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Opinión | ¿Deberíamos seguir enseñando debate?

Por: Sofía García-Bullé

Más de dos tercios de las personas encuestadas por ‘More in common’ consideran que el debate público se está volviendo más agresivo.

Históricamente, el debate ha sido un recurso básico para trabajar con dos ideas opuestas y encontrar la razón entre ambas, o encontrar mayor validez o sentido en una de ellas. Los políticos debaten para presentarse como el mejor candidato, los académicos debaten para llegar a un conocimiento más sólido a través del consenso, los estudiantes debaten para aprender autoconfianza y gestión de emociones en situaciones de desacuerdos. La utilidad del debate como ejercicio cognitivo, comunicativo y humano es evidente.

Sin embargo, factores externos que influyen la forma y fondo de la práctica argumentativa pueden haber impactado negativamente la actividad del debate. En artículos anteriores, hemos hablado acerca de cómo las cámaras de eco y los sesgos cognitivos juegan un papel importante en la manera en que nos comunicamos y discutimos con otros. Pero ¿qué diferencia existe entre la definición básica del debate y cómo lo usamos hoy en día?

¿Qué es el debate?

La práctica se refiere a una técnica de comunicación que confronta ideas u opiniones diferentes sobre un tema en particular. La palabra viene del latín debattuĕre, que significa ‘discutir’, ‘combatir’. Podríamos decir entonces que es el acto de “pelear con palabras”. Sin embargo, la idea del debate no es ser violento, se trata más bien de ser articulado, sólido y conocedor del tema que se maneja. Debatir, más que atacar un punto contrario, significa validar el propio por encima de la duda razonable.

El flujo de un debate consistente y útil no es muy diferente de la ética hegeliana, existe una tesis, una antítesis, y al final del proceso, idealmente una síntesis. Esto no quiere decir que los participantes del debate saldrán de acuerdo en un solo punto, cada uno puede conservar el argumento con el que comenzó. El objetivo principal de un debate no es convencer, sino enriquecer ese argumento inicial a través de la escucha y los contrapuntos que ofrece este ejercicio. El valor de un debate no estriba en un cambio de opinión, más bien en aprender más sobre el tema que se aborda y sobre las personas con las que se discute. Este conjunto de aspectos en particular son los que han estado ausentes en las formas de debatir después la explosión de las redes sociales, las burbujas de contenido y las cámaras de eco. Hoy en día, se trata más de pelear que de aprender.

Argumentación vs. Odio

Una creciente polarización entre los que sostienen posiciones ideológicas o políticas distintas está poniendo en riesgo la efectividad de la comunicación colectiva y nuestra capacidad de humanizar a las personas con las que no concordamos. Esto no quiere decir que no haya ideas o causas que sean merecedoras de una defensa férrea, como los derechos reproductivos, o la validez en la existencia de personas diversas, pero habría que preguntarse ¿qué tan efectivos estamos siendo en la defensa de puntos tan cruciales si nos interesa más destruir un argumento (y a la persona detrás de éste) que probar el nuestro?

Una encuesta conducida por la firma More in Common encontró que más de dos tercios de los encuestados consideraban que el debate público se estaba volviendo cada vez más agresivo. El 42 % declaró que no sentía la seguridad para expresar su opinión libremente. La razón de este retroceso puede ser el intenso enfoque en el contenido emocional por encima del neutro o sobrio. Se vuelve más viral una publicación que proyecte sentimientos que una que hable de hechos, o apele a una lectura más racional.

La expresión de emociones no es algo negativo en sí mismo, pero si tenemos un espacio público, en el que podemos ser anónimos y expresar estas emociones sin contacto humano real ni consecuencias; es la tormenta perfecta para que una opinión, conversación o debate deje de ser un ejercicio de comunicación y se convierta en algo menos útil, y más violento. Ante la manera en que estos factores han afectado la práctica del debate. ¿Es buena idea que se siga enseñando y practicando en las escuelas y universidades?

