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La educación frente a la pandemia

Por: Gilberto Guevara Niebla

 

La pandemia sacude a la sociedad. En educación, como en los demás problemas que plantea la pandemia, se necesita una acción unida y consensuada de los ciudadanos. Ésta será factible cuando el actual Ejecutivo actúe efectivamente como líder moral de la nación y convoque a todos los mexicanos a unirse, a cumplir las reglas sanitarias y a apoyar el trabajo del sector salud.

Su dimensión es global. Quienes sufren y mueren no son sólo los miembros de un partido, es todo el pueblo, la sociedad entera. México, todo, se está hundiendo en la crisis más grave que vive desde la Revolución Mexicana. En este contexto resulta anticlimático (por no decir mezquino) que el Presidente de la República conserve su actitud de beligerancia y descalificación ante quienes no comparten sus opiniones.

Esa belicosidad recurrente desmoraliza, no levanta sino deprime el ánimo colectivo. En educación se vive un desastre de dimensiones incalculables y el balance, desde todos los puntos de vista, es negativo: las escuelas han cerrado y no sabemos cuándo volverán a abrir; hay deserción de alumnos, clausura de escuelas privadas, quebrantos en negocios asociados a la educación como son papelerías y librerías, pérdidas en las finanzas de la educación pública, etc.

La pérdida histórica: una brecha de tamaño indeterminado (¿uno, dos años?) en la transmisión cultural de la sociedad mexicana. Esa pérdida es irreparable. Quienes piensan que tras el regreso a las escuelas se puedan crear programas compensatorios para cubrir esa brecha se equivocan.

Se justifica, claro, el esfuerzo que realizan las autoridades para hacer llegar a los hogares contenidos educativos a través de la televisión o de la red. Pero es difícil esperar mucho de esa acción. La televisión no va a substituir nunca a la escuela, imposible reemplazar a la relación personal maestro-alumno.

Nunca los maestros debemos olvidar que la educación es el (auto) aprendizaje realizado por el alumno. Ésta es la principal dificultad que enfrentan los métodos de educación a distancia que exigen del alumno dosis elevadas de atención, concentración, disciplina y perseverancia, tan elevadas que muchos alumnos fracasan en el empeño. Lo cual no debe llevarnos a perder la esperanza.

Creo que lo padres de familia están llamados en este momento a asumir un papel excepcional —y temporal— de maestros-substitutos: con dedicación y cariño, ellos pueden guiar a sus pequeños en el camino hacia el aprendizaje, de acuerdo a las circunstancias concretas. Está científicamente demostrado que el amor materno es el principal reforzador del aprendizaje.

La capacidad de respuesta del sistema educativo es muy desigual. La SEP hace un esfuerzo desde el centro, es imposible saber con exactitud cuál será el impacto de ese esfuerzo. A nivel de local, de comunidad, los maestros seguramente no siempre tienen la posibilidad de contactar a sus alumnos y sus esfuerzos por ayudarlos serán, por lo mismo, limitados.

En todo caso, el periodo de pandemia puede ser un tiempo que se puede aprovechar en formación docente. Formación más en métodos que en contenidos. No debemos perder la esperanza, pero hemos de mantenernos activos o proactivos, atentos a las oportunidades de aprender nuevas cosas en esta perpleja circunstancia.

Fuhttp: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-frente-a-la-pandemia/

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Indignación contra la estulticia de ciertos grupos de la población brasilera

Por: Leonardo Boff

Cuatro sombras oscuras se abaten sobre un país solar que nunca pudieron ser disipadas por nuestra conciencia e inconsciencia colectivas:

La sombra del genocidio de los pueblos originarios, los primeros dueños de estas tierras. De seis millones que eran, quedaron solamente un millón, la mayoría por no poder soportar el trabajo esclavo o por las enfermedades de los invasores contra las cuales no tenían ni tienen hoy inmunidad.

La sombra de la colonización que ha saqueado nuestras tierras y nuestras selvas y nos ha hecho dependientes siempre de alguien de fuera, impidió forjar nuestro propio destino.

La sombra de la esclavitud, nuestra mayor vergüenza nacional, por haber convertido a la gente traída de África en esclavos y carbón para ser consumidos en los ingenios azucareros. Nunca vistos como personas e hijos e hijas de Dios sino como “piezas” para ser compradas y vendidas, construyeron casi todo en este país. Y hoy en día, considerados perezosos y con frecuencia encarcelados, constituyen más de la mitad de nuestra población, arrojados a las periferias. Soportan el odio y el desprecio que antes se imponía a sus hermanos y hermanas de la Senzala y que ahora se les transfiere con violencia, como lo demuestra el sociólogo Jessé Souza (A elite do atraso: da escravidão à Lava Jato, 2007, p.67), hasta que pierden su sentido de dignidad.

La sombra de las élites atrasadas que siempre han ocupado el estado frágil, usándolo para su beneficio. Nunca forjaron un proyecto de nación que incluyera a todos, sino, con las artes perversas de reconciliación entre los ricos, un proyecto solo para ellos. No bastaba con despreciar a los marginados, sino que había que molerlos a palos por si se levantaban, como ocurrió varias veces en su heroica historia de resistencia y rebelión.

Cuando un superviviente de esta tribulación, a través de caminos de piedras y abismos, se convirtió en presidente e hizo algo para sus hermanos y hermanas, pronto crearon las condiciones perversas para destruir su liderazgo, excluirlo de la vida pública, y finalmente bajarlos del poder a él y a su sucesora. Esta sombra ha adquirido los contornos de una “tormenta procelosa y nocturna sombra” (Camões), bajo el actual gobierno que no ama la vida, pero exalta la tortura, alaba a los dictadores, predica el odio y deja al pueblo a su suerte, atacado letalmente por un virus, contra el que no tiene ningún plan de rescate e, inhumano, se muestra incapaz de cualquier gesto de solidaridad.

