de sus reformas.

“La educación pública está bajo ataque de las fuerzas de la privatización, por gente que hace promesas falsas”, declaró Diane Ravitch, profesora en la Universidad de Nueva York, quien hace una década fue una de las reformadoras más prominentes del país, ex secretaria asistente de educación en la presidencia de Bush padre, autora de 10 libros sobre políticas e historia de educación, entre otros logros destacados, quien ahora es tal vez la voz nacional más eminente en contra de los reformistas.

En un discurso el año pasado, agregó que “la profesión magisterial está bajo ataque de aquellos que culpan a los maestros por condiciones más allá de su control. Desean quitarles su profesionalismo y convertirlos en técnicos de exámenes”. También advirtió que “si logran quitar a los maestros el derecho de negociar el contrato colectivo, silencian sus voces.

Con ello eliminan la única fuerza que puede detenerlos. Eso deja el camino abierto para recortar fondos; para entregar más escuelas públicas a las cadenas de escuelas chárter… y para implementar políticas que dañan a los niños y reducen la calidad educativa. No permitan que lo hagan”.

Ravitch, en un artículo en The Daily Beast, pronosticó que “en los próximos años, los alumnos estadunidenses serán sometidos a más y más exámenes, la industria de los exámenes engordará, y la calidad de educación sufriría.

Para rescatarse, los maestros enseñarán sólo en torno a los exámenes malos, los distritos escolares abandonarán las artes y reducirán el tiempo en materias como historia, geografía, civismo, ciencias e idiomas para tener más tiempo para los exámenes. Habrá más escándalos de trampas con las calificaciones de las evaluaciones, que determinarán las vidas y carreras de maestros y directores, y la sobrevivencia de sus escuelas”.

Más recientemente, señaló que las empresas con fines de lucro tienen el objetivo de “lograr ganancias, no buena educación. La manera en que generan ganancias es cortar costos, y lo hacen sustituyendo maestros con experiencia con maestros sin experiencia, y con tecnología. No preguntan si es bueno para los niños o si mejora la educación, sino si incrementa las ganancias sobre la inversión”.

La fuerza del mercado

De hecho, para algunos, las reformas han sido parte de un esfuerzo impulsado por fuerzas conservadoras y empresariales, que argumentan que la única manera de mejorar todo es aplicar las “fuerzas del mercado” al sector público. En 2008, la revista Time citó que Susan Neuman, profesora de educación quien había sido subsecretaria del sector del presidente George W. Bush y promotora de la ley NCLB, señaló que algunos de sus colegas en el gobierno veían esa ley como “un caballo de Troya” para promover su agenda de privatización, demostrar el “fracaso” de la educación pública y así “hacerla estallar un poco”.

Richard Rothstein, experto en políticas educativas del Instituto de Política Económica y autor de varias obras sobre el tema, ha sido un crítico feroz de las reformas implementadas, y recientemente comentó al New Yorker que “el movimiento de reforma está destruyendo el sistema de la enseñanza pública”.

Los reformistas acusan a sus críticos de usar la pobreza y otras condiciones socioeconómicas como justificación para detener las reformas, las cuales, dicen, son la mejor manera de ofrecer oportunidades a los sectores más vulnerables. Pero según investigaciones de varias universidades y expertos como Jonathan Kozol, son los reformistas los que niegan el impacto de la pobreza sobre los estudiantes. De hecho, la brecha en desempeño académico entre pobres y ricos se ha ampliado hasta un 50 por ciento desde 1980.

Rebelión

Hay cada vez más avisos de rebelión contra la visión tecnócrata y empresarial de la educación. En Texas, casi 80 por ciento de las juntas escolares del estado han aprobado una resolución rechazan los exámenes estandarizados como base de evaluación de maestros y escuelas. En la ciudad de Nueva York, encuestas registran que las mayorías reprueban las reformas educativas del alcalde Bloomberg.

El 10 de septiembre del año pasado, por primera vez en 25 años, el sindicato de maestros de Chicago estalló una huelga y no fue por la disputa sobre salarios, sino contra la demanda del alcalde Rahm Emanuel, ex jefe de equipo del presidente Barack Obama, de abrir más escuelas chárter, mayor evaluación y bonos de maestros con base en los resultados de estudiantes en exámenes estandarizados. Ocho días después, la huelga concluyó tras concesiones por ambos lados, pero para muchos maestros esta acción logró detener, por ahora, la imposición de la agenda empresarial, una batalla en una guerra que continúa.

Rothstein escribió que la huelga “fue la primera rebelión abierta de maestros a escala nacional por esfuerzos para evaluar, castigar y recompensarlos basados en las calificaciones de sus estudiantes en los exámenes estandarizados… El descontento de los maestros ha estado burbujeando ahora durante una década, pero se necesitó un sindicato bien organizado para dar expresión práctica a ese descontento”.

Chicago, dicen unos, sólo es una primera llamada.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/01/03/estados-unidos-la-guerra-contra-la-educacion-publica/#.VyQjYdThDIU

Imagen: https://www.google.com/search?q=La+guerra+contra+la+educaci%C3%B3n+p%C3%BAblica&espv=2&biw=1366&bih=667&site=webhp&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiWuYmLvLXMAhUKlR4KHdTlC-cQ_AUIBigB#imgrc=4qt2zsHr-SqtpM%3A

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Universidad: Ingreso y Gratuidad

Alejandro Grimson

Un fantasma recorre los claustros universitarios. Es el fantasma de López Murphy. Nadie desea que se repita un episodio de reducción presupuestaria que genere una crisis. Pero las noticias y tensiones disparan preguntas.

¿Qué está ocurriendo en las universidades? Después de varios años de fuerte expansión, han regresado tensiones y conflictos. Paros en colegios secundarios universitarios, movilizaciones por el boleto estudiantil, huelga de docentes, declaraciones del ministro y de rectores, reunión con el presidente. ¿De dónde venimos y para dónde vamos?

Las universidades públicas argentinas son parte de las instituciones con mayor reconocimiento social. Fuente de orgullo, también generan intensos debates. La Argentina no sólo tiene universidades de alto prestigio, sino que ha privilegiado el sistema público sobre el privado, tanto en cantidad de estudiantes como en términos de investigación científica.