¿Cómo aprovechar el debate?

El debate como herramienta educativa puede seguir vigente, más que eso, debería seguirse enseñando, para mostrar la diferencia entre un intercambio de ideas, una discusión y un ataque. Lo que sí es necesario reevaluar es bajo qué valores o criterios lo podemos seguir incluyendo en el currículum. ¿Qué aspectos necesitamos destacar o repensar sobre el debate en general?

Para empezar, como docentes o moderadores, es importante dejar de pensar en el debate como la solución a un problema o una competencia en la que un participante gana y el otro pierde, el ganador en cualquier debate debe ser la razón, la escucha y la ampliación de lo que se conoce sobre determinado tema o perspectiva. Es crítico también entender que si bien nuestra experiencia de vida y emociones ligadas a una postura política o ideológica son más que válidas, y pueden ser parte de nuestro argumento; estas no pueden comprender toda nuestra postura ni guiar por completo la discusión. Nuestra posición debe estar fundamentada con investigación, datos comprobables, discurso eficiente y relacionable, así como una actitud civil hacia los que defienden un punto contrario.

Desarrollar la habilidad de discernir qué espacios y conversaciones están generando un debate y cuáles no representa un aprendizaje valioso para cualquier estudiante, aún si no es de su interés practicar su discurso. Saber cuándo retirarse de una conversación sin utilidad antes de caer en agresiones o ser agredidos es básico para mantener una comunicación efectiva y una relación saludable con las redes sociales. Aprender a pensar cuando nuestras ideas son retadas, a no estar de acuerdo, a llegar a puntos medios y quizás hasta convencer (aún si no es el objetivo), sin comprometer nuestra humanidad ni la de la persona con la que debatimos es lo que hace al debate un recurso didáctico importante que no debería abandonar las aulas. Sin embargo, los docentes deben ser vigilantes de que sean estos aspectos los que dejan huella en los estudiantes.

¿Organizas debates en tus clases? ¿Sobre qué temas? ¿Qué aprenden los estudiantes cuando les asignas este ejercicio? ¿Piensas que el debate ha sido afectado por la polarización actual? ¿Cómo mantienes el debate útil en el aula? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx
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Educación: la propuesta ‘decolonial’

Por: Manuel Gil Antón

Una palabra recorre el mundo educativo nacional: la decolonialidad. Es central en la concepción de la Nueva Escuela Mexicana y el marco curricular que orienta –u orientará– a los planes de estudio y los libros de texto en la educación básica, y los estudios de las nuevas generaciones de maestras y maestros en nuestro país. ¿A qué se refiere y cuál sería su impacto en el proceso de aprendizaje que se planea transformar?

Lo central, a mi juicio, de este adjetivo adherido a la educación, que califica el tipo de proceso formativo que se propone, es su fundamento en una posición que critica la forma de concebir el desarrollo y las características de la modernidad.

La educación moderna extendió, entonces, una visión del mundo jerarquizada, y se impuso como estamento superior a la población “blanca”, y a los “otros” como inferiores, atrasados, primitivos. Del mismo modo, la ciencia se postula como el conocimiento no solo superior, sino único válido, y se subestima o reprime a otras formas del saber propias de las poblaciones conquistadas.

Una visión decolonial, y por ende una propuesta educativa basada en esta mirada, busca rescatar conocimientos, saberes y formas de organización de las relaciones sociales que han sido soterradas por el imperio de una sola forma de concebir el desarrollo, que establece en la modernidad capitalista el punto más alto en la evolución humana.

¿Es necesario desterrar al conocimiento científico del proyecto educativo? No, pero sí a una posición (cientificista) que no admite ninguna otra vía para el saber. ¿Se requiere reivindicar todo el conocimiento ancestral, con independencia de sus valores y consecuencias? Tampoco, pero sí recuperar las lenguas, los buenos usos y adecuadas costumbres que subsisten y enriquecen la vida de la nación.