Estas sombras, por ser una expresión de deshumanización, anidaron en el alma de los brasileños y rara vez pudieron conocer la luz. Ahora se han creado las condiciones ideológicas y políticas para ser lanzadas al aire como las lavas de un volcán, hechas de ofensa, de violencia social generalizada, de discriminación, ira y odio de grandes porciones de la población. Sería injusto culparlas a ellas. Las élites del atraso se han internalizado en sus mentes y corazones para hacerlas sentirse culpables de su destino y así acabar haciendo suyo el proyecto de aquellas, que, en realidad, va en su contra. Lo peor que puede suceder es que el oprimido internalice al opresor con un engañoso proyecto de bienestar, que le será negado siempre.

Sérgio Buarque de Holanda en su conocido libro Las raíces de Brasil (1936) difundió una expresión, malinterpretada en beneficio de los poderosos, de que el brasileño es “un ser cordial” por la llaneza de su trato. Pero tenía un ojo observador y crítico como para añadir a continuación que “sería un error suponer que esta virtud de la cordialidad puede significar buenas maneras y civismo” (p. 106-107), pues “la enemistad puede ser tan cordial como la amistad, ya que ambas nacen del corazón” (p. 107, nota 157).

En el momento actual, lo “cordial del incivismo” brasilero irrumpe del corazón, mostrando su perversa forma de ofensa, calumnia, palabras gruesas, noticias falsas, mentiras directas, ataques violentos a los negros, los pobres, los quilombolas, los indígenas, las mujeres, a los políticos de oposición LGBT, hechos enemigos y no adversarios. Ha estallado, violenta, una política oficial, ultraconservadora, intolerante, de connotaciones fascistoides. Los medios de comunicación social sirven de arma para todo tipo de ataques, desinformación y mentiras que muestran espíritus vengativos, mezquinos e incluso malvados. Todo esto forma parte de la otra cara de la “cordialidad” brasilera, hoy en día expuesta a la luz del sol y a la abominación mundial.

El ejemplo viene del propio gobierno y de sus seguidores fanáticos. De un presidente se esperarían virtudes cívicas, y el testimonio personal de valores humanos que uno quisiera ver realizados en sus ciudadanos. Por el contrario, su discurso está lleno de odio, desprecio, mentiras y vulgaridad en la comunicación. Es tan inculto y estrecho de miras que ataca lo que es más preciado para una civilización, que es su cultura, su saber, su ciencia, su educación, las habilidades de su pueblo y el cuidado de su salud y de la riqueza ecológica nacional.

Nunca en los últimos cincuenta años se ha apoderado de ningún país una barbarie tan grande como en Brasil, acercándolo al nazismo alemán e italiano. Estamos expuestos a la irrisión mundial, convertidos en un país paria, negador de lo que es el consenso entre los pueblos. La degradación ha llegado al punto en que, el jefe de estado, realiza el humillante rito de vasallaje y sumisión, al presidente más extraño y “estúpido” (P. Krugman) de toda la historia norteamericana.

Nuestra democracia ha sido siempre de baja intensidad. Hoy en día se ha convertido en una farsa, porque no se respeta la constitución, se pisotean las leyes y las instituciones sólo funcionan cuando los intereses de las empresas están amenazados. La propia justicia se hace cómplice ante las clamorosas injusticias sociales y ecológicas, como la expulsión de 450 familias que ocupaban una hacienda abandonada, transformándola en un gran productor de alimentos orgánicos; saca a la fuerza a los niños aferrados a sus cuadernos y destroza sus escuelas; tolera la deforestación y las quemas del Pantanal y de la selva amazónica y el riesgo de genocidio de naciones indígenas enteras, indefensas ante la Covid-19.

Es humillante ver que las más altas autoridades no tienen el valor patriótico de dirigir, dentro del marco legal, la remoción o el impeachment de un presidente que muestra signos inequívocos de incapacidad política, ética y psicológica para presidir una nación de las proporciones de Brasil. Se puede hacer amenazas directas de cerrar el más alto tribunal, hacer declaraciones de volver al régimen de excepción con la represión estatal que ello implica, y no pasa nada, por razones arcanas.

La oposición, duramente difamada y vigilada, no consiguen crear un frente común para oponerse a la insensatez del poder actual.

No se debe culpar al pueblo de la degradación de las relaciones sociales, especialmente entre la gente sencilla, sino a las clases oligárquicas atrasadas que han logrado internalizar en él sus prejuicios y su visión oscurantista del mundo. Estas clases nunca han permitido que arraigase aquí un capitalismo civilizado, lo mantienen como uno de los más salvajes del mundo, ya que cuenta con el apoyo de los poderes estatales, legales, mediáticos y policiales para derribar cualquier oposición organizada. La “racionalidad económica” se revela descaradamente irracional debido a los efectos perversos sobre los más desvalidos y sobre las políticas sociales dirigidas a los que más sufren socialmente.

Este es un texto indignado. Hay momentos en que el intelectual se obliga, por razones de la ética y la dignidad de su oficio, a dejar el lugar del saber académico y venir a la plaza a expresar su ira sagrada. Para todo hay límites soportables. Aquí superamos todo lo que es soportable, sensato, humano y mínimamente racional. Es la barbarie instituida como política de Estado, envenenando las mentes y los corazones de muchos con odios y rechazos, que lleva a la frustración y a la depresión de millones de compatriotas, en un contexto de los más atroces, que nos ha arrebatado por el virus invisible a más de cien mil seres queridos. Guardar silencio sería rendirse a la razón cínica que, insensible, es testigo del desastre nacional. Se puede perder todo menos la dignidad del rechazo, de la acusación y de la rebeldía cordial e intelectual

Fuente:  http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=100

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Nostalgia de las Rutinas Escolares

 Juan Carlos Miranda Arroyo

 

I

Por las mañanas, lo primero, firmar el cuaderno de asistencia. De prisa. Había que llegar antes que los estudiantes no sólo porque ese era el compromiso y la responsabilidad de las y los docentes, sino porque los salones debían abrirse por cuestiones prácticas: Para apoyar a los y las estudiantes que llegaban temprano, quienes colocaban sus mochilas en sus lugares personalizados, sobre o a un lado de los mesabancos. Esa era parte de la rutina inicial al arribar a la escuela. Luego, esos estudiantes se salían al patio a platicar o a jugar con sus compañeros y compañeras, o a correr libremente por todos lados.

