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La evaluación a los maestros: del discurso a la realidad.

Libres son quienes crean, no copian. Y libres son quienes piensan, no obedecen. Educar es enseñar a dudar Eduardo Galeano

America del Norte/Mexico/24.04.2016/Autor: José Enrique González Ruiz/Fuente:http://webcache.googleusercontent.com/

Difícilmente podríamos oponernos a lo que el discurso oficial plantea acerca de la “Reforma Educativa”.  Dicen que se propone alcanzar la calidad de la educación, a fin de que los educandos de México reciban los beneficios de un nuevo sistema, basado en “el interés superior del niño y de la niña”. De acuerdo con eso, sostienen, la evaluación del trabajo de los docentes se hace para ayudarlos a ponerse al día y para que sean mejores en su quehacer.

De ninguna manera se trataría –sostienen– de una reforma represiva, pues está orientada a resolver añejos problemas, causados por grupos que se han apoderado de las tareas educativas y que actúan en provecho propio. Tampoco quieren, según expresan, despedir a ningún maestro. Porque van a capacitar a todos, proporcionándoles las facilidades necesarias para cubrir los requerimientos de la evaluación.

Previamente a la aprobación del paquete de modificaciones legales (incluyendo al Artículo Tercero constitucional), se tomaron medidas de orden político. La más importante fue la detención de la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la otrora poderosísima Elba Esther Gordillo Morales. Se le formularon acusaciones que no le permitieron salir bajo fianza y hasta hoy se le mantiene en prisión para demostrar que no sólo se trata de reprimir al magisterio democrático.

Al frente de la Secretaría de Educación Pública estaba un político muy gastado, debido a su vinculación con la Matanza de Acteal, en Chiapas. Emilio Chuayffet Chemor fue defenestrado para poner en su lugar a un joven cercano a los círculos presidenciales, de nombre Aurelio Nuño Mayer. Éste ha cumplido la  tarea de imponer las evaluaciones por todo el territorio nacional, auxiliándose de policías de todos los niveles. Sin relación de ningún tipo con tareas educacionales, sólo hace gala de sus dotes represoras. En los medios afines al poder se le presenta como uno de los precandidatos del oficialismo a suceder a Enrique Peña Nieto, lo que él refuerza con un activismo elemental: recorre escuelas repartiendo recursos y diciendo que su reforma no tiene reversa.

Si creemos lo que dice el gobierno, pensaremos que las cosas van muy bien con la “Reforma Educativa” y que ésta goza de gran consenso entre nuestros conciudadanos.

Los propósitos de fondo

Las acciones puestas en práctica por Peña Nieto no son de su autoría, y ni siquiera de su equipo de colaboradores en materia educativa. Si de verdad tuvieran un proyecto educativo, hubiesen colocado en la SEP a un educador (que sí los tienen, aunque reaccionarios) y no a un amigo del Ejecutivo más cargado hacia la frivolidad. Al menos cuidarían las formas, porque de todos modos se trata solamente de ejecutar las instrucciones de los organismos internacionales de crédito.

Está más que comprobado que quien definió el contenido de la “Reforma Educativa” fue la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Ésta se alimentó del trabajo que hizo el Banco Mundial, con sus famosos think tank. Siguiendo las orientaciones de los economistas más ortodoxos (como Hayeck y Friedman), diseñaron el modelo educativo para los países endeudados, mismo que fue “aceptado” por éstos, debido al endeudamiento que tienen con el Fondo Monetario Internacional.

Se trata de que los detentadores del poder global uniformen la economía global. Primero modifican la base económica de los Estados dependientes (privatizando todas las que fueron actividades públicas); luego reestructuran el mundo de la política, abriendo espacios a corrientes “de izquierda”; y concluyen modificando el mundo de la educación y la cultura. Estas últimas estabilizan el ejercicio del poder (la hegemonía, en términos de Gramsci) en el mediano y largo plazos.

El modelo neoliberal pauperiza los derechos laborales. En los más de 30 años que lleva aplicándose dicho modelo, los trabajadores han perdido poder adquisitivo y calidad de vida. Para fomentar la competencia se requiere que el empresario patrón pueda disponer de la mano de obra disponible en el mercado, sin limitaciones de ningún orden. El estado debe limitarse a garantizar que funcione bien el mercado y no estorbar la acción de quienes generan la riqueza, que son –en esta visión– los dueños del capital.

Consolidar el neoliberalismo requiere precarizar el trabajo y restarle influencia en los asuntos políticos. Por ello, la composición de la clase política (o casta gobernante) se reconfigura, incorporando a los empresarios en cargos públicos, lo mismo que a sus colaboradores e intelectuales.

No hay tal reforma educativa; es una reforma laboral para quitar estabilidad en el empleo al maestro y dar al patrón la libertad de despido prácticamente a su arbitrio. Someterlo a la evaluación eterna y externa, para restarle efectividad a su labor creadora.

La educación empresarial

Para el Banco Mundial, la educación es un bien privado y, por lo tanto, se realiza en el mercado. A éste van los productores de bienes y servicios a ofrecer su producto; y acuden también los clientes, que siempre buscan lo mejor al precio más bajo (bueno, bonito y barato). Lo que determina el éxito o el fracaso de los productores es la calidad del servicio o del bien que ofertan. La educación, en esa perspectiva, debe ser ofrecida por varios actores, a fin de que haya competencia entre ellos. La escuela es entonces una empresa educativa (o industria de la educación, le dicen algunos) que debe estar preparada para competir con otros y ganar con un producto mejor y de más bajo precio. Entre la empresa que oferta el servicio educativo (ya no escuela) y el cliente (ya no alumno ni estudiante), hay un elemento estorboso: el maestro. Éste pretende tener autonomía en su quehacer e incluso hacer aportaciones a lo que se entrega al cliente. Por eso hay que constreñirlo a que haga exacta y únicamente lo que se le indica, y el instrumento es la evaluación.

En el mundo neoliberal, el saber ya está creado en los países ganadores. Los otros sólo tienen que repetir las fórmulas para ser también triunfadores. La tecnología permite que el conocimiento se acumule en la máquina procesadora de datos (la computadora), de modo que el maestro –ahora llamado facilitador– debe limitarse a transmitir al cliente lo que la máquina contiene. Y nada más; por eso lo evalúan.

La educación debe servir para emancipar a las personas

Quienes pensamos que la libertad es el don más preciado de los seres humanos, vemos en la educación fines emancipatorios. No se trata de una mercancía, que sólo tiene valor por sus características materiales, sino de un derecho humano fundamental. Debe servir para formar integralmente a las personas, a efecto de que desarrollen plenamente todo su potencial.

La evaluación de ese quehacer deben hacerla los pares o iguales y no la burocracia estatal, ni los organismos empresariales (como Mexicanos Primero). Y su finalidad no debe ser punitiva, sino correctiva y formativa.

El pueblo de México ha luchado por una educación liberadora desde que la arrancó de los conservadores y la encomendó al Estado. El Artículo 3 constitucional debe volver a contener un proyecto de nación soberana, libre y autodeterminada, dejando atrás las ideas neoliberales que atan las conciencias y pretenden formar seres obedientes y acríticos. Siendo un bien público, la educación debe llegar a todas y a todos, como expresión esencial de la democracia. Los mexicanos hemos elegido como nuestro modelo educativo el de la educación pública, laica y gratuita, rechazando toda idea de mercantilización.

Evaluar es parte del trabajo docente, pero jamás debe hacerse de forma punitiva . Imponer es contrario a la libertad del trabajo docente. Un Estado que amenaza, agrede, persigue, golpea, encarcela e incluso priva de la vida a los maestros, es enemigo de la verdadera Educación.

Fuente: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2016/04/24/la-evaluacion-a-los-maestros-del-discurso-a-la-realidad/

Imagen : http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/wp-content/uploads/2016/04/enrique-gonzalez-ruiz-485-a.jpg

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La educacion, o el suicidio cultural de occidente.

Por:  ALICIA DELIBES

En 1964 el prestigioso filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu publicaba Los herederos, que estaba llamado a convertirse en la biblia de todos los pedagogos sesentayochistas. En ese libro, que tanta influencia va a tener después, Bourdieu, como buen marxista, dio una vuelta de tuerca más a la teoría de la lucha de clases como motor de la historia. Y esa vuelta de tuerca fue considerar que las clases no sólo vienen determinadas por la posesión de bienes materiales, sino también por la diferencia de conocimientos y hábitos culturales. De manera que, igual que un marxista convencido debía luchar por acabar con las clases sociales, también debía esforzarse por acabar con esas diferencias culturales, que eran otra expresión de la opresión de unos privilegiados sobre el resto.

