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El muralismo normalista mutilado

Los muros de las 256 escuelas normales públicas del país son una galería viva. Grandes pintores como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Jorge González Camarena y José Hernández Delgadillo comparten allí paredes de auditorios, aulas, dormitorios y bardas con decenas de colectivos artísticos anónimos.

En las instituciones formadoras de maestros hay centenares de murales. A través de ellos, los alumnos conviven lo mismo con una visión de la historia del país y de la humanidad, que con el santoral laico de los héroes que habitan el imaginario magisterial. Gracias a las representaciones estampadas en esos edificios, los muchachos (y sus maestros) alimentan las señas de su identidad normalista.

Las paredes de las normales hablan. Sus narraciones cuentan los afanes emancipatorios asociados a la profesión docente. Testimonian la inclaudicable resistencia estudiantil. Rinden homenaje a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Alertan del peligro de que cualquier otro joven pueda convertirse en el 44.

Pero, también, como parte de dos proyectos culturales en pugna, hay muros que relatan otras historias. Pinturas que, más allá de su calidad estética, cortejan al poder, exaltan el más rancio nacionalismo y mistifican el pasado. Creaciones que diluyen el espíritu crítico de la educación alternativa y desaparecen la memoria militante del normalismo.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) acaba de editar un hermoso y necesario libro lleno de bellas imágenes, que busca recuperar el muralismo en las escuelas normales. Se titula Los Normurales. Un grito de resistencia y color por la memoria (https://bit.ly/38ehVxt). Desafortunadamente, la publicación dejó fuera una parte muy importante de lo que las paredes de estas escuelas gritan. Casi no aparecen allí ni la iconografía ni el ideario del normalismo militante; se omitió buena parte de la tradición pictográfica estudiantil.

Las paredes de muchas escuelas formadoras de maestros están llenas de imágenes de Ernesto Che Guevara, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, Arturo Gámiz, Carlos Marx, Vladimir I. Lenin, Misael Núñez Acosta y del movimiento zapatista. No son pocas las que reproducen escenas de represión contra el movimiento estudiantil. Sin embargo, Los Normurales prácticamente ocultó esas representaciones.

Es como si a la hora de publicar un libro sobre muralismo mexicano se despareciera a Marx, Bakunin, Proudhon, Flores Magón y Esteban Baca Calderón de la obra de Siqueiros en el Castillo de Chaputepec, titulada Del porfirismo a la Revolución. O como si se borrara a Lenin llamando a la cohesión del proletariado mundial unificado, acompañado de Marx, Engels, Bertram Wolfe y Trostky, del que Rivera pintó en 1934 en el Palacio de Bellas Artes, con el nombre de El hombre en la encrucijada…

Los Normurales tiene un directorio de 39 personas (sólo ocho de ellas mujeres), todos funcionarios públicos. Comienza con el presidente Andrés Manuel López Obrador y termina con el jefe de Departamento de Escuelas Normales de Zacatecas. Su prólogo está firmado por Mario Chávez Campos y Julio César Leyva Ruiz.

Aunque esto no se aclara en el libro, según el primer prologuista, se trata de una obra colectiva. “Cada escuela normal mandó sus fotografías y textos”, explicó en un tuit. Es decir, el resultado final es un amasijo casi sin editar, elaborado a partir de los criterios de los funcionarios públicos del sector educativo. Es decir, una versión de la historia y del normalismo que nada envidia a las elaboradas por el más rancio oficialismo priísta. Más de la mitad de las normales rurales (una incubadora formidable de murales) no fueron incluidas.

El médico y novelista Mario Chávez Campos, quien defendió los contenidos de la publicación en redes sociales ante el alud de críticas que se hicieron, es titular de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación. Curiosamente, tenía ese mismo cargo cuando Aurelio Nuño era secretario de Educación y emprendió su furiosa ofensiva contra el normalismo. Es un misterio cómo el encargado de operar el desmantelamiento de las normales públicas del país durante el gobierno de Peña Nieto continúa hoy en el mismo cargo, con una administración que afirma defender lo contrario.

Los textos incluidos en Los Normurales son muy desiguales. Al lado de unos pocos buenos ensayos sobre artistas, abundan otros que parecen reportes sacados de una solicitud de empleo. De un pintor clave en el muralismo normalista como José Hernández Delgadillo (del que existe un libro extraordinario, compilado por su hijo Francisco Hernández Zamora) se incluyeron apenas unas 100 palabras, que ignoran su abierto compromiso con las luchas populares, su negativa a conectar su arte “con el cordón umblical del capital”, su participación en el grupo Arte Colectivo en Acción o su militancia maoista. En cambio, se resalta que fue precandidato a la Presidencia de la República por el PMS.

Ahogado el niño, se quiere tapar el pozo. En Twitter, Mario Chávez anunció que la idea “es reconstruir el libro digital”, incorporando nuevas imágenes. Si los editores hubieran tenido una intención democrática respecto a la obra, lo habrían planeado así desde un inicio. No lo hicieron. Salvo para tratar de atenuar las críticas, parchar el libro con nuevas imágenes u otros textos no resuelve nada. El problema es de fondo. La obra mutila el muralismo normalista, borra elementos básicos de su memoria histórica, mella su filo subversivo. Ningún remiendo de último minuto soluciona su sesgo.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/01/05/politica/el-muralismo-normalista-mutilado-20210105/

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Covid-19 and Education in Sub-Saharan Africa: Impact and the way forward

By Peter Anti Partey

Institute for Education Studies (IFEST, Accra – Ghana)

According to the UNESCO Institute of Statistics (UIS), Sub-Saharan Africa (SSA) is considered to have low learning proficiency. SSA at the same time has the highest rates of education exclusion (UIS, 2019), that is, more than 20 percent of children between ages of about 6 and 11 are out of school, with about 33% of those between 12 and 14 also not in school. Again, UIS data put the percent of the youth who are not in school in this region at 60%. In terms of gender, the exclusion rate for girls (36%) is 4% more than boys (32%). In terms of literacy rate, the region has seen a marginal increase of .53% to the current level of 65.58 (UIS, 2018) which is still low when compared to the world average of 86.3%. these few statistics paint a picture of the urgency to improve the educational system in this region.

 

However, the advent of Covid-19 seems to have worsened the state of global education but the hardest hit will be regions with less robust educational systems such as Sub-Saharan Africa. Robust educational systems are identified by their levels of literacy and numeracy rates which can be used to predict the future human capital of the country. According to the World Bank, the effect of Covid-19 on education could be felt for decades to come. They reiterate the fact that the impact transcends learning loss which is a short-term issue to a more long-term issue of diminishing economic opportunities.

 

This challenge of learning poverty brought about as a result of the continued closure of schools should engage governments and education ministries in the region. Unlike the developed world where mitigation measures such as e-learning helped to ensure continuity of education of students, the adoption of the same rather seems to have widened the inequality gap in the region. This is partly attributed to the extent of the digital divide in the region and also the level of disparities between the urban and the rural child. The level of investment of African governments into education which according to the African Economic Outlook (2020) stands at 5% of GDP which is also the second-highest of any region should yield the relevant returns. Unfortunately, that has not been the case and with Covid-19 coming into the picture, we are not going to have any tangible benefits any time soon if drastic and innovative policies are not pursued within the shortest possible time.

To start with, governments and the managers of education in the region should embark on educational system transformation. There should be a conscious effort to improve learning outcomes and make learning relevant to the student. This implies taking a second look at the entire school curriculum. It is time for governments in the region to use the school system to prepare the students to be able to contribute to the economic development of the country and also be competitive globally, this requires a complete overhaul of the school curriculum to reflect the needs and aspirations of the society in the 21st Century and beyond. Ghana has taken the lead in this direction.

 

Again, educational policies in this region are more exclusive than inclusive. An inclusive education policy allows all children to develop and succeed especially those with special needs. One of the strategic measures needed to be taken by governments in the region is inclusive education. Students should not be denied basic educational resources due to their location, socio-economic status, family background, or physical or psychological deficiencies.

 

Furthermore, to be able to bridge the learning gap and ensure that teachers are up to speed with the level of learning loss of their students, assessment techniques that are more informative and ipsative should be adopted by educational authorities and implemented in schools. In my professional opinion, countries in the region should have a nationwide assessment during the early weeks of reopening for the basic and secondary level to inform various education decisions (instructional, pedagogical, etc.) at all levels from the teacher to the ministry in charge of education.