Cómo nos dan nostalgia esas rutinas que hoy no podemos realizar, ni vivir, debido a la emergencia sanitaria. “Quédate en casa” dice la autoridad sanitaria. No sabemos bien a bien lo que viene. Hay incertidumbre con aderezo de angustia. Sin embargo, lo único cierto es que “Aprende en la escuela II” estará al alcance de nuestros alumnos con sólo apretar un botón.

II

Después de que sonaba la chicharra (algunas veces les poníamos música), se escuchaban gritos por todos lados; el pequeño gran mundo escolar corría para integrarse a la formación. ¿Qué escuela no ha vivido eso todos los días? Son rutinas, como lo diría el profesor Philip W. Jackson, que no se ven ni se perciben en otros espacios sociales: olores a lápices, termos con agua de limón y tortas de huevo; los aromas singulares de los sanitarios; los sonidos de los sacapuntas o de alguien que arranca una hoja del cuaderno… cuando el grupo completo volteaba a ver quién había sido.

Escenas conocidas para todos, que se vivían los días, mañanas o tardes, en la escuela, pero que se detuvieron a partir de marzo pasado, cuando los relojes escolares detuvieron su marcha. Y nuestros planteles se quedaron vacíos, sin sonidos ni olores propios. Sin el murmullo característico de los recreos de media hora. Días sin poder ir a la tiendita escolar por un vasito de pepinos. Han pasado cinco meses, casi seis, sin clases, y las nostalgias se nos vienen encima como olas gigantes. Llueve. Es verano medio; es temporada de huracanes.

III

Pero las nostalgias no duelen, sólo causan sonrisas leves. Las y los niños, como las y los docentes nos preguntamos ¿Cuándo terminará esta terrible pandemia? ¿Cuándo se podrá controlar a este virus, que sólo ha traído tristeza? ¿Qué día regresaremos a clases en nuestros espacios cotidianos? ¿Cuándo llegará el fin de esta epidemia de la desmovilización, del confinamiento y de la angustia reprimida? Ojalá que un día lleguen las vacunas. Estaríamos listos para hacer la formación, como cuando nos ponían la vacuna contra el sarampión o la viruela; también listos para salir corriendo y gritar a los cuatro vientos que ya dominamos al virus. Nostalgias del futuro.

IV

Varios años antes de la crisis sanitaria, habíamos planeado que nuestros estudiantes de sexto grado de Primaria vivieran una inducción escolar previa a ingresar a la secundaria, con el esquema de materias a estudiar por separado. Decidimos entonces que las asignaturas serían impartidas por diferentes profesores o profesoras. Uno, español y ciencias naturales; otra, Geografía e Historia. Yo elegí Matemáticas, que había sido el campo donde me había preparado en el posgrado. Los profesores de educación física y de apoyo en tareas (este último contratado con el apoyo financiero de las familias), ya trabajaban desde antes por su cuenta. El esquema funcionó bien. Las rutinas de cambio de docentes y de materias fueron formativas. Nos dimos cuenta que la planeación colectiva de las actividades docentes, tiene sus frutos. Más tarde supimos que nuestros estudiantes se adaptaron con más facilidad a las rutinas escolares a las cuales se integraron en la secundaria.

El acompañamiento personal por asignatura permite identificar los avances de cada estudiante. Adicionalmente, aplicamos el modelo de tutorías entre estudiantes. Recuerdo un ejercicio sensacional que consistía en jugar el cuadro de 4 por 4 (es el famoso cuadrito de 15 números y un espacio vacío, que venden en los mercados municipales o de la colonia), pero con una variante: lo hacíamos con papelitos recortados y números pintados. La resolución debía hacerse sin levantar los papelitos. Regla de oro. En un primer momento, el procedimiento y las rutinas de actuación se hacían entre el docente y los alumnos; luego, los estudiantes de sexto grado se convertían en los tutores de compañeros de quinto grado con la misma actividad.

V

Los recreos, las ceremonias cívicas, los eventos sociales son inspiración de las nostalgias. La organización de tareas en equipos. La planeación y realización del periódico mural. Las jornadas para asear la escuela o para arreglar las jardineras. La preparación de coloridas maquetas. Las campañas de higiene escolar a través de cartulinas. La construcción de un teatro en el salón de usos múltiples o la inauguración de las colecciones de piedras o rocas; de insectos de la región; de hojas de árboles cercanos a la escuela. Recordamos los torneos de fút en el patio y las retadoras entre los equipos mixtos de estudiantes de los últimos grados de la escuela. O los partiditos de tres contra tres de básquet. Así son los días escolares. Interminables. Pasajeros. Las repeticiones de actividades, monótonas o creativas, disruptivas, son la esencia de la vida cotidiana en las aulas. Que al final de todo son las rutinas de la vida.

