Page 830 of 2436
1 828 829 830 831 832 2.436

Democracia confrontacional del siglo XXI

Democracia confrontacional del siglo XXI

Juan J. Paz y Miño Cepeda

En América Latina, durante el siglo XIX, las fuerzas centrales en la lucha política fueron los conservadores y los liberales. Se trató de un conflicto entre élites, lo que la sociología histórica ha denominado Estado-oligárquico. Los conservadores, apoyados por la Iglesia católica, defendieron la tradición familiar, el orden terrateniente, el progreso casi exclusivamente agrario en alianza con agro-exportadores, mineros, comerciantes importadores y banqueros. Eran partidarios de gobiernos fuertes e incluso autoritarios.

Asimismo consideraban legítimo e institucional el sometimiento a su poder  de las poblaciones campesinas, indígenas y negras. Creían que la férrea estructura piramidal de la sociedad respondía a aceptables principios aristocráticos, y hasta a realidades inevitablemente construidas, por cuanto la desigualdad correspondia a un orden divino. La democracia debía ser restringida, tanto como los derechos, para lograr una paz y armonía sociales sujetas al poder.

Para los liberales, el orden conservador representaba al “feudalismo” y por ello abogaban por la modernidad capitalista, centrada en la potenciación de la manufactura, la industria y el amplio comercio internacional; pretendían la separación de la iglesia y el Estado, implantar el laicismo, fortalecer la educación y la asistencia públicas.

Confiaban en la democracia abierta, el imperio de la ley y la justicia, el pleno desarrollo de los derechos individuales. Solo los radicales, que eran algo así como el “ala izquierda” del liberalismo, comprendieron la incipiente presencia de los obreros y la necesidad de establecer derechos sociales. Sin duda, liberales y radicales portaban el camino futuro de la historia, mientras los conservadores representaban el pasado.

En México y Argentina, con sus respectivas Reformas a mediados del siglo XIX, se implantaron tempranamente regímenes liberales, aunque no como fruto de procesos pacíficos. En otros países, las confrontaciones políticas adquirieron rasgos de intolerancia, a tal punto que el bipartidismo acudió a la insurrección armada y  la guerra civil. Esas expresiones fueron particularmente duras en Centroamérica o en Colombia, donde la violencia ha tenido una historia bicentenaria.

Pero las luchas bipartidistas no lograron solucionar las herencias históricas de la desigualdad, la pobreza o el poder de minorías acumuladoras de la riqueza. De modo que en su matriz incubó la emergencia de nuevas clases sociales, como el sector obrero y las capas medias urbanas.

Además, con el inicio del siglo XX, tanto la expansión del imperialismo americanista, como el despertar de las ideas anticapitalistas de la mano de las doctrinas obreristas, anarquista y anarcosindicalistas, socialdemócratas, neo-católicas, de los diversos socialismos utópicos, e incluso del incipiente marxismo, produjeron el nacimiento de nuevos partidos y la consolidación del espacio político de la izquierda (no necesariamente marxista), todo lo cual determinó la lenta superación histórica del bipartidismo latinoamericano tradicional.

La expresión histórica de ese ascenso estuvo en México, no solo con la revolución de 1910, primera en el mundo por su contenido social, sino también por la Constitución de 1917, igualmente pionera, y más adelante, con el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), quien impuso la reforma agraria y la nacionalización del petróleo, antes de la Revolución Cubana (1959), que realizó la transformación más importante en la historia latinoamericana del siglo XX, pues Cuba resumió el contenido fundamental de la nueva era, en la cual la confrontación pasó a ser entre capitalismo/imperialismo, frente al socialismo.

América Latina se halla hoy en una situación comparable con los procesos descritos. El cambio sustancial estriba en que la confrontación ha pasado de la órbita política al campo de la economía y, por consiguiente, se ha vuelto, cada vez más clara, en una lucha de clases.

Superadas las décadas del “desarrollismo” de los sesentas y setentas, desde 1973 en Chile, con la dictadura terrorista de Augusto Pinochet -seguidas de similares dictaduras en el Cono Sur- y particularmente con gobernantes civiles en las décadas finales del siglo XX, América Latina entró a una era de construcción de economías neoliberales, que definieron las líneas de intereses y conducta contemporáneas de las clases empresariales.

Determinados por esas líneas, no importaron las diferencias políticas ni partidistas entre los gobiernos, porque todos apuntalaron, de una u otra manera, el camino neoliberal-empresarial.

Es innegable que el ciclo de los gobiernos “progresistas” cortó el camino neoliberal-empresarial en aquellos países donde el triunfo electoral, con amplio apoyo popular, hizo posible delinear una tendencia alternativa: la construcción de economías sociales, que incluso en Bolivia, Ecuador y Venezuela se consideraron como antesalas del “socialismo del siglo XXI”.

Las burguesías latinoamericanas aprendieron la experiencia. Toda economía social contradice el camino neoliberal-empresarial, más aun si se trata del “socialismo del siglo XXI”. No están más dispuestas a que el reino de sus exclusivos intereses sea perjudicado. No tuvieron límites para acudir a los “golpes blandos” para acabar con gobiernos progresistas. En otros casos, intentaron golpes de Estado. Utilizaron las elecciones como instrumento para recuperar el poder, o anunciaron con desconocer triunfos destinados a “eternizar” a los gobernantes del progresismo.

Cualquiera sea la vía política escogida, lo que vino de inmediato resultó inédito en regímenes que se suponía habían alcanzado cierto grado de democracia moderna. Los gobiernos neoliberales-empresariales desplegaron la cacería de brujas, no contra los opositores en general, sino exclusivamente contra los líderes visibles de los gobiernos progresistas y sus colaboradores.

El combate a su corrupción sirvió de pretexto; pero, además, se convirtieron en nuevas armas para la venganza y la descalificación -tanto la judicialización política como el lawfare-, la aplicación de las leyes para forzar figuras penales al menor hecho, y la extensión de la amenaza o sospecha sobre cualquier persona crítica, que bajo situaciones normales, sería considerada inocente.

Sobre todo, se puso a la orden del día la represión de todo movimiento social de resistencia y protesta, con un nivel de arremetida en el que nada han importado las violaciones de los derechos humanos.

En apoyo de semejantes comportamientos son subordinados todos los aparatos del Estado, como ha ocurrido en Bolivia, el mayor ejemplo actual, donde se han unido ahora las orientaciones evangélicas y el racismo sin límites. Las fuerzas armadas y las policías actúan en defensa de una “democracia” que solo está vinculada a la hegemonía política de elites de derecha y rabiosos anti-progresistas, pero, que, además, solo defienden el único camino admisible en la economía: el modelo neoliberal-empresarial.