 

The efficient and effective use of instructional time is a big issue in the region. Maximisation of contact time when schools are officially opened should be given the needed attention. Research has shown that there is always a discrepancy between actual and intended instructional times due to teacher absenteeism, breaks, lack of textbooks which results in teachers writing comprehensive notes on boards for students, etc. According to the Human Capital Index (2018), children in Ghana spend 2.7 years more in school than a child born in Sierra Leone if they all begin school at age 4. However, 5.9 years of the child in Ghana’s education life can be described as being “a waste”, implying that, the child learns for only 5.7 years out of the total 11.6 years spent in school. In the case of a child in Sierra Leone, 4.4 years can be termed as “wasted years” in the child’s education while learning occurs only 4.5 years. This is unacceptable and if governments in SSA would be able to make strides in their education after Covid-19, there is a need to eliminate the ineffective usage of instructional time.

 

Another important measure that needs attention is the capacity building of teachers. Covid-19 has exposed the inadequacies in our teacher preparation and continuing professional development programmes. Most teachers in the region are not technologically savvy making it difficult for the smooth implementation of e-learning and EdTech programmes and policies. The lack of or inadequacy of knowledge in using modern technology to deliver education should be tackled head-on from pre-service and in-service teachers’ levels. Teacher preparation at our tertiary level should encompass the use of technology in delivering education. Again, workshops, training programmes, and special courses should be organised for in-service teachers to upgrade their knowledge on e-learning systems and EdTech. Educational digital devices should be made available to all teachers during these training sessions.

 

In conclusion, it is worth noting that, Covid-19 has been a blessing in disguise and a wake-up call for the education system in Sub-Saharan Africa. It has exposed the robustness of our education to stand the test of time and revealed the inadequacies in our educational system when compared to other regions. It is solely our responsibility to face the challenges that the advent of Covid-19 presents and reset our educational system to respond to the needs and aspirations of our children and more importantly make it relevant and competitive in the global education sphere.

 

***The writer is into educational research and policy analysis. He is an education economist by profession and currently the Acting Executive Director of the Institute of Education Studies (IFEST), an education think tank in Ghana.

 

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La computación cuántica aterriza en el mundo real

Por: Eduardo Martínez de la Fe

Un pequeño ordenador cuántico ha resuelto lo que no han conseguido los gigantes que aspiran a la supremacía cuántica: organizar el tráfico de 278 aviones con solo dos cúbits, primer paso para acercar la computación cuántica a aplicaciones prácticas.

Los grandes ordenadores cuánticos sorprenden por su capacidad de realizar en segundos procesos que llevarían miles de años a un ordenador convencional, pero hasta ahora sus proezas no han tenido mayores aplicaciones prácticas, un reto que ha conseguido superar un pequeño ordenador cuántico.

Los ordenadores cuánticos se diferencian de los ordenadores clásicos en que se basan en la mecánica cuántica para el procesamiento de la información.

En vez de unos y ceros (bits), el ordenador cuántico utiliza cúbits, la unidad básica de este sistema computacional: cada cúbit es un cero y un uno a la vez, algo imposible en la física clásica.

Esta capacidad, propia de las partículas elementales, permite a los ordenadores cuánticos realizar muchos cálculos al mismo tiempo, así como conseguir ahorros exponenciales en los tiempos de procesamiento.

Sin embargo, la computación cuántica está todavía en fase de desarrollo y, aunque tiene prometedoras aplicaciones, todavía no ha resuelto algunos problemas técnicos que condicionan sus resultados prácticos.

Carrera tecnológica

Existe una carrera tecnológica por alcanzar la supremacía cuántica que enfrenta a dos gigantes norteamericanos, IBM y Google, con China: la potencia asiática ha desarrollado un ordenador cuántico 10.000 millones de veces más rápido que el de Google, la estrella hasta ahora de esta escalada tecnológica, según anunció en Science.

Sin embargo, cuando en 2019 el ordenador cuántico de Google logró resolver una tarea mucho más rápidamente que la mejor supercomputadora de IBM, el resultado no tuvo ninguna aplicación práctica.

La proeza china tiene un problema similar: ha conseguido realizar un muestreo de bosones para demostrar su capacidad cuántica, pero no se ven por ningún lado sus posibles aplicaciones prácticas.

Pequeño, pero práctico

En el frenesí de esta competición por la supremacía cuántica, investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia, han demostrado que pueden resolver una pequeña parte de un problema logístico real con un pequeño ordenador cuántico, pero que funciona bien: todo un desafío para los grandes modelos chino y norteamericanos.

Lo que ha conseguido este equipo, según explica en un comunicado una de sus protagonistas, Giulia Ferrini, es utilizar la computación cuántica para resolver problemas relevantes, por lo que ha trabajado en estrecha colaboración con empresas industriales.

Y para ello ha centrado su investigación en un problema real que afecta a la industria de la aviación: la programación de los vuelos. Los resultados se han publicado en dos artículos en Physical Review Applied.

Asignar aviones individuales a diferentes rutas representa un problema de optimización, que crece muy rápidamente en tamaño y complejidad a medida que aumenta el número de rutas y aviones.

Ayudando al tráfico aéreo

Para optimizar la regulación del tráfico aéreo, los investigadores suecos usaron un ordenador cuántico de solo dos cúbits, frente a los 53 cúbits que tiene el ordenador cuántico de Google.

Para conseguirlo, ejecutaron en su pequeño ordenador un algoritmo de optimización cuántica (QAOA) y comprobaron que puede resolver con éxito el problema de asignar aviones a rutas.

En esta primera demostración, el resultado se pudo verificar fácilmente, ya que la escala era muy pequeña: solo involucraba a dos aviones.

Con esta hazaña, los investigadores han sido los primeros en demostrar que el algoritmo QAOA puede resolver en la práctica el problema de asignar aviones a rutas aéreas.

También lograron ejecutar el algoritmo un nivel más allá que nadie antes, un logro que requiere un hardware muy bueno y un control preciso, destacan los investigadores.

Funciona bien y puede ir a más

“Hemos demostrado que tenemos la capacidad de mapear problemas relevantes en nuestro procesador cuántico. Todavía tenemos una pequeña cantidad de cúbits, pero funcionan bien. Nuestro plan ha sido hacer que todo funcione muy bien a pequeña escala, antes de escalar”, explica el investigador principal Jonas Bylander.

Los teóricos del equipo de investigación también simularon la resolución del mismo problema de optimización para hasta 278 aviones, lo que requeriría hasta ahora un ordenador cuántico con 25 cúbits.

“Los resultados siguieron siendo buenos a medida que ampliamos la escala. Esto sugiere que el algoritmo QAOA tiene el potencial de resolver este tipo de problemas a escalas aún mayores”, añade Giulia Ferrini.

Sin embargo, superar las mejores computadoras de la actualidad requeriría dispositivos mucho más grandes. Los investigadores de Chalmers han comenzado a escalar y ya están trabajando con cinco bits cuánticos. El plan es alcanzar al menos 20 cúbits para 2021 manteniendo la alta calidad en aplicaciones prácticas.

El objetivo a más largo plazo es tener una computadora cuántica en funcionamiento con al menos cien cúbits, con una potencia de cálculo mucho mayor que las mejores supercomputadoras de la actualidad, destacan los investigadores, dando a entender que también aspiran a la supremacía cuántica.

Esa potencia de cálculo se podría utilizar para resolver problemas de optimización más complejos que el de la gestión del tráfico aéreo, así como para el aprendizaje automático avanzado y para cálculos ​​de las propiedades de las moléculas, aplicaciones todas ellas de una gran utilidad práctica.

De todas formas, estamos lejos de cantar victoria: un estudio publicado el mes pasado concluía que para aumentar la potencia de los ordenadores cuánticos es inútil aumentar el número de cúbits, y que lo que hay que hacer es mejorar su fiabilidad, algo que no se sabe muy bien cómo conseguirlo.

Referencias

Improved Success Probability with Greater Circuit Depth for the Quantum Approximate Optimization Algorithm. Andreas Bengtsson et al. Phys. Rev. Applied 14, 034010, 3 September 2020. DOI:https://doi.org/10.1103/PhysRevApplied.14.034010

Applying the Quantum Approximate Optimization Algorithm to the Tail-Assignment Problem. Pontus Vikstål et al. Phys. Rev. Applied 14, 034009. 3 September 2020. DOI:https://doi.org/10.1103/PhysRevApplied.14.034009

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/la-computacion-cuantica-aterriza-en-el-mundo-real.html

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La educación no consiste tanto en transmitir valores o cultura como en transmitir la duda

Por: Sergio Parra

Hay una serie de clichés que la gente repite sin cesar sin preguntarse en profundidad lo que está diciendo. Uno de ellos es que hay que preservar la cultura (y las lenguas, por extensión).

El otro: que los grandes problemas del mundo se solucionan con mayor educación. Ambos clichés están íntimamente relacionados e inciden en el mismo error básico.

