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La educación sexual integral, como oportunidad

Por: Héctor Ghiretti.

 

La discusión sobre la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) ha servido para poner en evidencia un prejuicio y un presupuesto sobre el sistema educativo.

El prejuicio es que la educación pública es un sistema ideológicamente neutral,  desprovisto de sesgos doctrinales. Eso es insostenible. Todo dispositivo del Estado posee una inspiración/orientación ideológica. No existe, por otra parte, una ideología universal o genérica del Estado: se va componiendo de diversas corrientes de pensamiento. Unas veces es coherente, otras contradictoria.

La configuración ideológica del Estado se hace evidente en el sistema educativo. En la Argentina la ideología estatal vigente en materia educativa se impuso en la reinstauración democrática de 1983. Desde entonces ha permanecido inalterada, no sólo en sus presupuestos teóricos, sino también desde el punto de vista práctico de su continua declinación.

El sistema de educación pública en todos sus niveles se mueve en una pendiente descendente desde hace décadas. El fracaso de los países tiende a identificarse con el de su educación. En la medida en que no haya un cambio sustancial de los equipos que deciden el futuro de la educación, no cabe abrigar esperanzas.

El presupuesto del sistema educativo, que responde a un modelo cognitivista e ilustrado, es que sólo funciona si los niños que ingresan en él poseen habilidades sociales y hábitos previamente aprendidos en el contexto familiar. Sin ese presupuesto la educación formal institucionalizada se hace imposible.

Los problemas de la educación corren en paralelo a la crisis de la familia como núcleo social básico. La respuesta del sistema de educación pública ante el notable déficit o ausencia de este zócalo o fundamento familiar ha sido intentar reemplazarlo por su cuenta, con resultados invariablemente negativos: son formas de educación temprana, intensiva y personalizada que sólo pueden darse en un entorno afectivo propio del núcleo familiar.

El Estado pretende suplir a la familia pero llega inevitablemente tarde, lo hace mal y ni siquiera cumple con aquello para lo que fue ideado. La exclusión empieza mucho antes de iniciar la escuela.

El sistema educativo actual no solo está concebido según presupuestos ideológicos que muestran su inadecuación y su fracaso cada día, sino que además está sobrecargado de demandas sociales. Parte de la sociedad piensa que la educación es un sistema de capacidad infinita, que admite la inclusión de todo tipo de contenidos, como si los recursos humanos, materiales o el tiempo a disposición fuesen ilimitados. Es la receta para el desastre.

Tanto el prejuicio como el presupuesto deben tenerse en cuenta en el caso de la ESI. En primer lugar cabe señalar que la idea de una «educación integral» (de lo que sea) en el sistema actual es un eufemismo cruel y mentiroso, máxime si se advierte su funcionamiento. Si los alumnos terminan los ciclos básicos con problemas de lectoescritura y operaciones matemáticas elementales, exigirle otra cosa es una pretensión desorbitada. La parcialidad fragmentaria de lo que se puede enseñar en materia de educación sexual es preocupante, porque es imprescindible integrar esas nociones y habilidades en una visión de conjunto.

Por otra parte, es necesario advertir sobre los presupuestos ideológicos de la ESI. El problema excede las pretensiones de «objetividad científica» con que los defensores la quieren presentar y que los detractores le reclaman. Todas las concepciones educativas poseen un fundamento antropológico, un concepto de hombre del que parten y al que aspiran. Es difícil ponerse de acuerdo en torno a estos presupuestos en sociedades cada vez más complejas. Por eso resulta necesario un replanteamiento profundo, tanto de la ESI como de las articulaciones entre el sistema educativo y la familia.

Si el sistema educativo no puede prescindir de las funciones educativas propias de la familia pero fracasa al querer suplirlas, deberá idear estrategias de intervención y cooperación alternativas. En algunas instituciones se ha puesto en práctica la modalidad de las «escuelas para padres»: instancias formativas que tienen por objeto ayudar a los padres a criar y educar a sus hijos. Esto permite al sistema contribuir a las formas de adquisición temprana de habilidades y conocimientos en el momento apropiado y a través del núcleo comunitario más eficaz: la familia.

El mismo recurso sirve para la educación sexual. Se trata de un aspecto de la formación que atañe a la intimidad, a los procesos individuales de maduración física y psicológica, que demandan un abordaje personalizado. La dimensión afectiva resulta decisiva, no solamente desde la perspectiva de la educación de los niños y adolescentes (a quienes hay que enseñar a querer) sino también desde la perspectiva de los medios necesarios: mientras más estrecha es la relación afectiva entre quien enseña y quien aprende, más rica y fecunda es la educación.

Esta propuesta tiene cuatro ventajas adicionales:

1. Evita recargar los ya saturados diseños curriculares. Si en las actuales circunstancias el docente no alcanza a impartir los saberes básicos, mal podrá incorporar contenidos complejos.

2. Permite contratar personal especializado que puede manejarse con mayor libertad y profundidad con asistentes adultos, al tiempo que se evitan las engorrosas y deficientes capacitaciones adicionales a los planteles docentes.