En la llamada “época de oro”, en 1960, antes de la “noche de los bastones largos”, había nueve universidades nacionales. En 2010 sumaban 47. Hace muy pocos años que en las 23 provincias argentinas hay al menos una universidad pública. Casi la mitad fueron creadas en los últimos treinta años de democracia. En 1960 había 160 000 estudiantes universitarios en el país, lo cual representaba el 0,8% de la población. Esa cifra se fue incrementando durante las últimas tres décadas, así como la proporción sobre el total. En 2010 había más de 1.700.000 estudiantes, más de diez veces más que cincuenta años antes, y abarcaban el 4,3% de la población. En proporción, los estudiantes universitarios se multiplicaron por cinco en cincuenta años. Entre 2001 y 2011 se sumaron 395.000 estudiantes al sistema universitario, lo cual implica un crecimiento del 28%. En el mismo período los egresados aumentaron un 68%, pasando de 65.000 a 109.000 egresados anuales.

En términos comparativos, es indudable que tanto Brasil como México cuentan con sólidos sistemas universitarios en la región. Los salarios reales de los docentes son aproximadamente el doble que en Argentina. Ahora bien, mientras el 4,3% de la población argentina está conformado por estudiantes universitarios, en Brasil sólo alcanzan el 3,4%, y en México el 2,1%. Además, mientras en la Argentina el 3,4% de la población asiste a instituciones públicas, en México ese porcentaje desciende al 1,4%, y en Brasil al 0,9%.

Una cifra que se acerca a dos millones no refleja a una pequeña elite. Una gran parte de los estudiantes trabaja y estudia, y un elevado porcentaje, que alcanza el 70% en muchas universidades nuevas, no son hijos de universitarios. Son, por lo tanto, la primera generación universitaria de sus familias. La ampliación del acceso es un avance altamente significativo.

Desde 1983, la universidad pública argentina responde a la herencia de la Reforma de 1918, vinculada al ingreso irrestricto, el cogobierno y la autonomía, así como a la herencia de la gratuidad, instituida originalmente en 1949. Esos elementos se encuentran presentes en las universidades de varios países, pero en el nuestro aparecen conjugados, lo que constituye un caso bastante singular.

El Instituto Cifra-CTA calcula que entre diciembre de 2001 y diciembre de 2014 el salario promedio de los docentes universitarios se recompuso un 56%, con el detalle de que durante la crisis de 2002-2003 había llegado a descender un 30% respecto de 2001. Esto fue parte de un aumento del presupuesto universitario y de ciencia y tecnología, acompañado de importantes obras de infraestructura.

El triunfo de Mauricio Macri generó mucha preocupación entre los universitarios. El actual presidente había cuestionado la creación de nuevas universidades: “¿Qué es esto de hacer universidades por todos lados? Obviamente, muchos más cargos para nombrar…” Al comenzar la nueva gestión parecía que una persona ajena a la gestión de las universidades públicas asumiría en la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.

Esto provocó un gran revuelo, que no es muy difícil de entender. En primer lugar, las universidades siempre han sido lugares donde los diferentes radicalismos tuvieron cierto peso. De los doce años de gobiernos kirchneristas, durante seis años el secretario fue el expresidente de la Universidad Nacional de La Plata, Alberto Dibbern, quien siempre se autodefinió como “un radical no k”. A esto debe sumarse la gestión de Juan Carlos Pugliese que juntos totalizan nueve años de gestión radical de las universidades durante el kirchnerismo. En segundo lugar, varios presidentes del Consejo Interuniversitario Nacional de origen radical nunca plantearon un cuestionamiento de la política universitaria del gobierno. En tercer lugar, al nivel de las universidades y sus rectores no existió una grieta en la Argentina. Como en cualquier ámbito hubo tensiones, pero nunca hubo en estos últimos años una división absoluta, ni entre radicales y peronistas, ni entre grandes y chicas. En el CIN se respetaron acuerdos de alternancia y composición plural.

Por eso, los niveles de conducción universitaria sintieron un alivio cuando finalmente asumió la Secretaría el ex rector de la Universidad Nacional del Litoral, Albor Cantard. A nadie le preocupaba su filiación política. El clima indicaba que un rector que conoce el sistema puede tener preferencias o políticas opinables, pero nunca destruye instituciones. Ya el tema presupuestario general y de los salarios en particular pasa por otros andariveles, ya que más allá de cada funcionario, en las paritarias es obvio el peso de los funcionarios de economía.

Sin embargo, la preocupación regresó mucho más pronto de lo previsto. La alta inflación desde diciembre y el ajuste de las tarifas de los servicios provocaron dos problemas: aceleraron los reclamos gremiales y tornaron inviable el presupuesto previsto para gastos operativos.

A fines de abril un alto funcionario del Ministerio de Educación le explicó a algunos rectores algunos lineamientos de sus políticas. Entre muchas palabras, aludió al “crecimiento excesivo”, a la “calidad relajada”, a un “sistema pervertido”, a la “discrecionalidad en el manejo recursos”. Literalmente dijo que “se han creado carreras a troche y moche”. “Hubo fiesta. Hay que apagar la música, arremangarse y ponerse a trabajar”. Una expresión, para los más moderados, poco afortunada. Es que resulta imposible que alguien que conozca el día a día de las universidades públicas pueda ser tan desatinado. Los menos moderados tuvieron expresiones que dejamos a la imaginación del lector.

Propuso trabajar en articular universidades públicas y privadas, mientras criticaba a las universidades públicas. Y ofreció ejemplos de que no puede ser “que cada uno decida su carrera” cuando sobran en una profesión y faltan en la otra.

Innumerables fuentes confirman que los radicales a cargo de la Secretaría de Políticas Universitarias no tienen claro el futuro inmediato. Hay un gobierno del PRO, que les cedió a ellos ese cargo. Ese funcionario debería disponer de mil quinientos millones de pesos para llevar a cabo sus políticas. Hasta ahora no tiene fondos.

Por otra parte, las paritarias con los docentes y no docentes son una incógnita. Todo apunta a una pérdida relevante del poder adquisitivo, pero hasta ahora las propuestas oficiales a los docentes resultan imposibles de aceptar por parte de los sindicatos.

Por supuesto, en la Ciudad de Buenos Aires una huelga en el Colegio Nacional de Buenos Aires tiene una gran repercusión. Menos conocido es que en estos años se crearon colegios secundarios universitarios en zonas de niveles socioeconómicos bajos, cerca de barrios populares o villas. En 2016 las escuelas secundarias de las Universidades General Sarmiento, Avellaneda, Quilmas y San Martín no han recibido fondos para pagar sueldos ni gastos.