En esas fuerzas vuelve a incubar la doctrina de la Seguridad Nacional, bajo cuya óptica otra vez las “amenazas” contra los “objetivos permanentes de toda nación” solo provienen de las izquierdas y los movimientos sociales y populares. También existe el riesgo de un segundo Plan Cóndor, para coordinar persecuciones en otros países, algo que han analizado diversos investigadores.

Los medios de comunicación mercantiles también han pasado a ser instrumentos que exclusivamente se inclinan a sostener a los gobiernos conservadores,  apuntalar el modelo económico neoliberal-empresarial y contribuir a la persecución política. Las redes y el internet, al mismo tiempo que ofrecen alternativas para la información y el análisis, igualmente sirven para forzados seguimientos en contra de los opositores y de los periodistas y medios alternativos.

No puede ser más visible el comportamiento de la OEA frente a los acontecimientos de octubre y noviembre en Haití, Chile, Ecuador, Bolivia o Colombia. Surgen amenazas contra México y, desde luego la agudización del cerco imperialista contra Venezuela o Cuba.

Comparativamente con el siglo XIX, en el siglo XXI América Latina parece entrar a una era en la cual la disputa por la economía ha minado las bases de la propia democracia, rompe con antiguos valores sobre la institucionalidad y la soberanía, desnuda la violación de derechos humanos -que quedan impunes- y encuentra “violencia” solo en los movimientos sociales de obreros, campesinos, indígenas, afroamericanos y capas medias cuestionadoras del ejercicio del poder, que ha vuelto a beneficiar a los altos empresarios y propietarios del capital, como lo están demostrando todos los recientes estudios de la Cepal sobre las desigualdades crecientes en la región.

Se trata de una democracia confrontacional, en la que no se ha excluido el fascismo criollo como recurso, una tendencia que solo tiene el riesgo de agudizarse. En su base se halla el bipartidismo económico, que polariza a visibles clases sociales y que marca una grave tendencia de futuro para la región, pues las clases subordinadas -para utilizar un concepto del sociólogo e historiador Ralph Miliband-, ya no están dispuestas a que se imponga sobre ellas el privilegio de unas elites que no quieren admitir sus responsabilidades sociales. Es una lucha que hace prever un largo camino histórico.

Autor: Juan J. Paz y Miño Cepeda

Comparte este contenido:

Argentina: De Mauricio Macri a Alberto Fernández, del oprobio a la esperanza

De Mauricio Macri a Alberto Fernández, del oprobio a la esperanza
El primer asunto que deberá atender el nuevo gobierno argentino encabezado por el abogado Alberto Fernández, de 60 años, es el de la gobernabilidad, el de la situación interna, condicionada por una monumental deuda externa y el crecimiento constante del hambre y la pobreza en los últimos cuatro años.Por eso, quizá su insistencia de la necesidad de un pacto social, que se espera que sirva para crear las condiciones del despegue y no causados por el miedo a lo que vendrá. A diferencia de su antecesor, el neoliberal Mauricio Macri, tendrá un país con paz social, el Congreso de su lado y también algo de tiempo antes de que se presenten los vencimientos de deuda.

Dónde está parado en América Latina

Poco antes de asumir, Fernández brindó su posición sobre lo que pasa en la región, en entrevista televisiva con el analista Pedro Brieger: “Para nosotros, Bolivia no tiene gobierno hasta que los bolivianos voten democráticamente. Un gobierno de facto no es un gobierno”, señaló. “Estoy muy seguro de que lo que está pasando en América latina y de cómo estamos parados. Y estoy muy tranquilo”, añadió.

“Nosotros no estamos solos en el continente: estamos más acompañados que nunca, porque la realidad es que lo que uno observa en Chile, Ecuador, Colombia, son movimientos populares que reclaman el fin de las políticas conservadoras y, por lo tanto, son pueblos que piensan como nosotros. Sí, chocan con gobiernos que piensan distinto a nosotros”, dijo Fernández.

“Pero los movimientos que uno ha visto en Chile, Colombia, Ecuador, son movimientos impresionantes, de gente que reclama que en esos países se den políticas como las que nosotros proponemos para la Argentina. No estamos solos en el continente. Los que están solos son esos gobiernos que no tienen el acompañamiento popular y entonces tienen las crisis”, aseguró.

Los nefastos números que deja Macri

Ha prometido «poner a Argentina de nuevo en pie» Fernández y trae como aval su experiencia como jefe de gabinete en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y durante el primer año del de Cristina Kirchner (2008), quien esta vez será su vicepresidenta y encabezará el Senado.

Los números resumen la dimensión de la tragedia colectiva argentina: en estos cuatro años la inflación tuvo un acumulado superior al 300%; el valor del dólar creció seis veces. En materia económica el país se achicó un 7,4% y la clase media pasó del 30 al 25% del total de la población; la pobreza evolucionó desde una cifra próxima al 30%, cuando asumió, a más del 40% este año.

El promedio del salario real registra una pérdida de aproximadamente el 22% y si se lo mide en dólares la caída salarial es cercana al 50%. En materia de haber jubilatorio la baja promedio es del 18%. La economía cerrará este año con una caída de 3,1%, inflación en torno a 55%, pobreza cerca de 40%, desempleo de 10,4% y una depreciación monetaria de casi 40%.

La deuda externa creció en unos 143 mil millones de dólares, de los cuales más de 88 mil millones se fugaron en el mismo período. Fernández deberá renegociarla, tanto con el Fondo Monetario Internacional (44.000 millones de dólares recibidos desde 2018) como con bonistas. En total, la deuda externa argentina asciende a más de 315.000 millones de dólares, cerca de 100% del Producto Interno Bruto.

Para esa tarea, escogió a Martín Guzmán, un colaborador del Nobel de Economía Joseph Stiglitz que considera «imperioso» reperfilar los vencimientos de capital y de intereses.

Para las primeras semanas de gobierno, los analistas prevén el mantenimiento del control de cambio impuesto en octubre por el macrismo, ante la debacle producida por ellos, mientras se analiza una nueva ley de presupuesto que reasigne fondos para combatir la pobreza, para Fernández un «imperativo moral».

Atacar esta realidad será lo prioritario. Para asumir los temas de dimensión global y la situación regional, habrá tiempo. Es la primera vez desde 1946, que el peronismo encuentra las tres dimensiones en estado crítico.