Cincuenta años después de su publicación, François-Xavier Bellamy, nacido en 1985, profesor de Filosofía formado en la Escuela Normal Superior de París, ha escrito Les déshérités (Los desheredados), un libro en el que el autor clama por la recuperación de la escuela como transmisora de conocimientos. Según Bellamy, aquellos estudiantes que en mayo de 1968 tomaron las calles de París reclamando una escuela libre y democrática, al convertirse en padres y maestros han renunciado a transmitir a sus hijos y alumnos el legado cultural que ellos habían recibido.

El libro de Bellamy comienza con el emocionante relato de lo sucedido en la Ópera de Roma el 12 de marzo de 2011. Se conmemoraban los 150 años de la unidad italiana con la representación del Nabucco de Verdi, dirigida por el maestro napolitano Riccardo Muti. Al poner fin al coro de los hebreos, el famosísimo Va, pensiero, entre los ensordecedores aplausos se alzaron varias voces pidiendo el bis. «De pronto, -escribe Bellamy- se hace el silencio. (…) un escalofrío recorre el patio de butacas. El maestro se vuelve hacia la multitud: ‘Estoy de acuerdo'». [En el vídeo, a partir del minuto 7]

No es amigo Muti de hacer concesiones al público. Una decisión tan extraordinaria exigía una explicación y se la dio al público:

«Ya no tengo treinta años, he vivido mi vida; pero como italiano que ha recorrido mucho mundo, me avergüenzo de lo que pasa en mi país. Accedo a vuestra petición de bis por Va, pensiero. No es solo por la alegría patriótica que me hace sentir, sino porque esta tarde, mientras cantaba el coro «Oh mi país, tan bello y perdido», he pensado que, si continuamos así, vamos a matar la cultura sobre la cual la historia de Italia ha sido construida. Y si es así, nuestra patria estaría verdaderamente «bella y perdida», y nosotros con ella».

Esa misma noche, en Asnières-sur Seine, banlieu del oeste de París, un chico de 15 años era asesinado en la puerta del liceo en el que, curiosamente, Bellamy había empezado su vida profesional como profesor de Filosofía. Un liceo conflictivo de los muchos en los que la educación francesa muestra su tremendo fracaso. «Si no se encuentra un remedio», escribe el profesor Bellamy, «Francia, como Italia, tendrá que entonar el canto fúnebre de la cultura».

Para Bellamy la crisis que atraviesa la enseñanza francesa es fruto de una opción deliberada según la cual la escuela debe dejar de transmitir el legado cultural de nuestros antepasados. «La crisis de la cultura, de la educación, de la familia, de las autoridades tradicionalmente investidas de la responsabilidad social de la transmisión, no es un fracaso. Al contrario, es el resultado de un trabajo reflexionado». Bellamy señala aDescartes, Rousseau y al citado Pierre Bourdieu como responsables intelectuales de las políticas que han llevado a ese desprecio oficial de la transmisión de saberes.

El Discurso del método (1637) de René Descartes fue «el primer acontecimiento de una revolución (…) cuyas consecuencias serán inmensas». Descartes, que había sido un extraordinario alumno del colegio real regentado por los jesuitas, La Flèche, y que gozaba ya entonces de una gran reputación intelectual en toda Europa, en El discurso del método pone en cuestión todo lo que había aprendido a lo largo de su educación. Había sido el mejor alumno del mejor colegio de Francia en el siglo más avanzado y, sin embargo, sentía que una creciente inseguridad se apoderaba de sí mismo. Era tanta la información que tenía, había leído tanto lo que otros habían escrito que temía que otros hablaran por su boca y que ninguno de sus pensamientos fuera propiamente suyo. No soy yo el que piensa, otros lo hacen por mí. Llega así a la conclusión de que la transmisión de los saberes y de la cultura ofusca la razón y dificulta la creatividad. Para Descartes, la educacióndebe poner buen cuidado en preservar la inteligencia natural del hombre, «no buscar otra ciencia que aquella que se puede encontrar en uno mismo», preservar «la luz natural de la razón».

Cien años después, Rousseau, en el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), cuestiona el valor de los saberes transmitidos con el argumento de que «cuanto más perfeccionado está el hombre por la cultura, más se aleja de la naturaleza». Más tarde en Emilio (1762), el libro que más influencia ha tenido en la pedagogía moderna, explicará cómo educar a ese hombre para que no se aleje de la naturaleza, cómo mantenerle en la feliz ignorancia. Emilio deberá crecer lejos de la influencia de padres y preceptores, sin amigos, sin libros, sin estudios. El educador no debe enseñarle nada más que aquello que precise para sobrevivir. Pues para Rousseau «más vale la pureza de la ignorancia que la alienación de la transmisión».

El tercer paso de esta revolución anticultural lo dará dos siglos más tarde Bourdieu con el citado Les héritiers (1964), un libro que fue leído por los estudiantes del 68 como si fuera el evangelio. Bourdieu aporta todo tipo de datos estadísticos para demostrar que los hijos de la clase dominante tienen más posibilidades de triunfar en la escuela que los hijos de familias desfavorecidas. El conocimiento, la cultura, es un capital que se lega de padres a hijos y, por tanto, ser una persona culta es un privilegio de la clase dominante.

En 1979 se publicó un nuevo libro de Bourdieu sobre la escuela tituladoLa distinction. Aquí se sirve de la estadística para demostrar que la transmisión de conocimientos impide la movilidad social. La cultura entendida como el conjunto de saberes, costumbres y formas de comportarse en el mundo viene impuesta por la clase dominante y se utiliza para hacer distinciones entre los hombres. Aquellos que pertenecen a la clase burguesa aspiran a adquirir la cultura de las élites, mientras que la clase obrera se tiene que conformar con aprender lo necesario para sobrevivir.

Así fue cómo, según Bellamy, la propia cultura francesa engendró el instrumento de su destrucción. Descartes soñaba con un hombre que hubiera nacido con la plenitud de su inteligencia y que nunca hubiera sido niño, Rousseau puso como modelo un hombre que siempre permanecería niño, contribuyendo así a la creación de la emblemática figura del buen salvaje. Finalmente, Bourdieu llevó a la escuela la lucha de clases.

El hombre sin cultura no es un hombre. Un país que se niega a transmitir su herencia cultural está abocado a caer en la barbarie. Eso es lo que Riccardo Muti quiso decir aquella noche en la Ópera de Roma y eso es lo que quiere mostrar Bellamy con este libro. Los saberes, los conocimientos que adquiere un niño a lo largo de su educación configuran su personalidad. Sin ellos no es nada.

Bellamy critica a los pedagogos posmodernos que han encontrado en las tecnologías la coartada perfecta para enterrar definitivamente la enseñanza tradicional. El profesor Google puede facilitar toda la información que el alumno precise en un tiempo récord. ¿Para qué entonces malgastar el tiempo y el esfuerzo en transmitir conocimientos? Hoy los niños lo que tienen que hacer en la escuela es aprender a aprender. La tecnología viene así a completar la revolución anticultural iniciada por Descartes hace cuatrocientos años.

La cultura que uno adquiere a lo largo de su vida, dice Bellamy, no es como una maleta que se va llenando de contenidos, uno es lo que sabe, lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Sin civilización el hombre sería el más desvalido de los animales, sin cultura carecería de humanidad. El esfuerzo por aprender, por recordar, por leer, por escribir, construye al individuo como ser humano. Y para aprender, para construirse a sí mismo el niño necesita maestros, necesita libros y necesita condiscípulos.

«Hemos decretado que la lengua era fascista, la literatura sexista, la historia chovinista, la geografía etnocentrista y las ciencias dogmáticas -y ahora no comprendemos por qué los niños terminan por no saber nada». Y al final, sin saberes, sin cultura, ¿qué quedará del hombre?, se pregunta Bellamy. Cuando ya se haya destruido toda la cultura «sólo quedará la barbarie».

El autor cerró el último capítulo de su libro con una llamada de urgencia: «Podemos superar la crisis de la transmisión, pero hay que hacerlo pronto, porque la desculturización progresiva y de cada vez más gente solo puede significar que el mundo se hace cada vez más salvaje».

Era el final del verano de 2014. Quince meses más tarde añadió un post scriptum (que ya aparece en la reedición francesa que yo he leído): «No sabía hasta qué punto los inviernos que siguieron iban a confirmar mi sombrío presentimiento». El 7 de enero diez periodistas y dos policías son asesinados en un atentado a la sede de la revista Charlie Hebdo; el 8 de enero un policía es asesinado en Montrouge. El 9 de enero, cuatro clientes de un supermercado de Vincennes son asesinados. Algunos meses más tarde, el 13 de noviembre, varios terroristas siembran de muertos las calles de París. «Víctimas, sin duda, de la locura de los criminales; pero víctimas también, y al mismo tiempo de nuestras propias abdicaciones».