Además de los salarios, las universidades tienen gastos operativos. Según varios rectores hay dilaciones con los gastos operativos previstos en la ley de presupuesto para varias universidades del conurbano. Habrá debate sobre si se trata de un incumplimiento de la ley de presupuesto y si no se trata de una medida discrecional. Algo similar sucede con el presupuesto de nuevas carreras, creadas a través de “contratos-programa”.

Por otra parte, en el contexto inflacionario se potenció el reclamo estudiantil por el transporte que ya produjo una movilización masiva en la ciudad de La Plata.

El gobierno parece ajustar con el fantasma de López Murphy. Este ministro de economía de De la Rúa anunció una reducción del presupuesto universitario y provocó una movilización gigantesca que terminó con su propia renuncia en marzo de 2001. Pero López Murphy no disponía del actual “ajuste por inflación”. Ahora viene el ensayo y error de ir probando en qué cifras puede generarse fragmentación de la comunidad universitaria, tanto en el plano sindical como en la presión de los rectores. Eso depende de una relación de fuerzas. Por supuesto, siempre lo más imprevisible para el gobierno es la reacción del movimiento estudiantil. La población universitaria actual en la Argentina hace que haya estudiantes en toda la trama social.

Mientras tanto, el mapa de las universidades es complejo. Mientras algunas comienzan a recibir las transferencias al día, otras están realmente cerca de situaciones de emergencia. Algunas están por suspender la comida en los colegios secundarios o han buscado créditos para solventar gastos básicos. Otras quizás sobrelleven mejor esta coyuntura, salvo la incertidumbre de las paritarias. Y el interés general, la preocupación genuina por lo que sucede en el conjunto del sistema, el compromiso por resolverlo colectivamente, es básicamente algo que quizás se construya en un futuro lejano.

El discurso neoliberal ha achacado acerca de la ineficiencia de las universidades públicas. Si sólo gradúan al 20 o 30% de los ingresantes, ¿por qué no nos ahorramos el dinero y reducimos drásticamente el presupuesto? Primero, ese millón y medio de pibes que están en el sistema público, se reciban o no, pasan por una experiencia universitaria que mejora sus conocimientos y mejora nuestra sociedad. Segundo, ellos y todos tienen derecho a acceder al conocimiento. Tercero, si se hiciera una selección anterior, probablemente muchos pibes de sectores más humildes que finalmente acceden al título quedarían por el camino. Cuarto, el problema de la graduación no se resuelve regresando al examen de ingreso de la dictadura militar, sino realizando inversiones apropiadas para incrementar el porcentaje y la cantidad de graduados.

En otro orden de cosas, ¿quién dijo que lo que hacen las universidades en graduar y graduar? Sólo un gran desconocimiento del sistema universitario puede provocar esa suposición. Las universidades hoy son el principal lugar donde trabajan los investigadores de ciencia y tecnología del país, es decir, son las mayores productoras de conocimiento, en articulación con el Conicet. Por ello mismo, realizan transferencia de tecnología, patentes y trabajan junto a empresas en procesos de desarrollo. Están insertas en la trama social local: realizan actividades culturales y extensión trabajando con comunidades en todo el país. Son un nodo crucial de la internacionalización y de la inserción global de la Argentina: las decenas de universidades públicas tienen acuerdos académicos y científicos con los países más importantes del mundo. Son además parte del desarrollo de las industrias culturales de carácter público. La relevancia de las editoriales universitarias, sus publicaciones científicas y culturales es enorme en el país.

Está comenzando a regresar, aún de modo solapado, un eficientismo neoliberal. Puramente ideológico, desconoce las realidades de la universidad pública actual. Hasta qué punto las palabras que revelamos aquí se harán públicas y regirán las políticas oficiales, es aún una incógnita. La profunda ignorancia sobre las universidades puede terminar desatando irrefrenables fantasmas del pasado.

Buenos Aires, Argentina / Mayo 2016 /Autor:Alejandro Grimson. Fuente: .pagina12.com.arFuente artículo: http://m.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-299222-2016-05-13.html

Fuente de la imagen: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10209403227140080&set=pb.1306569157.-2207520000.1463221868.&type=3&theater (Fernanda Saforcada, CLACSO)

Socializado por: Carlos A. Bracho León

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El acrítico uso informacional de internet en la Educación Primaria (Parte II)

Jorge Díaz Piña

Con base en la necesidad de caracterizar la cibercultura discursiva que envuelve a Internet, en tanto red de redes por la que circulan los flujos informacionales, es plausible sustentar que la envuelve una simbología y una significación ideológica de naturaleza reificadora y fetichista   por vía de la interconectividad tecnológica de las TICs que la vehicula como se puede desprender de los documentos analizados. Reificación entendida como manifestación de materialidades tecnológicas producidas socialmente por hombres y mujeres, que se han autonomizado de esa naturaleza social y se muestran o presentan como creaciones ajenas y por encima de quienes las han producido; y fetichización, por cuanto sus servicios o funciones tecnológicos se han revestido imaginariamente de supremacías o poderes de la ciencia-ficción a los que hay que rendir tributo o servidumbre ideológico-cultural, por ejemplo, como fuerza determinante del desarrollo en todos los ámbitos.

Esa reificación, junto con la fetichización de las TICS, relega en consecuencia, a los individuos que se perciben subjetivamente a sí mismos de manera preponderante como subordinados usuarios o consumidores informacionales de Internet bajo la ficción de una interactividad libre que es controlada por las opciones algoritmicamente preestablecidas o programadas tecnológicamente. Esta configuración de una prevaleciente subjetividad inactiva por dependiente de los controles y pautas reguladores de Internet, establece en los sujetos a través de discursos explícitos e implícitos en prácticas que transmiten representaciones cognitivas, valorativas, estéticas, etcétera, que inducen comportamientos ante las TICs. Además, el consumo acrítico de la información circulante y de la interactividad comunicativa de tipo tecno-transmisiva, refuerzan ese tipo de subjetividad heterónoma, o sujetante por fuerzas externas, por cuanto hacen de esos tipos informacionales, los sucedáneos de la verdad. De aquí que el tipo de subjetividad que se induce de ese modo sea alienada.

En el proceso de subjetivación interviene la escuela por ser una institución de poder socializador de los niños y niñas. En el discurso analizado con anterioridad, aparte de lo ya expuesto pero teniéndolo en cuenta, se puede inferir que no hay una sistematización teórica que favorezca una comprensión crítica de los procesos de mediación o apropiación informacional no alienantes de las TICs, y particularmente de Internet, desde una perspectiva didáctico-pedagógica auténticamente liberadora que oriente reflexivamente sobre el uso de las computadoras portátiles Canaima, por ejemplo, otorgadas gratuitamente a los estudiantes por el gobierno nacional.