La complejidad de los problemas económico-sociales es el principal problema de los argentinos en su vida cotidiana y también respecto a sus perspectivas. Los temas son variados y van desde de la estanflación que desde hace largos meses acompaña a la economía, la impagable deuda externa y el modo de inserción en la economía mundial (más allá del agroexportador), hasta el hambre diario que padecen millones de argentinos.

Para eso habrá que pensar en la ampliación del mercado interno, estrechar las relaciones con los mercados regionales y promover la expansión productiva de sectores hoy escasamente explotados de las economías regionales y también con el despliegue de nuevas tecnologías

Ya se anunció la implementación del Programa “Argentina sin Hambre”, reclamado desde 2002 por organizaciones sociales, de la Economía Social, Solidaria y Popular. Es interesante la puesta en marcha de una “Tarjeta de Alimentación” a través de la cual se acreditarían a nombre de los beneficiarios una cantidad de dinero destinada a la compra de alimentos.

La situación lo ha colocado a la izquierda respecto de los demás gobernantes de la región, lo que puede servir como un mecanismo para aislarlo, pero también para que la Argentina tenga una digna posición en la región. Ya se ha comprometido en instalar provisionalmente la secretaría de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) en Argentina, tras el desalojo ordenado por el presidente neoliberal ecuatoriano Lenín Moreno, de la sede en la mitad del mundo.

El gobierno, el poder

Uno de los problemas será evitar que el virus de la competencia de poder y las diferencias políticas se instale en la cúspide del gobierno. Si bien Alberto es el presidente, no se debe olvidar que Cristina Kirchner le cedió el lugar para asegurar el triunfo electoral, compartiéndolo con alguien más cercano al peronismo tradicional y a un número importante de dirigentes del Partido Justicialista, además de la mayoría de los gobernadores peronistas del interior.

Néstor Kirchner, en 2002, asumió la presidencia con el aliento del boom de los commodities y el momento del resurgimiento progresista en la región. Hoy, Alberto Fernández llega a la presidencia con una evidente urticaria mundial resultante de la disputa geoestratégica entre Estados Unidos y China, y una inestable y explosiva Latinoamérica en la que Washington impone sus criterios incluso mediante golpes, rompiendo todas las reglas de juego democráticas.

Hoy los gobiernos neoliberales y endeudadores de la región sufren estallidos sociales y viven nuevas etapas de ingobernabilidad (Chile, Ecuador, Colombia). Ante esta realidad, paso a paso Washington insiste en crear y sostener la interrupción abrupta y violenta (un golpe fascista, racista, genocida) de los procesos populares, progresistas, como el de Bolivia, con un éxito macroeconómico que mostraba que el socialismo del siglo XXI podía ser aplaudido incluso por organismos internacionales de crédito.

La revista Crisis habla del quinto peronismo, después de los dos de Juan Domingo Perón (1945-55 y su esposa Isabel 1974-76), Carlos Menem (1989-99) Néstor y Cristina Kirchner (2002-2015).

Uno de los principales recursos con que cuenta Alberto Fernández es su habilidad como componedor y su experiencia en el poder, como jefe de gabinete de Kirchner, necesarios para liderar los distintos y disímiles estilos, ideologías, procedencias de quienes conforman no solo el Frente de Todxs, sino también su gabinete.

Repitiera Perón a Sócrates: la única verdad es la realidad. Fernández tendrá el acompañamiento expectante de la calle, en un momento histórico poco alentador de la Argentina.

Y enfrente, tendrá una derecha que tuvo un monumental fracaso en la gestión macrista, fortalecida a su paso por un Estado al que ordeñó, preparada para una resistencia activa, dogmática. Y dispuesta de ser posible y las circunstancias lo permitan, a sacar su as de espadas: la violencia, en una región donde nuevamente se oyen ruidos de botas. 

Se va Macri, persiste el odio

A pesar del gigantesco mal producido, Macri se retira habiéndose permitido una movilización para despedirlo y con un 40% del electorado votando sus políticas, todo lo cual ayuda a quienes preparan futuras conspiraciones.

Entre expresiones de odio y violencia contra periodistas, transcurrió el sábado 7 el acto de despedida del presidente Mauricio Macri. Canales de televisión afines al macrismo no tuvieron pudor al transmitir los gritos de una mujer que pedía que mataran a la ex presidenta Cristina Fernández. Otros agitaban banderas argentinas y carteles donde se leía: “Esto recién empieza o Somos los que queremos un país normal”. No faltaron las descalificaciones para los peronistas: Negros de mierda, delincuentes, borrachos.

Expectativas

La búsqueda de equilibrio para mantener la unidad de la alianza le ha dictado su estilo sin estridencias y lo llevó a conformar un gabinete en el que están representadas todas las tendencias. «Quise que la unidad se refleje en el gobierno», dijo.

Los designados para ocupar los 21 ministerios evidencian. 1) el carácter “progresista” de su composición; 2) la baja cantidad de cargos ocupados por dirigentes provinciales, 3) la nula influencia de los gobernadores no kirchneristas, 4) es llamativo el escaso número de mujeres (4 de 21).

Asesores y miembros del futuro gobierno confían en que el dinero que van a insuflar en los primeros meses a la economía (vía “maquinita”) permitirá volver a poner en marcha al estancado aparato productivo, mejore el consumo y las expectativas del pueblo, sin que desborde la ya grave situación inflacionaria.

Esto debiera complementarse con un principio de acuerdo por la deuda externa (de los pagos previstos para marzo), que evite el default.

La cifra de 21 ministros se eleva a una treintena, con la incorporación de secretarías y organismos de primera línea, donde crece la presencia “albertista” para proteger y ampliar las decisiones y el marco de alianzas pretendido por el Presidente… y los consejos de Cristina, en especial en los sectores sociales críticos como Seguridad y Agricultura.

La presencia de Guillermo Nielsen al frente de la estatal petrolera YPF define un objetivo muy claro: los yacimientos de Vaca Muerta deben cumplir el mismo rol que tuvo la soja en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, “salvar” la economía, otogando muchos beneficios estatales, ventajas y seguridad para las inversiones extranjeras.

En el Poder Legislativo, el oficialismo está absolutamente hegemonizado por el cristinismo: tiene la primera minoría en Diputados (121 sobre los 129 necesarios para el quórum) y mayoría propia en el Senado (42 senadores para una mayoría propia de 37). En el caso del Poder Judicial éste arrastra sus propias reglas de juego, en un marco de deterioro, lawfare y descrédito que le hará muy difícil dictar justicia de un modo creíble.