No importa lo sabio que sea un pensador. Si vivió hace más de un siglo, probablemente sostuvo ideas que nos parecen moralmente repugnantes (no digamos ya que arrastró errores científicos propios de un analfabeto).

Si la educación consiste en transmitir valores, pues, por muy elevados que nos resulten tales valores quizá solo estamos adoctrinando. Obligando a los alumnos a que piensen como nosotros. A que perpetúen ideas. A que alejen de ellas la lupa del escrutinio y la duda.

Sin embargo, si algo debe preservar la educación no es la cultura, ni la lengua, ni los valores, sino la duda ante todos esos elementos que parecen intocables, como señala Hans Rosling en su libro Factulness:

Resulta tranquilizador pensar que el conocimiento no tiene fecha de caducidad: que una vez has aprendido algo, sigue siempre fresco y no tienes que aprenderlo de nuevo. Eso suele ser así en el ámbito de las ciencias como las matemáticas y la física y en las artes. En esas materias, lo que aprendimos en el colegio (2 + 2 = 4) probablemente es correcto. Sin embargo, en las ciencias sociales, hasta los conocimientos más básicos caducan muy rápidamente. Como sucede con la leche y las verduras, tienes que mantenerlos siempre frescos. Porque todo cambia.

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Una sociedad con valores es aquélla que evalúa continuamente cuáles son los aspectos de las normas de una cultura a los que merece la pena atenerse y cuáles ya resultan obsoletos, no una sociedad monolítica e intocada.

Cierto es que la gente es más desinhibida que antes, que los alumnos son más descarados con los profesores que antes, que las normas en general no se siguen con tanta inflexibilidad. Pero ello precisamente revela que vivimos en una sociedad con más valores que nunca: antes, dichas normas, no se seguían porque la gente alumbrara más valores sino por miedo (tanto punitivo como social). No cuestionar al profesor porque éste te dará un reglazo en la mano (y al que luego no podrás denunciar por agresión) no es tener más valores.

Lo explica así el psicólogo cognitivo Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro:

Hace siglos, quizá nuestros antepasados tuvieron que reprimir cualquiera señal de espontaneidad e individualidad con el fin de civilizarse, pero ahora que las normas de la no violencia están consolidadas, podemos ceder un poco ante inhibiciones concretas que acaso parezcan obsoletas. Según esta línea argumental, el hecho de que las mujeres enseñen mucha carne o que los hombres suelten tacos en público no es señal de decadencia cultural. Al revés, es señal de que viven en una sociedad tan civilizada que no han de temer que, en respuesta a ello, vayan a sufrir hostigamiento o agresión.

Por esa razón, hay que dudar de todo, y ese y no otros debería ser el eje rector de la educación: que el educando dude incluso del educador. Y que el educador fomente ese hábito en el educando. Y que se dude incluso de Aristóteles, y de los valores morales que queremos preservar a toda costa, tal y como podéis ver en el siguiente vídeo:

 

https://www.xatakaciencia.com/no-te-lo-creas/educacion-no-consiste-transmitir-valores-cultura-como-transmitir-duda

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El secreto de la felicidad de Matthieu Ricard, «el hombre más feliz del mundo»

Hace años que los científicos de la Universidad de Wisconsin estudian el cerebro del Matthieu Ricard, doctor en biología molecular, monje budista en el monasterio Shechen Tennyi Dargyeling de Nepal y asesor personal del Dalái Lama, así como su traductor. Y están absolutamente fascinados con la mente de este francés de 74 años.

Los investigadores sometieron el cerebro Ricard a constantes resonancias magnéticas nucleares de hasta tres horas de duración.

Le conectaron a la cabeza hasta 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y otras decenas de sensaciones diferentes. Y lo mismo hicieron con cientos de voluntarios.

Los resultados obtenidos medían el nivel de felicidad de cada participante en una escala que iba desde el 0,3 (muy infeliz) hasta el -0,3 (muy feliz).

Matthieu Ricard logró nada menos que un -0,45, superando no sólo a todos los demás participantes sino los propios límites previstos en el estudio.

A partir de ahí, fue declarado «el hombre más feliz del mundo»

Ricard —hijo del conocido filósofo francés Jean-François Revel y de la pintora Yahne Le Toumelin— ha escrito un libro delicioso junto a sus amigos el filósofo Alexandre Jollien y el psiquiatra Christophe André que ha sido superventas en Francia y ahora sale en español bajo el título «¡Viva la Libertad!» (Editorial Arpa).

Un libro en el que los tres autores explican cómo superar los miedos, traumas, prejuicios y adicciones que nos acechan. En definitiva: cómo sortear los obstáculos que nos impiden ser felices.

De todo eso y más hablamos con Ricard.

Fue declarado «el hombre más feliz del mundo». ¿Cómo se siente con ese título?

Piense durante cinco segundos: ¿cómo puede nadie conocer el nivel de felicidad de 7.000 millones de seres humanos? No tiene sentido, desde luego no desde el punto de vista científico.

Todo comenzó con un artículo de un periódico británico que, basándose en una investigación realizada en el laboratorio de neurociencia de Richard Davidson en Wisconsin, demostró que las personas que como yo llevan tiempo haciendo meditación (había 15 entre los que participaron en el estudio) mostraban al meditar una magnitud de activación en ciertas áreas del cerebro sobre la compasión (¡no la felicidad!) más alta de lo que nunca se había detectado antes en neurociencia.

Así que es más bien como la «broma más grande del mundo», pero sigue resurgiendo una y otra vez.

Ricard.
Pie de foto,
«La felicidad no es simplemente una sucesión interminable de sensaciones placenteras (lo que parece más bien una receta para el agotamiento)», dice Ricard.

¿Qué es la felicidad para usted?

La felicidad no es simplemente una sucesión interminable de sensaciones placenteras, lo que parece más bien una receta para el agotamiento.

Es más bien una forma óptima de ser que resulta del cultivo de muchas cualidades fundamentales como el altruismo, la compasión, la libertad interior, la resiliencia, el equilibrio emocional, el equilibrio interior, la paz interior y otros.

A diferencia del placer, todas estas cualidades son habilidades que pueden cultivarse mediante la práctica y el entrenamiento de nuestra mente.

¿Se considera un hombre feliz?

Bueno, incluso si no soy la «persona más feliz del mundo», por las razones que acabo de explicar, tampoco puedo decir que sea infeliz.

He tenido una vida maravillosa, gracias a conocer hombres y mujeres sabios, mis maestros espirituales.

También estoy bien porque me siento satisfecho fácilmente con muy poco. Doné toda la recaudación de mis libros y fotografías a causas humanitarias.

Hace 20 años fundé una organización humanitaria, Karuna-Shechen, que ahora ayuda a más de 300.000 personas cada año en el campo de la salud, la educación y los servicios sociales, principalmente en India, Nepal y el Tíbet, pero pronto también en Francia. Y ese es un gran motivo de satisfacción.

Gracias a mi práctica espiritual, personalmente disfruto cada momento de la vida y trato de estar al servicio de los demás.

¿Y cuál es el secreto de la felicidad?

Altruismo y compasión.

La búsqueda de la felicidad egoísta no funciona, es una situación en la que todos pierden. Uno hace miserable su propia vida mientras hace miserable la vida de todos los demás.

Por el contrario, el altruismo es una situación en la que todos ganan.

El objetivo es traer felicidad a los demás y remediar su sufrimiento y, como beneficio adicional, uno siente una gran felicidad al ser amable y benevolente.

Usted es célibe, no practica sexo desde que tenía 30, y no tiene dinero, todo lo que gana lo dona a obras decaridad. El sexo y el dinero son los dos signos más destacados de la cultura moderna. ¿Qué hay de malo en ellos?

No hay nada malo. No es el deseo como tal y la riqueza lo que causan sufrimiento, sino nuestro apego a ellos.

En el momento en que el aferramiento, el aferramiento y la obsesión se instalan, puedes estar seguro de que vendrá el tormento.

Aferrarse es el problema, nos volvemos adictos a ellos.

Dalai Lama y Ricard.
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En opinión de Ricard, ser el más feliz del mundo está al alcance de cualquiera que haga lo correcto. En la foto, el monje y biólogo habla con el Dalái Lama.

Ahora una pregunta para el biólogo: ¿la tristeza es algo que creamos en nuestro cerebro o es la sociedad la que nos hace infelices?

Bueno, varios estudios han demostrado que una mente distraída no es una mente feliz, que una mente rumiando no es una mente feliz y que la sensación de autoimportancia exacerbada tampoco conduce a la felicidad.

¿Es posible ser feliz en el mundo actual sin ser un monje budista?

