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Propuesta: Género para todxs

Por Verónica Potes

 Hay propuestas como la de las diversas formas de ser familia que invitan a repensar instituciones y a transformar imaginarios sociales. Pese a la oposición de sectores conservadores, articuló el sentir de tantas familias a las que “la tradición” también estigmatiza como “disfuncionales”: las rehechas por la emigración, las monoparentales por circunstancia o elección; las reconstituidas; etcétera. La familia ecuatoriana se reconoce y se celebra diversa.

“Género para todxs”, propuesta transfeminista, comparte ese potencial transformador. El género es el atributo de la identidad que cada persona construye y materializa en su relación con sus congéneres. Es la imagen “pública y notoria” con la que nos manejamos en sociedad; a diferencia del sexo que, ordinariamente, lo reservamos a nuestra intimidad o lo compartimos con quienes decidimos.

Si coincidimos en esta distinción, entonces es el género, y no el sexo, lo que debe constar en los documentos de identidad. La propuesta busca: 1) resaltar que aunque en las personas cisgénero sexo y género coinciden, estos no son equivalentes ni tienen que serlo; 2) superar la perniciosa creencia de que el género es atributo exclusivo de las personas trans, como hace el actual régimen de dos cédulas.

Si el género es la imagen pública de cada cual, para no tener género habría que ser invisible.  Este objetivo ayudaría a revertir el estigma sobre las personas trans.  3) superar el binarismo limitante de masculino o femenino. Restringir la experiencia humana a “se es hombre o mujer” es otra fabricación de ideologías totalizantes que pretenden domesticar la diversidad (a lo largo de los tiempos y a lo ancho de las culturas).

En una sociedad plurinacional e intercultural, donde la diversidad no es producto de la colonización sino su sobreviviente; una propuesta que trasciende el binario es inclusiva y anti-asimilacionista. Somos sociedad de personas cis, trans, personas no binarias, como los ancestrales hembros y enchaquirados. Eso somos y desde el transfeminismo, lo acogemos y celebramos. (O)

Fuente del artículo: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/propuesta-genero-para-todxs

Enlace hacia la nota original:  www.eltelegrafo.com.ec

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Maharashtra´s copyright policy makes education unaffortable

By Anubha Sinha

 

In an alarming development for Indian students, Balbharati – the Maharashtra state bureau of textbook production and curriculum research – has issued a copyright policy that forces all publishers, digital educational-content creators, and coaching classes to obtain expensive licenses for developing material directly or indirectly relating to Balbharati’s content. The stated object of the policy is to prevent commercialization of Balbharati’s physical and digital material.

Balbharati is responsible for setting curriculum and content for Classes 1-10, which is followed by Maharashtra state board schools. It is estimated that that around 85,000 schools in Maharashtra follow Balbharati’s prescribed content and syllabus, and the policy is set to affect students’ access to affordable supplementary material in state board schools, especially – most of which belong to the vernacular-rural section of society.

The government faced a backlash from various groups after the policy was released last week.

Source of the article: http://www.atimes.com/maharashtras-copyright-policy-makes-education-unaffordable/

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Finlandia pero depende

Por Berta González de Vega

 

Se han venido arriba, las encuestas les responden, así que en el Consejo de Ministras sondean lo intocable, como recortar la educación concertada de la que se benefician, primer mito abajo, en bastantes barriadas humildes. Queda un largo trecho hasta ver nada en el BOE pero, mientras, amagan y sus seguidores corean «¡Finlandia, Finlandia!» con el dato de la equidad del país nórdico y la inexistencia de colegios concertados. Qué cansina es la trampa de la elección interesada de datos del modelo finlandés. Vamos a lo que nunca dicen ni los sindicatos ni la izquierda.

Allí, son los directores de los colegios los que eligen a sus profesores. O sea, lo que hace aquí la concertada, práctica despreciada por defensores de la pública cañí española al señalar, con razón a veces, que da lugar a nepotismo. Pero es justo esa capacidad de hacer equipo, posible en Finlandia, lo que se valora en la concertada de aquí, mientras, en la pública, la llegada de cualquiera de la bolsa de trabajo puede echar por tierra los esfuerzos de una directora abnegada durante años.