Renace la esperanza en Argentina. Esperanza en romper las desigualdades, en recuperar la justicia, el respeto por el derecho de todos y todas. Esperanza en poder sonreir nuevamente y sentirse parte de la reconstrucción. La gente llena las plazas y festeja el fin del oprobio macrista.

Dicen que los nuevos gobernantes tienen 100 días de luna de miel con sus votantes. En Argentina, la realidad hace que los cambios deban producirse antes de ese centenar de días, aún cuando haya comenzado el verano, las vacaciones, el fin de año…

Aram Aharonian, Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige surysurtv.net y el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Autor: Aram Aharonian

Comparte este contenido:

Nos han cateado

Por: Elvira Lindo.

Lo que irrita es que haya que esperar a los resultados del informe PISA para que hablemos más de lo que está pasando

España siempre se ha llevado regular con la educación. Tome usted una tertulia política al azar y observará que mientras los contertulios se mueven como peces en el agua en su hábitat natural, el de las conjeturas politiqueriles, todo va sobre ruedas. A mí, que conozco a los analistas más que a mis hijos, porque siempre adivino por dónde van a salir, me sigue asombrando el conocimiento que muestran de lo que se susurra en despachos, pasillos y whatsapps. Da la impresión de que políticos y cronistas beben juntos. O algo más. Pero, ay, su brillantez patina cuando abarcan otros universos. El día en que por mandato del informe PISA sobre el nivel escolar hay que abordar el sistema educativo da la misma impresión que cuando nos preguntaban en historia sobre Fernando VII y escribíamos sobre la Constitución de Cádiz, a ver si colaba. Año arriba año abajo, qué más da.

La cuestión es que sabemos poco. Diría que porque, en general, no prestamos la atención que debiéramos a un asunto capital que articula la igualdad social, la justicia y la movilidad de clases. Nos encontramos ahora con que los resultados en ciencias de la Comunidad de Madrid, donde los recortes, la segregación y algunas medidas de mera palabrería propagandística, como someter asignaturas a un bilingüismo para el que no están preparados ni los docentes ni los alumnos, se desploman; nos encontramos con que el nivel de los alumnos ha caído escandalosamente, y para justificarlo, el consejero de Educación nos habla de pruebas mal diseñadas que contagian en sus malos resultados a las otras. No acabo de entenderlo. Entiendo, sí, que si esto hubiera ocurrido en Andalucía habría habido una especie de consenso de aceptación, pero Madrid, que se ha ido salvando del suspenso milagrosamente a pesar de la creciente desigualdad social, está en shock.

Lo que irrita es que haya que esperar a esos resultados del informe para que hablemos más de lo que está pasando. Basta con visitar colegios públicos que, ubicándose incluso en el mismo barrio, no cuentan con los mismos recursos, o bien precisan que esos recursos sean reforzados porque tienen necesidades especiales. Hay muchos centros públicos en donde reina la interinidad, escasean los profesores de refuerzo, y se ha impuesto un bilingüismo que puede llevar a los críos a ser ignorantes en dos idiomas. También se diserta sobre la preparación del profesorado. Efectivamente, un maestro o una profesora se enfrentan hoy a desafíos en mi opinión de enorme envergadura, y también los padres y las madres pueden sentirse perdidos. Hace unos años afirmábamos que un profesor no tenía por qué ejercer de asistente social o de psicólogo, pero hoy está comprobado que es preciso que exista una conexión estrecha entre las características socioculturales de un barrio y cómo aborda un claustro la enseñanza. Los colegios que han entendido que es más provechoso trabajar integrados en la comunidad obtienen mejores resultados.

Sospecho que los políticos a los que se les llena la boca con la palabra excelencia o bien provienen de clases privilegiadas o bien desconocen nuestro presente. Si la escuela deja de ser el motor del ascensor social estaremos reforzando el clasismo; si el bachillerato deja de ser la mayor fuente de cultura de nuestra vida educativa estaremos rebajando el nivel de todo un país. Hablemos de ello, sí, pero todos los días, y preguntando a quien sabe.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/12/06/opinion/1575649693_063411.html

Comparte este contenido:

Arde París, otra vez

Por: Alexandra Gil. 

“Los docentes, que a diario trabajan para que los alumnos logren triunfar, deben sentirse seguros de la confianza que se deposita en ellos. Su trabajo debe ser el foco de un mayor reconocimiento por parte de la nación, que respeta sus conocimientos profesionales e invierte en su desarrollo”.

Sin duda, esta declaración de intenciones de Emmanuel Macron resonó este jueves en forma de chascarrillo entre los miles de docentes que este jueves paralizaron Francia en protesta contra el sistema de jubilaciones que pretende implantar a comienzos de año.

Las promesas electorales del candidato de En Marche dieron sus frutos. Tal y como muestra este estudio de IFOP, al entonces candidato Benoît Hamon lo respaldó apenas un 15% de docentes frente al 48% cosechado por el PS en los comicios de 2012. Tanto el actual presidente de la República como Jean Luc Mélenchon sacaron provecho del que había sido un caladero tradicional de voto socialista.

Hoy, se sienten estafados y añaden ésta a una lista de incumplimientos del exsocialista con la enseñanza pública.

Ya en septiembre de 2018 el anuncio por parte del ministro de Educación Jean-Michel Blanquer de la supresión de 2.800 puestos no estuvo exento de controversia.

A la comunicación atropellada de la que el ejecutivo Macron hace gala le acompañó la confusión sembrada por las declaraciones del secretario de Estado del ministro del Presupuesto, Olivier Dussop. Cuando desde las aulas se acusó al gobierno de intentar ahorrar en detrimento de la Educación pública, éste defendió en France Info que aquel recorte respondía únicamente a una cuestión de “demografía escolar”. Esto es, a menos alumnos en secundaria menor necesidad de contratar a profesores.

En cambio, los datos confirman todo lo contrario: entre 2019 y 2020 la cifra ronda los 40.000 nuevos alumnos en secundaria, un ritmo de escolarización que, lejos de disminuir, va a continuar aumentando hasta el final del quinquenato de Emmanuel Macron.