3. Permite a los padres hacer un filtrado crítico, una mediación y una adecuación de los contenidos impartidos, permitiendo acuerdos básicos entre la enseñanza impartida en casa y en el aula.

4. Otorga mayor capacidad a los docentes en el aula para establecer estrategias de prevención, detección y procesamiento de posibles abusos. La asistencia (o no) de los padres a los cursos, su conducta en ese contexto pueden ser datos que revelen aspectos de la relación con sus hijos.

En el apartado 3.2 de la ley se menciona la necesidad de establecer «consensos, alianzas» entre la escuela y la familia. Aunque lleno de buenas intenciones, es deliberadamente vago y difuso, sin ninguna precisión ni medida concreta. La familia es reducida a un rol complementario, de segundo orden. Lo que se propone aquí, por el contrario, es constituirla como mediadora fundamental e imprescindible de la educación sexual. Se trata de restablecer por medios institucionales el ámbito más adecuado para aprender a querer a los otros y quererse a sí mismo, a disponer y cuidar del propio cuerpo: cosas que no pueden enseñarse de forma disociada.

Fuente del artículo: https://losandes.com.ar/article/view?slug=la-educacion-sexual-integral-como-oportunidad-por-hector-ghiretti

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Calendario docente 2019 (PDF)

Autor: Manu Velasco / Fuente: Ayuda para Maestros

¡Ya no queda nada para cambiar de año! Mi gran amigo e ilustrador Óscar Rubio y yo os hemos preparado el «calendario docente 2019». Lo podéis descargar en PDF listo para imprimir aquí: «Calendario docente 2019» o en la «Zona descargas» del blog. Si no podéis descargarlo, escribidme a través del formulario del blog y os lo envío. Por exceso de tráfico, Drive puede suspender las descargas del calendario temporalmente. ¡Disculpad! ¡Gracias por estar ahí!
¡Os deseo un 2019 lleno de TIC (Ternura, Interés y Cariño)!
Manu Velasco
Link para la descarga:
https://drive.google.com/file/d/1vGt91kHumBb56DPz-kNQDGf1d-e2jZWN/view
Fuente:
http://www.ayudaparamaestros.com/2018/12/calendario-docente-2019.html
ove/mahv
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Aulas violentas: el acoso y la agresión en la escuela (Video)

México / 13 de enero de 2019  / Autor: UPNAjusco / Fuente: Youtube

Publicado el 11 dic. 2018
Universidad Pedagógica Nacional
Área Académica 3. Aprendizaje y enseñanza en Ciencias, Humanidades y Artes
Programa Educativo de la Licenciatura en Psicología Educativa
Línea Curricular Educación Inclusiva
Conferencia: Aulas Violentas: el acoso y la agresión en la escuela
Ponente: Lic. María Eloisa Socorro Hernández Reyes
Moderador: Mtro. Luis Adrián Aldrete Quiñones

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=GZI0VuMOkcM
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Henry Giroux: ¿Por qué es hoy necesaria la Educación Crítica? (Video)

Estados Unidos / 13 de enero de 2019 / Autor: Henry Giroux / Fuente: Educación Crítica e Inclusiva

Henry Giroux, profesor de la McMaster University, y miembro del Comité de Honor del congreso, nos explica porque es hoy en día más necesaria que nunca la educación crítica.

 

 

Fuente:

Henry Giroux: ¿Por qué es hoy necesaria la Educación Crítica?

ove/mahv

 

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La crisis del Reformismo Educativo

México / 13 de enero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

La semana pasada comenté en este mismo espacio que “se observa un proceso de transición generacional en la orientación y el rumbo de las políticas públicas educativas en México, y que esto se da a través de un movimiento que va del “Reformismo Conservador” (registrado durante el periodo 2000-2018) al “Reformismo Progresista (Moderado)”, que inicia en estas fechas: 2018-2019…” Así mismo, afirmé que “…Si en verdad se concreta un cambio de régimen político, “de raíz”, entonces estas etiquetas cobrarán sentido…”, sobre todo si eso que se proyecta en la retórica política, llega a las aulas. (ver: “Educación: Del Reformismo Conservador al Reformismo Progresista”, SDP Noticias3 de enero, 2019).

Al hacer la caracterización esquemática del discurso del Reformismo Conservador en la Educación, dije que “…Dos ingredientes adicionales (y no menos interesantes), que se han sumado a la tendencia ideológica del “Reformismo Conservador” en la educación pública durante las últimas tres décadas (en México y en el mundo), tienen que ver con la apropiación de modelos gerencialistas en la gestión educativa y, más específicamente, en la gestión de los conocimientos y los aprendizajes, por una parte. Y la implantación de esquemas evaluadores y de búsqueda de la “calidad”, por otra.”; y que ello se ha introducido en el discurso (y en las prácticas educativas) no para romper con ningún paradigma, sino a efecto de mantener el estado social de cosas. Sin embargo, las fronteras aún siguen sin percibirse claramente, al menos en el terreno de las ideas. Me explico: En uno y otro caso (tanto para el Reformismo Conservador como para el Reformismo Progresista, moderado), existen conceptos comunes o compartidos (aunque con intenciones diferentes), que ponen en evidencia contradicciones o inconsistencias discursivas; es decir, aparece aquí una suerte de agotamiento de los contenidos y de los argumentos mismos que se esgrimen para defender dichos contenidos a favor de una u otra posición “reformista”. ¿Cuáles son los contenidos específicos que utilizan los ideólogos en el poder para definir el concepto de “calidad” de la educación? Si la “calidad” de la educación no se cumple con la cobertura (que significa “lograr que los niños, las niñas y los jóvenes cuenten con escuela”) entonces ¿la “calidad” de la educación se reduce al logro de los “aprendizajes escolares” duros o claves (en Matemáticas y Comprensión de Lectura)? ¿Qué hay detrás del concepto de “equidad” educativa”? ¿La “calidad”, la “mejora continua” o la “excelencia” de la educación, son conceptos ideológicamente neutrales?