Las posiciones extremas –ciencia versus conocimiento comunitario– no llevan a ningún lado. Es interesante, en principio, limitar la pretensión de valor universal y exclusivo del conocimiento canónico heredado de la modernidad, sin caer en lo que se critica: entronizar el saber de los pueblos originarios y afrodescendientes, y postular que es el único válido, inconmovible y liberador. Como bien se afirma: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.

Fuente de la información: https://revistaaula.com

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‘Nuestro mundo está en riesgo, no podemos seguir así’

Por: Noel Aguirre Ledezma

El texto del título de la presente columna corresponde al discurso del secretario general de la ONU, António Guterres, en la 77ª Asamblea General de las Naciones Unidas, realizada la semana anterior. Es más, señaló: “Estamos estancados en una disfunción global colosal. La comunidad internacional no está preparada ni dispuesta a afrontar los desafíos enormes y dramáticos de nuestra era. Estas crisis amenazan el futuro mismo de la humanidad y el destino de nuestro planeta”. Un resumen de las preocupaciones de Guterres se encuentran en sus declaraciones de días previos al cónclave mundial: “Nuestro mundo está asolado por la guerra, golpeado por el caos climático, marcado por el odio y avergonzado por la pobreza, el hambre y la desigualdad. Los conflictos y los disturbios siguen haciendo estragos. La guerra en Ucrania está devastando un país y arrastrando la economía mundial”.

Caos climático; pobreza, hambre y desigualdad; conflictos y disturbios; y una comunidad internacional que no responde a los desafíos de nuestra era configuran las preocupaciones del líder de las NNUU y eso no es poco. Terminó la Asamblea General de la ONU, declaraciones van y vienen, pero no se visualizan decisiones y estrategias para enfrentar este panorama. ¡No podemos seguir así!

Detrás del caos climático están los modelos de desarrollo que se concentran únicamente en el crecimiento económico, en la creencia que la posesión de bienes materiales es todo y en el incentivo al consumo y desecho a título de “estar mejor”, con una característica común: La explotación de la naturaleza y los trabajadores. Caos climático que se sostiene en el supuesto que el progreso es infinito como son los recursos naturales del planeta. Pero la realidad, aquella que nos negamos a reconocer, muestra que no es así. Caos climático y modelos de desarrollo hacen decir a Guterres (2022): “Hay que exigir responsabilidades a las empresas de combustibles fósiles y a quienes promueven sus intereses: bancos, fondos de capital privado, gestores de activos y otras instituciones financieras que siguen invirtiendo y avalando la contaminación por carbono”. Es tiempo de reconstruir la economía y proponer otras formas de desarrollo, por ejemplo, tenemos que crear Sistemas de energías limpias para el acceso de toda la población, Desarrollos urbanos inteligentes con ciudades inclusivas y sostenibles; Agricultura sostenible que promueva la seguridad alimentaria mundial y la gestión sostenible de la tierra, agua y recursos naturales; Gestión inteligente del agua para democratizar su acceso; y Economía circular orientada al uso sostenible de materias primas y gestión de residuos.

En cuanto a pobreza, hambre y desigualdad, en tiempos de sindemia que no solo afectó a la salud y existencia de la humanidad sino su situación social, económica y emocional, no es posible admitirlas, tampoco existen condiciones de vivir en convivencia cuando, en promedio, una persona del 10% superior de la distribución mundial del ingreso gana $us 122.100 por año, mientras que una persona de la mitad más pobre de la distribución mundial del ingreso gana $us 3.920 por año (31 veces más). Las desigualdades mundiales de riqueza son más pronunciadas que las desigualdades de ingresos. La mitad más pobre de la población mundial apenas posee el 2% del total de la riqueza. En contraste, el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza (Informe sobre la desigualdad global, Word Inequiality Lab, 2022). No solo es una vergüenza que persista esta situación, sino que existe la necesidad de generar y poner en ejecución políticas de redistribución equitativa de la riqueza, ingresos y oportunidades.