¡Por supuesto! ¡Sería una lástima que la felicidad se limitara a los budistas y más aún a ser monje!

Cualquiera puede ser la mujer o el hombre más feliz del mundo (¡no de una manera competitiva!) simplemente siendo amable, compasivo, abierto a los demás y sintiéndose fácilmente satisfecho con las condiciones externas.

¿Usted siempre ha sido una persona feliz o le llevó un largo camino serlo?

Los amigos que me conocieron cuando era un adolescente (todavía quedan algunos vivos) dicen que era un joven gruñón.

Así que supongo que hice un pequeño progreso, aunque todavía tengo un largo camino por recorrer.

¿La felicidad es un don genético, algo con lo que se nace, o es algo que se puede aprender?

Todos tenemos varias tendencias naturales, relacionadas con nuestra herencia genética. Pero eso se puede cambiar en gran manera.

Sabemos a través de los estudios de epigenética que los genes pueden expresarse o no, dependiendo de las condiciones externas.

También sabemos a través de los estudios del cerebro que podemos cambiar a través del entrenamiento, gracias a la neuroplasticidad cerebral.

Y sabemos a través de las tradiciones contemplativas que si practicamos durante mucho tiempo las cualidades humanas básicas que mencioné, el altruismo sobre todo, definitivamente podemos cambiar para el futuro.

Matthieu Ricard.
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El hombre más feliz también puede estar triste, «pero esta tristeza debe llevar a una acción compasiva», sugiere.

¿Se pone triste el «hombre más feliz del mundo«?

Por supuesto, es absolutamente normal y deseable estar triste frente a una masacre, una injusticia, una discriminación, un abuso, una injusticia social, la pobreza en medio de la abundancia, la explotación ciega de los animales, etc.

Pero esta tristeza debe llevar a una acción compasiva para hacer algo sobre los diversos sufrimientos relacionados.

La tristeza no es desesperación, es compatible con el florecimiento genuino.

En su último libro, «Viva la libertad», reflexiona sobre cómo alcanzar la libertad interior. ¿Qué es la libertad interior?

La libertad interior es estar libre de rasgos mentales, cavilaciones y proyecciones mentales que eventualmente se traducen en frustración y sufrimiento.

Matthieu Ricard.
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En su nuevo libro «¡Viva la libertad!» explica cómo superar los miedos, traumas, prejuicios y adicciones que nos acechan.

Si no alcanzamos la libertad interior, ¿significa que somos esclavos? ¿Esclavos de qué?

«Esclavo» es quizás una palabra importante, pero cuando estamos completamente dominados por el odio, el deseo compulsivo, los celos persistentes y el orgullo arrogante, de alguna manera somos esclavos de nuestras propias fabricaciones mentales.

En ese caso, nuestra mente está lejos de ser libre y sigue ciegamente sus atracciones y repulsiones, atribuyéndoles una especie de existencia sólida: creemos que algo es inherentemente deseable o alguien inherentemente detestable, lo que nunca es así.

¿Todo el mundo puede alcanzar la libertad interior?

¿Por qué no? Después de todo, esta es nuestra propia mente.

Nuestro control de las condiciones externas es limitado, efímero y, a menudo, ilusorio, pero podemos trabajar con nuestra propia mente mientras lidiamos con ella desde la mañana hasta la noche.

Nuestra mente puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo; es la mente la que traduce las circunstancias externas en felicidad o desdicha.

Así que si podemos entrenar un poco a este niño mimado que es la mente y dominarlo un poco, será de gran ayuda para liberarnos de nuestras tendencias habituales y pensamientos automáticos y así ser más felices.

Matthieu Ricard.
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En las pruebas que le hicieron para medir su felicidad, Matthieu Ricard rompió los propios límites previstos en el estudio.

¿Cuál es el mayor obstáculo para alcanzar la libertad interior?

Hay muchos obstáculos, incluido el ser adicto al sufrimiento, seguir ciegamente todos nuestros estados mentales aflictivos y no reconocer el potencial de transformación que hay dentro de todos nosotros.

Pero el principal obstáculo es la confusión mental, la falta de discernimiento y sabiduría.

Si sólo pudiera dar un consejo para alcanzar la libertad interior, ¿cuál sería?

No existe un solo consejo. Se necesita tiempo y perseverancia, pero es la aventura más inspiradora de la vida.

Una cosa es segura: debemos deshacernos del egoísmo y cultivar la bondad, la benevolencia y la compasión.

¿Nuestro cerebro está diseñado para conseguir la libertad interior? Y si es así, ¿por qué es tan difícil conseguirla?

Nuestro cerebro no está diseñado de una forma u otra.

Gracias a la plasticidad del cerebro, este se convierte en aquello a lo que le acostumbramos: si nos enfadamos todo el tiempo, las redes correspondientes se verán reforzadas en la mente.

Si cultivamos el altruismo y el equilibrio emocional, se reforzará la red cerebral correspondiente.

Todos los estudios neurocientíficos han demostrado que cultivar la atención, la compasión y el liberarnos de pensamientos obsesivos produce cambios tanto funcionales como estructurales en el cerebro.

Monsieur Ricard, usted es biólogo molecular y monje budista. ¿Qué ha aprendido de la biología y del budismo para alcanzar la libertad interna?

Gran tema, de hecho.

La ciencia me enseñó el gusto por un enfoque riguroso de la realidad, lo opuesto a la creencia ciega.

La ciencia me libró de creer en todo tipo de locuras, como sucede cada vez más en estos días.

En cuanto al budismo, me da las claves para una libertad interior que se puede lograr a través de una vida de práctica.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-55274906

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La supremacía cuántica ha llegado de la mano de Google y China, pero la computación cuántica aún nos plantea estos desafíos titánicos

Por: Juan Carlos López

El desarrollo que ha experimentado la computación cuántica durante los últimos dos años nos invita a contemplar el futuro de esta disciplina con un optimismo muy saludable. Y es que los hitos que algunos grupos de investigación y varias empresas han alcanzado durante 2019 y 2020 eran difícilmente previsibles muy poco tiempo antes.

Este periodo de esplendor comenzó por todo lo alto a principios de enero de 2019 debido a que IBM aprovechó la celebración del CES para anunciar oficialmente que ya tenía listo su Q System Oneel primer ordenador cuántico para aplicaciones comerciales. Y solo unos meses después descubrimos atónitos que el equipo de investigación que dirige John Martinis en Google aseguraba haber alcanzado la supremacía cuántica.

2020 nos ha sorprendido con varios logros muy importantes en computación cuántica, como la realización de la primera simulación cuántica de una reacción química o la materialización de la supremacía cuántica en China

No tardaron en surgir voces que ponían en duda que realmente Google hubiese alcanzado este hito, pero este logro se consolidó cuando vio la luz el artículo en el que John Martinis y los suyos explicaron cómo lo habían hecho.

Y llegó 2020, un año en el que la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 no ha impedido que nos hayamos visto sorprendidos por varios logros muy importantes en computación cuántica, como la realización de la primera simulación cuántica de una reacción química o la materialización de la supremacía cuántica en China utilizando un método muy diferente al empleado por Google unos meses antes.

China es una potencia en computación y comunicaciones cuánticas

Hace solo unos días, a mediados del pasado mes de diciembre, un grupo de investigación de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China y la Universidad Tsinghua de Pekín dirigido por Jian-Wei Pan publicó un artículo en Science en el que explicaba cómo había logrado resolver en poco más de tres minutos utilizando un sistema cuántico un problema en el que los superordenadores clásicos más potentes del planeta habrían invertido 600 millones de años.

La estrategia utilizada por los investigadores asiáticos es radicalmente diferente a la empleada por el equipo de Google

Con este hito China, al igual que Google unos meses antes, había alcanzado la supremacía cuántica, pero lo interesante es que la estrategia utilizada por los investigadores asiáticos es radicalmente diferente a la empleada por el equipo de John Martinis. Y es que el grupo de Jian-Wei Pan ha puesto a punto un sistema cuántico que utiliza un circuito óptico capaz de aprovechar la propiedad cuántica que permite a los fotones viajar aleatoriamente en distintas direcciones para llevar a cabo cálculos extraordinariamente complejos.

Componentecuantico

El propósito de este artículo no es conocer con detalle cómo funciona el experimento que han llevado a cabo los investigadores chinos, sino mostrarnos que es posible alcanzar la supremacía cuántica utilizando enfoques y tecnologías muy diferentes. De hecho, es muy probable que durante los próximos meses otros grupos de investigación y otras empresas también lleven a cabo un logro equiparable al que ya tienen en su currículo los investigadores chinos y estadounidenses de los que estamos hablando.