 

En un artículo publicado en el año 2000, la investigadora española Ma. del Mar Rodríguez Romero advirtió acerca de la crisis que se asomaba, desde entonces, en la estructura interna de los discursos sobre las “representaciones del cambio educativo” (1), cuyo concepto central (el “cambio”) se ubicaba como la idea justificadora de las iniciativas “reformistas”. En su oportunidad, Rodríguez Romero revisa “los límites conceptuales que las metáforas dominantes del cambio educativo nos imponen y su íntima vinculación con las representaciones del cambio educativo…” Específicamente ella analiza “…dos representaciones predominantes. Una representación (que) captura el cambio educativo en movimiento y se sirve de nociones como ciclos, olas, tendencias y rupturas. Y otra (que) expresa la relación entre estabilidad y cambio, y pone de manifiesto su naturaleza paradójica, declarando su compromiso con la transformación, pero sin traspasar las fronteras del status quo.”

Para decirlo en palabras coloquiales, ambas expresiones del reformismo educativo no buscan “romper paradigmas”, sino producir cambios “graduales”, en el sentido de que no luchan por desmantelar las estructuras económicas, culturales y políticas, sino, en todo caso, su transformación gradual. Sólo que una expresión piensa a la Reforma Educativa en términos del cambio en “movimiento” (que incluye, no obstante, la posibilidad de la ruptura), mientras que la otra visualiza a la Reforma Educativa como un proceso que alterna periodos de “estabilidad y cambio”.

En este cuadro de crisis en torno a las representaciones o idealizaciones de la Reforma y del “cambio educativo”, la noción de “innovaciones educativas y pedagógicas” juega también un papel protagónico. Al respecto, Rodríguez Romero afirma lo siguiente: “La gramática de la innovación ha impedido analizar el problema del poder y de la reproducción de las relaciones que produce. Las relaciones sociales en la escuela se han planteado como independientes de los procesos políticos, culturales y sociales, y se ha adoptado una posición neutral acerca de los propósitos del sistema educativo que ha enmascarado los valores y las consecuencias relacionadas con la educación como institución social (Popkewitz, 1988)… El análisis del poder está resultando ser muy productivo cuando se relaciona con el conocimiento. La relación entre conocimiento y poder pone de manifiesto cómo la reforma es parte de un esfuerzo más amplio por definir las escuelas como lugares donde se organiza una manera específica de identidad, de valor y de posibilidad a través de la interacción entre profesorado, estudiantes y textos (Popkewitz, 1994b).” (2)

 

En su análisis sobre los discursos de las Reformas Educativas en Europa, Estados Unidos y Canadá, Rodríguez Romero dice con razón que “Una representación (del cambio educativo) captura las diversas formas que adoptan las innovaciones en movimiento. Esta representación está muy relacionada con la percepción de la repetición del cambio educativo (el enfoque “recurrente”). Otra representación muestra las relaciones entre la estabilidad y el cambio, y se conecta con la percepción de la vulnerabilidad de las reformas en las instituciones educativas.” Esta última versión sostiene que las grandes reformas educativas son tan “vulnerables” que tienden a fracasar irremediablemente, debido a los dispositivos conservadores y de resistencia al cambio característicos de las sociedades contemporáneas. Y en el caso mexicano, conviene revisar también las estructuras sociales resistentes al cambio, como los sectores empresariales, las iglesias, los sindicatos oficialistas, ciertos medios de comunicación y las asociaciones cupulares de “padres de familia”, entre otros.

 

“La representación del cambio educativo en movimiento está ligada a la percepción de la recurrencia del cambio educativo y se sirve de un tipo de metáforas y categorías conceptuales que capturan las diversas formas que adoptan las innovaciones en la escuela cuando se les contempla como fenómenos en movimiento y prevalece su carácter fluido y dinámico. Son útiles para plasmar la combinación y la sucesión de los acontecimientos, sus pausas y aceleraciones. Para captar este tipo de cualidades asociadas al cambio educativo en movimiento, se han aplicado nociones como ciclos, olas, tendencias y, más recientemente, rupturas.”… “Si se ponen en relación los ciclos (del cambio educativo) con la historia social e institucional de la escolarización, se observa que, con frecuencia, la educación se ha visto obligada a lidiar con propósitos contradictorios como: socializar en la obediencia o en el pensamiento crítico, enseñar conocimiento académico o destrezas prácticas, cooperación o competitividad, destrezas básicas o creatividad y pensamiento de alto nivel, centrarse en la base académica o permitir elección de contenidos (Tyack y Cuban, 1995).” (3)