Lo que prevalece son orientaciones de carácter instrumental-pragmático en torno a su empleo fundamentalmente técnico-operativo, sin problematizar el uso informacional de Internet más allá de la prevención que se debe tener en cuanto a cierto tipo de informaciones perjudiciales para la integridad de los estudiantes de la educación primaria venezolana. Incluso, profundizando y ampliando un poco más lo expresado y para ejemplificar la desproblematización con respecto al uso educativo de Internet y de las TICs en la Educación Básica de Venezuela, en los discursos que se difunden al personal docente desde instituciones adscritas al MPPED como la Fundación Bolivariana de Informática y Telemática (FUNDABIT), creada y encargada oficialmente desde el año 2001 de coordinar la formación y preparación escolar en el uso de educativo de las TICs, como es el caso de un artículo cuasioficial, entre otros, que suscribe su directora docente para el momento, en la revista de la fundación, Infobit, y titulado “Las nuevas tecnologías y la reformulación de la educación en la sociedad de la información”, Cardona (2004), se promueve una concepción que suscribe acríticamente la subordinación de la educación escolar a una supuesta globalización educativa de carácter universal mediada por la TICs en una era que es resaltada su cualificación como de la información:

“En el diseño de una nueva educación debieran ser contempladas las condiciones sociales que la enmarquen en la era de la información dirigiéndola a comunidades abiertas (globalización de la educación), concibiendo las telecomunicaciones como el medio más común de intercambio y considerando el espacio suministrado por satélites y otros vínculos para la educación universal” (p. 6).

Dentro de la asistematicidad teórica crítica que se percibe como faltante en los documentos oficiales analizados para considerar el uso informacional de las TICs en la educación primaria venezolana, se hace notoria la ausencia del enfoque de la relación tecnología-educación, abordado desde el plano epistemológico hasta el de su tratamiento metodológico. Lo que no quiere decir que no existan de manera tácita en el discurso paradigmas o matrices que se suscriban implícitamente alrededor de la relación tecnología-educación. Igualmente se obvia el abordaje de esa relación a partir de la revisión histórica de la intervención de la tecnología en el ámbito de la educación primaria. Perspectiva esta que pudiera brindar aportes para hacer una revisión de la pertinencia educativa del empleo de la tecnología en la educación y formación de los niños y niñas en la etapa escolar que se está estudiando, y sobre la cual se hará algunos señalamientos al respecto con la intención de contribuir a establecer la adecuación pedagógica crítica de esa relación.

Para enfocar someramente la historicidad en el pasado contemporáneo más inmediato de la relación tecnología-educación en la educación primaria venezolana, hay que hacer previamente un deslinde a partir de lo que se asume en esta investigación por tecnología en el terreno educativo. Desde una perspectiva muy generalista o reduccionista se ha considerado como tecnología educativa a cualquier proceder técnico-metódico que atienda a la adecuación medios-fines/objetivos, bien sea en el ámbito de la práctica didáctico-pedagógica o de la planificación administrativa de la enseñanza para indicar tan solo dos ejemplos. En beneficio del propósito de la presente indagación, sin desconocer la función que la técnica en tanto saber-hacer, no necesariamente instrumental por cuanto no se reduce a una simple aplicación de otros campos como el de la ciencia ya que hoy día es un campo autónomo de pensamiento y acción que expresa concepciones opuestas al tecnocratismo pragmático, ha prestado en los distintos espacios educativos, se reivindica como tecnología educativa el ámbito de despliegue de la racionalidad técnica o tecnológica desde diversas concepciones y concreciones en el devenir del tiempo histórico de la educación. Racionalidad tecnológica que es manifestación intrínseca de la voluntad de poder que es constitutiva de la tecnología actual, como lo expresa un reconocido defensor de la pragmática globalidad tecnológica, Queraltó (2003):

“La racionalidad tecnológica denota siempre voluntad de poder. Pero observese que esto no es una consecuencia de las tareas técnicas concretas como tales, sino que es algo que constituye desde su interior a la racionalidad tecnológica. Porque, no es solo el caso el caso de que ella procure un poder sobre la realidad a causa de sus resultados, sino que más bien busca el poder sobre lo real para fundarse como tal forma racional.” (p. 99)

Tecnología educativa que retrospectivamente fue vinculada inicialmente a la programación instruccional inducida por el paradigma positivista de la psicología conductista en relación con el proceso de enseñanza-aprendizaje y su evaluación, y basada en la asociación de ideas, el condicionamiento operante y los refuerzos a la conducta objetivada desde la década de los años sesenta del siglo pasado que utilizó también medios o recursos audiovisuales, por ejemplo el conocido como CAI, por sus siglas en inglés, Computer Assisted Instruction, o EAO en español (Enseñanza Asistida por Ordenador) que no tuvo una presencia significativa porque se circunscribió a muy pocos planteles educativos principalmente privados, designados algunos como máquinas de aprendizaje, pero diferentes a las actuales TICs aunque ambas se sustenten en los soportes de la programación de la enseñanza y del aprendizaje.

La educación conductista practicada a través de la tecnología educativa fue objeto de señalamientos cuestionadores por los efectos alienantes que producía en los estudiantes venezolanos:

“Estos modelos y procedimientos educacionales al estar basados en el condicionamiento operante y el refuerzo, expresión y fundamentación del conductismo, persiguen la automatización del hombre –dado que parten de una psicología que niega la existencia de la conciencia como forma superior de la organización de la materia– eliminan totalmente el aprendizaje crítico y creador y sustituyen la ´praxis´ vital, humana que puede realizar un individuo en su aprendizaje no mecanizado, por la única ´práctica´ que conviene al planificador (programador): una experiencia mecanizada, planificada en todos sus aspectos –sin posibilidades de inventiva, creación y rupturas con lo ya establecido— represiva e individualista al extremo” (Quintero y otros, 1978, p. 21).