Y… ¿qué decir de guerras y conflictos? Retomo las palabras de Paulo Freire (1986): “De gente anónima, gente sufrida, gente explotada, aprendí sobre todo que la paz es fundamental, indispensable, pero que la paz implica luchar por ella. La paz, se crea, se construye en y por la superación de las realidades sociales perversas…, en la construcción incesante de la justicia social…” La paz será “producto de la esperanza en la búsqueda y construcción de un orden nuevo, del nuevo hombre y de la nueva mujer en búsqueda de su liberación” (P. Freire, 2005).

Finalmente, vuelvo a citar a Guterres, “necesitamos unidad, necesitamos cooperación, necesitamos diálogo, y las actuales divisiones geopolíticas no lo permiten. Tenemos que cambiar el rumbo.” ¡No podemos seguir así!

Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.

Fuente de la información: https://insurgenciamagisterial.com

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El bienestar de los estudiantes debe ser componente de su educación

Por: Paulette Delgado

Según un metaanálisis, el aprendizaje activo contribuye a disminuir la sensación de malestar causado por el aislamiento ya que se transforma en un proceso de aprendizaje contextualizado y autorresponsable.

El bienestar de los estudiantes debe ser componente de su educación, esto según el metaanálisis publicado en Frontiers titulado “Trends of Active Learning in Higher Education and Students’ Well-Being: A Literature Review”. De acuerdo con el metaanálisis, este tema debe ser incluido en las reformas curriculares de todos los países.

El 1 de enero de 2016 entró en vigor la resolución de las Naciones Unidas titulada “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, cuyo propósito es construir un mundo equitativo y universal. Los autores destacan los objetivos tres y cuatro, los cuales buscan “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades y garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, respectivamente”. Debido a la pandemia, estos objetivos se ven lejos de alcanzar ya que se acentuó la brecha digital, educativa y social, agravando las disparidades socioeconómicas e incluso obligando a los más afectados a abandonar la escuela. Es por ello que, para los autores, el bienestar de los estudiantes se ha convertido en prioridad.

El metaanálisis encontró limitadas referencias académicas sobre cómo el bienestar puede convertirse en un elemento exitoso de la educación, aún así, descubrieron que en Australia, Inglaterra, Nueva Zelanda y Escocia, se han venido realizando ajustes curriculares para integrar cuestiones vinculadas al bienestar. Más allá de poner a los estudiantes a llevar un aprendizaje activo que los hace leer, escribir, discutir, resolver problemas, analizar, sintetizar y evaluar, deben además pensar en lo que están haciendo, observar sus emociones, actitudes y valores al involucrarse en proyectos más allá de las aulas para trabajar con la comunidad. Esto con el propósito de que los estudiantes vean “el proceso de aprendizaje como un proceso constructivo que reúne a personas de todo el mundo”.

La colaboración entre todos es, según el análisis, la forma de responder a los desafíos que enfrenta el mundo actualmente como “la preservación del medio ambiente, la pobreza, el desarrollo socialmente incluyente y justo, las ciudades inteligentes y sostenibles, el respeto mutuo y la generación de nuevos conocimientos para brindar soluciones sostenibles a problemas sociales”. Aunado a eso, ayuda a las nuevas generaciones a adaptarse a distintas circunstancias y personas, contribuyendo a la integración de la sociedad. Pero, ¿qué tiene que ver el aprendizaje activo con el bienestar?

Aprendizaje activo y bienestar socioemocional
Los autores del metaanálisis revisaron literatura que se enfocó en el uso de metodologías de aprendizaje activo en la educación superior para saber si apoyan la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. Buscaron en Web of Science, Scopus y en revistas que publicaron exclusivamente revisiones o son importantes en el campo de la educación superior, lo que resultó en seis estudios: Akinla et al., 2018; van der Zanden et al. 2018; Kötter et al., 2019; Theelen et al., 2019; Thorburn, 2020; Agasisti y Soncin, 2021.