La gran diferencia entre los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York y estos de París, dice Bellamy, es que estos crímenes han sido cometidos por jóvenes nacidos en Francia que han estado sentados durante años en los bancos de nuestras escuelas. «Hace falta que el mal sea muy profundo para que, después de miles de horas pasadas en la escuela de la República, un joven se revuelva con tanta violencia contra su propio país, contra el hombre, y contra lo que hay en él mismo de humano».

Publicado primeramente en: http://www.expansion.com/actualidadeconomica/analisis/2016/04/24/571c68d1e2704e37048b4570.html

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Mis hijos tienen permiso de no hacer la tarea

KARLA LARA

ABRIL, 2016 

Las tareas en casa pueden ser un momento de tensión, de desgaste, de aburrimiento, somos los padres los responsables de velar por la felicidad y el sano desarrollo de nuestros hijos: estoy hasta la coronilla de las tareas…

Estoy hasta la coronilla de las tareas. Mis hijos han estado expuestos a la pedagogía Waldorf (en su etapa preescolar) y a la pedagogía constructivista (en su incipiente educación básica) y existe un universo de diferencia entre ambas y sí, ha sido nuestra elección que transiten por ambas opciones en su formación. Viniendo entonces de un sistema fincado en los valores, en donde la fortaleza de la identidad y la voluntad del niño son prioridad en su formación, ha sido un fuerte contraste enfrentarnos a la escuela tradicional, pero como bien sabemos los niños tienen esta capacidad fabulosa de adaptarse que los adultos vamos restringiendo… Y bueno, uno de los temas que definitivamente no terminamos de asimilar como familia es “la tarea” y no en sí misma la actividad de traer algún deber adicional a casa, sino la cantidad excesiva de tarea que les dejan desde el colegio.

Mis hijos escolarizados tienen 7 y 5 años de edad y es un exceso inaceptable la cantidad de deberes que traen a casa y por eso definitivamente hemos decidido que mis hijos tienen permiso de no hacer la tarea. Les cuento:

Personalmente me ha costado mucho trabajo entender que los métodos de educación no han cambiado a través de los años. Corren tiempos en que todo cambia a una velocidad increíble y la educación tradicional sigue siendo la misma: enseñanza a través de la disciplina impositiva, la repetición para la asimilación, las mismas materias, los mismos libros de texto, el mismo sistema que mantiene a los niños sentados más del 50% de su día… y tristemente las tareas. Y digo tristemente porque no me parece que los deberes en casa enseñen nada a los niños. Puede, que de vez en vez, lleguen con la tarea a reforzar la adquisición de cierto conocimiento, pero no es que la tarea resuelve la capacidad de aprendizaje…, las planas por ejemplo: someten al niño a un tiempo estático para trazar algo que, generalmente no es de su interés, en materiales poco atractivos como papel y lápiz y generalmente, a pesar de las planas, el niño vuelve a equivocarse en una evaluación a pesar de haber repetido infinitas veces una palabra, una letra, un enunciado… ¿Porqué?, por la sencilla razón de que no sirve, no es estimulante ni atractivo. La tarea no cumple el objetivo de enseñar y formar al niño. La tarea en exceso lo cansa, lo aburre, lo somete y marchita en él la voluntad innata de aprender…

Los niños quieren aprender, les interesa saber y descubrir del mundo que los rodea, que los afecta y eso no sucede haciendo tareas. Es una reverenda tontería dejar a los niños deberes en vacaciones para que “no olviden o para que trabajen y practiquen”, ¡De qué me hablan!, bien dicen que “lo que bien se aprende no se olvida” y de verdad creo que la cantidad de tareas es directamente proporcional a la incapacidad de los profesores para enseñar a los niños y mantenerlos interesados en el aprendizaje.

Recién ayer se reiniciaron clases luego de vacaciones y mis hijos volvieron a casa con una cantidad de deberes impensable, eran las 7 de la tarde y no podían terminar de organizar su elaboración (ni ellos, ni yo), de pronto caí en la cuenta de que estábamos cansados cada uno a su nivel, con ganas de hacer otras muchas cosas (como cenar, o convivir, o descansar) y no en la tarea sin sentido que parecía mas un castigo luego del período de descanso y viviendo esa frustración, me levanté de la mesa y les pedí que cerraran sus cuadernos y que guardaran sus cosas… Me salió del alma decirles que yo sabía cuánto les gusta aprender y lo lindo que puede ser la escuela, y que sí, que hacer la tare era una obligación, pero que, en esta casa, a partir de ayer, mis hijos tienen permiso de NO HACER LA TAREA, porque es mucho mas importante y trascendente en sus vidas que se alimenten en calma, que gocen su casa y a su familia, que hagamos actividades juntos, que tomen una baño pausado y que JUEGUEN, sí, que tengan su tiempo libre como sea que quieran ocuparlo para el juego creativo libre de instrucciones, que tengan su momento y espacio lúdico lejos de la escuela y que es TAN IMPORTANTE para su desarrollo (o más) que aprender operaciones o verbos, o que repetir planas y numeraciones sin sentido… Y les dije que, quizá eso iba a afectar sus evaluaciones en la parte proporcional de las tareas no hechas pero que, ni a su papá ni a mi, nos afecta, porque sabemos sus capacidades pero sobre todo, queremos su felicidad.

A mi me interesa tener y criar niños y niñas pensantes, capaces desafiar y de retar lo que van conociendo, no quiero niños autómatas que hagan lo que hace el promedio, no me importa mas que no hagan la tarea, pueden hacerlo si es su deseo o su interés, pero no es mas un deber, porque el verdadero deber que me importa es que sean felices y que tengan inteligencia emocional y para eso necesitan sus tardes…, igual que los adultos necesitamos nuestros tiempos…, los niños son tan capaces, tan creativos, tan intensos, tan maravillosos, y no podemos verlo si los tenemos confinados a una silla, a una mesa, a un “deber”, lo niños deben disfrutar la vida, gozar su infancia…, para sufrir y tener que hacer las cosas sin opción habrá mucho tiempo después y aún y todo tengo mis dudas, porque todo en la vida es una elección y quiero que aprendan desde ya que pueden, SI, QUE PUEDEN elegir hacer una cosa o no y que sí, aun cuando ello tenga consecuencias no debe comprometer su felicidad ni su estabilidad emocional, ni su energía…

La vida tiene mucho que enseñar, la casa tiene mucho que enseñar, la familia, la amistad, los niños aprenden jugando y no es el hilo negro. Con esta decisión les regalo a mis hijos el tiempo de juego y de vida que necesitan para aprender.

Así que, mis hijos tienen permiso de no hacer la tarea y yo tengo la responsabilidad de ofrecerles mejores alternativas para pasar sus tardes, con actividades que fomenten su sano y feliz desarrollo neurológico y emocional y que me digan madre rebelde o no…, ya veremos el resultado, por lo pronto seré congruente con mi labor de que criar niños sanos y felices y equilibrados y estables y tranquilos, porque si lo logro desde ahora, seguramente tendrán valiosas herramientas que podrán usar en su juventud y en su edad adulta para hacer las elecciones necesarias que los lleven a mantener su felicidad. Y cuando recuerden la escuela recordarán a su madre loca pasando las tardes con ellos o podando sus intereses reales y no tendrán un unirecuerdo: hacer tarea hasta el infinito…, eso sí que no me interesa. Quiero que mis hijos sean felices por elección, quiero que reten estereotipos cuando les haga sentido, me tomo personal que la felicidad de mis hijos es mas importante que sus calificaciones.

@KarlaDoula

Fuente del artículo: http://mamanatural.com.mx/2016/04/mis-hijos-tienen-permiso-de-no-hacer-la-tarea/

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Mercantilización y Socialización de la Información del Conocimiento

Se describe la privatización del sector informático y su coincidencia con una fase general de universalización del capital a todas las actividades económico-sociales. Se definen las diferencias entre información y conocimiento. La peculiar mercantilización de ambos recursos. Los obstáculos a la extensión de la propiedad intelectual. La tendencia a la difusión gratuita y el cuestionamiento del criterio de escasez.Ejemplos del conflicto entre socialización espontánea y restricción mercantil. Las dificultades neoclásicas para detectar esta contradicción. Los problemas de la óptica cuantitativista y de la reformulación posindustrialista. El enfoque evolucionista de la cooperación informal. La oposición entre valor de uso y valor de cambio de los dos recursos en la visión marxista. Una comparación entre estas interpretaciones. Ejemplos del conflicto entre socialización espontánea y restricción mercantil. Las dificultades neoclásicas para detectar esta contradicción. Los problemas de la óptica cuantitativista y de la reformulación pos-industrialista. El enfoque evolucionista de la cooperación informal. La oposición entre valor de uso y valor de cambio de los dos recursos en la visión marxista. Una comparación entre estas interpretaciones.

