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La educación de 2021: igualdad social y tecnología

Por: Hugo Casanova Cardiel*

La educación nacional no enfrenta un buen pronóstico para 2021. Ni los problemas estructurales de la educación, ni sus asuntos coyunturales muestran señales consistentes de mejora. Y ello no representa un vaticinio pesimista, por el contrario, hoy resulta impostergable contar con un diagnóstico realista y demandar desde la sociedad un cambio de rumbo en el que se entienda que la educación no puede continuar siendo un ámbito ideologizado y mercantilizado por los poderes político y económico, sino un espacio estratégico comprometido con la formación de la niñez y la juventud con un horizonte de justicia social y de construcción de un mejor futuro nacional.

A las insuficiencias estructurales en términos de cobertura, calidad y equipamiento que han caracterizado por décadas a nuestro sistema educativo, se sumaron, en el año de la pandemia, serios problemas que ponen de manifiesto las vulnerabilidades sociales, educativas y digitales de la sociedad. Baste recordar que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, hoy apenas 21.9 por ciento de la población vive en condiciones de no pobreza y no vulnerabilidad social. Eso significa que en este 2021, el legado para ocho de cada 10 mexicanos será de algún déficit en términos de ingresos, salud, vivienda o educación. De manera particular el ámbito educativo seguirá siendo afectado por la crisis sanitaria que alejó de las instalaciones físicas a 36.5 millones de niños y jóvenes que son fiel reflejo de las asimetrías sociales.

Como se sabe, las estrategias gubernamentales para contrarrestar el cierre de las instalaciones escolares se apoyaron prioritariamente en las tecnologías digitales. De tal forma, las modalidades que asociaban la educación a la tecnología lograrían ubicarse como una respuesta oportuna ante una situación de clara emergencia. Sin embargo, en ese escenario también surgirían voces que llamaban a remplazar la educación tradicional por formas pretendidamente más efectivas y modernas. En tal sentido, la educación presencial comenzó a ser caracterizada por sus inercias pedagógicas y –como si ello fuera una cuestión de simple voluntad– por su falta de apego a la tecnología. En realidad, se cuestionaba lo escolar y se discutía la vigencia de la institución: cursos, programas, estrategias didácticas e incluso maestras y maestros que, esta vez, eran remplazados por la pantalla y por conductores de televisión.

Sin embargo, es necesario señalar que la educación difundida por medios digitales ha estado muy lejos de cumplir con el ideal de extenderse a grupos sociales más amplios. En vez de ello, se han hecho patentes las desigualdades de todo tipo y las mayorías volvieron a quedar al margen de los beneficios educativos. En 2020 se hicieron manifiestas las dimensiones de la brecha social y digital de los mexicanos y se pudo constatar como el estudiantado y sus familias tuvieron que asumir una parte significativa de los costos educativos en términos de equipamiento, conectividad, material documental y espacios físicos para el estudio. Eso sin contar el déficit vivido en términos afectivos, colaborativos y de socialización, difícilmente atendidos a través de la pantalla.

En el caso de la educación superior se ha hecho patente la supremacía del software propietario (Zoom, Google, YouTube) por encima de las modalidades libres. Así, las plataformas privadas han incursionado en los espacios personales e institucionales apropiándose y mercantilizando los datos de los particulares. Los corporativos informáticos fundan su acción en un modelo empresa-cliente que es transferido a la educación en una lógica en la que el conocimiento y la información devienen en mercancía. En tal sentido, se manifiesta una fuerte oposición entre las aspiraciones igualitarias de la educación pública y los intereses de los corporativos proveedores de servicios tecnológicos.

Por todo ello, hoy resulta imprescindible comprender a profundidad la racionalidad y mecanismos de operación de las modalidades digitales de enseñanza, así como su impacto real en los procesos educativos. Acaso sea posible plantear que, antes de convertirse en el remplazo de lo presencial, las herramientas tecnológicas en su conjunto pueden contribuir a su mejor desempeño. Así, el reto sería lograr que, aun tratándose de modalidades diferentes, sean orientadas hacia un fin compartido.

No cabe duda que necesitamos dar respuesta a las dimensiones estructural y coyuntural de la educación. En ambos casos las tecnologías digitales aparecen como un medio con enormes potencialidades para renovar lo educativo. Sin embargo, para atender la problemática de ese sector no basta con expresar buenas intenciones. Es preciso tomar decisiones con rigor y estrategia: estudiando las virtudes de lo digital, pero también considerando sus posibles riesgos. Es indispensable construir modalidades digitales pertinentes e igualitarias, acordes con los problemas de nuestro país –y no simplemente transfiriéndolas de otros contextos– y, por supuesto, es urgente fortalecer y renovar la modalidad presencial a la que habremos de regresar en algún momento.

¿Qué es necesario considerar para la vuelta? Sin duda debe insistirse en el tema de la cobertura en todos los niveles bajo un criterio de justicia social y exigencia académica. Es necesario contar con establecimientos educativos seguros, equipados, conectados, preparados para contingencias y situaciones calamitosas. Asimismo, deben hacerse los ajustes curriculares que permitan la plena incorporación de las modalidades digitales. Y, finalmente, ha de emprenderse un sólido programa de formación en el que maestras y maestros puedan adquirir las herramientas didácticas –presenciales y digitales– para contribuir a la educación de la niñez y la juventud mexicanas del tercer milenio. Ni más ni menos.

Director del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/01/09/opinion/014a1pol

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La titulocracia y desafíos de la decolonialidad

La titulocracia y desafíos de la decolonialidad

Ollantay Itzamná

(En la imagen: Autoridades comunitarias. Cusco)

Todas las civilizaciones generaron y gestionaron sus conocimientos y tecnologías buscando mejorar sus condiciones de vida y acrecentar su poder. En el mundo occidental, durante la Edad Media, surgió la Escolástica que dio origen a lo que actualmente conocemos como universidades, y desde allí se cualificó y dosificó el conocimiento acreditado en cartones (títulos). Cartones que a su vez ascendían socioculturalmente a sus poseedores más que los títulos nobiliarios de Duque, Marqués, Conde, Vizconde, Barón…

Durante la civilización moderna, las universidades se constituyeron en los nuevos “templos” del saber científico, en base a las verdades que creían algunos varones del norte de Europa. A esto llamaron ilustración (y al resto de conocimientos los llamaron ignorancia). En ese entonces, ser “universitario” era como ser “escolástico elegido por Dios” en la Edad Media.

Siglos después, devino el fordismo (Siglo XX) que consistía en especializar, capacitar, a los universitarios para diseñar/generar productos para el mercado, generar más ganancias económicas, y así acumular más riqueza para las élites….Y llegamos al libre mercado neoliberal… donde hay más universidades que mercados de abasto… donde los títulos universitarios se compran y venden como cualquier producto… ¡Donde es más fácil y barato conseguir un título universitario que comprarse una mula o un terreno para cultivar!

En este planeta convertido en mercado el problema no es comprar o vender los títulos académicos (los títulos nobiliarios también eran de compra venta en el medioevo) El asunto está que quienes poseen dichos títulos académicos tienen una falsa conciencia de ser “seres superiores al resto de los no titulados”. Creen y ejercen poder, aunque sin mayor autoridad cultural, amparados en el cartón universitario para buscar sus medios de vida.

(Autoridades Aymaras)

Es más, esa falsa consciencia del poseedor del cartón universitario se legitima en alguna medida en la “expectativa social” de la familia, comunidad o sociedad que creen que los “títulos universitarios son vehículos automáticos de ascenso socioeconómico personal y familiar”. ¡Y no existe mayor autoengaño que éste en un libre mercado de títulos con mercados laborales cerrados!

Un detalle más. Así como el cartón universitario no hace a su poseedor más erudito o más capacitado para sobrevivir en un Planeta crítico, tampoco le hace más honesto o ético que al resto. ¡Los o las tituladas no son mejores gobernantes/autoridades, mejores administradores públicos, o mejores cuidadores de la Madre Tierra, sólo por portar un cartón! Veamos las nefastas historias políticas actuales de Abya Yala.

¿Cuáles son los desafíos de la decolonialidad desde las y los académicos?