Entre las seis publicaciones argumentan que muchos estudiantes se estresan con la transferencia a la educación superior, las expectativas que tienen de la universidad, cómo evaluarán su desempeño y, en general, lo que significa tener éxito universitario. Este último punto se divide en tres: el rendimiento académico de los estudiantes, las habilidades de pensamiento crítico y el bienestar socioemocional.

Para reducir el estrés que implica entrar a la universidad, Akinla et al. investigaron cómo en estudiantes de medicina tener tutores de pares cercanos les podría ayudar con la transición, además de hacerlos crecer profesional y personalmente y preservar el bienestar. Además, es un recurso de aprendizaje activo ya que promueve la asistencia social y académica a la comunidad universitaria de nuevo ingreso. Esto es apoyado por van der Zanden et al. quienes describen que la participación ayudó a la integración social y el ajuste de los estudiantes en lugar de sus sentimientos generales de ajuste.

Los efectos de la pandemia en el bienestar de la comunidad estudiantil
El reporte más reciente del metaanálisis, el de Agasisti y Soncin (2021), toca el tema de la pandemia y cómo hace del bienestar una preocupación crucial para la educación superior. Los autores dicen que las instituciones realizaron importantes inversiones en tecnología para preparar las aulas para el aprendizaje remoto. Esto representó un sinfín de desafíos complejos pero demostraron que “los objetivos fundamentales de las facultades tenían que ser los estudiantes, no el método en sí”. Para Agasisti y Soncin, una de las lecciones más esenciales de esta época fue el énfasis en las relaciones ya que estas le dan “sentido a las experiencias educativas de los estudiantes, así como al proceso a través del cual se desarrollan la investigación y la innovación”.

Entre los retos, un estudio de Defeyter et al. (2021) discutió cómo varios estudiantes mostraron bajos niveles de bienestar mental durante la pandemia porque no confiaban que sus universidades o gobierno tuvieran un buen desempeño ante la situación, lo que impactó su bienestar mental, ya que transmite una sensación de inseguridad y malestar. Para realmente alcanzar los objetivos de bienestar en la educación debe haber un énfasis en los educadores, los estudiantes, instituciones, gobierno y un concepto de logros académicos más amplio. Todo esto para proporcionar a los docentes una mayor autonomía profesional y que pueda proveer experiencias de aprendizaje más integrales para sus estudiantes.

Promover el bienestar mental y emocional del estudiante mejora su autoestima y su vida ya que proporciona equilibrio emocional y hace frente a los sentimientos de depresión o aislamiento. Las instituciones de educación superior deben ofrecer el aprendizaje activo donde los estudiantes tengan autonomía y la capacidad de decidir mientras cooperan con su comunidad. Los autores explican que “el aprendizaje con estos enfoques disminuiría la sensación de malestar causado por el aislamiento (o incluso la soledad) y la ambigüedad de la situación, ya que se transforman en un proceso de aprendizaje contextualizado y autorresponsable que tiene en cuenta las habilidades y restricciones de cada individuo”.

La Agenda 2030 de las Naciones Unidas aspira a una alfabetización universal y un acceso equitativo a una educación de calidad en todos los niveles, a la salud y la protección social, y donde se asegure el bienestar físico, mental y social. Sin embargo, el metaanálisis demuestra que existe falta de interés por parte de la comunidad científica y las propias instituciones. Se necesita invertir en investigación sobre el aprendizaje activo y el bienestar de los estudiantes, especialmente en países socialmente desfavorecidos o que sufren de una brecha digital mayor para interpretar más ampliamente el bienestar y cómo cumplir con los objetivos de la Agenda 2030.