En la década del 90 la difusión de las nuevas tecnologías está acompañada de un acentuado proceso de privatización del sector. La expansión del «high tech», la creación de nuevos aparatos de procesamiento acelerado de la información, la revolución de los semiconductores, la generalización del uso de las computadoras, la «convergencia digital» de las telecomunicaciones con la microelectrónica, la irrupción de las redes y de Internet, son todos fenómenos directamente regulados por las normas del beneficio. La etapa «estatal-dependiente» del desarrollo informático, cimentada en la utilización militar y en la expermientación científico-académica ha concluido. El mercado orienta directamente todo el desenvolvimiento de las nuevas tecnologías.

La privatización es explícita en el campo de las telecomunicaciones a partir de la venta masiva -ya concretada o en curso- de las empresas estatales, en Europa, Japón, Latinoamérica y Asia. En dónde ya eran privadas (Estados Unidos) se está llevando a cabo un proceso de sustitución de la regulación de actividades (larga y corta distancia, telefonía y TV cable) por la competencia irrestricta .

La intervención pública también declina en la investigación. Las companías de microelectrónica, software o hardware financian el perfeccionamiento de las nuevas tecnologías y patentan cada innovación. Una dura batalla se libra en este campo, en torno a los derechos de propiedad .

La tendencia privatizadora se acentúa por la conformación de los mega-grupos, que aglutinan varias ramas del «high tech» con el propósito de distribuir el riesgo, las inversiones y los beneficios. El ingreso a estos acuerdos de la industria del entretenimiento, para proveer el contenido de los nuevos productos multimedia refuerza el perfil abrumadoramente mercantil del nuevo sector. A diferencia de lo ocurrido con la radio primero y con la televisión después, la noción de «servicio público» ni siquiera está presente en el desarrollo de la comunicación interactiva. Se expande como una actividad basada directamente en el lucro .

Internet es el mayor retrato del giro privatista. La década inicial de redes públicas y abiertas está llegando a su fin y las nuevas actividades comerciales tienden a imponerse. Internet ya tiene 60 millones de usuarios (1996) y el volumen de sus comunicaciones se duplica anualmente. Esta envergadura ha desatado una euforia de negocios. Han comenzado a implementarse los sistemas de compra y venta directa, la comercialización eletrónica y el pago virtual. Siguiendo los pasos de la TV cable, el «home shopping» está ingresando en la red y por eso, el «com» tiende a reemplazar al «edu» y al «gov» en los códigos de utilización más corriente.

Según algunas estimaciones, el uso comercial de la WEB pasó del 4,6 % de las comunicaciones (1993) al 50 % (1996). Junto al debut de la publicidad ha comenzado el pago diferencial por el tipo de información obtenida a través de de la red . La privatización penetra todos los poros de la actividad informática.

«UNIVERSALIZACION DEL CAPITAL».

Para entender la significación de la oleada privatizadora hay que evitar considerar al cyberespacio como un mundo aparte, cualitativamente diferente de la realidad económica . El nuevo universo de los bits, flujos, simulaciones e hipertextos ha surgido y depende de los aparatos creados para procesar aceleradamente la información. Y estos artefactos son el pilar de una revolución tecnológica que impacta radicalmente sobre el proceso productivo y se desenvuelve en el marco de la crisis y la reorganización del capitalismo de fin de siglo . La gravitación del mercado en la evolución de la informática es un aspecto de la actual «universalización del capital», es decir la expansión de la acumulación a sectores y países cuyo desenvolvimiento no estaba directamente regulado por el mercado

En el clima ideológico y político neoliberal prevaleciente esta expansión de la privatización se considera un hecho natural. Particularmente en el «high tech» esta convergencia de las nuevas tecnologías con las reglas de mercado es celebrado como un acontecimiento muy auspicioso. Gates, Negroponte, Toffler, Gore y la prensa tecno-eufórica proclaman que «hacer buenos negocios» es la única forma de erigir la «autopista de la información», que sin libre empresa y derechos de propiedad «no hay futuro para las redes» y que para «ser digital» hay que asegurar los beneficios de las corporaciones del sector . Por eso el cyberespacio es concebido -en la tradición norteamericana- como una «nueva frontera», que serviría para afianzar la colonización mercantil» .

El «espíritu del informacionalismo» es considerado como una nueva ética basada en la acumulación desenfrenada. Pero si la mercantilización representa el «estado natural» de las nuevas tecnologías: Por qué la privatización actual estuvo antecedida por varias décadas de financiación pública casi integral de la informática ?. El funcionamiento directo del mercado se ha impuesto solo al concluir la fase previa de maduración técnica y formación de una demanda de productos del sector. La privatización de cada segmento del «high tech» -microelectrónica, computación, telecomunicaciones y redes- es un resultado de este agotamiento del ciclo preparatorio de tutela estatal. Recién en los años 90 la informatización es una fuente de beneficios extraordinarios y de grandes inversiones privadas en el propio sector.

La transformación de las nuevas tecnologías en un campo de negocios coincide con la euforia privatista general. Extraer directamente beneficios de cualquier actividad, instaurando la acción plena del capital en sectores tradicionalmente dependientes de la gestión estatal o «mixta» se ha vuelto un rasgo del capitalismo actual. Pero en el caso de la informática, la privatización no abarca solo al «high tech», sino también a la información en sí misma.

INFORMACION Y CONOCIMIENTO.

Muchos autores diferencian la información del conocimiento. El primer concepto se refiere a la organización y comunicación de los datos, mientras que en el segundo a la formulación de un juicio razonado a partir de estos mensajes. El conocimiento es un refinamiento de la información. Los datos procesados por el trabajo humano son integrados y sistematizados en forma relevante para cierta actividad social. La recolección de información es diferente a su utilización para la elaboración de ideas y el desarrollo del pensamiento . Las nuevas tecnologías actúan directamente sobre la información e indirectamente sobre el conocimiento. Al generar, procesar y retroalimentar la información potencian el desarrollo del conocimiento.

Lo más significativo de la oleada privatizadora actual es su extensión a todas estas facetas. La mercantilización de la informática abarca tanto la dimensión material (es decir los artefactos), como la inmaterial compuesta por la propia información y el conocimiento gestado a partir de ella.

Una evidencia de este fenómeno es la relevancia que han tomado las discusiones sobre la propiedad intelectual. Las grandes controversias comerciales recientes dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) giran en torno a cómo deben codificarse y legalizarse las nuevas formas de patentamiento. Los montos involucrados en estas discusiones son impresionantes.

Bienes que históricamente se consideraban públicos ahora son privados. El patentamiento ya no se aplica sólo a la innovación industrial, sino también al descubrimiento científico. El «modelo de biblioteca» que consagraba la transmisión universal del conocimiento está en retroceso, al igual que la restricción del copyright a la expresión material de lo fenómenos, pero no a las ideas generales que lo sustentan. Por eso se debate incluso el patentamiento de productos naturales-biotecnológicos, como el mapa genético humano y ciertas variedades de plantas .

Esta expansión del copyright implica la mercantilización de cada aspecto de la información y del conocimiento. Ambos recursos son valores de uso, que tienen una utilidad definida en el trabajo material y mental. Pero ahora tienden a convertirse también en valores de cambio, con precios proporcionales a su aporte a la valorización del capital . Un ejemplo de la transformación de la información en mercancía son los bancos de datos, que comercializan información especializada. Se ha tornado literalmente cierto, que la «información es dinero»

Con el conocimiento ocurre algo semejante. La tendencia a transformar a la educación en un campo de inversión del capital, cuya rentabilidad debe verificarse en beneficios inmediatos para los propietarios de escuelas o para las empresas vinculadas a la enseñanza, es el ejemplo más evidente de esta mercantilización. Como las ramas más lucrativas del capitalismo contemporáneo son de «conocimiento-intensivo», la privatización de la educación se ha vuelto un eslabón central de las ganancias. La privatización de la información y la conversión del conocimiento en propiedad particular se generalizan.

CONTRADICCIONES.

Históricamente el capitalismo se desarrolló extendiendo la propiedad privada a los recursos estratégicos de cada época. La acumulación originaria se basó en la eliminación de la propiedad comunal de la tierra y la consiguiente proletarización de los campesinos. Posteriormente la privatización de otros recursos naturales como el petróleo, el gas, los bosques o la pesca, fue determinante del rumbo y la escala de la acumulación. A fin del siglo XX, la extensión de la propiedad intelectual a la información y el conocimiento tiene un significado equivalente. Permite crear las condiciones para un salto cualitativo en la valorización del capital.

Pero existe una diferencia central: la tierra o el petróleo son claramente divisibles y cuantificables, mientras que no es fácil fragmentar y mensurar el conocimiento y la información. Su manejo como bienes privados enfrenta todo tipo de obstáculos, como por ejemplo la baratura de su socialización .