No copiamos el modelo finlandés de selección del profesorado, tan duro como para que sólo el 7% de los solicitantes entraran en 2015 en la universidad de Helsinki. Hace ocho años el Informe McKinsey sobre educación dejó una frase contundente: «La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes». Pregunten a profesores de los Máster de Aprendizaje, de los grados en Educación, a ver cómo llevamos el consejo. Otro secreto finlandés es poner refuerzo en cuanto se detecta una necesidad: en Castilla y León mandar a profesores excepcionales a colegios marginales se está revelando como misión heroica por las trabas.

Además, el factor cultural de respeto a los profesores no se copia por decreto. Me contaba una directora española cómo un colega finlandés mandó al patio a una clase a más de 30 grados bajo cero, porque andaban un poco revueltos. Una niña, mal preparada para el frío, cogió una pulmonía. La familia demandó al colegio. «¿Qué pasó?», preguntó asustada la española. «El Gobierno nos puso al mejor abogado. Ganamos».

Esa pública, con esa selección, con esa cultura, sí. Pero me temo que no.

Fuente del artículo: http://www.elmundo.es/opinion/2018/07/16/5b4b1e4fca4741b0378b45d3.html

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FACTUM: ¿Cómo ven los uruguayos la educación?

Por Fuentes Confiables

Pasado el mundial, volvemos a la regularidad y como todos los viernes a las 8:00 en Fuente Confiables por 970 Universal presentamos el espacio de análisis y encuestas de Factum.

Hoy estamos con el sociólogo Eduardo Bottinelli presentando los datos de la Encuesta Nacional Factum del segundo trimestre del año sobre la evaluación que hace la opinión pública sobre el estado actual, la mirada retrospectiva y la prospectiva de la situación de la educación.

Podemos empezar por explicar las preguntas, ¿te parece bien Eduardo?

EB: Bien, lo que vamos a analizar es la respuesta de la gente a tres preguntas que realizamos:

  1. ¿Cómo considera que estaba hace 15 años en el Uruguay la educación?
  2. ¿Y cómo está hoy la educación en el Uruguay?
  3. ¿Y cómo considera que va a estar dentro de tres años?

Los datos que presentamos corresponden a la Encuesta Nacional Factum del segundo trimestre de 2018, realizada entre el 4 y el 14 de mayo, en todo el país (urbano y rural); son 1004 casos de los cuales 502 son a telefonía fija y 502 a telefonía celular, y el margen de error estadístico máximo es de +/- 3,2%

AR: Bien, ¿cómo está la educación hoy para la gente entonces?

 

 

AR: La otra pregunta que figuraba en el cuestionario entonces es “¿Cómo considera que estaba hace 15 años en el Uruguay la educación?”, estamos hablando más o menos en el año 2003, antes de los gobiernos frenteamplistas. Y la otra pregunta refiera al inicio del próximo gobierno aproximadamente “¿Y cómo considera que va a estar dentro de tres años?”

 

 

AR: ¿Y qué diferencias podemos encontrar en la evaluación que se hace de la educación hoy entre los votantes de los distintos bloques políticos? ¿También podemos ver la mirada retrospectiva y la mirada prospectiva?

 

 

AR: ¿Y por edades qué diferencias podemos encontrar?

 

 

AR: ¿Qué otra segmentación podemos encontrar interesante para analizar los resultados?

 

AR: Para ir cerrando, ¿qué conclusiones podemos extraer de los los datos que presenta Factum?

EB:  Primero, es que la educación hoy está en un mal momento, en el Indice Factum de Imagen obtiene 36 puntos, cuando un nivel positivo es de 50 puntos, esto hace que 6 de cada 10 consideren que la educación está mal o muy mal.

Al realizar la mirada retrospectiva, es decir, cómo considera la población que estaba la educación hace 15 años, el panorama es mucho más positivo, alcanza 74 puntos en el Indice Factum de Imagen. Es decir, la mirada retrospectiva muestra que la población considera que la educación hace 15 estaba mucho mejor que lo que está hoy.

Cuando miramos el análisis prospectivo, es decir, cómo cree la gente que va a estar la educación dentro de 3 años, vemos que alcanza 55 puntos en el Indice Factum de Imagen, es una calificación positiva.

Resumiendo esas miradas podemos decir que la población considera que la educación está en un mal momento, que va a estar mejor que hoy dentro de 3 años, pero que igualmente va a estar peor que lo que estaba hace 15 años.