Fuente: https://profelandia.com/nostalgia-de-las-rutinas-escolares/

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Argentina: frenar la reforma judicial, a cualquier precio

Por: Atilio A. Boron

 

Asombra constatar la actitud de muchos observadores de la vida política argentina así como de buena parte de la gente del común cuando dicen no entender las razones por las cuales la clase dominante y su expresión política (el macrismo, en cualesquiera de sus variantes o re-encarnaciones), la oligarquía mediática y el grueso de la magistratura se oponen frontalmente a la reforma judicial. ¡Cómo puede ser, si es evidente que la Justicia no está funcionando adecuadamente en este país! ¿Cómo oponerse a su reforma, para mejorarla y ofrecer las garantías del debido proceso a toda la población? Hundiendo un poco el escalpelo en la gruesa capa de la retórica leguleya y pseudoconstitucionalista empleada por sus opositores lo cierto es que para la clase dominante y sus aliados en los medios y en el Poder Judicial la justicia está funcionando muy bien. Ha servido de protección y de cobertura para asegurar la impunidad de muchos delitos y crímenes; negociados escandalosos y fraudes monumentales en contra del fisco (como el de Vicentin en fechas recientes) que contaron con el silencio o la pasividad cómplice de los oligopolios mediáticos de Clarín y La Nación  y sus opinólogos. ¿Por qué razón los beneficiarios de esta escandalosa corrupción de la Justicia podrían apoyar una reforma que ponga fin a sus tropelías? Se comprende que guiados por sus intereses su conducta racional sea oponerse por todos los medios a la reforma, evitar que el tema se ventile ante la opinión pública y procurar por los muchísimos medios de “confusión de masas” de que disponen suscitar una respuesta negativa de la población ante la iniciativa reformista.

Los problemas del Poder Judicial en la Argentina son apabullantes. La causa del atentado a la AMIA tiene 26 años y aún está a la espera de una sentencia definitiva. La causa ACINDAR, que investiga delitos económicos, lleva diez años encajonada en los recintos del Poder Judicial sin que pase a Juicio Oral. La causa Correo Argentino (que, como sabemos, involucra a la familia del ex presidente) “tramita” sosegadamente  en los tribunales hace ya 19 años La mayoría de las personas detenidas y encarceladas lo están sin sentencia firme. El caso escandaloso de Milagro Sala, más de mil días privada de su libertad, es el más conocido pero está lejos de ser la única presa política o persona que sufre una prisión preventiva en nuestro país. En cambio, la causa de “la noche del Apagón” que incrimina de modo irrefutable a Carlos Pedro Blaquier y su socio Alberto Lemos, dueños del jujeño Ingenio Ledesma en Jujuy y que produjo la desaparición de 38 personas dormita  en los escritorios de la Corte Suprema  hace ya cuatro años. El listado de violaciones al Estado de Derecho en la Argentina sería interminable.  El caso de los Panamá Papers que involucraba al presidente en ejercicio, Mauricio Macri, fue escamoteado ante los ojos de la opinión pública por una alianza corrupta entre el Poder Judicial, la “prensa independiente” y parte de la dirigencia política. Lo mismo con la anomalía de un presidente como Macri que asume su función a pesar de estar procesado por la Justicia, que rápidamente enmendó ese “error”. O que intentó designar a dos jueces de la Suprema Corte por decreto, sin que hubiese un clamor de los miembros del Poder Judicial ante semejante atropello. Sólo la indignación de la opinión pública pudo obligar al presidente a revertir su decisión y avanzar por la vía constitucional enviando sendos pliegos al Senado de la Nación. Pero lo curioso del caso no es que allí finalmente se hayan aprobado las designaciones sino que los candidatos –Carlos Rosenkrantz y Carlos Rosatti- consintieran, para su perpetuo deshonor, que el presidente actuara de forma abiertamente contraria a los preceptos constitucionales.

La justicia argentina adolece de un pecado original: en los inicios de la transición democrática se decidió convalidar a los nombramientos efectuados en la Justicia Federal y Nacional por la dictadura cívico-militar. Según el constitucionalista Eduardo Barcesat cerca del 90 por ciento de jueces y fiscales designados durante la dictadura fueron ratificados en sus cargos por el jaqueado gobierno de Raúl Alfonsín.[1] Barcesat señala que fue esta insalubre continuidad del personal que administra la justicia en la Argentina la que permitió frenar “la vigencia de la Ley de Medios Audiovisuales, la que ha resistido en lo posible el enjuiciamiento de las responsabilidades del terrorismo de Estado, que ha violentado las normas y protocolos respecto a la violencia de género y el aborto no punible … y que jamás tuvo una palabra en defensa, ni de las instituciones  ni de los derechos humanos.”

La oposición a cualquier reforma que atenúe, ni hablemos de suprimir definitivamente, atenúe decíamos los nefastas alcances del “lawfare” será por lo tanto absolutamente intransigente. Para ello sembrarán mentiras a diestra y siniestra. Como por ejemplo decir que la reforma está hecha “a medida” de Cristina Fernández cuando ninguna de sus provisiones contempla la posibilidad de remover al personal del Poder Judicial que entiende en sus causas. Así lo afirma Horacio Verbitsky cuando asegura que “la palabra presidencial y el texto del proyecto no dejan dudas respecto de la continuidad de todas las causas ya iniciadas ante los mismos jueces que las tienen ahora, con lo cual ningún alivio podría esperar Cristina de esa reforma.”[2] Esa continuidad está también garantizada para quienes entienden en las múltiples causas de la megacorrupción del macrismo, y en la cual sobresale la “Mesa Judicial”, tal vez la más bochornosa violación de la separación de poderes que conozca la historia argentina. Sin embargo, esta aberración que hizo que Juan B. Alberdi se revolviese en su tumba, pasó desapercibida para los sedicentes campeones (y campeonas) del republicanismo argentino. Y aquélla es apenas la punta del iceberg de la corrupción de la Justicia. Recordemos que utilizaron jueces y fiscales para hacer operaciones políticas y “apretar” a opositores con amenazas de encarcelamiento, todo con el apoyo logístico de los servicios de inteligencia, la complicidad de los grandes medios y de los autoproclamados “custodios de la república”.