Curiosamente, este no es el único hito que ha alcanzado China en materia de tecnologías cuánticas durante 2020. A mediados del año que acabamos de dejar atrás un equipo de investigadores asiáticos publicó en Nature un artículo en el que describen el procedimiento que les ha permitido transmitir un mensaje cifrado imposible de vulnerar a una distancia de 1.120 kilómetros empleando el entrelazamiento cuántico. Tenéis todos los detalles acerca de esta hazaña en el artículo que enlazo aquí mismo.

Estos son los principales desafíos de la computación cuántica

Los logros que acabamos de repasar ponen encima de la mesa el enorme potencial que tiene la computación cuántica y nos invitan a prever que pronto llegarán nuevos hitos que propulsarán aún más esta disciplina. Sin embargo, todavía tenemos por delante retos imponentes que nos recuerdan que debemos ser cautos y seguir trabajando duro si queremos que algún día los ordenadores cuánticos nos ayuden a encontrar la solución a algunos de los desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Estos son los cuatro retos de más envergadura en los que están trabajando los investigadores:

  • Necesitamos cúbits de más calidad. La información cuántica con la que operan los sistemas cuánticos se destruye en un periodo de tiempo breve, por lo que tener cúbits de más calidad nos permitirá dilatar la vida útil de la información cuántica y llevar a cabo operaciones más complejas con ella.
  • Un sistema de corrección de errores nos ayudará a garantizar que los resultados que nos entrega nuestro ordenador cuántico son correctos. Aún no lo tenemos y a medida que los grupos de investigación integran más cúbits en los ordenadores cuánticos resulta más difícil preservar la integridad del estado cuántico del sistema.
  • Además de tener cúbits de más calidad y sistemas de corrección de errores es necesario desarrollar nuevas herramientas que nos permitan controlarlos con precisión y llevar a cabo más operaciones lógicas con ellos. Su manipulación se vuelve mucho más compleja a medida que se incrementa el número de cúbits de los sistemas cuánticos.
  • También es necesario desarrollar más la arquitectura de los ordenadores cuánticos, como la electrónica de control, el procesador de control cuántico o los compiladores cuánticos. Uno de los retos más imponentes a los que se enfrentan los investigadores consiste en implementar nuevos algoritmos cuánticos que sean capaces de ayudarnos a abordar los problemas que no podemos resolver con los superordenadores clásicos más potentes que tenemos hoy en día. Estos algoritmos son los que permitirán a los ordenadores cuánticos marcar la diferencia.
Arquitecturacuantica
Fuente: https://www.xataka.com/investigacion/supremacia-cuantica-ha-llegado-mano-google-china-computacion-cuantica-nos-plantea-estos-desafios-titanicos
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¿Educación Inclusiva? Crisis, pandemia y exclusión

Por: Luis Miguel Alvarado Dorry

“[…] La más grande crisis de la humanidad no es ni política, ni económica, ni ideológica, religiosa; es una crisis de humanidad. No tratamos humanamente a los seres humanos, los maltratamos […]” (Boff, 2020) (minuto 58 con 25 segundos).

Para comenzar, quisiera que reflexionemos acerca de ¿Cómo consideramos a la normalidad en estos tiempos tan anormales? En las expresiones como “cuando regresemos a la normalidad” ¿quiere decir que nos hace anormales? Por otro lado, “la nueva normalidad” tuvo que llevarse a cabo un proceso de transición de anormalidad a esa otra nueva normalidad, por tanto, ¿fuimos anormales y ahora somos nuevos normales?

En este sentido, los lenguajes sobre normalidad-anormalidad no solo son una construcción social sino que, también, “política y económica” (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 22). Y son una construcción social, política y económica porque son establecidas desde el mismo sistema hegemónico que impone sus propias “reglas”, “normas” y “lenguajes”, las cuales, todas las sociedades bajo su dominio tienen que alinearse y alienarse.

Las tensiones y contradicciones sobre normalidad-anormalidad se observan en la historia, para ello, me remitiré a uno de los eventos trascendentales que marcaron la historia en Nuestra América, la conquista de nuestros territorios y nuestros cuerpos; de nuestros territorios porque desde 1492 han venido extrayendo recursos de nuestra madre tierra con el fin de mercantilizarla y acumular capital, asimismo, de nuestros cuerpos, nuestros cuerpo sin fragmentación cartesiana (mente-cuerpo) basadas en una explotación con el mismo fin, la acumulación de recursos, precarizando las condiciones de les oprimides-explotades.

Por lo anterior, Eduardo Galeano señala lo siguiente:

“[…] el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos” (Galeano, 2004, pág. 16).

En esa época de conquistas y, desde la mirada eurocéntrica, empezamos a ser vistas como anormales, anormales porque, en nuestras diferencias, no encontraban parecidos a la imagen y semejanza europea, por tanto, esa “anormalidad” debiera ser exterminada, por ello y por otras razones, los españoles mataron a diestra y siniestra a les originaries natives de Nuestra América. Este genocidio fue legitimado y justificado por el discurso de Ginés de Sepúlveda en (Fernández, 1992) sobre “la justicia de la guerra contra las poblaciones indígenas  es causada por […] 2) la inferioridad natural de los indígenas […]” (pág. 323), esa inferioridad era establecida a partir de las diferencias físicas, culturales, sociales, políticas, económicas y religiosas que tenían los pueblos originarios del Abya Yala de las europeas.

Bajo este marco y estereotipos eurocéntricos, se viene estableciendo clasificaciones al respecto, negras y negros, amarillas y amarillos, originaries o indígenas y, lo que dista de estos estereotipos que, más adelante se instauran en los imaginarios colectivos por medio del complejo industrial cultural, se considera anormal e inferior.

Los “casi humanos”, forma despectiva que los españoles estigmatizaban a les originaries, eran asesinades, en tanto animal salvaje, debido a sus condiciones antes mencionadas que, distaban, del estereotipo europeo (hombre blanco ojos claros), estos estereotipos normalizados a posteriory y, como una meta a la que hay que llegar, fueron instaurados en los imaginarios de las sociedades dominadas, en este sentido ¿cómo llegar a ser normales? O bien, ¿Cómo llegar a ser humano?

Acá me quiero detener un poco para reflexionar que, la discapacidad, no dista mucho de las condiciones que tenían (y siguen teniendo) les originaries desde las miradas eurocéntricas y, ahora, norteamericana, es decir, llegar a la meta de la “normalidad”, o bien, ser lo más humano posible, humano en el sentido biológico-físico como mencionan (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019) “[…] instaurar la normalidad como modo de reconquista de la humanidad perdida” (pág. 35), no en el sentido de la complejidad de ser humano biológico-social-político-económico-ético-crítico-tecnológico-espiritual-afectual.

De manera que, la discapacidad, se encuentra inmersa en esas tensiones y contradicciones de la normalidad-anormalidad fincada en estereotipos de la lógica de mercado, es decir, de producción y reproducción social, política y económica. En este marco y en esta perspectiva mercantilista estereotipada, la discapacidad es situada en la anormalidad, por tanto, esa anormalidad, debe ser normalizada lo más o totalmente posible.

En el aspecto económico, las personas con discapacidades eran vistas, en principio, como improductivas que, únicamente, generaban gastos a las sociedades y a los estados (aunque todavía estos imaginarios persisten en la actualidad), improductivas, en el sentido de no poder realizar los trabajos de una persona “normal”, por tanto, fueron aisladas de estos menesteres, ante esto Paula Mara Danel en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019) se interroga sobre “¿podríamos inferir que la idea de discapacidad esté asociada a la invalidez laboral?” (pág. 83), al parecer así viene sucediendo. Posteriormente, como entes mercantilizades con el ideal de “normalizarles” con base en “[…] la atención socio-sanitaria-educativa y de rehabilitación […]” (pág. 91) en palabras de la misma autora. En este sentido, señalo a los programas televisivos como por ejemplo, TELETÓN, originadas desde empresas privadas que, cerca de apoyar a todas comunidades con discapacidades, anteponen sus intereses financieros para evadir impuestos y así “donar” caritativamente dineros para la construcción de centros de rehabilitaciones, estos programas terminan siendo similares, en palabras de Sonia Marcela Rojas Campos en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019), a  “los circos […] escenarios de exhibición de las rarezas humanas” (pág. 123) muy populares en el siglo antepasado.