Con las nuevas tecnologías, la reproducción de la información se ha vuelto prácticamente gratuita. En forma instantánea se puede copiar cualquier software. Davis y Stack afirman que esta duplicación prácticamente infinita y sin costo tiene una implicancia subversiva para el capitalismo, puesto que cuestiona la noción de propiedad y desafía los criterios de escasez. La información y el conocimiento no se agotan con el uso. Al contrario, cuánto más se comparten más se amplifican. A diferencia de los zapatos, el acero o los automóviles, la información y el conocimiento son inmateriales, no se destruyen al ser consumidos y sus costos de reproducción tienden a cero. Como el aire o el agua pueden ser regulados por el principio de la abundancia.

Debido a estas características, tanto la información como el conocimiento tienden a transformarse en bienes públicos, cuyo manejo mercantil se torna más indirecto. La actual generalización de la propiedad intelectual intenta revertir esta tendencia mediante la ampliación del copyright. Pero la implementación de estas normas enfrenta resistencias de toda índole, en especial en el terreno de la informática.

Las compañías recurren al encriptamiento, a las claves de seguridad, a los cambios de modelos y a los sistemas operativos incompatibles para contrarrestar la difusión espontánea de información y conocimiento. Existe un fuerte lobby de las corporaciones para imponer sanciones más estrictas a cualquier violación de la propiedad intelectual. Pero los obstáculos no son solo tecnológicos o económicos. Hay numerosos indicios de creciente aceptabilidad social de la difusión irrestricta del conocimiento y la información.

Branscomb sostiene que a pesar de las grandes campañas en favor de la extensión del patentamiento resulta muy dificil revertir prácticas ya incorporadas socialmente. No es sencillo sancionar el hábito de fotocopiar libros, grabar música o reproducir el software en la P.C. La norma legal choca con la legitimidad ya impuesta de estas costumbres.

OTROS EJEMPLOS.

El conflicto entre la mercantilización y la «socialización espontánea» apareció con el propio surgimiento de las nuevas tecnologías. En los años 70 las pequeñas companías californianas de computación estaban muy integradas a sociedades de aficionados que pretendían lograr mediante la informática, una democratización de la vida política estadounidense. La PC nació en un «club de ordenadores caseros», compuesto por «locos telefónicos», cuyo recelo de IBM y del Pentágono los condujo a buscar una computadora accesible a todos los usuarios . En un clima contracultural de cooperación e intercambio espontáneo de conocimientos entre los profesionales de distintas firmas se desarrolló la computación personal .

Pero el «utopismo informático» y los ideales cooperativos se desvanecieron en los años 80 junto a la expansión del negocio y la conversión del Sillicon Valley en un paradigma del capitalismo darwinista .

En el ambiente originario y actual de la informática se evidencian los componentes socializadores y mercantilizadores de las nuevas tecnologías. Una peculiar combinación de ambos aspectos perdura hasta hoy, en los hábitos y en la cultura prevalecientes en el «high tech». La fusión del espíritu bohemio y libertario original con el fanatismo empresario posterior ha generado una «ideología californiana», que amalgama resabios de informalidad e inconformismo con individualismo hiper-competitivo. En los comportamientos de la «tecno-inteligencia» de gerentes y profesionales bien remunerados de la informática se manifiesta esta síntesis tan peculiar .

Es sabido, por otra parte, que junto a la mercantilización de la informática se ha desarrollado un «cyber-gangsterismo», que aprovecha las dificultades de control de los sistemas para introducir la delincuencia en Internet (por ejemplo el narcotráfico). Como ocurre con cualquier negocio lucrativo, la criminalidad acompaña toda perspectiva de ganancias rápidas. Pero también ha crecido la «cyber-piratería», aprovechando la facilidad para ingresar en las redes. Las propias corporaciones están muy involucradas en el espionaje ilegal, ya que en el cyberespacio resulta más complejo instaurar las normas clásicas de la propiedad privada.

Junto a los cyber-piratas que practican el espionaje como una forma de enriquecimiento existen también los violadores de códigos informáticos («hackers»), cuyas actividades no delictivas son muy dificiles de clasificar. Los jóvenes que navegan en el cyberespacio por simple curiosidad actúan frecuentemente en el confuso margen de lo permitido y lo prohibido en el univeso de las redes . Estos comportamientos expresan también -aunque en forma parcial y deformada- las posibilidades espontáneamente socializantes de la informática, ya que introducen modalidades inéditas de colectivización de la información y el conocimiento.

Finalmente en estos últimos años ha surgido una gran variedad de foros, grupos de interés y debate interconectados a través de las redes. Estos núcleos precedieron al copamiento mercantil de Internet y han continuado extendiéndose, a pesar de la creciente primacía de la actividad comercial. La conexión interactiva de usuarios sin fines de lucro aumenta paralelamente y en conflicto con la tendencia privatizadora . Son numerosas, por lo tanto, las evidencias de un conflicto entre la mercantilización y la socialización de la información y el conocimiento. El desafío es interpretar el significado de esta oposición.

POS-INDUSTRIALISTAS.

Existe una corriente tradicional de estudios de la información centrada en el análisis cuantitativo (Fisher, Shanon) y en el perfeccionamiento de las técnicas de su medición y transmisión. Este tratamiento estadístico identifica a los datos con las ideas y equipara el conocimiento con la información. Se enfatiza el análisis de los problemas del cálculo con prescidencia del contenido, apuntando a ilustrar de qué manera el aumento de la información reduce la incertidumbre .

información reduce la incertidumbre . El enfoque «cibernético» ignora cualquier rasgo de la información no vinculado directamente a la cuantificación, como por ejemplo el contexto de su generación, el contenido de los mensajes o las relaciones entre emisores y receptores . En este registro puramente matemático no hay lugar para el reconocimiento de ninguno de los conflictos entre socialización y privatización de la información.

La visión cuantitativista inspiró el surgimiento de la «economía de la información», una disciplina que ha intentado desde los años 70 estimar el impacto económico de las «actividades informacionales». Sus teóricos (Machlup, Porat) definieron un «sector productor del conocimientos (educación, investigación, medios, equipos y servicios de información) y calcularon su incidencia en el PBI. Concluyeron señalando que este «sector cuaternario» se ha vuelto dominante en la economía contemporánea . Esta caracterización fue retomada por el pos-industrialismo para postular que en la sociedad actual «el conocimiento ha sustituido a la propiedad como fuente de poder» .

Pero es fácil observar que ni la información, ni el conocimiento gravitan por sí mismos. Influyen de acuerdo a su aplicación, es decir en función del uso que le asignan quienes detentan estos recursos. Y la propiedad -lejos de haber quedado subordinada al conocimiento- es determinante de esta utilización. Los poseedores de los medios de producción material controlan también los medios de la actividad mental. Por eso los asalariados científicos, técnicos y profesionales que procesan la información y desarrollan el conocimiento no pueden disponer libremente de estos recursos, ni obtener una remuneración proporcional al aporte que brindan a su desenvolvimiento. El posindustrialismo desconoce que esta fractura entre propietarios y proletarios de ambos recursos es otra expresión del conflicto entre mercantilización y socialización.

NEOCLASICOS.

El enfoque neoclásico ortodoxo estudia la economía a partir de un modelo que supone la existencia de información perfecta, gratuita y disponible. Esta accesibilidad de la información permite a los precios actuar como señales exactas de las preferencias de los consumidores. El conocimiento es visto como un acervo de datos codificables al alcance de todos los agentes. La conceptualización del «progreso técnico» como un fenómeno exógeno y neutral deriva de estos supuestos .

En este universo de total disponibilidad, la información y el conocimiento vienen «dados» y carecen de precio. Por eso no existe ningún conflicto entre la mercantilización y la socialización. Los supuestos del modelo eliminan la contradicción, pero estas pautas resultan insostenibles.

Reconociendo el irrealismo ortodoxo, todas las corrientes neoclásicas contemporáneas han incorporado los supuestos de información costosa, imperfecta y no disponible. Consideran que cada individuo construye una función de utilidad para procurarse la información que necesita, comparando el costo de obtener esta información con el beneficio que reportaría su uso. Reducir la incertidumbre tiene un precio y cada agente enfrenta de manera diferente la disyuntiva que plantea cuánto pagar para reducirla .

Obviamente es más sensato aceptar la mercantilización de la información que negarla. Pero si este reconocimiento solo conduce a perfeccionar el cálculo micro-económico de las decisiones, no hay forma de avanzar en la comprensión de los problemas reales que plantea la privatización de la información. El conflicto entre la difusión cooperativa de la información y su restricción mercantil, no tiene nada que ver con las elecciones del «hombre económico racional».

Los neoclásicos se acercan más al problema al detectar el carácter «anormal» de la mercancía información. Su cuantificación es compleja, puede difundirse gratuitamente y no es claramente divisible. Pero al encarar el análisis de esta peculiaridad postulando la naturalidad del mercado y la excepcionalidad de cualquier rasgo que lo contradiga, la investigación queda bloqueada . Los neoclásicos no logran siquiera imaginar, que la socialización de la información cuestiona el principio de eternidad e inamovilidad del mercado.

