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Elecciones en Estados Unidos: «pueblo de brutos»

«Si pierden el camino de la libertad, miren hacia el Sur»

«La condición de un pueblo embrutecido es peor que la condición de un pueblo de brutos «. 257 años separan esta frase escrita en 1763 por el filosofo francés y creador de la Enciclopedia Denis Diderot de este final de 2020. Lo que está ocurriendo en Estados Unidos en este momento respira en cada palabra de esa frase. Un pueblo embrutecido elige a un déspota y regala su libertad. La brevedad lapidaria de Diderot retrata magistralmente, más allá de los tiempos, la involución dramática de una sociedad y de una cultura que representó lo más avanzado de la modernidad democrática, muy por encima del cínico almidón europeo.

Donald Trump boicotea su propio país con la misma filosofía con la que los esbirros de Washington boicotearon nuestras democracias durante un largo periodo del Siglo XX. Sus sicarios se llamaron Pinochet, Videla, Duarte, Bordaberry o Stroessner y diseminaron en los años 70 un tendal de horrores que la memoria colectiva guarda como actos de barbarie encubiertos por la impunidad y la fuerza. De Siglo a Siglo, de Pinochet y Videla a Donald Trump, se derrumba una ficción alimentada por el imperio y surge, potente e íntegra, una fuerza que dio vuelta la historia y puso al Sur de América en el camino de su resurrección soberana y al exportador de crímenes ante los mismos extremos que el expandió. La víctima de esos crímenes tiene las manos en las riendas de su destino. Chile, con el plebiscito para la reforma de la Constitución, se sacó de encima la herencia del autoritarismo, de la violación de la ley y la contaminación de las instituciones con la que Trump ha gobernado e intenta seguir en el poder. La historia vuelve a ser nuestra y respira en el Sur.

Los procesos son simultáneosChile se libera y nos libera en lo real y lo simbólico de ese pasado de sicariato, de una Constitución diseñada en Washington, mientras Estados Unidos ingresa en el túnel del tiempo del que Chile acaba de salir: el imperio que exportó muertes, torturas y dictaduras se fabricó un autócrata mentiroso y corrupto que pisoteó todas las leyes y dejará un legado mucho más arraigado de lo que se sospecha: el trumpismo no se acaba con Donald Trump sino que recién empieza.

En 2020, Donald Trump le agregó 5 millones de votos (68 millones) a los que había obtenido en 2016. Instituciones vaciadas o corrompidas, un Partido Republicano aliado a lo más nefasto que haya existido y orientado hacia la confrontación y la trampa, servicios secretos y organismos de seguridad en el fango y una Corte Suprema cautiva del trumpismo se han instalado por unas cuántas décadas en el corazón de esa democracia degradada. Mientras Chile despedía el legado de la dictadura-cultura que Washington exportó, Estados Unidos entraba de lleno en la era del autoritarismo mesiánico. El renacido espectro de Augusto Pinochet se mudó al Capitolio y allí permanecerá por un tiempo. En el discurso que pronunció cuando prestó juramento (27 de enero de 2017), Trump saludó a aquellos norteamericanos que habían votado por él “para formar un movimiento histórico como el mundo jamás ha visto hasta el momento”. Y allí está, lejos, muy lejos de la “majestad de la democracia norteamericana” con la que el ex presidente Georges Bush saludó la victoria de Bill Clinton en las elecciones de 1993.

La “majestad” es un trapo pisoteado por un demente en quien millones de votantes siguen viendo un Mesías. Trump es más que Trump: es el interciso a través del cual se ve el derrumbe moral de una sociedad que se cansó de fabricar en el cine héroes morales para terminar eligiendo al actor más acabado de la inmoralidad. El sueño americano se transmutó en pesadilla planetaria. En el abismo entre uno y otro, del sueño a la pesadilla, no sólo cae la puerilidad del mito. En esa caída también se desnuda nuestra mansa y constante rendición a los pies de un modelo cultural, financiero y tecnológico que ha hipnotizado a todo el planeta. Los años durante los cuales, en América Latina y en Europa, se exploraban y realizaban intentos de estéticas soberanas en muchos campos culturales se esfumaron o reciclaron en una dependencia cultural y tecnológica que no tiene precedentes en la historia humana. Jamás hubo tantos millones de seres humanos, oriundos de culturas y geografías tan diferentes como distantes, usando o mirando embobados los productos confeccionados por un mismo imperio.

La dependencia mental con respecto a Estados Unidos ha sido una abdicación global. Ni siquiera el imperio ha podido controlar sus propias invenciones. Ha acumulado una fuerza imperial tan destructora que ya no tiene armas para protegerse a sí mismo. Una vez más, Facebook, Twitter o YouTube fueron incapaces de frenar o gestionar el flujo de informaciones falsas generado por las elecciones en Estados Unidos y el posterior diluvio de aberraciones difundidas por Donald Trump y sus partidarios. En inglés –únicamente en inglés– Twitter colgó una advertencia sobre los dudosos mensajes de Trump, pero no evitó su propagación. En cuanto a Facebook, la totalidad de los mensajes mentirosos del mandatario denunciando supuestos “fraudes masivos” están en acceso libre. En español o en francés no hay freno alguno: los repetidores conspiracionistas los traducen y los retwittean con plena holgura. Así aparecieron en español mensajes vistos por millones de personas que hablaban de fraudes en Arizona o denunciaban la presencia imaginaria de milicias de ultra izquierda desplegándose en el territorio norteamericano. Ni hablar de YouTube y sus canales alternativos.

Las mal llamadas redes sociales han vuelto a probar que son Armas de embrutecimiento masivo (AEM). De esa subcultura surgió Qanon. Este grupo de extrema derecha radical, adepto a la violencia, híper trumpista, antisemita, islamofóbico, anti latino y anti afroamericano funciona mediante mensajes encriptados propagados en la red y cree que existe un Estado profundo manejado por una elite de pedófilos que conspira contra quien es, para ellos, el salvador del mundo, Donald Trump. Ese delirio violento presentó 20 candidatos y uno de ellos ingresó hace unos días a la Cámara baja: la hoy senadora Marjorie Greene (Georgia). Es rubia, racista, pro Qanon, armada hasta los dientes, promotora de una campaña bélica contra los “pedosatánicos” del supuesto “Deep State” y los socialistas. El FBI considera a Qanon como una amenaza terrorista con “capacidades de motivar a extremistas nacionales a llevar a cabo actividades criminales y violentas”. El más perfecto y expandido útil tecnológico engendró un monstruo que se come su propia democracia.