En lo político, al enmarcar la discapacidad desde su génesis y más allá de ella en un contexto de opresión, dominación, control, exclusión, discriminación y explotación, estas subjetividades se han venido resistiendo, formando alianzas y organizándose para luchar contra toda injusticia; estas luchas y resistencias, se han legitimado en los derechos humanos con altos costos de muertes, persecuciones, torturas y demás, sin embargo, falta mucho para que esos derechos se vivencien, para ello, es necesario fracturar nuestros paradigmas desde nuestros propios lenguajes. A lo largo de la historia, estos lenguajes, han sido modificados con respecto a la filosofía de la época y por las subjetividades que se resisten, en este marco, en la evolución o involución, en lo despectivo o loable, de las concepciones de les “impedidos, discapacitados, minusválidos, deficientes, inadaptados, hasta otros de corte más coloquial como tullidos, idiotas, lentos, torpes retrasados” Rojas Campos en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 108). Todo palabrerío quedan en lo abstracto pues carecen de praxis, es decir, no se vivencian en la cotidianidad, por un lado, en las empresas transnacionales que ven a las personas con discapacidades como mercancías consumidoras y, por otro, el estado que las ven como cargas, toda esta verborrea (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019) argumentan que “[…] más formas políticamente correctas de nombrar que contenidos reales y sustantivos en pro de la población directamente implicada” (pág. 30), y no se vivencian, porque los lenguajes y legitimaciones políticas y jurídicas son realizadas, en su mayoría, desde lo externo y no desde las propias comunidades de personas con discapacidades que son y están con sus especificidades.

En lo sociocultural, por la instauración de estos lenguajes en los imaginarios sociales, sus concepciones y sus prácticas han provocado, en la mayoría de les “normales” emociones y sentimientos hacia las personas con discapacidades, de lástima, compasión, tristeza, miedo, entre otras, transformando las subjetividades de las segundas en “objetos de caridad” Mara Danel en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 93), y, ser un objeto de caridad, según Rojas Campos en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019), “hasta del nombre desaparece y con él todos sus rasgos de humanidad” (pág. 113), entonces, aparece la estigma, es decir, expresiones como “no te juntes con ese rarito”, “el hiperactivo del salón”, “la distraída esa”, “la de sillas de rueda”, entre otras no menos peyorativas.

En lo tecnológico, solo aquellas personas con discapacidades que tienen una estabilidad económica suficiente, pueden adquirir dispositivos electrónicos, prótesis, sillas de rueda, o cualquier innovación científico-tecnológica que se requiera, mientras que muchas quedan excluidas de estas. Estas innovaciones son muy frecuentes y bajo la lógica de obsolescencia programada para captar la mayor cantidad de capital.

Por lo anterior, el modelo neoliberal lleva una cosificación de la cosificación, es decir, dentro de las cosas “normales” hay unas otras “anormales” en tanto mercancías consumidoras, las cuales, hay que dominarlas y controlarlas, estigmatizarlas, señalarlas, clasificarlas e inferiorizarlas para obtener las más jugosas ganancias posibles.

Pero ¿qué es la discapacidad? En principio, las religiones las vinculaban como un “castigo divino” o “pecado” cometido por generaciones familiares anteriores, o bien, actuales, las familias de estas procuraban no mostrarles o sacarles de casa por vergüenza a que le vieran y les señalaran como pecadoras. Posterior a ello, en los avances de las ciencias y las tecnologías en medicina, las relacionaban como fenómenos de la naturaleza humana, los cuales, tenían que examinarlas para poder curarlas o “normalizarlas”. Desde el sistema capitalista les conceptualizaban (y siguen) como les “improductivos” o poco productivos en comparación con les “normales”.

En la actualidad, según el diccionario de Google lo define como “Falta o limitación de alguna facultad física o mental que imposibilita o dificulta el desarrollo normal de la actividad de una persona” (google.com, 2020). Mientras que la Organización Mundial de la Salud dicta como “Discapacidad en un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación” (OMS, 2020). Por otro lado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en México en su texto titulado “La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo” en el inciso e) del Preámbulo, emanados de la misma ONU dicta lo siguiente:

“la discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás […]” (2018, pág. 10).

Contraria a estas concepciones Yarza, Sosa, & Pérez (2019) refieren a una deconstrucción de la conceptualización emanada por los grupos de poder que clasifican y estigmatizan a cada une, en este sentido, mencionan que “entendemos a la discapacidad como una producción social e histórica moderna y colonial, inscrita en los modos de producción y reproducción de una sociedad” añadiendo que, está “enmarcada en un sistema de clasificación de sujetos inventado y reproductor de un orden hegemónico basado en relaciones de asimetría y desigualdad” (pág. 22).

De las significaciones anteriores, observamos que las tres primeras manejan lenguajes desde los modos de producción y reproducción económico-político-social, lenguajes despectivos como “deficiencias”, “normal”, “limitaciones”, “restricciones”, entre otras, los cuales, las pondremos en tensiones con sus contradicciones con el fin de comprender mejor el contexto: deficiencias-perfección, normal-anormal, limitaciones-libertad. Podemos decir entonces que, la discapacidad, es una esclavitud de la imperfección anormal.

La última significación nos da cuenta que, la discapacidad, es gestada y reproducida desde el propio sistema hegemónico clasificatorio, el cual, es inherente su resignificación como acto ético-político para la emancipación de las diversas subjetividades.

De lo anterior, quisiera irme desde su génesis etimológica de la palabra en un tanto superficial, pero desde otros frentes, para ello, me es necesario fragmentar la palabra discapacidad en el prefijo “dis” y “capacidad”, esta fragmentación me permite ver desde otra perspectiva con el fin de desaprenderla para comprenderla y, por tanto, reaprenderla al momento de unirlas y, más aún, vivenciarla en mi cotidianeidad.

En este contexto, el prefijo “dis” significa según un diccionario etimológico en internet encontré en una de sus definiciones lo siguiente: «el prefijo latino dis- significa “divergencia o separación múltiple”» (dechile.net, 2020), por otro lado, “capacidad” significa “[…] es la cualidad de lo que es […]” (Diccionario Actual, 2017). Entonces, al unir los dos significados el prefijo “dis” y la palabra “capacidad”, tenemos “divergente cualidad”.

De la misma manera, me es necesario fragmentar y, por tanto, me acercaré a una aproximada re-significación de cada una de las palabras anteriores, en primer lugar, tenemos la palabra “divergente”, la cual, en uno de sus significados la mencionan como “diferencia” (significados.com, 2017), este se le asocia con el pensamiento divergente que, en el mismo diccionario, nos remite a la creación de “ideas creativas y diferentes”, mientras que “cualidad” la significan como “[…] la esencia de una persona […]” (Google, 2020), por tanto, la dis-capacidad podríamos re-conceptualizarla como una “diferente y creativa esencia”, entonces, en este marco, todes somos seres diferentes y creativas, en tanto con dis-capacidades, bajo esta reconstrucción paradigmática me referiré a las personas con discapacidades.

Esta re-significación debe ser un acto ético-político evitando caer en el romanticismo y en la caridad, por el contrario, posicionarnos, todes, en la rabia y rebeldía misma que provoca la discriminación, exclusión y estigmatización originada desde el sistema asimétrico neoliberal, el cual, establece la “normalidad-anormalidad” en los imaginarios sociales impregnados de una violencia simbólica (Bourdieu & Passeron, 1995, pág. 44). Esta re-significación debe fincarse en el diálogo con les otres, con los que viven esas discriminaciones, exclusiones y estigmatizaciones, es decir, con las personas con discapacidades, convirtiéndose en “observador(a), auto-observador(a) y observado(a)” (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 64) en el proceso investigativo.

Dentro de las clases sociales se clasifican antagónicamente bajo las perspectivas Darwinianas imponiendo verdades absolutas y universales entre ricos-pobres, inteligentes-ignorantes, burgueses-proletarias,  blancos-negras, normales-anormales, entre otras, unas superpuestas a las otras, ante esto Yarza, Sosa, & Pérez (2019) aseveran que “no nos cabe duda alguna de las clasificaciones y calificaciones del Norte Global son tales en virtud de una “verdad” hegemónica autoimpuesta y desplegada hacia el Sur Global” (pág. 41). En esta perspectiva clasista y clasificatoria del modelo neoliberal dueño de las élites de las sociedades del conocimiento, encasillan todo lo que esté a su alcance como meras materias primas en un almacén, es decir, lo bueno, lo regular y lo malo, asimismo se clasifican las discapacidades, esta clasificación legitima social, política y económicamente las inferioridades de las personas.

Estas clasificaciones han originado nuevos lenguajes del cómo llamar a los espacios escolares en donde se ha pretendido más que educar, a rehabilitar o “normalizar” a las personas con discapacidades que han, en el supuesto, evolucionado para hacerlas menos despectivas, tenemos a los centros para enfermos mentales, educación especial, escuelas con necesidades educativas especiales, ahora educación inclusiva.