En los últimos años se ha visto la importancia de enfocarse en el bienestar del alumno, y, como dicen los autores, “todos consideran que el bienestar debe ser enfatizado como un componente de la educación”.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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La influencia del capitalismo en la educación emocional

Por: Irvin Rodolfo Tapia Bernabé

 

«La educación debería promover un pensamiento más consciente y con la capacidad de analizar críticamente los fenómenos sistémicos que influyen en él; en lugar de someterse al cambio impuesto por una economía capitalista.»

En las últimas décadas la educación emocional ha representado la panacea de los sistemas educativos, en la formación de ciudadanos para una sociedad cada día más compleja. Sin embargo, a pesar de promoverse en la mayoría de las escuelas de los países desarrollados, la salud mental de la población mundial parece empeorar ante los efectos de una economía capitalista. Ante este fenómeno resulta importante replantear la epistemología de la educación emocional para mejorar la calidad de la salud mental.

El interés por desarrollar la inteligencia emocional en las personas surge con las investigaciones del psicólogo David Goleman, quien experimentó con niños de tres y cinco años, al ofrecer comer un malvavisco a cada uno, pero con la condición de recibir dos malvaviscos en caso de esperar cinco minutos. Después de buscar a cada individuo en su edad adolescente, Goleman identificó que aquellos niños que habían esperado cinco minutos para obtener dos golosinas tenían mayores expectativas de éxito en la vida. A partir de este descubrimiento se identificaron una serie de habilidades no cognitivas que, a partir de su reconocimiento y gestión en las personas, estás generan efectos positivos en la vida social y laboral.

El resultado de educar a personas con habilidades emocionales beneficia, sin lugar a duda, a las grandes empresas, ya que les permite contar con personas más resilientes a los cambios impredecibles de un mundo globalizado. Sin embargo, el efecto en lo individual podría no ser el esperado. De acuerdo con el Psicólogo James Davies, el capitalismo moderno ha generado una crisis de salud mental. En su libro «Sedados», Davies asegura que el consumo de medicamentos psiquiátricos en Reino Unido se ha incrementado desproporcionadamente (500%) desde la década de los 80’s; no por razones biológicas, si no por las dolorosas consecuencias de las dificultades vitales como rupturas familiares, baja autoestima, problemas en el trabajo e infelicidad de relaciones en pareja. Frente a este tipo de problemas, a las personas se le pide resistir el dolor a pesar de que esto los coloque al borde del colapso psicológico.

Ante esta epidemia de salud mental, Davies, asegura que el problema de salud mental en la sociedad se ha tratado de manera errónea, ya que se ha puesto como foco del problema al individuo y no a los efectos sistémicos promovidos por una economía capitalista; tal como lo define, la Organización Mundial de la Salud (OMS), «una persona mentalmente saludable es aquella que puede afrontar de forma resiliente las tensiones de la vida y trabajar de forma productiva y fructífera». No olvidemos al Psicólogo Viktor Frankl, precursor de la resiliencia, quién la definió como «la capacidad para transformar el dolor en fuerza motora para salir fortalecido». Pero, estas nuevas espiritualidades resilientes nos invitan a aceptar el dolor, pero no a cuestionar su origen.

En este contexto es importante analizar el papel que ha tenido la escuela en la promoción del desarrollo de las habilidades socioemocionales. Al respecto, es importante recordar el pensamiento de Carlos Marx, quien manifestó que, desde el surgimiento de la escuela formal, esta ha contribuido con la capitalización del ser humano, bajo la influencia del sistema económico capitalista. Es decir, la escuela ha sido la principal formadora de personas para atender las necesidades cambiantes de capital humano requeridas por los sectores productivos; en un principio, formando personas técnicamente hábiles; posteriormente, con capacidad cognitivas superiores; y en la actualidad, personas inteligentes social y emocionalmente.

La anterior afirmación, la podemos observar en las políticas educativas promovidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), quien en su informe «Más allá del aprendizaje académico» realizado en el año 2021, establece que el desarrollo socioemocional en los individuos, trae consigo beneficios tan importantes como el desarrollo cognitivo y académico; permitiendo impulsar la adaptabilidad, ingenio, respeto, trabajo colaborativo, responsabilidad, etcétera, habilidades imprescindibles para el mundo laboral.