¿Cuándo aparece la crisis del Reformismo Educativo? “…cuando (los autores) señalan que tanto en gobiernos conservadores como demócratas hay más coincidencia en el programa de educación que en otros sectores de toma de decisiones políticas… Por ejemplo, los demócratas también abogan por la elevación del nivel y la elección de centro – prácticas de cambio localizadas en la comunidad discursiva de la excelencia (Rodríguez Romero, 1998) -. En España, los pilares para proponer medidas similares comenzaron a imponerse con los últimos gobiernos socialistas, por ejemplo, con sus actuaciones en materia de evaluación y dirección de centros. Por su parte, en el Reino Unido, el gobierno del neolaborista de Tony Blair no sólo está manteniendo estrategias ideadas por los conservadores, como la participación de inspectores procedentes del mundo empresarial en la supervisión de las instituciones educativas, sino que, al intentar ubicar ideológicamente su política educativa, no parece haber duda respecto al predominio de tácticas que abundan en formas neoliberales de abordar los asuntos educativos… Algunos estudios comparativos de las últimas reformas educativas en varios países del mundo anglosajón muestran la tendencia compartida hacia el desmantelamiento de las burocracias centralizadas y su sustitución por propuestas escolares con una fuerte presencia de la elección de escuela por las familias y la competencia entre diversos tipos de escuelas para seducirlas. Dichas reformas han sido y están siendo promovidas y sostenidas tanto por gobiernos conservadores como socialdemócratas y socialistas y, aunque hay claras diferencias entre los países, puede apreciarse de modo general que, a pesar de la retórica, están contribuyendo a incrementar la desigualdad entre las escuelas. Con estos datos, parece difícil clasificar las recientes políticas educativas como ideológicamente consistentes y cobra sentido considerar la debilidad de ciertas propuestas de cambio para promover las intenciones que retóricamente declaran, debido a la forzada invisibilidad o silenciamiento de algunos aspectos que pasan desapercibidos, pero que son los responsables del reforzamiento de tendencias previas que, en líneas generales, favorecen a los mejor situados (económica y culturalmente) en la sociedad.”

 

Rodríguez Romero afirma que “Las reformas contribuyen a reforzar determinados modos de vida en las instituciones educativas; en cuyo contexto las subjetividades son moldeadas y las necesidades son construidas y legitimadas. Esto explicaría la persistencia del status quo y de la contribución de las reformas a su mantenimiento, porque los modelos de cambio se pliegan a los temas precisados en el proceso político, siguiendo las prioridades que establecen ciertos sectores institucionales con capacidad para definir los asuntos relacionados con la mejora de la sociedad (Popkewitz, 1988). Los esfuerzos de reforma incorporan modos de representación y estilos de razonamiento que no solamente nos informan sobre la escuela, los docentes y la formación del profesorado, sino que, además, construyen su significado a través de las distinciones que ordenan y definen los objetos de la propia escuela; regulan qué tipo de discurso educativo es posible, quiénes pueden considerarse interlocutores serios y autorizados, y cómo han de construirse el deseo, las aspiraciones y la cognición (Popkewitz, 1994b).”

 

Así finaliza su reflexión la investigadora española: “Este breve examen de las representaciones del cambio educativo pone de manifiesto que las dinámicas de innovación tienen una cualidad densa que es difícil capturar. Las percepciones y las imágenes del cambio son usadas por diferentes grupos sociales para tratar de hacer comprensibles las innovaciones según sus propios términos y legitimar formas específicas de avance social. Es necesario aplicar la cautela y la reflexión en el uso y propagación de imágenes y percepciones del cambio educativo. Como puede advertirse, tras el análisis realizado tanto la percepción de recurrencia como la de vulnerabilidad, tienen una clara base sociopolítica y proyectan formas de entender y actuar en educación que revelan los límites y las posibilidades entre las que se ha ido configurado el saber sobre el cambio educativo y los anhelos y frustraciones de las personas que lo han imaginado y desplegado. La sensación de repetición es fruto del conflicto de valores entre grupos sociales y políticos en litigio y, para desenmascararla, conviene situar las propuestas de cambio en el contexto particular en el que aparentemente resurgen y relacionarlas con líneas de desarrollo institucional más persistentes. La noción de ruptura nos habla del desenvolvimiento desigual y, a la vez, interrelacionado de las transformaciones y constituye una llamada de atención muy fértil respecto de la creación de imágenes del cambio educativo que reten la inevitabilidad que subyace en la persistencia hegemónica de la imagen del cambio educativo como ciclos. Con respecto a la vulnerabilidad de los esfuerzos de mejora, parece que resulta ser más “intencional” de lo que cabría suponer, porque está ligada a la estabilidad de la propia sociedad y al mantenimiento de las relaciones de poder.”