Yo te integro o te incluyo porque tienes alguna discapacidad o porque eres mujer, o porque eres originaria, o porque eres negra y eso satisface mi conciencia (más bien mi ego), es decir, se ve a la inclusión como medio para un fin, el fin sería satisfacer mi conciencia o mi ego, por el contrario, la inclusión debe ser un fin en sí misma y no un medio con características excluyentes y clasificatoria, en otros términos, la inclusión como forma de vida en el conocimiento y reconocimiento de les otres, ante esto Freire (1997) menciona que «La asunción de nosotros mismo no significa la exclusión de los otros. Es la “otredad” del “no yo” o del tú, la que me hace asumir el radicalismo de mi yo» (pág. 42), de manera que, te incluyo porque tú eres yo y, yo eres tú, y juntes construimos un nosotres.

De modo similar, la educación no debe adjetivarse como inclusiva, o sea, educación inclusiva, las dos debieran ser verbos (educar e incluir) y, debieran ser verbos, en tanto acción y existencia, y, a la vez, dialécticas, porque al momento de incluir educo y, al momento de educar, incluyo.

En este marco, Yarza, Sosa, & Pérez (2019) reflexionan acerca de la construcción de nuevos paradigmas para pensar la educación y las discapacidades desde otras aristas y, con base en el diálogo directo con las comunidades de les seres diferentes y creativas, principalmente, más desde el sur en contrapuesta a la mirada euronorteamericanocentrista, ante esto, aseveran que  se “pongan en supuesto las narrativas anglocéntricas y visibilicen otras génesis, tensiones, trayectorias intelectuales, categorías, entramados, constelaciones conceptuales y luchas ético-políticas” (pág. 36), esto nos dirige a una praxis verdadera y no a una reproducción social excluyente y a una repetición teórica construida desde lo exógeno.

En efecto, para la construcción de esos otros paradigmas es inherente tomar en cuenta, a mi perspectiva, los siguientes aspectos –cabe aclarar que no son un imperativo categórico, ya que pueden ser más u otros- 1. Dejar de repetir teorías establecidas y empezar a cuestionarlas; 2. Ver, sentir y pensar a les seres diferentes y creativas, no como objetos para las investigaciones, sino como lo que son, sujetas y sujetos, ciudadanas y ciudadanos, seres humanes que sienten, piensan y son, desde las diversidades; 3. Romper paradigmas establecidos desde y a partir de nuestros propios lenguajes; 4. El diálogo como principal aspecto en las investigaciones y 5.  Sistematización de experiencias para la construcción de saberes emergidos desde el contexto y desde les sujetos.

Por lo anterior, Yarza, Sosa, & Pérez (2019) mencionan que “Ser sujeto en la investigación, estar en el proceso investigativo y actuar desde su lugar de enunciación implica sentir una constante relación con lo investigado” (pág. 52), por tanto, desde las universidades, organizaciones sociales y, desde les estudiantes en materia, insisto, es un compromiso ético-político la deconstrucción, reconstrucción y resignificación de las investigaciones.

Ahora bien, ¿cómo se ve la discapacidad en la actual coyuntura? Ese es el problema, no se ve, no les vemos, para Fanón (1963) los condenados de la tierra eran les pobres campesinos africanos, las personas con discapacidades son ubicadas por las sociedades y, por el mismo sistema hegemónico, como las condenadas de las condenades de las condenadas de la tierra, o bien, les invisibilizades de les invisibilizades de les invisibilizades.

Estas crisis y exclusiones ya existían antes de la pandemia, ésta, vino a desnudarlas y a exponenciarlas; en este contexto de sobrevivencia, ser pobre es riesgoso para sobrevivir, más  aún, ser pobre y ser desempleada, peor si se es pobre, desempleada y migrante, se agrava más si se es pobre, desempleada, migrante y mujer, y se sobrevive en una constante inseguridad social, política, económica y de salud, si se es es pobre, desempleada, migrante, mujer y etiquetada con alguna discapacidad, en este sentido, existen constantes “violaciones a mujeres con discapacidad que se quedan en el silencio…” Rojas Campos en  (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 106), debido a la lógica de violencia originada por el sistema hegemónico que cosifica a las personas y las deshumaniza, las deshumaniza en tanto “animal: sin alma, sin pensamientos y sin razón” (pág. 117).

Esta deshumanización, o bien, “crisis de humanidad” en palabras de Leonardo Boff, es originada, a mi perspectiva, por diversos aspectos, en primer lugar por la “lobotomía” en donde, el mismo Boff, la conceptualiza como “una persona que perdió la capacidad de sentir, no siente el dolor del otro” (Boff, 2020). En segundo, por la racionalidad instrumental formada, es decir, vivir con base a “medios y fines” (Horkheimer, 1973, pág. 09), uso a las personas (medios) con base a mis intereses personales (fines) y, cuando estas ya no me sirven, las desecho como meros objetos. En este marco, la mayoría de las empresas han usado a las comunidades con discapacidades para crear ONG’s y así, captar el mayor capital posible en las donaciones para luego, evadir impuestos; los gobiernos, para captar y destinar recursos para estas comunidades que, cerca de apoyarles, distan por la corrupción establecida en el desvío de estos recursos, o bien, en las reducciones presupuestales. En tercer lugar, ver como enemigos a les otres, en donde cada persona “vive obcecado con la búsqueda del interés propio y en constante competencia y comparación con otros” (Torres, 2017, pág. 71), entre otros aspectos no menos importantes. De manera que, la deshumanización, se va gestando a través de la formación y desarrollo de subjetividades neoliberales educadas de manera formal, no formal e informal, bajo los intereses del mismo modelo neoliberal asimétrico.

Hemos venido develando e insistiendo a lo largo del confinamiento pandémico que, gran parte de les estudiantes, de todos los niveles, han quedado fuera de las estrategias y modalidades que han tomado los gobiernos en américa latina y en el mundo para llevar a cabo el proceso educativo. En este contexto, de los 137 millones de estudiantes en América Latina, según el informe de la UNICEF (2020) denominada “educación en pausa” publicada el pasado 09 de noviembre, que fueron desterritorializados de sus escuelas y territorializados en sus hogares, creemos que solo la mitad, es decir, 68.5 millones de elles cuentan con las posibilidades de una educación a distancia (llámese virtualizada, televisada, radiodifundida), aunque esta, se haya convertido en una neoeducación bancaria.

De lo anterior, el otro 68.5 millones de estudiantes quedaron excluides, y quedaron excluides por ser y estar precarizadas por un sistema desigual e injusto y, en donde las sociedades, hemos sido cómplices, y hemos sido cómplices por la formación de la “lobotomía” antes mencionada construida desde las cosmovisiones y bajo los intereses del modelo neoliberal. Dentro de estas sociedades vulneradas y precarizadas, “incluidos las niñas, los indígenas, niños y niñas con discapacidad, refugiados y migrantes que viven en zonas rurales” (UNICEF, 2020, pág. 9), encontramos hogares (en la mayoría de los casos, porque muches no cuentan ni con un hogar) sin electricidad, sin acceso a internet o señal telefónica, sin dineros para pagar los servicios de datos, desempleadas y, con hambre. Hogares que prefieren salir ante la peligrosidad del contagio, y prefieren salir porque aseveran que es mejor morir por causas del COVID-19, que morir o ver morir a les suyos lentamente de hambre.

Las del primer grupo, tienen la fortuna de poder solventar los gastos que requiere la educación a distancia, sea la modalidad que sea, ya que tienen dineros para pagar esos servicios, los cuales, se toma como indicios de una nueva modalidad de privatización de los sistemas educativos, privatización porque tanto familias y docentes tienen que pagarlos de su propio salario (mientras que este se mantiene inmóvil), es decir, los gobiernos se desentiende de estos gastos, pero si exigen autoritariamente que se rindan cuentas de lo que se hace y que vean, tanto familias como docentes, como le hacen para ello, esta rendición de cuentas, las acomodan en los discursos en donde dictan que “todo marcha bien”, que “el aprendizaje a distancia va marchando bien”, aunque esta solo sea una captación de grandes cantidades de información que distan de ser aprendizajes.

El segundo grupo, ha quedado completamente excluide de estas modalidades y, cerca de que los gobiernos garanticen una educación gratuita y para todes, solo se preocupan en convertirles en estadísticas (aunque muches hasta ni a eso llegan) para sus intereses deshumanizados. Estos grupos vulnerados y precarizados quedan expuestos con mayor facilidad a la violencia intrafamiliar (física y psicológica), de género, abusos sexuales, entre otros no menos importantes, y se han acrecentado durante el confinamiento. Lo anterior, según el informe de la UNICEF (2020) es debido a ”mayores niveles de estrés entre los padres y cuidadores” (pág. 11).