Lo mismo ocurre con el conocimiento. En la visión ortodoxa y walrasiana este «factor» es simplemente cuantificable con los criterios de la productividad marginal. Ignoran que los saberes se encuentran siempre incorporados a sujetos, que no los transmiten automáticamente en función de los parámetros mercantiles. Esta omisión ha sido sistemáticamente puntualizada por la vertiente austríaca del pensamiento neoclásico, al destacar el carácter subjetivo del conocimiento . Pero si este recurso es «endógeno», tácito e informal y por lo tanto difícilmente regulable por el mercado; por qué sólo esta institución sería capaz de promover y optimizar la creación o transmisión del conocimiento ? Los austríacos rechazan fanáticamente cualquier interferencia al libre juego de la oferta y la demanda y por eso no responden a este interrogante.

Al considerar que el mercado detenta la capacidad excluyente para gestionar el conocimiento, los seguidores de Hayek le atribuyen de hecho a los capitalistas el monopolio del manejo de este recurso. El único grupo social con poder real de compra, venta, contratación y control en el mercado es el de los empresarios. Reconocer que el conocimiento es una cualidad específica de cada individuo y acotar la posibilidad de aprovecharlo al dominio de la propiedad es una contradicción del enfoque austríaco

EVOLUCIONISTAS.

El problema de los bienes que escapan a las reglas del mercado es mejor tratado en la visión evolucionista, que acepta la existencia de fenómenos económicos no regulables por los precios . No se caracterizan «anormalidades», ni «excepciones», sino acontecimientos corrientes, que no están sujetos a la dinámica mercantil. La repetida frase: «el estado debe intervenir frente a los problemas que el mercado no resuelve», sintetiza la presencia de esta dimensión no gobernada por la oferta y la demanda. El reconocimiento de la inexistencia de un «capitalismo puro» -total y exclusivamente regulado por la acción de empresarios privados- permite una aproximación al entendimiento de la información y el conocimiento. Para los teóricos evolucionistas existen relaciones informales dentro de la empresa basadas en la confianza, la reciprocidad y la buena voluntad, que generan intercambios de información y conocimiento.

Esta cooperación es el pilar del cambio tecnológico, en tanto proceso endógeno, es decir gestado dentro de la firma y generador de innovaciones difícilmente transferibles . En oposición al enfoque walrasiano y en común con la visión austríaca, los evolucionistas estiman que la información y el conocimiento dependen de la subjetividad compleja de los agentes. Pero a diferencia del enfoque de Hayek consideran que la política de las empresas y no el mercado, moviliza esta potencialidad de los individuos .

Para los evolucionistas una racionalidad no maximizadora, ni instrumental, sino parcialmente autónoma de la lógica de la rentabilidad y basada en el aprendizaje mutuo, guía el aprovechamiento económico de la información y del conocimiento. Por eso estiman que los hábitos y las culturas incorporadas a la empresa, más que las normas del mercado, determinan las cualidades del cambio tecnológico .

Pero en esta interpretación no se entiende porqué cooperan los individuos en la empresa, ni porqué esta colaboración genera innovaciones. Los evolucionistas naturalizan a la empresa de la misma forma que los neoclásicos al mercado. No aclaran porqué existiría una comunidad tan plena de intereses dentro de compañías que están internamente fracturadas entre propietarios y asalariados. Si la información y el conocimiento son tan compartidas entre los dueños y los trabajadores de la empresa: Por qué los beneficios de esta utilización no se distribuyen de la misma forma ?

Para explicar la socialización y la mercantilización de la información y el conocimiento no alcanza el estudio micro-económico de las conductas, ni tampoco el análisis de la «idiosincracia» de la empresa. Hay que situarse en el marco general del capitalismo. Algunos evolucionistas ensayan esta integración de lo que sucede dentro de la firma a un marco histórico-social . Pero en este tipo contextualizaciones el análisis está habitualmente focalizado en el grado de intervención o ausentismo del estado. Este fenómeno indudablemente influye en el conflicto entre mercantilización y socialización de la información y el conocimiento. Pero existe un fundamento objetivo de esta contradicción, que requiere situar el análisis en el cuadro de las leyes del capital y de su efecto en la economía contemporánea. Este enfoque está ausente en la caracterización evolucionista.

MARXISMO.

La interpretación marxista considera el choque entre mercantilización y socialización de los recursos, como una manifestación de la contradicción entre valor de uso y valor de cambio, que afecta a cualquier mercancía. La relación entre utilidad de un bien y su valorización mercantil es siempre conflictiva. Esta oposición se mantiene latente en el funcionamiento corriente del capitalismo y se exterioriza periódicamente en la crisis.

El valor de uso de la información es la reunión de los datos necesarios para la actividad productiva, mientras que el conocimiento contribuye a este mismo proceso al mejorar la comprensión de la realidad. El valor de cambio de ambos recursos es el tiempo socialmente necesario para producirlos en tanto mercancías, lo que incluye en particular para el conocimiento el costo de formación de la fuerza de trabajo calificada. El precio es la expresión mercantil de estos valores y en el venta de cada producto se define si es demandado por sus cualidades materiales o por el conocimiento contenido . Entre estas dos facetas de la información y del conocimiento -reglamentación mercantil y transmisión espontánea y gratuita- existe un conflicto.

Este misma oposición aparece en todos los bienes que no pueden satisfacer la necesidad que les corresponde por alguna restricción mercantil. Si un pan ya fabricado no alimenta o un autómovil no transporta porque faltan compradores solventes que aseguren la rentabilidad esperada, el mercado obstaculiza el cumplimiento de las finalidades que tiene estos valores de uso. Pero en el caso de la información y el conocimiento este conflicto es particularmente intenso, porque ambos recursos presentan una gran adecuación a la socialización del trabajo y una alta inadaptabilidad a la apropiación privada.

La socialización del trabajo es una tendencia que acompaña la centralización de la producción en grandes conglomerados y que se viene afianzado ininterrumpidamente desde el fin del siglo pasado. De la la competencia entre numerosas empresas (libre cambio) se pasó a la competencia entre monopolios y en la actualidad, a la rivalidad entre corporaciones internacionalmente integradas.

Las compañías transnacionales que operan con múltiples filiales desenvuelven una rigurosa división interna del trabajo, que no se guía por la oferta y la demanda. En su contabilidad interna pueden simular al mercado, pero el sistema de precios solo actúa efectivamente en las dos puntas de su actividad: la compra de los insumos y la venta de los productos. Durante todo el proceso interno de producción y comercialización, la conexión entre las distintas tareas se encuentra centralizada por un plan común. Mientras que el mercado rige las relaciones exteriores de la empresa, su economía interna está comandada . La gravitación de las operaciones intermedias de la empresa, basadas en decisiones puramente técnicas tiende a aumentar en la etapa actual de creciente internacionalización productiva. Este es el fundamento objetivo de la ascendente socialización de la información y del conocimiento. Ambos recursos tienden a circular con autonomía de la oferta y la demanda, a medida que aumenta la centralización del proceso económico. Esta circulación enfrenta al interior de la corporación restricciones que impone la gerencia, pero no el mercado.

La expansión de esta socialización es paralela a la asignación mercantil decreciente y la privatización acompaña la mayor universalización del capital. Se trata de dos movimientos opuestos, que tienden a reducir y a extender la gravitación del mercado. Por un lado, la centralización económica aumenta habitualmente con la expansión de las corporaciones y en forma extraordinaria en las situaciones de crisis financiera o industrial, cuando «las pérdidas se socializan» a través del rescate estatal. Por otra parte, la acumulación se amplía hacia nuevas regiones («ex bloque socialista») y hacia nuevos sectores, a través de la privatización de empresas y actividades (educación, salud, cultura, etc).

En el «capitalismo neoliberal» la privatización explícita y reivindicada coexiste con la estatización oculta (rescate de empresas en bancarrota), de la misma forma que durante el keynesianismo el intervencionismo actuó como manto protector de los negocios privados. Al tender a la socialización, la información y el conocimiento violan el principio de escasez, escapan al patrón de los precios y se tornan abundantes. Esto significa que brindarlos gratuitamente en otro régimen social resultaría más eficiente que cobrarlos. La pérdida de legitimidad social de la propiedad intelectual que registra la literatura sobre el «copyright» expresa este fenómeno. El pensamiento neoclásico no logra interpretar este proceso porque considera a la escasez como un concepto absoluto y no relativo a su utilización corriente. Pero todo bien, cuya producción o consumo se encuentra altamente socializado, tiende a colocarse fuera del patrón mercantil. Los evolucionistas reconocen este fenómeno, pero sin explicarlo satisfactoriamente.