A los verdaderos demócratas de Occidente les vendría muy bien mirar hacia nuestro Sur para reinventarse. Hemos resistido dictaduras asesinas, a las desapariciones, las torturas, al terrorismo de Estado, a las privatizaciones, al colonialismo interior, a los evangelistas liberales, a la expoliación de nuestros recursos naturales, a la deslealtad de nuestras burguesías, a la manipulación de las instituciones, a la corrupción, la impunidad, el subdesarrollo, la desigualdad como filosofía política y a la guerra permanente que, desde el inicio, Estados Unidos le declaró a América Latina. Siempre han estado en guerra contra nosotros. No ha habido presidente norteamericano que no nos haya legado una dictadura. Obama nos dejó el golpe de Estado en Honduras (Manuel Zelaya) y Trump y la OEA la mascarada patética del golpe en Bolivia contra Evo Morales.

Hemos mirado a los ojos y respirado el aliento de la barbarie durante décadas. Nunca dejamos de ser el sueño colectivo de libertad con la que se forjaron nuestras historias americanas. ¡Qué enorme y sórdida paradoja ! Hoy le toca a la primera potencia mundial y a la democracia piloto luchar por su propia libertad. Y los demás imperios coloniales de Europa están sacudido e invadidos por una extrema derecha violenta y xenófoba que corroe todo lo que roza. La Argentina le está diciendo al mundo mucho más de lo que la confrontación interna y la basura mediática permite escuchar. Bolivia regresó a los tiempos modernos democráticos después de una pausa en el Siglo XIX y Chile desterró los suspiros moribundos de una infamia institucional. Los medios globales miran el Brasil de Bolsonaro, pero la epifanía somos nosotros. Late en ese triángulo mágico del Sur acechado y violentado que ha sabido restaurar y creer en lo que Occidente no cree más. El autoritarismo galopante que se extiende en Occidente contrasta con la lenta pero firme conquista de nuestras libertades.

El Siglo de las Luces que preside el nacimiento de la democracia occidental se dejó envolver por el sigilo de las sombras. ¿Quién nos hubiese dicho que un fantoche grosero convertiría la Casa Blanca en el Castillo sombrío de una autocracia naciente? El trumpismo nos revela mucho de nosotros porque enfoca, en su fatal contradicción, nuestra potencia emancipadora, los horrores que padecimos por la libertad y la forma irrenunciable en que la fuimos consolidando. También nos demuestra la futilidad de la dependencia y el costo que aún acarrea.

Hoy es el Sur quien puede ayudar, con las manos abiertas y la memoria sin rencores, al pueblo estadounidense a liberarse. Tenemos mucha experiencia en autócratas formados en Washington. Sabemos, mejor que ellos, cómo salir vivos y libres de la sumisión. No hemos levantado una Escuela de las Américas para capacitar dictadores como lo hizo Estados Unidos, sino desarrollado una práctica democrática con identidad nueva.

Empieza ya un viaje al revés. El Sur le puede transmitir al Norte la ética de la emancipación y la libertad que ese mismo Norte tantas y tantas veces interceptó para su conveniencia. Pueden contar con nosotros. Tal vez, nuestras debilidades e imperfecciones institucionales no nos legitimen ante Occidente. Pero somos hoy un halo de luz. Las sombras que proyecta el imperio iluminan nuestra propia grandeza colectiva, nuestro hondo pasado de violencia importada y nuestra resurrección soberana. Pueblo norteamericano, nuestras fosas comunes, nuestros vuelos de la muerte, nuestros desaparecidos, nuestros hijos robados, nuestros escuadrones de la muerte, nuestros pueblos originarios despojados, nuestras democracias vendidas son parte de la guerra encubierta que las sucesivas administraciones norteamericanas fueron implementando con los lacayos nacionales. Hemos vencido esas vicisitudes sangrientas. En la Argentina hemos hecho justicia y condenado a los criminales contra la humanidad. Tenemos mucha sabiduría acumulada para compartir. Si pierden el camino de la libertad, miren hacia el Sur.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/304212-elecciones-en-estados-unidos-pueblo-de-brutos

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De alumnos a estudiantes: UAM

Por: Hugo Aboites*


A lo largo de 100 años, se ha dado una sorda lucha de palabras y significados en torno a qué nombre dar a los/las jóvenes universitarias. Es común que en las leyes orgánicas y reglamentos generados por la institucionalidad se les nombre (y considere) como alumnos (del verbo alere, alimentar, cuidar, educar a alguien), pero cuando las y los jóvenes se organizan y luchan contra alzas de colegiaturas, evaluaciones, pésimas condiciones y programas de estudio, inseguridad, entonces se llaman a sí mismos estudiantes (de studeo, que significa desear y conocer intensamente). Y, en colectivo, movimiento estudiantil.

Como siempre, las palabras nunca son una mera cuestión de tales y la historia de más de un siglo se ha encargado de dar al término estudiante un sentido muy lejano a la pasividad de dócil educando. En 1918, los estudiantes de la conservadora Universidad de Córdoba, gracias al autoritario cierre del hospital universitario, descubrieron a su institución como aliada al clero y el gobierno, burocrática y autoritaria y, por eso, lejana a la ciencia en el trabajo de profesores y estudiantes. Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes… por eso es que la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático (y) cuando en un rapto fugaz abre sus puertas a los altos espíritus es para arrepentirse luego y hacerles imposible la vida en su recinto. Y, por eso, “la federación universitaria de Córdoba se alza para luchar y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse un gobierno propio radica principalmente en los estudiantes” (La juventud argentina de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica, junio de 1918).

Aunque fueron militarmente reprimidos, la pasión ya estaba sembrada y en México (en la década de los 20), la autonomía se convirtió en demanda y, muy a medias, en realidad: la universidad debía ser no sólo independiente del poder clerical, político y económico, sino sobre todo, gobernada por y desde las necesidades y aspiraciones de los estudiantes.