Por eso quienes se benefician de esta situación de la Justicia, cuyo jefe imitó al Emérito Rey de España y se ausentó del país, están desesperados por frenar el avance de la Reforma Judicial. Una reforma que es un paso importante aunque, a mi modo de ver, todavía insuficiente. Pero es un avance, entraña una mejoría. Por eso la respuesta de los “defensores de la república” no es discutirla sino abortarla. No sólo eso: el “triángulo de las Bermudas” en el cual puede naufragar la democracia argentina y que está compuesto por jueces y fiscales corruptos, medios corruptos y la derecha corrupta ya se ha puesto marcha en una ofensiva multidimensional cuyo objetivo de máxima va más allá de detener el tratamiento de la reforma sino provocar el derrumbe del gobierno de Alberto Fernández. Sólo espíritus de una gran ingenuidad pueden ignorar esta ominosa realidad. La “guerra híbrida” de amplio espectro tiene en los medios su artillería de vanguardia para debilitar las defensas enemigas y ganar el favor de un sector de la opinión pública. Los descerebrados que desafiaron el Covid-19 este 17 de Agosto, infectándose entre ellos pero diseminando el contagio en proporciones que en pocos días más podremos calibrar, demuestra que hay una población predispuesta a creer cualquier mentira que refuerce su odio visceral al peronismo y a todo lo que huela a izquierda, progresismo o populismo. Y que hay un liderazgo de la derecha capaz de instigar conductas criminales como las del 17-A que podrán causar la muerte de muchas personas. Pero estos daños colaterales están en los cálculos de la derecha. Son inevitables si se quiere mantener el imperio de la impunidad para la hoy acéfala camarilla que gobernó entre 2015 y 2019. Tal objetivo requiere pisotear toda norma o escrúpulo moral que se interponga ante su claro designio y ante su proclamado proyecto de recuperar el gobierno a cualquier costo. No van a esperar hasta las próximas elecciones y apelarán a la violencia. Esta no sólo es física sino que se manifiesta de muchas formas: verbal, en las pancartas, o en los titulares y zócalos de los medios, o la violencia que exuda en los supuestos análisis de embusteros disfrazados de periodistas, o en la extensa serie de notas “humorísticas” que no sólo se mofan o insultan al presidente sino que degradan la propia investidura del jefe de estado. Pero para los adoradores y beneficiarios de los privilegios que otorga el mercado el desprestigio de la presidencia o de la jefatura del Estado es irrelevante. En suma: esta coalición no va a esperar hasta las próximas elecciones. No cree, nunca creyó, en las elecciones de la democracia. Y eso exige que el gobierno y el Frente de Todos tomen conciencia que se les ha declarado la guerra. Guerra no convencional, “guerra híbrida”, de “quinta generación”, como quieran llamarla,  pero guerra al fin. Desconocer esta triste realidad o confiar en el apaciguamiento de los revoltosos mediante el diálogo es una peligrosa ilusión,  que desemboca fatalmente en el suicidio político.

 

[1]  Cf. Eduardo Barcesat, “Sobre la necesidad de una reforma judicial en nuestro país”, en Revista del CCC/ Primera Época, Nº 18, Mayo-Agosto 2013. Accesible en:  https://www.centrocultural.coop/revista/18/sobre-la-necesidad-de-una-reforma-judicial-en-nuestro-pais

[2] En “Los locos del martillo”, en El Cohete a la Luna, 2 de Agosto del 2020, accesible en https://www.elcohetealaluna.com/los-locos-del-martillo/

Fuente e imagen:  https://atilioboron.com.ar/argentina-frenar-la-reforma-judicial-a-cualquier-precio/

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Como un enorme elefante blanco

 Por: Ilka Oliva Corado

 

Lleva apareciendo en mi televisor varias semanas, pero me hago la desentendida y busco películas por otro lugar, es un documental sobre la violencia que vivieron las comunidades indígenas en Guatemala en el tiempo de dictadura. Qué fácil poder cambiar de canal o fingir que una imagen no está en la pantalla de un televisor. Más de 200 mil desaparecidos, dice en letras grandes, pero yo no lo quiero ver, no ahora que estoy relajándome viendo documentales sobre cultura, gastronomía y cualquier otra cosa menos sobre lo que duele. Qué fácil, insisto, poder cambiar de canal y fingir que esa imagen no existe, por lo menos momentáneamente.

Decir, hoy no quiero ver tal cosa, poder elegir. Pero esas miles de familias que vivieron la violencia por parte del Estado en Guatemala no tuvieron opción de nada, fueron masacradas, torturadas, desaparecidas. ¿Cuántos fueron en realidad? Oficialmente acaso 200 mil, pero  cuántos fueron.  ¿A cuántas niñas, adolescentes y mujeres violaron?, ¿cuántas quedaron embarazadas de esa violación?, ¿qué fue de ellas?, ¿qué fue de todas esas familias que salieron al exilio, huyendo? Dejaron en el camino todo, muchas dejaron hijos, cónyuges, padres, hermanos desaparecidos, asesinados. Muchas nunca lograron el retorno y estas personas murieron en el exilio, no solamente lejos de su tierra, pero lejos de la justicia, una justicia que aún no llega.

200 mil, en letras grandes y yo cambio de canal. ¿Cómo le hicieron para sobrevivir todos estos años? Me refiero al dolor, al estigma, a la pérdida, con el delirio, con las ganas de gritar en una sociedad racista, clasista y haragana que se niega  a pronunciar  siquiera la palabra genocidio mucho menos a reconocerlo. A reconocer que en Guatemala hubo crímenes de lesa humanidad. Y el tiempo sigue pasando y la memoria histórica se empolva cada día más, abandonada, solitaria, despojada en el olvido colectivo. Porque nos empeñamos en hablar del presente sin atrevernos a pronunciar los nombres de los desaparecidos, sin hablar de justicia, sin leer de historia, sin devolver lo robado. Sí, sin hacer como sociedad que los que se robaron devuelvan lo que les quitaron a tantas comunidades que hasta el día de hoy siguen peregrinando porque las arrancaron de sus tierras. Tierras que hoy tienen las grandes franquicias de la estafa en contubernio con un Estado opresor, con la misma tiranía de siempre.