Los marxistas deducen de esta caracterización que el aprovechamiento del conocimiento y de la información se optimizaría a través de una gestión planificada, democrática y socialista de la economía . La «socialización espontánea» de ambos recursos podría ampliarse con la generalización de criterios cooperativos y no mercantiles a los principales resortes de la actividad económica.

La planificación socialista permitiría transparentar la información y asegurar la libre difusión del conocimiento, superando los obstáculos que interpone el mercado. Para una gestión planificada la democratización del manejo de ambos recursos resulta esencial, porque el plan se basa en recolectar y procesar información confiable y someterla a la verficación de sus consumidores. La planificación presupone ademas, la creciente accesibilidad popular al conocimiento para que la innovación pueda ajustarse a las prioridades democráticamente establecidas por cada sociedad .

CONCLUSION.

Con el desarrollo de las nuevas tecnologías la tendencia a convertir a la información y al conocimiento en mercancías se ha reforzado tanto, como la dificultad para consumar este objetivo. Los conflictos que plantea esta contradicción han reactivado las controversias teóricas sobre la naturaleza de ambos recursos. Reconocer la existencia de una oposición entre la expansión y la privatización de la información y el conocimiento es la condición para avanzar en la comprensión del fenómeno.

El enfoque cuantitativo elude este análisis al concentrarse en las técnicas de medición. Sus continuadores pos-industrialistas también soslayan el problema, al suponer que el conocimiento sustituye a la propiedad como fuente de poder. El tratamiento neoclásico se basa en estudiar las «excepcionalidades» de la información y del conocimiento. Intentan además definir formas de evaluación microeconómicas del costo de su obtención y el beneficio de su uso para cada agente. Pero a través de este análisis no se esclarece porqué existe una tendencia a la «socialización espontánea» de la información y el conocimiento, en conflicto con la «universalización del capital».

Los evolucionistas contribuyen a situar el problema fuera del restrictivo marco neoclásico, al aceptar la existencia de procesos no regulados por los patrones mercantiles. Pero no correlacionan estos fenómenos con las tendencias objetivas de la economía contemporánea. El enfoque marxista establece esta conexión y explica la difusión espontánea de la información y del conocimiento por la creciente asignación planificada de los recursos que impone la producción altamente socializada en la economía contemporánea. Explica por otra parte a la mercantilización, como un resultado de la compulsión a expandir el trabajo productivo y la acumulación del capital. Desarrollar esta hipótesis contibuirá a la comprensión del capitalismo de fin de siglo.

BIBLIOGRAFIA ADICIONAL.

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Al ingenioso Hidalgo

Señor Don Quijote, sito en un lugar de La Mancha del que nadie parece acordarse. Reciba mis parabienes en este, su cuatrocientos cumpleaños. Aunque usted no me conoce, yo a usted le conocí hace ya algunos años, cuando tenía quince. Aprovecho la ocasión para agradecerle tan buenos ratos que usted nos ha brindado. Hablo en nombre propio y de algunos de mis amigos con quienes he tenido el gusto de conversar sobre sus aventuras. La historia de sus hazañas, pese a ocupar dos gruesos volúmenes, es una de las pocas que he podido soportar hasta el final. Tome en cuenta que en estos tiempos de cine, televisión, cable, internet y tantas distracciones, cualquier libro pasado de las ciento cincuenta páginas se hace pesado.

Mi estimación por su persona no se reduce a ratos agradables en los que me ha hecho sonreír, o reír abiertamente, con sus ocurrencias. También he extraído de su experiencia importantes lecciones para mi vida personal. Por ejemplo, su idealismo, su valor para luchar contra tantos monstruos, tantos entuertos y tantos malos caballeros que andan por el mundo. Cuántos no hemos sido acusados de vanos “Quijotes” por luchar contra “todo género de agravios” que asolan nuestros campos y ciudades. Muchas veces, presto a entrar en batalla, he escuchado el reproche, venido de escépticos y conformistas: “¡no son gigantes, son molinos de viento!”.

Don Alonso, aprendí con usted que no se puede caminar por ahí sin imaginación, sin ideales, sin encontrar detrás de lo rutinario y mediocre la grandeza de las aspiraciones humanas, so pena de reducir nuestra existencia al hastío. Sin ese algo de “Quijote” que todos llevamos dentro, sin nuestra capacidad de soñar despiertos, nuestra especie seguiría siendo víctima pasiva de una naturaleza incomprendida. La “quijotada” nos ha hecho distintos al resto de los animales. Porque la esencia de la humanidad consiste en la interminable lucha dialéctica entre realidad e imaginación, capacidad de ver la realidad, tal cual es, e imaginarla diferente, para después trocarla cual la imaginamos.

Hablando de realidad, ¿cómo está su amigo y escudero, Don Sancho? Modelo de hombre éste. Su humilde origen le enseñó las durezas y crueldades de la vida, las cuales resumió en breves pero enjundiosas sentencias que ahora llaman “sabiduría popular”. Fiel amigo, que no le abandonó ni en los peores momentos, ni siquiera cuando, en la agonía, se olvidó usted ser Quijote para volver a ser Alonso Quijano, el bueno. En ese crucial instante, demostró Sancho que el hombre simple también es capaz de grandes aspiraciones. Invitándole a volver a montar su Rocinante, Panza comprendió que sin caballerescos propósitos, sólo quedaba la muerte. ¡Qué humilde campesino o arriero no ha soñado con su ínsula!

¿Qué me cuenta de su bella dama, Dulcinea? Rolliza o flaca, alta o baja, bonita o fea, todos necesitamos una Dulcinea. Perdone la mala rima. Es que no sólo de la búsqueda del bien y la justicia vive el caballero, también el amor es fuente de inspiración y da sentido a la vida. El amor en el pleno sentido de la palabra, y no reducido a sexo. Amor como entrega total, no importa si no es correspondido. ¡Pobre de aquel que no tenga su Dulcinea!

No puedo terminar esta misiva sin saludar a don Miguel de Cervantes, quien rescató su historia. Sin duda, algo de su persona hay en este Miguel, que luchó contra los turcos en Lepanto, a quien, ni años de cárcel, ni la herida del brazo, ni la miseria y el hambre, hizo desfallecer en sus afanes de escritor, para dicha de la lengua hispana. El señor Cervantes demostró al mundo que las gentes del común también pueden ser objeto y sujeto de la literatura. Que la novela no sólo sirve para narrar la vida de los “grandes”, sino que la “vida corriente” suele estar más llena de cosas interesantes que contar.

Miguel, lograste cumplir cabalmente el objetivo propuesto por tu amigo y consejero: “Procurad también que, leyendo vuestra historia, el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla”.

Finalmente, hidalgo de La Mancha, Don Quijote, de tí podría decir muchas más cosas, pero me quedo con el epitafio que te dedicara Sansón Carrasco: “Yace aquí el hidalgo fuerte/ que a tanto extremo llegó/ de valiente, que se advierte/ que la muerte no triunfó/ de su vida con su muerte”.

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Más allá del islam: el cuerpo como espacio de lucha

La «cuestión» del pañuelo de las musulmanas se suele explicar de un modo individualista o localista: se hace referencia a los deseos de las mujeres, a sus obligaciones, a pragmatismos o a circunstancias religiosas, políticas o sociales.

Por un lado, el pensamiento liberal aplica un burdo marco que asocia el hecho de taparse el cuerpo con la subordinación a los hombres y el destaparse, con la liberación de la dominación masculina. Aquí las mujeres son conminadas a quitarse el hiyab como medio para acabar con su subordinación.

Por otro, en un planteamiento más propio de una parte de la militancia de izquierdas, feminista o postcolonial, se sitúa el hiyab en el centro de las estrategias de resistencia de las mujeres y los pueblos, lo que podría nombrarse como orientalismo invertido. Las mujeres con pañuelo son presentadas desde un punto de vista romántico, muchas veces marianista, que ignora o invisibiliza otras opresiones que pueden darse acompañando –o no– a los modos de vestir.

Un tercer esquema de pensamiento asocia el pañuelo a la resolución de dilemas cotidianos esbozados por el capitalismo: el hiyab ayudaría a franquear el paso a los espacios públicos para consumir o para ejercer trabajos remunerados exteriores al hogar.

Pero hay otros modos de pensar estas cuestiones. Me refiero a los marcos que ponen en el centro el cuerpo y su control como sujeto y objeto político. En los cuerpos de las mujeres se llevan a cabo, de modo real y constante, una serie de batallas políticas fundamentales en los procesos sociales, que incluyen tanto los movimientos de, por ejemplo, Stop Gordofobia como, efectivamente, las luchas por llevar el pañuelo musulmán o por no llevarlo.