Por eso en México fueron estudiantes y no alumnos los que lucharon en 1929, 1933, 1968 y, recientemente, en 1999, 2014 y, en la UAM, en 1998 y 2016. Pero las y los estudiantes siguen lejos de estar en el centro del gobierno universitario. Esa vena fresca ya no alimenta a las instituciones y, por eso, hay un deterioro profundo de la inspiración original de una institución estudiosa y solidaria con las necesidades sociales; horizontal, comunitaria y centrada en las y los estudiantes. Prevalecen los bonos a mandos medios y superiores, la aristocracia académica, la ampliación de la burocracia, el apoyo a grandes empresas y la tendencia a decisiones verticales, sin consenso, que afectan directamente la formación de los estudiantes. Así, en la UAM-Xochimilco, la mayoría de profesoras y profesores del trimestre inicial, llamado Tronco Interdivisional, abiertamente nos oponemos a que se imponga el programa que impulsa una comisión del rector y que afectará directamente la formación profesional de los estudiantes. En lugar de actualizar y mejorar el vigente, donde estudiantes y profesores –con base en textos críticos– analizan el contexto nacional y mundial para que la formación profesional se haga de cara a las necesidades y problemas del país, se le desecha y al amparo de la pandemia, se busca imponer la agenda de sustentabilidad (2030) del Banco Mundial-Unesco. Al contrario de nuestro programa que enfatiza la pluralidad de visiones, el del Banco Mundial reduce la problemática social y de las profesiones a la sustentabilidad y aún eso con una visión interesadamente corta, que oculta/niega la responsabilidad de corporaciones y gobiernos en el desastre ecológico mundial. Y así, el trabajo de formación estudiantes-profesores, que siempre ha luchado por ser de avanzada, con la propuesta del BM reduce su visión al nivel de una escuela patito y se impide así una formación de profesionales e investigadores fuertes y socialmente comprometidos. Por momentos, hasta retrocesos, como el texto de metodología del trabajo académico-científico (de escuela privada) está dedicado –a Dios, el supremo investigador”, pues –adiós evolución– ha concedido a la humanidad la capacidad de investigar. El BM impulsa la idea de una sociedad donde hay individuos, grupos de calidad, ONG, pero no existen procesos de colonización, patriarcado, intereses de clase, poderes hegemónicos ni un desarrollo económico que sistemáticamente destruye la naturaleza. Y porque en la visión institucional son sólo alumnos, ni siquiera se piensa en un foro amplio de consulta y discusión para los que serán más afectados, los estudiantes. Ha pasado un siglo y cada vez son menos primordiales en el gobierno universitario.

UAM-Xochimilco

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/11/07/opinion/017a2pol

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La herencia política de Trump


Cualquiera que sea el resultado final de esta elección, el de las urnas y el del litigio judicial que seguramente tendrá lugar, hay una conclusión insoslayable y preocupante: el desempeño electoral de Donald Trump fue excepcional para un presidente que es responsable de una tragedia sanitaria como la de la Covid-19 que al momento de escribir estas líneas causó 239.012 víctimas fatales, cuatro veces el número de soldados caídos en la guerra de Vietnam. Malos o mediocres indicadores macroeconómicos en ocupación, salarios, caídas en manufacturas, minería y construcciones que se comparan desfavorablemente con la presidencia de Barack Obama y contrastan con estridencia ante la expansión de los negocios especulativos en Wall Street y las obscenas reducciones en los impuestos a los más ricos. 

La beligerancia de Trump: guerra comercial con China, deterioro de la Alianza Atlántica y los bloqueos y sanciones económicas a varios países crearon un clima de zozobra, al cual se unió el estallido de las protestas sociales más multitudinarias y violentas desde 1968 y el vigoroso resurgimiento de la “cuestión racial” catapultada por reiterados guiños desde la Casa Blanca a las policías locales para reprimir con todo el rigor posible a los descontentos, y si eran afroamericanos mejor aún. Sin embargo: ni la vitalidad del “Black lives matter” y todo lo enunciado más arriba alcanzaron para precipitar una derrota aplastante de Trump, como pronosticaban la gran mayoría de las encuestas.

El secreto de este desempeño es la mutación del partido republicano “reformateado” por Trump al ampliar su base social y solidificar un apoyo “plebeyo” del que antes gozara sólo marginalmente. En los ochentas del siglo pasado Ronald Reagan había cosechado un importante apoyo en algunos sectores de las clases populares, pero nada comparable en extensión e intensidad con lo del magnate neoyorquino. En extensión, porque penetró en amplios segmentos de los obreros manuales antes cotos de caza de los demócratas; a ellos sumó a los agricultores más pobres, a la olvidada gente del interior profundo del país y las empobrecidas capas medias.

En intensidad, además, porque Trump demostró ser un comunicador excepcional: en los mítines públicos de Estados Unidos no hay mayores registros de multitudes de 30 o 45 mil personas gritando, como en una asamblea de cultos milenaristas, ‘te amamos, te amamos’, como lo consigna un asombrado David Sherfinski en una nota del Washington Times este miércoles. Un demagogo desatado, poseído por una nietzschiana voluntad de poder que exalta como patriotas a los automovilistas que acosaron y bloquearon al bus en que viajaba Joe Biden por Texas; que desafía la legislación electoral y cualquier otra, incluida la tributaria; que se burla de la “corrección política” tan cultivada por sus rivales; que maneja con perversa maestría las redes sociales; que se enfrenta e insulta a los medios concentrados (CNN, el New York Times, el Washington Post y toda la prensa culta), que se construye como el gran defensor del “little guy”, de la gente común, olvidada por el elitismo gerencial de los republicanos tradicionales y el globalismo neoliberal de los demócratas y que cristaliza el apoyo de un imponente bloque social pulsando las potentes cuerdas del resentimiento, el odio, el temor que abren la Caja de Pandora del racismo y la xenofobia; que exalta la perdida grandeza de su país amenazada por los pérfidos chinos que “inventaron al coronavirus para poner a Estados Unidos de rodillas”, grandeza que él se propone recuperar a cualquier precio.

El principal saldo, por ahora, de esta elección –que será recordada como un parteaguas en la historia política de Estados Unidos y sobre el cual habrá mucho que analizar- es la consolidación de una derecha populista radical pero que ahora, por obra de Trump, adquiere una resonancia de masas que jamás tuvo el Tea Party ni ninguna otra expresión de los republicanos desde la época de Teodoro Roosevelt, a comienzos del siglo veinte y, en parte, Ronald Reagan. Esta es una mala noticia. La buena es que esta construcción gira exclusivamente en torno a su persona y no hay sucesor a la vista. De todos modos, habrá que tener cuidado porque si Trump llegara a perder la presidencia esa masa plebeya y furiosa quedaría huérfana pero, ¡atención con esto!, disponible para nuevas interpelaciones populistas y de derecha de otro líder carismático. Que por ahora no se ve, pero que puede estar al acecho en los pliegues de una sociedad exasperada y enfurecida.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/303810-la-herencia-politica-de-trump

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La crisis mexicana de la inversión en el conocimiento científico

Por: Sofía García-Bullé

Uno de cada cuatro investigadores miembros del SNI han quedado fuera del sistema de apoyo constituido por la CONACYT.

Recientemente en la prensa han tomado revuelo noticias sobre los desvíos de fondos del CONACYT, la desaparición de fideicomisos para la ciencia y la investigación y la decisión del gobierno federal de retirar los apoyos económicos a investigadores y profesores del Tec de Monterrey. Esto último ha generado una seria protesta por parte de docentes y académicos afiliados a la institución privada regiomontana.

La falta de recursos para la investigación y el desarrollo a nivel nacional o global es un asunto serio, también la mala administración de los mismos. Pero es crucial tener un entendimiento amplio del tema para saber exáctamente qué está pasando y cómo se están tomando estas medidas. Solo de esta forma podemos iniciar una conversación que lleve a soluciones reales en el tema de herramientas para investigación y desarrollo. Necesitamos saber primero quiénes son los principales afectados: el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

¿Qué es el Sistema Nacional de Investigadores y cómo funciona?