Estas cifras son de sobra conocidas por el propio gobierno. Tanto es así, que fue el propio ministerio de Educación quien las hizo públicas a través de este estudio en marzo de 2018. Esta cifra -2.800- puede parecer residual en el conjunto de los 880.000 docentes de la enseñanza pública francesa. En cambio, no es sino un golpe seco a la igualdad de oportunidades si tenemos en cuenta que los más damnificados son los centros que menor capacidad tienen de encajar un recorte de presupuesto. Esto es, aquellos que reúnen entre sus cuatro paredes dos variables: el crecimiento demográfico de la zona en que están situados y el escaso (o nulo) atractivo que despiertan entre docentes. El impacto no tardó en dejarse notar en departamentos como Seine-Saint-Denis, en el extrarradio de París, donde al recorte de puestos debemos sumar el absentismo del profesorado y la ausencia casi sistemática de sustitutos. Hoy están desbordados y suplican que a sus aulas lleguen profesores para asegurar algo tan innegociable como el derecho a la educación de todos los alumnos del país.

Quienes perpetúan la idea -sí, también en Francia- de que los profesores “viven demasiado bien para lo poco que hacen”, deberían tener en cuenta el impacto que estas políticas en el ámbito de la educación tienen para el futuro de sus hijos. En Francia, por ejemplo, el número de candidatos al CAPES 2020 (oposición necesaria para ejercer en instituciones educativas públicas) ha disminuido un 7,8%. Es la cifra más baja desde 2013. “Crisis vocacional”, lo consideran quienes prefieren mirar hacia otro lado.

En Francia, a pesar de que el nivel demandado en las oposiciones a futuros profesores de letras, matemáticas o alemán ha permitido la admisión de la mitad de los candidatos, la demanda total sigue sin cubrirse.

Quienes estos días se echan a las calles entienden que, de materializarse la reforma -que incluye la homogeneización del sistema de jubilación francés y la ruptura de especificidades propia de la Educación pública- el sistema educativo francés se adentraría de lleno en la senda de la desigualdad. Los docentes ya han hecho públicos cálculos del impacto de esta medida en su cada vez más castigado poder adquisitivo: con el nuevo cálculo -“un euro cotizado, un euro de jubilación” – perderían, al llegar a su retiro entre 300 y 900 euros al mes.

Horas antes de la huelga, y en un intento desesperado por calmar los efectos de la misma, el gobierno dirigió a los funcionarios de Educación una carta en la que se proponía equilibrar tales pérdidas con una posible subida de sueldo durante su carrera. Para compensar esta pérdida -dicen- haría falta que dicha subida salarial doblase sus actuales retribuciones.

Hoy, el 64% de los franceses consideran que su presidente está “desconectado de la realidad social” de su país. Sus detractores suelen afirmar que gestiona el país como si de una gran empresa tecnológica se tratase.

Su táctica negociadora se asemeja a la seguida en un comité de empresa: amagar primero con un recorte severo para que, fruto de la negociación, una pérdida menor sea percibida como una victoria por quienes se manifiestan. Al sentar el marco negociador, los sindicatos ya sólo pueden aspirar a minimizar el daño. El mensaje ha sido claro: la reforma es inevitable. Macron aprende del pasado. Sabe que tres semanas de paro total en 1995 tumbaron una propuesta similar de Alain Juppé, entonces primer ministro de Chirac.

Entre 800.000 y 1,5 millones de franceses secundaron el jueves esta primera jornada de huelga. Mientras tanto, Marine Le Pen aguarda expectante. Agita en la sombra la llama y se alza como la portavoz del “pueblo” contra la “élite”. Y en el terreno del descontento, nadie se mueve mejor que ella.

Fuente del artículo: https://theobjective.com/elsubjetivo/arde-paris-otra-vez/

Comparte este contenido:

Las protestas ahondan la brecha entre Duque y los jóvenes

Por: Santiago Torrado. 

El movimiento estudiantil es uno de los bloques que lidera las marchas contra el Gobierno, sumido en una crisis de popularidad

Iván Duque es el presidente elegido por voto popular más joven en la historia de Colombia. Se posesionó con 42 años recién cumplidos. En campaña, era evidente que el menor de todos los candidatos era también el más conservador, pero eso no le impidió conquistar más de diez millones de votos, una cifra inédita, y prometer un mandato de renovación. Sin embargo, esa paradoja ha regresado con inusitada fuerza como parte del coctel de descontento que cerca al Gobierno del Centro Democrático. En medio de la oleada de protestas que ya cumplen más de dos semanas, el mandatario ha perdido decididamente el favor de los jóvenes, protagonistas de las movilizaciones.

 

La imagen de Duque ha sufrido un pronunciado deterioro. En el más reciente estudio de la firma Invamer, con corte al 30 de noviembre, el 70 por ciento de los encuestados desaprueba su gestión, el punto más bajo en el año y medio que lleva en el poder. Ese declive va paralelo al de su mentor político, el expresidente Álvaro Uribe, quien después de mantener durante largos años niveles imbatibles de popularidad ahora tiene una imagen desfavorable del 66 por ciento. El desgaste es todavía más pronunciado entre las franjas más jóvenes de la población. Y en el marco de las movilizaciones, convocadas en un primer momento por las centrales obreras, las posturas frente a la protesta social también han evidenciado una brecha generacional.

El 70 por ciento de las personas entre 18 y 25 años tiene una imagen positiva del paro nacional, un apoyo que desciende gradualmente al 60 por ciento entre las personas de 26 a 40, y al 53 por ciento en la franja de 41 a 55 años, de acuerdo con un detallado estudio del Centro Nacional de Consultoría (CNC), conocido esta semana. Varios de los resultados son llamativos. Casi el 80 por ciento de los menores de 40 años está de acuerdo con que el paro significa esperanza, porque obliga al Gobierno a atender reclamos justos de la sociedad. Y el 65 por ciento de los adultos menores de 25 años afirman que han salido a manifestarse o han querido hacerlo. “El partido de Gobierno está en las antípodas de la calle, y los jóvenes se están expresando en la calle”, dijo a EL PAÍS Carlos Lemoine, fundador del CNC.

El principal reclamo de los estudiantes, que han marchado en varios momentos durante el Gobierno Duque, es aumentar los fondos de la educación pública. “A las denuncias de incumplimiento al movimiento universitario, se suman las condiciones hostiles para ser joven en Colombia”, escribió Alejandro Palacio, uno de los principales líderes estudiantiles, que se sientan junto a los sindicalistas en el comité nacional del paro, en una columna en el periódico El Colombiano. “La violencia, el desempleo y la falta de oportunidades nos agobian cada noche y cada día. Ante esto, el Gobierno ha sido ciego y sordo. Los jóvenes en el marco de las protestas actuales no estamos pidiendo la renuncia de Iván Duque, le estamos pidiendo al presidente que escuche a todo el país, no solo a su partido”, le reclamaba en ese texto.