En el mismo informe, la UNICEF, tiene mayor preocupación en que les estudianttes de secundaria “caerán por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura” (UNICEF, 2020, pág. 9) . En este sentido, se le pide leer a les niñes, en tanto repetir palabras, oraciones y frases en el menor tiempo posible, no se preocupa para que estes lean su realidad y las condiciones de injusticias en las que viven muchas sociedades, más las personas con discapacidad.

Por otro lado y, estas circunstancias, las personas con discapacidades siguen presentado mayores dificultades, las cuales, han venido en aumento; y han venido en aumento porque la mayoría no hemos hablado de ellas, por decirlo de otro modo, las hemos invisibilizados. Hemos hablado de los grupos de personas excluidas en condiciones de pobrezas, sin conectividad, sin paquetes de datos, sin dispositivos, de una neoprivatización de los sistemas educativos, de una explotación de les cuerpos por el teletrabajo o por la teleeducación con respecto al exceso de tareas que les dejan a les estudiantes, del extractivismo de la madre tierra, entre otras, las cuales, sabemos que son muy importantes develarlas, sin embargo, en lo personal, no les había pensado, por ello, creo inherente que, las pedagogías críticas y educaciones populares, no solo las visibilicen sino que también tengan el compromiso ético-político-revolucionario para la construcción de propuestas educativas no segregadas o paralelas a estas, sino que pensadas desde las propias diversidades.

La educación a distancia sea esta virtualizada, televisada, radiodifundida, no fueron creadas para las personas con discapacidad, por ejemplo, en México, en la estrategia “Aprende en Casa I”, bajo el manejo virtual de la plataforma de Google Meet, solo eran dirigidas a personas con conectividad a internet, con dispositivos inteligentes y sin discapacidades, excluyendo totalmente a las personas con discapacidad.

En la estrategia “Aprende en casa II” en este ciclo escolar que transcurre, esta se basa en la transmisión de contenidos educativos a  través de la televisión, por decirlo de otro modo, televisada, las autoridades educativas (Secretaría de Educación Pública) volvieron a excluir a las personas con discapacidades, sin embargo, por presiones sindicales, al menos pudieron integrar a una persona que interpreta en lenguaje de señas pero ¿qué sucede con las demás? Vuelven a quedar excluidas, pero dichas autoridades se jactan de ser inclusivos.

En otras latitudes que, aproximadamente queda entre en medio de Costa Rica y México, en Honduras, Cristian Murillo del Centro de Atención Progreseño a la Discapacidad aseveró fuertemente contra el gobierno de Juan Orlando Hernández diciendo que “las personas con discapacidad no son prioridad en esta crisis humanitaria, y nunca han sido para el gobierno de Juan Orlando Hernández” añadiendo “porque miserablemente solo se destinan menos de 0.25 centavos de dólar al año para cada persona con discapacidad” (kaosenlared.net, 2020).

La pandemia vino entonces a ser visible lo invisibilizado y a acrecentar lo que ya existía, lo que ya estaba, y lo que estaba eran esos olvidos, esas invisibilizaciones, exclusiones, discriminaciones, injusticias, violencias y demás. En este sentido, muchas familias sacrificaron las atenciones y educaciones de sus hijes por quedarse sin trabajo y, por tanto, sin ingresos, lo poco que ganan o se tiene les ha servido para malalimentarse no por culpa del COVID-19, sino por culpa de un sistema de explotación que genera grandes asimetrías.

Ahora bien, antes de finalizar quisiera regresarles la palabra a dos voces que, por cuestiones personales, no quisieron estar presentes, pero que nos mandaron algunas vivencias desde sus especificidades. En una entrevista informal a modo de charla:

Julio Cesar (20 años), diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) nos comenta lo siguiente: “a menudo me sentía discriminado y excluido en la escuela por ser diferente a los demás, los que más me discriminaban y excluían eran mis compañeros dentro y fuera del salón de clases, algunos profesores entendían lo que tenia, pero si llegó a ver en una ocasión que fuese un maestro que lo hiciera, ante esto me sentía triste porque no querían platicar conmigo o no me integraban en sus pláticas, para estar concentrado y menos hiperactivo en clases, me recetaron los médicos tomar una pastilla llamada Ritalin, si no la tomaba, era seguro que me ponía a hacer un alboroto en el salón de clases y me distraía de la tarea; cuando dejé de tomar esa pastilla, al mismo tiempo, dejé de sentirme dependiente, ya que era una rutina que tenía que llevar obligadamente. Mi vida ha sido un poco complicada, pues aún me distraigo mucho y me cuesta recatar información en el salón de clases”.

Jonathan de Jesús Gamboa Flores (27 años). El neurólogo lo diagnosticó con Parálisis Cerebral Infantil (PCI) nos comenta que “me sentí muchas veces excluido y discriminado en la escuela porque, en los distintos niveles, siempre había algún compañero estudiante o un docente que no me aceptaba. Me sentía muy mal porque, a la hora de formar equipos, no me tomaban en cuenta; ahora ya hemos sido tomados en cuenta en diferentes actividades escolares, deportivas y laborales. En este tiempo de confinamiento nos cuidamos quedándonos en casa, pero me he sentido un poco desesperado por no poder salir a dar una vuelta a la casa de mi abuelita. Y sobre las clases virtuales que recibo, no pongo mucha atención por eso me gusta más la presencial. Mi vida ha sido muy complicada porque dependo de mis papás y familiares, mi parálisis me atrofia tres extremidades de mi cuerpo (mis dos piernas y mi brazo izquierdo).

Bajo estas perspectivas y vivencias podemos observar por un lado que, la medicación de los trastornos creados y clasificados por la ciencia hegemónica, sirven a determinadas empresas farmacéuticas transnacionales que se enriquecen con base a las ventas de fármacos que son clasificados por su toxicidad y adicción similares a la cocaína, anfetaminas y morfinas como el Ritalin, el cual, ha servido para adormecer las subjetividades rebeldes de nuestra niñez y juventud, dejando grandes secuelas en su salud.

Por otro, se crea y “normaliza” en los imaginarios sociales una violencia por parte de familiares tras el telón de la “sobreprotección” que inutiliza a muches niñes y jóvenes, los cuales, estas toman decisiones por elles sin consulta alguna con el fin de protegerles de cualquier discriminación, exclusión y violencia, sin embargo, a esta “sobreprotección” podríamos afirmar que también es considerada como tal por no permitirles ser con sus especificidades.

Reflexiones finales

  • Es inherente que, desde nuestra propia praxis, resignifiquemos los lenguajes no para romantizarlos, o bien, por compasión o misericordia, sino con base a un autentico compromiso ético-político con el fin de darles existencia a les inexistentes.
  • Las discapacidades al ser ubicadas dentro del grupo oprimido, es necesaria una formación permanente que devele toda clase de dominación y que den cuenta de su propia emancipación.
  • Es necesario el conocimiento y reconocimiento de mi subjetividad diversa y creativa en tanto ciudadanía, con el hito de legitimar nuestros derechos como seres humanos.
  • Es importante romper nuestros propios paradigmas para la reconstrucción de otros y, así, dejar de repetir teorías establecidas y empezar a cuestionarlas.
  • Ver, sentir y pensar a les seres diferentes y creativas, no como objetos para las investigaciones, sino como lo que son, sujetas y sujetos, ciudadanas y ciudadanos, seres humanes que sienten, piensan y son, desde las diversidades.
  • Empoderar a las personas con discapacidades a partir del compromiso ético-político para investigar sus condiciones y, así, construir saberes a partir de la dialéctica endógena-exógena, sujeto-objeto.
  • Denunciar y proponer alternativas que atiendan a las diversidades.
  • Las personas con discapacidades deben tomar sus vidas bajo sus propias manos y luchar en favor de la construcción de políticas públicas y de sus propios procesos educativos (dejar por un lado el adultocentrísmo y, por el otro, el infantilismo).
  • Regresémosles sus voces y que elles luchen por ello, que elles nos digan cuan excluídes, discriminades, estigmatizades han sido a lo largo de su vida, y más en la actual coyuntura pandémica, como acto ético-político debemos escucharles.
  • Avivar ese espíritu rebelde en vez de adormecerles con fármacos que benefician las finanzas de las empresas transnacionales con base en alternativas educativas que formen subjetividades críticas, luchen por mejores condiciones y construyan un mundo más justo, humano y humanizante.
  • Desde las pedagogías críticas y educaciones populares, en palabras de Freire “con una legítima rabia” comprometernos con las personas con discapacidades para visibilizar lo invisibilizado, construir espacios donde den cuenta de lo que, por mucho tiempo, se han callado. Asimismo construir propuestas surgidas desde los contextos y desde les sujetos.

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Fuente: El autor escribe para OVE

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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