El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue creado por un Acuerdo Presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación en 1984, para reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología. El objetivo del SNI es promover y fortalecer la calidad de la innovación que se produce en México, así como de la investigación científica y tecnológica nacional. Esto se logra a través de la evaluación dentro de la misma comunidad científica.

Organismos similares existen alrededor de todo el mundo. Estados Unidos tiene la American Association for the Advancement of Science (AAAS por sus siglas en inglés), Reino Unido cuenta con The Royal Society. Chile es casa de varios organismos de esta clase, como la Sociedad Chilena de Física y la Sociedad Chilena de Educación Científica. Las organizaciones que promueven y estimulan el trabajo científico son una necesidad básica para la continuidad de la educación y desarrollo en cualquier país. Por lo que hay organismos gubernamentales cuyo propósito es incentivar, financiar y habilitar la labor científica.

Evolución del gasto en ciencia y tecnología del gobierno federal (como porcentaje del PIB y como porcentaje del gasto total).   Fuente:  Gasto público en ciencia y tecnología en México, ¿por qué, cómo y para qué?  (Nexos) .

Evolución del gasto en ciencia y tecnología del gobierno federal (como porcentaje del PIB y como porcentaje del gasto total).

Fuente: Gasto público en ciencia y tecnología en México, ¿por qué, cómo y para qué? (Nexos).

En el caso de México, este organismo sería el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), su trabajo está estipulado en la Ley General de Educación. De acuerdo al artículo 25 de esta ley, el Estado debe invertir como mínimo un 8 % del PIB en materia de Educación, del cual el 1 % debe dirigirse a la investigación científica y el desarrollo tecnológico realizado por instituciones de educación superior públicas. El CONACYT, en teoría, administra y distribuye los fondos para la producción de conocimiento científico.

Pero esta meta no ha sido alcanzada en más de una década. La inversión en el conocimiento sufre de un déficit nacional que la pone en desventaja en comparación con los recursos asignados a las comunidades científicas de otros países.

 ¿Cómo funciona la inversión en el conocimiento a nivel mundial?

La inversión federal en ciencia y tecnología no ha sido consistente en alcanzar ese 1 % estipulado en la Ley General de Educación en más de una década. Los fondos invertidos oscilaron entre el 0.2 %  y el 0.3 % del PIB antes del 2014. Se registró un repunte entre 2014 y 2015, en el que la cifra ascendió a 1.5 %,  pero posteriormente se inició un marcado descenso en el presupuesto de aprobados en 2019 y en el proyecto presentado por el Ejecutivo en 2020, en que se registró un 0.8 %  del presupuesto federal (0.4 % del PIB) destinado a la producción académica y científica. Esta cantidad se traduce a 49,390 millones de pesos mexicanos.

Una idea más amplia de cómo funciona la inversión en conocimiento, investigación y desarrollo a nivel mundial, la podemos ver en las estadísticas de la UNESCO. Medidos en Dólares de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA por sus siglas en inglés) para mejor vigencia y transparencia. Los datos de la UNESCO indican certeramente, cuánto de su PIB invierte cada país en investigación y desarrollo, así como también cuánto sería esto en términos monetarios.

Lo anterior es crucial para discernir qué significa esto para cada país en términos de dirección de recursos y los avances científicos que estos activos hacen posibles. El PIB no es suficiente indicador para conocer qué tanto invierte un país en su comunidad científica. Por ejemplo, Japón, que ostenta el primer lugar de porcentaje de PIB invertido, gasta 3.4 %, que serían $169,554.1 millones de dólares PPA. Mientras que Estados Unidos invierte sólo el 2.7 %, pero este se traduce en $476,459 millones de dólares PPA.

Fuente: ¿Cuánto invierte su país en I + D?  (UNESCO).

Fuente: ¿Cuánto invierte su país en I + D? (UNESCO).

¿Cuánto invierte México y por qué el gobierno federal consideró necesario reformular la manera en que se administran los recursos para investigación y desarrollo? De acuerdo a los datos de la UNESCO, México invierte 0.4 % de su PIB, lo cual asciende a $9,458.5 millones de dólares PPA.

El desglose de los responsables de esta inversión a nivel nacional es encabezada por las universidades, que aportan $4,617.5 millones de dólares PPA, les sigue de cerca el gobierno con $3,058.3 millones, en tercera instancia el sector privado empresarial invierte $1,688.1 millones, y el rubro privado sin fines de lucro colabora con $94,576.5. Según estos números, tanto las instituciones de educación superior como el gobierno federal han sido los más grandes benefactores de la producción de conocimiento y ciencia. Pero si este es el caso, ¿entonces porque estamos entrando a un momento histórico en el que no se comportan como aliados?

Política y corrupción en la distribución de incentivos

Las medidas terminantes y rápidas tomadas por el gobierno federal para atacar la corrupción en los mecanismos de distribución de fondos para la producción científica han generado preocupaciones serias y protestas importantes, especialmente en el sector de educación superior privada. Entre las instituciones afectadas por el retiro de apoyo se encuentran el Tec de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y el ITAM

¿Por qué el gobierno federal está tomando estas decisiones? La intención de estas acciones es responder directamente a una descontrolada corrupción debido a la cual desvíos masivos de fondos dirigen recursos hacia las empresas privadas, en vez de la comunidad científica.

El Horizonte reportó el pasado 22 de octubre sobre cómo el gobierno federal reveló que el CONACYT otorgó sumas millonarias a empresas privadas. De acuerdo con información gubernamental, el CONACYT entregó injustificadamente $15,000 millones de pesos a empresas privadas entre 2013 y 2018.

Existe una base sobre la que el gobierno federal actuó para detener este desvío de recursos, el problema mayor no es este; no se discute que la corrupción en los mecanismos de distribución de recursos hizo necesaria una respuesta por parte del gobierno federal. Sin embargo, la eliminación de 109 fideicomisos aprobada por el senado recientemente vino de golpe, sin un análisis previo que sustentara este curso de acción, sin una estrategia de comunicación y sin ninguna propuesta alternativa que calmara las inquietudes de las instituciones educativas, de la comunidad científica y del público general con respecto a cuál será la nueva forma de distribución de recursos

Como resultado de este tropezado proceso, nos hemos quedado con uno de cada cuatro investigadores del SNI fuera de la red de apoyo. Esto representa el 23.8 % de la comunidad dedicada a la investigación y desarrollo a nivel nacional.