Cómo fue la vida de aquellos jóvenes que hoy son abuelos, el hilo emocional que traspasaron a las generaciones de hijos y nietos. Es fácil olvidar lo que nos cuestiona y encara como sociedad, tan fácil como cambiar de canal en un televisor. Pretender es lo más común, fingir que nada pasó, que otros fueron los culpables y que lo mejor será borrón y cuenta nueva. ¿Y los niños que desapareció el Estado en los tiempos de dictadura? ¿Cómo han vivido todos estos años, qué fue de ellos, de sus familias de sangre? La ausencia, el vacío, la búsqueda, la frustración, el dolor, la insistencia o la resignación. 200 mil, por decir un número pero, ¿y las fosas clandestinas? ¿Los que andan hoy en los 40 años viviendo en algún lugar del mundo con un apellido distinto, en otras familias, tendrán pesadillas o les habla el inconsciente acerca de un pasado en otro lugar, con otras personas? ¿Y los padres que perdieron a sus hijos?, ¿cómo vivieron todos estos años? ¿Los que sobrevivieron a las torturas? 200 mil, y cambio de canal.

Y la justicia ausente y la impunidad perversa. Retrocedemos en cada elección presidencial, siempre le apostamos al más ruin porque nos representa a cabalidad, al más machista, al más racista, al más clasista, al más pedante, al más estafador y lo aplaudimos porque es un espejo donde nos reflejamos. Porque no nos importa lo que les pasó a los otros, lo que viven los otros: los ultrajados, empobrecidos, excluidos que obligamos a emigrar. 200 mil hace 40 años pero vemos que hoy en día, grupos armados  que son enviados por las oligarquías se roban las tierras de poblaciones completas, entran a comunidades y les queman sus casas, sus siembras y los sacan de sus tierras como en los tiempos de aquella otra dictadura y no miramos pero ni soslayo para allá. Mejor cambiamos de canal, de página, de red social. Porque es mejor fingir, no ver, no saber, que hacer algo al respecto.

Por eso hundimos cada día más a Guatemala, porque permitimos con nuestra pasividad y desmemoria que los ruines hagan y deshagan con los más vulnerados. Podremos cambiar de canal, no ver documentales, no leer los libros que cuentan los testimonios o verlos, leerlos y ya cambiar de hoja, ignorar a los sobrevivientes aunque vivan en la casa siguiente, o limpien nuestras casas,  encerrarnos en nuestra pequeña y mísera burbuja de comodidad pero eso no elimina la realidad ni el pasado; estamos caminando sobre huesos de masacrados en las innumerables fosas clandestinas que hay a lo largo y ancho del país. Y esos huesos hablan, son la memoria histórica que aunque nos neguemos a ocultar está ahí como un enorme elefante blanco.

Y muy a pesar nuestro, de nuestra desidia, de cuando en cuando se producen encuentros entre familiares que la dictadura separó, muchos cuando apenas eran unos niños. Cada abrazo entre hermanos, entre padres e hijos, entre abuelos y nietos que tenían 40 años de no verse, de darse por muertos, es un triunfo de la vida ante la opresión, ante la injusticia, ante la desmemoria colectiva. Cada encuentro es  un botón  de la esperanza que nos dice que no importa qué tan poderosa sea la impunidad, siempre la honra de la vida florecerá.

Así nos lo mostró el reciente reencuentro entre las hermanas Teresa Pérez Ramos  y Teresa Pérez Rodríguez que después de 38 años separadas se volvieron a ver. La señora Teresa Pérez Rodríguez desapareció durante la dictadura cuando apenas tenía 9 años. El reencuentro se produjo en el departamento del Quiché, en el municipio de Chajul el 5 de agosto de 2020. El departamento de Quiché fue uno con los que más se ensañó el Estado en tiempos de dictadura, la mayor parte de su población es indígena. Este reencuentro debería tener a Guatemala entera brincando de felicidad.

Fuente e imagen: https://cronicasdeunainquilina.com

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Arrebatados del saber

Por: Daliri Oropeza

 

Las personas amestizadas tienen que reflexionar que, al discriminar, racializar, invisibilizar o humillar, reproducen una imposición que les arrebató también la posibilidad de acceder a la cosmoexistencia, el territorio cognitivo y los saberes y prácticas de los pueblos indígenas, los afromexicanos  y las culturas marginalizadas

Enredado en la lengua de los abuelos
Y así comenzó
a colectar semillas
a colectar palabras
a exprimir experiencia
de los grandes tíos
Y tuvo clara su tarea
para hacer en el mundo
tendría que ser un sembrador
al rescate de la vieja lengua
Fragmento de Sembrador de palabras, TíoBad
por Majloc Demon 

En esta pandemia, escuchamos y vemos en redes sociodigitales protestas antirracistas en ciudades tan distintas como Nueva York y Guadalajara. En ellas, multitudes enardecidas derrumban estatuas de conquistadores y traficantes de esclavos. Ajustan cuentas simbólicamente con quienes los han agraviado. George Floyd, Domingo Choc y Giovanni López, los personajes asesinados que motivan esta ola de indignación, son más que víctimas. Son expresión de los privilegios que solo tienen algunos en la sociedad.

La premisa de este breve ensayo en forma de postal es que a las personas “mestizas”* también nos arrebataron el derecho a las lenguas indígenas, prohibiéndolo primeramente a las personas originarias de los territorios a donde llegaron a invadir (y a os blancos ni se diga). ¿Se imaginan hablar en náhuatl en un mercado en pleno Valle de México? Esta premisa es parte de una tesis.