 

Dejo hasta aquí esta serie de reflexiones, que tienen la intención de argumentar porque la presente administración federal en México (2018-2024), en materia de educación, no podrá llevar a cabo fácilmente las transformaciones -retóricamente anunciadas hace unos días- en el sistema educativo nacional (ni estatales), en términos de “equidad” y “calidad” (o “excelencia”), puesto que éstos se encuentran, como todo el “Reformismo Educativo”, en plena crisis.

 

(1) Rodríguez R., M. (2000). Las representaciones del cambio educativo. Revista Electrónica de Investigación Educativa, en: http://redie.uabc.mx/vol2no2/contenido-romero.html También recomiendo la lectura de su libro: Metamorfosis del Cambio Educativo (2003). Editorial Akal. Madrid.

(2) Ideas desarrolladas por Popkewitz, T.S. (1994). Sociología política de las reformas educativas. Madrid: Morata.

(3) Se refiere al texto de Tyack, D. y Cuban, L. (1995). Tinkering toward utopia. Cambridge, Ma: Harvard University Press.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/07/la-crisis-del-reformismo-educativo

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De la piel a la pedagogía: las 10 «p» de la educación

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Salvador Rodríguez Ojaos / Fuente: El Blog de Salvaroj

Hay muchas palabras en castellano que empiezan con la letra P y algunas de ellas están relacionadas con la educación… y otras no.

Entre las que no, destacaría PostureoPolítica y Petulancia. Que son palabras que están demasiado presentes en los debates educativos en la redes sociales. De hecho, las discusiones educativas tuiteras me recuerdan aquella famosa canción del dúo musical Pimpinela «Olvídate y pega la vuelta»: reproches mutuos y acusaciones varias, desacuerdo e imposibilidad de encuentro.

10 son las palabras que empiezan con la letra P que caracterizan la educación:

1. Pedagogía. Lejos de ser el problema de la educación actual, como algunos pretenden, es la solución a muchos de sus males (que no a todos). Es muy peligroso e inconsciente pretender transformar o renovar la educación sin conocer la historia y la tradición de la praxis y la teoría pedagógica.

2. Piel. La educación debe emocionar, debe sentirse como se sienten las caricias en la piel. Hay que sentir para aprender porque los aprendizaje vividos, aquellos que consiguen despertar sentimientos, emocionar, son los verdaderamente significativos y perdurables.

3. Placer. El placer por el conocimiento debe dirigir el aprendizaje de los alumnos y alumnas y junto con su curiosidad innata son el fundamento para que puedan aprender de forma autónoma a lo largo de toda la vida.

4. Pensar. La educación debe hacer que las personas tengan espíritu crítico y sean capaces de discernir por sí mismas lo que es correcto y adecuado de o que no lo es, sin dejarse manipular o dirigir de forma autómata. Enseñar a pensar es tener la aplicar el conocimiento.

5. Pluralidad. Ser capaz de aceptar las diferencias y respetarlas debe ser uno de los propósitos de la educación. Entender que las diferencias nos enriquecen y nos permiten mejorar es clave para afrontar el futuro con garantías.

6. Perseverancia. También podría valer la palabra Paciencia. La constancia, el esfuerzo para conseguir sus objetivos, la capacidad de no rendirse ante las dificultades y de aprender de los errores es un valor esencial de la educación. El esfuerzo y la capacidad para perseverar no debe confundirse con el sufrimiento y la ansiedad ante el aprendizaje.

7. Profesor/a. El factor humano en la transmisión de conocimientos, destrezas y habilidades es indispensable e indiscutible en la sociedad de la información. La labor docente es, y será, fundamental para el aprendizaje de la nuevas generaciones.

8. Poesía. En un mundo donde los contenidos STEM tienen cada vez más importancia, la educación que reciben nuestros alumnos y alumnas debe contemplarlos sin duda alguna. Pero la poesía, el arte, la literatura deben formar también una parte fundamental de esa educación, porque nos hace mejores personas y porque ayudan a consolidar los conocimientos técnico-científicos.

9. Pregunta. Cuestionarse sobre el mundo es básico para aprender sobre él. La pregunta es generadora de conocimiento y la búsqueda de respuestas es el camino para acceder al aprendizaje en un mundo complejo.

10. Paradoja. Para finalizar la cuestión clave: se da la paradoja de que no hay una única forma de acceder al conocimiento, que no hay una única forma de aprender, que no existen fórmulas mágicas ni recetas infalibles… Por tanto, cuando debatamos sobre educación seamos respetuosos y tengamos la capacidad de entender la posición del otro, así y solo así conseguiremos una educación mejor.

Fuente del Artículo:

http://www.salvarojeducacion.com/2019/01/de-la-piel-la-pedagogia-las-10-p-de-la.html

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El ir y venir de las modas educativas

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Marta Ferrero / Fuente: Cuaderno de Cultura Científica

Las modas educativas han existido siempre. Por moda educativa se entiende aquí a cualquier propuesta metodológica o recurso educativo que, en un momento dado, se cuela con furor en un determinado distrito escolar y, transcurrido un tiempo más o menos extenso, desaparece sin dejar prueba sólida alguna de haber contribuido al aprendizaje de los alumnos.