Tomando en cuenta que, en México, las universidades son las que más invierten en capital para la investigación y el desarrollo, cortar de tajo los convenios con las universidades privadas argumentando que se busca cerrar los canales de desvíos de recursos hacia las empresas, se proyecta como una medida de carácter más performativo que eficiente. Las consecuencias de esta performatividad pueden ser desastrosas para el desarrollo de la ciencia mexicana.

Si este protocolo persiste, el retiro de apoyos podría extenderse hasta a 50 universidades, potencialmente dejando a la producción nacional de conocimiento científico sin motor. Es crítico que los poderes ejecutivos y legislativos elaboren y presenten una estrategia clara de administración y distribución de recursos que proteja los activos para la producción epistémica y científica, sin cortar los lazos ni los convenios con las instituciones de educación superior privada.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/crisis-investigacion-conacyt

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Estados Unidos o la democracia simulada

Por: Edgar Isch L.


Por décadas se presentó a Estados Unidos como ejemplo de democracia avanzada. Todos los medios propagandísticos sirvieron para ese fin y se reforzaba por la idea de elecciones libres y la inexistencia de golpes de Estado liderados por fuerzas militares, lo que en América Latina servía para explicar que “allá no hay golpes porque no hay embajada norteamericana”.

Aquí ya se ve la primera debilidad del “espíritu democrático” de las élites de Estados Unidos: apoyaron siempre las peores dictaduras, los golpes más sangrientos, las guerras de dominación simuladas como guerras civiles, siempre que fueran útiles a sus intereses.Elecciones en EEUU 2020: Últimas noticias y sondeos | DIRECTO

Pero hacia adentro, el hecho es que lograron un consenso que destruyó la promesa de modernidad inspirada en la Revolución Francesa: igualdad, libertad y fraternidad. Colocando la libertad individual como el único rasgo sobreviviente, que incluye libertad de expresión, de voto y otras, se desechó la igualdad y la fraternidad desde el lado oficial. Por supuesto, en su vida cotidiana la mayoría del pueblo trabajador expresaba esas características, se muestra solidario y comprometido, e incluso se mostraba muchas veces ingenuo.

La igualdad fue el mayor mito. Igualdad ante la Ley, pero se trata de un régimen teocrático en el que en actos públicos se jura ante la Biblia, en el que en siete Estados se prohíbe a los ateos ser profesores o funcionarios públicos, y sufren discriminación en el ejército, si logran ingresar.

El 2 de octubre de este año, el servicio de inmigración establece en su guía de políticas que un miembro a un partido comunista no puede ser admitido como ciudadano porque “es incompatible con el juramento de lealtad a los Estados Unidos”, lo cual ataca también a los nacidos allí, que son discriminados igualmente en una serie de empleos si se los identifica como comunistas (pero si nacionalizaron a científicos y colaboradores del gobierno de Hitler, sin ningún problema).

Se podría seguir señalando las brutales diferencias entre el 1% de millonarios en el poder y el 99% de “clase media” y pobres. Donald Trump es un ejemplo de como muchos de los millonarios ni siquiera pagan impuestos, pagan por no ser reclutados, con dinero burlan los mecanismos de ingreso a las universidades o tienen un sistema de salud negado para las mayorías. De manera que el principio democrático de igualdad, al menos ante la Ley, no es muy defendible.

A confesión de parte

Todas las claves de las elecciones de EEUU: cómo funcionan y qué estados  serán decisivos - elEconomista.esEn 2013 el expresidente de Estado Unidos Jimmy Carter y su fundación para la “democracia y los derechos humanos”, expresaron abiertamente: “En la actualidad Estados Unidos no tiene una democracia que funcione», según recogió el diario alemán Der Spiegel y varios otros documentos. Señaló como factores muy graves la excesiva influencia del dinero en las campañas electorales, donde los ricos compran los compromisos de los candidatos, las normas electorales confusas y la invasión a la privacidad de los organismos de seguridad.

Tras trabajar en todo el mundo pobre, este año el Centro Carter decidió monitorear las elecciones norteamericanas. Señalan abiertamente que: Aunque hace tiempo que EE.UU. no ha estado a la altura de los estándares electorales internacionales en asuntos clave, hasta hace unos 10 años no habríamos concluido que la calidad de su democracia y las elecciones iba en retroceso”… “Dada la escala de los problemas hoy en día (la profunda polarización, la falta de confianza en las elecciones, los obstáculos a la participación de grupos minoritarios y otras injusticias raciales, además de la pandemia de la Covid-19, hemos decidido que el centro intente mejorar las elecciones en casa…

La denuncia a su sistema electoral

El derecho universal al voto es un rasgo de un sistema democrático. Pero en Estados Unidos no se cumple. Históricamente se han construido trabas para impedir la igualdad del voto y la participación. Por ejemplo, cuando la reforma constitucional (Enmienda) número 15 dio derecho al voto a los afroamericanos, rápidamente se implementó un impuesto electoral que impedía la participación de los pobres, o controles de ser alfabetizado, igualmente a los que sometían solo a los pobres.

Aún con las reformas logradas por el movimiento por los derechos civiles en 1965, no supusieron que terminen los impedimentos para ir a votar. Y hay varias como inscribirse para constar en el padrón o que la elección sea en martes, poniendo a los trabajadores en una disyuntiva de asistir o ir a trabajar.Elecciones EEUU: ¿Por qué se dice que próximo presidente podría no  conocerse hoy? - Diario Financiero

El año 2000 ganó George Bush hijo a pesar de que el candidato Al Gore tuvo más votos. Además, para beneficiar al conservador, se suspendió el reconteo de votos en La Florida gracias a que los republicanos tenían mayoría en la Corte Suprema de Justicia, lo que hace que la justicia tampoco guarde principios básicos de independencia, sino que está atada a los dos partidos.

Entonces, el reconocido cineasta Michael Moore publicó un libro que trata de estos y otros temas de la injusticia social en Norteamérica. Lo tituló “Estúpidos hombres blancos” y en él resalta también mecanismos de fraude que son una constante en USA. En tono realista y satírico a la vez, dirá: “He cursado una solicitud personal al secretario general de la ONU, Kofi Annan, para que atienda nuestra petición. Ya no somos capaces de gobernarnos ni de celebrar elecciones libres y limpias. ¡Necesitamos observadores, tropas y resoluciones de la ONU!

Una forma es la Ley, en gran parte de estados, para que exconvictos jamás puedan votar, sin importar la causa por la que cayeron presos (¿robar un pan?). De esa manera, dice Moore, los Bush pagaron 4 millones de dólares para impedir a su presencia, especialmente del 31% de negros y miles de latinos pobres de La Florida, como resultado del sistema racista de las cortes y policía norteamericana.

Claro, los que llegan a la cárcel y no los asesina la policía antes de arresto, como ha pasado múltiples veces este año. Pero lo hicieron también con los que nacieron el mismo día, tenían nombres parecidos o un 80% de coincidencia.