Cuando analizamos esta misma situación mirada a través de la segmentación por voto en 2014 vemos que hay diferencias importantes y que hablan a las claras que las opiniones están teñidas por la visión de país que se tiene y por la “vereda” que se ocupa. En resumen podemos decir que los votantes de los Partidos Tradicionales tienen una imagen mejor que los votantes del FA con respecto a como estaba la educación hace 15 años, mientras que la mirada actual y la de futuro entre los votantes de los partidos tradicionales es mucho más pesimista la que ven y que imaginan que los votantes del FA, especialmente en la evaluación actual de la educación.

Si lo vemos por edades, en la mirada retrospectiva (la educación 15 años atrás), no se encuentran diferencias sustanciales entre los distintos tramos de edad. Sin embargo en la situación actual y futura (dentro de 3 años), sí se aprecia un comportamiento claro, a medida que avanza la edad más pesimista (o menos optimista) se es sobre el futuro y más crítico se es sobre la situación actual de la educación.

Finalmente, al verlo por nivel educativo lo que resalta más fuertemente es que quienes tienen educación superior son los más críticos con la situación actual de la educación.

Entonces, para cerrar, lo que aparece claro es que en todos los casos se considera que la situación de la educación era bastante mejor hace 15 años que hoy, y que hoy se está peor que en el futuro, es como si la opinión pública considera que estamos en el peor momento en términos de educación pero que es esperable una mejora.

 

Fuente del artículo: https://970universal.com/2018/07/13/factum-como-ven-los-uruguayos-la-educacion/
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Educación y empoderamiento, estrategias contra embarazos tempranos en Honduras

Por Ronald Amilcar Mendoza

Una educación de calidad, el empoderamiento y el acceso a métodos anticonceptivos seguros y confiables son algunas de las medidas que pueden contribuir a prevenir el embarazo adolescente en Honduras, que afecta al 24 por ciento de la población de 15 a 19 años.

La representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Honduras, Cecilia Maurente, dijo que la planificación familiar es un “eje central para el desarrollo” y “un elemento fundamental” para salvar la vida de mujeres.

Señaló que el derecho a la planificación familiar voluntaria constituye “un elemento central del desarrollo sostenible” y su pleno acceso contribuiría a reducir los costes de la atención sanitaria y la mortalidad materna, si bien reconoce que Honduras ha avanzado en la temática.

“Los costos de una muerte materna son costos sociales que no los podemos medir en términos solamente económicos, ya que tienen un gran impacto”, explicó Maurente.

Subrayó que la planificación familiar es “una estrategia ya probada para salvar vidas de mujeres, sobre todo, vinculadas a la mortalidad materna”.

Las estrategias para prevenir el embarazo en la adolescencia deben permitir el “acceso a información científica con evidencia y educación” a los jóvenes, añadió.

Destacó la importancia de que los padres “estén educados” para que los jóvenes puedan “estar plenamente capacitados para poder acceder a las oportunidades, ya sea de educación superior, un empleo digno y también decidir o no formar una familia”.

Señaló que cuando las jóvenes son empoderadas, tienen acceso a educación y a un empleo pueden “ejercer una influencia muy positiva no solamente para ellas mismas como personas sino también para su propia familia, para sus comunidades y, por ende, para los países”.

El embarazo temprano es “la trampa de la pobreza” aseguró, y lamentó que muchas adolescentes “no tienen información adecuada, no cuentan con acceso a servicios de salud, particularmente salud sexual y reproductiva que sean de calidad”.

Maurente ve necesario que las jóvenes reciban la atención médica necesaria, ya que ese grupo tiene “mayor riesgo” de morir durante el embarazo o parto, al igual que sus hijos antes de cumplir el primer año.

Dijo que es necesario que los prestadores de servicios de salud estén “realmente capacitados para brindar orientación e información de manera adecuada y oportuna a los adolescentes y jóvenes” sobre los factores que pueden influir en un embarazo temprano y en la prevención de enfermedades de transmisión sexual.

Señaló que es necesario, además, que los jóvenes sexualmente activos tengan acceso a “métodos anticonceptivos que sean seguros y confiables” para prevenir los embarazos tempranos.

La funcionaria del Unfpa indicó que el impacto del embarazo temprano “es mucho mayor” en las jóvenes pobres y con menos educación.