El Ejecutivo intentó en un primer momento poner el foco en los disturbios aislados, dar a las movilizaciones desatadas a partir de la huelga del 21 de noviembre un tratamiento de orden público. Después, aunque aceptó abrir una gran “conversación nacional”, también ha culpado a sectores de oposición. Sin embargo, desde una perspectiva histórica, ha sido una de las movilizaciones más grandes y pacíficas que ha vivido Colombia.

“Ha sido una manifestación de los jóvenes. De una nueva generación que no va a caer en la trampa en la que cayeron los movimientos anteriores, que fue usar una violencia que justifique una respuesta violenta mayor de parte del Estado”, le dijo el reputado historiador Jorge Orlando Melo al periódico El Tiempo. “Son jóvenes que además, con seguridad, no son militantes de ningún movimiento político. Y que no están organizados, lo que lleva a que no haya un proyecto único en las marchas. Los une la queja por muchas cosas: la calidad de la educación, la reforma de las pensiones, las causas ambientalistas, la corrupción. Es un proyecto muy difuso”, opina el autor de Historia mínima de Colombia. Los une el desencanto, el rechazo a la clase política y un profundo malestar frente al Gobierno, los resultados económicos y sus perspectivas de vida.

En las movilizaciones, los estudiantes de las universidades públicas y privadas se encontraron por fin, algo inusual en el país andino, apunta la columnista y escritora Yolanda Reyes, experta en educación y pedagogía. Es una nueva generación de ciudadanos, muchos de ellos son los primeros en sus familias que acceden a la educación superior, a veces con grandes sacrificios. Por eso perciben a Duque, hijo de un exministro, en la otra orilla, como un representante de una generación de privilegios. “El mundo joven va por un lado que no es institucional, no es institucionalizado, no tiene corbata”, agrega Reyes. El Gobierno puede retratarlos como “los nuevos bárbaros”, una horda sin voz ni ideas, o considerarlos como los ciudadanos que son, incluso los menores de edad, tal como lo contempla la Constitución, advierte. “No tienen nada que perder, no están dispuestos a esperar, y se encuentran con un señor que recita eslóganes. Si miramos un poco más allá, este Gobierno no ha tenido una narrativa que cohesione con un proyecto de país, más bien ha desmontado la narrativa de la paz”.

“Yo quiero estudiar/para cambiar la sociedad”, reza uno de los cánticos más repetidos en las marchas por estos días. Pero ni todos los jóvenes son universitarios, ni el movimiento estudiantil agota las explicaciones. El analista Fernando Posada, politólogo de 27 años, apunta a otros dos factores que desconectan al presidente de las nuevas generaciones. En primer lugar, la llamada consulta anticorrupción, que con Duque recién posesionado obtuvo casi 12 millones de votos aunque no alcanzó el umbral necesario para hacerla vinculante. “Tuvo una oportunidad maravillosa de instalar una agenda de lucha contra la corrupción en su programa de Gobierno, pero ignoró ese llamado popular en el que claramente los jóvenes tenían una participación muy grande”, señala. Otra explicación está en la férrea oposición del uribismo a los acuerdos firmados con la extinta guerrilla de las FARC. “En la calle, en las urnas, desde el activismo y las redes sociales, la juventud colombiana apoyó de manera decidida el proceso de paz. Aunque el Gobierno argumenta que ha venido cumpliendo el acuerdo, claramente no es una prioridad, ni una bandera, luego eso también es una inmensa frustración para los electores jóvenes”.

Fuente del artículo: https://elpais.com/internacional/2019/12/06/colombia/1575670958_160477.html

Comparte este contenido:

La afectualidad no es una herramienta pedagógica ¡Es mucho más que eso!

Por: Iliana Lo Priore  y Jorge Díaz Piña.

Nuestra insistencia en colocar la noción de afectualidad en el tapete de la socialización educativa, -diferenciándola del concepto de afectividad intersubjetiva pero entrelazándola con éste al proponerla como un plano superior de afectación y despliegue de la corporeidad sintiente transubjetiva, sentir y sentirse juntos a la vez de modo empático-, ha conducido a que se nos exija por parte de algunos colegas educadores, que les demos estrategias o herramientas para hacer uso de la afectualidad en su quehacer pedagógico-didáctico.  Invirtiendo y desdibujando nuestro propósito de esa manera.

Por supuesto, comprendemos esa petición por parte de los colegas.  El hecho de que cultural e ideológicamente se haya sobrepuesto hegemónicamente la racionalidad instrumental (el creer que todo es instrumento, medio o herramienta para lograr algún propósito, fin u objetivo), ha desfigurado las relaciones que tienen un fundamento ético como lo son la educación y la pedagogía comprometidas con la dignificación de los educandos, y, por tanto, no pueden envolverse en el reduccionismo alienante de la racionalidad instrumentalizadora.  Una de las formas que a título de ejemplo podemos indicar de la instrumentalización, es la manipulación informativa que impone visiones sesgadas por intereses ideológicos como una verdad inapelable.

De allí que a la pedagogía y a la didáctica se les ha reducido a ser una “caja de herramientas o de recursos” para actuar sobre los otros, los educandos o estudiantes, ejercitando relaciones de poder invisibilizadas.  Sin tener en cuenta que son otredades u alteridades que deben ser consideradas en su condición diferenciada con dignidad, esto es, en su autonomía ética e intelectual. Siendo esto último el principal propósito general de la educación y la pedagogía desde nuestra perspectiva afectual.   Esto también ha hecho que los docentes sean estimados primordialmente como meras correas de transmisión de presuntos saberes, haceres, normas, etcétera, sin reconocer la alteridad de “sus alumnos”.

Esa es la razón principal por la que los y las docentes tienden a transfigurar toda propuesta ético-educativa en una herramienta, desvirtuándola de esa manera. Nosotros, opuestos a esa perspectiva, no aceptamos considerar a los educadores unos desvalidos para generar nuevas pedagogías y didácticas acordes a sus distintos contextos socioculturales de actuación, en consonancia con los de  niños, niñas y jóvenes, en los que deben reconocerse para la edificación de nuevas relaciones cognitivas y afectuales que contravengan a la racionalidad instrumentalizadora que está depredando al mundo al considerar a los seres humanos y a la naturaleza como recursos (la noción de “recurso” induce la explotación y agotamientos de todo lo que ella designe así).