Y miles más fueron impedidos en votar por tener coincidencias con exconvictos de otros estados que “pudieron” haber ido a vivir en La Florida Su impedimento para votar fue legal, pero nada democrático.Luego vinieron irregularidades al recibir una mayoría de votos defectuosos desde el extranjero, anular papeletas enviadas correctamente por correo.

Ese es un ejemplo de lo dudosamente democrático del sistema. Otro caso es lo que sucedió en la elección de Trump, aunque Hillary Clinton tuvo 3 millones de votos más, pero perdió. El mecanismo electoral hace que, con excepción de dos estados, quien gana en un Estado, aunque sea con un voto, lleva todos los votos electorales, es decir los representantes que realmente nombran al presidente.

Se desconoce de esta manera a las minorías y el voto deja de tener representación igual. Es conocido el siguiente ejemplo: en California hay 57 veces más población que en Wyoming, pero solo nombra 18 veces el número de electores. Esto demuestra que no hay igual peso del voto de cada ciudadano, pero es un mecanismo que brinda más importancia electoral a las zonas con menor diversidad humana y de pensamiento, donde dominan los políticos más conservadores. Y de paso, las zonas con menor educación y mayor ignorancia.

Una campaña para garantizar el gobierno de los millonarios

La política de Estados Unidos está construida para tener un régimen de dos partidos de las clases dominantes turnándose en el poder. Los republicanos, generalmente más conservadores en temas fiscales (impuestos) y sociales, y los demócratas que sostienen ciertos derechos y la intervención del Estado en algunos asuntos.

Día de elecciones en el estado más grande de EEUU: 22 millones de votantes  y muchas precauciones - InfobaeEn lo demás, son casi iguales y, para su patio trasero, como llaman a América Latina, prácticamente son los mismo. Demócratas y republicanos han sostenido el infame bloqueo a Cuba, atacan a pueblos como Venezuela, se han entrometido en la política de los gobiernos de la región, han organizado golpes de Estado militares o como el último en Bolivia, buscan explotar al máximo nuestras riquezas naturales.

Pero hay otros partidos y candidatos, solo que la “democracia” norteamericana impide conocerlos. Al momento, según la cadena de noticias BBC de Londres, hay 1.200 candidatos a la presidencia que no son tomados en cuenta. La mayoría de ellos o ellas solo consta en la papeleta de uno o dos estados, en varios otros, los electores deben conocer de su candidatura y escribir el nombre de su preferencia para que el voto sea tomado en cuenta y, finalmente, hay otros Estados en los que no existe ninguna forma de darles el voto.

¿Pero cómo hacerse conocer? Muy difícil si se considera que se estima que una campaña requiere de mil millones de dólares y que estos deben venir solo de fuentes privadas. Es así como los grandes empresarios y financistas apuestan a los dos caballos, entregando recursos a ellos para comprar sus posteriores acciones gubernamentales.

Por otra parte, para participar en los debates presidenciales el requisito previo es que los dos partidos lo acepten y esto solo sucedió cuando un megamillonario(Ros Perot en 1992) presentó una candidatura independiente y no tenía ninguna oportunidad de ganar. Para los demás, su participación está negada.

Así, puede parecer que el pueblo elige, pero las cartas ya están marcadas.

En pocas palabras, no hay democracia social y no hay democracia electoral. ¿Será que, con diferencias de forma, nuestro país se parece? Claro, uno y otro está pasando el capitalismo, periodo histórico que terminará por la acción de las clases trabajadoras, en Estados Unidos, el Ecuador y el mundo. Las elecciones, entre otras cosas, demuestran la ausencia de una verdadera democracia.

*  Académico y ex ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2020/11/03/estados-unidos-o-la-democracia-simulada/

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Sectarismo político y democracia

Por: Leonardo Díaz


Contra esta tendencia tiene que luchar la formación democrática, que debe ser una educación emocional, esto es, un entrenamiento sobre nuestros hábitos con el propósito de forjar una “segunda naturaleza” para forjar una convivencia social abierta, diversa y pacífica.

En mi pasado artículo “mentira, charlatanería y posverdad”, https://acento.com.do/opinion/mentira-charlataneria-y-posverdad-8876863.html relaciono la charlatanería y la posverdad con el retorno de los fundamentalismos políticos. Un ejemplo marcado de ello es la sociedad estadounidense, que desde hace décadas viene experimentando un preocupante proceso de radicalización del sectarismo político.

Los fundamentalismos han existido desde los inicios de la civilización humana, pero resulta alarmante cómo sociedades consolidadas como comunidades democráticas muestran prácticas autoritarias aparentemente superadas, alimentadas por líderes populistas y charlatanes, el efecto burbuja de las redes sociales y una atmósfera cultural afín caracterizada por la posverdad.

Las lecciones recientes del espectro político internacional indican que no estamos ante un fenómeno accidental o frente a una anomalía política de las sociedades abiertas.  En parte, porque los fundamentalismos tienen una base biológica y psicológica que los ha hecho constitutivos de la condición humana.

Evolucionamos siendo parte de clanes que combatían de modo violento contras otras tribus por tierras, alimento o supremacía. Y nuestra sobrevivencia está muy relacionada con la capacidad de nuestro cerebro para generar sesgos cognitivos que nada tienen que ver con adaptar nuestras creencias a una realidad independiente de nuestras apetencias y emociones, sino para reforzarlas como mecanismo de adaptabilidad y autoafirmación.

La cultura es la batalla permanente contra esas imposiciones de la biología y la psique. Por ello, resulta más natural la tendencia a desconocer las afirmaciones que contradicen lo que deseamos creer, así como la tendencia a percibir al integrante de otro grupo (étnico, religioso, ideológico) como una amenaza.

Contra esta tendencia tiene que luchar la formación democrática, que debe ser una educación emocional, esto es, un entrenamiento sobre nuestros hábitos con el propósito de forjar una “segunda naturaleza” para forjar una convivencia social abierta, diversa y pacífica.

Una educación de toda la vida, que implica la práctica diaria de la culttura democrática. La amenaza de los fundamentalismos y autoritarismos estará siempre latente, podrá emerger cíclicamente, ya sea con la elección de líderes políticos sectarios y autoritarios, o socavando las instituciones democráticas y el espacio público mediante un ejercicio cotidiano de negación dialógica.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/sectarismo-politico-y-democracia-8879630.html

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La complejidad de la relación maestro-alumno. Más allá de la viralización de videos y del reduccionismo psicologista.

 Arturo Barraza Macías


Introducción

A más de siete meses de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera como pandemia global los contagios generados por el COVID-19, y de que el Gobierno Mexicano declarara el confinamiento y suspensión de las actividades escolares, el sistema educativo nacional se debate entre las improvisaciones y pifias  de las autoridades educativas y el esfuerzo sostenido de algunos padres y maestros que buscan mantener vigente el proceso educativo de nuestros niños y jóvenes mexicanos.