No todas las modas educativas son iguales. Hay modas “inofensivas”, ya que no implican cambios ni medidas significativas de ningún tipo, como aquella que introdujo la música de Mozart en las aulas para mejorar el rendimiento cognitivo de los alumnos. Y hay modas claramente perjudiciales, bien porque suponen un gasto sustancial de tiempo y dinero que pueden dedicarse a metodologías con eficacia probada (Busso y Pollack, 2014), bien porque pueden dificultar o impedir el aprendizaje de todo el alumnado o, como mínimo, de una parte del mismo (Carnine, 2000). Un ejemplo del primer caso, en referencia a las modas perjudiciales, es la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en las aulas (Hodge, 2005). Mientras que un ejemplo del segundo caso es (o, quiero pensar, fue) la adopción del método global para la enseñanza inicial de la lectura (Stahl, 1999). Son estas últimas modas las que centran el contenido de este post.

Antes de continuar, conviene aclarar que el término moda educativa no es irremediablemente sinónimo de innovación educativa. Una moda educativa no se apoya en ninguna teoría válida ni está respaldada por estudios científicos que demuestren su eficacia. Habitualmente, su difusión viene de la mano de determinadas empresas o personas afines que logran popularizarla entre los responsables de la formación continua del profesorado, las autoridades educativas o los propios docentes a través de libros, publicaciones periódicas o estudios preliminares de baja calidad (Slavin, 1989). Por el contrario, una innovación educativa puede referirse a cualquier elemento novedoso que se introduce en un sistema educativo o colegio y conduce a un cambio en las ideas, prácticas, productos o servicios del mismo (Carrier, 2015). Este cambio puede estar o no respaldado por la evidencia.

¿Cómo se popularizan las modas educativas?

En el año 2017, Nathalie Carrier publicó un trabajo fruto de su tesis doctoral que tenía como objetivo determinar qué estrategias se habían utilizado para difundir siete modas educativas concretas y qué lugar ocupaba la evidencia en este fenómeno, aunque ella emplea el término innovación. Los medios que examinó para determinar cómo se difunden las modas educativas fueron revistas de divulgación educativa y comerciales, periódicos locales y blogs. Para analizar el contenido de estos medios, utilizó seis criterios de persuasión recogidos en la literatura sobre psicología social: Compatibilidad con las ideas previas, accesibilidad para su uso mediante explicaciones claras, practicidad para el trabajo en el aula, evidencia o calidad de la investigación que lo avala, credibilidad de las fuentes de las que procede la información y atractivo, referido a si la innovación resulta profesional, personalizada y/o divertida. Para ser consideradas populares, las modas analizadas tenían que cumplir al menos cuatro de un total de seis requisitos como, por ejemplo, poseer una entrada en diez blogs diferentes, contar con un hashtag en Twitter o una página en Facebook o haber sido empleadas por 10.000 individuos, 10 colegios o 5 distritos escolares.

A continuación, se presentan las conclusiones principales de su trabajo. En general, las dos estrategias más utilizadas para promocionar las modas educativas fueron, en primer lugar y a gran distancia del resto, el atractivo y en segundo lugar la credibilidad percibida, por delante de la evidencia, la practicidad, la accesibilidad y la compatibilidad. Junto a esto, los medios recurrían a un lenguaje emotivo o descriptivo, más que a uno basado en la evidencia disponible, para publicitar la moda en cuestión. Además, apenas unos pocos documentos citaban estudios de investigación sobre las modas anunciadas para determinar la efectividad de las intervenciones y ninguno de ellos describía o exploraba en profundidad dichos estudios. Más bien, el tipo de evidencia en la que se apoyaban los documentos consultados eran estudios informales, anécdotas basadas en experiencias personales o datos estadísticos generales sobre los problemas que abordaban las modas o sobre su uso.

La información sobre un determinado método educativo puede sonar convincente al mostrarse adornada con historias y anécdotas emotivas o referencias a fuentes afines creíbles. Pero, a la vez, esta información puede no estar corroborada sino simplemente basada en argumentos incorrectos y rudimentarios. Por esta razón, la autora recomendaba a los docentes estar alerta ante las influencias y sesgos que pueden producir las estrategias usadas para difundir las modas educativas. Junto a esto, les aconsejaba ser prudentes y formular preguntas críticas sobre dichas modas como, por ejemplo, qué estudios cuestionan su eficacia o, al menos, cuestionan los inconvenientes potenciales de la misma. Para terminar, Carrier sentenciaba que las estrategias detectadas a través de su trabajo de investigación pueden conducir a la difusión de modas ineficaces, inútiles e incluso perjudiciales para los alumnos.