(Niño agricultor)

Desescriturarse. Grandes son los esfuerzos teóricos que realizan las y los académicos sobre procesos de colonialidad y decolonialidad. Sin embargo, mientras sigan utilizando como la única fuente/depósito de conocimiento cualificado la “fuete escrita”, se seguirá afianzando la condición de colonialidad.

Ni los libros, ni los papers, determinan, ahora, la dinámica del mundo real. Es más, lo escrito, como depósito y vehículo, sucumbió frente a la omnipresencia de lo audiovisual. El mundo actual se guía/mueve por verdades que están fuera de los textos escritos. La decolonialidad debe beber de otras fuentes, utilizar otros canales…

Destitularse. Durante la escolástica y la modernidad reciente, las verdades dichas por sus autores tenía autoridad y valor en la medida que éstos acreditaban títulos académicos. Así nació la “tradición suareciana” que consiste en nombrar/presentar los muchos títulos del expositor académico antes que diserte con sus pocas verdades.

El o la decolonial, ante las evidencias del desvanecimiento de la autoridad de los títulos académicos, está llamado a “omitir” presentarse respaldándose en sus títulos. No sólo porque esa presentación o respaldo en sus títulos académicos afianza la condición de “colonialidad ontológica” de su auditorio (que se siente nada en su ser y saber ante el PHD o Lic.) sino porque a mayor grado o años en las universidades occidentalizadas mayores y más profundas son los procesos de colonización en uno o una.

Con los títulos de las universidades occidentalizadas imposible desoccidentalizar o decolonizar el mundo. Los contenidos curriculares y la acreditación occidentalizada están hechos para hacer sostenible la dominación de la humanidad y la demolición de la Madre Tierra.

Volver a la Tierra. Otro de los mitos que instaló la academia occidental fue y es: “Cuanto más títulos y profesional seas, más lejos debes estar de entrar en contacto con la tierra”. Es decir, la academia fue y es esencialmente descampesinación de la humanidad. Veamos caso Cuba, por ejemplo.

Claro, se consiguen los títulos académicos para generar mejores y rápidos ingresos económicos sin mayor esfuerzo físico. Ésta es una ilusión socialmente compartida. El agricultor suele inculcar a su hijo: “Para que no seas como yo, estudia para que seas alguien en la vida”. Pero, ¿eso nos garantiza plenitud? ¿Por qué tanto el miedo a la muerte que es una compañera que nos devuelve a la Tierra, nuestro origen y destino?

Vino la pandemia de COVID19 y nos confirmó el error mortal de la academia occidental y occidentalizada. ¡Las familias campesinas sobrevivieron sin mayores ansias y sufrimientos al encierro planetario! Si no somos capaces de cultivar nuestra propia comida, por más títulos/dinero que poseamos, morimos atrapados en el miedo de encontrar al virus en el otro que nos provee comida.

Hacer comunidad. Así como es contradictorio intentar decolonizarnos u decolonizar recitando únicamente “escritos de autores”, reiterando o amparándonos en nuestros títulos académicos, o alejados de nuestra identidad Tierra, también es y será difícil la decolonialidad desde el individualismo metodológico.

Fuente de la Información: https://ollantayitzamna.com/2021/01/02/la-titulocracia-y-desafios-de-la-decolonialidad/#more-1896

 

 

 

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Argentina: La Escuela Campesina de Agroecología nació de la lucha, por eso se defiende

La Escuela Campesina de Agroecología nació de la lucha, por eso se defiende

Oscar Soto

La educación campesina, como proceso político objetivo y estrategia de formación subjetiva, se ha tornado un aspecto central en la sedimentación de las resistencias rurales en toda Nuestra América. Concretamente, el despliegue de Escuelas Campesinas y el fortalecimiento de la propuesta de re-existencia agroecológica es visible en la praxis educativa del movimiento campesino que se articula en torno de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo de la Via Campesina (CLOC-VC); en pocas palabras su proyecto pedagógico situado es una forma de decir en actos que otro mundo más humano es posible.

Desde el año 2005, con motivo del Foro Social Mundial en Porto Alegre, La Vía Campesina tomó la decisión de fortalecer las experiencias educativas ya existentes, al tiempo que se propuso la construcción de Institutos y Escuelas de Agroecología en todos los territorios de disputa de la CLOC. A lo largo de los 26 años de vida de la CLOC-VC, se han consolidado una veintena de instancias de formación en Nuestra América; y es bajo los principios fundamentales del proyecto político-pedagógico de la CLOC-VC (internacionalismo, praxis, organicidad y el vínculo comunitario con el trabajo en territorio) que se fortalecen estos ámbitos como trincheras de lucha contrahegemónica. La Escuela Campesina de Agroecología (ECA) en Jocolí, Lavalle-Mendoza, nace de esa lucha popular.

El espacio de resistencia de la ECA-UST

La Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra – Somos Tierra Via Campesina (UST) surge a principio del siglo XXI, específicamente en el año 2002, cuando la crisis económica producida como consecuencia de las políticas neoliberales de los años ´90 dejaba coletazos en la ruralidad del centro oeste argentino. Para entonces puesteros/as, agricultores, crianceros/as y pequeños productores y productoras rurales que habían perdido sus tierras, en conjunto con un grupo de activistas e ingenieros agrónomos vinculados a sectores estudiantiles y profesionales de las ciencias agrarias, dan cuerpo a la UST.

Rápidamente la propuesta pedagógica de la UST se consolidó -a través del CEFIC-Tierra– partiendo de las necesidades que se dan en el lugar donde viven los y las campesinas, respetando el conjunto de sus concepciones culturales, a partir de sus experiencias de vida cotidiana. La Escuela Campesina de Agroecología (ECA) fue creada en el año 2011 por Resolución de la Dirección General de Escuelas del Gobierno de Mendoza, no obstante ello, sus orígenes se remontan a 2009, cuando el campesinado articulado a la UST decide darse un espacio de autoformación colectiva. La ECA tiene en la alternancia su principio fundamental en el ejercicio del derecho a la educación en el campo. Esa dimensión pedagógica de la alternancia se organiza en dos tiempos: el Tiempo Escuela (TE) y el Tiempo Comunidad (TC), ambas dinámicas en mutua relación y complemento. El cursado de la ECA y la formación política en el CEFIC-Tierra, respeta la identidad de los y las campesinos/as, habitantes de comunidades locales, además de fortalecer y legitimar sus saberes para evitar el desarraigo.

Clausurar estas experiencias por lo que significan

Como si hiciera falta aclarar, el año 2020 trajo consigo dos efectos socioeconómicos letales: por un lado la pandemia del COVID-19, por el otro las consecuencias del ascenso de las derechas a los gobiernos nacionales y provinciales en Argentina y la región. De la primera ya sabemos en demasía sus efectos y formas de combatirla; de la segunda nos desayunamos día a día la originalidad de sus secuelas.

Justamente, este año la educación en el campo ha tenido que reinventarse en un contexto insólito, sobre todo teniendo en cuenta las limitaciones de acceso y las dificultades de servicios básicos en la zona rural. El esfuerzo permanente, por hacer de la educación un derecho humano fundamental, que realiza el colectivo de educadores y estudiantes de la ECA-UST concluye este difícil año peleando, una vez más: el 28 de diciembre el Gobierno de Mendoza a través de la Directora de Gestión Social y Cooperativa, Beatriz Della Savia comunicó que el gobierno provincial tomó la decisión política de rescindir los convenios que dan marco a los CENS de Gestión Social en la provincia. Entre ellos se informó que daban por cerradas la Escuela Campesina de Agroecología GS502, el Bachillerato Popular Violeta Parra y las Comunidades Trinitarias Mendoza.