Agregó que Honduras, donde uno de cada cuatro partos es de una mujer menor de 19 años, es el segundo país de Centroamérica con más embarazos adolescentes, con 101 nacimientos por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años, solo superado por Nicaragua.

Maurente indicó que los adolescentes con menos grados de escolaridad y de grupos indígenas o afrodescendientes tienen “menos acceso a información adecuada” y a métodos anticonceptivos.

Enfatizó que Honduras debe invertir en “educación y salud” aprovechando que cuenta con un cambio demográfico de población mayoritariamente joven para que el país logre en el futuro “saltos cualitativos y cuantitativos”.

“Invertir en este momento en adolescentes y jóvenes resulta clave para cuando estos jóvenes se conviertan en adulto y en las nuevas generaciones”, explicó.

Honduras ha sido un país “pionero” en formular un Plan Multisectorial en América Latina para prevenir los embarazos tempranos, que además requieren un “abordaje multidimensional”.

La funcionaria del Unfpa instó al Gobierno, sociedad civil, comunidad internacional y padres de familia a promover el acceso a “la información y servicios de forma adecuada sobre la prevención del embarazo temprano”, porque tiene consecuencias “realmente muy negativas”.

Fuente del articulo: http://www.latribuna.hn/2018/07/14/educacion-empoderamiento-estrategia-embarazos-tempranos-honduras/

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A better way foward for transnational higher education

By Peter Da Costa

As I pen this commentary from my office at the National University of Singapore or NUS – my alma mater and summer academic home – I have been notified that NUS has emerged 11th in the Quacquarelli Symonds or QS World University Rankings and reclaimed its position as Asia’s number one university.

Tellingly, however, the top 10 universities are based in the West: five are in the United States, and the other five are European institutions. And while NUS has much to celebrate, having climbed steadily in the rankings over the past decade, it is also engaged in joint ventures with Duke University and Yale University to enhance its medical and liberal arts education programme, respectively.

Such a joint arrangement, which is representative of transnational education (TNE), is the focus of Professor Phan Le-Ha’s recent book, Transnational Education Crossing ‘Asia’ and ‘the West’.

Top-ranked universities like NUS and other middling Asian institutions, according to Phan, appear to have a fascination with Western universities, resulting in the latter exporting versions of their educational model abroad by establishing overseas campuses in China, Japan, Malaysia, Saudi Arabia, the UAE and Vietnam.

TNE has, however, also drawn its fair share of criticisms as sceptics have been quick to point out that the practice of exporting Western models of higher education to Asian countries constitutes a form of neocolonialism; more often than not, host countries are coerced into granting concessions and providing resources such as land to create these satellite campuses.

Another unfavourable outcome is the ostensible exploitation of its students who, as Phan notes, may receive a mediocre education. Equally disturbing is how some TNE students are individuals who are merely biding their time as they await degree completion and future employment at the home countries of these degree-granting universities.

In other words, both the host institution and host country become stepping stones as these students aspire to eventually move on to the West.

Neoliberalism and TNE

As a critical applied linguist who studies issues of power, and inequality associated language-related issues to better understand their roles in the lives of individuals and conditions in society, I am particularly disturbed by the neoliberal turn that characterises TNE.

For one, students are generally viewed as customers in this financially lucrative enterprise where English is often the medium of instruction. As a consequence, English becomes a commodity, a means toward realising an end that can potentially have negative social implications.

One major implication is the reification of the (white) Western native English instructor whose variety of English and race are valued over the local variety of English used by local instructors. Put simply, a negative outcome of TNE is that it can promote institutional racism through the adoption of ‘rent-a-foreigner’ hiring practices. More often than not, these foreign instructors are also paid more than their local counterparts to do the same job.

Best of both worlds

As real as these ill effects of TNE may be, Phan reminds us that we should not to be too quick to subscribe to an Asian-as-victim trope. After all, some Asian universities are themselves complicit in perpetuating an asymmetrical relationship by electing, for example, to hire token white foreign instructors who might not be formally trained to deliver instruction.

Other Asian-based institutions might not hesitate to use the West-Asia paradox to their advantage by advertising that TNE allows students to enjoy a Western education while being ensconced in Asian values. TNE is thus promoted as a way of preserving one’s Asian values against the insidious cultural influence of the demonised West, an opportunity to enjoy the best of both worlds.