Luego en los años ochenta, van a aparecer en el escenario venezolano con el enfoque cognitivista del procesamiento de la información nuevas conceptualizaciones en torno a la consideración educativa de la tecnología educativa, sustentándose en la caracterización de los procesos cognitivos de los estudiantes y su interacción con los sistemas simbólicos de los medios. Formulando críticas a la concepción de quienes postulaban que los medios o recursos tecnológicos solamente eran neutrales transmisores de información. Por el contrario, postulaban que eran sistemas simbólicos de representación de la realidad que al interactuar con las estructuras cognitivas, incidían en estas, y que por ello, había que estudiar el tipo de interactividad a efectos de la formación escolar.

Después, a partir de la década de los noventa, y en confluencia con la llamada Teoría Crítica de la cultura, cuyo origen se atribuye a la Escuela de Fráncfort, aparecerán de modo muy influyente como tendencias el enfoque psicopedagógico constructivista y el sociocrítico, que van converger en lo que se puede denominar una teoría crítico-constructivista de la tecnología educativa o tecnología educativa crítica. Centrándose en la reflexión hermenéutico-semiótica sobre la construcción del pensamiento en los escolares en torno a las valoraciones culturales alienantes que reflejan o median las TICs tanto en las interfaces de usuario-máquina como en sus contenidos-formatos, y las que deberían promover con base en el contexto de crisis estructural mundial y local para propiciar un pensamiento autónomo, crítico y comprometido con los cambios socioculturales en aquellos. Sin embargo, y a pesar de esto último expresado, se puede compartir al respecto, lo concluido por Rueda (2007):

“Los modelos de uso de las tecnologías en las instituciones escolares se han quedado en un discurso tecnocrático, en una concepción técnico-racional y un uso instrumental y con un enfoque entre conductista y cognitivista bastante lejos incluso de los supuestos de estas teorías y más aún de las teorías constructivistas, hermenéutico-interpretativas, sociocríticas y de la complejidad propias de las últimas décadas.”(p. 102).

Desde el punto de vista educativo que se asume en esta reflexión sobre la mediación de las TICs y del uso informacional de Internet más particularmente, y teniendo presente la complejidad de la sociedad mundial en que está inserta la local, junto a la multiplicidad de informaciones que circulan sobre ella que tienden a saturar alienadamente la atención de los receptores con las significaciones semióticas de los discursos que portan, se impone la necesidad de fundamentar críticamente los juicios analítico-interpretativos sobre aquella. Hay que formar en consecuencia, a los estudiantes en la relatividad de los enfoques informativos, en la incertidumbre de las presuntas verdades informadas y, a la vez, por paradójico y ambivalente que parezca, en fundamentar sus opiniones y acciones en criterios consistentes y relevantes al respecto. Por ello se suscribe aquí la aseveración formulada por Mauri y Onrubia (2008), “en una sociedad de la información, lo que los estudiantes necesitan de la educación no es fundamentalmente información sino, sobre todo, que se les capacite para organizarla y atribuirle significado y sentido.” (p. 132).

En esa tarea el rol mediador del docente es decisivo ya que debe actuar como orientador e interlocutor no-significante, sino como interlocutor para una significación-otra por parte de los estudiantes, quienes deberán transformar para ello la información obtenida de la búsqueda en Internet, en conocimiento construido de manera autónoma e interactiva comunicacionalmente de modo dialógico con sus compañeros. Aquí, las TICs e Internet se conciben como elementos de apoyo de la actividad mental cooperativa y constructiva de los estudiantes   en un contexto de interacción intersubjetiva entre ellos animado y moderado por el docente. La transformación de la información en conocimiento, implica un deslinde entre ambos, además de epistemológico, sociocultural primordialmente por cuanto el conocimiento se producirá diferenciadamente en la interacción social contextualizada de saberes de los individuos al interpretar la información en tanto conjunto de datos estructurados, según García (2011), ya que:

“Para la epistemología actual la generación de datos sin estructura no es sinónimo de información, así como la información no puede considerarse conocimiento si no es procesada racionalmente dentro de un sistema de saber. No se trata tan solo de una cuestión epistemológica, sino también socioantropológica: la información adquiere sentido en contextos específicos, distintos según las relaciones sociales en las que están insertos quienes la interpretan y utilizan.” (p. 4)

Esta perspectiva supone pasar de una concepción individualista del aprendizaje y del conocimiento a otra que los concibe como procesos sociales de actividad conjunta entre los integrantes del grupo escolar o comunidad educativa: docentes y alumnos. Supone además, que se debe saber diferenciar la conectividad o interactividad tecnológica de la interacción sociopedagógica ya que esta última, supera la mera recepción informacional y la comunicación instrumental teletransmisiva, al regular la adecuación de los intereses y características de los estudiantes en su interacción reconstructiva o resignificadora a los contenidos de aprendizaje propuestos. Aquí se debe reiterar que la diferencia fundamental entre la comunicación instrumental teletransmisiva y la comunicación dialógica, radica en que la primera se considera un intercambio informacional de mensajes y señales entre usuarios de la red de Internet sin que medien los procesos de reconstrucción y resignificación, mientras que en la segunda por ser un proceso semiótico, en el que se intercambian intersubjetivamente signos, si intervienen la reconstrucción y la resignificación para atribuir sentido.

De aquí que la calidad educativa en este caso, dependa del tipo de interacción sociopedagógica que se promueva sobre el uso de las TICs. Hay que enfatizar, por consiguiente, la diferencia entre interactividad e interacción. La interactividad consiste en el relacionamiento operacional de los individuos con los medios o recursos técnicos, o entre éstos, contemplando las acciones de los sujetos con las interfaces de las TICs, para producir entre otras actividades, la obtención de información en Internet y la comunicación instrumental teletransmisiva; mientras que la interacción, es la mediación de la intersubjetividad que aunque pueda ser mediada o mediatizada por las TICs, puede propiciar la reconstrucción resignificadora de la información de Internet a través de la acción reguladora de la conversación y reflexión crítica, o comunicación dialógica entre los participantes. Todo esto, en el marco de la necesidad de una pedagogía crítica que integre un enfoque desalienante del uso de las TICs, que se contraponga a la significación y connotación instrumental de lo que ha prevalecido como tecnología educativa.