Tal como sostiene Marta Greco, del colectivo político pedagógico del CEFIC, parece un absurdo tener que salir a decir que las Escuelas en el campo no sobran. La UST aclara que desde solo desde el año 2013, en la ECA han egresado más de 100 estudiantes jóvenes y adultos campesinxs. Es más, desde el año 2009 la UST lleva a cabo en Mendoza tareas de formación colectiva que se han forjado al calor de las disputas frente al Estado y las lógicas mercantiles que rodean todo lo referente al proceso educativo. Activos de esas luchas son precisamente la Escuela Campesina de Agroecología, la Tecnicatura en Economía Social y Desarrollo Local y el Profesorado en Educación Primaria, entre otras modalidades de educación popular del campesinado local. En su petitorio, la UST sostiene que en 2020 la matrícula asciende a 65 estudiantes, además, como hemos resaltado, en torno a la experiencia de la Escuela se han articulado procesos de terminalidad primaria, secundaria, carreras de nivel superior no universitario (Profesorado y Tecnicaturas), así como diversos programas y proyectos de formación docente, investigación y extensión. En el espacio territorial de la ECA, que sostiene el movimiento campesino, el gobierno solo paga magros sueldos a un grupo de docentes (25 horas cátedras y 1 cargo).

Pese a todo, cerca de 200 educandas y educandos ya han transitado instancias formativas ancladas en esta dinámica pedagógica, tal como lo propone la CLOC y la Vía Campesina a escala global. Allí Tiempo Escuela y Tiempo en Comunidad, se complementan y construyen como un espacio político-pedagógico que problematiza las relaciones entre tierra, territorio, trabajo y producción campesino-indígena para construir alternativas colectivas desde y con las comunidades.

La alternancia, referencia de la formación del CEFIC-Tierra, permite brindar a los y las estudiantes elementos teóricos para la praxis comunitaria y la auto-educación en los territorios, en el trabajo agroecológico, y en los espacios de militancia. Disputar políticamente desde el territorio es recrear diversas formas del hecho educativo, y es, a su vez, producir subjetividades que repregunten e interpelen los sinsentidos de este momento histórico: ¿por qué los jóvenes se van del campo?, ¿quién se hace fuerte a partir de nuestro trabajo?, ¿por qué no pasar de la emergencia a una real soberanía alimentaria?, ¿por qué no aunar nuestras místicas y darle cuerpo nuestros imaginarios rebeldes?…

¡¡¡Por todo esto, seguimos en pie de lucha para defender el derecho a la educación campesina!!!

Oscar Soto. CEFIC-Tierra Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra / MNCI-Somos Tierra

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-escuela-campesina-de-agroecologia-nacio-de-la-lucha-por-eso-se-defiende/

 

 

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Estados Unidos: Una crisis de larga gestación

Una crisis de larga gestación

Atilio Borón

En los gravísimos sucesos del miércoles, propios de las “anarquías populistas” que Washington ve –y vitupera- por doquier en los países de la periferia hay una indudable corresponsabilidad de los dos partidos.

Lo ocurrido no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos. Todo un vetusto y enorme entramado institucional concebido por los padres fundadores para evitar los riesgos de la oclocracia –el temido gobierno del populacho- se derrumbó como un castillo de naipes cuando respondiendo a las incesantes arengas de Donald Trump una turba de trumpistas arrolló a las fuerzas de seguridad y tomó por asalto al Capitolio. El resultado: el Senado tuvo que entrar en receso mientras el vicepresidente Mike Pence era prestamente evacuado por el Servicio Secreto mientras una banda de fascinerosos con ropas de fajina y algunos de ellos armados sentaban sus reales en las salas del Senado y la Cámara de Representantes. El objetivo: impedir que el Congreso certificara la victoria de Joe Biden en la elección presidencial del 3 de noviembre.

La responsabilidad de Trump en estos incidentes es indiscutible. Una parte de los republicanos aportaron lo suyo.Más de cien estaban dispuestos a proponer la anulación de la victoria de Biden, y deben también ser considerados como instigadores del tumulto. Pero sería un error creer que lo ocurrido es responsabilidad exclusiva de Trump y sus secuaces. Este episodio marca la gravedad de la crisis de legitimidad que hace mucho tiempo está carcomiendo al sistema político norteamericano. El ausentismo electoral es un lastre crónico para un sistema que se autoproclama como una democracia cuando no lo es. Abraham Lincoln la definió como el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Hoy no sólo intelectuales de izquierda como Noam Chomsky sino hasta académicos del mainstream como Jeffrey Sachs y, antes que él, Sheldon Wolin sostienen en sus intervenciones orales y escritas que el sistema político de Estados Unidos es una plutocracia y no una democracia en la medida en que es el gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos. Esto es lo que explica la quejumbrosa reflexión que hiciera hace unos meses un editorial colectivo del The New York Times al constatar que el 1% más rico acumula más riqueza que el 80% más pobre del país. Es decir, una pseudo-democracia que aplicando las políticas neoliberales decretó las exequias del “sueño americano” y convirtió a ese país en el más desigual del mundo desarrollado.

En los gravísimos sucesos del miércoles, propios de las “anarquías populistas” que Washington ve –y vitupera- por doquier en los países de la periferia hay una indudable corresponsabilidad de los dos partidos.

Los exabruptos de Trump y sus criminales políticas, dentro y fuera de Estados Unidos, se nutrieron durante cuatro años de la falta de voluntad de los demócratas para poner fin a las políticas que beneficiaban al 10% más rico (y sobre todo al 1% de los supermillonarios) del país y para hacer siquiera mínimo esfuerzo para democratizar de verdad al sistema político. No es ocioso recordar ante los violentos incidentes de este miércoles que jamás estuvo en la mente de los padres fundadores crear un sistema democrático: la elección indirecta vía colegios electorales, el carácter optativo del voto, el sufragio en día laborable son las rémoras de un sistema que se constituyó como una república pero no como una democracia.

No es casual que la propia Constitución de Estados Unidos no mencione en un solo lugar la palabra mágica: “democracia”. Y ante una sociedad que ha cambiado tanto como Estados Unidos en los últimos cincuenta años, pasando de ser una sociedad bastante homogénea a una multicultural y desigual, y ante la estolidez de un sistema partidario que no refleja para nada estos cambios la aparición de un demagogo como Trump y su incendiaria retórica podía terminar abriendo las puertas del infierno y soltar a todos los demonios. Eso fue lo que ocurrió ahora. Y esto va para largo y no se solucionará sin reformas sociales, económicas y políticas de fondo, cosa que difícilmente Joe Biden estará dispuesto a impulsar.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/315779-estados-unidos-una-crisis-de-larga-gestacion

Fuente de la Información: https://rebelion.org/una-crisis-de-larga-gestacion/

 

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Impostor

Impostor

Luis Brito García

El iracundo Zar Ivan Grozny, (Iván el Terrible) muere en 1583 y su único hijo Dimitri Ivanovich es asesinado en La falta de herederos es mal que nunca aqueja a los poderosos. En julio de 1605, el difunto hijo Dimitri resucita, asesina al adolescente zar Teodoro II y es a su vez asesinado. A trono vacante nunca falta heredero.

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Pero el dos veces difunto Dimitri resucita por segunda vez en 1607, reúne milicias y en 1610 mientras está borracho es
decapitado por el tártaro Piotr Urusov.

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Matar a un impostor es abrir la puerta a otro. En 1611, el tres veces asesinado Dimitri vuelve a la vida en la ciudad de Novgorod, y es asesinado por cuarta vez en 1612. Resucitar puede convertirse en mala costumbre.

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En el Londres de 1705 todos celebran, comentan, conocen o quieren conocer al deslumbrante George Psalmanazar. Dice ser nativo de la isla de Formosa, hoy Taiwan. Su libro An Historical and Geographical Description of Formosa, an Island Subjet to the Emperor of Japan detalla la Historia, la Geografía, la Religión, las costumbres, las vestimentas, el sistema monetario, el idioma, el alfabeto, la
gramática de Formosa, cuyos habitantes desayunan con carne cruda y serpientes y sacrifi can anualmente 18.000 niños a su Dios. Un grupo de admiradores le otorga una pensión que le permite continuar difundiendo sus fi dedignas informaciones. En sus Memorias, confiesa jamás haber estado en Formosa, y que todos sus relatos son sartas de mentiras. Nadie le cree.

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El 17 de julio de 1918 soldados soviéticos ejecutan en Ekaterinemburg al Zar Nicolás II Romanov, su esposa Alejandra y sus hijos Alexei, Olga, Tatiana, María y Anastasia. Dos años más tarde, la obrera polaca Franziska Schanzkowska intenta suicidarse, e
internada en el hospital siquiátrico Dalldorf de Berlín dice ser la resucitada princesa Anastasia, opacando a numerosos otros autoproclamados sobrevivientes de la ejecución interesados en cobrar la fortuna de los Romanov depositada en varios bancos
suizos. En 1991 pruebas de sus restos certifi can que su ADN no coincide con el de los Romanov, sino con el de su plebeya familia polaca Schanzkowska. La ciencia siempre echa a perder las historias bonitas.