Understandably, Asian universities have much to be proud of. In the latest QS rankings mentioned earlier, four other institutions made the top 25 list: Nanyang Technological University (12), Tsinghua University (17), the University of Tokyo (23) and the University of Hong Kong (25).

The strong performances of Asian universities will probably improve in the future, buoyed by the brain circulation that Asia is experiencing. Many Western-trained academics are returning home, drawn by the attractive remuneration offered by improved local universities. In the long term, the internal ‘Westernisation’ of local universities fuelled by faculty returnees may erode the allure of TNE.

Cooperation rather than competition

Rather than being bound by the West-Asia binary, Phan recommends that TNE institutions adopt a less antagonistic stance and instead “engag[e] with a multidimensional, pro-West and practical-minded Asia”.

This is a valid point because competition can co-exist with cooperation, and cooperation will be essential if TNE is to survive and thrive. However, Western universities need to see the value of such cooperation because some are wary of ceding their rights to overseas campuses and diluting their brand name.

I think that any reservations these institutions might have need to be actively assuaged, with deliberate attempts made to preserve intellectual property rights and maintain academic standards. Intellectual espionage is without a doubt a contemporary reality, and institutions are right to be cautious about leaked content.

However, the solution is not to curtail TNE or, relatedly, restrict graduate student admission of Asian students to Western institutions on the grounds of national security. Instead, stricter measures need to be put in place to safeguard an equitable two-way exchange of knowledge and ideas.

Steps also need to be taken to tackle institutional racism and to value the expertise local talent can bring to TNE institutions. Rather than populating these institutions with ‘foreign’ talent, joint venture campuses should hire capable multilingual local faculty who are well versed with English as an international lingua franca, and thus do their part in facilitating global brain circulation.

At a time when multilateralism appears to be in jeopardy, TNE can take a leadership role in connecting institutions and people.

Unfortunately, university rankings do matter, and it is increasingly difficult to escape the audit culture that pervades higher education. What TNE needs to do is to design measures that will foster genuine cross-institutional collaboration and cooperation. If designed well, this could become a valuable template for other educational crossings, not just between the West and Asia.

 

Source of the article: http://www.universityworldnews.com/article.php?story=20180626103409378

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¿Esta Costa Rica entre los 10 países más desiguales del mundo?

Por La Nación

Miguel Gutiérrez Saxe

La pregunta cobra relevancia por dos razones: recién la BBC publicó la afirmación sobre esta mala posición del país en desigualdad y actualmente se debate la que puede llegar a ser la primera reforma fiscal relevante desde 1995. Una reforma largamente postergada, compleja y que debe repartir sacrificios.

Medir. Hay un acuerdo relativo sobre la importancia de ocuparse de la desigualdad y, además, sobre su medición. Los indicadores más usuales son los del ingreso con datos de las encuestas de hogares, las que, por su naturaleza, subregistran los ingresos más altos. El más convencional es el índice de Gini, aunque la desigualdad de ingreso es tan solo una brecha entre muchas. En otros países –no de manera regular en Costa Rica– el Gini se calcula según los ingresos antes y después de impuestos y transferencias públicas a los hogares. Esta última es la mejor aproximación.

América Latina se ha caracterizado por ser la región más desigual del mundo y Costa Rica no escapa a ello, según la Cepal. Ese rasgo estructural se ha mantenido durante mucho tiempo en la región, incluso en coyunturas de alto crecimiento económico. A inicios del presente siglo, en la mayoría de los países latinoamericanos se inició un proceso de reducción de la elevada desigualdad de los ingresos, pero luego de la crisis del 2008 esta se desaceleró.

Costa Rica tiene ahora mayores capacidades humanas, pero lleva más de dos décadas de estancamiento de la pobreza según ingreso, alto nivel de desempleo y creciente desigualdad

En general, la principal fuente de ingresos de la gente se origina en el mercado de trabajo. Por eso, entre los principales factores para explicar la reducción de la desigualdad en la región se destacaron la activación de políticas para mejorar los salarios mínimos, más empleos formales, la extensión de la cobertura contributiva de la seguridad social, el aumento en la participación de las mujeres que incrementó el número de perceptores de ingresos por hogar y una mejor llegada de los programas sociales mediante las transferencias monetarias a hogares de menores ingresos.