De estas consideraciones se desprenden algunas capacidades y destrezas que los docentes deben poseer para favorecer el tipo de uso informacional de Internet en la actividad reconstructiva y resignificadora de los estudiantes. uso-adecuado-del-internet-1-1-728

Entre estas podemos indicar las siguientes:

-Valoración crítica del uso informacional de Internet en el aprendizaje

-Utilización de la tecnología para buscar y seleccionar información adecuada

-Diferenciación entre lo banal y lo esencial de la información obtenida

-Saber leer los diferentes lenguajes multimedia para informarse y comunicar

-Uso adecuado de diversas bases y fuentes de información

-Presentación organizada de la información de acuerdo a distintas finalidades

-Favorecer la revisión y análisis interpretativo de la información recabada

Finalmente, y compartiendo sobre las TICS, el juicio de Gimeno (2001),   “hemos de reconocer las posibilidades que se abren si es el sujeto el que controla el acceso a las mismas y éste es un receptor crítico.” (p. 70), esta reflexión sobre el discurso oficial en torno al uso informacional de Internet en la Educación Primaria de Venezuela, cree pertinente recomendar su empleo pedagógico con base en las prevenciones críticas que se han producido indagativamente por ella. Principalmente, la regulación comunicativo-dialógica reconstructiva y resignificadora de modo intersubjetivo y bajo la moderación del docente que la anima, de la información que buscan o reciben los estudiantes por medio de la red de Internet para producir conocimiento. Orientada dicha interacción dialógica fundamentalmente hacia la formación emancipadora de la autonomía de los niños y niñas de este nivel, que contrarrestaría de esa forma al modo de información que produce la alienación de los individuos al normalizarlos o disciplinarlos corporalmente como sujetos informacionales, sujetos dependientes de la información que circula y se consume a través de Internet.

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Queraltó, R. (2003) Ética, tecnología y valores en la sociedad global. El caballo de Troya al revés. Editorial Tecnos. Madrid.

Quintero, M., Salas, C. y Rodríguez, L. (1978) “Notas para el estudio de la Educación Superior en Venezuela”. Revista Polémica, N° 4

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Fuentes Imágenes:

1. http://31.media.tumblr.com/03f6a7ad1678e9cd8a40d99398f12e51/tumblr_inline_mmm9e48FLb1qz4rgp.jpg

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Instuirnos, conmovernos, organizarnos

 Luis Martínez Andrade

 Pertenezco a la generación de latinoamericanos y latinoamericanas que no creció bajo los regímenes burocráticos del socialismo real, ni mucho menos conoció los beneficios del Estado de bienestar europeo. No, nuestro contexto socio-histórico y cultural fue –y sigue siendo– configurado por la “ colonialidad del poder ” y por una forma de capitalismo dependiente. En este sentido, nuestra historia – tanto individual como colectiva – es distinta [1]. La caída del Muro de Berlín no representó para mi generación un trauma histórico, ni una utopía frustrada. La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no despertó en nosotros un sentimiento de orfandad o de extravío ideológico. Al contrario, mi generación fue testigo de la manera cómo nuestros mentores y profesores abjuraban de sus posiciones leninistas, estalinistas o maoístas para levantar diligentemente la bandera de la social-democracia. Por supuesto, no se puede generalizar y debemos mencionar que hubo dignas excepciones.

La guerra en El Salvador (1980-1992) y el fracaso de la Revolución Sandinista en Nicaragua (1990) fue el contexto en el que nació mi generación, de allí que muchos de nosotros al final de la década de los noventa escuchamos hasta el cansancio las tesis del fin de la historia y de la inviabilidad de la lucha armada. Sin embargo, durante los años noventa ocurrieron tres eventos que nos marcaron profundamente y nos hicieron tomar consciencia de nuestro lugar de enunciación. El primero de ellos fue el sismo étnico provocado por las grandes movilizaciones indígenas de Bolivia y de Ecuador. El segundo fue la celebración del quinto centenario del llamado “ descubrimiento ” de América Latina y El Caribe: fecha simbólica para el calendario del poder. En 1994 tuvo lugar el tercero: el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Para nosotros estos acontecimientos – para usar el término de Alain Badiou – tuvieron una importancia capital ya que nos mostraron la tradición de lucha y de resistencia que se encuentra en nuestros pueblos y comunidades, es decir: nos enseñaron la manera cómo, a través de prácticas contra-hegemónicas, sectores de nuestros pueblos – especialmente las comunidades indígenas – han enfrentado a los distintos Imperios en turno y, al mismo tiempo, han ensayado y elaborado propuestas para la puesta en marcha de proyectos socio-políticos alternativos. Por consiguiente, el Ángel de la historiadel que nos hablaba Walter Benjamin nos ayudó a percibir la tradición de los oprimidos y la débil fuerza mesiánica que cada generación porta en sí.Por mi parte, desde el año 2004 estudio los procesos culturales de los movimientos de resistencia en América Latina; sin embargo, la propuesta del Programa de Investigación Modernidad/Colonialidad me permitió tomar conciencia de la particularidad latinoamericana [2]. Me puso sobre la pista del origen de la triada: modernidad-colonialidad-capitalismo. De ahí que estemos convencidos que para comprender la dinámica socio-cultural y económico-política de América Latina tenemos que remontarnos hasta el siglo XVI: momento donde se configuró el patrón de dominación y explotación de este continente.

Hoy es un lugar común decir que el movimiento neo-zapatista fue un punto de inflexión no sólo en la historia de los movimientos de resistencia a la globalización neoliberal sino que también fue una fuente de inspiración para la producción de imágenes de deseo de los sueños que sueña despierta la Humanidad. De hecho, este movimiento, protagonizado principalmente por indígenas mayas del estado de Chiapas en México, muestra el entrecruzamiento fecundo de tres procesos socio-históricos del espacio latinoamericano: a) la fuerza del imaginario indígena (utopías, mitos, cosmogonías, entre otros) como memoria en resistencia, b) la presencia del Cristianismo de liberación y su expresión teórica: la Teología de la liberación y c) la herencia de una teoría y una práctica revolucionaria identificadas con un marxismo heterodoxo [3]. La larga noche de los quinientos años evocada en los comunicados del EZLN no sólo se refiere a los patrones de explotación material (estructura socio-económica) sino también a los mecanismos de dominación simbólica (estructuras gnoseológicas) que han marcado la dinámica de las sociedades latinoamericanas.Aunque el movimiento zapatista despertó la simpatía de los “intelectuales de la izquierda planetaria” también es cierto que la medidas tomadas por el EZLN han dividido a antiguos simpatizantes. Sea como fuere, el desafío – tanto teórico como práctico – que plantea el movimiento insurgente neo-zapatista no puede tratarse de soslayo.