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Tiempos de inquietud vive hacia 1982 la Venezuela Saudita. El negociado de la burguesía nacional de exprimirle dólares al gobierno para exportarlos de inmediato llega a su límite. Seguramente vendrá a rescatarnos la burguesía extranjera, aportándonos sus fortunas para lograr lo que no pudimos con las nuestras. El empresario minero Juan Manuel Mezquita conoce en Curazao al Jeque Alá Al Fadilli Al Tamini, quien está dispuesto a invertir 500 millones de dólares en Venezuela y países aledaños. Mezquita obsequia al jeque frascos rebosantes de pepitas de oro como muestras desus minas guayanesas. Convencido por esta generosidad, el Jeque viaja a Caracas a rescatarnos con sus fabulosas inversiones, y se instala en el Hotel Tamanaco, donde paga con cheques –
que para la época tardaban mucho en conformarse- y regala a los innumerables empresarios que lo visitan las mismas pepitas que le donó Mezquita y relojes Rolex también cancelados con cheques contra sus cuentas en los bancos Royal y del Caribe. A nadie extraña que el generoso musulmán baile salsa como guatireño, beba whisky como pagano y no hable una palabra de árabe. La crema de la crema de la perspicaz burguesía productiva, los más avisados inversionistas, los más astutos gobernantes, las más bellas damas de alcurnia se entregan al gran festejo donde el Jeque obrará el milagro de salvarnos con las esperadas inversiones foráneas. En medio del júbilo festejante, el Jeque recauda veinte millones de dólares y desaparece sin más rastro que un reguero
de cheques sin fondos para pagar festejos y conciencias. La policía sigue buscando al generoso musulmán, y las dirigencias esperando que vengan a salvarnos los capitales extranjeros.

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Boris Yeltsin, elegido presidente de la Unión Soviética, impone un programa neoliberal y disuelve la Unión Soviética. Lenin Moreno, sucesor del revolucionario Correa, electo Primer Magistrado implanta el neoliberalismo y permite a los yanquis instalar una base militar en las Galápagos. Un elegido por nadie se autoproclama Presidente interino de Venezuela: de inmediato lo reconocen
el Presidente de Estados Unidos y las cancillerías de cincuenta países. Poco después el elegido por nadie deja de ser
presidente de la Asamblea Nacional, que elige nueva directiva, y los Asambleístas cesan de ser diputados al vencerse su
período. Sin reparar en ello el autoproclamado –o más bien Estados Unidos y los cómplices que lo apoyan- roban a Venezuela casi todos los activos en el exterior. Quien dice impostor dice ladrón.

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Empeño imposible sería escribir la Enciclopedia de los Impostores. Son casi tantos o más que los personajes auténticos. La celebridad atrae impostores como la luz polillas. No hay jerarquía ni talento inmune a la impostura. Cinco condiciones son relevantes para postular a la paradójica condición de verdadero impostor. La primera, ser una nulidad. Nadie que vale algo quiere ser otra cosa; para pasar por otro es preciso un pasado que nadie recuerde. La segunda, un proyecto de ascensión social. Nadie

finge ser menos de lo que es. La tercera, encontrar un nicho vacío que ocupar. No funda el impostor fortunas, dinastías, escuelas, organizaciones ni ideologías: se instala en las ya creadas por otros. La cuarta, ser estéril. La moneda falsa corre sólo porque remeda a la auténtica: el impostor vive del modelo que suplanta. La quinta condición es el consentimiento del público en el engaño. Al creer un infundio inadmisible porque nos complace pasamos de víctimas a cómplices. Más fácil autoproclamarse que llegar a
gobernante legítimo, más cómodo que hacer elegir un Presidente de verdad, aclamar uno de pacotilla. Más sencillo que hacer una Revolución, esperar que los capitalistas la hagan por nosotros. Más provechoso sacrificar ideas a intereses, que intereses a ideas. Más fácil que ser, decir que somos. Revisémonos.

Fuente de la Información: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/especial/impostor-luis-britto-garcia/

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Brasil: ¿Por qué llegamos a Jair Bolsonaro? Una disquisición histórico-filosófica sobre nuestra barbarie

¿Por qué llegamos a Jair Bolsonaro? Una disquisición histórico-filosófica sobre nuestra barbarie

Leonardo Boff

2021-01-05

Hay un sinnúmero de excelentes análisis del anti-fenómeno Jair Messias Bolsonaro, predominando los de tipo sociológico, histórico y económico. Creo que debemos cavar más profondo para captar la irrupción de este Negativo en nuestra historia.

La reflexión occidental, debido a los límites culturales de nuestro arraigado individualismo, apenas ha desarrollado categorías analíticas para analizar totalidades históricas. La Filosofía de la Historia de Hegel está llena de prejuicios, incluso sobre Brasil, y tiene pocas categorías aprovechables. Arnold Toynbee, en sus 10 volúmenes sobre la historia del mundo, trabaja con un esquema fértil pero limitado: desafío y respuesta (challenge and response), con el inconveniente de no dar relevancia a los conflictos de todo tipo inherentes a la historia. La Escuela Francesa de los Annales, en sus variaciones (Lefbre, Braudel, Le Goff) incluía varias ciencias pero no nos ofreció una lectura de la historia en su conjunto. No dejan de ser inspiradoras las categorías desarrolladas por Ortega y Gasset en su famoso estudio sobre los Esquemas de las crisis y Otros ensayos (1942).

Tenemos que tratar de pensar por nosotros mismos y preguntarnos con una actitud filosofante, es decir, que busca causas más profundas que las meramente analíticas de los científicos: ¿por qué en Brasil ha llegado a jefe de Estado este siniestro personaje histórico, que desafía cualquier comprensión psicológica, ética y política?

Debemos decir de antemano que todo lo que existe no es fortuito, porque es el fruto de algo preexistente, de larga duración, que corresponde dilucidar a la razón. Además, hay que pensar siempre de forma dialéctica: junto a lo negativo y las sombras, acompañan siempre las dimensiones positivas y portadoras de alguna luz. No se nos concede tener sólo luz o tinieblas. Todas las realidades son crepusculares, mezclando luces y sombras. Pero nuestro enfoque en esta reflexión está en las sombras, porque son las que nos causan problemas.

Voy a echar mano de algunas categorías: las sombras reprimidas, la teoría del caos destructivo y generativo, la comprensión transpersonal del karma en el diálogo entre Toynbee y el filósofo japonés Daisaku Ikeda, y los principios de thanatos y eros, asociados a la condición humana de sapiens y simultáneamente demens.

Las cuatro sombras reprimidas por la conciencia colectiva

La conciencia brasileña está dominada por cuatro sombras que nunca hasta hoy han sido reconocidas e integradas. Entiendo la categoría “sombra” en el sentido psicoanalítico de la escuela de C.G. Jung y sus discípulos, que la convirtieron en una categoría ampliamente aceptada por otras escuelas. La sombra sería los contenidos oscuros y negativos que una cultura con su consciente/inconsciente colectivo se niega a asimilar y por lo tanto reprime y se esfuerza por alejarlos de la memoria colectiva. Esa represión impide un proceso coherente y sostenido de individuación nacional.

La primera que aparece es la sombra del genocidio indígena. Según Darcy Ribeiro, habría inicialmente una población de unos 5-6 millones de indígenas con cientos de lenguas, hecho único en la historia del mundo. Fueron prácticamente diezmados. Quedan los actuales 900.000. Recordemos las masacres de Mem de Sá del 31 de mayo de 1580, que liquidó a los Tupiniquim de la Capitanía de Ilhéus. Durante un kilómetro y medio a lo largo de la playa a pocos metros de distancia unos de otros yacían cientos de cuerpos de indígenas asesinados, relatados como gloria al rey de Portugal.