¿Y en Costa Rica? Durante ese periodo de disminución de la desigualdad en América Latina, Costa Rica, por el contrario, la vio crecer, por lo cual pasó de ser uno de los países más equitativos en la distribución del ingreso a estar en rangos similares al promedio latinoamericano. El Gini en el 2016 fue de 0,52, sin cambios significativos desde el 2011, lo que refleja un estancamiento en niveles altos de la desigualdad.

Otro indicador de la desigualdad es el porcentaje del ingreso total que acumula cada quintil (20 %) y decil (10 % de hogares). Estas relaciones agregan claridad: en el 2016, los ingresos promedio del quintil (20 %) de mayor ingreso fueron 12,9 veces mayores que los del primer 20 %, cantidad que no ha variado significativamente desde el 2013. Visto por grupos de 10 %, el décimo tiene un ingreso 26,8 veces mayor que el primero (el promedio para países de la OCDE es 9 veces). Si se considera el ingreso del 2 % de los hogares más ricos y se contrasta con el del primer 10 %, en el 2016 el indicador asciende a 44 veces. Eso según el Informe Estado de la Nación más reciente.

La disminución de la desigualdad la pone el ingreso social. Para el promedio de la región, según la Cepal, el coeficiente de Gini solo baja 3 puntos tras los impuestos directos, en tanto que la provisión pública de servicios educativos y de salud lo reduciría adicionalmente en unos 6 puntos; en Costa Rica, estima que el efecto conjunto es una reducción en el coeficiente de 12,1 puntos, duplicando educación y salud el efecto de los impuestos.

Por su parte, en los países de la OCDE el efecto redistributivo de las transferencias monetarias y del impuesto sobre la renta personal alcanza en promedio 17 puntos porcentuales, mientras que la redistribución efectuada mediante el gasto público alcanza 7 puntos. En la OCDE, los impuestos son más progresivos por lo que contribuyen más a la igualdad.

En una perspectiva a largo plazo, y con la categoría de clase social a la que da seguimiento el Informe Estado de la Nación, los datos cantan algo más. Este seguimiento pone en evidencia el estancamiento relativo de los ingresos reales de todas las clases sociales desde 1987, con la excepción de los sectores de expertos y medianos propietarios y de la clase alta.

También en el país son evidentes otras dimensiones de la desigualdad socioeconómica, entre ellas las referidas a la baja incorporación de las mujeres al trabajo reconocido y remunerado, y sus niveles inferiores de ingreso para cualquier categoría ocupacional (entre un 20 % y un 30 %). Y por etnia, especialmente grave por la exclusión social radical de los pueblos indígenas, difícilmente visible por su tamaño en las encuestas. Las desigualdades socioeconómicas territoriales son serias y su atención requiere de intervenciones públicas mejores y más robustas.

El análisis detallado no es halagüeño. Las regiones costeras y fronterizas muestran baja prosperidad económica, sostenibilidad ambiental y progreso social en relación con la región central. Eso significa, entre otras cosas, inseguridad ciudadana, atención médica básica deficiente, bajo nivel de escolaridad, demanda insatisfecha de vivienda, infraestructura física insuficiente o inconexa y de baja calidad, problemas de agua y saneamiento, pocas oportunidades económicas y una población menos conectada con el mundo.

Por ejemplo, mientras en el 2016 el 16,1 % de los hogares de la región central estaba bajo la línea de pobreza, en todas las demás regiones del país el porcentaje de hogares pobres fue superior al 23 % y en alguna zona llegó hasta el 31 % (documento de fundamentos del Acuerdo Nacional).

Costa Rica tiene ahora mayores capacidades humanas, pero lleva más de dos décadas de estancamiento de la pobreza según ingreso, alto nivel de desempleo y creciente desigualdad. La composición de los ingresos del gobierno no es progresiva, no aporta mayor cosa para la mejora de la igualdad. La diferencia la pone la política social que sí es altamente progresiva, aunque apenas compensa el efecto de lo económico en la desigualdad.

En 1981 el país vivió una crisis originada en problemas fiscales, con un Ejecutivo débil y un Legislativo que no quiso actuar: cayó la producción, el empleo y el ingreso real. La inversión social se vino a la mitad. Recuperarnos tomó varias décadas. No podemos repetir el gigantesco error.

 

Fuente del artículo: https://www.nacion.com/opinion/columnistas/esta-costa-rica-entre-los-10-paises-mas/ZGG7TBFWUZEMNOORUNSAAXKUKE/story/

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