Por su parte, la incansable lucha de los campesinos organizados en torno al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin-Tierra (MST) de Brasil por una reforma agraria y por una sociedad sin clases es la expresión de una inquebrantable voluntad y de una apasionada determinación por defender las condiciones de producción y reproducción de la vida humana. En efecto, ante la situación catastrófica en la que se encuentra la humanidad (deterioro ambiental y el crecimiento de las desigualdades socio-económicas [4]), se impone la necesidad de pensar otras formas de convivialidad y, en ese sentido, la experiencia del MST es de gran valor. Heredero de las luchas de las Ligas campesinas, formado por el trabajo de las Comunidades Eclesiales de Base (Cristianismo de liberación) y apoyado por las pastorales sociales de la Iglesia de los pobres, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) es la expresión de un ecologismo de los pobres(Martínez Alier) radicalmente crítico de la civilización moderna, capitalista y neo-colonial.

En América Latina, la espiritualidad del Cristianismo de liberación y la de los pueblos indígenas ha contribuido significativamente en los movimientos ecologistas. Sin duda, dentro de la diversidad de las luchas ecológicas en nuestro continente destaca la protagonizada por Chico Mendes ya que ilustra tres aspectos cardinales del imaginario socio-político de la región: a) la lucha ecológica de los pobres donde la defensa de la naturaleza se convierte en una cuestión de vida o muerte, b) el Cristianismo de liberación representado en el trabajo de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) y c) la herencia de una tradición marxista “heterodoxa” pues no se debe soslayar la influencia que tuvo Euclides Fernandes Távora (antiguo lugarteniente de Luis Carlos Prestes) sobre Chico Mendes [5].

La lucha de Chico Mendes representó un momento central en las luchas eco-socialistas de América Latina puesto que la preocupación ecológica no estuvo desligada de la justicia social. Por consiguiente, se puede sostener que la “sensibilidad ecológica” no es patrimonio de las sociedades desarrolladas o “postmaterialistas” – para usar el término acuñado por Ronald Inglehart – sino una cuestión vital en las sociedades periféricas, expoliadas desde hace más de quinientos años por la dinámica de muerte de la “modernidad realmente existente”. De hecho, en 1975, el mismo año en que Chico Mendes y Wilson Pinheiro crean el sindicato de trabajadores rurales de Brasilia, es fundada la Comisión Pastoral de la Tierra brasileña (CPT). El papel de la CPT fue fundamental en el desarrollo tanto de las luchas ecológicas en contra de los grande proyectos agropecuarios en la región Norte y Centro-Oeste de Brasil como en el apoyo a movimientos campesinos como el Movimento dos Atingidos por Barragens, el Movimento dos Seringueiros (recolectores de caucho) y el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), entre otros. A través de las CEBs, la CPT desplegó un brillante trabajo de concientización en las zonas rurales dando como resultado la emergencia de un nuevo sindicalismo.Según Leonilde Servolo de Medeiros, la Comisión Pastoral de la Tierra potenció el vínculo entre las concepciones de la izquierda tradicional y la Teología de la liberación puesto que, por medio de las reuniones periódicas, del trabajo de reflexión, de la sistematización y del apoyo a las demandas de los agricultores, las poblaciones rurales experimentaron un proceso de constitución de nuevas formas de auto-identificación: a partir de una lectura de la Biblia –en clave de liberación– la temática de la tierra adquirió otro significado y, por consiguiente, la lucha por el acceso a la tierra encontró una justificación religiosa [6]. No es extraño que la labor de la Comisión Pastoral de la Tierra haya tenido un fuerte impacto en la formación del MST (1984) ya que contribuyó al fortalecimiento de su caudal socio-religioso: la importancia de la “mística” no puede ser ignorada.

En palabras de João Pedro Stedile (uno de los fundadores y representante nacional), la “mística” dentro del MST no es concebida como distracción metafísica o idealista sino como un factor de unidad o de vivencia de ideales donde no existe contradicción entre la fe y la lucha. Una lucha que es anti-estatal, anti-imperialista y anti-capitalista [7]. Observamos, entonces, que la “mística”, expresada en el uso de símbolos (bandera, consignas, himno, canciones, entre otros), nutre y permite afirmar la identidad del movimiento. La dimensión simbólica-religiosa se convierte en una fuente de inspiración (de luchas, de utopías, de rebeldías) donde, lejos de alienar al movimiento, la memoria, la identidad, los mitos del MST, le otorgan un sentido radical a su horizonte socio-político.En otro orden de ideas, es una verdad conocida mencionar que el proceso de ocupación intensiva de la Amazonía fue fomentado por los gobiernos militares de Brasil (1964-1985), pues en el marco de la doctrina de la Seguridad Nacional, la consigna: integrar para n ã o entregar se convirtió en la moneda de uso corriente. Incluso, con la llegada al poder de Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), se continuó con la deforestación de las selvas del Amazonas, por ejemplo, entre un período de un año (2003-2004), se registró el segundo mayor índice anual de deforestación del bosque amazónico de toda la historia de Brasil: 26.130 km2. De hecho, Jo ã o Alfredo Telles Melo sostiene que durante los dos mandatos de Lula se continuó con la deforestación de la Amazonía y se agudizó el modelo extractivista [8].

Por supuesto, que la lucha contra los proyectos neoliberales: agro-negocio, monocultivo, construcción de nuevas represas, no claudicó.En efecto, América Latina es el escaparate de una variedad de movimientos sociales que enfrentan no sólo al modelo neoliberal impuesto por los organismos del gran capital (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial de Comercio) sino que también se oponen al modelo extractivista fomentado tanto por los gobiernos conservadores como por los progresistas; en este sentido, la indómita Abya Yala sigue oponiendo férrea resistencia a la modernidad/colonialidad realmente existente. Además, dentro de los aportes teóricos que América Latina ha ofrecido se encuentran: la Teoría de la dependencia, la Investigación acción participativa, la Pedagogía de la liberación, la Teología de la liberación, la Filosofía de la liberación, la Psicología social de la liberación, el pensamiento decolonial y la propuesta del Buen Vivir.

En 2007, comencé en París una investigación sobre los aspectos ecológicos en la Teología de liberación, principalmente, sobre el pensamiento del teólogo brasileño Leonardo Boff. Por ello, decidí viajar a Brasil para poder entrevistar a los principales teólogos de la liberación. Aunque recorrí las ciudades de S ã o Paulo, de Rio de Janeiro, de Petrópolis, de Campo Grande, de Belo Horizonte y de Ouro Preto por la limitación de recursos (falta de tiempo, agendas completas o distancias geográficas) no pude entrevistar a todos los personajes que tenía en mente, sin embargo, logré conversar con los principales exponentes de dicha corriente teológica.