Peor aún fue la guerra declarada oficialmente por D. João VI, apenas llegado a Brasil huyendo de las tropas de Napoleón, que diezmó a los Botocudos (Krenak) en el valle del Río Doce, porque pensó que eran incivilizables e incatequizables. Esta guerra oficial manchará para siempre la memoria nacional. Ailton Krenak, cuyos ancestros sobrevivieron, nos recuerda esta vergonzosa guerra oficial de un emperador despiadado, considerado bueno.

El gobierno actual, de una ignorancia supina en antropología, considera a los pueblos indígenas originales como subhumanos, que deben ser forzados a entrar en nuestros códigos culturales para ser humanos y civilizados. El descuido que ha mostrado ante sus reservas invadidas y su abandono ante la Covid-19 roza el genocidio, y es susceptible de ser llevado a la Corte Penal Internacional por crímenes contra la Humanidad.

La segunda sombra es nuestro pasado colonial. No hubo un descubrimiento de Brasil sino una invasión pura y simple, destruyendo el idilio pacífico inicial descrito por Pero Vaz de Caminha. Se produjo un encuentro profundamente desigual de civilizaciones. Pronto comenzó el proceso de ocupación y violencia debido a las riquezas de aquí. Todo proceso colonialista es violento. Implica invadir tierras, someter a los pueblos, obligarlos a hablar el idioma del invasor, incorporar sus formas de organización social y la completa sumisión deshumanizadora de los dominados. De este proceso de sumisión surgió el complejo del mestizo, pensando que sólo es bueno lo que viene de afuera o de arriba, inclinar siempre la cabeza y abandonar cualquier veleidad de autonomía y de proyecto propio.

La mentalidad de muchos de los estratos dirigentes todavía se considera en cierta forma coloniales, por mimetizar los estilos de vida y asumir los valores de sus patronos, que han ido variando a lo largo de nuestra historia. Hoy es una expresión humillante para toda la nación que el actual jefe de Estado haga un viaje especial a los Estados Unidos, salude a la bandera norteamericana y preste un rito explícito de vasallaje al presidente Donald Trump, extravagante, egocéntrico y considerado por notables analistas estadounidenses como el más estúpido de la historia política de ese país.

La tercera sombra, la más perversa de todas, es la de la esclavitud, nuestra verdadera barbarie. El escritor e historiador Laurentino Gomes, en sus dos volúmenes sobre La Esclavitud (2019/2020) nos cuenta el infierno de este proceso de inhumanidad. Brasil fue campeón de la esclavitud. Solo él importó, a partir de 1538, unos 4,9 millones de africanos que fueron esclavizados aquí. De los 36 mil viajes transatlánticos, 14.910 fueron destinados a puertos brasileños.

Estas personas esclavizadas eran tratadas como mercancía y llamadas “piezas”. Lo primero que hacía el comprador para “domesticarlos y disciplinarlos” era castigarlos, “que haya azotes, que haya cadenas y grilletes”. La historia de la esclavitud ha sido escrita por la mano blanca, presentándola como blanda, cuando en realidad fue crudelísima y se prolonga hoy en día contra la población negra, mulata (54,4% de la población) y pobre, como ha demostrado irrefutablemente Jessé Souza en La élite del atraso: de la esclavitud a Bolsonaro (2020). Una vez que la esclavitud fue abolida en 1888, no se les dio ninguna compensación, fueron dejados al dios-dará y hoy en día constituyen la mayoría de las favelas. Nunca se les reconoció la más mínima humanidad. La clase dominante transfirió a ellos su odio hacia los esclavos, se acostumbró a humillarlos, a ofenderlos hasta que perdieron su sentido de dignidad.

Esa sombra pesa enormemente en la conciencia colectiva y es la más reprimida, con la afirmación mentirosa de que aquí no hay racismo ni discriminación. En el gobierno eso ha sido desenmascarado por la violencia sistemática contra esta población, estimulada por el propio jefe de Estado que ha mantenido una política necrófila. Esta sombra por su inhumanidad inspiró a personas sensibles, como el poeta Castro Alvez. Resonarán para siempre sus versos en Vozes d’Africa:

“Oh Dios, ¿dónde estás que no respondes? ¿En qué mundo, en qué estrella te escondes / embozado en los cielos? Hace dos mil años te mandé mi grito / que en balde, desde entonces, recorre el infinito… /¿Dónde estás, Señor Dios?” . Este grito sigue siendo hoy tan lacerante como entonces.

Jessé Souza, en su obra ya mencionada, mostró de manera convincente cómo la clase dominante, para impedir cualquier avance de las mayorías marginalizadas, proyectó sobre ellas toda la carga de negatividades que acumuló frente a los esclavos, esa “massa damnata”: exclusión, discriminación y verdadero odio que nos asombra y revela niveles increíbles de deshumanización.

La cuarta sombra es la constitución de un Brasil sólo para pocos. Raymundo Faoro (Los dueños del poder) y el historiador y académico José Honório Rodrigues (Conciliação e reforma no Brasil, 1982) nos han hablado de la violencia con la que se trataba al pueblo para establecer un orden, fruto de la conciliación entre las clases opulentas, siempre con exclusión intencionada del pueblo.

José Honório Rodrigues escribe: «La mayoría dominante siempre ha sido alienada, antiprogresista, antinacional y no contemporánea. El liderazgo nunca se reconcilió con el pueblo; le negó sus derechos, destruyó sus vidas, y tan pronto como le vio crecer le negó poco a poco su aprobación, conspiró para volverlos a poner en la periferia, el lugar que cree que les pertenece» (Reconciliação e Reforma o Brasil, 1982, p.16). ¿No es eso exactamente lo que la mayoría dominante y sus aliados hicieron con Dilma Rousseff primero y después con el candidato Lula? Cambian las estrategias pero nunca sus propósitos de un Brasil sólo para ellos.

Nunca ha habido un proyecto nacional que incluyese a todos. Se proyectó siempre un Brasil para pocos. Los demás que se fastidien. Así surgió no una nación, sino que, como mostró detalladamente Luiz Gonzaga de Souza Lima en un libro que seguramente será un clásico, A Refundação do Brasil: rumo a uma civilização biocentrada (2011), fue fundada la Gran Empresa Brasil, internacionalizada desde sus inicios, en función de atender a los mercados mundiales desde ayer hasta los tiempos actuales. Así tenemos un Brasil profundamente escindido entre unos pocos ricos y las grandes mayorías pobres, uno de los países más desiguales del mundo, lo que significa, un país violento y lleno de injusticias sociales. Machado de Assis ya había observado que hay dos Brasiles, el oficial (este de pocos) y el real (de las grandes mayorías excluidas).

Una sociedad montada sobre una bifurcación, sobre una injusticia social perversa, nunca creará una cohesión interna que le permita saltar hacia formas de convivencia más civilizadas. Aquí siempre imperó un capitalismo salvaje que nunca consiguió ser civilizado. Y cuando los hijos e hijas de la pobreza pudieron acumular una fuerza política básica suficiente para alcanzar el poder central y satisfacer las demandas básicas de las poblaciones humilladas y ofendidas, pronto los descendientes de la Casa Grande y la nueva burguesía nacional se organizaron para hacer imposible este tipo de gobierno de inclusión social. Le dieron un golpe vergonzoso, parlamentario, mediático y jurídico, para así garantizar los niveles de acumulación considerados entre los más altos del mundo y mantener a los pobres en el lugar que les corresponde, en la periferia y en la marginalidad pobre y miserable.

El escritor Luiz Fernando Veríssimo en un twitter del 6 de septiembre de 2020 lo resumió bien: “El odio está en el DNA de la clase dominante brasileira, que históricamente derriba, por las armas si fuera necesario, cualquier amenaza a su dominio, sea cual sea su sigla”. Esta clase de ricos, que ni elite es porque esta supone cierto cultivo de humanidad y de cultura, sustenta al actual gobierno ultraderechista y fascistoide porque no les amenaza su forma abusiva de acumulación; por el contrario, el ministro de Hacienda, Guedes, discípulo de la escuela de Viena y de Chicago comparece como el gran demoledor de la soberanía nacional. El presidente no sabe ni entiende nada de lo que puede ser soberanía nacional.