Así mismo, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), ha considerado que las brechas entre formación y las demandas del mercado laboral se debe, en parte, a la falta de formación en habilidades socioemocionales; concluyendo, que el conocimiento técnico y las habilidades cognitivas avanzadas ya no son suficientes para ser competitivo en el mercado laboral actual. De hecho, un estudio del Instituto de Investigación Capgemini realizado en el 2019, demuestra que la demanda de la inteligencia emocional, la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de relaciones, aumentará seis veces en los próximos tres a cinco años, debido a la incorporación de la inteligencia artificial y la automatización de los procesos productivos. Ante este planteamiento que realiza una de las organizaciones más importantes que regulan la política educativa mundial e instituciones internacionales de inversión en capital humano, demuestran que la ganancia de la incorporación de las habilidades socioemocionales en las escuelas atiende mayormente a un interés político-económico, dada la creciente exigencia del mercado laboral.

Con la anterior premisa, podemos decir que, durante muchos años la escuela, ha promovido que los individuos sean tratados como pequeñas empresas, de las que hay que extraer todo el rédito posible en cualquier ámbito de la vida, desde las relaciones interpersonales hasta el ámbito laboral. De manera contraria, se le ha restado relevancia a la Filosofía, área del conocimiento que busca respuestas racionales de los principios que rigen al ser humano y la sociedad, aportándole a las personas herramientas cognitivas para reflexionar y analizar de manera objetiva el mundo que le rodea.

En síntesis, la educación social y emocional ha puesto al individuo como punto central del problema; generando consigo una cultura de resiliencia ante las exigencias del mundo laboral. La resiliencia carga al individuo con la culpa y es él quien debe cambiar su visión del mundo y reinterpretar sus sufrimientos para ser adaptativo y funcional. En este sentido, la educación debería promover un pensamiento más consciente y con la capacidad de analizar críticamente los fenómenos sistémicos que influyen en él; en lugar de someterse al cambio impuesto por una economía capitalista.

Bibliografía

https://ethic.es/2022/09/dejenme-vivir-en-mi-zona-de-confort/https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2019/04/habilidades-socioemocionales-y-mercado-laboral-sinergia-necesaria/https://www.educaweb.com/noticia/2013/12/02/capitalismo-cognitivo-capitalismo-cognitivo-emocional-7934/https://www.oecd-ilibrary.org/education/beyond-academic-learning_92a11084-enhttps://www.who.int/es/news/item/03-06-2022-why-mental-health-is-a-priority-for-action-on-climate-change#:~:text=La%20OMS%20define%20la%20salud,aportar%20algo%20a%20su%20comunidad%C2%BB.https://ethic.es/2022/04/contra-la-resiliencia-a-favor-de-la-lucidez/https://www.google.com/amp/s/www.capgemini.com/mx-es/news/inteligencia-emocional/amp/

Fuente de la información: https://profelandia.com

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Guatemala: La estrategia del miedo

La estrategia del miedo

Carolina Vásquez Araya

El temor a lo desconocido es la columna sobre la cual se asientan los fanatismos.

Los enormes avances de la tecnología nos han traído cosas buenas y otras, no tanto. La dificultad para tener acceso a los detalles del funcionamiento y los entresijos de la informática y otras ciencias, han puesto una distancia insalvable entre los creadores y los usuarios de estas nuevas áreas del conocimiento. De un modo sutil, la información sobre los eventos que marcan el destino de millones de seres humanos se nos entrega en pequeñas dosis, convenientemente elaborada con el propósito de mantener el control sobre su impacto en la sociedad. Nos encontramos, por tanto, sujetos a un flujo de comunicación sobre el cual carecemos de certeza, pero diseñado para simular la verdad.