Dentro de las ausencias que adolece este trabajo se advierte tanto la falta de voces y miradas feministas como la de voces y miradas afro-indígenas. Antes de que el lector o la lectora dictaminen la sentencia de que esta obra es “ ¡Otro libro patriarcal y colonial!” permítaseme presentar algunas atenuantes sobre el particular. Primero, estas entrevistas se realizaron en el marco de una investigación que tenía como eje el pensamiento de Leonardo Boff y, por ello, se otorgó prioridad a los compañeros de ruta de este teólogo. Segundo, para poder realizar una entrevista se precisa de la voluntad del entrevistado, en otras palabras, las circunstancias (tiempo o compromiso) o simplemente el libre albedrío de cada individuo pueden impedir la realización de la misma [9]. Tercero, el arte de la entrevista también depende de los caprichos de fortuna, es decir, que tanto entrevistador como entrevistado coincidan en tiempo y en espacio [10]. Cuarto, Aunque siempre existe la posibilidad del uso de las herramientas tecnológicas (teléfono o internet), pensamos que la entrevista cara-a-cara cuenta con un aura particular.

No cabe duda que el trabajo que realizan Ana Esther Ceceña, Ivone Gebara, Maria Lugones, Silvia Rivera Cusicanqui, Sylvia Marcos, Elsa Támez o Sylvia Winter, por mencionar algunas pensadoras latinoamericanas y, por supuesto, la línea de investigación propuesta por el feminismo decolonial (Karina Bideseca, Yuderkys Espinosa, entre otras) no sólo está deconstruyendo el proyecto hegemónico moderno-capitalista-colonial-patriarcal sino que además está construyendo herramientas teórico-practicas para un proyecto radical de liberación. Por otra parte, el diálogo con pensadoras y pensadores de otras tradiciones culturales y religiosas (Aminata Dramane Traoré, Fatima Mernissi, Jeanine Mukaminega, Hanane al-Laham, Salman Sayyid, Zahra Ali, por mencionar algunos nombres) es una asignatura pendiente.

Finalmente, quiero mencionar que aunque provengo de una tradición católica, como la mayoría de los mexicanos, no soy creyente; en ese sentido, mi interés por la Teología de la liberación y por los movimientos sociales del Cristianismo de liberación fue por motivos científicos y políticos. El eurocentrismo de algunos círculos de intelectuales de izquierda que conciben lo religioso simplemente como opio me parece políticamente estéril y epistémicamente colonial. De ahí que espero que esta compilación de entrevistas sirva tanto para los académicos interesados en la dinámica socio-cultural de América Latina como para los militantes que siguen luchando por que otro (s) mundo (s) sea (n) posible (s), ya que los desafíos que nos depara este nuevo siglo (desastre ecológico, crisis alimentaria, niveles de pobreza, conflictos bélicos impulsados por el capital) son de gran envergadura. Parafraseando a Antonio Gramsci, pienso que dichos desafíos nos obligan a instruirnos, conmovernos y organizarnos porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia, de todo nuestro entusiasmo y, sobre todo, ¡de toda nuestra fuerza! 

Las dudas de dios: Entrevista con el autor: http://www.analectica.org/videos/dudasvideo/
Enlace del libro: http://editorialotramerica.com/las-dudas-de-dios-luis-martinez-andrade/

Notas
[1] El filósofo Enrique Dussel plantea la distinción entre diferente (aquello que se encuentra dentro de la Totalidad) y lo distinto (lo que está fuera de dicha Totalidad) para construir un marco categorial que parta del radicalmente Otro, esto es, de las culturas y pueblos negados por la modernidad realmente existente. Cfr. DUSSEL, Enrique. Filosofía de la liberación, México, Primero editores, 2001.

[2] Para Héctor Alimonda, “el trauma catastrófico de la conquista y la integración en posición subordinada, colonial, en el sistema internacional, como reverso necesario y oculto de la modernidad, es la marca de origen de lo latinoamericano. No estoy diciendo, atención, que esa marca de origen determine absolutamente toda nuestra historia de forma fatal”. Cfr. ALIMONDA, Héctor (dir.). La Naturaleza colonizada. Ecología política y minería en América Latina, Buenos Aires, CLACSO, 2011, p. 21

3] LÖWY, Michael. El marxismo en América Latina: una Antología, desde 1909 hasta nuestros días, Chile, Lom, 2007, pp. 10-64.

[4] El pasado 19 de enero de 2015, en su informe temático titulado “Riqueza: tenerlo todo y querer más” de Oxfam International dio a conocer que para el año 2016, el 1% más rico del planeta concentrará más de la mitad de la riqueza de la población mundial. Cfr. http://www.oxfam.org/es/informes/riqueza-tenerlo-todo-y-querer-mas

[5] LÖWY, Michael. Ecosocialisme: l’alternative radicale à la catastrophe écologique capitaliste, Paris, Mille et une nuits, 2011, p. 180.

[6] MEDEIROS, Leonilde Servolo. “O movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra – notas sobre a produção de um movimento social” en J. FERREIRA y D. A. REIS (eds.), Revolução e democracia (1964-…), Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 2007, pp. 565-593

.[7] STEDILE J oão Pedro y MANÇANO FERNANDES, Bernardo. Brava gente: A trajetoria do MST e a luta pela terra no Brasil, S ã o Paulo, 2005, Perseu Abramo, p. 130

.[8] TELLES MELO, Jo ã o Alfredo. Direito Ambiental, Luta Social e Ecossocialismo, Fortaleza, Democrito Rocha, 2010.

[9] En 2012 en la ciudad de Bruselas intentamos concertar una entrevista con un representante del islam progresista – quien además ha participado en el Foro Social Europeo – pero no fue posible. La respuesta de este personaje fue: “ haga una cita con mi despacho ” . Nunca se obtuvo respuesta.

[10] En 2009, teníamos una entrevista programada con el teólogo Eleazar López quien desde una perspectiva indígena viene elaborando una Teología de la Liberación. La entrevista se llevaría a cabo en el marco del III Simposio Internacional de Teologia e Ciências da Religião en la ciudad de Belo Horizonte. Sin embargo, por causa de fuerza mayor el teólogo no pudo participar en dicho Simposio.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211643&titular=instruirnos-conmovernos-organizarnos%85-

Fuente de la foto: http://www.alsurdetodo.com/wp-content/uploads/2014/03/dibujo1_Mapuche.jpg

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