El caos destructivo y generativo

Otra categoría que podría ayudarnos a entender mejor nuestra actual situación sombría es la del caos en su doble función destructiva y constructiva.

Todo comenzó con la observación de fenómenos aleatorios como la formación de nubes y particularmente de lo que se vino a llamar el efecto mariposa (pequeñas modificaciones iniciales, como el batir de alas de una mariposa en Brasil que puede, al final, provocar una tempestad en Nueva York debido a la interdependencia de todos los factores). Además de esto se tuvo la constatación de la creciente complejidad que hay en la raíz de la emergencia de formas de vida cada vez más altas (cf. J.Gleick, Caos: criação de uma nova ciência,1989). El universo se originó de un tremendo caos inicial, la gran explosión. La evolución se hizo y se hace para poner orden en este caos.

El sentido originario es el siguiente: el caos posee una dimensión destructiva; pone fin a un cierto tipo de orden que llegó a su clímax. Pero por detrás del caos destructivo se esconden dimensiones constructivas de un nuevo orden. Y viceversa, por detrás del orden se esconden dimensiones de caos de tal forma que la realidad es dinámica y fluctuante siempre en busca de un equilibrio. Ilya Progrine (1917-2993), premio Nobel de Química en 1977, estudió particularmente las condiciones que permiten la emergencia de la vida. Según este gran científico, siempre que existe un sistema abierto, siempre que hay una situación de caos (lejos del equilibrio) y hay una no-linealidad de los factores, la conectividad entre las partes genera un nuevo orden (cf. Order out of Chaos,1984). En este contexto irrumpió la vida como un imperativo cósmico.

Innegablemente en Brasil estamos viviendo una situación de gravísimo caos. En el contexto de la Covid-19 que está destruyendo casi 200 mil vidas, tenemos un Presidente totalmente inoperante y sin preocupación con el destino cruel de su pueblo, un negacionista con una estupidez y arrogancia propias de personas autoritarias con señales de insania mental. Un jefe de Estado debe ser una persona de síntesis (sim-bólico) y no de división (dia-bólico) y vivir personalmente las virtudes éticas y cívicas que quiere ver en los ciudadanos. Este hace exactamente lo contrario, incentiva odios, miente descaradamente y pierde totalmente el sentido de la dignidad del cargo que ocupa.

Las autoridades que tienen poder, como el Congreso Nacional, el MPF, el STF y otras, se revelan negligentes, asistiendo inertes e irresponsables al genocidio que está ocurriendo. Creo que la historia será implacable con las omisiones de estas autoridades que muestran tanto desinterés con el destino de millones de familias que lloran a sus muertos. El presidente actual cometió tantos actos de grave irresponsabilidad que merecería jurídica y éticamente un impeachment o una pura y simple destitución por un acuerdo de líderes apoyados por multitudes en las calles.

Nos consuela el hecho de que dentro de ese caos humanitario hay un orden más alto y mejor. ¿Quién va a desentrañarlo y hacer que se supere el caos?

Necesitamos conformar un frente amplio de fuerza progresistas y opuestas a las privatizaciones y a la neocolonización del país para desentrañar el nuevo orden, oculto en el caos actual, que quiere nacer. Tenemos que hacer ese parto aunque sea doloroso. En caso contrario, continuaremos siendo rehenes y víctimas de aquellos que siempre han pensado corporativamente sólo en sí, de espaldas y, como ahora, contra el pueblo.

La interpretación occidental del Karma transpersonal

Finalmente voy a valerme de una categoría oriunda del Oriente, que releída a la luz de las nuevas ciencias de la Tierra y de la vida nos puede aportar elementos esclarecedores. Se trata de la categoría del Karma, objeto de un largo diálogo de tres días entre el historiador Arnold Toynbee y el filósofo japonés Daisaku Ikeda (cf. Elige la vida, Emecé. Buenos Aires, 2005).

Karma es un término sánscrito que originalmente significa fuerza y movimiento, concentrado en la palabra “acción” que provoca su correspondiente “re-acción”. Una interpretación transpersonal parece importante, porque, como ya dije antes, en Occidente no disponemos de categorías conceptuales que expliquen un sentido de devenir histórico de toda una comunidad y de sus instituciones en sus dimensiones positivas y negativas.

Cada persona está marcada por las acciones que ha practicado en vida. Esta acción no está restringida a la persona sino que connota a todo su ambiente. Es una especie de cuenta corriente ética cuyo saldo cambia constantemente según las buenas o malas acciones realizadas, es decir, los “créditos y débitos”. Incluso después de la muerte, la persona, en la creencia budista, lleva esta cuenta en los renacimientos que pueda tener, hasta conseguir que la cuenta negativa se ponga a cero.

El gran historiador y pensador Toynbee da otra versión, en el marco del paradigma occidental, que me parece esclarecedora y nos ayuda a entender un poco también nuestra historia. La historia se compone de redes relacionales en las que se insertacada persona, ligada a las que le precedieron y con las que están presentes. Hay un funcionamiento kármico en la historia de un pueblo y sus instituciones según los niveles de bondad y justicia o de maldad e injusticia que han producido a lo largo del tiempo. Así reflexionó Toynbee.

Esto sería una especie de campo mórfico que permanecería impregnando todo. La hipótesis de muchos renacimientos no es necesaria, como presupone la tradición oriental, porque la red de vínculos garantiza la continuidad del destino de un pueblo (p. 384). Las realidades kármicas impregnan las instituciones, los paisajes, configuran a las personas y dejan sus huellas en la cultura de un pueblo. Esta fuerza kármica actúa en los procesos socio-históricos, marcando los eventos benéficos o maléficos. C.G. Jung en su psicología arquetípica había notado de alguna manera este hecho.

Apliquemos esta ley kármica a nuestra situación bajo la nefasta regencia de Bolsonaro. No será difícil reconocer que tenemos un karma muy pesado, a gran escala, derivado del genocidio indígena, de la sobreexplotación de la fuerza del trabajo esclavo, de la colonización depredadora, de las injusticias perpetradas contra gran parte de la población, negra, mestiza y pobre a causa de la burguesía adinerada e insensible, arrojada en la periferia, con familias destruidas y erosionadas por el hambre y las enfermedades.

Tanto Toynbee como Ikeda concuerdan en esto: la sociedad moderna (nosotros incluidos) sólo puede ser curada de su carga kármica a través de una revolución espiritual en el corazón y en la mente (p. 159), en la línea de la justicia compensatoria y de políticas sanadoras con instituciones justas, como viene pregonando insistentemente el Papa Francisco en sus encíclicas sociales y ecológicas, Laudato Si y Fratelli tutti. Sin esta justicia mínima la carga kármica no se deshará.

Pero ella sola no es suficiente. Es necesario el amor, la solidaridad y una compasión universal, especialmente con las víctimas. Es la propuesta central y paradigmática de la Fratelli tutti del Papa Francisco. El amor será el motor más eficaz porque, en el fondo, él “es la última realidad” (p. 387). Una sociedad incapaz de amar efectivamente y de ser menos malvada, jamás deconstruirá una historia tan marcada por el karma negativo e inhumano, realizado extrañamente dentro de una cultura acuñada por el cristianismo, día a día traicionado. Este es el desafío que la actual crisis sistémica nos suscita.

No predicaron otra cosa los maestros de la humanidad, como Jesús, Buda, Isaías, San Francisco, el Dalai Lama, Gandhi, Luther King Jr y el Papa Francisco. Sólo el karma del bien redime la realidad de la fuerza kármica del mal. Y si Brasil no hace esta reversión kármica permanecerá de crisis en crisis, destruyendo su propio futuro como lo está haciendo, entre mentiras, fake news, ironía y burla del necrófilo e insano presidente de este país.

La función iluminadora de los principios thanatos y demens

Estas son expresiones bien conocidas en Occidente y no se necesita mayor explicación. Vale la pena recordar que estos son principios y no simplemente dimensiones accidentales. El principio es lo que hace que todos los seres lo sean, o sin los cuales los seres no irrumpen en la realidad. Así es como Sigmund Freud desarrolló el principio del thanatos que acompaña al de eros que conviven en todo ser humano. El thanatos emerge como esa pulsión que lleva a la violencia, la destrucción y, al final, a la muerte. Tenemos lo Negativo en la condición humana al lado de lo Positivo y lo Luminoso, estos creemos que finalmente triunfarán.