Resalto el modo de ver las lenguas indígenas como las propone la lingüista Yásnaya Elena Aguilar: son un territorio cognitivo. Desde esta punto de partida se puede entender que hay todo un sistema complejo de conocimientos que se expresan a través del modo de comunicar. Un entramado de saberes, acciones y referentes. Sin embargo, todas las lenguas indígenas en México están en riesgo de desaparición.

Es bien sabido que en la actualidad la principal causa para silenciar una lengua es la discriminación. Así ha sido desde la colonización, la evangelización, el proyecto de nación, el sistema mundo con el capitalismo neoliberal. Todas son imposiciones de un modo de ser en el mundo. Todos somos, en distintos grados dependiendo del privilegio, víctimas de la racialización.

Los territorios cognitivos se ocultaron para subsistir. Las personas negaron saberlos, los prohibieron, los dejaron de transmitir… O se las ingeniaron para transmitirlos de modos que no fueran visibles. Desde rituales hasta formas  de comunicación, curación, comercio, vestimenta y organización. Esos saberes se ausentaron ante la visión hegemónica en turno. Yásnaya lo describe:

“La lucha por la vitalidad de nuestras lenguas está también en la primera línea de la lucha por nuestra existencia como pueblos, por nuestros derechos y por nuestra autonomía (…) Una parte importante del proceso racista de amestizamiento implementado por el Estado mexicano implicó arrebatarnos la lengua y luchar por ella tiene una capacidad subversiva potente. Donde el Estado ha dicho “no hables más tu lengua” nosotros podemos decir lo contrario y que cada palabra en ayuujk, en zapoteco o en zoque sea un rotundo NO a las políticas lingüicidas”.

Las personas desindigenizadas, amestizadas, blancas civilizadas, que han normalizado solo hablar español (o inglés), y aceptado que la publicidad solo muestre un fenotipo de persona, y se han acostumbrado a que no hay otro lugar para habitar más que la ciudad, dan por sentado que solo hay un modo de vivir. Una ceguera así abre más las brechas.

Pero, más allá de culpar a las personas desindigenizadas, amestizadas, blancas civilizadas, o denunciar que se esconden en sus privilegios, quisiera invitarles a meditar en las posibilidades de acceder a conocimientos, idiomas o modos de ver los mundos que se han perdido.

Conocen en parte ese mundo porque han visitado las ruinas de civilizaciones Mayas, Mexicas, Tutunacus, Yaquis. Han visto pirámides colosales. Han disfrutado las danzas, los otros calendarios. Muchos de estos vestigios los tienen en pinturas al óleo colgadas en las paredes de sus apartamentos. Se saben su signo maya o su nahual. Han visto a sus abuelas curarse con plantas.

Tiene que haber un despertar de la escucha de las lenguas indígenas, para que su vitalidad se convierta en punto de quiebre para una comprensión profunda de la existencia que compartimos. Esta escucha tiene que estar ligada con la apreciación de tradiciones, rituales, sanaciones que guardan los pueblos indígenas o afromestizos en México.

Estas inquietudes están relacionadas con la curiosidad de querer saber qué dicen quienes se expresan en esa lengua. Esto puede revertir la normalización de la monolengua-monoescucha en la que vivimos. Después de todo, a las personas mestizas también nos arrebataron el derecho a las lenguas indígenas. El estigma es del portador. Pero el saber está vivo en cada persona que hable una lengua indígena.

Para poder revertir de algún modo su desplazamiento, todas las personas estamos obligadas a aprender la lengua indígena más cercana a nuestra geografía. Hay propuestas no tan descabelladas de artistas como Antonio Gritón que proponen hacer obligatoria la materia de náhuatl en el sistema escolar de la Ciudad de México. Tal vez así comprendamos más de nosotros mismos.

Hay que dejar abierto el tema para el diálogo. Hay que activar la escucha  entre quienes deseamos dejar de ejercer el racismo, la discriminación y el clasismo. Busquemos nuevos referentes.

Fuente: https://piedepagina.mx/arrebatados-del-saber/
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Foro Social Mundial, ¿un espacio para el debate o para coordinar planes de acción?

Por: Aram Aharonian|

 

Otro mundo es posible: ese fue el disparador que enamoró a quienes luchaban contra de la injusticia y la destrucción del planeta, pero obviamente lo que se intentaba era evitar este mundo de la financiarización y el despojo mundial. El  Foro Social Mundial (FSM) pasó a ser desde 2001 y por varios años un punto de encuentro de los movimientos sociales contrarios a la globalización neoliberal y se constituyó en voz alternativa a las directrices del Foro Económico Mundial de Davos.

Casi dos décadas después, algunos de los históricos fundadores convocaron a replantear objetivos y evaluar potencialidades. Pero hoy lamentamos la ausencia de varios de los pensadores críticos que le dieron fuerza al Foro, desde nuestro Eduardo Galeano, pasando por José Saramago, Samin Amin, Immanuel Wallerstein, Francois Houtart, Samuel Ruiz. Eso habla también de la falta de renovación del pensamiento crítico (o de la falta de su difusión y socialización)OTRO MUNDO ES POSIBLE. Foro Social Mundial.

«¿El Foro Social Mundial, que celebra su vigésimo aniversario en 2021, es sólo un espacio abierto o puede, debería ser, también un espacio de acción? Esta cuestión ha sido discutida durante años en su Consejo Internacional y hasta ahora no hubo posibilidad de llegar a una conclusión”, señala el manifiesto de los fundadores.

El Foro Social Mundial todavía tiene un gran potencial para darle voz y ayudar a los movimientos a poner sus alternativas en un contexto global donde los nuevos discursos y prácticas puedan converger. Es por eso que pedimos un “renovado foro social mundial”, agrega..