En 1989, Robert E. Slavin describía las etapas por las que pasan las modas educativas hasta popularizarse dentro de la comunidad educativa. A modo de resumen, este investigador situaba como primera etapa la publicación de un método concreto en un libro, publicación periódica popular o evento educativo, seguida por la presentación de resultados preliminares y prometedores, aunque frecuentemente con pruebas muy deficientes. A pesar de ello, el método se expande entre algunos distritos escolares, más tarde entre otros colegios entusiastas de la innovación para hacerlo más tarde entre los responsables de la formación del profesorado, inspectores de educación, etc. Por último, el método termina expandiéndose rápidamente al resto de colegios a través de breves talleres impartidos o bien por los propios creadores del método o bien por formadores profesionales o bien por personal del centro formado ex profeso para ello. Desafortunadamente, solamente cuando el programa ya está de moda y muchos profesores lo están aplicando en sus aulas, comienzan a hacerse evaluaciones rigurosas de su eficacia. De hecho, para cuando comienzan a publicarse estudios de calidad y revisiones, con resultados a menudo negativos, ya es tarde. También ocurre con frecuencia que, a estas alturas, el interés por el método ya ha disminuido y es otra moda la que ha comenzado a despertar entusiasmo entre el profesorado.

¿Qué se puede hacer para evitar que las modas educativas se cuelen en los colegios?

La forma de frenar este péndulo, este ir y venir de las modas educativas, sostiene Slavin (1989), es cambiar las reglas del juego bajo las que las innovaciones educativas son elegidas, implementadas, evaluadas e institucionalizadas. El autor afirma que la comunidad educativa tiene que demandar evaluaciones rigurosas sobre las propuestas educativas que se ofertan antes de adoptarlas. También subraya la necesidad de reemplazar los cursos y talleres de formación breves por otros más extensos que incluyan un seguimiento a medio y largo plazo para comprobar si una determinada propuesta educativa está funcionando o no. Este seguimiento, esta evaluación de la eficacia de la propuesta, ha de incluir grupo experimental y control, con medidas de pre y postest (a poder ser estandarizadas) y garantizando que la aplicación de la propuesta en el aula se ha evaluado bajo condiciones reales y durante períodos de tiempo realistas. Además, sería recomendable que esta evaluación se hicieran primero a pequeña escala y después a gran escala.

Ya en el año 2006, Ben Goldacre, científico y divulgador, advertía de la necesidad de dotar al profesorado de las herramientas y autonomía suficientes para juzgar críticamente si un método educativo dispone o no de pruebas suficientes y válidas para su implementación en las aulas, lo cual favorecería que los docentes dejaran de depender de las injerencias externas (opiniones de expertos, ideologías de uno y otro color, etc.). Sin embargo, son varias las señales que ponen de relieve que aún estamos lejos de este objetivo. Por poner solamente algunos ejemplos, los profesores tanto en formación como en activo, dentro y fuera de nuestro país, albergan hoy en día un elevado número de ideas erróneas sobre teorías y métodos educativos (Cunningham, Perry, Stanovich & Stanovich, 2004; Dekker, Lee, Howard-Jones, & Jolles, 2012; Echegaray-Bengoa & Soriano-Ferrer, 2015; Ferrero, Garaizar, & Vadillo, 2016; Fuentes & Risso, 2015; Tardif, Doudin, & Meylan, 2015; Washburn, Mulcahy, Musante, & Joshi, 2017). Además, consultan más revistas divulgativas que científicas (Ferrero et al., 2016), a las que por cierto consideran menos fiables, accesibles y útiles que los talleres y cursos de formación (Landrum, Cook, Tankersley & Fitzgerald, 2002). Por último, la formación que reciben los estudiantes de educación en métodos de investigación, estadística, búsqueda en bases de datos o lectura de artículos científicos es insuficiente (Ferrero, 2018) y puede impedir que los futuros maestros puedan beneficiarse de los avances científicos en materia educativa.

Si nuestra sociedad aspira a una educación basada en las mejores pruebas disponibles y no en modas que vienen y van, es fundamental mejorar la cultura científica de todos los agentes de la comunidad educativa. Mientras esto ocurre, se presentan a continuación diez señales de alerta que pueden emplear los docentes para detectar prácticas educativas sin pruebas válidas sobre su eficacia (Lilienfeld, Ammirati & David, 2012).

Fotograma de “The Simsons”, serie creada por Matt Groening para Fox Broadcasting Company

Diez señales de alerta para detectar prácticas pseudocientíficas

1. Falta de falsabilidad y uso excesivo de hipótesis ad hoc

La falsabilidad se refiere a la capacidad de refutar una teoría con la ayuda de la evidencia. Una forma de convertir una teoría en irrefutable es usando hipótesis ad hoc. Esto es, invocando nuevas hipótesis sobre un determinado fenómeno a los resultados obtenidos para explicar por qué no se han confirmado las predicciones de la teoría. Por ejemplo, ante la inferioridad del método global frente al alfabético en la enseñanza de la lectura, los defensores del primero podrían alegar que las tareas empleadas para medir la velocidad y precisión lectoras no son las adecuadas.

2. Falta de autocorrección

Frente a las correcciones graduales que se hacen constantemente a las afirmaciones científicas, las pseudociencias tienden a mantenerse estancadas a pesar de que cada vez haya más evidencia en contra de lo que defienden. Un ejemplo de esta falta de autocorrección se puede observar en torno a la teoría de los estilos de aprendizaje. A pesar de la cada más abundante y sólida evidencia sobre su invalidez, su uso está aún muy generalizado en las escuelas.