El intercambio de cartas entre Freud y Einstein desde 1932 sobre la posibilidad de superar la violencia y la guerra es bien conocido. Freud respondió que es imposible superar directamente el thánatos, solo reforzando el principio del eros a través de lazos emocionales y el trabajo humanizador de la cultura. (cf. Obras completas III: 3, 215). Pero termina con una frase desoladora: “hambrientos pensamos en el molino que muele tan lentamente que podemos morir de hambre antes de recibir la harina”.

Ambos principios para Freud tienen algo eterno y deja en abierto qué principio escribirá la última página de la vida. Pero el principio del thanatos puede a veces en la historia impregnar a todo un pueblo e inundar la conciencia de sus líderes produciendo tragedias político-sociales.

Estos comportamientos muestran igualmente el principio demens presente junto con el sapiens en el ser humano. Vivimos en una civilización globalizada que está bajo el dominio de lo demens. Basta recordar los 200 millones de muertos en las guerras de los dos últimos siglos y el principio de autodestrucción ya montado con armas nucleares, químicas y biológicas, capaces de acabar con la vida humana y con nuestra civilización, armas que la Covid-19 ha evidenciado como bastante ridículas.

Este principio de demencia se muestra claramente en los asesinatos intencionados de negros, pobres, personas con otra opción sexual y en un feminicidio perverso. Todo ello respaldado por un presidente con claros síntomas de psicopatía, tolerado vergonzosamente por aquellas autoridades que podrían y deberían denunciarlo por delitos de responsabilidad social, hacerlo dimitir o someterlo democráticamente a un impeachment jurídico. Quizás ellos mismos ya estén infectados con el virus de lo demens, lo que explicaría su indulgencia y omisión culposa.

Conclusión: lo oculto y lo reprimido salieron de los sótanos y se encendió una luz

El sentido de nuestra disquisición tiene este significado: todo lo que estaba escondido y reprimido en nuestra sociedad ha salido de los sótanos donde ha estado escondido durante siglos en el vano intento de negarlo o de hacerlo socialmente aceptable, incluso de pintarlo color de rosa, como también lo hacen varios ministros indignos que ven incluso ganancia en la esclavitud y el estado colonial. Pero basta un poco de luz para deshacer esta densa oscuridad. Ahora se ha vuelto visible y luminosa. Ya no hay forma de ocultarla.

Somos una sociedad contradictoria donde encontramos, al mismo tiempo, brillantez en la ciencia, en la literatura, en las artes visuales, en la música y en la riquísima cultura popular, hecha generalmente a contracorriente pesar de toda la opresión, y en tantos otros campos. Al mismo tiempo, somos una sociedad que ha internalizado al opresor, se ha hecho eco de la voz de los dueños, conservadora y hasta atrasada en comparación con países similares al nuestro. En cierto sentido somos crueles y despiadados con nuestros semejantes afectados por las maldades perpetradas por los estratos ultrarricos, sin ningún sentido de compasión por los millones que caen en el camino sin que ningún samaritano se compadezca de ellos. Pasan sin verlos y lo que es peor, despreciándolos, como si no fueran de la misma nación o de la misma familia humana.

Y todavía se confiesan cristianos sin tener nada que ver con el mensaje del Maestro de Nazaret. Los ateos éticos y humanitarios están más cerca del Dios de Jesús, de la ternura del humilde y defensor de los humillados y ofendidos, que estos cristianos meramente culturales que usan el nombre de Dios para defender sus nefastas políticas individualistas o corporativas, de un Brasil sólo para ellos. Están lejos de Dios por negar a los hijos e hijas de Dios, llamados por el Juez Supremo “mis hermanos y hermanas menores” en quienes el mismo Jesús se esconde.

Hay mucha verdad en lo que escribió la filósofa Marilena Chaui: «La sociedad brasileña es una sociedad autoritaria, una sociedad violenta, tiene una economía depredadora de los recursos humanos y naturales, convive naturalmente con la injusticia, la desigualdad y la ausencia de libertad y con los índices espantosos de las diversas formas institucionales -formales e informales- de exterminio físico y psíquico y de exclusión social y cultural” (500 años. Cultura y política en Brasil, nº 38 p. 32-33). El idílico sueño de Darcy Ribeiro de que Brasil se convierta en la Roma tardía y tropical se desvanece en las “densas sombras”, como dice el Papa Francisco en Fratelli tutti (cap. I). Celso Furtado, entristecido, al final de su vida escribió todo un libro: Brasil: la construcción interrumpida (1993).

Todas estas nubes oscuras se han condensado en los últimos años y han conseguido sus sacerdotes y acólitos que las asumen conscientemente, queriendo llevar a Brasil a tiempos premodernos. Si por lo menos lo llevasen a la Edad Media, que tuvo su grandeza desde las majestuosas catedrales hasta las grandes sumas teológicas. El Brasil de este proyecto atrasado e irrealizable se ha convertido en una farsa grotesca y en irrisión internacional.

El conjunto de estas vastas sombras y el dominio de lo Negativo se ha vuelto más denso en la figura del actual jefe de Estado y el gobierno asociado a su proyecto. Es la consecuencia de esta antihistoria y su encarnación más perversa. Representa lo peor que ha pasado en nuestra historia y conscientemente o inconscientemente intenta llevarla a su término final. Pero no lo logrará porque en la historia los mecanismos de la muerte y el odio nunca han logrado realizar su propósito; ni siquiera Hitler con todo su poder militar y científico consiguió sentar las bases de un Reino de Mil Años como soñaba.

Los procesos históricos no son ciegos y sin rumbo. Guardan un Logos secreto que marca el camino de las cosas en consonancia con el proceso de la cosmogénesis y genera, a partir del caos, órdenes superiores con nuevas posibilidades y horizontes insospechados. ¿Cuál será nuestro lugar, como pueblo y como nación, en todos estos procesos? Ellos marcan la dirección, pero todos tenemos que recorrerla y construirla. No nos es permitido pisar perezosamente sobre las huellas ya hechas; tenemos que imprimir nuestras huellas. Tampoco podemos llegar demasiado tarde, porque esta vez el camino no tiene vuelta.

Ojalá estemos atentos a lo que la historia nos exigirá, a pesar del reaccionarismo y protofascismo de Bolsonaro y sus seguidores. Como dijo una vez Platón, “todas las grandes cosas surgen del caos”. Las nuestras pueden tener el mismo origen.

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1012
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La radio en la educación frente a la COVID-19

 Por: Félix Núñez

“Existen muchos lugares alrededor del mundo donde el acceso a tecnologías de información e Internet son un lujo”.


La radio es un medio de comunicación que ha permitido que millones de estudiantes puedan continuar sus estudios. Si pensábamos que la radio tenía “sus días contados” o que pronto desaparecería, la pandemia llegó a reafirmar su lugar como un medio de comunicación flexible, masivo, de bajo costo y de largo alcance. Para comprender mejor este punto, dejemos por un instante la tranquilidad de nuestro hogar y algunas comodidades, para pensar en aquellas personas que viven en situaciones extremas, como es vivir en un lugar recóndito, en una zona de desastre, entre la pobreza y la pobreza extrema o en medio de una guerra civil, siendo forzados a ser desplazados de un lugar a otro (Suárez, 2020). Para muchos estudiantes tomar una clase a través de la radio, siendo el único medio al que pueden acceder, significa un momento de paz y de esperanza. Existen muchos lugares alrededor del mundo donde el acceso a tecnologías de información e Internet son un lujo. La radio y la televisión han demostrado ser una buena alternativa cuando el aprendizaje en línea no es posible (UNESCO, 2020).

A más de un siglo de la invención de la radio como medio hablado, su permanencia ha sido amenazada por otras tecnologías e innovaciones. Primero, se pensó que la TV hablada y con imagen sería su sepultura, pero no contaban con el alcance y las frecuencias de la radio, así como su versátil tamaño y manera de producir su energía. Posteriormente llegó la Internet rompiendo con los parámetros de la inmediatez y la distancia. Pero no, la radio sigue ahí, llega a todas partes, sube cerros, atraviesa la montaña, usa las alternativas de las TIC y ahora puede salvar la educación de un país y del mundo.