El periodismo, una profesión de servicio público cuya misión es dar a conocer información veraz y oportuna sobre los acontecimientos y decisiones que afectan a la sociedad, se ha transformado en otro campo de batalla entre los grandes núcleos de poder político y económico y los comunicadores éticos e independientes. Los medios de prensa, en general, están en manos de grandes grupos empresariales y su finalidad es incidir en la ruta política, manipulando la información a conveniencia de sus inversionistas. La verdad, por lo tanto, queda relegada por considerarse un elemento inconveniente dentro de la fórmula.

La persecución contra quienes investigan y revelan sucesos, decisiones y otros actos de interés cometidos al margen de la ley y que atentan contra el bien público, se ha convertido en uno de los frentes de guerra; estos frentes son sostenidos y alimentados por gobiernos y cúpulas de poder económico, con la finalidad de neutralizar todo acto de rebeldía popular. De este modo, se ha universalizado una especie de Guerra Fría de última generación desde donde se manipula, transforma y divulga información con una fuerte carga ideológica; una estrategia del miedo capaz de dividir y paralizar toda acción ciudadana tendente al cambio de sistema.

La estrategia del miedo ha sido, durante el transcurso de la Historia, una herramienta utilizada por toda cúpula de poder con el propósito de convencer a los pueblos de mantener una postura obediente, no deliberante, sumisa ante quienes marcan la ruta y dispuesta a defender ideales impuestos para proteger privilegios e intereses particulares. En esta guerra solapada, los medios de comunicación masiva constituyen el arma perfecta en ese afán por conseguir el objetivo de dominar el escenario. La lucha desigual, emprendida por algunos medios independientes y periodistas éticos, es una fuente de malestar para quienes deciden nuestro futuro y, por ello, las amenazas y obstáculos a los cuales se enfrentan estos profesionales han llegado al extremo de obligarlos a refugiarse en un exilio forzoso, ante el riesgo de perder la vida.

Cada día se amplía la distancia entre la misión de la prensa -como una actividad de servicio público para proporcionar a la ciudadanía una visión correcta y veraz de los acontecimientos de su interés- y lo que efectivamente se recibe desde las cadenas noticiosas y los medios aliados con el oficialismo. Esta ruptura con la misión de la función periodística tiene un impacto tal en las sociedades, al punto de convertir las guerras en un espectáculo, al hambre en un destino inevitable, a las migraciones humanas en una desgracia ajena. En otras palabras, nos han inmunizado contra la sensibilidad y la vergüenza.

La información pública es una herramienta de poder, en manos de otros.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/bloggers/La-estrategia-del-miedo-20221009-0001.html

 

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Venezuela: Redes Lugarizadas de Investigación – Cojedes y Delta Amacuro

Redes Lugarizadas de Investigación – Cojedes y Delta Amacuro

 

Cojedes

Una Experiencia maravillosa generada desde el área de Educación Inicial, tomando en cuenta la diversidad de
investigaciones propuestas y así comenzamos a tejer nuestra red tomando en cuenta los trabajos presentados en la Jornada de Investigación estadal, donde reconocimos la importancia de esta nueva forma de organización planteada desde la UNEM. (Cuadernllo de Cojedes, p.11)

Descarga el Cuadernillo de Cojedes aquí:  CUADERNILLO COJEDES

 

Delta Amacuro

«Mis Ancestros, nace por necesidad del colectivo de participantes unemistas indígenas, para dar a conocer su cultura, su legislación, su cosmovisión. Mis Ancestros, capacita en sus encuentros en temasde interés colectivo como
cartografía social.» (Cuadernillo de Delta Amacuro, p. 12).

Descarga el Cuadernillo de Delta Amacuro aquí: CUADERNILLO DELTA AMACURO

 

Cojedes – Tu Espacio TradicionalCojedes

Delta Amacuro - Venezuela Tuya

Delta Amacuro

Fuente de la Información: CII OVE

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