3. Énfasis en la confirmación

El sesgo de confirmación consiste en buscar únicamente evidencia que apoya las hipótesis propias a la vez que se ignoran o reinterpretan de forma selectiva aquellas que van en contra. Este sería el caso, por ejemplo, del método Berard, Para defender su eficacia ante múltiples problemas de aprendizaje y conducta (ver la última señal de alerta), sus creadores aportan en la web oficial diversos testimonios de clientes que afirman que el método ha cambiado sus vidas. Sin embargo, esta web no contiene ninguna mención sobre la posibilidad de que el método puede no funcionar en todos los niños.

4. Evasión de la revisión por pares

Aunque no es perfecta, la revisión por pares proporciona cierta protección frente a la investigación de baja calidad. Brevemente, ésta consiste en la revisión de los trabajos de investigación por parte de varios investigadores independientes, a menudo tres o más, antes de su publicación. Sin embargo, no todas las revistas exigen una revisión por pares para publicar un trabajo de investigación. Este es el caso, por ejemplo, de Brain Gym. Este método de gimnasia cerebral, que llegó a utilizarse en más de 80 países (Hyatt, 2007), incluye en su web oficial una pestaña con un extenso listado de estudios de investigación que supuestamente demuestran su eficacia. Sin embargo, la mayoría son estudios cualitativos. Y, entre los que son experimentales, solamente dos han sido publicados en revistas de revisión por pares.

5. Confianza excesiva en pruebas basadas en anécdotas y testimonios

La suma de anécdotas no equivale a hechos. Las anécdotas son difíciles de verificar, tienen una representatividad muy cuestionable y siempre son muy vulnerables a múltiples explicaciones alternativas. Un claro ejemplo del uso de anécdotas aisladas para defender la eficacia de una intervención la encontramos en torno al método Doman. No hay estudios empíricos válidos sobre su eficacia pero sí múltiples testimonios de usuarios particulares, normalmente familias, que defienden el “a mí me funciona” y que son presentadas por los promotores del método como pruebas irrefutables de su éxito.

6. Ausencia de conexión

La conexión se refiere a si un conjunto de afirmaciones están edificadas sobre o conectadas con afirmaciones o hallazgos previos válidos. Las pseudociencias a menudo carecen de esta conexión. Un ejemplo de ello es la idea de que las diferencias en el hemisferio dominante (cerebro izquierdo, cerebro derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias individuales entre estudiantes. Los defensores de esta idea ignoran la gran cantidad de investigación que muestra que los dos hemisferios cerebrales siempre trabajan juntos así como que ambos hemisferios son mucho más similares que diferentes a la hora de procesar la información.

7. Afirmaciones extraordinarias

Las afirmaciones extraordinarias requieren de hechos extraordinarios. Sin embargo, muchas pseudociencias no cumplen esta premisa. Un ejemplo de ello lo encontramos en los llamados niños índigo, de los que los creadores del método Asiri (que ha aterrizado en nuestro país) hacen bandera. Según ellos, estos niños irían más allá en la evolución humana desde el punto de vista espiritual y mental. Sin embargo, no aportan ninguna prueba que demuestre esta sorprendente afirmación.

8. Falacia ad antequitem

Consiste en apelar a la antigüedad, al “se ha hecho siempre”, para defender la validez de una práctica concreta. Esto sucede en muchas escuelas de educación infantil de nuestro país que llevan décadas empleando el método Doman y el método patterning (del mismo autor) en las aulas. Otro ejemplo claro es el uso de ciertas pruebas proyectivas, como el dibujo de la figura humana, en el ámbito de la psicología escolar a pesar de la falta de pruebas sobre su validez.

9. Uso de un lenguaje hipertécnico

Dentro de la comunidad científica, con frecuencia es preciso introducir nuevos términos para describir un hallazgo reciente. Sin embargo, desde el campo de las pseudociencias, se hace un abuso de la jerga técnica para dotar de mayor credibilidad a sus afirmaciones. Por ejemplo, los partidarios de las terapias auditivas, como el método Tomatis o Berard, recurren a menudo a un lenguaje hipertécnico, con expresiones como “hipersensibilidad al sonido” o “interferencia con un procesamiento eficiente de las señales sonoras” a la hora de describir los problemas que supuestamente remedian.

10. Ausencia de condiciones límite

En contra de lo que hacen los científicos, los defensores de prácticas pseudocientíficas no definen los límites de las prácticas que defienden. Esto es, no especifican en qué casos es o no eficaz una intervención. De hecho, defienden su uso para un abanico excesivamente amplio de condiciones. Este es el caso por ejemplo del método Irlen, cuyos promotores defienden su utilidad para innumerables problemáticas tanto físicas (por ejemplo, confort y sensibilidad a la luz) como psicológicas (por ejemplo, atención y concentración).

Nota: Aunque para cada alerta se han aportado uno o dos ejemplos concretos, prácticamente todos ellos podría utilizarse para ejemplificar muchas de las diez alertas.

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Fuente del Artículo:

https://culturacientifica.com/2018/05/17/el-ir-y-venir-de-las-modas-educativas/

ove/mahv

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