“Los cuentos, fábulas, historias, situaciones actuales y letras musicales pueden atraer la atención de un estudiante que no está motivado a continuar en un sistema educativo que no le obliga ni lo presiona como la educación presencial”.

La pandemia y el confinamiento puso en evidencia las carencias tecnológicas que viven muchos países con el cierre prolongado de las escuelas. Esta situación pone en riesgo su derecho de toda persona a recibir una educación, especialmente en países de África, Asia y América Latina (CIRT, 2020). Gracias a la difusión de la radio los maestros pueden impartir sus clases e integrar canciones, lecturas y juegos. La radio puede ser muy útil en materias teóricas y teoría relacionada con contenidos de ciencias formales. ¿Qué la hace especial? La voz que se usa para transmitir en la radio, los efectos especiales, la música, los espacios de silencio basados en la creatividad del docente, el guionista y el operador técnico. Los cuentos, fábulas, historias, situaciones actuales y letras musicales pueden atraer la atención de un estudiante que no está motivado a continuar en un sistema educativo que no le obliga ni lo presiona como la educación presencial. Una radio encendida puede evitar que miles de jóvenes abandonen la escuela (Makazaga, 2020).

A continuación, comparto algunas características clave de la radio frente a dos grandes aspectos: 1) por un lado su valor comunicacional y su importancia psicológica frente a los órganos de los sentidos y 2) las cifras desbastadoras de la ausencia de Internet como una red de intercambio de información. He aquí algunas de sus ventajas:

  • Inmediatez: Como medio, la radio puede reaccionar rápidamente.

  • Efectividad: Se relaciona a su costo y a su repetición al escucha.

  • Costo de utilización: La radio es gratuita. No hay que pagar para escucharla. No hay que suscribirse a un servicio.

  • Segmentación: La radio les llega a las personas adecuadas, claramente segmentadas por edades, sexos y niveles socioeconómicos. En este caso de enseñanza, por grados y niveles.

  • Penetración: Se puede escuchar en todas partes. Las emisoras cubren, generalmente, todas las áreas de una región o país. Llega cuando y donde los demás medios no llegan.

  • Oportunidad: Se puede escuchar en el momento justo de su emisión y si se graba, luego, se escucha, tantas veces según el interés del receptor.

  • Ubicuidad: Por ser un medio portátil, permite al oyente seguir escuchando mientras se desplaza a cualquier sitio.

  • Se percibe como un amigo: Acompaña a la gente en todo momento y lugar. Crea la sensación de que siempre hay alguien ahí, detrás del micrófono.

  • Seguridad: Un programa de radio permite al oyente continuar con otras tareas de forma segura. Por ejemplo, sería extremadamente peligroso mirar la televisión mientras se conduce.

  • Estimula la imaginación: Nos hace reflexionar, soñar y transportarnos mentalmente a otros lugares y situaciones.

  • Usa las alternativas de las TIC: También se puede escuchar por Internet cuando se tiene el acceso. La radio se puede grabar en un equipo, supongamos un teléfono, siendo tan apegados los jóvenes de hoy a esa tecnología podría oírla varias veces y si la institución complementa con un material escrito, se tendrá una mistura esperada.

Por otro lado, las cifras que presenta el Instituto de Estadística de la UNESCO y el Grupo de Trabajo de maestros dan un espaldarazo a la radio y a sus ventajas, cuando exponen que “…unos 520 millones (50 %) de los alumnos que permanecieron fuera de las aulas debido a la pandemia, no tienen acceso a internet y 50 millones viven en regiones, no atendidas por las redes móviles” (UNESCO, 2020).

Si a esto agregamos datos de países con crisis sociales y pobreza crítica donde destaca la ausencia de energía eléctrica por más de 12 horas diarias, agrava aún más el panorama, “los racionamientos de luz son constantes desde hace años en casi todo el país, pero desde este año son más frecuentes en Caracas, una metrópoli de 5 millones de habitantes, que hasta ahora había sido privilegiada y preservada, de los cortes masivos de luz” (diarioeltiempo, 2019). La crisis eléctrica no es producto de la falta de mantenimiento, “ataques cibernéticos” o fenómenos naturales, es producto de la pobreza en la que están sumidos muchos pueblos que impide que sus altas tarifas sean cubiertas por gran parte de la población.

En muchos países las emisoras de espectro radiofónico deben tener un segmento obligatorio de emisión educativa o cultural. Las escuelas o colegios, bien sea por compromisos legales o por calidad de la educación, pueden obtener una o varias horas de la mañana para transmitir materias teóricas escritas por un buen guionista. En horarios matutinos que en la parrilla de oferta tienen un precio muy bajo. La experiencia de la radio en la alfabetización colombiana es un buen ejemplo de la utilidad de la radio como herramienta tecnológica, para la educación a distancia.

Ante esta severa crisis, las instituciones educativas pueden también establecer convenios con la radio o las emisoras locales, e incluso “crear una emisora por internet”. Les sugiero consultar el artículo Cómo crear una radio online sin gastar dinero (El Español). En él se detalla el hardware y software necesario, equipo y características básicas del estudio o local. Antiguamente la radio era un edificio completo, pasó a una pequeña habitación y, con el desarrollo de herramientas tecnológicas, se pueden hacer en casa con un computador y hasta con un teléfono de buena tecnología con la pre-producción, producción y post-producción del profesor. Algunas herramientas gratuitas que facilitarán la labor del productor de audio, así como el pre, pro y post producción de excelentes temas educativos y de enseñanza son: Soundcloud, RadioDJ, extremo, Radio.co. Shoutcast, Live, 365, RadioKing, StreamGuys, spreaker, sounslate, Poke wavepad, radionomy, audioboo.

Los invito a compartir estrategias y experiencias que nos permitan continuar la formación educativa de nuestros estudiantes en el Observatorio de Innovación Educativa para mejorar juntos la educación y apoyarnos en esta época de pandemia.

Acerca del autor

Félix Núñez es Licenciado en recursos para el aprendizaje y tecnología educativa. Es guionista y productor de radio. Es Profesor de medios en la carrera de publicidad y mercadeo en Táchira, Venezuela.

Referencias

BLOG UDLAP (2020). Ante la pandemia la radio se revalida como medio de compañía y como medio de información. Recuperado de http://blog.udlap.mx/blog/2020/10/ante-pandemia-la-radio-se-revalida-como-medio-de-compania-como-medio-de-informacion/

CIRT Radio y Televisión Mexicanas (2020). WHATSAPP, TELE Y RADIO: LOS MÁS USADOS PARA EDUCAR DURANTE LA PANDEMIA. Recuperado de https://cirt.mx/whatsapp-tele-y-radio-los-mas-usados-para-educar-durante-la-pandemia/

Diario El Tiempo (2019). Continuará racionamiento eléctrico en Venezuela, advierte Maduro. Recuperado de http://www.diarioeltiempo.com.ve/noticias/continuara-racionamiento-electrico-en-venezuela-advierte-maduro

Funes, A. (2019). Cómo crear una radio online sin gastarse dinero. Recuperado de https://www.elespanol.com/como/crear-radio-online-sin-gastarse-dinero/376962562_0.html

Makazaga, I. (2020). La radio, aliada contra la pandemia en África. Recuperado de https://elpais.com/planeta-futuro/2020-11-09/la-radio-aliada-contra-la-pandemia-en-africa.html

Suárez, J. A. (2020). Los retos de educar en pandemia: clases por internet, radio y televisión. France24. Recuperado de https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20200912-los-mas-vulnerables-educacion-pandemia-clases-internet-radio-television

UNESCO (2020). El aprendizaje por conducto de la radio y la televisión en tiempos del COVID-19. Recuperado de https://es.unesco.org/news/aprendizaje-conducto-radio-y-television-tiempos-del-covid-19

Unicef (2020). La educación durante el COVID-19: Marco de planificación de contingencia, reducción de riesgos, preparación y respuesta. Recuperado de https://www.unicef.org/lac/media/11176/file

Edición por Rubí Román (rubi.roman@tec.mx) – Observatorio de Innovación Educativa

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/radio-educacion-covid19

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