“Nos enfrentamos a una crisis global multidimensional; se necesita acción a nivel local, nacional y global, con una articulación adecuada entre ellos. El FSM es el marco ideal para promover esta acción. De eso se trata esta iniciativa», concluye el documento

 Desanclarse del pasado

Durante muchos años, muchos “progresistas”, anclados en el pasado, trataron de sortear las críticas a la realidad del FSM. Hace un par de años señalábamos que muchos habián tomado posturas cercanas a la máxima que dice que “en una fortaleza sitiada, la crítica es traición” (lo único fuera de debate son los principios). Las dudas siguen vigentes: continuar dentro del FSM para introducir estos debates tan necesarios o construir otra herramienta y en ambos casos, con quién.

Claro, todo ésto en plena ofensiva neocolonial y en un declive del progresismo a nivel latijoamericano y mundial, una mirada conservadora impuesta por los medios hegemónicos y las redes sociales, y el temor de algunos “organizadores” a perder a sus patrocinantes.

Estamos a la puerta del efecto de las nuevas tecnologías en la sobrevida de los trabajadores y la economía, así como las noticias falsas (fake news), la posverdad y la inteligencia artificial, lo que hace necesaria un nueva agenda, pero manejada desde el sur. Claro, de todo esto ni se hablaba en 2001 en Porto Alegre…

El XIII Foro Social Mundial: "Resistir es crear. Resistir es ...Señalábamos que el comité brasileño nunca quiso dejar el poder en un modelo anárquico abstracto basado quizá en la visión de las comunidades de base católicas brasileñas, sin ninguna relación con la realidad. Y el Comité Internacional, de personalidades, siguió manejado por pequeños grupos y figuras que más allá del altermundismo, representan a ONGs (algunas a sueldo), cada una de ellas con líneas y propósitos tan concretos como propios, y muchas veces apenas a sí mismos.

Nueva agenda, nuevas formas

La única posibilidad de reflotarlo es para que vuelva a ser un espacio de acción (y no sólo de debate) que incida en el mundo, reviendo su carta de principios acorde a la realidad de un mundo peor que el de hace 20 años, poniéndose acuerdo sobre los temas a debatir, incluyendo el cambio climático, las migraciones, las guerras, la deuda externa, el dominio de las nuevas tecnologías, las finanzas especuladoras, la enorme desigualdad, el hambre, los modelos de desarrollo.

En el foro de San Salvador, por ejemplo, ni se habló del cambio climático. Se impusieron los temas canalizados por ONGs europeas y estadounidenses, interesados en temáticas que no son urgentes ni importantes para nuestras sociedades, pero que cuentan con financiamiento para su organización.

Durante mucho años, el discurso de la horizontalidad se contradijo permanentemente con el autoritarismo y la manipulación desde las estructuras del poder del FSM), más entusiasmadas en organizar eventos (todo es eventual, no hay continuidad ni seguimiento de los temas y debates) entre convencidos, que dar la pelea por el pensamiento crítico anticapitalista.Marcha inaugura Foro Social Mundial 2018 en Brasil – tdh ...

Recordamos que cuando los movimientos políticos comenzaron a acercarse al Foro, se hizo todo lo posible para alejarlos, con la excusa de evitar la contaminación. Y nuestros presidentes progresistas no fueron bienvenidos. E incluso, recordemos, el grupo brasileño impidió que el Comité Internacional emitiera un comunicado contra el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Ni siquiera se defendió la democracia.

En los primeros foros, por ejemplo, el panel que se organizó sobre la Utopía demostró la necesidad del debate, de la batalla de ideas, en la guerra cultural contra el capitalismo y las fuerzas neocoloniales.

Hace unos años, las personalidades que dieron vida y prestigio al FSM coincidían en señalar la profunda crisis, como indicaban las cifras y la falta de repercusión y entusiasmo, e insistían en la necesidad de dar paso a una horizontalidad siempre inclusiva y transparente, pero aceptando que es necesaria un mínimo de organización y estructuración.

Desde el comienzo del proceso se insistió (desde los medios alternativos) en la necesidad de que se crearan instrumentos para compartir con los que no concurrían a los foros Pero el FSM fue quedando con iniciativas endogámicas: de cada Foro no llegó nada de las experiencias al resto del mundo.. Hoy los medios electrónicos hacen posible lo que hace 20 años era impensable.

El antiguo diseño del FSM es facilitador de la fragmentación, de que cada panel crea que lo más importante es su lucha y no la que dio origen al mismo, la necesidad de inventar un mundo diferente, justo, equitativo, de paz, de respeto a la naturaleza. Como decía Galeano en los setenta, mientras algunos hacen la revolución, Brigitte Bardot lucha en defensa de las ballenas azules…Foro Social Mundial, diez años de lucha por un mundo mejor ...

En más de tres lustros, el FSM corrió los peligros como la rutinización, la oenegización, la cooptación, la burocratización, la falta de participación de movimientos reales, la dispersión, la infiltración, el copamiento. Y esta realidad lo confirma. En medio de la crisis sistémica del capitalismo, con una crisis climática, política, social, sanitaria, migratoria, alimentaria sin precedentes, se insistía en apostar a la tan mentada horizontalidad, que solo beneficia al pensamiento único y al inmovilismo.

El FSM ha perdió peso e influencia en nuestra región, quizá porque aquellos movimientos sociales que llevaron a nuestros presidentes reformistas al gobierno, desaparecieron de las calles, porque también ellos fueron cooptados (y burocratizados) para tareas del gobierno y los movimientos desmovilizados.

Hoy muchos otrora altermundistas buscan foros sobre temas que tienen interés para ONGs europeas y estadounidenses y huyen de los temas acuciantes para el futuro de su propia gente, quizá para no perder la gimnasia forista… y su financiamiento.

El desafío es saber hacia dónde caminar, con quién caminar. Decía Antonio Machado que “no hay camino, se hace camino al andar”

Fuente e imagen:  http://estrategia.la/2020/08/21/foro-social-mundial-un-espacio-para-el-debate-o-para-coordinar-planes-de-accion/

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