En ese contexto, donde la realidad aumentada y los procesos educativos se encuentran imbricados, se han viralizado varios videos de alumnos de educación superior donde muestran a sus maestros siendo agresivos con ellos, humillando a algunos de ellos y agrediendo verbalmente a otros; y en este contexto no podían faltar los videos sobre propuestas indecorosas o comentarios discriminadores o sexistas.

¿Qué es lo que está pasando? ¿Lo impersonal de los medios de comunicación empleados han desinhibidos a los docentes o siempre han sido así y solo se están evidenciando con estas grabaciones?

Como estudioso del campo del estrés, y otros temas afines, puedo afirmar que la educación superior siempre ha manifestado estos problemas. Su presencia no es tan generalizada como algunos lo quisieran decir, pero su aparición tampoco es tan esporádica como otros quisieran verlo. La realidad en que en la mayoría de las instituciones de educación superior, aunque me atrevería a decir que con mayor fuerza en instituciones de carácter técnico, se presentan problemas en la relación maestro-alumno.

Desde el ámbito normalista no faltará la voz que afirme que esto se debe a la falta de una preparación pedagógica por parte de los docentes, sin embargo, el asunto no es tan sencillo. El docente y el alumno, como seres humanos. Inmiscuyen en su actuación toda su humanidad: sus motivaciones, sus expectativas, sus frustraciones, sus trastornos, sus habilidades, sus afectos, su carácter, su estructura de  personalidad,  sus creencias., etc.

Bajo este supuesto es que se puede afirmar que el acto educativo es el encuentro entre dos seres humanos, los cuales participan en ese encuentro como totalidades; no es un encuentro entre un sujeto exclusivamente cognoscente y su facilitador que centra su atención solamente en los procesos cognoscitivos de sus alumnos. No es un encuentro entre dos personas que dejan de lado su humanidad para trabajar solamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto habla de la complejidad de la relación maestro-alumno.

La evidencia empírica que muestra la complejidad de la relación maestro-alumno

Las investigaciones sobre los agentes educativos muestran la complejidad de la relación maestro-alumno que los teóricos y defensores del mal denominado constructivismo escolar quieren ocultar. En el caso de los alumnos se pueden encontrar estudios que muestran la prevalencia de altos niveles de ansiedad  (Bojórquez  & Moroyoqui, 2020) y la existencia de fronteras difusas entre el juego y la violencia, que determinan la interiorización de la violencia como una forma de diversión (Pacheco-Salazar, 2018). En el caso de los docentes los estudios reportan la presencia del síndrome de burnout y problemas de salud mental  (Marenco-Escuderos & Ávila-Toscano, 2016), así como un alto nivel de  riesgo cardiovascular (Morales, et al. 2018) y la presencia de elevadas exigencias psicológicas e insuficiente estima (Pujol-Cols & Arraigada, 2017).

Los aspectos ya mencionados son solamente ilustrativos y no agotan toda la gama de situaciones personales, relacionales e institucionales que se han indagado con relación a estos dos agentes educativos y que permiten que se sustente la idea de que la realidad escolar es algo más que solamente procesos de enseñanza aprendizaje. De todo lo que se ha indagado deseo centrar la atención en este momento en el aspecto relacional  maestro-alumno. En este rubro los alumnos reportan sentirse agobiados y agredidos física, verbal y psicológicamente por sus maestros (Rodríguez, Guevara & Viramontes, 2017); así mismo, indican que las acciones de violencia que realizan con mayor frecuencia sus docente son la humillación y las burlas (Fregoso, Vera, Duarte & Peña, 2019). Por su parte los docentes refieren que los estudiantes son sus principales agentes estresores, sobre todo en lo referido a las protestas y a la oposición a las reglas que debe utilizar el maestro para gestionar la clase (Aguilar & Mayorga, 2020).

Queda claro que la relación maestro-alumno para la adecuada gestión de una clase es un área de conflicto permanente. Tal parece que la planeación, organización y evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje es más complicada que la simple formulación de objetivos, la selección de estrategias enseñanza o la aplicación de rúbricas de evaluación.

Para analizar esta situación y ver lo que ocurre al interior de una clase me permito hacer un recuento ilustrativo de lo que pueden o no hacer un maestro y sus alumnos durante una clase. En ambos casos empiezo con lo positivo, “el deber ser”, para posteriormente plantear otras situaciones que también se presentan cotidianamente.

1.- Actividades docentes. Durante la clase el maestro:

  • Explica de manera didáctica el tema de la clase y logra que lo entiendan sus alumnos
  • Divaga sobre el tema de la clase intercalando anécdotas o chistes sin relación con el tema.
  • Pone a los alumnos a exponer y no corrige nada, ni realiza ningún aporte al respecto. Tampoco realiza una retroalimentación del tema expuesto por el equipo.
  • Humilla al alumno con problemas para entender o por sus características personales.
  • Siente rechazo por un alumno, su personalidad le desagrada, y aunque no logra entender el por qué, si le hace patente su rechazo.
  • Hace comentarios indecorosos a una alumna que le parece atractiva.
  • Responde sus llamadas personales.
  • Aprovecha la clase para quejarse y criticar a algún compañero o a la institución.
  • Llega acompañado de otros maestros y continúan su plática dentro del aula en el momento en que debería estar dando clases.
  • En lugar de explicar la clase se pone a hablar de sus problemas familiares o conyugales.
  • Utiliza la clase para hacer promoción del trabajo que realiza como profesionista independiente.
  • Prepara la clase de un grupo diferente.
  • Hace comentarios sexistas o discriminadores o cuenta chistes de mal gusto.

2.- Actividades de los alumnos. Durante la clase los alumnos:

  • Prestan atención a la clase y van comprendiendo las explicaciones del maestro.
  • Participan de manera correcta en las actividades que les asigna su maestro.
  • No prestan atención al maestro.
  • Empiezan a hacer bromas y chistes para llamar la atención de los compañeros hacia ellos.
  • Desafían, corporal y visualmente, al maestro por no estar de acuerdo con él.
  • Muestran, corporal o verbalmente, sus problemas para entender de qué se trata lo que el maestro les quiere explicar.
  • Se molestan porque ya entendieron lo que hay que hacer y les disgusta que haya otros alumnos que continúen preguntando al no entender lo que se ha dicho.
  • Aprovechan para ponerse los audífonos y empiezan a escuchar música de su celular mientras fingen que trabajan.
  • Consultan su estado de Facebook y le dan like a las publicaciones de sus amigos mientras simulan estar buscando información para la clase.
  • Le toman de manera discreta fotos o vídeos al maestro esperando hacer algún meme o gif con él.
  • Le lanzan una broma en doble sentido al maestro para ver cómo reacciona.
  • Aparentemente están concentrados en la exposición del maestro pero en realidad está pensando en otra cosa diferente.
  • Aprovechan la exposición del maestro para hacer la tarea de otra clase.