La historia nacional contemporánea de Irán, como la de muchos otros lugares, se relaciona con la construcción de un cuerpo nacional femenino

El caso de la vestimenta musulmana en Irán tiene elementos que permiten pensar el cuerpo de las mujeres como una arena política sin pasar por los procesos individuales por los cuales las musulmanas optan por ponerse o quitarse un pañuelo.

La historia nacional contemporánea de Irán, como la de muchos otros lugares, se relaciona con la construcción de un cuerpo nacional femenino.

En 1936, Reza Shah prohibió que las mujeres llevaran velo facial y chador, influido por las políticas modernistas de Ataturk. Después de su abdicación, volvió el chador, que fue perseguido informalmente por Mohammed Reza Pahlevi, con una fuerte política de imagen que lo asociaba al retraso y a la pobreza, humillando públicamente en ocasiones a las mujeres que lo portaban.

El reinado del Shah fue el momento de la inserción capitalista de Irán, que vino unida a la corrupción y la represión de la disidencia. Pero fue este mismo proceso, acompañado de urbanización y migraciones, el que permitió el cuestionamiento –entre otras cosas– del proceso de occidentalización por el que pasó Irán.

El chador se convirtió en un símbolo de resistencia contra el Shah, con fuertes contradicciones. Algunas estudiantes optaban, dentro de su activismo político, por llevar un chador en el Irán de los setenta, a pesar de lo que les suponía académicamente; a la vez, eran presionadas por sus compañeros para ponérselo (Keddie, 2006).

Después de la Revolución de 1979, conocida como Revolución islámica, aunque no lo fue sino al final, el estatuto de las mujeres sufrió diferentes cambios, que tenían como fin restringir su presencia en el espacio público. Inmediatamente después de la revolución, se impuso una norma jurídica vestimentaria que obligaba a las mujeresa cubrirse con hiyab.

La desnudez de las mujeres que no lo llevaban era considerada, por parte de algunos grupos políticos, como un pisoteo de la sangre de los mártires que dieron su vida por la Revolución (Afshar, 1985).

De este modo, la reivindicación de estos modelos femeninos acabó convirtiendo la revolución en contrarrevolución (Sedghi, 2007). Después de una relajación relativa, la victoria en las elecciones de Ahmadinejad (2007), abrió un ciclo más conservadoren lo que se refiere a la presencia de las mujeres en el espacio público.

Las bad-hejabi son detenidas, amonestadas o multadas por la policía religiosa no sólo por no cumplir la ley, sino por no respetar la moral musulmana

Aún hoy se producen campañas que endurecen la vigilancia sobre las mujeres cuyo hiyab no se considera apropiado, por su estampado o porque deja asomar demasiados cabellos. Las bad-hejabi son detenidas, amonestadas o multadas por la policía religiosa no sólo por no cumplir la ley, sino por no respetar la moral musulmana. El presidente Rouhani, electo desde 2013, ha comenzado a plantear dudas en el último año sobre la legitimidad de que la policía use la violencia para obligar a las mujeres a taparse.
Una consecuencia importante de la regulación de la vestimenta de las mujeres en los espacios públicos, como ocurre no sólo en Irán, sino en Francia o Bélgica, es que cualquier persona se convierte en posible denunciante sólo a partir de la mirada. De este modo, las mujeres-objetivo están permanentemente vigiladas.

Irán, además, distribuye una serie de pósters a los negocios (Koo, 2014) para que ellos también vigilen el mantenimiento de la norma. El Estado fiscaliza así a las mujeres y a la población en general. Por ello la norma vestimentaria tiene un enorme valor como instrumento de control de la población.

La reglamentación se produce sobre el cuerpo y desde el cuerpo se responde. En este contexto se inscribe la campaña My stealthy freedom, iniciada por la periodista iraní residente en Gran Bretaña Masih Alinejad.

En la primavera de 2014 se creó una página en Facebook en la que las mujeres de Iráncomparten fotos en espacios públicos sin el hiyab que el Estado persa les impone desde 1979. Actualmente, se alimenta un blog donde además colocan las reacciones, artículos y comentarios sobre todo lo que tiene que ver con la política vestimentaria del Estado iraní.

Las mujeres, junto con sus fotos, comentan sus sentimientos respecto al hiyab obligatorio y relatan experiencias relacionadas con su desafío a la ley. Una de los temas más interesantes es que en la mayor parte de los comentarios se reivindican a la vez el derecho a vestir sin hiyab y el derecho a llevarlo; se exige un Irán para todas las mujeres: es decir, no se discute el deseo de las mujeres de llevar el hiyab («I believe in hijab, but I hate obligatory hijab»), sino el hecho de su imposición.

Esta ley termina siendo, como escribe una de las activistas, no sólo un acto directo de represión contra la mitad de la población, sino un pretexto para inmiscuirse en las vidas de la gente. El objetivo del control está cumplido. Hay también un claro interés por presentar a los hombres como compañeros de lucha y no como enemigos.

En palabras de Yion Koo, mientras el gobierno iraní usa la ley del hiyab como un modo de control, las mujeres lo utilizan como una metáfora política de resistencia contra él.

La imposición vestimentaria no es algo irrelevante, sino una cuestión fundamental en el control de la población

Por eso el ejemplo de Irán y la lucha política desde el cuerpo nos enseña dos cosas: la primera, que la imposición vestimentaria no es algo irrelevante, sino una cuestión fundamental en el control de la población. Aquí habrá que estar atentas a lo que ocurra en Francia, a su búsqueda de espacios para nuevas restricciones vestimentarias para las musulmanas y a su contagio a España, como ya ha ocurrido en lo concerniente a las regulaciones del hiyab y del niqab; la segunda, que la romantización e individualización del pañuelo musulmán invisibilizan su papel como instrumento de lucha política, que no pasa por preguntarse por su legitimidad o no, sino por el cuestionamiento sistemático de la legitimidad de legislar sobre el cuerpo.

Referencias Bibliográficas

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KEDDIE, Nikki R. (2006): Las raíces del Irán moderno, Barcelona, Belacqva.
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¿Por qué es tan importante el plan sectorial de educación?

Por estos días las administraciones municipales y departamentales enfrentan el reto de consolidar sus planes de desarrollo, pero en materia educativa no tendrán la oportunidad de contar con el apoyo del documento “Plan Sectorial de Educación Nacional” como ha sucedido durante la última década porque hasta la fecha el Ministerio de Educación no lo ha hado a conocer

Durante el estudio “Desafíos para un Plan Educativo Regional” liderado por el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP) y con el apoyo de Región Central (RAPE) logramos documentar la importancia que tuvo el Plan Sectorial de Educación Nacional del periodo 2010-2014, en la definición y puesta en marcha de los principales planes y programas educativos implementados por las administraciones salientes.

El propósito del estudio fue contribuir en la definición de un plan educativo regional desde el enfoque de derechos y para ello, inicialmente se analizó el proceso de formulación de las políticas educativas en las 17 secretarías de la región central, es decir, las secretarias de educación certificadas que encontramos en los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Meta, Tolima y el Distrito Capital de Bogotá.

¿Qué encontramos al indagar por las percepciones que tiene la comunidad educativa sobre las políticas educativas? Que existe muy poca participación en los procesos de formulación de las políticas y casi ninguna cuando se trata de evaluarlas.

Ahora bien, es cierto que el principal insumo del plan de desarrollo son los planes de gobierno que registraron los candidatos durante sus campañas así como la normatividad vigente en materia de planeación, pero no nos digamos mentiras, en lo que concierne a las políticas educativas, puedo decir que el Plan Sectorial de Educación Nacional,  junto con el Plan Decenal -que más que un documento es un proceso de movilización nacional- resulta ser el principal insumo para la formulación y precisión del alcance que tienen dichas políticas. Tanto así que ha inspirado para que diferentes secretarías de educación se hayan aventurado a proponer sus propios planes sectoriales. Y ni qué decir de los procesos de evaluación de políticas que apenas empezamos a realizar. Aún los evaluadores de política parecen bichos raros, ¿cómo harán entonces sin el plan sectorial?

Transcurridos estos primeros tres meses de las nuevas administraciones, tanto municipales como departamentales, me queda el gran interrogante del vacío técnico que pueda generar la ausencia del Plan Sectorial frente a las apuestas educativas a nivel territorial.  Más aún con el poco desarrollo técnico que tuvo el documento “bases del plan nacional de desarrollo 2014-2018” en lo que respecta a las prioridades definidas por el Ministerio de Educación Nacional (MEN) para estos años.

Considero que los resultados de este tipo de investigaciones permiten evidenciar la importancia que tiene el Plan Sectorial de Educación Nacional para orientar las apuestas a nivel territorial y aprovechar al máximo los diferentes esfuerzos que ha realizado el MEN en otros programas, que no gozan de tanta visibilidad en los medios de comunicación, pero son apreciados por la comunidad educativa. Después de un año y medio ¿cuál es la ruta de navegación del Ministerio de Educación?

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