Por ello, contraproponemos la racionalidad comunicativa empatizadora o la afectualidad.  Siendo esta, la resonancia o sintonía transcorporal para sentir y sentirse juntos en los planos cognitivos también.  ¿Se puede ser empático también cognitivamente? Si, a condición de que la energía o dinámica que alimente el pensamiento esté en conexión con el sentir-pensar juntos, en grupo o equipo para reflexionar mejor, contrastando los diversos puntos de vista individuales al renombrar o resignificar  el mundo  desde distintas o contrapuestas perspectivas.  Proceso alimentado por las interrogantes desequilibradoras o críticas del docente que pone en duda o suspenso cualquier afirmación o negación hasta que no se agote la búsqueda de razones fundamentadoras provisionales. ¿Es este proceso afectual-cognitivo de búsqueda igualmente instrumentalizador? No, porque no desea homogeneizar desde una “verdad” preconcebida o prehecha para imponerla a los niños, niñas y jóvenes, ni los indignifica al no reconocerles su idiosincrasia proveniente de los contextos socio-culturales de origen ya que los legitima como se hace en sus comunidades. Además, confiamos en la capacidad empatizadora también del (o la) docente para re-crearse como profesional animador de la búsqueda realizadora de, -ahora sí-, sus estudiantes, porque se siente que también les pertenece afectualmente al sentir-pensar con ellos(as).

Finalmente, la afectualidad no es una herramienta pedagógica porque al ser la propuesta de un nuevo tipo de relacionamiento social es mucho más abarcante  que la pedagogía, la trasciende.  Si en verdad la pedagogía quiere ser emancipadora y no reproductora, debe redefinirse en el marco de nuevas relaciones socioculturales liberadoras como lo propuso Paulo Freire, entre otros.  Por esto la afectualidad, considerada ahora desde la construcción de una pedagogía alternativa, es contraria a su instrumentalización reproductora. Si se nos apremiara nuevamente con la pregunta de ¿cómo hacer entonces? contestaríamos diciendo: situándose desde la creación y re-creación de ámbitos éticos-estéticos de afectualidad, dejando que ella aflore sintiendo y pensando juntos empáticamente (un ámbito es una ambientación de la sensibilidad para que los artistas creen  obras de arte, por ejemplo).  ¿Ello es posible en la institución escolar actual? Parafraseando a Baruch de Spinoza, responderíamos: nadie sabe de lo que son capaces los cuerpos cuando se les energiza socialmente en un ámbito afectual que favorece su Potentia y Potestas (la fuerza de su potencia e institución o afirmación realizadora concreta de esa potencia).

 

*Correos: ilianalopriore11mail.com / diazjorge47mail.com

Comparte este contenido:

Francés vs. árabe: Marruecos libra la batalla definitiva por su identidad

Por: Rebeca Hortigüela. Rabat.

El francés, la lengua colonial, se impone al árabe y al amazigh en la educación de ciencias y aviva el debate sobre la pérdida de identidad nacional marroquí

Marruecos dejó de ser protectorado francés hace más de 60 años. Y sin embargo, el francés sigue siendo el idioma dominante. No solo las universidades imparten sus clases en la lengua de la antigua metrópoli, sino que es requisito obligatorio para acceder a la mayoría de los empleos, incluso no cualificados. El debate sobre si educar en francés o en las otras dos lenguas oficiales -el árabe y el amazigh de los bereberes norteafricanos- lleva tiempo cocinándose a fuego lento. Pero la polémica ha terminado de estallar con la promulgación de una ley de educación que obliga a los colegios e institutos a impartir este curso las asignaturas de ciencias, matemáticas y tecnología en francés.

Sus detractores la califican como «una ley absurda» inventada por y para beneficiar al ‘lobby’ francés y todavía muy presente en las instituciones. De hecho, la mayoría de los marroquíes se comunican en una variante local del árabe clásico y apenas un 35% tiene algún nivel de francés. Mientras, los pocos expertos que se posicionan a favor creen que esta nueva legislación puede reducir el galopante paro juvenil y facilitar que más jóvenes completen con éxito sus carreras universitarias, impartidas en francés y en las que nueve de cada diez alumnos abandonan antes de obtener el título en las disciplinas científicas (más del doble que en el resto de carreras).

Pese a la arabización del país y la construcción de identidad nacional tras su independencia, la realidad es todavía tozuda: el francés es el idioma de los negocios, del propio gobierno y de las élites. Para acceder al 70% de los puestos de trabajo se exige el perfecto dominio de esta lengua, vista por muchos como una «lengua colonial».

REBECA HORTIGÜELA. RABAT

¿Encontrar profesores? ¡Imposible!

De momento, su implantación de la ley en las aulas marroquíes de primaria y secundaria está siendo difícil. No hay libros de texto de las asignaturas científicas traducidos al francés y está costando encontrar profesores de ciencias capacitados para impartir sus clases en el idioma de Victor Hugo.

«Tenemos problemas para encontrar profesores de francés y reemplazar a los que se están jubilando. ¡Cómo vamos a encontrar profesores de matemáticas o de ciencias naturales puedan dar las clases en francés! Es prácticamente imposible», expresa Mostafa Ouzir, responsable del departamento de estudios hispánicos en la Universidad Mohamed V de Rabat y coordinador de la formación de profesores de primaria.

«Antes de aprobar, de forma unilateral, una ley como esta, que afecta en primer lugar a profesores, padres y alumnos, podían haber tenido en cuenta nuestra opinión. La asociación de padres y madres de alumnos está en completo desacuerdo y rechazó esta ley en el momento de la consulta», se indigna Khadiya, madre de una alumna de secundaria y miembro del colectivo.

Entre los críticos con esta ley está también el exprimer ministro Abdelilah Benkirane, del partido islamista Justicia y Desarrollo (JDP) que además de las críticas a la «frenchificación» de la educación y la sociedad añade el duro golpe para el árabe clásico, que en Marruecos solo se encuentra en los libros del colegio, los medios de comunicación y el Corán. «El árabe es un tema de principios. Es una desgracia que el partido con una referencia islámica (el JDP) renuncie al idioma árabe en la educación y la reemplace con el lenguaje del colonialismo».