En este breve, pero ilustrativo recuento se puede observar la simultaneidad y diversidad de situaciones que se viven dentro del aula escolar. Como la mayoría son negativas no faltará quien empiece a negar su existencia o intentará justificarlas. Y ciertamente se pueden justificar algunas o varias de ellas: “que el maestro trabaja en tres escuelas con diez grupos y cuatro materias diferentes”, “que algunos alumnos trabajan para poder estudiar”. “que los maestros tienen problemas económicos o personales”, “que los alumnos son agredidos en su casa”, etc. etc.

Sin embargo, no es el objetivo del presente trabajo realizar un análisis maniqueista al respecto o hacer una apología de uno u otro agente educativo, sino presentar evidencia empírica con el fin de visibilizar el reduccionismo psicologista que priva en el discurso oficial de nuestro sistema educativo y mostrar en contraparte que la realidad educativa, en lo general, y la relación maestro-alumno, en lo particular, es más compleja de lo que se nos dice.

Fundamento teórico: ¿por qué es compleja la relación maestro-alumno?

Una vez que he planteado evidencia empírica  que muestra que la relación maestro-alumno no se circunscribe al proceso enseñanza-aprendizaje me permito traer a la discusión el texto clásico de Arredondo, Uribe y West (1979) para fundamentar el porqué de esta diversidad; estos autores mencionan que en la situación educativa concurren cuatro tipos de variables: individuales, del aprendizaje, contextuales e instrumentales.

Entre las variables individuales  se encuentran las características propias de los estudiantes y de los profesores; características que no se circunscriben exclusivamente a su esfera cognoscitiva. En el caso del alumno se podría mencionar como ejemplo un autoconcepto académico pobre  y en el caso de los docentes se puede citar como ejemplo un nivel de satisfacción laboral bajo.

Entre las variables del aprendizaje se encuentran las características referentes a la naturaleza, resultados y niveles  de los resultados del proceso de enseñanza. Por ejemplo cada asignatura plantea diferentes tipos de contenidos de aprendizaje: conceptuales, procedimentales o actitudinales, por lo que se espera logar en los alumno sería diferente en cada caso.

Entre las variables contextuales se pueden mencionar las características del entorno social y de las instituciones educativas. Por ejemplo la cultura o clima presentes en una institución.

Entre las variables instrumentales  se ubican las características de los métodos, técnicas y recursos didácticos. Por ejemplo el docente prefiere organizar al grupo para el trabajo individual, grupal o en equipos,

Estos cuatro tipos de variables concurren simultáneamente en un aula escolar e influyen en el proceso enseñanza-aprendizaje y en la relación maestro-alumno; algunas de ellas se presentan con mayor fuerza que otras pero al final todas están presentes. Y al estar presentes interactúan entre ellas dando resultados disímbolos y particulares para cada aula escolar, haciendo que la relación maestro-alumno sea compleja.

Conclusión

En conclusión, se puede afirmar que la relación maestro-alumno no se circunscribe a las actividades cognoscitivas propias del proceso enseñanza-aprendizaje, sino que aparecen otras múltiples y diversas actividades relacionales influidas por las variables individuales de los participantes y por las variables contextuales de su institución y del entorno social en que se enclava; así mismo esas actividades relacionales se ven influidas por las variables del aprendizaje e instrumentales que intentan configurar una situación educativa particular.

Bajo esta premisa se vuelve un imperativo que los docentes sean capacitados para una adecuada gestión de la clase que incluya, entre otras cosas, aspectos motivacionales, afectivos y, sobre todo, relacionales y no solamente se les forme en estrategias docentes o metodologías didácticas.


Referencias

Arredondo, Víctor Martiniano, Uribe, Marta y Wuest, Teresa (1979). Notas para un modelo de docencia. Perfiles Educativos, 3, 3-27. Recuperado de https://www.iisue.unam.mx/perfiles/articulo/1979-3-notas-para-un-modelo-de-docencia.pdf

Aguilar, Alexandra y Mayorga, Martín (2020). Relación entre estrés docente y síndrome de burnout en docentes de la zona 3 de Ecuador. Uniandes Episteme, 7(2), 265-278. Recuperado de http://45.238.216.13/ojs/index.php/EPISTEME/article/view/1599

Bojórquez , Cecilia, y Moroyoqui,, Shayuri ( 2020). Relación entre inteligencia emocional percibida y ansiedad en estudiantes universitarios. Revista ESPACIOS, 41(13). Recuperado de http://www.revistaespacios.com/a20v41n13/20411307.html

Fregoso, Daniel, Vera, José Ángel, Duarte, Karen Guadalupe y Peña, Martha Oliva. (2019). Validación y confiabilidad de una escala para medir violencia docente en Sonora, México. Pensamiento Psicológico, 17(2), 73-87. doi:10.11144/Javerianacali.PPSI17-2.vcem

Marenco-Escuderos, Alied Daniela, y Ávila-Toscano, José Hernando (2016). Burnout y problemas de salud mental en docentes: diferencias según características demográficas y sociolaborales. Psychologia. Avances de la disciplina, 10(1), 91-100. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/2972/297245905009.pdf

Morales, Juan, Matta, Hernán,  Fuentes-Rivera, José, Pérez, Rosa,  Suárez, Cesar, Alvines, Doris, y Carcausto, Wilfredo (2018). Exceso de peso y riesgo cardiometabólico en docentes de una universidad de Lima: oportunidad para construir entornos saludables. Educación Médica, 19(3), 256-262. doi:10.1016/j.edumed.2017.08.003

Pacheco-Salazar, Berenice (2018). Violencia escolar: la perspectiva de estudiantes y docentes. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 20(1), 112-121. Recuperado en 24 de octubre de 2020, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-40412018000100112&lng=es&tlng=es.

Pujol-Cols, L.ucas y Arraigada, Maraina (2017). Propiedades psicométricas del cuestionario de riesgos psicosociales COPSOQ-ISTAS 21 y aplicación en docentes universitarios argentinos. Cuadernos de Administración, 30(55), X-X.  Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/205/20555522001.pdf

Rodríguez, José Andrés, Guevara, Albertico, y Viramontes, Efrén. (2017). Síndrome de burnout en docentes. Revista de Investigación Educativa de la REDIECH, 8(14), 1-24. https://doi.org/10.33010/ie_rie_rediech.v8i14

Fuente:  https://profelandia.com/la-complejidad-de-la-relacion-maestro-alumno-mas-alla-de-la-viralizacion-de-videos-y-del-reduccionismo-psicologista/

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