IGNACIO CEMBRERO

Para Ouzir, la implantación del francés en las escuelas, un idioma que costó mucho sacar precisamente de la educación durante la arabización de Marruecos tras a la recién inaugurada independencia, se produce por intereses económicos y políticos. «Por un lado, se quiere seguir alimentando la hegemonía francesa y sus privilegios. Por otro, esta ley es una forma de posponer el debate de cómo educar a nuestros chavales en las dos lenguas oficiales reconocidas en la Constitución de 2011: el árabe y el amazigh», continúa explicando el doctor y profesor a El Confidencial.

El amazigh se incorporó a la Constitución como lengua oficial en 2011, después del 20F, la primavera árabe marroquí. Pero lo cierto es que en la práctica en muy pocos colegios se imparte, a pesar de que una gran parte de la población marroquí –entre un 40% y un 60%– ha sido criada en esta lengua y un 27% de los marroquíes solo se expresan en ella. Hablamos de regiones tan extensas como el Atlas, el Rif y el sur de Marruecos.

Según la línea de los que se manifiestan en contra de la enseñanza en francés en los colegios públicos, Marruecos debería hacer un cambio total del sistema educativo y esta ley es solo una forma de distraer la atención y no reparar en que el sistema de educación marroquí, derivado del sistema francés, no se ajusta a la nueva era.

«Los medios son obsoletos, los alumnos ni siquiera disponen de ordenadores y otros aparatos tecnológicos e informáticos en las aulas, los métodos son anticuados, las cifras de absentismo escolar son alarmantes. ¿Se está trabajando en una ley de educación que pretendan arreglar todo eso? Pues claro que no. Todo lo contrario», sigue narrando Mostafa.

Niñas marroquíes en una 'madrasa'. (Reuters)
Niñas marroquíes en una ‘madrasa’. (Reuters)

Según su testimonio, las consecuencias de esta decisión serán un mayor abandono escolar por parte de todos aquellos alumnos que hayan recibido una educación en amazigh o en árabe y que en las asignaturas científicas no entiendan absolutamente nada y «una falsificación importante de los resultados, ya que, según los expertos, ni la mitad de las escuelas del reino van a poner en práctica esta ley y los auditores no tendrán otro remedio que falsificar las estadísticas».

¿Por qué no en inglés?

Fouad Lakchour es ingeniero industrial. Él se posiciona a favor de esta medida. Estudió la educación primaria y secundaria en árabe, pero en cuando llegó a la Universidad tuvo que cursar su carrera en francés. «No sé si esta ley es la mejor forma de hacerlo, pero estudiar las asignaturas científicas en árabe en el colegio y en la universidad hacerlo en francés no tiene ningún sentido porque los alumnos que vienen de un entorno francófono tienen mucha más facilidades durante el periodo universitario», explica haciendo referencia a que esta ley es una buena medida para eliminar las barreras sociales.

Sin embargo, Mostafa Ouzir no está de acuerdo porque es consciente de que está ley es precisamente lo contrario: una forma de conservar la hegemonía política y económica del ‘lobby’ francófono. «¿Por qué no se estudia en inglés, un idioma mucho más universal?», se pregunta. «Ahora todos los jóvenes de Marruecos quieren hablar inglés. Se esfuerzan por hablar inglés. De hecho no les interesa en absoluto el francés. En Marruecos solo habla francés un minoría muy pequeña, pero esa minoría controla todo el poder económico, y los que tenemos más de 65 años que fuimos educados durante el protectorado», se indigna.

Esa fue la pregunta que se hicieron en la vecina Argelia, también excolonia francesa. Allí, las escuelas dan clases en árabe mientras las universidades lo hacen en francés. Pero en el deseo de alejarse de la influencia de la exmetrópoli, así como la preponderancia del inglés a nivel global, a principios de este año el Gobierno pidió a las 77 universidades y centros de enseñanza superior del país que empezaran a elegir el inglés sobre el francés. «El idioma francés no nos lleva a ninguna parte», declaró el ministro de Educación Superior e Investigaciones Científicas Tayeb Bouzid. Una decisión similar tomó Ruanda, excolonia francesa en África Central, con algunos problemas en su aplicación.

EVA CATALÁN. LOS ÁNGELES

«Se habla mucho de que esta medida es muy positiva para evitar la barrera social en cuanto al acceso a los puestos de trabajo en Marruecos, pero todos sabemos como se accede a los puestos de trabajo en este país. Por mucho que se impartan las asignaturas de ciencias en francés, el idioma de la élite, un chaval de la medina o de un pueblo del atlas o del Rif no va a tener las mismas oportunidades para acceder a los ‘buenos puestos de trabajo’. Esos, en la mayoría de las ocasiones están reservados para los que vienen de la educación privada y, normalmente, vienen de una familia francófona. Es independiente del idioma que se utilice en su educación”, sentencia Ouzir.

Pérdida de identidad nacional

Por otro lado, los expertos marroquíes muestran su preocupación por la pérdida del los idiomas oficiales en la cultura, las artes y la ciencia. «El Estado ha ejercido durante décadas políticas lingüísticas dañinas con todas las lenguas nacionales: árabe, dialecto marroquí y amazigh (bereber)», reconoció el ministro de cultura en 2017 con motivo de la Semana del idioma árabe. Ahora los intelectuales temen que todas esas «políticas lingüísticas dañinas» estén pasando factura a Marruecos y todo este contribuya a perder la identidad de un país que trabajó mucho por recuperarla después del periodo colonial.

«El marroquí está abierto a los idiomas desde siempre. No tienen que venir los políticos ni las leyes a decirnos que tenemos que aprender idiomas. Solo hay que darse un paseo por la plaza de Jamma El Fna o por la medina de Fez para apreciarlo. Sabemos que necesitamos aprender idiomas y los aprendemos», sostiene Mostafa.

Y añade: «Lo que necesitamos es un buen sistema de educación en las escuelas públicas para que las familias de bajos recursos, la mayoría de familias del país, que no pueden permitirse una educación privada para sus hijos tengas las mismas oportunidades que los demás. Y eso no se consigue dando las clases de ciencias en francés. Eso se consigue cambiando el sistema educativo desde cero. Y formando a buenos profesores en francés, en inglés y en español, un idioma que habla más gente en Marruecos que el francés, para que les den clases de idiomas desde el principio, para que enseñen las gramáticas a la perfección no solo la terminología científica»

Fuente del artículo: https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-12-08/frances-arabe-libran-batalla-escuelas-marruecos_2353039/

Comparte este contenido:
Page 830 of 2436
1 828 829 830 831 832 2.436